revista frenopatica española

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REVISTA
FRENOPATICA
ESPAÑOLA
AÑO
VIII
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JULIO DE 1910
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N Ú M . 91
SUMARIO: Locos ilustres: J.J.Rousseau, por el Dr. W. Coro/.«. - Concepto
cUnico de las neurosis gi.tricas, por D. Primo Garrido SdnchtK- - La neuraste4i!. y los periódicos, por el Dr. Hoyo Villanova. - Neurosis y locura, por el
Dr. Pablo Sollier. - L« operación de la caurata en los dementes, por el docíor
Francitco M. Fernández. - Valor y slgniBcación de los principales tírminos técnicos usados en Psiquiatría y Neurología, por los Dres. M. Garnitr y V. Delamare. - Boletín del Manicomio de San Baudilio. - El Doctor Larra y Cerezo
L
OCOS ILUSTRES: J. J. ROUSSEAU, por
el Dr. W. COROLEU, antiguo médico del
Manicomio de la Santa Cruz de Barcelona (1).
¿Qué es al tin la famosa timidez de Rousseau? Según
Hartenberg, (2) que ha dedicado á este estado psicofísi<5o una notable monografía, los síntomas mentales porque se manifiesta expresarían una disminución de la
concienGia, de la atención, de la memoria, del juicio y la
-determinación voluntaria. Toda la actividad de los centros psíquicos superiores se vería comprometida. Entre
los primeros efectos de la timidez había la obtusión
.sensorial. El sujeto vería cuanto le rodea como al través de un velo. De aquí sus errores y torpezas pareci•dos á los del miope. El oído se hace duro y no se per-ciben bien las palabras que á uno le dirigen. Anatole
France, en uno de sus estudios literarios, describe ma^istralmente este estado de ánimo (3) que hace dar las
respuestas más incongruentes y ridiculas á los infeli•ces tímidos. Se vuelve á preguntar lo que se ha contestado ya, se hacen observaciones que no vienen al caso
<l) Coatinaición. Véase el número 89.
(2) Ln timidtt tt la iimidili (París 1905). Hay una trad. española de Ant4n y
Vcrnodiz. (Madrid, 1902).
<1>) A. France. Lt liyre dt mon ami. (Paris, 1902).
M*
Locos ¡lustres: J. J. Rousseau
Ó se responde fuera de lugar como los que deben usar
un idioma que conocen mal. El olfato y el gusto quedan asimismo embotados. El ramo de flores que se
huele, la copa de vino que se saborea, no causan sensación alguna especial. El tacto y el sentido muscular
se afectan de igual modo. Ni el frío, ni el calor, ni el
contacto, ni las excitaciones dolorosas, hacen reaccionar al sujeto que permanece como anestesiado.
Pero el tímido es, ante todo, un distraído. De aquí
que su segundo síntoma culminante sea la inatención.
El paciente no puede concretarse sobre un objeto determinado. Al contrario: su atención se dispersa sobre
diversas impresiones que le sobrecogen, pero ni siquiera una de ellas llega á dominarle. Y como sin
atención no puede haber reflexión, el tímido tampoco
puede juzgar ni raciocinar. El ejemplo más palpable es
el del estudiante en un examen. Un profesor de nuestra Universidad hizo, sin proponérselo, un ensayo curioso de psicofísica. En lugar de sacar lecciones á la
suerte ó preguntar libremente, decía al examinado :
«Escoja V. el punto que quiera de la asignatura dentro
ó fuera del programa. » Los exámenes no resultaban
por esto más desembarazados. Lo que intimida no es,
precisamente, la lección sino el tribunal. Las más sencillas y triviales nociones se confunden en lamente del
alumno, las más fáciles preguntas se convierten en
acertijos. Sin embargo, los desórdenes de la inteligencia pasan á un lugar secundario ante los de la voluntad de la cual la timidez no sería sino una de tantas
enfermedades en el concepto de ciertos autores. Aun
cuando falten las grandes manifestaciones emotivas,
no deja de manifestarse una perturbación en los actos
voluntarios. Entre la idea y el cumplimiento de una
acción se interpone un alto, una detención, un paro
incomprensible para el mismo sujeto que se ve encadenado de brazos, cerrado de boca y dejando escapar
la ocasión propicia. Rousseau mismo es un buen ejem-
Dr. W . Coroleu
IIT)
pío, cuando á propósito de Mme. Basile nos dice : « á
fuerza de buscar una ocasión segura de verla y hablai'la acaba por perderlas todas.»
La explicación es muy fácil. Para el tímido no hay
ocasión. Al contrario, cuanto más oportuna tanto más
la deja escapar. Si buscaba un momento favorable
nuestro héroe para hablar á su joven ama, ^„qué mejor
cuando la encuentra á solas en su habitación? ¿,Y qué
hace entonces? Esconderse, ver sin ser visto, ser descubierto y entonces portarse como un chiquillo. El que
lia suspirado meses y meses por una entrevista, se
queda en la más humillante y penosa de las situaciones cuando llega el caso. Creía cometer una locura y
no osa siquiera levantar los ojos. No debe penetrarse
mucho su fisiología para comprender que se trata de
una inhibición. Pero, tal vez, esto requiere algunas explicaciones.
Cuando entramos en un salón por primera vez, en
nuestra adolescencia, nos sentimos torpes y cohibidos.
Este caballero nos vuelve la espalda, aquella dama nos
mira con aire burlón, un conocido encuentra gusto en
mortificarnos con innumerables presentaciones. Hablar
nos es penoso y exponerse al público un suplicio. Poco
á poco buscamos un rincón, el más lejano posible y
allí pasamos la noche en melancólicas meditaciones
sobre nuestra propia insignificancia.
Es que, realmente, la vida social y mundana es
más complicada de lo que parece. Se necesitan una serie de actos dirigidos en parte por la reflexión y sobre
todo por el instinto y el hábito. Hay que responder á
tiempo, sonreír á una frase, saludar al que entra, compadecer al que se lamenta, despedir al que sale. A
fuerza de repetirse estos actos, se hacen instintivos y
el vulgo los cree tales. Para convencerse de lo contrario, basta ver al rústico que entra en sociedad. En r i gor, lo que llamamos educación es un arte que, como
todo, sg.aprende y perfecciona. El rústico es un hom-
19C
Locos ilustres : J. J. Rousseau
bre, fisiológicamente, como los demás, pero que carece de modales y de aquí su ridículo papel entre gentes
de buena condición. Tan ridículo es, que su nombre
en lengua inglesa (clown) ha pasado á ser sinónimo de
payaso. Pues bien^ esta serie incesante de adquisiciones vence nuestra conducta con los demás que se inculca en la familia y en el colegio y que la experiencia
convierte en continua, resulta perdido para el tímido.
La inhibición lo ha borrado todo.
Pero, ¿qué es la inhibición?; «suponed — dice
Brouardel (1), que, bajo, la influencia de una excitación
física ó moral violenta los movimientos reflejos en lugar
de producirse se detienen: suponed que el centro excitado paraliza la acción délos demás centros que ya estaban en actividad : esta parálisis es la inhibición.
Cuando se excita el nervio pneumo-gástrico, el corazón se detiene; cuando se excita la médula cérvicodorsal, el estómago deja de funcionar; la irritación del
bulbo, la del pneumo-gástrico inhibe el corazón, la de
una corta región de la médula inhibe el estómago...;
así podemos definirla inhibición: el paro de una función provocado á distancia por una excitación del sistema nervioso.» En patología mental — y dispensen los
que sean tímidos, — el mecanismo debe de ser idéntico.
Los actos de la vida corriente en sociedad, que la costumbre convierte en otros tantos reflejos, quedan detenidos, ahogados en germen, en el tímido. En otras
palabras éste es sujeto de una inhibición. ¿En qué consiste ésta? Aquí está la dificultad. Si en fisiología general ya es oscuro cuanto se refiere á los actos inhibitorios ¿qué no sucederá tratándose de los complicados
fenómenos de la ideación y el sentimiento? La producción de este estado debe ser complexa, pues hay modificaciones de la sensibilidad general y especial como la
anestesia, del movimiento como la rigidez, y los gestos
(t) La
mortttlamort$ubiU,pi%.i.
nr. VV. Coroleu
197
torpes, de la inervación vaso-motora, como la rubicundez, — cuyo sólo temor llega á constituir una enfermedad cual la eritrofobia. Sabemos ya que el cerebro es centro de actos de inhibición. No puede tratarse
más, entonces, que de una acción sobre el polígono
cortical del automatismo psicológico ó como lo llama
Grasset (Ij, de los centros psíquicos inferiores. Su
punto de partida sería el centro superior de la personalidad, la ideación voluntaria y consciente. íi,Por qué
se haría vulnerable este mismo centro ? La respuesta
es más que difícil.
Analicemos más la timidez y veremos su complejidad. Acompañada siempre del miedo no puede, en
modo alguno, identificarse con éste. El que teme sabe
siempre por qué. El tímido no. La vergüenza tiene tanta parte como aquél en su determinación. «La timidez.
— decía Larochefoucauld, — es un defecto del que es
peligroso reprender á los que lo tienen» ; es que con
mucha facilidad pasan del temor al atrevimiento y aun
á la temeridad. Jamás se les ha hecho pintura más
acabada del carácter de tales sujetos que la del Pilatilio del P. Coloma, donde el jovencito asustadizo como
una niña acaba escanallándose en una casa de prostitución y arrojándose al redondel de los toros. El miedo
imprime modificaciones estables y permanentes. La
timidez caprichosa siempre en su evolución se desvanece con la misma instantaneidad conque vino y por las
causas en apariencia más triviales. Es verdad que la
reacción puede ser excesiva, lo que acusa que no ha
acabado todavía la curva — digámoslo así — de aquel
estado de ánimo. De todos modos su evolución no
puede ser más peculiar.
