La Inmediación en el Proceso - Isidoro Eisner

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I S I D O R O
E I S N E R
Doctor en derecho y ei*ad»a 0 ocia lee* Miembro titular
del Centro de Estudios de Derecho Procesal
LA INMEDIACIÓN
EN E L P R O C E S O
^
EDICIONES
8
UJfpa¿/Iia
19 6 3
BUENOS AIRES
Í N D I C E
PARTE PRIMERA
INMEDIACIÓN
Y
JUSTICIA
CAPÍTULO 1
INTRODUCCIÓN
1 .
2.
S.
4.
5.
6.
7.
8-
Nuestra legislación procesal
La ausencia del juez
La ilusión del litigante
La ansiedad del testigo
El abogado novel
El inesperado epílogo .
El problema
El tema de nuestro estudio
3
4
4
4
5
5
6
7
CAPÍTULO II
LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL Y E L PROCESO
9. Concepto de la función jurisdiccional del Estado
10. El proceso
9
11
1. Los fines del proceso
1 1.
)2.
1314.
Distintos enfoques
Fines privados
Fines públicos
Conjugación
12
12
12
13
2. La eficacia del proceso
15.
16
1718.
La búsqueda de "la verdad"
El fallo justo
Verdad y justicia
Verdad formal y verdad material
13
14
15
16
ÍNDICE
VIH
19.
2021
22.
La
El
El
En
demostración de los hechos- en el proceso civil
proceso penal
riesgo del error judicial
busca de la mayor eficacia
17
17
19
20
CAPÍTULO III
LOS PRINCIPIOS FORMATIVOS DEL PROCESO
23.
24 .
25.
26.
27.
28.
29.
30.
31.
Concepto
Denominaciones
Ahina
Jofré
Lascano
Podetti
Couture
Wyness Mular
El principio elegido
21
21
22
23
24
25
26
28
30
PARTE SECUNDA
EXAMEN
SISTEMÁTICO
DEL
PRINCIPIO
CAPÍTULO I V
LA
INMEDIACIÓN
1. Concepto
32. Definición
33 Sus elementos
33
33
2. Enunciaciones
34.
35.
3637.
38.
39
40
41
42
Los autores
De la Colina
Jofré
Álsina
Podetti
Lascano
Couture
Sartorio
Oderigo
doctrinales
35
35
35
35
36
36
37
37
38
ÍNDICE
43.
44.
4546.
47.
48.
49.
50.
51.
52.
IX
Sentís Melendo
Otros maestros
Caravantes
Chiovenda
Carnelutti
Manzini
Kisch
Rosenberg
Wyness Millar
Resumen
38
39
39
40
41
42
42
43
44
44
CAPÍTULO V
REFERENCIAS HISTÓRICAS Y DE DERECHO
COMPARADO
53.
54.
55.
56.
57.
58.
59.
60.
61
62.
63.
64
65.
66.
67.
68.
69
70.
71.
72.
Observación preliminar
Ef antiguo proceso germánico
El proceso romano primitivo
El período siguiente
Los tribunales eclesiásticos
Delegación y mediación
El proceso en Francia
En España
El procedimiento civil alemán
El procedimiento en ptusia
Ámbito de vigencia del principio
Prueba documental
En las alegaciones
Derecho angíoamericano
Desarrollo de la inmediación en la actualidad
Procesos de raigambre hispánica
La Ordenanza Procesal Civil alemana
El proceso civil en Austria
El nuevo proceso civil italiano
El proceso civil brasileño
-•
-•
45
45
45
46
46
46
47
48
50
50
51
52
52
53
55
55
55
57
58
60
CAPÍTULO V I
LA INMEDIACIÓN. SU RELACIÓN CON LOS
PRINCIPIOS DE ORALIDAD, CONCENTRACIÓN
Y B1LATERAL1DAD
73. Las vinculaciones del principio
63
X
ÍNDICE
!. Oraltdad
74.
75.
76.
77.
78.
79.
80.
81.
Tipos de procedimiento
Sus diferencias
La escritura
La oralídad
Oraiidad e inmediación
En la recepción de las pruebas y alegaciones
Identidad y permanencia del juez
Oraiidad al servicio de la inmediación
2,
82.
83.
84.
85.
•
64
65
65
67
69
69
71
71
Concentración
Concepto; finalidades
Concentración en beneficio de la inmediación
Inmediación en beneficio de la celeridad
Celeridad, concentración, oraiidad
72
73
74
75
3. Bilateralidad
86.
87.
88.
89.
90.
Concepto
Vinculaciones
En los alegatos
En las pruebas
En el proceso penal
76
77
77
79
79
CAPÍTULO VII
DISTINTOS ASPECTOS DE LA INMEDIACIÓN EN
E L PROCESO CIVIL
91. Noción preliminar
81
1. Respecto de las alegaciones
92.
93.
94.
95.
Ámbito de aplicación. Sectores implicados
En las cuestiones de hecho
En las cuestiones de derecho
En la relación de los litigantes
-•
81
82
83
84
2. Respecto de las pruebas
96. Su importancia fundamental
97. La prueba en el proceso civil. Concepto
85
85
ÍNDICE
XI
98. Opiniones doctrinales
99. Diferencia con ia prueba penal
100. Diversos sentidos; clasificación
a) Sentido
I0J.
102.
103.
104.
105.
!06.
o
objetivo
o
90
91
91
92
93
93
material
Concepto; admisión
Prueba directa. Percepción
Prueba indirecta. Representación
Prueba por inducción
Eficacia decreciente de los medios de prueba
Corolarios
3. Inmediación
86
88
90
formal
Concepto
Medios de prueba. Reconocimiento judicial
Prueba instrumental
Declaraciones confesorias y testimoniales
Prueba pericia!
Conclusión
bj Sentido
107.
108
!09.
110.
111.
112.
subjetivo
...
93
94
95
96
97
98
en el tiempo
113. Concepto y eficacia
98
PARTE TERCERA
EL
PRINCIPIO
EN
LOS DIVERSOS
CÓDIGOS
CAPÍTULO VIII
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES
ARGENTINAS
114. Itinerario
103
1. Código de Procedimientos en Materia Civil y
Comercial de la Capital Federal
115.
116.
117.
118.
Antecedentes filiatorios
Panorama general
Conciliación
Actuaciones de prueba. Testimonial
104
104
105
106
XII
119.
¡20.
121.
122.
123.
Í N D I C E
Absolución de posiciones
Prueba instrumental
Intervención de! juez
Esbozo de oraiidad en segunda instancia
Oraiidad e inmediación en los juicios especiales
107
109
!09
109
110
2. La inmediación en las leyes de reforma del Código
Procesal Civil de la Capital Federal
124.
¡25.
126.
127.
128.
129.
130.
131.
132.
Ley 14.237. Antecedentes y principios
Disposiciones fundamentales
Incidencia del decreto-ley 23.398/56
El juez director del proceso
Importancia de una norma suprimida
La fijación de los hechos controvertidos
Augurios y justificaciones
El fracaso de un buen propósito
Concentración de prueba testimonial. Abandono de !a inmediación
133. El juicio de insania. Actuación del juez
134. Trascendencia de la resolución
111
113
114
115
117
117
118
119
120
12!
122
3. La inmediación en la ley 50, de Procedimientos
ante la Justicia Federal
135. Antecedentes y principios
136. Normas que regulan alegatos orales
137. Disposiciones que afirman la inmediación en ia recepción
de las pruebas
138. Propósitos y resultados
124
124
126
127
4. El principio en la ley Ji.924, de Procedimiento
en la Justicia Nacional de Paz
139.
140.
141.
142.
143.
Regulaciones de la primitiva ley
Finalidades del legislador
Experiencias y resultados
Incidencia de las leyes de reforma
Epilogo legalista
128
130
130
132
134
5. La inmediación en la justicia laboral de
la Capital Federal
144. Justificación
145. Características de! sistema legal
134
135
ÍNDICE
146.
147.
148.
149.
Disposiciones de nuestro interés
Mérito práctico de la regulación. Alegaciones
Pruebas
Problema y solución
XIII
.
•••
136
137
139
139
CAPÍTULO I X
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES
ARGENTINAS (continuación)
150. Advertencia metódica
141
6. "Proyecto Lascano"
151.
152.
153.
154.
155.
Fuentes y perspectivas
Lincamientos
Juicio oral
Procedimiento escrito
Empeño en afirmar la intervención del juez
141
143
143
144
144
7. "Proyecto Podetti"
156.
157.
158.
159.
160.
161.
Aclaración
Orientaciones modernas
Estructura del proyecto
El proceso ordinario
Justicia de paz y juicio oral
Consideraciones finales
146
147
148
149
151
153
8. La inmediación en el Código Procesal Civil
de la provincia de Jujuy
162163.
164.
165.
166.
Antecedentes
Tipos de proceso
Principios adoptados
Soluciones arbitradas
Acotación
154
155
155
156
157
9. En el Código de Procedimientos en lo Civil y
Comercial de la provincia de La Rioja
167. Avanzada legislación; sus lineamientos
168. Poderes de! juez
169. Normas que aseguran la inmediación
157
159
160
ÍNDICE
XIV
170.
171.
172.
173.
174.
Proceso oral
Proceso escrito. El juez, de instrucción
Crítica
Desarrollo del juicio oral
Resultados
Í61
161
163
163
164
10. En la Ley Orgánica y de Procedimientos de los
Tribunales del Trabajo de la provincia
de Buenos Aires
175.
176.
177178.
179
Aclaración
El procedimiento
Ratificación del principio
Experiencia del juicio oral
Un problema de organización
164
165
166
167
168
PARTE CUARTA
CONSIDERACIONES
FINALES
CAPÍTULO X
CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS
180. Nuestro objetivo
181. Conclusiones
171
171
perspectivas
182. Impulsos reformistas
183. Proyecto de Código Procesal Civil para la justicia Nacional
184. Reforma procesal penai
174
174
176
PARTE QUINTA
LAS MÁS R E C I E N T E S
PRINCIPIO
APLICACIONES
DE INMEDIACIÓN
NUESTRO
DEL
EN
PAÍS
185. El avance irreversible de la ciencia del proceso
179
ÍNDICE
XV
1. Procedimiento contencioso tributario.
El Tribunal Fiscal
186.
187.
188.
189.
190.
¡91.
192.
193.
Implantación
Principios consagrados
Disposiciones relativas al tema. Ubicuidad del Tribunal
Inmediación y bilateralidad
Depuración. Acuerdos procesales
intervención de las panes en la sustanciación de la prueba
Cierre de la instrucción
Vista de la cansa
180
181
181
182
183
184
184
185
2. Código Procesal Civil y Comercial de la
provincia de Santa Fe
194.
195.
196.
197198
199.
200.
201.
Ubicación
La intervención personal del juez
Poderes al servicio de la jurisdicción
Trámite escrito
El juicio oral
Normas comunes
Trámite del proceso oral
Perspectiva
186
187
187
188
188
189
189
191
3. La inmediación reflejada a través de
un fallo judicial
202. Noticia
203. Un voto singular
204. Comentario
191
192
193
BIBLIOGRAFÍA
195
P A R T E PRIMERA
INMEDIACIÓN
2 - Ei8»er.
Y
JUSTICIA
CAPÍTULO I
INTRODUCCIÓN
1. NUESTRA LEGISLACIÓN I'ROCESAL. — Q u i e n fue e x i m i o
maestro del derecho procesa!, el d o c t o r DAVID LASCANO, al
comenzar la " E x p o s i c i ó n de M o t i v o s " de su siempre recordado " P r o y e c t o de Código de P r o c e d i m i e n t o Civil y C o m e r c i a l " elaborado en el Instituto d e Altos Estudios J u r í d i c o s
de la F a c u l t a d de Ciencias J u r í d i c a s y Sociales de la Universidad Nacional de L a P l a t a , nos dice: " D i f í c i l m e n t e se enc o n t r a r á e n t r e nosotros una legislación más a c e r b a m e n t e criticada que la procesal.
1
" E n la cátedra, en el libro y en la prensa se ha reclamado
con insistencia la r e f o r m a ; y son m u c h o s los proyectos que
para conseguirlo lian preparado particulares y legisladores.
Sin e m b a r g o , nada se ha c a m b i a d o en definitiva.
" E l f e n ó m e n o es curioso pero perfectamente explicable.
Las leyes de p r o c e d i m i e n t o están, más q u e n i n g u n a otra, en
c o n t a c t o directo con el pueblo, y p o r esa razón, éste percibe
más fácilmente sus inconvenientes a u n q u e n o alcance a precisar sus defectos. De ahí q u e sean m u c h o s los habilitados para
r e c l a m a r la r e f o r m a , y muy pocos los capacitados para llevarla a cabo, c o m o que n o es obra de crítica sino de construcción. Ella corresponde a los técnicos y especializados, y
a u n así, éstos n o siempre aciertan a formular reglas que sai "Con el Proyecto La'tano se abre una etapa en la lalxir codificadora. y no
solo argentina, sino con mucha mis amplitud, de tos países <le nuestra lengua:
sabe aplicar siempre el concepto adecuado v decir la palabra acertada". SANTIAGO
SF.VTÍS MELENDO, en El proceso civil. Estudio de la reforma procesal
argentina,
Frlirioncs Jurídicas F.urfwa-^rnérir;'. Bueno* Aiie'. 1957. [i. 32.
4
INMEDIACIÓN Y JUSTICIA
tisfagan las exigencias efectivas del medio para q u e están
destinadas"-.
2. LA AUSENCIA DEL JUEZ. — E n t r e los múltiples defectos
que la intuición p o p u l a r señala con énfasis, algo de ironía y
m a r c a d o escepticismo, respecto de nuestro viejo proceso civil c o n f o r m e se le aprecia a través del mecanismo vivo de la
justicia, se halla en p r i m e r lugar la inexplicable ausencia corporal del magistrado, el principal actor y director del debate
confiado a su solución.
