Matrimonios sanos Familias sanas

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Matrimonios
sanos
Familias sanas
Familia: Iglesia Domestica | Derechos de las Familias | Matrimonio y Familia
La familia es cuna de la Iglesia
La Iglesia encuentra así en la familia, nacida del sacramento, su cuna y el lugar donde puede actuar la propia inserción en las generaciones humanas, y éstas, a su vez en la Iglesia”. (FAMILIARIS CONSORTIO #15)
La familia juega un papel esencial en todas las sociedades del mundo. Por medio de ella adquirimos nuestra identidad personal, cultural y religiosa, y recibimos el cariño y las enseñanzas de l
l li i
ibi
l i l d papá/mamá, abuelos/as, hermanos/as etc... Pero la familia en la actualidad enfrenta retos difíciles. Los rápidos cambios económicos, culturales, políticos y sociales la sacuden constantemente, causando su debilitamiento y desintegración. En Estados Unidos, la situación es especialmente dura para las familias pobres recién llegadas al país, las ié ll
d l í l cuales buscan el apoyo de la Iglesia y una formación e a e só da que es ayude
en la fe sólida que les ayude a enfrentar su situación con esperanza y sanamente.
En su Exhortación Apostólica, Familiaris Consortio, el Papa Juan Pablo II se refiere a la familia cristiana como la primera comunidad evangelizadora, en donde se renueva la Iglesia y la sociedad (F.C. #1).
Para que la familia moderna pueda mantenerse unida y cumplir con su tarea evangelizadora, es necesario que conozca el contexto histórico dentro del cual el matrimonio y la vida familiar se realizan h (F C ) hoy. (F.C. #4). La Familia como Iglesia Doméstica
y
Cristo te ha llamado y te ha unido consigno mismo en y mediante los sacramentos. Por tanto, ustedes comparten en la única y la misma misión que él ha encomendado a su Iglesia ha encomendado a su Iglesia. Ustedes realizan comúnmente la misión de la Iglesia del hogar cuando:
creer
y
Ustedes creen en Dios y creen que Dios los cuida. Es a Dios a quien ustedes acuden en momentos de dificultad. Es a Dios a quien ustedes dan gracias cuando todo marcha bien.
cuando todo marcha bien
aman
y
Ustedes aman y no cesan de creer en el valor de otra persona. Para que los más jóvenes puedan oir la Palabra de Dios proclamada desde el púlpito ellos se han formado púlpito, ellos se han formado una imagen de Dios derivada de sus experiencias de ser amados por sus padres, abuelos, padrinos y otros miembros de la familia.
educan
Ustedes educan. Al ser los primeros maestros de sus hijos, ustedes imparten el conocimiento de la fe y los ayudan a adquirir valores necesarios para la vida cristiana necesarios para la vida cristiana. Su ejemplo es el modo más efectivo de enseñar. Algunas veces ellos escuchan y aprenden; otras veces les enseñan a ustedes nuevas maneras de creer y de comprender. La sabiduría de ustedes y la de ellos provienen del mismo Espíritu.
del mismo Espíritu
oran juntos
j
,
Ustedes oran juntos, dando gracias a Dios por sus bendiciones, buscando fuerza, pidiendo consejos en momentos de crisis y duda. Ustedes saben que al reunirse infantes que al reunirse ‐‐infantes inquietos, adolescentes que buscan, adultos apresurados‐‐
Dios responde a todas las oraciones pero a veces de manera inesperada.
cultivan la intimidad
,
Ustedes cultivan la intimidad, empezando con la unión espiritual y física de los esposos y extendiéndose de manera apropiada a toda la familia. Ser capaces de compartir las capaces de compartir‐‐las buenas y las malas cualidades‐‐
dentro de una familia y de ser aceptado allí es indispensable a la formación de una relación íntima con Dios.
evangelizan
g
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Ustedes evangelizan
al profesar su fe en Dios, actuando según los valores del Evangelio y dando ejemplo de vida cristiana a sus hijos y a los demás. Y sus hijos con su espiritualidad hijos, con su espiritualidad espontánea y genuina, frecuente y sorpresivamente los llevarán a sentir la presencia de Dios.