Si la timidez se acompaña fatalmente de vergüenza,
menos aun puede confundirse con ésta. Los franceses
tienen una voz muy expresiva para designar dicho es(1) 4jia(omJ( cUniqut dis ctntres nerveux,
pig. 8.
t9S
Locos ilustres : J J. Rousseau
tado : lafaus.se honte, la falsa vergüenza. El tímido se
avergüenza sin saber por qué. Si intenta darse una
explicación no resulta sino inventada á posteriori para
justificar su sentimiento.
En fin, no olvidemos una clase de timidez: la de los
burlones. El sujeto en apariencia, retenido por una
turbación invencible no cesa de reprimir su risa y su
gana de chancearse. No es puramente cobardía, es realmente vergüenza, porque á veces no hay motivo alguno
de tema real ni imaginario. A lo mejor, el que se cree
apocado y humilde, lanzai'á la más punzante de las sátiras, la más chispeantes de las réplicas. Otros hay que
logran vencer su turbación afectando un cinismo que
no poseen para libertarse d«l tormento interior. 'También apelan al artificio de darse un aire orgulloso ó
importante para lucir las ocasiones de trato social que
despiertan inevitablemente la timidez y todas sus a n gustias. Alejandro I de Bulgaria decía hablando de su
primo Alejandro III de Rusia. « Su afectado desdén
oculta una extremada timidez». Muchos orgullosos no
son sino tímidos disfrazados. Pero es preciso confesar
que de poco valen tales ai-tificios cuando la timidez es
un estado constitucional.
( Continuará).
VB o»ao de catatonía. — En la sesión de marzo del presente año, de la « Sociedad Clínica de Medicina Mental», M.
Lepoy, muestra una enferma de 45 años, (jae después de dos
años de alteraciones intelectuales, caracterizadas por un delirio melancólico con ideas de persecución y alucinaciones acústicas, cayó en un estado de estupor con fenómenos catatónicos
permanentes, limitados á los miembros superiores. Pasados
dos años, la enferma no puede dejar la cama ni pronuncia
más que poquísimas palabras, da poco trabajo y se alimenta
cuando se encuentra sola y con extrema lentitud. La fisonomía siempre inerte, sin indicar gozo ni alegría, pero sí una
gran regignación. M. Leroy lo discute como de síntoma de catatonía ó de catatonía como entidad mórbida. Ofrece reacciones de orden puramente demencia]; pero la enferma queda
perfectamente orientada, lúcida, y muchos hechos hacen indicar que el juicio y el razonamiento parecen estar conservados.
R. DOMINGO GÓMEZ.
Concepto clínico de las neurosis gástricas
191
ONCEPTO CLÍNICO DE LAS NEUROSIS GÁSTRICAS, por D. PRIMO GARRIDO :sÁNCHEZ. (Tesis de Doctorado).
C
CONCLUSIONES
1 ' Pocos proble;nas médicos son más dignos de fijar nuestra atención que el referente á resolver cuando un órgano padece, si es por lesión orgánica, ó, por el contrario, como se
dice ordinariamente, todo es puramente neroioio.
2.' Aunque haj' casos que, al menos en su principio, son
justificables ciertas dudas, en la mayoría de las ocasiones, saIjiendo esperar, no es difícil hacer el diagnóstico, teniendo en
cuenta los puntos de vista expuestos en este trabajo.
3.' Este diagnóstico es de todo punto necesario, porque de
él depende el juicio pronóstico y el resultado del tratamiento.
4.' Las neurosis localizadas son enfermedades muy frecuentes, y, entre ellas, las gastroneurosis ocupan el primer
lugar.
5." El juicio que estas neurosis localizadas nos merezcan
marcará la orientación que debemos seguir en su tratamiento;
de ahí la importancia que tiene para el médico el juzgar aquéllas rectamente.
6.' Diverso ha sido el criterio que los autores han tenido
de las neurosis gástricas; unos creen que existen siempre en
el estómago lesiones ostensibles, y que el padecimiento gástrico engendra la neurosis general; otros la limitan-solamente
á las altjraciones gástricas que se presentan en las enfermedades nerviosas orgánicas; y otros, por fin, las consideran
como derivadas de neurosis generales.
7." Este último concepto resume nuestro modo de ver la
cuestión, basado en argumentos clínicos y sancionado, además, por los conocimientos que nos presta la fisiología.
8.' Los casos en que las gastroneurosis se nos presentan
como neurosis exclusivamente locales son raros, y, estudiados
á fondo, se llega á descubrir la relación con la neurosis general.
9.* Se han incluido indudablemente en las neurosis gástricas afecciones de estómago, que no reconocen otro origen
que el neurósico (trastornos anémicos, retenciones estomacales, enfermedades de las glándulas internas, etc.); pero
200
Primo Garrido SiQChcz
aquéllas, en su inmensa mayoría, son dependientes de la enfermedad general ya mencionada.
10. El tipo, por excelencia, de las neurosis gás'ricas es la
dispepsia nerviosa ó neurastenia gástrica, en la que los diversos factores que concurren al acto digestivo resultan alterados
de la mar*era más irregular y más variablemente posible, n a
sólo en la marcha general de la enfermedad, sino hasta de un
momento á otro ; de aqui la importancia de no conceder á ui»
solo análisis del jugo gástrico, un valor decisivo.
11. Las demás neurosis gástricas se apartan más ó menosde este tipo de pureza, pero conservando, no obstante, en suscaracteres los principales rasgos comunes á todas las gastroneurosis.
12. La presentación de un tipo ú otro de gastroneurosis(secretorias de motilidad, de sensibilidad mixta), depende, en
general, de la neurosis ó nervosismo que la origina, de la»
condiciones individuales del enfermo y del medio ambiente que
le rodea.
1.3. Con frecuencia se observa una especie de relación
inversa entre la individualidad nosológica de las gastroneurosis y la enfermedad general de que aquélla depende; á neurosis bien caracterizadas, gastroneurosis poco definidas.
14. Por lo que se refiere al pronóstico de las neurosis g á s tricas en general, es desfavorable por lo difícilmente curable»
que son y por lo fácil que es su reproducción.
15. Jamás deberemos perder de vista las anteriores consideraciones para el tratamiento ; ellas nos indican la vía mas
provechosa y más fecunda para obtener los mejores resultados.
16. El tratamiento de la neurosis respectiva será, pues, e?
que ocupe el primer lugar; considerando como secundario y
coadyuvante tan sólo el particular del estómago.
17. Los diversos elementos de tratamiento de las neurosis
en general (cura psíquica y de reposo, aislamiento y sugestión,
hidroterapia, electroterapia, etc.), serán, pues, los factores de
que tendremos que echar mano á cada momento, empleando
unos con preferencia á otros, según la clase particular de la
neurosis respectiva.
18. Respecto al tratamiento local, deberemos advertir que
no conviene ser muy severo en el régimen dietético, siendo á
su vez también muy parco en medicamentos estomacales,
echando mano, no obstante, de los que la experiencia tiene
sancionados como buenos y en armonía con el tipo de dispepsia respectivo.
Concepto clínico de las neurosis gástricas
201
19. Haremos comprender al gastroneurósico que un buen
estado de ánimo, alegría moderada y plácida, tomar los alimentos con gusto, etc., constituyen la mejor garantía de una
buena ;digestión, puesto que son los factores que más favorecen la secreción del llamado jugo psíquico.
20. En mucbas gastroneurosis y, principalmente, en la
dispepsia nerviosa, el tomar los alimentos en pequeñas cantidades es un elemento.de primer orden para el tratamiento,
debido, sin duda, á la gran frecuencia de la atonía gástrica.
Madrid, 26 mayo 1910.
El •ñafio eatadlado an aa fandamanto blopaloológioo.—
(Conclusiones de la Conferencia dada en Hamburgo, por el
notable psiquiatra E. Trommer; Berliner Klinische WochenscArt/í, 4 julio, 1910).
1. Es el sueño la fase de asimilación imprescindible, para
la conservación de las formas orgánicas vivas. En los individuos en periodo de evolución, equivale acrecimiento; en los
adultos, significa regeneración, ó sea eliminación de los residuos de la fatiga y complemento déla provisión de energía
(alimenticia y oxidante).
2. La diferencia funcional entre la vigilia y el sueño comienza en la serie zoológica á la par del desarrollo del cerebro.
3. En losanimales superiores, es la corteza cerebral lamas
necesitada de regeneración y de consiguiente, donde más profundo es el sueño.
4. El estado de reposo que ésta representa, obtiénese por
inhibición sensorial completa, y parcial motorasecretora.
5. El órgano principal de esta inhibición sensoriales, probablemente, el tálamo óptico, aserto que abonan su especial
situación anatómica, como igualmente el evidente antagonismo psicológico y clínico entre el sueño y los fenómenos emotivos.
6. La causa primera del sueño no es la fatiga, ni estriba en
el aparato circulatorio; radica en una especie de instinto que
obra como acción vital. Los fenómenos vasomotores son síntomas: el cansancio, la hora habitual y en el hombre la acción
de las representaciones (sugestión) actúanjcomo provocadoras
de la función dormitiva ó dormición. Y en los fenómenos vasomotores, la inhibición y el influjo de las representaciones
demuestran que el sueño es, además de una función complicada, de carácter activo.
8. La alteración de este complejo, ya en su conjunto, ya
en parciales aspectos, ofrécenos las diferentes formas de trastornos del sueno. — S. RUBIANO.
-02
Li neurastenia y los periódicos
I
A NEURASTENIA Y LOS PERIÓDICOS,
j pop el Dr. ROYO VILLANOVA, Catedrático de la Facultad de Medicina de Zaragoza íl).
