DESARROLLO DEL LENGUAJE25

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DESARROLLO DEL
LENGUAJE
Separata preparada para la Maestría en Gerencia y Atención a Personas
con Discapacidad por Fonoaudióloga María Eugenia Guillén Escalera, en
base a capítulos de libros, textos difundidos en congresos de
fonoaudiología, publicaciones en Internet y libros, cuyos autores están
explícitamente citados en el texto.
Cochabamba, septiembre de 2009
I) EMERGENCIA DEL LENGUAJE HUMANO
II. ETAPAS EN LA ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE
III. EL CEREBRO
IV. CENTROS CEREBRALES DEL LENGUAJE
V. ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL APARATO DE FONACIÓN
V.1. ASPECTO SONORO DEL HABLA
V.2. EL ÓRGANO PRINCIPAL DE LA VOZ
V.3. ¿CÓMO FUNCIONA EL ÓRGANO FONADOR?
V.4. MECANISMOS FISIOLÓGICOS EN LA PRONUNCIACIÓN SONORA DEL
LENGUAJE
V.5. LA RESPIRACIÓN Y LA EMISIÓN DEL HABLA
V.6. MECANISMOS DE ARTICULACIÓN DE LOS SONIDOS DEL HABLA
V.7. EL SISTEMA NERVIOSO Y EL CONTROL DE LA ARTICULACIÓN DEL
LENGUAJE VERBAL
VI. ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL APARATO AUDITIVO EN RELACIÓN A
LA ADQUISICIÓN DEL HABLA
VI.1. ¿COMO ES EL SISTEMA AUDITIVO?
VI.2. EL OÍDO EXTERNO
VI.3. EL OÍDO MEDIO
VI.4. EL OÍDO INTERNO
VI.5. ÓRGANO DE CORTI.
VI.6. ¿CÓMO INFORMA EL ÓRGANO DE CORTI EL MENSAJE ACÚSTICO AL
CEREBRO?
VII.7. DESARROLLO DEL OÍDO
VI.8. DESARROLLO CRONOLÓGICO DEL OÍDO
VI.9. ¿CÓMO OBSERVAR Y DESCUBRIR UN DEFECTO EN EL DESARROLLO
DEL OÍDO DEL INFANTE?
VI.10. DEFECTOS DE LA AUDICIÓN Y SU INFLUENCIA EN LA ADQUISICIÓN
DEL HABLA
VI.11. EXAMEN Y DIAGNÓSTICO DE LA DEFICIENCIA AUDITIVA
VI.12. LA AUDICIÓN DE LOS SONIDOS, SUS LÍMITES Y POSIBILIDADES
VI. 13. TIPOS DE TRASTORNOS AUDITIVOS
VI.14. CLASIFICACIÓN CLÍNICA DE LOS TRASTORNOS DE LA AUDICIÓN
VI.15. GRADOS DE DIFICULTAD AUDITIVA
VI.16. ¿CÓMO ESTIMULAR Y EDUCAR EL OÍDO?
VII. DESARROLLO COMUNICATIVO – LINGÜÍSTICO Y SUS TEORÍAS.
VII.1. TEORÍA LINGÜÍSTICA: SAUSSURE
VII.2. TEORIA CONDUCTISTA: SKINNER
VII.3. TEORÍA INNATISTA: CHOMSKY
VII.4. TEORÍA COGNITIVA: PIAGET
VII.5. TEORÍA SOCIOCULTURAL: VYGOTSKY
VII.6. TEORÍA INTERACCIONISTA: BRUNER
VII.7. TEORÍA PRAGMÁTICA: MORRIS
VII.8. TEORÍA PSICOLINGÜISTICA: BERKO Y BERNSTEIN
VII.9. TEORÍA EVOLUCIONISTA: ARAGÓ
VIII. ANÁLISIS INTEGRAL DE LOS PROCESOS FUNDAMENTALES DE LA
COMPRENSIÓN LINGÜÍSTICA
IX. ETIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DEL LENGUAJE.
IX.1. CAUSAS ORGÁNICAS
IX.2. CAUSAS FUNCIONALES
IX.3. CAUSAS ORGÁNICO FUNCIONALES
IX.4. CAUSAS ENDOCRINAS
IX.5. CAUSAS AMBIENTALES
IX.6. CAUSAS PSICOSOMÁTICAS
X. PATOLOGIA DEL LENGUAJE, HABLA Y VOZ
X.1. Trastornos del desarrollo y adquisición del lenguaje
X.2. Dificultades de la expresión o comprensión del lenguaje
X.3. Dificultades del ritmo de la palabra y velocidad de la conversación
X.4. Dificultades de la articulación de la palabra
X.5. Dificultades por trastornos de la voz
X.6. Dificultades del lenguaje escrito
X.7. Trastornos del lenguaje asociados a otras deficiencias
XI. CONSECUENCIAS DE LOS TRASTORNOS DEL LENGUAJE
GLOSARIO DE PALABRAS CLAVE
DESARROLLO DEL LENGUAJE
I) EMERGENCIA DEL LENGUAJE HUMANO
El cerebro de los homínidos alcanzó su tamaño actual y seguramente su capacidad
intelectual hace unos 250.000 años. Sin embargo, muchos de los atributos que
consideramos característicos del hombre aparecieron bastante mas tarde, ¿por qué?
¿En que consistió la “incubación cerebral” de las capacidades para el manejo de las
herramientas, el fuego, la música, el arte, el deporte, las matemáticas, la filosofía y el
lenguaje?
¿Si el cerebro es el mismo de hace 250 000 años, por qué hace solamente 40. 000 años
ocurre el estallido cultural de la especie humana -en la denominada Cultura
Cromagnon- surgiendo de forma extendida la vestimenta, las viviendas, el arte, la
ganadería, la agricultura, etc?. Muchos estudiosos están convencidos de que la
revolución cultural de la especie humana ocurrió por algún cambio genético
Cuando nosotros decimos “diminuto”, con las manos hacemos una pequeña pinza y
con los labios hacemos el mismo movimiento. Esto que puede resultar sorprendente
es muy importante porque muestra que hacemos una traducción no arbitraria entre lo
visual y lo auditivo, lo auditivo y el área de Broca –con la articulación de la palabra-, y
entre el área de Broca y la región de la mano –con la escritura-. Así emergieron las
protopalabras y el protolenguaje de nuestros ancestros. Esta habilidad del gyrus
angular y regiones vecinas de ligar patrones visuales a patrones de ondas sonoras, que
en realidad no tienen nada en común, pero son asociados activamente y de modo no
arbitrario por nuestro cerebro, es seguramente la semilla del lenguaje y la capacidad
de abstracción, y del estallido cultural de la Especie Humana, ocurrido en nuestro
planeta hace 40.000 años. ¿Pero cómo saber la fecha de nacimiento del lenguaje?
¿Cuando habrán sonado las primeras palabras? ¿Quiénes las pronunciaron?. La
hipótesis más aceptada actualmente atribuye al homo sapiens Cromagnon esta
cualidad, basada en la evidencia antropológica del mayor tamaño de los agujeros
condíleos anteriores existentes en la base del cráneo, que permitieron el paso de los
nervios hipogloso derecho e izquierdo conformados por fibras nerviosas con la
dimensión física suficiente para llevar impulsos nerviosos desde el cerebro hasta los 17
músculos de la lengua; característica que no se encuentra en los ancestros del homo
sapiens ni en las especies antecesoras de los monos actuales, ni en ellos mismos.
El homo erectus vivió hace 1.800.000 años hasta 800 000 años atrás. Fue el primero en
tener una silueta corporal similar al hombre actual, con miembros inferiores largos y
completamente adaptado a la vida terrestre. Su altura fue prácticamente la del
hombre moderno. La cara se fue asemejando a la nuestra, es a él a quien debemos
nuestro particular apéndice nasal, único entre el resto de los homínidos por su
proyección externa. Nuestra nariz no solo resultó de la reducción craneofacial y
dentaria, sino también de la necesidad de conservar la humedad en un medio árido. Su
capacidad craneana fue de unos 1.100 ml, pero seguramente no hablaba porque el
canal del cráneo y las vértebras dejaba un espacio muy reducido para la médula
espinal, por tanto no tuvo suficientes nervios conectados a la médula para controlar la
respiración y emitir palabras.
El hombre de Neandertal, vivió hace 230.000 años hasta hace 25.00 años, tenía la
laringe idéntica a la del hombre actual, lo mismo que sus coetáneos los Cromagnon,
salieron de África hace 150.000 años y sus grandes pinturas rupestres datan de 40.000
años atrás. Todos los homo sapiens antiguos tenían canales hipoglosos comparables a
los de los hombres actuales. Esto sugiere que sus lenguas fueron agiles, móviles y
rápidas como la nuestra, por tanto, hablaron.
Es indudable que la posibilidad de hablar depende estrictamente de las características
del aparato fonador, resultado a su vez de un largo y trabajoso proceso evolutivo que,
según se ha supuesto, sería consecuencia del revolucionario logro motriz de la postura
erecta. Gracias a la novedosa forma de locomoción se acortó el hocico, se ensanchó el
maxilar inferior y, sobre todo, se liberaron las extremidades anteriores, que pasaron a
ser superiores. La posibilidad de manipular objetos y alimentos dejó en libertad la zona
oral, vacante entonces para ser utilizada en la comunicación. A nadie se le escapa que
esta liberación no puede ser considerada sino como un factor facilitador de la nueva
función, pero de ninguna manera su causa. En el mismo sentido parecen haber
actuado otros cambios también derivados de la postura erecta: la ampliación de la
cavidad bucal que posibilita retrodesplazar la lengua hacia las fauces, a la vez que
permite la inflexión de su parte posterior. En el mismo sentido actúa la posición
recíproca del paladar y la laringe, mucho mayor que en los simios. Un mono con un
cerebro humano pero con un macizo bucofaríngeo y una laringe correspondientes a su
especie no podría emitir otros sonidos que los comunes de sus congéneres.
Sin embargo, sin la increíble capacidad de simbolización que se evidencia en cada
objeto fabricado por el homo sapiens y en casi ninguno del Hombre de Neandertal, es
imposible pensar en un lenguaje igualmente rico en palabras, analogías, abstracciones,
síntesis, categorías, fantasías, etc. En todo caso puede pensarse en una similar
fonación o habla. Pero con cráneos diferentes tampoco parece lógico suponer que
neandertales y cromañones emitieran los mismos sonidos. El neandertal
probablemente habló, pero de manera diferente al sapiens.
EL momento preciso de la emergencia del lenguaje en el grupo de los homínidos, es
todavía un tema a la espera de una solución adecuada. Leakey (1956) clasifica los
estudios dirigidos a esclarecer este interrogante en cuatro grupos: los que investigan
las posibilidades de comunicación de los chimpancés y gorilas, los que buscan las
huellas del encéfalo en la caja craneana de los fósiles, los que analizan los utensilios de
piedra fabricados por nuestros antepasados, y los que realizan el mismo esfuerzo
interpretativo sobre las pinturas rupestres. En este apartado describiremos algunos
resultados de las investigaciones en las cuatro áreas citadas. Es en base a esos mismos
resultados que Overhage (1973) afirma decididamente que el lenguaje a través de
sonidos articulados no comenzó hasta el Paleolítico Superior, y especialmente en el
Auriñaciense (38.000 años atrás), sobre el final de la Era Glaciar, momento de la
creación de las pinturas rupestres, cuando nuestro venerable antepasado ya había
logrado "la representación centralizada del espacio y la intuitiva actuación en el
espacio imaginado". Vale decir, a una respetable distancia de aquel otro logro
definitorio de la hominización: la postura erecta, con todos los cambios consecuentes a
ella, necesarios como precondiciones de la comunicación verbal (craneofaciales,
bucofaríngeos y locomotrices).
Como veremos más adelante, no hay acuerdo en cuanto a la etiología precisa de esta
importante función. Podemos encontrar en cambio dicho consenso -aunque sea
parcialmente- en cuanto a su fenomenología evolutiva. Leakey (1986), como muchos
otros, supone la adquisición del lenguaje mediante un proceso escalonado. Dice al
respecto que "según todos los indicios, una forma rudimentaria de comunicación
verbal apareció hace ya dos millones de años, en vida del Homo Habilis, e incluso pudo
darse algún tipo de lenguaje entre los Australopitecos (presentes hace 3.900.000 años,
extinguidos hace 3.000.000 de años). La aparición del Homo Erectus (apareció hace
1.800.000 años y se extinguió hace 300.000 años) probablemente estuvo marcada por
un mayor desarrollo de esta habilidad, tal vez con una ampliación del vocabulario y una
mayor capacidad para establecer la estructura básica de las oraciones".
El hecho de que se pueda inferir que el Homo Erectus realizaba ceremonias rituales,
especialmente en relación con el culto de los muertos, permite suponer que a esta
altura ya se había logrado un notable refinamiento del lenguaje.
Al referirnos al desarrollo cognitivo vimos que hay un apuntalamiento recíproco entre
el operar con las imágenes mentales y el desarrollo de la comunicación verbal. Leakey
(1986) cita un trabajo de Portman de 1956 en el que éste sostiene que las palabras,
nuevos equivalentes de las imágenes, constituyen un instrumento de gran
disponibilidad, un verdadero biocatalizador proveedor de una de las mayores ventajas
evolutivas. Operatividad que por fin se revela a través de las expresiones gráficas
descubiertas en diversas cavernas: ese arte refinado que ubicamos a una distancia de
unos cuarenta mil años, prueba ya irrefutable de la existencia de un lenguaje verbal,
tal como hoy lo entendemos, es decir, implicando "la aptitud para articular ideas
abstractas complejas" (Leakey, 1986).
Más allá de la imposibilidad de determinar con precisión el "por qué" del lenguaje, y a
pesar de las enormes dificultades para establecer con precisión el "cuándo",
intentaremos avanzar en el "cómo", si bien en ese intento no podremos evitar la
especulación etiológica, ineludible para la inteligencia humana.
En algún momento, posiblemente hacen unos cien mil años, algunos de nuestros
antepasados quisieron y pudieron llamar la atención de sus semejantes y lo hicieron
aún en aquellos momentos en que no regía la necesidad de la gratificación de los
requerimientos biológicos inmediatos. ¿Qué es lo que motivó semejante cambio
revolucionario, verdadera piedra angular del proceso de hominización? Se lo ha
atribuido a las necesidades impuestas por el hábito de la caza colectiva, pero teniendo
en cuenta que los perros salvajes también practican este tipo de cacería y no han
logrado la forma humana de comunicación, resulta más prudente inscribirla en un
espectro necesariamente más amplio y complejo de causas. También se ha sugerido
que el lenguaje verbal resultó de un fenómeno más vasto que la caza, pero que la
incluye: una novedosa forma de economía cooperativa con una vida social más
compleja. Más allá de la simpatía que pueda generarnos esta especulación, hemos de
reconocer que no se cuenta aún con suficientes pruebas al respecto.
Leakey y Lewin (1980), sintetizando de alguna manera las hipótesis hasta aquí
adelantadas, suponen que el comienzo de la comunicación verbal estuvo relacionado
con ciertas condiciones ecológicas que produjeron una selección de esquemas
conductuales comunitarios. Entre ellos incluyen la caza, la recolección y la emergencia
de la tecnología de utensilios líticos. Con respecto a este último fenómeno, estudiado
exhaustivamente por la paleoantropología, diremos que cuando uno de nuestros
antepasados más primitivos observaba un utensilio informe, no podía comprender su
uso, salvo que quien lo había fabricado se lo demostrara gestualmente. Sin embargo,
con el tiempo, la mayor habilidad para la construcción permitió que la sola exposición
del instrumento revelara su finalidad y la manera de ser usado. Esta experiencia debe
haber puesto al hombre primitivo a muy corta distancia de poder asignarle un nombre
a cada una de esas herramientas. Es muy probable que estos dos procesos -habilidad
manual y función simbólica- hayan sido coexistentes, aunque como lo ha sostenido
Overhage (1973), "el problema a resolver sigue consistiendo en explicar cómo se pasa
de una comunicación no consciente a la enseñanza y aprendizaje conscientes y
reflejos".
La secuencia histórica de la construcción de utensilios ha sido descripta por Leakey
(1996) según este esquema:
- instrumentos toscos (dos a dos y medio millones de años);
- hachas de mano en forma de "lágrima", simétricas y con finalidad evidente (un millón
y medio de años);
- técnica levalloisense: método más económico para desprender las lascas (entre
trescientos y cien mil años), coexistiendo con indicios de sepulturas, ofrendas en las
tumbas y objetos de culto;
- gran diversidad de utensilios con valor estético, coetáneos de las primeras evidencias
de expresión artística (cuarenta mil años).
Esta evolución fue interpretada por algunos autores como una lenta pero continua
marcha hacia un mayor sentido del orden.
Volvamos, mientras tanto, a la presunta “coexistencialidad” de los PROGRESOS
MOTRICES y LINGUÍSTICOS. Si esta hipótesis pudiera confirmarse, lo que se supuso
como lenguaje de los australopitecos y de otras especies anteriores al homo sapiens
sapiens no pasaría de ser un mero precursor evolutivo, y la verdadera comunicación
verbal tendría que ser trasladada hasta el Fenómeno Humano en el Paleolítico
Superior. Una vez aparecido el homo sapiens sapiens, los cambios tecnológicos
condujeron a un mejoramiento lingüístico (sintaxis más elaborada y vocabulario más
rico) y social (mejor definición de roles y categorías). Este hombre primitivo, pero ya
hombre, no se guiaba exclusivamente por instintos y emociones, sino que lo hacía
también por intenciones y finalidades, descubriendo los medios más adecuados para
su ejecución. Pero por otra parte, convengamos en que cualquier hipótesis sobre el
particular debe contar previamente con el esclarecimiento de la cuestión de si la
distancia NEUROFISIOLÓGICA entre los antropomorfos y el hombre autoriza o no a
creer en una transición directa. Un paso gradual de un estado al otro vuelve más
aceptable la existencia de una etapa exclusivamente gestual paralela a la
complejificación tecnológica en la construcción de utensilios. Los centros responsables
de la motricidad más fina están situados a muy corta distancia de los encargados de
coordinar los movimientos necesarios para el lenguaje verbal.
La investigación paleoantropológica orientada hacia los aspectos anatomofuncionales
del lenguaje ha mostrado que en el cráneo fosilizado bautizado "1470" -un homo
habilis de notable antigüedad- la huella dejada en la cara interna por la zona de Broca
es más extensa que la encontrada en los antropomorfos anteriores. Estas huellas que
ya se insinúan en los australopitecos y en el homo erectus, alcanzan su máxima
expresión en el sapiens.
Otra de las áreas de investigación sobre el origen del lenguaje humano es, según
quedó dicho, la de las apasionantes observaciones de la psicología comparada
trabajando con las posibilidades de los monos superiores. Leakey (1996) titula uno de
sus capítulos "Los Monos Parlantes", y en él se remonta a una observación de Pepys,
quien ya en 1661, al referirse a cierto simio decía: "ya entiende bastante inglés y, en mi
opinión, deberían enseñarle a hablar o a hacer signos" . No deja de sorprender que
hayan tenido que transcurrir casi tres siglos para que la sugerencia fuera puesta en
práctica. En 1925 Yerkes, según cita Leakey, sugirió enseñarles a los monos el sistema
gestual de los sordomudos. Recién en la década de los sesenta, los Gardner lo
intentaron con la célebre hembra de chimpancé "Washoe", quien previamente había
sido socializada a la manera de un infante humano. Washoe demostró que era capaz
de nombrar objetos y hasta de construir frases que, en determinadas condiciones,
parecían sugerir la existencia de alguna forma de autoconciencia: puesta frente a un
espejo, y preguntada sobre quién era la imagen reflejada, respondió "Yo, Washoe". No
podemos dejar de maravillarnos con esta experiencia, pero no sólo frente a la
capacidad de aprendizaje de la mona, sino a la fabulosa creatividad humana capaz de
pergeñar semejantes técnicas, en su afán de investigar el medio natural, desde su
capacidad de abstracción. Washoe, "adoptada" luego por Fouts (1999) no sólo inició
diálogos, sino que llegó a enseñarle el sistema de comunicación por señas para los
sordomudos, a su propio hijo adoptivo.
En su medio natural los chimpancés emiten algunos sonidos que al ser captados por
sus congéneres transmiten un "mensaje" comprensible para éstos. Pero tanto esta
emisión como la consecuente comprensión son innatas e inmodificables. Tan
inmodificables como el sistema de comunicación de Washoe que sólo logró crear una
palabra por el acople de dos que ya conocía (unió "melón" y "agua" para designar a la
sandía, fruta que veía por primera vez).
Overhage (1973) sostiene que, a la manera de los simios actuales, que producen sólo
sonidos –señales-, así nuestros más remotos antepasados deben haber contado con
señales semiconscientes, que poco a poco se volvieron conscientes, hasta que los
"anthropus" alcanzaron gritos de llamada y "palabras-proposiciones polisemánticas,
sin relación entre ellas" (ibid). Los neandertaloides deben haber contado con "palabras
proposiciones más numerosas y diferenciadas", pero el homo sapiens usó palabras que
si bien resultaban simples, estaban ligadas entre sí, bajo las reglas convencionales que
estudia la lingüística.
Nos parece oportuno coronar este apartado con la contundente sentencia de
Overhage (1973): "Hombre y lenguaje están tan indisolublemente ligados entre sí que
W. von Humboldt pudo decir con razón: para poseer lenguaje tuvo que ser hombre, y
para ser hombre tuvo que poseer lenguaje".
Volvamos sobre lo ya afirmado en otro lugar de esta separata: buscar los orígenes de
la comunicación verbal es acercarnos al misterioso territorio del nacimiento del
Fenómeno Humano, o sea, al punto crítico, al cambio de estado de la materia
propuesto por Huxley y Teilhard de Chardin como culminación de las etapas
físicoquimica y biológica de la evolución. Es lícito calificar de misterio el origen de un
sistema de comunicación verbal en el seno del mundo de los antropoides, grupo por
demás pobre en el desarrollo de su equipo acústico, y más especializado en el área de
la percepción visual.
II. ETAPAS EN LA ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE
DESARROLLO EVOLUTIVO DEL SER HUMANO
CONSTRUCCIÓN
CONSTRUCCIÓN
DEL
DEL INDIVIDUO
INDIVIDUO
CONSTRUCCIÓN
CONSTRUCCIÓN
DE
DE LA
LA SOCIEDAD
SOCIEDAD
YY LA
LA CULTURA
CULTURA
DESARROLLO
DESARROLLO DEL
DELLENGUAJE
LENGUAJEYY LA
LA COMUNICACIÓN
COMUNICACIÓN
--Gestual
Gestual
--Oral
Oral
--Escrito
Escrito
--Pictográfico
Pictográfico
--Artístico
Artístico
--Proxémico
Proxémico
--Kinésico
Kinésico
La formación y el desarrollo de la personalidad y el lenguaje ocurren durante toda la
vida, las características y regularidades que distinguen al ser humano en cada período
de su vida están determinadas por las circunstancias socioculturales e históricas
concretas en las que transcurre la existencia de cada persona. Desde la perspectiva
histórico-cultural, se destaca el medio social como fuente del desarrollo, y la
interacción e interrelación social como fundamentalmente determinante del desarrollo
psíquico humano (Febles y Canfux, 2003), lo que demuestra que no solo el medio
social da lugar a cambios en el desarrollo; la relación única, particular e irrepetible
entre cada sujeto y su entorno, promueve y potencia el desarrollo psicológico, de la
personalidad y del lenguaje.
El desarrollo psicológico ocurre como un proceso espontáneo y continuo de
automovimiento, de saltos hacia escalones superiores, que implican el paso a nuevas
formas de pensar, sentir y actuar. Es un proceso dialéctico de cambio que conduce a
que en cada período evolutivo nazca lo nuevo y a la vez lo viejo se reestructure sobre
una nueva base. El desarrollo se produce en la relación con los otros, estos vínculos
permiten explotar las capacidades y llegar a niveles de comprensión de la realidad y de
sí mismos que en aislamiento son imposibles de alcanzar. Estos niveles superiores son
posibles en la comunicación con los otros y en el marco del desempeño o la ejecución
de determinadas actividades.
El proceso de socialización consiste en la apropiación por parte del individuo de toda la
experiencia social, lo cual le proporciona la posibilidad de integrarse a la vida en
sociedad.
El proceso de socialización transcurre a lo largo de toda la vida y se caracteriza por ser
de carácter bidireccional, es decir, por un lado se encuentra toda la influencia que
ejercen los grupos y por otro, la recepción activa que realiza el individuo.
En lo referente al desarrollo del lenguaje deben ser tomadas en cuenta las funciones
que cumple esta característica única en el ser humano, a saber:
-Función de socialización: mediante la cual el ser humano se comunica con los demás.
-Función lúdica: hace referencia al placer causado por el uso de la palabra.
-Función instrumental: porque a través del lenguaje el ser humano, en todas las etapas
del desarrollo, satisface sus necesidades.
-Función de autoafirmación: porque a través del lenguaje el niño expresa o hace
públicos sus derechos.
-Función de dirección: porque a través del lenguaje puede dirigir su conducta e
influenciar la conducta de los demás-Función de razonamiento: mediante la cual el ser humano se relaciona con el mundo
de la lógica.
El lenguaje es un proceso cultural y social que posibilita, mediante el uso de símbolos y
signos adquiridos, la comunicación con los demás y nosotros mismos, cimentado sobre
un desarrollo suficiente de funciones neurológicas y psíquicas.
El proceso de adquisición del lenguaje en el niño solo puede seccionarse en etapas
claramente diferenciadas a efectos metodológicos, ya que es un proceso escalonado e
ininterrumpido.
Sin embargo, existe una gran regularidad en las etapas generales de aparición del
lenguaje entre los distintos niños y, a grandes rasgos, entre los diferentes ambientes
lingüísticos.
Estas etapas están concentradas en un período en el que parece haber condiciones
psicofisiológicas especialmente favorables, unas relacionadas con la maduración
neurológica, otras dependientes de la autonomía motora conseguida por el niño en
esas edades.
Un primer momento del desarrollo lo constituye el inicio de las primeras formas de
comunicación no verbal del niño con los adultos o fase protoconversacional;
posteriormente entramos al período prelinguístico, para completar el proceso con la
fase propiamente lingüística.
Lactancia (0 a doce meses):
En el momento del nacimiento el niño puede ejecutar movimientos involuntarios,
impulsivos, espontáneos; estirarse al despertar, pataleo, gritos; generalmente suelen
aparecer ante estímulos sensoriales. Estos movimientos se caracterizan por ser
reacciones totales y se producen involuntariamente; todas las reacciones del recién
nacido se producen de una manera refleja e incondicionada de ahí que una de las
características fundamentales de esta etapa sean los reflejos incondicionados. Se
define como reflejos incondicionados a las reacciones congénitas que se producen en
un organismo inmaduro, dichos reflejos son los que garantizarán la supervivencia del
niño ante las nuevas exigencias del medio.
Inmediatamente después del parto, el primer grito del recién nacido es también la
primera emisión vocal. Esta se caracteriza por su uniformidad en altura y timbre de voz
y se mueve alrededor del tono La (880 Hz).
El llanto es un medio de comunicación de importancia vital. Al tercer día de vida, las
madres pueden distinguir el llanto de su bebé de otros y al primer mes de vida, la
mayoría de las madres pueden decir si el llanto de su bebé significa hambre, dolor o
enfado. El llanto también produce la bajada o salida de la leche de la madre lactante.
La respuesta biológica inherente hacia el llanto en la mayoría de los humanos asegura
la supervivencia del bebé.
La cantidad de llanto en los primeros tres meses varía en un bebé sano entre 1 y 3
horas diarias. Se cree que los bebés que lloran más de 3 horas al día con frecuencia
presentan cólicos. El cólico en los bebés raras veces se debe a un problema en el
cuerpo.
El llanto excesivo puede estar asociado con maltrato infantil. Sin importar la causa,
este es un problema complejo que merece una evaluación médica.
En los primeros momentos el recién nacido succiona indiscriminadamente lo mismo si
se le acerca a la boca el seno materno, un dedo, o un biberón; en la medida que el niño
va reconociendo los estímulos del medio va diferenciando las acciones que debe
ejecutar ante cada uno de ellos. Así, reflejos que denotan inmadurez van
desapareciendo poco a poco a partir de los tres meses, lo que evidencia progreso y
madurez en la aparición de otras funciones.
En esta misma dirección teórica se han interpretado las pausas en la succión
alimentaria como destinadas a promover la participación materna en la
protocomunicación.
En la primera etapa, en la que el bebé inicia la comunicación con el adulto, hemos de
considerar el desarrollo del lenguaje ligado al proceso de socialización.
No podemos olvidar que el lenguaje es un instrumento desarrollado por la especie
humana para garantizar intercambios de naturaleza social, es decir, para la
comunicación.
Mucho antes de que empiece a emitir los primeros vocablos significativos, el niño es
capaz de comunicarse con el adulto a través de gestos, expresiones faciales, sonrisas,
etc.
Progresivamente, el bebé va respondiendo al habla de los adultos de manera más
definida: vuelve la cabeza cuando le oye hablar, sus ojos parecen buscar a la persona
que habla. La contribución al desarrollo de la figura de apego es fundamental en esta
etapa, no solo para la comunicación, sino también, y ligado a este, para el desarrollo
cognitivo del niño.
El bebé, desde bien temprano, es capaz de reaccionar específicamente ante la voz
humana, atiende selectivamente a estos estímulos, pueden mantener contacto cara a
cara, sostener o evitar la mirada, etc.
Lo que venimos afirmando pone sobre el tapete las consecuencias positivas de la
actitud materna de hablarle al bebé desde el mismo instante del nacimiento. Esta
conducta se realiza habitualmente echando mano de una especial modulación de la
voz, de fuerte carga afectiva, pero además, y sobre todo, con una marcada expectativa
materna en cuanto al registro e interpretación de las posibles respuestas infantiles,
muchas de las cuales son inmediatamente imitadas por la progenitora, delimitando así
lo que ya podemos denominar un campo comunicacional.
El hablar con el niño por parte de la madre constituye uno de los primeros factores a
través de los cuales puede explicarse el rápido surgimiento de la oralidad infantil, sin
embargo muchas veces este diálogo familiar se da dentro de un clima socio familiar
donde se trata al niño como un juguete nuevo, se le enseña palabras de manera
deformada, haciendo a la larga que el niño no logre adquirir la cantidad de palabras
para su edad o en el peor de los casos sufra de trastornos disléxicos.
A esta altura es apropiado redefinir la comunicación como lo hace la recopilación de
Perinat (1986): se trataría del encuentro reiterado de "dos sistemas abiertos -la madre
y el niño- que poco a poco sincronizan mutuamente".
A través de estas manifestaciones inicia una comunicación afectiva con el adulto, base
o prerrequisito imprescindible para el posterior desarrollo del lenguaje vocal. La etapa
llamada prelinguística podemos considerar que se inicia con el llanto del niño, un
reflejo más que un acto de comunicación a través del cual, el bebé hace uso de su
aparato fonador.
Normalmente, en las primeras doce semanas de vida empieza a emitir las
vocalizaciones iniciales y responde a los gestos y palabras de los adultos con sonrisas.
Ya al final del segundo mes el niño es capaz de emitir vocalizaciones más específicas,
de las que saldrán posteriormente los fonemas.
Respecto a la función y contenido de estas primeras emisiones vocálicas existe la
hipótesis de que el propósito de ellas es explorar las posibilidades del mecanismo
bucal, aprender a controlar el mecanismo de producción en una transición gradual que
va desde el sonido al balbuceo y de éste a una aproximación de la palabra. En la
realización de estas conductas vocalizadoras el niño encuentra un gran placer.
Además, el balbuceo es fuente de, diversión y juego; el bebé disfruta escuchando y
emitiendo sus propios sonidos.
Es interesante resaltar la coincidencia de la aparición de estas vocalizaciones con las
primeras sonrisas; el bebé está construyendo la base de la pragmática del lenguaje, del
uso del mismo como vehículo de comunicación afectiva.
En el campo que nos ocupa tendremos presente que el sistema nervioso funciona
básicamente por medio de pulsaciones, desequilibradas catastróficamente en el
momento del parto, y reorganizadas en los meses siguientes. Tal reordenamiento
responde a la interacción del bebé con su madre. Ya vimos el valor atribuible a las
pausas de la succión, a las que Bateson (1986) agrega los intercambios de miradas y la
alternancia de fonemas maternos y gorgeos infantiles, calificados como
protoconversaciones predispuestas filogenéticamente. En dichas protoconversaciones
el esfuerzo mayor es por supuesto el de la madre, ya que los gestos del bebé
adquieren categoría de comunicación sólo porque su progenitora se los atribuye. Es
pertinente sostener, desde este punto de vista, que la capacidad comunicativa
individual está precedida por la actividad social. Clark (1986), apoyándose en Vigotsky
dice que "en el desarrollo del niño cualquier función primero toma cuerpo entre las
personas como categoría intermental, y luego se instala en el niño como categoría
intramental".
A pesar de que muy precozmente el balbuceo infantil presenta rasgos del idioma
ambiente, sus emisiones son siempre interpretadas y ampliadas por la madre, con lo
cual aquellos sonidos resultan resignificados, de forma tal que cuando son
nuevamente usados por el pequeño, ello empieza a suceder en un nivel más próximo
al de los adultos. Es interesante comprobar cómo este proceso determina un
incremento de las vocalizaciones recientemente reforzadas. La recodificación materna
del balbuceo alcanza no sólo a los presuntos contenidos significativos, sino también -y
con mayor seguridad- a la entonación con que se lo emite.
JAKOBSON (1974) se asombraba de la cantidad y diversidad de los sonidos
comprobables en el período del balbuceo, y señalaba que cada niño de cualquier
nacionalidad "es capaz de articular en su balbuceo una suma de sonidos que nunca se
encuentran reunidos a la vez en una sola lengua, ni siquiera en una familia de lenguas".
Más tarde el pequeño sufre una importante pérdida de sonidos posibles, ante todo
aquellos que no corresponden a su idioma ambiente y que por lo tanto no son
reforzados interaccionalmente, aunque también desaparecerán algunos de los propios
de su lengua, los que trabajosamente se recuperarán luego, precisamente por la ya
anotada influencia cultural, y a partir de las posibilidades de imitación intencional
(segundo semestre de vida).
Perinat (1986) cita un trabajo de De Caspar y Fifer, publicado en 1980, en el que se
sostiene “que el homo sapiens, como lo hemos afirmado antes, nace con cierto grado
de diferenciación psíquica que permite la existencia de lo que ha dado en llamarse
PROTOCONVERSACIÓN”. Este fenómeno fue investigado por aquellos autores por
medio de un gramófono en el que se habían registrado la voz de la madre de cierto
bebé y la de otra mujer ajena al ambiente de éste. El reproductor era controlado
electrónicamente por medio de una conexión con el chupete del pequeño, de tal
manera que si éste succionaba, el aparato se detenía, y volvía a funcionar cuando se
suspendía dicha actividad oral. El resultado fue que si la voz materna era reproducida
por ciertos períodos de duración, el niño aprendía bastante rápidamente a ajustar el
ritmo de succión para escuchar dicha voz por más tiempo que aquella a la que
podríamos llamar persona indiferente.
Pero tal vez el experimento más sugestivo, en cuanto a las características atribuibles a
la protocomunicación sea el de Murray y Trevarthen, quienes en 1985 dispusieron de
un doble circuito cerrado de televisión (pantalla y transmisor) a través de los cuales se
veían y escuchaban una madre y su hijo de dos meses. En este enfrentamiento
indirecto los dos miembros de la díada intercambiaban miradas, sonrisas, palabras y
balbuceos. Pero cuando al bebé se le mostraba la videograbación recién registrada de
las acciones de su progenitora, se desconcertaba y no respondía. Es tentador
interpretar estos hechos como la confirmación de que ya a esa edad hay una cierta
intencionalidad en la comunicación, y que la misma se sostiene siempre que el adulto
respete los ritmos del niño a través de la flexibilidad y adaptación mutua de las
respuestas.
La gama de vocalizaciones del niño en los primeros seis meses de edad es, al mismo
tiempo, más rica y más pobre que la gama de los sonidos de la lengua que aprenderá
posteriormente.
Es más pobre porque no tiene aún una articulación precisa, no se ajusta a los sonidos
de la lengua, son sólo esbozos, Y es más rica precisamente por lo anterior. Se
manifiestan sonidos que podrían permitir al niño aprender otra lengua, que pertenezca
al repertorio de otras lenguas naturales. En esta etapa, pues, no parece que la lengua
materna ejerza ningún tipo de influencia.
Hacia los seis meses de edad comienza una fase en el desarrollo del lenguaje en la que
el bebé empieza a emitir sonidos vocálicos y consonánticos más diferenciados, que se
enmarcan en emisiones de una sílaba, aunque es frecuente la repetición de estos
patrones en la etapa del balbuceo.
Al mismo tiempo, la entonación, las inflexiones de la voz, el ritmo, empiezan a tomar la
forma de una lengua específica.
Puede decirse que, al menos desde esta edad, la lengua materna ya imprime su
influencia en la actividad vocal del niño.
Los patrones de entonación se van distinguiendo como descendentes y ascendentes, lo
cual podría equivaler a un primer intento de expresar secuencias afirmativas, los
primeros, y a preguntas o llamadas de atención, los segundos.
De igual manera, los enunciados pueden indicar énfasis y emociones a través de estos
componentes del lenguaje.
El orden de adquisición de los fonemas en ésta etapa está en función de su dificultad
desde el punto de vista sensoriomotor, y también de la distribución de los fonemas en
la lengua según la frecuencia de aparición y su capacidad de proporcionar información.
Desde una posición socioconstructivista, esta etapa del balbuceo adquiere una función
importantísima, se revela como un fenómeno social, pues el niño se entrena en la
articulación del lenguaje para integrarse socialmente en la familia, para comunicarse
con su madre, para adaptarse al medio.
Los primeros nueve meses de vida constituyen la etapa prelinguística, al comienzo de
la cual el lactante emite sonidos de carácter reflejo, los que posteriormente adquieren
intencionalidad, expresa emociones y sensaciones de placer, dolor hambre, etc. Al
término de esta etapa prelinguística sus emisiones sonoras se acompañan de
emisiones gestuales con valor de comunicación, si bien estas emisiones involucran un
mensaje, difieren del habla, en la cual una combinación de sonidos (signos) adquiere
un significado (símbolo), válido para un determinado grupo social.
En el desarrollo del lenguaje la comprensión precede a la expresión, se produce un
enriquecimiento progresivo del habla en su significado (semántica), en la estructura
del idioma (morfosintaxis) y en su pronunciación (fonética).
Alrededor de los diez-doce meses surgen las primeras palabras; el momento de su
aparición no depende tanto de la intencionalidad del niño, como de la identificación
más o menos temprana que los padres hagan de ella.
No son palabras en sentido estricto; más bien se corresponden a construcciones
sintácticas completas de los adultos.
Estos breves enunciados de una sola palabra son interpretables dentro de un contexto
situacional.
Comienza ahora una nueva etapa, la fase holofrásica, en la que el niño comienza a
imitar abundantemente las palabras oídas al adulto, aunque su riqueza de vocabulario
es todavía muy restringida; alrededor de la primera mitad del segundo año el niño
tiene una media de veinte palabras en su vocabulario usual.
El habla se adquiere a través de un proceso de aprendizaje para el cual se necesitan
modelos a imitar, por tanto, requiere de canales receptores adecuados: audición,
transmisión nerviosa y centros nerviosos que permiten reconocer, retener y
comprender, y de canales expresivos que permiten evocar, crear, emitir el habla y
expresarla.
Teniendo en cuenta lo analizado se concluye que al finalizar el primer año de vida el
niño ha logrado el desarrollo de los órganos de los sentidos. Ha desarrollado las bases
para el desarrollo del lenguaje. Es capaz de manipular intencionalmente los objetos
con un perfeccionamiento de la acción prensil y puede mantenerse parado sin apoyo.
Todos estos logros son conseguidos gracias al fuerte vínculo emocional con la madre
que realizará la estimulación temprana, favoreciendo el desarrollo.
Al año de edad, el niño, responde a su nombre y a expresiones simples, se inicia el uso
de palabras como el "no" "mmam", "mamá" (holofrases) usa combinaciones fónicas
imitando el habla del medio ambiente, está en la etapa de jerga (12 a 18 meses), emite
palabras a las cuales otorga un valor amplio, poco preciso, a veces las usa sin
conocimiento de su significado, ya tiene una noción clara del valor de comunicación
del habla y se esfuerza en comprenderla y utilizarla, y avanza rápidamente en ese
proceso de la comunicación oral. Imita el habla del medio ambiente tanto en su
significado, pronunciación, estructura del idioma como en su cadencia y ritmo.
En un principio, el niño usa una palabra para referirse a una serie de objetos y/o
acontecimientos que son libremente asociados en su mente. Al parecer, parte de una
estrategia en el que el uso de una palabra concreta le sirve para designar hechos u
objetos distintos pero, sin embargo, relacionados. Su clasificación según las categorías
gramaticales adultas se hace muy difícil, ya que tienen que ser analizadas dentro de un
contexto, sin el cual quedaría totalmente invalidada. Una misma emisión, con
parecidos matices de tono, puede tener valor de sustantivo o de verbo.
Es más importante en esta etapa considerar cómo usa las palabras: si tiene valor de
pregunta, de designación en presencia del estímulo, de descripción de un acto, etc. La
gran característica del lenguaje en la etapa que nos ocupa está en el plano semántico,
pues existe una amplitud semántica enorme atribuida a cada vocablo.
La comprensión del lenguaje del adulto progresa rápidamente durante esta fase. Es a
partir de los dieciocho meses que el niño comienza espontáneamente a emitir frases
de dos palabras que poseen una sintáxis propia; los enunciados se presentan en una
especia de estilo telegráfico.
Esta forma de reducción de las primeras estructuras sintácticas se debe a que las
palabras con contenido semántico, que aparecen en las primeras emisiones del niño
hacen referencia a objetos y hechos reales, por lo que utiliza los vocablos más
importantes para la transmisión de su mensaje. Utiliza las palabras que proporcionan
más información, las que permiten la máxima comunicación con la máxima economía
(tal cómo cuando se redacta un telegrama).
Las palabras que implican relaciones y operaciones no aparecen todavía, ya que exigen
un nivel de desarrollo cognitivo que el niño aún no posee.
El contexto situacional suple generalmente la ambigüedad de estas frases, permitiendo
una real comunicación entre el niño y su medio. El adulto no tiene serias dificultades
para comprenderlo, pues el niño tiene y usa además, el recurso de los gestos en su
intento de comunicación.
Hay numerosos estudios descriptivos acerca de la regularidad que presentan las
combinaciones de dos palabras y todos llegan a coincidir en que las más usuales son:
-
relaciones entre dos nombres,
relaciones entre nombre y verbo, y
relaciones entre palabras modificadoras.
La riqueza del vocabulario del niño empieza a mostrar una brusca extensión. Si al inicio
de esa etapa observamos que tiene un repertorio definido entre 3 y 50 palabras, el
incremento en los meses siguientes es tan rápido que puede pasar a más de 100
palabras alrededor de los 20 meses, alcanza las 300 a los dos años y cerca de las 1.000
a los tres años de edad.
Es una fase de explosión lingüística: cada día incorpora a su vocabulario términos
nuevos, en ese interés cada vez más manifiesto por la comunicación y el lenguaje.

