DESARROLLO DEL LENGUAJE Separata preparada para la Maestría en Gerencia y Atención a Personas con Discapacidad por Fonoaudióloga María Eugenia Guillén Escalera, en base a capítulos de libros, textos difundidos en congresos de fonoaudiología, publicaciones en Internet y libros, cuyos autores están explícitamente citados en el texto. Cochabamba, septiembre de 2009 I) EMERGENCIA DEL LENGUAJE HUMANO II. ETAPAS EN LA ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE III. EL CEREBRO IV. CENTROS CEREBRALES DEL LENGUAJE V. ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL APARATO DE FONACIÓN V.1. ASPECTO SONORO DEL HABLA V.2. EL ÓRGANO PRINCIPAL DE LA VOZ V.3. ¿CÓMO FUNCIONA EL ÓRGANO FONADOR? V.4. MECANISMOS FISIOLÓGICOS EN LA PRONUNCIACIÓN SONORA DEL LENGUAJE V.5. LA RESPIRACIÓN Y LA EMISIÓN DEL HABLA V.6. MECANISMOS DE ARTICULACIÓN DE LOS SONIDOS DEL HABLA V.7. EL SISTEMA NERVIOSO Y EL CONTROL DE LA ARTICULACIÓN DEL LENGUAJE VERBAL VI. ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL APARATO AUDITIVO EN RELACIÓN A LA ADQUISICIÓN DEL HABLA VI.1. ¿COMO ES EL SISTEMA AUDITIVO? VI.2. EL OÍDO EXTERNO VI.3. EL OÍDO MEDIO VI.4. EL OÍDO INTERNO VI.5. ÓRGANO DE CORTI. VI.6. ¿CÓMO INFORMA EL ÓRGANO DE CORTI EL MENSAJE ACÚSTICO AL CEREBRO? VII.7. DESARROLLO DEL OÍDO VI.8. DESARROLLO CRONOLÓGICO DEL OÍDO VI.9. ¿CÓMO OBSERVAR Y DESCUBRIR UN DEFECTO EN EL DESARROLLO DEL OÍDO DEL INFANTE? VI.10. DEFECTOS DE LA AUDICIÓN Y SU INFLUENCIA EN LA ADQUISICIÓN DEL HABLA VI.11. EXAMEN Y DIAGNÓSTICO DE LA DEFICIENCIA AUDITIVA VI.12. LA AUDICIÓN DE LOS SONIDOS, SUS LÍMITES Y POSIBILIDADES VI. 13. TIPOS DE TRASTORNOS AUDITIVOS VI.14. CLASIFICACIÓN CLÍNICA DE LOS TRASTORNOS DE LA AUDICIÓN VI.15. GRADOS DE DIFICULTAD AUDITIVA VI.16. ¿CÓMO ESTIMULAR Y EDUCAR EL OÍDO? VII. DESARROLLO COMUNICATIVO – LINGÜÍSTICO Y SUS TEORÍAS. VII.1. TEORÍA LINGÜÍSTICA: SAUSSURE VII.2. TEORIA CONDUCTISTA: SKINNER VII.3. TEORÍA INNATISTA: CHOMSKY VII.4. TEORÍA COGNITIVA: PIAGET VII.5. TEORÍA SOCIOCULTURAL: VYGOTSKY VII.6. TEORÍA INTERACCIONISTA: BRUNER VII.7. TEORÍA PRAGMÁTICA: MORRIS VII.8. TEORÍA PSICOLINGÜISTICA: BERKO Y BERNSTEIN VII.9. TEORÍA EVOLUCIONISTA: ARAGÓ VIII. ANÁLISIS INTEGRAL DE LOS PROCESOS FUNDAMENTALES DE LA COMPRENSIÓN LINGÜÍSTICA IX. ETIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DEL LENGUAJE. IX.1. CAUSAS ORGÁNICAS IX.2. CAUSAS FUNCIONALES IX.3. CAUSAS ORGÁNICO FUNCIONALES IX.4. CAUSAS ENDOCRINAS IX.5. CAUSAS AMBIENTALES IX.6. CAUSAS PSICOSOMÁTICAS X. PATOLOGIA DEL LENGUAJE, HABLA Y VOZ X.1. Trastornos del desarrollo y adquisición del lenguaje X.2. Dificultades de la expresión o comprensión del lenguaje X.3. Dificultades del ritmo de la palabra y velocidad de la conversación X.4. Dificultades de la articulación de la palabra X.5. Dificultades por trastornos de la voz X.6. Dificultades del lenguaje escrito X.7. Trastornos del lenguaje asociados a otras deficiencias XI. CONSECUENCIAS DE LOS TRASTORNOS DEL LENGUAJE GLOSARIO DE PALABRAS CLAVE DESARROLLO DEL LENGUAJE I) EMERGENCIA DEL LENGUAJE HUMANO El cerebro de los homínidos alcanzó su tamaño actual y seguramente su capacidad intelectual hace unos 250.000 años. Sin embargo, muchos de los atributos que consideramos característicos del hombre aparecieron bastante mas tarde, ¿por qué? ¿En que consistió la “incubación cerebral” de las capacidades para el manejo de las herramientas, el fuego, la música, el arte, el deporte, las matemáticas, la filosofía y el lenguaje? ¿Si el cerebro es el mismo de hace 250 000 años, por qué hace solamente 40. 000 años ocurre el estallido cultural de la especie humana -en la denominada Cultura Cromagnon- surgiendo de forma extendida la vestimenta, las viviendas, el arte, la ganadería, la agricultura, etc?. Muchos estudiosos están convencidos de que la revolución cultural de la especie humana ocurrió por algún cambio genético Cuando nosotros decimos “diminuto”, con las manos hacemos una pequeña pinza y con los labios hacemos el mismo movimiento. Esto que puede resultar sorprendente es muy importante porque muestra que hacemos una traducción no arbitraria entre lo visual y lo auditivo, lo auditivo y el área de Broca –con la articulación de la palabra-, y entre el área de Broca y la región de la mano –con la escritura-. Así emergieron las protopalabras y el protolenguaje de nuestros ancestros. Esta habilidad del gyrus angular y regiones vecinas de ligar patrones visuales a patrones de ondas sonoras, que en realidad no tienen nada en común, pero son asociados activamente y de modo no arbitrario por nuestro cerebro, es seguramente la semilla del lenguaje y la capacidad de abstracción, y del estallido cultural de la Especie Humana, ocurrido en nuestro planeta hace 40.000 años. ¿Pero cómo saber la fecha de nacimiento del lenguaje? ¿Cuando habrán sonado las primeras palabras? ¿Quiénes las pronunciaron?. La hipótesis más aceptada actualmente atribuye al homo sapiens Cromagnon esta cualidad, basada en la evidencia antropológica del mayor tamaño de los agujeros condíleos anteriores existentes en la base del cráneo, que permitieron el paso de los nervios hipogloso derecho e izquierdo conformados por fibras nerviosas con la dimensión física suficiente para llevar impulsos nerviosos desde el cerebro hasta los 17 músculos de la lengua; característica que no se encuentra en los ancestros del homo sapiens ni en las especies antecesoras de los monos actuales, ni en ellos mismos. El homo erectus vivió hace 1.800.000 años hasta 800 000 años atrás. Fue el primero en tener una silueta corporal similar al hombre actual, con miembros inferiores largos y completamente adaptado a la vida terrestre. Su altura fue prácticamente la del hombre moderno. La cara se fue asemejando a la nuestra, es a él a quien debemos nuestro particular apéndice nasal, único entre el resto de los homínidos por su proyección externa. Nuestra nariz no solo resultó de la reducción craneofacial y dentaria, sino también de la necesidad de conservar la humedad en un medio árido. Su capacidad craneana fue de unos 1.100 ml, pero seguramente no hablaba porque el canal del cráneo y las vértebras dejaba un espacio muy reducido para la médula espinal, por tanto no tuvo suficientes nervios conectados a la médula para controlar la respiración y emitir palabras. El hombre de Neandertal, vivió hace 230.000 años hasta hace 25.00 años, tenía la laringe idéntica a la del hombre actual, lo mismo que sus coetáneos los Cromagnon, salieron de África hace 150.000 años y sus grandes pinturas rupestres datan de 40.000 años atrás. Todos los homo sapiens antiguos tenían canales hipoglosos comparables a los de los hombres actuales. Esto sugiere que sus lenguas fueron agiles, móviles y rápidas como la nuestra, por tanto, hablaron. Es indudable que la posibilidad de hablar depende estrictamente de las características del aparato fonador, resultado a su vez de un largo y trabajoso proceso evolutivo que, según se ha supuesto, sería consecuencia del revolucionario logro motriz de la postura erecta. Gracias a la novedosa forma de locomoción se acortó el hocico, se ensanchó el maxilar inferior y, sobre todo, se liberaron las extremidades anteriores, que pasaron a ser superiores. La posibilidad de manipular objetos y alimentos dejó en libertad la zona oral, vacante entonces para ser utilizada en la comunicación. A nadie se le escapa que esta liberación no puede ser considerada sino como un factor facilitador de la nueva función, pero de ninguna manera su causa. En el mismo sentido parecen haber actuado otros cambios también derivados de la postura erecta: la ampliación de la cavidad bucal que posibilita retrodesplazar la lengua hacia las fauces, a la vez que permite la inflexión de su parte posterior. En el mismo sentido actúa la posición recíproca del paladar y la laringe, mucho mayor que en los simios. Un mono con un cerebro humano pero con un macizo bucofaríngeo y una laringe correspondientes a su especie no podría emitir otros sonidos que los comunes de sus congéneres. Sin embargo, sin la increíble capacidad de simbolización que se evidencia en cada objeto fabricado por el homo sapiens y en casi ninguno del Hombre de Neandertal, es imposible pensar en un lenguaje igualmente rico en palabras, analogías, abstracciones, síntesis, categorías, fantasías, etc. En todo caso puede pensarse en una similar fonación o habla. Pero con cráneos diferentes tampoco parece lógico suponer que neandertales y cromañones emitieran los mismos sonidos. El neandertal probablemente habló, pero de manera diferente al sapiens. EL momento preciso de la emergencia del lenguaje en el grupo de los homínidos, es todavía un tema a la espera de una solución adecuada. Leakey (1956) clasifica los estudios dirigidos a esclarecer este interrogante en cuatro grupos: los que investigan las posibilidades de comunicación de los chimpancés y gorilas, los que buscan las huellas del encéfalo en la caja craneana de los fósiles, los que analizan los utensilios de piedra fabricados por nuestros antepasados, y los que realizan el mismo esfuerzo interpretativo sobre las pinturas rupestres. En este apartado describiremos algunos resultados de las investigaciones en las cuatro áreas citadas. Es en base a esos mismos resultados que Overhage (1973) afirma decididamente que el lenguaje a través de sonidos articulados no comenzó hasta el Paleolítico Superior, y especialmente en el Auriñaciense (38.000 años atrás), sobre el final de la Era Glaciar, momento de la creación de las pinturas rupestres, cuando nuestro venerable antepasado ya había logrado "la representación centralizada del espacio y la intuitiva actuación en el espacio imaginado". Vale decir, a una respetable distancia de aquel otro logro definitorio de la hominización: la postura erecta, con todos los cambios consecuentes a ella, necesarios como precondiciones de la comunicación verbal (craneofaciales, bucofaríngeos y locomotrices). Como veremos más adelante, no hay acuerdo en cuanto a la etiología precisa de esta importante función. Podemos encontrar en cambio dicho consenso -aunque sea parcialmente- en cuanto a su fenomenología evolutiva. Leakey (1986), como muchos otros, supone la adquisición del lenguaje mediante un proceso escalonado. Dice al respecto que "según todos los indicios, una forma rudimentaria de comunicación verbal apareció hace ya dos millones de años, en vida del Homo Habilis, e incluso pudo darse algún tipo de lenguaje entre los Australopitecos (presentes hace 3.900.000 años, extinguidos hace 3.000.000 de años). La aparición del Homo Erectus (apareció hace 1.800.000 años y se extinguió hace 300.000 años) probablemente estuvo marcada por un mayor desarrollo de esta habilidad, tal vez con una ampliación del vocabulario y una mayor capacidad para establecer la estructura básica de las oraciones". El hecho de que se pueda inferir que el Homo Erectus realizaba ceremonias rituales, especialmente en relación con el culto de los muertos, permite suponer que a esta altura ya se había logrado un notable refinamiento del lenguaje. Al referirnos al desarrollo cognitivo vimos que hay un apuntalamiento recíproco entre el operar con las imágenes mentales y el desarrollo de la comunicación verbal. Leakey (1986) cita un trabajo de Portman de 1956 en el que éste sostiene que las palabras, nuevos equivalentes de las imágenes, constituyen un instrumento de gran disponibilidad, un verdadero biocatalizador proveedor de una de las mayores ventajas evolutivas. Operatividad que por fin se revela a través de las expresiones gráficas descubiertas en diversas cavernas: ese arte refinado que ubicamos a una distancia de unos cuarenta mil años, prueba ya irrefutable de la existencia de un lenguaje verbal, tal como hoy lo entendemos, es decir, implicando "la aptitud para articular ideas abstractas complejas" (Leakey, 1986). Más allá de la imposibilidad de determinar con precisión el "por qué" del lenguaje, y a pesar de las enormes dificultades para establecer con precisión el "cuándo", intentaremos avanzar en el "cómo", si bien en ese intento no podremos evitar la especulación etiológica, ineludible para la inteligencia humana. En algún momento, posiblemente hacen unos cien mil años, algunos de nuestros antepasados quisieron y pudieron llamar la atención de sus semejantes y lo hicieron aún en aquellos momentos en que no regía la necesidad de la gratificación de los requerimientos biológicos inmediatos. ¿Qué es lo que motivó semejante cambio revolucionario, verdadera piedra angular del proceso de hominización? Se lo ha atribuido a las necesidades impuestas por el hábito de la caza colectiva, pero teniendo en cuenta que los perros salvajes también practican este tipo de cacería y no han logrado la forma humana de comunicación, resulta más prudente inscribirla en un espectro necesariamente más amplio y complejo de causas. También se ha sugerido que el lenguaje verbal resultó de un fenómeno más vasto que la caza, pero que la incluye: una novedosa forma de economía cooperativa con una vida social más compleja. Más allá de la simpatía que pueda generarnos esta especulación, hemos de reconocer que no se cuenta aún con suficientes pruebas al respecto. Leakey y Lewin (1980), sintetizando de alguna manera las hipótesis hasta aquí adelantadas, suponen que el comienzo de la comunicación verbal estuvo relacionado con ciertas condiciones ecológicas que produjeron una selección de esquemas conductuales comunitarios. Entre ellos incluyen la caza, la recolección y la emergencia de la tecnología de utensilios líticos. Con respecto a este último fenómeno, estudiado exhaustivamente por la paleoantropología, diremos que cuando uno de nuestros antepasados más primitivos observaba un utensilio informe, no podía comprender su uso, salvo que quien lo había fabricado se lo demostrara gestualmente. Sin embargo, con el tiempo, la mayor habilidad para la construcción permitió que la sola exposición del instrumento revelara su finalidad y la manera de ser usado. Esta experiencia debe haber puesto al hombre primitivo a muy corta distancia de poder asignarle un nombre a cada una de esas herramientas. Es muy probable que estos dos procesos -habilidad manual y función simbólica- hayan sido coexistentes, aunque como lo ha sostenido Overhage (1973), "el problema a resolver sigue consistiendo en explicar cómo se pasa de una comunicación no consciente a la enseñanza y aprendizaje conscientes y reflejos". La secuencia histórica de la construcción de utensilios ha sido descripta por Leakey (1996) según este esquema: - instrumentos toscos (dos a dos y medio millones de años); - hachas de mano en forma de "lágrima", simétricas y con finalidad evidente (un millón y medio de años); - técnica levalloisense: método más económico para desprender las lascas (entre trescientos y cien mil años), coexistiendo con indicios de sepulturas, ofrendas en las tumbas y objetos de culto; - gran diversidad de utensilios con valor estético, coetáneos de las primeras evidencias de expresión artística (cuarenta mil años). Esta evolución fue interpretada por algunos autores como una lenta pero continua marcha hacia un mayor sentido del orden. Volvamos, mientras tanto, a la presunta “coexistencialidad” de los PROGRESOS MOTRICES y LINGUÍSTICOS. Si esta hipótesis pudiera confirmarse, lo que se supuso como lenguaje de los australopitecos y de otras especies anteriores al homo sapiens sapiens no pasaría de ser un mero precursor evolutivo, y la verdadera comunicación verbal tendría que ser trasladada hasta el Fenómeno Humano en el Paleolítico Superior. Una vez aparecido el homo sapiens sapiens, los cambios tecnológicos condujeron a un mejoramiento lingüístico (sintaxis más elaborada y vocabulario más rico) y social (mejor definición de roles y categorías). Este hombre primitivo, pero ya hombre, no se guiaba exclusivamente por instintos y emociones, sino que lo hacía también por intenciones y finalidades, descubriendo los medios más adecuados para su ejecución. Pero por otra parte, convengamos en que cualquier hipótesis sobre el particular debe contar previamente con el esclarecimiento de la cuestión de si la distancia NEUROFISIOLÓGICA entre los antropomorfos y el hombre autoriza o no a creer en una transición directa. Un paso gradual de un estado al otro vuelve más aceptable la existencia de una etapa exclusivamente gestual paralela a la complejificación tecnológica en la construcción de utensilios. Los centros responsables de la motricidad más fina están situados a muy corta distancia de los encargados de coordinar los movimientos necesarios para el lenguaje verbal. La investigación paleoantropológica orientada hacia los aspectos anatomofuncionales del lenguaje ha mostrado que en el cráneo fosilizado bautizado "1470" -un homo habilis de notable antigüedad- la huella dejada en la cara interna por la zona de Broca es más extensa que la encontrada en los antropomorfos anteriores. Estas huellas que ya se insinúan en los australopitecos y en el homo erectus, alcanzan su máxima expresión en el sapiens. Otra de las áreas de investigación sobre el origen del lenguaje humano es, según quedó dicho, la de las apasionantes observaciones de la psicología comparada trabajando con las posibilidades de los monos superiores. Leakey (1996) titula uno de sus capítulos "Los Monos Parlantes", y en él se remonta a una observación de Pepys, quien ya en 1661, al referirse a cierto simio decía: "ya entiende bastante inglés y, en mi opinión, deberían enseñarle a hablar o a hacer signos" . No deja de sorprender que hayan tenido que transcurrir casi tres siglos para que la sugerencia fuera puesta en práctica. En 1925 Yerkes, según cita Leakey, sugirió enseñarles a los monos el sistema gestual de los sordomudos. Recién en la década de los sesenta, los Gardner lo intentaron con la célebre hembra de chimpancé "Washoe", quien previamente había sido socializada a la manera de un infante humano. Washoe demostró que era capaz de nombrar objetos y hasta de construir frases que, en determinadas condiciones, parecían sugerir la existencia de alguna forma de autoconciencia: puesta frente a un espejo, y preguntada sobre quién era la imagen reflejada, respondió "Yo, Washoe". No podemos dejar de maravillarnos con esta experiencia, pero no sólo frente a la capacidad de aprendizaje de la mona, sino a la fabulosa creatividad humana capaz de pergeñar semejantes técnicas, en su afán de investigar el medio natural, desde su capacidad de abstracción. Washoe, "adoptada" luego por Fouts (1999) no sólo inició diálogos, sino que llegó a enseñarle el sistema de comunicación por señas para los sordomudos, a su propio hijo adoptivo. En su medio natural los chimpancés emiten algunos sonidos que al ser captados por sus congéneres transmiten un "mensaje" comprensible para éstos. Pero tanto esta emisión como la consecuente comprensión son innatas e inmodificables. Tan inmodificables como el sistema de comunicación de Washoe que sólo logró crear una palabra por el acople de dos que ya conocía (unió "melón" y "agua" para designar a la sandía, fruta que veía por primera vez). Overhage (1973) sostiene que, a la manera de los simios actuales, que producen sólo sonidos –señales-, así nuestros más remotos antepasados deben haber contado con señales semiconscientes, que poco a poco se volvieron conscientes, hasta que los "anthropus" alcanzaron gritos de llamada y "palabras-proposiciones polisemánticas, sin relación entre ellas" (ibid). Los neandertaloides deben haber contado con "palabras proposiciones más numerosas y diferenciadas", pero el homo sapiens usó palabras que si bien resultaban simples, estaban ligadas entre sí, bajo las reglas convencionales que estudia la lingüística. Nos parece oportuno coronar este apartado con la contundente sentencia de Overhage (1973): "Hombre y lenguaje están tan indisolublemente ligados entre sí que W. von Humboldt pudo decir con razón: para poseer lenguaje tuvo que ser hombre, y para ser hombre tuvo que poseer lenguaje". Volvamos sobre lo ya afirmado en otro lugar de esta separata: buscar los orígenes de la comunicación verbal es acercarnos al misterioso territorio del nacimiento del Fenómeno Humano, o sea, al punto crítico, al cambio de estado de la materia propuesto por Huxley y Teilhard de Chardin como culminación de las etapas físicoquimica y biológica de la evolución. Es lícito calificar de misterio el origen de un sistema de comunicación verbal en el seno del mundo de los antropoides, grupo por demás pobre en el desarrollo de su equipo acústico, y más especializado en el área de la percepción visual. II. ETAPAS EN LA ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE DESARROLLO EVOLUTIVO DEL SER HUMANO CONSTRUCCIÓN CONSTRUCCIÓN DEL DEL INDIVIDUO INDIVIDUO CONSTRUCCIÓN CONSTRUCCIÓN DE DE LA LA SOCIEDAD SOCIEDAD YY LA LA CULTURA CULTURA DESARROLLO DESARROLLO DEL DELLENGUAJE LENGUAJEYY LA LA COMUNICACIÓN COMUNICACIÓN --Gestual Gestual --Oral Oral --Escrito Escrito --Pictográfico Pictográfico --Artístico Artístico --Proxémico Proxémico --Kinésico Kinésico La formación y el desarrollo de la personalidad y el lenguaje ocurren durante toda la vida, las características y regularidades que distinguen al ser humano en cada período de su vida están determinadas por las circunstancias socioculturales e históricas concretas en las que transcurre la existencia de cada persona. Desde la perspectiva histórico-cultural, se destaca el medio social como fuente del desarrollo, y la interacción e interrelación social como fundamentalmente determinante del desarrollo psíquico humano (Febles y Canfux, 2003), lo que demuestra que no solo el medio social da lugar a cambios en el desarrollo; la relación única, particular e irrepetible entre cada sujeto y su entorno, promueve y potencia el desarrollo psicológico, de la personalidad y del lenguaje. El desarrollo psicológico ocurre como un proceso espontáneo y continuo de automovimiento, de saltos hacia escalones superiores, que implican el paso a nuevas formas de pensar, sentir y actuar. Es un proceso dialéctico de cambio que conduce a que en cada período evolutivo nazca lo nuevo y a la vez lo viejo se reestructure sobre una nueva base. El desarrollo se produce en la relación con los otros, estos vínculos permiten explotar las capacidades y llegar a niveles de comprensión de la realidad y de sí mismos que en aislamiento son imposibles de alcanzar. Estos niveles superiores son posibles en la comunicación con los otros y en el marco del desempeño o la ejecución de determinadas actividades. El proceso de socialización consiste en la apropiación por parte del individuo de toda la experiencia social, lo cual le proporciona la posibilidad de integrarse a la vida en sociedad. El proceso de socialización transcurre a lo largo de toda la vida y se caracteriza por ser de carácter bidireccional, es decir, por un lado se encuentra toda la influencia que ejercen los grupos y por otro, la recepción activa que realiza el individuo. En lo referente al desarrollo del lenguaje deben ser tomadas en cuenta las funciones que cumple esta característica única en el ser humano, a saber: -Función de socialización: mediante la cual el ser humano se comunica con los demás. -Función lúdica: hace referencia al placer causado por el uso de la palabra. -Función instrumental: porque a través del lenguaje el ser humano, en todas las etapas del desarrollo, satisface sus necesidades. -Función de autoafirmación: porque a través del lenguaje el niño expresa o hace públicos sus derechos. -Función de dirección: porque a través del lenguaje puede dirigir su conducta e influenciar la conducta de los demás-Función de razonamiento: mediante la cual el ser humano se relaciona con el mundo de la lógica. El lenguaje es un proceso cultural y social que posibilita, mediante el uso de símbolos y signos adquiridos, la comunicación con los demás y nosotros mismos, cimentado sobre un desarrollo suficiente de funciones neurológicas y psíquicas. El proceso de adquisición del lenguaje en el niño solo puede seccionarse en etapas claramente diferenciadas a efectos metodológicos, ya que es un proceso escalonado e ininterrumpido. Sin embargo, existe una gran regularidad en las etapas generales de aparición del lenguaje entre los distintos niños y, a grandes rasgos, entre los diferentes ambientes lingüísticos. Estas etapas están concentradas en un período en el que parece haber condiciones psicofisiológicas especialmente favorables, unas relacionadas con la maduración neurológica, otras dependientes de la autonomía motora conseguida por el niño en esas edades. Un primer momento del desarrollo lo constituye el inicio de las primeras formas de comunicación no verbal del niño con los adultos o fase protoconversacional; posteriormente entramos al período prelinguístico, para completar el proceso con la fase propiamente lingüística. Lactancia (0 a doce meses): En el momento del nacimiento el niño puede ejecutar movimientos involuntarios, impulsivos, espontáneos; estirarse al despertar, pataleo, gritos; generalmente suelen aparecer ante estímulos sensoriales. Estos movimientos se caracterizan por ser reacciones totales y se producen involuntariamente; todas las reacciones del recién nacido se producen de una manera refleja e incondicionada de ahí que una de las características fundamentales de esta etapa sean los reflejos incondicionados. Se define como reflejos incondicionados a las reacciones congénitas que se producen en un organismo inmaduro, dichos reflejos son los que garantizarán la supervivencia del niño ante las nuevas exigencias del medio. Inmediatamente después del parto, el primer grito del recién nacido es también la primera emisión vocal. Esta se caracteriza por su uniformidad en altura y timbre de voz y se mueve alrededor del tono La (880 Hz). El llanto es un medio de comunicación de importancia vital. Al tercer día de vida, las madres pueden distinguir el llanto de su bebé de otros y al primer mes de vida, la mayoría de las madres pueden decir si el llanto de su bebé significa hambre, dolor o enfado. El llanto también produce la bajada o salida de la leche de la madre lactante. La respuesta biológica inherente hacia el llanto en la mayoría de los humanos asegura la supervivencia del bebé. La cantidad de llanto en los primeros tres meses varía en un bebé sano entre 1 y 3 horas diarias. Se cree que los bebés que lloran más de 3 horas al día con frecuencia presentan cólicos. El cólico en los bebés raras veces se debe a un problema en el cuerpo. El llanto excesivo puede estar asociado con maltrato infantil. Sin importar la causa, este es un problema complejo que merece una evaluación médica. En los primeros momentos el recién nacido succiona indiscriminadamente lo mismo si se le acerca a la boca el seno materno, un dedo, o un biberón; en la medida que el niño va reconociendo los estímulos del medio va diferenciando las acciones que debe ejecutar ante cada uno de ellos. Así, reflejos que denotan inmadurez van desapareciendo poco a poco a partir de los tres meses, lo que evidencia progreso y madurez en la aparición de otras funciones. En esta misma dirección teórica se han interpretado las pausas en la succión alimentaria como destinadas a promover la participación materna en la protocomunicación. En la primera etapa, en la que el bebé inicia la comunicación con el adulto, hemos de considerar el desarrollo del lenguaje ligado al proceso de socialización. No podemos olvidar que el lenguaje es un instrumento desarrollado por la especie humana para garantizar intercambios de naturaleza social, es decir, para la comunicación. Mucho antes de que empiece a emitir los primeros vocablos significativos, el niño es capaz de comunicarse con el adulto a través de gestos, expresiones faciales, sonrisas, etc. Progresivamente, el bebé va respondiendo al habla de los adultos de manera más definida: vuelve la cabeza cuando le oye hablar, sus ojos parecen buscar a la persona que habla. La contribución al desarrollo de la figura de apego es fundamental en esta etapa, no solo para la comunicación, sino también, y ligado a este, para el desarrollo cognitivo del niño. El bebé, desde bien temprano, es capaz de reaccionar específicamente ante la voz humana, atiende selectivamente a estos estímulos, pueden mantener contacto cara a cara, sostener o evitar la mirada, etc. Lo que venimos afirmando pone sobre el tapete las consecuencias positivas de la actitud materna de hablarle al bebé desde el mismo instante del nacimiento. Esta conducta se realiza habitualmente echando mano de una especial modulación de la voz, de fuerte carga afectiva, pero además, y sobre todo, con una marcada expectativa materna en cuanto al registro e interpretación de las posibles respuestas infantiles, muchas de las cuales son inmediatamente imitadas por la progenitora, delimitando así lo que ya podemos denominar un campo comunicacional. El hablar con el niño por parte de la madre constituye uno de los primeros factores a través de los cuales puede explicarse el rápido surgimiento de la oralidad infantil, sin embargo muchas veces este diálogo familiar se da dentro de un clima socio familiar donde se trata al niño como un juguete nuevo, se le enseña