REVISTA FRENOPATICA ESPAÑOLA AÑO VIII » » » » JULIO DE 1910 . « « * N Ú M . 91 SUMARIO: Locos ilustres: J.J.Rousseau, por el Dr. W. Coro/.«. - Concepto cUnico de las neurosis gi.tricas, por D. Primo Garrido SdnchtK- - La neuraste4i!. y los periódicos, por el Dr. Hoyo Villanova. - Neurosis y locura, por el Dr. Pablo Sollier. - L« operación de la caurata en los dementes, por el docíor Francitco M. Fernández. - Valor y slgniBcación de los principales tírminos técnicos usados en Psiquiatría y Neurología, por los Dres. M. Garnitr y V. Delamare. - Boletín del Manicomio de San Baudilio. - El Doctor Larra y Cerezo L OCOS ILUSTRES: J. J. ROUSSEAU, por el Dr. W. COROLEU, antiguo médico del Manicomio de la Santa Cruz de Barcelona (1). ¿Qué es al tin la famosa timidez de Rousseau? Según Hartenberg, (2) que ha dedicado á este estado psicofísi<5o una notable monografía, los síntomas mentales porque se manifiesta expresarían una disminución de la concienGia, de la atención, de la memoria, del juicio y la -determinación voluntaria. Toda la actividad de los centros psíquicos superiores se vería comprometida. Entre los primeros efectos de la timidez había la obtusión .sensorial. El sujeto vería cuanto le rodea como al través de un velo. De aquí sus errores y torpezas pareci•dos á los del miope. El oído se hace duro y no se per-ciben bien las palabras que á uno le dirigen. Anatole France, en uno de sus estudios literarios, describe ma^istralmente este estado de ánimo (3) que hace dar las respuestas más incongruentes y ridiculas á los infeli•ces tímidos. Se vuelve á preguntar lo que se ha contestado ya, se hacen observaciones que no vienen al caso <l) Coatinaición. Véase el número 89. (2) Ln timidtt tt la iimidili (París 1905). Hay una trad. española de Ant4n y Vcrnodiz. (Madrid, 1902). <1>) A. France. Lt liyre dt mon ami. (Paris, 1902). M* Locos ¡lustres: J. J. Rousseau Ó se responde fuera de lugar como los que deben usar un idioma que conocen mal. El olfato y el gusto quedan asimismo embotados. El ramo de flores que se huele, la copa de vino que se saborea, no causan sensación alguna especial. El tacto y el sentido muscular se afectan de igual modo. Ni el frío, ni el calor, ni el contacto, ni las excitaciones dolorosas, hacen reaccionar al sujeto que permanece como anestesiado. Pero el tímido es, ante todo, un distraído. De aquí que su segundo síntoma culminante sea la inatención. El paciente no puede concretarse sobre un objeto determinado. Al contrario: su atención se dispersa sobre diversas impresiones que le sobrecogen, pero ni siquiera una de ellas llega á dominarle. Y como sin atención no puede haber reflexión, el tímido tampoco puede juzgar ni raciocinar. El ejemplo más palpable es el del estudiante en un examen. Un profesor de nuestra Universidad hizo, sin proponérselo, un ensayo curioso de psicofísica. En lugar de sacar lecciones á la suerte ó preguntar libremente, decía al examinado : «Escoja V. el punto que quiera de la asignatura dentro ó fuera del programa. » Los exámenes no resultaban por esto más desembarazados. Lo que intimida no es, precisamente, la lección sino el tribunal. Las más sencillas y triviales nociones se confunden en lamente del alumno, las más fáciles preguntas se convierten en acertijos. Sin embargo, los desórdenes de la inteligencia pasan á un lugar secundario ante los de la voluntad de la cual la timidez no sería sino una de tantas enfermedades en el concepto de ciertos autores. Aun cuando falten las grandes manifestaciones emotivas, no deja de manifestarse una perturbación en los actos voluntarios. Entre la idea y el cumplimiento de una acción se interpone un alto, una detención, un paro incomprensible para el mismo sujeto que se ve encadenado de brazos, cerrado de boca y dejando escapar la ocasión propicia. Rousseau mismo es un buen ejem- Dr. W . Coroleu IIT) pío, cuando á propósito de Mme. Basile nos dice : « á fuerza de buscar una ocasión segura de verla y hablai'la acaba por perderlas todas.» La explicación es muy fácil. Para el tímido no hay ocasión. Al contrario, cuanto más oportuna tanto más la deja escapar. Si buscaba un momento favorable nuestro héroe para hablar á su joven ama, ^„qué mejor cuando la encuentra á solas en su habitación? ¿,Y qué hace entonces? Esconderse, ver sin ser visto, ser descubierto y entonces portarse como un chiquillo. El que lia suspirado meses y meses por una entrevista, se queda en la más humillante y penosa de las situaciones cuando llega el caso. Creía cometer una locura y no osa siquiera levantar los ojos. No debe penetrarse mucho su fisiología para comprender que se trata de una inhibición. Pero, tal vez, esto requiere algunas explicaciones. Cuando entramos en un salón por primera vez, en nuestra adolescencia, nos sentimos torpes y cohibidos. Este caballero nos vuelve la espalda, aquella dama nos mira con aire burlón, un conocido encuentra gusto en mortificarnos con innumerables presentaciones. Hablar nos es penoso y exponerse al público un suplicio. Poco á poco buscamos un rincón, el más lejano posible y allí pasamos la noche en melancólicas meditaciones sobre nuestra propia insignificancia. Es que, realmente, la vida social y mundana es más complicada de lo que parece. Se necesitan una serie de actos dirigidos en parte por la reflexión y sobre todo por el instinto y el hábito. Hay que responder á tiempo, sonreír á una frase, saludar al que entra, compadecer al que se lamenta, despedir al que sale. A fuerza de repetirse estos actos, se hacen instintivos y el vulgo los cree tales. Para convencerse de lo contrario, basta ver al rústico que entra en sociedad. En r i gor, lo que llamamos educación es un arte que, como todo, sg.aprende y perfecciona. El rústico es un hom- 19C Locos ilustres : J. J. Rousseau bre, fisiológicamente, como los demás, pero que carece de modales y de aquí su ridículo papel entre gentes de buena condición. Tan ridículo es, que su nombre en lengua inglesa (clown) ha pasado á ser sinónimo de payaso. Pues bien^ esta serie incesante de adquisiciones vence nuestra conducta con los demás que se inculca en la familia y en el colegio y que la experiencia convierte en continua, resulta perdido para el tímido. La inhibición lo ha borrado todo. Pero, ¿qué es la inhibición?; «suponed — dice Brouardel (1), que, bajo, la influencia de una excitación física ó moral violenta los movimientos reflejos en lugar de producirse se detienen: suponed que el centro excitado paraliza la acción délos demás centros que ya estaban en actividad : esta parálisis es la inhibición. Cuando se excita el nervio pneumo-gástrico, el corazón se detiene; cuando se excita la médula cérvicodorsal, el estómago deja de funcionar; la irritación del bulbo, la del pneumo-gástrico inhibe el corazón, la de una corta región de la médula inhibe el estómago...; así podemos definirla inhibición: el paro de una función provocado á distancia por una excitación del sistema nervioso.» En patología mental — y dispensen los que sean tímidos, — el mecanismo debe de ser idéntico. Los actos de la vida corriente en sociedad, que la costumbre convierte en otros tantos reflejos, quedan detenidos, ahogados en germen, en el tímido. En otras palabras éste es sujeto de una inhibición. ¿En qué consiste ésta? Aquí está la dificultad. Si en fisiología general ya es oscuro cuanto se refiere á los actos inhibitorios ¿qué no sucederá tratándose de los complicados fenómenos de la ideación y el sentimiento? La producción de este estado debe ser complexa, pues hay modificaciones de la sensibilidad general y especial como la anestesia, del movimiento como la rigidez, y los gestos (t) La mortttlamort$ubiU,pi%.i. nr. VV. Coroleu 197 torpes, de la inervación vaso-motora, como la rubicundez, — cuyo sólo temor llega á constituir una enfermedad cual la eritrofobia. Sabemos ya que el cerebro es centro de actos de inhibición. No puede tratarse más, entonces, que de una acción sobre el polígono cortical del automatismo psicológico ó como lo llama Grasset (Ij, de los centros psíquicos inferiores. Su punto de partida sería el centro superior de la personalidad, la ideación voluntaria y consciente. íi,Por qué se haría vulnerable este mismo centro ? La respuesta es más que difícil. Analicemos más la timidez y veremos su complejidad. Acompañada siempre del miedo no puede, en modo alguno, identificarse con éste. El que teme sabe siempre por qué. El tímido no. La vergüenza tiene tanta parte como aquél en su determinación. «La timidez. — decía Larochefoucauld, — es un defecto del que es peligroso reprender á los que lo tienen» ; es que con mucha facilidad pasan del temor al atrevimiento y aun á la temeridad. Jamás se les ha hecho pintura más acabada del carácter de tales sujetos que la del Pilatilio del P. Coloma, donde el jovencito asustadizo como una niña acaba escanallándose en una casa de prostitución y arrojándose al redondel de los toros. El miedo imprime modificaciones estables y permanentes. La timidez caprichosa siempre en su evolución se desvanece con la misma instantaneidad conque vino y por las causas en apariencia más triviales. Es verdad que la reacción puede ser excesiva, lo que acusa que no ha acabado todavía la curva — digámoslo así — de aquel estado de ánimo. De todos modos su evolución no puede ser más peculiar. Si la timidez se acompaña fatalmente de vergüenza, menos aun puede confundirse con ésta. Los franceses tienen una voz muy expresiva para designar dicho es(1) 4jia(omJ( cUniqut dis ctntres nerveux, pig. 8. t9S Locos ilustres : J J. Rousseau tado : lafaus.se honte, la falsa vergüenza. El tímido se avergüenza sin saber por qué. Si intenta darse una explicación no resulta sino inventada á posteriori para justificar su sentimiento. En fin, no olvidemos una clase de timidez: la de los burlones. El sujeto en apariencia, retenido por una turbación invencible no cesa de reprimir su risa y su gana de chancearse. No es puramente cobardía, es realmente vergüenza, porque á veces no hay motivo alguno de tema real ni imaginario. A lo mejor, el que se cree apocado y humilde, lanzai'á la más punzante de las sátiras, la más chispeantes de las réplicas. Otros hay que logran vencer su turbación afectando un cinismo que no poseen para libertarse d«l tormento interior. 