Edad tempana (aproximadamente desde finales del primer año hasta los tres
años):
Los logros del lactante le permiten al niño desempeñar un papel mucho más activo en
su relación con el ambiente: se desplaza libremente, siente gran curiosidad por el
mundo que lo rodea y lo explora con entusiasmo, busca ser cada vez más
independiente.
A los tres años el niño elabora su propio mensaje, hace frases completas, expresa lo
que quiere y necesita.
Dice Perinat (1986) que cuando una madre interpreta adecuadamente "la intención del
niño o supone que éste recuerda la función o significado que tenía un objeto en una
interacción previa, entonces se da un compartir significados" , y que "sólo cuando los
significados se comparten pueden compartirse las intenciones".
Esta etapa se caracteriza por ¿Qué es esto?, el niño sólo va a saber cómo usar una
cuchara o un lápiz y la función de estos (ya la cuchara no la utiliza para golpear, o el
vaso para colocar los objetos dentro de el, el niño es capaz de llevárselo a la boca para
comer o beber), en la interacción con el adulto al manipular estos objetos.
El niño de 2 años muestra comprensión de hasta 1.000 palabras y usa de 200 a 300
palabras.
La manipulación de los objetos pasa ahora a convertirse en la actividad fundamental
de esta etapa. A partir de este momento los intereses del niño estarán encaminados al
dominio de nuevas acciones con los objetos. Aquí el adulto asume un papel de
educador ayudante, que al enseñarle la función social de los objetos, contribuirá que
asimile además normas de conducta en la sociedad.
En el accionar con los objetos, el niño comienza a separar los objetos de su función
social para comenzar a utilizarlos simbólicamente, utiliza un lápiz como un carrito, una
cajita como una cocinita. Aquí él conoce la designación social del objeto pero lo utiliza
para sustituir a otro, que no tiene a su alcance en la situación del juego o esta
socialmente prohibido para su edad.
El niño de 24 a 30 meses puede comprender todo lo que se le dice y comienza a
preguntar por el nombre de las cosas por su necesidad por dominar el lenguaje,
instrumento de comunicación.
El lenguaje en los primeros momentos esta básicamente ligado a las acciones con los
objetos y depende de la interacción con los adultos. En esta etapa el niño escucha con
mucho interés las conversaciones y éstas poco a poco comienzan a regular su
comportamiento. En esta etapa el lenguaje se enriquece, la comprensión de las
palabras y las órdenes verbales sencillas, pueden regular la conducta del niño. El
lenguaje activo también se incrementa.
Casi todos los autores coinciden en que la comprensión del lenguaje verbal precede a
la posibilidad de organizarlo y emitirlo. Dicha emisión es una actividad bastante más
compleja desde el punto de vista de la coordinación psicomotriz. Las primeras
comprensiones no se refieren tanto al contenido significativo de las palabras, sino a la
entonación y mímica que le sirven de contexto. Oleron (1977), citando a Guillaume
revela que, en un primer momento, la eficacia de las palabras depende de qué persona
es quien las pronuncia, aunque tal especificidad se pierda pronto a través del
desarrollo.
El dominio de la significación y la consecuente configuración del vocabulario necesario
para el adecuado desarrollo lingüístico, implica tres pasos que si bien se cumplen en
edades variables, siempre lo hacen en el mismo orden secuencial, sea cual fuere el
idioma ambiente. Tales pasos son: la denominación de objetos, la ejecución de
órdenes recibidas y la construcción de definiciones.
La adquisición de las diversas categorías gramaticales muestra una evolución que se
manifiesta por un aumento progresivo de las expresiones abstractas, y de una
disminución, también gradual, de las exoresiones concretas o de las manifiestamente
emocionales.
Las primeras palabras de un niño poseen un sentido bastante distinto del que le
atribuimos los adultos. Ante todo, en numerosos casos, la intencionalidad nominativa
de las mismas puede ser puesta en duda, especialmente cuando no se refieren a
objetos visualizables. De igual modo, un único vocablo puede tener diversos
significados, algunos de los cuales son mucho más complejos que la simple función de
etiqueta (palabras-frases).
En ese sentido recordemos que un niño de tres a cinco años utiliza aproximadamente
entre do a tres mil palabras, entiende el doble de ellas y aplica cerca de mil reglas
gramaticales.
A los tres años el niño mantiene aún el estilo telegráfico, pero construye ya
enunciados de más de dos palabras, con la gramática característica del baby talk
(lenguaje bebé), pero inteligible completamente para el adulto.
Esta brusca explosión de la producción lingüística del niño que se produce entre los 20
meses y los tres años, parece coincidir con una etapa de maduración neurológica.
Lenneberg (1981) hace un profundo estudio de los cambios que se producen en el
cerebro del niño estos tres primeros años, concomitantes con el proceso de
adquisición del lenguaje. Describe cambios morfológicos estructurales en su
composición química, y cambios electrofisiológicos.
Respecto a los cambios morfológicos que sufre el cerebro del niño, es interesante
resaltar cómo durante los dos primeros años de la vida del niño se produce un
aumento de peso de aproximadamente 350 %, aumento que no se sigue produciendo
de igual manera en los años siguientes, ya que, hasta llegar a la adolescencia en el que
se estabiliza, el crecimiento del cerebro se ajusta a una tasa de 34 %.
En relación a los cambios estructurales que se producen en el cerebro, se ha verificado
que, aunque el número de neuronas probablemente no aumenta, sí crecen
considerablemente las neuronas de manera individual durante la primera infancia.
Conforme el cerebro va aumentando de tamaño en esta edad, las células nerviosas
dejan de estar tan amontonadas y esto les permite una mayor expansión de sus
dendritas y axones, una mayor ramificación, creciendo la posibilidad de interconexión
entre ellas.
Este ritmo de crecimiento estructural tan rápido empieza a lentificarse a partir de los
dos años.
Los cambios producidos en la composición química del cerebro tienen relación con la
alta tasa de mielinización que se observa durante los tres primeros años del niño, tasa
que decrece en los años posteriores, aunque exista un incremento firme y constante
hasta la vejez.
Los cambios electrofisiológicos se observan a través de estudios
electroencefalográficos, en los que se han podido confirmar las transformaciones que
sufre el ritmo dominante de las ondas cerebrales respecto a su frecuencia y amplitud
media con el paso de la edad.
En resumen, alrededor del momento en que el proceso de adquisición del lenguaje se
ha completado a un nivel primario, se da la coincidencia de que el cerebro ha
alcanzado también su madurez y se ha establecido de manera irreversible su
lateralización.
La maduración del cerebro en el hombre, considerada desde una perspectiva
ontogenética, así como filogenética, constituye pues, un prerrequisito y factor
interviniente esencial en el desarrollo del lenguaje, aunque no sea su causa específica.
La cultura, la inserción en un grupo socialmente constituido, el contexto ambiental,
son a partir de estos momentos, determinantes de la conducta lingüística del sujeto y a
la postre, puede ejercer tanta o más influencia que la maduración, en su desarrollo
posterior.
Por ello, pese a haber un grado de notable regularidad en la aparición y desarrollo del
lenguaje en el niño, dada su dependencia inicial del reloj madurativo, existen, no
obstante, diferencias individuales en la fecha de aparición y transcurso de las etapas
anteriores, que pueden ser explicadas, bien por leves retrasos madurativos, bien por la
influencia ambiental, bien por la interacción entre ambos. El ambiente, a partir de
éstas edades, va a ejercer cada vez en mayor medida, una influencia decisiva en la
adquisición de los posteriores niveles de competencia lingüística.

Preescolar (aproximadamente desde los 4 hasta los 6 años).
En esta etapa, el niño adquiere facilidad para manejar el lenguaje y las ideas le
permiten formar su propia visión del mundo, a menudo sorprendiendo a los que lo
rodean. El lenguaje egocéntrico, es cuando el niño al jugar sólo o acompañado planea
en voz alta las acciones que él mismo va a realizar ("ahora voy a mover el carro de aquí
para allá").
Paulatinamente se produce la unión del pensamiento con el habla y llega a pensar con
palabras, pensamiento con elementos verbales de tipo concreto, pensamiento que
permiten la adquisición de la lectoescritura y están plenamente desarrollado entre los
5 y 6 años de vida.
El desarrollo de la voz durante la etapa parvularia se manifiesta por un crecimiento
gradual de la extensión de la voz, una baja tesitura media de la voz hablada, mayor
capacidad de modulación y un aumento de la capacidad de rendimiento vocal.
La función simbólica es la capacidad para representarse mentalmente imágenes
visuales, auditivas o cenestésicas que tienen alguna semejanza con el objeto
representativo, por ejemplo, puede utilizar una cuchara como un martillo en un
momento determinado aunque sabe que esa no es la verdadera función de ese objeto,
se manifiesta a través del lenguaje, la imitación diferida y el juego simbólico. La
capacidad para expresar sus necesidades y pensamientos a través del lenguaje les
ayuda a ser más "independientes".
Aquí ocurre un enriquecimiento del lenguaje y aparece el lenguaje explicativo, el cual
posibilita relatar un grupo de acciones sin necesidad de ejecutarlas durante el juego.
En general, hacia los cuatro años el lenguaje del niño está bien establecido, aunque
todavía muestra desviaciones de la norma del lenguaje adulto, más en estilo que en
aspectos gramaticales.