palabras de manera deformada, haciendo a la larga que el niño no logre adquirir la cantidad de palabras para su edad o en el peor de los casos sufra de trastornos disléxicos. A esta altura es apropiado redefinir la comunicación como lo hace la recopilación de Perinat (1986): se trataría del encuentro reiterado de "dos sistemas abiertos -la madre y el niño- que poco a poco sincronizan mutuamente". A través de estas manifestaciones inicia una comunicación afectiva con el adulto, base o prerrequisito imprescindible para el posterior desarrollo del lenguaje vocal. La etapa llamada prelinguística podemos considerar que se inicia con el llanto del niño, un reflejo más que un acto de comunicación a través del cual, el bebé hace uso de su aparato fonador. Normalmente, en las primeras doce semanas de vida empieza a emitir las vocalizaciones iniciales y responde a los gestos y palabras de los adultos con sonrisas. Ya al final del segundo mes el niño es capaz de emitir vocalizaciones más específicas, de las que saldrán posteriormente los fonemas. Respecto a la función y contenido de estas primeras emisiones vocálicas existe la hipótesis de que el propósito de ellas es explorar las posibilidades del mecanismo bucal, aprender a controlar el mecanismo de producción en una transición gradual que va desde el sonido al balbuceo y de éste a una aproximación de la palabra. En la realización de estas conductas vocalizadoras el niño encuentra un gran placer. Además, el balbuceo es fuente de, diversión y juego; el bebé disfruta escuchando y emitiendo sus propios sonidos. Es interesante resaltar la coincidencia de la aparición de estas vocalizaciones con las primeras sonrisas; el bebé está construyendo la base de la pragmática del lenguaje, del uso del mismo como vehículo de comunicación afectiva. En el campo que nos ocupa tendremos presente que el sistema nervioso funciona básicamente por medio de pulsaciones, desequilibradas catastróficamente en el momento del parto, y reorganizadas en los meses siguientes. Tal reordenamiento responde a la interacción del bebé con su madre. Ya vimos el valor atribuible a las pausas de la succión, a las que Bateson (1986) agrega los intercambios de miradas y la alternancia de fonemas maternos y gorgeos infantiles, calificados como protoconversaciones predispuestas filogenéticamente. En dichas protoconversaciones el esfuerzo mayor es por supuesto el de la madre, ya que los gestos del bebé adquieren categoría de comunicación sólo porque su progenitora se los atribuye. Es pertinente sostener, desde este punto de vista, que la capacidad comunicativa individual está precedida por la actividad social. Clark (1986), apoyándose en Vigotsky dice que "en el desarrollo del niño cualquier función primero toma cuerpo entre las personas como categoría intermental, y luego se instala en el niño como categoría intramental". A pesar de que muy precozmente el balbuceo infantil presenta rasgos del idioma ambiente, sus emisiones son siempre interpretadas y ampliadas por la madre, con lo cual aquellos sonidos resultan resignificados, de forma tal que cuando son nuevamente usados por el pequeño, ello empieza a suceder en un nivel más próximo al de los adultos. Es interesante comprobar cómo este proceso determina un incremento de las vocalizaciones recientemente reforzadas. La recodificación materna del balbuceo alcanza no sólo a los presuntos contenidos significativos, sino también -y con mayor seguridad- a la entonación con que se lo emite. JAKOBSON (1974) se asombraba de la cantidad y diversidad de los sonidos comprobables en el período del balbuceo, y señalaba que cada niño de cualquier nacionalidad "es capaz de articular en su balbuceo una suma de sonidos que nunca se encuentran reunidos a la vez en una sola lengua, ni siquiera en una familia de lenguas". Más tarde el pequeño sufre una importante pérdida de sonidos posibles, ante todo aquellos que no corresponden a su idioma ambiente y que por lo tanto no son reforzados interaccionalmente, aunque también desaparecerán algunos de los propios de su lengua, los que trabajosamente se recuperarán luego, precisamente por la ya anotada influencia cultural, y a partir de las posibilidades de imitación intencional (segundo semestre de vida). Perinat (1986) cita un trabajo de De Caspar y Fifer, publicado en 1980, en el que se sostiene “que el homo sapiens, como lo hemos afirmado antes, nace con cierto grado de diferenciación psíquica que permite la existencia de lo que ha dado en llamarse PROTOCONVERSACIÓN”. Este fenómeno fue investigado por aquellos autores por medio de un gramófono en el que se habían registrado la voz de la madre de cierto bebé y la de otra mujer ajena al ambiente de éste. El reproductor era controlado electrónicamente por medio de una conexión con el chupete del pequeño, de tal manera que si éste succionaba, el aparato se detenía, y volvía a funcionar cuando se suspendía dicha actividad oral. El resultado fue que si la voz materna era reproducida por ciertos períodos de duración, el niño aprendía bastante rápidamente a ajustar el ritmo de succión para escuchar dicha voz por más tiempo que aquella a la que podríamos llamar persona indiferente. Pero tal vez el experimento más sugestivo, en cuanto a las características atribuibles a la protocomunicación sea el de Murray y Trevarthen, quienes en 1985 dispusieron de un doble circuito cerrado de televisión (pantalla y transmisor) a través de los cuales se veían y escuchaban una madre y su hijo de dos meses. En este enfrentamiento indirecto los dos miembros de la díada intercambiaban miradas, sonrisas, palabras y balbuceos. Pero cuando al bebé se le mostraba la videograbación recién registrada de las acciones de su progenitora, se desconcertaba y no respondía. Es tentador interpretar estos hechos como la confirmación de que ya a esa edad hay una cierta intencionalidad en la comunicación, y que la misma se sostiene siempre que el adulto respete los ritmos del niño a través de la flexibilidad y adaptación mutua de las respuestas. La gama de vocalizaciones del niño en los primeros seis meses de edad es, al mismo tiempo, más rica y más pobre que la gama de los sonidos de la lengua que aprenderá posteriormente. Es más pobre porque no tiene aún una articulación precisa, no se ajusta a los sonidos de la lengua, son sólo esbozos, Y es más rica precisamente por lo anterior. Se manifiestan sonidos que podrían permitir al niño aprender otra lengua, que pertenezca al repertorio de otras lenguas naturales. En esta etapa, pues, no parece que la lengua materna ejerza ningún tipo de influencia. Hacia los seis meses de edad comienza una fase en el desarrollo del lenguaje en la que el bebé empieza a emitir sonidos vocálicos y consonánticos más diferenciados, que se enmarcan en emisiones de una sílaba, aunque es frecuente la repetición de estos patrones en la etapa del balbuceo. Al mismo tiempo, la entonación, las inflexiones de la voz, el ritmo, empiezan a tomar la forma de una lengua específica. Puede decirse que, al menos desde esta edad, la lengua materna ya imprime su influencia en la actividad vocal del niño. Los patrones de entonación se van distinguiendo como descendentes y ascendentes, lo cual podría equivaler a un primer intento de expresar secuencias afirmativas, los primeros, y a preguntas o llamadas de atención, los segundos. De igual manera, los enunciados pueden indicar énfasis y emociones a través de estos componentes del lenguaje. El orden de adquisición de los fonemas en ésta etapa está en función de su dificultad desde el punto de vista sensoriomotor, y también de la distribución de los fonemas en la lengua según la frecuencia de aparición y su capacidad de proporcionar información. Desde una posición socioconstructivista, esta etapa del balbuceo adquiere una función importantísima, se revela como un fenómeno social, pues el niño se entrena en la articulación del lenguaje para integrarse socialmente en la familia, para comunicarse con su madre, para adaptarse al medio. Los primeros nueve meses de vida constituyen la etapa prelinguística, al comienzo de la cual el lactante emite sonidos de carácter reflejo, los que posteriormente adquieren intencionalidad, expresa emociones y sensaciones de placer, dolor hambre, etc. Al término de esta etapa prelinguística sus emisiones sonoras se acompañan de emisiones gestuales con valor de comunicación, si bien estas emisiones involucran un mensaje, difieren del habla, en la cual una combinación de sonidos (signos) adquiere un significado (símbolo), válido para un determinado grupo social. En el desarrollo del lenguaje la comprensión precede a la expresión, se produce un enriquecimiento progresivo del habla en su significado (semántica), en la estructura del idioma (morfosintaxis) y en su pronunciación (fonética). Alrededor de los diez-doce meses surgen las primeras palabras; el momento de su aparición no depende tanto de la intencionalidad del niño, como de la identificación más o menos temprana que los padres hagan de ella. No son palabras en sentido estricto; más bien se corresponden a construcciones sintácticas completas de los adultos. Estos breves enunciados de una sola palabra son interpretables dentro de un contexto situacional. Comienza ahora una nueva etapa, la fase holofrásica, en la que el niño comienza a imitar abundantemente las palabras oídas al adulto, aunque su riqueza de vocabulario es todavía muy restringida; alrededor de la primera mitad del segundo año el niño tiene una media de veinte palabras en su vocabulario usual. El habla se adquiere a través de un proceso de aprendizaje para el cual se necesitan modelos a imitar, por tanto, requiere de canales receptores adecuados: audición, transmisión nerviosa y centros nerviosos que permiten reconocer, retener y comprender, y de canales expresivos que permiten evocar, crear, emitir el habla y expresarla. Teniendo en cuenta lo analizado se concluye que al finalizar el primer año de vida el niño ha logrado el desarrollo de los órganos de los sentidos. Ha desarrollado las bases para el desarrollo del lenguaje. Es capaz de manipular intencionalmente los objetos con un perfeccionamiento de la acción prensil y puede mantenerse parado sin apoyo. Todos estos logros son conseguidos gracias al fuerte vínculo emocional con la madre que realizará la estimulación temprana, favoreciendo el desarrollo. Al año de edad, el niño, responde a su nombre y a expresiones simples, se inicia el uso de palabras como el "no" "mmam", "mamá" (holofrases) usa combinaciones fónicas imitando el habla del medio ambiente, está en la etapa de jerga (12 a 18 meses), emite palabras a las cuales otorga un valor amplio, poco preciso, a veces las usa sin conocimiento de su significado, ya tiene una noción clara del valor de comunicación del habla y se esfuerza en comprenderla y utilizarla, y avanza rápidamente en ese proceso de la comunicación oral. Imita el habla del medio ambiente tanto en su significado, pronunciación, estructura del idioma como en su cadencia y ritmo. En un principio, el niño usa una palabra para referirse a una serie de objetos y/o acontecimientos que son libremente asociados en su mente. Al parecer, parte de una estrategia en el que el uso de una palabra concreta le sirve para designar hechos u objetos distintos pero, sin embargo, relacionados. Su clasificación según las categorías gramaticales adultas se hace muy difícil, ya que tienen que ser analizadas dentro de un contexto, sin el cual quedaría totalmente invalidada. Una misma emisión, con parecidos matices de tono, puede tener valor de sustantivo o de verbo. Es más importante en esta etapa considerar cómo usa las palabras: si tiene valor de pregunta, de designación en presencia del estímulo, de descripción de un acto, etc. La gran característica del lenguaje en la etapa que nos ocupa está en el plano semántico, pues existe una amplitud semántica enorme atribuida a cada vocablo. La comprensión del lenguaje del adulto progresa rápidamente durante esta fase. Es a partir de los dieciocho meses que el niño comienza espontáneamente a emitir frases de dos palabras que poseen una sintáxis propia; los enunciados se presentan en una especia de estilo telegráfico. Esta forma de reducción de las primeras estructuras sintácticas se debe a que las palabras con contenido semántico, que aparecen en las primeras emisiones del niño hacen referencia a objetos y hechos reales, por lo que utiliza los vocablos más importantes para la transmisión de su mensaje. Utiliza las palabras que proporcionan más información, las que permiten la máxima comunicación con la máxima economía (tal cómo cuando se redacta un telegrama). Las palabras que implican relaciones y operaciones no aparecen todavía, ya que exigen un nivel de desarrollo cognitivo que el niño aún no posee. El contexto situacional suple generalmente la ambigüedad de estas frases, permitiendo una real comunicación entre el niño y su medio. El adulto no tiene serias dificultades para comprenderlo, pues el niño tiene y usa además, el recurso de los gestos en su intento de comunicación. Hay numerosos estudios descriptivos acerca de la regularidad que presentan las combinaciones de dos palabras y todos llegan a coincidir en que las más usuales son: - relaciones entre dos nombres, relaciones entre nombre y verbo, y relaciones entre palabras modificadoras. La riqueza del vocabulario del niño empieza a mostrar una brusca extensión. Si al inicio de esa etapa observamos que tiene un repertorio definido entre 3 y 50 palabras, el incremento en los meses siguientes es tan rápido que puede pasar a más de 100 palabras alrededor de los 20 meses, alcanza las 300 a los dos años y cerca de las 1.000 a los tres años de edad. Es una fase de explosión lingüística: cada día incorpora a su vocabulario términos nuevos, en ese interés cada vez más manifiesto por la comunicación y el lenguaje. Edad tempana (aproximadamente desde finales del primer año hasta los tres años): Los logros del lactante le permiten al niño desempeñar un papel mucho más activo en su relación con el ambiente: se desplaza libremente, siente gran curiosidad por el mundo que lo rodea y lo explora con entusiasmo, busca ser cada vez más independiente. A los tres años el niño elabora su propio mensaje, hace frases completas, expresa lo que quiere y necesita. Dice Perinat (1986) que cuando una madre interpreta adecuadamente "la intención del niño o supone que éste recuerda la función o significado que tenía un objeto en una interacción previa, entonces se da un compartir significados" , y que "sólo cuando los significados se comparten pueden compartirse las intenciones". Esta etapa se caracteriza por ¿Qué es esto?, el niño sólo va a saber cómo usar una cuchara o un lápiz y la función de estos (ya la cuchara no la utiliza para golpear, o el vaso para colocar los objetos dentro de el, el niño es capaz de llevárselo a la boca para comer o beber), en la interacción con el adulto al manipular estos objetos. El niño de 2 años muestra comprensión de hasta 1.000 palabras y usa de 200 a 300 palabras. La manipulación de los objetos pasa ahora a convertirse en la actividad fundamental de esta etapa. A partir de este momento los intereses del niño estarán encaminados al dominio de nuevas acciones con los objetos. Aquí el adulto asume un papel de educador ayudante, que al enseñarle la función social de los objetos, contribuirá que asimile además normas de conducta en la sociedad. En el accionar con los objetos, el niño comienza a separar los objetos de su función social para comenzar a utilizarlos simbólicamente, utiliza un lápiz como un carrito, una cajita como una cocinita. Aquí él conoce la designación social del objeto pero lo utiliza para sustituir a otro, que no tiene a su alcance en la situación del juego o esta socialmente prohibido para su edad. El niño de 24 a 30 meses puede comprender todo lo que se le dice y comienza a preguntar por el nombre de las cosas por su necesidad por dominar el lenguaje, instrumento de comunicación. El lenguaje en los primeros momentos esta básicamente ligado a las acciones con los objetos y depende de la interacción con los adultos. En esta etapa el niño escucha con mucho interés las conversaciones y éstas poco a poco comienzan a regular su comportamiento. En esta etapa el lenguaje se enriquece, la comprensión de las palabras y las órdenes verbales sencillas, pueden regular la conducta del niño. El lenguaje activo también se incrementa. Casi todos los autores coinciden en que la comprensión del lenguaje verbal precede a la posibilidad de organizarlo y emitirlo. Dicha emisión es una actividad bastante más compleja desde el punto de vista de la coordinación psicomotriz. Las primeras comprensiones no se refieren tanto al contenido significativo de las palabras, sino a la entonación y mímica que le sirven de contexto. Oleron (1977), citando a Guillaume revela que, en un primer momento, la eficacia de las palabras depende de qué persona es quien las pronuncia, aunque tal especificidad se pierda pronto a través del desarrollo. El dominio de la significación y la consecuente configuración del vocabulario necesario para el adecuado desarrollo lingüístico, implica tres pasos que si bien se cumplen en edades variables, siempre lo hacen en el mismo orden secuencial, sea cual fuere el idioma ambiente. Tales pasos son: la denominación de objetos, la ejecución de órdenes recibidas y la construcción de definiciones. La adquisición de las diversas categorías gramaticales muestra una evolución que se manifiesta por un aumento progresivo de las expresiones abstractas, y de una disminución, también gradual, de las exoresiones concretas o de las manifiestamente emocionales. Las primeras palabras de un niño poseen un sentido bastante distinto del que le atribuimos los adultos. Ante todo, en numerosos casos, la intencionalidad nominativa de las mismas puede ser puesta en duda, especialmente cuando no se refieren a objetos visualizables. De igual modo, un único vocablo puede tener diversos significados, algunos de los cuales son mucho más complejos que la simple función de etiqueta (palabras-frases). En ese sentido recordemos que un niño de tres a cinco años utiliza aproximadamente entre do a tres mil palabras, entiende el doble de ellas y aplica cerca de mil reglas gramaticales. A los tres años el niño mantiene aún el estilo telegráfico, pero construye ya enunciados de más de dos palabras, con la gramática característica del baby talk (lenguaje bebé), pero inteligible completamente para el adulto. Esta brusca explosión de la producción lingüística del niño que se produce entre los 20 meses y los tres años, parece coincidir con una etapa de maduración neurológica. Lenneberg (1981) hace un profundo estudio de los cambios que se producen en el cerebro del niño estos tres primeros años, concomitantes con el proceso de adquisición del lenguaje. Describe cambios morfológicos estructurales en su composición química, y cambios electrofisiológicos. Respecto a los cambios morfológicos que sufre el cerebro del niño, es interesante resaltar cómo durante los dos primeros años de la vida del niño se produce un aumento de peso de aproximadamente 350 %, aumento que no se sigue produciendo de igual manera en los años siguientes, ya que, hasta llegar a la adolescencia en el que se estabiliza, el crecimiento del cerebro se ajusta a una tasa de 34 %. En relación a los cambios estructurales que se producen en el cerebro, se ha verificado que, aunque el número de neuronas probablemente no aumenta, sí crecen considerablemente las neuronas de manera individual durante la primera infancia. Conforme el cerebro va aumentando de tamaño en esta edad, las células nerviosas dejan de estar tan amontonadas y esto les permite una mayor expansión de sus dendritas y axones, una mayor ramificación, creciendo la posibilidad de interconexión entre ellas. Este ritmo de crecimiento estructural tan rápido empieza a lentificarse a partir de los dos años. Los cambios producidos en la composición química del cerebro tienen relación con la alta tasa de mielinización que se observa durante los tres primeros años del niño, tasa que decrece en los años posteriores, aunque exista un incremento firme y constante hasta la vejez. Los cambios electrofisiológicos se observan a través de estudios electroencefalográficos, en los que se han podido confirmar las transformaciones que sufre el ritmo dominante de las ondas cerebrales respecto a su frecuencia y amplitud media con el paso de la edad. En resumen, alrededor del momento en que el proceso de adquisición del lenguaje se ha completado a un nivel primario, se da la coincidencia de que el cerebro ha alcanzado también su madurez y se ha establecido de manera irreversible su lateralización. La maduración del cerebro en el hombre, considerada desde una perspectiva ontogenética, así como filogenética, constituye pues, un prerrequisito y factor interviniente esencial en el desarrollo del lenguaje, aunque no sea su causa específica. La cultura, la inserción en un grupo socialmente constituido, el contexto ambiental, son a partir de estos momentos, determinantes de la conducta lingüística del sujeto y a la postre, puede ejercer tanta o más influencia que la maduración, en su desarrollo posterior. Por ello, pese a haber un grado de notable regularidad en la aparición y desarrollo del lenguaje en el niño, dada su dependencia inicial del reloj madurativo, existen, no obstante, diferencias individuales en la fecha de aparición y transcurso de las etapas anteriores, que pueden ser explicadas, bien por leves retrasos madurativos, bien por la influencia ambiental, bien por la interacción entre ambos. El ambiente, a partir de éstas edades, va a ejercer cada vez en mayor medida, una influencia decisiva en la adquisición de los posteriores niveles de competencia lingüística. Preescolar (aproximadamente desde los 4 hasta los 6 años). En esta etapa, el niño adquiere facilidad para manejar el lenguaje y las ideas le permiten formar su propia visión del mundo, a menudo sorprendiendo a los que lo rodean. El lenguaje egocéntrico, es cuando el niño al jugar sólo o acompañado planea en voz alta las acciones que él mismo va a realizar ("ahora voy a mover el carro de aquí para allá"). Paulatinamente se produce la unión del pensamiento con el habla y llega a pensar con palabras, pensamiento con elementos verbales de tipo concreto, pensamiento que permiten la adquisición de la lectoescritura y están plenamente desarrollado entre los 5 y 6 años de vida. El desarrollo de la voz durante la etapa parvularia se manifiesta por un crecimiento gradual de la extensión de la voz, una baja tesitura media de la voz hablada, mayor capacidad de modulación y un aumento de la capacidad de rendimiento vocal. La función simbólica es la capacidad para representarse mentalmente imágenes visuales, auditivas o cenestésicas que tienen alguna semejanza con el objeto representativo, por ejemplo, puede utilizar una cuchara como un martillo en un momento determinado aunque sabe que esa no es la verdadera función de ese objeto, se manifiesta a través del lenguaje, la imitación diferida y el juego simbólico. La capacidad para expresar sus necesidades y pensamientos a través del lenguaje les ayuda a ser más "independientes". Aquí ocurre un enriquecimiento del lenguaje y aparece el lenguaje explicativo, el cual posibilita relatar un grupo de acciones sin necesidad de ejecutarlas durante el juego. En general, hacia los cuatro años el lenguaje del niño está bien establecido, aunque todavía muestra desviaciones de la norma del lenguaje adulto, más en estilo que en aspectos gramaticales. Edad escolar (comprende aproximadamente de los seis a los once años). El período escolar tiene como evento central el ingreso a la escuela. A esta edad el niño debe cambiar su ambiente cotidiano, donde quedan fuera aquellas personas que forman su familia y su mundo hasta ese momento. Con el ingreso a la escuela el niño se inserta a la actividad de estudio, que a partir de ese momento va a establecerse como actividad fundamental de la etapa. Progresivamente va teniendo lugar una corregulación de la conducta entre el niño y sus padres. Éstos realizan una supervisión general en el control, y el hijo realiza un control constante. La eficiencia de esta regulación está determinada por la claridad de la comunicación entre padres e hijos, las reglas claras, sistemáticas y consistentes. En esta etapa la figura del maestro constituye un modelo para el escolar, y este se esforzará constantemente para lograr el reconocimiento del maestro. El desarrollo del autoconcepto (es el sentido de sí mismo, se basa en el conocimiento de lo que hemos sido y lo que hemos hecho y tiene por objetivo guiarnos a decidir lo que seremos y haremos) y de su autoestima (es la imagen y el valor que se da el niño a sí mismo), son propios de esta etapa. Las opiniones de sus compañeros acerca de sí mismo van a tener peso en su imagen personal. A partir de los seis años el niño comienza a operar a través de conceptos científicos, por lo que tendrá que iniciar el conocimiento de la esencia y diferencia de objetos y fenómenos de la realidad. Para llegar a la esencia es necesario partir de situaciones concretas. Esto quiere decir que puede resolver problemas, utilizando la representación mental del hecho sin necesidad de operar sobre la realidad para resolverlo. Sin embargo, las operaciones concretas están estructuradas y organizadas en función de fenómenos objetivos, sucesos que suelen darse en el presente inmediato. Se enriquece el vocabulario, hay un desarrollo de la atención y la persistencia de ella en la tarea. El lenguaje se vuelve más socializado y reemplaza a la acción. Ya el niño no tiene que realizar una acción en un juego, sino por medio del lenguaje puede dar ésta por hecha. Todos estos procesos cognitivos se vuelven más voluntarios en esta etapa. Esto es lo que posibilita el perfeccionamiento cognitivo. A modo de resumen, es necesario destacar el surgimiento del pensamiento conceptual como una importante adquisición de la personalidad en esta etapa, que permite incrementar el carácter consciente y voluntario de los procesos psicológicos. Adolescencia (abarca aproximadamente entre los 11 y 20 años). Una vez que el escolar llega a los 11 años, comienza a transitar por una etapa en la que vivencia profundos y significativos cambios internos y externos, siendo este uno de los momentos más críticos del desarrollo de su personalidad. Alrededor de los 12 años se llega a pensar con elementos verbales de carácter abstracto, lo que permite el desarrollo del pensamiento superior y, por lo tanto, el aprendizaje de la enseñanza secundaria y superior. La comunidad es un agente socializador muy complejo, en el cual se integran varios agentes de socialización. CUADRO DEL DESARROLLO NORMAL DE HABILIDADES MOTORAS Y DEL LENGUAJE DE 0 A 15 AÑOS AÑOS De 0 a 1 año De 1 a 2 años De 2 a 3 años De 3 a 4 años DESARROLLO MOTOR ( grueso y fino) Se sienta sin apoyo. Desarrolla el control de uno y ambos brazos. Gatea. Se para. Camina con cierta ayuda. Empieza a indicar preferencias en el uso de manos. Desarrolla el poder de agarrar cosas. Deja de ver un objeto y busca. Transfiere los objetos de una mano a otra. Comienza a garabatear con movimientos repetitivos y circulares. Sostiene el lápiz o la crayola con el puño. Camina sin ayuda. Sube y baja de objetos pequeños. Se sienta solo. Voltea varias hojas al mismo tiempo. Lanza objetos pequeños. Da vuelta las chapas de las puertas. Comienza diversos patrones de garabatos en varias posiciones sobre el papel. Sostiene la crayola o el lápiz con dedos y pulgares. Da vuelta a las hojas una por una. Demuestra mayor preferencia por una mano. Es capaz de manipular la masa o el barro. Corre bien hacia adelante. Puede pararse en un pie. Puede patear. Es capaz de caminar de puntas. Clava clavos o tachuelas con éxito. Copia círculos e intenta hacer cruces como signo de más. Se balancea y salta en un solo pie. Empuja, jala y dirige juguetes. Pedalea y DESARROLLO DEL LENGUAJE Reacciona la sonido (ruidos fuertes, la voz de la madre y ruidos familiares o no). Voltea hacia las fuentes de sonidos. Balbucea sonidos de consonantes y vocales. Responde con vocalizaciones después que habla un adulto. Imita sonidos. Responde a palabras como “arriba”, “hola”, “adiós” y “no”, si los adultos utilizan gestos. Empieza a expresarse solo con una palabra, y gradualmente, aumenta a 50. Utiliza varias palabras sucesivas para describir sucesos. Comprende frases como “trae esto para acá” o “lleva esto a tu papá”. Utiliza “yo” o “mío” para indicar posesión. Puede identificar partes del cuerpo como ojos, oídos, pié o estómago. Es capaz de seguir instrucciones sencillas de dos partes como “ven acá y trae la pelota”. Puede identificar imágenes y objetos cuando se nombran. Junta palabras en frases de varias palabras. Efectúa y responde a preguntas. Gusta oír libros de cuentos. Comprende y utiliza “no hagas”, “no puedo” y “no”. Se frustra cuando el lenguaje hablado no se comprende. Se refiere a sí mismo por su nombre. Utiliza palabras en forma de oración sencilla como “yo veo