La ciudad, el espacio urbano y la globalización

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LA CIUDAD, EL ESPACIO URBANO Y LA GLOBALIZACIÓN
Dr. Roque Juan Carrasco Aquino (SEPI-ESIA-IPN-UZ)
Dra. © Hena Andrés Calderón
[email protected]
INTRODUCCIÓN
El proceso de expansión de las grandes áreas urbanas del fin de siglo, nos dejó una red gigantesca de
redes de conurbaciones dispersas, segregadas, difusas, integradas y desintegradas al proceso urbano. En
efecto, está presentando una nueva trama que la está identificando en un espacio en el cual los
emplazamientos, los objetos y las relaciones sociales de producción la asemejan de cierta manera a las
tendencias de la globalización; un territorio que arraiga procesos contradictorios de la conformación del
mismo. Al tiempo que produce inclusión, derrama exclusión para dar cabida a las nuevas necesidades del
mercado. Este siglo que se inicia, conduce hacia la incertidumbre y a la desintegración de territoriosregión. En este ensayo trataremos de caracterizar esta triada que nos involucra de cierta manera, hacia la
precisión del espacio, tiempo del contexto actual y, a persuadirnos sobre los elementos actuantes que
pertenecen a un mismo todo: las formas de construir ciudad, la constitución de un tejido sólido en su
apariencia, sin embargo, hoy se desvanece en su interior para convertir las periferias en una extensión
más de su territorio.
Comprender la ciudad de este milenio que inicia, es dar un sesgo a las formas propias de su
caracterización. La ciudad históricamente ha jugado el papel de centro hegemónico, de concentración de
los poderes económicos, políticos, sociales, religiosos, militares y de mercado, actualmente pasa a
consolidar las fuerzas de este último: el mercado. Lugar de compra venta, espacio de intercambio,
territorio donde se objetivisa la producción, consumo, distribución e intercambio de bienes y servicios, y
mercancías.
Decimos cuantitativa y cualitativamente estos procesos porque se insertan en la dinámica de la
conformación tanto de y para la ciudad como de los usos del suelo urbano y de su periferia convierten el
espacio y el territorio escenario de subasta para los diferentes capitales que se disputan las zonas más
rentables. Ejemplos como en la ciudad de México: el megaproyecto Alameda 2000, las nuevas formas de
construir ciudad en Santa Fe, en los corredores de las avenidas de Insurgentes Sur, Avenida Reforma; las
estrategias de absorber periferias más allá de los límites del Distrito Federal (D.F.): Estado de México,
Estado de Hidalgo y la expansión incontrolable hacia los Estados de Puebla, Querétaro y Tlaxcala, entre
otros.
La región y como comúnmente se la ha identificado a la Zona Metropolitana del Valle de México
(ZMVM), tiene ya en estos últimos tiempos un concepto diferente a su antigua forma de concebirla para
vivir, intercambiar momentos de subjetividad: cultura, arte, comunicación, esparcimiento, ocio y
transferencia de recursos, así como de procesos económicos y fuerza de trabajo, al fin de cuentas ésta, es
parte constitutiva de la mercancía para la reproducción de sí misma y del capital.
CIUDAD COMO CONCENTRACIÓN Y CENTRALIZACIÓN DE LA PRODUCCIÓN
El proceso que hoy identificamos como la ciudad, es un hecho identificable con su conformación
histórica. De una forma de reunión para la polis, cambia históricamente a una diversidad de actividades,
de conceptos, de formas, de objetos sobre el territorio, y de una red de redes de distribución, al tiempo se
consolida para la producción y consumo en una ciudad dinámica de intercambios. Retomando una idea de
David Harvey en el sentido del proceso de urbanización, plantea que, los nuevos fenómenos urbanos
representan “no solamente la suburbanización infinita, las llamadas ‘edge cities’ y las megalópolis
difusas, sino también convertir cada pueblo y cada rincón rural del mundo capitalista avanzado en parte
de una compleja telaraña de urbanización que desafía toda categorización entre urbana y rural [1] ”.
Una primera aproximación del entorno urbano y su espacialidad o territorio de la ciudad.
Si partimos de la idea central sobre los nuevos hechos y contenidos de la ciudad, nos llevará sin lugar a
dudas a comprender de cierta manera sus tendencias y contradicciones. Tal es el caso por ejemplo, sobre
“la idea clave es que, tras un largo periodo de concentración de la población en municipios centrales y
de desconcentración hacia sus áreas metropolitanas, se estaría asistiendo a un crecimiento (relativo) de
los núcleos menores en una corona periférica a las áreas metropolitanas, y aún, a un crecimiento del
entorno regional por desconcentración de estos núcleos menores. El proceso de urbanización se
difundiría así de forma creciente por el territorio. Estos procesos se explican, en gran medida, por la
creciente penetración de la nueva economía informacional y por los impactos que producen, y
producirán más, la tecnología del transporte y la tecnología de la información” [2] .