Edad escolar (comprende aproximadamente de los seis a los once años).
El período escolar tiene como evento central el ingreso a la escuela. A esta edad el
niño debe cambiar su ambiente cotidiano, donde quedan fuera aquellas personas que
forman su familia y su mundo hasta ese momento. Con el ingreso a la escuela el niño
se inserta a la actividad de estudio, que a partir de ese momento va a establecerse
como actividad fundamental de la etapa.
Progresivamente va teniendo lugar una corregulación de la conducta entre el niño y
sus padres. Éstos realizan una supervisión general en el control, y el hijo realiza un
control constante. La eficiencia de esta regulación está determinada por la claridad de
la comunicación entre padres e hijos, las reglas claras, sistemáticas y consistentes.
En esta etapa la figura del maestro constituye un modelo para el escolar, y este se
esforzará constantemente para lograr el reconocimiento del maestro.
El desarrollo del autoconcepto (es el sentido de sí mismo, se basa en el conocimiento
de lo que hemos sido y lo que hemos hecho y tiene por objetivo guiarnos a decidir lo
que seremos y haremos) y de su autoestima (es la imagen y el valor que se da el niño a
sí mismo), son propios de esta etapa. Las opiniones de sus compañeros acerca de sí
mismo van a tener peso en su imagen personal.
A partir de los seis años el niño comienza a operar a través de conceptos científicos,
por lo que tendrá que iniciar el conocimiento de la esencia y diferencia de objetos y
fenómenos de la realidad. Para llegar a la esencia es necesario partir de situaciones
concretas.
Esto quiere decir que puede resolver problemas, utilizando la representación mental
del hecho sin necesidad de operar sobre la realidad para resolverlo. Sin embargo, las
operaciones concretas están estructuradas y organizadas en función de fenómenos
objetivos, sucesos que suelen darse en el presente inmediato.
Se enriquece el vocabulario, hay un desarrollo de la atención y la persistencia de ella
en la tarea.
El lenguaje se vuelve más socializado y reemplaza a la acción. Ya el niño no tiene que
realizar una acción en un juego, sino por medio del lenguaje puede dar ésta por hecha.
Todos estos procesos cognitivos se vuelven más voluntarios en esta etapa. Esto es lo
que posibilita el perfeccionamiento cognitivo.
A modo de resumen, es necesario destacar el surgimiento del pensamiento conceptual
como una importante adquisición de la personalidad en esta etapa, que permite
incrementar el carácter consciente y voluntario de los procesos psicológicos.
 Adolescencia
(abarca aproximadamente entre los 11 y 20 años).
Una vez que el escolar llega a los 11 años, comienza a transitar por una etapa en la que
vivencia profundos y significativos cambios internos y externos, siendo este uno de los
momentos más críticos del desarrollo de su personalidad.
Alrededor de los 12 años se llega a pensar con elementos verbales de carácter
abstracto, lo que permite el desarrollo del pensamiento superior y, por lo tanto, el
aprendizaje de la enseñanza secundaria y superior.
La comunidad es un agente socializador muy complejo, en el cual se integran varios
agentes de socialización.
CUADRO DEL DESARROLLO NORMAL DE HABILIDADES MOTORAS Y DEL
LENGUAJE DE 0 A 15 AÑOS
AÑOS
De 0 a 1 año
De 1 a 2 años
De 2 a 3 años
De 3 a 4 años
DESARROLLO MOTOR (
grueso y fino)
Se
sienta
sin
apoyo.
Desarrolla el control de uno y
ambos brazos. Gatea. Se
para. Camina con cierta
ayuda. Empieza a indicar
preferencias en el uso de
manos. Desarrolla el poder
de agarrar cosas. Deja de ver
un objeto y busca. Transfiere
los objetos de una mano a
otra.
Comienza a garabatear con
movimientos repetitivos y
circulares. Sostiene el lápiz o
la crayola con el puño.
Camina sin ayuda. Sube y
baja de objetos pequeños. Se
sienta solo. Voltea varias
hojas al mismo tiempo. Lanza
objetos pequeños. Da vuelta
las chapas de las puertas.
Comienza diversos patrones
de garabatos en varias
posiciones sobre el papel.
Sostiene la crayola o el lápiz
con dedos y pulgares. Da
vuelta a las hojas una por
una.
Demuestra
mayor
preferencia por una mano. Es
capaz de manipular la masa o
el barro. Corre bien hacia
adelante. Puede pararse en
un pie. Puede patear. Es
capaz de caminar de puntas.
Clava clavos o tachuelas con
éxito. Copia círculos e intenta
hacer cruces como signo de
más. Se balancea y salta en
un solo pie. Empuja, jala y
dirige juguetes. Pedalea y
DESARROLLO DEL LENGUAJE
Reacciona la sonido (ruidos fuertes,
la voz de la madre y ruidos familiares
o no). Voltea hacia las fuentes de
sonidos. Balbucea sonidos de
consonantes y vocales. Responde
con vocalizaciones después que
habla un adulto. Imita sonidos.
Responde a palabras como “arriba”,
“hola”, “adiós” y “no”, si los adultos
utilizan gestos.
Empieza a expresarse solo con una
palabra, y gradualmente, aumenta a
50. Utiliza varias palabras sucesivas
para describir sucesos. Comprende
frases como “trae esto para acá” o
“lleva esto a tu papá”. Utiliza “yo” o
“mío” para indicar posesión. Puede
identificar partes del cuerpo como
ojos, oídos, pié o estómago. Es capaz
de seguir instrucciones sencillas de
dos partes como “ven acá y trae la
pelota”.
Puede identificar imágenes y objetos
cuando se nombran. Junta palabras
en frases de varias palabras. Efectúa
y responde a preguntas. Gusta oír
libros de cuentos. Comprende y
utiliza “no hagas”, “no puedo” y
“no”. Se frustra cuando el lenguaje
hablado no se comprende. Se refiere
a sí mismo por su nombre.
Utiliza palabras en forma de oración
sencilla como “yo veo mi libro”.
Agrega “s” para indicar el plural.
Puede
relacionar
narraciones
sencillas de experiencias previas.
Puede realizar una secuencia de
maneja un triciclo. Puede
lanzar pelotas sobre su
cabeza. Puede coger pelotas
que rebotan. Salta sobre
obstáculos y corre a su
alrededor.
De 4 a 5 años
De 5 a 6 años
Copia líneas cruzadas o
cuadradas. Puede cortar
sobre una línea. Puede
escribir unas cuantas letras
del alfabeto. Puede caminar
hacia atrás. Es capaz de saltar
hacia adelante con éxito. Es
capaz de subir y bajar las
escaleras alternando los pies.
Dibuja imágenes humanas
incluyendo la cabeza y brazos
y piernas lineales.
Puede darse la vuelta sobre
la punta de los pies. Es capaz
de caminar en equilibrio
sobre una viga. Salta
equilibrando los pies en
forma alterna. Es capaz de
saltar la cuerda. Puede ser
capaz de montar una
bicicleta de dos ruedas.
Puede
patinar.
Copia
triángulos, su nombre y
numerales. Ha establecido
con firmeza si es diestro o
zurdo. Corta y pega objetos y
diseños grandes. Incluye más
detalles al dibujar humanos.
De 7 a 10 años Refinamiento y desarrollo
continuos de los músculos
pequeños como los que se
utilizan en la escritura, para
dibujar
y
sostener
herramientas. Domina las
habilidades físicas necesarias
instrucciones simples. Comienza a
comprender los conceptos de
tiempo como “mañana es el día que
iremos a la tienda”. Comprende
comparativos como mayor, más
pequeño, más cercano. Comprende
relaciones indicadas por “porque” o
“si”.
Puede seguir varias instrucciones no
relacionadas.
Puede
escuchar
cuentos más largos pero, por lo
general, los confunde cuando se los
vuelve a contar. Pregunta “por qué”,
“como” y para “qué”. Comprende
comparativos como “rápido”, “más
rápido” y el “más rápido”. Utiliza
oraciones complejas como “me gusta
jugar con mi triciclo adentro y afuera
de la casa”. Utiliza palabras de
relación
como
“porque”
o
“entonces”. Por lo general, el habla
es inteligible; sin embargo, con
frecuencia puede haber malas
pronunciaciones.
Por lo general se comunica bien con
su familia y amigos. El lenguaje
hablado todavía tiene errores en el
arreglo de sujeto y tiempo, y en el
pasado de los verbos irregulares. Es
capaz
de dialogar en
una
conversación. Con excepciones, el
uso de la gramática se iguala al de
los adultos en su familia y en su
vecindario.
Desarrolla
la
habilidad
para
comprender que las palabras e
imágenes son representaciones
reales. Comprende la mayor parte
del vocabulario que se utiliza; sin
embargo, continúa aprendiendo y
utilizando
palabras
nuevas.
para jugar. Las habilidades
físicas
se
vuelven
importantes para influir la
situación en el grupo de
iguales y el concepto de si
mismo.
De 11 a 15 Comienzan los arrebatos del
años
crecimiento
adolescente.
Puede experimentar un
crecimiento no equilibrado
que resulta en rareza y
torpeza.
Hay
un
mejoramiento contínuo en el
desarrollo y la coordinación
motora.
Comienza a utilizar el lenguaje de
manera agresiva. Puede verbalizar
semejanzas y diferencias. Utiliza el
lenguaje para intercambiar ideas.
Usa palabras abstractas de jerga y, a
menudo insultantes.
Tiene un buen dominio del lenguaje
escrito y hablado. Utiliza con
amplitud el lenguaje para discutir
sentimientos
y
otras
ideas
abstractas.
Usa
las
palabras
abstractas de manera discriminada y
seleccionadamente.
Utiliza
ampliamente el lenguaje escrito.
Conclusiones
Queda demostrado que el grupo es el mediador principal en la relación del hombre
con la sociedad y dentro de él se dan procesos que lo hacen un espacio social único e
irrepetible y que participan en la modificación o aparición de nuevas concepciones,
valoraciones y actitudes.
Los agentes de socialización, tienen gran relevancia en el desarrollo de la personalidad
y del lenguaje, están presentes a lo largo de toda la vida del sujeto, pero no todos
influyen de la misma manera en todos los momentos por los que atraviesa el
desarrollo de la personalidad.
Cada etapa evolutiva se caracteriza por regularidades y logros que sientan las bases a
nuevos periodos, la situación social de desarrollo definirá en última instancia la
influencia de los agentes socializadores en el desarrollo de personalidad
III. EL CEREBRO
Cerebro. La sustancia gris del cerebro se divide en varias porciones o áreas cuyas
neuronas ejecutan funciones específicas, de manera que cada función cerebral se
localiza en un área determinada.
En un 95 % de las personas diestras los centros del lenguaje se localizan en el
hemisferio izquierdo, en los zurdos este porcentaje se reduce al 80 %.
Corteza cerebral. Capa externa de unos 3 mm de espesor. Es el centro de
interpretación de la información sensorial, la conciencia, la memoria y el aprendizaje, y
los movimientos planificados.
Lóbulo prefrontal. Centro de la personalidad y elaboración del pensamiento.
Lóbulo frontal. Centro del movimiento complejo.
Corteza motora. Centro del movimiento. Planifica el movimiento del cuerpo.
Corteza somatosensorial. Bandas de corteza responsables del análisis y la percepción
del sentido del tacto. Cada lado del cerebro se encarga de los sentidos del lado
opuesto del cuerpo.
Lóbulo parietal. Centro de interpretación general.
Lóbulo temporal. Centro de la asociación de la audición.
Lóbulo occipital. Centro de asociación visual. Procesa la información visual.
Cerebelo. Coordina y organiza las acciones musculares y los reflejos, y recibe algunas
señales sensoriales.
Cuerpo calloso. Puente de neuronas que conecta las mitades de la corteza de manera
que, literalmente, la mano derecha sabe lo que hace la izquierda.
Tálamo. Región conectora que actúa a modo de estación retransmisora entre la
corteza y el resto del cerebro. Es un centro de integración de gran importancia que
recibe las señales sensoriales y donde las señales motoras de salida pasan hacia y
desde la corteza cerebral. Todas las entradas sensoriales al cerebro, excepto las
olfativas, se asocian con núcleos individuales (grupos de células nerviosas) del tálamo.
Hipotálamo. Ayuda a regular el hambre, la sed, los latidos del corazón, la respiración,
la presión sanguínea, la temperatura corporal y la actividad sexual. El hipotálamo está
situado debajo del tálamo en la línea media en la base del cerebro. Está formado por
distintas regiones y núcleos hipotalámicos encargados de la regulación de los impulsos
fundamentales y de las condiciones del estado interno de organismo (homeostasis,
nivel de nutrientes, temperatura). El hipotálamo actúa también como enlace entre el
sistema nervioso central y el sistema endócrino. En efecto, tanto el núcleo supraóptico
como el núcleo paraventricular y la eminencia mediana están constituídos por células
neurosecretoras que producen hormonas que son transportadas hasta la
neurohipófisis a lo largo de los axones del tracto hipotálamo - hipofisiario. Allí se
acumulan para ser excretadas en la sangre o para estimular células endocrinas de la
hipófisis.
Médula. Coordina actividades como los latidos del corazón, la respiración y la
masticación sin que tengamos que pensar en ellas. Contiene muchas neuronas que se
conectan con la médula espinal y por lo tanto con el resto del cuerpo.
IV. CENTROS CEREBRALES DEL LENGUAJE
Según el Autor Romanovich Alexander (1984), los centros del lenguaje hablado se
encuentran situados alrededor de la Cisura de Silvio. Por debajo, en el lóbulo temporal,
las áreas auditivas primarias y el área de Wernicke, centros sensoriales que nos
permiten oír y entender la palabra hablada; y por encima, en los lóbulos frontal y
parietal, se localizan los centros motores que nos permiten expresarnos verbalmente,
como es el importante área de Broca.
Periféricamente a los centros del lenguaje hablado se encuentran las áreas
responsables del lenguaje escrito o de la lectoescritura. Las áreas sensoriales que ven e
interpretan aquello que leemos, como es el área de Déjerine, se sitúan sobre el lóbulo
occipital, mientras que las áreas motoras coordinadoras del movimiento de la
extremidad superior durante el proceso de escritura, como el área de Exner, se
encuentran por encima de las áreas motoras del lenguaje hablado.
Además de todas estas áreas específicas, el lóbulo prefrontal es un centro planificador
general que interviene en las funciones del lenguaje elaborando los programas
verbales.
Cada una de éstas áreas neocorticales no está aislada, sino que establece múltiples
conexiones: entre sí, a través de fibras de asociación; con las áreas neocorticales del
hemisferio derecho, a través de fibras comisurales, fundamentalmente del cuerpo
calloso; y con estructuras paleocorticales como el sistema límbico.
Otro detalle importante a destacar sobre los centros del lenguaje es su
multifuncionalidad, pues no son áreas exclusivas para el lenguaje, sino que participan
en otras funciones orgánicas. Así, las áreas motoras que activan los órganos
fonoarticulatorios también participan en la respiración y en la deglución; las áreas que
interpretan los mensajes verbales que oímos también perciben sonidos no verbales;
los centros visuales interpretan, tanto los símbolos grafémicos como otras impresiones
ópticas; y finalmente, las áreas coordinadoras de los movimientos escriturales son
igualmente responsables de la ejecución de cualquier movimiento del miembro
superior. Esta polivalencia funcional de los centros del lenguaje se acompaña, de otras
alteraciones motoras y/o sensitivas.
 El Área de Broca se sitúa en las porciones opercular y triangular de la circunvolución
frontal inferior. Es importante para la generación del lenguaje, pues contiene los
programas motores que señalan la secuencia de las palabras.
 El Área de Wernicke ocupa la porción posterior de las circunvoluciones temporales
superior y media (área acústica secundaria) y parte de la circunvolución parietal
inferior. Es una región receptora codificadora de los símbolos del habla que asocia los
sonidos con los conceptos, permitiendo la comprensión de la palabra hablada.
 En el fondo de la cisura lateral, en la porción lateral de la ínsula (circunvoluciones
cortas) se localiza un área especializada en la programación motora que interviene en
la producción correcta de los sonidos de las palabras y que éstos se emitan en la
secuencia y el tiempo apropiados.
 Sobre el extremo posterior del surco lateral se encuentran los Centros de Dejerine y
de Luria. El primero corresponde a parte de la circunvolución angular, mientras el
segundo se sitúa en la circunvolución supramarginal. Estas áreas son zonas de corteza
asociativa y parecen ser importantes para la organización y desciframiento adecuados
de la palabra hablada, pero principalmente de la palabra escrita, actuando como
mediadoras entre las áreas receptoras auditiva y visual y las áreas de Broca y
Wernicke, con las cuales se continúa sin límite definido.
 Por delante y por debajo del Área de Wernicke se extiende una banda alargada que
ocupa el área temporal, la circunvolución temporal inferior y parte de la circunvolución
temporal media. Esta banda es muy importante para la denominación de diferentes
tipos de cosas, lugares y personas.
 Por encima y por delante del Área de Broca, ocupando parte de las circunvoluciones
frontales media e inferior, se ubica el Área de Exner, que tiene importancia para el
lenguaje escrito.
 En la cara medial del hemisferio cerebral se localizan el área motora suplementaria
y un área cingulada. Estas áreas intervienen en la iniciación y mantenimiento del
habla.
 Algunas estructuras subcorticales, en especial los núcleos basales y el tálamo,
también parecen intervenir en el lenguaje, independientemente del papel que
desempeñan en el control motor de los músculos del aparato fonatorio.
El hemisferio cerebral derecho no contiene áreas específicas para el lenguaje, pero no
carece por completo de habilidades linguísticas. El hemisferio derecho aporta los
elementos prosódicos que proporcionan un significado adicional a la comunicación
verbal al actuar sobre el énfasis, el ritmo y la entonación. Estos elementos aportan a la
palabra hablada un componente emocional que es independiente de su propio
contenido. El hemisferio derecho también es importante en la pragmática del
lenguaje, es decir, en la utilización de un lenguaje adecuado para un medio social
determinado.
1. Área de Broca (habla). 2. Área de Wernicke (comprensión)- 3. Centro de Dejerine
(imágenes). 4. Centro de Exner (lectoescritura). 5. Centro de Luria (escritura). 6.
Banda alargada del lóbulo temporal . 7. Área de Asociación. 8. Centro Auditivo . 9.
Centro Óptico.
Una vez conocida la situación de las áreas del lenguaje y sus funciones parciales,
intentaremos describir el modelo de su funcionamiento, que necesariamente será
esquemático e incompleto, puesto que aún se desconoce la globalidad del
funcionamiento total del cerebro en la producción del lenguaje.
Nos centraremos en el proceso de expresión y comprensión del lenguaje hablado. La
secuencia de acontecimientos cerebrales que tienen lugar durante la expresión de la
palabra hablada es la siguiente:
En primer lugar, una extensa zona de la corteza cerebral, a la que en conjunto se
denomina sistema conceptual, aporta los significados no verbales. Por ejemplo, si
hemos de describir verbalmente un objeto que estamos mirando, la aportación del
significado no verbal se realiza mediante las áreas visuales.
La información anterior llega a las áreas asociativas del lenguaje (Centros de Dejerine y
Luria), que hemos descrito en los lóbulos parietal, frontal y temporal. El área asociativa
constituye el sistema de mediación del lenguaje, ya que sirve de asociación y
mediación entre el sistema conceptual y el siguiente sistema que se denomina de
ejecución del lenguaje.
El sistema de ejecución está formado por las áreas de Wernicke y Broca, y por el área
insular del lenguaje. El área de Wernicke recibe la información proveniente del sistema
de mediación y asegura la construcción de los fonemas y de la estructura gramatical.
Desde este punto la información se traslada al área de Broca por medio del fascículo
longitudinal superior que desempeña un papel muy importante en el lenguaje. El área
de Broca realiza la programación motora del lenguaje y activa el sistema motor
implicado en la dinamización de los músculos del aparato fonatorio. El área insular
contribuye a la programación motora.
Finalmente, el sistema motor, formado por las zonas de las áreas motoras, donde
están representados los movimientos de las estructuras que participan en la fonación
(cara, boca, lengua, faringe, etc.), activa las motoneuronas correspondientes para la
producción de los sonidos adecuados.
En este modelo hay una corriente centrípeta de información que confluye sobre el
área de Broca. Desde ese punto el flujo de información es transferido a las áreas
motoras que actúan como vía final común. En el caso de la comprensión de la palabra
hablada el flujo de información procedente de las áreas acústicas alcanza, después de
pasar por el área de Wernicke, las áreas de asociación, donde los símbolos acústicos
son interpretados.
La escritura y la lectura se aprenden después de que un idioma se ha oído o hablado
durante algún tiempo. Los sistemas gráfico - simbólicos implicados en los procesos de
aprendizaje se agregan a las funciones preexistentes del habla: a las áreas de
asociación visual del lóbulo occipital en el caso de la lectura, y a las áreas del lenguaje y
del lóbulo parietal en el caso de la escritura.
SECUENCIA DE LA PRODUCCIÓN DEL LENGUAJE
Percepción del Lenguaje Hablado
Área Auditiva Primaria
Área de Wernicke
(Comprensión)
Área de Broca
Formula programa de coordinación para la vocalización
Se trasmite a la corteza motora: cara, lengua, cuerdas vocales, faringe
Se ejecuta el habla
En resumen, las dos áreas del cerebro que intervienen, respectivamente, en la
comprensión y en la producción del lenguaje, son: el área de Wernicke, en el lóbulo
temporal izquierdo y contigua a la corteza auditiva, y el área de Broca, en el lóbulo
frontal izquierdo y cercana a la corteza motora encargada de los movimientos de la
boca y de los labios. Las lesiones en la primera hacen que los pacientes puedan hablar
fluida y gramaticalmente, pero tienen dificultades de comprensión, mientras que las
lesiones en la segunda hacen que pacientes que comprenden perfectamente el
lenguaje tengan enormes dificultades para producirlo.
FLUJO DE INFORMACIÓN CEREBRAL PARA LA PRODUCCIÓN DEL HABLA
A)
B)
C)
D)
E)
Sistema conceptual
Sistema de mediación
Sistema motor
Área de Broca
Área de Wernicke
V. ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL APARATO DE FONACIÓN
Conviene señalar, ante todo, que el lenguaje verbal es una función que no cuenta con
órganos específicos: para su concreción usa órganos pertenecientes a los aparatos
respiratorio y digestivo. Por eso, y a los efectos de una mayor claridad, comenzaremos
por una breve consideración sobre los aspectos anatomofisiológicos que hacen al
desarrollo del lenguaje.
Para un estudio adecuado del lenguaje humano conviene tomar en cuenta tanto a los
órganos de la emisión como a los centros nerviosos que organizan dicha función,
recordando siempre la inespecificidad de aquellos órganos así como la de toda la
musculatura que sirve a la participación gestual en la comunicación.
De cualquier manera, está claro que la existencia de un equipo fonoarticulatorio
adecuado no basta para la aparición del lenguaje verbal: se hace necesaria su
coordinación por medio de centros nerviosos especiales, a propósito de los cuales se
sabe que el área de Broca, en la zona temporal del neocortex -por otra parte exclusiva
del ser humano-, controla al equipo emisor, al tiempo que se vincula íntimamente con
otras áreas motrices. Su descubrimiento y estudio, que permitieron una mejor
comprensión del mecanismo de las afasias, despertó grandes expectativas sobre las
posibilidades de esclarecer con cierta rapidez los fundamentos anatomofisiológicos del
lenguaje. Estas esperanzas se vieron frustradas, y hoy sabemos, como lo ha sostenido
Overhage, que "la facultad de hablar y formar símbolos requiere la coordinación
ordenada de distintas áreas cerebrales, y que según opinión de Count, probablemente
es una función de todo el cerebro o, por lo menos, de una región cerebral grande, no
determinable, pero que desde luego también incluye zonas encefálicas
filogenéticamente más antiguas" (Rahner y Overhage, 1973).
La sumatoria funcional de tales áreas establece una serie de estrechos vínculos entre
el lenguaje, la memoria y la capacidad de abstracción. Washburn, en 1962, sostuvo
que "el lenguaje necesita grandes reservas de córtex para almacenaje de asociaciones"
(citado por de Aguirre, 1986).
Las emisiones sonoras del habla se producidas por el aparato fonatorio, compuesto
por el sistema respiratorio, la laringe, las cuerdas vocales y la cavidad bucal.
Se ha señalado que el habla es una verdadera maravilla, pero también su adquisición
es una verdadera hazaña, ya que es admirable cómo el prodigioso ser humano puede
conseguir en tan poco tiempo automatizar tantos elementos en juego, tantos
“engranajes” y mecanismos que intervienen en la expresión verbal del lenguaje.
Como sabemos, el hombre es un ser que nace desprotegido, incapaz de sobrevivir por
sí mismo, como lo hacen otros animales. Por ejemplo, las crías de otros mamíferos
inmediatamente después de nacer tienen la capacidad de pararse, desplazarse, gozar
de cierta autonomía y seguir a la madre donde quiera que ella se dirija. En cambio, el
mamífero humano durante un tiempo relativamente largo y proporcionalmente muy
largo en comparación con otros animales, depende de sus padres.
De manera similar, el lenguaje verbal o habla, aún cuando es exclusivo de los seres
humanos, no comienza con la primera emisión oral, antes de este paso existe un largo
proceso de entrenamiento que lo va preparando.
Así, el llanto, el laleo, la masticación, los movimientos corporales y otros, son ejercicios
preparatorios puramente mecánicos y reflejos que progresivamente van facilitando la
vocalización y la expresión verbal del niño.
Veamos por ejemplo el llanto del bebé: cuando llora lo hace con todo su cuerpo, como
manifestando algo. Este hecho nos induce a formular la siguiente pregunta: ¿Qué
significa el llanto del bebé?. El llanto del bebé puede deberse a distintas razones: unas
veces llora porque está incómodo, hambriento, cansado, mojado, excitado por la luz,
el ruido y otros motivos. Pero otras veces llora por qué sí.
Indudablemente la madre va aprendiendo a interpretar y descifrar los diferentes tipos
de llanto del bebé, pero lo más curioso es tal vez que el infante, muy precozmente,
también va aprendiendo que su llanto atrae la presencia de la madre; por tanto usas
sus “lágrimas de cocodrilo” para realizar un verdadero “chantaje” demandando la
presencia materna.
Es importante entonces, diferenciar estas manifestaciones del llanto infantil. La madre
sabe que el bebé a veces llora por que sí, sin una causa que lo justifique. En esa
circunstancia es conveniente notar que esas manifestaciones son más bien un juego
vocal, una “diversión” o “entretenimiento” para el bebé, siendo un ejercicio habitual
que ocupa la mayor parte del tiempo del primer año de vida.
Estas manifestaciones preverbales dan paso gradualmente, durante el séptimo al
décimo mes, a la introducción de sonidos significativos. Posteriormente, del noveno al
duodécimo mes, el niño parece fijar, ejercitar y realizar malabarismos con
determinados sonidos y sílabas, pasando gran parte del tiempo en esta actividad. Es
natural que ocurra así, porque de esa manera el infante se va preparando para
ingresar de forma definitiva e irreversible en el mundo verbal.
Bajo la influencia de las hormonas sexuales, durante la pubertad se produce un
crecimiento rápido de la laringe, especialmente en los varones. El tamaño de la laringe
en los muchachos aumenta aproximadamente el doble, las cuerdas vocales se alargan
y aumentan su masa. Estos cambios anatómicos conducen a un cambio de voz,
llamado muda vocal, esta se produce generalmente entre los 13 y los 15 años y
durante ella se distinguen 3 etapas:
1.- Estado premuda ( 6m - 1año)
2.- Estado de muda ( 2 a 3 meses)
3.- Estado de postmuda (6m hasta 2 años)
El examen laringoscópico generalmente se encuentra dentro de límites normales o
pueden presentarse pequeñas alteraciones como signos de inflamación, aumento de la
secreción, puede existir un cierre glótico incompleto de la zona posterior.
La muda vocal en las mujeres, suele presentarse un año antes que en el varón y es
mucho menos llamativa.
Como medidas generales se sugiere en esta etapa no abusar de la voz con gritos y
reducir ejercicios de canto.
La época de mayor rendimiento vocal es la de la edad media adulta desde el final de la
fase de postmuda hasta el comienzo de los cambios vocales de vejez.
Una gran influencia sobre el envejecimiento de la voz la pueden ejercer las hormonas,
las mujeres se ven particularmente afectadas en su rendimiento vocal por el climaterio
o menopausia, en el hombre en cambio los cambios involutivos en la voz son más
tardíos.
Desde el punto de vista hormonal las mujeres durante la menstruación o el embarazo
pueden presentar cambios vocales, la retención de líquido por efecto hormonal
puede traducirse en leve edema de las cuerdas vocales y la voz puede descender con
reducción de los sonidos agudos, transformaciones que pueden pasar inadvertidas en
la población normal, pero que pueden afectar seriamente a cantantes y profesionales
de la voz.
V.1. ASPECTO SONORO DEL HABLA
El habla, como manifestación sonora o acústica del lenguaje se desarrolla a expensas
de otros órganos y funciones anatómicas; es decir, como un sistema funcional
sobreimpuesto, tal como se mencionó anteriormente.
Ahora bien, cabe preguntarnos ¿cómo se produce la emisión sonora?. Explicando en
términos sencillos e inteligibles, podemos afirmar que la producción y emisión de los
sonidos verbales se deben a la acción o funcionamiento secuenciado, sincronizado y
automático de los siguientes elementos:
-Una corriente de aire producida por los pulmones y los músculos respiratorios.
-Un vibrador sonoro constituido por las cuerdas vocales que se encuentran en la
laringe.
-Un resonador, conformado por la boca, la nariz y la garganta (o faringe).
-Órganos articuladores, conformados por los labios, dientes, paladar duro, velo del
paladar y mandíbula.
Estos cuatro elementos generan los sonidos del habla en el siguiente orden: en primer
lugar los pulmones suministran la columna de aire que, atravesando los bronquios y la
tráquea, van a sonorizar las cuerdas vocales que se encuentran en la laringe.
Es en la laringe donde propiamente se produce la voz en su tono fundamental y sus
armónicos, luego sufre una modificación en la caja de resonancia de la nariz, la boca y
la garganta (naso-buco-faríngea) en la que se amplifica y se forma el timbre de voz.
Los órganos articuladores (labios, dientes, paladar duro, velo del paladar, mandíbula)
van finalmente a moldear esa columna sonora transformándola en sonidos y
articulaciones del habla; es decir, en fonemas, sílabas y palabras.
Este modelo muestra las partes principales del aparato fonatorio vinculadas con la
producción del habla. Los pulmones hacen de fuente de energía acústica. La corriente
de aire se desplaza por la tráquea y es modulada en las cuerdas vocales que vibran
haciendo de oscilador.
Los sonidos sordos, es decir, no vocalizados, se producen cuando se cierra y abren
abruptamente las cavidades laríngea, bucal y nasal. La configuración del tracto bucal es
también muy variable porque lo son también articulaciones, mandíbula, lengua, labios
y velo del paladar. Éste último hace de válvula que controla la comunicación entre el
tracto bucal y nasal.
V.2. EL ÓRGANO PRINCIPAL DE LA VOZ
El órgano principal y propiamente dicho de la voz es la laringe, que es también el
conducto de paso para la corriente de aire inspirado. Sus caras laterales están
parcialmente cubiertas por el tiroides, que es un cartílago que al deglutir, hablar o
cantar, se desliza hacia arriba, pudiendo también desviarse un poco lateralmente. El
cartílago tiroides se observa a través de la piel como un cuerpo duro que sobresale en
la garganta, al cuál se conoce comúnmente como Nuez de Adán. Si uno pinza entre los
dedos la Nuez de Adán, está tocando el cartílago tiroides que tiene la forma de un libro
abierto hacia atrás, detrás del cual se encuentran las cuerdas vocales.
Estas cuerdas vocales no tienen la forma de las cuerdas que comúnmente observamos
en los instrumentos musicales como el violín o la guitarra, sino que son repliegues o
labios en número de cuatro: dos repliegues superiores que son las cuerdas falsas o
bandas articulares, y dos repliegues inferiores que son las verdaderas cuerdas vocales.
Entre estas existe una hendidura o espacio vacío denominado glotis. Los dos repliegues
inferiores que son las cuerdas verdaderas son las que producen las primeras
características del sonido:
a) Si dichas cuerdas se aproximan y vibran se origina un “sonido sonoro”, pero
sino vibran será un “sonido sordo”.
b) La vibración provoca una onda sonora o tono fundamental y unos armónicos
que filtrados (en la cavidad bucal y nasal) producen el timbre del sonido.
c) Al pasar el aire hacia las cuerdas vocales con mayor o menor energía se
produce la intensidad de la voz.
d) La duración se produce por un impulso psicomotriz hacia el nervio recurrente
del diafragma. Este músculo comprime los pulmones el tiempo necesario para
la duración deseada.
V.3. ¿CÓMO FUNCIONA EL ÓRGANO FONADOR?
En primer lugar, la voz se produce por la corriente de aire que llega a la laringe,
generada por el “fuelle” pulmonar, en el que juega papel importante el diafragma,
que es un músculo grande en forma de cúpula que separa el tórax del abdomen.
Naturalmente que muchos músculos más entran en acción, aunque no son tan
importantes como el diafragma.
Es necesario saber que éste músculo es mucho más eficaz para la inspiración que
para la espiración. Esta observación tiene importancia relevante para aplicar en los
ejercicios destinados a corregir ciertos defectos del habla que serán descritos
posteriormente.
Cabe indicar también que no se debe confundir la respiración vital con la
respiración destinada para la emisión sonora. Por eso, una cosa es respirar para
vivir y otra es respirar para hablar.
Nosotros corrientemente realizamos la inspiración seguida de la espiración y sus
respectivas pausas. Ocurre que en el habla, y más aún en el canto, la espiración se
prolonga más que la inspiración.
Una vez que el aire llega a la laringe se ponen en funcionamiento las cuerdas
vocales, vibrando las mismas bajo la influencia del sistema nervioso y como
consecuencia del deslizamiento ondulatorio de las mucosas que recubren dichas
cuerdas, produciendo el elemento sonoro o fónico del lenguaje.
Este sonido producido por las cuerdas vocales es muy débil, similar al “pio” de un
pollo recién salido del cascarón, o parecido a un zumbido, el cual se amplifica y
adquiere el timbre en los resonadores nasal, bucal y faríngeo; es decir, el sonido
que sale de la laringe sufre una modificación resonancial naso-buco-faríngea, que
consiste en la frecuencia de ciertos sonidos y la desvalorización de otros, dando
lugar al timbre de voz y la calidad vocal, que son peculiares y característicos en
cada persona. Por ejemplo, un tenor o un barítono, aún cuando canten la misma
nota musical, serán identificados como tales por el timbre de voz que tienen.
Similarmente, la voz de un amigo nunca es igual a la de otro, dependiendo estas
diferencias de una serie de factores.
Por otro lado, los resonadores también influyen en formas distintas en las
características de la emisión sonora. Por ejemplo, el resonador bucal cuando se
pronuncian los sonidos manteniendo la lengua inmóvil en un determinado lugar de
la boca, sirve para fijar o mantener la constancia del sonido. El resonador faríngeo,
en tanto, sirve para cambiar la sonoridad, ya que cuando se pronuncian las vocales
se dilata o contrae y, como consecuencia, aumenta o disminuye la sonoridad,
dando lugar a la formación de sílabas. De esa manera, la variación sonora de las
sílabas, (cuando se pronuncia uno o más sonidos normales), depende del
resonador faríngeo, y la constancia o prolongación sonora, del resonador bucal.
Pero cuando se pronuncian otros sonidos como la /m/, actúa un tercer resonador,
que es el nasofaríngeo. En este caso los sonidos adquieren un timbre nasal y el
resonador no cambia su forma ni su cavidad como lo hacen los otros resonadores.
Otro elemento importante en la característica de la emisión vocal del lenguaje es la
cantidad y la presión de aire que entra en los resonadores, especialmente en el
bucal y en el faríngeo. La capacidad de estos resonadores varía y, como tal, para la
pronunciación del lenguaje es necesario que cambie también la cantidad de aire y
presión que a ellos llega.
El funcionamiento de los músculos respiratorios, especialmente del diafragma,
cambia en la pronunciación de distintos sonidos, ya que los pulmones deben dar
una determinada cantidad de aire y con una presión fija para la emisión de
distintas sílabas y demás sonidos en general.
La altura de los sonidos verbales, en cambio, depende de las oscilaciones de las
cuerdas vocales, mientras que la fuerza e intensidad dependen de los cambios de
presión de aire en la región de las cuerdas vocales, de la laringe y de la boca.
Pues bien, todos los elementos entran en funcionamiento cuando se habla,
produciéndose cambios rápidos (010 a 0.05 segundos), exactos y regulares en el
aparato de lenguaje verbal. Así, las cuerdas vocales se extienden y se relajan,
cambian de forma los resonadores, se modifica la situación del velo del paladar, de
la mandíbula inferior, de los labios, se eleva y desciende el diafragma, se mueve el
tórax, todo esto en forma automática, sincronizada y secuencial.
Otros investigadores al referirse a la producción sonora o fónica del habla, señalan
que por cada segundo se producen 5 a 6 sílabas, entrando en funcionamiento 90 a
100 músculos bajo el control del sistema nervioso central. Cada músculo obedece
14 órdenes por segundo.
Estos son, por tanto, los mecanismos fisiológicos que dan lugar a la producción
sonora del habla, los mismos que se encuentran regulados y controlados por el
sistema nervioso central, específicamente por el centro motor del analizador del
lenguaje, ubicado delante de la circunvolución del hemisferio izquierdo de la
corteza cerebral.
Así, cuando se habla ininterrumpidamente, el analizador motor capta los impulsos
procedentes de los órganos del lenguaje a través de señales cinéticas. Estos
impulsos son componentes del segundo sistema de señales, encargado de analizar,
sintetizar y controlar la información (input) a nivel cerebral, para seguidamente
enviar órdenes a los efectores (output) que van a poner en movimiento los órganos
del habla.
En ésta producción sonora el oído desempeña un papel importante como
regulador en el funcionamiento coordinado de los resonadores bucal y faríngeo. La
pérdida parcial o total de la audición altera dicho funcionamiento. El tono nasal del
lenguaje de los sordos se debe, en parte, a la falta de control auditivo en la
regulación de los movimientos de la lengua y del analizador faríngeo.
Cabe finalmente señalar que la regulación nerviosa de los movimientos de la
faringe, de la laringe y de los bronquios, tiene una vía común, lo cual permite que
los cambios en la capacidad del resonador faríngeo se reflejen inmediatamente en
el aparato respiratorio y, como tal, se regule la corriente de aire que pasa en las
cuerdas vocales. Esta regulación en los mecanismos de emisión del sonido permite
que la pronunciación verbal tenga una modulación diferenciada.
V.4. MECANISMOS FISIOLÓGICOS EN LA PRONUNCIACIÓN SONORA DEL
LENGUAJE
Se ha señalado que la producción del lenguaje articulado es una cualidad exclusiva
del hombre, el cual se correlaciona con un conjunto de peculiaridades morfológicas
y mecanismos fisiológicos, los cuales influyen de manera decisiva sobre las
características del habla. Por eso, ciertos rasgos fonéticos son comunes a todas las
lenguas y muchos otros son altamente frecuentes.
La emisión de un fonema exige la realización de determinadas maniobras
neuromusculares, así como la generación de corriente de aire que debe ser
modulada a diferentes niveles del aparato fonador. Las características
neuromusculares, únicas en el hombre, hacen posible la emisión de sonidos que
son utilizados como unidades informativas del lenguaje.
La musculatura facial del hombre tiene una estructura y disposición anatómica
diferente y muy superior a la de cualquier primate.
Esta superioridad no solo es morfológica, pues su intrincado entrelazamiento
muscular facilita la emisión y la articulación de los sonidos del habla. El músculo
risorius de Santorini es privativo del hombre; los músculos de los labios (orbicularis
oris) y las fibras que rodean el margen de la boca (pars marginalis) presentan una
extraordinaria predominancia con respecto a los primates, permitiendo aperturas y
cierres rápidos necesarios para la articulación de los fonemas.
Según Lenneberg (1967) la musculatura facial del hombre es determinante para la
producción de los sonidos del habla. La boca pequeña, extremadamente móvil y
con labios poderosos, permite una rápida acumulación de aire, el cual, al ser
liberado instantáneamente cuando se abre en forma brusca la boca, genera las
consonantes oclusivas como la /b/, la /p/. Si la apertura es menos brusca y se
mantiene el cierre en presencia de la vocalización, se produce la consonante /m/ .
La anatomía estructural de la boca es también necesaria para la producción de las
vocales, las labiodentales y otras.
Esto significa que aún las formas de vocalización más frecuentes y de más
temprana aparición se basan en estos aspectos generales de organización
neuromuscular, estructuras que filogenética y ontogenéticamente han mostrado
un mayor valor adaptativo.
Por otro lado, la estructura de la laringe en el hombre presenta una serie de
peculiaridades que favorecen la producción y emisión del sonido verbal.
Según Lenneberg la configuración del aparato fonador influye y condiciona las
características acústicas del habla, interviniendo dos factores fundamentales para
la elaboración de los sonidos:
a) La naturaleza general de la estructura del aparato fonador, que incluye los
espacios geométricos del tracto vocal que funciona como un sistema de
resonancia y, también, el carácter de los movimientos de los articuladores que
permiten modular los sonidos fundamentales y sus armónicos.
b) La fisiología de la inervación y la estructura de la coordinación motora son las
que permiten la realización de los movimientos necesarios para que el aparato
fonador opere cambios permanentes en forma rápida pero precisa.
V.5. LA RESPIRACIÓN Y LA EMISIÓN DEL HABLA
En la emisión de los sonidos del lenguaje se aprovecha la misma fuente de aire
utilizada en la espiración. Para esto se dispone de mecanismos adaptativos que
permiten la expresión del habla al mismo tiempo que se conserva una respiración
normal y una utilización adecuada del aire.
La modulación del aire en los pulmones constituye la fuente básica para producir los
sonidos del habla, interviniendo en el control del volumen del aire tres mecanismos
fundamentales:
1. La acción del diafragma, que es el músculo situado en la base de la caja
torácica.
2. La acción de los músculos intercostales, que intervienen también en la
respiración levantando y aumentando el volumen de la caja torácica.
3. La acción de los músculos espiratorios, que son los más importantes para la
producción de los sonidos del lenguaje. Los músculos intercostales internos
hacen descender la caja torácica y disminuyen su volumen, obligando al aire a
circular hacia el exterior. El aire al salir de los pulmones atraviesa la glotis
dirigiéndose hacia la cavidad nasal durante la respiración normal, o hacia la
cavidad oral durante el habla.
De esta forma, en la producción del sonido del habla participan una serie de
mecanismos de adaptación respiratoria, los cuales permiten mantener la oxigenación
normal en el sujeto, a pesar de que el habla se mantenga durante horas sin producir
un grado excesivo de fatiga.
Algunos especialistas consideran que la presión ejercida a través de la glotis (presión
transglota) se relaciona positivamente con la intensidad así como con la frecuencia
fundamental de la señal verbal. Igualmente, a la intensidad de la señal sonora hay que
agregar el tono fundamental del lenguaje dado por la frecuencia de la vibración de las
cuerdas vocales y la presión ejercida por el aire procedente de los pulmones.
De lo dicho se colige que los factores básicos que afectan la frecuencia fundamental de
un sonido están dados por las modificaciones en la longitud, espesor y tensión
longitudinal de las cuerdas vocales. Cuando las cuerdas se cierran se interrumpe
momentáneamente el flujo de aire y cuando se abren se libera la presión acumulada,
repitiéndose cíclicamente este proceso, de acuerdo con la fonación adoptada. En los
fonemas sonoros las cuerdas vocales se aproximan (aducen), en tanto que en los
sonidos sordos se separan (abducen) de manera tal que no vibran con el flujo del aire.
En personas con discapacidad intelectual profunda, con coeficiente intelectual
debajo de 20 no se desarrolla lenguaje oral. En compromisos intelectuales
moderados hay retraso global del habla y de acuerdo a la magnitud del compromiso
intelectual, serán las limitaciones en el desarrollo del lenguaje interior o
pensamiento con palabras y la calidad de este pensamiento, lo que a su vez se
relaciona con la capacidad de aprendízaje escolar y general. Este tipo de niños se
caracteriza por audición y voz normales, descenso en el rendimiento en las pruebas de
capacidad intelectual tanto verbales como no verbales. Las causales más graves del
compromiso de la comunicación oral son el autismo y la esquizofrenia infantil.
Cuadros en los cuales puede que no presenten habla, sin estar comprometida la
capacidad de reconocer o crear lenguaje oral, son normoyentes con coeficiente
intelectual potencialmente normal.
V.6. MECANISMOS DE ARTICULACIÓN DE LOS SONIDOS DEL HABLA
Desde las cuerdas vocales el aire pasa al tracto vocal constituido por los resonadores
bucal, faríngeo y nasal. Esto permite la producción de sonidos diferentes, dependiendo
de la forma en que el aire es obligado a circular a través del tracto vocal. Para la
emisión de las consonantes, el aparato fonador crea determinados obstáculos o
barreras a la salida libre de la corriente de aire, produciéndose la emisión de distintos
fonemas y la articulación de los mismos. Algunas consonantes como las oclusivas no se
pueden producir sin la presencia de un sonido vocal, refiriéndose la consonante a la
posición inicial o final adoptada por el aparato fonador para la producción del fonema.
Debido a que durante la producción de las consonantes el flujo de aire es obstruido en
algún sitio del aparato fonador, es posible clasificarlas de acuerdo con el punto de
articulación que actúa de obstructor o modificador de la corriente de aire.
V.7. EL SISTEMA NERVIOSO Y EL CONTROL DE LA ARTICULACIÓN DEL LENGUAJE
VERBAL
El control y la regulación del lenguaje articulado depende del Sistema Nervioso
Central, específicamente de la corteza cerebral.
El control expresivo del lenguaje se origina en la región motora de la corteza cerebral
(Luria, 1980). El lugar específico que participa en la organización secuencial de los
movimientos efectuados durante la expresión verbal es el área de Broca. Tal control es
ejercido a través de los nervios craneales, el trigémino (V), el facial (VII), el
glosofaríngeo (IX), el vago (X), el accesorio del par XI y, principalmente, el hipogloso,
originados en el romboencéfalo.
No obstante, la acción de estos nervios no es suficiente para dar total cuenta de la
actividad muscular requerida durante la emisión del aspecto acústico del lenguaje;
ciertos nervios espinales, por ejemplo, desempeñan también algún papel en esa
actividad, aunque de manera secundaria. Igualmente, también los músculos
implicados en la respiración están controlados por los nervios cervicales y torácicos del
tracto piramidal y naturalmente el control respiratorio es de importancia primaria para
la expresión del habla.
Todo este complejo sistema de neuromecanismos interviene en la emisión y
articulación de la emisión acústica del lenguaje verbal, y es de suponerse que la
alteración de cualquiera de los eslabones de dicho sistema origina dificultades
específicas en su expresión.
VI. ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL APARATO AUDITIVO EN RELACIÓN A LA
ADQUISICIÓN DEL HABLA
El habla, como fenómeno acústico, se relaciona y coordina estrechamente con el
sistema auditivo, que está especialmente equipado para recibir el código que produce
la voz humana, por cuanto el habla es una secuencia de sonidos complejos que varían
de continuo en intensidad y frecuencia.
El oído humano es un diminuto e ingenioso aparato preparado para recepcionar ondas
sonoras y transformarlas en un código neural, cuya interpretación se realiza a nivel del
cerebro. Para este fin el oído actúa como amplificador, filtro, atenuador y medidor de
frecuencias, al mismo tiempo que funciona como un sistema de comunicación de
varios canales.
Dentro de los confines de aproximadamente 16 cm3, nuestros oídos utilizan principios
acústicos, mecánicos, electrónicos y de matemática elevada para llevar a cabo lo que
hacen. Veamos una de las tantas cosas que pueden hacer los oídos, siempre y cuando
el aparato auditivo no presente alguna lesión:
* Los oídos captan desde el más leve susurro hasta el atronador estruendo de un avión
a reacción; es decir, una sonoridad diez billones de veces mayor. En términos técnicos,
esto es un campo auditivo de unos 130 decibeles (dB).
* Los oídos tienen una enorme capacidad selectiva. En un medio de una multiplicidad
de señales acústicas podemos escuchar la voz de una sola persona, o detectar en una
orquesta de cien músicos si un instrumento ha emitido una nota equivocada.
* Los oídos son capaces de captar y localizar la posición de la fuente de un sonido con
una exactitud aproximada de un grado. Lo hacen percibiendo las minúsculas
diferencias que hay en el tiempo de llegada del sonido a cada uno de los oídos y en la
intensidad con que llega a ellos. La diferencia de tiempo puede ser de tan sólo diez
millonésimas de segundo, pero los oídos pueden detectar y trasmitir ese mensaje al
cerebro.
* En un adulto, los oídos tienen la capacidad de reconocer y distinguir unos 400.000
sonidos diferentes, los cuales están ligados al habla, a la música y a los sonidos que
producen el hombre y la naturaleza. Los mecanismos del oído analizan
automáticamente las ondas sonoras y las compara con las que están acumuladas en la
memoria. Así es como se puede saber si cierta nota musical procede de un violín o de
una flauta, o quién es la persona que está hablando por teléfono.
VI.1. ¿COMO ES EL SISTEMA AUDITIVO?
El sistema auditivo humano es bilateral. Ambos oídos están ubicados en los huesos
temporales, que son de fuerte contextura y están localizados en la base del cráneo. Los
mensajes acústicos llegan hasta nuestros oídos, y estos funcionan de manera
coordinada con los movimientos de la cabeza.
Este aparato auditivo se compone de tres partes: oído externo, oído medio y oído
interno.
VI.2. EL OÍDO EXTERNO
El oído externo sirve de vehículo para el pasaje de las ondas sonoras del aire y canaliza
hacia el interior del oído. Está formado por una parte claramente visible, denominada
el pabellón de la oreja y un canal o conducto auditivo externo que termina en el
tímpano. Este último vibra y transmite las vibraciones al oído medio.
El pabellón de la oreja tiene las propiedades de un megáfono. Su forma abocinada y
sinuosa le permite captar y enfocar las vibraciones sonoras agudas y localizar la fuente
de los sonidos. El canal auditivo externo es un tubo de unos 2,5 cm. de largo, con un
volumen de 6 cm3 de aire. El tímpano está colocado, respecto al canal auditivo
externo, como el parche respecto al cuerpo del tambor, con la diferencia que las
vibraciones del aire llegan al tímpano desde fuera y desde dentro del tambor, siendo la
membrana timpánica el límite entre el oído externo y el medio.
VI.3. EL OÍDO MEDIO
El oído medio tiene la función de transformar la vibración acústica de la onda sonora
en vibración mecánica y transmitirla al oído interno.
En el oído medio se encuentran tres huesecillos: el martillo, el yunque y el estribo, los
que forman una cadena cuyos eslabones se articulan y se mueven al unísono con los
movimientos del tímpano. Cabe señalar, también, que esta cámara del oído medio
tiene un pasaje de aire hacia la boca, al que se llama trompa de Eustaquio, el cual
permite igualar la presión de aire con el oído externo.
Los tres huesecillos indicados obran a manera de palanca. El tímpano pone en
movimiento al martillo y éste da movimiento al yunque, que a su vez lo transmite al
estribo. La platina del estribo es la tapa de la ventana oval. El vaivén de la platina
provoca un movimiento de pistón que perturba el fluido que contiene el oído interno:
la endolinfa. En este punto se produce la transformación de las vibraciones de un
medio sólido (huesecillos) en vibraciones en un medio líquido (fluido del conducto
coclear).
Los huesecillos cumplen también una función protectora. Cuando los sonidos son muy
intensos el eje de movimiento del estribo se desplaza en forma tal que el pistón rota
sobre su eje sin empujar la platina. Este cambio de eje de rotación se logra por la
acción de dos pequeños músculos: el tensor timpánico y el estapedio.
VI.4. EL OÍDO INTERNO
En el oído interno se encuentra la cóclea, en forma de caracol, enroscada dos vueltas y
media, la que está dividida, por dentro y a lo largo, en tres compartimientos: el canal
vestibular, el canal coclear y el canal timpánico. La línea divisoria entre el canal coclear
y el canal vestibular la establece una lámina delgada y flexible denominada membrana
de Reissner. La membrana basilar, por su parte, separa el canal coclear del canal
timpánico. El canal coclear está lleno de un líquido llamado endolinfa, el cual no se
comunica con los otros canales terminando en una bolsa cerrada en el extremo de la
cóclea. El canal vestibular y el canal timpánico están repletos de perilinfa y ambos se
comunican mediante una pequeña abertura denominada helicotrema.
Las vibraciones aéreas (sonido) son trasmitidas desde el tímpano al estribo a través de
los otros huesecillos. La placa inferior del estribo vibra hacia dentro y hacia fuera de la
ventana oval. Los cambios de presión en la perilinfa del canal vestibular tienen lugar a
causa de dichas vibraciones, los que son también trasmitidos a la endolinfa del
conducto coclear a través de la flexible membrana de Reissner. Los cambios de presión
en el conducto coclear afectan al canal timpánico a través de la membrana basilar, en
la que se encuentra el órgano de Corti.
VI.5. ÓRGANO DE CORTI.
Se denominó así en honor a Alfonso Corti, quien en 1851 descubrió que éste era el
verdadero centro de la audición. Este órgano es una estructura receptora adosada a la
membrana basilar, situada en el canal coclear. Transforma vibraciones de la membrana
basilar en impulsos nerviosos cuando las células ciliadas se doblan por los movimientos
de dicha membrana. El órgano de Corti se extiende a lo largo de la membrana basilar,
desde su base hasta su vértice, en el cual las células ciliadas se encuentran dispuestas
en hileras, siendo éstas las que transducen y comunican la información sonora al
cerebro.
Las células ciliadas como receptoras sensoriales del órgano de Corti, están inervadas
por terminales de células nerviosas del nervio auditivo (VIII par craneal), a través de las
que se canaliza la información al cerebro. Dicho nervio comprende una porción
vestibular y otra coclear. Esta última es la que conduce la información proveniente de
las células ciliadas, arribando al área auditiva que ocupa la porción lateral convexa de
la región temporal del cerebro, donde se selecciona, analiza y descifra lo que oímos.
VI.6. ¿CÓMO INFORMA EL ÓRGANO DE CORTI EL MENSAJE ACÚSTICO AL CEREBRO?
Por mucho tiempo fue un misterio la forma como el órgano de Corti realiza esta
complicada información al cerebro. Los especialistas sabían que el cerebro no
respondía a vibraciones mecánicas, sino sólo a cambios electroquímicos. El órgano de
Corti debía convertir, de alguna manera, el movimiento ondulatorio de la membrana
basilar en impulso eléctrico correspondiente y luego enviarlo al cerebro.
Esta transformación de energía mecánica en eléctrica tiene dimensiones moleculares,
siendo este cambio un proceso inherente a la transducción de la energía acústica en
código neural.
Georg Von Békésy (1960), de origen húngaro, después de 25 años dedicados a
descifrar el misterio de este minúsculo órgano, descubrió que las ondas de presión
hidráulica que viajan a lo largo de los conductos del caracol, llegan a un punto máximo
a lo largo del camino y presionan la membrana basilar. Las ondas generadas por los
sonidos de alta frecuencia presionan la membrana cerca de la base del caracol,
mientras que las ondas generadas por sonidos de baja frecuencia la presionan cerca
del vértice. Por consiguiente, Békésy llegó a la conclusión de que el sonido de una
frecuencia específica produce ondas que arquean la membrana basilar por un punto
particular y hace que las células ciliadas de ese punto reaccionen y envíen señales al
cerebro. La ubicación de las células ciliadas correspondería a la frecuencia, y la
cantidad activada de tales células, a la intensidad.
Esta explicación es correcta en el caso de los tonos simples. Sin embargo, los sonidos
que se producen en la naturaleza raras veces son sencillos. El canto de una rana toro
suena bastante diferente del toque de un tambor, aunque es posible que los dos
sonidos tengan la misma frecuencia. Esto se debe a que cada sonido está compuesto
de un tono fundamental y muchos armónicos. La cantidad de armónicos y la fuerza
relativa de éstos da a cada sonido su timbre distintivo o de carácter, de forma tal que
reconocemos los sonidos que oímos.
La membrana basilar es capaz de responder simultáneamente a todos los armónicos
de un sonido y detectar cuántos y qué armónicos están presentes, identificando así el
sonido. Los matemáticos llaman a este proceso el "análisis de Fourier", denominado
así en honor al matemático francés del siglo XIX Jean-Baptista-Joseph Fourier,
señalando que el oído ha utilizado desde siempre esta técnica matemática avanzada
para analizar los sonidos que oye y comunicar la información al cerebro.
Pese a esto, aún actualmente no se conoce bien qué tipo de señales envía al cerebro el
oído interno. Los estudios revelan que las señales enviadas por todas las células
ciliadas son aproximadamente iguales en duración y fuerza. Así, se piensa que el
mensaje que llega al cerebro está compuesto de señales previamente codificadas.
Para apreciar la importancia de esto, recordemos el juego infantil en el que una fila de
niños se van trasmitiendo una historia de uno a otro. Muchas veces lo que el último
niño oye no se parece en nada a lo que dijo el primero. No obstante, si en lugar de una
historia complicada, lo que se trasmite es un código como por ejemplo un número, es
probable que no se distorsione. Y eso es al parecer lo que hace el oído interno.
Actualmente hay una tecnología avanzada de sistemas de comunicación, denominada
"modulación por impulsos codificados" que funciona según este principio. En lugar de
enviar detalles de un acontecimiento se envía un código que lo representa. Así, para
enviar a la tierra las fotografías de Marte, se emplearon códigos binarios, convirtiendo
estos códigos en sonidos para grabarlos y reproducirlos después. Este sistema es lo
que, se supone, ha utilizado siempre el oído, cuyos mecanismos aún no son conocidos
con precisión actualmente.
VII.7. DESARROLLO DEL OÍDO
Puede que nuestros oídos no sean los más agudos o sensibles, pero son ideales para
satisfacer una de nuestras mayores necesidades: la de comunicarnos. Los oídos están
diseñados para responder especialmente bien a las características de los sonidos del
habla humana. Los bebés necesitan oír el sonido de la voz de su madre para
desarrollarse bien, y a medida que crecen necesitan oír los sonidos de otros seres
humanos para desarrollar su facultad del habla. Así pues, la audición adecuada es muy
importante para tal adquisición, por lo que sin la evolución normal del oído no es
posible un desarrollo normal del habla.
Por cierto, todos los padres saben aproximadamente cuándo su niño ha de aprender a
sentarse y a caminar, y vigilan con atención el desarrollo de estas funciones; en
cambio, la mayoría de ellos carece de información sobre la evolución del oído.
Por tal razón se esboza, de una manera panorámica, la evolución del oído, con el
propósito de brindar la información pertinente, así como las desviaciones que en este
proceso pueden darse y ser indicadores de alarma para que los padres acudan al
especialista y ayuden a realizar un diagnóstico precoz sobre la naturaleza del defecto
auditivo de su niño, previniendo sus consecuencias perniciosas, especialmente en la
adquisición y desarrollo del habla, tal como se observa en personas afectadas en su
capacidad de percepción auditiva.
VI.8. DESARROLLO CRONOLÓGICO DEL OÍDO
Formación del órgano del oído

