PERSPECTIVAS PARA LAS LENGUAS CLASICAS

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PERSPECTIVAS PARA LAS LENGUAS CLASICAS
Las lenguas clásicas, Griego y Latín, y las culturas que estas
lenguas expresan, están en la raíz misma de nuestra cultura y de la
de todo nuestro mundo. Eran tradicionalmente una pieza fundamental en las Enseñanzas Medias y en las antiguas Facultades de
Filosofia y Letras. Una serie de avatares que sena largo enumerar
han ido reduciendo su papel a lo largo de las sucesivas «reformas»
que iban, supuestamente, a mejorar la enseñanza. El precio de
esas mejoras, supuestas mejoras a veces, lo han pagado las lenguas clásicas (aunque no sólo ellas). Hoy, cuando las cosas empiezan a mejorar en Francia y otros lugares, estamos en lo más bajo
de la ola.
No voy a argumentar a favor de la ensenanza de los clásicos, se
ha hecho muchas veces: son nuestros padres, son un instrumento
de rigor. Sólo voy a exponer como están las cosas y a apuntar a lo
que podría hacerse en el futuro. Me refiero fundamentalmente a
las Enseñanzas Medias; de la Universidad hablaré otro día.
Tras la Ley General de Educación de 1970 y su reglamentación, las lenguas clásicas quedaron reducidas al mínimo admisible
para que su enseñanza tenga un interés. Hoy, con la LOGSE de
1990 y su reglamentación (no completada aún), están, diríamos,
bajo mínimos. Y sin que las cosas acaben de concretarse.
La verdad, una reglamentación tan confusa y compleja, más el
reparto de atribuciones entre tantas autoridades (Ministerio, Autonomías, otras instancias), tras tantos «experimentos» (más de
diez años de experimentos), tantas optatividades, tantas cosas
pendientes de reglamentar en tal o cual Autonomía, tanto adelantar forzosamente la reforma aquí o allá para crear hechos consumados, la situación es de lo más confuso. Hay que tener el hilo de
Ariadna o echar migas de pan para no perderse en ese laberinto.
No es extraño que el público se pierda.
En España, las lenguas clásicas gozan, en un cierto sentido, de
buena salud. Hay cuerpos de profesores bien formados: trabajo
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FRANCISCO RODR~GUEZADRAWS
ha costado. Se publican nuevas y nuevas traducciones de los clásicos, proliferan las publicaciones sobre eilos. Gozamos de un cierto
prestigio .internacional: en el recentisirno Congreso Internacional
de Estudios Clásicos de Quebec, la presencia española, en asistentes, comunicantes y lengua era tan fuerte como la de Italia o Alemania. Nos invitan constantemente aquí o aila, ahora mismo he
inaugurado los Congresos de lenguas clásicas de Argentina y de
Chile. Pero nuestra cruz es la ensefianza.
La última reforma, realizada, a contrapelo de la mayor parte
del profesorado de Enseñanza Media, ha sido el último golpe. No
dudamos que sea encomiable extender la enseñanza a nuevas capas sociales, pero dudamos que sea igual de encomiable reducir
sus niveles. Y ello, programáticamente. Hay que comparar los antiguos programas de Matemáticas o Historia con los de ahora.
Hay que notar que la asignatura de Lengua y Literatura espafiolas tiene, según la última disposición sobre implantación anticipada de la Reforma, tres horas en cada uno de los dos años del Bachillerato: antes eran cinco.
El trato peor ha sido para las materias propiamente humanísticas, y no sólo las lenguas clásicas. En un cierto momento el Ministro Solana nos prometió dos años de Latín obligatorio en el Bachillerato de Ciencias Humanas y Sociales: a la hora de la verdad
ha resultado que el Latín 1 y el Latín 11son dos materias entre once de las que hay que escoger seis. Se puede hacer ese Bachillerato
sin Latín. Y la Ley de Mínimos establece un mínimo de dos horas
semanales: si va a haber esas o más, depende de cada Autonomía.
Otro ejemplo. Para las pruebas de acceso a la Universidad de
los alumnos del Bachillerato de la Reforma se ha establecido, para
las ((Facultades Humanísticas)), un examen obligatorio de Latín.
Así se nos dijo. ¡Pero para una larga serie de ellas (Derecho, Ciencias de la Educación, Ciencias de la Información, Historia del Arte ...) es sustituible por Matemáticas Aplicadas!
Y esto no es sólo para las lenguas clásicas, también para las demás Humanidades, sometidas a opciones semejante~.Lo que era
antes cosa de formación general, es ahora algo destinado a los pobladores de mínimos ghettos. Las Matematicas Aplicadas, la Economía, la Psicología, etc., materias que antes eran de Universidad,
nos sustituyen. Por no hablar de la Tecnología: un tercer curso de
esta materia es el heredero del único aiío de latín para todos que
la Ley del 70 había dejado vivo.