¿Entonces qué papel juega la constitución de la ciudad? Hoy es una estructura de múltiples expresiones
que van conformando los espacios y los intersticios [3] de la propia ciudad. Pese a que las políticas de
contención para detener los avances hacia la frontera agrícola y de la mancha urbana hacia las periferias y
los entornos de lo “vacío” y “lleno” del territorio, la ciudad rebasa los límites “imaginarios” jurídicospolíticos y se concretiza en los usos del suelo para darles nuevas características de apropiación. Antes, un
uso, habitacional (como ciudad dormitorio, Cd. Satélite, Lomas de Cocoyoc, Santa Fe, etc.; en este
momento nuevos usos para el mercado especulativo: residencia de alto ingreso, espacios de grandes
extensiones para súper e hipermercados, el concepto de ocio y esparcimiento, la conquista de territorio
sobre grandes ejes viarios, avenidas y accesos a la infraestructura urbana.
En suma, apropiarse de las condiciones generales para la producción, entendiendo a éstas como: la
infraestructura productiva, carreteras, vías de comunicación, líneas férreas, naves industriales, red
drenaje, red de agua potable, red de energía eléctrica, recolección de basura; en el ámbito de los servicios
públicos: salud, educación, vivienda, universidades, guarderías, alimentación, cines, teatros, y todas las
facilidades que el Estado brinda a la inversión y a los dueños del dinero.
Sobre este proceso de apropiación de las condiciones generales para la producción, se interrelacionan
algunos elementos que de no precisarlos, se nos escaparían y no comprenderíamos la magnitud, la nueva
tendencia que va adquiriendo la ciudad de este siglo que se inicia con tropiezos y desaciertos:
1. Existe una estructura que ha transformado el territorio, cuando menos en las últimas dos décadas,
en sede del poder político, administrativo, habitacional y comercial, a sede los intercambios
financieros (especulación del dinero: casas de bolsas e inversión para las sedes financieras), lugar
donde predominan los medios de comunicación de redes, tecnologías de punta, lugar donde la
Investigación + Desarrollo tienen una connotación para el mercado y la transferencias de recursos;
territorio convertido para la residencia especulativa y que va convirtiendo la ciudad en espacios
segregativos, dispersos, polarizados y difusos [4] .
2. Se presenta cada vez una población que busca formas precisas para ser absorbida y consumida en
la ciudad; lo que provoca que la ciudad central y lugar de recibimiento de migrantes sea
desmitificada convirtiendo a la ciudad decimonónica como un lugar que brinda momentos
esperanzadores adosados a las nuevas formas de construir y apropiarse de ella. Se exige a la fuerza
de trabajo sea más especializada, con dominio de y para las nuevas tecnologías, incrementa la
jornada de trabajo y su correlato estrés, tensión e insomnio en horas de trabajo.
3. Para el caso concreto de la Zona Conurbada de la Ciudad de México, se puede coincidir que en la
“... década de los años ochenta empieza a surgir un nuevo fenómeno: la integración de áreas
metropolitanas; la de la Ciudad de México y la de Toluca forman una megalópolis y se prevé
"que hacia el año 2010 las áreas metropolitanas de Puebla y Cuernavaca se unirán al
conglomerado megalopolitano que tendrá al menos 31 millones de habitantes. [5] " Véase el mapa Nº
1.
4. Expresiones históricas del crecimiento del AMCM. Una dinámica que a lo largo de las memorias
reciente del Área Metropolitana, va absorbiendo las superficies de reservas ecológicas, terrenos
agrícolas y regiones pertenecientes a otros límites estatales. Una periferia que hemos descrito e
insertado en la llamada ciudad difusa. En tanto los límites, se van convirtiendo en una
manifestación de lo cotidiano y parte constitutiva de aquella ciudad central por la de un área
megametropolitana, la tendencia es desestructurar el territorio y lo convierte en una región que
incluye y excluye actividades, población y hechos para los movimientos reivindicativos.
Mapa Nº 1. Crecimiento histórico.
Fuente: Instituto Nacional de Geografía e Informática.
