RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA

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de tenedor, lo que puede resultar bastante gravoso desde un punto de
vista meramente económico.
Pero existe un inconveniente aun más grave en la actual regulación, dado que, la licencia sólo se concede a mayores de edad, por lo
que los menores integrantes de la familia, que se consideran tenedores fácticos de los animales, se encuentran por sistema en una situación que, sin llegar a poder considerarse constitutiva de infracción,
resulta cuando menos irregular.
4.- OBLIGACIONES Y PROHIBICIONES GENERALES
DE PROPIETARIOS Y TENEDORES
La responsabilidad administrativa sólo es exigible en caso de que
se incumpla una obligación administrativa o una prohibición. Es necesario por tanto conocer a qué obligaciones y prohibiciones se encuentran sujetos los propietarios y tenedores de animales.
En primer lugar se hace necesario conocer de la existencia de los
animales con independencia de su peligrosidad, para poder analizar
si existen sujetos obligados o prohibiciones incumplidas. Por este
motivo se exige ante todo que los animales sean debidamente identificados y registrados.
Conforme al artículo 5 del LTAPP, los propietarios, criadores o tenedores de animales considerados potencialmente peligrosos tienen la
obligación de identificar y registrar a los mismos en la forma y mediante el procedimiento que reglamentariamente se determine. En el caso
de animales de la especie canina la identificación, con la debida
garantía, es obligatoria sin excepciones. La identificación de animales
peligrosos de la especie canina se efectuará mediante un microchip.
El procedimiento de identificación y registro no se encuentra regulado en el RTAPP, dejando por completo en manos de las
Comunidades Autónomas su desarrollo normativo. Esta omisión tiene
un inconveniente claro y es que en los supuestos en que las
Comunidades Autónomas no desarrollen reglamentariamente este
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procedimiento, el cumplimiento de la obligación de identificación
puede devenir imposible.
En cuanto a la obligación de registrar, en cada municipio existirá
un Registro de Animales Potencialmente Peligrosos clasificado por
especies. En este registro deberán constar necesariamente y como
mínimo, los datos personales del tenedor, las características del animal que hagan posible su identificación y el lugar habitual de residencia del mismo, especificando si está destinado a convivir con seres
humanos o si por el contrario tiene finalidades distintas como la guarda, protección u otra que se indique.
El plazo del que dispone el titular de la licencia para solicitar la inscripción en el registro correspondiente es de quince días a contar
desde la obtención de la licencia. En la hoja registral de cada animal
deberá hacerse constar cualesquiera incidentes producidos por animales potencialmente peligrosos a lo largo de su vida, conocidos por
las autoridades administrativas o judiciales. Esta hoja registral se
cerrará a la muerte o sacrificio del animal, que deberá certificarse por
veterinario o autoridad competente. Es importante y obligatorio que se
comunique al Registro municipal la venta, traspaso, donación, robo,
muerte o pérdida del animal haciéndose constar en su correspondiente hoja registral. En la práctica, es más que probable que no se
realice este seguimiento y que los tenedores se desentiendan del cumplimiento de las comunicaciones preceptivas, ya que muchos de los
tenedores desconocen la existencia de los preceptos a los que se
encuentran sometidos, a pesar de que la mayoría de las Comunidades
Autónomas vienen obligadas a realizar campañas informativas en relación con los preceptos que regulan la tenencia de animales.
La normativa vigente contempla una serie de obligaciones adicionales en materia de sanidad animal, seguridad e higiene, transporte,
etc, que todos aquellos que pueden considerarse de algún modo tenedores deben cumplir:
Los propietarios, criadores o tenedores deberán mantener a los
animales en adecuadas condiciones higiénico-sanitarias y con los cuidados y atenciones necesarios de acuerdo con las necesidades fisiológicas y características propias de la especie o raza del animal. Estas
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obligaciones son adecuadamente desarrolladas por la Ley 8/2003, de
24 de abril, de sanidad animal, y las distintas autonomías en sus instrumentos reguladores.
De igual modo, tendrán la obligación de cumplir todas las normas
de seguridad ciudadana, establecidas en la legislación vigente, de
manera que garanticen la óptima convivencia de estos animales con
los seres humanos y se eviten molestias a la población.
Como medidas adicionales de seguridad, el RTAPP dispone que la
presencia de animales potencialmente peligrosos en lugares o espacios públicos exigirá que la persona que los conduzca y controle lleve
consigo la licencia administrativa correspondiente, así como certificación acreditativa de la inscripción del animal en el Registro Municipal
de animales potencialmente peligrosos.
Cuando se encuentren en lugares y espacios públicos, los perros
potencialmente peligrosos, deberán llevar obligatoriamente bozal
homologado y apropiado para la tipología racial de cada animal, cuando se encuentren en lugares y espacios públicos, siendo controlados
con cadena o correa no extensible inferior a dos metros, sin que pueda
llevarse más de uno de estos perros por persona. En la práctica son
muy pocos los perros que cumplen la obligación relativa a la cadena o
correa, y menos los que llevan bozal. Algunas ordenanzas municipales
como la de Madrid, han hecho extensiva esta obligación al resto de animales de compañía. Debemos recordar que cuando se habla de lugares y espacios públicos es sin restricciones, y que por este motivo, tanto
los parques y jardines como los bosques y campos de titularidad distinta de la privada tienen la misma consideración y limitaciones.
Los animales potencialmente peligrosos, que se encuentran en
una finca, casa de campo, chalet, parcela, terraza, patio o cualquier
otro lugar delimitado, habrán de estar atados, a no ser que se disponga de un habitáculo con la superficie, altura y adecuado cerramiento,
para proteger a las personas o animales que accedan o se acerquen
a estos lugares. Conviene señalar que el RTAPP indica expresamente
“animales” y no perros, por lo que la obligación alcanza también a
gatos y otros animales. Ni que decir tiene que en la práctica, la mayoría de los animales se encuentran sueltos en chalets y urbanizaciones,
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y en muy pocos casos se cumplen los requisitos de superficie altura y
cerramiento, por lo que este precepto no se cumple en absoluto, especialmente en el caso de los gatos6.
En materia de protección ambiental, la Ley 4/1989, de 27 de
marzo, de conservación de los espacios naturales y de la Flora y Fauna
silvestre, modificada por la Ley 41/1997, de 5 de noviembre, y la Ley
40/1997, de 5 de noviembre, establece serias restricciones a este tipo
de prácticas. En su artículo 26 se prohíbe expresamente dar muerte,
dañar, molestar o inquietar intencionadamente a los animales silvestres, incluyendo su captura en vivo y la recolección de sus huevos o
crías, así como alterar y destruir la vegetación. Si la prohibición contemplada en el citado artículo encuentra alguna relación con lo expresado con anterioridad, la vinculación existente entre la práctica
comentada y lo dispuesto en el artículo 27 es definitiva, puesto que en
este artículo se determina que la actuación de las Administraciones
Públicas en favor de la preservación de la diversidad genética del
patrimonio natural se basará principalmente en evitar la introducción
y proliferación de especies, subespecies o razas geográficas distintas
a las autóctonas, en la medida que puedan competir con éstas, alterar su pureza genética o los equilibrios ecológicos. Baste para tomar
conciencia de la gravedad de la situación, el mero ejemplo de las palomas caseras o zuritas que atestan los núcleos urbanos y empiezan a
desplazar a las palomas torcaces y bravías, así como otras aves autóctonas, de sus nichos ecológicos tradicionales.
6. Este incumplimiento supone un grave problema en las edificaciones construidas
en terreno no urbanizable, como viñas y huertos, y en algunas urbanizaciones próximas
a espacios naturales protegidos, porque los animales entran y salen de las fincas a su
voluntad cruzándose con otros animales, lo que provoca un incremento del número de
perros y gatos asilvestrados sin control alguno. La presencia de estos animales en libertad en estos entornos, supone un riesgo cierto para las personas que pueden llegar a
ser atacadas por jaurías de perros asilvestrados, y para la fauna autóctona, no solo para
sus presas potenciales como conejos, roedores y aves, sino también para los depredadores autóctonos con quienes compiten, como rapaces, reptiles y algunos mamíferos
como linces, tejones o jinetas. Tal es la amenaza que este riesgo representa, que esta
conducta, como se verá en apartados siguientes, está tipificada no sólo como ilícito
administrativo, sino también como infracción penal.
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La emisión de ruidos que perturben la tranquilidad de las especies en
espacios naturales protegidos también se considera una práctica prohibida por la Ley 4/1989. En este sentido, es posible que en algunos casos
los ladridos de perros en zonas rurales próximas a espacios protegidos
puedan llegar a incomodar a las especies autóctonas, aunque considerar que puede suponer la perturbación de la tranquilidad de alguna especie, hasta el extremo de poner en peligro su etología o supervivencia,
debe considerarse exagerado salvo en caso puntualísimos.
Otra cosa distinta es la perturbación que puede llegar a producir
los sonidos emitidos por animales en el ambiente urbano y la incidencia que pueda tener esta perturbación en las personas. Desde luego
no es agradable tener que soportar los ladridos del perro del vecino, y
si estos ladridos se producen en horas intempestivas o con una periodicidad excesiva uno puede llegar a considerarlos más que molestos.
Los ruidos de animales no se limitan a los perros, ya que algunas aves
también pueden resultar molestas para algunas personas, por ejemplo
un gallo que canta a deshora o un jilguero que trina a la hora de la
siesta7. La Ley 37/2003, de 17 de noviembre, del ruido define la
Contaminación acústica como presencia en el ambiente de ruidos o
vibraciones, cualquiera que sea el emisor acústico que los origine, que
impliquen molestia, riesgo o daño para las personas, para el desarrollo de sus actividades o para los bienes de cualquier naturaleza, o que
causen efectos significativos sobre el medio ambiente, por lo que los
ruidos producidos por animales, pueden considerarse contaminación
acústica cuando ocasionen molestias. Aunque en algunas normas
autonómicas se prohíbe directamente este tipo ruidos, es necesario
establecer un criterio objetivo para delimitar lo que es molesto, y por
tanto inadmisible y lo que no. Este criterio objetivo, lo determina la Ley
37/2003, de 17 de noviembre, del ruido, donde se establecen una
serie de límites diurnos y nocturnos de emisión de ruidos.
7. Los felinos también pueden llegar a resultar molestos, por ejemplo en época de
celo, y no sólo los pequeños gatos, sino también en algún supuesto meramente anecdótico, los grandes félidos. Baste como ejemplo el caso de un antiguo propietario del
Castillo de Corcuera (en la actualidad Coracera), en la localidad de San Martín de
Valdeiglesias, que tenía una leona alojada en el patio de armas y rugía a cualquier hora
con la consecuente incomodidad para los vecinos.
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En otro orden de cosas, se establece que los criadores, adiestradores y comerciantes de animales potencialmente peligrosos habrán
de disponer de instalaciones y medios adecuados para su tenencia.
La sustracción o pérdida del animal habrá de ser comunicada por
su titular al responsable del Registro Municipal de animales potencialmente peligrosos en el plazo máximo de cuarenta y ocho horas desde
que tenga conocimiento de esos hechos.
Lógicamente la LTAPP contempla una serie de excepciones a las
obligaciones mencionadas, que podrán establecerse cuando las circunstancias así lo aconsejen, aunque sólo cuando concurra alguna de
las siguientes circunstancias:
(i) Que los propietarios utilicen estos animales con una función
social, con independencia de que se trate de organismos públicos o privados.
(ii) Que se trate de explotaciones agrarias que utilicen perros de
guardia, defensa y manejo de ganado, así como actividades de
carácter cinegético.
(iii) Pruebas de trabajo y deportivas con fines a la selección de los
ejemplares que participan en las mismas y que están autorizadas
y supervisadas por la autoridad competente, con exclusión de los
ejercicios para peleas y ataque, según lo dispuesto en la LTAPP.
Otras obligaciones, impuestas con frecuencia por las normas autonómicas y ordenanzas municipales, son el deber de vacunar a los
perros contra la rabia, así como una serie de normas de convivencia
que parecen haber olvidado buena parte de los tenedores de animales, en especial los de perros, como las transcritas a continuación:
-
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Los perros, a excepción de los calificados como potencialmente
peligrosos, podrán permanecer sueltos en las zonas especialmente acotadas por el Ayuntamiento para este fin. En los parques y jardines que carezcan de dichas zonas, podrán estar sueltos entre
las 20 y las 7 horas desde el 15 de Octubre al 23 de Febrero, y
entre las 22 y las 7 horas el resto del año, quedando exceptuadas
las zonas de recreo infantil y otras áreas en u acceso.
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-
Se prohíbe el baño de animales en fuentes ornamentales,
estanques o similares, así como que estos beban directamente
de las fuentes de agua potable para consumo público.
-
Se prohíbe el suministro de alimentos a animales vagabundos o
abandonados, así como a cualquier otro cuando de ello puedan
derivarse molestias, daños o focos de insalubridad. Los propietarios de inmuebles y solares adoptarán las medidas oportunas
al efecto de impedir la proliferación en ellos de especies animales asilvestradas o susceptibles de transformarse en tales,
siempre que estas medidas no supongan sufrimientos o malos
tratos para los animales implicados.
-
Se prohíbe la permanencia continuada de animales en terrazas
o patios, debiendo pasar en cualquier caso la noche en el interior de la vivienda.
-
Tanto la subida o bajada de animales de compañía en los aparatos elevadores, como su permanencia en espacios comunes
de las fincas, se hará siempre no coincidiendo con otras personas, si estas así lo exigieren, salvo en el caso de perros-guía.
-
Las personas que conduzcan perros y otros animales deberán
impedir que estos depositen sus deyecciones en las aceras,
paseos, jardines y, en general, en cualquier lugar destinado al
tránsito de peatones.
-
Siempre que las deyecciones queden depositadas en cualquier
espacio, tanto público como privado de uso común, la persona
que conduzca al animal, está obligada a proceder a su limpieza inmediata.
En cuanto al transporte de animales, también se encuentra sujeto a una serie de condicionantes, ya se trate de transporte público
o privado. En general, el transporte de animales en cualquier vehículo, se efectuará de forma que no pueda ser perturbada la acción
del conductor, se comprometa la seguridad del tráfico o les suponga condiciones inadecuadas desde el punto de vista etológico o
fisiológico. En cualquier caso, queda prohibida la permanencia con-
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tinuada de animales en el interior de vehículos. Sin perjuicio de lo
dispuesto en la LTAPP y el RTAPP, existe un amplio elenco normativo que regula las condiciones en que debe efectuarse el desplazamiento de animales, entre los que destacan el Real Decreto
1041/1997, de 27 de junio, por el que se establecen las normas
relativas a la protección de los animales durante su transporte, el
Real Decreto 66/1994, de 21 de enero, por el que se establece las
normas relativas a la protección de los animales durante el transporte, y en especial el Reglamento (CE) 998/2003, que regula el
desplazamiento entre estados miembros y desde terceros países de
animales de compañía.
Lo expuesto hasta ahora cuenta con la lógica excepción de los
perros de guía para deficientes visuales, en especial en relación con el
transporte y medidas de seguridad, y que disponen de su propio régimen normativo, delimitado por el Real Decreto 3250/1983, de 7 de
diciembre por el que se regula el uso de perros guía para deficientes
visuales, y demás normativa autonómica de desarrollo.
5.- OBLIGACIONES ESTABLECIDAS
POR LAS COMUNIDADES AUTONOMAS
La práctica totalidad de las diversas normas de rango autonómico,
desarrollan con mayor profundidad y precisión las obligaciones contempladas en el ordenamiento estatal, por lo que conviene detenerse
a analizar lo estipulado en las mismas.