Dicese, con razón, que las reseñas detalladas de los crímenes pop los diarios, las novelas de policías y malhechores, las
exhibiciones cinematográficas de pequeñas combinaciones en
las que se fingen robos, escalos, crímenes y toda la curiosa
gama del apachismo, ejerce una influencia, sugestión y simpatía morbosas entre el público, de donde salen luego propósitos, planes y hechos criminosos.
Pero todavía produce peores.efectos que esas reseñas en
los asiduos abonados á los periódicos políticos y noticieros la
facilidad con que se formulan diagnósticos de enfermedades
alrededor de sucesos resonantes.
No pueden imaginarse los escritores el daño que producen
en la legión de neurasténicos, que constituye una buena parte
de sus asiduos lectores, la palabreja neurastenia, puesta como
antecedente ó comentario en los diferentes asuntos de que se
ocupan en las columnas de la gran Prensa.
Con inusitada frecuencia, al hablar de quien ingresa en un
manicomio victima de un delirio en la palabra ó en la acción,
de quien mata al prójimo ó de quien atenta contra su vida ó
se muere de repente, se emplea la palabra neurastenia, y quien
lee estas noticias y padece aquella afección tiembla como un
azogado, se asusta, se impresiona hondamente, y, víctima del
pánico nota que su corazón se precipita en un latir impetuoso, llevando á su cabeza oleadas de sangre que parecen golpes
de ariete en el interior de su cráneo, ó, por el contrario, nota
apagarse las energías del péndulo de nuestra vida que cada
uno llevamos en el pecho, y se desmaya entre sudores fríos,
hormigueos en las manos y hielos en los pies.
Pasada la crisis que en una ú otra forma invariablemente
se presenta, el neurasténico verdadero comenta la noticia, rumia con su cerebro el hecho relatado, y, lleno de profunda
tristeza,-dirige á su médico, en forma de reproche, estas ó parecidas palabras :
(1) Del libro Eifigmogramat ( Crónicas médicas ). que ha publicado recientemente el ilustre médico y literato aragonés.
Dr. Royo Villanova
203
— ¿Lo veis, doctor? En vano pretendéis engañarme diciéndome que lo que yo tengo no encierra gravedad alguna. Mirad
lo que dice este periódico— y, uniendo la acción á la palabra,
os mete materialmente por los ojos los fatídicos renglones impresos, en los que se asegura que tal señor, que murió de repente al bajar del tranvía, era un neurasténico: que tal otro,
que en un acceso de celos mató á su novia, ó en otro de ira
agredió á su padre, ó en otro de cólera maltrató á su hijo, era
un neurasténico; que aquel caballero que ingresó en el manicomio venia sufriendo de neurastenia; que el que se arrojó á
la via ó se disparó un tiro ó se cortó la yugular ó se engulló
un,nitro envenenado, eran sendos neurasténicos, los cuales no
podían soportar un sufrimiento incurable, como era el de su
enfermedad.
— Porque, desengáñese usted, doctor, ó mejor dicho, desengáñenos usted, la neurastenia es incurable, su terminación
es la muerte, la muerte siempre, ó en la cama de un hospital,
después de habernos arruinado pagando cuentas de médicos
y boticarios, ó en la celda de un manicomio, ó en la enfermería de un presidio, ó en nuestra propia mano, ó en la mano de
un verdugo.
Esto mismo y casi con las mismas palabras me decía esta
misma tarde uno de estos enfermos mostrándome un periódico madrileño, en el que se comentaba el trabajo de un distinguido médico extranjero acerca de Moliere, y en el cual
trabajo se lanza la peregrina idea de que El enfermo imaginario del gran comediógrafo francés fué el primer neurasténico,
y que de dos siglos á esta parte no se ha adelantado nada en
el tratamiento de dicha enfermedad
Realmente, esto sería desconsolador si fuese cierto.
Pero no hay tal cosa.
Ni El enfermo imaginario de Moliere era un neurasténico.
Ni la neurastenia es una enfermedad que cuente dos siglos
de fecha, sino que es mucho más reciente.
Ni se trata ahora de neurastenia, como hace doscientos
años, ni siquiera como hace dos lustros.
Ni es la neurastenia incurable, ni degenera jamás en locura, ni conduce nunca al crimen.
El crimen está en decir estas cosas y en escribir aquellas
otras, cuando van á ser oídas ó vistas por estos desgraciados
enfermos que sufren horriblemente y hacen sufrir á los que
les rodean, y que, víctimas de su exquisita sensibilidad y de
su extremada delicadeza, están prontos á dar crédito á todo
aquello que les perjudica.
204
La neurastenia y los periódicos
La locura está en pretender que con esos noticiones bruscamente expuestos se endurezca el conturbado espíritu del
neurasténico, como se endurece el organismo de un endeble
con una ducha fría á toda presión.
El neurasténico es un aristócrata del sistema nervioso, es
un artista del sufrimiento, es un elegido del dolor, digno, por
su alta jerarquía en el orden de la sensibilidad, de toda clase
de respetos y consideraciones, acreedor á todos los caí iños y
mimosos cuidados; que merece por la exquisita delicadeza de
su pesar egregio, todas las dulzuras de las mieles del consuelo que puede destilar una sociedad de egoístas como la actual,
que ha convertido en llave de dolor lo que debía ser vergel de
alegría.
La más preciada flor de aqueste valle, la de color más delicado, la de más suave aroma, la que no brotó del beso de un
rayo de sol y de una gota de rocío, sino de la caricia de un destello de luna y una perla de llanto, esa es la neurastenia; ñor
(le los elegidos, que no puede vivir sobre la tierra de una maceta, ni sobre el agua de un búcaro; que se marchita en la solapa de un frac y se deshoja en los rizos de una cabellera; que
tiene su invernadero en el cerebro del hombre y su estufa en
el corazón de la mujer; que se nutre de inteligencia y se riega
con sentimientos; que lleva en cada pétalo una espina, en cada
estambre un temor, en cada pistilo una esperanza, y cuyo
perfume es el perfume de la Salve imploradora y triste, de l.i
Salve que dice : A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, d
ti suspiramos gimiendo y llorando en este calle de lágrimas.
Crista parlódloas de afaala aoompaftadas d* liamlpl«JU
y da apUapsia JaokaoBlana daraoha. — M. Jasson muestra
á la Sociedad una mujer de 64 años de edad, que presenta desde hace cinco años y de una manera bastante regular, mensualmente, crisis periódicas de afasia total, con hemiplejiay
epilepsia jacksoniana derecha. Estas crisis tienen una duración que oscila, generalmente, de veinticuatro á cuarenta y
ocho horas. Los fenómenos hemipléjicos y jacksonianos desaparecen casi por completo en ef período interaccesional, los
transtornos afasicos persisten solos y responden con exactitud al tipo clásico de la afasia de W e r n i k e : ceguera y sordera versal, agrafla; la anartria, ó mejor la afemia, de la fase
paroxistica son debidas á la disartria. El mecanismo psicológico de éstos trastornos es semejante al que se invoca para
explicar \a. jaqueca acompañada. Es lógico suponer un espasmo
de la arteria sylviana izquierda, espasmo dependiente de una
lesión ateromatosa probaole del tronco de la arteria, legión que
sirve como de espina irritativa. — R. DOMINGO GÓMEZ.
Neurosis y Locura
205
EUROSIS Y LOCURA, por el Dr. PABLO SOLLIER, Médico del Sanatorio de Boulogne
sur-Seine y profesor de la Universidad nueva de Bruselas. (Traducción por e\Dr. R. Domingo Gómez). (1)
N
La cuestión de las relaciones que existen entre las neurosis
y los estados delirantes es complejísima y está muy lejos de
haber sido dilucidada. Además este asunto se trata muy incidentalmente en muchas obras de Neurología y Psiquiatría y
algunos tratados ni siquiera le dedican unas líneas; sólo con
ocasión de la etiología indican que, tal ó cual forma delirante,
es producida por el histerismo ó la epilepsia.
Esta cuestión se complica por el hecho de la introducción en
Psiquiatría de las psiconeurosis, que son igualmente reclamadas por la neurología. Estas últimas, en efecto, pueden ser,
según el predominio de funciones neuropáticas tributarias de
una ó de otra. La melancolía, por ejemplo, puede ser considerada como simple forma de la neurastenia, mientras no pase
de ciertos límites de depresión psíquica y moral, ó al contrario, ser clasificada entre los estados delirantes si reviste la
forma alucinatoria y ansiosa. Tal circular puede evolucionar
toda su vida sin presentar el menor delirio, de donde la neurastenia de forma circular que yo describí en 1891, ó de doble
forma, ó al contrario, presentar el cuadro clásico de la locura
circular, hoy descrita bajo el nombre de Ciclotimia.
A la verdad, no se trata más que de grados de una misma
enfermedad que puede manifestarse bajo influencias diversas,
unas veces sin forma delirante, otras bajo forma delirante. No
hay, pues, que establecer diferencias entre la primera que
parece no ser sino un estado neuropático, y la segunda como
estado psicopático más ó menos acentuado. No se sabe bien
lo que se debe comprender bajo este término de psiconeurosis, porque si se quiere entender por esto, todos los estados nerviosos en los cuales hay un estado psicopático particular, equivale á suprimir de la clasificación neuro-patológica
las mismas neurosis, histeria, neurastenia, corea, enfermedaii
de Basedow y de Parkinon, estando llamadas á desaparecer
(1) Del Traite InUrnational dt Ptycho Pathologie. ( Publicado por Archivtt
d* ffturologU, marzo de 1910).
