EDITORIAL - Elsevier

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EDITORIAL
Uno de los temas de m s candente actualidad y que
m s opiniones controvertidas est generando en estos
ltimos tiempos es el de la clonaci n. Este debate
acoge a tres tipos de participantes: los que defienden
la ineludible necesidad de seguir adelante con la todav a incipiente investigaci n sobre la clonaci n, aquellos que se posicionan frontalmente en contra por problemas eticomorales, y los que adoptan posiciones
m s ecl cticas sin una pronunciaci n clara en uno u
otro sentido.
Deseamos terciar hoy en este debate para exponer
nuestro punto de vista.
Digamos en primer lugar que negar el progreso de
la investigaci n sobre cualquier aspecto nunca se ha
plasmado en la realidad, afortunadamente, porque el
progreso del conocimiento y de la t cnica es imparable y porque, en definitiva, el progreso no es ni bueno
ni malo en s , sino que, en todo caso, lo ser n sus
aplicaciones finales. En este sentido, creemos que los
argumentos ticos, religiosos, morales o pol ticos
pueden y deben ser de utilidad al hablar de aplicabili-
dad de la clonaci n —siempre teniendo en cuenta que
hay opiniones para todos los gustos sin que nadie est
en posesi n absoluta de la verdad—, pero no al tratar
el problema sobre la base de argumentos y opiniones
exclusivamente cient ficos.
Desde que se demostr que el n cleo de una c lula
adulta puede ser reprogramada cuando se introduce
en un vulo de id ntica especie al que previamente se
le hab a extra do el n cleo, la investigaci n sobre la
clonaci n adquiri una nueva y apasionante perspectiva porque se abri una gran cantidad de posibilidades m dicas futuras, planteando la denominada
˙bioingenier a de tejidos y rganos¨ a partir de c lulas madre.
A nuestro juicio, la investigaci n sobre la ya denominada ˙clonaci n terap utica¨ debe proseguir con el
fin de acrecentar o iniciar las posibilidades de tratamiento de un gran n mero de afecciones hoy por hoy
con escasas o nulas posibilidades terap uticas. El debate sigue abierto y se espera que proporcione conclusiones beneficiosas para la medicina del futuro.
Clin Invest Gin Obst 2002;29(7):239
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