5.1.- Andalucía
La Ley 11/2003, de 24 de noviembre, de protección de los animales, distingue entre las obligaciones del poseedor o tenedor y las que
corresponden al propietario del animal. Entre las obligaciones del
tenedor, destacan mantenerlo en buenas condiciones higiénico sanitarias, proporcionarle un alojamiento adecuado según la raza o especie a la que pertenece, facilitarle alimentación necesaria para su normal desarrollo, cuidar y proteger al animal de las agresiones, situaciones de peligro, incomodidades y molestias que otras personas o animales les pudieran ocasionar, evitar las agresiones del animal a otras
personas y animales y denunciar su pérdida.
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Por su parte, el propietario, además de verse sujeto a las anteriores obligaciones cuando ejerza la posesión, viene obligado a obtener
las correspondientes autorizaciones y permisos, y efectuar la inscripción del animal en los registros o censos que correspondan, es decir,
los mismos deberes a los que obliga la normativa estatal.
Sin perjuicio de lo dispuesto en la Ley 11/2003, de 24 de noviembre,
de protección de los animales, en lo relativo a transporte y circulación de
animales, habrá que tener en cuenta lo establecido en el Decreto
179/2003, de 17 de junio, por el que se modifica el Decreto 55/1998, de
10 de marzo, por el que se establecen los requisitos sanitarios aplicables
al movimiento y transporte de ganado y otros animales vivos. Para el caso
concreto del acceso y transporte de los llamados perros lazarillo, habrá de
observarse lo dispuesto en la Ley 5/1998, de 23 de noviembre, relativa al
uso en Andalucía de perros guía por personas con disfunciones visuales.
En cuanto a la protección ambiental, con carácter general se estará a
lo dispuesto en la Ley 7/1994, de 18 de mayo, de protección ambiental,
y con carácter específico, la Ley 8/2003, de 28 de octubre, de la Flora y
la Fauna Silvestres y la Ley 2/1992, de 15 de junio, Forestal de Andalucía.
Cuando el objeto de protección ambiental sea el ambiente atmosférico,
debe tenerse en cuenta también lo dispuesto en el Decreto 326/2003, de
25 de noviembre, por el que se aprueba el Reglamento de Protección
contra la Contaminación Acústica en Andalucía. Por último, se establecen una serie de obligaciones muy específicas para los aficionados a la
cetrería a partir de la Orden de 12 de Marzo de 1997, por la que se regula la práctica de la cetrería en la Comunidad Autónoma de Andalucía.
5.2.- Aragón
La norma Aragonesa que regula la tenencia de animales, es decir, la
Ley 11/2003, de 19 de marzo, de Protección Animal en la Comunidad
Autónoma de Aragón, establece en primer lugar una relación detallada
de prohibiciones que condicionan la posesión y propiedad de animales.
Desarrolla las condiciones generales que deben tener las instalaciones
de los animales. Así, los animales bajo custodia deberán ser mantenidos
en instalaciones adecuadas desde el punto de vista higiénico-sanitario,
permitiendo la práctica de los cuidados y la atención necesarios de
acuerdo con sus necesidades etológicas, según raza y especie.
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Los alojamientos de los animales tendrán las siguientes características:
a) Disponer del espacio vital necesario para cada especie en proporción con el número y peso vivo de los animales.
b) Tener ventilación e iluminación adecuada en relación con la capacidad de los locales. Queda prohibida la cría y mantenimiento de
animales en condiciones de oscuridad o iluminación permanentes, salvo las excepciones previstas en la legislación vigente.
c) Estar dotados de protección frente a la intemperie, frío, calor,
viento o lluvia.
d) Disponer de un lecho adecuado, carente de factores insalubres
y elementos molestos.
A diferencia de otros ordenamientos autonómicos, en Aragón existe en determinados supuestos la obligación adicional de obtener un
carné de cuidador y manipulador de animales, y en algunas actuaciones para el manejo y sacrificio de los mismos. En este sentido, el
Departamento competente en materia de agricultura y ganadería convocará periódicamente cursos para la capacitación del personal que
desarrolle o vaya a desarrollar labores relacionadas con el manejo y
sacrificio de los animales.
En cuanto a las condiciones de salud animal, así como manejo y
mantenimiento de los animales de compañía, queda prohibido:
a) Mantener animales de compañía permanentemente atados. En
todo caso, la sujeción tendrá una longitud mínima de tres veces
la del animal y la correa o cadena deberá contar con un dispositivo que impida su acortamiento por enroscamiento.
b) Mantener animales en habitáculos o vehículos sin la suficiente
ventilación y sin la protección frente a las temperaturas extremas del ambiente.
c) La sujeción de animales de compañía a vehículos en movimiento,
así como, estando sueltos, hacerles marchar detrás de aquéllos.
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En el caso concreto de los perros destinados a guarda, deberán estar
bajo la responsabilidad de sus dueños o de quienes se sirvan de ellos
en recintos donde no puedan causar daños a las personas o cosas,
debiendo advertirse en lugar visible la presencia del perro guardián.
Para evitar la proliferación incontrolada de animales asilvestrados a
partir de animales abandonados o el sacrificio de camadas no deseadas de cachorros, se contempla la posibilidad de realizar por los profesionales veterinarios la esterilización de los animales de compañía.
En cuanto a la tenencia y circulación de animales de compañía los
propietarios o poseedores de los mismos vienen obligados a mantenerlos en buen estado higiénico y sanitario, al igual que los habitáculos que los alberguen. También deberán adoptar las medidas que estime más adecuadas para impedir que ensucien las vías y los espacios
públicos y para eliminar las deyecciones que realicen fuera de los
lugares que sean habilitados y debidamente señalizados por los
Ayuntamientos para este fin.
Por lo que respecta a la circulación, los perros serán conducidos
por la vía pública provistos de correa o cadena con collar, salvo en los
lugares autorizados por los Ayuntamiento, salvo en los casos de animales catalogados como potencialmente peligrosos, deberán circular
de acuerdo con lo establecido por su normativa específica.
Con relación al transporte, se prevé la posibilidad de autorizarse el
acceso de los animales de compañía recogidos en el Anexo 1 de la Ley
11/2003 a los medios de transporte público, excepto autobuses urbanos
y de largo recorrido, que, en todo caso, estará supeditado al estado
higiénico óptimo de los animales, a que posean la identificación censal
y a la acreditación, mediante la correspondiente cartilla sanitaria o documento equivalente, de la vacunación contra aquellas enfermedades
cuya aplicación declare obligatoria la Administración autonómica.
Los animales de compañía no incluidos en el Anexo I indicado con
anterioridad, tendrán acceso a los medios de transporte público cuando esté garantizado su óptimo estado higiénico-sanitario y ello no sea
contrario a las prácticas y usos sociales generalmente admitidos y así
se acuerde por la autoridad competente en cada caso para cada tipo
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de transporte. El uso de bozal será necesario sin excepción para los
perros que se trasladen en los medios de transporte público.
Lógicamente las empresas propietarias de los medios de transporte podrán fijar tarifas correspondientes al uso de estos medios por los
animales de compañía, dado que su uso habitual es el transporte de
personas y que, en definitiva, ocupan un espacio que podría destinarse a las personas o sus equipajes.
En lo relativo a la protección de hábitats, espacios naturales e introducción o liberación de especies alóctonas debe tenerse presente lo
dispuesto en la Ley 6/1998, de 19 de mayo, de espacios naturales protegidos de Aragón. La cetrería aún no se encuentra regulada con
carácter específico, aunque previsiblemente para finales de 2006,
Aragón contará con su propia norma en este sentido.
Finalmente, y con relación a los perros guía para deficientes visuales, así como en relación con otros animales de compañía que auxilien
a otros deficientes psíquicos o físicos, siempre que vayan acompañados
de quienes se valgan de ellos, se estará a lo dispuesto en la Ley 3/1997,
de 7 de abril, de promoción de la accesibilidad y supresión de barreras
arquitectónicas, urbanísticas, de Transportes y de la comunicación.
5.3.- Cantabria
Las obligaciones de los poseedores y propietarios de animales en
Cantabria vienen reguladas por la Ley de Cantabria 3/1992, de 18 de
marzo de Protección de los Animales, modificada por la Ley 11/1995,
de 22 de diciembre, de Presupuestos Generales de la Diputación
Regional de Cantabria para 1996, y modificada por la Ley 8/1997, de
30 de diciembre, de modificación y adaptación de determinados preceptos de la Ley de Cantabria 3/1992, de 18 de marzo de Protección
de los Animales. Esta norma establece en primer lugar la obligación de
que el poseedor mantenga al animal en buenas condiciones higiénicas y sanitarias. Como consecuencia inmediata, se prohíbe:
a) Maltratar o agredir físicamente a los animales o someterlos a
cualquier otra práctica que les suponga sufrimientos o daños
injustificados.
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b) Abandonarlos.
c) Mantenerlos en instalaciones que no reúnan las condiciones
higiénicas y sanitarias siguientes:
1) Cubicación necesaria para cada especie en relación con el
número y peso vivo de los animales.
2) Ventilación e iluminación adecuada en relación con la capacidad de los locales.
3) Piso y paredes de material que permitan el encalado y la
desinfección.
4) Puertas con suficiente anchura para el paso del ganado y
extracción de los estiércoles.
5) Cama en cantidad y calidad que asegure en los establos un
microclima carente de factores insalubres y elementos
molestos, evitando el contacto directo y permanente del animal y su piel con sus propios excrementos, y/o el suelo. El
incumplimiento de esta condición constituirá causa de cierre de la instalación, caso de que, apercibido y sancionado
el propietario de la misma, persistiera en el incumplimiento.
d) Practicarles mutilaciones, excepto: Las efectuadas o controladas por los veterinarios, las realizadas para mantener las características de la raza, o las que correspondan a ventajas de tipo
fisiológico y/o de manejo.
e) No facilitarles la alimentación necesaria no solamente de subsistencia, sino para llevar una vida mínimamente sana y adecuada en función de su dedicación y situación productiva.
f) Poseer animales sin cumplir los calendarios de vacunaciones y
tratamientos obligatorios.
g) Venderlos o entregarlos a laboratorios o clínicas sin control de
la Administración.
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h) Venderlos o donarlos a menores y a incapacitados sin la autorización de quienes tengan la patria potestad o custodia de los mismos.
i) Ejercer la venta de animales de compañía, o de otros tipos,
fuera de los recintos en que habitualmente radiquen o de los
autorizados para ello.
j) Suministrarles medicamentos que contengan sustancias que
puedan causarles daños o sufrimientos innecesarios.
En cuanto al transporte de animales y para el caso de desplazamientos, deberán disponer de espacio suficiente y de temperatura
adecuada. También deberán ser abrevados y alimentados en intervalos convenientes, realizando su carga y descarga con equipos y
medios idóneos. Debe recordarse además que, la Ley 3/1996, de 24
de septiembre, sobre accesibilidad y supresión de barreras arquitectónicas, urbanísticas y de la comunicación establece las condiciones
para el acceso de perros guía, a determinados transportes públicos.
Los poseedores de perros, que lo sean por cualquier título, deberán censarlos en el Ayuntamiento donde residan habitualmente, dentro del plazo máximo de tres meses a partir de la fecha de su nacimiento o de un mes desde su adquisición; el animal deberá llevar de
forma permanente su identificación censal.
Cuando uno de los perros a que se refiere el párrafo anterior muera
por muerte natural, por enfermedad, por accidente o por haber sido
sacrificado, su poseedor está obligado a notificar su muerte y su causa,
en el plazo más breve posible, al Ayuntamiento en que estaba registrado el animal, al objeto de darle de baja. La diferencia con otras normas
autonómicas es que estas obligaciones se han trasladado al poseedor en
lugar de asumirlas el propietario, lo que puede entrañar dificultades en
la práctica puesto que quizás el sujeto legitimado ante la administración
que figure en los censos y registros sea el propietario y no el poseedor.
La cetrería no cuenta con una regulación específica e individualizada, aunque la Ley de Cantabria 3/1992, de 18 de marzo de protección de los animales se ocupa de establecer las obligaciones correspondientes para este tipo de práctica cinegética.
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Por último, debe tenerse en cuenta que la introducción o liberación
de especies exóticas puede vulnerar lo dispuesto en la Ley de 29 de
octubre de 1984 sobre protección y fomento de las especies forestales autóctonas.
5.4.- Castilla y León
La Ley 5/1997, de 24 de abril, de protección de los animales de
compañía, es desde nuestro punto de vista y en lo referente a las obligaciones y prohibiciones de poseedores y propietarios una de las normas que gozan de mejor redacción. Como primera medida, atribuye
al poseedor la responsabilidad de la protección y cuidados del animal
así como del cumplimiento de cualquier otra obligación derivada de la
tenencia, determinando la responsabilidad subsidiaria del propietario,
responsabilidad que, a diferencia de otros ordenamientos como el
andaluz, no se presupone sino que es expresa.
Es por tanto el poseedor el responsable inmediato de mantener el
animal en buenas condiciones higiénico y sanitarias, procurarle instalaciones adecuadas para su cobijo, proporcionándole alimentación y
bebida; dándole la oportunidad de ejercicio físico y atendiéndole de
acuerdo con sus necesidades fisiológicas y etológicas en función de su
especie y raza y cumplimentar las formalidades administrativas que en
cada caso procedan. De igual modo corresponden al poseedor los tratamientos sanitarios declarados obligatorios.
En segundo término, se prohíben expresamente las siguientes
prácticas:
-
Matar, maltratar o abandonar a los animales, o someterlos a
prácticas que les pueda producir padecimientos o daños injustificados
-
Mantenerlos permanentemente atados o inmovilizados.
-
Practicarles mutilaciones, excepto las controladas por veterinarios en caso de necesidad o por exigencias funcionales, por
aumento indeseado de la población o para mantener las características propias de la raza
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-
Manipular artificialmente a los animales, especialmente a sus
crías, con objeto de hacerlos atractivos como diversión o juguete para su venta.
-
No facilitarles la alimentación adecuada para su normal y sano
desarrollo.
-
Mantenerlos en instalaciones inadecuadas desde el punto de
vista higiénico-sanitario y con dimensiones y características
inapropiadas para su bienestar
-
Suministrarles alimentos, fármacos, sustancias o practicarles
cualquier manipulación artificial, que puedan producirles
daños físicos o psíquicos innecesarios, así como los que se utilicen para modificar el comportamiento del animal, salvo que
sean administrados por prescripción facultativa.
-
Vender donar o ceder animales a menores de edad o incapacitados sin la autorización de quien tenga la patria potestad o
custodia.
-
Venderlos para experimentación sin cumplir con las garantías o
requisitos previstos en la normativa vigente.
-
Hacer donación de los mismos como reclamo publicitario, premio o recompensa. A excepción de negocios jurídicos derivados
de la transacción onerosa de animales.
-
Mantener a los animales en lugares en los que no pueda ejercerse sobre los mismos la adecuada vigilancia.
-
Imponerles la realización de comportamientos y actitudes ajenas e impropias de su condición o que indiquen trato vejatorio.
-
Serán también responsabilidad del poseedor de un animal, y
subsidiariamente del propietario, los daños, perjuicios y molestias que ocasionen a las personas, cosas, vías, espacios públicos y al medio natural en general de acuerdo con lo establecido en el artículo 1.905 del Código Civil.