206
Dr. Pablo Sollier
un (lía del cuadro de las neurosis puras, para pasar al lugar
lie las afecciones orgánicas del sistema nervioso. La misma
corea no es debida, como tienden á probarlo ciertas recientes observaciones, á las alteraciones encefálicas ó mesencefálicas.Por mi parte, no veo inconveniente alguno, pues considero
q ue la histeria y la corea, están caracterizadas por su estado psicológico, como por el físico y particularmente el nervioso, y
que la neurastenia no es más que un síndrome común á
numerosos estados patológicos, funcionales y orgánicos, que
no subsistirían como neurosis especial y autónoma. Quedan,
pues, como neurosis puras el bocio exoftálmico y la parálisis
agitante, que son muy sospechosas, y la epilepsia que, como la
neurastenia, es un síndrome en la mayoría de casos, algunas
veces un simple síntoma, y que muy probablemente tiende,
además, á las alteraciones materiales del sistema nervioso.
Dicho esto, creo se deben entender las relaciones de los diversos estados neuropáticos y los estados psicopáticos delirantes del siguiente modo : En presencia de un estado neuropático cualquiera, debemos preguntarnos si puede presentar
en su curso los fenómenos delirantes sobrevenidos bajo la
misma forma, que otros síntomas, teniendo la misma naturaleza, el mismo pronóstico y mismo tratamiento; tal, por
ejemplo, el delirio epiléptico en sus diversas formas. Se debe
preguntar, en segundo lugar, cuando este estado neuropático
se complica en un momento dado de trastornos delirantes, si
éstos le son sobrepuestos, sobreagregados, paralelos, ó si, al
contrario, constituyen el término de transformación de
la neurosis. Conviene no olvidar, de otra parte, que muchas psicosis pueden presentar, durante largas temporadas,
manifestaciones de apariencia puramente neuropática. Así
la demencia precoz es considerada al principio como histeria,
en los adolescentes, el mismo delirio de persecución crónico
ofrece analogías durante un cierto tiempo con la psiconeurosis hipocondríaca, y la parálisis general misma es tomada,
durante algún tiempo, como neurastenia. Hay que tener en
cuenta que cierto número de casos son combinaciones ó mezclas híbridas de neurosis y psicosis. Son estos casos extremos de la frontera de la locura, como dice Ball, que durante
mucho tiempo, ha sido difícil clasificarlos en uno ó otro lado.
Realniente, desde el punto de vista práctico, tiene esto mediano interés, porque ordinariamente se trata de enfermos
afectos de taras degenerativas graves, y una vez entrados en
la vía de desequilibrio mental y nervioso, no salen más de ella
acentuándose sus síntomas con oscilaciones más ó menos pro-
Neurosis y locura
20"
nunciadas. Cuando se trata de formas francas puras, creo que
la transformación ó mejor dicho la substitución de una psicosis en neurosis en el mismo individuo, es caso excepcional.
En presencia de una causa capaz de perturbar el funcionalismo del sistema nervioso central, creo que el sistema nervioso reacciona casi siempre del mismo modo. Así, produciendo accidentes histéricos con motivo de emociones penosas,
siempre hará lo mismo bajo la misma forma, pero frecuentemente también bajo una diferente forma según las circunstancias. Lo que producía un acceso de melancolía producirá siempre un acceso de melancolía bajo la influencia de
causas deprimentes. Y de hecho no se explicaría que el sistema nervioso reaccionase una vez de una manera y otra vez de
otra, á menos que no sea modificado materialmente en el intervalo de dos accesos.
Así se explica que una histérica, habiendo tenido en su
juventud, á consecuencia de emociones violentas, crisis de
nervios ó de parálisis, puede, perfectamente en la menopausia
ó bajo la influencia de la arterioesclerosis, tener un acceso de
melancolía. Esto no es que la histeria se transforme en melancolía. Trátase sencillamente de un sistema nervioso poco
resistente, reaccionando en ciertas condiciones de un modo
y en otras de otro distinto.
No examinaremos las diferentes neurosis y psiconeurosis
desde el punto de vista de sus relaciones con los trastornos
delirantes, ya sean simples episodios en el curso de la neurosis ó síntomas esencialmente unidos á ella, y que llevan
caracteres especiales ó sean una de las formas posibles termiles. Preferimos dedicarnos á consideraciones generales. Una
primera cuestión y no de las menos importantes se presenta.
¿Qué entendemos por neurosis y psiconeurosis?. Se defina ordinariamente la neurosis como transtorno funcional sin lesión
actualmente apreciable del sistema nervioso. Las psiconeurosis comprenden un cierto número de formas bastante mal
definidas, porque las unas pueden ir acompañadas ó no de delirio, las otras son las neurosis con manifestaciones psíquicas
predominantes, á las cuales se atribuye una patogenia psíquica. El tipo de las primeras es la melancolía ó la hipocondría; el tipo de las segundas el histerismo. En realidad, nada
se gana con la introducción de este nuevo vocablo, que no hace
más que aumentar la confusión y no tiene el mérito de responder á una concepción única, puesto que depende tanto
unas veces de la sintomatología como de la patogenia supuesta
de los estados morbosos.
208
Dr. Pablo Sollier
Si de Otra parte se consideran como neurosis todos los estados en los cuales hay un trastorno funcional del sistema
nervioso sin lesión actual apreciable, se está obligado á incluir en ellas todas las formas vesánicas atenuadas, en las que
no hay delirio. Todas las melancolías, todas las hipocondrías no delirantes, debieran figurar entre las neurosis,
pasarían del cuadro de neurosis al de psicosis al agravarse,
y después de no ser delirantes durante cierto período, se
harían delirantes. Teniendo esto en cuenta, todas las neurosis
podrían transformarse en psicosis. Las psicosis responden,
por otra parte, bastante bien á la definición de neurosis, á
menos de considerar el entendimiento, el espíritu, el psiquismo
como cosa autónoma independiente de la Fisiología; lo cual
sería discutible á mi modo de ver. El psiquismo es función
del cerebro con el mismo motito que la mobilidad y sensibilidad. Que se admitan centros especiales de psiquismo, por
lo menos para formar la síntesis de imágenes, las representaciones y presidir á sus asociaciones y á su evocación, ó se le
considere como consecuencia de las asociaciones de los cent. os especiales de imágenes y de representaciones, no es menos verdad que el psiquismo resulta función cerebral. Por
esto una psicosis es por el mismo motivo que una neurosis un
transtorno funcional del sistema nervioso sin lesión apreciable. Lo que diferencia una neurosis de una psicosis, de un estado delirante, no es, por lo tanto, el factor lesión, sino el factor psíquico. Una conmoción física ó moral que afectase los
centros nerviosos, determinaría en uno ú otro caso, según la
resistencia de tales ó cuales de sus centros cerebrales (motores, sensitivo-sensoriales, psíquicos ú orgánicos), trastornos llamados neuropáticos ó psicopáticos. Así, por ejemplo,
un individuo que ha recibido untraumatismoque le ha alterado
moralmente y físicamente, puede presentar histerismo con
manifestaciones psíquicas y también delirantes, en tanto que
otro sin sufrir trastorno moral, la misma causa producirá
solo histeria de forma sensitivo-motriz? ¿Se trataría de un caso
de psicosis histérica, y de otro de neurosis histérica simple?
Por mi parte, no puedo mirar las cosas desde este punto de
vista.
Si clínicamente puede llamarse neurosis un estado neuropático 9¡n lesiones y sin delirio y psicosis un estado nervioso
sin lesión pero con delirio, hay que admitir que esto no es
más que una cómoda clasificación. Cómoda y útil también,
porque, desde el punto de vista del pronóstico, el hecho de
que la función psíquica, es decir, la función superior del ce-
Neurosis y locura
209
rebro esté afectada demuestra se trata de un caso grave, bien
sea intensa la causa protectora, bien que la resistencia cerebral sea débil. Vemos, por lo tanto, que no es necesario establecer límites precisos entre la neurosis y la psicosis desde
el punto de vista patogénico, al que en realidad es necesario
.sujetarse, si se quiere conocer un poco la naturaleza de las
enfermedades y buscar el mecanismo é intervenir útilmente
por los medios terapéuticos, objeto supremo de la Medicina.
Por esta consideración la evolución actual de la psiquiatría
no hace sino confirmar esta manera de ver. No solamente el
•cuadro de las enfermedades sin lesión disminuye, sino que el
de las enfermedades psíquicas, propiamente dichas, se restringe cada día. Se a])ercibe uno cada vez más que estas últimas no son sino la consecuencia de intoxicaciones del sistema nervioso, bien de origen digestivo, bien infeccioso, bien
•glandular, y, en particular, trastornos de la secreción interna. Los trastornos morales y funcionales en los que el psiquismo parece afectarse primitivamente, son, en realidad,
debidos á las modificaciones del quimismo orgánico, á los
trastornos ile secreciones, consecuencia de los estados emocionales ó de lesiones, intoxicación, autointoxicación, como
base de casi todas las neurosis y de todas las psicosis. Quedan
en el campo de las neurosis propiamente dichas las afecciones donde el funcionalismo del sistema nervioso está constitucional ó accidentalmente alterado; bien por exceso, ó por
defecto de excitabilidad, de inhibición ; bien por exceso ó bien
por falta de resistencia ; bien por debilidad natural ó adquirida. En este cuadro únicamente se colocan la histeria, la neurastenia verdadera, cuya existencia es mucho más xctra de
lo que se cree, y todos aquellos estados de insuficiencia cerebral que no interesan la esfera psíquica, que se manifiestan
por la duda, la obsesión, las fobias, la impulsión que Janet llamaba psicastenia, y que sería mucho mejor llamarla cerebrastenia con Regís, porque todas las funciones del cerebro
están afectadas, la actividad cerebral transformada y no solamente la función psíquica.
