(*) Entrevista originalmente publicada en la sección “Agenda Personal” del diario Gestión, el 12 de diciembre de 2008. Alianza deseable: empresa y familia de los trabajadores El profesor universitario Juan Carlos Pacheco enfatiza sobre la necesidad de hacer mucho más humanas las relaciones laborales, tanto así que si se quiere incrementar la productividad y la rentabilidad, no deberán interferir la relación de los trabajadores con sus familias. Mucho se habla de empresas con responsabilidad social, pero usted habla de empresas familiarmente responsables. ¿Puede explicar su concepto? Hace unos seis años se comenzó a hacer un estudio en el IESE Business School, la escuela de dirección de la Universidad de Navarra (España), sobre la implicancia que tenían las empresas en las familias de sus trabajadores. Así como el concepto socialmente responsable se puede entender como el compromiso de la empresa con los agentes externos a esta, el concepto familiarmente responsable se podría interpretar como el compromiso hacia adentro. Un concepto nuevo… Así es. Es el efecto que tiene la empresa y la dirección sobre sus propios trabajadores, pero tomando como principal referente a la familia de los colaboradores. Crear la unidad empresa-trabajador-familia. Ahora, ¿pero la empresa no da acaso el sustento económico para que se mantenga una familia? Sí, pero debe ser mucho más que eso. Los estudios que se han realizado, sobre todo el Estados Unidos, han llegado a determinar que el trabajo interfiere directamente en el desempeño de la familia, pero también que la familia interfiere en el desarrollo del trabajo. ¿Cómo así? Pues, está el clásico ejemplo de la señora que llama al esposo al trabajo en los momentos menos oportunos, interrumpiendo el trabajo. Ahora bien, el estudio internacional realizado por el IESE, hace seis años, aproximadamente, concluyó que entre las dos interferencias, la peor es la que obstruye el desempeño de la familia. ¿Cuáles son los rasgos para poder identificar que la empresa, efectivamente, está interfiriendo con la familia del trabajador? Hay rasgos característicos, pero el primero de todos, diría yo, es el típico: la jornada interminable de trabajo. Y esto se da en todos los niveles, pero sobre todo entre los ejecutivos, y se relaciona al compromiso del empleado con la empresa. “Qué comprometido está este señor que viene todos los días a la cinco de la mañana y se va a las ocho de la noche”, es el comentario que se suele hacer. Pero, claro, habría que preguntarnos cómo está la familia de este ejecutivo superexitoso. Y esto comienza a ser moda, y va quedando la imagen de que para ser un ejecutivo de éxito hay que trabajar más de lo debido. Ni siquiera, en algunos casos, viene por imposición, sino que el propio trabajador se impone la norma… Es así en muchos casos. El propio trabajador se sugestiona asimismo y acepta normas perfectamente incompatibles con la naturaleza humana, y se comienza a decir que eso es la gloria. El problema es que es muy divertido actuar de esa manera entre los 25 y 30 años, pero cuando se llega a los 50 recién reparamos en que cometimos un suicidio laboral. Ahora, esa es la consecuencia con la persona y su familia, pero la consecuencia para la empresa también es negativa… Es fatal. Fíjate, una persona con familia que entra a trabajar muy temprano y se retira muy tarde, va a estar preocupada y angustiada por lo que pueda suceder en su casa. Al retornar a su hogar, encontrará a los hijos durmiendo, y se dirá que al día siguiente saldrá más temprano, pero como ha ingresado a un círculo vicioso, volverá a salir tarde y terminará con un gran sentimiento de culpa. Y eso repercute en la productividad… Pues, claro. El rendimiento será negativo porque lo que se hace bien hasta las seis de la tarde, se puede comenzar a destrozar a partir de las siete de la noche. Por eso, las empresas más productivas del mundo, no tienen este modelo de jornada laboral, y el país con mejor productividad es Suiza, donde los trabajadores están en su casa a las cinco de la tarde. ¿Cómo podría cambiar esta situación, sobre todo en un ambiente como el nuestro, donde están tan arraigadas estas costumbres? Primero, cuando los altos ejecutivos entiendan que la productividad y el compromiso no tienen nada que ver con quedarse en la oficina sin hacer nada porque a eso se quedan los que permanecen en el centro laboral más allá del tiempo razonable. Obviamente, hay gente que se da cuenta, y decide renunciar, lo que es un gol contra la empresa, porque ha invertido en ese ejecutivo. Ahora, ¿por qué la empresa decide perder a esa persona, en lugar de flexibilizar su política laboral?