El mapa anterior nos ilustra esa tendencia perversa del crecimiento sin control. La ciudad no se
construye de una sola vez sino todo al contrario, se hace por épocas históricas precisas, con altibajos y por
luchas de sus protagonistas. “Pero para hacer urbanismo es fundamental concebir a la ciudad como la
construcción de un espacio publico...”, de un proyecto que genere perspectivas para los millones de
ciudadanos, donde existen tensiones, espacios virtuales, centralidades, puntos de convergencias,
jerarquías funcionales, etc. El reto de la composición urbana, pero no como una tarea meramente
estética sino mas bien como la construcción de lugares con diversas connotaciones según sea la
diversidad cultural y las estructuras de poder que las gobiernen en cada periodo histórico [6] .
Según datos estadísticos se concentra una población de la zona metropolitana de la ciudad de México
que se estima en 19.4 millones de habitantes, dividida en 8.7 millones para el Distrito Federal y 10.7
millones para el área conurbada, el especialista en economía urbana, Guillermo Flores, ha planteado que
en tanto es preocupante que el gobierno de la capital del país tendrá que formular planes y programas
viables tendentes a encontrar soluciones a estos asuntos [7] . Un reto para los gobernantes de ahora en
adelante.
EL ESPACIO URBANO PARA LA CIUDAD O DEL CAPITAL
Intentaremos conceptualizar lo que podría ser el espacio. De un territorio mensurable en el tiempo,
definido y redefinido por las diferentes formaciones sociales para sus múltiples actividades, lugar de
relaciones económicas, políticas, sociales, ideológicas, así como expresión tangible de su apropiación
privada o social; asentamiento donde la población demarca sus límites para identificar su frontera; donde
lo jurídico-político se difumina para convertir los uso del suelo en un producto que tiende hacia la
mercancía con valor de uso y de cambio. En definitiva, es tanto un territorio con distintas clases sociales
que se disputan de sus usos como una expresión de asentamientos para la reproducción de la sociedad en
instancias históricas de las relaciones sociales de producción, e imprimen sus formas de producción,
consumo y distribución de los intersticios de la ciudad. Ésta manifestación última es la concreción de la
vida de los habitantes que la construyen, la moldean, la expanden, la delimitan o la transforman,
dependiendo de los intereses y las necesidades de quienes recurren a este espacio como lugar de
reproducción o para convertirla aún en mercancía. Es en un momento centro de relaciones múltiples, pero
acotado a los límites de sus objetos y sujetos actuantes. Integra y excluye; resurge la desigualdad para
muchos y reconfigura un sector que se aprovecha de la heterogeneidad. Se rompen esquemas para adoptar
nuevos símbolos que difieren de lo rural a lo urbano; contrariamente el espacio se adapta y redefine
conforme se valorice sus delimitaciones arbitrarias hechas a imagen y semejanza de lo establecidos o de
los que se asientan para consumirla, incluso, adquiere un valor administrado y ejecutado por el poder
político del estado. Es al mismo tiempo, espacio-tiempo de edificación y tiempo para transformar
espacios físicos, intersticios, lugar de dimensiones tangibles, mensurables y dúctiles a las leyes del
mercado, de las fuerzas internas y externas que se lo apropian.
En efecto, existen tres instancias que surgen al interior de cada proceso de transformación del espacio, o
para decirlo en términos de su apropiación:
1. En un primer momento, se identifica con la migración. Cuando llega la población a la ciudad,
inicia la odisea para los que no tienen un destino definitivo; de aquí surgen algunas especificidades
que se interrelacionan para acceder al espacio-suelo acotado por los procesos que la preceden:
a)
Una instancia para el acceso a la tierra de forma diversa
b)
Apropiación de forma ilegal
c)
Con respecto a una relación de compra-venta
d)
Por posibilidad hereditaria, de la familia, o de circunstancias que ofrece la ciudad
e)
Por último podría presentarse un régimen de “facilidades” del propio Estado
clientelismo político, liderado por organizaciones populares y/o sindicatos que
mediatizan todo movimiento contestatario o reivindicativo.
2. Con base en el punto anterior, estableciéndose un lugar “acordado”, comienza la segunda fase. La
readecuación del lugar, espacio, territorio, en caso de no tener los mínimos especificados por las
normas o leyes urbanas. En tanto convertir el espacio-suelo en habitable y construible es la
tendencia de la fragmentación de la ciudad y su espacio. Reiteradamente, surge nuevos procesos,
tal es la autoconstrucción. Es decir, el alargamiento de la jornada de trabajo, el sometimiento e
incremento de horas impagables del obrero y su familia, aunado, al desgaste físico y económico de
la fuerza de trabajo, incluso sin ser valorado ni pagado por sus empleadores, conducen a la
diferenciación de las clases sociales: los que se integran directamente a la ciudad, los que
deambulan por la búsqueda de un espacio para edificar y los que recurren a la formas irregulares
de apropiación.