A los 3 meses después de iniciado el embarazo.
Oído pre-natal

A los 5 meses es posible detectar la existencia de respuestas auditivas
en el feto, producidas por estímulos sonoros como un portazo. Estas
respuestas se aprecian tanto en los movimientos del feto como en la
aceleración del ritmo cardíaco.
Fase del nacimiento





En el primer mes se observa en el infante reacciones de miedo a los
ruidos altos. Aparece la atención a los estímulos acústicos.
2do. mes: vuelve la cabeza hacia la fuente del sonido.
3er. mes: movimientos de cabeza y de los ojos hacia el sonido. Se calma
y tranquiliza ante la palabra y la música.
4to. mes: reconoce la voz de sus padres, especialmente de la madre.
4to. al 6to. mes: se perfecciona el movimiento orientado hacia la fuente
del sonido.





7mo. al 8vo. mes: imitación de sonidos (golpes de puerta, ruidos de
juguetes y otros).
9no. mes: el niño atiende a las palabras conocidas.
6to. al 9no. mes: entiende palabras y balbucea.
11vo. al 12vo. mes: acata prohibiciones sencillas. Toca timbre por
imitación.
12vo. al 15vo. mes: acata órdenes sencillas, imita sonidos, repite sílabas
balbuceando.
De esta manera se desarrolla el oído del niño, cuyo estado e integridad va a influir
decisivamente en la adquisición del habla.
VI.9. ¿CÓMO OBSERVAR Y DESCUBRIR UN DEFECTO EN EL DESARROLLO DEL OÍDO
DEL INFANTE?
No es difícil descubrir un defecto en la facultad auditiva del bebé. Esto requiere sólo
observación cuidadosa. Para ello es recomendable asegurarse ante todo de que la
habitación esté realmente en silencio. Además, cuando se provoquen los ruidos
conviene que el niño no vea ni siquiera la sombra de la persona, de lo contrario se
volverá hacia ustedes y no hacia la fuente del ruido.
Con estos preparativos previos, se pasa a provocar ruidos desde diferentes
direcciones, comprobando lo siguiente:
* ¿Le causan sobresalto los ruidos repentinos y fuertes?
* ¿Reacciona ante sonidos distantes y débiles?