'También apelan al artificio de darse un aire orgulloso ó importante para lucir las ocasiones de trato social que despiertan inevitablemente la timidez y todas sus a n gustias. Alejandro I de Bulgaria decía hablando de su primo Alejandro III de Rusia. « Su afectado desdén oculta una extremada timidez». Muchos orgullosos no son sino tímidos disfrazados. Pero es preciso confesar que de poco valen tales ai-tificios cuando la timidez es un estado constitucional. ( Continuará). VB o»ao de catatonía. — En la sesión de marzo del presente año, de la « Sociedad Clínica de Medicina Mental», M. Lepoy, muestra una enferma de 45 años, (jae después de dos años de alteraciones intelectuales, caracterizadas por un delirio melancólico con ideas de persecución y alucinaciones acústicas, cayó en un estado de estupor con fenómenos catatónicos permanentes, limitados á los miembros superiores. Pasados dos años, la enferma no puede dejar la cama ni pronuncia más que poquísimas palabras, da poco trabajo y se alimenta cuando se encuentra sola y con extrema lentitud. La fisonomía siempre inerte, sin indicar gozo ni alegría, pero sí una gran regignación. M. Leroy lo discute como de síntoma de catatonía ó de catatonía como entidad mórbida. Ofrece reacciones de orden puramente demencia]; pero la enferma queda perfectamente orientada, lúcida, y muchos hechos hacen indicar que el juicio y el razonamiento parecen estar conservados. R. DOMINGO GÓMEZ. Concepto clínico de las neurosis gástricas 191 ONCEPTO CLÍNICO DE LAS NEUROSIS GÁSTRICAS, por D. PRIMO GARRIDO :sÁNCHEZ. (Tesis de Doctorado). C CONCLUSIONES 1 ' Pocos proble;nas médicos son más dignos de fijar nuestra atención que el referente á resolver cuando un órgano padece, si es por lesión orgánica, ó, por el contrario, como se dice ordinariamente, todo es puramente neroioio. 2.' Aunque haj' casos que, al menos en su principio, son justificables ciertas dudas, en la mayoría de las ocasiones, saIjiendo esperar, no es difícil hacer el diagnóstico, teniendo en cuenta los puntos de vista expuestos en este trabajo. 3.' Este diagnóstico es de todo punto necesario, porque de él depende el juicio pronóstico y el resultado del tratamiento. 4.' Las neurosis localizadas son enfermedades muy frecuentes, y, entre ellas, las gastroneurosis ocupan el primer lugar. 5." El juicio que estas neurosis localizadas nos merezcan marcará la orientación que debemos seguir en su tratamiento; de ahí la importancia que tiene para el médico el juzgar aquéllas rectamente. 6.' Diverso ha sido el criterio que los autores han tenido de las neurosis gástricas; unos creen que existen siempre en el estómago lesiones ostensibles, y que el padecimiento gástrico engendra la neurosis general; otros la limitan-solamente á las altjraciones gástricas que se presentan en las enfermedades nerviosas orgánicas; y otros, por fin, las consideran como derivadas de neurosis generales. 7." Este último concepto resume nuestro modo de ver la cuestión, basado en argumentos clínicos y sancionado, además, por los conocimientos que nos presta la fisiología. 8.' Los casos en que las gastroneurosis se nos presentan como neurosis exclusivamente locales son raros, y, estudiados á fondo, se llega á descubrir la relación con la neurosis general. 9.* Se han incluido indudablemente en las neurosis gástricas afecciones de estómago, que no reconocen otro origen que el neurósico (trastornos anémicos, retenciones estomacales, enfermedades de las glándulas internas, etc.); pero 200 Primo Garrido SiQChcz aquéllas, en su inmensa mayoría, son dependientes de la enfermedad general ya mencionada. 10. El tipo, por excelencia, de las neurosis gás'ricas es la dispepsia nerviosa ó neurastenia gástrica, en la que los diversos factores que concurren al acto digestivo resultan alterados de la mar*era más irregular y más variablemente posible, n a sólo en la marcha general de la enfermedad, sino hasta de un momento á otro ; de aqui la importancia de no conceder á ui» solo análisis del jugo gástrico, un valor decisivo. 11. Las demás neurosis gástricas se apartan más ó menosde este tipo de pureza, pero conservando, no obstante, en suscaracteres los principales rasgos comunes á todas las gastroneurosis. 12. La presentación de un tipo ú otro de gastroneurosis(secretorias de motilidad, de sensibilidad mixta), depende, en general, de la neurosis ó nervosismo que la origina, de la» condiciones individuales del enfermo y del medio ambiente que le rodea. 1.3. Con frecuencia se observa una especie de relación inversa entre la individualidad nosológica de las gastroneurosis y la enfermedad general de que aquélla depende; á neurosis bien caracterizadas, gastroneurosis poco definidas. 14. Por lo que se refiere al pronóstico de las neurosis g á s tricas en general, es desfavorable por lo difícilmente curable» que son y por lo fácil que es su reproducción. 15. Jamás deberemos perder de vista las anteriores consideraciones para el tratamiento ; ellas nos indican la vía mas provechosa y más fecunda para obtener los mejores resultados. 16. El tratamiento de la neurosis respectiva será, pues, e? que ocupe el primer lugar; considerando como secundario y coadyuvante tan sólo el particular del estómago. 17. Los diversos elementos de tratamiento de las neurosis en general (cura psíquica y de reposo, aislamiento y sugestión, hidroterapia, electroterapia, etc.), serán, pues, los factores de que tendremos que echar mano á cada momento, empleando unos con preferencia á otros, según la clase particular de la neurosis respectiva. 18. Respecto al tratamiento local, deberemos advertir que no conviene ser muy severo en el régimen dietético, siendo á su vez también muy parco en medicamentos estomacales, echando mano, no obstante, de los que la experiencia tiene sancionados como buenos y en armonía con el tipo de dispepsia respectivo. Concepto clínico de las neurosis gástricas 201 19. Haremos comprender al gastroneurósico que un buen estado de ánimo, alegría moderada y plácida, tomar los alimentos con gusto, etc., constituyen la mejor garantía de una buena ;digestión, puesto que son los factores que más favorecen la secreción del llamado jugo psíquico. 20. En mucbas gastroneurosis y, principalmente, en la dispepsia nerviosa, el tomar los alimentos en pequeñas cantidades es un elemento.de primer orden para el tratamiento, debido, sin duda, á la gran frecuencia de la atonía gástrica. Madrid, 26 mayo 1910. El •ñafio eatadlado an aa fandamanto blopaloológioo.— (Conclusiones de la Conferencia dada en Hamburgo, por el notable psiquiatra E. Trommer; Berliner Klinische WochenscArt/í, 4 julio, 1910). 1. Es el sueño la fase de asimilación imprescindible, para la conservación de las formas orgánicas vivas. En los individuos en periodo de evolución, equivale acrecimiento; en los adultos, significa regeneración, ó sea eliminación de los residuos de la fatiga y complemento déla provisión de energía (alimenticia y oxidante). 2. La diferencia funcional entre la vigilia y el sueño comienza en la serie zoológica á la par del desarrollo del cerebro. 3. En losanimales superiores, es la corteza cerebral lamas necesitada de regeneración y de consiguiente, donde más profundo es el sueño. 4. El estado de reposo que ésta representa, obtiénese por inhibición sensorial completa, y parcial motorasecretora. 5. El órgano principal de esta inhibición sensoriales, probablemente, el tálamo óptico, aserto que abonan su especial situación anatómica, como igualmente el evidente antagonismo psicológico y clínico entre el sueño y los fenómenos emotivos. 6. La causa primera del sueño no es la fatiga, ni estriba en el aparato circulatorio; radica en una especie de instinto que obra como acción vital. Los fenómenos vasomotores son síntomas: el cansancio, la hora habitual y en el hombre la acción de las representaciones (sugestión) actúanjcomo provocadoras de la función dormitiva ó dormición. Y en los fenómenos vasomotores, la inhibición y el influjo de las representaciones demuestran que el sueño es, además de una función complicada, de carácter activo. 