3. Por último, los que se adueñan de los espacios-suelo edificables, urbanizados cotizados por el
valor de la renta del suelo. De ahí que, la ciudad, su espacio se convierta en una trama de
segregación; en consecuencia, deviene un reflejo por quienes la readaptan, la transforman para la
construcción. Fenómeno que se adaptan por la apropiación de lo público al salto de lo privado.
Absorbiendo la periferia urbana, se diluye la frontera agrícola para perder su valor que más tarde
incorpora su transferencia hacia la renta del capital inmobiliario, conformado de esta manera la
urbanización incontrolable. El espacio-suelo, es transformado por las leyes del mercado antes que
por el diseño urbano o de estrategias subjetivas de la imagen de la urbanística ideológica. La
historia reciente nos confirma que los protagonistas constructores de la ciudad, los forjadores del
espacio, los que dignifican la historia urbana y la construyen y reconstruyen por periodos
históricos concretos son los mismos que han participado de generación en generación y son al
mismo tiempo los desheredados, los sin tierras, los olvidados, los que teniendo en sus manos la
solución para la transformación de la ciudad y de la sociedad, no han tomado conciencia de sí.
Sin embargo, existe una nueva forma de analizar el espacio, según Lipietz y Leborgne [8] , basado en
las tecnologías. En esta nueva forma, existen posibilidades de la organización industrial como parte de los
flujos de información, además de la flexibilización de la fuerza de trabajo, de equipamientos, a la
estandarización que permite la fabricación automatizada de alta precisión. Nosotros le agregaríamos hacia
un proceso de homogeneización de la fuerza de trabajo, es decir, las exigencias de la nueva estructura
productiva hacia un perfil de mano de obra, incluso de ser barata, transferible hacia cualquier modulo de
trabajo, incrementando los riesgos del proceso productivo, pero con el mismo salario. Se alarga la jornada
de trabajo, mayor sobreexplotación del capital, para dar resultado una clase obrera desvalorizada y al final
se desplace hacia las periferias para readaptarse a las necesidades del mercado inmobiliario. Ya no es
aquella fuerza de trabajo que venía de otra parte del territorio nacional, sino es ahora la nueva producción
de un sector que comienza hacia la diáspora de un espacio más restringido para su reproducción en
instancias completamente inciertas en la nueva estrategia de la producción capitalista: de la propia ciudad,
de su área conurbada, de los municipios y/o estados del interior del país.
El espacio, en este contexto, tiene una connotación que le distingue de las formas de apropiación del
territorio por parte del capital en un primer momento. Sin embargo, son tantas las determinaciones que
intervienen en la constitución del espacio-suelo para la urbanización, ante ello sólo nos referiremos a dos
de sus expresiones: en primer lugar, con base en la concentración y centralización de la producción,
necesariamente recurre de un mercado para realizar el ciclo de las mercancías; en tanto, el suelo soporte
en esta condición juega un papel importante para la ubicación de la fuerza de trabajo y las infraestructuras
productivas; en términos marxistas sería en función del capital variable y constante respectivamente. De
ahí que la fuerza de trabajo, la que tiene que localizarse, en teoría, hacia una ubicación próxima al centro
de trabajo, no obstante, en la mayoría de las veces sucede lo contrario. En segundo lugar, la ciudad ya
convertida en el espacio del capital, surge otro elemento a considerar, necesaria para convertir el proceso
en una totalidad de la lógica de la transformación espacial la llamada “economía de aglomeración o de
escala” para aprovechar de las infraestructuras urbanas, del mercado, de las transferencias de recursos, de
las proximidades tanto de la producción, consumo y distribución como para mantener la demanda de la
fuerza de trabajo en cualquier momento, incluso, en la concentración de un ejercito industrial de reserva
para cualquier contingencia laboral. El espacio, el capital y la ciudad una triada de un proceso que
reconfigura lo “vacío”, lo construido, el entorno-periferia.
En este proceso de apropiación, transformación, modificación y revalorización económica del espaciosuelo de lo urbano y para la urbanización, coexisten relaciones sociales anteriores a las vigentes, no
obstante, en esta era de globalización, donde emergen nuevos escenarios, surgen nuevas formas de
conceptualizar las relaciones internas y externas del espacio, las interrelaciones e intrarrelaciones
multiespaciales que se confunden con las regionales. De ahí que hemos identificado algunas
características que han surgido cuando menos desde unas dos décadas:
1. Existe un intercambio y un desarrollo desigual en los medios de comunicación. Las altas
tecnologías y rede de comunicaciones (satelital, fibra óptica, Internet, entre otros sistemas de
comunicación de redes) han penetrado en los espacios de las ciudades, de las regiones y en todo el
territorio, mismos que imprimen de cierta manera un cambio en la transformación de los usos del
suelo y de la apropiación de la renta del espacio.