3. LA ILUSIÓN n E L LITIGANTE. — Efectivamente, si acudimos al litigante novicio, aquel que por primera vez tendrá
q u e o c u r r i r a los respetables estrados de la justicia para hacer
valer sus razones o solicitar el r e c o n o c i m i e n t o formal de sus
derechos, veremos c ó m o vive la impaciencia de su p r ó x i m o
e n c u e n t r o con el juez. Espera con natural ansiedad el m o m e n to en que enrostrará a su adversario su maldad o felonía en
presencia del propio magistrado, ante quien pondrá a aquél
"al d e s c u b i e r t o " a! e x h i b i r a la vez que sus firmes argumentos la actitud, convicta o evasiva, de su c o n t r i n c a n t e . . .
4. LA ANSIEDAD DEL TESTIGO. — P o r su parte, quien ha
sido citado en calidad de testigo a una audiencia en j u i c i o civil, si n o h u b o d e s e m p e ñ a d o ya con anterioridad dicha carga
pública, tiene la ineludible certeza d e que será puesto frente
al magistrado en un solemne recinto, donde, después de recibirle formales j u r a m e n t o s , será interrogado por aquél sobre
los hechos que conoce con relación a la causa, a la vez que le
observará con atención para entrever la sinceridad de sus respuestas a través de sus facciones, sus actitudes o su voz. . . N o
duda de que se le harán preguntas r e q u i r i e n d o aclaración o
explicación de sus dichos; de q u e posiblemente será enfren3 Obras del Instituto de Altos Estudios Jurídicos, edición oficial, t. m, p. 19,
año 1935. Según SENTÍS MELENDO, ya es imposible conseguir dicha edición. Por
ello fue reproducida en ¡a "Revista de Derecho Procesa!", año xti (1954), segunda parte, ps. 105 y ss. Nosotros tuvimos oportunidad de obtenerla en una
libreiía ile ocasión.
INTRODUCCIÓN
5
tado con las partes a c u y a conducta se refiere su testimonio,
o careado con otros testigos q u e n o hubieran coincidido con
él en la versión de los hechos. Y de n i n g u n a m a n e r a se imagina que todo ello pudiera o c u r r i r si n o es c o n la asistencia
y en presencia del juez de la causa, quien llevará personalmente la dirección d e tan i m p o r t a n t e suceso. . .
5. E L ABOGADO NOVEL. — Y el mismo abogado recién egresado de la F a c u l t a d de D e r e c h o , si carece de práctica tribunalicia, pese a conocer p o r sus estudios que el p r o c e d i m i e n t o
civil vigente en la Capital Federal y la m a y o r parte de las
provincias argentinas, es p r e d o m i n a n t e m e n t e escrito, tiene la
noción de q u e al menos —doctrinalmente, p o r supuesto— las
audiencias de prueba se celebran con intervención necesaria
del magistrado,
y de q u e allí sí le será posible " v e r " c ó m o
actúa y se desempeña tan alto funcionario; y si la ocasión lo
permite, e x p o n e r ante él, o r a l m e n t e , las oposiciones o tachas
que el decurso d e las pruebas aconsejen.
6. E L INESPERADO EPÍLOGO. — T o d o s sabemos c ó m o termina la p r i m e r a parte de este relato y conocemos la desazón o
desconcierto q u e sufrirán sus personajes c u a n d o comparezcan
al escenario judicial. El litigante n o será " o í d o " por el juez
ni podrá evidenciar a n t e él, c o m o se lo proponía —con la
demostración viva de las razones y los hechos—, la verdad de
sus afirmaciones o la falacia de las del adversario o testigos.
Éstos verán con pena —y tal vez con alivio— q u e el principal
m o t i v o de sus preocupaciones era infundado, ya que el magistrado n o ha estado presente para recibir sus dichos y fiscalizarlos con su penetración y juicio.
El abogado r e c i b i r á su bautismo de fuego. Ya, desde enlonces, sabrá q u e e n t r e el juez y los anónimos personajes del
proceso hay una b a r r e r a i n f r a n q u e a b l e . . . Y si p r e t e n d i e r a
acercarse al despacho del magistrado para dar una explicación, pedir una aclaración o disipar un malentendido, entonces, a través de la fría respuesta, sabrá que ha sido imprudente al q u e r e r q u e b r a n t a r la pura imparcialidad del juzgador o ta solemne q u i e t u d del a p o s e n t o . . .
INMEDIACIÓN Y JUSTICIA
6
7. E L PROBLEMA. — Esto es algo de lo m u c h o que ve el
pueblo en el engranaje vivo del proceso. Esto es lo que ha inspirado el t e m a del presente trabajo.
C l a r o q u e no se trata de una novedad. Sólo se p r o c u r a
decir, una vez más, con el m a y o r acopio posible de razones,
lo que de n i n g ú n m o d o debe ignorarse; y menos aún silenciarse.
El distinguido profesor y magistrado doctor JOSÉ SARTORIO, refiriéndose a la justicia federal en términos que pueden extenderse a la de casi todos los fueros, nos dice: " P u e d e
contarse c o m o excepcional el caso del juez que tenga noticias,
así sean relativas, sobre la generalidad de los juicios de su
despacho, y q u e intervenga personalmente en las audiencias,
siquiera en las de cierta i m p o r t a n c i a " .
3
Se preguntaba el Dr. LASCANO en la mencionada Exposición de Motivos de su p r o y e c t o : "¿Se conseguirá el anhelado
perfeccionamiento de la justicia con sólo modificar el procedimiento vigente? L a ley q u e establece la.s normas q u e deben
regir en la tramitación de los juicios ¿es la única causante de
los defectos q u e se atribuyen a la administración judicial? H a y
quienes piensan q u e n o ; que el mal está en los hombres. Son
los encargados de aplicar la ley, se dice, los q u e íá~desnáturalizan violentando sus preceptos o t o r c i e n d o sus mandatos. C o n
buenos jueces, agregan, podrán subsistir sin grave perjuicio,
las normas actuales".
4
El r e l c r i d o autor, sin cargar todo el peso de la responsabilidad en Jos hombres, reconoce q u e además de los defectos
inherentes a la ley procesal, parte de los inconvenientes radican en la forma de designación de los jueces y en la organización judicial vigente.
Y es evidente q u e el nial se origina en una —llamémosle
así— culpa c o n c u r r e n t e de la ley y de los sujetos llamados a
aplicarla.
Jci-t SAFtrc-Rio. De la ptuebn de testigos en
' mi de jurisprudencia Argentina. 19-15. p. 109.
* Op. ctt . |i. 30.
s
el procedimiento
federal,
edi-
INTRODUCCIÓN
7
8. EL, TEMA DE NUESTRO ESTUDIO. — A q u í nos vamos a ocup a r d e ! principio de " i n m e d i a c i ó n " , cuya vigencia es, puede
decirse, imprescindible para el logro de una mejor justicia.
Sabemos q u e la ley procesal civil de la Capital de la República, pese a las reformas incorporadas al Código o imperantes fuera d e él, es insuficiente para asegurar la realización de tal principio. Éste exige c impone un c o n t a c t o dir e c t o —sin intermediarios— e n t r e el juez y las partes y e n t r e
aquél y los medios de prueba.
El juez debe recibir en forma inmediata las alegaciones
de las partes, c o m o así recoger personalmente las aportaciones probatorias: conociendo de un m o d o íntimo y permanente el materia! de la causa y el estado de] proceso desde
el comienzo hasta el fin.
L a ley 5 0 , que rige los procedimientos ante la justicia
federal, incluye normas que v i n u a l m e n t e imponen tal vinculación y c o n o c i m i e n t o directos. Pese a ello, los hechos lian
llevado al m e n c i o n a d o estudioso de dicha ley, a esta reflexión:
"¿Se c u m p l e , en la realidad, esta inmediación? O t r a vez.
c o m o ya tantas, tenemos el penoso deber de descubrir u n a
nueva irregularidad del procedimiento, una verdadera conculcación de la ley por sus propios órganos ejecutivos. Bien
conocemos la disculpa del excesivo trabajo que impide al
juez la atención personal de los asuntos; pero si ello es valed e r o para algunos juzgados, c o m o los de la Capital F e d e r a l ,
no lo es para todos, y sin e m b a r g o , según nuestras investigaciones, en casi todos existe la c o s t u m b r e de delegar las
funciones del juez en los empleados, en orden que liega has^
ta los escribientes"*.
L a más colorida y simple demostración de lo que quiere
el p r i n c i p i o d e inmediación nos la suministra con su brillante estilo el gran procesalista italiano que fue PIERO CAI.AMANHREI, en su p e q u e ñ o y agudo libro De las buenas relaciones entre los jueces y los abogados'', el cual, si bien ana•• JOSÉ SARTORIO, op ni., p 109 En igual semillo se c\piesa en su oliva E\Cgélka la h'x fO T.E.A . Buenos Altes, 1955, '¿" edición, p. 50.
> PitRO O I A M A M I R E I , De las buenas relaciones entre los ¡uccfi y los abor
8
INMEDIACIÓN Y JUSTICIA
liza sólo un aspecto del problema, el referente a la relación
inmediata que debe producirse e n t r e juez y partes con motivo de sus alegaciones y peticiones —no de la p r u e b a misma—, nos p e r m i t e m e d i t a r p l a c e n t e r a m e n t e sobre el t e m a
al poner de relieve las ventajas que en tal sentido se procuraban o b t e n e r en el n u e v o código procesal d e su p a t r i a .
1
Este tema de la " i n m e d i a c i ó n " es de s u m a i m p o r t a n c i a
para la disciplina del d e r e c h o procesal y merece un desarrollo consciente y d e t e n i d o , u b i c á n d o l o en la d o c t r i n a del proceso, en la elaboración de ios autores y en su cristalización
más o m e n o s afortunada en los diversos códigos y leyes de
la materia.
gados en el nuevo proceso civil. Editorial Depalma, Buenos Aires, 1943, traducción de Santiago Sentís Metendo.
A nuestro parecer, ¡a opinión más aguda aunque simple sobre el problema,
es la que CALAMAXDREI pone en labios de su personaje "el ingenuo" i'ps. 18
\ 191, quien nos relata su creemia virgen sobre la justicia antes de haher tenido
que véiselas frente a ella en MI ptimei entiicnlro. Dirigiéndose a sus amibos,
jueces y abogados, en el colurmio que suse de ex<us¿ al tema, ditc asi- " . . . A n tes de ¡a experiencia que me ha abierto los ojos, había ricído siempre que también en los procesos, el modo mejor para hacer valer las propias rajones, seria
el que seguimos nosotros en los negocios, cuando nos parece que las gestiones
seguidas por correspondencia van con demasiada lentitud: en este caro, nosotros,
¡jenle prailka. sabernos que. pala superar torios ios obstáculos \ todas las dudas,
no ha\ nada mejor que quitar de en medio los inteimediarlos v el pape! esculo, y tomar el primer tren, o el piimcr aeroplano, icndo a tratar el asunto
personalmente; quienquiera que v a \ a . . . Con un cuarto de hora de coloquio se
adelanta mas que con un mes de gestiones epistolares: aun cuando n<i se llegue
a entenderse inmediatamente, se consigue siempie encontrar el nudo de la cues
luí»; que es tanto como haber licclti) miis de la mitad del camino hacia el
ai nerdo.
"Pues bien, yo (reía ingenuamente que en fos juicios se bacía lo mismo:
ir personalmente al juez, encontrarse cara a (ara con i-i parte contraria, exponer las propias razones, contestar a las objeciones, poner los punco) sobre las
íes.,
i disponerle a oír la sentencia. Cuino se hace con el médico: que cuando
le h;i interrogado bien \ escuchado y c r i m i n a d o por lodos lados. le dice, en 5a
mi>ma sesión, de qué mueilc debes morir".
' Según SENTÍS MELENDO, El proieso civil, p. J11 {nota 2-1). "todo el libro
de C.ALA\IA\I)RE( De las buenas relaciones entre los jueces y los abogados, parece
tin canto a la inmediación: pero ¡i la inmediación practicada a tca'és del juez
instiiulor -de plano et sme slrepilu iadicii*; que ciuicrc decir en el lenguaje de
hoi «todos sentados a la misma mesa-".
CAPÍTULO II
LA
FUNCIÓN
JURISDICCIONAL
Y EL
PROCESO
9. CONCEPTO DE LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL ot-.i. ESTADO. — E n t r e las funciones del Estado m o d e r n o , una de las
más vitales y delicadas es aquella de administrar justicia.
E n toda c o m u n i d a d j u r í d i c a m e n t e organizada, los individuos particulares se ven privados de resolver por m a n o propia sus reivindicaciones frente a la resistencia u oposición
de los terceros.
C o m o dice ALSINA, " c u a n d o las personas c o n f o r m a n su
c o n d u c t a en sus relaciones jurídicas a los preceptos de la
ley, ninguna alteración se p r o d u c e y se dice entonces que
la n o r m a se c u m p l e p o r el solo i m p e r i o de su fuerza m o r a l .
P e r o en caso contrario, es decir, c u a n d o a la pretcnsión de
u n a p a r t e se o p o n e la resistencia de otra, sea p o r q u e se niegue su legitimidad o p o r q u e contra ella se alegue una pretensión contraria, se p r o d u c e un estado de litis o controversia" .
8
C u a n d o ese conflicto —que n o puede resolverse por la
fuerza, q u e está proscrita— n o se soluciona por la sumisión
voluntaria de alguna de las partes a la otra, o p o r un acuerdo e q u i l i b r a d o de voluntades m e d i a n t e transacción, es necesaria la intervención del Estado, q u e p o r medio de sus órganos especializados resuelve la contienda y decide conforme
a la ley restableciendo el orden j u r í d i c o alterado por la resistencia injusta; asegurando a quien tenía razón, el goce
de su d e r e c h o en forma definitiva.
» Huí,» ALMNA, Tratado teórico práctico de drircho
cia!, C o m p a ñ u Argentina de Editores, 1941, t. i, p. 31.
procesal
i.n>il y
comer-
10
INMEDIACIÓN Y JCSTICIA
En esto consiste, en esencia, la función jurisdiccional del
Estado.