Hay que decir, con todo, para no ser injustos, que el Ministerio
ha admitido la negociación y que algo mejoraron las cosas desde
un estado inicial catastrófico. Sin duda hubo una reflerlón y en un
momento dado sus más altos representantes nos dijeron que ellos
no querían pasar a la historia como los responsables de la desaparición del Griego y el Latín. Y así, para los Centros dependientes
directamente del Ministerio (el llamado territorio MEC), se ha ganado algo.
Por ejemplo, la posibilidad de un segundo curso de Griego y de
un segundo curso de Cultura Clásica (en la Enseñanza Secundaria
obligatoria). Dentro de una jungla de optativas, desde luego. Pero, ¿en qué medida van a seguir esto las Autonomías? No lo sabemos. Y las Autonomías van a devorar rápidamente lo que queda
del territorio MEC.
El resumen es que se han hecho los planes sin contar con que
existiera o no existiera el profesorado adecuado. Faltan profesores de determinadas materias, sobran de Latín y Griego. Y entonces vienen las desdotaciones de plazas y el ofrecer al profesorado
nuevas especialidades, para que imparta bien o mal otras materias. Y el que este año no haya salido a concurso ni una plaza de
Latín y Griego y sí 240 de Psicología. En eso estamos.
Demasiado hace el profesorado con mantener su moral en estas circunstancias. Unas circunstancias en las que, de otra parte, el
Ministerio, atado por sus propias ataduras, apenas puede hacer
nada. El Ministro no encuentra tiempo para recibirnos o contestar a nuestros escritos. Quizá tenga razón. Entre la LOGSE, la reglamentación posterior y las concesiones a las Autonomías, el Ministerio se ha atado las manos de tal forma que poco puede modificar.
Por otra parte, nosotros, desde la Sociedad Española de Estudios Clásicos, directamente o a través de nuestras Delegaciones,
hemos negociado con las Autonomías. Con buen resultado, dentro de la que cabe, a veces. Pero cuando unas materias están ya
bajo mínimos es una situación casi insostenible, el tener que negociar con tantas instancias puntos que son vitales, es casi una misión imposible. Una coordinación sería imprescindible.
En fin, mi título hablaba de perspectivas. Tenemos el instrumento humano para que exista una enseñanza de las lenguas clásicas impartida a un sector apreciable de la Sociedad, ensefianza
que mantenga en nuestro país un clima cultural común, solidario
con el pasado y con Europa. Tenemos una apoyatura suficienteen
las Universidades y en la producción cientffica.
Pues bien, en trabajosa negociaciones hemos conseguido que
quede algo, yo diría que un 50 por ciento de lo que nos dejó la Ley
del 70, que a su vez nos había quitado ya un 50 por ciento de lo
que había antes. Nos queda, pues, un 25. Muy poco para muy pocos. Lo único que podemos hacer es resistir y esperar.
Aunque sólo sea por imitar el renacimiento que se va viendo en
Europa, algún Ministerio o Gobierno habrá de rectificar. No es
que no agradezcamos algunas concesiones: es que hay que cortar
el nudo gordiano. De dos formas.
Una, modificando la reglamentación de la LOGSE, un cheque
en blanco que lo permite casi todo. Las lenguas clásicas y las Humanidades todas deben volver a su lugar natural en la enseñanza.
Dentro de una organización racional y coherente, hecha de una
vez. No se puede vivir diez o quién sabe cuántos años de experimentos y de aplazamientos que alternan con forzadas «anticipaciones)).
Otra forma más decisiva: modificando la LOGSE. No podemos seguir con el poco glorioso privilegio de tener el Bachillerato
más corto de Europa, el de dos años. En dos años ni caben el Latín y el Griego ni cabe nada, diríamos. Y menos si se introducen
materias nuevas.
Y luego, hacen falta antes del Bachillerato y en el Bachillerato
niveles dignos. Y en el Bachillerato, menos especialismo: eso es
cosa de la Universidad. Menos opcionalidades que distraen de lo
esencial, lo ahuyentan. No tanta ensefianza elemental y «lúdicm,
no tanto especialismo tras ella. Ni tanto condenarnos a nosotros y
a las Humanidades en general a ser una especialidad, a entrar en
un ghetto. Su papel ha sido siempre diferente, de formación general.
Este es un programa ambicioso. El que tenga valor, que lo haga suyo.
FRANCISWRODFÚGUEZ
ADRADOS
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