2. La desvinculación directa de actividades que están floreciendo a raíz de las intercomunicaciones:
desde las culturales, pasando por las comerciales hasta llegar a la monopolización de espacios por
de transnacionales que aprovechando del poco o nulo desarrollo de las fuerzas productivas del
país, diversifican sectores en la rama de las comunicaciones, maquiladoras, bienes de capital,
tecnología, lo que provoca y vuelven más dependientes las regiones del país: las regiones del norte
fronteriza a los Estados Unidos, están prácticamente bajo las influencias del mercado
estadounidense (Baja California, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas); la parte
central, se ha reestructurado a imagen y semejanza de las influencias del mercado interno (Ciudad
de México, Querétaro, Puebla, Morelos, Hidalgo) y: la región sur-sureste entra en una fase de
readecuación para el mercado externo vía la constitución de maquiladoras, explotación y
migración de la fuerza de trabajo por el debilitado desarrollo de las fuerzas productivas y la falta
de infraestructura industrial, de comunicaciones y productiva (Veracruz, Oaxaca, Tabasco,
Chiapas, Quintana Roo). Véase el mapa Nº 2 para ubicar el contexto regional.
Mapa N 2. Regiones del territorio mexicano
Fuente: página Web de Semarnat.
3. Se incrementa una dinámica de integración espacial, pero, al tiempo se produce su contraparte la
exclusión. Un espacio, al interior de las ciudades, que se adapta a las necesidades de la expansión
de las mismas o de sus áreas conurbadas, con base en las exigencias del mercado externo cuyas
tendencias se dirige a la importación de materias primas. Estas últimas se introducen al país como
parte de los procesos competitivos de las transnacionales que disminuyen precios para competir en
los mercados internacionales. El 80 % de las materias primas que son necesarios para la
producción maquiladora del país, principalmente de la frontera norte, vienen directamente de los
Estados Unidos.
4.
LA GLOBALIZACIÓN DIFUMINA LA EXPANSIÓN DE LA CIUDAD Y SU ESPACIO
Considerando que la ciudad presenta la esencia y la objetivación de la reproducción de las diferentes
clases sociales, así como la centralización de la producción y por supuesto de la consolidación del capital,
bajo el proceso de globalización la tendencia, ahora es la de subsumir aquellas formas de producción
antiguas por nuevas estrategias de explotación de la fuerza de trabajo, de recursos, buscando la
readecuación del suelo soporte trastocando el espacio-suelo urbano con la finalidad de detener la
tendencia de la caída de la tasa de ganancia del capital. En esencia es la dinámica de la globalización
económica y la desintegración de regiones para conformar nuevos mercados basados en las leyes del
mercado especulativo.
Si entendemos a la globalización como formas distintas de penetración del gran capital hacia nuestros
países, es de cierta manera comprender la dinámica que va adquiriendo, cuando menos, en las últimas dos
décadas los estragos que ha ocasionado y sigue provocando por la extinción paulatina del estado-nación y
de la insistencia de la política neoliberal aplicado en los países dependientes o subdesarrollados: Asia,
África y América Latina.
Esta tendencia marca la nueva modalidad para saquear países, territorios y por supuesto a las ciudades
por medio de sus espacios confinados en ocasiones para actividades distintas a la de la producción.
Retomado algunas ideas en torno al “... neoliberalismo encuentra su razón de ser y su culminación en la
internacionalización de las economías. Para ello reclama el librecambio de mercancías y servicios y la
libre movilidad de capitales” [9] . Aquí podemos empezar a comprender los primeros significados de la
apropiación, privatización y especulación del espacio o del suelo urbanizado y la periferia de la ciudad.
Así se comprende que la intención del capital es ser libre en cualquier momento de su reproducción, a la
sazón, será el lugar donde debe materializarse, reproduce la propiedad privada y su defensa acorde con
sus tendencias; es decir, también debe conformar esa misma lógica de privatización para continuar con la
especulación del espacio-suelo libre de trabas y de subjetivismo ideológico; como lo hacen aquellos que
encubren sus planteamientos ideológicos más próximos a la defensa del status quo defendiendo la imagen
urbana, la ciudad de la armonía, la ciudad de la esperanza, la ciudad de la comunicación, etc.