mi libro”. Agrega “s” para indicar el plural. Puede relacionar narraciones sencillas de experiencias previas. Puede realizar una secuencia de maneja un triciclo. Puede lanzar pelotas sobre su cabeza. Puede coger pelotas que rebotan. Salta sobre obstáculos y corre a su alrededor. De 4 a 5 años De 5 a 6 años Copia líneas cruzadas o cuadradas. Puede cortar sobre una línea. Puede escribir unas cuantas letras del alfabeto. Puede caminar hacia atrás. Es capaz de saltar hacia adelante con éxito. Es capaz de subir y bajar las escaleras alternando los pies. Dibuja imágenes humanas incluyendo la cabeza y brazos y piernas lineales. Puede darse la vuelta sobre la punta de los pies. Es capaz de caminar en equilibrio sobre una viga. Salta equilibrando los pies en forma alterna. Es capaz de saltar la cuerda. Puede ser capaz de montar una bicicleta de dos ruedas. Puede patinar. Copia triángulos, su nombre y numerales. Ha establecido con firmeza si es diestro o zurdo. Corta y pega objetos y diseños grandes. Incluye más detalles al dibujar humanos. De 7 a 10 años Refinamiento y desarrollo continuos de los músculos pequeños como los que se utilizan en la escritura, para dibujar y sostener herramientas. Domina las habilidades físicas necesarias instrucciones simples. Comienza a comprender los conceptos de tiempo como “mañana es el día que iremos a la tienda”. Comprende comparativos como mayor, más pequeño, más cercano. Comprende relaciones indicadas por “porque” o “si”. Puede seguir varias instrucciones no relacionadas. Puede escuchar cuentos más largos pero, por lo general, los confunde cuando se los vuelve a contar. Pregunta “por qué”, “como” y para “qué”. Comprende comparativos como “rápido”, “más rápido” y el “más rápido”. Utiliza oraciones complejas como “me gusta jugar con mi triciclo adentro y afuera de la casa”. Utiliza palabras de relación como “porque” o “entonces”. Por lo general, el habla es inteligible; sin embargo, con frecuencia puede haber malas pronunciaciones. Por lo general se comunica bien con su familia y amigos. El lenguaje hablado todavía tiene errores en el arreglo de sujeto y tiempo, y en el pasado de los verbos irregulares. Es capaz de dialogar en una conversación. Con excepciones, el uso de la gramática se iguala al de los adultos en su familia y en su vecindario. Desarrolla la habilidad para comprender que las palabras e imágenes son representaciones reales. Comprende la mayor parte del vocabulario que se utiliza; sin embargo, continúa aprendiendo y utilizando palabras nuevas. para jugar. Las habilidades físicas se vuelven importantes para influir la situación en el grupo de iguales y el concepto de si mismo. De 11 a 15 Comienzan los arrebatos del años crecimiento adolescente. Puede experimentar un crecimiento no equilibrado que resulta en rareza y torpeza. Hay un mejoramiento contínuo en el desarrollo y la coordinación motora. Comienza a utilizar el lenguaje de manera agresiva. Puede verbalizar semejanzas y diferencias. Utiliza el lenguaje para intercambiar ideas. Usa palabras abstractas de jerga y, a menudo insultantes. Tiene un buen dominio del lenguaje escrito y hablado. Utiliza con amplitud el lenguaje para discutir sentimientos y otras ideas abstractas. Usa las palabras abstractas de manera discriminada y seleccionadamente. Utiliza ampliamente el lenguaje escrito. Conclusiones Queda demostrado que el grupo es el mediador principal en la relación del hombre con la sociedad y dentro de él se dan procesos que lo hacen un espacio social único e irrepetible y que participan en la modificación o aparición de nuevas concepciones, valoraciones y actitudes. Los agentes de socialización, tienen gran relevancia en el desarrollo de la personalidad y del lenguaje, están presentes a lo largo de toda la vida del sujeto, pero no todos influyen de la misma manera en todos los momentos por los que atraviesa el desarrollo de la personalidad. Cada etapa evolutiva se caracteriza por regularidades y logros que sientan las bases a nuevos periodos, la situación social de desarrollo definirá en última instancia la influencia de los agentes socializadores en el desarrollo de personalidad III. EL CEREBRO Cerebro. La sustancia gris del cerebro se divide en varias porciones o áreas cuyas neuronas ejecutan funciones específicas, de manera que cada función cerebral se localiza en un área determinada. En un 95 % de las personas diestras los centros del lenguaje se localizan en el hemisferio izquierdo, en los zurdos este porcentaje se reduce al 80 %. Corteza cerebral. Capa externa de unos 3 mm de espesor. Es el centro de interpretación de la información sensorial, la conciencia, la memoria y el aprendizaje, y los movimientos planificados. Lóbulo prefrontal. Centro de la personalidad y elaboración del pensamiento. Lóbulo frontal. Centro del movimiento complejo. Corteza motora. Centro del movimiento. Planifica el movimiento del cuerpo. Corteza somatosensorial. Bandas de corteza responsables del análisis y la percepción del sentido del tacto. Cada lado del cerebro se encarga de los sentidos del lado opuesto del cuerpo. Lóbulo parietal. Centro de interpretación general. Lóbulo temporal. Centro de la asociación de la audición. Lóbulo occipital. Centro de asociación visual. Procesa la información visual. Cerebelo. Coordina y organiza las acciones musculares y los reflejos, y recibe algunas señales sensoriales. Cuerpo calloso. Puente de neuronas que conecta las mitades de la corteza de manera que, literalmente, la mano derecha sabe lo que hace la izquierda. Tálamo. Región conectora que actúa a modo de estación retransmisora entre la corteza y el resto del cerebro. Es un centro de integración de gran importancia que recibe las señales sensoriales y donde las señales motoras de salida pasan hacia y desde la corteza cerebral. Todas las entradas sensoriales al cerebro, excepto las olfativas, se asocian con núcleos individuales (grupos de células nerviosas) del tálamo. Hipotálamo. Ayuda a regular el hambre, la sed, los latidos del corazón, la respiración, la presión sanguínea, la temperatura corporal y la actividad sexual. El hipotálamo está situado debajo del tálamo en la línea media en la base del cerebro. Está formado por distintas regiones y núcleos hipotalámicos encargados de la regulación de los impulsos fundamentales y de las condiciones del estado interno de organismo (homeostasis, nivel de nutrientes, temperatura). El hipotálamo actúa también como enlace entre el sistema nervioso central y el sistema endócrino. En efecto, tanto el núcleo supraóptico como el núcleo paraventricular y la eminencia mediana están constituídos por células neurosecretoras que producen hormonas que son transportadas hasta la neurohipófisis a lo largo de los axones del tracto hipotálamo - hipofisiario. Allí se acumulan para ser excretadas en la sangre o para estimular células endocrinas de la hipófisis. Médula. Coordina actividades como los latidos del corazón, la respiración y la masticación sin que tengamos que pensar en ellas. Contiene muchas neuronas que se conectan con la médula espinal y por lo tanto con el resto del cuerpo. IV. CENTROS CEREBRALES DEL LENGUAJE Según el Autor Romanovich Alexander (1984), los centros del lenguaje hablado se encuentran situados alrededor de la Cisura de Silvio. Por debajo, en el lóbulo temporal, las áreas auditivas primarias y el área de Wernicke, centros sensoriales que nos permiten oír y entender la palabra hablada; y por encima, en los lóbulos frontal y parietal, se localizan los centros motores que nos permiten expresarnos verbalmente, como es el importante área de Broca. Periféricamente a los centros del lenguaje hablado se encuentran las áreas responsables del lenguaje escrito o de la lectoescritura. Las áreas sensoriales que ven e interpretan aquello que leemos, como es el área de Déjerine, se sitúan sobre el lóbulo occipital, mientras que las áreas motoras coordinadoras del movimiento de la extremidad superior durante el proceso de escritura, como el área de Exner, se encuentran por encima de las áreas motoras del lenguaje hablado. Además de todas estas áreas específicas, el lóbulo prefrontal es un centro planificador general que interviene en las funciones del lenguaje elaborando los programas verbales. Cada una de éstas áreas neocorticales no está aislada, sino que establece múltiples conexiones: entre sí, a través de fibras de asociación; con las áreas neocorticales del hemisferio derecho, a través de fibras comisurales, fundamentalmente del cuerpo calloso; y con estructuras paleocorticales como el sistema límbico. Otro detalle importante a destacar sobre los centros del lenguaje es su multifuncionalidad, pues no son áreas exclusivas para el lenguaje, sino que participan en otras funciones orgánicas. Así, las áreas motoras que activan los órganos fonoarticulatorios también participan en la respiración y en la deglución; las áreas que interpretan los mensajes verbales que oímos también perciben sonidos no verbales; los centros visuales interpretan, tanto los símbolos grafémicos como otras impresiones ópticas; y finalmente, las áreas coordinadoras de los movimientos escriturales son igualmente responsables de la ejecución de cualquier movimiento del miembro superior. Esta polivalencia funcional de los centros del lenguaje se acompaña, de otras alteraciones motoras y/o sensitivas. El Área de Broca se sitúa en las porciones opercular y triangular de la circunvolución frontal inferior. Es importante para la generación del lenguaje, pues contiene los programas motores que señalan la secuencia de las palabras. El Área de Wernicke ocupa la porción posterior de las circunvoluciones temporales superior y media (área acústica secundaria) y parte de la circunvolución parietal inferior. Es una región receptora codificadora de los símbolos del habla que asocia los sonidos con los conceptos, permitiendo la comprensión de la palabra hablada. En el fondo de la cisura lateral, en la porción lateral de la ínsula (circunvoluciones cortas) se localiza un área especializada en la programación motora que interviene en la producción correcta de los sonidos de las palabras y que éstos se emitan en la secuencia y el tiempo apropiados. Sobre el extremo posterior del surco lateral se encuentran los Centros de Dejerine y de Luria. El primero corresponde a parte de la circunvolución angular, mientras el segundo se sitúa en la circunvolución supramarginal. Estas áreas son zonas de corteza asociativa y parecen ser importantes para la organización y desciframiento adecuados de la palabra hablada, pero principalmente de la palabra escrita, actuando como mediadoras entre las áreas receptoras auditiva y visual y las áreas de Broca y Wernicke, con las cuales se continúa sin límite definido. Por delante y por debajo del Área de Wernicke se extiende una banda alargada que ocupa el área temporal, la circunvolución temporal inferior y parte de la circunvolución temporal media. Esta banda es muy importante para la denominación de diferentes tipos de cosas, lugares y personas. Por encima y por delante del Área de Broca, ocupando parte de las circunvoluciones frontales media e inferior, se ubica el Área de Exner, que tiene importancia para el lenguaje escrito. En la cara medial del hemisferio cerebral se localizan el área motora suplementaria y un área cingulada. Estas áreas intervienen en la iniciación y mantenimiento del habla. Algunas estructuras subcorticales, en especial los núcleos basales y el tálamo, también parecen intervenir en el lenguaje, independientemente del papel que desempeñan en el control motor de los músculos del aparato fonatorio. El hemisferio cerebral derecho no contiene áreas específicas para el lenguaje, pero no carece por completo de habilidades linguísticas. El hemisferio derecho aporta los elementos prosódicos que proporcionan un significado adicional a la comunicación verbal al actuar sobre el énfasis, el ritmo y la entonación. Estos elementos aportan a la palabra hablada un componente emocional que es independiente de su propio contenido. El hemisferio derecho también es importante en la pragmática del lenguaje, es decir, en la utilización de un lenguaje adecuado para un medio social determinado. 1. Área de Broca (habla). 2. Área de Wernicke (comprensión)- 3. Centro de Dejerine (imágenes). 4. Centro de Exner (lectoescritura). 5. Centro de Luria (escritura). 6. Banda alargada del lóbulo temporal . 7. Área de Asociación. 8. Centro Auditivo . 9. Centro Óptico. Una vez conocida la situación de las áreas del lenguaje y sus funciones parciales, intentaremos describir el modelo de su funcionamiento, que necesariamente será esquemático e incompleto, puesto que aún se desconoce la globalidad del funcionamiento total del cerebro en la producción del lenguaje. Nos centraremos en el proceso de expresión y comprensión del lenguaje hablado. La secuencia de acontecimientos cerebrales que tienen lugar durante la expresión de la palabra hablada es la siguiente: En primer lugar, una extensa zona de la corteza cerebral, a la que en conjunto se denomina sistema conceptual, aporta los significados no verbales. Por ejemplo, si hemos de describir verbalmente un objeto que estamos mirando, la aportación del significado no verbal se realiza mediante las áreas visuales. La información anterior llega a las áreas asociativas del lenguaje (Centros de Dejerine y Luria), que hemos descrito en los lóbulos parietal, frontal y temporal. El área asociativa constituye el sistema de mediación del lenguaje, ya que sirve de asociación y mediación entre el sistema conceptual y el siguiente sistema que se denomina de ejecución del lenguaje. El sistema de ejecución está formado por las áreas de Wernicke y Broca, y por el área insular del lenguaje. El área de Wernicke recibe la información proveniente del sistema de mediación y asegura la construcción de los fonemas y de la estructura gramatical. Desde este punto la información se traslada al área de Broca por medio del fascículo longitudinal superior que desempeña un papel muy importante en el lenguaje. El área de Broca realiza la programación motora del lenguaje y activa el sistema motor implicado en la dinamización de los músculos del aparato fonatorio. El área insular contribuye a la programación motora. Finalmente, el sistema motor, formado por las zonas de las áreas motoras, donde están representados los movimientos de las estructuras que participan en la fonación (cara, boca, lengua, faringe, etc.), activa las motoneuronas correspondientes para la producción de los sonidos adecuados. En este modelo hay una corriente centrípeta de información que confluye sobre el área de Broca. Desde ese punto el flujo de información es transferido a las áreas motoras que actúan como vía final común. En el caso de la comprensión de la palabra hablada el flujo de información procedente de las áreas acústicas alcanza, después de pasar por el área de Wernicke, las áreas de asociación, donde los símbolos acústicos son interpretados. La escritura y la lectura se aprenden después de que un idioma se ha oído o hablado durante algún tiempo. Los sistemas gráfico - simbólicos implicados en los procesos de aprendizaje se agregan a las funciones preexistentes del habla: a las áreas de asociación visual del lóbulo occipital en el caso de la lectura, y a las áreas del lenguaje y del lóbulo parietal en el caso de la escritura. SECUENCIA DE LA PRODUCCIÓN DEL LENGUAJE Percepción del Lenguaje Hablado Área Auditiva Primaria Área de Wernicke (Comprensión) Área de Broca Formula programa de coordinación para la vocalización Se trasmite a la corteza motora: cara, lengua, cuerdas vocales, faringe Se ejecuta el habla En resumen, las dos áreas del cerebro que intervienen, respectivamente, en la comprensión y en la producción del lenguaje, son: el área de Wernicke, en el lóbulo temporal izquierdo y contigua a la corteza auditiva, y el área de Broca, en el lóbulo frontal izquierdo y cercana a la corteza motora encargada de los movimientos de la boca y de los labios. Las lesiones en la primera hacen que los pacientes puedan hablar fluida y gramaticalmente, pero tienen dificultades de comprensión, mientras que las lesiones en la segunda hacen que pacientes que comprenden perfectamente el lenguaje tengan enormes dificultades para producirlo. FLUJO DE INFORMACIÓN CEREBRAL PARA LA PRODUCCIÓN DEL HABLA A) B) C) D) E) Sistema conceptual Sistema de mediación Sistema motor Área de Broca Área de Wernicke V. ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL APARATO DE FONACIÓN Conviene señalar, ante todo, que el lenguaje verbal es una función que no cuenta con órganos específicos: para su concreción usa órganos pertenecientes a los aparatos respiratorio y digestivo. Por eso, y a los efectos de una mayor claridad, comenzaremos por una breve consideración sobre los aspectos anatomofisiológicos que hacen al desarrollo del lenguaje. Para un estudio adecuado del lenguaje humano conviene tomar en cuenta tanto a los órganos de la emisión como a los centros nerviosos que organizan dicha función, recordando siempre la inespecificidad de aquellos órganos así como la de toda la musculatura que sirve a la participación gestual en la comunicación. De cualquier manera, está claro que la existencia de un equipo fonoarticulatorio adecuado no basta para la aparición del lenguaje verbal: se hace necesaria su coordinación por medio de centros nerviosos especiales, a propósito de los cuales se sabe que el área de Broca, en la zona temporal del neocortex -por otra parte exclusiva del ser humano-, controla al equipo emisor, al tiempo que se vincula íntimamente con otras áreas motrices. Su descubrimiento y estudio, que permitieron una mejor comprensión del mecanismo de las afasias, despertó grandes expectativas sobre las posibilidades de esclarecer con cierta rapidez los fundamentos anatomofisiológicos del lenguaje. Estas esperanzas se vieron frustradas, y hoy sabemos, como lo ha sostenido Overhage, que "la facultad de hablar y formar símbolos requiere la coordinación ordenada de distintas áreas cerebrales, y que según opinión de Count, probablemente es una función de todo el cerebro o, por lo menos, de una región cerebral grande, no determinable, pero que desde luego también incluye zonas encefálicas filogenéticamente más antiguas" (Rahner y Overhage, 1973). La sumatoria funcional de tales áreas establece una serie de estrechos vínculos entre el lenguaje, la memoria y la capacidad de abstracción. Washburn, en 1962, sostuvo que "el lenguaje necesita grandes reservas de córtex para almacenaje de asociaciones" (citado por de Aguirre, 1986). Las emisiones sonoras del habla se producidas por el aparato fonatorio, compuesto por el sistema respiratorio, la laringe, las cuerdas vocales y la cavidad bucal. Se ha señalado que el habla es una verdadera maravilla, pero también su adquisición es una verdadera hazaña, ya que es admirable cómo el prodigioso ser humano puede conseguir en tan poco tiempo automatizar tantos elementos en juego, tantos “engranajes” y mecanismos que intervienen en la expresión verbal del lenguaje. Como sabemos, el hombre es un ser que nace desprotegido, incapaz de sobrevivir por sí mismo, como lo hacen otros animales. Por ejemplo, las crías de otros mamíferos inmediatamente después de nacer tienen la capacidad de pararse, desplazarse, gozar de cierta autonomía y seguir a la madre donde quiera que ella se dirija. En cambio, el mamífero humano durante un tiempo relativamente largo y proporcionalmente muy largo en comparación con otros animales, depende de sus padres. De manera similar, el lenguaje verbal o habla, aún cuando es exclusivo de los seres humanos, no comienza con la primera emisión oral, antes de este paso existe un largo proceso de entrenamiento que lo va preparando. Así, el llanto, el laleo, la masticación, los movimientos corporales y otros, son ejercicios preparatorios puramente mecánicos y reflejos que progresivamente van facilitando la vocalización y la expresión verbal del niño. Veamos por ejemplo el llanto del bebé: cuando llora lo hace con todo su cuerpo, como manifestando algo. Este hecho nos induce a formular la siguiente pregunta: ¿Qué significa el llanto del bebé?. El llanto del bebé puede deberse a distintas razones: unas veces llora porque está incómodo, hambriento, cansado, mojado, excitado por la luz, el ruido y otros motivos. Pero otras veces llora por qué sí. Indudablemente la madre va aprendiendo a interpretar y descifrar los diferentes tipos de llanto del bebé, pero lo más curioso es tal vez que el infante, muy precozmente, también va aprendiendo que su llanto atrae la presencia de la madre; por tanto usas sus “lágrimas de cocodrilo” para realizar un verdadero “chantaje” demandando la presencia materna. Es importante entonces, diferenciar estas manifestaciones del llanto infantil. La madre sabe que el bebé a veces llora por que sí, sin una causa que lo justifique. En esa circunstancia es conveniente notar que esas manifestaciones son más bien un juego vocal, una “diversión” o “entretenimiento” para el bebé, siendo un ejercicio habitual que ocupa la mayor parte del tiempo del primer año de vida. Estas manifestaciones preverbales dan paso gradualmente, durante el séptimo al décimo mes, a la introducción de sonidos significativos. Posteriormente, del noveno al duodécimo mes, el niño parece fijar, ejercitar y realizar malabarismos con determinados sonidos y sílabas, pasando gran parte del tiempo en esta actividad. Es natural que ocurra así, porque de esa manera el infante se va preparando para ingresar de forma definitiva e irreversible en el mundo verbal. Bajo la influencia de las hormonas sexuales, durante la pubertad se produce un crecimiento rápido de la laringe, especialmente en los varones. El tamaño de la laringe en los muchachos aumenta aproximadamente el doble, las cuerdas vocales se alargan y aumentan su masa. Estos cambios anatómicos conducen a un cambio de voz, llamado muda vocal, esta se produce generalmente entre los 13 y los 15 años y durante ella se distinguen 3 etapas: 1.- Estado premuda ( 6m - 1año) 2.- Estado de muda ( 2 a 3 meses) 3.- Estado de postmuda (6m hasta 2 años) El examen laringoscópico generalmente se encuentra dentro de límites normales o pueden presentarse pequeñas alteraciones como signos de inflamación, aumento de la secreción, puede existir un cierre glótico incompleto de la zona posterior. La muda vocal en las mujeres, suele presentarse un año antes que en el varón y es mucho menos llamativa. Como medidas generales se sugiere en esta etapa no abusar de la voz con gritos y reducir ejercicios de canto. La época de mayor rendimiento vocal es la de la edad media adulta desde el final de la fase de postmuda hasta el comienzo de los cambios vocales de vejez. Una gran influencia sobre el envejecimiento de la voz la pueden ejercer las hormonas, las mujeres se ven particularmente afectadas en su rendimiento vocal por el climaterio o menopausia, en el hombre en cambio los cambios involutivos en la voz son más tardíos. Desde el punto de vista hormonal las mujeres durante la menstruación o el embarazo pueden presentar cambios vocales, la retención de líquido por efecto hormonal puede traducirse en leve edema de las cuerdas vocales y la voz puede descender con reducción de los sonidos agudos, transformaciones que pueden pasar inadvertidas en la población normal, pero que pueden afectar seriamente a cantantes y profesionales de la voz. V.1. ASPECTO SONORO DEL HABLA El habla, como manifestación sonora o acústica del lenguaje se desarrolla a expensas de otros órganos y funciones anatómicas; es decir, como un sistema funcional sobreimpuesto, tal como se mencionó anteriormente. Ahora bien, cabe preguntarnos ¿cómo se produce la emisión sonora?. Explicando en términos sencillos e inteligibles, podemos afirmar que la producción y emisión de los sonidos verbales se deben a la acción o funcionamiento secuenciado, sincronizado y automático de los siguientes elementos: -Una corriente de aire producida por los pulmones y los músculos respiratorios. -Un vibrador sonoro constituido por las cuerdas vocales que se encuentran en la laringe. -Un resonador, conformado por la boca, la nariz y la garganta (o faringe). -Órganos articuladores, conformados por los labios, dientes, paladar duro, velo del paladar y mandíbula. Estos cuatro elementos generan los sonidos del habla en el siguiente orden: en primer lugar los pulmones suministran la columna de aire que, atravesando los bronquios y la tráquea, van a sonorizar las cuerdas vocales que se encuentran en la laringe. Es en la laringe donde propiamente se produce la voz en su tono fundamental y sus armónicos, luego sufre una modificación en la caja de resonancia de la nariz, la boca y la garganta (naso-buco-faríngea) en la que se amplifica y se forma el timbre de voz. Los órganos articuladores (labios, dientes, paladar duro, velo del paladar, mandíbula) van finalmente a moldear esa columna sonora transformándola en sonidos y articulaciones del habla; es decir, en fonemas, sílabas y palabras. Este modelo muestra las partes principales del aparato fonatorio vinculadas con la producción del habla. Los pulmones hacen de fuente de energía acústica. La corriente de aire se desplaza por la tráquea y es modulada en las cuerdas vocales que vibran haciendo de oscilador. Los sonidos sordos, es decir, no vocalizados, se producen cuando se cierra y abren abruptamente las cavidades laríngea, bucal y nasal. La configuración del tracto bucal es también muy variable porque lo son también articulaciones, mandíbula, lengua, labios y velo del paladar. Éste último hace de válvula que controla la comunicación entre el tracto bucal y nasal. V.2. EL ÓRGANO PRINCIPAL DE LA VOZ El órgano principal y propiamente dicho de la voz es la laringe, que es también el conducto de paso para la corriente de aire inspirado. Sus caras laterales están parcialmente cubiertas por el tiroides, que es un cartílago que al deglutir, hablar o cantar, se desliza hacia arriba, pudiendo también desviarse un poco lateralmente. El cartílago tiroides se observa a través de la piel como un cuerpo duro que sobresale en la garganta, al cuál se conoce comúnmente como Nuez de Adán. Si uno pinza entre los dedos la Nuez de Adán, está tocando el cartílago tiroides que tiene la forma de un libro abierto hacia atrás, detrás del cual se encuentran las cuerdas vocales. Estas cuerdas vocales no tienen la forma de las cuerdas que comúnmente observamos en los instrumentos musicales como el violín o la guitarra, sino que son repliegues o labios en número de cuatro: dos repliegues superiores que son las cuerdas falsas o bandas articulares, y dos repliegues inferiores que son las verdaderas cuerdas vocales. Entre estas existe una hendidura o espacio vacío denominado glotis. Los dos repliegues inferiores que son las cuerdas verdaderas son las que producen las primeras características del sonido: a) Si dichas cuerdas se aproximan y vibran se origina un “sonido sonoro”, pero sino vibran será un “sonido sordo”. b) La vibración provoca una onda sonora o tono fundamental y unos armónicos que filtrados (en la cavidad bucal y nasal) producen el timbre del sonido. c) Al pasar el aire hacia las cuerdas vocales con mayor o menor energía se produce la intensidad de la voz. d) La duración se produce por un impulso psicomotriz hacia el nervio recurrente del diafragma. Este músculo comprime los pulmones el tiempo necesario para la duración deseada. V.3. ¿CÓMO FUNCIONA EL ÓRGANO FONADOR? En primer lugar, la voz se produce por la corriente de aire que llega a la laringe, generada por el “fuelle” pulmonar, en el que juega papel importante el diafragma, que es un músculo grande en forma de cúpula que separa el tórax del abdomen. Naturalmente que muchos músculos más entran en acción, aunque no son tan importantes como el diafragma. Es necesario saber que éste músculo es mucho más eficaz para la inspiración que para la espiración. Esta observación tiene importancia relevante para aplicar en los ejercicios destinados a corregir ciertos defectos del habla que serán descritos posteriormente. Cabe indicar también que no se debe confundir la respiración vital con la respiración destinada para la emisión sonora. Por eso, una cosa es respirar para vivir y otra es respirar para hablar. Nosotros corrientemente realizamos la inspiración seguida de la espiración y sus respectivas pausas. Ocurre que en el habla, y más aún en el canto, la espiración se prolonga más que la inspiración. Una vez que el aire llega a la laringe se ponen en funcionamiento las cuerdas vocales, vibrando las mismas bajo la influencia del sistema nervioso y como consecuencia del deslizamiento ondulatorio de las mucosas que recubren dichas cuerdas, produciendo el elemento sonoro o fónico del lenguaje. Este sonido producido por las cuerdas vocales es muy débil, similar al “pio” de un pollo recién salido del cascarón, o parecido a un zumbido, el cual se amplifica y adquiere el timbre en los resonadores nasal, bucal y faríngeo; es decir, el sonido que sale de la laringe sufre una modificación resonancial naso-buco-faríngea, que consiste en la frecuencia de ciertos sonidos