La vida cotidiana antes de la Revolución Oriental: el medio urbano Historia. La Revolución Oriental en 1811 Durante el año 1811, y en pocos meses, los pobladores de la Banda Oriental vieron cambiadas sus vidas a causa de diversos acontecimientos políticos. Para profundizar en estos te invitamos a leer el texto “La Revolución Oriental” que se encuentra en el portal Uruguay Educa. Grito de Asencio Febrero Batalla de Las Piedras Mayo Éxodo del Pueblo Oriental Octubre - Diciembre Aquí te proponemos indagar la vida cotidiana antes de que comenzara la Revolución Oriental en febrero de 1811. En aquella época había muy pocos centros poblados y la principal ciudad era Montevideo, con aproximadamente 10.000 habitantes. ¿Qué ciudad actual de nuestro país tiene esa cantidad de habitantes? En las principales localidades, como Maldonado, Colonia y Montevideo, autoridad municipal más importante de la ciudad era el cabildo. Esta institución estaba formada por una serie de vecinos elegidos por los pobladores de la localidad. Cabildo de Montevideo y cabildantes Los cabildantes o regidores se elegían nuevamente cada año. Su número variaba de seis y doce según la importancia de la población y cada uno tenía una función específica. Los más importantes eran: • Alcaldes de primer y segundo voto: su función era similar a la de los jueces de paz actuales. •Alguacil mayor: especie de comisario de policía. •Alférez real: llevaba el estandarte de la ciudad en las fiestas. •Fiel Ejecutor: inspeccionaba los alimentos que se vendían en la ciudad. •Alcalde Provincial: encargado de perseguir delincuentes en la campaña. Otra autoridad muy importante en Montevideo era el gobernador. Este dependía del virrey quien residía en Buenos Aires. Controlaba a las fuerzas militares y navales, era la más alta autoridad administrativa y reprimía el contrabando. El gobernador residía en “El Fuerte”, residencia que se encontraba en lo que hoy es la plaza Zabala en la Ciudad Vieja. Gob. español Francisco Elío. Sede del apostadero naval. ¿Cómo era la forma de vida de aquellos habitantes? La vida de los habitantes de Montevideo y los del medio rural era muy diferente. La vestimenta utilizada, las diversiones, las costumbres y hasta la forma de construir sus casas presentaban contrastes. Los vestidos de las damas pudientes estaban adornados con encajes, con mangas amplias y volados, sujetos por un corsé que estrechaba la cintura. Sobre ella se colocaba una especie de chaleco, que llegaba con sus mangas hasta los codos, con amplio escote. El delantal, muy trabajado, se destacaba sobre la pollera. Su diseño coincidía con los adornos de las mangas. Sobre la cabeza y los hombros lucían un manto o chal. El calzado era de tela muy fina, como la seda, con hebillas y con detalles en hilos de oro o plata. Los hombres usaban pantalones, generalmente anchos, y calzaban botas. También existían atuendos para las grandes ocasiones: casaca y chaleco, pantalón corto, medias de seda, sombrero (llamado galera), zapatos con hebillas y bastón. La ciudad de Montevideo estaba rodeada por murallas y custodiada por un fuerte contingente de tropas españolas. Su puerto era uno de los principales del Río de la Plata y el comercio de cueros, esclavos y carne salada, una de las principales actividades económicas. Como en la actualidad, la vestimenta, las costumbres y los modos de vida dependían del sector social al que pertenecía cada habitante de Montevideo. Puerto de Montevideo en 1808 La jornada montevideana, cuyas horas principales eran anunciadas por las campanas de la iglesia; comenzaba con el amanecer, iniciada por quienes tenían las más rudas tareas: esclavos, artesanos, empleados, y continuada luego, en el correr de la mañana, por los dueños de los talleres y negocios. Al abrirse los portones de la ciudad y la gente iniciaba sus actividades. Los hombres a sus talleres a sus talleres, a sus tiendas o negocios, hacia el puerto, a los cuarteles o a las salidas, hacia las chacras y estancias. Tropas españolas en Montevideo Las mujeres permanecían en sus casas, dirigiendo el trabajo de las esclavas o atendiendo a los niños. Las lavanderas salían de la ciudad con sus atados de ropa para lavar en La Estanzuela (Punta Carretas y Ramírez) o en los pozos de La Aguada. El