Coincidiendo un tanto con algunos planteamientos de Isaac Enríquez, sobre la globalización y la política
pública, a su vez, a retomado de Robert Cox y de Ana García de Fuentes que: “... la globalización
estimula la macrorregionalización, la que a su vez, estimula la microrregionalización” [10] . Este proceso
continúa después de comprender que los efectos perversos de la globalización son parte de una totalidad,
al tiempo contradicen los espacios internos de la ciudad, de las regiones y de los territorios del estadonación, negando el origen, las formas y la trama urbana, del suelo urbanizado, así como de la periferia. En
lo sucesivo, se produce inclusiones y exclusiones en las diferentes instancias de las relaciones sociales de
producción, sobre todo, “a partir de que el capital transnacional ingresa a un nivel de lucha
intermonopolista que redefine la configuración regional a escala mundial y en el interior de cada país,
por lo que, las economías nacionales adquieren nuevos niveles de integración dentro de un sistema
económico global y sus estructuras regionales se insertan en esta escala transnacional [11] . Un
elemento que podemos mencionar en las especificidades de la ciudad es sobre las formas que va
adquiriendo el espacio: un proceso de inserción, pero por otra parte de expulsión. Partiendo de que estos
procesos de macrorregionalización y microrregionalización ponen a la ciudad como el eje conector y
articulador entre lo local y lo global, al tiempo que es el espacio socioeconómico y político para la
transferencia de excedentes de la periferia al centro del sistema mundial, pues mientras en el centro
muchas ciudades toman la forma de tecnópolis desarrolladoras de las tecnología de la información, en
la periferia, la ciudad es un enclave funcional a la tributación y sostenimiento de las primeras vía las
remesas y transferencias realizadas mediante la "manufactura flexible" [12] .
Con el proceso de globalización, se viene generando contradicciones en la ciudad y son hechos que de
cierta manera preocupan a los que desearíamos un ciudad para todos, sin exclusión; para ejemplificar esta
idea, hemos retomando el planteamiento de José Luis Bizelli, él entiende que, la ciudad es considerada
como un espacio en el cual ciertos actores buscan sus identidades, aparecen de forma concreta las
contradicciones de un sistema económico basado en la exclusión creciente de parcelas de la población,
incluso, esta exclusión pone en discusión los Estados Nacionales que vienen perdiendo su capacidad de
gestión frente al proceso mas general de globalización de los mercados capitalistas y las consecuencias de
esta lógica para la construcción de nuevas identidades colectivas en el espacio urbano [13] .
Aquí podemos constatar que existen algunas expresiones del espacio en el marco de la globalización.
Sobre todo, sus formas más dinámicas y las que por influencias externas se insertan en el territorio y por
supuesto logran incidir en todo el país:
1)
En las ciudades, ha resurgido un movimiento libre de capital, esto no significa, algo nuevo en la
historia, así como tampoco lo es la existencia de las empresas transnacionales. Hecho que data
desde finales del siglo XIX, no obstante existía libre movimiento de capitales y el mercado
internacional estaba prácticamente dominado por la actividad de varias empresas internacionales
de Inglaterra [14] . En tanto, actualmente las influencias del mercado globalizado ha
desestructurado el territorio en general y en las ciudades en particular.
2)
Las actuales transformaciones de regiones económicas del territorio, suponemos que están dadas
por “... el creciente proceso de liberalización de las economías en el cual están muy involucrados
tres actores internacionales de este proceso, a saber, la Organización Mundial del Comercio
(OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM)”. Por supuesto con
estas fuerzas externas, indudablemente, inciden de manera desfavorable para las regiones y de los
espacios en transformación de las ciudades. Los espacios se ven influidos por diversas fuerzas
económicas que le dan forma y contenido. Tal es el proceso que sufren –los espacios- en el ámbito
económico. Lo nuevo está dado por el gran tamaño de los movimientos del comercio y las
finanzas y el restrictivo tamaño de las migraciones, la sofisticada tecnología de los movimientos
de capital y de las comunicaciones, y la concentración de poder económico, si no político, de las
grandes corporaciones. Finalmente, por la presión competitiva internacional para aumentar la
productividad y reducir los costos [15] .
3)
Por último, creemos sobre la existencia de un desarrollo acentuado de tecnologías de tipo de
capital-intensivo, coincidiendo con Alexandre Figueira: “las nuevas tecnologías desarrolladas a
partir de entonces presentaban la característica de ahorrar mano de obra y en muchos casos
apuntaban a su sustitución. Sin embargo, el crecimiento económico acentuado permitió mantener
elevados niveles de empleo y hasta capas de la población distantes...” [16] . Una experiencia
brasileña, pero, que tiene cierto parecido con los fenómenos surgidos en nuestras realidades. El
crecimiento económico, sin duda han tenido algunas regiones, son los que elevan los niveles de
empleo, vaciando regiones o ciudades y como resultado la migración hacia las áreas
metropolitanas en lo fundamental. El espacio, en este sentido, es parte del proceso de
concentración de recursos, población, servicios, etc. Por otro lado, la desintegración de otros para
consolidar de cierta manera al primero.