" E s función propia del Estado m o d e r n o administrar justicia para q u e los ciudadanos puedan reclamar ante ella la
aplicación de la ley e n c u a n t o garante un bien, y c o n ese
objeto se h a n creado órganos apropiados y fijado las reglas
que éstos deben a p l i c a r " , ha dicho TOMÁS |OFRL'*.
T a ! actividad —la de aplicación de la ley— se c u m p l e por
intermedio d e ! P o d e r judicial, una de las tres ramas del
poder público instituido p o r la soberanía del pueblo en los
regímenes republicanos.
Los jueces o tribunales q u e ejercitan en n o m b r e del Estado dicha función, sólo declaran y hacen c u m p l i r el derecho en los casos particulares sometidos a su decisión. X o
dictan normas abstractas o generales d e derecho, pues ésa
n o es su potestad sino la del legislador.
C i e r t o es q u e la jurisprudencia es considerada fuente integrativa del derecho, pero su valor es secundario frente al
de la ley m e d i a n t e la cual la voluntad del p u e b l o se expresa en forma deliberada y consciente. Más bien se trata de
una actividad c o m p l e m e n t a r i a c o n relación a la legislativa,
ya q u e m e d i a n t e aquélla se hace efectiva la voluntad soberana contenida en la ley.
"Sólo interviene la justicia para resolver los casos concretos individuales o colectivos sometidos al proceso. Si fuera de instancia sienta un principio o hace u n a declaración
abstracta de derecho, sale de su esfera propia e invade los
dominios d e ! legislador"'".
L a función jurisdiccional se manifiesta en su m o m e n t o
c u l m i n a n t e , cristalizando e n la sentencia, q u e es el acto de
autoridad del Estado m e d i a n t e el cual se resuelve c o n carácter definitivo una controversia e n t r e partes, un conflicto de
intereses. Y c o m o dicha sentencia, una ve? firme, se fortalece y consolida c o n su autoridad de "cosa juzgada" —que
'• I IIM ís
Jomé, Mnmial
de fímcedinnrmo
hiliiorial
" L a Lev", 1911, I i
r i3
'•" S ' L I M I O R DF. L\ COLINA. Derecha
H uanc
Bs. A u n . 1915 y. i. p. 17.
i
Icgislaaiiii
piocesal.
2» e d i c i ó n .
}.
I.a-
LA
FUNCIÓN
IIJRíSDiCClONAL
Y
EL
PROCESO
11
impide ia reanudación del debate y se arma de fuerza ejec u t o r i a — en virtud de la cuai el poder del Estado se pone al
servicio del vencedor para asegurarle el goce de su derecho
con el sometimiento compulsivo del vencido, se dice que la
sentencia es c o m o la ley del caso concreto, la lex singitlaris,
la n o r m a individualizada.
Es necesario recordar q u e el c o n c e p t o de "conflicto de
intereses" c o n q u e se indica el contenido del proceso y. p o r
lo tanto, de la función jurisdiccional, n o se limita a los comunes casos de contiendas acaecidas p o r la resistencia del obligado a satisfacer la prestación debida o por el desconocim i e n t o activo de un derecho ajeno impidiendo su goce.
A c t u a l m e n t e , ya no se discute que e n t r e las manifestaciones de la actividad jurisdiccional está aquella p o r la cual
el órgano se limita a declarar la existencia o inexistencia
o los alcances de un d e r e c h o q u e pudiera asistir al peticionante, en el caso c o n c r e t o motivo de su preocupación justificada.
" E l c o n c e p t o de conflicto de intereses —nos dice el desaparecido maestro EDUARDO J . COUTURE— ha venido a sufrir una especie de p r o l o n g a t i ó n hacia aquellos casos en
que el titular de un d e r e c h o carece de ios medios q u e le
aseguren su pacífico g o c e " .
11
10. E L PROCESO. — L a función jurisdiccional se c u m p l e
específicamente en y a través del proceso. F.s en éste donde
se ejercitan los poderes jurídicos del juez y de las partes y
donde se producirá la sentencia q u e ponga fin a la controversia o a la duda y declare el d e r e c h o q u e debe aplicarse
en el caso concreto, asegurando a alguien el goce de un
"bien de la vida", c o m o ha dicho CHÍOVENDA.
Según COUTURE, el proceso "es un método de debate
cuyo fin es solucionar un conflicto de intereses p o r acto de
autoridad" .
11
' i ERI.AHKO j . COUTLBE, Fundam en {os de derecho
Editorial Ucpülma, Buenos Aires, 195!, yi 217.
12 Op. cil., ps. 4 y 57.
procesal
civil, 2 ' edición.
12
INMEDIACIÓN Y JUSTICIA
í. Los fines
del
proceso
11. DISTINTOS ENFOQUES. — L a idea de proceso en sentido j u r í d i c o es teleológica. Ella está determinada por el rec o n o c i m i e n t o y persecución de sus propios fines. C o m o dijimos antes, el proceso persigue d i r i m i r el conflicto de intereses sometido a los órganos d e la jurisdicción. P e r o este fin
es t a n t o privado c o m o público, ya que satisface a la vez q u e
el interés individual discutido en el litigio, cuya tutela se
demanda, el s u p r e m o interés de la sociedad, que p r o c u r a
con aquél asegurar la vigencia plena d e ! derecho, del orden
y d e la paz social.
Según cual fuera la posición política o filosófica del intérprete, así resultará el énfasis que se ponga sobre las finalidades y funciones públicas o privadas de! proceso y aun
del d e r e c h o en general.
12. FINES PRIVADOS. — P a r a quienes conciben q u e el Estado, c o m o así el derecho, es sólo creación del pueblo para
servir a las necesidades y aspiraciones de los individuos, el
proceso tiene un fin p r i m o r d i a l m e n t e privado: asegurar el
d e r e c h o de la persona, tutelar su interés legítimo, hacerle
justicia restableciendo el goce de su derecho desconocido o
lesionado. Y ello n o sólo para el actor, sino también para el
d e m a n d a d o q u e r e c l a m a del Estado la misma tutela asegur a n d o su m e j o r defensa a fin de q u e se le absuelva d e toda
imputación o pretensión injusta con que fuera perseguido.
Y es evidente que el individuo logra mediante el proceso
—al menos esto es lo que se p r o c u r a — la protección de su
individualidad m e d i a n t e la declaración y tutela de ÍUS derechos.
13. FINES PÚBLICOS. — C l a r o está que el proceso sirve de
igual m o d o a ios intereses generales de la colectividad a! obtener la conservación del orden jurídico, la a r m o n í a y el
sosiego de la c o m u n i d a d .
LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL Y EL PROCESO
13
P e r o hay quienes afirman —como io recuerda COUTURE
citando a ADOLFO SCHONKE — q u e " p a r a el proceso civil
c o m o institución, está en p r i m e r lugar el interés de la colectividad, ya q u e sus fines son la realización del d e r e c h o y el
afianzamiento de la paz jurídica. El particular puede o c u p a r
el tiempo y las energías de los tribunales estatales solamente
y en tanto q u e para él exista la necesidad d e tutela jurídica".
13
/
1 4 . CONJUGACIÓN. — C o m p a r t i m o s la opinión de q u e el
interés social d e ! proceso n o precede ni es superior al interés privado que llevó a su p r o m o c i ó n . El interés de la colectividad o del Estado, respecto del proceso, n o es de mayor
j e r a r q u í a q u e la suma de los intereses individuales tutelados.
Ambos se hallan en un mismo grado de valor. L a trascendencia social del proceso está más q u e nada impresa por el
hecho de que éste es el i n s t r u m e n t o capaz de asegurar la
continuidad y vigencia del derecho, su afianzamiento y su
progreso m e d i a n t e su exposición diaria a los rigores del medio social que está destinado a satisfacer.
2. La eficacia
del
proceso
1 5 . LA BÚSQUEDA DE "LA VERDAD". — T a m b i é n COUTURE
nos d i c e que c o n t e m p l a d o en su forma, en los elementos
q u e lo constituyen, " e l proceso civil es un c o n j u n t o de actos
de debate m e d i a n t e los cuales se p r o c u r a llegar a la v e r d a d " .
Esto último, de la " v e r d a d " , c o m o una de las finalidades
prácticas del proceso civil, es ya m a t e r i a muy controvertida
y necesita de un minucioso análisis a la luz d e sus varias
posibilidades conceptuales.
E n rigor, n o pareciera que el proceso persigue el logro o
la declaración de la " v e r d a d " . E ! proceso tiene fines prácticos, y !a suprema aspiración de c o n o c e r la absoluta realidad de los hechos no está e n t r e sus propósitos finales, ya q u e
la función jurisdiccional debe tenerse por bien prestada y
14
is Op. cit., p. 94.
n Op. cit.. p s.
11
INMEDIACIÓN Y JUSTICIA
cumplida c u a n d o se ha conseguido d i r i m i r un conflicto d e
intereses o disipado un estado de i n c e r t i d u m b r c jurídica
respecto de un sujeto, m e d i a n t e la declaración del d e r e c h o
en el caso c o n c r e t o y la protección oficial d e su pacífico
goce a su titular.
P e r o si bien el c o n o c i m i e n t o de la verdad n o es un fin
del proceso, en c i e r t o m o d o es un medio necesario para el
más eficaz c u m p l i m i e n t o de sus propios fines.
l(i. E L FALLO JUSTO. — E l fallo justo es u n a aspiración
del Estado y de la misma colectividad, que ve en el d e r e c h o
un constante q u e h a c e r en pos de ios valores de la justicia.
P a r a que el fallo sea intrínsecamente justo es necesario
que la n o r m a jurídica aplicada sea bien escogida, y que ella
misma —fuera de su legalidad formal— conforme al sentim i e n t o de justicia innato en el pueblo.
Si la sentencia no aplicare la n o r m a debida, ella será
ilegal, es decir, no ajustada a derecho. Si, por el c o n t r a r i o ,
la ley que fundamenta el fallo fuera la q u e corresponde al
supuesto de hecho, pero tal ley no satisface las aspiraciones
de justicia y equidad, en ta! caso podrá decirse que estamos
frente a una sentencia legal pero n o frente a una sentencia
justa.
Ello no impedirá, claro está, q u e la sentencia ajustada a
derecho sea válida en c u a n t o tal, ya q u e no le es d a d o a los
jueces apartarse de los mandatos de la ley p o r n o hallarlos
justos o equitativos. Los jueces n o pueden juzgar de la bondad de las leyes para aplicarlas o no según sus virtudes; y
siendo aquéllas claras en su fórmula, deben ser necesariam e n t e impuestas al caso que eüas c o m p r e n d e n .
Además, el fallo justo sólo lo es c u a n d o los hechos q u e
da por existentes, han sido y o c u r r i d o ta! c o m o el juez los
da p o r producidos.
Si los actos, hechos o circunstancias que se discuten en el
proceso han acaecido del mismo m o d o según el cual el juzgador se los representa en el m o m e n t o de p r o n u n c i a r la sentencia, entonces podemos afirmar que ésta será justa —fuera
de ser legal—; y, por el c o n t r a r i o , c u a n t o más se aleje la
LA
JUNCIÓN
JURISDICCIONAL
Y
EL
PROCESO
!5
convicción del juez, respecto de los hechos, de los reales sucesos, tanto más aquélla i m p o n d r á soluciones injustas que
frustrarán la esperanza y confianza del p u e b l o respecto de
los órganos instituidos para velar por sus derechos.
¡ 7 . VERDAD V JUSTICIA. — De lo d i c h o deducimos q u e el
proceso civil, si bien n o persigue la averiguación de la verdad sino la sanción del fallo que d i r i m a un conflicto de intereses del m o d o más justo posible, será t a n t o más eficaz y perfecto c u a n t o con más seguridad logre el c o n o c i m i e n t o de la
verdad con relación a los hechos que se discuten.
El proceso debe, pues, organizarse y estructurarse de
m o d o tal que a través de sus medios de verificación y debate
logre alcanzar la certeza del juzgador, coincidente, de ser
posible, con la verdad de los acontecimientos representados;
y a la vez, con ella, la justa definición de la litis.
Decíamos que n o es fin del proceso —al menos del proceso civil— la averiguación de la verdad.
P o r verdad debe entenderse la absoluta correspondencia
e n t r e una cosa o un h e c h o y la idea o c o n c e p t o que d e ellos
nos hemos formado. GARCÍA MÓRENTE —citado por ALSIN A - nos enseña en lecciones
preliminares
de
filosofía
(p. 1 9 5 ) q u e " p a r a los realistas, el c o n o c i m i e n t o es posterior
al objeto, luego la verdad es la correspondencia de la idea
que nos hacemos de un objeto con el objeto mismo. P a r a
los idealistas, el c o n o c i m i e n t o es a n t e r i o r al objeto y por consiguiente la verdad es la c o n f o r m i d a d del pensamiento d a d o
p o r el objeto con el objeto m i s m o " .
C l a r o q u e aquí, tratándose de la verdad de los hechos
q u e se p r o c u r a alcanzar para aplicar a ellos las consecuencias de d e r e c h o q u e correspondan, el problema no sería
o t r o q u e el de llegar a c o m p r e n d e r y c o n o c e r hechos ya ocurridos o cosas q u e n o están al alcance directo o actual del juzgador, puesto que el proceso se p r o m u e v e después q u e han
o c u r r i d o los hechos motivadores d e ! conflicto. Al menos esto
es lo que sucede en la mayor parte de los casos. P o r eso es,
1s
i ! Op. cit . i. ir. p
!73.
16
INMEDIACIÓN Y JUSTICIA
quizá, q u e dice COUTURE' que " e n ia búsqueda de la verdad,
el juez actúa c o m o un verdadero historiador. . . ; el magistrado es el historiador de los hechos q u e han d a d o origen al
juicio".