No puede admitirse, por lo tanto, una locura ligada a l a
enfermedad de Bassedow, ni á la de Parkinson, ni á la corea
crónica. Los transtornos mentales que se observan en las
mismas, no revisten carácter especial. Es la depresión moral,
obtusión intelectual, irritabilidad ó torpeza y todas las ideas
de reacciones, que ordinariamente se encuentran en estos estados, ideas de persecución, de melancolía, de hipocondría,
suicidio, etc Paréceme evidente que estas manifestaciones
210
Dr. Pablo Sollier
psíquicas están en razón directa ó indirecta con las causas
patogénicas que producen la enfermedad principal, pero
obran sobre sujetos predispuestos, desde el punto de vista
nervioso. Es análogo á lo que se observa en el caso de una
mujer con sistema nervioso poco resistente y que con motivo
de choques morales, sufre pequeños accesos de depresión
melancólica; bajo la influencia de la supresión demasiado
rápida de la menstruación al momento de la menopausia,
sufrirá un acceso de melancolía franca con el mismo motivo.
En este caso no es, pues, la neurosis (si es que existe neurosis) la que produce la locura. Es la causa productora de la
enfermedad primitiva que, encontrando un terreno psíquico
poco resistente, provoca la psicopatía.
Si se comparan los trastornos mentales observados en las
mal tituladas neurosis, enfermedad de Basedow. enfermedad
de Parkinson, corea crónica, con las que se observan en las
diversas distrofias por alteraciones de las glándulas de secreción interna, se comprueba que son éstas las mismas.
Esto permite, á mi modo de ver, dejar estas enfermedades fuera de la categoría de las neurosis, y considerar los
trastornos mentales que pueden hallarse como debidos únicamente, directa ó indirectamente, á la misma causa que las ha
determinado. El campo de la neurosis se encuentra asi muy
reducido. Es posible, de otra parte, que en las neurosis que
nos parecen más puras, el papel de las intoxicaciones y autoxicaciones sea bastante considerable. La relación entre las
neurosis y la locura se reduciría, pues, á preguntarse el por
qué tan pronto hay simples manifestaciones neurósicas en los
unos como estados psicopáticos en los otros. Mas es esta una
cuestión que puede suscitarse á propósito de todas las manifestaciones de las intoxicaciones aunque no sean del sistema nervioso. ¿Por qué el alcohol ataca el hígado de unos, el corazón de otros y el sistema nervioso del de más allá? ¿Por qué el
mismo tóxico determina alucinaciones de tal género, más bien
que de otro, tales ideas morbosas en lugar de otras, tales ó
cuales interpretaciones delirantes. 4 Qué hay de sorprendente
en que la misma intoxicación, por funcionamiento anormal
de glándulas internas, determina, en ciertos casos, los trastornos fisiológicos, en otros los trastornos nerviosos, en otros
estados delirantes? ¿Cuestión de tiempo, cuestión de grado,
cuestión de resistencia orgánica ó nerviosa, sin duda? Pero
lo que persiste en medio de todo esto, es la ausencia de delimitación entre la neurosis y la psicosis. No podrá decirse que
las neurosis puedan transformarse en psicosis y que las psi-
Neurosis y locura
211
cosis sean grados más avanzados de neurosis. Neurosis y
psicosis son realmente debidas á simples diferencias éntrelas
partes de sistema nervioso afecto, bien por intoxicación, bien
por autointoxicación, bien por agotamiento, bien por inhibición de una parte, y de otra parte á su constitución misma,
desde el punto de vista del mecanismo psicológico. No es otra
cosa que una diferencia de localización cerebral, para obtener
una neurosis ó una psicosis.
Sirvámonos de un ejemplo: nos encontramos en presencia de fenómenos de anestesia con adormecimientos, picazones, etc. En un histérico, será un fenómeno psicológico; en
otro, indiferente á estos fenómenos, se creerá objeto de persecución y hará su delirio de persecución; el de más allá
creerá experimentar las manifestaciones demonofóbicas y se
creerá poseído ó condenado; tal otro creerá estar afecto de un
mal extraño incurable, constituyéndose en hipocondríaco.
El mismo fenómeno de angustia, de origen simpático, provocará en unos y otros casos las interpretaciones muy variadas,
en las cuales unas tendrán un caráter francamente delirante,
y las otras no lo tendrán. En un caso se diría un delirio con
locura, en el otro de neurosis. Bajo el punto de vista de la
naturaleza del mal, de la patogenia de los accidentes, no habrá, sin embargo, diferencia alguna. Lo que los distingue
solamente, es que unos casos se acompañan de interpretaciones absurdas y delirantes, mientras que en otros nunca
existen. Clínicamente, prácticamente, socialmente, las consecuencias variarán singularmente en los dos casos : teóricamente, patogénicamente no habrá diferencias. ¿Existen
neurosis sin trastorno psíquico? Yo no lo creo. ¿Hay psiconeurosis y psicosis entre las cuales es difícil una línea de separación ? ¿Entre ciertos obsedados y ciertos alienados dónde está
la diferencia ? ¿ Dónde la conciencia que el obsedado tiene de
su estado? ¿Pero si esta conciencia no le impide ejecutar actos
absurdos en consecuencia de sus fobias y dudas, no se porta
como un alienado, que tiene delirio de sus actos? Entre un
neurasténico que analice sus menores sensaciones, las discute, se asusta, y un hipocondríaco delirante ¿[ue en lugar de
decir «es como si tuviera en el intestino una serpiente» dijera «yo tengo una serpiente en el vientre», donde está la diferencia, sino en un juicio de identidad en lugar de un juicio
de analogía, en una creencia en lugar de incertidumbre?
No se trata, pues, de hacer inclinar la balanza en tal ó cual
sentido, sino de un juicio más órnenos sólido, de una inteligencia más débil ó más fuerte. No se trata de una diferencia
¿12
Pablo Sollier
de naturaleza, sino de una diferencia de mecanismo y de patogenia.
He haijlado antes de una diferencia de localización, como
causa de diferencia entre una neurosis ó una psiconeurosis,
si como yo creo toda neurosis lleva en si un elemento psíquico,
y una psicosis. Entiendo, por esto, que la causa determinante,
obrando sobre el sistema nervioso, lo mismo puede afectar la
periferia ó el sistema nervioso central, que puede, en el cerebro, atacar los centros motores, sensitivo-sensoriales, orgánicos ó los centros psíquicos. Si estos últimos son afectos primitiva ó simultáneamente con el resto del cerebro, se tratará
de una psicosis, ó al contrario, si son los centros funcionales
los más afectos ó son sólo los afectos, los centros psíquicos
podrán continuar su función bastante normalmente, sin haber alteración alguna delirante, y por que el sujeto conserva
la critica de los trastornos funcionales que presenta. De ahí el
desdoblamiento de la personalidad que permite en ciertos
neurópatas juzgarse ellos mismos y asistir continuamente á
todas sus manifestaciones morbosas. La forma misma de la
alteración que afecta al cerebro, no es extraña al aspecto clínico que reviste. Es así que las funciones de agotamiento y
de inhibición no producieran las mismas reacciones morales
é intelectuales que los fenómenos de intoxicación y autointoxicación. Así (también los trastornos ¡por agotamiento ó
por inhibición se manifestasen por reacciones diferentes, los
fenómenos de debilidad producirán depresión moral, ¡deas
hipocondríacas; los trastornos de inhibición, ideas melancólicas ó indiferencia completa. Los fenómenos de intoxicación no se traducirán como los fenómenos de autointoxicacióu. Los primeros, determinasen sobre todo estupor, confusión, agitación y trastornos sensoriales»; los segundos, las
alteraciones de la personalidad física y moral. Estas observaciones no tienen, de otra parte, nada de absolutas. En este
particular la repercusión de las diferentes funciones fisiológicas del cerebro, es demasiado considerable para poder
admitir estados tan bien separados.
Para terminar, diré no haber diferencia alguna de naturaleza, ni de grado, entre las psiconeurosis (antiguas neurosis
clásicas) y la psicosis. Hay solamente una diferencia en el
predonoinio y en la cualidad de los fenómenos psíquicos. Los
trastornos mentales que acompañan ciertas formas de histeria, neurastenia, corea ó epilepsia, noson sino exageraciones
de carácter psicológico de estos enfermos ó interpretación
enorme de los trastornos que les constituyen. En el primer
Neurosis y locura
213
caso no se trata, [H'opiamente liablando, de psicosis alguna,
pero si de una Corma delirante de la neurosis. Es fácil separar
el carácter de los actios v de las palabras de los enfermos, que
están en relación con las anomalías, las lagunas, las debilidades, la insuficiencia de sus funciones sensitivas, sensoriales, sensitivo-motrictís ó intelectuales y afectivas. En el segundo caso se trata de una locura, de psicosis delirante
verdadera y sin carácter alguno diferencial en relación con la
neurosis primitiva subyacente. Todas las interpretaciones
de los trastornos sensitivos y cenestésicos, pueden aparecer
y proporcionar, por consiguiente, síndromes delirantes diversos. En este caso, no es la neurosis que reviste carácter
delirante. Es una psicosis que se injerta en la neurosis. No
hay substitución. Hay asociación y esta asociación se hace
bien, sea de golpe por el hecho de la debilidad del sujeto ó
bien secundariamente, bajo la influencia de una causa coadyuvante cualquiera, causando una debilidad de las funciones
psíquicas y particularmente de la inteligencia. Y es, según
la forma anterior de la mentalidad del individuo en razón de
las tendencias psico]iáticas, que esta psicosis toma tal ó cual
forma, independiente del estado nervioso subyacente y evolucionando por cuenta propia.