Si es así, ... ¡MAGNIFICO!
¿Vuelve el bebé su cabeza y reacciona a una voz cerca de su cunita antes de ver a
alguien?

Si es así, esto también es una indicación excelente de la buena
recepción auditiva del bebé.
Para estas estimulaciones conviene elegir un momento en que el niño no esté jugando
con demasiado entusiasmo; si no, existe el riesgo de que los ruidos provocados no
tengan la suficiente fuerza para desencadenar la reacción deseada en el niño.
Si el infante oye y reacciona bien a las estimulaciones sonoras de su medio ambiente,
entonces esto significa que puede aprender a hablar bien siguiendo el modelo
expresivo del adulto (sus padres). Dicha adquisición, a su vez, favorecerá su desarrollo
mental y el proceso de socialización y su integración al medio.
En etapas más avanzadas del desarrollo se debe prestar atención a los síntomas de
péridida de la audición, tales como:
* si no se da cuenta de que alguien que se encuentra fuera de su campo de visión le
está hablando, especialmente si las distracciones son mínimas
* si se sobresalta o sorprende al darse cuenta de que le han llamado (en un tono de
voz normal o incluso bastante fuerte)
* si pregunta a menudo «¿qué?» o «¿qué has dicho?»
* si mira de modo especial en la cara a las personas que le están hablando
* si se sienta cerca del televisor, incluso cuando el volumen del aparato es suficiente
alto para el resto de la familia
* si sube el volumen de la TV o del estéreo a un nivel excesivo
* si no responde a las voces en el teléfono o/y cambia constantemente el auricular de
un oído al otro
* si no reacciona ante sonidos intensos o fuertes Sin embargo, el signo más evidente
de una posible pérdida de la audición es la falta o el retraso en el desarrollo del
lenguaje y del habla
VI.10. DEFECTOS DE LA AUDICIÓN Y SU INFLUENCIA EN LA ADQUISICIÓN DEL HABLA
Al ser la audición el punto de partida de la principal característica distintiva del ser humano
que es el lenguaje, su ausencia o su disminución implican consecuencias personales, familiares,
sociales, educativas y culturales de gran importancia. Un niño que no oye, no solo no puede
aprender a hablar, sino que tampoco puede apropiarse de la lectura y la escritura que es la
base del desarrollo cultural. Un adulto que habiendo oído deja de tener esa función, presenta
graves limitaciones de relación interpersonal que pueden afectar seriamente su vida personal
en todos sus aspectos.
Oír es hablar. Hablar es la principal consecuencia Ahora que tenemos una información
aproximada sobre el sistema auditivo y su evolución, cabe preguntarnos, ¿cómo afecta
una audición defectuosa en el proceso de adquisición del habla en el niño? Aunque no
se recomienda llevar una lista para verificar cuándo su niño o niña debería hacer esto o
lo otro, sí es importante vigilar en forma cuidadosa sus reacciones. Tristemente, lo que
muchas veces llega a ser un impedimento grave del habla empieza como un problema
auditivo. Un ligero defecto del oído puede ser peligroso para el infante, ya que el bebé
aprende sonidos y luego los repite de la manera como él los oye. Por eso, si los padres
pasan por alto un problema auditivo, esto probablemente resultará en una dificultad o
defecto del habla, cuyas consecuencias, a su vez, afectarán el desarrollo y ajuste de la
personalidad del niño.
Existe, por ejemplo, la enfermedad denominada otitis, que es una inflamación que
suele atacar la mucosa del oído medio, la cual, aun cuando es posible que sólo
disminuya ligeramente la capacidad de oír, ejercerá una influencia negativa en la
calidad del habla del niño. De allí que se recomienda tener mucho cuidado con este
tipo de afecciones, ya que según algunos especialistas como Marion Down (1976), una
pérdida auditiva de 15 decibeles en un niño es suficiente para producirle problemas
del lenguaje. Sin embargo, las opiniones difieren en cuanto al punto exacto en que
esta disminución auditiva causa dificultades o impedimentos en el habla. Pero lo cierto
es que un niño que padece de esta enfermedad en particular, oye claramente las
vocales pero no puede producir ciertas consonantes como la /p/, /t/, /s/, /ch/.
Se sabe también que los defectos del habla varían considerablemente de acuerdo al
grado y edad en que se produce la pérdida auditiva. Los niños con defectos congénitos
graves de audición comienzan casi siempre a hablar más tarde de lo normal y
continúan demostrando esta demora en el desarrollo de sus facultades verbales.
Además, el lenguaje oral que ellos manifiestan se caracteriza por una distorsión en la
articulación, por un ritmo aberrante y por una inadecuación vocálica general.
Por otro lado, si se adquiere esta disminución (por ejemplo a causa de la otitis), tras el
inicio normal del habla, es probable que se presenten defectos verbales dentro del
cuadro general de la expresión del lenguaje. Al respecto, Davis y Silverman (1960)
sostenían, que si el oído no puede actuar como un monitor cuando hablamos, se
produce una lenta degeneración del habla. La agudeza y la precisión de la entonación
se diluyen. La melodía del habla se hace monótona y pierde la vitalidad. El timbre de la
voz se convierte en rígido y, finalmente, se produce una disminución del control de la
intensidad sonora.
Si esto ocurre por la deficiencia y pérdida de la audición, es importante que los padres
pongan mucha atención y cuidado en las reacciones de su niño frente a los estímulos
acústicos. Obviamente si el infante reacciona positivamente a dichos estímulos es que
posee una audición normal y, como tal, aprenderá a hablar bien; pero, si no fuera así,
es necesario acudir a un especialista para un examen y diagnóstico de la dificultad o
descarte de la misma.
Pues bien, un oído intacto es una condición importante para aprender a hablar. Por
eso toda perturbación de éste repercute en la evolución del lenguaje. Una capacidad
auditiva ligeramente disminuida produce un ligero retraso en el desarrollo del habla y
una leve dislalia. Una perturbación intensa del oído impide la evolución del habla y el
niño, cuando no es sometido a tratamiento, se queda mudo.
Sin embargo, cabe señalar que el hecho de que un niño reaccione al ruido y a
determinados sonidos no constituye una prueba de capacidad auditiva normal. Los
sonidos fonéticos tienen sólo un margen de frecuencia determinado. Para captar con
precisión el lenguaje es necesario que se mantenga este margen de frecuencia y sin
limitación alguna.
Por tanto, una disminución relativa sin importancia de la agudeza auditiva en la
primera infancia puede conducir a la incapacidad para distinguir los sonidos fonéticos
y, en consecuencia, a un subdesarrollo de la capacidad del habla, con una
pronunciación defectuosa u "oscura".
VI.11. EXAMEN Y DIAGNÓSTICO DE LA DEFICIENCIA AUDITIVA
Ante la menor duda respecto a la capacidad auditiva del niño, es conveniente que los
padres acudan al especialista para un reconocimiento inmediato y, de esa forma,
arribar al diagnóstico sobre la naturaleza y grado de dificultad auditiva que tiene.
Actualmente los especialistas cuentan con muchos métodos tales, como la
audiometría, la timpanometría, la audiometría por respuestas eléctricas (potenciales
evocados) y otros más tecnificados (computarizados), con los que es posible medir la
capacidad auditiva, incluso desde el momento que el niño nace, previniendo así las
consecuencias del déficit auditivo y, por consiguiente, evitando sus efectos negativos
en la adquisición del habla.
VI.12. LA AUDICIÓN DE LOS SONIDOS, SUS LÍMITES Y POSIBILIDADES
Este diagnóstico precoz depende en gran medida de los padres, ya que si ellos acuden
al especialista a la menor sospecha de que el niño no oye bien, es posible prevenir y
evitar consecuencias funestas.
Pero, cabría preguntarse ¿por qué es importante el diagnóstico precoz de la audición?
Es realmente muy importante, ya que ante todo, la sordera no es un hecho inmutable;
pues, muchas de ellas pueden eliminarse mediante intervenciones quirúrgicas, incluso
cuando se trata de una lesión del nervio auditivo o de algún componente del oído
interno, siempre que el diagnóstico sea precoz.
Actualmente, con el adelanto de la tecnología se intenta acoplar audífonos ya a partir
de los dieciocho meses de edad del niño, con lo cual se aprovecha considerablemente
la audición restante. De este oído disponen la mayoría de los llamados sordos.
Las estadísticas nos informan que sólo de un 5 a un 10 por ciento de ellos son
realmente sordos y una gran mayoría tiene la audición disminuida, por lo que les
conviene utilizar audífonos. Pero, desde luego, no basta el mero acoplamiento de un
audífono para activar el resto del oído; sino que, además, requiere de una educación
sistemática y de la fonación adecuada de parte de los padres. Esta es una razón más
que sustenta la necesidad el diagnóstico precoz. De allí que, cuanto más temprano se
inicie el tratamiento y la educación del niño en el hogar, bajo la dirección de un
especialista, mucho mayores serán las posibilidades de recuperación.
VI. 13. TIPOS DE TRASTORNOS AUDITIVOS
Los trastornos auditivos se clasifican por lo general según la estructura donde se dan
los cambios patológicos. De acuerdo a esto tenemos los siguientes:
1. Sordera de conducción:
Se refiere a la disminución o pérdida de la audición debido a la incapacidad de excitar
mecánicamente la cóclea. Esto puede deberse a una causa tan simple como la
obstrucción por un tapón de cera, o debido a condiciones más complejas que afectan
al movimiento de los huesos del oído medio.
De manera similar, las infecciones del oído medio, tales como la otitis, pueden alterar
la transmisión de la energía mecánica. El oído medio está conectado con el tracto
respiratorio superior, a través de la trompa de Eustaquio, y las infecciones de la
garganta suelen, en algunas condiciones, tener acceso al oído medio. Este problema se
produce especialmente en niños pequeños, dado que el conducto que conecta el oído
medio con la faringe es corto en las primeras etapas de la vida.
La pérdida de sensibilidad debido a la sordera de conducción es general, aunque existe
cierta tendencia a una mayor afección de la frecuencia más alta.
2. Sordera neurosensorial:
Es aquella producida por la destrucción de los mecanismos cocleares, especialmente
de las células ciliadas. Este tipo de sordera es el que afecta al mayor número de
personas con déficit auditivo, en el que la causa del deterioro coclear puede deberse a
la exposición de sustancias tóxicas, disfunciones metabólicas, traumas, sonidos fuertes
e, incluso, a trastornos hereditarios.
Por ejemplo, hay algunos antibióticos que tienen propiedades ototóxicas, como son la
estreptomicina, kanamicina y la gentamicina, que al ser ingeridas frecuentemente,
suelen producir severas lesiones cocleares y/o vestibulares, con la consiguiente
pérdida parcial o total de la audición.
También suelen producirse lesiones por la exposición a sonidos repentinamente
intensos o debido a sonidos crónicos de alto nivel, afectando principalmente a las
células ciliadas, de las que las externas son las más susceptibles al trauma auditivo que
las internas. Cuando esta exposición es persistente puede llegar a provocar en algunos
individuos la destrucción del Organo de Corti y de las fibras nerviosas que la inervan.
Los recientes estudios sugieren que los sonidos intensos unidos al uso de algunos
fármacos sin receta médica pueden tener profundos efectos sobre el oído. Este es el
caso de la aspirina, usada generalmente por personas que sufren de artritis, quienes
toman cotidianamente grandes dosis para aliviar el dolor y la inflamación de las
articulaciones. En estas personas la pérdida auditiva es impresionante, reduciendo más
de 40 dB para los tonos altos, la que va unida de una sensación de ruido y campanilleo
en los oídos (denominado tinitus).
Similarmente, los estudios de Mcfadden y Plattsmier (1983) han mostrado que la
pérdida auditiva temporal producida por exposición a sonidos intensos se ve
magnificada cuando el sujeto toma dosis relativamente pequeñas de aspirina para el
resfriado, gripe o dolores de cabeza, lo que altera el umbral auditivo, observándose
grados distintos de lesión coclear o del nervio auditivo.
3. Sordera central:
En este caso la alteración está relacionada con lesiones en las vías o centros auditivos,
incluyendo zonas del tronco encefálico, el tálamo o la corteza. Según Bauer y Rubens
(1985), la pérdida auditiva producida por lesiones o alteraciones cerebrales no suele
ser una mera pérdida de sensibilidad. Una de las consecuencias de la lesión cerebral es
la sordera verbal, trastorno en que la persona muestra un habla normal y una
adecuada audición de sonidos simples pero no puede reconocer palabras habladas.
Otro ejemplo de sordera central es el síndrome de la "sordera cortical", en el que los
pacientes tienen dificultades para reconocer estímulos auditivos verbales y no
verbales. Este raro síndrome se origina por la destrucción bilateral de los inputs a la
corteza auditiva. Esta sordera cortical suele ser transitoria, lo que posiblemente refleja
la diversidad de vías auditivas centrales (o la existencia de procesamiento paralelo en
el sistema auditivo).
VI.14. CLASIFICACIÓN CLÍNICA DE LOS TRASTORNOS DE LA AUDICIÓN
HIPOACÚSICOS LEVES Y MODERADOS
Este tipo de niños puede presentar retrasos en el inicio de su lenguaje oral, en la
adquisición de las diversas etapas y, especialmente, en el aprendizaje escolar. Es
frecuente que en la escuela primaria, al no captar íntegramente a sus profesores,
pierdan atención y aparezcan distraídos, indisciplinados y con retraso escolar. Con
frecuencia son niños portadores de compromiso de oído medio y que son susceptibles
de ser tratados médicamente y normalizar su situación.
HIPOACÚSICO SEVERO
Arbitrariamente podemos catalogar como tales presentan una caída auditiva bilateral
promedio mayor de 60 dB en el área de la palabra (500-1000-2000Hz)
Cuando el trastorno es congénito o aparece en el primer año de vida se va a
caracterizar por retraso en la aparición del habla tanto en la comprensión como en la
expresión, alteraciones importantes en la dicción y en la estructuración de las frases.
Se trata de un niño que escucha el habla a alta intensidad o bien equipado con un
audífono, pero no puede escuchar ni discriminar el habla a niveles corrientes de
intensidad de las conversaciones. Para desarrollar el habla se requiere recibir y
procesar una infinidad de estímulos acústicos de los cuales el ser humano va
identificando conjuntos acústicos a los cuales va otorgándoles significado de
comunicación; para darle este valor los estímulos deben llegarles en forma
suficientemente clara que permita diferenciarlos de los otros estímulos acústicos y
dentro del habla a los distintos fonemas entre sí (unidades acústicas del habla:
equivalentes a las letras de la escritora).
El niño hipoacúsico severo equipado con un audífono adecuado a su trastorno auditivo
está en condiciones de incorporarse a escolaridad normal debiendo recibir apoyo
fonoaudiológico para perfeccionar su pronunciación y enriquecer su lenguaje.
HIPOACÚSICO PROFUNDO
En la sordera profunda hay sólo restos auditivos, no obstante no son suficientes para
comprender el lenguaje hablado (incluso usando muchas veces audífono) esto hace
que el niño no desarrolle el habla.
Si es un niño normal en lo neurológico y síquico va a ser un niño alerta que trata de
comunicarse y reaccionar ante los estímulos ambientales.
Detectado precozmente puede lograr comprensión mediante lectura orofacial y
expresarse oralmente apoyado por gesticulación, puede adquirir una buena
socialización, adecuada educación que en ciertos casos puede llegar a grados
universitarios, puede adquirir una gama importante de habilidades que le permiten
ganarse la vida. Es crucial la educación para poder tener un pensamiento simbólico y
así pensar con palabras y desarrollar su inteligencia. Privados de rehabilitación, sin
lograr la lectoescritura, sin llegar a la lectura orofacial, estarán gravemente limitados
en su capacidad para enfrentar la vida, incluso pueden pasar por discapacitados
intelectuales y ser segregados familiar y socialmente.
Es fundamental la investigación precoz del trastorno, la educación adecuada mediante
una estimulación programada una vez detectado, incluso siendo lactante. Para lograr
una buena rehabilitación es fundamental el apoyo de la familia, la que frente a una
problemática de este tipo requiere de orientación y apoyo.
Cuando la sordera es bilateral se instala antes de los seis años requiere de apoyo
intensivo para conservar el habla, puesto que de no ser así se va a perder el habla y se
va a comportar como sordo congénito.
El adulto que ensordece de ambos oídos requiere de apoyo psicológico para enfrentar
su drama y de un programa de conservación del habla, dado que, privado de la
regulación se va a deteriorar la calidad de su expresión oral, tanto en la pronunciación,
la cadencia o entonación y, posteriormente, en la fluidez, estructura e incluso en la
riqueza de su vocabulario.
VI.15. GRADOS DE DIFICULTAD AUDITIVA
Los especialistas suelen clasificar estas deficiencias en las siguientes categorías:

Audición normal o sensiblemente normal. Las personas con este nivel de
audición tienen un umbral o límite inferior auditivo de 20 decibeles (dB). El





niño en este caso no tiene dificultades en la percepción tonal, pero puede tener
cierta imprecisión articulatoria.
Deficiencia auditiva ligera. El umbral auditivo se ubica entre los 20 y 40
decibeles. Aquí los fonemas de las palabras no son todos igualmente percibidos
por el niño. La voz débil o lejana no es adecuadamente oída y, como tal, el niño
es considerado como poco atento, haciendo que los otros le repitan lo que
dicen. Los niños con este nivel de audición pueden tener ciertas dificultades
para la adquisición del lenguaje verbal.
Deficiencias auditivas medias. El umbral auditivo se encuentra entre los 40 y
70 decibeles. El niño requiere una voz de cierta intensidad para que perciba
adecuadamente la palabra. En este nivel el retardo del lenguaje es frecuente,
así como las alteraciones articulatorias.
Deficiencias auditivas severas. El umbral está entre los 70 y 90 decibeles. El
niño percibe únicamente la voz fuerte. Si el medio familiar le presta atención y
ayuda puede desarrollar cierto lenguaje, si no le dan esta atención el niño llega
a la edad de 4 ó 5 años sin saber hablar, siendo ya difícil recuperar y
compensar.
Deficiencias auditivas profundas. El umbral es superior a 90 decibeles. Los
niños con este grado de audición; son mudos sin la reeducación apropiada no
perciben más que los ruidos fuertes (gritos, ruidos de motores, explosiones,
etc.).
Las cofosis totales. Son excepcionales. Aquí el niño no escucha absolutamente
nada.
Estos grados de deficiencia auditiva se determinan mediante exámenes especializados
de tipo audiométrico. Lafon (1975) considera que los exámenes audiológicos deben
ser bien hechos, con el propósito de establecer el grado y la naturaleza del defecto y,
consiguientemente, buscar el método más adecuado para la rehabilitación y
compensación auditiva. Entre los diversos métodos de examen se destacan la
Electroencefalografía a través de potenciales evocados y la Electrococleografía (ECOG),
que es la más precisa para el diagnóstico de la sordera.
Cabe señalar, además, que con el adelanto de la tecnología computarizada,
actualmente dichos instrumentos de medición se van sofisticando, haciendo más
rápido y preciso el examen audiológico. Esto permite detectar y determinar
precozmente el grado y la naturaleza de la deficiencia auditiva del niño desde el
momento que nace, incluso antes del nacimiento, tal como últimamente se vienen
realizando, constituyendo la tecnología un medio eficaz y cada vez más exacto para
tales exámenes.
Los implantes cocleares (IC) constituyen el más importante avance tecnológico en el
campo audiológico de los últimos años, para proporcionar información acústica válida
a pacientes que tienen sordera sensorial bilateral profunda. En estos casos, las células
ciliadas del órgano de Corti en el oído interno, están impedidas para llevar a cabo su
función de transformar los sonidos en corrientes nerviosas, por lo que el nervio
auditivo y las vías del Sistema Nervioso Central, a pesar de ser normales y aunque
potencialmente pueden funcionar, no llevan al cerebro ningún tipo de información
acústica. Con un ejemplo que corresponde a los tres componentes de un sistema para
encender un foco, ilustramos esta situación: 1) el apagador; 2) el cable que lleva la
corriente y 3) el foco que está en el techo de una habitación. Si el apagador
(equivalente al oído interno de una persona) no funciona, la luz no se podrá encender.
No obstante, si hacemos caso omiso del apagador y le pasamos corriente directamente
al cable, podemos encender el foco. Esto es lo que hace el IC: estimular eléctricamente
al nervio auditivo que si funciona (equivalente al cable del sistema de luz) para que el
foco se encienda en el “techo” del ser humano, es decir, en la corteza cerebral, para
que ahí se hagan conscientes los estímulos que llegan del medio a la persona sorda.
Los IC reciben los sonidos en un sistema de componentes externos y por medio de una
minicomputadora los procesan y transforman en estímulos eléctricos que son enviados
a los electrodos del propio IC, mismos que en su momento son colocados
quirúrgicamente en el oído interno del paciente. Estos estímulos eléctricos
transmitidos por el IC suplen las funciones de las células ciliadas destruidas o que no
funcionan y permiten que el nervio reciba primero y envíe después esa información a
la corteza cerebral. Cuando ésta llega al cerebro, el paciente tiene sensaciones sonoras
que ya estaban olvidadas, si las había tenido antes, o que le eran parcial o totalmente
desconocidas si su sordera es de nacimiento.
VI.16. ¿CÓMO ESTIMULAR Y EDUCAR EL OÍDO?
Suponiendo que el niño tenga una audición normalmente evolucionada, es
conveniente que la ejercite y eduque en forma adecuada, por cuanto que el lenguaje
se adquiere a través del oído y que, cuanto más precisa sea la recepción, tanto más
exacta será la reproducción.
Pues bien, como todos nuestros sentidos, el oído también se educa. En la actualidad,
nuestro medio es de tal condición que estamos insensibilizados frente a las
impresiones del oído. Estamos casi siempre rodeados de múltiples ruidos,
especialmente de motores, y en todas las ocasiones posibles nos aturdimos con música
y mantenemos un fondo sonoro permanente, con lo cual poco a poco nos olvidamos
de oír con precisión.
Si alguna vez nos encontramos en un lugar alejado del ruido de una urbe, por ejemplo
en un bosque, el silencio nos resultará inquietante y sólo progresivamente nos
daremos cuenta de que no estamos en silencio. Poco a poco iremos adaptándonos y
distinguiendo el trinar de los pájaros, el ruido de las hojas y ramas de los árboles
sacudidos por el aire, el auto lejano, sonidos todos más suaves que normalmente ya no
percibimos.
Así pues, si ejercitamos el oído del niño conseguiremos que él perciba con más
precisión el lenguaje de las personas que le rodean y, también, lo reproduzca lo más
exactamente posible. Además, con esto lograremos que reaccione con rapidez a los
sonidos y llamadas suaves, y que ellos mismos no hablen alto si no es necesario.
Hay niños que tienen frecuente ronquera desde pequeños debido a que hablan
gritando. A éstos no se les puede ayudar con simples medicamentos, pues requieren
una educación para hablar bajo, y para ello no sirven de nada exhortaciones verbales
como: "No grites así", sino que los niños han de sentir «placer» en no gritar.
Pero, cabe preguntarnos ¿cómo debemos educar el oído del niño? Bueno, hay diversas
maneras de estimular y educar el oído. Tal educación no implica sin embargo, guardar
ni hacer guardar silencio; pues se puede ejercitar el oído del niño haciendo ruidos y
hablándole en voz alta, media y baja, estimulándolo a reaccionar ante tales emisiones.
Pero también se pueden usar objetos que produzcan distintos sonidos, tales como los
juguetes: sonajeros, campanillas, etc., rodeando con ellos la cuna del bebé, quien a
medida que crece quiere juguetes que hacen ruido, comenzando a explorar el sonido
de distintos objetos que están a su alcance.
Es bueno que los padres accedan a esos deseos, dejando que el niño capte su entorno
por medio del ruido. La prueba de la importancia de esta experiencia la tenemos en la
evolución de los niños de orfelinatos y casa cunas, que carecen de esa posibilidad.
Los juegos para aprender a escuchar son elementos importantes para educar el oído.
También la celebración de cumpleaños y otras fiestas infantiles brindan una excelente
ocasión para ello. Pero cabe destacar que los "juegos para oír" deben realizarse de una
manera natural e interesante, lo que deben estar orientados a:

Identificar los ruidos:
- ¿Qué suena así?
- ¿Dónde se golpea?
- ¿Qué cae al suelo?, etc.