y la desvalorización de otros, dando lugar al timbre de voz y la calidad vocal, que son peculiares y característicos en cada persona. Por ejemplo, un tenor o un barítono, aún cuando canten la misma nota musical, serán identificados como tales por el timbre de voz que tienen. Similarmente, la voz de un amigo nunca es igual a la de otro, dependiendo estas diferencias de una serie de factores. Por otro lado, los resonadores también influyen en formas distintas en las características de la emisión sonora. Por ejemplo, el resonador bucal cuando se pronuncian los sonidos manteniendo la lengua inmóvil en un determinado lugar de la boca, sirve para fijar o mantener la constancia del sonido. El resonador faríngeo, en tanto, sirve para cambiar la sonoridad, ya que cuando se pronuncian las vocales se dilata o contrae y, como consecuencia, aumenta o disminuye la sonoridad, dando lugar a la formación de sílabas. De esa manera, la variación sonora de las sílabas, (cuando se pronuncia uno o más sonidos normales), depende del resonador faríngeo, y la constancia o prolongación sonora, del resonador bucal. Pero cuando se pronuncian otros sonidos como la /m/, actúa un tercer resonador, que es el nasofaríngeo. En este caso los sonidos adquieren un timbre nasal y el resonador no cambia su forma ni su cavidad como lo hacen los otros resonadores. Otro elemento importante en la característica de la emisión vocal del lenguaje es la cantidad y la presión de aire que entra en los resonadores, especialmente en el bucal y en el faríngeo. La capacidad de estos resonadores varía y, como tal, para la pronunciación del lenguaje es necesario que cambie también la cantidad de aire y presión que a ellos llega. El funcionamiento de los músculos respiratorios, especialmente del diafragma, cambia en la pronunciación de distintos sonidos, ya que los pulmones deben dar una determinada cantidad de aire y con una presión fija para la emisión de distintas sílabas y demás sonidos en general. La altura de los sonidos verbales, en cambio, depende de las oscilaciones de las cuerdas vocales, mientras que la fuerza e intensidad dependen de los cambios de presión de aire en la región de las cuerdas vocales, de la laringe y de la boca. Pues bien, todos los elementos entran en funcionamiento cuando se habla, produciéndose cambios rápidos (010 a 0.05 segundos), exactos y regulares en el aparato de lenguaje verbal. Así, las cuerdas vocales se extienden y se relajan, cambian de forma los resonadores, se modifica la situación del velo del paladar, de la mandíbula inferior, de los labios, se eleva y desciende el diafragma, se mueve el tórax, todo esto en forma automática, sincronizada y secuencial. Otros investigadores al referirse a la producción sonora o fónica del habla, señalan que por cada segundo se producen 5 a 6 sílabas, entrando en funcionamiento 90 a 100 músculos bajo el control del sistema nervioso central. Cada músculo obedece 14 órdenes por segundo. Estos son, por tanto, los mecanismos fisiológicos que dan lugar a la producción sonora del habla, los mismos que se encuentran regulados y controlados por el sistema nervioso central, específicamente por el centro motor del analizador del lenguaje, ubicado delante de la circunvolución del hemisferio izquierdo de la corteza cerebral. Así, cuando se habla ininterrumpidamente, el analizador motor capta los impulsos procedentes de los órganos del lenguaje a través de señales cinéticas. Estos impulsos son componentes del segundo sistema de señales, encargado de analizar, sintetizar y controlar la información (input) a nivel cerebral, para seguidamente enviar órdenes a los efectores (output) que van a poner en movimiento los órganos del habla. En ésta producción sonora el oído desempeña un papel importante como regulador en el funcionamiento coordinado de los resonadores bucal y faríngeo. La pérdida parcial o total de la audición altera dicho funcionamiento. El tono nasal del lenguaje de los sordos se debe, en parte, a la falta de control auditivo en la regulación de los movimientos de la lengua y del analizador faríngeo. Cabe finalmente señalar que la regulación nerviosa de los movimientos de la faringe, de la laringe y de los bronquios, tiene una vía común, lo cual permite que los cambios en la capacidad del resonador faríngeo se reflejen inmediatamente en el aparato respiratorio y, como tal, se regule la corriente de aire que pasa en las cuerdas vocales. Esta regulación en los mecanismos de emisión del sonido permite que la pronunciación verbal tenga una modulación diferenciada. V.4. MECANISMOS FISIOLÓGICOS EN LA PRONUNCIACIÓN SONORA DEL LENGUAJE Se ha señalado que la producción del lenguaje articulado es una cualidad exclusiva del hombre, el cual se correlaciona con un conjunto de peculiaridades morfológicas y mecanismos fisiológicos, los cuales influyen de manera decisiva sobre las características del habla. Por eso, ciertos rasgos fonéticos son comunes a todas las lenguas y muchos otros son altamente frecuentes. La emisión de un fonema exige la realización de determinadas maniobras neuromusculares, así como la generación de corriente de aire que debe ser modulada a diferentes niveles del aparato fonador. Las características neuromusculares, únicas en el hombre, hacen posible la emisión de sonidos que son utilizados como unidades informativas del lenguaje. La musculatura facial del hombre tiene una estructura y disposición anatómica diferente y muy superior a la de cualquier primate. Esta superioridad no solo es morfológica, pues su intrincado entrelazamiento muscular facilita la emisión y la articulación de los sonidos del habla. El músculo risorius de Santorini es privativo del hombre; los músculos de los labios (orbicularis oris) y las fibras que rodean el margen de la boca (pars marginalis) presentan una extraordinaria predominancia con respecto a los primates, permitiendo aperturas y cierres rápidos necesarios para la articulación de los fonemas. Según Lenneberg (1967) la musculatura facial del hombre es determinante para la producción de los sonidos del habla. La boca pequeña, extremadamente móvil y con labios poderosos, permite una rápida acumulación de aire, el cual, al ser liberado instantáneamente cuando se abre en forma brusca la boca, genera las consonantes oclusivas como la /b/, la /p/. Si la apertura es menos brusca y se mantiene el cierre en presencia de la vocalización, se produce la consonante /m/ . La anatomía estructural de la boca es también necesaria para la producción de las vocales, las labiodentales y otras. Esto significa que aún las formas de vocalización más frecuentes y de más temprana aparición se basan en estos aspectos generales de organización neuromuscular, estructuras que filogenética y ontogenéticamente han mostrado un mayor valor adaptativo. Por otro lado, la estructura de la laringe en el hombre presenta una serie de peculiaridades que favorecen la producción y emisión del sonido verbal. Según Lenneberg la configuración del aparato fonador influye y condiciona las características acústicas del habla, interviniendo dos factores fundamentales para la elaboración de los sonidos: a) La naturaleza general de la estructura del aparato fonador, que incluye los espacios geométricos del tracto vocal que funciona como un sistema de resonancia y, también, el carácter de los movimientos de los articuladores que permiten modular los sonidos fundamentales y sus armónicos. b) La fisiología de la inervación y la estructura de la coordinación motora son las que permiten la realización de los movimientos necesarios para que el aparato fonador opere cambios permanentes en forma rápida pero precisa. V.5. LA RESPIRACIÓN Y LA EMISIÓN DEL HABLA En la emisión de los sonidos del lenguaje se aprovecha la misma fuente de aire utilizada en la espiración. Para esto se dispone de mecanismos adaptativos que permiten la expresión del habla al mismo tiempo que se conserva una respiración normal y una utilización adecuada del aire. La modulación del aire en los pulmones constituye la fuente básica para producir los sonidos del habla, interviniendo en el control del volumen del aire tres mecanismos fundamentales: 1. La acción del diafragma, que es el músculo situado en la base de la caja torácica. 2. La acción de los músculos intercostales, que intervienen también en la respiración levantando y aumentando el volumen de la caja torácica. 3. La acción de los músculos espiratorios, que son los más importantes para la producción de los sonidos del lenguaje. Los músculos intercostales internos hacen descender la caja torácica y disminuyen su volumen, obligando al aire a circular hacia el exterior. El aire al salir de los pulmones atraviesa la glotis dirigiéndose hacia la cavidad nasal durante la respiración normal, o hacia la cavidad oral durante el habla. De esta forma, en la producción del sonido del habla participan una serie de mecanismos de adaptación respiratoria, los cuales permiten mantener la oxigenación normal en el sujeto, a pesar de que el habla se mantenga durante horas sin producir un grado excesivo de fatiga. Algunos especialistas consideran que la presión ejercida a través de la glotis (presión transglota) se relaciona positivamente con la intensidad así como con la frecuencia fundamental de la señal verbal. Igualmente, a la intensidad de la señal sonora hay que agregar el tono fundamental del lenguaje dado por la frecuencia de la vibración de las cuerdas vocales y la presión ejercida por el aire procedente de los pulmones. De lo dicho se colige que los factores básicos que afectan la frecuencia fundamental de un sonido están dados por las modificaciones en la longitud, espesor y tensión longitudinal de las cuerdas vocales. Cuando las cuerdas se cierran se interrumpe momentáneamente el flujo de aire y cuando se abren se libera la presión acumulada, repitiéndose cíclicamente este proceso, de acuerdo con la fonación adoptada. En los fonemas sonoros las cuerdas vocales se aproximan (aducen), en tanto que en los sonidos sordos se separan (abducen) de manera tal que no vibran con el flujo del aire. En personas con discapacidad intelectual profunda, con coeficiente intelectual debajo de 20 no se desarrolla lenguaje oral. En compromisos intelectuales moderados hay retraso global del habla y de acuerdo a la magnitud del compromiso intelectual, serán las limitaciones en el desarrollo del lenguaje interior o pensamiento con palabras y la calidad de este pensamiento, lo que a su vez se relaciona con la capacidad de aprendízaje escolar y general. Este tipo de niños se caracteriza por audición y voz normales, descenso en el rendimiento en las pruebas de capacidad intelectual tanto verbales como no verbales. Las causales más graves del compromiso de la comunicación oral son el autismo y la esquizofrenia infantil. Cuadros en los cuales puede que no presenten habla, sin estar comprometida la capacidad de reconocer o crear lenguaje oral, son normoyentes con coeficiente intelectual potencialmente normal. V.6. MECANISMOS DE ARTICULACIÓN DE LOS SONIDOS DEL HABLA Desde las cuerdas vocales el aire pasa al tracto vocal constituido por los resonadores bucal, faríngeo y nasal. Esto permite la producción de sonidos diferentes, dependiendo de la forma en que el aire es obligado a circular a través del tracto vocal. Para la emisión de las consonantes, el aparato fonador crea determinados obstáculos o barreras a la salida libre de la corriente de aire, produciéndose la emisión de distintos fonemas y la articulación de los mismos. Algunas consonantes como las oclusivas no se pueden producir sin la presencia de un sonido vocal, refiriéndose la consonante a la posición inicial o final adoptada por el aparato fonador para la producción del fonema. Debido a que durante la producción de las consonantes el flujo de aire es obstruido en algún sitio del aparato fonador, es posible clasificarlas de acuerdo con el punto de articulación que actúa de obstructor o modificador de la corriente de aire. V.7. EL SISTEMA NERVIOSO Y EL CONTROL DE LA ARTICULACIÓN DEL LENGUAJE VERBAL El control y la regulación del lenguaje articulado depende del Sistema Nervioso Central, específicamente de la corteza cerebral. El control expresivo del lenguaje se origina en la región motora de la corteza cerebral (Luria, 1980). El lugar específico que participa en la organización secuencial de los movimientos efectuados durante la expresión verbal es el área de Broca. Tal control es ejercido a través de los nervios craneales, el trigémino (V), el facial (VII), el glosofaríngeo (IX), el vago (X), el accesorio del par XI y, principalmente, el hipogloso, originados en el romboencéfalo. No obstante, la acción de estos nervios no es suficiente para dar total cuenta de la actividad muscular requerida durante la emisión del aspecto acústico del lenguaje; ciertos nervios espinales, por ejemplo, desempeñan también algún papel en esa actividad, aunque de manera secundaria. Igualmente, también los músculos implicados en la respiración están controlados por los nervios cervicales y torácicos del tracto piramidal y naturalmente el control respiratorio es de importancia primaria para la expresión del habla. Todo este complejo sistema de neuromecanismos interviene en la emisión y articulación de la emisión acústica del lenguaje verbal, y es de suponerse que la alteración de cualquiera de los eslabones de dicho sistema origina dificultades específicas en su expresión. VI. ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL APARATO AUDITIVO EN RELACIÓN A LA ADQUISICIÓN DEL HABLA El habla, como fenómeno acústico, se relaciona y coordina estrechamente con el sistema auditivo, que está especialmente equipado para recibir el código que produce la voz humana, por cuanto el habla es una secuencia de sonidos complejos que varían de continuo en intensidad y frecuencia. El oído humano es un diminuto e ingenioso aparato preparado para recepcionar ondas sonoras y transformarlas en un código neural, cuya interpretación se realiza a nivel del cerebro. Para este fin el oído actúa como amplificador, filtro, atenuador y medidor de frecuencias, al mismo tiempo que funciona como un sistema de comunicación de varios canales. Dentro de los confines de aproximadamente 16 cm3, nuestros oídos utilizan principios acústicos, mecánicos, electrónicos y de matemática elevada para llevar a cabo lo que hacen. Veamos una de las tantas cosas que pueden hacer los oídos, siempre y cuando el aparato auditivo no presente alguna lesión: * Los oídos captan desde el más leve susurro hasta el atronador estruendo de un avión a reacción; es decir, una sonoridad diez billones de veces mayor. En términos técnicos, esto es un campo auditivo de unos 130 decibeles (dB). * Los oídos tienen una enorme capacidad selectiva. En un medio de una multiplicidad de señales acústicas podemos escuchar la voz de una sola persona, o detectar en una orquesta de cien músicos si un instrumento ha emitido una nota equivocada. * Los oídos son capaces de captar y localizar la posición de la fuente de un sonido con una exactitud aproximada de un grado. Lo hacen percibiendo las minúsculas diferencias que hay en el tiempo de llegada del sonido a cada uno de los oídos y en la intensidad con que llega a ellos. La diferencia de tiempo puede ser de tan sólo diez millonésimas de segundo, pero los oídos pueden detectar y trasmitir ese mensaje al cerebro. * En un adulto, los oídos tienen la capacidad de reconocer y distinguir unos 400.000 sonidos diferentes, los cuales están ligados al habla, a la música y a los sonidos que producen el hombre y la naturaleza. Los mecanismos del oído analizan automáticamente las ondas sonoras y las compara con las que están acumuladas en la memoria. Así es como se puede saber si cierta nota musical procede de un violín o de una flauta, o quién es la persona que está hablando por teléfono. VI.1. ¿COMO ES EL SISTEMA AUDITIVO? El sistema auditivo humano es bilateral. Ambos oídos están ubicados en los huesos temporales, que son de fuerte contextura y están localizados en la base del cráneo. Los mensajes acústicos llegan hasta nuestros oídos, y estos funcionan de manera coordinada con los movimientos de la cabeza. Este aparato auditivo se compone de tres partes: oído externo, oído medio y oído interno. VI.2. EL OÍDO EXTERNO El oído externo sirve de vehículo para el pasaje de las ondas sonoras del aire y canaliza hacia el interior del oído. Está formado por una parte claramente visible, denominada el pabellón de la oreja y un canal o conducto auditivo externo que termina en el tímpano. Este último vibra y transmite las vibraciones al oído medio. El pabellón de la oreja tiene las propiedades de un megáfono. Su forma abocinada y sinuosa le permite captar y enfocar las vibraciones sonoras agudas y localizar la fuente de los sonidos. El canal auditivo externo es un tubo de unos 2,5 cm. de largo, con un volumen de 6 cm3 de aire. El tímpano está colocado, respecto al canal auditivo externo, como el parche respecto al cuerpo del tambor, con la diferencia que las vibraciones del aire llegan al tímpano desde fuera y desde dentro del tambor, siendo la membrana timpánica el límite entre el oído externo y el medio. VI.3. EL OÍDO MEDIO El oído medio tiene la función de transformar la vibración acústica de la onda sonora en vibración mecánica y transmitirla al oído interno. En el oído medio se encuentran tres huesecillos: el martillo, el yunque y el estribo, los que forman una cadena cuyos eslabones se articulan y se mueven al unísono con los movimientos del tímpano. Cabe señalar, también, que esta cámara del oído medio tiene un pasaje de aire hacia la boca, al que se llama trompa de Eustaquio, el cual permite igualar la presión de aire con el oído externo. Los tres huesecillos indicados obran a manera de palanca. El tímpano pone en movimiento al martillo y éste da movimiento al yunque, que a su vez lo transmite al estribo. La platina del estribo es la tapa de la ventana oval. El vaivén de la platina provoca un movimiento de pistón que perturba el fluido que contiene el oído interno: la endolinfa. En este punto se produce la transformación de las vibraciones de un medio sólido (huesecillos) en vibraciones en un medio líquido (fluido del conducto coclear). Los huesecillos cumplen también una función protectora. Cuando los sonidos son muy intensos el eje de movimiento del estribo se desplaza en forma tal que el pistón rota sobre su eje sin empujar la platina. Este cambio de eje de rotación se logra por la acción de dos pequeños músculos: el tensor timpánico y el estapedio. VI.4. EL OÍDO INTERNO En el oído interno se encuentra la cóclea, en forma de caracol, enroscada dos vueltas y media, la que está dividida, por dentro y a lo largo, en tres compartimientos: el canal vestibular, el canal coclear y el canal timpánico. La línea divisoria entre el canal coclear y el canal vestibular la establece una lámina delgada y flexible denominada membrana de Reissner. La membrana basilar, por su parte, separa el canal coclear del canal timpánico. El canal coclear está lleno de un líquido llamado endolinfa, el cual no se comunica con los otros canales terminando en una bolsa cerrada en el extremo de la cóclea. El canal vestibular y el canal timpánico están repletos de perilinfa y ambos se comunican mediante una pequeña abertura denominada helicotrema. Las vibraciones aéreas (sonido) son trasmitidas desde el tímpano al estribo a través de los otros huesecillos. La placa inferior del estribo vibra hacia dentro y hacia fuera de la ventana oval. Los cambios de presión en la perilinfa del canal vestibular tienen lugar a causa de dichas vibraciones, los que son también trasmitidos a la endolinfa del conducto coclear a través de la flexible membrana de Reissner. Los cambios de presión en el conducto coclear afectan al canal timpánico a través de la membrana basilar, en la que se encuentra el órgano de Corti. VI.5. ÓRGANO DE CORTI. Se denominó así en honor a Alfonso Corti, quien en 1851 descubrió que éste era el verdadero centro de la audición. Este órgano es una estructura receptora adosada a la membrana basilar, situada en el canal coclear. Transforma vibraciones de la membrana basilar en impulsos nerviosos cuando las células ciliadas se doblan por los movimientos de dicha membrana. El órgano de Corti se extiende a lo largo de la membrana basilar, desde su base hasta su vértice, en el cual las células ciliadas se encuentran dispuestas en hileras, siendo éstas las que transducen y comunican la información sonora al cerebro. Las células ciliadas como receptoras sensoriales del órgano de Corti, están inervadas por terminales de células nerviosas del nervio auditivo (VIII par craneal), a través de las que se canaliza la información al cerebro. Dicho nervio comprende una porción vestibular y otra coclear. Esta última es la que conduce la información proveniente de las células ciliadas, arribando al área auditiva que ocupa la porción lateral convexa de la región temporal del cerebro, donde se selecciona, analiza y descifra lo que oímos. VI.6. ¿CÓMO INFORMA EL ÓRGANO DE CORTI EL MENSAJE ACÚSTICO AL CEREBRO? Por mucho tiempo fue un misterio la forma como el órgano de Corti realiza esta complicada información al cerebro. Los especialistas sabían que el cerebro no respondía a vibraciones mecánicas, sino sólo a cambios electroquímicos. El órgano de Corti debía convertir, de alguna manera, el movimiento ondulatorio de la membrana basilar en impulso eléctrico correspondiente y luego enviarlo al cerebro. Esta transformación de energía mecánica en eléctrica tiene dimensiones moleculares, siendo este cambio un proceso inherente a la transducción de la energía acústica en código neural. Georg Von Békésy (1960), de origen húngaro, después de 25 años dedicados a descifrar el misterio de este minúsculo órgano, descubrió que las ondas de presión hidráulica que viajan a lo largo de los conductos del caracol, llegan a un punto máximo a lo largo del camino y presionan la membrana basilar. Las ondas generadas por los sonidos de alta frecuencia presionan la membrana cerca de la base del caracol, mientras que las ondas generadas por sonidos de baja frecuencia la presionan cerca del vértice. Por consiguiente, Békésy llegó a la conclusión de que el sonido de una frecuencia específica produce ondas que arquean la membrana basilar por un punto particular y hace que las células ciliadas de ese punto reaccionen y envíen señales al cerebro. La ubicación de las células ciliadas correspondería a la frecuencia, y la cantidad activada de tales células, a la intensidad. Esta explicación es correcta en el caso de los tonos simples. Sin embargo, los sonidos que se producen en la naturaleza raras veces son sencillos. El canto de una rana toro suena bastante diferente del toque de un tambor, aunque es posible que los dos sonidos tengan la misma frecuencia. Esto se debe a que cada sonido está compuesto de un tono fundamental y muchos armónicos. La cantidad de armónicos y la fuerza relativa de éstos da a cada sonido su timbre distintivo o de carácter, de forma tal que reconocemos los sonidos que oímos. La membrana basilar es capaz de responder simultáneamente a todos los armónicos de un sonido y detectar cuántos y qué armónicos están presentes, identificando así el sonido. Los matemáticos llaman a este proceso el "análisis de Fourier", denominado así en honor al matemático francés del siglo XIX Jean-Baptista-Joseph Fourier, señalando que el oído ha utilizado desde siempre esta técnica matemática avanzada para analizar los sonidos que oye y comunicar la información al cerebro. Pese a esto, aún actualmente no se conoce bien qué tipo de señales envía al cerebro el oído interno. Los estudios revelan que las señales enviadas por todas las células ciliadas son aproximadamente iguales en duración y fuerza. Así, se piensa que el mensaje que llega al cerebro está compuesto de señales previamente codificadas. Para apreciar la importancia de esto, recordemos el juego infantil en el que una fila de niños se van trasmitiendo una historia de uno a otro. Muchas veces lo que el último niño oye no se parece en nada a lo que dijo el primero. No obstante, si en lugar de una historia complicada, lo que se trasmite es un código como por ejemplo un número, es probable que no se distorsione. Y eso es al parecer lo que hace el oído interno. Actualmente hay una tecnología avanzada de sistemas de comunicación, denominada "modulación por impulsos codificados" que funciona según este principio. En lugar de enviar detalles de un acontecimiento se envía un código que lo representa. Así, para enviar a la tierra las fotografías de Marte, se emplearon códigos binarios, convirtiendo estos códigos en sonidos para grabarlos y reproducirlos después. Este sistema es lo que, se supone, ha utilizado siempre el oído, cuyos mecanismos aún no son conocidos con precisión actualmente. VII.7. DESARROLLO DEL OÍDO Puede que nuestros oídos no sean los más agudos o sensibles, pero son ideales para satisfacer una de nuestras mayores necesidades: la de comunicarnos. Los oídos están diseñados para responder especialmente bien a las características de los sonidos del habla humana. Los bebés necesitan oír el sonido de la voz de su madre para desarrollarse bien, y a medida que crecen necesitan oír los sonidos de otros seres humanos para desarrollar su facultad del habla. Así pues, la audición adecuada es muy importante para tal adquisición, por lo que sin la evolución normal del oído no es posible un desarrollo normal del habla. Por cierto, todos los padres saben aproximadamente cuándo su niño ha de aprender a sentarse y a caminar, y vigilan con atención el desarrollo de estas funciones; en cambio, la mayoría de ellos carece de información sobre la evolución del oído. Por tal razón se esboza, de una manera panorámica, la evolución del oído, con el propósito de brindar la información pertinente, así como las desviaciones que en este proceso pueden darse y ser indicadores de alarma para que los padres acudan al especialista y ayuden a realizar un diagnóstico precoz sobre la naturaleza del defecto auditivo de su niño, previniendo sus consecuencias perniciosas, especialmente en la adquisición y desarrollo del habla, tal como se observa en personas afectadas en su capacidad de percepción auditiva. VI.8. DESARROLLO CRONOLÓGICO DEL OÍDO Formación del órgano del oído A los 3 meses después de iniciado el embarazo. Oído pre-natal A los 5 meses es posible detectar la existencia de respuestas auditivas en el feto, producidas por estímulos sonoros como un portazo. Estas respuestas se aprecian tanto en los movimientos del feto como en la aceleración del ritmo cardíaco. Fase del nacimiento En el primer mes se observa en el infante reacciones de miedo a los ruidos altos. Aparece la atención a los estímulos acústicos. 2do. mes: vuelve la cabeza hacia la fuente del sonido. 3er. mes: movimientos de cabeza y de los ojos hacia el sonido. Se calma y tranquiliza ante la palabra y la música. 4to. mes: reconoce la voz de sus padres, especialmente de la madre. 4to. al 6to. mes: se perfecciona el movimiento orientado hacia la fuente del sonido. 7mo. al 8vo. mes: imitación de sonidos (golpes de puerta, ruidos de juguetes y otros). 9no. mes: el niño atiende a las palabras conocidas. 6to. al 9no. mes: entiende palabras y balbucea. 11vo. al 12vo. mes: acata prohibiciones sencillas. Toca timbre por imitación. 