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-
El poseedor de un animal deberá adoptar las medidas para evitar la proliferación incontrolada de los animales
-
El poseedor de un animal o persona por él autorizada, deberá
denunciar, en su caso, su muerte, pérdida o extravío a la autoridad competente, en el término de cinco días á partir de que
tal situación se produzca
-
El propietario de cualquier animal que no pueda continuar
teniéndolo lo entregará en los centros, de recogida establecidos
por la Administración.
En cuanto al desplazamiento de animales, se establece que los
medios de transporte y los embalajes utilizados para el mismo deberán ser de las dimensiones adecuadas a cada especie y protegerlos
de la intemperie y de las diferencias climatológicas acusadas, al
objeto de evitar que sufran daños o padecimientos innecesarios Así
mismo deberán llevar la indicación de presencia de animales vivos.
En todo caso, el traslado se realizará tomando las medidas de seguridad necesarias. Durante los tiempos de transporte y espera de
carga y descarga, los animales deberán ser observados y recibir una
alimentación apropiada a intervalos convenientes. La carga y descarga de los animales se realizará deforma adecuada. Los habitáculos donde se transporten los animales deberán mantener unas buenas condiciones higiénico-sanitarias, debiendo estar debidamente
limpios y desinfectados.
También se establece que cuando los animales de compañía
deban permanecer en vehículos estacionados, será necesario adoptar
las medidas pertinentes para que la aireación y temperatura sean adecuadas. La Ley 6/1994, de 19 de mayo, de sanidad animal de Castilla
y León establece condiciones adicionales para el adecuado mantenimiento higiénico sanitario de los animales.
En cuanto a los transportes públicos, se prohíbe el acceso de animales a los mismos, salvo en aquellos que dispongan de lugares
específicamente habilitados para su transporte. No obstante, los conductores de taxis podrán aceptar llevar animales de compañía en su
vehículo.
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Queda prohibida la entrada de animales en locales destinados a la
elaboración, venta, almacenamiento, transporte o manipulación de alimentos, espectáculos públicos, piscinas y otros establecimientos o lugares análogos, así como su traslado en medios de transporte públicos,
estarán sometidos a la normativa sanitaria correspondiente. Asimismo
queda prohibida la entrada en locales y espectáculos públicos.
En los restaurantes, bares, tabernas y aquellos otros en los que se
consuman bebidas y comidas, podrá reservarse la admisión de animales de compañía. En caso de no admisión deberán mostrar un distintivo que lo indique, visible desde el exterior del establecimiento.
Las prohibiciones establecidas en los apartados anteriores no
serán de aplicación a los perros guía, en virtud de lo dispuesto en el
Decreto 217/2001, de 30 de agosto, por el que se aprueba el
Reglamento de Accesibilidad y Supresión de Barreras y la Ley 3/1998,
de 24 de junio, de accesibilidad y supresión de barreras.
Sin perjuicio de las obligaciones anteriores, se establece una serie
de obligaciones adicionales para los animales domesticados. En primer lugar, se determina que la tenencia de animales domesticados y
salvajes en cautividad precisará autorización de la Dirección General
competente previo informe relativo a las condiciones higiénico-sanitarias y de idoneidad. Debe entenderse que se trata de una autorización
de ámbito autonómico independiente de la licencia de competencia
municipal, y que la Dirección General a la que hace alusión dependerá de la Consejería de Sanidad, toda vez que la autorización se otorga
en base a condiciones higiénico sanitarias. En cualquier caso, la
norma no se pronuncia a este respecto, por lo que cabría atribuir la
competencia a la Consejería de Medio Ambiente o Agricultura.
Se prohíbe la circulación de animales considerados peligrosos sin
las medidas protectoras que reglamentariamente se establezcan, de
acuerdo con las características de cada especie. Dado que, de
momento, no se ha aprobado un reglamento autonómico en este sentido, será de aplicación lo dispuesto en el RTAPP:
Como puede apreciarse, las obligaciones establecidas para el poseedor son mucho más amplias que las que puedan establecer otros
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ordenamientos, lo que constituye una garantía no sólo para los animales, sino también para las personas que conviven con los mismos.
Las obligaciones y prohibiciones expuestas con anterioridad son de
aplicación con carácter general a cualquier poseedor, con independencia del tipo de animal que sea objeto de posesión. Sin embargo,
merece especial mención el Decreto 94/2003, de 21 de agosto, por el
que se regula la tenencia y uso de aves de presa en Castilla y León, y
desarrollado por la Orden de 2003, de la Consejería de Medio
Ambiente, dado que es de las pocas Comunidades que se han ocupado de regular la tenencia de estos animales con carácter específico.
Para la concesión de la tenencia de aves de presa, se presentará
un modelo de solicitud normalizado en el Servicio Territorial de Medio
Ambiente de la provincia donde se encuentren ubicadas las instalaciones. Serán requisitos para la concesión del permiso de tenencia:
a) Que los ejemplares a autorizar pertenezcan a algunas de las
especies incluidos en el Anexo I del Decreto 94/2003, exceptuando lo dispuesto en el artículo 29 del citado Decreto.
b) Que el ejemplar se encuentre en buenas condiciones higiénicosanitarias.
c) Que las instalaciones, se ubiquen en la Comunidad Autónoma
de Castilla y León y dispongan de las estancias y los útiles adecuados a las necesidades fisiológicas y etológicas de los ejemplares que alberguen.
El cambio de dirección de las instalaciones de destino, supondrá
una nueva resolución de la autorización, debiendo ser comunicado por
el titular de los ejemplares. La autorización tendrá carácter personal, su
validez se extenderá durante toda la vida del ejemplar, debiendo ir
acompañada del Documento Nacional de Identidad, o documento de
identificación equivalente en el caso de ciudadanos de otros países, así
como la documentación acreditativa de la procedencia del ave.
Junto con la Resolución se expedirá un documento de acreditación
de tenencia de aves de presa, en el que figurarán los datos del titular,
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los datos del ejemplar, la fecha de la resolución y en el reverso las casillas correspondientes a las revisiones anuales8.
En el caso de muerte del ejemplar, el titular del permiso de tenencia estará obligado a comunicar el hecho en el plazo de siete días
hábiles, haciendo constar las circunstancias y lugar en que se hubiera producido, entregando toda la documentación original excepto el
documento original de CITES que se remitirá al organismo competente y el sistema de marcaje del ejemplar en el Servicio Territorial
correspondiente.
Los ejemplares muertos de especies protegidas que estén en posesión de los titulares deberán ser entregados en los correspondientes
Servicios Territoriales.
En el caso de que se pretenda disecar o naturalizar los animales, será
necesario obtener la correspondiente autorización de la Dirección
General del Medio Natural. Es de suponer que la autorización podrá solicitarse con carácter previo a la muerte del animal, puesto que en caso de
ser necesario esperar a la obtención de la autorización para proceder a
la naturalización, con toda probabilidad el ejemplar habrá perdido buena
parte de las cualidades necesarias para la práctica de la taxidermia.
Por otro lado, para el caso de extravío, el titular del permiso de
tenencia estará obligado a comunicar el hecho en el plazo de siete
días hábiles, haciendo constar las circunstancias y lugar en que se
hubiera producido, entregando la documentación del ejemplar en el
Servicio Territorial correspondiente. No basta con cualquier tipo de
comunicación, sino que la comunicación que se efectúe deberá sujetarse al modelo descrito en el Anexo III de la Orden de 2003. Si se produjera la recuperación del ejemplar, estará obligado a comunicar ésta
en el plazo máximo de tres días naturales a fin de que, previa la oportuna inspección del ejemplar y sus sistemas de identificación le sea
devuelta la documentación del ave.
8. El hecho de establecer una revisión anual marca una diferencia frente a la tenencia de otros animales que, como se ha podido comprobar, se revisa con una periodicidad de cinco años.
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Por lo que respecta a la cría en cautividad de aves de presa, las
personas interesadas habrán de presentar la correspondiente solicitud
ante el Servicio Territorial de la provincia donde desee llevar a cabo la
misma, con al menos tres meses de antelación al período natural de
celo de las especies que se pretende criar.
La solicitud deberá ir acompañada de un proyecto de cría que incluirá al menos los siguientes aspectos: especie que se pretende criar, datos
de los progenitores registrados que se pretenden utilizar el primer año
(especie, edad, sexo, sistema de marcaje y CITES), descripción detallada del método de cría, instalaciones, medios y útiles disponibles para llevar a cabo la misma en todas sus etapas, fases y desarrollo del proceso, acompañándose todo ello de los croquis y planos detallados de las
instalaciones, así como el destino que se pretenda dar a los ejemplares
obtenidos. La vigencia del proyecto detallado será de cinco años, siempre que no se cambien las instalaciones, especies y el método de cría.
En el caso de que el solicitante pretenda utilizar para el proceso de
cría un progenitor cuya tenencia la ostente otra persona distinta, deberá acompañar la conformidad escrita de la misma para su cesión temporal en dicha experiencia de cría.
Con carácter anual será necesario comunicar al Servicio Territorial
con dos meses de antelación el plantel de reproductores que van a formar parte de la experiencia de cría. Si durante cualquiera de las fases
del período de cría se produjese una incidencia no prevista en el proyecto original, el titular la deberá comunicar al Servicio Territorial.
Las distintas fases que se produzcan durante el proceso de cría en
cautividad (fertilización, puesta, incubación, nacimientos, viabilidad
de los pollos, y problemas asociados en cada fase), se comunicarán
en los modelos oficiales que se encontrarán a su disposición en los
Servicios Territoriales correspondientes.
En cuanto a la regulación de la práctica de la cetrería, se autoriza
a los mayores de dieciséis años, siempre y cuando se encuentren
acompañados del titular del ave o persona responsable de ésta en
cesión temporal. Toda persona que practique la cetrería estará obligada a mostrar los ejemplares utilizados y su documentación así como la
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restante obligada por la legislación sectorial a cuantas autoridades
competentes en la materia se lo requieran.
Aquellas personas residentes en otras Comunidades Autónomas u
otros países que deseen practicar la cetrería con aves de presa radicadas fuera del territorio de Castilla y León, podrán hacerlo siempre
que éstas porten sistemas de identificación inviolables y cuenten con
las autorizaciones en vigor establecidas por la Comunidad Autónoma
o país de origen, sin perjuicio del cumplimiento de los demás requisitos exigidos, o que se puedan exigir por los organismos competentes
en la materia. Dado que en general el resto de Comunidades
Autónomas no establecen autorizaciones específicas, cabe pensar
que bastará con la licencia para tenencia de animales peligrosos para
la práctica de la cetrería.
En cuanto a los períodos de veda, queda prohibida la caza sobre
fauna silvestre fuera del período hábil de caza establecido (entre el 1
de julio y el 31 de marzo), pudiendo practicarse esta actividad, debidamente autorizada, únicamente sobre piezas de escape procedentes
de granjas cinegéticas debida autorizadas o paloma doméstica soltada por el cetrero, en terrenos cinegéticos y en cuarteles de caza determinados.
Tanto en el caso de animales ordinarios, como en el caso concreto
de las aves de presa, deberá respetarse en todo caso lo dispuesto en la
Ley 8/1991, de 10 de mayo, de espacios naturales de Castilla y León.
5.5.- Castilla La Mancha
En el ámbito competencial de Castilla La Mancha, la tenencia de
animales viene regulada con carácter general por lo dispuesto en la
Ley 7/1990, de 28 de diciembre, de protección de los animales
domésticos. Al igual que en otras autonomías, el poseedor de un animal doméstico estará obligado a mantenerlo en buenas condiciones
higiénico-sanitarias y a realizar cualquier tratamiento declarado obligatorio que le afecte. Asimismo, tendrá la obligación de facilitarle la alimentación adecuada a sus necesidades.
En cuanto a las prohibiciones establecidas, destacan:
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a) Maltratar o agredir a los animales domésticos, o someterlos a
cualquier otra práctica que les pueda producir, sin causa justificada, sufrimientos, daños o la muerte, incluido el abandono y
mutilaciones, excepto las controladas por los veterinarios en
caso de necesidad, exigencia funcional o para mantener las
características de la raza.
b) Mantenerlos en instalaciones que no reúnan las condiciones
higiénico-sanitarias adecuadas.
c) Hacer donación de los mismos como reclamo publicitaria o
recompensas para premiar adquisiciones de naturaleza distinta
a la transacción onerosa de animales.
d) Venderlos, donarlos o cederlos a laboratorios o clínicas sin dar
conocimiento de ello a la Consejería de Agricultura, en la forma
en que reglamentariamente se determine, y sin perjuicio del
cumplimiento de las garantías previstas en la legislación vigente.
e) Venderlos, donarlos o cederlos a menores de 14 años o a incapacitados sin la autorización de quien tenga la patria potestad o custodia.
f) Ejercer su venta ambulante fuera de los mercados y ferias autorizados.
g) Suministrarles alimentos o sustancias que puedan causarles
sufrimientos, daños o la muerte.
En cuanto al transporte, los animales domésticos vivos deberán disponer de espacio suficiente cuando sean transportados de un lugar a
otro. Los medios de transporte y los embalajes que se utilicen se mantendrán en buenas condiciones higiénico-sanitarias, debiendo estar
adecuadamente desinfectados y desinsectados. Durante el transporte,
los animales con destino a vida serán abrevados y recibirán una alimentación apropiada a intervalos convenientes. La carga y descarga de
los animales se realizará de forma adecuada para evitarles daños.
En cuanto a los poseedores de perros, vendrán obligados a censarlos en el Ayuntamiento del Municipio donde habitualmente viva el
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animal, en el plazo máximo de tres meses desde la fecha de su nacimiento o en el de un mes desde que lo adquirió. El animal llevará
necesariamente su identificación censal de forma permanente.
La Ley 1/1994, de 24 de mayo, de accesibilidad y eliminación de
barreras en Castilla-La Mancha, garantiza el acceso al entorno de las personas con limitación visual que vayan acompañadas de perros-guía, para
que pueden acceder a todos los lugares, alojamientos, establecimientos,
locales y demás espacios de uso público, considerándose incluidos entre
los establecimientos de referencia los Centros Hospitalarios públicos y
privados, y los de asistencia ambulatoria; así como los transportes de uso
público, no siendo de aplicación en estos casos el derecho de admisión.
A tal efecto se consideran perros-guía aquellos que han sido adiestrados para el acompañamiento, la conducción y la ayuda de las personas con disminución visual, en escuelas especializadas y oficialmente reconocidas. Los perros-guía deberán identificarse con un distintivo de carácter oficial, y cumplirán las medidas higiénico-sanitarias
a que se encuentran sometidos los animales correspondientes.
5.6.- Cataluña
El marco normativo catalán es sin duda uno de los más desarrollados, tanto a nivel cuantitativo, como cualitativo. Se regula con carácter general la tenencia de animales por medio de la Ley 22/2003, de
4 de julio, de protección de los animales, modificada por la Ley
12/2006 de 27 de julio. Sin embargo, existen multitud de normas que
regulan aspectos diversos relativos a la convivencia entre animales y
personas, como habrá ocasión de comprobar en este mismo epígrafe.
