DOÑA ALICIA DE PARMA, DECANA DE LAS INFANTAS DE ESPAÑA

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DOÑA ALICIA DE PARMA, DECANA DE LAS INFANTAS
DE ESPAÑA
José Luis Sampedro Escolar
Caballero iure sanguinis de la Orden Constantiniana de San Jorge
Por triste coincidencia, S.A.R. la Infanta Doña Alicia cumple noventa y ocho años al día
siguiente de oficiarse el solemne funeral en sufragio del alma de su hijo, el Infante Don
Carlos, siendo la decana de las Infantas de España, pues sobrepasó a la Infanta Eulalia,
fallecida con 94 años, si obviamos a Doña Alicia de Borbón, nieta de Carlos VII (1876†1975). De momento, la marca de mayor longevidad de la Realeza europea es ostentada
por su homónima la Duquesa de Gloucester, fallecida con 102 años, quien superó a su
cuñada Isabel, Reina Madre del Reino Unido, la cual alcanzó a celebrar 101
aniversarios.
La Princesa Alicia María Teresa Francisca Luisa Pía Ana Valeria de BorbónParma, cuarta hija del Duque Elías I de Parma y de la Archiduquesa María Ana de
Austria, nació el 13 de noviembre de 1917, en Viena, donde su familia paterna, exiliada,
había gozado hasta esos momentos del amparo de la Casa Imperial de Austria. En la
Minoritenkirche de esa capital contrajo matrimonio, con diecinueve años, el 16 de abril
de 1936, con el Infante Don Alfonso de Borbón (1901-1964), hijo de la Princesa de
Asturias, Doña María de las Mercedes, y de Don Carlos de Borbón Dos Sicilias. A la
ceremonia asistió, ocupando lugar de honor junto al exiliado Rey Alfonso XIII, el
Duque de Calabria, el Príncipe Fernando Pío, Jefe de la familia del contrayente, a cuyo
fallecimiento, el marido de Doña Alicia asumió la jefatura de la Casa Real de las Dos
Sicilias con toda su carga histórica, señaladamente la Soberanía de la Orden de San
Jorge, apoyado por el Conde de Barcelona, Jefe de la Casa Real de España y por el
Duque de Parma, Roberto II.
Del matrimonio nacieron tres hijos, Príncipes de las Dos Sicilias con tratamiento
de Alteza Real: Teresa (1937), Duquesa de Salerno por concesión de su padre y
marquesa consorte de Laserna, Carlos (1938-2015), Duque de Calabria, e Inés (1940),
Duquesa de Siracusa. Su prole se alarga en dicisieta nietos y un número creciente de
bisnietos.
La práctica imperante en esos momentos en la Familia Real española era que si
un Infante de Gracia contraía matrimonio considerado igual dinásticamente su cónyuge
se convertía en de forma automática en Infanta, y así ocurrió en el caso de Doña Luisa
de Orleáns, segunda esposa del Infante Don Carlos, desde 1908, por lo que Doña Alicia,
nacida Princesa de Parma con tratamiento de Alteza Real, sobrina de la Emperatriz Zita,
prima de Boris III, Zar de los búlgaros, de la Reina Ana de Rumanía y del Gran Duque
Juan de Luxemburgo, fue denominada Infanta, y así aparece, por ejemplo, en las listas
de asistentes a la boda de Don Juan Carlos y Doña Sofía, en 1962. La disposición
transitoria tercera del Real Decreto de 6 de noviembre de /1987, sobre títulos,
tratamientos y honores de la Familia Real, dispone que los miembros de la familia de
Don Juan Carlos I que tuviesen reconocido el uso de un título de la Casa Real y el
tratamiento de Alteza Real, podrán conservarlo con carácter vitalicio. Esta es la
situación de Doña Alicia en 1987, y así se comprobó en la relación de invitados a la
boda del entonces Príncipe Don Felipe, en 2004 (vid.: página web de la Casa de Su
Majestad el Rey, Relaciones con los Medios de Comunicación).Doña Alicia usó
también los títulos de Duquesa de Calabria y, más escasamente, Condesa de Caserta
desde que en 1960 su marido asumiera la jefatura de la Casa de las Dos Sicilias, y está
condecorada con la Gran Cruz de la Orden de San Jorge, de la que fueron soberanos su
esposo y su hijo, habiendo asumido ahora la Jefatura de la misma su nieto el Príncipe
Don Pedro, nuevo Duque de Calabria, a quien su abuela paterna apadrinó en el
Bautismo, en 1968, junto al Conde de Barcelona.
