Rev. Esp. de Cir. Ost., 15, 407-413 (1980) Lesiones traumáticas de los ligamentos cruzados de la rodilla en menores de 18 años Parte segunda Lesiones aisladas del ligamento cruzado posterior J. MARUENDA, M. SANCHIS y A. DARDER RESUME:N Se pr·esentan dos casos de lesión aislada del ligamento cruzado posterior de rodilla en enfermos menores de 18 años. Con dicho motivo se discuten las indicaciones terapéuticas y la técnica quirúrgica. Descriptores: Ligamento cruzado posterior: roturas juv·eniles. SUMMARY Two cases oi ilsolated avulsion fracture oi the posterio'r cruciate lig,ament in young patients are presented. The authors discuss the therapeutic indica= tions 01 tbolse lesions in children. Key words: Posterior cruziate Iigament: Ruptures in jougest. Introducción Las lesiones traunaáticas aisladas del ligamento cruzado posterior en el niño y en el adolescente son muy poco frecuentes. Sin embargo el ligamento cruzado posterior puede lesionarse teóricamente en estas edades a tres niveles: l. Arrancamiento de su inserción superior o femoral, con o sin pequeño fragmento óseo. Es extraordinariamente infrecuente. Sólo hemos podido referenciar un caso descrito en la literatura. (MAYER and MICHELI, 1979). 2. Rotura del ligamento a través de su cuerpo. Aunque teóricamente esta lesión es posible, no hemos podido encon- trar en la literatura referencias de su existencia. 3. Arrancamiento ferior con avulsión de espina tibial posterior. éste constituye el tipo cuente. de la inserción inun fragmento de la Dentro de su rareza de lesión más fre· Ü'DONOGHUE, 1955, encuentra sólo tres casos de lesión del cruzado posterior, tras revisar una serie de 80 lesiones ligamentosas de la rodilla que requirieron reparación quirúrgica, lo que representa un 3'75 por 100 del total. TRICKEY, 1968, ya nos presenta una serie con 17 casos de lesiones traumáticas aisladas del cruzado posterior, por lo que deduce que no son tan infrecuentes como comúnmente se cree. Según 408 REVISTA ESPAÑOLA DE CIRUGÍA OSTEOARTICULAR .., FIGS. 1, A Y B.-Saso 1, radiografías iniciales. este autor lo que ocurre es que en mucha, ocasiones pasan sin diagnosticar. T AKEHIKO TORISU, 1977, nos presenta una serie de 21 casos de lesiones aisladas del cruzado posterior, y en ella sólo encuentra tres casos ~n que los pacientes eran menor·es de 18 años, lo que r·epreoenta sólo un 14 por 100 del total. El propósito de este trabajo es presentar dos casos de lesión aislada del cruzado posterior en niños por arrancamiento de su inserción tibial con avuhión de un pequeño fragmento óseo. Material y método Sobre un total de 153 casos de lesiones ligamentosas de rodilla sólo hemJs podido encontrar 5 casos de lesiones aisladas del cruzado posterior, lo que representa un 3'2 por 100. De esos 5 casos sólo 2 se trataban de menores de 18 años, lo que representa un 1'4 por 100 sobre el total. En ninguno de los casos se mostró evidencia de desorden metabólico subyacente. Ciframos como límite máximo de edad 18 años para incluir sólo los niños con fisis abiertas. Informe de los casos Caso núm. 1: A. F. M. Varón de 17 ·años de edad, que tuvo una lesión por mecanismo directo en la rodilla derecha al caer al suelo J. MARUENDA y OTROS. - LIGAMENTOS CRUZADOS DE LA RODILLA pilotando una motocicleta. Fue trasladado al hospital ul'gentemente aquejando dolor en la rodilla lesionada como único síntoma. Examen físico demostró abrasiones en la cara anterior de la rodilla a nivel de tuberosidf.d mayor de tibia y marcada '3fusión de rodilla. con peloteo rotuliano. La palpación de la rodilla era dolorosa, y presentaba una señal de tirón anterior o recurvatum suavemente positivo y el signo del cajón posterior pasivo fuertemente positivo. No se evidencian déficits neurológicos ni circulatorios. Las radiografías anterior y lateral de la tibia '3videnciaban fractura de la espina tibial posterior con un pequeño fragmento y un desplazamiento inferior a 2 mm. Se practicó la punción evacuadora de 60 c.c. de sangre con gotas de grasa y fue tratada comervadoramente durante seis semanas de yeso con la rodilla en flexión y empujando la tibia hacia delante, seguido de rehabilitación activa de lodilla. Fue dado de alta a los cuatro meses del accidente con movilidad completa de rodilla, ligera inestabilidad anteroposterior de 409 rodilla no mayor (¡ue en el lado sano y con