Conforme a la legislación catalana, las obligaciones esenciales de las
personas poseedoras de animales consisten en mantenerles en buenas
condiciones higiénico-sanitarias de bienestar y seguridad, de acuerdo con
las características de cada especie, así como darle la atención veterinaria
básica para garantizar su salud. Entre las prohibiciones, muy similares a
las prescritas por la legislación estatal, se encuentran las siguientes:
a) Maltratarlos, abandonarlos, agredirles físicamente o someterlos a cualquier otra práctica que les produzca sufrimientos o
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daños físicos o psicológicos, matarlos por juego o perversidad
o torturarlos.
b) Suministrarles sustancias que puedan causarles alteraciones
de la salud o del comportamiento, excepto en los casos amparados por la normativa vigente o por prescripción veterinaria.
c) Mantenerlos en instalaciones indebidas desde el punto de vista
higiénico-sanitario de bienestar y seguridad del animal.
d) Practicarles mutilaciones, extirparles las uñas, cuerdas vocales y
demás partes u órganos, salvo las intervenciones hechas con asistencia veterinaria en caso de necesidad terapéutica, para garantizar
su salud o para limitar o anular su capacidad reproductiva. Por motivos científicos o de manejo, podrán realizarse dichas intervenciones
previa obtención de la autorización de la autoridad competente.
e) No facilitarles la suficiente alimentación.
f) Hacer donación de ellos como premio, recompensa, gratificación o regalo de compensación por otras adquisiciones de naturaleza distinta a la transacción onerosa de animales.
g) Venderlos a personas menores de dieciséis años y a personas
incapacitadas sin la autorización de quienes tienen su potestad
o custodia.
h) Someterlos a trabajos inadecuados en lo que concierne a las características de los animales y a las condiciones higiénico-sanitarias.
i) Mantenerlos atados durante la mayor parte del día o limitarles
de forma duradera el movimiento necesario para ellos.
j) Mantenerlos en locales públicos o privados en condiciones de
calidad ambiental, luminosidad, ruido, humos y similares que
pueda afectarlos físicamente así como psicológicamente.
En materia de transporte de animales, las obligaciones son prácticamente idénticas a las contempladas en la legislación estatal, esto es, los
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animales deberán disponer de un espacio suficiente que permita como
mínimo que éstos puedan levantarse y tumbarse si se les traslada de un
sitio a otro. Los medios de transporte o los embalajes deben ser concebidos para proteger a los animales de la intemperie y de las diferencias
climáticas fuertes. Igualmente, los animales deben ser abrevados durante el transporte y deben recibir una alimentación apropiada a intervalos
convenientes. En la carga y descarga de animales debe utilizarse un
equipo adecuado para evitarles daños o sufrimientos.
No puede decirse lo mismo de lo dispuesto en materia de control
de poblaciones de animales, ya que la Ley 22/2003, de 4 de julio, contiene ciertas disposiciones no observadas ni en la normativa estatal, ni
en la de otras comunidades autónomas. En este sentido, la ley catalana determina que pueden efectuarse controles específicos de poblaciones de animales considerados perjudiciales o nocivos, siempre que
no se trate de ejemplares de especies protegidas. Las prácticas destinadas a la protección de las cosechas no deben implicar en caso alguno la destrucción en masa de animales no nocivos, ni de ejemplares
de especies protegidas. No obstante, el Departamento de Medio
Ambiente puede autorizar motivadamente y de forma excepcional la
captura o el control de ejemplares de especies protegidas cuando no
haya otro método para evitar daños. También prohíbe expresamente la
Ley 22/2003, de 4 de julio el uso de colas o sustancias pegajosas
como método para controlar animales vertebrados, excepto el uso de
la liga, previa autorización excepcional del Departamento de Medio
Ambiente, en condiciones estrictamente controladas, de forma selectiva y de pequeñas cantidades de pájaros, para la caza del tordo y la
captura en vivo de pájaros fringílidos.
Otro aspecto innovador de la Ley 22/2003, de 4 de julio, frente a lo
dispuesto en otras normas, es el tratamiento que se hace de la responsabilidad de los tenedores, dado que, a pesar de presentar múltiples similitudes, no alcanza a ser idéntico. La persona poseedora de
un animal, sin perjuicio de la responsabilidad subsidiaria de la persona propietaria, es responsable de los daños, perjuicios y molestias que
ocasione a las personas, a otros animales, a las cosas, a las vías y
espacios públicos y al medio natural en general, de acuerdo con lo
que establece la legislación civil aplicable. Pero además, y sin perjuicio de lo anterior, la persona poseedora de animales salvajes o de ani-
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males de compañía exóticos cuya tenencia es permitida y que, por sus
características, puedan causar daños a las personas, a otros animales,
a las cosas, a las vías y espacios públicos o al medio natural, viene
obligada a mantenerlos en cautividad de manera que se garanticen las
medidas de seguridad necesarias. Asimismo, no puede exhibirlos ni
pasearlos por las vías y espacios públicos y debe tener suscrita una
póliza de seguro de responsabilidad civil, viniendo obligada a evitar su
huida, tanto de los ejemplares como de sus crías.
Otra disposición de interés, por encontrarse únicamente en la
legislación catalana, es que, si bien se permite mediante autorización
excepcional del Departamento de Medio Ambiente, la captura de la
naturaleza y posesión de ejemplares pertenecientes a una especie de
fauna autóctona, los poseedores lo son en condición de depositarias.
Por este motivo, estos animales pueden ser confiscados así como
recuperados por el Departamento de Medio Ambiente y, si procede,
liberados, sin que la persona poseedora pueda reclamar ningún tipo
de derecho o indemnización. En ningún caso estos ejemplares pueden ser objeto de transacción9.
En cuanto a la obligación de censo, se limita a perros y gatos,
debiendo censarlos las personas poseedoras de perros y gatos en el
ayuntamiento del municipio de residencia habitual de los animales
dentro del plazo máximo de treinta días, contado a partir de la fecha
de nacimiento o de la adquisición del animal o del cambio de residencia. Previamente a la inscripción en el censo, hay que haber llevado a cabo la identificación de forma indeleble del animal. En la
mayoría de las Comunidades Autónomas, la obligación de censo se
circunscribe exclusivamente a los perros. Debe tenerse en cuenta que
la identificación de los perros y gatos constituye un requisito previo y
obligatorio para efectuar cualquier transacción del animal, y debe
constar en cualquier documento que haga referencia al mismo.
9. El tratamiento del poseedor como mero detentador o depositario es muy singular,
dado que los animales salvajes tienen la consideración de res nullius según lo establecido en el Código Civil, por lo que son propiedad de quien los tiene, salvo que se demuestre su pertenencia a tercera persona, por lo que cabria plantearse si, de algún modo, esta
regulación contravendría lo dispuesto en el Código Civil y podría llegar a considerarse nula.
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Debe considerarse igualmente que, si bien la normativa estatal obliga
a obtener una licencia municipal para la tenencia de determinados animales, las personas propietarias o poseedoras de animales que pertenecen a las especies de fauna no autóctona deben tener la autorización previa del Departamento de Medio Ambiente, y que esta autorización es distinta a la que se exige con carácter general, no sólo por su contenido, sino
también por la naturaleza del órgano competente para su otorgamiento.
Por su parte, la Ley 19/2003, de 4 de julio, del Taxi restringe el acceso de perros a estos vehículos, salvo en el caso de discapacitados conforme a lo Ley 10/1993, de 8 de octubre, reguladora del acceso al entorno
de las personas con disminución visual acompañadas de perros lazarillo.
En materia de animales peligrosos, destaca en primer lugar el
Decreto 146/2003, de 10 de junio, de transferencia de competencias
de la Generalitat de Cataluña al Consejo General de Aran en materia de
declaración de núcleos zoológicos y de determinación de las funciones
transferidas en materia de protección de los animales y de perros considerados potencialmente peligrosos. Es importante tener en cuenta la
existencia de este Decreto, de cara a posibles procedimientos administrativos, de solicitud de autorizaciones, censo identificación, registros,
etc, ya que será el Consejo General de Arán, dentro de su ámbito territorial, y en materia de protección de animales y perros potencialmente
peligrosos, el órgano competente a todos los efectos.
Junto con esta norma, encontramos la Ley 10/1999, de 30 de julio,
sobre tenencia de perros considerados potencialmente peligrosos.
Conforme a la misma, las medidas de seguridad que deberán observar los poseedores de perros peligrosos son las siguientes:
1. En las vías públicas, en las partes comunes de los inmuebles
colectivos, en los transportes públicos y en los lugares y espacios de uso público en general, los perros deben ir atados y provistos del correspondiente bozal, y en ningún caso pueden ser
conducidos por menores de dieciséis años.
2. Las instalaciones que alberguen a perros potencialmente peligrosos deben tener las siguientes características, a fin de evitar
que los animales salgan de las mismas y cometan daños a ter-
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ceros: a) Las paredes y vallas deben ser suficientemente altas y
consistentes y deben estar fijadas a fin de soportar el peso y la
presión del animal. b) Las puertas de las instalaciones deben
ser tan resistentes y efectivas como el resto del contorno y
deben diseñarse para evitar que los animales puedan desencajar o abrir ellos mismos los mecanismos de seguridad. c) El
recinto debe estar convenientemente señalizado con la advertencia de que hay un perro de este tipo.
El Decreto 170/2002, de 11 de junio, sobre medidas en materia de
perros considerados potencialmente peligrosos desarrolla lo dispuesto
en la Ley 10/1999, de 30 de julio, adaptándolo a lo dispuesto en el
Real Decreto 287/2002, de 22 de Marzo, Reglamento de la Ley de
Régimen Jurídico de la Tenencia de Animales Potencialmente
Peligrosos, determinando la necesidad de que toda persona que lleve
por espacios públicos un perro potencialmente peligroso requiere la
licencia otorgada por el ayuntamiento.
Una última norma que merece una atención especial es el Decreto
110/2003, de 15 de abril, por el que se declara especie de interés
especial la abeja de la miel en Cataluña, dado que es la única autonomía, junto con el País Vasco que regulan con este nivel de detalle,
la tenencia de este tipo de animales.
5.7.- Extremadura
Conforme a la Ley 5/2002, de 23 de mayo, de Protección de los
Animales en la Comunidad Autónoma de Extremadura, a pesar de que su
redacción pueda parecer escueta, las obligaciones del poseedor son claras y precisas: El poseedor viene obligado a proporcionar al animal la alimentación adecuada a sus necesidades y desarrollo, así como mantenerlo en buenas condiciones higiénico-sanitarias, y realizará cualquier tratamiento preventivo o curativo obligatorio. En este párrafo quedan resumidas las obligaciones generales del poseedor, aunque se establecen otras
obligaciones especiales no contempladas en la regulación de otras autonomías, como el deber de proporcionar una muerte indolora y rápida a
todo animal en estado de agonía sin posibilidad de supervivencia. Esta
obligación recaerá sobre el responsable -propietario o no- del animal y la
actuación será siempre llevada a cabo por personal veterinario.
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En cuanto a las prohibiciones, son prácticamente idénticas a las
establecidas con carácter general en la mayoría de las autonomías y
en la regulación estatal, aunque su redacción resulta más precisa, y
algunas merecen ser destacadas por su carácter innovador. A continuación se transcriben las prohibiciones más relevantes:
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-
Abandonar los animales o soltarlos para la práctica de la caza sin
cumplir los requisitos que reglamentariamente se establezcan tendentes a garantizar su supervivencia: La mayoría de las leyes autonómicas se limitan a prohibir su abandono pero no entran a matizar
como en este caso el modo en que se podría considerar su liberación.
-
El uso de sistemas destinados a limitar o impedir su movilidad injustificadamente. Nótese que no se prohíbe su inmovilización, sino el
uso de sistemas. Otro matiz que distingue esta prohibición, es que la
inmovilización no se halle justificada, por lo que parece dar a entender que en algunos supuestos si cabría admitir la inmovilización.
-
Mantener a los animales en estado de desnutrición o sedientos,
salvo que ello obedezca a prescripción facultativa.
-
Obligarlos a trabajar o a producir de forma que se ponga en
peligro su salud.
-
Queda prohibido expresamente a los fotógrafos el uso ambulante de animales como reclamo, así como la utilización de
cualquier tipo de producto o sustancia farmacológica para
modificar el comportamiento de los animales que se utilicen
para trabajo fotográfico.
-
Enajenarlos, a título oneroso o gratuito, con destino a su sacrificio sin la oportuna diligencia sanitaria.
-
Hacer donación de los mismos como reclamo publicitario o
recompensa para premiar adquisiciones de naturaleza distinta
a la transacción onerosa de animales.
-
La posesión, exhibición, compraventa, cesión, circulación,
donación o cualquier otra forma de transmisión de especies pro-
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tegidas por los convenios internacionales suscritos por España,
sin los correspondientes permisos de importación expedidos por
las autoridades designadas por el Gobierno de la Nación para el
cumplimiento de lo expuesto en los citados convenios.
Por último, se establecen una serie de restricciones que parecen más
propias del orden social que de la protección de los animales, bien pudiendo considerarse que se ha producido una personificación de los mismos,
ya que se prohíbe inculcarles la realización de pautas de comportamiento
y aptitudes ajenas e impropias de su condición o que impliquen trato vejatorio, y se dispone que se establecerán reglamentariamente los períodos de
descanso tendentes a evitar el “estrés” de los animales que trabajan.
En cuanto al transporte de animales, y la identificación de los
miembros, las obligaciones son prácticamente idénticas a las obligaciones del resto de las autonomías, por lo que se omite su transcripción. Sin embargo sí consideramos de interés transcribir las obligaciones a las que vienen sujetos los poseedores de los llamados animales
de renta, de acuerdo con la normativa nacional y comunitaria sobre
epizootias. Estas obligaciones son:
a) Atender los dictados de la autoridad competente en cuanto a
campañas de vacunación y de erradicación de enfermedades.
b) No emplear sustancias hormonales o químicas que alteren su
metabolismo, salvo que sea por prescripción facultativa o motivos
zootécnicos debidamente autorizados por el órgano competente.
c) Proporcionar espacios, instalaciones y ambientes sanos y limpios en los lugares de alojamiento, evitando el hacinamiento y
los ambientes deteriorados y manteniendo las adecuadas condiciones higiénico-sanitarias.
d) Suministrar a dichos animales, cualquiera quesea el régimen
de producción, agua y alimentación suficiente para asegurar el
buen rendimiento zootécnico de la explotación.
En otro orden de cosas, el Decreto 54/2002, de 30 de abril, por el
que se aprueba el Reglamento Sanitario de Piscinas de uso colectivo
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de la Comunidad Autónoma de Extremadura, restringe el acceso de
perros a los recintos de piscinas, sin perjuicio de lo dispuesto en la Ley
8/1997, de 18 de junio, de promoción de la accesibilidad en
Extremadura, en materia de perros guía.
Para finalizar, y respecto de la posesión de animales salvajes en
cautividad, se prohíbe su tenencia en recintos no debidamente cercados y su circulación en espacios públicos, así como la tenencia de animales de especies protegidas al margen de lo dispuesto por normas
internacionales de aplicación en España, estatales o autonómicas.
5.8.- Galicia
La normativa de Galicia, es una de las que presenta mayores divergencias respecto del resto de autonomías, aunque no por ello deja de
ser eficaz. La Ley 1/1993 del 13 abril de protección de animales
domésticos y salvajes en cautividad, desarrollada por el decreto
153/1998 del 2 de abril, determina que los poseedores de los animales tienen la obligación de tratarlos humanitariamente y mantenerlos
en buenas condiciones higiénico-sanitarias, de acuerdo con las características propias de la especie, cumpliendo lo dispuesto en esta Ley y
en sus disposiciones reglamentarias. El poseedor será también responsable de adoptar las medidas necesarias para impedir que los animales ensucien las vías o espacios públicos, causen molestias a los
vecinos o pongan en peligro a quien conviva en su entorno.