Distinguir el sonido agudo del grave
Distinguir ruidos
Escuchar sonidos fonéticos.
Es bueno, además, emplear libros para activar el habla y ampliar el caudal lexical del
niño, favoreciendo también la formación y desarrollo del pensamiento.
VII. DESARROLLO COMUNICATIVO – LINGÜÍSTICO Y SUS TEORÍAS.
El término “lengua” busca referirse a todo sistema de signos que puede utilizarse como
medio de comunicación. Comunicación implica una relación interpersonal. La
comunicación y el lenguaje no deben entenderse como sinónimos. La comunicación es
un término más general que comprende al lenguaje, aunque éste último puede ser
considerado como la forma más importante de comunicación. La comunicación
humana no se limita a la lengua hablada y escrita; existen diversos códigos de
comunicación como el gestual (facial, corporal), proxémico y kinésico. Son también
formas de comunicación las sensaciones táctiles, gustativas y olfativas. Sin embargo, el
principal medio de comunicación es el verbal/auditivo.
Existen diversas modalidades de lenguajes humanos; modalidad auditiva y de la
palabra, la visual - gráfica, y la visual – gestual. Los centros cerebrales que rigen los
aspectos gramaticales del lenguaje son esencialmente los mismos,
independientemente de la modalidad que se analice. Es válido rescatar que el
hemisferio cerebral izquierdo es un analizador principalmente secuencial, por lo que
actúa, en la mayoría de personas, como el sustrato anatómico y fisiológico de la
función lingüística. El hemisferio derecho es, principalmente, un analizador espacial.
Se ha demostrado recientemente que la gramática de los lenguajes gestuales
(lenguajes del espacio), está controlada al igual que las otras por el hemisferio
izquierdo.
Sin embargo, a pesar de la innumerables investigaciones realizadas, no se sabe a
ciencia cierta cómo nació el lenguaje, esa facultad que tiene el ser humano para
comunicarse con sus semejantes valiéndose de un sistema formado por el conjunto
de signos lingüísticos y sus relaciones. Lo que es claro, es que el lenguaje es el
producto de la integración de varios componentes.
No obstante, a través de los tiempos han surgido dos grandes corrientes filosóficas que
se contraponen entre sí, la nativista que sostiene que el lenguaje es un don biológico
con el cual nacen los humanos, y la empirista que defiende que el entorno social es el
único factor determinante en el desarrollo idiomático.
De ambas corrientes se desprenden las aportaciones de las principales teorías de
adquisición del lenguaje, teorías que no necesariamente son antagónicas sino por el
contrario, en algún momento del desarrollo humano, interactúan y se complementan.
Los fundamentos de las principales teorías del desarrollo lingüístico, se exponen en los
siguientes apartados:
VII.1. TEORÍA LINGÜÍSTICA: SAUSSURE
El estudio del lenguaje, desde cualquier punto de vista, no sería lo que es sin la
aportación de Saussure.
FERDINAND SAUSSURE enseñaba en la universidad de Ginebra antes que Piaget.
Explicaba cosas novedosas pero no publicó nada. Tras su muerte, dos de sus alumnos
publicaron sus apuntes: “Curso de Lingüística General”, que son las enseñanzas
recogidas durante un curso académico. Saussure dice que el lenguaje no es una
realidad unitaria, al hablar del lenguaje hablamos de dos realidades: lengua y habla,
las dos caras de una misma moneda; un instrumento cultural, un sistema de signos y la
actividad individual de uso de esos signos.
Saussure contribuyó a esclarecer tres conceptos clave de la lingüística: la lengua o
sistema, el habla o uso del lenguaje, y el signo lingüístico significado o significante.
Lo importante para la lingüística era centrarse en el sistema de signos, la lengua. La
lengua es un sistema de signos y su desarrollo. Aunque los términos adquisición y
desarrollo del lenguaje se utilizan como sinónimos, adquisición está más cerca de la
idea de instrumento cultural. La lengua entendida como sistema de signos, es
estudiada por la lingüística y; cuando se habla de lenguaje, es la lingüística siempre la
que tiene prevalencia. Sin embargo, si nos fijamos en el habla, en el uso de los signos,
entendido como la actividad individual, veremos que la psicología tiene mucho que
decir sobre el lenguaje. Es el desarrollo como actividad individual.
Volviendo atrás, con Saussure se estudió la gramática, el sistema de signos y no el uso.
Actualmente se mira más el uso y eso es lo que concierne a la psicología. Por ejemplo,
el Giro Comunicativo es este cambio de enfoque: en los años sesenta predomina el
enfoque lingüístico basado en Chomsky; en los setenta el enfoque basado en la
funcionalidad preconizado por Bruner; un giro del interés por el instrumento al interés
por el uso.
Partiendo de lo anterior, surgen varios temas de discusión:
1. El papel de la Interacción: la interacción es el nexo de lengua y habla. Sin lengua no
hay habla y viceversa. Y sin ellos no hay lenguaje. La interacción mantiene vivo el
lenguaje. Por ejemplo, no existe el lenguaje del latín porque no se habla. La interacción
hace que el instrumento se utilice, es el puente entre la lengua y el habla, y la que los
hace posibles.
2. ¿Es el lenguaje heredado o aprendido?: en principio se aprende y se hereda. Es
heredado en dos sentidos: es una herencia cultural; además, biológicamente,
heredamos un cuerpo capaz de llevar a cabo esta herencia cultural, sobre todo, el
cerebro. Por lo demás es aprendido, tenemos que hacer nuestro ese legado cultural,
desarrollarlo, adquirirlo.
4.¿Puede adquirir el lenguaje una máquina?: las máquinas no pueden hablar porque
no forman una cultura ni desarrollan una actividad individual, no interaccionan.
VII.2. TEORIA CONDUCTISTA: SKINNER
El psicólogo norteamericano BF. Skinner propuso esta teoría fundamentándola en un
modelo de condicionamiento operante o proceso de aprendizaje mediante el cual se
logra que una respuesta llegue a ser más probable o frecuente. Skinner empleó el
modelo de condicionamiento operante adiestrando animales y concluyó que podría
alcanzar resultados semejantes si lo aplicaba a niños (as) y jóvenes mediante el
proceso de estímulo — respuesta — recompensa.
Para Skinner el aprendizaje del lenguaje no era, en principio, diferente al aprendizaje
de otros comportamientos complejos humanos. El lenguaje es un comportamiento
multicausado, que se desarrollaría por los efectos del medio ambiente sobre la
conducta del niño, y de ésta sobre aquél.
Propiamente en el área del lenguaje, Skinner argumentó que los niños y las niñas
adquieren el lenguaje por medio de un proceso de adaptación a estímulos externos de
corrección y repetición del adulto, en diferentes situaciones de comunicación. Lo
anterior significa que hay un proceso de imitación por parte del niño donde
posteriormente asocia ciertas palabras a situaciones, objetos o acciones. Así el niño se
apropia de hábitos o de respuestas aprendidas, interiorizando lo que el adulto le
proporciona para satisfacer una necesidad a un estímulo en particular, como por
ejemplo; hambre, dolor u otro.
El aprendizaje del vocabulario y de la gramática se logra por condicionamiento
operante. El adulto que se encuentra alrededor del niño (a) recompensa la vocalización
de enunciados correctos gramaticalmente, la presencia de nuevas palabras en el
vocabulario y la formulación de preguntas y respuestas o bien, castiga (desaprueba)
todas las formas del lenguaje incorrecto como enunciados gramaticales o palabras no
adecuadas.
Como puede verse, para la teoría conductista lo más importante no es la situación
lingüística en sí, ya que relega aspectos semánticos y pragmáticos de la comunicación y
los sustituye por hábitos fonológicos, morfológicos y sintácticos, características del
aprendizaje mecanicista del lenguaje. Tampoco explica cómo se adquiere la gramática
o el conjunto de reglas que la rigen.
Los aspectos principales en los que se basa el modelo skineriano acerca del proceso de
adquisición del lenguaje son los siguientes:
La adquisición del lenguaje humano difiere poco de la adquisición de conductas
aprendidas por otras especies (por ejemplo: aprendizaje del lenguaje en loros).
Los niños imitan el lenguaje de los adultos y estas imitaciones son un componente
crítico del aprendizaje del lenguaje.
Los adultos corrigen los errores de los niños (as) donde estos últimos aprenden a
través de estos errores.
Parte del empleo del lenguaje de los niños responde a la imitación de formas
empleadas por los adultos.
Es notable que para Skinner el aprendizaje del lenguaje se realiza con lo que el adulto
le proporciona al niño mediante el empleo de diferentes estímulos (recompensa,
castigo), según la respuesta que el niño dé sin considerar la predisposición innata que
el niño (a) posee para la adquisición del lenguaje.
Es importante destacar que esta teoría se centra en el campo extralingüístico y toma
como elemento fundamental la influencia del ambiente como mediador del
aprendizaje, así como la idea de que el uso del lenguaje responde a la satisfacción de
determinadas necesidades por parte de los niños y las niñas.
Crítica: La teoría conductista de Skinner no da cuenta de la complejidad del lenguaje,
tiene un escaso alcance, el lenguaje es muy complejo para hablar solamente de
respuestas a estímulos, es una concha para vaciar el mar. Reduce y coloca el
aprendizaje del lenguaje bajo el condicionamiento exclusivo de los estímulos
externos.
VII.3. TEORÍA INNATISTA: CHOMSKY
Propuesta por el lingüista Noam Chomsky, esta teoría plantea que las personas poseen
un dispositivo de adquisición del lenguaje (DAL) que programa el cerebro para analizar
el lenguaje escuchado y descifrar sus reglas (Papalia, D. 2001).
Chomsky postula como hipótesis básica que existe en todo niño y en toda niña una
predisposición innata para llevar a cabo el aprendizaje del lenguaje, aprendizaje que
no puede ser explicado por el medio externo puesto que la estructura de la lengua está
determinada por estructuras lingüísticas específicas que restringen su adquisición.
Resumiendo, la Teoría de Chomsky parte de dos supuestos básicos:
1. Principio de autonomía y especificidad del lenguaje: independencia de
otros procesos del desarrollo. El lenguaje está separado de lo demás y
además ya aparece en nosotros innatamente.
2. Principio de innatismo: el lenguaje es un conjunto de elementos y reglas
formales (una gramática) que no puede aprenderse asociativamente (por
asociación de estímulo- respuesta).
Lo anterior quiere decir que el lenguaje es algo específico del ser humano quien, según
esta teoría, está biológicamente predispuesto a adquirirlo, esto debido a que las
personas nacen con un conjunto de facultades específicas (la mente) las cuales
desempeñan un papel importante en la adquisición del conocimiento y las capacita
para actuar libremente en el medio externo.
La importancia de la teoría innatista radica en que Chomsky insiste en el aspecto
“creador” de la capacidad que tiene quien emplea el lenguaje para crear o producir un
número infinito de oraciones, nunca antes expresadas o escuchadas.
Los supuestos en que se fundamenta el modelo chomskyano son los siguientes:
El aprendizaje del lenguaje es específico del ser humano.
Existe un modelo de lenguaje universal biológicamente programado.
La imitación tiene pocos o ningunos efectos para aprender el lenguaje de otros.
Los intentos del adulto, dirigidos a corregir los errores de los niños y de las niñas, no
ayudan al desarrollo del lenguaje.
La mayoría de las pronunciaciones de los niños y de las niñas son creaciones
personales y no repuestas aprendidas de otras personas.
Los aspectos positivos de esta teoría son la idea de unos principios del lenguaje
universales e innatos; está claro que todas las lenguas a grandes rasgos tienen
aspectos comunes por lo que en algún nivel deben ser innatos. Los generativistas
incluyen que los principios universales de la gramática se manifiestan en el lenguaje
infantil por lo que dieron prioridad al estudio del lenguaje del niño pues se supone que
en él están las respuestas. También explica las regularidades del lenguaje infantil pues,
por muy malas que sean las condiciones, los niños adquieren el lenguaje. A partir de
los años 60 se empezó a prestar atención a la biología del lenguaje: los órganos del
lenguaje, los de fonación, las partes del cerebro. En este aspecto, Lenneberg, con la
Teoría Maduracionista y la Matriz Biológica, recuperó la noción de “periodo crítico”,
según la cual, a partir de una edad no es posible la adquisición de ciertas cosas
(lenguaje), esto se apoya con los llamados niños salvajes pues, sino, la persona
adquiriría el lenguaje en cualquier momento en que se despertase el LAD. Lenneberg
explica en sus escritos teóricos la universalidad de las secuencias de adquisición de
diversas lenguas, idea de que la capacidad para el lenguaje estaba preestablecida en el
cerebro humano, y destinada a emerger a medida que el organismo madurara
biológicamente
Con base en lo anterior, se puede afirmar que la teoría innatista se contrapone
totalmente a la teoría conductista, ya que el modelo del condicionamiento en que se
fundamenta esta última es inapropiado para el desarrollo de la comprensión del
lenguaje. Insiste en características muy superficiales para explicar el proceso de
adquisición lingüística al señalar que el lenguaje que el niño adquiere es el resultado
de respuestas aprendidas del adulto y desestima la capacidad creadora que posee el
individuo. Por el contrario, la teoría innatista contempla, en primer lugar, la estructura
mental que posee el ser humano y la predisposición innata que tiene para adquirir el
lenguaje, y en segundo lugar, da énfasis al papel activo de quien aprende frente a su
capacidad creadora para construir un número infinito de oraciones.
Es interesante destacar que, como veremos más adelante, los más recientes trabajos
de investigación permiten sostener que desde el momento mismo de su nacimiento, el
niño está en condiciones de intervenir en intercambios comunicacionales con las otras
personas. Algo hace que el bebé aprenda a insertarse en la repetición de rituales que
inicia el adulto. Por ello se ha podido hablar de una motivación lingüística previa a
cualquier aprendizaje específico, también sospechable por la asombrosa rapidez y la
perfección habitual con que se adquiere un sistema tan complejo: a partir "de los
modestos cuarenta sonidos básicos (fonemas) que un ser humano es capaz de producir,
el individuo medio domina alrededor de cien mil palabras" (Leakey y Lewin, 1980).
En oposición a la postura innatista se ha desarrollado la teoría que pone el énfasis en
las influencias del ambiente, sin llegar -por supuesto- a las limitaciones del esquema
conductista. Los partidarios de esta modalidad explicativa llegan a considerar el
lenguaje humano como una necesaria respuesta a los estímulos provistos primero por
la madre, y luego por los demás adultos del entorno. Si bien hoy nadie se animaría a
negar la incidencia de estos factores ambientales en el desarrollo ontogenético del
lenguaje humano, hemos de pensar al niño como alguien capaz de organizar su
actividad en coordinación con la del medio, ante todo inserto en la trama de intensos
contactos afectivos con su madre. Por ello puede afirmarse que aún antes de mostrar
alguna competencia lingüística -la que por otra parte podría existir sin ser
demostrable- el niño es parte de una estructura intersubjetiva en la que se construye
no solamente el lenguaje, sino también toda la vida psíquica. El encéfalo infantil,
especialmente inmaduro, es mucho más plástico que el de otros seres vivos, y lo es
durante un período más prolongado de tiempo, de manera que se multiplican las
posibilidades de incidencia ambiental en su desarrollo.
Evitado el peligro de todo reduccionismo debemos tomar en cuenta los estudios ya
clásicos que revelan la estrecha correlación que hay entre el desarrollo del lenguaje y
las características socioeconómicas del grupo familiar. Por ejemplo, la mayor riqueza
de vocabulario y de normas sintácticas provistas por aquellas familias de mayor nivel
cultural, definido éste por la existencia de períodos de estudio más prolongados a lo
largo de la historia personal. Por otra parte, es obvio que los grupos familiares de
mayores recursos cuentan con lapsos más prolongados para el contacto entre adultos
y niños, y con una más completa información psicológica que los lleva a estimular a los
pequeños más precoz y adecuadamente. Puede afirmarse que hasta los cuentos que se
relatan o leen a los niños juegan un papel en la configuración de la futura modalidad
comunicacional.
La presencia o no de hermanos, y, en el primer caso, el orden de nacimiento, son
factores codeterminantes del tipo y grado de lenguaje verbal posterior. Un primer hijo
tiene un desarrollo lingüístico más precoz porque la mayor parte de su contacto social
se realiza con adultos.
Críticas: Chomsky renuncia a explicar la adquisición, explica que la adquisición es
innata y no la explica realmente; es un modelo instantáneo, cuando se aprende algo
sabe usarlo y, si embargo, no es algo innato; además, es muy biologicista, el lenguaje
es un órgano especializado; la autonomía ignora factores cognitivos y sociales, al
considerarlo independiente ignora el pragmatismo.
VII.4. TEORÍA COGNITIVA: PIAGET
Esta teoría, impulsada por el psicólogo suizo Jean Piaget, presupone que el lenguaje
está condicionado por el desarrollo de la inteligencia, es decir, se necesita inteligencia
para apropiarse del lenguaje.
Según Piaget las estructuras del lenguaje son construidas por el niño a partir de su
propia actividad, seleccionando de la experiencia y construyendo a partir de ellas
estructuras conceptuales que posteriormente originan las estructuras lingüísticas. El
constructivismo de Piaget consideraba el lenguaje, dentro de un encuadre evolutivo
general, como una manifestación más del pensamiento conceptual.
Sostiene que el pensamiento y el lenguaje se desarrollan por separado ya que para
Piaget el desarrollo de la inteligencia empieza desde el nacimiento, antes de que el
niño hable, por lo que el niño aprende a hablar a medida que su desarrollo cognitivo
alcanza el nivel concreto deseado. Es el pensamiento, señala Piaget, el que posibilita al
lenguaje, lo que significa que el ser humano, al nacer, no posee lenguaje, sino que lo va
adquiriendo poco a poco como parte del desarrollo cognitivo.
Considerando además, que los primeros pensamientos inteligentes del niño no
pueden expresarse en lenguaje debido a que sólo existen imágenes y acciones físicas.
Él llama habla egocéntrica al primer habla del niño porque la usa para expresar
pensamientos más que para comunicarse socialmente con otras personas,
simplemente son reflexiones de sus propios pensamientos e intenciones. Podría
aseverarse entonces que el habla egocéntrica precede al habla socializada.
La génesis de las estructuras de la inteligencia incluye el desarrollo del lenguaje; la
inteligencia es el resultado de la acción del sujeto sobre la realidad. El sujeto al actuar
sobre la realidad construye (constructivismo) en su mente unas estructuras:
(estructuralismo).
Para Piaget, el desarrollo de los esquemas es sinónimo de la inteligencia, elemento
fundamental para que los seres humanos se adapten al ambiente y puedan sobrevivir,
es decir, que los niños y las niñas desde que nacen construyen y acumulan esquemas
como consecuencia de la exploración activa que llevan a cabo dentro del ambiente en
el que viven, y donde a medida que interactúan con él, intentan adaptar los esquemas
existentes con el fin de afrontar las nuevas experiencias.
Una de las perspectivas de Piaget es que el aprendizaje empieza con las primeras
experiencias sensoriomotoras, las cuales son fundación del desarrollo cognitivo y el
lenguaje, donde el aprendizaje continúa por la construcción (constructivismo) de
estructuras mentales, basadas éstas en la integración de los procesos cognitivos
propios donde la persona construye el conocimiento mediante la interacción continua
con el entorno.
Para que el niño alcance su desarrollo mental es fundamental que atraviese desde su
nacimiento diferentes y progresivas etapas del desarrollo cognitivo, etapas que no
puede saltarse ni pueden forzarse en el niño a que las alcance con un ritmo acelerado.
Estas etapas Piaget las denomina:
Etapa sensorio—motriz; inicia con el nacimiento y concluye a los 2 años.
Etapa preoperacional: de los 2 años hasta los 6 años.
Etapa de operaciones concretas: de los 7 años a los 11 años.
Etapa de operaciones formales: 12 años en adelante.
Propuso, además dos tipos de lenguaje que ubicó en dos etapas bien definidas: la
prelingüística y la lingüística. Se concluye que esta perspectiva psicolingüística
complementa la información aportada por los innatistas en el sentido de que junto a la
competencia lingüística también es necesario una competencia cognitiva para
aprender y evolucionar el dominio del lenguaje, lo que contribuye a documentar no
sólo la creatividad del sujeto en la generación de las reglas, sino la actividad que le guía
en todo ese proceso.
Crítica: Piaget infravalora el lenguaje y los aspectos sociales y comunicativos en
general. Exagera la idea del egocentrismo infantil, el niño es social, abierto, va hacia
otras personas por naturaleza. Concede escasa importancia a las personas del entorno,
el niño construiría su inteligencia individualmente y el entorno no tendría importancia.
Limita las funciones del lenguaje a la representación y no tiene en cuenta el tener por
ejemplo una conversación, el hablar por hablar. Identifica representación y
simbolización, es lo mismo conservar una imagen mental que decir la palabra: en
ambos casos habría representación aunque en uno de los casos haya también
simbolización.
DEBATE ENTRE PIAGET Y CHOMSKY
Fue un debate a distancia durante más de quince años. Piaget hizo críticas a Chomsky y
éste las fue contestando. En 1975 en la Abadía de Royaumont, se realizó un encuentro,
organizado por Piatelli-Palmarini: Noam Chomsky / Jean Piaget; “Teorías del lenguaje”
/ “Teorías del aprendizaje”.
1) Elementos de desacuerdo: para Piaget el lenguaje corresponde a los
principios del desarrollo cognitivo no es autónomo ni específico. El hecho de
que haya aspectos universales no quiere decir que el lenguaje sea innato, lo
son los primeros esquemas sensoriomotores (reflejos) y los mecanismos
funcionales del intelecto.
2) Elementos de acuerdo: importancia de las estructuras internas (competencia
ideal de Chomsky, sujeto epistemológico de Piaget) esfuerzo por la
formalización, explicación constructivista de la génesis de las estructuras, el
lenguaje es el producto de la inteligencia (racionalismo: Ambos son
mentalistas) y no del aprendizaje conductista (empirismo).
Piaget en Royaumont llegó a mostrarse complacido por el genetismo y
cartesianismo de Chomsky pues, él también llegó a compartirlo.
VII.5. TEORÍA SOCIOCULTURAL: VYGOTSKY
Tiene una gran influencia aunque tardía desde la traducción al inglés de la obra
“Pensamiento y Lenguaje”, en la que critica a Piaget; está contextualizada en la
dinámica de los años 50-60, en la dialéctica.
Vigotsky es el teórico del constructivismo social. Esta perspectiva se fundamenta en
que la actividad mental está íntimamente relacionada al concepto social, dándose una
íntima interrelación entre los procesos mentales y la influencia del contexto
sociocultural en el que estos procesos se desarrollan.
Vigotsky, según Miretti, (2003), fue el primero en destacar el papel fundamental del
habla para la formación de los procesos mentales. En su concepción, Vigotsky señala
que el habla tiene dos funciones: la comunicación externa con los demás y la
manipulación interna de los pensamientos internos de la persona consigo misma y
aunque ambos usan el mismo código lingüístico parten de actividades distintas,
desarrollándose independientemente aunque a veces puedan coincidir.
Vigotsky concibe el lenguaje como fenómeno social y cultural, y al aprendizaje como
motor del desarrollo. Los procesos de adquisición del lenguaje se dan mediante la
interacción entre el medio ambiente y el niño.
El desarrollo humano se produce mediante procesos de intercambio y transmisión del
conocimiento en un medio comunicativo y social (cultura). Depende de su interacción
con la cultura; somos el producto de nuestros intercambios con la cultura y la
transmisión de conocimientos que conlleva.
El lenguaje es el principal vehículo de la interacción e influye decisivamente en el
desarrollo de la mente, cuyas funciones pasan a interpretarse como formas sociales.
Todo lo que está en nuestra mente estuvo primero en nuestro ámbito social y luego se
interiorizó. Hay una cesión de conciencia, la cultura nos cede su conciencia de lo que
son las cosas.
Lenguaje y pensamiento tienen orígenes distintos y a lo largo del desarrollo se produce
una creciente interconexión funcional por la que el pensamiento se hace verbal y el
habla racional, reguladora y planificadora de la acción. Aunque el lenguaje tenga que
ver con la mente, el pensamiento no se reduce a lenguaje.
El lenguaje infantil es inicialmente social, un modo de comunicación con los adultos,
exterior en forma y función. Paulatinamente se interioriza y se hace egocéntrico, se
interioriza la función que es ya intelectual, se transmiten pensamientos; conservando
una forma externa, hasta que finalmente se convierte en pensamiento verbal, el
pensamiento que uno concibe
Piaget
→ Pensamiento egocéntrico → Lenguaje Egocéntrico → Lenguaje Social
Vygotsky →
Pensamiento verbal
← Lenguaje Egocéntrico ← Lenguaje Social
Ambos coinciden en un lenguaje egocéntrico pero, para
Piaget es exteriorización y para Vygotsky es vía de interiorización.
VII.6. TEORÍA INTERACCIONISTA: BRUNER
Propuesta por el psicólogo norteamericano Jerome S. Bruner, quien sostiene la
hipótesis de que el lenguaje es un constitutivo del desarrollo cognitivo, en donde el
lenguaje es lo cognitivo. Bruner concilia la postura Piagetana con las hipótesis de
Vigotsky sobre el desarrollo del lenguaje.
Para Brumer, el niño(a) está en constante transformación. Su desarrollo está
determinado por diferentes estímulos y agentes culturales como sus padres, maestros,
amigos y demás personas que son parte de su comunidad y del mundo que lo rodea;
es decir que el niño está en contacto con una serie de experiencias que le permiten
poseer conocimientos previos.
Desde esta perspectiva, el niño (a) conoce el mundo a través de las acciones que
realiza, más tarde lo hace a través del lenguaje y por último, tanto la acción como la
imagen son traducidas en lenguaje.
Lo anterior permite entender por qué Bruner propone lo que él denomina el “puente
cognitivo” que consiste en unir los conocimientos previos que el niño trae con los que
va a adquirir posteriormente influenciados por el contexto sociocultural en que se
desenvuelve.
Bruner presupone que la actividad mental está interrelacionada al contexto social,
dándose una íntima interrelación entre los procesos mentales y la influencia del
contexto sociocultural en que estos procesos se desarrollan.
Para Bruner el lenguaje se debe adquirir en situaciones sociales concretas, de uso y de
real intercambio comunicativo. Ampliando lo anterior Miretti (2003) destaca cinco
factores lingüísticos que influyen en el desarrollo intelectual:
Las palabras sirven como invitaciones para formar conceptos, estimulando al niño a
descubrir sus significados.
El diálogo que se da entre los adultos y el (la) niño (a), es importante ya que orienta,
motiva y estimula a la participación y a educarlo, procurándole una valiosa fuente de
experiencias y conocimientos.
La escuela como centro generador de nuevas necesidades lingüísticas.
Los conceptos científicos se elaboran en el seno de una cultura y se transmiten
verbalmente.
La aparición de conflicto entre los modelos de representación puede ser fuente de
desarrollo intelectual. Si el conflicto no se resuelve, si no va hacia un equilibrio
mayor, no hay desarrollo intelectual.
Basándose en los aspectos anteriores, es evidente que para Bruner el contexto
sociocultural en el que se desarrolla el niño(a) es fundamental, tanto para el
desarrollo intelectual como para la adquisición y desarrollo del lenguaje, ya que éste va
dirigido a una acción comunicativa o bien responde a una necesidad del ser humano.
Pero para la adquisición del lenguaje el niño requiere ayuda para interactuar con los
adultos y debe utilizar el lenguaje mientras hace algo.
Después de conocer los aspectos más importantes de las cuatro teorías expuestas, las
tres últimas guardan relación puesto que se centran en la capacidad cognitiva aunque
cada una enfoque aspectos propios. Opuesta a ellas, la teoría conductista deja de lado
el potencial que el niño trae para desarrollar los procesos lingüísticos al interactuar con
el medio.
Sin embargo, Greene, J. (1980) indica que la teoría del aprendizaje es incapaz de
explicar la capacidad que tiene el hablante de emplear el lenguaje y que la adquisición
de posibilidades estímulo — respuesta significaría una explicación antieconómica de
cómo se aprende el lenguaje.
Es pertinente analizar el enfoque psicolingüístico ya que el sustento teórico de cada
una de las teorías psicolingüísticas brinda un aporte fundamental. Piaget, por
ejemplo, asevera que es el pensamiento el que posibilita el lenguaje (prioriza lo
cognitivo), mientras que Chomsky sostiene que la adquisición del lenguaje responde a
la capacidad innata de todo ser humano. Por su parte, Bruner concilia ambas
posiciones al afirmar que el lenguaje es el agente del desarrollo cognitivo.
Con Bruner se habla de la Tercera vía interaccionista y constructivista. Se fundamentó
en Piaget (constructivismo) y, fundamentalmente en Vygotsky (interaccionismo).
Señalo “el hueco entre lo imposible (el empirismo ambientalista imposible para
explicar el lenguaje) y lo milagroso (Chomsky, el mentalismo innatista según el cual el
lenguaje nace milagrosamente).
VII.7. TEORÍA PRAGMÁTICA: MORRIS
Morris publicó “Teoría de los signos”, con teorías sobre la semiótica diciendo que tiene
que haber una explicación de la relación de los signos entre sí (la sintaxis); además,
debe incluir el estudio de esto con sus referentes, la semántica; es decir, el objeto de
estudio de la lingüística, las unidades y las reglas: las variables fonológicas,
morfológicas, sintácticas y semánticas.
También debe incluir el estudio de la relación de los signos y los hablantes. Esto sí es
novedoso, porque los signos sin el habla están muertos. Esta relación es la pragmática.
El estudio más amplio del lenguaje es la relación pragmática, el uso. “La pragmática
estudia el uso, las condiciones bióticas de la semiosis”. Estudia el aspecto vivo del acto
de significar, algo abstracto que en un grupo de personas se hace vivo. Las condiciones
de uso están poco estudiadas todavía y se pueden dividir en dos: variables cognitivas o
internas, y variables sociales o externas. Las palabras dependen de los usuarios.
El enfoque pragmático enfatiza el uso y la función en la explicación de la adquisición
del lenguaje.
El niño disfruta de un acceso privilegiado al lenguaje: su entrada en él está
sistemáticamente arreglada por la comunidad lingüística (amplificadores externos:
familia y escuela) con la que negocia los procedimientos y significados. El lenguaje es lo
más importante en la sociedad por lo que la sociedad arregla la entrada del niño en el
lenguaje. El lenguaje es fruto de una negociación (cuándo se usa un término o no), una
interacción: el niño negocia con la sociedad y ésta tira del niño.
La relación con los agentes externos es fundamental desde el nacimiento, existiendo
una continuidad funcional entre la comunicación prelingüística de los primeros meses
y el lenguaje. El desarrollo del lenguaje comienza con la interacción desde el
nacimiento. El lenguaje es un instrumento de la comunicación pero, la comunicación
ya existía antes de que el niño comenzase a hablar.
Los principales precursores del lenguaje serían los “formatos”, estructuras predecibles
de acción recíproca (situaciones en las que las mismas cosas se repiten muchas veces
por lo que es predecible lo que tiene que hacer cada cual), donde los adultos optimizan
sus estrategias de “andamiaje”; para el adulto es más fácil ayudar y para el niño
entender.
Este andamiaje se basa en Vygotsky. El niño tiene un conjunto de conocimientos que le
permiten realizar unas tareas. Pero hay otras tareas que sólo somos capaces de hacer
con ayuda de alguien, esa zona la llamó Vygotsky zona de desarrollo próximo o
potencial. El adulto pondría un andamio desde el cual ayudaría al niño. Cuando el niño
aprende las tareas, la zona de desarrollo próximo cambia y también la zona de
andamiaje y así, sucesivamente.
Variables pragmáticas:
1. Variables internas:
 Estados de necesidades: lo que quiero decir, que quiero
significar. Es lo mismo que es estado de motivaciones, lo que
estoy motivado para comprender; es decir, lo que digo o
comprendo está condicionado o depende de lo que yo quiero
decir o entender.