12vo. al 15vo. mes: acata órdenes sencillas, imita sonidos, repite sílabas balbuceando. De esta manera se desarrolla el oído del niño, cuyo estado e integridad va a influir decisivamente en la adquisición del habla. VI.9. ¿CÓMO OBSERVAR Y DESCUBRIR UN DEFECTO EN EL DESARROLLO DEL OÍDO DEL INFANTE? No es difícil descubrir un defecto en la facultad auditiva del bebé. Esto requiere sólo observación cuidadosa. Para ello es recomendable asegurarse ante todo de que la habitación esté realmente en silencio. Además, cuando se provoquen los ruidos conviene que el niño no vea ni siquiera la sombra de la persona, de lo contrario se volverá hacia ustedes y no hacia la fuente del ruido. Con estos preparativos previos, se pasa a provocar ruidos desde diferentes direcciones, comprobando lo siguiente: * ¿Le causan sobresalto los ruidos repentinos y fuertes? * ¿Reacciona ante sonidos distantes y débiles? Si es así, ... ¡MAGNIFICO! ¿Vuelve el bebé su cabeza y reacciona a una voz cerca de su cunita antes de ver a alguien? Si es así, esto también es una indicación excelente de la buena recepción auditiva del bebé. Para estas estimulaciones conviene elegir un momento en que el niño no esté jugando con demasiado entusiasmo; si no, existe el riesgo de que los ruidos provocados no tengan la suficiente fuerza para desencadenar la reacción deseada en el niño. Si el infante oye y reacciona bien a las estimulaciones sonoras de su medio ambiente, entonces esto significa que puede aprender a hablar bien siguiendo el modelo expresivo del adulto (sus padres). Dicha adquisición, a su vez, favorecerá su desarrollo mental y el proceso de socialización y su integración al medio. En etapas más avanzadas del desarrollo se debe prestar atención a los síntomas de péridida de la audición, tales como: * si no se da cuenta de que alguien que se encuentra fuera de su campo de visión le está hablando, especialmente si las distracciones son mínimas * si se sobresalta o sorprende al darse cuenta de que le han llamado (en un tono de voz normal o incluso bastante fuerte) * si pregunta a menudo «¿qué?» o «¿qué has dicho?» * si mira de modo especial en la cara a las personas que le están hablando * si se sienta cerca del televisor, incluso cuando el volumen del aparato es suficiente alto para el resto de la familia * si sube el volumen de la TV o del estéreo a un nivel excesivo * si no responde a las voces en el teléfono o/y cambia constantemente el auricular de un oído al otro * si no reacciona ante sonidos intensos o fuertes Sin embargo, el signo más evidente de una posible pérdida de la audición es la falta o el retraso en el desarrollo del lenguaje y del habla VI.10. DEFECTOS DE LA AUDICIÓN Y SU INFLUENCIA EN LA ADQUISICIÓN DEL HABLA Al ser la audición el punto de partida de la principal característica distintiva del ser humano que es el lenguaje, su ausencia o su disminución implican consecuencias personales, familiares, sociales, educativas y culturales de gran importancia. Un niño que no oye, no solo no puede aprender a hablar, sino que tampoco puede apropiarse de la lectura y la escritura que es la base del desarrollo cultural. Un adulto que habiendo oído deja de tener esa función, presenta graves limitaciones de relación interpersonal que pueden afectar seriamente su vida personal en todos sus aspectos. Oír es hablar. Hablar es la principal consecuencia Ahora que tenemos una información aproximada sobre el sistema auditivo y su evolución, cabe preguntarnos, ¿cómo afecta una audición defectuosa en el proceso de adquisición del habla en el niño? Aunque no se recomienda llevar una lista para verificar cuándo su niño o niña debería hacer esto o lo otro, sí es importante vigilar en forma cuidadosa sus reacciones. Tristemente, lo que muchas veces llega a ser un impedimento grave del habla empieza como un problema auditivo. Un ligero defecto del oído puede ser peligroso para el infante, ya que el bebé aprende sonidos y luego los repite de la manera como él los oye. Por eso, si los padres pasan por alto un problema auditivo, esto probablemente resultará en una dificultad o defecto del habla, cuyas consecuencias, a su vez, afectarán el desarrollo y ajuste de la personalidad del niño. Existe, por ejemplo, la enfermedad denominada otitis, que es una inflamación que suele atacar la mucosa del oído medio, la cual, aun cuando es posible que sólo disminuya ligeramente la capacidad de oír, ejercerá una influencia negativa en la calidad del habla del niño. De allí que se recomienda tener mucho cuidado con este tipo de afecciones, ya que según algunos especialistas como Marion Down (1976), una pérdida auditiva de 15 decibeles en un niño es suficiente para producirle problemas del lenguaje. Sin embargo, las opiniones difieren en cuanto al punto exacto en que esta disminución auditiva causa dificultades o impedimentos en el habla. Pero lo cierto es que un niño que padece de esta enfermedad en particular, oye claramente las vocales pero no puede producir ciertas consonantes como la /p/, /t/, /s/, /ch/. Se sabe también que los defectos del habla varían considerablemente de acuerdo al grado y edad en que se produce la pérdida auditiva. Los niños con defectos congénitos graves de audición comienzan casi siempre a hablar más tarde de lo normal y continúan demostrando esta demora en el desarrollo de sus facultades verbales. Además, el lenguaje oral que ellos manifiestan se caracteriza por una distorsión en la articulación, por un ritmo aberrante y por una inadecuación vocálica general. Por otro lado, si se adquiere esta disminución (por ejemplo a causa de la otitis), tras el inicio normal del habla, es probable que se presenten defectos verbales dentro del cuadro general de la expresión del lenguaje. Al respecto, Davis y Silverman (1960) sostenían, que si el oído no puede actuar como un monitor cuando hablamos, se produce una lenta degeneración del habla. La agudeza y la precisión de la entonación se diluyen. La melodía del habla se hace monótona y pierde la vitalidad. El timbre de la voz se convierte en rígido y, finalmente, se produce una disminución del control de la intensidad sonora. Si esto ocurre por la deficiencia y pérdida de la audición, es importante que los padres pongan mucha atención y cuidado en las reacciones de su niño frente a los estímulos acústicos. Obviamente si el infante reacciona positivamente a dichos estímulos es que posee una audición normal y, como tal, aprenderá a hablar bien; pero, si no fuera así, es necesario acudir a un especialista para un examen y diagnóstico de la dificultad o descarte de la misma. Pues bien, un oído intacto es una condición importante para aprender a hablar. Por eso toda perturbación de éste repercute en la evolución del lenguaje. Una capacidad auditiva ligeramente disminuida produce un ligero retraso en el desarrollo del habla y una leve dislalia. Una perturbación intensa del oído impide la evolución del habla y el niño, cuando no es sometido a tratamiento, se queda mudo. Sin embargo, cabe señalar que el hecho de que un niño reaccione al ruido y a determinados sonidos no constituye una prueba de capacidad auditiva normal. Los sonidos fonéticos tienen sólo un margen de frecuencia determinado. Para captar con precisión el lenguaje es necesario que se mantenga este margen de frecuencia y sin limitación alguna. Por tanto, una disminución relativa sin importancia de la agudeza auditiva en la primera infancia puede conducir a la incapacidad para distinguir los sonidos fonéticos y, en consecuencia, a un subdesarrollo de la capacidad del habla, con una pronunciación defectuosa u "oscura". VI.11. EXAMEN Y DIAGNÓSTICO DE LA DEFICIENCIA AUDITIVA Ante la menor duda respecto a la capacidad auditiva del niño, es conveniente que los padres acudan al especialista para un reconocimiento inmediato y, de esa forma, arribar al diagnóstico sobre la naturaleza y grado de dificultad auditiva que tiene. Actualmente los especialistas cuentan con muchos métodos tales, como la audiometría, la timpanometría, la audiometría por respuestas eléctricas (potenciales evocados) y otros más tecnificados (computarizados), con los que es posible medir la capacidad auditiva, incluso desde el momento que el niño nace, previniendo así las consecuencias del déficit auditivo y, por consiguiente, evitando sus efectos negativos en la adquisición del habla. VI.12. LA AUDICIÓN DE LOS SONIDOS, SUS LÍMITES Y POSIBILIDADES Este diagnóstico precoz depende en gran medida de los padres, ya que si ellos acuden al especialista a la menor sospecha de que el niño no oye bien, es posible prevenir y evitar consecuencias funestas. Pero, cabría preguntarse ¿por qué es importante el diagnóstico precoz de la audición? Es realmente muy importante, ya que ante todo, la sordera no es un hecho inmutable; pues, muchas de ellas pueden eliminarse mediante intervenciones quirúrgicas, incluso cuando se trata de una lesión del nervio auditivo o de algún componente del oído interno, siempre que el diagnóstico sea precoz. Actualmente, con el adelanto de la tecnología se intenta acoplar audífonos ya a partir de los dieciocho meses de edad del niño, con lo cual se aprovecha considerablemente la audición restante. De este oído disponen la mayoría de los llamados sordos. Las estadísticas nos informan que sólo de un 5 a un 10 por ciento de ellos son realmente sordos y una gran mayoría tiene la audición disminuida, por lo que les conviene utilizar audífonos. Pero, desde luego, no basta el mero acoplamiento de un audífono para activar el resto del oído; sino que, además, requiere de una educación sistemática y de la fonación adecuada de parte de los padres. Esta es una razón más que sustenta la necesidad el diagnóstico precoz. De allí que, cuanto más temprano se inicie el tratamiento y la educación del niño en el hogar, bajo la dirección de un especialista, mucho mayores serán las posibilidades de recuperación. VI. 13. TIPOS DE TRASTORNOS AUDITIVOS Los trastornos auditivos se clasifican por lo general según la estructura donde se dan los cambios patológicos. De acuerdo a esto tenemos los siguientes: 1. Sordera de conducción: Se refiere a la disminución o pérdida de la audición debido a la incapacidad de excitar mecánicamente la cóclea. Esto puede deberse a una causa tan simple como la obstrucción por un tapón de cera, o debido a condiciones más complejas que afectan al movimiento de los huesos del oído medio. De manera similar, las infecciones del oído medio, tales como la otitis, pueden alterar la transmisión de la energía mecánica. El oído medio está conectado con el tracto respiratorio superior, a través de la trompa de Eustaquio, y las infecciones de la garganta suelen, en algunas condiciones, tener acceso al oído medio. Este problema se produce especialmente en niños pequeños, dado que el conducto que conecta el oído medio con la faringe es corto en las primeras etapas de la vida. La pérdida de sensibilidad debido a la sordera de conducción es general, aunque existe cierta tendencia a una mayor afección de la frecuencia más alta. 2. Sordera neurosensorial: Es aquella producida por la destrucción de los mecanismos cocleares, especialmente de las células ciliadas. Este tipo de sordera es el que afecta al mayor número de personas con déficit auditivo, en el que la causa del deterioro coclear puede deberse a la exposición de sustancias tóxicas, disfunciones metabólicas, traumas, sonidos fuertes e, incluso, a trastornos hereditarios. Por ejemplo, hay algunos antibióticos que tienen propiedades ototóxicas, como son la estreptomicina, kanamicina y la gentamicina, que al ser ingeridas frecuentemente, suelen producir severas lesiones cocleares y/o vestibulares, con la consiguiente pérdida parcial o total de la audición. También suelen producirse lesiones por la exposición a sonidos repentinamente intensos o debido a sonidos crónicos de alto nivel, afectando principalmente a las células ciliadas, de las que las externas son las más susceptibles al trauma auditivo que las internas. Cuando esta exposición es persistente puede llegar a provocar en algunos individuos la destrucción del Organo de Corti y de las fibras nerviosas que la inervan. Los recientes estudios sugieren que los sonidos intensos unidos al uso de algunos fármacos sin receta médica pueden tener profundos efectos sobre el oído. Este es el caso de la aspirina, usada generalmente por personas que sufren de artritis, quienes toman cotidianamente grandes dosis para aliviar el dolor y la inflamación de las articulaciones. En estas personas la pérdida auditiva es impresionante, reduciendo más de 40 dB para los tonos altos, la que va unida de una sensación de ruido y campanilleo en los oídos (denominado tinitus). Similarmente, los estudios de Mcfadden y Plattsmier (1983) han mostrado que la pérdida auditiva temporal producida por exposición a sonidos intensos se ve magnificada cuando el sujeto toma dosis relativamente pequeñas de aspirina para el resfriado, gripe o dolores de cabeza, lo que altera el umbral auditivo, observándose grados distintos de lesión coclear o del nervio auditivo. 3. Sordera central: En este caso la alteración está relacionada con lesiones en las vías o centros auditivos, incluyendo zonas del tronco encefálico, el tálamo o la corteza. Según Bauer y Rubens (1985), la pérdida auditiva producida por lesiones o alteraciones cerebrales no suele ser una mera pérdida de sensibilidad. Una de las consecuencias de la lesión cerebral es la sordera verbal, trastorno en que la persona muestra un habla normal y una adecuada audición de sonidos simples pero no puede reconocer palabras habladas. Otro ejemplo de sordera central es el síndrome de la "sordera cortical", en el que los pacientes tienen dificultades para reconocer estímulos auditivos verbales y no verbales. Este raro síndrome se origina por la destrucción bilateral de los inputs a la corteza auditiva. Esta sordera cortical suele ser transitoria, lo que posiblemente refleja la diversidad de vías auditivas centrales (o la existencia de procesamiento paralelo en el sistema auditivo). VI.14. CLASIFICACIÓN CLÍNICA DE LOS TRASTORNOS DE LA AUDICIÓN HIPOACÚSICOS LEVES Y MODERADOS Este tipo de niños puede presentar retrasos en el inicio de su lenguaje oral, en la adquisición de las diversas etapas y, especialmente, en el aprendizaje escolar. Es frecuente que en la escuela primaria, al no captar íntegramente a sus profesores, pierdan atención y aparezcan distraídos, indisciplinados y con retraso escolar. Con frecuencia son niños portadores de compromiso de oído medio y que son susceptibles de ser tratados médicamente y normalizar su situación. HIPOACÚSICO SEVERO Arbitrariamente podemos catalogar como tales presentan una caída auditiva bilateral promedio mayor de 60 dB en el área de la palabra (500-1000-2000Hz) Cuando el trastorno es congénito o aparece en el primer año de vida se va a caracterizar por retraso en la aparición del habla tanto en la comprensión como en la expresión, alteraciones importantes en la dicción y en la estructuración de las frases. Se trata de un niño que escucha el habla a alta intensidad o bien equipado con un audífono, pero no puede escuchar ni discriminar el habla a niveles corrientes de intensidad de las conversaciones. Para desarrollar el habla se requiere recibir y procesar una infinidad de estímulos acústicos de los cuales el ser humano va identificando conjuntos acústicos a los cuales va otorgándoles significado de comunicación; para darle este valor los estímulos deben llegarles en forma suficientemente clara que permita diferenciarlos de los otros estímulos acústicos y dentro del habla a los distintos fonemas entre sí (unidades acústicas del habla: equivalentes a las letras de la escritora). El niño hipoacúsico severo equipado con un audífono adecuado a su trastorno auditivo está en condiciones de incorporarse a escolaridad normal debiendo recibir apoyo fonoaudiológico para perfeccionar su pronunciación y enriquecer su lenguaje. HIPOACÚSICO PROFUNDO En la sordera profunda hay sólo restos auditivos, no obstante no son suficientes para comprender el lenguaje hablado (incluso usando muchas veces audífono) esto hace que el niño no desarrolle el habla. Si es un niño normal en lo neurológico y síquico va a ser un niño alerta que trata de comunicarse y reaccionar ante los estímulos ambientales. Detectado precozmente puede lograr comprensión mediante lectura orofacial y expresarse oralmente apoyado por gesticulación, puede adquirir una buena socialización, adecuada educación que en ciertos casos puede llegar a grados universitarios, puede adquirir una gama importante de habilidades que le permiten ganarse la vida. Es crucial la educación para poder tener un pensamiento simbólico y así pensar con palabras y desarrollar su inteligencia. Privados de rehabilitación, sin lograr la lectoescritura, sin llegar a la lectura orofacial, estarán gravemente limitados en su capacidad para enfrentar la vida, incluso pueden pasar por discapacitados intelectuales y ser segregados familiar y socialmente. Es fundamental la investigación precoz del trastorno, la educación adecuada mediante una estimulación programada una vez detectado, incluso siendo lactante. Para lograr una buena rehabilitación es fundamental el apoyo de la familia, la que frente a una problemática de este tipo requiere de orientación y apoyo. Cuando la sordera es bilateral se instala antes de los seis años requiere de apoyo intensivo para conservar el habla, puesto que de no ser así se va a perder el habla y se va a comportar como sordo congénito. El adulto que ensordece de ambos oídos requiere de apoyo psicológico para enfrentar su drama y de un programa de conservación del habla, dado que, privado de la regulación se va a deteriorar la calidad de su expresión oral, tanto en la pronunciación, la cadencia o entonación y, posteriormente, en la fluidez, estructura e incluso en la riqueza de su vocabulario. VI.15. GRADOS DE DIFICULTAD AUDITIVA Los especialistas suelen clasificar estas deficiencias en las siguientes categorías: Audición normal o sensiblemente normal. Las personas con este nivel de audición tienen un umbral o límite inferior auditivo de 20 decibeles (dB). El niño en este caso no tiene dificultades en la percepción tonal, pero puede tener cierta imprecisión articulatoria. Deficiencia auditiva ligera. El umbral auditivo se ubica entre los 20 y 40 decibeles. Aquí los fonemas de las palabras no son todos igualmente percibidos por el niño. La voz débil o lejana no es adecuadamente oída y, como tal, el niño es considerado como poco atento, haciendo que los otros le repitan lo que dicen. Los niños con este nivel de audición pueden tener ciertas dificultades para la adquisición del lenguaje verbal. Deficiencias auditivas medias. El umbral auditivo se encuentra entre los 40 y 70 decibeles. El niño requiere una voz de cierta intensidad para que perciba adecuadamente la palabra. En este nivel el retardo del lenguaje es frecuente, así como las alteraciones articulatorias. Deficiencias auditivas severas. El umbral está entre los 70 y 90 decibeles. El niño percibe únicamente la voz fuerte. Si el medio familiar le presta atención y ayuda puede desarrollar cierto lenguaje, si no le dan esta atención el niño llega a la edad de 4 ó 5 años sin saber hablar, siendo ya difícil recuperar y compensar. Deficiencias auditivas profundas. El umbral es superior a 90 decibeles. Los niños con este grado de audición; son mudos sin la reeducación apropiada no perciben más que los ruidos fuertes (gritos, ruidos de motores, explosiones, etc.). Las cofosis totales. Son excepcionales. Aquí el niño no escucha absolutamente nada. Estos grados de deficiencia auditiva se determinan mediante exámenes especializados de tipo audiométrico. Lafon (1975) considera que los exámenes audiológicos deben ser bien hechos, con el propósito de establecer el grado y la naturaleza del defecto y, consiguientemente, buscar el método más adecuado para la rehabilitación y compensación auditiva. Entre los diversos métodos de examen se destacan la Electroencefalografía a través de potenciales evocados y la Electrococleografía (ECOG), que es la más precisa para el diagnóstico de la sordera. Cabe señalar, además, que con el adelanto de la tecnología computarizada, actualmente dichos instrumentos de medición se van sofisticando, haciendo más rápido y preciso el examen audiológico. Esto permite detectar y determinar precozmente el grado y la naturaleza de la deficiencia auditiva del niño desde el momento que nace, incluso antes del nacimiento, tal como últimamente se vienen realizando, constituyendo la tecnología un medio eficaz y cada vez más exacto para tales exámenes. Los implantes cocleares (IC) constituyen el más importante avance tecnológico en el campo audiológico de los últimos años, para proporcionar información acústica válida a pacientes que tienen sordera sensorial bilateral profunda. En estos casos, las células ciliadas del órgano de Corti en el oído interno, están impedidas para llevar a cabo su función de transformar los sonidos en corrientes nerviosas, por lo que el nervio auditivo y las vías del Sistema Nervioso Central, a pesar de ser normales y aunque potencialmente pueden funcionar, no llevan al cerebro ningún tipo de información acústica. Con un ejemplo que corresponde a los tres componentes de un sistema para encender un foco, ilustramos esta situación: 1) el apagador; 2) el cable que lleva la corriente y 3) el foco que está en el techo de una habitación. Si el apagador (equivalente al oído interno de una persona) no funciona, la luz no se podrá encender. No obstante, si hacemos caso omiso del apagador y le pasamos corriente directamente al cable, podemos encender el foco. Esto es lo que hace el IC: estimular eléctricamente al nervio auditivo que si funciona (equivalente al cable del sistema de luz) para que el foco se encienda en el “techo” del ser humano, es decir, en la corteza cerebral, para que ahí se hagan conscientes los estímulos que llegan del medio a la persona sorda. Los IC reciben los sonidos en un sistema de componentes externos y por medio de una minicomputadora los procesan y transforman en estímulos eléctricos que son enviados a los electrodos del propio IC, mismos que en su momento son colocados quirúrgicamente en el oído interno del paciente. Estos estímulos eléctricos transmitidos por el IC suplen las funciones de las células ciliadas destruidas o que no funcionan y permiten que el nervio reciba primero y envíe después esa información a la corteza cerebral. Cuando ésta llega al cerebro, el paciente tiene sensaciones sonoras que ya estaban olvidadas, si las había tenido antes, o que le eran parcial o totalmente desconocidas si su sordera es de nacimiento. VI.16. ¿CÓMO ESTIMULAR Y EDUCAR EL OÍDO? Suponiendo que el niño tenga una audición normalmente evolucionada, es conveniente que la ejercite y eduque en forma adecuada, por cuanto que el lenguaje se adquiere a través del oído y que, cuanto más precisa sea la recepción, tanto más exacta será la reproducción. Pues bien, como todos nuestros sentidos, el oído también se educa. En la actualidad, nuestro medio es de tal condición que estamos insensibilizados frente a las impresiones del oído. Estamos casi siempre rodeados de múltiples ruidos, especialmente de motores, y en todas las ocasiones posibles nos aturdimos con música y mantenemos un fondo sonoro permanente, con lo cual poco a poco nos olvidamos de oír con precisión. Si alguna vez nos encontramos en un lugar alejado del ruido de una urbe, por ejemplo en un bosque, el silencio nos resultará inquietante y sólo progresivamente nos daremos cuenta de que no estamos en silencio. Poco a poco iremos adaptándonos y distinguiendo el trinar de los pájaros, el ruido de las hojas y ramas de los árboles sacudidos por el aire, el auto lejano, sonidos todos más suaves que normalmente ya no percibimos. Así pues, si ejercitamos el oído del niño conseguiremos que él perciba con más precisión el lenguaje de las personas que le rodean y, también, lo reproduzca lo más exactamente posible. Además, con esto lograremos que reaccione con rapidez a los sonidos y llamadas suaves, y que ellos mismos no hablen alto si no es necesario. Hay niños que tienen frecuente ronquera desde pequeños debido a que hablan gritando. A éstos no se les puede ayudar con simples medicamentos, pues requieren una educación para hablar bajo, y para ello no sirven de nada exhortaciones verbales como: "No grites así", sino que los niños han de sentir «placer» en no gritar. Pero, cabe preguntarnos ¿cómo debemos educar el oído del niño? Bueno, hay diversas maneras de estimular y educar el oído. Tal educación no implica sin embargo, guardar ni hacer guardar silencio; pues se puede ejercitar el oído del niño haciendo ruidos y hablándole en voz alta, media y baja, estimulándolo a reaccionar ante tales emisiones. Pero también se pueden usar objetos que produzcan distintos sonidos, tales como los juguetes: sonajeros, campanillas, etc., rodeando con ellos la cuna del bebé, quien a medida que crece quiere juguetes que hacen ruido, comenzando a explorar el sonido de distintos objetos que están a su alcance. Es bueno que los padres accedan a esos deseos, dejando que el niño capte su entorno por medio del ruido. La prueba de la importancia de esta experiencia la tenemos en la evolución de los niños de orfelinatos y casa cunas, que carecen de esa posibilidad. Los juegos para aprender a escuchar son elementos importantes para educar el oído. También la celebración de cumpleaños y otras fiestas infantiles brindan una excelente ocasión para ello. Pero cabe destacar que los "juegos para oír" deben realizarse de una manera natural e interesante, lo que deben estar orientados a: Identificar los ruidos: - ¿Qué suena así? - ¿Dónde se golpea? - ¿Qué cae al suelo?, etc. Distinguir el sonido agudo del grave Distinguir ruidos Escuchar sonidos fonéticos. Es bueno, además, emplear libros para activar el habla y ampliar el caudal lexical del niño, favoreciendo también la formación y desarrollo del pensamiento. VII. DESARROLLO COMUNICATIVO – LINGÜÍSTICO Y SUS TEORÍAS. El término “lengua” busca referirse a todo sistema de signos que puede utilizarse como medio de comunicación. Comunicación implica una relación interpersonal. La comunicación y el lenguaje no deben entenderse como sinónimos. La comunicación es un término más general que comprende al lenguaje, aunque éste último puede ser considerado como la forma más importante de comunicación. La comunicación humana no se limita a la lengua hablada y escrita; existen diversos códigos de comunicación como el gestual (facial, corporal), proxémico y kinésico. Son también formas de comunicación las sensaciones táctiles, gustativas y olfativas. Sin embargo, el principal medio de comunicación es el verbal/auditivo. Existen diversas modalidades de lenguajes humanos; modalidad auditiva y de la palabra, la visual - gráfica, y la visual – gestual. Los centros cerebrales que rigen los aspectos gramaticales del lenguaje son esencialmente los mismos, independientemente de la modalidad que se analice. Es válido rescatar que el hemisferio cerebral izquierdo es un analizador principalmente secuencial, por lo que actúa, en la mayoría de personas, como el sustrato anatómico y fisiológico de la función lingüística. El hemisferio derecho es, principalmente, un analizador espacial. Se ha demostrado recientemente que la gramática de los lenguajes gestuales (lenguajes del espacio), está controlada al igual que las otras por el hemisferio izquierdo. Sin embargo, a pesar de la innumerables investigaciones realizadas, no se sabe a ciencia cierta cómo nació el lenguaje, esa facultad que tiene el ser humano para comunicarse con sus semejantes valiéndose de un sistema formado por el conjunto de signos lingüísticos y sus relaciones. Lo que es claro, es que el lenguaje es el producto de la integración de varios componentes. No obstante, a través de los tiempos han surgido dos grandes corrientes filosóficas que se contraponen entre sí, la nativista que sostiene que el lenguaje es un don biológico con el cual nacen los humanos, y la empirista que defiende que el entorno social es el único factor determinante en el desarrollo idiomático. De ambas corrientes se desprenden las aportaciones de las principales teorías de adquisición del lenguaje, teorías que no necesariamente son antagónicas sino por el contrario, en algún momento del desarrollo humano, interactúan y se complementan. Los fundamentos de las principales teorías del desarrollo lingüístico, se exponen en los siguientes apartados: VII.1. TEORÍA LINGÜÍSTICA: SAUSSURE El estudio del lenguaje, desde cualquier punto de vista, no sería lo que es sin la aportación de Saussure. FERDINAND SAUSSURE enseñaba en la universidad de Ginebra antes que Piaget. Explicaba cosas novedosas pero no publicó nada. Tras su muerte, dos de sus alumnos publicaron sus apuntes: “Curso de Lingüística General”, que son las enseñanzas recogidas durante un curso académico. Saussure dice que el lenguaje no es una realidad unitaria, al hablar del lenguaje hablamos de dos realidades: lengua y habla, las dos caras de una misma moneda; un instrumento cultural, un sistema de signos y la actividad individual de uso de esos signos. Saussure contribuyó a esclarecer tres conceptos clave de la lingüística: la lengua o sistema, el habla o uso del lenguaje, y el signo lingüístico significado o significante. Lo importante para la lingüística era centrarse en el sistema de signos, la lengua. La lengua es un sistema de signos y su desarrollo. Aunque los términos adquisición y desarrollo del lenguaje se utilizan como sinónimos, adquisición está más cerca de la idea de instrumento cultural. La lengua entendida como sistema de signos, es estudiada por la lingüística y; cuando se habla de lenguaje, es la lingüística siempre la que tiene prevalencia. Sin embargo, si nos fijamos en el habla, en el uso de los signos, entendido como la actividad individual, veremos que la psicología tiene mucho que decir sobre el lenguaje. Es el desarrollo como actividad individual. Volviendo atrás, con Saussure se estudió la gramática, el sistema de signos y no el uso. Actualmente se mira más el uso y eso es lo que concierne a la psicología. Por ejemplo, el Giro Comunicativo es este cambio de enfoque: en los años sesenta predomina el enfoque lingüístico basado en Chomsky; en los setenta el enfoque basado en la funcionalidad preconizado por Bruner; un giro del interés por el instrumento al interés por el uso. Partiendo de lo anterior, surgen varios temas de discusión: 1. El papel de la Interacción: la interacción es el nexo de lengua y habla. Sin lengua no hay habla y viceversa. Y sin ellos no hay lenguaje. La interacción mantiene vivo el lenguaje. Por ejemplo, no existe el lenguaje del latín porque no se habla. La interacción hace que el instrumento se utilice, es el puente entre la lengua y el habla, y la que los hace posibles. 