Los poseedores de animales domésticos y salvajes en cautividad pertenecientes a las especies determinadas en el Decreto 153/1998 del 2 de
abril habrán de censarlos en los correspondientes servicios provinciales
de sanidad en producción animal, en el plazo de un mes. El poseedor de
un animal, sin perjuicio de la responsabilidad subsidiaria del propietario,
será responsable de los daños y perjuicios que ocasione el mismo.
En cuanto al transporte de los animales, habrá de efectuarse de
acuerdo con las peculiaridades propias de cada especie. Al mismo
tiempo, tendrán que cumplir los requisitos higiénico-sanitarios exigidos por la normativa específica. El traslado está sujeto a autorización
oficial, regulada por medio del Decreto 355/1994, de 2 de diciembre,
modificado por el Decreto 34/2004, de 29 de enero.
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Para el caso de animales salvajes en cautividad procedentes de importación autonómica, se prevé que su tenencia precise de informe previo de
la Consejería de Agricultura, Ganadería y Montes relativo a las condiciones
higiénico-sanitarias del animal. De igual modo se limita la tenencia de animales salvajes peligrosos para el hombre fuera de los locales autorizados
por la Consejería de Agricultura, Ganadería y Montes, así como su circulación por lugares abiertos al público sin las medidas protectoras que se
establezcan, de acuerdo con las características de cada especie.
El Decreto 153/1998, del 2 de abril, contiene otras muchas referencias a la tenencia o posesión de animales en el sentido de evitar
daños o molestias a los ciudadanos, así los artículos 29 -las cancillas,
cuadras, y demás alojamientos para acoger animales deberán disponer
de cerramientos o otros mecanismos que, sin producir daños o molestias físicas, eviten las fugas-, 30 -queda prohibida la tenencia de animales peligrosos para el hombre sin disponer de recintos apropiados, y
su circulación en espacios públicos o en locales abiertos al publico sin
las debidas garantías de seguridad-, 49 -los animales libres en viviendas con acceso a la vía publica deberán estar cercados de manera que
no puedan alterar o asustar a los viandantes-, 50 -en las vías publicas,
los perros irán provistos de bozal, correa, y collar con identificación del
propietario-, estableciendo en los artículos 51 y 52 el procedimiento
que hay que seguir en el caso de que una persona fuese agredida por
un animal. La Ley 5/1996, de 6 de junio, sobre el acceso al entorno de
las personas con deficiencia visual, establece determinadas excepciones a estos preceptos, en relación con la tenencia de perros guía.
Sin perjuicio de lo dispuesto en la Ley 1/1993 y su reglamento de
desarrollo, Galicia cuenta además con una disposición específica en
materia de animales potencialmente peligrosos: el Decreto 90/2002,
de 28 de febrero. Conforme a este decreto, la tenencia de animales
potencialmente peligrosos está sujeta a control administrativo previo,
requiriendo la obtención de licencia, cuya validez no excederá de
cinco años. La obtención de la licencia, requerirá, la presentación de
una memoria descriptiva de las instalaciones y las medidas de seguridad para impedir la huida de los animales.
Por otro lado, y al igual que en otros ordenamientos, los dueños de
los animales potencialmente peligrosos vienen obligados a suscribir un
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Las distintas formas de responsabilidad derivada de la tenencia de animales
seguro de responsabilidad civil con una cobertura mínima de 125.000
euros, que deberá ser renovado con carácter anual, por su responsabilidad por los daños que pueda causar a terceros, aunque el animal
fuera cedido por otra persona para su cuidado. La constitución de
dicho seguro será requisito indispensable y previo para la identificación de los animales y su inscripción en el registro. Una vez obtenida
la licencia municipal, sus titulares deberán inscribirse en el registro
municipal de animales potencialmente peligrosos, en el plazo de 15
días contados a partir de la obtención de la licencia. De igual modo,
los propietarios, criadores o tenedores de los animales tendrán la obligación de identificar a los animales con un microchip en sus tres primeros meses de vida o un mes después de su adquisición
Existe además el deber de comunicar al registro la realización de
la castración o esterilización del animal, si esta se produce, para lo que
remitirán una copia de la certificación veterinaria correspondiente
En materia de seguridad ciudadana, tendrán la obligación de garantizar
la óptima convivencia de estos animales con los seres humanos y se eviten
molestias a la población. Las instalaciones destinadas a albergar animales
potencialmente peligrosos pertenecientes a la fauna silvestre alóctona o
exótica precisan cumplir las medidas de seguridad que eviten las fugas de
estos animales. Todas las instalaciones destinadas a albergar animales
potencialmente peligrosos deberán reunir como mínimo las siguientes
medidas de seguridad: A) Las paredes de las instalaciones serán suficientemente altas y consistentes y deberán estar fijadas con el fin de que soporten el peso y los envites del animal. B) Las puertas de las instalaciones
deberán estar diseñadas para evitar que los animales puedan abrir los
mecanismos de cierre. C) El recinto estará señalizado con la advertencia de
que se encuentra en su interior un animal potencialmente peligroso.
En todo caso, los perros peligrosos sólo podrán circular en las vías
publicas y en los lugares y espacios de uso publico en general, atados
con correa no extensible y de una longitud no superior a los 2 metros,
provistos del correspondiente bozal homologado para su raza, y en
ningún caso podrán ser conducidos por un menor de 16 años.
Conforme al Decreto 245/2003, de 24 de abril, por el que se establecen las normas de seguridad en los parques infantiles, el acceso de
este tipo de animales a los parques se encuentra restringido.
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En materia de protección ambiental, y en lo relativo a los ruidos
producidos por animales habrá que estar a las limitaciones establecidas en el Decreto 320/2002, de 7 de noviembre, por el que se aprueba el Reglamento que establece las ordenanzas tipo sobre protección
contra la contaminación acústica, y a la Ley 9/2001, de 21 de agosto,
de Conservación de la Naturaleza, en cuanto a la introducción o liberación de especies animales alóctonas en el medio natural.
5.9.- Islas Baleares
La Ley 1/1992, de 8 de abril, de protección de los animales que
viven en el entorno humano, tiene por objeto el establecimiento de las
normas para la protección de los animales, ya sean domésticos,
domesticados o salvajes en cautividad, que viven en el entorno humano perteneciente al ámbito competencial.
Entre las obligaciones generales de los poseedores se encuentran
mantenerlo en buenas condiciones higiénico-sanitarias y realizar cualquier tratamiento preventivo que haya sido declarado obligatorio.
En el lado de las prohibiciones generales determinadas por la Ley
1/1992, destacan:
a) Torturar, maltratar e inflingir daños, sufrimientos o molestias
gratuitas a los animales.
b) Abandonarlos.
c) El uso de toda suerte de artilugios destinados a limitar o impedir la
movilidad de los animales, que les produzcan daños o sufrimientos o que les impidan mantener la cabeza en posición normal.
d) Mantener a los animales en estado de desnutrición o sedientos
sin que ello obedezca a prescripción facultativa.
e) Mantenerlos en condiciones inadecuadas desde el punto de
vista higiénico-sanitario, o inadecuadas para la práctica del cuidado y atención necesarios de acuerdo con las necesidades
fisiológicas y etológicas según raza y especie.
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f) Obligarlos a trabajar o a producir en caso de enfermedad o desnutrición así como una sobreexplotación que ponga en peligro
su salud.
g) Suministrarles sustancias no permitidas con la finalidad de
aumentar su rendimiento o producción.
h) Practicar mutilaciones a los animales, excepto las controladas
por facultativo competente en caso de necesidad o para darles
la presentación habitual de la raza.
i) Enajenar a título oneroso o gratuito con animales con destino a
no ser sacrificados sin la oportuna diligencia en su documentación sanitaria o cartilla ganadera, si sufren enfermedades parasitarias o infecto-contagiosas en periodo de incubación.
j) Venderlos o cederlos a laboratorios, clínicas y particulares, al
objeto de su experimentación, sin la correspondiente autorización y supervisión, cuando así se estime oportuno, de la
Consejería de Agricultura y Pesca.
k) Venderlos a los menores de dieciocho años y a los incapacitados, sin la autorización de aquellos que tengan la patria potestad o custodia.
l) Ejercer la venta ambulante de los animales fuera de los mercados o ferias legalizados.
m)
El sacrificio no eutanásico de los animales.
n) La posesión, exhibición, compraventa, cesión, circulación,
donación o cualquier otra forma de transmisión de especies protegidas por los convenios internacionales suscritos por el Estado,
sin los correspondientes permisos de importación expedidos por
las autoridades designadas por el Gobierno del Estado para el
cumplimiento de lo expuesto en los citados convenios.
En lo referente al alojamiento destinado a cobijar animales, se dispone que debe reunir al menos las siguientes condiciones: a) Ser
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estancos con respecto al medio exterior. b) Estar bien ventilados. c)
Reunir las condiciones higiénicas establecidas reglamentariamente en
cualquier normativa específica o en las disposiciones de la Comunidad
Económica Europea: d) Tener unas dimensiones mínimas por animal,
tanto en superficie como en altura, que se determinarán reglamentariamente y que, en cualquier caso, permitirán la estancia cómoda del
animal. e) Disponer de cierres u otros artilugios que sin producirles
daños o molestias físicas eviten las fugas. Asimismo deberán disponer
de espacios a cielo abierto destinados al ejercicio físico del animal o
pastoreo. f) Disponer de sistemas de abastecimiento de agua potable,
de suministro de agua a presión para limpieza y de evacuación de
líquidos residuales para las especies que lo requieran.
Salta a la vista que esta normativa sólo podrá ser aplicable en el
caso de que los animales se alojen en espacios especialmente destinados para tal fin, tales como establos o cuadras, puesto que los llamados animales domésticos destinados a vivir en viviendas, tales
como perros, o gatos, pocas veces van a poder disfrutar de estas condiciones. Sucede igual con las aves, que difícilmente podrán disponer
de espacios a cielo abierto, por la necesidad de albergarlos en jaulas
destinadas a evitar que se escapen. Para estos animales, que en la
práctica son los más comunes, la ley establece lo siguiente:
Los habitáculos de los perros que hayan de permanecer la mayor
parte del día en el exterior, deberán estar construidos de materiales
impermeables que los protejan de las inclemencias del tiempo y serán
ubicados de tal forma que no estén expuestos directamente, de forma
prolongada, a la radiación solar ni a la lluvia. El habitáculo será suficientemente largo, de tal forma que el animal quepa en él holgadamente. La altura deberá permitir que el animal pueda permanecer con
el cuello y la cabeza estirados, la anchura estará dimensionada de
forma tal que el animal pueda darse la vuelta dentro del habitáculo, la
base de este consistirá en una solera construida, en su caso, sobre la
superficie del terreno natural.
También se establece que cuando los perros deban permanecer
atados a un punto fijo, la longitud de la atadura no podrá se inferior en
ningún caso a tres metros, y será como mínimo la medida resultante de
multiplicar por cuatro la longitud del animal comprendida entre el
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morro y el inicio de la cola. Siempre que sea posible, la cadena de sujeción del animal se dispondrá de manera que pueda correr a lo largo de
un alambre de mayor longitud aplicable. El animal tiene que poder llegar con comodidad al habitáculo, para poderse cobijar, y a un recipiente con agua potable. Debe tenerse en cuenta que, si el perro debe
permanecer atado la mayor parte del tiempo, es obligatorio dejarlo libre
una hora al día como mínimo para que pueda hacer ejercicio, y que la
Ley 1/1992 prohíbe expresamente atar a otros animales de compañía.
En cuanto a los animales de jaula, las mismas tendrán unas dimensiones que estén en consonancia con sus necesidades fisiológicas y etológicas.
Se prohíbe expresamente la tenencia de animales peligrosos para
el hombre en recintos no debidamente cercados y su circulación en
espacios públicos o en locales abiertos al público, así como la tenencia de animales de especies protegidas por normas internacionales de
aplicación en España, estatales o autonómicas.
De igual modo se prohíbe la tenencia de animales salvajes que no
se adapten a la cautividad, excepto por motivos de investigación científica o conservación de las especies.
Los animales, durante su transporte, deberán ser protegidos de la
lluvia y de las temperaturas extremas, así como disponer de espacio
suficiente durante su transporte. Cuando los animales de compañía
deban permanecer en vehículos estacionados se adoptarán las medidas pertinentes para que la aireación y la temperatura sean adecuadas.
Los lugares destinados al estacionamiento o al reposo de los animales
deberán disponer de agua potable y su diseño deberá permitir la protección de los mismos contra la fuerte acción de los rayos solares y la lluvia.
En lo relativo a la protección de agentes climatológicos externos, esta
norma diverge de la mayoría de normas autonómicas donde la protección no se limita a la lluvia y temperaturas extremas, sino que se extiende a la protección de la intemperie y diferencias climatológicas acusadas, lo que también protege al animal de nevadas, heladas, fuertes vientos y otras agresiones ambientales. En cuanto a la obligación de que dispongan de espacio suficiente, constituye una indeterminación jurídica,
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ya que se encuentra pendiente de determinar por vía reglamentaria cuál
debe ser la superficie mínima por animal de los módulos de transporte
Al igual que en el resto de normas autonómicas, durante el transporte, los animales recibirán una alimentación y serán abrevados a
intervalos convenientes, de al menos veinticuatro horas y de acuerdo
con las necesidades de la raza y especie, y los equipos empleados
para la carga y descarga de animales deberán estar diseñados con el
fin de evitarles daños y sufrimientos.
Se contempla la posibilidad de que la autoridad competente prohíba
el acceso de animales de compañía a los transportes colectivos durante las horas de máxima concurrencia, excepto en el caso de perros lazarillo, conforme desarrolla la Ley 5/1999, de 31 de marzo, de perros de
guía. Los conductores de taxis podrán aceptar animales de compañía de
manera discrecional, con el derecho a percibir el correspondiente suplemento que hubiere autorizado la autoridad competente.
En cuanto al deber de censar los perros, corresponde a los poseedores que lo sean por cualquier título, y disponen de un plazo máximo
de seis meses, contado a partir de la fecha de nacimiento del animal,
a diferencia con la mayoría de ordenamientos donde el plazo es de
tres meses. El animal deberá llevar necesariamente su identificación
censal de forma permanente.
Por último se determina que el poseedor de un animal, sin perjuicio
de la responsabilidad subsidiaria del propietario, será responsable de los
daños, perjuicios y molestias, que ocasionen a las personas, cosas, vías
y espacios públicos y al medio natural en general, así como de adoptar
las medidas necesarias para impedir que los animales ensucien las vías
y los espacios públicos o que produzcan molestias al vecindario.
5.10.- Islas Canarias
Canarias regula la tenencia de animales en el ámbito de convivencia
humano mediante la Ley 8/1991, de 30 de abril, de Protección de los
Animales, que se ocupa no sólo de proteger a estos animales, sino de proteger a las personas frente a las agresiones de cualquier tipo que estos
pudieran ocasionar. La responsabilidad del propietario y el poseedor es de
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carácter solidario, lo cual diferencia esta norma de otras normas autonómicas donde la responsabilidad del propietario opera subsidiariamente.