El reto que se presenta en este inicio de milenio es comprender las tendencias de su inserción en
todo el territorio, las contradicciones entre el espacio, usos del suelo y las relaciones sociales, las
formas de apropiación del espacio por los diferentes agentes económicos, las influencias internas
y externas que se llevaban a cabo en las regiones (nacionales e internacionales) que
indudablemente tiene sus influencias concretas en la conformación del espacio, por un lado; el
espacio, la ciudad y el proceso de globalización presentan formas distintas de apropiación,
transformación y vinculación por el otro se conjugan para describir la traza urbana de este
milenio. Tanto para el espacio como con las influencias de la ciudad o las interrelaciones de
ambos, enmarcados bajo la lógica de la globalización, pierden y ceden sus expresiones
económicas, políticas, sociales, culturales, ideológicas y de poder frente a la desbastadora
irrupción de las nuevas estrategias de penetración del capital transnacional. Se abren nuevos
mercados, la tendencia de “integración” espacial, o de transformaciones territoriales obedecen a
las demandas de una ciudad que resguarda un sector del terciario. Se encamina hacia la
vulnerabilidad del estado-nación; la ciudad sólo se configura para el consumo y las desigualdades.
NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA
[1] Cita tomada de Roca, Cladera Joseph en: ¿“La delimitación de la ciudad: ¿una cuestión imposible”? a su vez retomada de D. Harvey
(1996) en: “Cities or urbanization? En City. Analisis of Urban Trenes Cultura, Theory, Policy Action, n. 1-2. En 1er congreso internacional
(foro virtual) sobre “Ecología y ciudad”. Organizado por la Universidad Politécnica de Cataluña; febrero-marzo del 2002. Aunque la tesis del
autor Roca Cladera, no la compartimos en su totalidad, debido a que sólo ha tocado lo fenomenológico de las contradicciones de la ciudad;
en tanto, referirse al concepto de forma especulativa y sin precisión es volver al punto de partida, en lugar de aclararnos sus tendencias y
expresiones reales; nos confunde y nos lleva hacia la simpleza de la esencia de las especificidades de la ciudad y su entorno. Se olvida que
las cualidades y la caracterización de la ciudad está prácticamente inmersa en las relaciones sociales de producción dominantes. En
consecuencia, no sólo es la apariencia, ni la moda la que la define, sino todo lo contrario, son los diferentes agentes económicos, los
diferentes frentes del capital y las políticas neoliberales las que determinan qué tipo de ciudad se construye hoy día y bajo qué condiciones.
En tanto los adjetivos y pronombres que le asignan a la ciudad, quienes la defienden para sus fines, son simplemente esos: fines e intereses.
[2] Según el autor Vilagrasa I. Joan: “Ciudades medias y ciudades intermedias; posicionamiento en la red urbana y procesos urbanos
reciente”. Universidad de Lleida. En página Web: www.cccb.org .
[3] Los intersticios de la ciudad pueden ser, por ejemplo, retomando la propuesta de Cristina Oehmichen, en “Epacios urbanos y
segregación étnica en la ciudad de México”; UNAM, 2001: la apropiación de parte de un sector de la población migrante de los terrenos
localizados entre las zonas residenciales y oficinas; además, agregaríamos, son usos de suelo destinados primero, como “engorde” para
futuras especulaciones; segundo, terrenos poco “aptos” para ser urbanizados (tiraderos de cascajo, basureros, barrancos y en pleito por
carecer de régimen de propiedad) y tercero, áreas que comparten tres instancias sociales: clase media, sector popular y oficinas, bancos,
tiendas, servicios en general necesarios para la reproducción de la ciudad.