2. ¿Es el lenguaje heredado o aprendido?: en principio se aprende y se hereda. Es heredado en dos sentidos: es una herencia cultural; además, biológicamente, heredamos un cuerpo capaz de llevar a cabo esta herencia cultural, sobre todo, el cerebro. Por lo demás es aprendido, tenemos que hacer nuestro ese legado cultural, desarrollarlo, adquirirlo. 4.¿Puede adquirir el lenguaje una máquina?: las máquinas no pueden hablar porque no forman una cultura ni desarrollan una actividad individual, no interaccionan. VII.2. TEORIA CONDUCTISTA: SKINNER El psicólogo norteamericano BF. Skinner propuso esta teoría fundamentándola en un modelo de condicionamiento operante o proceso de aprendizaje mediante el cual se logra que una respuesta llegue a ser más probable o frecuente. Skinner empleó el modelo de condicionamiento operante adiestrando animales y concluyó que podría alcanzar resultados semejantes si lo aplicaba a niños (as) y jóvenes mediante el proceso de estímulo — respuesta — recompensa. Para Skinner el aprendizaje del lenguaje no era, en principio, diferente al aprendizaje de otros comportamientos complejos humanos. El lenguaje es un comportamiento multicausado, que se desarrollaría por los efectos del medio ambiente sobre la conducta del niño, y de ésta sobre aquél. Propiamente en el área del lenguaje, Skinner argumentó que los niños y las niñas adquieren el lenguaje por medio de un proceso de adaptación a estímulos externos de corrección y repetición del adulto, en diferentes situaciones de comunicación. Lo anterior significa que hay un proceso de imitación por parte del niño donde posteriormente asocia ciertas palabras a situaciones, objetos o acciones. Así el niño se apropia de hábitos o de respuestas aprendidas, interiorizando lo que el adulto le proporciona para satisfacer una necesidad a un estímulo en particular, como por ejemplo; hambre, dolor u otro. El aprendizaje del vocabulario y de la gramática se logra por condicionamiento operante. El adulto que se encuentra alrededor del niño (a) recompensa la vocalización de enunciados correctos gramaticalmente, la presencia de nuevas palabras en el vocabulario y la formulación de preguntas y respuestas o bien, castiga (desaprueba) todas las formas del lenguaje incorrecto como enunciados gramaticales o palabras no adecuadas. Como puede verse, para la teoría conductista lo más importante no es la situación lingüística en sí, ya que relega aspectos semánticos y pragmáticos de la comunicación y los sustituye por hábitos fonológicos, morfológicos y sintácticos, características del aprendizaje mecanicista del lenguaje. Tampoco explica cómo se adquiere la gramática o el conjunto de reglas que la rigen. Los aspectos principales en los que se basa el modelo skineriano acerca del proceso de adquisición del lenguaje son los siguientes: La adquisición del lenguaje humano difiere poco de la adquisición de conductas aprendidas por otras especies (por ejemplo: aprendizaje del lenguaje en loros). Los niños imitan el lenguaje de los adultos y estas imitaciones son un componente crítico del aprendizaje del lenguaje. Los adultos corrigen los errores de los niños (as) donde estos últimos aprenden a través de estos errores. Parte del empleo del lenguaje de los niños responde a la imitación de formas empleadas por los adultos. Es notable que para Skinner el aprendizaje del lenguaje se realiza con lo que el adulto le proporciona al niño mediante el empleo de diferentes estímulos (recompensa, castigo), según la respuesta que el niño dé sin considerar la predisposición innata que el niño (a) posee para la adquisición del lenguaje. Es importante destacar que esta teoría se centra en el campo extralingüístico y toma como elemento fundamental la influencia del ambiente como mediador del aprendizaje, así como la idea de que el uso del lenguaje responde a la satisfacción de determinadas necesidades por parte de los niños y las niñas. Crítica: La teoría conductista de Skinner no da cuenta de la complejidad del lenguaje, tiene un escaso alcance, el lenguaje es muy complejo para hablar solamente de respuestas a estímulos, es una concha para vaciar el mar. Reduce y coloca el aprendizaje del lenguaje bajo el condicionamiento exclusivo de los estímulos externos. VII.3. TEORÍA INNATISTA: CHOMSKY Propuesta por el lingüista Noam Chomsky, esta teoría plantea que las personas poseen un dispositivo de adquisición del lenguaje (DAL) que programa el cerebro para analizar el lenguaje escuchado y descifrar sus reglas (Papalia, D. 2001). Chomsky postula como hipótesis básica que existe en todo niño y en toda niña una predisposición innata para llevar a cabo el aprendizaje del lenguaje, aprendizaje que no puede ser explicado por el medio externo puesto que la estructura de la lengua está determinada por estructuras lingüísticas específicas que restringen su adquisición. Resumiendo, la Teoría de Chomsky parte de dos supuestos básicos: 1. Principio de autonomía y especificidad del lenguaje: independencia de otros procesos del desarrollo. El lenguaje está separado de lo demás y además ya aparece en nosotros innatamente. 2. Principio de innatismo: el lenguaje es un conjunto de elementos y reglas formales (una gramática) que no puede aprenderse asociativamente (por asociación de estímulo- respuesta). Lo anterior quiere decir que el lenguaje es algo específico del ser humano quien, según esta teoría, está biológicamente predispuesto a adquirirlo, esto debido a que las personas nacen con un conjunto de facultades específicas (la mente) las cuales desempeñan un papel importante en la adquisición del conocimiento y las capacita para actuar libremente en el medio externo. La importancia de la teoría innatista radica en que Chomsky insiste en el aspecto “creador” de la capacidad que tiene quien emplea el lenguaje para crear o producir un número infinito de oraciones, nunca antes expresadas o escuchadas. Los supuestos en que se fundamenta el modelo chomskyano son los siguientes: El aprendizaje del lenguaje es específico del ser humano. Existe un modelo de lenguaje universal biológicamente programado. La imitación tiene pocos o ningunos efectos para aprender el lenguaje de otros. Los intentos del adulto, dirigidos a corregir los errores de los niños y de las niñas, no ayudan al desarrollo del lenguaje. La mayoría de las pronunciaciones de los niños y de las niñas son creaciones personales y no repuestas aprendidas de otras personas. Los aspectos positivos de esta teoría son la idea de unos principios del lenguaje universales e innatos; está claro que todas las lenguas a grandes rasgos tienen aspectos comunes por lo que en algún nivel deben ser innatos. Los generativistas incluyen que los principios universales de la gramática se manifiestan en el lenguaje infantil por lo que dieron prioridad al estudio del lenguaje del niño pues se supone que en él están las respuestas. También explica las regularidades del lenguaje infantil pues, por muy malas que sean las condiciones, los niños adquieren el lenguaje. A partir de los años 60 se empezó a prestar atención a la biología del lenguaje: los órganos del lenguaje, los de fonación, las partes del cerebro. En este aspecto, Lenneberg, con la Teoría Maduracionista y la Matriz Biológica, recuperó la noción de “periodo crítico”, según la cual, a partir de una edad no es posible la adquisición de ciertas cosas (lenguaje), esto se apoya con los llamados niños salvajes pues, sino, la persona adquiriría el lenguaje en cualquier momento en que se despertase el LAD. Lenneberg explica en sus escritos teóricos la universalidad de las secuencias de adquisición de diversas lenguas, idea de que la capacidad para el lenguaje estaba preestablecida en el cerebro humano, y destinada a emerger a medida que el organismo madurara biológicamente Con base en lo anterior, se puede afirmar que la teoría innatista se contrapone totalmente a la teoría conductista, ya que el modelo del condicionamiento en que se fundamenta esta última es inapropiado para el desarrollo de la comprensión del lenguaje. Insiste en características muy superficiales para explicar el proceso de adquisición lingüística al señalar que el lenguaje que el niño adquiere es el resultado de respuestas aprendidas del adulto y desestima la capacidad creadora que posee el individuo. Por el contrario, la teoría innatista contempla, en primer lugar, la estructura mental que posee el ser humano y la predisposición innata que tiene para adquirir el lenguaje, y en segundo lugar, da énfasis al papel activo de quien aprende frente a su capacidad creadora para construir un número infinito de oraciones. Es interesante destacar que, como veremos más adelante, los más recientes trabajos de investigación permiten sostener que desde el momento mismo de su nacimiento, el niño está en condiciones de intervenir en intercambios comunicacionales con las otras personas. Algo hace que el bebé aprenda a insertarse en la repetición de rituales que inicia el adulto. Por ello se ha podido hablar de una motivación lingüística previa a cualquier aprendizaje específico, también sospechable por la asombrosa rapidez y la perfección habitual con que se adquiere un sistema tan complejo: a partir "de los modestos cuarenta sonidos básicos (fonemas) que un ser humano es capaz de producir, el individuo medio domina alrededor de cien mil palabras" (Leakey y Lewin, 1980). En oposición a la postura innatista se ha desarrollado la teoría que pone el énfasis en las influencias del ambiente, sin llegar -por supuesto- a las limitaciones del esquema conductista. Los partidarios de esta modalidad explicativa llegan a considerar el lenguaje humano como una necesaria respuesta a los estímulos provistos primero por la madre, y luego por los demás adultos del entorno. Si bien hoy nadie se animaría a negar la incidencia de estos factores ambientales en el desarrollo ontogenético del lenguaje humano, hemos de pensar al niño como alguien capaz de organizar su actividad en coordinación con la del medio, ante todo inserto en la trama de intensos contactos afectivos con su madre. Por ello puede afirmarse que aún antes de mostrar alguna competencia lingüística -la que por otra parte podría existir sin ser demostrable- el niño es parte de una estructura intersubjetiva en la que se construye no solamente el lenguaje, sino también toda la vida psíquica. El encéfalo infantil, especialmente inmaduro, es mucho más plástico que el de otros seres vivos, y lo es durante un período más prolongado de tiempo, de manera que se multiplican las posibilidades de incidencia ambiental en su desarrollo. Evitado el peligro de todo reduccionismo debemos tomar en cuenta los estudios ya clásicos que revelan la estrecha correlación que hay entre el desarrollo del lenguaje y las características socioeconómicas del grupo familiar. Por ejemplo, la mayor riqueza de vocabulario y de normas sintácticas provistas por aquellas familias de mayor nivel cultural, definido éste por la existencia de períodos de estudio más prolongados a lo largo de la historia personal. Por otra parte, es obvio que los grupos familiares de mayores recursos cuentan con lapsos más prolongados para el contacto entre adultos y niños, y con una más completa información psicológica que los lleva a estimular a los pequeños más precoz y adecuadamente. Puede afirmarse que hasta los cuentos que se relatan o leen a los niños juegan un papel en la configuración de la futura modalidad comunicacional. La presencia o no de hermanos, y, en el primer caso, el orden de nacimiento, son factores codeterminantes del tipo y grado de lenguaje verbal posterior. Un primer hijo tiene un desarrollo lingüístico más precoz porque la mayor parte de su contacto social se realiza con adultos. Críticas: Chomsky renuncia a explicar la adquisición, explica que la adquisición es innata y no la explica realmente; es un modelo instantáneo, cuando se aprende algo sabe usarlo y, si embargo, no es algo innato; además, es muy biologicista, el lenguaje es un órgano especializado; la autonomía ignora factores cognitivos y sociales, al considerarlo independiente ignora el pragmatismo. VII.4. TEORÍA COGNITIVA: PIAGET Esta teoría, impulsada por el psicólogo suizo Jean Piaget, presupone que el lenguaje está condicionado por el desarrollo de la inteligencia, es decir, se necesita inteligencia para apropiarse del lenguaje. Según Piaget las estructuras del lenguaje son construidas por el niño a partir de su propia actividad, seleccionando de la experiencia y construyendo a partir de ellas estructuras conceptuales que posteriormente originan las estructuras lingüísticas. El constructivismo de Piaget consideraba el lenguaje, dentro de un encuadre evolutivo general, como una manifestación más del pensamiento conceptual. Sostiene que el pensamiento y el lenguaje se desarrollan por separado ya que para Piaget el desarrollo de la inteligencia empieza desde el nacimiento, antes de que el niño hable, por lo que el niño aprende a hablar a medida que su desarrollo cognitivo alcanza el nivel concreto deseado. Es el pensamiento, señala Piaget, el que posibilita al lenguaje, lo que significa que el ser humano, al nacer, no posee lenguaje, sino que lo va adquiriendo poco a poco como parte del desarrollo cognitivo. Considerando además, que los primeros pensamientos inteligentes del niño no pueden expresarse en lenguaje debido a que sólo existen imágenes y acciones físicas. Él llama habla egocéntrica al primer habla del niño porque la usa para expresar pensamientos más que para comunicarse socialmente con otras personas, simplemente son reflexiones de sus propios pensamientos e intenciones. Podría aseverarse entonces que el habla egocéntrica precede al habla socializada. La génesis de las estructuras de la inteligencia incluye el desarrollo del lenguaje; la inteligencia es el resultado de la acción del sujeto sobre la realidad. El sujeto al actuar sobre la realidad construye (constructivismo) en su mente unas estructuras: (estructuralismo). Para Piaget, el desarrollo de los esquemas es sinónimo de la inteligencia, elemento fundamental para que los seres humanos se adapten al ambiente y puedan sobrevivir, es decir, que los niños y las niñas desde que nacen construyen y acumulan esquemas como consecuencia de la exploración activa que llevan a cabo dentro del ambiente en el que viven, y donde a medida que interactúan con él, intentan adaptar los esquemas existentes con el fin de afrontar las nuevas experiencias. Una de las perspectivas de Piaget es que el aprendizaje empieza con las primeras experiencias sensoriomotoras, las cuales son fundación del desarrollo cognitivo y el lenguaje, donde el aprendizaje continúa por la construcción (constructivismo) de estructuras mentales, basadas éstas en la integración de los procesos cognitivos propios donde la persona construye el conocimiento mediante la interacción continua con el entorno. Para que el niño alcance su desarrollo mental es fundamental que atraviese desde su nacimiento diferentes y progresivas etapas del desarrollo cognitivo, etapas que no puede saltarse ni pueden forzarse en el niño a que las alcance con un ritmo acelerado. Estas etapas Piaget las denomina: Etapa sensorio—motriz; inicia con el nacimiento y concluye a los 2 años. Etapa preoperacional: de los 2 años hasta los 6 años. Etapa de operaciones concretas: de los 7 años a los 11 años. Etapa de operaciones formales: 12 años en adelante. Propuso, además dos tipos de lenguaje que ubicó en dos etapas bien definidas: la prelingüística y la lingüística. Se concluye que esta perspectiva psicolingüística complementa la información aportada por los innatistas en el sentido de que junto a la competencia lingüística también es necesario una competencia cognitiva para aprender y evolucionar el dominio del lenguaje, lo que contribuye a documentar no sólo la creatividad del sujeto en la generación de las reglas, sino la actividad que le guía en todo ese proceso. Crítica: Piaget infravalora el lenguaje y los aspectos sociales y comunicativos en general. Exagera la idea del egocentrismo infantil, el niño es social, abierto, va hacia otras personas por naturaleza. Concede escasa importancia a las personas del entorno, el niño construiría su inteligencia individualmente y el entorno no tendría importancia. Limita las funciones del lenguaje a la representación y no tiene en cuenta el tener por ejemplo una conversación, el hablar por hablar. Identifica representación y simbolización, es lo mismo conservar una imagen mental que decir la palabra: en ambos casos habría representación aunque en uno de los casos haya también simbolización. DEBATE ENTRE PIAGET Y CHOMSKY Fue un debate a distancia durante más de quince años. Piaget hizo críticas a Chomsky y éste las fue contestando. En 1975 en la Abadía de Royaumont, se realizó un encuentro, organizado por Piatelli-Palmarini: Noam Chomsky / Jean Piaget; “Teorías del lenguaje” / “Teorías del aprendizaje”. 1) Elementos de desacuerdo: para Piaget el lenguaje corresponde a los principios del desarrollo cognitivo no es autónomo ni específico. El hecho de que haya aspectos universales no quiere decir que el lenguaje sea innato, lo son los primeros esquemas sensoriomotores (reflejos) y los mecanismos funcionales del intelecto. 2) Elementos de acuerdo: importancia de las estructuras internas (competencia ideal de Chomsky, sujeto epistemológico de Piaget) esfuerzo por la formalización, explicación constructivista de la génesis de las estructuras, el lenguaje es el producto de la inteligencia (racionalismo: Ambos son mentalistas) y no del aprendizaje conductista (empirismo). Piaget en Royaumont llegó a mostrarse complacido por el genetismo y cartesianismo de Chomsky pues, él también llegó a compartirlo. VII.5. TEORÍA SOCIOCULTURAL: VYGOTSKY Tiene una gran influencia aunque tardía desde la traducción al inglés de la obra “Pensamiento y Lenguaje”, en la que critica a Piaget; está contextualizada en la dinámica de los años 50-60, en la dialéctica. Vigotsky es el teórico del constructivismo social. Esta perspectiva se fundamenta en que la actividad mental está íntimamente relacionada al concepto social, dándose una íntima interrelación entre los procesos mentales y la influencia del contexto sociocultural en el que estos procesos se desarrollan. Vigotsky, según Miretti, (2003), fue el primero en destacar el papel fundamental del habla para la formación de los procesos mentales. En su concepción, Vigotsky señala que el habla tiene dos funciones: la comunicación externa con los demás y la manipulación interna de los pensamientos internos de la persona consigo misma y aunque ambos usan el mismo código lingüístico parten de actividades distintas, desarrollándose independientemente aunque a veces puedan coincidir. Vigotsky concibe el lenguaje como fenómeno social y cultural, y al aprendizaje como motor del desarrollo. Los procesos de adquisición del lenguaje se dan mediante la interacción entre el medio ambiente y el niño. El desarrollo humano se produce mediante procesos de intercambio y transmisión del conocimiento en un medio comunicativo y social (cultura). Depende de su interacción con la cultura; somos el producto de nuestros intercambios con la cultura y la transmisión de conocimientos que conlleva. El lenguaje es el principal vehículo de la interacción e influye decisivamente en el desarrollo de la mente, cuyas funciones pasan a interpretarse como formas sociales. Todo lo que está en nuestra mente estuvo primero en nuestro ámbito social y luego se interiorizó. Hay una cesión de conciencia, la cultura nos cede su conciencia de lo que son las cosas. Lenguaje y pensamiento tienen orígenes distintos y a lo largo del desarrollo se produce una creciente interconexión funcional por la que el pensamiento se hace verbal y el habla racional, reguladora y planificadora de la acción. Aunque el lenguaje tenga que ver con la mente, el pensamiento no se reduce a lenguaje. El lenguaje infantil es inicialmente social, un modo de comunicación con los adultos, exterior en forma y función. Paulatinamente se interioriza y se hace egocéntrico, se interioriza la función que es ya intelectual, se transmiten pensamientos; conservando una forma externa, hasta que finalmente se convierte en pensamiento verbal, el pensamiento que uno concibe Piaget → Pensamiento egocéntrico → Lenguaje Egocéntrico → Lenguaje Social Vygotsky → Pensamiento verbal ← Lenguaje Egocéntrico ← Lenguaje Social Ambos coinciden en un lenguaje egocéntrico pero, para Piaget es exteriorización y para Vygotsky es vía de interiorización. VII.6. TEORÍA INTERACCIONISTA: BRUNER Propuesta por el psicólogo norteamericano Jerome S. Bruner, quien sostiene la hipótesis de que el lenguaje es un constitutivo del desarrollo cognitivo, en donde el lenguaje es lo cognitivo. Bruner concilia la postura Piagetana con las hipótesis de Vigotsky sobre el desarrollo del lenguaje. Para Brumer, el niño(a) está en constante transformación. Su desarrollo está determinado por diferentes estímulos y agentes culturales como sus padres, maestros, amigos y demás personas que son parte de su comunidad y del mundo que lo rodea; es decir que el niño está en contacto con una serie de experiencias que le permiten poseer conocimientos previos. Desde esta perspectiva, el niño (a) conoce el mundo a través de las acciones que realiza, más tarde lo hace a través del lenguaje y por último, tanto la acción como la imagen son traducidas en lenguaje. Lo anterior permite entender por qué Bruner propone lo que él denomina el “puente cognitivo” que consiste en unir los conocimientos previos que el niño trae con los que va a adquirir posteriormente influenciados por el contexto sociocultural en que se desenvuelve. Bruner presupone que la actividad mental está interrelacionada al contexto social, dándose una íntima interrelación entre los procesos mentales y la influencia del contexto sociocultural en que estos procesos se desarrollan. Para Bruner el lenguaje se debe adquirir en situaciones sociales concretas, de uso y de real intercambio comunicativo. Ampliando lo anterior Miretti (2003) destaca cinco factores lingüísticos que influyen en el desarrollo intelectual: Las palabras sirven como invitaciones para formar conceptos, estimulando al niño a descubrir sus significados. El diálogo que se da entre los adultos y el (la) niño (a), es importante ya que orienta, motiva y estimula a la participación y a educarlo, procurándole una valiosa fuente de experiencias y conocimientos. La escuela como centro generador de nuevas necesidades lingüísticas. Los conceptos científicos se elaboran en el seno de una cultura y se transmiten verbalmente. La aparición de conflicto entre los modelos de representación puede ser fuente de desarrollo intelectual. Si el conflicto no se resuelve, si no va hacia un equilibrio mayor, no hay desarrollo intelectual. Basándose en los aspectos anteriores, es evidente que para Bruner el contexto sociocultural en el que se desarrolla el niño(a) es fundamental, tanto para el desarrollo intelectual como para la adquisición y desarrollo del lenguaje, ya que éste va dirigido a una acción comunicativa o bien responde a una necesidad del ser humano. Pero para la adquisición del lenguaje el niño requiere ayuda para interactuar con los adultos y debe utilizar el lenguaje mientras hace algo. Después de conocer los aspectos más importantes de las cuatro teorías expuestas, las tres últimas guardan relación puesto que se centran en la capacidad cognitiva aunque cada una enfoque aspectos propios. Opuesta a ellas, la teoría conductista deja de lado el potencial que el niño trae para desarrollar los procesos lingüísticos al interactuar con el medio. Sin embargo, Greene, J. (1980) indica que la teoría del aprendizaje es incapaz de explicar la capacidad que tiene el hablante de emplear el lenguaje y que la adquisición de posibilidades estímulo — respuesta significaría una explicación antieconómica de cómo se aprende el lenguaje. Es pertinente analizar el enfoque psicolingüístico ya que el sustento teórico de cada una de las teorías psicolingüísticas brinda un aporte fundamental. Piaget, por ejemplo, asevera que es el pensamiento el que posibilita el lenguaje (prioriza lo cognitivo), mientras que Chomsky sostiene que la adquisición del lenguaje responde a la capacidad innata de todo ser humano. Por su parte, Bruner concilia ambas posiciones al afirmar que el lenguaje es el agente del desarrollo cognitivo. Con Bruner se habla de la Tercera vía interaccionista y constructivista. Se fundamentó en Piaget (constructivismo) y, fundamentalmente en Vygotsky (interaccionismo). Señalo “el hueco entre lo imposible (el empirismo ambientalista imposible para explicar el lenguaje) y lo milagroso (Chomsky, el mentalismo innatista según el cual el lenguaje nace milagrosamente). VII.7. TEORÍA PRAGMÁTICA: MORRIS Morris publicó “Teoría de los signos”, con teorías sobre la semiótica diciendo que tiene que haber una explicación de la relación de los signos entre sí (la sintaxis); además, debe incluir el estudio de esto con sus referentes, la semántica; es decir, el objeto de estudio de la lingüística, las unidades y las reglas: las variables fonológicas, morfológicas, sintácticas y semánticas. También debe incluir el estudio de la relación de los signos y los hablantes. Esto sí es novedoso, porque los signos sin el habla están muertos. Esta relación es la pragmática. El estudio más amplio del lenguaje es la relación pragmática, el uso. “La pragmática estudia el uso, las condiciones bióticas de la semiosis”. Estudia el aspecto vivo del acto de significar, algo abstracto que en un grupo de personas se hace vivo. Las condiciones de uso están poco estudiadas todavía y se pueden dividir en dos: variables cognitivas o internas, y variables sociales o externas. Las palabras dependen de los usuarios. El enfoque pragmático enfatiza el uso y la función en la explicación de la adquisición del lenguaje. El niño disfruta de un acceso privilegiado al lenguaje: su entrada en él está sistemáticamente arreglada por la comunidad lingüística (amplificadores externos: familia y escuela) con la que negocia los procedimientos y significados. El lenguaje es lo más importante en la sociedad por lo que la sociedad arregla la entrada del niño en el lenguaje. El lenguaje es fruto de una negociación (cuándo se usa un término o no), una interacción: el niño negocia con la sociedad y ésta tira del niño. La relación con los agentes externos es fundamental desde el nacimiento, existiendo una continuidad funcional entre la comunicación prelingüística de los primeros meses y el lenguaje. El desarrollo del lenguaje comienza con la interacción desde el nacimiento. El lenguaje es un instrumento de la comunicación pero, la comunicación ya existía antes de que el niño comenzase a hablar. Los principales precursores del lenguaje serían los “formatos”, estructuras predecibles de acción recíproca (situaciones en las que las mismas cosas se repiten muchas veces por lo que es predecible lo que tiene que hacer cada cual), donde los adultos optimizan sus estrategias de “andamiaje”; para el adulto es más fácil ayudar y para el niño entender. Este andamiaje se basa en Vygotsky. El niño tiene un conjunto de conocimientos que le permiten realizar unas tareas. Pero hay otras tareas que sólo somos capaces de hacer con ayuda de alguien, esa zona la llamó Vygotsky zona de desarrollo próximo o potencial. El adulto pondría un andamio desde el cual ayudaría al niño. Cuando el niño aprende las tareas, la zona de desarrollo próximo cambia y también la zona de andamiaje y así, sucesivamente. Variables pragmáticas: 1. Variables internas: Estados de necesidades: lo que quiero decir, que quiero significar. Es lo mismo que es estado de motivaciones, lo que estoy motivado para comprender; es decir, lo que digo o comprendo está condicionado o depende de lo que yo quiero decir o entender. Estados de posibilidades: lo que puedo decir, las posibilidades a la hora de hablar de un tema y de comprenderlo. Los conocimientos condicionan lo que puedo decir. 