P e r o el m i s m o autor, y con especial referencia al juicio
civil, tiene el buen cuidado de acotar q u e la asimilación del
juez al historiador n o será nunca completa, c o n f o r m e se tenga en c u e n t a que la prueba del juicio civil es un m o d o de
verificación y n o una investigación de la verdad. E l juez
civil n o conoce otra verdad q u e la q u e las partes le han
comunicado.
6
1 8 . VERDAD FORMAL Y VERDAD MATERIAL. — E n el proceso civil, donde rige con su mayor a m p l i t u d el principio o
m á x i m a dispositiva, son las partes quienes presentan, proponen y suministran el material de la causa en c u a n t o al
contenido y límites de la controversia, c o m o en lo q u e se
refiere a sus medios de prueba. En tal sistema, el tribunal
queda sujetado a la consideración de lo que los litigantes
han planteado ante é l " . Es p o r esto que se dice q u e en el
ie Op. cit., p. 186.
i? ROBURT H'YNEXS MILLAR, LOS principios formativos del procedimiento
civil, traducido de! ingles por la Día. Catalina Grossmann, Ediar S. A. Editores,
Bs. Aires, i945. Según WYNESS MILLAR, este principio también es conocido como
''i'erliandlungunaxime"
(liteiulmeme, "máxima de debate") o máxima de connoseisia; \ aquél, ante la falta de acierto en estas denominaciones, prefiere llamarla "principio de presen tac ion por las partes". D i s t i n g u e n este principio,
cuyo alcance ya enunciamos en el texto, del llamado "Diipositions prinzip" — ps.
64 y 65— o "principio dispositi\o", que prefiere llamar "principio de elección
dispositiva", y que para el autor implica "que las partes tienen e! pleno dominio de sus detechus malcríales y yiocesates. icAvctUiccidas, e_a U_ «íísa., v «£!W«ce_
su potestad de Ubic decisión i especio del ejercicio o no ejercicio de estos deret hos'\
En la p. 65 y nota i, leconote MILLAR que "la doctrina predominante tiende
a considerar idénticos los dos principios", y cita a JAMES GOLDSCHMIDT V STÜIN(ONAS.
Nosotros también consideramos razonable y práctico considerar que se trata
de un solo piiucipio. o en todo caso de dos aspectos o enunciaciones de é!. En
igual sentido CQUTI-RF. (op. cit., ps. 81 y 82) y ALUNA (op. cil.. t. t, p. 262);
aunque este último autor, en el lugar citado, confunde este principio con el del
"impulso de paites"; lo que es distinto, ya que aquél puede darse aun en sistemas donde el impulso procesal se ejercite de oficio en lo que se refiere a la
dinámica del proceso.
Esto último ocurre, v. gr„ en el pioceso laboral vigente en la Capital Fe-
LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL Y EL PROCESO
17
juicio civil sólo se persigue el logro de la "verdad formal",
mientras que en el proceso penal y en otros en que está interesado el orden público, lo que se busca es hallar la "verdad material" o real.
Entendemos que la "verdad", en cuanto tal, sólo puede
ser una sola, la que se identifica como "verdad material",
pero que no necesita de calificativos para su debida conceptúa lización.
En realidad, no es que haya dos "verdades" a lograr en
los distintos procesos, sino que las necesidades de verificación de los hechos son otras y de distinta intensidad.
19. LA DEMOSTRACIÓN DE LOS HECHOS EN EL PROCESO CIVIL. — En el proceso civil, con la mayor frecuencia, sólo se
discuten intereses privados que no trascienden del mero ámbito de las partes y no llegan a afectar a la comunidad. Por
eso es que se reconoce a los individuos la potestad de llevar
o no al tribunal sus demandas; de usar o no sus posibles
defensas; de limitar a su voluntad los alcances de la cuestión
sometida y de suministrar los medios de prueba que consideren necesarios o suficientes para la demostración de sus afirmaciones de hecho.
La sociedad no halla ningún interés en ampliar el campo
de la controversia juzgando sobre otras cuestiones que las
propuestas por las partes; ni considera prudente otorgar al
juez la facultad de efectuar averiguaciones por encima de
los medios de prueba ofrecidos por los litigantes. Se supone
que siendo éstos los únicos afectados por la litis, serán ellos
mismos quienes mejor se preocuparán de elegir y arrimar
al proceso los elementos de convicción.
20. E L PROCESO PENAL. — No ocurre lo mismo con los
procesos penales ni en los que se ha dado en llamar "procederal, donde rige el principio dispositivo concretado en las facultades de las par
(es para suministrar v limitar et contenido del debate y los medios de prueba,
y sin tmbargo ha sido confiado al órgano jurisdiccional el poder —también
deber— de impulsar ef cítiso del procedimiento disponiendo de oficio las m e
didas necesarias para el progreso del tramite basta lleear a la sentencia.
3 - Eisntr.
INMEDIACIÓN Y JUSTICIA
18
sos civiles penalizados" , ya que en los primeros se trata de
proteger intereses fundamentales de la comunidad afectada
intensamente por el delito y la peligrosidad potencial del
delincuente; y en los segundos, en causas como las del derecho de familia, insanias, régimen de visitas, patria potestad,
etc., se halla reconocidamente comprometido el orden público y la paz social.
18
En estos procesos, de interés público, no se consiente
que los particulares puedan limitar a su antojo el ámbito
de conocimiento y de decisión del magistrado, ya que no
puede subordinarse a las conveniencias estrechas de los particulares, la suerte de cuestiones que afectan a la vida toda
de la colectividad.
Es sólo en razón de esas diferencias de grado en la importancia del interés comprometido en unas y otras controversias, que se ha tratado de adecuar a la distinta magnitud
de tales intereses, la intensidad de la actividad procesal a
desarrollarse en busca de la "verdad".
Ya se dijo que no hay varias clases de verdad ni diversos grados de ella. No hay que proponerse tampoco la meta
ideal de alcanzar esa única y absoluta correspondencia que
se llama "verdad", por ser un propósito casi utópico para
ser alentado por juristas o funcionarios.
Sólo se trata de alcanzar un grado de certeza o de convencimiento que se halla en proporción con la diversa importancia de los intereses a tutelar.
Tratándose de las causas penales o de los procesos civiles con objetos que afectan al orden público, la actividad
jurisdiccional a desarrollarse ha de ser lo más intensa y eficaz posible. El juez, ha de tener facultades para ampliar su
conocimiento a todas las cuestiones que crea convenientes al
objeto de su indagación y para emprender una investigación de los hechos de la causa lo más penetrante y exhaustiva que fuera de lograr, en procura del mejor esclarecimiento de los sucesos ocurridos.
is SENTÍS MELENDO, op.
trií., ps.
358
y
359.
L.A FUNCIÓN JURISDICCIONAL Y EL PROCESO
19
Se buscarán los hechos aunque nadie los hubiere planteado o invocado, y respecto de los comprobados se usará de
todos los medios de prueba y verificación para llegar al mayor grado posible de convicción y certeza sobre su acaecimiento y realidad. Es decir, se averiguará la verdad , porque se la buscará hasta tener el convencimiento sincero de
haberla hallado.
19
Pero respecto de los comunes procesos civiles, e] interés
limitado de las partes no exige de la justicia la misma actividad inquisitiva arriba señalada. Basta con recoger y analizar las pruebas traídas por los interesados, y llegar mediante ellas a un grado razonable de convicción respecto de la
exactitud de lo afirmado por alguno de los litigantes.
Aquí, las necesidades del proceso a los fines de la solución de la litis se satisfacen con la simple "verificación" de
las proposiciones controvertidas, para tener por acreditados
los hechos en que se fundará la sentencia y respecto de los
cuales se aplicará el derecho que los supone fijando sus consecuencias.
De todos modos es evidente que cuanto mayor fuere el
grado de certeza y más aptos los medios para lograrlo, más
eficaz será el proceso y más justa su solución.
21. E L RIESGO DEL ERROR JUDICIAL. — El riesgo de hallarse lejos de la verdad, cuando se cree haberla alcanzado, existe en todos los procesos —humanos o judiciales—; es inherente a la naturaleza falible de los sentidos y del propio discernimiento de los hombres que intervienen en la causa, ya sea
como partes, testigos, peritos, auxiliares o jueces.
Luis RECASÉNS SICHES, en su obra Nueva filosofía de la
interpretación
del derecho ", recordando la postura del "realismo jurídico" sostenida por el profesor KARL N. LLEWELLYN, de la Universidad de Columbia y de Chicago, al enfrentar a la interpretación silogística del derecho en la
2
i» SENTÍS MELENDO, op.
cit.,
p.
174.
20 Luís RECASÉNS SICHES, Nueva fitosojia de. la interpretación
Fondo de Cultura Económica. Méjirn, Iflfifi. p. US.
del
derecho.
20
INMEDIACIÓN Y JUSTICIA
sentencia, manifiesta: "¿Qué correspondencia efectiva hay
entre la verificación de los hechos en la sentencia y la realidad auténtica de esos hechos, tal y como efectivamente ocurrieron? Esos hechos fueron filtrados primero por cada uno
de los dos abogados, a través del punto de vista que consideraban como jurídicamente relevante; fueron filtrados otra
vez a través de las normas procesales sobre la prueba, es decir, fueron filtrados a través de los medios de prueba admitidos; fueron filtrados otra vez en las conclusiones formuladas por los abogados y fueron finalmente filtrados por el
juez cuando éste redacta los «resultandos» de su sentencia.
Parece obvio que tal y como se presentan en esta última fase,
están a muchas leguas de como efectivamente ocurrieron".
22. EN BUSCA DE LA MAYOR EFICACIA. — Ante tal situación, lo que ha de procurarse, al menos, es que el proceso
sea organizado de tal modo que logre su mayor eficacia en
busca de la sentencia justa.
Si no puede impedirse la defectuosa capacidad de apreciación de los sentidos; si se reconoce que algunos hechos por
su naturaleza son de muy difícil conocimiento; si se admite que los prejuicios, la ocultación, la malicia, la reticencia
y hasta la ignorancia pueden ser otros tantos factores de perturbación en la recta solución de los juicios, lo que no podemos dejar de intentar es el mayor estudio de los medios e
instrumentos aptos para la mejor realización del proceso.
Se trata de examinar los distintos sistemas posibles para
estructurar la tramitación de las causas, descubrir los defectos que en la práctica puedan ofrecer y denunciar los graves males que se infieren a la justicia cuando ni siquiera se
cumplen las mejores previsiones de las leyes procesales por
los encargados de su aplicación en nombre del Estado.
En las páginas siguientes se enunciarán los principios formativos o rectores del proceso, para luego pasar al examen
particularizado del de "inmediación", objeto de este trabajo.
CAPÍTULO I I I
LOS PRINCIPIOS F O R M A T I V O S DEL PROCESO
23. CONCEPTO. — El anhelo general no es sólo el de obtener al cabo del proceso una sentencia justa. T a m b i é n se
persigue el logro de una justicia rápida —a más de económica— y a breve plazo; puesto que si la razón es reconocida
demasiado tarde, puede el titular del beneficio esperado o
del interés cuya protección se reclama, ver frustrado irremisiblemente su goce o menguada su eficacia.
Justicia, celeridad, economía; son los objetivos primeros
que ha de tener en vista la organización jurisdiccional.
T a n t o al organizar la justicia como al estructurar el funcionamiento de ella en el proceso, se procura hallar los medios técnicos más adecuados para obtener los resultados arriba señalados.
En todos los tiempos y países se han instituido diversos
regímenes o sistemas según los cuales se han ordenado tanto
la formación del poder judicial como el método de debate
en Ja articulación del proceso.
24. DENOMINACIONES. — Al estudiar los principios básicos o rectores que informan en general los distintos regímenes procesales, nos encontramos con que los doctrinarios
se refieren a ellos ya bajo la denominación de "sistemas",
ya la de "principios básicos o formativos del proceso".
A veces tales denominaciones indican en forma común y
coincidente las ideas rectoras que inspiran los varios métodos rituales. Otras veces se habla de sistemas o tipos para
enunciar las grandes categorías en que se diferencian los re-
INMEDIACIÓN Y JUSTICIA
22
gímenes procesales; y se alude a los "principios" como "máximas" o "propósitos" que se persigue realizar mediante la
adopción de algunos de dichos sistemas que los comprenden
y aplican en su funcionamiento.
25. ALSINA. — Entre nuestros estudiosos, ALSINA nos presenta por una parte los llamados "sistemas procesales" *, que
en principio reduce a dos fundamentales: el acusatorio y el
inquisitivo. Considera consustanciales con el sistema acusatorio a los principios de disposición de parte, contradicción,
oraiidad y publicidad. Y frente a ellos, como formando el
cortejo de los principios inherentes al sistema inquisitivo,
menciona los de intervención de oficio por el juez, secreto
en la investigación e interrogatorio, y como manifestación
aguda o patológica del sistema, la compulsión o violencia
contra el indagado.
2
El mismo autor, dentro del capítulo que dedica a los
sistemas procesales, estudia los siguientes pares de "tipos"
antagónicos: "procedimiento oral o escrito"; "publicidad o
secreto"; "jueces técnicos o jurados"; "pruebas legales o de
las libres convicciones"; "instancia única y doble instancia";
"tribunales unipersonales y colegiados".
ALSINA, al referirse a tales sistemas, los presenta desde
el punto de vista de los distintos "modos de administrar
justicia".
Luego, al examinar la "estructura del proceso" , nos dice
el maestro: "Los actos de procedimiento no se ejecutan aisladamente y sin control alguno; por el contrario, están sometidos a reglas de las que resultan su vinculación y el orden
de su ejecución. La relación procesal se desenvuelve y progresa así condicionada por principios que le dan unidad y
explican su mecanismo".
A continuación estudia "el impulso procesal", que puede
ser legal, dispositivo e inquisitivo; " l a preclusión procesal",
a la cual enfrenta el que llama "sistema o p u e s t o . . . de la
22
2'
"
Op. cit., í. I, ps. 77 y ss.
Op. cit., t. í, ps. 260 y ss.