8. La alteración de este complejo, ya en su conjunto, ya en parciales aspectos, ofrécenos las diferentes formas de trastornos del sueno. — S. RUBIANO. -02 Li neurastenia y los periódicos I A NEURASTENIA Y LOS PERIÓDICOS, j pop el Dr. ROYO VILLANOVA, Catedrático de la Facultad de Medicina de Zaragoza íl). Dicese, con razón, que las reseñas detalladas de los crímenes pop los diarios, las novelas de policías y malhechores, las exhibiciones cinematográficas de pequeñas combinaciones en las que se fingen robos, escalos, crímenes y toda la curiosa gama del apachismo, ejerce una influencia, sugestión y simpatía morbosas entre el público, de donde salen luego propósitos, planes y hechos criminosos. Pero todavía produce peores.efectos que esas reseñas en los asiduos abonados á los periódicos políticos y noticieros la facilidad con que se formulan diagnósticos de enfermedades alrededor de sucesos resonantes. No pueden imaginarse los escritores el daño que producen en la legión de neurasténicos, que constituye una buena parte de sus asiduos lectores, la palabreja neurastenia, puesta como antecedente ó comentario en los diferentes asuntos de que se ocupan en las columnas de la gran Prensa. Con inusitada frecuencia, al hablar de quien ingresa en un manicomio victima de un delirio en la palabra ó en la acción, de quien mata al prójimo ó de quien atenta contra su vida ó se muere de repente, se emplea la palabra neurastenia, y quien lee estas noticias y padece aquella afección tiembla como un azogado, se asusta, se impresiona hondamente, y, víctima del pánico nota que su corazón se precipita en un latir impetuoso, llevando á su cabeza oleadas de sangre que parecen golpes de ariete en el interior de su cráneo, ó, por el contrario, nota apagarse las energías del péndulo de nuestra vida que cada uno llevamos en el pecho, y se desmaya entre sudores fríos, hormigueos en las manos y hielos en los pies. Pasada la crisis que en una ú otra forma invariablemente se presenta, el neurasténico verdadero comenta la noticia, rumia con su cerebro el hecho relatado, y, lleno de profunda tristeza,-dirige á su médico, en forma de reproche, estas ó parecidas palabras : (1) Del libro Eifigmogramat ( Crónicas médicas ). que ha publicado recientemente el ilustre médico y literato aragonés. Dr. Royo Villanova 203 — ¿Lo veis, doctor? En vano pretendéis engañarme diciéndome que lo que yo tengo no encierra gravedad alguna. Mirad lo que dice este periódico— y, uniendo la acción á la palabra, os mete materialmente por los ojos los fatídicos renglones impresos, en los que se asegura que tal señor, que murió de repente al bajar del tranvía, era un neurasténico: que tal otro, que en un acceso de celos mató á su novia, ó en otro de ira agredió á su padre, ó en otro de cólera maltrató á su hijo, era un neurasténico; que aquel caballero que ingresó en el manicomio venia sufriendo de neurastenia; que el que se arrojó á la via ó se disparó un tiro ó se cortó la yugular ó se engulló un,nitro envenenado, eran sendos neurasténicos, los cuales no podían soportar un sufrimiento incurable, como era el de su enfermedad. — Porque, desengáñese usted, doctor, ó mejor dicho, desengáñenos usted, la neurastenia es incurable, su terminación es la muerte, la muerte siempre, ó en la cama de un hospital, después de habernos arruinado pagando cuentas de médicos y boticarios, ó en la celda de un manicomio, ó en la enfermería de un presidio, ó en nuestra propia mano, ó en la mano de un verdugo. Esto mismo y casi con las mismas palabras me decía esta misma tarde uno de estos enfermos mostrándome un periódico madrileño, en el que se comentaba el trabajo de un distinguido médico extranjero acerca de Moliere, y en el cual trabajo se lanza la peregrina idea de que El enfermo imaginario del gran comediógrafo francés fué el primer neurasténico, y que de dos siglos á esta parte no se ha adelantado nada en el tratamiento de dicha enfermedad Realmente, esto sería desconsolador si fuese cierto. Pero no hay tal cosa. Ni El enfermo imaginario de Moliere era un neurasténico. Ni la neurastenia es una enfermedad que cuente dos siglos de fecha, sino que es mucho más reciente. Ni se trata ahora de neurastenia, como hace doscientos años, ni siquiera como hace dos lustros. Ni es la neurastenia incurable, ni degenera jamás en locura, ni conduce nunca al crimen. El crimen está en decir estas cosas y en escribir aquellas otras, cuando van á ser oídas ó vistas por estos desgraciados enfermos que sufren horriblemente y hacen sufrir á los que les rodean, y que, víctimas de su exquisita sensibilidad y de su extremada delicadeza, están prontos á dar crédito á todo aquello que les perjudica. 204 La neurastenia y los periódicos La locura está en pretender que con esos noticiones bruscamente expuestos se endurezca el conturbado espíritu del neurasténico, como se endurece el organismo de un endeble con una ducha fría á toda presión. El neurasténico es un aristócrata del sistema nervioso, es un artista del sufrimiento, es un elegido del dolor, digno, por su alta jerarquía en el orden de la sensibilidad, de toda clase de respetos y consideraciones, acreedor á todos los caí iños y mimosos cuidados; que merece por la exquisita delicadeza de su pesar egregio, todas las dulzuras de las mieles del consuelo que puede destilar una sociedad de egoístas como la actual, que ha convertido en llave de dolor lo que debía ser vergel de alegría. La más preciada flor de aqueste valle, la de color más delicado, la de más suave aroma, la que no brotó del beso de un rayo de sol y de una gota de rocío, sino de la caricia de un destello de luna y una perla de llanto, esa es la neurastenia; ñor (le los elegidos, que no puede vivir sobre la tierra de una maceta, ni sobre el agua de un búcaro; que se marchita en la solapa de un frac y se deshoja en los rizos de una cabellera; que tiene su invernadero en el cerebro del hombre y su estufa en el corazón de la mujer; que se nutre de inteligencia y se riega con sentimientos; que lleva en cada pétalo una espina, en cada estambre un temor, en cada pistilo una esperanza, y cuyo perfume es el perfume de la Salve imploradora y triste, de l.i Salve que dice : A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, d ti suspiramos gimiendo y llorando en este calle de lágrimas. Crista parlódloas de afaala aoompaftadas d* liamlpl«JU y da apUapsia JaokaoBlana daraoha. — M. Jasson muestra á la Sociedad una mujer de 64 años de edad, que presenta desde hace cinco años y de una manera bastante regular, mensualmente, crisis periódicas de afasia total, con hemiplejiay epilepsia jacksoniana derecha. Estas crisis tienen una duración que oscila, generalmente, de veinticuatro á cuarenta y ocho horas. Los fenómenos hemipléjicos y jacksonianos desaparecen casi por completo en ef período interaccesional, los transtornos afasicos persisten solos y responden con exactitud al tipo clásico de la afasia de W e r n i k e : ceguera y sordera versal, agrafla; la anartria, ó mejor la afemia, de la fase paroxistica son debidas á la disartria. El mecanismo psicológico de éstos trastornos es semejante al que se invoca para explicar \a. jaqueca acompañada. Es lógico suponer un espasmo de la arteria sylviana izquierda, espasmo dependiente de una lesión ateromatosa probaole del tronco de la arteria, legión que sirve como de espina irritativa. — R. DOMINGO GÓMEZ. Neurosis y Locura 205 EUROSIS Y LOCURA, por el Dr. PABLO SOLLIER, Médico del Sanatorio de Boulogne sur-Seine y profesor de la Universidad nueva de Bruselas. (Traducción por e\Dr. R. Domingo Gómez). (1) N La cuestión de las relaciones que existen entre las neurosis y los estados delirantes es complejísima y está muy lejos de haber sido dilucidada. Además este asunto se trata muy incidentalmente en muchas obras de Neurología y Psiquiatría y algunos tratados ni siquiera le dedican unas líneas; sólo con ocasión de la etiología indican que, tal ó cual forma delirante, es producida por el histerismo ó la epilepsia. Esta cuestión se complica por el hecho de la introducción en Psiquiatría de las psiconeurosis, que son igualmente reclamadas por la neurología. Estas últimas, en efecto, pueden ser, según el predominio de funciones neuropáticas tributarias de una ó de otra. La melancolía, por ejemplo, puede ser considerada como simple forma de la neurastenia, mientras no pase de ciertos límites de depresión psíquica y moral, ó al contrario, ser clasificada entre los estados delirantes si reviste la forma alucinatoria y ansiosa. Tal circular puede evolucionar toda su vida sin presentar el menor delirio, de donde la neurastenia de forma circular que yo describí en 1891, ó de doble forma, ó al contrario, presentar el cuadro clásico de la locura circular, hoy descrita bajo el nombre de Ciclotimia. A la verdad, no se trata más que de grados de una misma enfermedad que puede manifestarse bajo influencias diversas, unas veces sin forma delirante, otras bajo forma delirante. No hay, pues, que establecer diferencias entre la primera que parece no ser sino un estado neuropático, y la segunda como estado psicopático más ó menos acentuado. No se sabe bien lo que se debe comprender bajo este término de psiconeurosis, porque si se quiere entender por esto, todos los estados nerviosos en los cuales hay un estado psicopático particular, equivale á suprimir de la clasificación neuro-patológica las mismas neurosis, histeria, neurastenia, corea, enfermedaii de Basedow y de Parkinon, estando llamadas á desaparecer (1) Del Traite InUrnational dt Ptycho Pathologie. ( Publicado por Archivtt d* ffturologU, marzo de 1910). 