Diario de Noticias de Navarra - Lunes, 23 de Agosto de 2010 - Paula Echeverría Graffiti, de vandalismo a arte Cada vez más aceptada y valorada socialmente, la práctica del graffiti encuentra en Pamplona varios grupos de referencia. DBRCREW es uno de los más activos. Un polifacético colectivo de ocho artistas unidos y movidos por el arte urbano en común. Una acción espontánea, reivindicativa y clandestina. Pero también una creación artística que, como una pintura al óleo, una buena fotografía o una composición musical, requiere de tiempo y técnica. Son las dos caras del graffiti, una práctica cada vez más aceptada y valorada socialmente que en Pamplona no se prodiga mucho -no en el espacio público, aunque cada vez más en locales y viviendas de particulares-, pero que desde aquí se extiende a otros puntos del Estado de la mano de grupos de referencia en este tipo de expresión ligada por naturaleza al espacio urbano. DBR (siglas que vienen de la expresión de buen rollo) es uno de los colectivos -o una de las crew, en el argot de los graffiteros- más activos en la capital navarra. Una polifacética cuadrilla de ocho artistas, todos nacidos en Pamplona salvo uno de Zaragoza, vinculados a diversas disciplinas relacionadas con el graffiti, la pintura, la ilustración, el diseño gráfico, la música y el vídeo. Comik, Pin, Imse, Al, Saoka (la única chica del grupo), Gero, Mosku y Sher son sus nombres artísticos (o tags). Los que plasman en las obras que crean, por separado pero también de manera conjunta, unidos y movidos por el arte urbano en común. Los graffiteros o writers (escritores) de DBR empezaron "como todos", de adolescentes, haciendo pintadas donde podían, de manera rápida y como un acto reivindicativo o de protesta, de rebelión. "Haciendo el gamberro", cuenta Javi Roldán (Pin). Hasta que pasaron los años, y la afición seria por la práctica del graffiti fue ganando terreno a la rebeldía -pero no al espíritu de denuncia social, porque sin él el graffiti perdería sentido-. Esa afición reunió hace algo más de diez años a los integrantes de DBRCREW, un proyecto que hoy mueve su creatividad por varias provincias. "Empezamos a juntarnos en concentraciones de la cultura hip-hop en Barañáin, como cualquier cuadrilla de amigos que se reúne por una afición común", cuenta Alfonso Álvarez de Felipe (Al). Su filosofía es "sobre todo disfrutar, pasarlo bien y desarrollar una actividad artística dentro de la cultura del hip-hop, que engloba además del graffiti al rap y al break dance", dicen. A NIVEL INSTITUCIONAL "En Pamplona todo va despacio y hay que pelear mucho" En lo que se refiere a grandes actuaciones a nivel institucional en el espacio público, los miembros de DBR trabajan mucho más fuera que en su propia ciudad. "Pamplona no deja de ser una ciudad pequeña en la que todo va despacito, hay que pelear mucho", aseguran. Y dentro de la capital navarra, Barañáin es el lugar donde más pintan. De la aceptación ciudadana de su trabajo no se quejan: "Del público recibes cosas positivas. Además, se nota que el graffiti cada vez está más aceptado socialmente". Y a nivel institucional, aunque en general el apoyo ha ido a más -como dice Al "hoy las instituciones miran el graffiti con mejores ojos, al considerarlo una práctica del lado de la cultura contemporánea"-, se aprecian muchas diferencias según lugares. "En Barcelona y Bilbao el graffiti se promociona y es un arte moderno que ha llegado a las galerías y los organismos oficiales. En Sabadell hay una exhibición potente a nivel internacional, e incluso en Tolosa hay una galería que impulsa actuaciones por todo el pueblo. En cambio, en Pamplona el graffiti no se llega a valorar como arte, se considera más una cosa de críos. Hay un concurso que organiza el Ayuntamiento y poco más. Aquí siempre estás pidiendo... Y ahora aún está más difícil, con los recortes en cultura", dice Pin, quien reconoce que dentro de Navarra "es más fácil pintar en barrios o en pueblos que en la misma ciudad", y apunta como contrapartida que en la capital navarra "siempre ha habido graffiti de calidad y de nivel respecto a otros lugares, y sigue habiendo mucha gente que lo practica que merece la pena". Los Extralargos o XL componen el grupo local más conocido fuera de nuestras fronteras, y destacan también VFC, colectivo veterano de la ciudad, GVC y FDS (estos dos últimos representan a la nueva oleada de graffiteros en Pamplona). Además, hay escritores que trabajan por libre como Weapony, Kraw, Umo o Kas. Como grupo, DBRCREW pintó hace dos años por encargo la entrada de Primaria e Infantil del colegio público de Mendillorri, ocasión para la que escogieron como motivo la multiculturalidad. Individualmente, Pin ha decorado espacios como el Baragazte (Oficina de Información Juvenil de Barañáin), y Al la zapatería Ayestarán o la farmacia de la Bajada de Javier. Ocasiones como éstas surgen esporádicamente. "Mientras, somos un poco mercenarios: hacemos trabajos de ilustración, de diseño gráfico... Pero de lo que tenemos ganas de verdad es de trabajos de graffiti de mayor envergadura, en muros grandes, fachadas... Pero para estos proyectos hace falta dinero. Igual tienes que pegarte dos meses trabajando en una obra...", reconocen. Y como imaginar es gratis, a la pregunta de qué espacio o edificio público de Pamplona pintarían, Al contesta: "Baluarte, ¿por qué no?". EL "GRAFFITI PARTICULAR", EN ALZA Decoración de salones, jardines, cuadros por encargo... El graffiti ya no está sólo en las calles. También en la pared de un salón o de una habitación infantil, en el jardín o en la fachada de un chalet, enmarcado y colgado de la pared o envuelto como regalo de boda... Entra en los hogares como una opción decorativa especial que se sale de lo rutinario. "La gente, y no sólo los jóvenes, cada vez es más lanzada en este sentido, se nota un cambio generacional", asegura Al. "Además, ahora se hacen trabajos de muralismo pintados con sprays pero que a la vista no parecen graffiti. Cada vez las fronteras entre el arte plástico tradicional y el graffiti están más diluidas. Todo se funde, técnicas y estilos. Aunque sigue habiendo puristas, como en todo, a los que esto no les gusta", añade. Los graffiteros de ahora ya no son sólo los chavales que empezaron pintando en las calles a escondidas; también hay mucha gente de Bellas Artes que se pasa al graffiti artístico sin haber vivido esa experiencia clandestina. Los materiales también cambian: "Antes se pintaba sólo con spray y había cuatro colores, ahora se emplean también rotuladores, brocha, pincel... Y dentro de los sprays hay mucha más oferta, los hay con la presión más baja que te permiten centrarte en el detalle del dibujo, por ejemplo", cuentan. Desde el figurativo al abstracto, los estilos varían según la preferencia del cliente y del artista, que a veces también cuenta con un margen de libertad creativa. "Hay de todo, gente que nos viene con una foto y nos pide que copiemos literalmente ese dibujo, y gente que nos pide consejo y nos deja innovar", explica Pin. Y a la hora de valorar el trabajo económicamente, también hay de todo: "Gente que entiende esto como un oficio y gente que piensa que lo haces por amor al arte".