tendo exagerar méritos propios ó defectos ajenos para ocultar los

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tendo exagerar méritos propios ó defectos ajenos para ocultar los
mios, si méritos pueden llamarse sufrir con entereza los desvíos
que produce la ignorancia acaudillada á veces por una
•. si ésta
al menos por saldo de cuentas dispusiera pagar las deudas de quien
todo lo ha gastado en beneficio de la causa pública, creo que sería
bien merecida satisfacción á sus desinteresados trabajos y disgustos.
No se crea, sin embargo, que me retiro voluntariamente, arrepentido de mi proceder ó cansado de mis fatigas: ni veo necesidad de razonar en tal sentido, continuando tan triste historia, ya
por demás explicada, para que á ella se amolden los que quieran
en adelante dedicarse al penoso ejercicio de trabajos pocas veces
reconocidos y nunca bien recompensados.
Suponen algunos que la exageración de ajenos defectos constituye el único fundamento para acreditar méritos propios, y que lo
esencial sería presentar en proyecto la manera do remediar aquellos: escuelas existen que se honrarían mucho do verse en ocasión
de proponer y resolver en este punto, correspondiendo al principal
objeto de su fuudacion.
Alejado yo del mundo científico, continuaré aunque con rumbo
inseguro sin atender al menoscabo de mi pequeña reputación, pues
no todos los sabios gozan de condición tan ventajosa que les permita poner á prueba su buena fama, procurando imprimir á su silencio inconveniente, un carácter de conveniencia general.
La escasez de recursos debe ser la causa principal que limita
generalmente el progreso de algunas Sociedades: yo creo que
contando con ellos todas podrían alcanzar el fin que se proponen,
pues concedo á cada uno de sus individuos la noble emulación y
los mejores deseos por el engrandecimiento de la Sociedad á que
pertenecen en gracia de su aptitud y probada laboriosidad.
A las sociedades corresponde manifestar su3 necesidades, cuyo
remedio no deben buscar en las clases sociales ni en impuestos
vejatorios con exposición de cambiar las loables aspiraciones de
sus individuos, pues todos ellos contribuyen seguramente á medida de sus fuerzas, al cumplimiento de todos sus deberes; y aun
siendo así, no todos tieuen la dicha de poder ostentar el fruto de
sus tareas, pues hay corporaciones cuyas actas apenas se conocen
fuera de su propio recinto; otras que se limitan á la indicación de
notables descubrimientos cuya aplicación se reserva para tiempos
más felices; otras indican y describen; otras indican, describen y
pintan, y acaso algunas, llegando al último grado de perfección,
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