un resultado considerado como normal según la escala de APLEY (1956). Caso núm. 2: J. N. A. Varón de 15 años ae edad, que tuvo una lesión aislada de rodilla izquierda por un mecanismo de hiperext:msión forzada de rodilla. Fue atropellado por una motocicleta pasándole la. rueda por encima de la rodilla e hiperextendiéndosela. Trasladado 'nmediatamente al servicio de urgencias. El examen fisico evidenció marcada. efusión de rodilla con peloteo rotuliano positivo, dolorimiento en toda la rodilla, y pequeña se:'1al de tirón anterior y cajón posterior pasivo, dificilmente explorables por la marcada contractura antiálgica. N3 se evidencian déficits neurológicos ni circulatorios. Las radiografias anterior y lateral de rodilla evidencian fractura de la espina tibial posterior con desplazamiento de más de 2 mm de un tragmento grande, que no parece '3star rotado. Se le practicó la punción evacuadora de \4rgencia obteniendo 80 c.c. de sangre y grasa. FIGS. 2, A Y B. - Caso 1, radiografías al finalizar el tratamiento. 410 REVISTA ESPAÑOLA DE CIRUGÍA OSTEOARTICULAR A la exploración bajo anestesia general, después de un período de inmovilización de cuatro días evidenció: Tirón anterior discretamente positivo, cajón posterior pasivo + +, sin inestabilidad medial ni lateral. El paciente fue intervenido quirúrgicamente, exponiendo la región mediante un abordaje posterior de la rodilla, reflej ando el paquete vásculo nervioso lateralmente. La cápsula posterio:..' estaba indemne, y se practicó un ojal en ella, a través del cual se identificó el foco de fractura de la espina de la tibia. Tras la limpieza de las superficies fracturarias se redujo la fractura y se fijó con un tornillo de tipo maleolar. Después se coloca un yeso con la rodilla en flexión de 20 grados durante seis semanas y posteriormente se rehabilitó activamente la rodilla. El paciente fue dado de alta a los seis meses del accidente presentando movilidad completa de rodilla, sin inestabilidad, ni molestias subjetivas. Resultado fue catalogado de normal según la escala de APLEY. A los siete años es reintervenido para retirarle el tornillo y se le da el alta definitiva. Discusión El ligamento cruzado posterior tiene dos misiones fundamentales: La prevención de la hiperextensión de la rodilla y la estabilización de la misma en flexión impidiéndole su desplazamiento posterior. (KENEDY and GRAINER, 1967; TAKEHIKO TORISU, 1977). Su lesión se produce cuando ocurre una hiperextensión forzada de la rodilla, como puede ser la caída de un objeto o peso sobre la rodilla extendida o bien por un mecanismo de desplazamiento posterior forzado de la tibia, estando la rodilla en 90 grados de flexión. En estos casos si las fuerzas de tensión a las que se ve sometido el ligamento son mayores que su resistencia, aparecen las lesiones aisladas de este elemento estabilizador. Esto está demostrado por trabajos experimentales realizados con máquinas a tensión por KENEDY and GRAINER, 1967. En los niños, en lugar de romperse el ligamento lo que ocurre es que se desinserta éste en sus inserciones superior o inferior arrastrando un fragmento óseo. Ello se debe a la especial vascularización de la zona. Los vasos que van a irrigar la zona ósea de las epífisis de la rodilla penetran. en la misma a través de las membranas sinoviales que envuelven a los ligamentos cruzados. Estos vasos proceden de las anastomosis que rodean a la rodilla. Se distribuyen ampliamente por el interior de los ligamentos, que en esta edad están bien vascularizados. Sin embargo, los vasos que van a alcanzar las epífisis terminan en gran número en forma de asas muy cerca de las zonas óseas de inserción ligamentosa por donde han llegado. (BARNET, 1961). Esta es hasta los 18 años la única vascularización que alcanzan las epífisis puesto que la placa epifisaria está abierta hasta esta edad impidiendo el paso de los vasos metafisarios. Se produce por tanto una isquemia relativa de las epífisis cuyas únicas zonas bien vascularizadas son las de inserción ligamentosa, que se arrancarán junto con el ligamento en caso de lesión. Otro hecho importante es que los vasos intrínsecos de los cruzados penetran en ellos a nivel de la in~erción femoral superior, procedentes de la arteria geniculada media. Por ello si la ruptura ocurre en este punto el ligamento se desgarra en colgajos