2. Variables externas: Estados situacionales: lo que conviene decir, voy a decir lo que me convenga. La situación determina el lenguaje. Estados referenciales: lo que tiene sentido decir; el entorno influye de modo que lo que se diga tenga sentido. Por ejemplo, no podemos decir que estuvimos en un prado rosa. Aprender y desarrollar el lenguaje, aprender a hablar, no es aprender a pronunciar, discriminar y combinar palabras con significado, no sólo es la estructura gramatical, la lingüística evolutiva; sino, sobretodo, aprender a usarlas y entenderlas en un contexto, de acuerdo con las circunstancias, es sobretodo el uso comunicativo, la pragmática evolutiva. Ochs y Schieffelin, “Developmental Pragmatics”, iniciaron el estudio de la pragmática evolutiva. Ninio y Snow “Pragmatic Development”, han hecho su actualización más reciente. VII.8. TEORÍA PSICOLINGÜISTICA: BERKO Y BERNSTEIN La psicolingüística como disciplina que entrelaza la psicología y la lingüística al estudio de temas como el proceso por el que un niño adquiere su lengua, la emplea y presenta o no determinados trastornos o alteraciones. Además, busca los mecanismos neurolingüísticos y trata de las relaciones que se dan entre el cerebro y el lenguaje. Para Berko, L. Y Bernstein, N. (1999), la piscololingüística o la psicología del lenguaje persiguen descubrir los procesos psicológicos que se ponen en marcha cuando las personas usan el lenguaje y cómo se relacionan ambos. De aquí la lingüística puede obtener percepciones acerca de los sistemas del lenguaje y las clases de competencias que reflejan las personas al usarlos, por otro lado la psicolingüística ofrece percepciones de cómo se aprende y se utiliza el lenguaje. Lo anterior permite visualizar el psicolingüismo como un nuevo enfoque que toma en cuenta el verdadero uso que se le da al lenguaje, al percibirlo en forma integral en el ser humano. Los psicolingüístas han abordado tres aspectos importantes del lenguaje: Comprensión: se refiere al proceso de comprensión que permite a las personas entender tanto el lenguaje hablado cómo escrito, tomando en cuenta la percepción del habla desde el punto de vista de como interpretan los oyentes la señal del habla, así como el léxico, es decir, cómo se determinan los significados de las palabras, el procesamiento de oraciones y esto conlleva al análisis de la estructura gramatical de las oraciones con el fin de obtener unidades semánticas mayores y por último, el discurso, el cual se basa en cómo se formulan y evalúan, en forma correcta, conversaciones o textos más largos. Producción del habla: Hace referencia a la forma como las personas producen habla. Adquisición: Indicando cómo se aprende una lengua centrando su atención, principalmente, en cómo adquieren los niños su lengua materna desde el punto de vista de la psicolingüística evolutiva, la cual se define como la disciplina dedicada al estudio de la adquisición infantil del lenguaje, así como los psicolíngüístas evolutivos describen la forma en que los niños adquieren una lengua tratando de descubrir cuáles procesos biológicos y sociales intervienen en el desarrollo del mismo. VII.9. TEORÍA EVOLUCIONISTA: ARAGÓ Aragó nos sugiere imaginar que nuestro lenguaje estuviera reducido a vocablos singulares, concretos, sin plurales ni verbos. En tal caso, sostiene, no nos entenderíamos. “Habría, si, como entre los animales, comunicaciones de afecto, temor, resonancias gestálticamente estructuradas, afectivas y conativas, pero no comprensión propia del lenguaje humano”. Lo propio del lenguaje humano es el doble nivel de comunicación: biológico –compartido con los animales-, y comprensivo, exclusivo del homo sapiens. Este último nivel implica la existencia de un desarrollo mental que no puede ser reducido a lo meramente sensible, y que por el contrario da lugar al fenómeno más auténticamente humano: la cultura. Al iniciar esta separata afirmábamos que arbitrariamente optaríamos por poner al proceso de socialización como punto de partida de nuestro análisis del desarrollo de la función verbal, vinculando ésta con la interacción social. Es en este marco que Perinat (1986) cita una breve definición de Bruner, para quien el fenómeno lingüístico consistiría en "una extensión enormemente especializada y, a la vez, totalmente convencional, de la acción cooperativa". Sin embargo, el hecho de haber optado por estudiar primero el vínculo entre el desarrollo del lenguaje y el de la socialización, no nos debe conducir al reduccionismo de los conductistas, para quienes el único origen del lenguaje sería lo provisto por el medio, a través del mecanismo del aprendizaje. A fin de evitar tal simplificación, complementaremos la definición de Bruner con los conceptos aportados por Leakey (1986). Este último autor, recordando que el lenguaje consta de palabras y leyes, señala que "ambas son invenciones arbitrarias de la mente humana", es decir que su creación no puede reducirse a un mero aprendizaje de conductas. Perinat (1986), citando ahora a Altmann, colabora también en tal ampliación conceptual, caracterizando este importante hecho antropológico -el lenguaje- como "un proceso por el cual el comportamiento de un individuo afecta al comportamiento de otro". Como se ve, a esta altura de nuestra exposición, nos hemos alejado bastante del simplismo de los conductistas. Tal vez los pensadores e investigadores actuales prefieren hablar de interacción humana y de comunicación, subrayando así el factor social que actúa en el origen del lenguaje. El reduccionismo que venimos de denunciar palidecerá más rápidamente si lo contrastamos con la enorme variedad de teorías que sobre la etiología del lenguaje se han propuesto. Las anteriores teorías expuestas tenían al lenguaje como objeto de estudio en tanto que sistema abstracto de signos, las actuales teorías recuperan al sujeto que habla, al niño que actúa, al contexto en el que evoluciona integralmente, en suma, al lenguaje como actividad con contenido, uso y funcionalidad. En resumen, las tendencias actuales sobre el desarrollo del lenguaje señalan un camino integrador, tanto de aspectos orgánicos como psicológicos, formales como funcionales. Se tiende a recuperar al sujeto como protagonista del acto del habla y se concibe su desarrollo de forma unitaria, de manera que el desarrollo del lenguaje no se enfoca separado del social, el motriz o el cognoscitivo. Sin embargo, al lado de esta integración, se subraya el carácter específico de la evolución del lenguaje que no es reducible a ninguno de los aspectos antes citados. El estudio de las teorías del desarrollo del lenguaje, dan una base o sustento teórico muy valioso para analizar factores, alteraciones y elementos implícitos en todo el proceso lingüístico. De ahí surge la necesidad de estudiar el origen y la evolución del lenguaje en las diferentes etapas del desarrollo del ser humano. Otros factores del desarrollo del lenguaje. La esfera cognitiva y la afectiva, tanto como los factores sociales y culturales, son motores condicionantes fundamentales del desarrollo del lenguaje humano, por otra parte sustentado, como vimos, en ciertas características anatomofuncionales del aparato fonador y en la arquitectura neurofisiológicas de ciertas zonas encefálicas. Gracias a esta conjunción de elementos se hace posible el lenguaje verbal. Sin embargo, ello no es suficiente para lograr la mutua sustitución de significados y significantes: falta la intencionalidad señalizadora que Perinat (1966) considera como un verdadero salto cualitativo, aún enigmático. Según la óptica piagetiana la intencionalidad podría ser definida como "la búsqueda deliberada de una meta por medio de comportamientos instrumentales subordinados a ella" (Trevarthen, 1986). Aquí conviene agregar que la intencionalidad humana es generalmente, y sobre todo en este caso, compartida. Por eso puede afirmarse que "en su concreción juega un papel importante el convencionalismo" . Otra de las correlaciones entre el lenguaje y las demás áreas del desarrollo observada especialmente en el trabajo clínico, es la que existe entre motricidad y comunicación verbal. Si tenemos en cuenta que la emisión de catorce fonemas por segundo se relaciona con la actividad de aproximadamente cien músculos, aquella vinculación funcional se volverá más comprensible. De igual manera se nos impone dicha relación cuando comprobamos cómo determinados logros motrices del niño interfieren provisoriamente en las capacidades lingüísticas más recientemente adquiridas. Si bien no podemos incluir al sexo entre los factores determinantes del desarrollo lingüístico, es indudable que esta condición psicobiológica genera algunas de las diferencias individuales en dicho desarrollo. Ante todo aclararemos que no podemos estar seguros de si el sexo condiciona tal desarrollo por una acción específicamente biológica, o sociocultural. Dada la óptica adoptada en este trabajo es fácil inferir que optamos por la segunda de ambas posibilidades. Insistamos de paso en que lo cultural constituye un campo específicamente humano (organización de la materia viva más dependiente de la herencia cultural que de la genética). Al respecto subrayemos lo que se sabe sobre la primitiva distribución de roles laborales, derivada de las características anatómicas de cada sexo: el hombre, con sus fémures aproximadamente paralelos, que por lo tanto permiten mayor velocidad de carrera, salió a cazar, y la hembra, con sus fémures convergentes hacia las rodillas, por lo tanto más lenta para la huida de los peligros, permaneció en la guarida cuidando las crías. El varón, obligado a estructurar un esquema mental del espacio exterior llegó más rápido a la abstracción, y su compañera, reunida en el grupo social, logró una convivencia más íntima, efectiva y distendida, que enriqueció su vocabulario y la capacidad de comunicarse. Por eso no ha de llamar la atención el hecho de observación cotidiana que revela que las niñas alcanzan un mejor nivel de comunicación verbal, y que lo hacen más precozmente que los varones VIII. ANÁLISIS INTEGRAL DE LOS PROCESOS FUNDAMENTALES DE LA COMPRENSIÓN LINGÜÍSTICA El lenguaje, instrumento máximo de la información social de la humanidad, propio del proceso de socialización resume las exigencias que hizo el hombre en el proceso sociogenético para integrarse en su entorno con sus semejantes y la naturaleza. De esta manera, al tratarse de una forma de comunicación en la que intervienen signos orales y gráficos en un proceso continuo e ininterrumpido, en el que se dan actividades permanentes de codificación (organización y expresión de ideas) y decodificación (comprensión). Es a éste último proceso al que prestaremos mayor atención para referirnos a la comprensión del lenguaje. El ser humano es capaz de crear símbolos y desentrañar sus significados. Pues bien, el lenguaje humano es la manifestación más compleja de tal actividad simbólica. En efecto, el hombre puede interpretar símbolos verbales sonoros (entender la palabra hablada) o gráficos (entender un mensaje escrito) y emitir símbolos verbales hablando y escribiendo. El lenguaje humano (verbal) es la función simbólica más elevada a cargo de zonas específicas del neocórtex. La función simbólica se correlaciona estrechamente con zonas concretas del neocórtex, siendo el estudio de ésta correlación una parte muy importante de la psicolingüística y de la psicofisiología cerebral del lenguaje; centros del lenguaje ya estudiados en anteriores acápites. La comprensión lingüística es también un proceso que tiene como principal objetivo la interpretación del estímulo verbal que llega a nuestro sistema lingüístico, o para decirlo más claramente, psicolingüístico, ya que no solo se trata de mecanismos físicos puramente verbales, puesto que el componente psicológico se encuentra manifiesto y también subyacente en cada actividad del lenguaje. La comprensión del lenguaje supone entonces una interacción de mecanismos biológicos, psicológicos y sociales organizados en la estructura cerebral del hemisferio izquierdo, donde se encuentra el principal centro de comprensión lingüística que es el área de Wernicke. Esto no significa que se absolutice la importancia del componente biológico, sino que se recalca el concepto de actividad psíquica cuyo soporte biológico es el cerebro. En el lenguaje receptivo tiene que ver esencialmente la actividad del hemisferio izquierdo, pues este mantiene un sistema de conexiones que aísla o identifica características fonémicas fundamentales o especiales. Para iniciar la interpretación del lenguaje el primer paso es el reconocimiento físico del estímulo, a cargo de nuestro sistema sensorial perceptivo que pone en juego su capacidad de analizar pertinentemente los sonidos o formas visuales presentes; aquí es donde hay que poner mucha atención porque se comete frecuentemente el error de adjudicar todo este proceso de comprensión al lenguaje escrito, debido a la facilidad de su manejo en lo pragmático, sin embargo, se nota claramente que el lenguaje hablado o habla, así como el escrito, tienen mecanismos similares que varían solamente en algunos detalles psicofisiológicos. Al no interferir en la comunicación linguística algún elemento denominado “ruido”, el siguiente paso es el reconocimiento psicolingüístico dado por la percepción de fonemas, así como la identificación de las palabras que faciliten el reconocimiento de frases, sean estas aisladas o relacionadas en una oración, para luego llegar a la comprensión de unidades lingüísticas superiores como los textos o discursos verbales. Pero esta secuencialidad no funcionaría si es que no se manejara un mismo código lingüístico, el idioma, dado que es este elemento el que va a permitir que nuestro bagaje léxico “reaccione” y permita la decodificación correcta, hecho que recién viabilizará la comunicación verbal, así como enfrentar dificultades a nivel social, si las hay; porque si un individuo no comprende a este nivel, nos da un indicador del poco desarrollo cognitivo que puede tener, al no interpretar un mensaje proveniente de su propio contexto sociocultural. En este punto ya vemos cuan importante es el conocimiento teórico del factor psicológico y social para poder identificar ciertos problemas a nivel lingüístico. De la misma manera la neuropsicología nos brinda herramientas teóricas de detección de patologías en la comprensión del lenguaje. Debemos prestar mucha atención a la organización del cerebro, pues este órgano va a ser que dirija la correcta interpretación lingüística de los elementos provenientes del exterior, analizando las percepciones básicas y propiciando la actividad de la comprensión a través de los órganos visuales, acústicos y motores. Hasta aquí analizamos la secuencialidad de los procesos que llevan a la comprensión lingüística, pero no solo se trata de secuencias entre un emisor y receptor, sino también de un contexto social determinado y, como se dijo en líneas anteriores, es necesario tenerlo en cuenta pues nos brinda mucha información al tratar de abordar un caso, o si somos partícipes de un proceso de comunicación lingüística, se trate de un diálogo, lectura o cualquier forma de comunicación lingüística. Además debemos recordar que la interpretación de un lenguaje no solo es de manera directa, sino que gracias a la complejidad cerebral, podemos contextualizarlo a diversos significados sin que se pierda el objetivo del emisor. Esto lo apreciamos en el lenguaje connotativo, que es una forma de decodificación compleja, facilitada por la actividad del lóbulo frontal. Debemos tener en cuenta que la abstracción que hacemos de la realidad, se da principalmente a través del lenguaje, característica intelectual elevada que no sería posible si no se diera todo el proceso lingüístico, es decir, la codificación y decodificación interactuante en relación a un sistema contextual determinado por la sociedad y cultura en la que se movilizan los individuos interactuantes. Hecho que, sin lugar a dudas, permite poner de manifiesto que las palabras y frases que emitimos tienen vínculos con los afectos, sentimientos, motivos, conceptos y reglas morales de la personalidad. De ahí la importancia de conocer el proceso de la comprensión lingüística en sus reales dimensiones biológicas, psicológicas, sociales, culturales; ya que si nos referimos a dicho complejo proceso como mera recepción de información y actividad psicofisiológica, estaremos cayendo en un simple reduccionismo teórico, comportándonos como sujetos parlantes y oyentes sin objetivos claros, cuando en realidad la comprensión lingüística supone mucho más que ese límite, integra todo el proceso lingüístico, desde lo fonético hasta lo lingüístico que comprende toda la gramática, en constante interacción con los factores biológicos, psicológicos y socioculturales, que la neurolingüística, psicolingüística y neuropsicología tienen como compromiso trabajar y desarrollar en los niveles teórico y práctico. Para esclarecer la definición de lenguaje desde un punto de vista amplio y pluridisciplinar citamos a Lecurs y colaboradores (1979): “El lenguaje es el resultado de una actividad nerviosa compleja, que permite la comunicación interindividual, de estados psíquicos a través de la materialización de signos multimodales que simbolizan estos estados de acuerdo con una convención propia de una comunidad lingüística”. En síntesis, el lenguaje es particularidad social exclusiva de la especie humana, como tal tiene características sistémicas (múltiples componentes que funcionan bajo reglas expresas y precisas), que asume diversidad de sistemas de códigos (lenguaje de señas, telegrama, señales de humo, etc), cuyo carácter sistémico abierto le permite la contínua e ilimitada creación de nuevos mensajes, destacando su carácter simbólico transmisor de significados reflexivos del conocimiento del mundo real y de la capacidad de invención de creaciones imaginarias y de ficción; el lenguaje es el principal instrumento de creación de cultura, a la vez que es un elemento sine quanon de sus componentes. Los cuatro componentes esenciales del lenguaje, son: El COMPONENTE SINTÁCTICO DEL LENGUAJE es el elemento fundamental del estudio de la forma del lenguaje. Veamos algunas definiciones de sintaxis: “La función primordial de la sintaxis es combinar las piezas léxicas (vocabulario) de una lengua para formar oraciones” (Hernanz y Brucat, 1987). La oración es “una construcción (o forma) que en la expresión dada, no forma parte de una construcción mayor (Bloomfield, 1964). Las oraciones están compuestas por el sujeto, el verbo y el predicado. El contenido del lenguaje o COMPONENTE SEMÁNTICO DEL LENGUAJE es parte de la lingüística que estudia la significación de las palabras de una lengua. Dentro el componente semántico podemos considerar al léxico como el conjunto de las palabras de dicha lengua. Semánticamente la palabra “es un núcleo de significado que se refiere o tiene referencia en la realidad concreta o abstracta” (Cabré, 1994) El estudio de la forma y el contenido del lenguaje no bastan para comprender todos sus aspectos, el análisis del COMPONENTE PRAGMÁTICO DEL LENGUAJE, que se ocupa de las situaciones en las que se usa el lenguaje para comunicarse: quién es quien habla y qué es lo que dice. La pragmática se ocupa de “los principios que explican cómo funciona el lenguaje” (Rees, 1986). Para el estudio del uso del lenguaje es preciso tener en consideración aspectos extralingüísticos: el contexto situacional. El COMPONENTE FONOLÓGICO del lenguaje se refiere a la habilidad para asociar, estructurar y ordenar las palabras, luego de haber aprendido a analizar y clasificar los sonidos de la lengua; gracias a éste aspecto que integra sonidos e impresiones visuales es viabilizada la palabra escrita. Los errores que los niños cometen al leer tales como sustituciones de letras, omisiones, inversiones dentro de las palabras que leen, pueden relacionarse con errores en el desarrollo del componente fonológico del lenguaje. IX. ETIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DEL LENGUAJE. IX.1. CAUSAS ORGÁNICAS Se refieren a una lesión en cualquiera de los sistemas u órganos que intervienen en la expresión y producción del lenguaje. Se distinguen 5 tipos: - Hereditarias: Se heredan de padres a hijos. - Genéticas. Originadas en información genética erróneamente codificada en los genes. - Congénitas: uso de fármacos, o enfermedades como la rubéola durante el embarazo. - Perinatales: tienen lugar durante el parto, por ejemplo, las anoxias. - Postnatales: se produce después del nacimiento, por ejemplo, una causa sería la prematuridad. IX.2. CAUSAS FUNCIONALES Son debidas a un funcionamiento patológico de los órganos que intervienen en la emisión del lenguaje. Un ejemplo sería una disfasia de contenido expresivo. IX.3. CAUSAS ORGÁNICO FUNCIONALES Aunque la mayoría de las veces, cuando el órgano está afectado también lo está la función, puede ocurrir que sólo esté alterada la función y el órgano no. Esto es lo que se llama disfunción. IX.4. CAUSAS ENDOCRINAS Afectan fundamentalmente al desarrollo psicomotor del niño, pero también pueden afectar a su desarrollo afectivo, al lenguaje y a la personalidad. IX.5. CAUSAS AMBIENTALES Hacen referencia al entorno familiar, social, cultural y natural del niño y cómo influyen estas en su desarrollo emocional y afectivo (sobreprotección, abandono, maltrato, ausencia de estímulos o estímulos erróneos). IX.6. CAUSAS PSICOSOMÁTICAS El pensamiento puede ocasionar una expresión oral anómala, y desórdenes en la palabra pueden afectar al pensamiento. Todo ello nubla la capacidad de una buena expresión y comprensión. X. PATOLOGIA DEL LENGUAJE, HABLA Y VOZ El lenguaje es considerado una de las condiciones humanas más importantes, ya que permite que el hombre evolucione, por tanto, el hablar de un modo claro y comprensible, constituye un requisito fundamental para la vida útil. El no contar con esta posibilidad para comunicarse puede limitar muchos aspectos de la cotidianidad. El lenguaje es una piedra fundamental en el desarrollo social y cognitivo normal de cualquier grupo de niños, y las intervenciones tempranas y adecuadas pueden reducir en gran escala las repercusiones del déficit en esta área. Se analiza la definición del lenguaje como ‘resultado de una actividad nerviosa compleja que permite la comunicación interindividual de estados psíquicos a través de la materialización de signos multimodales que simbolizan estos estados de acuerdo con una convención propia de una comunidad lingüística y se hace referencia a otros términos relacionados con el lenguaje. Por patologías vocales entendemos aquellas que alteran la voz, es decir, toda aquella patología que pueda encontrarse a nivel laríngeo que es donde se produce la fonación o bien en las cavidades de resonancia que es donde va a producirse la proyección vocal. Se comentan distintas clasificaciones de las alteraciones del lenguaje y se analizan las características de éste en los diferentes trastornos neurológicos, como los trastornos motores de origen central, espectro autista, alteraciones del aprendizaje, retraso mental y trastornos por déficit de atención y comportamiento perturbador. La edad preescolar es un período importante en la vida del infante, ya que le permite adquirir las bases de la socialización y la construcción de su personalidad. El niño preescolar tiene ante él una valiosa herramienta que le viabiliza interactuar con las personas que lo rodean, decir lo que piensa, lo que quiere y necesita. Dicha herramienta es el lenguaje, el cual está íntimamente relacionado con su desarrollo y crecimiento integral. El lenguaje y la comunicación son vitales en todos los seres humanos. Es un elemento posibilitador de la existencia del pensamiento. Adquisición de los fonemas según la edad: debe articular correctamente. 0-2 años: vocales 2-3 años: p, b, m, k 3 y medio a 4 años: t,d, n, x, y, g 5 años: f 6 años: l, r, rr, ll 7 años: s, z, sh, pl, pr, br Un niño (a) presenta dificultad cuando: a) No comprende el significado de las palabras que escucha. b) No posee un amplio vocabulario que le permita expresarse correctamente c) No logran ordenar sus ideas y éstas se expresan en desorden. d) Presenta dificultades para articular los sonidos del idioma, palabras, frases y oraciones. Cuando el nivel del desarrollo del habla queda por debajo del de otros niños de la misma edad; en calidad según se pone de manifiesto por el uso y la precisión de las palabras, los niños encuentran obstáculos en sus relaciones sociales. Esto afecta a la adaptación social, su proceso de lectura – escritura y tiene efectos perjudiciales sobre el concepto que tienen de sí mismos. X.1. Trastornos del desarrollo y adquisición del lenguaje RETRASO SIMPLE DEL LENGUAJE Las etapas de desarrollo se cumplen armónicamente, pero con retraso cronológico a lo establecido en las tablas de desarrollo para la comunidad en que está inmerso el niño. Por lo general hay antecedentes familiares de retraso en el inicio del habla. Evoluciona espontáneamente a la normalidad, sin secuelas. Se manifiesta por dislalias, restricción en el vocabulario en la estructuración de las frases. Se califica de retraso leve cuando es menor a tres meses de lo esperado para su edad, moderado si es de tres a seis meses y severo si es mayor de nueve meses. El retraso del habla (RDH) que es un retraso en la aparición (los prerrequisitos para el lenguaje existen), pero la expresión aparece retrasada de 6 – 10 meses, respecto al niño que se considera normal. O en el desarrollo de la expresión respecto a su edad cronológica que no puede ser explicado por una deficiencia mental o una estimulación insuficiente, y que tampoco se debe a un trastorno generalizado del desarrollo, a déficit auditivo, o a trastornos neurológicos. El retraso en el desarrollo del lenguaje (RDL), el cual se da cuando existe retraso en la aparición de todos los niveles del lenguaje, que afecta sobre todo a la expresión. Aunque la comprensión está menos afectada. Se puede observar alrededor de los 3 años de edad. RETRASO MODERADO DEL LENGUAJE “Se trata de una elaboración tardía del lenguaje” (Ajuriaguerra, 1980). Para Launay, 1989, “es un trastorno global de la exprsión, con locuciones automáticas, vocabulario pobre, palabras simples y frases cortas”. Este trastorno, también llamado disfasia, se manifiesta a partir de los seis años y se caracteriza por una falta de organización en el lenguaje. Puede afectar al lenguaje escrito, originando disortografía y dislexia. En el plano social afecta el conjunto de la personalidad del sujeto. RETRASO GRAVE DEL LENGUJAJE Es la forma más grave de los trastornos de adquisición y organización del lenguaje. Lo presentan niños o niñas que a la edad de cinco años no han adquirido ningún tipo de lenguaje, o es mínima la adquisición verbal que poseen sin que haya déficit auditivo o intelectual causante de este grave retraso. Esta alteración es denominada “audiomudez” por los autores alemanes, y “afasia congéntia” por los autores ingleses. MUTISMO El Mutismo verbal puro es un síndrome en el cual el paciente ha perdido toda su capacidad para hablar, en tanto que conserva normales su capacidad para escribir, pensar con palabras, entender palabras habladas y leer. El mutismo puede ser ocasionado por sobreprotección familiar, ausencia de estimulación lingüística, exigencia exagerada de los padres para que el niño hable, disgregación familiar (divorcio, muerte, madre ambivalente, padre desinteresado). Otras causas son las situaciones de bilingüismo mal integrado en ambientes lingüísticamente pobres, el déficit lingüístico hereditario, sobre todo a nivel de memoria auditiva, y la incapacidad comunicativa específica, sea por inhibición motora o trastornos instrumentales. X.2. Dificultades de la expresión o comprensión del lenguaje D.1) DISFASIA Hay compromiso en la comprensión y en la expresión del habla por lesión del sistema nervioso central y que sumariamente podemos caracterizarla por dificultad en la comprensión del lenguaje o de Wernicke y en la formulación del lenguaje hablado a nivel del área de Broca. Son niños que tienen audición conservada, inteligencia normal, pero desarrollan su habla tardíamente, con alteraciones de importancia variable, tanto en calidad y cantidad de lo que comprenden y como expresan el lenguaje hablado. Por lo general son niños inquietos, desatentos, irritables, con buen rendimiento intelectual en los tests que no sean verbales, y gran baja en los verbales, dado que es ésta la esfera selectivamente afectada. En un extremo de la gama del niño está aquél que no logra ningún desarrollo del habla en los primeros años de vida y quién requiere de una educación especial integral, hasta el disfásico con poco retardo, leves alteraciones con dificultades en el aprendizaje escolar. Este grupo de niños disfásicos desconcierta a padres y médicos, sólo un estudio en equipo permite llegar a una evaluación adecuada y un diagnóstico que permite orientar a una educación rehabilitadora exitosa. En ambos casos (2 y 3) son generalmente niños hiperactivos con atención inestable, pueden tener incoordinación motora, agresión, negativismo. Pueden tener alteración de la comprensión del lenguaje escrito y hablado. Incapacidad de adquisición de lenguaje simbólico. Presentan problemas de aprendizaje, inmadurez global, pueden presentar además déficit visual, auditivo y motor. CAUSAS DE DISFASIA - AFASIA Lesiones prenatales 1. - Desprendimiento de placenta 2. - Intentos de aborto 3. - Hemorragias frecuentes 4. Lesiones natales 5. - Prematuros, asfixias, parto dificultoso. 6. Lesiones postnatales 7. - Traumatismos encéfalocraneano. 8. - Accidentes vasculares cerebrales. 9. - Procesos inflamatorios . 