se sirven mutuamente
,
Ustedes se sirven mutuamente, al sacrificar sus propios deseos por el bien del otro. Ustedes luchan por cargar con su cruz y llevarla con amor. Sus `muertes' y resurrecciones se convierten y `resurrecciones' se convierten en señales conmovedoras de la vida, la muerte y la resurrección de Jesús.
celebran la vida
Ustedes celebran la vida‐‐
cumpleaños y bodas, nacimientos y muertes, el primer día de escuela y una graduación, ritos del paso a la vida adulta a nuevos trabajos vida adulta, a nuevos trabajos, viejas amistades, reuniones familiares, visitas sorpresivas, onomásticos y fiestas. Se reúnen cuando la tragedia llega y para celebrar gozosamente los sacramentos. Al reunirse para una comida, parten el pan y comparten historias, se convierten más plenamente en la comunidad de amor que Jesús quiere que seamos. dan la bienvenida
Ustedes dan la bienvenida en su casa al extraño, al solitario y al que sufre. Le dan de beber al sediento y comida al hambriento. El Evangelio nos asegura que cuando hacemos esto, ellos no son extraños sino Cristo mismo. obran justamente
j
Ustedes obran justamente en su comunidad cuando tratan a otros con respeto, se oponen a la discriminación y al racismo y luchan por remediar el hambre, la pobreza la carencia de vivienda y el analfabetismo.
modos pacíficos
Cuando dentro de la familia ustedes evitan las palabras y las acciones violentas y buscan modos pacíficos para resolver los conflictos, se convierten en una voz pro vida que crea una voz pro‐vida que crea personas pacíficas para la próxima generación.
afirman la vida
Ustedes afirman la vida como un don precioso de Dios. Ustedes se oponen a todo lo que destruya la vida, como por ejemplo el aborto, la eutanasia, la guerra injusta la pena la guerra injusta, la pena capital, la violencia doméstica y en los barrios, la pobreza y el racismo. cultivan vocaciones
Ustedes cultivan vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa al animar a sus hijos y a escuchar la voz de Dios y a responder a su gracia. Esto se cultiva especialmente mediante la oración en familia, la participación en la vida parroquial y en la manera en que hablamos de los sacerdotes, hermanos, hermanas y diáconos permanentes." (SIGAN EL CAMINO DEL AMOR, pp. 9‐11) perdonan y buscan la reconciliación
p
y
Ustedes perdonan y buscan la reconciliación. Una y otra vez, ustedes abandonan sus viejas heridas y resentimientos para hacer la paz con otros. Y los miembros de la familia llegan a creer que a pesar de todo, ustedes y Dios, los quieren.
Los derechos de la Familia
“ El ideal de una recíproca acción de apoyo y desarrollo entre la familia y la sociedad choca a menudo, y en medida bastante grave, con la realidad de su separación e incluso de su contraposición.”
Por esto la Iglesia defiende abierta y vigorosamente los derechos de la familia contra las usurpaciones intolerables de la sociedad y del Estado. En concreto, los Padres Sinodales han recordado, entre ,
,
otros, los siguientes derechos de la familia:
A existir y progresar como familia, es decir, el derecho de todo hombre y mujer, especialmente aun siendo pobre, a fundar una familia, y a tener los recursos apropiados para mantenerla;
A la intimidad de la vida conyugal y familiar;
A la estabilidad del vínculo y de la institución matrimonial;
A creer y profesar su propia fe, y a difundirla;
A educar a sus hijos de acuerdo con las propias tradiciones y valores religiosos y culturales, di i
l
li i
l
l con los instrumentos, medios e instituciones necesarias;
El derecho a una vivienda adecuada, para una vida familiar digna;
El derecho de expresión y de representación ante las autoridades públicas, económicas, sociales, culturales y ante las inferiores, A proteger a los menores, mediante instituciones y leyes apropiadas, contra los medicamentos perjudiciales, l di
j di i l la pornografía, el alcoholismo, etc.;
El derecho a un justo tiempo libre que favorezca, a la vez, los valores de la familia;
El derecho de los ancianos a una vida y a una muerte dignas;
El derecho a emigrar como familia, El d
h i
f ili para buscar mejores condiciones de vida”. (
(FAMILIARIS CONSORTION #46)
S CO SO
O
4 )
La realidad Sacramental de la Familia
“El matrimonio y la familia cristiana edifican la Iglesia; en efecto, dentro de la familia la personal humana no sólo es engendrada y progresivamente introducida, mediante la educación en la fe, es introducida también en la familia de Dios, que es la Iglesia ”
introducida también en la familia de Dios, que es la Iglesia.