LOS
PRINCIPIOS FOBMATIVOS DEL
23
PROCESO
unidad de v i s t a " " ; "el principio de contradicción"; la "adquisición procesal"; "el principio de inmediación"; "el principio de concentración"; " e l principio de eventualidad"
";
y por último, lo que dudosamente podrá ser tratado como
"principio", o sea ía "carga procesal".
Ésta, en todo caso, es en sí misma una institución vinculada a la vida y mecanismo del proceso, y tiene una función
instrumental además de una íntima conexión con el derecho
material debatido en la causa.
23
bí
26. JOFRÉ. — TOMÁS JOFRÉ *, al analizar "los principios
a que debe obedecer una buena ley procesal civil", recuerda
las categorías concretadas por MANZINI (Commentario
del
2
códice
di procedura
avile
del Regno
d'Italia,
t. 1, p. 10) en
los siguientes términos : "a) elección de los medios más seguros y expeditivos para investigar y descubrir la verdad y
para evitar el error (principio lógico); b) proporcionar a los
litigantes la igualdad de la controversia y la justicia en el
25
23 Entendemos que en realidad frente al sistema de la "unidad de vista" o
"unidad de la causa" íeomo lo llama WYNESS MILLAR, op. cit.. p. 98), no se halla
el principio de "preclusión" sino ei sistema de "orden consecutivo" o "división
de (a causa en fases"; sa que la preclusión sería en todo caso —aun como principio en sí mismo— un efecto o ronseeuenua de éste, sistema por el cual el proceso s e articula como dividido ver tica ¡mente en compartimientos o estadios en
cada uno d e Jos cuales deben cumplirse inexorablemente determinados actos
bajo pena de no ser posible hacerlo luego por producirse el cierre o clausura
de la etapa, o sea la "preclusión".
2 3 bis Este principio de "eventualidad" que impone la promoción simultánea de todas las defensas o excepciones posibles dentro del periodo procesa! en
que sólo pueden ser recibidas, aunque ellas fuesen contradictorias, en ngor no
se cumple por sí mismo sino dentro del sistema de "división en fases u orden
consecutivo", ya que sólo en éste existe el riesgo de perder la oportunidad de
oponer tales articulaciones: v como mejot presisión es aconsejable la acumulación de (odas las defensas ad evenltim, antes de que se proeJ«¡ca la preclusión
y no pueda tolverse atrás.
M Op. di., p. 40.
ÍS Estos mismos principios que jonut asigna a MANZINI, son a su vez atrihuidoj a " C a l d o " por el Dr. ALBFRTO PAROOV en la introducción <ie su obra que
lleva por título Comentarios al Código de Procedimientos
en lo Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe, t. i, p. io, edición J . Lajouane v Cía., Buenos
Aires, 1912.
Esta discrepancia en cuanto i la fuente de la sistematización de principios q u e estaraos glosando, halla su origen en la modalidad de algunos autoies
de afirmar como propias, ideas recogidas literalmente de otros, sin tomar el cuidado de señalar que se trata de elucubración ajena.
INMEDIACIÓN Y JUSTICIA
24
fallo (principio jurídico); c) introducir en el proceso la
máxima garantía social en los derechos con el mínimo de
sacrificio de las garantías individuales (principio político);
d) los pleitos no deben ser materia de impuestos gravosos
(principio económico)".
A estos principios agrega JOFRÉ, siguiendo a CHIOVENDA , uno más general, "que no es sino la aplicación del principio de la economía de actividad jurisdiccional, y no de los
procesos particulares tan sólo; y que tiene en cuenta todos
los juicios: conviene obtener el máximo de resultado en la
aplicación de la ley con el mínimum de desgaste de actividad
jurisdiccional (principio de economía del j u i c i o ) " .
A continuación estudia el maestro los sistemas de la única y doble instancia; los sistemas de prueba opuestos, que
llama "de las pruebas legales", y el de las "pruebas morales", que también menciona como el de "libres convicciones"; los tipos de procedimiento "oral y escrito"; y los efectos o principios que se logran en cada uno de éstos.
26
2 7 . LASCANO. — DAVID LASCANO, en la exposición de motivos de su proyecto de código procesal civil", encara el problema de los "tipos de procedimiento" que convenía adoptar en la redacción de su código. Pone especia! énfasis en
la calificación de "tipo de procedimiento" para referirse al
proceso oral frente al proceso escrito, como dos sistemas fundamentales.
Entiende por tal " n o al que ocupa más o menos la escritura o la oraiidad, sino al que ha construido un sistema orgánico sobre la base de la paiabra hablada o escrita como elemento preponderante y sustancial del proceso".
" L a doctrina —dice LASCANO— distingue el proceso oral
del proceso escrito como dos tipos opuestos con caracteres
propios. Uno y otro son comprensivos de determinados principios que regulan en forma especial el procedimiento. En
Según SENTÍS MELKMDO
{op. cit., p. 19), " J O F R É es et introductor de Gino-
VENDA en ia República Ai gen tina y ptobabl emente en Amerita", y "el fundador del derecho procesa! aigentino" (p. 2 0 ) .
2 ' Op. cit., p. 5 2 .
LOS
PRINCIPIOS FORMATIVOS DEL
PROCESO
25
el p r i m e r o , con la oraiidad, d o m i n a la concentración de la
actividad procesal en una a u d i e n c i a o en m u y pocas audiencias, la resolución es inmediata al debate, la identidad del
juez que asiste a la p r u e b a , oye a las partes y resuelve la litis,
la p r e p o n d e r a n c i a de los poderes del juez en la dirección del
juicio, la limitación de los recursos, la publicidad del procedimiento, la simplicidad de las formas, etc. E n el segundo,
con el p r o c e d i m i e n t o de la forma escrita, se dispersa y diluye en múltiples actos, el impulso procesal corresponde exclusivamente a las partes, la sustanciación del juicio es más
lenta y el juez se e n c u e n t r a más alejado de los elementos del
proceso y las formas son más abundantes y estrictas. . . L a
oraiidad y la escritura vienen a tener así la función de adjetivos, c o m o alguna vez se ha dicho, q u e califican sistemas
comprensivos de varios p r i n c i p i o s " .
28
P e r o si bien este a u t o r admite en términos generales
q u e los dos " t i p o s " distintos de p r o c e d i m i e n t o , oral o escrito, son sistemas q u e se realizan m e d i a n t e la atracción y
concreción de u n a serie de principios característicos a cada
u n o d e ellos, n o deja de señalar la posibilidad práctica d e
e n c o n t r a r " o t r o u otros sistemas igualmente orgánicos que
observando u n o r d e n a m i e n t o lógico p u e d a n acoger los postulados más relevantes de los dos tipos clásicos".
2 8 . PODETTI. — N u e s t r o gran procesalista, J . RAMIRO
PODETTI, que fue t a m b i é n distinguido profesor y magistrad o , ha dicho q u e los principios procesales constituyen la est r u c t u r a doctrinal de las normas vigentes, definiéndolos
29
30
Op. cit., p. 53.
En su mencionada obra El proceso civil. SENTÍS MELENDO dedica un
capítulo de su introducción, el tercero, a estudiar la evolución de! dctcclio p¡ocesal en nuestro país, bajo el epígrafe "Del proeedimentalismo al procesal ismo"
(ps. 11 a 24), y allí reserva un lugar destacado a la figura de ¡. RAMIRO PODETTI, junto a las de JOFRÉ, LASCANO y AÍ-SINA. diciendo de aquél —que había
sido magistrado, abogado en ejercicio, profesor de derecho, tiatadista y autor
de proyectos legislativos— que "cumplió todas esas funciones de manera ejemplar- y esc cumpiimiento ie permitió observar la vida del derecho desde ángulos
visuales bien distintos y que abarcan todo el panorama de ella" (op. cit., p. 39).
so J . RAMIRO PODETTÍ, Derecho procesal diñl, comercial v laboral. T r a t a d o
del proceso labora!, t. i, ps. 192 y 193, Ediar, Buenos Aiies, 1949.
2B
INMEDIACIÓN Y JUSTICIA
26
como las "directivas o líneas matrices dentro de !as cuales han
de desarrollarse las instituciones del proceso".
Explica este autor que tales principios vinculan cada una
de las instituciones procesales a las realidades humana y social en las cuales actúan o para las cuales fueron creadas, ampliando o restringiendo la esfera de su aplicación. Agrega
que ellos consiguen cumplir una doble función: por un lado
sirven de bases previas y fundamentales para Ja estructuración de las leyes procesales, y por otro, de límites para interpretarlas.
Refiriéndose a los principios básicos según nuestra Constitución, necesidades de la justicia y tradición procedimental de nuestra patria, ellos resultarían ser los diez siguientes:
dispositivo; bilateralidad; formalismo; escritura; publicidad;
coercibilidad; celeridad; eventualidad; economía y moralidad. Pero inmediatamente explica PODETTI que "algunos de
estos principios se hallan limitados por sus contrarios, constituyendo algo así como una escala con dos topes. Así, el dispositivo y el inquisitivo; la escritura y la oraiidad; la publicidad y el secreto. El predominio de uno o de otro caracteriza
determinado sistema procesal o un momento histórico
dado" .
Aunque los principios de inmediación y su antitético
mediación no son enumerados por PODETTI en el catálogo
recién citado, es evidente que no ha dejado de tenerlos en
cuenta, aunque parece subsumirlos en los tipos "oraiidad"
o "escritura", respectivamente, ya que en éstos se manifiestan mayormente aquellos principios. Así, refiriéndose a las
actuaciones del proceso laboral de la Capital Federal nos
dice: " L a sustanciación de la causa, aun cuando responde a
los principios de inmediación y concentración (art. 67), es
actuada (arts. 72 y 89 de la ley 12.948); pero los alegatos
son orales. . . ".
31
31
29. COUTURE. — Por su parte, el prestigioso y recientemente desaparecido jurista rioplatense que fue EDUARDO J .
SI
Op. rif., p. 193.
J i Op. cit., p. 196.
27
LOS PRINCIPIOS FORMATIVOS DEL PROCESO
COUTURE, en su elogiado libro Fundamentos
del
derecho
procesal civil, ai referirse a los "principios formativos del
proceso" , nos recuerda su concepción dei proceso civil como
un método dialéctico con el cual se procura llegar a la verdad por la exposición de las tesis, de las antítesis y de las
síntesis; de la acción, de la excepción, de la sentencia. Y
agrega que la exposición de las ideas opuestas requiere la
aplicación de numerosas previsiones particulares.
Pone como primer y principal ejemplo de ello la necesidad de ordenar el debate mediante una razonable distribución de las oportunidades dadas a- las partes para hacer valer sus derechos en un pie de igualdad. Lo que se funda en
el mandato de origen constitucional que asegura la defensa
en juicio.
De allí se manifiesta el principio de biiateralidad que
COUTURE llama de "igualdad" .
Partiendo de dicho ejemplo nos dice que "la legislación ordena sus disposiciones en torno a algunos principios
particulares del proceso civil"; de los cuales el mencionado
tratadista prefiere destacar solamente los de igualdad, disposición, economía, probidad, publicidad y preclusión .
Coincidiendo con las apreciaciones de PODETTI, antes glosadas, nos enseña COUTURE que los principios procesales
surgen naturalmente de la ordenación, muchas veces impensada e imprevisible, de las disposiciones de la ley; pero que
la repetición obstinada de una solución puede brindar al intérprete la posibilidad de extraer de ella un principio. En
otras oportunidades, es el propio legislador el que cree necesario exponer los principios que dominan la estructura de
su obra, para facilitar al intérprete la ordenación adecuada
de las soluciones .
33
34
35
38
37
Este último criterio orientador y principista fue seguido
por el mismo COUTURE en su Proyecto de Código de Procedias
s*
se
s«
SÍ
Op. cit.. ps. 77 y 78.
Ver supra, ps. 13 y ss.
Op- cit., p. 79.
Vei nota 23.
Fundamentos,
cd. 1958, p. 182.
28
INMEDIACIÓN Y JUSTICIA
miento Civil de 1945 ". Y lo mismo hace ya en la realidad legislativa el "Código Procesal Civil" de la provincia de Juj u y , el cual en su titulo preliminar sienta normas sobre los
siguientes principios rectores: 1) principio de iniciativa;
2 ) de dirección; 3 ) de impulso procesal; 4) de disciplina de
las formas; 5) de igualdad; 6) de contradicción; 7) de publicidad; 8 ) de probidad; 9 ) de buen orden; 1 0 ) de economía.
En el título i referente al "órgano jurisdiccional", establece normas generales sobre la orientación a seguir en razón
de las materias que carátula: conciliación; concentración; inmediación; medidas saneadoras; investigación; apreciación
de las pruebas (sana crítica); aplicación del derecho (jura
novü
curia).
Se trata de uno de los más adelantados códigos de procedimientos civiles dictados en el país, junto a los modernos
cuerpos también sancionados en las provincias de Mendoza
y La R i o ja.
a
39
3 0 . WVNESS MILLAR. — ROBERTO WVNESS MILLAR, profesor y jurista de notable trayectoria en los centros científicos de los Estados Unidos de Norteamérica, ha escrito un
libro dedicado especialmente a la materia que estamos tratando: The formative
principies
of civil procedure
(Los
principios formativos del procedimiento civil) .
40
38 Ello, pese a que en la exposición cié motivos de su proyecto ha dicho: "La
redacción de un código no es una obra académica sino una obra política. No tiene
por finalidad consagrar principios de cit tedia sino solucionar los problemas que la
realidad social, económica, cultural y ótica pi escrita al legislador".
En el artículo publicado por COL'TVRF. CU " L a Ley", t. 4 1 , ps, 9 3 1 y siguientes,
bajo el título de Linfas generales de! Proyecto de Código de Procedimiento
Civil.
nos explica ei autor que para su redacción ha tenido necesidad de encarar las
soluciones técnicas que reputó más convenientes, viéndose en el caso de proceder
a una motivada elección frente a cada uno de ios principios que a continuación
analiza: 1 ) oralidad-eseritura: 2 ) mediación inmediación; S) impulso de parteimpulso de oiicio: 4) unilateralidad-bilateralidad de! pioceso. Además nos comenta de qué maneva buscó soluciones para conformar los propósitos de "simplificación", "probidad" y "eficacia" en la justicia.