En resumen, asi se pueden precisar las relaciones de la
neurosis y de la locura ; así los estados delirantes son amplificación de las manifestaciones neurósicas conservando sus
caracteres específicos; así son la interpretación ó se sobreponen evolucionando conforme las leyes habituales de los
síndromes que ellos constituyen. En el primer caso no son
sino la extensión á la esfera psíquica de los trastornos cerebrales característicos de la neurosis; en el segundo son la
falsa interpretación de las manifestaciones déla neurosis, ó
sobrevienen con el mismo motivo que estas manifestaciones,
en virtud de anomalía constitucional del cerebro, ya desde
el punto de vista de sus funciones psicomorales ó motrices,
ó de sus funciones psicológicas puras.
Esta es una distinción que parece capital desde el punto
de vista de la práctica, como de la teoría, así del pronóstico
y terapéutica como de la patogenia. ,
214
La operación de la catarata en los dementes
L
A OPERACIÓN DE LA CATARATA
EN LOS DEMENTES, por el doctor
FRANCISCO M. FERNÁNDEZ,
Oculista del Hospital de Dementes de Cuba.
La operación de la catarata, como dice nuestro sabio maestro el Dr. J. Santos Fernández, á pesar de lo mucho que sobre
ella se ha escrito, presenta siempre puntos de interés por los
variados aspectos que puede ofrecer. Nos ha interesado siempre el estudio de la Oftalmología en los dementes, y en los
pocos meses que llevamos de Oculista, en Mazorra, liemos tenido ocasión de examinar cerca de 20<) enfermos de la-vista y
liemos operado cuatro de catarata.
El método usado fué la extracción simple de todos los
casos y no nos arrepentimos de ello, pues fué lo suficiente en
todos.
En nuestros casos nos fué posible hacer las operaciones
sin hacer uso de anestésico general.
Empleamos tan sólo la cocaína en solución al 3 por 100 y nos
limitamos á instilar 3 gotas, una cada diez minutos, y luego
una cuarta gota en el momento de la operación.
Todos nuestros pacientes fueron mayores de setenta años.
A pesar de eso, la cicatrización de los bordes de la herida se
llevó á cabo perfectamente y con rapidez.
El primer paciente fué un moreno de 90 años; durante
la operación se estuvo quieto ; pero no obedecía bien á lo que
se le decia.
Sin embargo, se realizó con facilidad la extracción de la catarata y, por presiones á través del párpado, hicimos salir las
masas corticales que, en corta cantidad, quedaban. Cicatrizó
la herida con rapidez y el enfermo, á las pocas semanas, gozaba de una agudeza visual lo suficientemente buena para andar por si mismo. Con + 5 dioptrías V = 1/3.
El caso segundo fué un fracaso, pues aunque durante la
operación la enferma estuvo inmóvil y aquélla se realizó sin
la menor interrupción ni el más ligero contratiempo, debido á
la negligencia de una enfermera, que se había asignado especialmente para vigilar la paciente, en un momento de descuido
ésta se arrancó, en un acceso de delirio, los vendajes y apó-
Dr. Francisco M. Fernández
215
sitos, y con las manos se frotó los ojog. El resultado fué una
inflamación que causó la oclusión de la pupila. Es probable
que le haga, dentro de poco, una pupila artificial.
El tercer caso fué el de una morena á la que fué necesario
excindir un inmenso pterigión antes de hacer la extracción de
la catarata. El pterigión cubría la pupila. La operé del pterigión dos meses antes de operarla de la catarata. La extracción
se llevó a cabo rápidamente. Hice iridectomía superior, pues
la pupila se encontraba tapada por el leucoma que el pterigión
había dejado. La cicatrización fué perfecta, sin accidentes.
Durante la operación la enferma estuvo muy tranquila y obedeció perfectamente nuestras indicaciones. Hoy puede caminar sola y servirse del ojo operado.
El caso cuarto fué verdaderamente sorprendente, y la hemos referido ya (1), y citado en trabajos anteriores. Se trataba
de una morena de 70 años, que padecía demencia senil, según
el diagnóstico que leí en su historia clínica. Padecía catarata
de ambos ojos y le era necesario un lazarillo, pues no le era
posible caminar por sí sola. Sus antecedentes eran de ser una
enferma muy majadera. Molestaba á sus compañeras y á las
enfermeras en grado sumo. La operé del ojo derecho. Durante
la operación se mantuvo quieta. La operación se hizo sin inconvenientes. La operó por extracción simple. Dos meses después la agudeza visual corregida era de 5/(J. Lo más interesante fué que la enferma mejoró notablemente en sus síntomas
nerviosos, al extremo de haberse transformado por completo.
Como se ve, la operación de la catarata en los dementes,
aunque no está exenta de algunos peligros, que no son de suponer, sucedan en los no dementes, da, por regla general, buenos resultados.
Es evidente que hay que tener cuidado exquisito durante la
operación para que el enfermo no se excite. No está ahí, sin
embargo, ío más peligroso, sino en el tratamiento subsiguiente. Es necesario mantener la más estricta vigilancia para que,
después de la operación, no se arranque el enfermo, consciente ó inconscientemente, los apositos y vendajes que se le ponen
y evitar que se toquen ó froten los ojos. Si fuese necesario se
les mantendrán las manoS atadas á la cama, para evitar que
suceda lo que por negligencia sucedió en el segundo de nuestros casos.
Nuestros cuatro pacientes obedecieron bastante bien las indicaciones que les hicimos durante la operación.
(1) Crónica Médicoquirúrgica dt la Habana, tomo XXXV, p4g. 363.
216
La operación de la catarata en los dementes
En conclusión, diremos que la operación de la catarata no
la creemos contraindicada en los dementes, á menos que no
se encuentren en un acceso de delirio. Es verdad que la operación puede determinar el delirio, pero no tan sólo en los
dementes puede ocurrir esto, sino que se ha observado (1).
también en los cuerdos.
No pretendemos considerar el caso cuarto como curado de
sus síntomas mentales; pero dada la notable mejoría que se
experimentó, no creemos aventurado suponer que muchos
casos de locura pudieran mejorar (obsérvese que no decimos
curar), si todos los órganos fuesen cuidadosamente examinados y si se encontrase algo anormal que influyese en el estado
general, suprimirlo.
Sordomadez oon megralomania. — M. Roubinovitch presenta un enfermo, en la misma sesión, sordomudo, de 47 años
de edad, atacado de debilidad mental constitucional, observándose en su estado una serie de particularidades psicológicas interesantes: 1.", una mímica solilógico-estereotipada,
no comprendida por los otros sordomudos; 2.°, actos estereotipados, singulares, irresistibles, consistentes en hacer
ofrendas á seres invisibles ; actividad regular, útil, estereotipada, automática; 3.°, pasión por las decoraciones(960gramos
de quincallería sobre sus vestidos); 4.°, extremada sugestibilidad é imitación de movimientos ejecutados en su presencia: ecocinesia, flexibilidad pastosa de las extremidades, catalepsia sugerida. Los reflejos rotulianos exagerados. Ningún
otro signo de degeneración más que la sordomudez. No existe
linfocitosis del liquido cefalorraquídeo, reacción de Wassermann negativa é intradermorreacción á la tuberculina.
El interrogatorio, con la ayuda de un intérprete de los sordomudos, permite establecer que la mayor parte de las manifestaciones psicológicas de este sordomudo constituyen exageración de las tendencias normales de estos enfermos. Sus
neologismos mímicos son la consecuencia de no haber sido
educado como los sordomudos. Abandonado á sí mismo, se ha
creado signos mímicos personales, por medio de los cuales
expresa algunos pensamientos estereotipados que ocupan su
reducida concienca de débil mental. — R. DOMINGO GÓMEZ.
(l) Dr J. Santo» Fernández. Sobre «1 delirio después de la operación de I»
caurita. (Bullttin de la Sociéié dt Ophtalmologie de París, síance du 5 février,
1895).
Términos lérnicos usados en Psiquiatría y Neurología
217
ALOR Y SIGNIFICACIÓN DE LOS PRINCIPALES
TÉRMINOS TÉCNICOS USADOS EN PSIQUIATRÍA Y NEUROLOGÍA, por los Dres. M. GARNlERy
V. DBLAMARE, médicos de los Hospitales de París (1).
V
trloomania, s. f. (del gr.,
locura) (Besnier). Véase: tricoHlomanía.
triootllomauia, s. f. (del
gr., cabello, arranco y locura)
(Hallopeau). Sin.: tricomanla
(Besnier). Prurito inteuso de
las partes velludas que hace
que el enfermo se rasque constantemente y de consiguiente
se arranque el pelo y determine la formación de placas lampiñas.
triplejia, s. f. (del gr., tres,
herir). Hemiplejía acompañada
de parálisis de un miembro del
lado opuesto.
trUquoatesta, i. /. (del gr.,
pelo, sentiMlidad) (N. Vaschide
y P.Rousseau, 1902). Modo particular de la sensibilidad, observado en las regiones cubiertas de pelo. Ligerísimas variaciones (agujas de peso variable
entre 0'80 centigramos y O'005
miligramos), se perciben por
lo común cuando se ejercen
sobre la base de los pelos; no
provocan, en tanto, sensación
alguna si se las ejerce sobre la
epidermis vecina.
trlamo, t. m. (del gr., rechino). Constricción intensa de las
mandíbulas debida á la contractura de los músculos masticadores; síntoma del tétanos.
Esta voz es tomada frecuentemente como sinónimo de tétanos.
trofadama, i. m. (Meige,
18fl8). Sin.: distrofia edematosa,
(1) Conclusiva. Víase el nOmero 88.
elefantiasis nostras, mixedema
localizado, edema reumatismal
crónico (Desnos), edema segmentario (Debove), sendoele/anliasis neuro-artrítica (Mtithieu).