isquémicos, mientras que si la ruptura adopta la forma de avulsión de la espina de la tibia, se conserva la vascularización y la forma del ligamento, que se reduce de tamaño sólo a causa de la pérdida funcional. Por ello, como ya señalara RANG, 1979, (las roturas ligamentosas completas sólo ocurren después del cierre de los platillos de crecimiento». El diagnóstico de la lesión aislada del cruzado posterior en los traumatismos es importante puesto que fácilmente pueden pasar desapercibidas, especialmente en los casos en que coexisten en el mismo en- J. MARUENDA y OTROS. - LIGAMENTOS CRUZADOS DE LA RODILLA FIGS. 3. A Y fermo otras lesiones traumáticas (TRICKEY, 1968). Debe sospecharse de entrada, en todos los casos de lesión traumática evidente de rodilla en pacientes procedentes de accidentes de tráfico, cuando el enfermo pilotaba una motocicleta. Así mismo en los accidentes deportivos, sobre todo en los deportes de contacto, rugby, fútbol, en los que se B.-Caso 2, 411 radiografías iniciales. sospeche que haya habido una hiperextensión de la rodilla. La presencia de abrasiones en la cara anterior de la rodilla, especialmente a nivel de la tuberosidad anterior de la tibia, nos hará sospechar la existencia de un mecanismo directo de desplazamiento violento de la tibia hacia atrás, y esto puede ser Un dato significativo. La existencia de hemartros nos indica la integridad de la cápsula posterior. Si la cápsula posterior está rota el hemartros es menos intenso o inexistente y existe un grado de tumefacción importante en el hueco poplíteo. Con todos estos datos de sospecha y una vez evacuado el hemartros si existe, es imperativo para confirmar el diaghóstico la exploración bajo anestesia general del paciente en los primeros días posteriores al accidente. La ruptura aislada del cruzado 412 REVISTA ESPAÑOLA DE CIRUGÍA OSTEOARTICULAR posterior se expresa por: Cajón posterior pa :ivo puro que debe ser mayor de forma ostensible que el del lado contralateraI. Tirón anterior directamente positivo, y mayor que el del lado contralateraI. La exploración radiográfica suele ser confirmativa del diagnóstico, aunque en ocasiones puede dar dificultades de su in- terpretación cuando el fragmento es pequeño y poco desplazado. Para el diagnóstico de certeza deben coexistir los tres datos de: Historia sugerente de lesión de ligamento cruzado posterior, clínica de dicho cruzado posterior positiva, y radiografía demostrativa. El criterio terapéutico va a depender de dos factores: - Grado de ine!>tabilidad. - Tamaño y desplazamiento del fragmento óseo. FIGs. 4, A Y B. - Caso 2, radiografías al finalizar el tratamiento. J. MARUENDA y OTROS. - LIGAMENTOS CRUZADOS DE LA RODILLA Estará indicado el tratamiento conservador en los casos en que: Inestabilidad no mayor de ++ Desplazamiento de los fragmentos no mayor de 2 mm. En estos casos la inmovilización enyesada de la rodilla en Hexión de 30 grados y con la tibia desplazada hacia delante durante 6 semanas es suficiente para canse. guir buenos resultados. Estará indicando el tratamiento quirúrgico en los casos en que existe: Ca j ón posterior pasivo puro + + o más en comparación con el lado contralateral sano. Fragmentos o fragmento desplazados más de 3 mm. En estos casos nue3tra indicación es el abordaje del foco de fractura por vía posterior. Con el enfermo en decúbito prono y con isquemia del miembro, se realiza una incisión en S, se identifica el paquete vásculo-nervioso, que se retira lateralmente, se busca por debajo del semimembranJ~o la inserción del gemelo interno en el cóndilo, se desinserta parcialmente con lo cual caemos directamente en la cápsula posterior. A través de la cual se ve el fragmento, si la lesión es reciente y la cápsula está rota. En caso de que la cápsula e3té Ínte- 413 gra ha de realizarse un ojal en ella para visualizar el foco de fractura, luego se reduce y se fija la fractura con: En ca?o de un fragmento único, con un tornillo de tipo maleolar (este fue lo que empleamos en el caso presentado en este trabajo), en el caso de fragmentos múltiples pequeños, con clavos de Smille. BIBLIOGRAFIA APLEY, A. G. (1956): Fractures of the lateral tibial condyle treated by skeletel traction and early mobilisation a review of sixty cases with special reference to the longterm results. J. 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