39 Ley I!!ti7 de la provincia de Jujuy, Anexo del "Boletin Oficial" ni 77
del 21 de julio de 1959: "Anales de Legislación Argentina". 1950, ¡. x-R, ps.
1
2262
y
ss.
*" Op. cit. Ent'ARDo J. COUTURE, a cuyo cargo estuvo la redacción de un
merituoso prólogo que sin ió de presentación a la edición argentina al cni-
LOS
PRINCIPIOS FORMATÍVOS
DEL
PROCESO
29
En esta obra se estudian los principios que hemos venido mencionando, pero no se hace de ellos un comentario
crítico ni se aventuran en general juicios axiológicos sobre
cada uno de los distintos sistemas, métodos o máximas en
estudio. No es un libro polémico ni se profundiza en él el
análisis de las virtudes, defectos o eficacia de tales principios en su aplicación práctica.
El autor se limita a describir las características de cada
método o principio, su sentido objetivamente conceptual,
sus distintas definiciones a través de los diversos autores —especialmente germanos— y su ámbito de vigencia.
Podríamos decir que elude hacer la disección íntima de
los respectivos principios. Pero en cambio nos conduce, como
de la mano, en un laborioso y extenso viaje a través de los
lugares y los tiempos para mostrarnos la existencia de aquéllos allí donde de una u otra manera se manifiestan o pueden ser vislumbrados entre el conjunto de las disposiciones;
desde las más antiguas formas procesales hasta las más recientes; partiendo del derecho romano, siguiendo por el germánico y el canónico, y llegando a los variados sistemas que
se vieron implantados en los pueblos anglonorteamericanos
y en los del continente europeo.
Dice WYNESS MILLAR ; " E n t r e los aportes que la investigación teórica debe a la ciencia procesal alemana, figuran, y
no en último lugar, ciertas generalizaciones establecidas por
la misma respecto de los métodos procesales. Ha fijado y delimitado, mediante tales generalizaciones, los conceptos fundamentales que consciente o inconscientemente dan forma y
carácter a los sistemas procesales. Los ha señalado como principios o máximas con nombres específicos, a veces no ente41
dado del infatigable S . SENTÍS MEEFNDO, nos dice de esle libio: "es uno de ios
documentos fundamentales para ei estudio del derecho procesal comparado".
Afirma (p. 9) que difícilmente podrá prescindir de el quien quiera sabec por
virtud de qué fenómenos de decantación histórica se ha llegado hasta nuestras
instituciones actuales en el orden de! proceso civil y de qué manera los problemas de hacer justicia han sido resueltos a lo largo del tiempo y del espacio.
"Su piano de realización es la técnica, o si se quiere, en un sentido mucho
más penetrante, ia política procesal" (p. 11),
*i Op. cit.. p. 43.
30
INMEDIACIÓN Y JUSTICIA
r a m e n t e apropiados, p e r o q u e sirven perfectamente a la finalidad d e diferenciación. Algunos de estos principios
básicos (Groundprinzipien),
o m e j o r dicho, principios formativos (Prinzipien
der gestaltung),
son c o m u n e s a todos
los sistemas; otros, en c a m b i o , sólo aparecen en regímenes
determinados y p u e d e n ser o n o antitéticos a los correspondientes conceptos que prevalecen en otras p a r t e s " .
E n o c h o extensos capítulos nos presenta el a u t o r el contenido de este estudio y ellos se refieren a las siguientes cuestiones: bilateralidad de la audiencia (donde m u e s t r a también
los casos de restricción o falta de ella); presentación por las
partes e investigación judicial (donde trata los diversos aspectos de los sistemas llamados en general dispositivo e inquisitivo); impulso del proceso por las partes e impulso judicial; orden consecutivo, preclusión y a c u m u l a c i ó n eventual (que son, respectivamente, un m é t o d o procesal, u n
efecto de él y u n a consecuencia correlacionada con a m b o s ) ;
prueba formal y prueba racional; oraiidad y escritura; inmediación y m e d i a c i ó n ; publicidad y secreto.
31. E L PRÍNCIPIO ELEGIDO. — De todos estos principios,
nosotros hemos elegido c o m o t e m a preferente d e nuestro estudio el de " i n m e d i a c i ó n " p o r e n t e n d e r que en él residen
las mejores esperanzas de una justicia sana, eficaz y rápida.
Al tratarlo mostraremos sus necesarias vinculaciones con
algunos de los demás citados.
P A R T E SEGUNDA
EXAMEN
SISTEMÁTICO
DEL
PRINCIPIO
CAPÍTULO I V
LA
INMEDIACIÓN
1.
Concepto
32. DEFINICIÓN. — Podemos definir, en términos generales, a la " i n m e d i a c i ó n " c o m o el p r i n c i p i o en v i r t u d del
cual se p r o c u r a asegurar q u e el juez o tribunal se halle e n
p e r m a n e n t e e íntima vinculación personal con los sujetos y
elementos q u e intervienen en el proceso, recibiendo directam e n t e las alegaciones d e las partes y las aportaciones probatorias; a fin d e q u e pueda c o n o c e r en t o d a su significación el material d e la causa, desde el principio de ella, quien
a su t é r m i n o h a d e p r o n u n c i a r la sentencia q u e la resuelva.
33. Sus ELEMENTOS. — En esta especie d e definición q u e
acabamos de ensayar p a r a d e n o t a r el c o n c e p t o del p r i n c i p i o
que estudiamos, q u e d a n comprendidos sus principales y necesarios elementos.
Decimos q u e se trata de u n " p r i n c i p i o " p o r q u e se trata
precisamente de una p a u t a d ) critéricTofientactor q u e procuH~colvforrnar las n o r m a s procesales y de organización judicial d e m o d o tal que obtenga las finalidades que persigue.
Es u n o d e los fundaméñtale^^^fifícipios formativos d e l p r e *
c e s o " , ya que traza " l a s directivas o líneas matrices d e n t r o
d e las cuales h a n d e desarrollarse las instituciones" propias d e
éste, como ha d i c h o PODETTI* .
2
Al expresar que el juez o tribunal d e b e hallarse en íntim a vinculación personal con los sujetos y elementos, q u e r e sa Ver supra,
4 - .E-isner.
nota 30.
34
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
mos señalar que la relación del juzgador con éstos ha de
ser "inmediata"; lo más próxima posible y sin intermediarios;
tanto con respecto a los sujetos —partes, testigos, peritos, traductores, informantes, etc.— como a los objetos del proceso
—cosas, lugares, documentos, experiencias, etc.—.
Cuando manifestamos que ha de recibir directamente las
alegaciones de las panes y las aportaciones probatorias, nos referimos, por un lado, a la necesaria presencia e intervención
del magistrado en el acto de producirse las afirmaciones y postulaciones de actor y demandado referentes a los hechos y derecho invocados por ellos, tanto al trabarse la litis como con motivo de sus alegatos y recursos o impugnaciones; y por otro
lado, a la intervención directa del juzgador en el conocimiento del material probatorio sin valerse de intermediarios que
puedan alejar o desfigurar la impresión personal que aquél
debe recibir de los medios de verificación.
Al pretender que el juez pueda conocer en toda su significación el material de la causa, deseamos remarcar el propósito de obtener en aquél la interpretación o representación
más fiel del problema de hecho y de derecho que se discute
en el juicio, como la visión más exacta posible de los hechos y
acontecimientos controvertidos por las partes y en los que éstas fundan su posición en el pleito. Es decir, intentamos poner
al juzgador en las mejores condiciones posibles de observación
para acercarlo cuanto se pudiera al conocimiento de la verdad.
Y si señalamos que la intervención del juez ha de ocurrir
en forma permanente y desde el comienzo hasta la definición
de la causa por la sentencia, no hacemos más que destacar una
condición elemental para la cristalización eficaz de aquel principio; ya que no tendría ningún sentido asegurar las posibilidades de un conocimiento personal y directo por parte de un
magistrado, si éste no fuera luego el mismo que dicta el fallo
utilizando sus íntimas convicciones logradas a través de su
continua relación con los elementos de la causa.
Lo que se habría recogido en el arduo camino del proceso,
sería echado por la borda antes de llegar a destino.
Luego trataremos con mayor extensión los elementos que
dejamos someramente explicados.
L A INMEDIACIÓN
2. Enunciaciones
35
doctrinales
34. Los AUTORES. — Casi todos los autores, y especialmente los modernos, tratan este tema de la inmediación, ya
sea en forma incidental, con motivo de la exposición de sistemas que lo comprenden, ya de modo especial, destacando
su verdadera significación en el proceso.
35. D E LA COLINA. — Entre nuestros estudiosos, SALVADOR DE LA COLINA, en su clásica obra Derecho y legislación
procesal* ,
aunque sin enunciar el principio, nos dice, en
ocasión de tratar el tema de la oraiidad, que "nadie, en fin,
puede contestar que es de la mayor eficacia para el descubrimiento de la verdad que los jueces que deben fallar sean
los que personalmente hagan los interrogatorios y reciban
todas las pruebas". Y al comentar las ventajas del sistema de
"l'interrogatoire
sur faits et articles" de la ley ginebrina (arts.
160 y ss.), expresa: " n o es dudoso que puestas las partes en \
presencia una de la otra y obligadas a explicarse con sencillez,
a su manera y sin ninguna preparación, no tardarán en
hacer luz completa en la cuestión, sea que procedan de buena fe y se encuentren divididas por errores o malentendidos,
sea que la penetración del magistrado atento e ilustrado reconozca el dolo y el engaño a través de las contradicciones,
reticencias, evasivas o silencio del litigante sin razón" *.
Aquí nos refleja DE LA COLINA las excelencias de la inmediación respecto de las partes con motivo de sus alegaciones, que destacamos en el apartado anterior.
3
4
36. JOFRÉ. — JOFRÉ sólo se refiere a las posibilidades de
inmediación, aunque sin nombrarla como principio ni definirla, al tratar los tipos de procedimientos oral y escrito .
45
37. ALSINA. — ALSINA, en su difundido Tratado**, expresa: " E l principio de inmediación significa que el juez
*3 Op. cit.,
** Op. cit.,
*5 Op. cit..
48 Op. cit..
í. I, p. 875. Lajouane Editores, Bs. As., 1915.
i. ¡ i , p. 69.
t. i, ps. 47 a 50.
t. i, p. 267.
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
36
debe encontrarse en un estado de relación directa con las
partes y recibir personalmente las pruebas, prefiriendo entre
éstas las que se encuentren bajo su acción inmediata. En
cuanto al primer aspecto, no es escasa la importancia que tiene el hecho de que el juez conozca y aprecie las condiciones
morales de los litigantes, no sólo porque le permitirá, llegado el caso, ejercitar con eficacia sus facultades de conciliación, sino valorar su conducta durante el proceso cuando
ella pudiera ser un elemento de convicción.
" E n cuanto a la recepción de la prueba, es un hecho abonado por la experiencia, que tanto en la confesión como en
la testimonial tienen extraordinaria importancia los modos
de expresión y que el estado psicológico del deponente sugiere a veces reflexiones que en otra forma pasarían inadvertidas".
38. PODETTI. — RAMIRO PODETTI, tratando un aspecto
de la cuestión, nos dice: " E l principio de inmediación en
la prueba, en cuanto a contacto directo del juez con quienes
declaran, es fundamental y cuando se logre la inmediación
y concentración en el régimen de la prueba, se habrá dado
un paso gigantesco para acelerar y mejorar la justicia" .
17
39. LASCANO. — DAVID LASCANO nos habla también con
énfasis del principio de la immediatezza,
o sea la directa
relación, exclusión hecha de todo otro intermediario, entre
el juez que resuelve y las partes, testigos, peritos, etc.
En la exposición de motivos de su proyecto, por eso
recomienda q u e "para evitar que la prueba llegue al juez
desfigurada por los funcionarios que intervienen en su recepción, ella se produzca ante el mismo juzgador".
Atribuye, por lógica, una importancia capital a la asistencia del juez a la audiencia, diciendo: " L a audiencia es
el escenario donde se desarrolla la parte principal del proceso una vez trabada la litis: la prueba. Si el juez no ve y
43
47
*s
op. cit.,
Op. cit.,
t. i, p. 274.
ps. 54, 120 y 182.
L A INMEDIACIÓN
37
oye directamente a las partes, testigos, peritos, etc., no puede
adquirir la impresión personal tan necesaria para apreciar
en su justo valor los elementos de convicción producidos".
40. COUTURE. — EDUARDO J . COUTURE se preguntaba:
"¿Cómo conoce el juez las cosas del proceso? ¿Cómo conoce
los hechos; cómo el derecho?". Y respondía: "Normalmente,
el juez conoce las cosas del proceso porque se las refieren;
excepcionalmente porque las ve. Solamente el juez de instrucción que acude inmediatamente de ocurrido el delito,
ve las cosas del proceso, aun dentro de la relatividad de ese
modo de contemplar ex post facto. El juez civil, salvo en la
inspección judicial, nada ve: todo lo sabe por referencias.
Pero es natural que cuanto más directas e inmediatas sean
esas referencias, más eficientes serán; y, en consecuencia,
cuanto más intermediarios se pongan entre el juez y los
hechos, más lejanas a la realidad serán las versiones mediatas que reciba. L a inmediación o mediación entre el juez y
las circunstancias del proceso se produce, sustancialmente,
en los dos aspectos de éste: en lo relativo a los hechos y en
lo relativo al derecho" .
Aquí se refiere el maestro a la relación entre el juez y
los medios de prueba y a la que se produce entre aquél y las
partes con motivo de sus alegaciones y peticiones sobre el
fondo del litigio.