Sin embargo, se considera al propietario como responsable subsidiario
para el caso en que el animal ocasione molestias al vecindario así como
por los daños y emisiones de excretas en las vías y espacios públicos
Entre las obligaciones generales de ambos, propietario y poseedor
se encuentran las habituales en este tipo de regulación, es decir, mantenerlo en buenas condiciones higiénico-sanitarias, realizando cuantas actuaciones sean precisas para ello. Las prohibiciones son igualmente las genéricas, con algunos matices:
a) Maltratar a los animales o someterlos a cualquier práctica que
les pueda producir sufrimientos o daños injustificados.
b) Abandonarlos.
c) Mantenerlos en instalaciones inadecuadas desde el punto de
vista higiénico-sanitario, insuficientemente espaciosas para el
número de animales que albergue, e inadecuadas, igualmente,
para la práctica de los cuidados y las atenciones necesarias.
d) Practicarles mutilaciones, excepto las controladas por veterinarios en caso de necesidad, por exigencia funcional o para mantener las características de la raza.
e) No facilitarles la alimentación necesaria para su normal desarrollo.
f) Hacer donación de los mismos como reclamo publicitario o
como recompensa por otras adquisiciones de naturaleza distinta a la transacción onerosa de animales.
g) Venderlos a laboratorios o clínicas sin el cumplimiento de las
garantías previstas en la normativa vigente.
h) Venderlos a menores de 16 años o a incapacitados psíquicos.
i) Ejercer la venta ambulante de animales, sin las autorizaciones
reglamentarias.
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j) Suministrarles sustancias que puedan causarles sufrimientos o
daños innecesarios o aquellas que se utilicen para modificar el
comportamiento del animal, salvo que se efectúe por prescripción facultativa.
También queda prohibida expresamente la tenencia de animales en
lugares donde no pueda ejercerse la adecuada atención y vigilancia.
La Ley 8/1991 determina que el traslado de animales vivos se efectuará en la forma en que reglamentariamente se determine para
garantizar su cuidado, salubridad y seguridad. Dado que por el
momento no existe un reglamento al efecto, será de aplicación en
materia de transporte lo dispuesto en la normativa estatal.
Los propietarios de perros vienen obligados a identificarlos y censarlos en el Ayuntamiento donde habitualmente viva el animal, dentro del plazo máximo de tres meses, contados a partir de la fecha de
nacimiento, o de un mes después de su adquisición. El animal deberá llevar necesariamente su identificación censal de forma permanente. Esta obligación parece más razonable que la de otras normas
autonómicas que trasladan al poseedor o mero detentador del animal
la obligación de identificación y censo. En el caso de los perros deberán ser vacunados con carácter obligatorio. Desde nuestro punto de
vista, esta obligación debería hacerse extensiva al resto de animales
de ámbito doméstico que sean susceptibles de transmitir enfermedades a seres humanos.
La protección del Medio Ambiente en Canarias se regula mediante
el Decreto Legislativo 1/2000, de 8 de mayo, por el que se aprueba el
Texto Refundido de las Leyes de Ordenación del Territorio de Canarias
y de Espacios Naturales de Canarias, que sustituyó la Ley 12/1994, de
19 de diciembre, de espacios naturales de Canarias.
5.11.- La Rioja
La Rioja es una de las pocas Comunidades Autónomas que, con el
fin de adecuar nuestra normativa a la Unión Europea, se ha ocupado
de ampliar el ámbito de aplicación de la normativa de perros y gatos a
los hurones, tal y como los contempla el Reglamento (CE) nº 998/2003
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por el que se aprueban las normas zoosanitarias aplicables a los desplazamientos de animales de compañía sin ánimo comercial y la
Decisión de la Comisión 2003/803/CE por la que se establece un
modelo de pasaporte para los desplazamientos intracomunitarios de
perros, gatos y hurones. Es además una de las regiones que han manifestado un mayor interés por la adecuada identificación de los animales, desarrollando una normativa específica e independiente para la
identificación de los animales de compañía.
La regulación de las relaciones entre los animales y las personas
dentro de un espacio de convivencia común viene determinada por la
Ley 5/1995, de 22 de marzo, de protección de los animales, que fue
modificada por la Ley 2/2000, de 31 de mayo, de modificación de la
Ley 5/1995, de 22 de marzo, de Protección de los Animales. En cuanto a la identificación, es el Decreto 61/2004, de 3 de diciembre, por el
que se aprueba el Reglamento Regulador de la Identificación de los
Animales de Compañía (perros, gatos y hurones) en la Comunidad
Autónoma de La Rioja, el que se ocupa de establecer la adecuada
reglamentación. Con anterioridad, La Rioja ya había aprobado una
normativa específica en este sentido, el Decreto 64/2002, de 13 de
diciembre. Sin embargo, este nuevo Decreto 64/2002, de 13 de
diciembre, por el que se aprueba el Reglamento Regulador de la identificación de los animales de compañía (perros y gatos) en la
Comunidad Autónoma de La Rioja, fue declarado nulo por sentencia
nº 157 de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal
Superior de Justicia de La Rioja.
La Ley 5/1995, de 22 de marzo, en su redacción actual, dispone que
el poseedor de un animal tiene la obligación de mantenerlo en buenas
condiciones higiénico-sanitarias y aplicar todo tratamiento preventivo
declarado obligatorio, y que tiene la obligación de facilitarle la alimentación adecuada a sus necesidades. Esto incluye adoptar las medidas
necesarias para impedir que se ensucien las vías y espacios públicos.
Establece además las prohibiciones siguientes:
a) Maltratar o agredir físicamente a los animales, así como someterlos a cualquier otra práctica que les pueda producir sufrimientos o daños injustificados.
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b) Abandonarlos.
c) Mantenerlos en instalaciones indebidas desde el punto de vista
higiénico-sanitario o inadecuadas para la práctica de los cuidados y la atención necesarios que exijan sus necesidades etológicas, según raza y especie.
d) Practicarles mutilaciones, excepto las efectuadas o controladas
por los veterinarios en caso de necesidad o por exigencia funcional, o para mantener las características estéticas.
e) Suministrarles alimentos o sustancias que puedan causarles
sufrimientos, daños o la muerte, así como alimentarlos con vísceras, cadáveres y despojos procedentes de otros animales que
no hayan superado los oportunos controles sanitarios.
f) Hacer donación de los mismos como premio, reclamo publicitario, recompensa o regalo de compensación, por otras adquisiciones de naturaleza distinta a la transacción onerosa de animales.
g) Venderlos, donarlos o cederlos a laboratorios o clínicas sin el
cumplimiento de las garantías previstas en la normativa vigente.
h) Venderlos, donarlos o cederlos a menores de catorce años o a
incapacitados sin la autorización de quienes tengan la patria
potestad o custodia de los mismos.
A pesar de estas prohibiciones, o sin perjuicio de las mismas, se
consideran justificadas las acciones encaminadas al control o eliminación de las poblaciones animales cuya proliferación resulte perjudicial
o nociva, así como todas las prácticas destinadas a la protección de
cosechas y bienes culturales que no impliquen la destrucción en masa
de animales no nocivos, siempre y cuando no se trate de especies protegidas por las normas estatales y convenios internacionales, dejando
a salvo lo dispuesto en la Ley 4/2003,de 26 de marzo, de
Conservación de Espacios Naturales de La Rioja.
En cuanto al transporte de animales, se deberán adoptar las condiciones necesarias para garantizar su protección y bienestar.
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Las distintas formas de responsabilidad derivada de la tenencia de animales
Con relación al sacrificio de animales criados para la obtención de
productos útiles para el hombre y de animales de compañía cuando
proceda, se efectuará en los lugares autorizados para ello, y con las
técnicas que garanticen un proceso instantáneo e indoloro, y siempre
con aturdimiento previo del animal, a excepción del sacrificio de cerdos para consumo familiar, es decir, la llamada matanza, utilizando
métodos que impliquen el mínimo sufrimiento. (Estas obligaciones se
desarrollan mediante la Ley de la Comunidad Autónoma de La Rioja
7/2002, de 18 de octubre, de Sanidad Animal.)
Los poseedores de animales domésticos de renta estarán obligados
además a:
a) Cumplir lo relativo a los programas de erradicación de enfermedades que se establezcan, así como a las campañas obligatorias de vacunación.
b) Cumplir en materia de identificación animal la normativa de la
Unión Europea y legislación sectorial vigente.
c) Acatar lo establecido por la legislación vigente en todo lo relacionado con medicamentos de uso veterinario y residuos en
animales vivos y sus productos.
d) Establecer espacios y ambientes sanos y limpios en los lugares
de alojamiento, evitando el hacinamiento y los ambientes deteriorados y manteniendo las adecuadas condiciones higiénicosanitarias.
e) Procurar a dichos animales, aun en los casos de explotaciones
en régimen extensivo, una alimentación suficiente.
Por lo que respecta a la identificación de los animales de compañía, se regula mediante el Decreto 61/2004, de 3 de diciembre, por el
que se aprueba el Reglamento Regulador de la Identificación de los
Animales de Compañía (perros, gatos y hurones) en la Comunidad
Autónoma de La Rioja. Este Decreto tiene por objeto establecer la obligación de identificar a los animales de compañía, considerando como
tales a estos efectos a perros, gatos y hurones, en la Comunidad
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Autónoma de La Rioja, regular el sistema autorizado para dicha identificación, así como regular el procedimiento de tramitación de la
documentación que permita tener almacenados los datos identificativos de los animales y sus dueños en una base de datos informatizada.
La norma cuenta con un glosario de términos muy desarrollado desde
el punto de vista técnico, que no deja lugar a algún tipo de duda sobre
su interpretación, estableciendo como único sistema válido de identificación individual el transpónder, es decir, la utilización del mecanismo electrónico de identificación mediante la implantación subcutánea
en el lado izquierdo del cuello del animal.
Por último, la tenencia concreta de perros guía, se regula mediante la Ley 1/2000, de 31 de mayo, de perros guía acompañantes de
personas con deficiencia visual, concretando los lugares a los que
podrán tener acceso a diferencia de otros animales, tales como piscinas y otros espacios públicos.
5.12.-Madrid
El ordenamiento autonómico de la Comunidad de Madrid en materia de tenencia de animales, distingue a nivel normativo entre la regulación general de la protección de animales, que se realiza por medio de
la Ley 1/1990, de 1 de febrero, de protección de los animales domésticos, modificada por la Ley 1/2000, de 11 de febrero, y la ordenación de
la tenencia de animales potencialmente peligrosos cuya reglamentación
corresponde al Decreto 30/2003, de 13 de marzo, por el que se aplica
en la Comunidad de Madrid el Real Decreto 287/2002, de 22 de marzo,
y se crean los registros de perros potencialmente peligrosos.
Comenzando con la protección de animales, las obligaciones previstas para el tenedor de los mismos consisten en mantenerlo en buenas condiciones higiénico-sanitarias y realizar cualquier tratamiento
preventivo declarado obligatorio.
El tenedor también estará obligado a adoptar las medidas que
resulten precisas para evitar que la posesión, tenencia o circulación de
los animales pueda suponer una amenaza, infundir temor u ocasionar
molestias a las personas. En los lugares cerrados donde existan perros
sueltos deberá advertirse su presencia en lugar visible y de forma ade-
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cuada. Estos últimos deberes cívicos no se contemplan en la mayoría
de las regulaciones autonómicas y, desde nuestro punto de vista,
deberían introducirse, para tratar de garantizar una adecuada convivencia entre los animales, sus tenedores y el resto de los vecinos.
El titular de un perro está obligado a contratar un seguro de responsabilidad civil que cubra la indemnización por los posibles daños
que pueda ocasionar a las personas o bienes, en la forma que reglamentariamente se establezca. La norma no establece un mínimo de
cobertura, por lo que se estará a lo dispuesto en la legislación estatal.
Entre las prohibiciones, se contemplan las generales de la legislación estatal y se añaden algunas otras que consideramos de especial
interés, como son:
-
Mantener animales en terrazas, jardines o patios en horario nocturno, cuando ocasionen molestias evidentes a los vecinos, así como
en lugares donde no pueda garantizarse su adecuada vigilancia,
-
Circular por vías y espacios públicos urbanos con animales, sin observar las medidas de seguridad que reglamentariamente se establezcan, tendentes a controlar y dominar un posible ataque del animal,
-
Permitir la entrada de animales en zonas destinadas a juegos
infantiles, consentir que los animales beban directamente de
grifos o caños de agua de uso público,
-
Incitar o consentir a los perros a atacarse entre sí o contra personas o bienes, no adoptando de inmediato las medidas precisas para neutralizar dichas acciones,
-
Poseer, en un mismo domicilio, más de cinco perros y gatos, sin
la correspondiente autorización. (Debemos entender que se
trata de una autorización especial para la tenencia de esta cantidad de animales, sin que baste la autorización individual para
la tenencia de independiente de cada uno de ellos).
Desde nuestro punto de vista, consideramos muy acertada la introducción de estas prohibiciones, dado que su cumplimiento no entra-
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ña especial dificultad pero sirve de modo eficaz para facilitar unas
adecuadas relaciones de vecindad.
En caso de que se vaya a proceder al traslado de los animales,
estos deberán disponer de espacio suficiente. Los medios de transporte o los embalajes deberán ser concebidos para proteger a los animales de la intemperie y de las diferencias climatológicas acusadas,
debiendo llevar estos embalajes la indicación de la presencia de animales vivos. Durante el transporte y la espera, los animales serán
abrevados y recibirán alimentación a intervalos convenientes. El habitáculo donde se transporten los animales deberá mantener unas buenas condiciones higiénico-sanitarias, en consonancia con las necesidades fisiológicas y etológicas de cada especie, debiendo estar debidamente desinsectado y desinfectado. La carga y descarga de los animales se realizará de forma adecuada. Como deber adicional no
observado en otros ordenamientos, se prevé que, en caso de que los
animales sean considerados agresivos, su traslado sólo podrá hacerse
contando con las medidas de seguridad necesarias.
El acceso de perros a los transportes públicos en el área metropolitana de Madrid, se restringe por medio del Decreto 206/2000, de 14 de
septiembre, del Consejo de Gobierno, por el que se aprueba el
Reglamento de Viajeros de la "Empresa Municipal de Transportes de
Madrid, Sociedad Anónima" (EMT) y el Decreto 49/1987, de 8 de mayo,
por el que se aprueba el reglamento de viajeros del ferrocarril metropolitano de Madrid, con la excepción de los perros lazarillo, introducida por
la Ley 23/1998, de 21 de diciembre, sobre el acceso de las personas
ciegas o con deficiencia visual usuarias de perro guía al entorno.
En cuanto a la responsabilidad por los daños y perjuicios ocasionados por un animal, así como la adopción de adoptar las medidas
necesarias para evitar que ensucie las vías y espacios destinados al
uso público urbano, procediendo en su caso a su limpieza queda atribuida con carácter exclusivo al poseedor.
Con respecto al caso concreto de la tenencia de animales potencialmente peligrosos, las obligaciones que se establecen en el Real Decreto
30/2003, de la Comunidad de Madrid para los tenedores, coinciden plenamente con las establecidas en la legislación estatal. No obstante, el
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Las distintas formas de responsabilidad derivada de la tenencia de animales
Real Decreto 30/2003, de la Comunidad de Madrid, contempla un procedimiento detallado para el registro de animales, sin embargo, al igual
que en la normativa estatal, la regulación de la identificación ha desaparecido al quedar derogado el Decreto 13/1999, de 4 de febrero, por el
que se regula la identificación y tenencia de perros de razas de guarda y
defensa, y la Resolución 5 de abril de 1999, sobre normas complementarias para la llevanza del registro de identificación de animales de compañía, en virtud de la Disposición Derogatoria del Real Decreto vigente.
