El antepasado más antiguo del hombre, hallazgo científico del año

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El antepasado más antiguo del hombre, hallazgo científico del año, según 'Science'
Avances en monopolos, el grafeno y la terapia génica, así como la reparación del
telescopio 'Hubble' también están en la lista
M.R.E. - Madrid - 17/12/2009
Ardi, una hembra que medía 120 centímetros, pesaba unos 50 kilogramos y vivió en la
famosa región de Afar en Etiopía hace 4,4 millones de años pasó este año a formar parte
de la breve galería de hitos individuales en la evolución humana. Ahora la revista
Science considera el hallazgo, que publicó en octubre pasado, el avance científico más
importante del año.
Ardi es el ejemplar más completo encontrado de lo que sus descubridores consideran el
antepasado más antiguo de los seres humanos, el Ardipithecus ramidus, y fue
presentado en sociedad con la pompa correspondiente al hallazgo de toda una
generación en paleoantropología. El nuevo homínido significa un salto hacia atrás de
más de un millón de años en el conocimiento de la estirpe del ser humano. Se añade al
primer esqueleto de neandertal, el niño Taung de Sudáfrica, y la famosa Lucy, de 3,2,
millones de años.
Las discusiones sobre cómo vivía, si verdaderamente andaba erguido, al menos parte del
tiempo y lo que representó en la evolución humana no han hecho más que empezar,
reconoce Science en su revisión anual. Nadie duda de que es un hallazgo importante,
pero no todos los paleoantropólogos están seguros de que fuera un ancestro humano, o
incluso un homínido, la familia que incluye a los humanos y nuestros antepasados pero
no a los antepasados de otros primates actuales.
Los restos fósiles de Ardi y sus congéneres fueron excavados pacientemente en un
terreno sumamente difícil por el equipo dirigido por el estadounidense Tim White, del
que forma parte la española Nuria García. Ahora están siendo estudiados por otros
equipos para intentar llegar a un consenso sobre su papel en la evolución humana.
El antepasado más antiguo del hombre no era como los monos actuales
El 'Ardipithecus ramidus' indica que los caminos evolutivos de los seres humanos y
los monos fueron muy diferentes.- La ausencia de caninos protuberantes en los
machos indica que eran socialmente poco agresivos
MALEN RUIZ DE ELVIRA - Madrid - 01/10/2009
Era hembra, medía 120 centímetros, pesaba unos 50 kilogramos y vivió en la famosa
región de Afar en Etiopía hace 4,4 millones de años. Ardi, que es como la han
bautizado, es el ejemplar más completo encontrado del antepasado más antiguo de los
seres humanos, el Ardipithecus ramidus, que ha tardado 17 años en ser presentado
oficialmente en sociedad. Ahora lo hace con la pompa correspondiente al hallazgo de
toda una generación en paleoantropología.
La revista Science le dedica un número especial a los estudios realizados por 11 equipos
internacionales de todos los aspectos del Ardipithecus ramidus, sobre la base de 110
fósiles. Tanto en Etiopía como en Estados Unidos han presentado a Ardi y sus
congéneres, cuyos restos fósiles han sido excavados pacientemente en un terreno
sumamente difícil por el equipo dirigido por el estadounidense Tim White.
El nuevo homínido significa un salto hacia atrás de más de un millón de años en el
conocimiento de la estirpe del ser humano y, a pesar del completo estudio ahora
presentado (antes sólo se conocían unos pocos fósiles), las discusiones sobre cómo
vivía, si verdaderamente andaba erguido y lo que representó en la evolución humana no
han hecho más que empezar.
Hasta ahora eran los australopitecos —representados sobre todo por la famosa Lucy,
que vivió hace 3,2 millones de años y fue hallada en 1974—, los antepasados más
antiguos conocidos del hombre. Lucy demostró que los homínidos empezaron a andar
erguidos antes de que aumentara el tamaño del cerebro, y los científicos, a partir de
entonces, se empezaron a preguntar que pasó antes. ¿Andarían erguidos ya los
antepasados de Lucy o se apoyarían sobre los nudillos y se colgarían de las ramas de los
árboles como los chimpancés?
Se cree que el ultimo antepasado común compartido por humanos, chimpancés, gorilas
y bonobos vivió hace seis o más millones de años. Aunque el Ardipithecus ramidus no
lo sea, probablemente compartió varias de las características de este antepasado, señalan
los científicos. Del análisis de los fósiles han deducido que se movía por los árboles a
cuatro patas pero andaba erguido sobre el suelo. Nuría García (Universidad
Complutense) es el único científico español que ha participado en los estudios,
centrándose en la fauna del ambiente, boscoso, en que vivió el Ardipithecus ramidus
hace 4,4 millones de años.
El ejemplar Ardi tiene las manos prácticamente completas, lo que significa un tesoro
para los paleontólogos. Sus muñecas indican que podía subirse a los árboles pero no lo
hacía con la soltura de los actuales monos. Por eso, los chimpancés, por ejemplo, ya no
se pueden considerar indicativos de cómo era el antepasado común, ya que debieron de
evolucionar después de separarse del ancestro común. Además, la manos del
Ardipithecus ramidus eran ya relativamente diestras para manejar objetos.
En cuanto al cerebro del nuevo antepasado, es pequeño, como el de los chimpancés
actuales. Además, parece haber poca diferencia de tamaño total entre machos y
hembras, y el cráneo y los dientes indican que tenía una cara pequeña y que era poco
agresivo socialmente. Este último rasgo se deduce, curiosamente, de la ausencia de un
canino protuberante y afilado en los machos. Esto sugiere que los conflictos entre
machos eran menos frecuentes que en otros primates como los chimpancés y los gorilas,
explica otro investigador, C. Owen Lovejoy, de la Universidad de Kent.
"En el Ardipithecus ramidus tenemos una forma no especializada que no ha
evolucionado mucho en la dirección del Australopithecus, por lo que, cuando vas de la
cabeza a los dedos del pie, lo que ves es una criatura mosaico, que no es ni chimpancé
ni humano. Es el Ardipithecus", dice Tim White, de la Universidad de California en
Berkeley.
"Darwin fue muy sabio a este respecto", añade White. "Dijo que tenemos que ser muy
cuidadosos. La única forma de saber realmente a quién se parece este último antepasado
común es ir y encontrarlo. Bien, pues de hace 4,4 millones de años encontramos algo
bastante cercano. Y, tal y como Darwin entendió, la evolución de los linajes de los
simios y el linaje humano ha avanzado independientemente desde la época en que esas
líneas se separaron, desde el último antepasado común que compartimos".
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