Variedad de edema crónico,
blanco, duro, indoloro, repartido en segmentos, situado lo
más & menudo en uno ó ambos
miembros inferiores. El tro/edema es ora aislado, ora hereditario y familial; puede ser
congénito.
trófloo, adj. (delgr., alimento). Que se refiere k la nutrición de los tejidos. Ej.: centros,
nervios tróficos; centros nerviosos y nervios cuyas lesiones
determinan en la nutrición de
los tejidos los desórdenes llamados trastornos tróficos
trofonanrosla, s. /. (del gr.,
nutrición, neurosis). Nombre colectivo de todo un grupo de
afecciones caracterizadas por
la existencia de trastornos tróficos que no se pueden atribuir
á lesión definida alguna del
sistema nervioso. Ej.-.^angrena
simétrica de las extremidades
trofoplaama, s. m. Nombre
dado por Marinesco á la substancia fundamental flbrilar de
la célula nerviosa.
Tronataan (raya da). Véase: raya meningitiea.
Tronaaaaa (aifno da). Acceso de contractura que se provoca en la tetania por la compresión de loB miembros en el
trayecto de los principales cor-
2tg
M. Garnier y V. Delamarc
dones nerviosos ó de los vasos.
araniata, «. m. Sin.: homolexual. Nombre con que se designan, en Medicina Leg-al.los
individuos que presentan la
inversión del instinto sexual,
aun cuando sus óganos genitales se hallen normalmente
conformados.
uretralg^ia, s. /. (del griego,
uretra, dolor). Dolor neurálgico de la uretra sin lesión apreciable de este canal.
ntaralg'ia, s. f. {uterus; del
gr., dolor). Neuralgia uterina.
Valleix (Uyea &•). La localización de los puntos dolorosos en las neuralgias obedece
á cuatr j leyes establecidas por
VMlleix. Se determina el máximum de dolor comprimiendo : 1.', los puntos de emergencia de los troncos nerviosos ; 2.*, los puntos en que los
flietes nerviosos atraviesan los
músculos para llegar k la piel;
3.°, los puntos donde las ramas
terminales se esparcen en la
piel; 4.", los puntos en que los
troncos nerviosos se hacen superficiales.
Valláis(pnntOB de). Puntos
dolorosos que en las diferentes
neuralgias se comprueban sobre el trayecto de los nervios
enfermos. Su localización obedece á las leyes de Valleix.
varbl8raraol¿ii,«. /.Chachareria incoherente en que se repiten indefinidamente las mismas palabras ó las mismas series de palabras; se la observa
en ciertos dementes excitados.
Téxtlgo, s. m. (verteré, girar). «Trastorno cerebral, error
de sensación, bajo cuya influencia el enfermo cree que
su propia persona ó los objetos
que le rodean se hallan animados (Je un movimiento giratorio ú oscilatoria». (N. Guéneau de Mussy).
• é r t l r o aaglopitloo. Vértigo debido á la esclerosis de
las arterias bulbares.
•értiflro apoplético. Sin.:
escotodinia, vértigo tenebroso.
Vértigo que á la sensación de
giramiento añade el oscurecimiento de la vista, la obnubilación de los otros sentidos y
el desfallecimiento. A menudo
precede la apoplejía.
Tértlgro anrlonlar. Sin.:
vértigo de Meniére, vértigo ab
aure lasa. Vértigo de origen
Inberíntico, determinado por
afecciones del oído externo,
del oído meJio, ó del interno.
Este síndroma principia bruscamente; después de un aura
que consiste en la percepción
de un ruido agudo (silbato,
campana, etc.). el paciente vacila y cae del lado enfermo. Se
reserva k veces el nombre de
enfermedad de Meniére k los
vértigos auriculares causndos
por hemorragias laberínticas.
vértlgro ••tomacal (Trousseau, Laségue) (vértigo a stomacho laeio). Vértigo más ó menos pronunciado, acompañado
á menudo de náuseas y de vómitos, en relación con trastornos gástricos. Obsérvase, en
circunstancias muy diversas,
en ciertos dispépticos (atonía,
hipocloridria), en los convalecientes de enfermedades gra
ves (fiebre tifoidea), ora en ayunas.oradespuésde laingestión
de determinados alimentos.
• é r t l f o aralTAnlco. Vértigo
determinado por la corriente
galvánica cuyos dos electrodos
se aplican sobre las apófisis
mastoides. En el momento de
cerrar la corriente parece que
los objetos cambiaran de lugar, del polo negativo al positivo, y que el cuerpo girase en
el mismo sentido; al abrirla,
la rotación parece efectuarse
en sentido opuesto.
vértigo laringroo (Charcot,
1876). Sin.: ictut laríngeo. Síndroma caracterizado por la
Eérdida de conocimiento súita y completa, mas de corta
Términos técuicos usados en Psiquiatría y Neurologli
duración, que signe á cierta
picazón de la laringe y íi un
acceso de tos. La irritación laríngea, que es el punto de partida de los accesos, puede provenir de una lesión local ó de
una lejana, pero que repercute
en la laringe.
vértig^o mental (Laségue) ó
meuropAtloo. Angustia precordial, súbita, consciente, invencible, acompañada de sensación de colapso y de desfallecimiento, con obnubilación
de la vista y palidez de la cara.
La provoca la vista de un objeto
y á cada vez repítese en las mismas condiciones. El vértigo
mental presenta grandes analogías con las fobias.
vértlgro paralizante (6erlier, i887). Sin.: enfermedud de
Oerlier, kuhisagari. Enfermedad de naturaleza desconocida
(infectiva?), que se maniñesta
bajo forma de pequeños epidemias muy localizadas (Jura,
Japón). Sobreviene por accesos
ciiracterizados por paresias momentáneas, trastornos visuales
(obnubilación, diplopia, fotopSÍHS, fotofobia), k veces trastornos del equilibrio y dolores
vertebrales y cerebrales. Hanse distinguido tres tipos: tipo
del adormecido (vértigo tósico),
tipo del recogimiento y tipo del
ciego ebrio La inteligencia y
la salud general permanecen
siempre intactas,
vértlg-o tenebroso. Véase:
vértigo apoplético.
vértigo tAaloo (del griego :
calda) (David). Véase vértigo
paralizante.
voeanU, *. /. Sin.: insania.
Véase: sicotit 1.°
vigU (coma). Véase: coma
vigil.
•IfllambaUsmo, t m. (vigilia; ambulare, andar). Estado
de automatismo ambulatorio
con desdoblamiento de la personalidad, producido en la vigilia. Uj.: automatismo eomicial
219
ambulatorio. (Véase esla palabra).
Tlaoeralgrla, s. /. (viscera,
visceras; del gr.. dolor). Nombre genérico dado á los trastornos todos de sensibilidad de
las visceras, de origen nervioso.
VnlplAn y Prevo«t(ley de).
En el ataque de apoplegía la
cabeza y los ojos están vueltos
de manera que parecen mirar
su lesión.
Vulplin (tipo). Atrofia muccular progresiva espinal que
empieza por el hombro.
WáUer (degeneraolón de)
ó degeneraolón wallerlasa.
Las lesiones degenerativas que
sufre un nervio cuando se le
separa de su centro trófico.
Wéber (oomp4a de). Compás especial que permite medir la distancia mínima que
hay entre dos puntos que, punzados, determinan dos excitaciones distintas. Véase: estesiómetro.
Wéber lalndroma de). Sin.:
hemiplejía alterna superior ó
pedúnculo-protuberancial. Sindroma formado por la asociación de una hemiplejía vulgar
y de la parálisis del motor ocular común del lado opuesto á
la hemiplejía. Este síndroma
corresponde anatómicamente
la lesión del pedúnculo cerebral.
Well (atndroma de). Hemihiperestesia ueurom uscular en
la tuberculosis pulmonar. Está
situada del mismo lado de la
lesión pulmonar, ó, si la tuberculosis es bilateral, del lado
en que está más avanzada dicha lesión.
Welr-Hiothell (enfermedad de). Véase: eritromelalgia.
Welaa (algao de). Véase:
facial (signo de).
Wérdlag-Hófnnann (amlotrofla de). Forma de amlotrofladescritaen 1891 porWérding
y en 1893 por HófFmann; dis-
2!U
M. üarnicr y V. Delamare
tingúese por el carácter familial, el comiendo en la infancia,
la propagación centrífuga en
los miembros, el atacar primero los músculos de los miembros inferiores y del lomo, la
existencia inicial de seudo-hipertrofla, la ausencia de contracciones flbrilares, caracteres éstos que la acercan á las
miopatías ; y por la existencia
déla reacción de degeneración,
la evolución rápida, la presencia constante de lesiones medulares comprobadas en la autopsia, caracteres que inclinan
á clasificarla como mielopatía.
WéBtphkll (slarno de) (1877).
Abolición del reflejo patelar:
signo precoz de la tabes.
WéBtphsIl-Pllts (reflejo
de) (1899). Véase : Galassi (reflejo de).
yofobla, s f. del gr., veneno.
ponzoña y temor). Miedo morboso á los venenos.
Zinunerlln (tipo de). Variedad de miopatía atronca progresiva de origen familial, que
empieza por los músculos de
la mitad superior del cuerpo,
con predilección por los músculos voluminosos.
xoa&tropla, s. /. (del gr ,
animal, hombre). Nombre genérico dado por algunos alienistas á todas las vesanias en
que el enfermo se cree transformado en animal (caballo,
perro, lobo, etc.)
zoofobia, s. f. (del gr., temor). Temor enfermizo (fobi»)
á ciertos animales.
zoomania, s. f. Amor enfermizo y excesivo que ciertos
degenerados sienten por los
animales (antiviviseccionista,
etcétera).