206 Dr. Pablo Sollier un (lía del cuadro de las neurosis puras, para pasar al lugar lie las afecciones orgánicas del sistema nervioso. La misma corea no es debida, como tienden á probarlo ciertas recientes observaciones, á las alteraciones encefálicas ó mesencefálicas.Por mi parte, no veo inconveniente alguno, pues considero q ue la histeria y la corea, están caracterizadas por su estado psicológico, como por el físico y particularmente el nervioso, y que la neurastenia no es más que un síndrome común á numerosos estados patológicos, funcionales y orgánicos, que no subsistirían como neurosis especial y autónoma. Quedan, pues, como neurosis puras el bocio exoftálmico y la parálisis agitante, que son muy sospechosas, y la epilepsia que, como la neurastenia, es un síndrome en la mayoría de casos, algunas veces un simple síntoma, y que muy probablemente tiende, además, á las alteraciones materiales del sistema nervioso. Dicho esto, creo se deben entender las relaciones de los diversos estados neuropáticos y los estados psicopáticos delirantes del siguiente modo : En presencia de un estado neuropático cualquiera, debemos preguntarnos si puede presentar en su curso los fenómenos delirantes sobrevenidos bajo la misma forma, que otros síntomas, teniendo la misma naturaleza, el mismo pronóstico y mismo tratamiento; tal, por ejemplo, el delirio epiléptico en sus diversas formas. Se debe preguntar, en segundo lugar, cuando este estado neuropático se complica en un momento dado de trastornos delirantes, si éstos le son sobrepuestos, sobreagregados, paralelos, ó si, al contrario, constituyen el término de transformación de la neurosis. Conviene no olvidar, de otra parte, que muchas psicosis pueden presentar, durante largas temporadas, manifestaciones de apariencia puramente neuropática. Así la demencia precoz es considerada al principio como histeria, en los adolescentes, el mismo delirio de persecución crónico ofrece analogías durante un cierto tiempo con la psiconeurosis hipocondríaca, y la parálisis general misma es tomada, durante algún tiempo, como neurastenia. Hay que tener en cuenta que cierto número de casos son combinaciones ó mezclas híbridas de neurosis y psicosis. Son estos casos extremos de la frontera de la locura, como dice Ball, que durante mucho tiempo, ha sido difícil clasificarlos en uno ó otro lado. Realniente, desde el punto de vista práctico, tiene esto mediano interés, porque ordinariamente se trata de enfermos afectos de taras degenerativas graves, y una vez entrados en la vía de desequilibrio mental y nervioso, no salen más de ella acentuándose sus síntomas con oscilaciones más ó menos pro- Neurosis y locura 20" nunciadas. Cuando se trata de formas francas puras, creo que la transformación ó mejor dicho la substitución de una psicosis en neurosis en el mismo individuo, es caso excepcional. En presencia de una causa capaz de perturbar el funcionalismo del sistema nervioso central, creo que el sistema nervioso reacciona casi siempre del mismo modo. Así, produciendo accidentes histéricos con motivo de emociones penosas, siempre hará lo mismo bajo la misma forma, pero frecuentemente también bajo una diferente forma según las circunstancias. Lo que producía un acceso de melancolía producirá siempre un acceso de melancolía bajo la influencia de causas deprimentes. Y de hecho no se explicaría que el sistema nervioso reaccionase una vez de una manera y otra vez de otra, á menos que no sea modificado materialmente en el intervalo de dos accesos. Así se explica que una histérica, habiendo tenido en su juventud, á consecuencia de emociones violentas, crisis de nervios ó de parálisis, puede, perfectamente en la menopausia ó bajo la influencia de la arterioesclerosis, tener un acceso de melancolía. Esto no es que la histeria se transforme en melancolía. Trátase sencillamente de un sistema nervioso poco resistente, reaccionando en ciertas condiciones de un modo y en otras de otro distinto. No examinaremos las diferentes neurosis y psiconeurosis desde el punto de vista de sus relaciones con los trastornos delirantes, ya sean simples episodios en el curso de la neurosis ó síntomas esencialmente unidos á ella, y que llevan caracteres especiales ó sean una de las formas posibles termiles. Preferimos dedicarnos á consideraciones generales. Una primera cuestión y no de las menos importantes se presenta. ¿Qué entendemos por neurosis y psiconeurosis?. Se defina ordinariamente la neurosis como transtorno funcional sin lesión actualmente apreciable del sistema nervioso. Las psiconeurosis comprenden un cierto número de formas bastante mal definidas, porque las unas pueden ir acompañadas ó no de delirio, las otras son las neurosis con manifestaciones psíquicas predominantes, á las cuales se atribuye una patogenia psíquica. El tipo de las primeras es la melancolía ó la hipocondría; el tipo de las segundas el histerismo. En realidad, nada se gana con la introducción de este nuevo vocablo, que no hace más que aumentar la confusión y no tiene el mérito de responder á una concepción única, puesto que depende tanto unas veces de la sintomatología como de la patogenia supuesta de los estados morbosos. 208 Dr. Pablo Sollier Si de Otra parte se consideran como neurosis todos los estados en los cuales hay un trastorno funcional del sistema nervioso sin lesión actual apreciable, se está obligado á incluir en ellas todas las formas vesánicas atenuadas, en las que no hay delirio. Todas las melancolías, todas las hipocondrías no delirantes, debieran figurar entre las neurosis, pasarían del cuadro de neurosis al de psicosis al agravarse, y después de no ser delirantes durante cierto período, se harían delirantes. Teniendo esto en cuenta, todas las neurosis podrían transformarse en psicosis. Las psicosis responden, por otra parte, bastante bien á la definición de neurosis, á menos de considerar el entendimiento, el espíritu, el psiquismo como cosa autónoma independiente de la Fisiología; lo cual sería discutible á mi modo de ver. El psiquismo es función del cerebro con el mismo motito que la mobilidad y sensibilidad. Que se admitan centros especiales de psiquismo, por lo menos para formar la síntesis de imágenes, las representaciones y presidir á sus asociaciones y á su evocación, ó se le considere como consecuencia de las asociaciones de los cent. os especiales de imágenes y de representaciones, no es menos verdad que el psiquismo resulta función cerebral. Por esto una psicosis es por el mismo motivo que una neurosis un transtorno funcional del sistema nervioso sin lesión apreciable. Lo que diferencia una neurosis de una psicosis, de un estado delirante, no es, por lo tanto, el factor lesión, sino el factor psíquico. Una conmoción física ó moral que afectase los centros nerviosos, determinaría en uno ú otro caso, según la resistencia de tales ó cuales de sus centros cerebrales (motores, sensitivo-sensoriales, psíquicos ú orgánicos), trastornos llamados neuropáticos ó psicopáticos. Así, por ejemplo, un individuo que ha recibido untraumatismoque le ha alterado moralmente y físicamente, puede presentar histerismo con manifestaciones psíquicas y también delirantes, en tanto que otro sin sufrir trastorno moral, la misma causa producirá solo histeria de forma sensitivo-motriz? ¿Se trataría de un caso de psicosis histérica, y de otro de neurosis histérica simple? Por mi parte, no puedo mirar las cosas desde este punto de vista. Si clínicamente puede llamarse neurosis un estado neuropático 9¡n lesiones y sin delirio y psicosis un estado nervioso sin lesión pero con delirio, hay que admitir que esto no es más que una cómoda clasificación. Cómoda y útil también, porque, desde el punto de vista del pronóstico, el hecho de que la función psíquica, es decir, la función superior del ce- Neurosis y locura 209 rebro esté afectada demuestra se trata de un caso grave, bien sea intensa la causa protectora, bien que la resistencia cerebral sea débil. Vemos, por lo tanto, que no es necesario establecer límites precisos entre la neurosis y la psicosis desde el punto de vista patogénico, al que en realidad es necesario .sujetarse, si se quiere conocer un poco la naturaleza de las enfermedades y buscar el mecanismo é intervenir útilmente por los medios terapéuticos, objeto supremo de la Medicina. Por esta consideración la evolución actual de la psiquiatría no hace sino confirmar esta manera de ver. No solamente el •cuadro de las enfermedades sin lesión disminuye, sino que el de las enfermedades psíquicas, propiamente dichas, se restringe cada día. Se a])ercibe uno cada vez más que estas últimas no son sino la consecuencia de intoxicaciones del sistema nervioso, bien de origen digestivo, bien infeccioso, bien •glandular, y, en particular, trastornos de la secreción interna. Los trastornos morales y funcionales en los que el psiquismo parece afectarse primitivamente, son, en realidad, debidos á las modificaciones del quimismo orgánico, á los trastornos ile secreciones, consecuencia de los estados emocionales ó de lesiones, intoxicación, autointoxicación, como base de casi todas las neurosis y de todas las psicosis. Quedan en el campo de las neurosis propiamente dichas las afecciones donde el funcionalismo del sistema nervioso está constitucional ó accidentalmente alterado; bien por exceso, ó por defecto de excitabilidad, de inhibición ; bien por exceso ó bien por falta de resistencia ; bien por debilidad natural ó adquirida. En este cuadro únicamente se colocan la histeria, la neurastenia verdadera, cuya existencia es mucho más xctra de lo que se cree, y todos aquellos estados de insuficiencia