10. - Procesos tumorales. D.2) Afasia El descubrimiento de Broca de la existencia de un área específica para el lenguaje hablado, situado en el hemisferio izquierdo del cerebro, convulsionó el mundo de la neurología. Provocó que los neurólogos europeos se lanzasen a formular numerosos modelos del mecanismo central del lenguaje. Ni siquiera en la actualidad se comprende el mecanismo central del lenguaje por completo y sigue siendo muy aventurado cualquier intento por formular un modelo para la comunicación normal y patológica. Es así como las distintas clasificaciones de las denominadas afasias, intentan relacionar las alteraciones centrales del lenguaje, con alteraciones a nivel de la corteza cerebral cortical o subcortical. Afasia de Broca Trastorno del lenguaje común en el adulto se caracteriza por un habla y lenguaje carentes de fluidez. Afasia de Wernicke Trastorno del lenguaje común en el adulto habla y lenguaje fluidos pero, parafásicos. Afasia de conducción La comprensión auditiva es buena, pero la repetición exacta es mala. X.3. Dificultades del ritmo de la palabra y velocidad de la conversación DISFEMIA O TARTAMUDEZ Disfemia o tartamudez es la incapacidad para producir un discurso fluido en determinadas situaciones que el sujeto vive como comprometidas, así el habla del sujeto se ve interrumpida por bloqueos o espasmos que le impiden emitir las palabras o por otros síntomas llamados disfluencias. Se manifiesta por interrupciones en el flujo del lenguaje o por repeticiones de sonido a sílabas. Se acompaña de espasmos de contractura de tipo tic de los músculos esenciales para la articulación, de espasmos laríngeos, de la cabeza, de los músculos respiratorios e incoordinaciones respiratorias. Puede presentar 2 tipos de espasmos: Clónicos: ej. no.. no... no.. no... no... quiero salir Tónicos: ej. es un estado de inmovilización muscular que impide totalmente el habla, cuando este espasmo cede la palabra sale precipitadamente como una especie de disparo. Las épocas más frecuentes de iniciación del síndrome son principio del lenguaje, comienzo de la vida escolar, adolescencia. Deben considerarse como factores predisponentes: herencia (familiares tartamudos), imitación, se ve más frecuente en zurdos, bilinguismo, por turbación de la vida afectiva emocional. Es muy importante saber que dentro de la evolución normal del lenguaje existe una etapa de tartamudez fisiológica que no siempre se presenta y que obedece al estado de inseguridad natural del niño en el manejo de un instrumento de expresión no totalmente adquirida. Se supera generalmente en forma rápida -Disfemia. Es un trastorno de la fluidez del habla que se manifiesta por una interrupción del ritmo de la expresión verbal de forma más o menos brusca. X.4. Dificultades de la articulación de la palabra Disartria. Constituye un trastorno permanente y uniforme de la articulación del lenguaje debido a alteraciones del control muscular de los mecanismos del habla. Se debe a lesiones del sistema nervioso central y/o periférico. Dislalias La dislalia es un trastorno de la articulación de fonemas por ausencia o alteración de algunos sonidos o por la sustitución de éstos por otros de forma improcedente, en personas que no muestran patologías comprometidas con el Sistema Nervioso Central ni en los órganos fonoarticuladores a nivel anatómico. Pueden ser funcionales u orgánicos. B.1) Dislalias funcionales: Falta en la coordinación muscular que necesita el niño para formar los diferentes fonemas. En este grupo inciden a veces factores del mismo ambiente. - Falta de estimulación maternal - Falta de patrones auditivos correctos - Sobreprotección familiar - Imitación. - Corrección excesiva. B.2) Dislalias orgánicas Se deben a malformaciones congénitas o adquiridas de los órganos articulatorios. - amigdalas hipertróficas - velo de paladar corto-bífido - cornetes hipertróficos - labio leporino. Hay dislalias por: a) Sustitución: cambia un fonema consonante por otro ej. cantal por cantar. b) Omisión : suprime una letra ej. gato - ato. c) Deformación: no articula nítidamente uno o más fonemas. Mas frecuentes en fonemas r - s - d - t – B.3) Disglosia Es un trastorno de la articulación de los fonemas, de origen no neurológico central, debido a alteraciones anatómicas y/o fisiológicas de los órganos articulatorios periféricos, que dificultan el funcionamiento lingüístico en personas sin afectaciones neurológicas o sensoriales detectables, con una inteligencia no verbal dentro de los límites de la normalidad, y que a pesar de tener una estimulación adecuada, una educación suficiente y unos progresos observables, no llega a alcanzar un conocimiento lingüístico que les permita comprender y expresarse de forma correcta. B.4) Rinolalia Voz nasal; resonancia nasalizada o gangosa. a) Rinolalia abierta: Se produce en lesiones del paladar óseo o blando y en las malformaciones palatinas congénitas. Se deforman los fonemas p-t-q. b) Rinolalia cerrada: Es la alteración fónica por reducción o falta de resonancia y es de origen rinolaríngeo. Se produce en las consonantes m - n. X.5. Dificultades por trastornos de la voz -Afonía Pérdida total de la voz. La afonia puede ser consecuencia de una lesión orgánica en las cuerdas, de una lesión periférica que lo afecta (un nervio, un músculo por ejemplo), puede ser también de origen psicológico. La recuperación depende del daño que presente, es recuperable en la mayoría de los casos. -Afonía histérica Alteración del timbre de la voz o pérdida total de ésta sin que existan alteraciones orgánicas, endocrinológicas o funcionales, provocada por angustia logofóbica, traumatismo psiquico, emociones violentas, accidentes y/o miedos. -Disfonía Trastorno que cursa con pérdida parcial de la voz, de origen orgánico o funcional, que afecta al timbre, la intensidad, la extensión y la duración de la voz. Su característica esencial es el enronquecimiento del timbre de la voz. El habla es forzada con una excesiva tensión en los músculos de cara, cuello, hombro y/o tórax. La respiración suele ser torácica superficial y el flujo aéreo espirado débil. X.6. Dificultades del lenguaje escrito La dislexia, afección que está referida a las dificultades de aprendizaje en la lectura y escritura. La disgrafia, cuando un niño no es capaz de escribir bien a partir de los 6 años, y es capaz de efectuar los movimientos precisos. La disortografía, cuyas dificultades residen en la identificación fonética y de las reglas gramaticales que rigen el uso de las letras. La discalculia, que es una pérdida de la capacidad de identificar los números y utilizarlos en las operaciones más simples. X.7. Trastornos del lenguaje asociados a otras deficiencias Sordomudez Estado deficitario funcional de desarrollo del lenguaje, secundario a una sordera limitante del aprendizaje por imitación de sonidos, debida a daño genético o adquirido en el aparato o en los centros cerebrales de la audición. Supone una sordera profunda bilateral prelocutiva y el efecto comunicativo que condiciona al impedir la adquisición de los patrones lingüísticos de la sociedad en que se debe desenvolver. La persona sordomuda al no escuchar, no puede aprender el lenguaje oral, pero hay escuelas especializadas en enseñarles a comunicarse de diversas formas. La mayoría de los sordomudos aprenden a leer los labios y además tienen un sistema de comunicación por gestos y señas con las manos. Sordoceguera La sordoceguera es una deficiencia que afecta de manera integral al desarrollo del ser humano. Las principales implicaciones que dicha deficiencia provoca inciden de forma directa en la interacción con su entorno, en la forma de establecer y mantener las relaciones con los demás, en la manera de percibir el mundo, en el aprendizaje y desarrollo de habilidades, en su propia autonomía y en la forma de acceder a la información, entre los obstáculos más significativos. La incidencia de los diferentes factores determinantes genera diferencias individuales que hace que este colectivo sea muy heterogéneo. Sin embargo, todas las personas con sordoceguera comparten las mismas dificultades comunicativas, la necesidad de utilizar el tacto como canal prioritario de entrada de información y, en consecuencia, precisan realizar ajustes emocionales adaptativos a las interferencias que en el desarrollo humano integral causad esta deficiencia. La multiplicidad de canales por los cuales aprendemos a conocer el mundo que nos rodea, para ellos queda reducido a lo que se puede tocar con las manos. En este sentido, la mayoría de los sordociegos dependen casi totalmente de otra u otras personas y su aprendizaje está mediado por ellas. El desarrollo cognitivo de las personas sordociegas, y especialmente los casos en los que la sordoceguera es congénita, sigue pautas de desarrollo que son integradas fragmentariamente en el tiempo, a un ritmo más lento que en los congéneres de su edad. La lentitud es notoria en el desarrollo de los sentidos táctil, visual u oral. Esta forma de procesamiento puede estar, en algunos casos, directamente ligada al desarrollo cognitivo y a la comprensión limitada de la información: la sordoceguera afecta todo el proceso de adquisición de conocimientos, referido a lo que se aprende, a la forma en que se aprende y la manera en que se aplica este conocimiento. El establecimiento de las relaciones sociales está condicionado a la utilización de un código común que permita el desarrollo de la interacción entre dos o más individuos. No obstante, cuando desde el nacimiento se estimula el aprendizaje relacionándolos con el mundo externo mediante los sentidos auditivo, táctil, oral, dérmico, receptores propioceptivos y cinestésicos, es notable el grado de independencia relativa y el desarrollo cognitivo que se logra con éstas personas. Deficiencia intelectual La deficiencia intelectual se da cuando un niño no alcanza el nivel cognoscitivo ni el desempeño social esperados para su edad cronológica, La esencia de la deficiencia intelectual es la presencia de un coeficiente intelectual bajo y un problema considerable en la adaptación a la vida diaria. Presentando alteraciones a nivel orgánico, psíquico y socio-cognitivo. Se caracteriza por un funcionamiento inferior a la media, junto con limitaciones asociadas en dos o más de las habilidades adaptativas: comunicación, cuidado personal, vida en el hogar, habilidades sociales, utilización de la comunidad, salud y seguridad, habilidades académicas funcionales, ocio y trabajo. Una familia puede sospechar retardo mental cuando las habilidades motoras, las habilidades del lenguaje y de autoayuda no parecen desarrollarse en un niño o cuando se desarrollan a un ritmo mucho menor que el de otros niños de su edad. Los niños con discapacidad intelectual pueden disfrutar de la vida al igual que todo el mundo. No nos debemos olvidar que un discapacitado intelectual puede llegar a ser un niño normal excepto en el plano de la inteligencia. Los niños con discapacidad intelectual leve se expresan utilizando palabras correctamente, sin trastornos en la articulación; su lenguaje presenta cierta organización y en ocasiones, aparece más evolucionado de lo que podría preverse atendiendo al coeficiente intelectual; pero, en otras, se crean retrasos intelectivos del lenguaje, especialmente en los niños que presentan trastornos emocionales asociados. Los niños con discapacidad intelectual moderada pueden beneficiarse de los entrenamientos para la adquisición de los hábitos linguísticos. Llegan a hablar y aprenden a comunicarse de formas diversas, aunque les es difícil expresarse con palabras y utilizar formulaciones verbales correctas. Su vocabulario es limitado, pobre y escaso; pero en ocasiones, cuando el ambiente es suficientemente acogedor y estimulante, el niño puede ampliar sus conocimientos de lenguaje y expresión hasta extremos realmente sorprendentes. La estimulación ambiental que recibe, especialmente durante el primer tiempo de vida, le posibilitará una evolución más o menos favorable. La estructura de su lenguaje hablado es semejante a la que correspondería a etapas anteriores del desarrollo en el niño normal. Los niños con discapacidad intelectual severa pueden realizar algunas adquisiciones verbales, pero su lenguaje es muy elemental. El vocabulario y la sintáxis son muy restringidas y simplificadas. La mayoría de ellos tienen considerables dificultades en la coordinación de movimientos, con defectuoso control de la respiración y de los órganos de fonación. La lengua y los labios carecen de necesaria movilidad, la articulación de los fonemas es errónea o débil. Están imposibilitados para emitir cierto número de sonidos, en especial algunas consonantes. Para llegar a la palabra, deben vencer su incapacidad de seguir un ritmo variado. Consiguen hablar y aprenden a comunicarse, pero no pueden desarrollar el lenguaje escrito. Los niños con discapacidad intelectual profunda suelen presentar algún tipo de malformaciones cefálicas o faciales. Normalmente, el origen de estos déficits es de tipo orgánico, y su etiología es conocida. Generalmente es causado por enfermedades neurológicas identificables, que explican la discapacidad intelectual Este estado se caracteriza por la persistencia de los reflejos primitivos, con una falta de maduración. Se sabe muy poco acerca de sus actividades psíquicas, pero no por ello hay que negar su existencia. Durante los primeros años, y hasta la edad escolar, los niños afectados por este déficit desarrollan una mínima capacidad de funcionamiento sensoriomotor. En algunos casos pueden adquirir los mecanismos motores elementales, una exigua capacidad de aprendizaje, y conseguir relaciones afectivas simples durante el período de la escolaridad. En otros, no se alcanza este grado mínimo de desarrollo, y necesitan permanentemente ser atendidos, con cuidados maternos y si es preciso, incluso de enfermería. Pueden responder a los entrenamientos básicos, pero no en lo que se refiere a desenvolverse por sí mismos. En la adultez, necesitarán igualmente cuidados y protección, pero pueden ser capaces de desarrollar algún aspecto muy primitivo del lenguaje y conseguir, aunque de forma muy precaria, un grado mínimo de autodefensa. Parálisis cerebral El 20% de los niños con parálisis cerebral muestran problemas de oído o lenguaje. Es importante que los niños con parálisis cerebral, también reciban una evaluación del oído, especialmente si también tienen una incapacidad de la vista. Los niños con parálisis cerebral a menudo tienen problemas con el lenguaje. Esto es porque la parálisis cerebral afecta los músculos que se usan para producir el habla (la lengua, garganta, pulmones, etc.) esto se conoce como disartria. El habla de estos niños puede ser lenta y confusa. Sus voces pueden tener un sonido nasal si entra demasiado aire por la nariz o suenan como que han tenido un resfriado si muy poco aire entra por la nariz. Las facciones también pueden distorsionarse cuando hablan. Un terapeuta de habla/lenguaje debe ser consultada para determinar si terapéuticamente puede ayudársele al niño para mejorar estos problemas. Muchas personas consideran usar aparatos de voz cuando tienen parálisis cerebral. Antes de hacer tal recomendación es importante evaluar completamente el oído del niño. Su habilidad para usar este tipo de aparatos dependerá de qué tan bien puede oír. También puede tener problemas para oír lo que la maestra le dice, para participar en las discusiones de grupo, o en cualquier otra tarea que requiera el oído. Si existe pérdida de la vista y del oído, se deben usar los métodos que se usan para los sordociegos. Autismo El autismo es un trastorno profundo del desarrollo, de inicio precoz, que comporta alteraciones en: 1. La interacción social; 2. La comunicación/ lenguaje, y 3. La flexibilidad de conductas, intereses y actividades. Cuando se han analizado los trastornos del lenguaje en los niños autistas, se ha evidenciado que, en general, no difieren de los que pueden presentar los niños no autistas, por lo menos en sus aspectos formales. El motivo más frecuente de consulta de un niño autista es el retraso en la adquisición del lenguaje. Se debe por tanto tener un elevado grado de sospecha y profundizar en la valoración de la conducta social, cuando un niño de 2 años no ha iniciado el lenguaje. En más de la mitad de niños autistas de edad preescolar, el principal motivo de preocupación de los padres era la ausencia de lenguaje. En ocasiones, a ello se une la sensación de que no comprende el significado del lenguaje. No es infrecuente observar en niños de 2 a 4 años la presencia de una jerga, en ocasiones muy elaborada, que sustituye el lenguaje. Puede parecer como si imitara el lenguaje de los adultos, pero evidentemente desprovisto de contenido semántico. De forma intercalada a la jerga, puede aparecer alguna palabra o frase, en ocasiones sorprendentemente sofisticada, pero absolutamente descontextualizada. Otro fenómeno, peculiar en niños autistas, es la ecolalia, a veces inmediata y otras veces retardada. Si bien la primera puede ser fisiológica durante un cierto período, la segunda debe motivar una elevada sospecha de autismo. También es típica la ausencia de interlocutor durante los largos discursos que pueden acompañar los juegos infantiles. Llama la atención en este discurso, vacío de contenido, la cuidada entonación, como si imitara una charla perfectamente elaborada; pueden aparecer entremezclados anuncios televisivos y frases hechas. Otra característica peculiar, de carácter precoz en el lenguaje del autista, es la falta de gesticulación o expresión facial, como medio para suplir o compensar sus déficits lingüísticos, cuando intenta comunicar algo. La gesticulación del autista está disociada de la comunicación. Por el contrario, puede utilizar el gesto o el movimiento para dirigir al adulto hacia su fin, pero como si el adulto fuera un objeto más, utilizado mecánicamente para satisfacer sus deseos. Un fenómeno lingüístico, prácticamente patognomónico de niños autistas es el uso del ‘tú’ o el ‘él’, para sustituir el ‘yo’. Esta peculiaridad podría ser una forma de ecolalia [1. También es posible que este fenómeno tenga alguna relación con los defectos cognitivos sociales, propios del autista, como se verá más adelante. Además de la capacidad expresiva, suele estar afectada la comprensión, si bien este aspecto puede ser más difícil de reconocer. En ocasiones se plantea la duda sobre la existencia de sordera. Conclusiones. Se colocó en evidencia la heterogeneidad semiológica de los trastornos del lenguaje, por lo que es adecuado tener en cuenta las clasificaciones y términos relacionados con éste, además de conocer las características puntuales de cada alteración en los diferentes trastornos neurológicos a fin de llegar a un diagnóstico preciso que permita implementar conductas e intervenciones apropiadas y, además, en el momento oportuno, evitar complicaciones posteriores. XI. CONSECUENCIAS DE LOS TRASTORNOS DEL LENGUAJE XI.1. Incidencia sobre la comunicación y la relación. Si el niño no comprende lo que se le dice, no actúa o no responde en función de la petición de su interlocutor y su respuesta no es adecuada. Los aspectos sintácticos y semánticos del discurso que el adulto le propone, no están integrados, por lo que el niño tiene dificultad para expresarse y los signos comunicacionales no son ejecutados. XI.2. Incidencia en el niño. El niño es consciente de sus limitaciones de expresión y de sus errores a través de las correcciones de su entorno; si éstas son excesivas, puede aparecer un bloqueo con rechazo y cólera. La recepción de informaciones parciales va a frenar su desarrollo cognitivo. No puede gozar de los ajustes que permitan el uso de conceptos, el desarrollo de sus competencias cognitivas, la memorización y la evocación. En el colegio, desde párvulos, la dificultad del lenguaje altera sus intercambios con los otros niños. Sin la ayuda adecuada, estas dificultades corren el riesgo de producir una repercusión en su lenguaje escrito. GLOSARIO DE PALABRAS CLAVE Alexia. La alexia es la pérdida de la capacidad de leer, cuando ya fue adquirida previamente. Generalmente va acompañada por la pérdida de la destreza en la escritura (agrafía), aunque la persona puede hablar y entender la lengua hablada. Amígdala Masa de sustancia gris cortical situada en el vértice de cada lóbulo temporal. Arquicorteza. La arquicorteza es una de las dos estructuras del encéfalo que forman la allocorteza, junto a la paleocorteza o corteza olfatoria. Todas estas estructuras suman un 10% de la corteza cerebral. La arquicorteza también es conocida como corteza del lóbulo límbico, por ser esta su principal estructura. Esta corteza forma parte del sistema límbico y recibe su nombre por considerarse, evolutivamente, la parte más antigua de la corteza cerebral. Cenestesia. Sentimiento vago que tenemos de nuestro ser, independientemente del concurso de los sentidos, o incluso el sentimiento que tenemos de nuestra existencia gracias a la sensibilidad orgánica vaga y débilmente consciente en estado normal, que deriva de todos nuestros órganos y tejidos, comprendidos los órganos de los sentidos. Cinestesia. Sentido por el cual se perciben los movimientos musculares, la posición o el peso; se piensa que está en los músculos y las articulaciones. Cognición. Es el proceso mental de reconocer, identificar y asociar que permite a una persona inferir información, comprender conceptos y aplicarlos a nuevos aprendizajes. Comunicación. Es el proceso de interacción social básico mediante el cual los individuos intercambian información. En todo sistema de comunicación hay varios componentes: emisor, receptor, mensaje,código, canal y contexto. Es necesario conocer algunos aspectos de cada uno de ellos para poder integrar sistemas que funcionen de manera eficaz y eficiente. En nuestro caso el emisor es el conjunto integrado por el cerebro que “piensa” el mensaje y el aparato fonatorio que lo “traduce” a una emisión acústica. El receptor es el aparatoauditivo que recibe la onda sonora y la transforma en impulsos nerviosos que luego son interpretados por el cerebro.1 El mensaje es la idea a comunicar. El código es el lenguaje hablado. La combinación del mensaje y el código constituyen la señal. El canalpuede ser el medio en el cual se propaga la onda sonora (en general el aire) o un medio de transmisión electrónico que constituye en sí mismo otro subsistema de comunicación cuyas propiedades son bien conocidas y que se aproxima en muchos casos (aunque no siempre) a la idealidad. El contexto puede tener un sinnúmero de componentes, que van desde factores puramente subjetivos o psicológicos, como el interés, la atención, la motivación hasta factores físicos tales como respuesta en frecuencia, interferencias, distorsiones, ruido, etc. Filogenia. La filogenética o filogenia es la parte de la biología que estudia la evolución de las especies de forma global, en contraposición a la ontogenia, que estudia la evolución particularizada de cada uno de los individuos. Fonema. Es la unidad lingüística más elemental desprovista de significado (por ejemplo, p/t/k). Fonética. Se refiere a los sonidos en el habla, incluyendo su producción acústica y los procesos físicos y fisiológico de emisión y articulación involucrados. La Fonética estudia experimentalmente los mecanismos de producción y percepción de los sonidos utilizados en el habla a través del análisis acústico, articulatorio y perceptivo. Se ocupa, por consiguiente, de las realizaciones de los fonemas. Fonoaudiología. Es una disciplina científica cuyo objeto de estudio es la comunicación humana (en individuos y grupos) en los campos de la prevención, detección, evaluación y diagnóstico del estado de las funciones simbólico – linguística y su manifestación en trastornos de la voz, la audición y el lenguaje. Fonología. Estudio de los sonidos pronunciables que se utilizan en cualquier lenguaje para comunicarse. Estos sonidos, los fonemas, son las unidades más pequeñas del sonido en el habla, y varios fonemas utilizan sonidos que no se utilizan en otros. Habla. Es el acto de seleccionar los signos de entre los disponibles y organizarlos a través de ciertas reglas. Materializa el código. Es individual, vale decir que cambia de un individuo a otro. Los signos pueden corresponder al lenguaje escrito o al lenguaje oral. Hipocampo Eminencia alargada que ocupa la pared externa de la proyección esfenoidal de cada ventrículo lateral del cerebro. Hipotálamo Un grupo de núcleos neuronales situados en la base del cerebro que forma el suelo y parte de la pared lateral del ventrículo medio; comprende el quiasma óptico, los cuerpos mamilares, el túber cinereum el infundíbulo y la hipófisis, Ejerce el control de las actividades viscerales, equilibrio del agua y de los electrólitos, temperatura corporal, etc. Lengua. Sistema de signos hablados que son utilizados como medio de comunicación. Lenguaje. Es un sistema de signos lingüísticos que permiten la comunicación en una comunidad. Es un sistema pues cada uno de sus elementos tiene entidad propia y entidad relativa a su posición o relación con los otros elementos. Es un código de signos. Tiene carácter social pues es propio y común a todos los miembros de una comunidad. Lenguaje escrito. Sistema lingüístico cuyo significante es la grafía escrita, formada por combinaciones de letras. Lenguaje hablado. Sistema lingüístico cuyo significante es la palabra hablada. Las palabras son los elementos libres mínimos del lenguaje. Lenguaje simbólico. Sistema de elementos comunicacionales gestuales, fonéticos, pictográficos o verbales que representan una idea, un objeto o una acción de la realidad, compartida culturalmente entre dos o más individuos o grupos. El lenguaje simbólico es también la capacidad para representarse mentalmente imágenes visuales, auditivas o cenestésicas que tienen alguna semejanza con el objeto representado. Lingüística. Disciplina que estudia específicamente la estructura de las lenguas naturales y el conocimiento que los hablantes poseen de ellas Neocórtex. La porción más reciente de la corteza cerebral o "corteza nueva" que constituye el centro de las funciones más elevadas del ser humano. El neocórtex contiene alrededor de cien billones de neuronas cada una de las cuales tiene entre mil a diez mil sinápsis. Las células del neocórtex están dispuestas en seis capas diferenciadas en regiones, cada una de las cuales permite la visión, la audición, el tacto, el sentido del equilibrio, el movimiento, las respuestas emocionales, y todos los elementos relacionados con la cognición. Ontogenia. La ontogenia (también llamada morfogénesis u ontogénesis) describe el desarrollo de un organismo, desde el óvulo fertilizado hasta su forma adulta. La ontogenia es estudiada por la biología del desarrollo. Palabra. Elemento libre mínimo del lenguaje. En su versión escrita las palabras están formadas por letras o grafemas, y en el lenguaje oral las palabras están formadas por fonemas. Paleocórtex o corteza límbica. La paleocorteza o corteza del bulbo olfatorio es la parte de la corteza cerebral que corresponde a las áreas de terminación de las vías olfatorias. En esta capa se encuentra el cerebro olfatorio. Junto con la arquicorteza forma la allocorteza, estructura que conforma el volúmen total de la corteza cerebral humana. Percepción. Mecanismo mental por el cual el organismo reconoce la entrada sensorial, o información. Esto involucra una habilidad para diferenciar estímulos sensoriales diversos. Semántica. Se refiere a los aspectos del significado, sentido o interpretación del significado de un determinado elemento, símbolo, palabra, expresión o representación formal. En principio cualquier medio de expresión (lenguaje formal o natural) admite una correspondencia entre expresiones de símbolos o palabras y situaciones o conjuntos de cosas que se encuentran en el mundo físico o abstracto que puede ser descrito por dicho medio de expresión. Significado. Conjunto de palabras, ideas o entidades puramente mentales y convencionales, no universales ni absolutas (arbitrarias) que definen el objeto del cual estamos hablando. Significante. Aspecto sonoro o gráfico de un signo lingüístico que evoca las experiencias, los recuerdos de todo aquello que tiene que ver con una cosa material, virtual, sensible o insensible. Por ejemplo el significante de la palabra signo son los sonidos y/o las letras que componen esta palabra. Signo. Un signo es algo que reemplaza a otra cosa para comunicarla en un mensaje. Los signos lingüísticos se clasifican en dos tipos: significado y significante. El significado es el concepto mental, idea o contenido a comunicar. El significante es la imagen, ya sea gráfica o acústica que se le asigna. Símbolo. Cualquier cosa cuyo valor, significado o interpretación le es adjudicado arbitrariamente por quién lo usa. Sintaxis. Es el conjunto de reglas para la coordinación de las palabras en frases u oraciones, según las reglas sintácticas, que son diferentes en cada idioma. Sistema Límbico. El sistema límbico es un sistema formado por varias estructuras cerebrales que gestiona respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales. Está relacionado con la memoria, atención, instintos sexuales, emociones (por ejemplo placer, miedo, agresión), personalidad y la conducta. Está formado por partes del tálamo, hipotálamo, hipocampo, amígdala cerebral, cuerpo calloso, séptum y mesencéfalo. El sistema límbico interacciona muy velozmente (y al parecer sin que necesiten mediar estructuras cerebrales superiores) con el sistema endócrino y el sistema nervioso autónomo.