Estados de posibilidades: lo que puedo decir, las posibilidades
a la hora de hablar de un tema y de comprenderlo. Los
conocimientos condicionan lo que puedo decir.
2. Variables externas:
 Estados situacionales: lo que conviene decir, voy a decir lo que
me convenga. La situación determina el lenguaje.
 Estados referenciales: lo que tiene sentido decir; el entorno
influye de modo que lo que se diga tenga sentido. Por ejemplo,
no podemos decir que estuvimos en un prado rosa.
Aprender y desarrollar el lenguaje, aprender a hablar, no es aprender a pronunciar,
discriminar y combinar palabras con significado, no sólo es la estructura gramatical, la
lingüística evolutiva; sino, sobretodo, aprender a usarlas y entenderlas en un
contexto, de acuerdo con las circunstancias, es sobretodo el uso comunicativo, la
pragmática evolutiva.
Ochs y Schieffelin, “Developmental Pragmatics”, iniciaron el estudio de la pragmática
evolutiva. Ninio y Snow “Pragmatic Development”, han hecho su actualización más
reciente.
VII.8. TEORÍA PSICOLINGÜISTICA: BERKO Y BERNSTEIN
La psicolingüística como disciplina que entrelaza la psicología y la lingüística al estudio
de temas como el proceso por el que un niño adquiere su lengua, la emplea y presenta
o no determinados trastornos o alteraciones. Además, busca los mecanismos
neurolingüísticos y trata de las relaciones que se dan entre el cerebro y el lenguaje.
Para Berko, L. Y Bernstein, N. (1999), la piscololingüística o la psicología del lenguaje
persiguen descubrir los procesos psicológicos que se ponen en marcha cuando las
personas usan el lenguaje y cómo se relacionan ambos. De aquí la lingüística puede
obtener percepciones acerca de los sistemas del lenguaje y las clases de competencias
que reflejan las personas al usarlos, por otro lado la psicolingüística ofrece
percepciones de cómo se aprende y se utiliza el lenguaje.
Lo anterior permite visualizar el psicolingüismo como un nuevo enfoque que toma en
cuenta el verdadero uso que se le da al lenguaje, al percibirlo en forma integral en el
ser humano.
Los psicolingüístas han abordado tres aspectos importantes del lenguaje:
 Comprensión: se refiere al proceso de comprensión que permite a las personas
entender tanto el lenguaje hablado cómo escrito, tomando en cuenta la
percepción del habla desde el punto de vista de como interpretan los oyentes la
señal del habla, así como el léxico, es decir, cómo se determinan los significados
de las palabras, el procesamiento de oraciones y esto conlleva al análisis de la
estructura gramatical de las oraciones con el fin de obtener unidades
semánticas mayores y por último, el discurso, el cual se basa en cómo se
formulan y evalúan, en forma correcta, conversaciones o textos más largos.
 Producción del habla: Hace referencia a la forma como las personas producen
habla.
 Adquisición: Indicando cómo se aprende una lengua centrando su atención,
principalmente, en cómo adquieren los niños su lengua materna desde el punto
de vista de la psicolingüística evolutiva, la cual se define como la disciplina
dedicada al estudio de la adquisición infantil del lenguaje, así como los
psicolíngüístas evolutivos describen la forma en que los niños adquieren una
lengua tratando de descubrir cuáles procesos biológicos y sociales intervienen
en el desarrollo del mismo.
VII.9. TEORÍA EVOLUCIONISTA: ARAGÓ
Aragó nos sugiere imaginar que nuestro lenguaje estuviera reducido a vocablos
singulares, concretos, sin plurales ni verbos. En tal caso, sostiene, no nos
entenderíamos. “Habría, si, como entre los animales, comunicaciones de afecto,
temor, resonancias gestálticamente estructuradas, afectivas y conativas, pero
no comprensión propia del lenguaje humano”. Lo propio del lenguaje humano
es el doble nivel de comunicación: biológico –compartido con los animales-, y
comprensivo, exclusivo del homo sapiens. Este último nivel implica la existencia
de un desarrollo mental que no puede ser reducido a lo meramente sensible, y
que por el contrario da lugar al fenómeno más auténticamente humano: la
cultura.
Al iniciar esta separata afirmábamos que arbitrariamente optaríamos por poner al
proceso de socialización como punto de partida de nuestro análisis del desarrollo de la
función verbal, vinculando ésta con la interacción social. Es en este marco que Perinat
(1986) cita una breve definición de Bruner, para quien el fenómeno lingüístico
consistiría en "una extensión enormemente especializada y, a la vez, totalmente
convencional, de la acción cooperativa".
Sin embargo, el hecho de haber optado por estudiar primero el vínculo entre el
desarrollo del lenguaje y el de la socialización, no nos debe conducir al reduccionismo
de los conductistas, para quienes el único origen del lenguaje sería lo provisto por el
medio, a través del mecanismo del aprendizaje. A fin de evitar tal simplificación,
complementaremos la definición de Bruner con los conceptos aportados por Leakey
(1986). Este último autor, recordando que el lenguaje consta de palabras y leyes,
señala que "ambas son invenciones arbitrarias de la mente humana", es decir que su
creación no puede reducirse a un mero aprendizaje de conductas. Perinat (1986),
citando ahora a Altmann, colabora también en tal ampliación conceptual,
caracterizando este importante hecho antropológico -el lenguaje- como "un proceso
por el cual el comportamiento de un individuo afecta al comportamiento de otro".
Como se ve, a esta altura de nuestra exposición, nos hemos alejado bastante del
simplismo de los conductistas.
Tal vez los pensadores e investigadores actuales prefieren hablar de interacción
humana y de comunicación, subrayando así el factor social que actúa en el origen del
lenguaje. El reduccionismo que venimos de denunciar palidecerá más rápidamente si
lo contrastamos con la enorme variedad de teorías que sobre la etiología del lenguaje
se han propuesto.
Las anteriores teorías expuestas tenían al lenguaje como objeto de estudio en tanto
que sistema abstracto de signos, las actuales teorías recuperan al sujeto que habla, al
niño que actúa, al contexto en el que evoluciona integralmente, en suma, al lenguaje
como actividad con contenido, uso y funcionalidad.
En resumen, las tendencias actuales sobre el desarrollo del lenguaje señalan un
camino integrador, tanto de aspectos orgánicos como psicológicos, formales como
funcionales. Se tiende a recuperar al sujeto como protagonista del acto del habla y se
concibe su desarrollo de forma unitaria, de manera que el desarrollo del lenguaje no
se enfoca separado del social, el motriz o el cognoscitivo. Sin embargo, al lado de esta
integración, se subraya el carácter específico de la evolución del lenguaje que no es
reducible a ninguno de los aspectos antes citados.
El estudio de las teorías del desarrollo del lenguaje, dan una base o sustento teórico
muy valioso para analizar factores, alteraciones y elementos implícitos en todo el
proceso lingüístico. De ahí surge la necesidad de estudiar el origen y la evolución del
lenguaje en las diferentes etapas del desarrollo del ser humano.
Otros factores del desarrollo del lenguaje.
La esfera cognitiva y la afectiva, tanto como los factores sociales y culturales, son
motores condicionantes fundamentales del desarrollo del lenguaje humano, por otra
parte sustentado, como vimos, en ciertas características anatomofuncionales del
aparato fonador y en la arquitectura neurofisiológicas de ciertas zonas encefálicas.
Gracias a esta conjunción de elementos se hace posible el lenguaje verbal. Sin
embargo, ello no es suficiente para lograr la mutua sustitución de significados y
significantes: falta la intencionalidad señalizadora que Perinat (1966) considera como
un verdadero salto cualitativo, aún enigmático.
Según la óptica piagetiana la intencionalidad podría ser definida como "la búsqueda
deliberada de una meta por medio de comportamientos instrumentales subordinados a
ella" (Trevarthen, 1986). Aquí conviene agregar que la intencionalidad humana es
generalmente, y sobre todo en este caso, compartida. Por eso puede afirmarse que
"en su concreción juega un papel importante el convencionalismo" .
Otra de las correlaciones entre el lenguaje y las demás áreas del desarrollo observada
especialmente en el trabajo clínico, es la que existe entre motricidad y comunicación
verbal. Si tenemos en cuenta que la emisión de catorce fonemas por segundo se
relaciona con la actividad de aproximadamente cien músculos, aquella vinculación
funcional se volverá más comprensible. De igual manera se nos impone dicha relación
cuando comprobamos cómo determinados logros motrices del niño interfieren
provisoriamente en las capacidades lingüísticas más recientemente adquiridas.
Si bien no podemos incluir al sexo entre los factores determinantes del desarrollo
lingüístico, es indudable que esta condición psicobiológica genera algunas de las
diferencias individuales en dicho desarrollo. Ante todo aclararemos que no podemos
estar seguros de si el sexo condiciona tal desarrollo por una acción específicamente
biológica, o sociocultural. Dada la óptica adoptada en este trabajo es fácil inferir que
optamos por la segunda de ambas posibilidades. Insistamos de paso en que lo cultural
constituye un campo específicamente humano (organización de la materia viva más
dependiente de la herencia cultural que de la genética). Al respecto subrayemos lo que
se sabe sobre la primitiva distribución de roles laborales, derivada de las características
anatómicas de cada sexo: el hombre, con sus fémures aproximadamente paralelos,
que por lo tanto permiten mayor velocidad de carrera, salió a cazar, y la hembra, con
sus fémures convergentes hacia las rodillas, por lo tanto más lenta para la huida de los
peligros, permaneció en la guarida cuidando las crías. El varón, obligado a estructurar
un esquema mental del espacio exterior llegó más rápido a la abstracción, y su
compañera, reunida en el grupo social, logró una convivencia más íntima, efectiva y
distendida, que enriqueció su vocabulario y la capacidad de comunicarse. Por eso no
ha de llamar la atención el hecho de observación cotidiana que revela que las niñas
alcanzan un mejor nivel de comunicación verbal, y que lo hacen más precozmente que
los varones
VIII. ANÁLISIS INTEGRAL DE LOS PROCESOS FUNDAMENTALES DE LA
COMPRENSIÓN LINGÜÍSTICA
El lenguaje, instrumento máximo de la información social de la humanidad, propio del
proceso de socialización resume las exigencias que hizo el hombre en el proceso
sociogenético para integrarse en su entorno con sus semejantes y la naturaleza. De
esta manera, al tratarse de una forma de comunicación en la que intervienen signos
orales y gráficos en un proceso continuo e ininterrumpido, en el que se dan actividades
permanentes de codificación (organización y expresión de ideas) y decodificación
(comprensión). Es a éste último proceso al que prestaremos mayor atención para
referirnos a la comprensión del lenguaje.
El ser humano es capaz de crear símbolos y desentrañar sus significados. Pues bien, el
lenguaje humano es la manifestación más compleja de tal actividad simbólica. En
efecto, el hombre puede interpretar símbolos verbales sonoros (entender la palabra
hablada) o gráficos (entender un mensaje escrito) y emitir símbolos verbales hablando
y escribiendo.
El lenguaje humano (verbal) es la función simbólica más elevada a cargo de zonas
específicas del neocórtex.
La función simbólica se correlaciona estrechamente con zonas concretas del
neocórtex, siendo el estudio de ésta correlación una parte muy importante de la
psicolingüística y de la psicofisiología cerebral del lenguaje; centros del lenguaje ya
estudiados en anteriores acápites.
La comprensión lingüística es también un proceso que tiene como principal objetivo la
interpretación del estímulo verbal que llega a nuestro sistema lingüístico, o para
decirlo más claramente, psicolingüístico, ya que no solo se trata de mecanismos físicos
puramente verbales, puesto que el componente psicológico se encuentra manifiesto y
también subyacente en cada actividad del lenguaje. La comprensión del lenguaje
supone entonces una interacción de mecanismos biológicos, psicológicos y sociales
organizados en la estructura cerebral del hemisferio izquierdo, donde se encuentra el
principal centro de comprensión lingüística que es el área de Wernicke. Esto no
significa que se absolutice la importancia del componente biológico, sino que se
recalca el concepto de actividad psíquica cuyo soporte biológico es el cerebro. En el
lenguaje receptivo tiene que ver esencialmente la actividad del hemisferio izquierdo,
pues este mantiene un sistema de conexiones que aísla o identifica características
fonémicas fundamentales o especiales.
Para iniciar la interpretación del lenguaje el primer paso es el reconocimiento físico del
estímulo, a cargo de nuestro sistema sensorial perceptivo que pone en juego su
capacidad de analizar pertinentemente los sonidos o formas visuales presentes; aquí
es donde hay que poner mucha atención porque se comete frecuentemente el error
de adjudicar todo este proceso de comprensión al lenguaje escrito, debido a la
facilidad de su manejo en lo pragmático, sin embargo, se nota claramente que el
lenguaje hablado o habla, así como el escrito, tienen mecanismos similares que varían
solamente en algunos detalles psicofisiológicos. Al no interferir en la comunicación
linguística algún elemento denominado “ruido”, el siguiente paso es el reconocimiento
psicolingüístico dado por la percepción de fonemas, así como la identificación de las
palabras que faciliten el reconocimiento de frases, sean estas aisladas o relacionadas
en una oración, para luego llegar a la comprensión de unidades lingüísticas superiores
como los textos o discursos verbales. Pero esta secuencialidad no funcionaría si es que
no se manejara un mismo código lingüístico, el idioma, dado que es este elemento el
que va a permitir que nuestro bagaje léxico “reaccione” y permita la decodificación
correcta, hecho que recién viabilizará la comunicación verbal, así como enfrentar
dificultades a nivel social, si las hay; porque si un individuo no comprende a este nivel,
nos da un indicador del poco desarrollo cognitivo que puede tener, al no interpretar un
mensaje proveniente de su propio contexto sociocultural. En este punto ya vemos
cuan importante es el conocimiento teórico del factor psicológico y social para poder
identificar ciertos problemas a nivel lingüístico. De la misma manera la neuropsicología
nos brinda herramientas teóricas de detección de patologías en la comprensión del
lenguaje. Debemos prestar mucha atención a la organización del cerebro, pues este
órgano va a ser que dirija la correcta interpretación lingüística de los elementos
provenientes del exterior, analizando las percepciones básicas y propiciando la
actividad de la comprensión a través de los órganos visuales, acústicos y motores.
Hasta aquí analizamos la secuencialidad de los procesos que llevan a la comprensión
lingüística, pero no solo se trata de secuencias entre un emisor y receptor, sino
también de un contexto social determinado y, como se dijo en líneas anteriores, es
necesario tenerlo en cuenta pues nos brinda mucha información al tratar de abordar
un caso, o si somos partícipes de un proceso de comunicación lingüística, se trate de
un diálogo, lectura o cualquier forma de comunicación lingüística. Además debemos
recordar que la interpretación de un lenguaje no solo es de manera directa, sino que
gracias a la complejidad cerebral, podemos contextualizarlo a diversos significados sin
que se pierda el objetivo del emisor. Esto lo apreciamos en el lenguaje connotativo,
que es una forma de decodificación compleja, facilitada por la actividad del lóbulo
frontal.
Debemos tener en cuenta que la abstracción que hacemos de la realidad, se da
principalmente a través del lenguaje, característica intelectual elevada que no sería
posible si no se diera todo el proceso lingüístico, es decir, la codificación y
decodificación interactuante en relación a un sistema contextual determinado por la
sociedad y cultura en la que se movilizan los individuos interactuantes. Hecho que, sin
lugar a dudas, permite poner de manifiesto que las palabras y frases que emitimos
tienen vínculos con los afectos, sentimientos, motivos, conceptos y reglas morales de
la personalidad. De ahí la importancia de conocer el proceso de la comprensión
lingüística en sus reales dimensiones biológicas, psicológicas, sociales, culturales; ya
que si nos referimos a dicho complejo proceso como mera recepción de información y
actividad psicofisiológica, estaremos cayendo en un simple reduccionismo teórico,
comportándonos como sujetos parlantes y oyentes sin objetivos claros, cuando en
realidad la comprensión lingüística supone mucho más que ese límite, integra todo el
proceso lingüístico, desde lo fonético hasta lo lingüístico que comprende toda la
gramática, en constante interacción con los factores biológicos, psicológicos y
socioculturales, que la neurolingüística, psicolingüística y neuropsicología tienen como
compromiso trabajar y desarrollar en los niveles teórico y práctico.
Para esclarecer la definición de lenguaje desde un punto de vista amplio y
pluridisciplinar citamos a Lecurs y colaboradores (1979): “El lenguaje es el resultado de
una actividad nerviosa compleja, que permite la comunicación interindividual, de
estados psíquicos a través de la materialización de signos multimodales que simbolizan
estos estados de acuerdo con una convención propia de una comunidad lingüística”.
En síntesis, el lenguaje es particularidad social exclusiva de la especie humana, como
tal tiene características sistémicas (múltiples componentes que funcionan bajo reglas
expresas y precisas), que asume diversidad de sistemas de códigos (lenguaje de
señas, telegrama, señales de humo, etc), cuyo carácter sistémico abierto le permite
la contínua e ilimitada creación de nuevos mensajes, destacando su carácter
simbólico transmisor de significados reflexivos del conocimiento del mundo real y de
la capacidad de invención de creaciones imaginarias y de ficción; el lenguaje es el
principal instrumento de creación de cultura, a la vez que es un elemento sine
quanon de sus componentes.
Los cuatro componentes esenciales del lenguaje, son:
El COMPONENTE SINTÁCTICO DEL LENGUAJE es el elemento fundamental del estudio
de la forma del lenguaje. Veamos algunas definiciones de sintaxis:
“La función primordial de la sintaxis es combinar las piezas léxicas (vocabulario) de una
lengua para formar oraciones” (Hernanz y Brucat, 1987).
La oración es “una construcción (o forma) que en la expresión dada, no forma parte de
una construcción mayor (Bloomfield, 1964). Las oraciones están compuestas por el
sujeto, el verbo y el predicado.
El contenido del lenguaje o COMPONENTE SEMÁNTICO DEL LENGUAJE es parte de la
lingüística que estudia la significación de las palabras de una lengua. Dentro el
componente semántico podemos considerar al léxico como el conjunto de las palabras
de dicha lengua. Semánticamente la palabra “es un núcleo de significado que se refiere
o tiene referencia en la realidad concreta o abstracta” (Cabré, 1994)
El estudio de la forma y el contenido del lenguaje no bastan para comprender todos
sus aspectos, el análisis del COMPONENTE PRAGMÁTICO DEL LENGUAJE, que se ocupa
de las situaciones en las que se usa el lenguaje para comunicarse: quién es quien habla
y qué es lo que dice. La pragmática se ocupa de “los principios que explican cómo
funciona el lenguaje” (Rees, 1986). Para el estudio del uso del lenguaje es preciso tener
en consideración aspectos extralingüísticos: el contexto situacional.
El COMPONENTE FONOLÓGICO del lenguaje se refiere a la habilidad para asociar,
estructurar y ordenar las palabras, luego de haber aprendido a analizar y clasificar los
sonidos de la lengua; gracias a éste aspecto que integra sonidos e impresiones visuales
es viabilizada la palabra escrita. Los errores que los niños cometen al leer tales como
sustituciones de letras, omisiones, inversiones dentro de las palabras que leen, pueden
relacionarse con errores en el desarrollo del componente fonológico del lenguaje.
IX. ETIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DEL LENGUAJE.
IX.1. CAUSAS ORGÁNICAS
Se refieren a una lesión en cualquiera de los sistemas u órganos que intervienen en la
expresión y producción del lenguaje.
Se distinguen 5 tipos:
- Hereditarias: Se heredan de padres a hijos.
- Genéticas. Originadas en información genética erróneamente codificada en
los genes.
- Congénitas: uso de fármacos, o enfermedades como la rubéola durante el
embarazo.
- Perinatales: tienen lugar durante el parto, por ejemplo, las anoxias.
- Postnatales: se produce después del nacimiento, por ejemplo, una causa
sería la prematuridad.
IX.2. CAUSAS FUNCIONALES
Son debidas a un funcionamiento patológico de los órganos que intervienen en la
emisión del lenguaje.
Un ejemplo sería una disfasia de contenido expresivo.
IX.3. CAUSAS ORGÁNICO FUNCIONALES
Aunque la mayoría de las veces, cuando el órgano está afectado también lo está la
función, puede ocurrir que sólo esté alterada la función y el órgano no. Esto es lo que
se llama disfunción.
IX.4. CAUSAS ENDOCRINAS
Afectan fundamentalmente al desarrollo psicomotor del niño, pero también pueden
afectar a su desarrollo afectivo, al lenguaje y a la personalidad.
IX.5. CAUSAS AMBIENTALES
Hacen referencia al entorno familiar, social, cultural y natural del niño y cómo influyen
estas en su desarrollo emocional y afectivo (sobreprotección, abandono, maltrato,
ausencia de estímulos o estímulos erróneos).
IX.6. CAUSAS PSICOSOMÁTICAS
El pensamiento puede ocasionar una expresión oral anómala, y desórdenes en la
palabra pueden afectar al pensamiento. Todo ello nubla la capacidad de una buena
expresión y comprensión.
X. PATOLOGIA DEL LENGUAJE, HABLA Y VOZ
El lenguaje es considerado una de las condiciones humanas más importantes, ya que
permite que el hombre evolucione, por tanto, el hablar de un modo claro y
comprensible, constituye un requisito fundamental para la vida útil. El no contar con
esta posibilidad para comunicarse puede limitar muchos aspectos de la cotidianidad.
El lenguaje es una piedra fundamental en el desarrollo social y cognitivo normal de
cualquier grupo de niños, y las intervenciones tempranas y adecuadas pueden reducir
en gran escala las repercusiones del déficit en esta área. Se analiza la definición del
lenguaje como ‘resultado de una actividad nerviosa compleja que permite la
comunicación interindividual de estados psíquicos a través de la materialización de
signos multimodales que simbolizan estos estados de acuerdo con una convención
propia de una comunidad lingüística y se hace referencia a otros términos relacionados
con el lenguaje.
Por patologías vocales entendemos aquellas que alteran la voz, es decir, toda aquella
patología que pueda encontrarse a nivel laríngeo que es donde se produce la fonación
o bien en las cavidades de resonancia que es donde va a producirse la proyección
vocal.
Se comentan distintas clasificaciones de las alteraciones del lenguaje y se analizan las
características de éste en los diferentes trastornos neurológicos, como los trastornos
motores de origen central, espectro autista, alteraciones del aprendizaje, retraso
mental y trastornos por déficit de atención y comportamiento perturbador.
La edad preescolar es un período importante en la vida del infante, ya que le permite
adquirir las bases de la socialización y la construcción de su personalidad.
El niño preescolar tiene ante él una valiosa herramienta que le viabiliza interactuar con
las personas que lo rodean, decir lo que piensa, lo que quiere y necesita. Dicha
herramienta es el lenguaje, el cual está íntimamente relacionado con su desarrollo y
crecimiento integral. El lenguaje y la comunicación son vitales en todos los seres
humanos. Es un elemento posibilitador de la existencia del pensamiento.
Adquisición de los fonemas según la edad: debe articular correctamente.
0-2 años: vocales
2-3 años: p, b, m, k
3 y medio a 4 años: t,d, n, x, y, g
5 años: f
6 años: l, r, rr, ll
7 años: s, z, sh, pl, pr, br
Un niño (a) presenta dificultad cuando:
a) No comprende el significado de las palabras que escucha.
b) No posee un amplio vocabulario que le permita expresarse correctamente
c) No logran ordenar sus ideas y éstas se expresan en desorden.
d) Presenta dificultades para articular los sonidos del idioma, palabras, frases y
oraciones.
Cuando el nivel del desarrollo del habla queda por debajo del de otros niños de la
misma edad; en calidad según se pone de manifiesto por el uso y la precisión de las
palabras, los niños encuentran obstáculos en sus relaciones sociales. Esto afecta a la
adaptación social, su proceso de lectura – escritura y tiene efectos perjudiciales sobre
el concepto que tienen de sí mismos.
X.1. Trastornos del desarrollo y adquisición del lenguaje
RETRASO SIMPLE DEL LENGUAJE
Las etapas de desarrollo se cumplen armónicamente, pero con retraso cronológico a lo
establecido en las tablas de desarrollo para la comunidad en que está inmerso el niño.
Por lo general hay antecedentes familiares de retraso en el inicio del habla. Evoluciona
espontáneamente a la normalidad, sin secuelas.
Se manifiesta por dislalias, restricción en el vocabulario en la estructuración de las
frases. Se califica de retraso leve cuando es menor a tres meses de lo esperado para su
edad, moderado si es de tres a seis meses y severo si es mayor de nueve meses.
El retraso del habla (RDH) que es un retraso en la aparición (los prerrequisitos para el
lenguaje existen), pero la expresión aparece retrasada de 6 – 10 meses, respecto al
niño que se considera normal. O en el desarrollo de la expresión respecto a su edad
cronológica que no puede ser explicado por una deficiencia mental o una estimulación
insuficiente, y que tampoco se debe a un trastorno generalizado del desarrollo, a
déficit auditivo, o a trastornos neurológicos.
El retraso en el desarrollo del lenguaje (RDL), el cual se da cuando existe retraso en la
aparición de todos los niveles del lenguaje, que afecta sobre todo a la expresión.
Aunque la comprensión está menos afectada. Se puede observar alrededor de los 3
años de edad.
RETRASO MODERADO DEL LENGUAJE
“Se trata de una elaboración tardía del lenguaje” (Ajuriaguerra, 1980). Para Launay,
1989, “es un trastorno global de la exprsión, con locuciones automáticas, vocabulario
pobre, palabras simples y frases cortas”.
Este trastorno, también llamado disfasia, se manifiesta a partir de los seis años y se
caracteriza por una falta de organización en el lenguaje. Puede afectar al lenguaje
escrito, originando disortografía y dislexia. En el plano social afecta el conjunto de la
personalidad del sujeto.
RETRASO GRAVE DEL LENGUJAJE
Es la forma más grave de los trastornos de adquisición y organización del lenguaje. Lo
presentan niños o niñas que a la edad de cinco años no han adquirido ningún tipo de
lenguaje, o es mínima la adquisición verbal que poseen sin que haya déficit auditivo o
intelectual causante de este grave retraso. Esta alteración es denominada
“audiomudez” por los autores alemanes, y “afasia congéntia” por los autores ingleses.
MUTISMO
El Mutismo verbal puro es un síndrome en el cual el paciente ha perdido toda su
capacidad para hablar, en tanto que conserva normales su capacidad para escribir,
pensar con palabras, entender palabras habladas y leer. El mutismo puede ser
ocasionado por sobreprotección familiar, ausencia de estimulación lingüística,
exigencia exagerada de los padres para que el niño hable, disgregación familiar
(divorcio, muerte, madre ambivalente, padre desinteresado). Otras causas son las
situaciones de bilingüismo mal integrado en ambientes lingüísticamente pobres, el
déficit lingüístico hereditario, sobre todo a nivel de memoria auditiva, y la incapacidad
comunicativa específica, sea por inhibición motora o trastornos instrumentales.
X.2. Dificultades de la expresión o comprensión del lenguaje
D.1) DISFASIA
Hay compromiso en la comprensión y en la expresión del habla por lesión del sistema
nervioso central y que sumariamente podemos caracterizarla por dificultad en la
comprensión del lenguaje o de Wernicke y en la formulación del lenguaje hablado a
nivel del área de Broca. Son niños que tienen audición conservada, inteligencia
normal, pero desarrollan su habla tardíamente, con alteraciones de importancia
variable, tanto en calidad y cantidad de lo que comprenden y como expresan el
lenguaje hablado. Por lo general son niños inquietos, desatentos, irritables, con buen
rendimiento intelectual en los tests que no sean verbales, y gran baja en los verbales,
dado que es ésta la esfera selectivamente afectada.
En un extremo de la gama del niño está aquél que no logra ningún desarrollo del habla
en los primeros años de vida y quién requiere de una educación especial integral, hasta
el disfásico con poco retardo, leves alteraciones con dificultades en el aprendizaje
escolar.
Este grupo de niños disfásicos desconcierta a padres y médicos, sólo un estudio en
equipo permite llegar a una evaluación adecuada y un diagnóstico que permite
orientar a una educación rehabilitadora exitosa.
En ambos casos (2 y 3) son generalmente niños hiperactivos con atención inestable,
pueden tener incoordinación motora, agresión, negativismo.
Pueden tener alteración de la comprensión del lenguaje escrito y hablado.
Incapacidad de adquisición de lenguaje simbólico.
Presentan problemas de
aprendizaje, inmadurez global, pueden presentar además déficit visual, auditivo y
motor.
CAUSAS DE DISFASIA - AFASIA
Lesiones prenatales
1. - Desprendimiento de placenta
2. - Intentos de aborto
3. - Hemorragias frecuentes
4. Lesiones natales
5. - Prematuros, asfixias, parto dificultoso.
6. Lesiones postnatales
7. - Traumatismos encéfalocraneano.
8. - Accidentes vasculares cerebrales.
9. - Procesos inflamatorios .
10. - Procesos tumorales.
D.2) Afasia
El descubrimiento de Broca de la existencia de un área específica para el lenguaje
hablado, situado en el hemisferio izquierdo del cerebro, convulsionó el mundo de la
neurología. Provocó que los neurólogos europeos se lanzasen a formular numerosos
modelos del mecanismo central del lenguaje. Ni siquiera en la actualidad se
comprende el mecanismo central del lenguaje por completo y sigue siendo muy
aventurado cualquier intento por formular un modelo para la comunicación normal y
patológica. Es así como las distintas clasificaciones de las denominadas afasias,
intentan relacionar las alteraciones centrales del lenguaje, con alteraciones a nivel de
la corteza cerebral cortical o subcortical.
Afasia de Broca
Trastorno del lenguaje común en el adulto se caracteriza por un habla y lenguaje
carentes de fluidez.
Afasia de Wernicke
Trastorno del lenguaje común en el adulto habla y lenguaje fluidos pero, parafásicos.
Afasia de conducción
La comprensión auditiva es buena, pero la repetición exacta es mala.
X.3. Dificultades del ritmo de la palabra y velocidad de la conversación
DISFEMIA O TARTAMUDEZ
Disfemia o tartamudez es la incapacidad para producir un discurso fluido en
determinadas situaciones que el sujeto vive como comprometidas, así el habla del
sujeto se ve interrumpida por bloqueos o espasmos que le impiden emitir las palabras
o por otros síntomas llamados disfluencias.
Se manifiesta por interrupciones en el flujo del lenguaje o por repeticiones de sonido a
sílabas.
Se acompaña de espasmos de contractura de tipo tic de los músculos esenciales para
la articulación, de espasmos laríngeos, de la cabeza, de los músculos respiratorios e
incoordinaciones respiratorias.
Puede presentar 2 tipos de espasmos:
Clónicos: ej. no.. no... no.. no... no... quiero salir
Tónicos: ej. es un estado de inmovilización muscular que impide totalmente el habla,
cuando este espasmo cede la palabra sale precipitadamente como una especie de
disparo.
Las épocas más frecuentes de iniciación del síndrome son principio del lenguaje,
comienzo de la vida escolar, adolescencia. Deben considerarse como factores
predisponentes: herencia (familiares tartamudos), imitación, se ve más frecuente en
zurdos, bilinguismo, por turbación de la vida afectiva emocional.
Es muy importante saber que dentro de la evolución normal del lenguaje existe una
etapa de tartamudez fisiológica que no siempre se presenta y que obedece al estado
de inseguridad natural del niño en el manejo de un instrumento de expresión no
totalmente adquirida. Se supera generalmente en forma rápida
-Disfemia.
Es un trastorno de la fluidez del habla que se manifiesta por una interrupción del ritmo
de la expresión verbal de forma más o menos brusca.
X.4. Dificultades de la articulación de la palabra
Disartria. Constituye un trastorno permanente y uniforme de la articulación del
lenguaje debido a alteraciones del control muscular de los mecanismos del habla. Se
debe a lesiones del sistema nervioso central y/o periférico.
Dislalias
La dislalia es un trastorno de la articulación de fonemas por ausencia o alteración de
algunos sonidos o por la sustitución de éstos por otros de forma improcedente, en
personas que no muestran patologías comprometidas con el Sistema Nervioso Central
ni en los órganos fonoarticuladores a nivel anatómico.
Pueden ser funcionales u orgánicos.
B.1) Dislalias funcionales: Falta en la coordinación muscular que necesita el niño para
formar los diferentes fonemas. En este grupo inciden a veces factores del mismo
ambiente.
- Falta de estimulación maternal
- Falta de patrones auditivos correctos
- Sobreprotección familiar
- Imitación.
- Corrección excesiva.
B.2) Dislalias orgánicas
Se deben a malformaciones congénitas o adquiridas de los órganos articulatorios.
- amigdalas hipertróficas
- velo de paladar corto-bífido
- cornetes hipertróficos
- labio leporino.
Hay dislalias por:
a) Sustitución: cambia un fonema consonante por otro ej. cantal por cantar.
b) Omisión : suprime una letra ej. gato - ato.
c) Deformación: no articula nítidamente uno o más fonemas. Mas frecuentes en
fonemas r - s - d - t –
B.3) Disglosia
Es un trastorno de la articulación de los fonemas, de origen no neurológico central,
debido a alteraciones anatómicas y/o fisiológicas de los órganos articulatorios
periféricos, que dificultan el funcionamiento lingüístico en personas sin afectaciones
neurológicas o sensoriales detectables, con una inteligencia no verbal dentro de los
límites de la normalidad, y que a pesar de tener una estimulación adecuada, una
educación suficiente y unos progresos observables, no llega a alcanzar un
conocimiento lingüístico que les permita comprender y expresarse de forma correcta.
B.4) Rinolalia
Voz nasal; resonancia nasalizada o gangosa.
a) Rinolalia abierta: Se produce en lesiones del paladar óseo o blando y en las
malformaciones palatinas congénitas. Se deforman los fonemas p-t-q.
b) Rinolalia cerrada: Es la alteración fónica por reducción o falta de resonancia y es de
origen rinolaríngeo. Se produce en las consonantes m - n.
X.5. Dificultades por trastornos de la voz
-Afonía
Pérdida total de la voz. La afonia puede ser consecuencia de una lesión orgánica en las
cuerdas, de una lesión periférica que lo afecta (un nervio, un músculo por ejemplo),
puede ser también de origen psicológico. La recuperación depende del daño que
presente, es recuperable en la mayoría de los casos.
-Afonía histérica
Alteración del timbre de la voz o pérdida total de ésta sin que existan alteraciones
orgánicas, endocrinológicas o funcionales, provocada por angustia logofóbica,
traumatismo psiquico, emociones violentas, accidentes y/o miedos.
-Disfonía
Trastorno que cursa con pérdida parcial de la voz, de origen orgánico o funcional, que
afecta al timbre, la intensidad, la extensión y la duración de la voz. Su característica
esencial es el enronquecimiento del timbre de la voz. El habla es forzada con una
excesiva tensión en los músculos de cara, cuello, hombro y/o tórax. La respiración
suele ser torácica superficial y el flujo aéreo espirado débil.
X.6. Dificultades del lenguaje escrito
La dislexia, afección que está referida a las dificultades de aprendizaje en la lectura y
escritura.
La disgrafia, cuando un niño no es capaz de escribir bien a partir de los 6 años, y es
capaz de efectuar los movimientos precisos.
La disortografía, cuyas dificultades residen en la identificación fonética y de las reglas
gramaticales que rigen el uso de las letras.
La discalculia, que es una pérdida de la capacidad de identificar los números y
utilizarlos en las operaciones más simples.
X.7. Trastornos del lenguaje asociados a otras deficiencias
Sordomudez
Estado deficitario funcional de desarrollo del lenguaje, secundario a una sordera
limitante del aprendizaje por imitación de sonidos, debida a daño genético o adquirido
en el aparato o en los centros cerebrales de la audición. Supone una sordera profunda
bilateral prelocutiva y el efecto comunicativo que condiciona al impedir la adquisición
de los patrones lingüísticos de la sociedad en que se debe desenvolver. La persona
sordomuda al no escuchar, no puede aprender el lenguaje oral, pero hay escuelas
especializadas en enseñarles a comunicarse de diversas formas. La mayoría de los
sordomudos aprenden a leer los labios y además tienen un sistema de comunicación
por gestos y señas con las manos.
Sordoceguera
La sordoceguera es una deficiencia que afecta de manera integral al desarrollo del ser
humano. Las principales implicaciones que dicha deficiencia provoca inciden de forma
directa en la interacción con su entorno, en la forma de establecer y mantener las
relaciones con los demás, en la manera de percibir el mundo, en el aprendizaje y
desarrollo de habilidades, en su propia autonomía y en la forma de acceder a la
información, entre los obstáculos más significativos.
La incidencia de los diferentes factores determinantes genera diferencias individuales
que hace que este colectivo sea muy heterogéneo. Sin embargo, todas las personas
con sordoceguera comparten las mismas dificultades comunicativas, la necesidad de
utilizar el tacto como canal prioritario de entrada de información y, en consecuencia,
precisan realizar ajustes emocionales adaptativos a las interferencias que en el
desarrollo humano integral causad esta deficiencia.
La multiplicidad de canales por los cuales aprendemos a conocer el mundo que nos
rodea, para ellos queda reducido a lo que se puede tocar con las manos. En este
sentido, la mayoría de los sordociegos dependen casi totalmente de otra u otras
personas y su aprendizaje está mediado por ellas. El desarrollo cognitivo de las
personas sordociegas, y especialmente los casos en los que la sordoceguera es
congénita, sigue pautas de desarrollo que son integradas fragmentariamente en el
tiempo, a un ritmo más lento que en los congéneres de su edad. La lentitud es notoria
en el desarrollo de los sentidos táctil, visual u oral. Esta forma de procesamiento
puede estar, en algunos casos, directamente ligada al desarrollo cognitivo y a la
comprensión limitada de la información: la sordoceguera afecta todo el proceso de
adquisición de conocimientos, referido a lo que se aprende, a la forma en que se
aprende y la manera en que se aplica este conocimiento.
El establecimiento de las relaciones sociales está condicionado a la utilización de un
código común que permita el desarrollo de la interacción entre dos o más individuos.
No obstante, cuando desde el nacimiento se estimula el aprendizaje relacionándolos
con el mundo externo mediante los sentidos auditivo, táctil, oral, dérmico, receptores
propioceptivos y cinestésicos, es notable el grado de independencia relativa y el
desarrollo cognitivo que se logra con éstas personas.
Deficiencia intelectual
La deficiencia intelectual se da cuando un niño no alcanza el nivel cognoscitivo ni el
desempeño social esperados para su edad cronológica, La esencia de la deficiencia
intelectual es la presencia de un coeficiente intelectual bajo y un problema
considerable en la adaptación a la vida diaria. Presentando alteraciones a nivel
orgánico, psíquico y socio-cognitivo. Se caracteriza por un funcionamiento inferior a la
media, junto con limitaciones asociadas en dos o más de las habilidades adaptativas:
comunicación, cuidado personal, vida en el hogar, habilidades sociales, utilización de la
comunidad, salud y seguridad, habilidades académicas funcionales, ocio y trabajo. Una
familia puede sospechar retardo mental cuando las habilidades motoras, las
habilidades del lenguaje y de autoayuda no parecen desarrollarse en un niño o cuando
se desarrollan a un ritmo mucho menor que el de otros niños de su edad. Los niños
con discapacidad intelectual pueden disfrutar de la vida al igual que todo el mundo.
No nos debemos olvidar que un discapacitado intelectual puede llegar a ser un niño
normal excepto en el plano de la inteligencia.
Los niños con discapacidad intelectual leve se expresan utilizando palabras
correctamente, sin trastornos en la articulación; su lenguaje presenta cierta
organización y en ocasiones, aparece más evolucionado de lo que podría preverse
atendiendo al coeficiente intelectual; pero, en otras, se crean retrasos intelectivos del
lenguaje, especialmente en los niños que presentan trastornos emocionales asociados.
Los niños con discapacidad intelectual moderada pueden beneficiarse de los
entrenamientos para la adquisición de los hábitos linguísticos. Llegan a hablar y
aprenden a comunicarse de formas diversas, aunque les es difícil expresarse con
palabras y utilizar formulaciones verbales correctas. Su vocabulario es limitado, pobre
y escaso; pero en ocasiones, cuando el ambiente es suficientemente acogedor y
estimulante, el niño puede ampliar sus conocimientos de lenguaje y expresión hasta
extremos realmente sorprendentes. La estimulación ambiental que recibe,
especialmente durante el primer tiempo de vida, le posibilitará una evolución más o
menos favorable. La estructura de su lenguaje hablado es semejante a la que
correspondería a etapas anteriores del desarrollo en el niño normal.
Los niños con discapacidad intelectual severa pueden realizar algunas adquisiciones
verbales, pero su lenguaje es muy elemental. El vocabulario y la sintáxis son muy
restringidas y simplificadas. La mayoría de ellos tienen considerables dificultades en la
coordinación de movimientos, con defectuoso control de la respiración y de los
órganos de fonación. La lengua y los labios carecen de necesaria movilidad, la
articulación de los fonemas es errónea o débil. Están imposibilitados para emitir cierto
número de sonidos, en especial algunas consonantes. Para llegar a la palabra, deben
vencer su incapacidad de seguir un ritmo variado. Consiguen hablar y aprenden a
comunicarse, pero no pueden desarrollar el lenguaje escrito.
Los niños con discapacidad intelectual profunda suelen presentar algún tipo de
malformaciones cefálicas o faciales. Normalmente, el origen de estos déficits es de tipo
orgánico, y su etiología es conocida. Generalmente es causado por enfermedades
neurológicas identificables, que explican la discapacidad intelectual
Este estado se caracteriza por la persistencia de los reflejos primitivos, con una falta de
maduración. Se sabe muy poco acerca de sus actividades psíquicas, pero no por ello
hay que negar su existencia. Durante los primeros años, y hasta la edad escolar, los
niños afectados por este déficit desarrollan una mínima capacidad de funcionamiento
sensoriomotor. En algunos casos pueden adquirir los mecanismos motores
elementales, una exigua capacidad de aprendizaje, y conseguir relaciones afectivas
simples durante el período de la escolaridad. En otros, no se alcanza este grado
mínimo de desarrollo, y necesitan permanentemente ser atendidos, con cuidados
maternos y si es preciso, incluso de enfermería. Pueden responder a los
entrenamientos básicos, pero no en lo que se refiere a desenvolverse por sí mismos.
En la adultez, necesitarán igualmente cuidados y protección, pero pueden ser capaces
de desarrollar algún aspecto muy primitivo del lenguaje y conseguir, aunque de forma
muy precaria, un grado mínimo de autodefensa.
Parálisis cerebral
El 20% de los niños con parálisis cerebral muestran problemas de oído o lenguaje. Es
importante que los niños con parálisis cerebral, también reciban una evaluación del
oído, especialmente si también tienen una incapacidad de la vista.
Los niños con parálisis cerebral a menudo tienen problemas con el lenguaje. Esto es
porque la parálisis cerebral afecta los músculos que se usan para producir el habla (la
lengua, garganta, pulmones, etc.) esto se conoce como disartria. El habla de estos
niños puede ser lenta y confusa. Sus voces pueden tener un sonido nasal si entra
demasiado aire por la nariz o suenan como que han tenido un resfriado si muy poco
aire entra por la nariz. Las facciones también pueden distorsionarse cuando hablan. Un
terapeuta de habla/lenguaje debe ser consultada para determinar si terapéuticamente
puede ayudársele al niño para mejorar estos problemas.
Muchas personas consideran usar aparatos de voz cuando tienen parálisis cerebral.
Antes de hacer tal recomendación es importante evaluar completamente el oído del
niño. Su habilidad para usar este tipo de aparatos dependerá de qué tan bien puede
oír. También puede tener problemas para oír lo que la maestra le dice, para participar
en las discusiones de grupo, o en cualquier otra tarea que requiera el oído. Si existe
pérdida de la vista y del oído, se deben usar los métodos que se usan para los
sordociegos.
Autismo
El autismo es un trastorno profundo del desarrollo, de inicio precoz, que comporta
alteraciones en: 1. La interacción social; 2. La comunicación/ lenguaje, y 3. La
flexibilidad de conductas, intereses y actividades.
Cuando se han analizado los trastornos del lenguaje en los niños autistas, se ha
evidenciado que, en general, no difieren de los que pueden presentar los niños no
autistas, por lo menos en sus aspectos formales.
El motivo más frecuente de consulta de un niño autista es el retraso en la adquisición
del lenguaje. Se debe por tanto tener un elevado grado de sospecha y profundizar en
la valoración de la conducta social, cuando un niño de 2 años no ha iniciado el
lenguaje. En más de la mitad de niños autistas de edad preescolar, el principal motivo
de preocupación de los padres era la ausencia de lenguaje. En ocasiones, a ello se une
la sensación de que no comprende el significado del lenguaje.
No es infrecuente observar en niños de 2 a 4 años la presencia de una jerga, en
ocasiones muy elaborada, que sustituye el lenguaje. Puede parecer como si imitara el
lenguaje de los adultos, pero evidentemente desprovisto de contenido semántico. De
forma intercalada a la jerga, puede aparecer alguna palabra o frase, en ocasiones
sorprendentemente sofisticada, pero absolutamente descontextualizada.
Otro fenómeno, peculiar en niños autistas, es la ecolalia, a veces inmediata y otras
veces retardada. Si bien la primera puede ser fisiológica durante un cierto período, la
segunda debe motivar una elevada sospecha de autismo. También es típica la ausencia
de interlocutor durante los largos discursos que pueden acompañar los juegos
infantiles. Llama la atención en este discurso, vacío de contenido, la cuidada
entonación, como si imitara una charla perfectamente elaborada; pueden aparecer
entremezclados anuncios televisivos y frases hechas. Otra característica peculiar, de
carácter precoz en el lenguaje del autista, es la falta de gesticulación o expresión
facial, como medio para suplir o compensar sus déficits lingüísticos, cuando intenta
comunicar algo. La gesticulación del autista está disociada de la comunicación. Por el
contrario, puede utilizar el gesto o el movimiento para dirigir al adulto hacia su fin,
pero como si el adulto fuera un objeto más, utilizado mecánicamente para satisfacer
sus deseos.
Un fenómeno lingüístico, prácticamente patognomónico de niños autistas es el uso del
‘tú’ o el ‘él’, para sustituir el ‘yo’. Esta peculiaridad podría ser una forma de ecolalia [1.
También es posible que este fenómeno tenga alguna relación con los defectos
cognitivos sociales, propios del autista, como se verá más adelante.
Además de la capacidad expresiva, suele estar afectada la comprensión, si bien este
aspecto puede ser más difícil de reconocer. En ocasiones se plantea la duda sobre la
existencia de sordera.
Conclusiones.
Se colocó en evidencia la heterogeneidad semiológica de los trastornos del lenguaje,
por lo que es adecuado tener en cuenta las clasificaciones y términos relacionados con
éste, además de conocer las características puntuales de cada alteración en los
diferentes trastornos neurológicos a fin de llegar a un diagnóstico preciso que permita
implementar conductas e intervenciones apropiadas y, además, en el momento
oportuno, evitar complicaciones posteriores.
XI. CONSECUENCIAS DE LOS TRASTORNOS DEL LENGUAJE
XI.1. Incidencia sobre la comunicación y la relación.