cerebral que no interesan la esfera psíquica, que se manifiestan por la duda, la obsesión, las fobias, la impulsión que Janet llamaba psicastenia, y que sería mucho mejor llamarla cerebrastenia con Regís, porque todas las funciones del cerebro están afectadas, la actividad cerebral transformada y no solamente la función psíquica. No puede admitirse, por lo tanto, una locura ligada a l a enfermedad de Bassedow, ni á la de Parkinson, ni á la corea crónica. Los transtornos mentales que se observan en las mismas, no revisten carácter especial. Es la depresión moral, obtusión intelectual, irritabilidad ó torpeza y todas las ideas de reacciones, que ordinariamente se encuentran en estos estados, ideas de persecución, de melancolía, de hipocondría, suicidio, etc Paréceme evidente que estas manifestaciones 210 Dr. Pablo Sollier psíquicas están en razón directa ó indirecta con las causas patogénicas que producen la enfermedad principal, pero obran sobre sujetos predispuestos, desde el punto de vista nervioso. Es análogo á lo que se observa en el caso de una mujer con sistema nervioso poco resistente y que con motivo de choques morales, sufre pequeños accesos de depresión melancólica; bajo la influencia de la supresión demasiado rápida de la menstruación al momento de la menopausia, sufrirá un acceso de melancolía franca con el mismo motivo. En este caso no es, pues, la neurosis (si es que existe neurosis) la que produce la locura. Es la causa productora de la enfermedad primitiva que, encontrando un terreno psíquico poco resistente, provoca la psicopatía. Si se comparan los trastornos mentales observados en las mal tituladas neurosis, enfermedad de Basedow. enfermedad de Parkinson, corea crónica, con las que se observan en las diversas distrofias por alteraciones de las glándulas de secreción interna, se comprueba que son éstas las mismas. Esto permite, á mi modo de ver, dejar estas enfermedades fuera de la categoría de las neurosis, y considerar los trastornos mentales que pueden hallarse como debidos únicamente, directa ó indirectamente, á la misma causa que las ha determinado. El campo de la neurosis se encuentra asi muy reducido. Es posible, de otra parte, que en las neurosis que nos parecen más puras, el papel de las intoxicaciones y autoxicaciones sea bastante considerable. La relación entre las neurosis y la locura se reduciría, pues, á preguntarse el por qué tan pronto hay simples manifestaciones neurósicas en los unos como estados psicopáticos en los otros. Mas es esta una cuestión que puede suscitarse á propósito de todas las manifestaciones de las intoxicaciones aunque no sean del sistema nervioso. ¿Por qué el alcohol ataca el hígado de unos, el corazón de otros y el sistema nervioso del de más allá? ¿Por qué el mismo tóxico determina alucinaciones de tal género, más bien que de otro, tales ideas morbosas en lugar de otras, tales ó cuales interpretaciones delirantes. 4 Qué hay de sorprendente en que la misma intoxicación, por funcionamiento anormal de glándulas internas, determina, en ciertos casos, los trastornos fisiológicos, en otros los trastornos nerviosos, en otros estados delirantes? ¿Cuestión de tiempo, cuestión de grado, cuestión de resistencia orgánica ó nerviosa, sin duda? Pero lo que persiste en medio de todo esto, es la ausencia de delimitación entre la neurosis y la psicosis. No podrá decirse que las neurosis puedan transformarse en psicosis y que las psi- Neurosis y locura 211 cosis sean grados más avanzados de neurosis. Neurosis y psicosis son realmente debidas á simples diferencias éntrelas partes de sistema nervioso afecto, bien por intoxicación, bien por autointoxicación, bien por agotamiento, bien por inhibición de una parte, y de otra parte á su constitución misma, desde el punto de vista del mecanismo psicológico. No es otra cosa que una diferencia de localización cerebral, para obtener una neurosis ó una psicosis. Sirvámonos de un ejemplo: nos encontramos en presencia de fenómenos de anestesia con adormecimientos, picazones, etc. En un histérico, será un fenómeno psicológico; en otro, indiferente á estos fenómenos, se creerá objeto de persecución y hará su delirio de persecución; el de más allá creerá experimentar las manifestaciones demonofóbicas y se creerá poseído ó condenado; tal otro creerá estar afecto de un mal extraño incurable, constituyéndose en hipocondríaco. El mismo fenómeno de angustia, de origen simpático, provocará en unos y otros casos las interpretaciones muy variadas, en las cuales unas tendrán un caráter francamente delirante, y las otras no lo tendrán. En un caso se diría un delirio con locura, en el otro de neurosis. Bajo el punto de vista de la naturaleza del mal, de la patogenia de los accidentes, no habrá, sin embargo, diferencia alguna. Lo que los distingue solamente, es que unos casos se acompañan de interpretaciones absurdas y delirantes, mientras que en otros nunca existen. Clínicamente, prácticamente, socialmente, las consecuencias variarán singularmente en los dos casos : teóricamente, patogénicamente no habrá diferencias. ¿Existen neurosis sin trastorno psíquico? Yo no lo creo. ¿Hay psiconeurosis y psicosis entre las cuales es difícil una línea de separación ? ¿Entre ciertos obsedados y ciertos alienados dónde está la diferencia ? ¿ Dónde la conciencia que el obsedado tiene de su estado? ¿Pero si esta conciencia no le impide ejecutar actos absurdos en consecuencia de sus fobias y dudas, no se porta como un alienado, que tiene delirio de sus actos? Entre un neurasténico que analice sus menores sensaciones, las discute, se asusta, y un hipocondríaco delirante ¿[ue en lugar de decir «es como si tuviera en el intestino una serpiente» dijera «yo tengo una serpiente en el vientre», donde está la diferencia, sino en un juicio de identidad en lugar de un juicio de analogía, en una creencia en lugar de incertidumbre? No se trata, pues, de hacer inclinar la balanza en tal ó cual sentido, sino de un juicio más órnenos sólido, de una inteligencia más débil ó más fuerte. No se trata de una diferencia ¿12 Pablo Sollier de naturaleza, sino de una diferencia de mecanismo y de patogenia. He haijlado antes de una diferencia de localización, como causa de diferencia entre una neurosis ó una psiconeurosis, si como yo creo toda neurosis lleva en si un elemento psíquico, y una psicosis. Entiendo, por esto, que la causa determinante, obrando sobre el sistema nervioso, lo mismo puede afectar la periferia ó el sistema nervioso central, que puede, en el cerebro, atacar los centros motores, sensitivo-sensoriales, orgánicos ó los centros psíquicos. Si estos últimos son afectos primitiva ó simultáneamente con el resto del cerebro, se tratará de una psicosis, ó al contrario, si son los centros funcionales los más afectos ó son sólo los afectos, los centros psíquicos podrán continuar su función bastante normalmente, sin haber alteración alguna delirante, y por que el sujeto conserva la critica de los trastornos funcionales que presenta. De ahí el desdoblamiento de la personalidad que permite en ciertos neurópatas juzgarse ellos mismos y asistir continuamente á todas sus manifestaciones morbosas. La forma misma de la alteración que afecta al cerebro, no es extraña al aspecto clínico que reviste. Es así que las funciones de agotamiento y de inhibición no producieran las mismas reacciones morales é intelectuales que los fenómenos de intoxicación y autointoxicación. Así (también los trastornos ¡por agotamiento ó por inhibición se manifestasen por reacciones diferentes, los fenómenos de debilidad producirán depresión moral, ¡deas hipocondríacas; los trastornos de inhibición, ideas melancólicas ó indiferencia completa. Los fenómenos de intoxicación no se traducirán como los fenómenos de autointoxicacióu. Los primeros, determinasen sobre todo estupor, confusión, agitación y trastornos sensoriales»; los segundos, las alteraciones de la personalidad física y moral. Estas observaciones no tienen, de otra parte, nada de absolutas. En este particular la repercusión de las diferentes funciones fisiológicas del cerebro, es demasiado considerable para poder admitir estados tan bien separados. Para terminar, diré no haber diferencia alguna de naturaleza, ni de grado, entre las psiconeurosis (antiguas neurosis clásicas) y la psicosis. Hay solamente una diferencia en el predonoinio y en la cualidad de los fenómenos psíquicos. Los trastornos mentales que acompañan ciertas formas de histeria, neurastenia, corea ó epilepsia, noson sino exageraciones de carácter psicológico de estos enfermos ó interpretación enorme de los trastornos que les constituyen. En el primer Neurosis y locura 213 caso no se trata, [H'opiamente liablando, de psicosis alguna, pero si de una Corma delirante de la neurosis. Es fácil separar el carácter de los actios v de las palabras de los enfermos, que están en relación con las anomalías, las lagunas, las debilidades, la insuficiencia de sus funciones sensitivas, sensoriales, sensitivo-motrictís ó intelectuales y afectivas. En el segundo caso se trata de una locura, de psicosis delirante verdadera y sin carácter alguno diferencial en relación con la neurosis primitiva subyacente. Todas las interpretaciones de los trastornos sensitivos y cenestésicos, pueden aparecer y proporcionar, por consiguiente, síndromes delirantes diversos. En este caso, no es la neurosis que reviste carácter