El matrimonio cristiano, partícipe de la eficacia salvífica de este acontecimiento, constituye el lugar natural dentro del cual se lleva a cabo la inserción de la persona humana en la gran familia de la Iglesia.
El mandato de crecer y multiplicarse, dado al principio a o
al hombre y a la mujer, alcanza e y a a uje , a ca a
de este modo su verdad y realización plenas.
“Fuente y medio original de santificación propia para los cónyuges y para la familia cristiana es el sacramento del matrimonio, que presupone y especifica la gracia santificadora del bautismo.”
En virtud del misterio de la muerte y resurrección de Cristo, en el que el matrimonio cristiano se sitúa de nuevo, el amor conyugal es purificado y santificado: «El Señor se ha dignado sanar este amor, perfeccionarlo y elevarlo con el don especial de la gracia y la caridad». El don de Jesucristo no se agota en la celebración del sacramento del l b ió d l d l matrimonio, sino que acompaña a los cónyuges a lo largo de toda su existencia. Lo recuerda explícitamente el Concilio o ecue da e p c a e e e Co c o
Vaticano II cuando dice que Jesucristo «permanece con ellos para que los esposos, con su mutua entrega, se amen con perpetua fidelidad. t fid lid d Los esposos cristianos están fortificados y como consagrados por un sacramento especial, con cuya virtud, al cumplir su misión conyugal sacramento especial con cuya virtud al cumplir su misión conyugal y familiar, imbuidos del espíritu de Cristo, que satura toda su vida de fe, esperanza y caridad, llegan cada vez más a su propia perfección y a su mutua santificación, y, por tanto conjuntamente, a la glorificación de Dios». La vocación universal a la santidad está dirigida también a los cónyuges y padres cristianos. De ahí nacen la gracia y la exigencia de una auténtica y profunda espiritualidad conyugal y familiar, que ha de l f ili h d inspirarse en los motivos de la creación, de la alianza, de la cruz, de la resurrección…
La Familia Evangelizadora
"En la medida en que la familia cristiana acoge al Evangelio y madura en la fe, se hace comunidad evangelizadora comunidad evangelizadora. Escuchemos de nuevo a Pablo VI: «La familia, al igual que la Iglesia, debe ser un espacio donde el E
Evangelio es transmitido y li i id desde donde éste se irradia.”
Dentro pues de una familia consciente de esta misión, todos los miembros de la misma evangelizan y son evangelizados evangelizan y son evangelizados. Los padres no sólo comunican a los hijos el Evangelio, sino que pueden a su vez recibir de ellos este mismo Evangelio i
E
li profundamente vivido... Una familia así se hace evangelizadora de o as uc as a
de otras muchas familias y del as y de
ambiente en que ella vive». La futura evangelización depende en gran parte de la Iglesia doméstica. Esta misión apostólica de la familia está enraizada en el Bautismo y recibe con la gracia sacramental del matrimonio una nueva fuerza para transmitir la fe, para santificar y transformar la ifi f
l sociedad actual según el plan de Dios.
La familia cristiana, hoy sobre todo, tiene una especial vocación a ser t ti d l li
testigo de la alianza pascual l de Cristo, mediante la constante irradiación de la alegría del amor y de la g
y
certeza de la esperanza, de la que debe dar razón: «La familia cristiana proclama en voz alta tanto las presentes virtudes del reino de Dios como la esperanza de la vida bienaventurada». (FAMILIARIS CONSORTIO #52)
Referencias/Bibliografía
 Juan Pablo II. Sobre la Familia/Familiaris Consortio. 1981. Ciudad del Vaticano.
 Conferencia Nacional de los Obispos Católicos. Sigan el Camino C f
i N i
l d l Obi
C óli
Si
l C i del Amor. Washington, D.C.: Conferencia Católica de los Estados
Unidos, 1994.
 Ilustranciones por Carmen Fernandez, USCCB 2009
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