Si el niño no comprende lo que se le dice, no actúa o no responde en
función de la petición de su interlocutor y su respuesta no es adecuada.
Los aspectos sintácticos y semánticos del discurso que el adulto le propone,
no están integrados, por lo que el niño tiene dificultad para expresarse y
los signos comunicacionales no son ejecutados.
XI.2. Incidencia en el niño.




El niño es consciente de sus limitaciones de expresión y de sus errores a través
de las correcciones de su entorno; si éstas son excesivas, puede aparecer un
bloqueo con rechazo y cólera.
La recepción de informaciones parciales va a frenar su desarrollo cognitivo. No
puede gozar de los ajustes que permitan el uso de conceptos, el desarrollo de
sus competencias cognitivas, la memorización y la evocación.
En el colegio, desde párvulos, la dificultad del lenguaje altera sus intercambios
con los otros niños.
Sin la ayuda adecuada, estas dificultades corren el riesgo de producir una
repercusión en su lenguaje escrito.
GLOSARIO DE PALABRAS CLAVE
Alexia. La alexia es la pérdida de la capacidad de leer, cuando ya fue adquirida
previamente. Generalmente va acompañada por la pérdida de la destreza en la
escritura (agrafía), aunque la persona puede hablar y entender la lengua hablada.
Amígdala
Masa de sustancia gris cortical situada en el vértice de cada lóbulo temporal.
Arquicorteza. La arquicorteza es una de las dos estructuras del encéfalo que forman la
allocorteza, junto a la paleocorteza o corteza olfatoria. Todas estas estructuras suman
un 10% de la corteza cerebral. La arquicorteza también es conocida como corteza del
lóbulo límbico, por ser esta su principal estructura. Esta corteza forma parte del
sistema límbico y recibe su nombre por considerarse, evolutivamente, la parte más
antigua de la corteza cerebral.
Cenestesia. Sentimiento vago que tenemos de nuestro ser, independientemente del
concurso de los sentidos, o incluso el sentimiento que tenemos de nuestra existencia
gracias a la sensibilidad orgánica vaga y débilmente consciente en estado normal, que
deriva de todos nuestros órganos y tejidos, comprendidos los órganos de los sentidos.
Cinestesia. Sentido por el cual se perciben los movimientos musculares, la posición o el
peso; se piensa que está en los músculos y las articulaciones.
Cognición. Es el proceso mental de reconocer, identificar y asociar que permite a una
persona inferir información, comprender conceptos y aplicarlos a nuevos aprendizajes.
Comunicación. Es el proceso de interacción social básico mediante el cual los
individuos intercambian información. En todo sistema de comunicación hay varios
componentes: emisor, receptor, mensaje,código, canal y contexto. Es necesario
conocer algunos aspectos de cada uno de ellos para poder integrar sistemas que
funcionen de manera eficaz y eficiente. En nuestro caso el emisor es el conjunto
integrado por el cerebro que “piensa” el mensaje y el aparato fonatorio que lo
“traduce” a una emisión acústica. El receptor es el aparatoauditivo que recibe la onda
sonora y la transforma en impulsos nerviosos que luego son interpretados por el
cerebro.1 El mensaje es la idea a comunicar. El código es el lenguaje hablado. La
combinación del mensaje y el código constituyen la señal. El canalpuede ser el medio
en el cual se propaga la onda sonora (en general el aire) o un medio de transmisión
electrónico que constituye en sí mismo otro subsistema de comunicación cuyas
propiedades son bien conocidas y que se aproxima en muchos casos (aunque no
siempre) a la idealidad. El contexto puede tener un sinnúmero de componentes, que
van desde factores puramente subjetivos o psicológicos, como el interés, la atención,
la motivación hasta factores físicos tales como respuesta en frecuencia, interferencias,
distorsiones, ruido, etc.
Filogenia. La filogenética o filogenia es la parte de la biología que estudia la evolución
de las especies de forma global, en contraposición a la ontogenia, que estudia la
evolución particularizada de cada uno de los individuos.
Fonema. Es la unidad lingüística más elemental desprovista de significado (por
ejemplo, p/t/k).
Fonética. Se refiere a los sonidos en el habla, incluyendo su producción acústica y los
procesos físicos y fisiológico de emisión y articulación involucrados. La Fonética estudia
experimentalmente los mecanismos de producción y percepción de los sonidos
utilizados en el habla a través del análisis acústico, articulatorio y perceptivo. Se ocupa,
por consiguiente, de las realizaciones de los fonemas.
Fonoaudiología. Es una disciplina científica cuyo objeto de estudio es la comunicación
humana (en individuos y grupos) en los campos de la prevención, detección,
evaluación y diagnóstico del estado de las funciones simbólico – linguística y su
manifestación en trastornos de la voz, la audición y el lenguaje.
Fonología. Estudio de los sonidos pronunciables que se utilizan en cualquier lenguaje
para comunicarse. Estos sonidos, los fonemas, son las unidades más pequeñas del
sonido en el habla, y varios fonemas utilizan sonidos que no se utilizan en otros.
Habla. Es el acto de seleccionar los signos de entre los disponibles y organizarlos a
través de ciertas reglas. Materializa el código. Es individual, vale decir que cambia de
un individuo a otro. Los signos pueden corresponder al lenguaje escrito o al lenguaje
oral.
Hipocampo
Eminencia alargada que ocupa la pared externa de la proyección esfenoidal de cada
ventrículo lateral del cerebro.
Hipotálamo
Un grupo de núcleos neuronales situados en la base del cerebro que forma el suelo y
parte de la pared lateral del ventrículo medio; comprende el quiasma óptico, los
cuerpos mamilares, el túber cinereum el infundíbulo y la hipófisis, Ejerce el control de
las actividades viscerales, equilibrio del agua y de los electrólitos, temperatura
corporal, etc.
Lengua. Sistema de signos hablados que son utilizados como medio de comunicación.
Lenguaje. Es un sistema de signos lingüísticos que permiten la comunicación en una
comunidad. Es un sistema pues cada uno de sus elementos tiene entidad propia y
entidad relativa a su posición o relación con los otros elementos. Es un código de
signos. Tiene carácter social pues es propio y común a todos los miembros de una
comunidad.
Lenguaje escrito. Sistema lingüístico cuyo significante es la grafía escrita, formada por
combinaciones de letras.
Lenguaje hablado. Sistema lingüístico cuyo significante es la palabra hablada.
Las palabras son los elementos libres mínimos del lenguaje.
Lenguaje simbólico. Sistema de elementos comunicacionales gestuales, fonéticos,
pictográficos o verbales que representan una idea, un objeto o una acción de la
realidad, compartida culturalmente entre dos o más individuos o grupos. El lenguaje
simbólico es también la capacidad para representarse mentalmente imágenes visuales,
auditivas o cenestésicas que tienen alguna semejanza con el objeto representado.
Lingüística. Disciplina que estudia específicamente la estructura de las lenguas
naturales y el conocimiento que los hablantes poseen de ellas
Neocórtex. La porción más reciente de la corteza cerebral o "corteza nueva" que
constituye el centro de las funciones más elevadas del ser humano. El neocórtex
contiene alrededor de cien billones de neuronas cada una de las cuales tiene entre mil
a diez mil sinápsis. Las células del neocórtex están dispuestas en seis capas
diferenciadas en regiones, cada una de las cuales permite la visión, la audición, el
tacto, el sentido del equilibrio, el movimiento, las respuestas emocionales, y todos los
elementos relacionados con la cognición.
Ontogenia. La ontogenia (también llamada morfogénesis u ontogénesis) describe el
desarrollo de un organismo, desde el óvulo fertilizado hasta su forma adulta. La
ontogenia es estudiada por la biología del desarrollo.
Palabra. Elemento libre mínimo del lenguaje. En su versión escrita las palabras están
formadas por letras o grafemas, y en el lenguaje oral las palabras están formadas por
fonemas.
Paleocórtex o corteza límbica. La paleocorteza o corteza del bulbo olfatorio es la parte
de la corteza cerebral que corresponde a las áreas de terminación de las vías olfatorias.
En esta capa se encuentra el cerebro olfatorio. Junto con la arquicorteza forma
la allocorteza, estructura que conforma el volúmen total de la corteza cerebral
humana.
Percepción. Mecanismo mental por el cual el organismo reconoce la entrada sensorial,
o información. Esto involucra una habilidad para diferenciar estímulos sensoriales
diversos.
Semántica. Se refiere a los aspectos del significado, sentido o interpretación del
significado de un determinado elemento, símbolo, palabra, expresión o representación
formal. En principio cualquier medio de expresión (lenguaje formal o natural) admite
una correspondencia entre expresiones de símbolos o palabras y situaciones o
conjuntos de cosas que se encuentran en el mundo físico o abstracto que puede ser
descrito por dicho medio de expresión.
Significado. Conjunto de palabras, ideas o entidades puramente mentales y
convencionales, no universales ni absolutas (arbitrarias) que definen el objeto del cual
estamos hablando.
Significante. Aspecto sonoro o gráfico de un signo lingüístico que evoca las
experiencias, los recuerdos de todo aquello que tiene que ver con una cosa material,
virtual, sensible o insensible. Por ejemplo el significante de la palabra signo son los
sonidos y/o las letras que componen esta palabra.
Signo. Un signo es algo que reemplaza a otra cosa para comunicarla en un mensaje.
Los signos lingüísticos se clasifican en dos tipos: significado y significante. El significado
es el concepto mental, idea o contenido a comunicar. El significante es la imagen, ya
sea gráfica o acústica que se le asigna.
Símbolo. Cualquier cosa cuyo valor, significado o interpretación le es adjudicado
arbitrariamente por quién lo usa.
Sintaxis. Es el conjunto de reglas para la coordinación de las palabras en frases u
oraciones, según las reglas sintácticas, que son diferentes en cada idioma.
Sistema Límbico. El sistema límbico es un sistema formado por varias estructuras
cerebrales que gestiona respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales. Está
relacionado con la memoria, atención, instintos sexuales, emociones (por ejemplo
placer, miedo, agresión), personalidad y la conducta. Está formado por partes del
tálamo, hipotálamo, hipocampo, amígdala cerebral, cuerpo calloso, séptum y
mesencéfalo. El sistema límbico interacciona muy velozmente (y al parecer sin que
necesiten mediar estructuras cerebrales superiores) con el sistema endócrino y el
sistema nervioso autónomo.
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