delirante. Es una psicosis que se injerta en la neurosis. No hay substitución. Hay asociación y esta asociación se hace bien, sea de golpe por el hecho de la debilidad del sujeto ó bien secundariamente, bajo la influencia de una causa coadyuvante cualquiera, causando una debilidad de las funciones psíquicas y particularmente de la inteligencia. Y es, según la forma anterior de la mentalidad del individuo en razón de las tendencias psico]iáticas, que esta psicosis toma tal ó cual forma, independiente del estado nervioso subyacente y evolucionando por cuenta propia. En resumen, asi se pueden precisar las relaciones de la neurosis y de la locura ; así los estados delirantes son amplificación de las manifestaciones neurósicas conservando sus caracteres específicos; así son la interpretación ó se sobreponen evolucionando conforme las leyes habituales de los síndromes que ellos constituyen. En el primer caso no son sino la extensión á la esfera psíquica de los trastornos cerebrales característicos de la neurosis; en el segundo son la falsa interpretación de las manifestaciones déla neurosis, ó sobrevienen con el mismo motivo que estas manifestaciones, en virtud de anomalía constitucional del cerebro, ya desde el punto de vista de sus funciones psicomorales ó motrices, ó de sus funciones psicológicas puras. Esta es una distinción que parece capital desde el punto de vista de la práctica, como de la teoría, así del pronóstico y terapéutica como de la patogenia. , 214 La operación de la catarata en los dementes L A OPERACIÓN DE LA CATARATA EN LOS DEMENTES, por el doctor FRANCISCO M. FERNÁNDEZ, Oculista del Hospital de Dementes de Cuba. La operación de la catarata, como dice nuestro sabio maestro el Dr. J. Santos Fernández, á pesar de lo mucho que sobre ella se ha escrito, presenta siempre puntos de interés por los variados aspectos que puede ofrecer. Nos ha interesado siempre el estudio de la Oftalmología en los dementes, y en los pocos meses que llevamos de Oculista, en Mazorra, liemos tenido ocasión de examinar cerca de 20<) enfermos de la-vista y liemos operado cuatro de catarata. El método usado fué la extracción simple de todos los casos y no nos arrepentimos de ello, pues fué lo suficiente en todos. En nuestros casos nos fué posible hacer las operaciones sin hacer uso de anestésico general. Empleamos tan sólo la cocaína en solución al 3 por 100 y nos limitamos á instilar 3 gotas, una cada diez minutos, y luego una cuarta gota en el momento de la operación. Todos nuestros pacientes fueron mayores de setenta años. A pesar de eso, la cicatrización de los bordes de la herida se llevó á cabo perfectamente y con rapidez. El primer paciente fué un moreno de 90 años; durante la operación se estuvo quieto ; pero no obedecía bien á lo que se le decia. Sin embargo, se realizó con facilidad la extracción de la catarata y, por presiones á través del párpado, hicimos salir las masas corticales que, en corta cantidad, quedaban. Cicatrizó la herida con rapidez y el enfermo, á las pocas semanas, gozaba de una agudeza visual lo suficientemente buena para andar por si mismo. Con + 5 dioptrías V = 1/3. El caso segundo fué un fracaso, pues aunque durante la operación la enferma estuvo inmóvil y aquélla se realizó sin la menor interrupción ni el más ligero contratiempo, debido á la negligencia de una enfermera, que se había asignado especialmente para vigilar la paciente, en un momento de descuido ésta se arrancó, en un acceso de delirio, los vendajes y apó- Dr. Francisco M. Fernández 215 sitos, y con las manos se frotó los ojog. El resultado fué una inflamación que causó la oclusión de la pupila. Es probable que le haga, dentro de poco, una pupila artificial. El tercer caso fué el de una morena á la que fué necesario excindir un inmenso pterigión antes de hacer la extracción de la catarata. El pterigión cubría la pupila. La operé del pterigión dos meses antes de operarla de la catarata. La extracción se llevó a cabo rápidamente. Hice iridectomía superior, pues la pupila se encontraba tapada por el leucoma que el pterigión había dejado. La cicatrización fué perfecta, sin accidentes. Durante la operación la enferma estuvo muy tranquila y obedeció perfectamente nuestras indicaciones. Hoy puede caminar sola y servirse del ojo operado. El caso cuarto fué verdaderamente sorprendente, y la hemos referido ya (1), y citado en trabajos anteriores. Se trataba de una morena de 70 años, que padecía demencia senil, según el diagnóstico que leí en su historia clínica. Padecía catarata de ambos ojos y le era necesario un lazarillo, pues no le era posible caminar por sí sola. Sus antecedentes eran de ser una enferma muy majadera. Molestaba á sus compañeras y á las enfermeras en grado sumo. La operé del ojo derecho. Durante la operación se mantuvo quieta. La operación se hizo sin inconvenientes. La operó por extracción simple. Dos meses después la agudeza visual corregida era de 5/(J. Lo más interesante fué que la enferma mejoró notablemente en sus síntomas nerviosos, al extremo de haberse transformado por completo. Como se ve, la operación de la catarata en los dementes, aunque no está exenta de algunos peligros, que no son de suponer, sucedan en los no dementes, da, por regla general, buenos resultados. Es evidente que hay que tener cuidado exquisito durante la operación para que el enfermo no se excite. No está ahí, sin embargo, ío más peligroso, sino en el tratamiento subsiguiente. Es necesario mantener la más estricta vigilancia para que, después de la operación, no se arranque el enfermo, consciente ó inconscientemente, los apositos y vendajes que se le ponen y evitar que se toquen ó froten los ojos. Si fuese necesario se les mantendrán las manoS atadas á la cama, para evitar que suceda lo que por negligencia sucedió en el segundo de nuestros casos. Nuestros cuatro pacientes obedecieron bastante bien las indicaciones que les hicimos durante la operación. (1) Crónica Médicoquirúrgica dt la Habana, tomo XXXV, p4g. 363. 216 La operación de la catarata en los dementes En conclusión, diremos que la operación de la catarata no la creemos contraindicada en los dementes, á menos que no se encuentren en un acceso de delirio. Es verdad que la operación puede determinar el delirio, pero no tan sólo en los dementes puede ocurrir esto, sino que se ha observado (1). también en los cuerdos. No pretendemos considerar el caso cuarto como curado de sus síntomas mentales; pero dada la notable mejoría que se experimentó, no creemos aventurado suponer que muchos casos de locura pudieran mejorar (obsérvese que no decimos curar), si todos los órganos fuesen cuidadosamente examinados y si se encontrase algo anormal que influyese en el estado general, suprimirlo. Sordomadez oon megralomania. — M. Roubinovitch presenta un enfermo, en la misma sesión, sordomudo, de 47 años de edad, atacado de debilidad mental constitucional, observándose en su estado una serie de particularidades psicológicas interesantes: 1.", una mímica solilógico-estereotipada, no comprendida por los otros sordomudos; 2.°, actos estereotipados, singulares, irresistibles, consistentes en hacer ofrendas á seres invisibles ; actividad regular, útil, estereotipada, automática; 3.°, pasión por las decoraciones(960gramos de quincallería sobre sus vestidos); 4.°, extremada sugestibilidad é imitación de movimientos ejecutados en su presencia: ecocinesia, flexibilidad pastosa de las extremidades, catalepsia sugerida. Los reflejos rotulianos exagerados. Ningún otro signo de degeneración más que la sordomudez. No existe linfocitosis del liquido cefalorraquídeo, reacción de Wassermann negativa é intradermorreacción á la tuberculina. El interrogatorio, con la ayuda de un intérprete de los sordomudos, permite establecer que la mayor parte de las manifestaciones psicológicas de este sordomudo constituyen exageración de las tendencias normales de estos enfermos. Sus neologismos mímicos son la consecuencia de no haber sido educado como los sordomudos. Abandonado á sí mismo, se ha creado signos mímicos personales, por medio de los cuales expresa algunos pensamientos estereotipados que ocupan su reducida concienca de débil mental. — R. DOMINGO GÓMEZ. (l) Dr J. Santo» Fernández. Sobre «1 delirio después de la operación de I» caurita. (Bullttin de la Sociéié dt Ophtalmologie de París, síance du 5 février, 1895). Términos lérnicos usados en Psiquiatría y Neurología 217 ALOR Y SIGNIFICACIÓN DE LOS PRINCIPALES TÉRMINOS TÉCNICOS USADOS EN PSIQUIATRÍA Y NEUROLOGÍA, por los Dres. M. GARNlERy V. DBLAMARE, médicos de los Hospitales de París (1). V trloomania, s. f. (del gr., locura) (Besnier). Véase: tricoHlomanía. triootllomauia, s. f. (del gr., cabello, arranco y locura) (Hallopeau). Sin.: tricomanla (Besnier). Prurito inteuso de las partes velludas que hace que el enfermo se rasque constantemente y de consiguiente se arranque el pelo y determine la formación de placas lampiñas. triplejia, s. f. (del gr., tres, herir). Hemiplejía acompañada de parálisis de un miembro del lado opuesto. trUquoatesta, i. /. (del gr., pelo, sentiMlidad) (N. Vaschide y P.Rousseau, 1902). Modo particular de la sensibilidad, observado en las regiones cubiertas de pelo. Ligerísimas variaciones (agujas de peso variable entre 0'80 centigramos y O'005 miligramos), se perciben por lo común cuando se ejercen sobre la base de los pelos; no provocan, en tanto, sensación alguna si se las ejerce sobre la epidermis vecina. trlamo, t. m. (del gr., rechino). Constricción intensa de las mandíbulas debida á la contractura de los músculos masticadores; síntoma del tétanos. Esta voz es tomada frecuentemente como sinónimo de tétanos. trofadama, i. m. (Meige, 18fl8). Sin.: distrofia edematosa, (1) Conclusiva. Víase el nOmero 88. elefantiasis nostras, mixedema localizado, edema reumatismal crónico (Desnos), edema segmentario (Debove), sendoele/anliasis neuro-artrítica (Mtithieu). Variedad de edema crónico, blanco, duro, indoloro, repartido en segmentos, situado lo más & menudo en uno ó ambos miembros inferiores. El tro/edema es ora aislado, ora hereditario y familial; puede ser congénito. trófloo, adj. (delgr., alimento). Que se refiere k la nutrición de los tejidos. Ej.: centros, nervios tróficos; centros nerviosos y nervios cuyas lesiones determinan en la nutrición de los tejidos los desórdenes llamados trastornos tróficos trofonanrosla, s. /. (del gr., nutrición, neurosis). Nombre colectivo de todo un grupo de afecciones caracterizadas por la existencia de trastornos tróficos que no se pueden atribuir á lesión definida alguna del sistema nervioso. Ej.