Es un error extendido considerarla decana de la Orden de Damas de la Reina
María Luisa, instituto en el que no consta debido a que Alfonso XIII no condecoró con
ella a ninguna señora una vez derrocada la Monarquía en 1931, sin que haya constancia
de que el Conde de Barcelona la concediese, como Jefe de la Dinastía, a Doña Alicia.
Hay argumentos para defender que la Duquesa viuda de Calabria podría haber
sido Su Graciosa Majestad Británica Alicia I, por la Gracia de Dios Reina del Reino
Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y de Sus Otros Reinos y Territorios Reina,
Cabeza de la Commonwealth, Defensora de la Fe, Soberana de la Orden de la Jarretera,
etc. Algunos monárquicos escoceses consideran usurpadores a los Orange y a los
posteriores monarcas del Reino Unido hasta la actual soberana, Isabel II, y creen que su
legítimo monarca es el heredero de Jacobo II, cuyo último descendiente en línea
legítima de varón, Enrique, duque de York, murió sin descendencia en 1807. Ninguno
de los hermanos y hermanas de Doña Alicia contrajo matrimonio, careciendo de
descendencia toda esta rama, por lo que la Infanta es considerada por algunos
legitimistas estuardianos la sucesora de las coronas de Inglaterra y Escocia, como
heredera de Víctor Manuel I de Cerdeña, antepasado de los Parma, tataranieto de
Enriqueta de Orleáns, hija, a su vez, de Carlos I de Inglaterra. La hija mayor de Víctor
Manuel, Beatriz, casó con Francisco IV de Módena, su tío carnal por ser hermano de su
madre, parentesco inaceptable para la iglesia de Inglaterra, según el Book of Common
Prayer de 1662, por lo que algunos consideran inválido este matrimonio, pero la
mayoría lo acepta por haberse contraído válidamente en Turín, y a sus descendientes, la
Casa de Baviera, los herederos de los Estuardo. De ser contrario el matrimonio Módena
a la norma dinástica inglesa, la línea de esta pretensión va de Beatriz a su hermana
María Teresa (1803-1879), Roberto I de Parma (1848-1907), sus hijos, Enrique (18731939), José (1875-1950) y Elías (1880-1959), el hijo de éste, Roberto II (1909-1974), y
sus hermanas, Isabel (1904-1983, Francisca (1906-1994) y la propia Infanta Doña
Alicia, pero no hay constancia de que los Príncipes de Parma hayan hecho valer jamás
estos hipotéticos derechos jacobitas.
Igualmente sofisticada es la postura que hace a Doña Alicia Reina de Navarra
como descendiente primogénita de Carlos X, Rey Cristianísimo de Francia y de
Navarra.
Pese a todas estas alambicadas teorías, a las que siempre se ha mostrado ajena,
Doña Alicia ha vivido austeramente, alejada de los salones sociales, sobre todo desde
que quedó viuda el 3 de febrero de 1964, al fallecer el Infante Don Alfonso, sepultado
dos días después en el Panteón de Infantes escurialense. Aunque su marido pereció de
enfisema, la Infanta ha sido una contumaz fumadora.
En sus escasas apariciones en actos de relevancia histórica, como la jura y la
abdicación de Don Juan Carlos I, o en otros más íntimos, como las bodas de sus hijos y
nietos, Doña Alicia se ha mostrado siempre como una dama de elegante dignidad.
Experta cazadora desde la infancia en la finca paterna Glasshütte, en Austria, y,
por tanto, amante de la naturaleza y de los caballos y de los perros teckel ybraco
alemán, centró gran parte de sus actividades en La Toledana, coto en Retuerta del
Bullaque (Ciudad Real), donde se celebraron algunas ceremonias nupciales de sus
nietas. En desdichada contrapartida, La Toledana fue escenario del accidente en el que
fallecería la Princesa Juana de Parma, hermana de la Infanta, en 1949.
La Infanta decana de nuestra Familia Real, rodeada del afecto y atención de toda
su numerosa prole, es testigo privilegiado del último siglo, desde la I Guerra Mundial
hasta los difíciles momentos actuales de la Unión Europea.
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