49
41. SARTORIO. — JOSÉ SARTORIO, al formular su reseña
crítica de la ley 50, en su conocida o b r a , nos describe la
vigencia del principio de inmediación en dicha ley procesal, diciendo de ella que " n o consiente al magistrado pasivo;
le impone que conozca del proceso desde su comienzo; fije
los hechos controvertidos, determine los medios idóneos de
prueba e instruya en persona las formalidades de su sustanciación; que hable con las partes, con los testigos, con los
peritos; que vaya compenetrándose de la litis en su desarrollo y contribuya a esclarecer sus oscuridades".
M
*» Lineas generales
«• Op. cit., p. 50.
de! proyecto,
etc., en " L a Ley", op. cit., nota 38.
38
EXAMEN SISTEMÁTICO OEL PRINCIPIO
42. ODERIGO. — MARIO A . ODERICO, en su Tratado de
derecho procesal penal* , se refiere a nuestro principio en los
siguientes términos: " E l juez no tiene un conocimiento original de los hechos, y por consiguiente, debe adquirirlo
mediante las aportaciones respectivas que hagan las demás
personas intervinientes en el proceso (partes, testigos, etc.).
Pero, como las sucesivas mediaciones personales entre el hecho y el juez, por razones psicológicas, pueden dar lugar a
que éste adquiera un conocimiento deformado de aquél, es
preciso reducirlas al mínimo, lo que equivale a establecer el
máximo de inmediación entre ambos".
1
43. SENTÍS MELENDO. — SANTIAGO SENTÍS MELENDO, en
su reciente obra El proceso civil, destinada especialmente al
estudio de la reforma procesal argentina —con motivo de la
ley 14.237 y decreto-ley 23.398/56—. dedica preferente atención al tema de la inmediación, sus posibilidades de realización y sus frustraciones en la reforma procesal vigente.
Después de señalar la importancia fundamental del principio y sus relaciones con el de oraiidad —recordando la
opinión de numerosos amores—, explica uno de los aspectos
básicos del principio que tratamos: "la necesidad de conocimiento del proceso por el juez desde su iniciación" . Bajo
tal enunciado dice: "Pero si la inmediación conduce, indudablemente, a un mejor conocimiento del proceso por parte
del juez, debemos advertir, ante todo, que ese conocimiento
le es necesario al juez desde que el proceso se inicia. No
basta con que, al final, en el momento definitivo, cuando
tiene que dictar resolución, el juez estudie apresuradamente
los autos; por mucho interés y por mucho método que ponga
en ello, por grandes que sean su ciencia jurídica y su práctica judicial, ese conocimiento adquirido todo de un golpe,
sin haber vivido las sucesivas etapas del proceso, será siempre
imperfecto. Un proceso sólo se conoce a fondo cuando suce52
5i MARIO A. OOERIÍ.O, Derecho procesal penal. Editorial Ideas. Buenos Aites, 1952, ps. 71 y 72.
" Obra citada en nota 1, ps. 142 y 143 de ella.
LA
INMEDIACIÓN
39
sivamente, por orden de adquisición, se ha ido tomando
conocimiento de todos sus elementos; cuando se han leído
separadamente, su demanda y su contestación y la réplica y
la duplica —cuando existen—, y se ha percibido hacia dónde
se encaminan uno y otro abogado, y hasta se ha adelantado
el juez a saber el sistema de ataque y de defensa de cada
uno; y se han seguido después las pruebas en su proposición
y en su práctica, advirtiendo desde el primer momento la
utilidad o la inutilidad de cada elemento probatorio. Entonces sí que es el juez el director del proceso, con toda
responsabilidad; y puede llegar tranquilo y confiado al momento decisivo. Lo incompleto de su conocimiento ya no
será atribuíble a él, sino a la natural limitación humana".
44. OTROS MAESTROS. — En las iíneas que anteceden hemos anotado la opinión de los más conocidos autores nacionales sobre el principio que estamos estudiando.
Pero saliendo de nuestro país —de reciente formación
científica en esta rama del derecho—, queremos mostrar los
criterios que expusieron los grandes maestros del derecho
procesal contemporáneo.
45. CARAVANTES. — Sin pretender que la ley de enjuiciamiento civil española de 1855 haya de algún modo eficaz
seguido los propósitos racionales de "inmediación", veremos,
sin embargo, cómo el más autorizado comentarista de dicha
ley, don J o s é DE VICENTE Y CARAVANTES, en su memorable
Tratado
—que tanto influyó sobre los primeros códigos de
procedimientos civiles argentinos y en la interpretación de
nuestros autores—, nos anticipa un criterio sobre la cuestión
—sin rotular a principio alguno— que concuerda con las modernas reflexiones de la doctrina .
33
54
53 JOSÉ DE VÍCEUTE v CARAVANTES, Tratado histórico, critico y filosófico de
los procedimientos
judiciales en materia civil según la Nueva Ley de Enjuiciamiento, año 1856, í. M, p. 129, Madrid, Gaspar y Roig, Editores,
** SENTÍS MELENDO, en su citada obra (ver nota 1), p. 1 7 , dice de este rlásico autor: "Por suerte para los estudiosos españoles y para ¡os estudiosos argentinos, es CARAVANTES el autoi peninsular del pasado siglo que sigue gozando
de mayor y bien justificado predicamento". Y en nota 23, p. 1 7 , promete estu-
40
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
Dice CARAVANTES refiriéndose a las pruebas: " L a suma
importancia de las pruebas y la grande influencia que ejercen en la decisión del litigio, ha impulsado al legislador a
dictar disposiciones que asegurasen la práctica legal de las
diligencias probatorias y que evitaran los perjuicios que se
seguirían a los litigantes si en ellas pudieran tener parte la
ignorancia, la mala fe o la parcialidad. La más importante
de estas disposiciones es la que encomienda a los jueces la
práctica de dichas diligencias, ya porque considera que su
superior ilustración y el grave cargo que ejercen, son una
garantía de que procederán en las diligencias probatorias
con toda imparcialidad, ya porque asegura el mayor acierto
y rectitud del fallo, puesto que el que ha de pronunciarlo
se entera por sí mismo de todas las circunstancias que constituyen aquellos actos y de la impresión que causan en los
testigos y demás que los producen".
46. CHIOVENDA. — El fundador del moderno derecho
procesal italiano, JOSÉ CHIOVENDA, en su conocida
Relación
sobre
el proyecto
de
reforma
del procedimiento
elaborado
por la Comisión
de Posguerra*'',
apartado 34, 2 , bajo el
título: "Inmediación de la relación entre el juzgador y las
personas cuyas declaraciones él debe valorar", dice: " . . . E l
principio de la inmediación quiere que el juez que debe
pronunciar la sentencia haya asistido al desarrollo de las
pruebas de las cuales debe derivar su convencimiento, esto
es, que haya entrado en relación directa con las partes,
con los testigos, con los peritos y con los objetos del juicio,
de modo que pueda apreciar las declaraciones de tales personas y la condición de los lugares, etc., a base de la inmediata impresión recibida de ellos y no a base de la relación
ajena. El principio de la inmediación se halla estrictamente
Q
diar en CARAVANTES "las man ¡íes tac iones de modernismo d o m i n a ! , que parecerían propias de un autor de nuestra época".
Una prueba de elio la tenemos en el pasaje que estamos comentando.
" JOSÉ CHIOVENDA, Ensayos de derecho procesal civil, traducción de S. Sentís Melendo, E J . E . A , 1949, voi. n, p. 254.
LA
INMEDIACIÓN
41
vinculado con el de oraiidad, en cuanto sólo en el proceso
oral puede ser plena y eficazmente aplicada".
Y en un pasaje de sus Ensayos"" señala: " E l juez que debe
sentenciar no puede valorar las deposiciones oídas por otro,
y más o menos exactamente recogidas en el acta, tan bien
como aquellas que él mismo ha oído con el espíritu de observación, azuzado por el pensamiento y por la responsabilidad de deber juzgar, responsabilidad que el juez delegado"
no siente en absoluto y no puede sentir.
" H e aquí cómo la «mediación» constituye otro de los
peligros de deformación de la verdad".
47. CARNELUTTT. — FRANCISCO CARNELUTTI, el brillante
y fecundo procesalista peninsular, nos habla de la "inmedjatrvidacTl , en razón de su íntima relación con la oraiidad,
explicando a aquélla como la principal consecuencia y efecto
de ésta.
Dice CARNELUTTI: "las partes hacen sus declaraciones al
juez de dos modos, que se pueden denominar directo e indirecto, o sea de viva voz o por escrito: por ello, la cuestión
de la «inmediatividad» se relaciona íntimamente con la de
la «oraiidad»".
Y refiriéndose al tema de las demandas orales o escritas
en el nuevo proceso italiano, señala tal vinculación observando que " l a propia terminología que ha adoptado al hablar de declaración inmediata y mediata para expresar con
mayor precisión los conceptos de declaración oral y escrita,
lo pone de relieve"; agregando: " q u e del mismo modo que
la intervención del juez delegado o del defensor, la interposición del documento entre la parte y el oficio constituye un
diafragma que excluye su inmediato contacto".
Notaremos que estos párrafos sólo se refieren al tema de
la inmediación con relación a las alegaciones de las partes;
6a
59
•* Op. cit., p. 494, nota.
" Y menos el auxiliar de secretaria, decimos nosotros.
FRANCISCO CARNELUTTI, Sistema de derecho procesal civil, traducción de
Niceto Alcalá Zamora y Castillo y Santiago Sentís Melendo, 1944, U.T.E.H.A.,
t. m , p . 278.
ce Op. cit., p . 3S0.
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
42
que se reputan directas, y por Jo tanto "inmediatas", cuando
la comunicación con el juzgador se manifiesta oralmente y
no por escrito, según esta opinión.
Además, observamos que CARNELUTTI reputa el caso de
la intervención del defensor como un supuesto de interferencia o mediación, cuando la mayor parte de los autores
brega por asegurar el principio de la "inmediación" valiéndose del más frecuente y estrecho contacto entre el juez y
los abogados , ya que en materia de alegaciones y peticiones
se estima que éstos actúan en el proceso como si fuera la
parte misma cuyo caso plantean con precisión, claridad y
tecnicismo.
60
48. MANZINI. — V. MANZINI, en su Tratado de
derecho
procesal penal ,
también explica la inmediación como efecto
exclusivo de! sistema oral, sosteniendo en tal sentido: " E l
juez tiene que recibir una inmediata, originaria, percepción
sensorial de todo el material en que fundará su decisión.
Por consiguiente, no sólo debe desarrollarse oralmente el
proceso ante el juez en presencia de todas las partes que en
él intervienen, sino que además el mismo juez debe presenciar el procedimiento desde el principio hasta el f i n . . . y no
puede fundar su convicción en resultados de otros procesos".
91
49. KISCH. — Distinguiendo netamente la oraiidad de la
inmediación, W . KISCH", aunque sin negar su estrecha relación, dice de este último principio que "exige que la comunicación del juez con las partes, y en general con todo el
material del proceso, sea directa (Unmittelbarkeit).
Según
él, el juez debe tener conocimiento de,las manifestaciones
*• CALAMA\OIIEI. De las buenas relaciones, cit.; PODETTI. la doctrina de
(htovenda
sobie inmediación \ concentración y el anteproyecto de código proce¡al para Mendoza, en "Revista tie Derecho Procesal", año XI, 1 - trimestre
1953. n? I, p. 58; SARTORIO, De la prueba de testigos, etc., p, 31.
si V. -MAMINI, Tratado de derecho procesal penal, traducción de S. Sentís
Melendo y M. Ayerra Redín, i. ni. p. 12 (1952).
« W. KISCH, Elementos de derecho procesal civil, traducción y adiciones de
derecho español por L. Prieto Castro, Madiid, Editorial Revista de Derecho Prilado, 1940, p, 132.
e r
LA
INMEDIACIÓN
43
de las partes y de las pruebas, no indirectamente, es decir,
no por la vía indirecta de un escrito o del informe oral de
un tercero, sino directamente, por audiencia directa de las
partes, y por percepción inmediata de todo lo que conduzca
a probar los hechos. Es indudable que el juez alcanzará una
concepción más perfecta del objeto a examinar si lo percibe
por sus propios sentidos; una comprensión mejor, una visión
más clara de la credibilidad de las partes, los testigos y los
peritos, y sobre todo un juicio más exacto, si ve y oye personalmente a estas personas, que si no dispone más que de
un informe oral o escrito más o menos incoloro. Por todo
esto, la vista oral debe tener lugar fundamentalmente ante
el juez de la causa, la prueba también ante él; por eso igualmente no deben tomar parte en la votación de la sentencia
más que aquellos jueces que han asistido a la vista o vistas
de la causa".
50. ROSENBERG. — LEO ROSENBERG, otro de los grandes
procesalistas alemanes, también separa con precisión los conceptos de oraiidad y de inmediación" , explicando que según
ésta "las alegaciones de las partes y su ofrecimiento de prueba deben producirse directamente frente y ante el tribunal
de conocimiento; así, sin la intervención de intermediarios
judiciales". Y señalando la independencia de ambos principios, dice: " L a inmediación como la mediación son compatibles tanto con la oraiidad como con la escritura; un procedimiento oral puede ser mediato, e inmediato uno escrito.
Pero por lo regular la inmediación es compañera de la
oraiidad".
3
Con un ejemplo tomado de la Ordenanza Procesal Civil
alemana nos muestra uno de los postulados de la inmediación que no lo es a su vez, ni necesariamente, de la oraiidad.
Es el consagrado por el art. 309, según el cual la sentencia
deben dictarla los jueces que han asistido al último debate oral.
es L E O ROSENBERG, Tratado
p. S95, año 1955.
de derecho
piocesa!
civil, edición
E.J.E.A.,
¡. i,
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
44
5 1 . WYNESS MILLAR. — Según WYNESS MILLAR *, el principio de inmediación caracteriza un procedimiento en que
el tribunal actúa en contacto directo con las partes y con
los testigos, mientras que el de "mediación"
(Mittelbarkeit)
rige en juicios en que este contacto tiene lugar a través de
un agente intermediario.