papel más relevante correspondía a los altos funcionarios de la administración y a los oficiales del ejército y la armada. Los vecinos más ricos eran los comerciantes mayoristas y los grandes hacendados, que vivían en Montevideo y administraban sus estancias por medio de capataces o mayordomos. En una situación intermedia estaban los comerciantes minoristas como pulperos, dueños de fondas o bares, boticarios, los profesionales y los empleados. Los grupos más modestos de la población estaban formados por los trabajadores manuales: artesanos calificados (albañiles, panaderos, herreros, carpinteros, ladrilleros, carreteros, jaboneros), peones de barracas, de saladeros y del puerto, y por último, los libertos y esclavos, ocupados en los servicios domésticos. Los domingos los vecinos iban a misa;hacían el paseo del Recinto, junto a las murallas. Otras diversiones eran las corridas de toros, las carreras de caballos, loterías, juegos de billar, candombes de negros y espectáculos teatrales de la Casa de comedias. Edificio de la Casa de Comedias y carrera de caballos Las festividades religiosas daban lugar a actos especiales, culminados con solemne procesión por la calles de la ciudad. Las calles mostraban entonces los adornos que hermoseaban el frente de las casas y se construían vistosos altares en las esquinas. El 1 de mayo día, de los santos patronos de la ciudad, San Felipe y Santiago, era la festividad más importante del año. Procesión en Montevideo y estandarte de la ciudad Como acontecimientos importantes para la ciudad se destacaban la muerte de algún rey o la llegada de un barco, porque en ellos venían alimentos, bebidas, muebles, vestidos, noticias y viajeros. La mayoría de las calles no tenían adoquines, el medio de transporte más utilizado era el caballo, aunque también había carruajes. Las casas tenían una o dos plantas con balcones y adornos de hierro. Estaban hechas de piedra y argamasa; constaban casi siempre de dos patios: sobre el primero daban las habitaciones destinadas a la familia, y sobre el segundo las de la servidumbre o esclavos. Los recintos eran espaciosos, blanqueadas a la cal y con el piso de ladrillo. La familia en la ciudad llevaba una vida retraída siempre. La vida social se limitaba a la visita entre parientes, en cumpleaños, fechas de casamientos y otros días festejados en el ambiente familiar. Las reuniones, generalmente, se realizaban al final de las tardes calurosas y en las primeras horas de la noche. En el verano, en el primer patio de la casa, bajo el parral, y en el invierno, alrededor del brasero en la sala principal. En el primer caso, circulaba el mate y en el segundo, chocolate a la española. Los participantes volvían a su casa con un farol en una mano y un bastón en la otra a causa de los baches y perros sueltos. Texto adaptado de “Civilización del Uruguay” de Horacio Arredondo Brasero en el que se depositaba carbón vegetal para calentar los ambientes. Patio de una casa colonial Dama vestida con traje de fiesta Entre los servicios públicos, el abastecimiento de agua a la población era uno de los más importantes. El agua era vendida por aguateros, que la trasportaban en toneles sobre carros. Las fuentes se encontraban en el actual barrio de La Aguada. En general, los esclavos se encargaban de esperar al aguatero para comprar 40 litros de agua por medio real. El alumbrado público se componía de faroles a vela, estos eran encendidos por esclavos dependientes del Cabildo de la ciudad. Los vendedores de frutas y verduras establecían sus puestos en la plaza Mayor, actual plaza Matriz. Los abastecedores de carne, en una plazoleta cercana a la Ciudadela, actual plaza Independencia. Con algunas variantes, esto se repetía en otras localidades. Fuentes bibliográficas y fotográficas • Arredondo, H, Civilización del Uruguay, aspectos arqueológicos y sociológicos 1600-1900, Instituto Geográfico Militar, Montevideo, 1951. •Diario El Observador, “Mi historia Uruguay”, Montevideo, 1998. •Reyes Abadie, W. y otros, Conociendo nuestra historia, Ediciones Rosgal, 1998. •Ribeiro, A, Los tiempos de Artigas, Diario El País, Montevideo, 1999. •http://estudiandoconadriana.spaces.live.com/blog/ •http://www.laguia2000.com •http://letras-uruguay.espaciolatino.com •www.wikipedia.org •