-.^angrena simétrica de las extremidades trofoplaama, s. m. Nombre dado por Marinesco á la substancia fundamental flbrilar de la célula nerviosa. Tronataan (raya da). Véase: raya meningitiea. Tronaaaaa (aifno da). Acceso de contractura que se provoca en la tetania por la compresión de loB miembros en el trayecto de los principales cor- 2tg M. Garnier y V. Delamarc dones nerviosos ó de los vasos. araniata, «. m. Sin.: homolexual. Nombre con que se designan, en Medicina Leg-al.los individuos que presentan la inversión del instinto sexual, aun cuando sus óganos genitales se hallen normalmente conformados. uretralg^ia, s. /. (del griego, uretra, dolor). Dolor neurálgico de la uretra sin lesión apreciable de este canal. ntaralg'ia, s. f. {uterus; del gr., dolor). Neuralgia uterina. Valleix (Uyea &•). La localización de los puntos dolorosos en las neuralgias obedece á cuatr j leyes establecidas por VMlleix. Se determina el máximum de dolor comprimiendo : 1.', los puntos de emergencia de los troncos nerviosos ; 2.*, los puntos en que los flietes nerviosos atraviesan los músculos para llegar k la piel; 3.°, los puntos donde las ramas terminales se esparcen en la piel; 4.", los puntos en que los troncos nerviosos se hacen superficiales. Valláis(pnntOB de). Puntos dolorosos que en las diferentes neuralgias se comprueban sobre el trayecto de los nervios enfermos. Su localización obedece á las leyes de Valleix. varbl8raraol¿ii,«. /.Chachareria incoherente en que se repiten indefinidamente las mismas palabras ó las mismas series de palabras; se la observa en ciertos dementes excitados. Téxtlgo, s. m. (verteré, girar). «Trastorno cerebral, error de sensación, bajo cuya influencia el enfermo cree que su propia persona ó los objetos que le rodean se hallan animados (Je un movimiento giratorio ú oscilatoria». (N. Guéneau de Mussy). • é r t l r o aaglopitloo. Vértigo debido á la esclerosis de las arterias bulbares. •értiflro apoplético. Sin.: escotodinia, vértigo tenebroso. Vértigo que á la sensación de giramiento añade el oscurecimiento de la vista, la obnubilación de los otros sentidos y el desfallecimiento. A menudo precede la apoplejía. Tértlgro anrlonlar. Sin.: vértigo de Meniére, vértigo ab aure lasa. Vértigo de origen Inberíntico, determinado por afecciones del oído externo, del oído meJio, ó del interno. Este síndroma principia bruscamente; después de un aura que consiste en la percepción de un ruido agudo (silbato, campana, etc.). el paciente vacila y cae del lado enfermo. Se reserva k veces el nombre de enfermedad de Meniére k los vértigos auriculares causndos por hemorragias laberínticas. vértlgro ••tomacal (Trousseau, Laségue) (vértigo a stomacho laeio). Vértigo más ó menos pronunciado, acompañado á menudo de náuseas y de vómitos, en relación con trastornos gástricos. Obsérvase, en circunstancias muy diversas, en ciertos dispépticos (atonía, hipocloridria), en los convalecientes de enfermedades gra ves (fiebre tifoidea), ora en ayunas.oradespuésde laingestión de determinados alimentos. • é r t l f o aralTAnlco. Vértigo determinado por la corriente galvánica cuyos dos electrodos se aplican sobre las apófisis mastoides. En el momento de cerrar la corriente parece que los objetos cambiaran de lugar, del polo negativo al positivo, y que el cuerpo girase en el mismo sentido; al abrirla, la rotación parece efectuarse en sentido opuesto. vértigo laringroo (Charcot, 1876). Sin.: ictut laríngeo. Síndroma caracterizado por la Eérdida de conocimiento súita y completa, mas de corta Términos técuicos usados en Psiquiatría y Neurologli duración, que signe á cierta picazón de la laringe y íi un acceso de tos. La irritación laríngea, que es el punto de partida de los accesos, puede provenir de una lesión local ó de una lejana, pero que repercute en la laringe. vértig^o mental (Laségue) ó meuropAtloo. Angustia precordial, súbita, consciente, invencible, acompañada de sensación de colapso y de desfallecimiento, con obnubilación de la vista y palidez de la cara. La provoca la vista de un objeto y á cada vez repítese en las mismas condiciones. El vértigo mental presenta grandes analogías con las fobias. vértlgro paralizante (6erlier, i887). Sin.: enfermedud de Oerlier, kuhisagari. Enfermedad de naturaleza desconocida (infectiva?), que se maniñesta bajo forma de pequeños epidemias muy localizadas (Jura, Japón). Sobreviene por accesos ciiracterizados por paresias momentáneas, trastornos visuales (obnubilación, diplopia, fotopSÍHS, fotofobia), k veces trastornos del equilibrio y dolores vertebrales y cerebrales. Hanse distinguido tres tipos: tipo del adormecido (vértigo tósico), tipo del recogimiento y tipo del ciego ebrio La inteligencia y la salud general permanecen siempre intactas, vértlg-o tenebroso. Véase: vértigo apoplético. vértigo tAaloo (del griego : calda) (David). Véase vértigo paralizante. voeanU, *. /. Sin.: insania. Véase: sicotit 1.° vigU (coma). Véase: coma vigil. •IfllambaUsmo, t m. (vigilia; ambulare, andar). Estado de automatismo ambulatorio con desdoblamiento de la personalidad, producido en la vigilia. Uj.: automatismo eomicial 219 ambulatorio. (Véase esla palabra). Tlaoeralgrla, s. /. (viscera, visceras; del gr.. dolor). Nombre genérico dado á los trastornos todos de sensibilidad de las visceras, de origen nervioso. VnlplAn y Prevo«t(ley de). En el ataque de apoplegía la cabeza y los ojos están vueltos de manera que parecen mirar su lesión. Vulplin (tipo). Atrofia muccular progresiva espinal que empieza por el hombro. WáUer (degeneraolón de) ó degeneraolón wallerlasa. Las lesiones degenerativas que sufre un nervio cuando se le separa de su centro trófico. Wéber (oomp4a de). Compás especial que permite medir la distancia mínima que hay entre dos puntos que, punzados, determinan dos excitaciones distintas. Véase: estesiómetro. Wéber lalndroma de). Sin.: hemiplejía alterna superior ó pedúnculo-protuberancial. Sindroma formado por la asociación de una hemiplejía vulgar y de la parálisis del motor ocular común del lado opuesto á la hemiplejía. Este síndroma corresponde anatómicamente la lesión del pedúnculo cerebral. Well (atndroma de). Hemihiperestesia ueurom uscular en la tuberculosis pulmonar. Está situada del mismo lado de la lesión pulmonar, ó, si la tuberculosis es bilateral, del lado en que está más avanzada dicha lesión. Welr-Hiothell (enfermedad de). Véase: eritromelalgia. Welaa (algao de). Véase: facial (signo de). Wérdlag-Hófnnann (amlotrofla de). Forma de amlotrofladescritaen 1891 porWérding y en 1893 por HófFmann; dis- 2!U M. üarnicr y V. Delamare tingúese por el carácter familial, el comiendo en la infancia, la propagación centrífuga en los miembros, el atacar primero los músculos de los miembros inferiores y del lomo, la existencia inicial de seudo-hipertrofla, la ausencia de contracciones flbrilares, caracteres éstos que la acercan á las miopatías ; y por la existencia déla reacción de degeneración, la evolución rápida, la presencia constante de lesiones medulares comprobadas en la autopsia, caracteres que inclinan á clasificarla como mielopatía. WéBtphkll (slarno de) (1877). Abolición del reflejo patelar: signo precoz de la tabes. WéBtphsIl-Pllts (reflejo de) (1899). Véase : Galassi (reflejo de). yofobla, s f. del gr., veneno. ponzoña y temor). Miedo morboso á los venenos. Zinunerlln (tipo de). Variedad de miopatía atronca progresiva de origen familial, que empieza por los músculos de la mitad superior del cuerpo, con predilección por los músculos voluminosos. xoa&tropla, s. /. (del gr , animal, hombre). Nombre genérico dado por algunos alienistas á todas las vesanias en que el enfermo se cree transformado en animal (caballo, perro, lobo, etc.) zoofobia, s. f. (del gr., temor). Temor enfermizo (fobi») á ciertos animales. zoomania, s. f. Amor enfermizo y excesivo que ciertos degenerados sienten por los animales (antiviviseccionista, etcétera). Oonfaalón mental y oatatonia: onraoión. — La presentación de MM. Pactet y Bausilhet se refiere á un enfermo que ha presentado el síndrome catatónico con estados de excitación y de depresión, y hoy puede considerársele como curado. Este sujeto había conservado durante toda su