Caja de Seguros S.A. c/ Camino de las Sierras s/ Cobro de Pesos. Cámara Civil y Comercial de Córdoba, Sala 3- 28/07/2011 No por ser un tercero el que arrojó las piedras sobre la ruta puede la demandada invocar una "causa ajena": su culpa consiste precisamente en no haber impedido que hechos de este tipo se produjeran o en no haber neutralizado sus efectos con las medidas pertinentes y oportunas. Fallo Completo. En la ciudad de Córdoba a los veintiocho días del mes de julio del año Dos mil once, se reúnen en audiencia pública los señores Vocales de la Excma. Cámara Tercera Civil y Comercial de Apelaciones Dres. Julio L. Fontaine, Guillermo E. Barrera Buteler y Beatriz Mansilla de Mosquera con el objeto de dictar sentencia definitiva en estos autos caratulados: "CAJA DE SEGUROS S.A. C/ CAMINO DE LAS SIERRAS SA - ABREVIADO - COBRO DE PESOS (EXPTE. N°1423295/36)", venidos del Juzgado de Primera Instancia y 24° Nominación Civil y Comercial, en virtud del recurso de apelación interpuesto a fs. 201 por la parte demandada, contra la Sentencia Número Cuatrocientos cuatro, de fecha cinco de noviembre de dos mil nueve (fs. 194/198). El Tribunal sienta las siguientes cuestiones a resolver: Primera: ¿ Es procedente el recurso de apelación interpuesto por la demandada? Segunda: ¿ Qué pronunciamiento corresponde dictar? Conforme lo dispuesto previamente por el Sr. Presidente y de acuerdo al sorteo que en este acto se realiza los señores Vocales emitirán sus votos en el siguiente orden: Dres. Julio L. Fontaine, Guillermo E. Barrera Buteler y Beatriz Mansilla de Mosquera. A LA PRIMERA CUESTION: EL SEÑOR VOCAL DOCTOR JULIO L. FONTAINE DIJO: Luego de abonar a su asegurada, la Sra. Mariana Marengo, el costo de la reparación de su automóvil Citroen C3, que resultó dañado en un accidente de tránsito ocurrido sobre la ruta provincial E-55, la aseguradora demandante reclamó el reembolso de la suma abonada ($ 5.523,01) a la empresa concesionaria de esa vía. La sentencia de primer grado hizo lugar a la demanda condenando a Caminos de Las Sierras a reintegrar esa cantidad con los intereses devengados desde el día en que la actora hizo el pago. Esta decisión ha motivado el recurso de apelación de la demandada. Dos son los motivos de este recurso. El primero es la culpa grave de la conducta del Citroen, configurada según la apelante por la excesiva velocidad a que se conducía, hecho que le impidió conservar el dominio de su vehículo y esquivar la piedra "gigante" con que se encontró en el medio de la ruta. El segundo consiste en la intervención del hecho de un tercero en la producción del daño. Tal tercero, por el cual la demandada dice no tener que responder, sería el dueño o guardián del camión desde el cual cayó la piedra que terminó embistiendo la conductora de aquel vehículo. De la velocidad excesiva no hay prueba alguna. La apelante pretende encontrar esta prueba en la propia declaración de la conductora del Citroen, vertida como testigo en esta causa, y en el hecho de que el accidente haya ocurrido a plena luz del día, cuando la visibilidad era absoluta, y con poco tránsito, circunstancias que permiten presumir que si el obstáculo no fue esquivado mediante una maniobra adecuada, es porque el vehículo se desplazaba a una velocidad superior a la que aconsejaba la prudencia para esa hora y lugar. Pero el argumento pasa por alto el dato fundamental de la declaración de la testigo, cual es que ella se encontró con el obstáculo a la salida de una curva, detalle que no carece de relevancia porque es razonable entender que en tal situación la conductora del Citroen no pudiera ver la piedra hasta que la tuvo encima suyo y sin margen para sortearla. Las demás circunstancias del suceso descartan también esa velocidad