La Ordenanza Municipal de Madrid sin embargo, sí que concreta
el modo en que los animales deben ser identificados y determina la
obligación de inscribir el animal en el Registro de Identificación de
Animales de Compañía de la Comunidad de Madrid.
En la Comunidad de Madrid, existe además un Registro de
Infractores de la normativa de perros potencialmente peligrosos, independiente del Registro Central Informatizado y los Registros
Municipales de Perros potencialmente peligrosos.
La Ley 2/1991, de 14 de febrero, para la protección y regulación
de la fauna y flora silvestres en la Comunidad de Madrid, se encarga
de restringir la introducción de especies no autóctonas o su liberación,
en el ámbito territorial de la Comunidad de Madrid, siempre que
ponga en riesgo el equilibrio de las especies preexistentes.
5.13.- Murcia
La Región de Murcia no dispone de una normativa específica que
regule el caso concreto de la tenencia de animales potencialmente peligrosos. A pesar de ello, muchos municipios murcianos como el de Totana,
cuentan con Ordenanzas que regulan aspectos concretos sobre la tenencia de animales potencialmente peligrosos. Si cuenta sin embargo con la
Ley 10/1990, de 27 de agosto, de protección y defensa de los animales
de compañía, que habrá que aplicar con carácter general a estos supuestos, y la Ley 3/1994, de 26 de julio, que se encarga de regular los supuestos especiales de disminuidos visuales usuarios de perros-guía.
El poseedor de un animal, sin perjuicio de la responsabilidad subsidiaria del propietario, será responsable de los daños, perjuicios y
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molestias que causare, y deberá adoptar las medidas necesarias para
impedir que ensucie las vías y los espacios públicos.
El poseedor de un animal tiene la obligación de mantenerlo en
buenas condiciones higiénico-sanitarias y realizar cualquier tratamiento preventivo declarado obligatorio. La tenencia de animales en solares abandonados y, en general, en aquellos lugares en que no pueda
ejercerse sobre los mismos la necesaria vigilancia, se realizara de
manera que dichos animales disfruten de los cuidados y protección
suficientes para que desarrollen su vida en condiciones adecuadas.
En ningún caso se podrá:
a) Maltratar o abandonar, a los animales o someterlos a cualquier otra
practica que les puedan producir sufrimientos o daños injustificados.
b) Mantenerlos en instalaciones indebidas desde el punto de vista
higiénico-sanitario, o inadecuadas para la práctica de los cuidados y la atención necesarios, de acuerdo con sus necesidades etológicas, según raza y especie.
c) Practicarles mutilaciones, excepto la intervención veterinaria en
caso de necesidad o por exigencia funcional.
d) Negarles la alimentación necesaria para su normal desarrollo.
e) Venderlos a laboratorios o clínicas sin el cumplimiento de las
garantías previstas en la normativa vigente.
f) Ejercer su venta ambulante fuera de los mercados o ferias legalizadas.
g) Suministrarles alimentos que contengan sustancias que pueden causarles sufrimientos o daños innecesarios, así como sustancias estimulantes no permitidas.
h) Hacer donación de los mismos como premio, reclamo publicitario o recompensa por otras adquisiciones de naturaleza distinta a la transacción onerosa de animales.
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Las distintas formas de responsabilidad derivada de la tenencia de animales
Para el transporte de animales, deberán disponer del espacio
suficiente si se les traslada de un lugar a otro. Los medios de transporte o los embalajes deberán ser concebidos para proteger a los
animales de la intemperie y de las diferencias climatológicas acusadas, debiendo llevar estos embalajes la indicación de la presencia de animales vivos. Si son agresivos, su traslado se hará con las
medidas de seguridad necesarias. Durante el transporte y la espera, los animales serán abrevados y recibirán alimentación a intervalos convenientes a su fisiología. El habitáculo donde se transporten
los animales deberá mantener unas buenas condiciones higiénicosanitarias, en consonancia con las necesidades fisiológicas y etológicas de cada especie, debiendo estar debidamente desinsectado y
desinfectado.
En materia de protección ambiental, habrá que prestar especial
atención a lo dispuesto tanto en la Ley 1/1995, de 8 de marzo, de protección del medio ambiente de la Región de Murcia, como en la Ley
7/1995, de 21 de abril, de la fauna silvestre, caza y pesca fluvial.
5.14.- Navarra
Conforme a la Ley Foral 7/1994, de 31 de mayo, de protección de
los animales, el poseedor de un animal tendrá la obligación de mantenerlo en buenas condiciones higiénico-sanitarias y realizará cualquier tratamiento preventivo declarado obligatorio. En la Comunidad
Foral están prohibidas las siguientes prácticas:
a) Maltratar, abandonar o someterlos a cualquier otra práctica que
les pueda producir sufrimientos o daños injustificados.
b) La utilización del ensañamiento o de métodos generales o injustificadamente dolorosos para el sacrificio de animales destinados al consumo o a la obtención de algún producto útil para el
hombre, en contra de las prescripciones de esta Ley Foral.
c) Mantenerlos en instalaciones indebidas desde el punto de vista
higiénico-sanitario, o inadecuadas para la práctica de los cuidados y la atención necesarios de acuerdo con sus necesidades etológicas, según raza y especie.
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d) Practicarles mutilaciones, excepto las controladas por los veterinarios en caso de necesidad o por exigencia funcional.
e) No facilitarles la alimentación necesaria para su normal desarrollo.
f) Hacer donación de los mismos como premio, reclamo publicitario, recompensa o regalo de compensación por otras adquisiciones de naturaleza distinta a la transacción onerosa de animales.
g) Venderlos o cederlos a laboratorios o clínicas sin el cumplimiento de las garantías previstas en la normativa vigente.
h) Venderlos a los menores de catorce años y a incapacitados sin
la autorización de quienes tengan la patria potestad o custodia.
i) Suministrarles sustancias que puedan causarles sufrimientos o
daños innecesarios.
j) Mantener permanentemente atados a los perros.
Si se traslada de un lugar a otro a los animales, deberán disponer de
espacio suficiente en función de su etología y especie. Los medios de
transporte o los embalajes deberán ser concebidos para proteger a los
animales de la intemperie y de las diferencias climatológicas acusadas,
debiendo llevar estos embalajes la indicación de la presencia de animales vivos. Las dimensiones tienen que ser suficientes para permitir que
el animal pueda permanecer de pie y cambiar de postura, adoptando
las medidas de seguridad necesarias en caso de que los animales sean
agresivos. Al igual que se prescribe en otras Comunidades, se establece la obligación de que durante el transporte y la espera, los animales
sean abrevados y reciban una alimentación apropiada a intervalos convenientes, realizando su carga y descarga de forma adecuada.
Como ocurre en otras autonomías, el poseedor de un animal es responsable de los daños, los perjuicios y las molestias que ocasione a las
personas, las cosas, las vías y los espacios públicos y al medio natural
en general, debiendo adoptar las medidas necesarias para impedir que
los animales ensucien las vías y los espacios públicos, y que no cause
daño o moleste a terceras personas o a sus bienes, todo ello sin per-
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Las distintas formas de responsabilidad derivada de la tenencia de animales
juicio de la responsabilidad subsidiaria del propietario del animal. La
tenencia de animales sólo está permitida en aquellos lugares en que su
poseedor pueda ejercer un adecuado control sobre los mismos, con las
excepciones establecidas en la Ley Foral 7/1995, de 4 de abril, reguladora del régimen de libertad de acceso, deambulación y permanencia
en espacios abiertos y otros delimitados, correspondiente a personas
con disfunción visual total o severa y ayudadas por perros guía.
Los poseedores de animales vienen también obligados a aplicar las
medidas sanitarias preventivas que establezcan las Administraciones
Públicas de Navarra. En este sentido la norma sanitaria que actualmente establece las medidas preventivas de aplicación es la Ley Foral
11/2000, de 16 de noviembre, de Sanidad Animal, con las modificaciones introducidas por la Ley Foral 14/2003, de 17 de marzo, la Ley
Foral 14/2001, de 20 de junio, y la Ley Foral 11/2001, de 24 de mayo.
En cuanto al deber de identificación, en la Comunidad Foral de
Navarra los requisitos y el procedimiento de identificación se encuentran también determinados en la Ley Foral 11/2000, de 16 de noviembre, de Sanidad Animal, donde se regula la llevanza de un libro de
explotación ganadera, y se dispone que el procedimiento de identificación será el determinado por la legislación comunitaria.
Para los supuestos de introducción, cría, traslado y suelta de especies alóctonas, tanto en el caso de introducción en el medio natural
como en los supuestos de introducción con la finalidad de explotación
económica o uso científico, se estará a lo dispuesto en la Ley Foral
2/1993, de 5 de marzo, de protección y gestión de la fauna silvestre y
sus hábitats. Aun así, la Ley Foral 7/1994, de 31 de mayo, de protección de los animales reitera como garantía adicional que, en todo caso,
sólo se podrán cazar, capturar, tener, vender, comerciar, criar y exhibir especímenes, huevos, crías o cualquier parte o producto obtenido
de aquellas especies que permita Ley Foral 2/1993, de 5 de marzo.
5.15.- País Vasco
El País Vasco es otra de las autonomías que distingue entre una
norma aplicable con carácter general a la protección y tenencia de
animales, la Ley 6/1993, de 29 de octubre, de Protección de los
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Animales, y una regulación específica destinada a regular en exclusiva la tenencia de animales de la especie canina: El Decreto 101/2004,
de 1 de junio, sobre tenencia de animales de la especie canina en la
Comunidad Autónoma del País Vasco.
La Ley 6/1993, de 29 de octubre, establece las obligaciones generales a las que está sujeto el poseedor de cualquier tipo de animal, es
decir, mantenerlo en buenas condiciones higiénico-sanitarias, procurarle instalaciones adecuadas para su cobijo, alimentación, bebida, y
asistencia veterinaria, y dándole oportunidad de ejercicio físico, atendiéndolo de acuerdo con sus necesidades fisiológicas y etológicas en
función de su especia y raza.
a) Maltratar, abandonar o someterlos a cualquier otra práctica que
les pueda producir sufrimientos o daños y angustia injustificados.
b) Mantenerlos sin la alimentación necesaria para subsistir y en
instalaciones inadecuadas desde un punto de vista higiénico
sanitario.
c) Practicarles mutilaciones, excepto las controladas por los veterinarios en caso de necesidad o por exigencia funcional, o para
mantener las características de la raza
d) Suministrarles alcohol, drogas o fármacos, o producirles cualquier tipo de manipulación artificial que pueda producirles
daños físicos o psíquicos aun cuando sea para mejorar su rendimiento en una competición
e) Imponerles la realización de comportamientos o actitudes
impropias o ajenas a su condición o que impliquen un trato
vejatorio.
f) Sacrificar animales en la vía pública salvo casos de extrema
necesidad o supuestos de fuerza mayor.
g) Hacer donación de los mismos como premio, reclamo publicitario, recompensa o regalo de compensación por otras adquisiciones de naturaleza distinta a la transacción onerosa de animales.
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h) Venderlos o cederlos a laboratorios o clínicas sin el cumplimiento de las garantías previstas en la normativa vigente.
i) Venderlos a los menores de catorce años y a incapacitados sin
la autorización de quienes tengan la patria potestad o custodia.
j) Suministrarles sustancias que puedan causarles sufrimientos o
daños innecesarios.
k) Mantener permanentemente atados a los perros.
Para el transporte de animales se debe garantizar que dispongan
de espacio suficiente, haciendo el traslado con las medidas de seguridad necesarias, con independencia de si se trata de animales agresivos o no. Los medios de transporte o los embalajes deberán ser concebidos para proteger a los animales de la intemperie y de las diferencias climatológicas acusadas, debiendo llevar estos embalajes la
indicación de la presencia de animales vivos. El habitáculo donde se
transporten los animales deberá mantener unas buenas condiciones
higiénico-sanitarias, debiendo estar debidamente desinsectado y desinfectado. Durante el transporte los animales serán observados y recibirán una alimentación apropiada a intervalos convenientes.
Sin perjuicio de lo anterior, el poseedor de un animal será responsable de los daños, perjuicios y molestias que causare, estando obligado a adoptar las medidas necesarias para impedir que queden
depositados los excrementos en las vías y espacios públicos y denunciar, en su caso, su pérdida o extravío.
Para el caso concreto de perros, habrá que estar a lo dispuesto en
el Decreto 101/2004, de 1 de junio, sobre tenencia de animales de la
especie canina en la Comunidad Autónoma del País Vasco, aplicando
con carácter supletorio la Ley 6/1993, de 29 de octubre, de Protección
de los Animales. El Decreto 101/2004 establece las siguientes obligaciones, tanto para el poseedor como para el propietario, y sin perjuicio
de lo establecido en la Ley 6/1993:
-
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En las vías y espacios públicos urbanos, así como en las partes
comunes de los inmuebles colectivos, los animales de la espe-
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cie canina deberán ir bajo control y sujetos mediante el uso de
una cadena o correa adecuada a las características del animal
y con una longitud máxima de dos metros.
-
Queda prohibido abandonar las deyecciones de los perros en vías
y plazas públicas, parques infantiles, jardines, y en general, en
cualquier lugar destinado al ornato y/o tránsito de personas,
-
El poseedor de un perro, o el que se sirve de él, será responsable de los daños, perjuicios y molestias que causare, aunque se
le escape o extravíe.
-
Los propietarios o poseedores de perros están obligados a
suministrar datos o facilitar la información requerida por la
autoridad competente.
Se establecen además las siguientes limitaciones a la tenencia de
animales de la especie canina:
Con carácter general y por razones etológicas, únicamente se
podrá alojar un perro mayor de un año por cada 40 m2, tanto en los
inmuebles colectivos sometidos a la Ley de Propiedad Horizontal,
como en balcones, garajes, pabellones, sótanos, azoteas, jardines o
cualquier otro local o terreno urbano.
Quedan expresamente prohibidas, con carácter general, las
siguientes conductas:
a) La entrada y permanencia de perros en locales o vehículos destinados a la fabricación, venta, almacenamiento, transporte y
manipulación de alimentos.
b) La entrada y permanencia de perros en aquellos locales en los
que se celebren espectáculos públicos, así como en las piscinas públicas y locales sanitarios y similares cuyas normas específicas los prohíban.
En el caso concreto de piscinas colectivas, el Decreto 32/2003, de
18 de febrero, por el que se aprueba el reglamento sanitario de pisci-
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Las distintas formas de responsabilidad derivada de la tenencia de animales
nas de uso colectivo se prohíbe directamente el acceso de perros a
estos lugares, con las excepciones de personas con insuficiencia visual.
La limitación o prohibición referida al acceso de los perros a las
playas y/o zonas anexas podrá ser impuesta por la autoridad municipal competente quien determinará, en caso de autorización, si la
misma se refiere a la totalidad o parte de la playa y/o zona anexa,
debiendo señalizar tal circunstancia en el acceso a la misma.
El acceso y permanencia de los perros en lugares comunitarios privados, tales como sociedades culturales, recreativa, zonas de uso
común de comunidades de vecinos etc, estará sujeto a las normas que
rijan en dichas entidades. Mientras sean mantenidos en espacios privados, dispondrán de un recinto con cerramiento perimetral completo
y de altura y materiales adecuados que evite, tanto su libre circulación,
como la salida a espacios públicos o privados de uso común sin el
debido control y sujeción. Cuando esté permitida la subida o bajada de
perros en aparatos elevadores, tendrá preferencia para su utilización
aquellas personas que no vayan acompañadas de perros. El Decreto
126/2001, de 10 de julio, por el que se aprueban las Normas Técnicas
sobre Condiciones de Accesibilidad en el Transporte, determina además en qué casos concretos puede hacerse uso de transportes públicos en compañía de animales, estableciendo limitaciones de interés.