enfermedad, hasta cuando tenia la apariencia de una inercia física absoluta, una viva actividad intelectual. Así es que él podía, como lo explica fielmente la observación del estado en que se encontraba reconocer los elementos de los procesos psicológicos que determinaban en seguida sus reacciones, bajo las formas de negativismo, de catatonía ó impulsiones motrices. Estos fenómenos no revelaban, por lo tanto, automatismo cerebral. La curación, sobrevenida al cabo de seis meses, prueba que el síndrome catatónico puede aparecer en el curso de estados patológicos diversos y no es siempre patrimonio de la demencia precoz. Es imposible, en efecto, considerar el enfermo como depílente; pertenece al grupo clínico, fundado por Maguan, de los degenerados, en los que á favor de un terreno nervioso, eminentemenie influido por la herencia, causas banales provocan la aparición de crisis delirantes pasajeras. — R. DOMINGO GÓMEZ. Boletín del Manicomio de San Baudilio BOLETÍN DEL MANICOMIO DE SAN 221 BAUDILIO Primer semestre de 1910 En periodos de medio año es más fácil hacer juicios exactos y atinados sobre la marcha demográfica y clínica de un establecimiento frenopático que no examinándola trimestralmente como veníamos últimamente haciéndolo. La razón es obvia: los datos son más numerosos y completos, correspondiendo á dos distintas estaciones del año, y las conclusiones que de los mismos se desprenden tendrán un mayor valor de conjunto y podrán ser comparados con los obtenidos en épocas análogas, con resultados más homogéneos ó instructivos. Por esto inauguramos hoy estos períodos de observación que la práctica nos ha demostrado que son los más convenientes. NOTICIAS ESTADÍSTICAS. — En el primer semestre de 1910 han ingresado en este Manicomio 163 alienados (95 hombres y 58 mujeres), y han causado baja por varios conceptos 126 (81 hombres y 45 mujeres), resultando, por lo tanto, un aumento de 27 asilados (14 hombres y l.'í mujeres). El mayor número de ingresados corresponde al mes de marzo (19 de cada sexo) y el menor al de febrero (11 hombres y 3 mujeres) y el número más alto de bajas se registró en junio (22 hombres y 9 mujeres), siendo el más bajo el de enero (10 hombres y 3 mujeres). En los demás meses las cifras de altas y bajas son aproximadamente iguales. La muerte causó 60 bajas (25 hombres y 35 mujeres), cifra relativamente baja, sobre todo en la sección masculina, ya que no llega al 3 por 100 del promedio de población vesánica; en la sección de mujeres pasa del 5 por 100. Salieron del establecimiento 26 asilados (20 hombres y (5 mujeres) con la nota de curados; el 2'50 por 100 para los hombres y el 1 por 100 paralas mujeres. Por otros conceptos (á petición de las familias, orden de las autoridades, traslado á otros Manicomios, evasiones, etc.), abandonaron el establecimiento 46 asilados (39 hombres y 7 mujeres). Más de la mitad de estos hombres eran militares que cumplieron, unos, el período legal de observación y que fueron trasladados, otros, al Manicomio de Reus á continuar dicha observación. 222 Boletio del Manicomio de San Baudilio NOTICIAS SANITARIAS. — Menor número de defunciones por tuberculosis pulmonar que en igual época de años anteriores. Ninguna defunción por fiebre tifoidea ni por alguna otra enfermedad infecciosa. En la enfermería de hombres pocas estancias y en la de mujeres algunas más que de ordinario. Tres intervenciones quirúrgicas de alguna importancia se hicieron durante el semestre: una amputación tarsiana por caries tuberculosa, una ablación de ganglios tuberculosos submaxilares y un legrado rectal por úlceras fungosas. Curáronse algunas fracturas de las extremidades y numerosas heridas por contusión y desgarro. NOTICIAS CLÍNICAS PSIQUIÁTRICAS. — Ingreso de muchos paralíticos generales, la mayor parte en período demencia!: en todos ellos se comprobó la infección sifilítica, con fechas variables de nueve á catorce años antes de la aparición de los primeros síntomas paralíticos. Como caso excepcional, admisión de tres mujeres con síndrome de parálisis general y con antecedentes sifilíticos; dos de ellas casadas y la otra soltera y de género de vida muy dudoso. Ingreso de 10 procesados por distintos delitos, casi todos de sangre, y con síndrome paranoico la mayor parte. Entre los que abandonaron el establecimiento en concepto de curación, figura una mujer de 43 años, que ingresó hace cinco en el Manicomio en virtud de orden judicial; procedía de la cárcel de Lérida, donde había permanecido dos años, estando procesada por haber matado á su marido durante una crisis de melancolía angustiosa. Hacía dos años que no ofrecía ningún trastorno mental y fué propuesta para el alta, siendo concedida ésta por la Audiencia de Lérida. De los demás que salieron por curación, ninguno merece mención especial, por tratarse de casos vulgares, casi todos ellos individuos degenerados con episodios mentales agudos que determinaron la reclusión manicomial; figuran en buen número los alcohólicos inveterados. NOTICIAS ADMINISTRATIVAS. — Una inesperada divergencia surgida entre la superior Autoridad militar de Cataluña y la Dirección del Manicomio con motivo del régimen administrativo á que debían en lo sucesivo estar sujetos los alienados militares, dio lugar á que éstos salieran del establecimiento para ser trasladados á otro Manicomio, en el que parece aceptan las condiciones formuladas por la autoridad militar. Sensible es que los alienados militares dejen de ingresar en el Manicomio de San Baudilio al cabo de más de cincuenta Boletín del Manicomio de San Baudilio 223 años de formar parte de la población vesánica del mismo, sin que durante este largo período de medio siglo haya hecho la autoridad militar la menor observación soi)re la manera como eran tratados y atendidos. Mala interpretación de lo que es y de lo que significa un establecimiento frenopático de la importancia de éste, conocimiento erróneo de la moderna terapéutica psiquiátrica y excesivo rigor para apreciar las causas de la frecuencia accidental de evasiones de algunos asilados militares, antiguos y reincidentes desertores, provocó una reclamación de la autoridad militar, seguida de unas proposiciones onerosas para el Manicomio, que éste no juzgó conveniente aceptar. La Dirección del establecimiento ha nombrado representante del mismo en Mallorca al respetable y distinguido facultativo Dr. D. Cosme Prohens. Las obras, en la sección de hombres, comenzadas en los primeros días del año, han proseguido con gran actividad, hallándose terminado el primer piso añadido al pabellón de San Isidro y muy adelantada la construcción de una de las alas del pabellón de ingreso al establecimiento, en el que están instaladas las dependencias de la Dirección y Administración. En los pabellones de San Carlos y del P. Camacho se han modificado totalmente las plantas bajas, quedando únicamente dos grandes salas en cada una de ellas (comedor y estancia diurna), con pavimento hidráulico, zócalo de losetas esmaltadas y grandes ventanales de comunicación. Se están construyendo en estos pabellones retretes modernos, iguales á los instalados, hace algunos meses, en otras dependencias. DR. RODRÍGUEZ-MORINI BI Dr. F*rnánd«s-Vlotorlo.—Con motivo del traslado al Manicomio de Reus de los militares asilados en el de San Baudilio, ha fijado su residencia en aquella ciudad, nuestro querido compañero el ilustrado médico militar D. Antonio Fernández-Victorio, que, durante seis años ha estado agregado al Manicomio de San Baudilio y ha colaborado activa y brillantemente en la REVISTA FRENOPÁTICA. Ei Doctor Larra y Cerezo Victima de criifl dolencia, que soportó con cristiana resignación, falleció recientemente en Madrid el ilustre médico militar Dr. D. Ángel de Larra y Cerezo, personalidad de mérito indiscutibie en el campo de la ciencia médica española. El Dr. Larra, liaciendo honor d su esclarecido apellido, se liahia distinguido no sólo como médico militar en la campaña de Cuba y como profesor de la Academia del Cuerpo, sino que habia cultivado con extraordinario éxito la literatura científica, siendo autor de numerosos trabajos profesionales que le abrieron las puertas de la Real Academia de Medicina de Madrid y que le elevaron á la Vice presidencia de la Sociedad Española de Higiene y á la del Consejo superior de Protección á la Infancia. Figuraba, además, entre los primeros periodistas médicos españolas dirigiendo la Revista de Sanidad Militar, redactando y colaborando en casi todas las reoistas médicas que se publican en España y siendo, al morir, Presidente de la « Asociación de la Prensa médica española». Últimamente el Gobierno de S. M. habia nombrado al Dr. Larra Comisario y Delegado del Congreso internacional de la Tuberculosis y de la Exposición anexa que han de celebrarse en Barcelona en el próximo mes de octubre. Su inesperada muerte ha venido á truncar todos los proyectos-y todos los entusiasmos que el Dr. Larra habia formulado en pro de la humanitaria empresa, que sin duda sufrirá un sensible quebranto sin el apoyo que le prestaba el ilustre finado. La Dirección y Redacción de la REVISTA FRENOPÁTICA E S P A - ÑOLA que supieron siempre apreciar las altas cualidades del Dr. Larra, lamentan sinceramente su prematura muerte y envían el más sentido pésame al benemérito Cuerpo de Sanidad Militar, al distinguido colega Revista de Sanidad Militar y á la familia del m.alogrado higienista.