excesiva que alega la apelante. Un indicio significativo en este sentido es que el Citroen hubiese podido continuar circulando después del accidente, lo que revela que los daños que sufrió fueron menores, algo que seguramente no habría podido ocurrir si el impacto contra el obstáculo existente en el camino hubiese tenido lugar a alta velocidad. También el hecho de que fueran más de uno los automóviles que se toparon con la piedra -dato aportado por la conductora del Citroen y confirmado por los registros del libro de novedades del peaje- sugiere que los diversos siniestros tuvieron una misma causa, que fue la insospechada presencia de la piedra a la salida de la curva, y no el exceso de velocidad. Estos indicios son suficientes, a falta de una prueba contraria que debió producir la demandada, para descartar este primer motivo del recurso. Tampoco es legítimo el segundo. Como lo ha hecho notar la demandante, transcurrieron 15 minutos desde que se reportó en la cabina del peaje la presencia de un "camión con desperfectos en E 55 zona tiro federal ocupando parte de la calzada" hasta que se informó que se habían retirado las piedras dejadas por este vehículo (14,46 hs. a 15,03 hs. del 18 de agosto de 2006). Considerando que entre la cabina del peaje y la zona del tiro federal no hay más de un kilómetro, no se puede decir que la actuación de la demandada haya sido diligente y adecuada para satisfacer el deber de seguridad que le cabe como concesionaria de la ruta. Acaso la remoción del camión y de las piedras pueda demandar ese tiempo o más, pero esto no excusa la responsabilidad de la demandada que pudo, en un lapso mucho menor, y mientras estos obstáculos se removían, implementar las medidas de señalamiento necesarias para impedir que la presencia de esos obstáculos en la calzada pudiese provocar algún siniestro. Este solo dato basta para atribuir culpa a la apelante por no haber suprimido esta causa de accidentes que le era conocida, y que tenía el deber de eliminar, aun proviniendo del hecho de un tercero, desde que asumió por contrato la obligación de garantizar la seguridad de los usuarios de la ruta, aspecto éste sobre el cual remito a los fundamentos de la sentencia apelada que son ilevantables y no han sido cuestionados en el recurso. Es obvio que no por ser un tercero el que arrojó las piedras sobre la ruta puede la demandada invocar una "causa ajena": su culpa consiste precisamente en no haber impedido que hechos de este tipo se produjeran o en no haber neutralizado sus efectos con las medidas pertinentes y oportunas. Voto por la negativa. EL SEÑOR VOCAL DOCTOR GUILLERMO E. BARRERA BUTELER DIJO: Adhiero al voto del Dr. Julio L. Fontaine. LA SEÑORA VOCAL DOCTORA BEATRIZ MANSILLA DE MOSQUERA DIJO: Adhiero a las consideraciones manifestadas por el Sr. Vocal del primer voto. A LA SEGUNDA CUESTION: EL SEÑOR VOCAL DOCTOR JULIO L. FONTAINE DIJO: Corresponde rechazar la apelación, con costas. Se fijan los honorarios del Dr. Marcelo A. Montenegro en el .% de . puntos sobre el mínimo de la escala que corresponda a la cuantía del pleito (ley 9459, arts. 26, 36, 39 y 40). EL SEÑOR VOCAL DOCTOR GUILLERMO E. BARRERA BUTELER DIJO: Adhiero al voto del Sr. Vocal preopinante. LA SEÑORA VOCAL DOCTORA BEATRIZ MANSILLA DE MOSQUERA DIJO: Adhiero a la decisión que propone el Dr. Julio L. Fontaine en su voto. Por el resultado de los votos que anteceden el Tribunal: RESUELVE: Rechazar la apelación, con costas. Se fijan los honorarios del Dr. Marcelo A. Montenegro en el .% de . puntos sobre el mínimo de la escala que corresponda a la cuantía del pleito (ley 9459, arts. 26, 36, 39 y 40). Protocolícese y bajen. Julio L. Fontaine. Presidente. Guillermo E. Barrera Buteler. Vocal. Beatriz Mansilla de Mosquera. Vocal.