Existe además una serie de obligaciones particulares para los propietarios o poseedores de perros potencialmente peligrosos:
a) Las personas que conduzcan y controlen perros potencialmente
peligrosos en lugares o espacios públicos, deberán llevar consigo
los documentos acreditativos de licencia administrativa para la
tenencia de perros potencialmente peligrosos y de inscripción en
el Registro Municipal de Animales Potencialmente Peligrosos.
b) Deberán llevar a los perros potencialmente peligrosos con bozal
adecuado a su tamaño y raza así como con una cadena o correa
resistente no extensible de menos de dos metros de longitud, no
pudiendo circular sueltos en ningún supuesto y bajo ninguna
circunstancia, sin que puedan llevarse más de uno de estos
perros por persona. Queda prohibida la utilización de arneses.
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c) Los criadores, adiestradores y comerciantes de perros potencialmente peligrosos habrán de disponer de instalaciones y
medios adecuados para su tenencia.
d) Explotaciones agrarias que utilicen perros de guardia,
e) Pruebas de trabajo y deportivas con fines a la selección
La consideración como “Perro Potencialmente Peligroso” deberá
figurar, tanto en la Cartilla Oficial Canina como en el Registro General
de Identificación de Animales de la CAPV.
En otro orden de cosas, y de manera similar a Cataluña, el Decreto
33/2004, de 10 de febrero, regula de forma expresa la práctica de la
apicultura en el País Vasco.
Por último, en materia ambiental, debe tenerse en cuenta la Ley
3/1998, de 27 de febrero, general de protección del Medio Ambiente
del País Vasco, que establece una serie de obligaciones para la protección del entorno y de las especies autóctonas, y el Decreto
373/2001, de 26 de diciembre, sobre razas animales autóctonas vascas y entidades dedicadas a su fomento, que determina qué especies
pueden considerarse autóctonas, por lo que estarían sujetas a protección y que especies tienen el carácter de exóticas.
5.16.-Principado de Asturias
Mediante la Ley 13/2002, de 23 de diciembre, de tenencia, protección y derechos de los animales de la Comunidad Autónoma del
Principado de Asturias se regula con carácter general la tenencia de
animales y en particular la tenencia de animales peligrosos. La norma
no distingue entre posesión y propiedad, refiriéndose simplemente a
la tenencia, aunque en algunos preceptos distingue entre poseedor y
propietario.
Las condiciones para la tenencia de animales son simples: Todo
animal debe ser mantenido por la persona propietaria en condiciones
compatibles con los imperativos biológicos propios de su especie, estando obligado a proporcionarle la alimentación suficiente y adecuada a su
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normal desarrollo, asistencia veterinaria y un alojamiento, así como el
necesario descanso y esparcimiento a sus características específicas.
Evidentemente, se prohíben los malos tratos a los animales, así
como su abandono, aunque respecto de este último se establece una
puntualización que no se recoge en otros ordenamientos autonómicos,
y es que se exceptúa expresamente los abandonos destinados a repoblaciones autorizadas.
Los perros y gatos deberán ser censados e identificados individualmente mediante la implantación de un microchip. La Ley sólo se
refiere a estos animales por lo que el resto no estarían sujetos al deber
de censo e identificación.
Las condiciones para el transporte, (entendiendo como tal todo
desplazamiento de animales que se efectúe con un medio de transporte desde el lugar de origen hasta el de destino, incluidas todas las
operaciones de carga y descarga de los animales, las paradas intermedias con o sin descarga, las operaciones que puedan realizarse
para el cuidado, descanso, alimentación y abrevado de los animales y
los posibles trasbordos), habrá de efectuarse de acuerdo con las
peculiaridades propias de cada especie, cumpliéndose los requisitos
de identificación y registro del animal, de bienestar del mismo e higiénico-sanitarios exigidos en la normativa específica. Durante el transporte y el estacionamiento de los animales de compañía en vehículos
privados, el animal dispondrá de aireación y temperaturas adecuadas.
En el caso concreto de los perros guía para deficientes visuales, así
como en relación con otros animales de compañía que auxilien a otros
deficientes psíquicos o físicos, siempre que vayan acompañados de
quienes se valgan de ellos o de sus instructores, no existe una norma
genérica que establezca excepciones a lo dispuesto con carácter general, salvo lo determinado específicamente en la Ley 5/1995, de 6 de
abril, para la promoción de la accesibilidad y supresión de barreras.
En cuanto a la circulación de perros potencialmente peligrosos, cuando transiten por la vía, espacios públicos y en zonas comunes de las
comunidades de vecinos, deberán estar sujetos con correa o cadena no
extensible de menos de dos metros, usar bozal y estar vigilados por una
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persona mayor de edad, sin que puedan llevarse más de uno de estos
perros por persona. Se prohíbe con carácter específico el acceso de los
perros de ataque a los transportes colectivos, a los lugares públicos,
exceptuando las vías públicas, así como a locales abiertos al público, y
su estancia en instalaciones colectivas de las comunidades de vecinos.
Por último, deben tenerse en cuenta las obligaciones destinadas a
la protección de las especies autóctonas, contempladas en la Ley
5/1991, de 5 de abril, de protección de los espacios naturales.
5.17.- Comunidad Valenciana
Valencia cuenta con un extenso marco regulatorio en materia de
tenencia de animales. Dispone de una norma general sobre animales
de compañía, Ley 4/1994, de 8 de julio, de la Generalitat Valenciana,
sobre protección de los animales de compañía, una específica en
materia de animales potencialmente peligrosos, el Decreto 145/2000,
de 26 de septiembre, del Gobierno Valenciano, por el que se regula,
en la Comunidad Valenciana, la tenencia de animales potencialmente
peligrosos, el Decreto 202/1988, de 26 de diciembre, por el que se
establecen normas para la regulación de la cetrería en la Comunidad
Valenciana y, curiosamente, una disposición reguladora de la tenencia
de palomas: la Ley 10/2002, de 12 de diciembre, de Protección de la
Colombicultura y del Palomo Deportivo.
Las prescripciones contempladas en la Ley 4/1994, de 8 de julio,
de la Generalitat Valenciana, sobre protección de los animales de compañía, no difieren prácticamente de las estatales, aunque resulta interesante la relación de especies delimitativa del ámbito de aplicación
de la norma, considerando que debe ser aplicada a todos los artrópodos, anfibios, peces, reptiles, aves y mamíferos de compañía cuya
comercialización o tenencia no esté prohibida por la normativa vigente. Entre sus prohibiciones destacan:
El sacrificio de los animales, con sufrimientos físicos o psíquicos,
sin necesidad o causa justificada, abandonar o maltratar a los animales o someterlos a cualquier práctica que les pueda producir daños o
sufrimientos innecesarios o injustificados, mantenerlos en instalaciones indebidas desde el punto de vista higiénico-sanitario o inadecua-
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Las distintas formas de responsabilidad derivada de la tenencia de animales
das para la práctica de los cuidados y la atención necesarios de acuerdo con sus necesidades etológicas, según raza y especie.
Se prohíbe también practicarles mutilaciones, (excepto las controladas por veterinarios), no suministrarles la alimentación necesaria
para su normal desarrollo, hacer donación de animales como premio,
reclamo publicitario, recompensa o regalo de compensación por otras
adquisiciones de naturaleza distinta a la transacción onerosa de animales, suministrarles drogas, fármacos o alimentos que contengan
sustancias que puedan ocasionarles sufrimientos, graves trastornos
que alteren su desarrollo fisiológico natural o la muerte, excepto las
controladas por veterinarios en caso de necesidad, venderlos o donarlos para la experimentación a laboratorios o clínicas sin el cumplimiento de las garantías previstas en la normativa vigente, venderlos o
donarlos a menores de dieciocho años y a incapacitados sin la autorización de quienes tengan su patria potestad o custodia.
Asimismo se prohíbe la tenencia de animales en lugares donde no
se pueda ejercer la adecuada atención y vigilancia, y la puesta en libertad o introducción en el medio natural de ejemplares de cualquier especie exótica que se mantenga como animal de compañía, con la excepción de los contemplados en el Real Decreto 1118/1989, de 15 de septiembre, que estarán sometidos al régimen de autorización administrativa por la Consejería competente en materia de caza y pesca. A los efectos de esta Ley, se considera fauna exótica aquella cuya área de distribución natural no incluya parcial o totalmente la Península Ibérica. Esta
última prohibición no sólo no se contempla en otras normas autonómicas, sino que la consideramos de especial importancia. Otra restricción
establecida por la norma valenciana que no recogen otras autonomías
es que la asistencia sanitaria a los animales por parte de personas no
facultadas, según la legislación vigente.
En materia de protección ambiental, existen otras disposiciones
que establecen obligaciones para los propietarios de animales de un
modo directo o indirecto. Para la protección del Ambiente, ya sea
urbano o natural, de la contaminación por ruido, se estará a lo dispuesto en el Decreto 266/2004, de 3 de diciembre, del Consell de la
Generalitat, por el que se establecen normas de prevención y corrección de la contaminación acústica en relación con actividades, insta-
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laciones, edificaciones, obras y servicios, y en la Ley 7/2002, de 3 de
diciembre, de protección contra la contaminación acústica. Por su
parte, para la protección de especies, habrá que observar las determinaciones del Decreto 32/2004, de 27 de febrero, del Consell de la
Generalitat, por el que se crea y regula el Catálogo Valenciano de
Especies de Fauna Amenazadas, y se establecen categorías y normas
para su protección y la Ley 11/1994, de 27 de diciembre, de espacios
naturales protegidos de la Comunidad Valenciana.
Tanto el propietario como el poseedor de un animal vienen obligados a mantenerlo en buenas condiciones higiénico-sanitarias, albergarlos en instalaciones adecuadas y realizará cualquier tratamiento
preventivo declarado obligatorio. Asimismo, estará obligado a declarar
al facultativo sanitario competente, a la mayor brevedad posible, la
existencia de cualquier síntoma que denotara la existencia de una
enfermedad contagiosa o transmisible al hombre. Esta última obligación, no parece gozar de la mejor redacción posible, dado que la
mayoría de las personas no son capaces de valorar si una enfermedad
animal es contagiosa o transmisible al hombre, con lo que difícilmente van a poder cumplir con su deber.
En supuestos de desplazamiento de animales mediante vehículos,
deberán disponer de espacio suficiente. El medio de embalaje, así
como de transporte, deberán ser concebidos para proteger a los animales de la intemperie y de las diferencias climatológicas, debiendo
llevar expresa la indicación de la presencia de animales vivos. Si son
agresivos, su traslado se hará con las medidas de seguridad necesarias. Durante el transporte y espera, los animales serán observados y
dispondrán de agua y alimentación conveniente. El habitáculo donde
sean transportados deberá mantener buenas condiciones higiénicosanitarias en consonancia con las necesidades fisiológicas y etológicas
de cada especie, debiendo estar debidamente desinfectado y desinsectado. Por último, se dispone que la carga y descarga de los animales deberá realizarse de forma adecuada.
Tanto el poseedor del animal, como su propietario con carácter
subsidiario, son responsables de los daños que ocasione, viniendo
obligados a adoptar las medidas que estime más adecuadas para
impedir que ensucie las vías y los espacios públicos. Igualmente debe-
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Las distintas formas de responsabilidad derivada de la tenencia de animales
rán tenerlo en las vías públicas bajo su control en todo momento por
medio de una correa o similar para evitar daños o molestias. Los
perros peligrosos o agresivos que circulen por dichas vías deberán llevar un bozal puesto.
El Decreto 145/2000, de 26 de septiembre, del Gobierno
Valenciano, desarrolla la tenencia de animales peligrosos, determinando por medio de anexos qué animales tienen esta consideración y
cuales no, distinguiendo entre animales pertenecientes a la fauna salvaje y animales de la especia canina con edad superior a los tres
meses. La tenencia de estos animales está sujeta a la obtención previa de licencia y la suscripción de un seguro de responsabilidad civil
con una cobertura no inferior a 120.000 Euros. Se prohíbe además el
adiestramiento de animales para el ataque o cualquier otro dirigido a
potenciar o acrecentar su agresividad, salvo el desarrollado por las
fuerzas y cuerpos de seguridad del estado.
En cuanto a la circulación y transporte de animales peligrosos,
cuando se efectúen por la vía pública, su autorización queda restringida a personas mayores de edad, con aptitud idónea para ejercer el
control necesario en cada caso.
Los propietarios de animales pertenecientes a la fauna salvaje no
podrán exhibirlos ni mantenerlos en la vía pública, locales públicos
distintos a los autorizados al efecto y zonas comunes de edificios habitados, debiendo mantenerlos confinados en todo momento, de acuerdo con las características biológicas de la especie de que se trate.
Por su parte, los propietarios o poseedores de perros deberán mantenerlos permanentemente bajo su control, evitando su huida, incluso
en el interior de sus instalaciones particulares. Igualmente deberán
conducirlos por la vía pública provistos de bozal, que impida la apertura de la mandíbula para morder, y sujetos a una correa corta, con un
máximo de dos metros, y no extensible que permita el dominio sobre
el animal en todo momento. El decreto 145/2000 permite la posibilidad de solicitar la exención de la obligación de la conducción con
bozal, cuando se acredite su adiestramiento y posterior superación de
un test de socialización. No obstante, esta exención sólo será aplicable cuando quien pasee al perro sea la persona con la que se superó
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el mencionado test. Estas pruebas deberán ser renovadas anualmente, por lo que la exención sólo tiene una validez anual. Las posibles
excepciones a lo mencionado con anterioridad se contemplan en la
Ley 12/2003, de 10 de abril, sobre perros de asistencia para personas
con discapacidades.
El propietario, criador o tenedor de un animal que agreda a personas o a otros animales causándoles heridas de mordedura será responsable de que el animal sea sometido a reconocimiento de un veterinario en ejercicio libre de su profesión, en dos ocasiones dentro de
los diez días siguientes a la agresión. Dicho reconocimiento tendrá por
objeto comprobar la presencia o ausencia de síntomas de rabia en el
animal, aunque entendemos que sólo será exigible dicho reconocimiento en el caso de que la agresión la produzca un animal susceptible de portar o transmitir esta enfermedad.
Por último, consideramos de interés hacer una breve alusión a la
Ley 10/2002, de 12 de diciembre, de Protección de la
Colombicultura y del Palomo Deportivo, por su carácter excepcional
en el ámbito del derecho autonómico comparado. Las principales
incidencias que pueden derivarse de la tenencia de palomas, vienen
determinadas por los lugares y momentos en que estos animales
pueden volar. En principio, los palomos deportivos sólo pueden volar
en las zonas específicamente delimitadas por la autoridad municipal, que se restringirán a perímetros estrictamente urbanos en aquellas zonas donde haya poblaciones cercanas de aves de presa, evitando el solapamiento con las áreas autorizadas para el entrenamiento de aves de cetrería. Por otro lado, y por insólito que pueda
parecer, la Ley dispone además que en las poblaciones donde existan palomares de palomas mensajeras y palomos deportivos, debidamente autorizados, el ayuntamiento, para evitar interferencias
entre ellas, regulará los turnos de vuelo, previa audiencia de las partes implicadas. En definitiva, debe tenerse en cuenta que el vuelo de
palomas está sujeto a importantes restricciones, por lo que no deben
liberarse sin la adecuada información.
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