TRES RAZONES JUSTIFICATIVAS DE LA OBLIGATORIEDAD DE

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C/ Ayala, 88 – 1º
Teléfono: 91-574 61 00
28001 MADRID
E-mail: [email protected]
COLEGIO DE INGENIEROS TÉCNICOS
DE OBRAS PÚBLICAS - ZONA DE MADRID
TRES RAZONES JUSTIFICATIVAS DE LA OBLIGATORIEDAD DE LA COLEGIACIÓN:
1.- CONTROL DEONTOLÓGICO
Según consolidada jurisprudencia constitucional, los colegios se asimilan,
parcialmente a las Administraciones públicas en su dimensión de entes
corporativos. Esta consideración de corporación de derecho público, hace a los
Colegios algo más que defensores de los intereses de sus colegiados, para
constituirlos en órganos al servicio a la sociedad, que, de esta manera obtiene la
protección de los Colegios Profesionales respecto de la actividad de los
profesionales que agrupa. Esta protección únicamente se puede obtener a través
de la obligada pertenencia al Colegio, porque así se podrá aplicar la disciplina
colegial de los códigos deontológicos. El ejercicio de la profesión de la Ingeniería
Técnica de Obras Públicas, requiere el control público y general del cumplimiento
por los colegiados de la regulación deontológica de la profesión, de acuerdo a las
reglas que se establezcan y que garanticen la responsabilidad “a priori”. Para ello,
se ejerce la potestad disciplinaria requerida para la finalidad fundamental de los
Colegios Profesionales que no es otra que la defensa de los intereses de los
ciudadanos y de los consumidores, de forma única y uniforme. La importancia de
la uniformidad en la exigencia del cumplimiento de estas normas, se manifiesta,
entre otras cosas, en su aplicación a todo profesional, al margen de la forma en la
que se ejerza la profesión. De nuevo esto, que trasciende a los intereses de los
colegiados, sólo se puede conseguir a través de la colegiación obligatoria. Sin esta
obligatoriedad, es imposible ejercer un poder disciplinario de difícil aplicación ante
una pertenencia a una asociación voluntaria, que se abandonaría en el momento
en el que quisiera imponer algún tipo de medida de control.
2.- ORDENACIÓN DE LA PROFESIÓN E INTERÉS PÚBLICO
A través de la pertenencia obligatoria a una institución que representa de forma
exclusiva a la profesión, permite ejercer el control de su ejercicio, interviniendo en
todas aquellas decisiones que afectan a su ordenación. Sin la colegiación
obligatoria se pierde la dimensión pública de los Colegios Profesionales, que cesan
en su labor institucional, para dejar paso a asociaciones que se convierten en
meros focos de presión de defensa de intereses particulares de sus asociados en
perjuicio del interés general de la profesión, de fundamental trascendencia,
teniendo en cuenta la incidencia en la seguridad e integridad de las personas.
El ejercicio de la Ingeniería en cualquiera de sus ramas y de la Ingeniería Civil en
concreto, incide FRONTALMENTE en los parámetros de seguridad e integridad de
las personas así como en la protección del medio ambiente. Los destinatarios de la
obra civil son los usuarios de las obras públicas, por lo que su correcta praxis no sólo
afecta a la seguridad y salud de las personas, sino que además lo hace sobre gran
número de ellas simultáneamente, es decir que el uso colectivo de las obras de
ingeniería civil, hace especialmente sensible la necesidad de control del ejercicio
profesional por una única institución que regule y ordene la profesión en su ámbito
territorial.
Esta relación de causalidad directa entre la realización de los trabajos de
ingeniería civil y la afectación del interés general (la seguridad de las personas,
muy principalmente, pero también la protección del medio ambiente) no se limita
únicamente a la fase de ejecución de la obra, sino también, al diseño, proyecto,
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construcción, mantenimiento y posterior uso de una infraestructura, instalación o
edificio por parte de los usuarios. Es decir, se ve afectada la seguridad tanto de los
usuarios finales de la construcción, como de los trabajadores durante el proceso de
dicha construcción, así como de todas aquellas personas que sin tener implicación
en la obra se ven afectadas por esta durante todo el plazo de ejecución.
La falta de esta institución que agrupe a la totalidad de los profesionales de forma
obligatoria despoja a la sociedad de una corporación única, permitiendo
diversidad de criterios que impiden cumplir con la función de protección social que
el Colegio tiene encargada.
3.- GARANTE DE LA INDEPENDENCIA PROFESIONAL
Por razón de la trascendencia del ejercicio de nuestra profesión, que afecta a
importantes intereses de seguridad e integridad de las personas, del medio
ambiente, además de la incidencia en el patrimonio social colectivo, se hace
necesaria la existencia de un registro de profesionales que reúnan las condiciones
mínimas necesarias. Este registro debe encontrarse en un mismo marco, y bajo un
control independiente de quien, al mismo tiempo represente esa profesión. La
independencia del órgano regulador es fundamental puesto que se hace al
margen de los intereses particulares que puedan derivarse de las distintas formas
de ejercicio profesional, es decir, el órgano agrupador es de todos los
profesionales, ya sean funcionarios, trabajadores por cuenta ajena, o bien por
cuenta propia. Existiendo el Colegio, el control será independiente de la propia
Administración que, eventualmente puede ser responsable de las consecuencias
de la actuación de los empleados públicos, además de usuario de los servicios,
también, a su vez, dota a los trabajadores por cuenta ajena de una institución que
protege su actuación responsable en el ámbito profesional, en el marco del
evidente sometimiento al poder empresarial en el caso de que éste pretenda
traspasar la línea del ejercicio deontológico de la profesión, y por último regula y
unifica las actuaciones del ejercicio libre de la profesión, todo ello con una misma
finalidad: el servicio a la sociedad identificada con los consumidores y usuarios de
las obras civiles. Esta independencia y protección de la independencia de sus
colegiados, únicamente puede conseguirse a través de la necesaria pertenencia
al Colegio, puesto que en caso contrario, todo aquel que, bien voluntariamente,
bien por presiones no quiera ser controlado o amparado, únicamente debe
abandonar la institución.
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