Oonfaalón mental y oatatonia: onraoión. — La presentación de MM. Pactet y Bausilhet se refiere á un enfermo
que ha presentado el síndrome catatónico con estados de excitación y de depresión, y hoy puede considerársele como curado. Este sujeto había conservado durante toda su enfermedad, hasta cuando tenia la apariencia de una inercia física
absoluta, una viva actividad intelectual. Así es que él podía,
como lo explica fielmente la observación del estado en que se
encontraba reconocer los elementos de los procesos psicológicos que determinaban en seguida sus reacciones, bajo las formas de negativismo, de catatonía ó impulsiones motrices. Estos
fenómenos no revelaban, por lo tanto, automatismo cerebral.
La curación, sobrevenida al cabo de seis meses, prueba que
el síndrome catatónico puede aparecer en el curso de estados
patológicos diversos y no es siempre patrimonio de la demencia precoz. Es imposible, en efecto, considerar el enfermo
como depílente; pertenece al grupo clínico, fundado por Maguan, de los degenerados, en los que á favor de un terreno nervioso, eminentemenie influido por la herencia, causas banales provocan la aparición de crisis delirantes pasajeras. —
R. DOMINGO GÓMEZ.
Boletín del Manicomio de San Baudilio
BOLETÍN DEL MANICOMIO DE
SAN
221
BAUDILIO
Primer semestre de 1910
En periodos de medio año es más fácil hacer juicios exactos y atinados sobre la marcha demográfica y clínica de un
establecimiento frenopático que no examinándola trimestralmente como veníamos últimamente haciéndolo. La razón
es obvia: los datos son más numerosos y completos, correspondiendo á dos distintas estaciones del año, y las conclusiones
que de los mismos se desprenden tendrán un mayor valor de
conjunto y podrán ser comparados con los obtenidos en épocas análogas, con resultados más homogéneos ó instructivos.
Por esto inauguramos hoy estos períodos de observación que
la práctica nos ha demostrado que son los más convenientes.
NOTICIAS ESTADÍSTICAS. — En el primer semestre de 1910
han ingresado en este Manicomio 163 alienados (95 hombres
y 58 mujeres), y han causado baja por varios conceptos 126
(81 hombres y 45 mujeres), resultando, por lo tanto, un aumento de 27 asilados (14 hombres y l.'í mujeres).
El mayor número de ingresados corresponde al mes de
marzo (19 de cada sexo) y el menor al de febrero (11 hombres
y 3 mujeres) y el número más alto de bajas se registró en junio (22 hombres y 9 mujeres), siendo el más bajo el de enero
(10 hombres y 3 mujeres). En los demás meses las cifras de
altas y bajas son aproximadamente iguales.
La muerte causó 60 bajas (25 hombres y 35 mujeres), cifra
relativamente baja, sobre todo en la sección masculina, ya
que no llega al 3 por 100 del promedio de población vesánica;
en la sección de mujeres pasa del 5 por 100.
Salieron del establecimiento 26 asilados (20 hombres y (5
mujeres) con la nota de curados; el 2'50 por 100 para los hombres y el 1 por 100 paralas mujeres.
Por otros conceptos (á petición de las familias, orden de las
autoridades, traslado á otros Manicomios, evasiones, etc.),
abandonaron el establecimiento 46 asilados (39 hombres y 7
mujeres). Más de la mitad de estos hombres eran militares
que cumplieron, unos, el período legal de observación y que
fueron trasladados, otros, al Manicomio de Reus á continuar
dicha observación.
222
Boletio del Manicomio de San Baudilio
NOTICIAS SANITARIAS. — Menor número de defunciones por
tuberculosis pulmonar que en igual época de años anteriores.
Ninguna defunción por fiebre tifoidea ni por alguna otra enfermedad infecciosa. En la enfermería de hombres pocas estancias y en la de mujeres algunas más que de ordinario.
Tres intervenciones quirúrgicas de alguna importancia se
hicieron durante el semestre: una amputación tarsiana por
caries tuberculosa, una ablación de ganglios tuberculosos
submaxilares y un legrado rectal por úlceras fungosas. Curáronse algunas fracturas de las extremidades y numerosas heridas por contusión y desgarro.
NOTICIAS CLÍNICAS PSIQUIÁTRICAS. — Ingreso de muchos paralíticos generales, la mayor parte en período demencia!: en
todos ellos se comprobó la infección sifilítica, con fechas variables de nueve á catorce años antes de la aparición de los primeros síntomas paralíticos. Como caso excepcional, admisión
de tres mujeres con síndrome de parálisis general y con antecedentes sifilíticos; dos de ellas casadas y la otra soltera y de
género de vida muy dudoso.
Ingreso de 10 procesados por distintos delitos, casi todos
de sangre, y con síndrome paranoico la mayor parte.
Entre los que abandonaron el establecimiento en concepto
de curación, figura una mujer de 43 años, que ingresó hace
cinco en el Manicomio en virtud de orden judicial; procedía
de la cárcel de Lérida, donde había permanecido dos años, estando procesada por haber matado á su marido durante una
crisis de melancolía angustiosa. Hacía dos años que no ofrecía ningún trastorno mental y fué propuesta para el alta,
siendo concedida ésta por la Audiencia de Lérida.
De los demás que salieron por curación, ninguno merece
mención especial, por tratarse de casos vulgares, casi todos
ellos individuos degenerados con episodios mentales agudos
que determinaron la reclusión manicomial; figuran en buen
número los alcohólicos inveterados.
NOTICIAS ADMINISTRATIVAS. — Una inesperada divergencia
surgida entre la superior Autoridad militar de Cataluña y la
Dirección del Manicomio con motivo del régimen administrativo á que debían en lo sucesivo estar sujetos los alienados
militares, dio lugar á que éstos salieran del establecimiento
para ser trasladados á otro Manicomio, en el que parece
aceptan las condiciones formuladas por la autoridad militar.
Sensible es que los alienados militares dejen de ingresar
en el Manicomio de San Baudilio al cabo de más de cincuenta
Boletín del Manicomio de San Baudilio
223
años de formar parte de la población vesánica del mismo, sin
que durante este largo período de medio siglo haya hecho la
autoridad militar la menor observación soi)re la manera como
eran tratados y atendidos. Mala interpretación de lo que es y
de lo que significa un establecimiento frenopático de la importancia de éste, conocimiento erróneo de la moderna terapéutica psiquiátrica y excesivo rigor para apreciar las causas
de la frecuencia accidental de evasiones de algunos asilados
militares, antiguos y reincidentes desertores, provocó una
reclamación de la autoridad militar, seguida de unas proposiciones onerosas para el Manicomio, que éste no juzgó conveniente aceptar.
La Dirección del establecimiento ha nombrado representante del mismo en Mallorca al respetable y distinguido facultativo Dr. D. Cosme Prohens.
Las obras, en la sección de hombres, comenzadas en los
primeros días del año, han proseguido con gran actividad,
hallándose terminado el primer piso añadido al pabellón de
San Isidro y muy adelantada la construcción de una de las
alas del pabellón de ingreso al establecimiento, en el que
están instaladas las dependencias de la Dirección y Administración.
En los pabellones de San Carlos y del P. Camacho se han
modificado totalmente las plantas bajas, quedando únicamente
dos grandes salas en cada una de ellas (comedor y estancia
diurna), con pavimento hidráulico, zócalo de losetas esmaltadas y grandes ventanales de comunicación. Se están construyendo en estos pabellones retretes modernos, iguales á los
instalados, hace algunos meses, en otras dependencias.
DR. RODRÍGUEZ-MORINI
BI Dr. F*rnánd«s-Vlotorlo.—Con motivo del traslado al
Manicomio de Reus de los militares asilados en el de San Baudilio, ha fijado su residencia en aquella ciudad, nuestro querido compañero el ilustrado médico militar D. Antonio Fernández-Victorio, que, durante seis años ha estado agregado al
Manicomio de San Baudilio y ha colaborado activa y brillantemente en la REVISTA FRENOPÁTICA.
Ei Doctor Larra y Cerezo
Victima de criifl dolencia, que soportó con cristiana
resignación, falleció recientemente en Madrid el ilustre médico militar
Dr. D. Ángel de Larra y Cerezo, personalidad de mérito indiscutibie en el campo de la ciencia médica española.
El Dr. Larra, liaciendo honor d su esclarecido apellido, se liahia distinguido no sólo como médico militar en la campaña de
Cuba y como profesor de la Academia del Cuerpo, sino que habia
cultivado con extraordinario
éxito la literatura científica, siendo autor de numerosos trabajos profesionales que le abrieron
las puertas de la Real Academia de Medicina de Madrid y que le
elevaron á la Vice presidencia de la Sociedad Española de Higiene y á la del Consejo superior de Protección á la Infancia.
Figuraba, además, entre los primeros periodistas médicos españolas dirigiendo la Revista de Sanidad Militar, redactando y
colaborando en casi todas las reoistas médicas que se publican
en España y siendo, al morir, Presidente de la « Asociación de
la Prensa médica
española».
Últimamente el Gobierno de S. M. habia nombrado al Dr. Larra Comisario y Delegado del Congreso internacional de la Tuberculosis y de la Exposición anexa que han de celebrarse en
Barcelona en el próximo mes de octubre. Su inesperada
muerte
ha venido á truncar todos los proyectos-y todos los entusiasmos
que el Dr. Larra habia formulado
en pro de la
humanitaria
empresa, que sin duda sufrirá un sensible quebranto sin el apoyo que le prestaba el ilustre finado.
La Dirección
y Redacción
de la REVISTA FRENOPÁTICA E S P A -
ÑOLA que supieron siempre apreciar las altas cualidades del
Dr. Larra, lamentan sinceramente su prematura
muerte y envían el más sentido pésame al benemérito Cuerpo de Sanidad
Militar, al distinguido colega Revista de Sanidad Militar y á
la familia del m.alogrado
higienista.
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