[4] Entendemos este proceso, de modo que un aspecto difuso de la expansión de la ciudad, donde el continuo urbano rompe con los límites
de la ciudad compacta para absorber con lo ya establecido hacia sus fronteras físicas entre lo urbano y lo rural. El entorno inmediato es parte
constitutiva de la ciudad; de su área conurbada como instrumento necesario para el crecimiento sin control. Donde lo central se diluye con la
periferia para continuar hacia más allá de los límites municipales, estatales y regionales. El consumo ingente de recursos: energía, materia e
información es insostenible; ya no tiene límites precisos ni momentos de separación entre una frontera y sus poderes políticos; las formas de
concebir el espacio de la ciudad ya no es para vivirla como en el pasado, sino, la dinámica actual es para convertir –al ciudadano- en un
objeto que se desplaza hacia cualquier parte de su territorio y convertir al desplazado en una mercancía flotante, en un ente que es
desvalorizado y convertido en pieza para el escaparate, con visión internacional para el consumo (aquí entra un proceso de división y
territorial de la fuerza de trabajo) aún más, que consume, produce y se distribuye tanto para su reproducción como para la del capital que
compra de su fuerza de trabajo: lo sólido poco a poco se desvaneced sobre el territorio-ciudad, dejando miseria, pobreza y desintegración
social, económica, cultural, familiar y destrucción de la naturaleza.
[5] Véase a Núñez, Héctor E: “Crecimiento sin control o control del crecimiento. Reflexiones sobre el Área Metropolitana de la Ciudad de
México”.
En
Ediciones
de
Internet
“Gestión
y
estrategia”.
De
la
página
Web:
http://www.sedesol.gob.mx/desuryvi/desurb/cometah/Objpart.htm
[6] Ideas tomadas de Cárdenas, Luz Alicia: “Urbanismo versus urbanización: distintas modalidades de hacer ciudad”. En página Web:
www.revistaurbanismo.uchile.cl. Revista Urbanismo. Investigación de académicos.
[7] Según Flores, Guillermo: “Detener la mancha urbana, reto del gobierno capitalino”. En boletín UNAM-2000/249. Ciudad Universitaria.
[8] Según Lipietz, Alain y Leborgne D, en el artículo: “El posfordismo y su espacio”. En Revista investigación económica 205, julio
septiembre de 1993, pp. 173-204. material fotocopiado.
[9] Idea retomada de la página Web de: www.geocities.com/la_cou : “la globalización”.
[10] Cox, Robert: "Global Perestroika", en John Saxe-Fernández, "Mexamérica: la dialéctica entre la macro y microrregionalización", en
John Saxe-Fernández y James Petras, "Globalización, imperialismo y clase social", Argentina, Editorial Lumen-Humanitas, Primera Edición,
342 pp.
[11] García, de Fuentes Ana y Josefina Morales "Desarrollo regional frente a la modernización" en Angel Bassols Batalla, Javier Delgadillo
Macías y Felipe Torres Torres (Compiladores), "El desarrollo regional en México: teoría y práctica", México, Instituto de Investigaciones
Económicas de la UNAM, Primera Edición, 1992, p. 117.
[12] Enríquez, Pérez Isaac: “Los proceso de globalización y la política pública como instrumento reestructurador del espacio urbano en
México”. Las ciudades mexicanas y sus respuestas frente a la ‘era de la información’. En página Web: www.rcci.net/globlizacion/index.htm
[13] Para ahondar al respecto véase Bizelli, José Luis: “Urbanización y ciudadanía”, de la Universidad del Estado Paulista (UNESP).
Araraquara-SP- Brasil. Texto presentado en la reunión de la Latin American Studies Association, Continental Plaza Hotel, Guadalajara,
México, 17-19 de Abril de 1997.
[14] Ideas tomadas de la página Web: www.uvg.edu.gt/noticias/desa-dem/gabriel.html : “Globalización: mitos y realidades”.
[15] Véase nuevamente la misma fuente...Op.cit.
[16] Consultase a Figueira, Rodríguez Alexandre: En “Grandes tendencias del mundo productivo”. Revista del OIT: No. 143, mayo-agosto
de 1998.
BIBLIOGRAFÍA
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Texto presentado en la reunión de la Latín American Studies Association, Continental Plaza Hotel, Guadalajara, México, 17-19 de
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- Cox, Robert: "Global Perestroika", en John Saxe-Fernández (1999): "Mexamérica: la dialéctica entre la macro y
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- En “Grandes tendencias del mundo productivo”. Revista del OIT: No. 143, mayo-agosto de 1998.
- Enríquez, Pérez Isaac (2001): “Los proceso de globalización y la política pública como instrumento reestructurador del espacio
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- García, de Fuentes Ana y Josefina Morales (1992): "Desarrollo regional frente a la modernización" en Ángel Bassols Batalla,
Javier Delgadillo Macías y Felipe Torres Torres (Compiladores), "El desarrollo regional en México: teoría y práctica", México,
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- Lipietz, Alain y Leborgne D (1993): “El posfordismo y su espacio”. En Revista investigación económica 205, julio septiembre pp.
173-204. material fotocopiado.
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