Citando a ENGELMANN dice que "el principio de inmediación predomina en cuanto el tribunal, es decir todas las
personas judiciales encargadas de cooperar para la resolución, adquieren su conocimiento del material de la causa —a
saber, de las alegaciones y de las pruebas— mediante la utilización simultánea de las fuentes capaces de suministrar esta
información. Por el contrario, cuando el criterio del tribunal se forma bajo el influjo de comunicaciones de otras personas que se han valido de la fuente directa o del informe
preparado por un tercero, hablamos de la «mediación» del
procedimiento".
9
52. RESUMEN. — Las opiniones doctrinales que se dejan
trascritas o glosadas en las páginas que anteceden, nos muestran los diversos aspectos del principio que estamos estudiando, los que en términos generales hemos subrayado al comienzo de este capítulo al indicar su concepto y los elementos que concurren a caracterizarlo.
En todos los autores que se han ocupado del tema, vemos
la preocupación por señalar la importancia fundamental de
la "inmediación" como modo de afianzar el éxito de la función judicial en pos de una sentencia justa.
"
Op. cit., ps. 169 y 170.
CAPÍTULO V
REFERENCIAS HISTÓRICAS Y DE
DERECHO COMPARADO
8 5
53. OBSERVACIÓN PRELIMINAR. — Aunque veremos luego con mayor detenimiento las relaciones existentes entre
los principios de inmediación y de oraiidad, para terminar
afirmando la independencia entre ambos, al menos conceptualmente o en algunos casos de aplicación, debemos sin embargo señalar que en la historia del procedimiento la inmediación se manifiesta generalmente en los procesos de
predominio oral, y la mediación es el principio aplicado en
la regulación de las causas de tramitación escrita.
54. E L ANTIGUO PROCESO GERMÁNICO. — En el procedimiento oral de los pueblos germánicos no tenía posibilidades
de imperar el principio de mediación, ya que como es sabido, las alegaciones de los contendientes se dirigían y formulaban directamente al tribunal, y las diligencias y ritos probatorios, destinados no a éste sino al adversario y en todo
caso a la Divinidad que se invocaba, eran no obstante producidos en presencia de aquél, que debía juzgar no sobre el
mérito de la prueba legal sino sobre la atribución de su
carga y finalmente sobre su resultado.
55. E L PROCESO ROMANO PRIMITIVO. — Salvo pocas excepciones, el procedimiento seguido entre los romanos tenía
en sus dos primeros períodos las modalidades de la inmeen
En este capítulo seguimos principalmente las enseñanzas de WYNESS M Í LLAR
cuanto al desarrollo histórico del principio de inmediación.
46
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
diación. Consistía él, en esencia, en la presentación directa
de las alegaciones ante el magistrado y la de las aportaciones
probatorias ame la persona del índex, frente a quien se sustanciaban, salvo el caso de las declaraciones de testigos registradas fuera del tribunal.
56. E L PERÍODO SIGUIENTE. — En el procedimiento romano del período posterior, comienza a producirse la delegación en los iudices pedanei de la tarea de recibir declaraciones testimoniales a quienes se domiciliaban en pueblos
alejados de la sede del tribunal, a cuyo fin se dirigía un
requerimiento o rogatoria.
57. Los TRIBUNALES ECLESIÁSTICOS. — En lo que se refiere a los tribunales eclesiásticos que se regían por las normas del procedimiento romano-canónico, adoptaron el sistema de delegar la recepción de los testimonios a un juez
unipersonal, el que directamente recibía las declaraciones
sobre la base de interrogatorios en que se articulaban los
hechos propuestos por los litigantes.
58. DELEGACIÓN Y MEDIACIÓN. — Vemos que de esta manera tomaba predominio el principio de mediación, pues
ante los tribunales seculares como ante los eclesiásticos se
fue generalizando luego la práctica de confiar el examen
de los testigos —aun de aquellos que residían en la jurisdicción del tribunal— en funcionarios de inferior jerarquía.
Aquí, ya observamos el nacimiento de un hábito perjudicial
que se mantiene en muchos países muy arraigado hasta
nuestros días, incluso, y de gran manera, en el nuestro.
En los tribunales seculares existía otro motivo que influía en la vigencia del principio de mediación. Lo constituía el sistema colegiado en primera instancia; es decir, el
sistema en virtud del cual son varios los jueces que en
corporación se ocupan del conocimiento y decisión de las
causas.
REFERENCIAS HISTÓRICAS Y DE DERECHO COMPARADO
47
Pues bien; el tribunal colegiado , después de la desaparición del antiguo sistema de prueba, encontró una solución
de economía en encomendar el examen de testigos, y aun la
recepción de otros medios de prueba, a uno de sus miembros delegado a tal efecto. De este modo el tribunal sólo
adquiría conocimiento de los testimonios y demás aportaciones, por el informe que le suministraba el juez examinador,
convertido entonces en instructor o informante.
66
T a m b i é n esta modalidad se ha generalizado y extendido
hasta nuestros días; y en muchos países en que no se ha implantado oficialmente tal actuación delegada, por la propia
ley procesal, la práctica deformante se ha encargado de imponer igual resultado.
59. E L PROCESO EN FRANCIA. — En los siglos posteriores,
en la Europa continental, sus tribunales siguieron aplicando
los sistemas ya referidos aunque con diferentes modalidades
accesorias.
En el proceso civil francés, cuando el caso se presta a las
declaraciones de testigos, el tribunal ordena una
enquéle,
con el fin de recibir sus deposiciones.
En los primeros tiempos de la enquéle,
el parlamento
acostumbraba delegar el examen en dos o más de sus integrantes, los cuales —a su vez— después del siglo xin, requiriendo la pertinente autorización, podían subdelegar en
otros el cumplimiento de sus funciones.
Posteriormente se afianzó la práctica de confiar el procedimiento de referencia a un solo juez o a uno o más comisarios; y funcionarios de esta clase se fueron agregando
varios a los diversos tribunales franceses hasta la época de
la revolución.
En todos estos casos observamos cómo el tribunal llega
a ver solamente los resultados escritos del interrogatorio sin
haber visto ni oído a los testigos ni formado una impresión
6 6 Es una institución de origen germánico en ¡a cual el primitivo juez y ios
"halladores de la sentencia" actuaban simultáneamente v en su evolución llegaron a unirse en un cuerpo único (CHIOVENDA, Romanismo y germanismo
en
el proceso civil).
48
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
personal de ellos. Rige, pues, el principio de mediación en
toda su amplitud.
60. EN ESPAÑA. — En lo que respecta a España, conforme
resultaría de varias ordenanzas contenidas en la Novísima
Recopilación, la recepción de las declaraciones de testigos
habría sido encomendada generalmente desde el siglo xv hasta el xviii, a los funcionarios designados con el nombre de
escribanos o secretarios oficiales y conocidos también como
"escribanos-receptores" en razón de las tareas que desempeñaban en este aspecto .
Sin embargo, siguiendo a CARAVANTES , pareciera haber
predominado —al menos en el texto de las leyes— el principio opuesto, o sea el de inmediación, en el recibimiento de
las pruebas. Recuerda este autor que en la ley 26, título 16
de la Partida 3 , después de encomendar al juez, personalmente, la recepción de las declaraciones de testigos, llega
hasta disponer que si el juez "oviese tan gran prisa de otros
pleitos que non podiesse luego recibir su testimonio, debenlo ellos esperar hasta quince días a lo menos".
En igual sentido, la ley 16, título 10, libro 12 de la Novísima Recopilación, dispuso que los jueces en los procesos
crimínales y en los civiles arduos y de importancia —no
sería así en los de menor gravedad— siempre tomen y examinen por sí los testigos ante escribano, sin delegar la referida función en éstos ni en otros bajo severas penas; y concluye diciendo " q u e así se guarde de tomar los testigos a
solas los escribanos y leer sus dichos después ante el juez".
La Ley de Enjuiciamiento Civil de 1855 —fuente de nuestro viejo código de procedimientos— ha venido a ratificar
aquellas prescripciones, disponiendo en su art. 33 que "los
jueces y ministros ponentes en los tribunales colegiados recibirán por sí las declaraciones y presidirán todos los actos
de la prueba".
Sin embargo, como podía suceder que no fuera posible
a los jueces cumplir por sí mismos este precepto, sin aca07
68
3
<" W Y N E S S MILLAR, op.
os CARAVANTES, op.
cit.,
cit.,
p.
t. JI, p.
174.
129.
REFERENCIAS HISTÓRICAS Y DE DERECHO COMPARADO
49
rrear perjuicios o demoras irrazonables en la administración de justicia, como en los casos que tuvieran que abandonar el lugar del asiento del tribuna! para practicar las
diligencias de prueba fuera del pueblo —aunque dentro de
su jurisdicción territorial—, a fin de obviar tales inconvenientes la ley autoriza a los jueces para delegar dichas actuaciones a otras autoridades judiciales, disponiendo en el
párrafo 2 del art. 33 que los ministros ponentes, sin embargo, podrán cometer a los jueces de primera instancia, y
éstos a los de paz, las diligencias cuando deban practicarse
en pueblo que no sea el de su respectiva residencia"''.
CARAVANTES comenta con gran ilusión la norma del art.
33, párrafo 3^, en cuanto dispone que " n i los ministros ponentes ni los jueces de primera instancia, ni los de paz,
podrán cometer estas diligencias a los escribanos".
Dice el citado autor: "esta disposición ha venido a desterrar una práctica que daba motivos a graves abusos, cual
era la de cometerse a los escribanos el recibimiento de declaraciones y demás diligencias probatorias" .
Entendemos que tan promisorias perspectivas festejadas
por el clásico procedimentalista español, han quedado abortadas en la práctica de la Ley de Enjuiciamiento, tanto la de
1855 como en la de 1881, en grado tal que modernos autores
de la madre patria, como N . ALCALÁ ZAMORA Y CASTILLO"
o
70
69 En el mismo sentido resuelve la cuestión nuestro Código de Procedimien
los Civiles de la Capital Federal (arts. 121 y 122) y el de (a provincia de Buenos
Aires en sus arts. 134 y 135.
ra Op. cit., p. 130, t. ií.
i i NÍCETO ALCALÁ ZAMORA V CASTILLO, en
sus notas a la traducción
caste-
llana de la obra de JAMES GOLDSCHMIDT, Derecho procesal civil, traducción de
Leonardo Prieto Castro, Editorial Labor S. A „ 1956, p. 9 5 , dice: '"El principio de la inmediación en cuanto se refiere a la asunción inmediata de las
pruebas por el juez, se encuentra desconocido con harta frecuencia en España.
"En virtud de una práctica fuertemente arraigada, y tan viciosa como intensa, los auxdiares y aun los subalternos judiciales, tienen en l í recepción y
desarrollo de la prueba una intervención que no es la querida por el legislador
ni mucho meno , la que conviene a la debida valoración de! materia! del pleito
por e! juei.
1
"De aquí que la simple lectura de los preceptos legales sobre pruebas pueda
inducir en este punto a error por no coincidir el texto de la ley con la aplicación de que es objeto".
Y después de recordar que en (a misma lev C5 abandonada la inmediación
E - Ewnw.
50
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
y L . PRIETO CASTRO' , han expresado con amargura sus opiniones respecto al fracaso de las pocas posibilidades que a la
inmediación concedían las leyes procesales españolas con su
procedimiento escrito.
2
6 ! . E L PROCEDIMIENTO CIVIL ALEMÁN. — Bajo el procedimiento civil alemán común, la delegación de la recepción de las pruebas se dirigía a uno de los jueces del tribunal
o a un funcionario auxiliar llamado comisario
(Kommisar),
si bien en muchos casos, aquí como en todas partes, el tribunal mismo decidía efectuar el examen de los testigos y
demás elementos probatorios.
6 2 . E L PROCEDIMIENTO EN PRUSIA. — En el procedimiento de Prusia, creado después del advenimiento de Federico I I
el Grande, en la Ordenanza General Judicial de 1793-1795,
el juez encargado especialmente de supervisar la preparación de la causa, el Instruent,
examinaba en general a los
testigos. Este Instruent
era una especie de juez delegado
que a su vez formulaba las alegaciones de las partes, cuando
icipecto del procedí míenlo ante los tribunales colegiados (Audiencias y Tribunal
Supremo), donde el magistrado ponente- viene a servir de elemento de enlace
entre los litigantes y la sala que baya en definitiva de fallar, nota el cumplimiento de uno de los postulados de aquélla diciendo que "la Ley de Enjuiciamiento Civil consagra, en cambio, en sus arts. 329 y 347 el principio de que sólo
podrán tomar parte en la votación de ta sentencia los magistrados que hayan
asistido a la lista, teniendo en este aspecto, pleno reconocimiento ei principio
de inmediación".
'*
LEONARDO PKIETO CASTRO, en
sus adiciones de derecho español a la
tra-
ducción que le pertenece, de la obra de W . KISCH, Elementos cié derecho
procetai
civil, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1940, en la página 135
(nota) expresa: 'Predomina la mediación en nuestro procedimiento, como no
podía por menos, por ser escrito".
Bajo el enunciado de "Ataques a la inmediación", explica: "Tenemos en
primera instancia el que significa la práctica extralegal de la no asistencia ü
asistencia ton meros finei de inspección, del juez a la ejecución de las pruebas;
i el que resulla como secuela inevitable del procedimiento escrito de la Ley
de Enjuiciamiento Civil. Nos referimos a la intermediación del secretario —frecuentemente del oficial habilitado— en todo procedimiento".
" £ ! secretario es el intermediario obligado en el sistema español, entre las
partes y el juez a través de! cual únicamente, éste tiene conocimiento de la
actividad pioccvil toda, de las pretensiones y peticiones de aquéllos".
REFERENCIAS HISTÓRICAS Y HE DERECHO COMPARADO
51
no lo hacían otros funcionarios judiciales subordinados conocidos como "comisarios de justicia" (Justiz
Kommisare).
Se estaba en plena vigencia del principio inquisitivo (o
de oficialidad) que había limitado al máximo la aptitud dispositiva de las partes.
63. Á M B I T O DE V I G E N C I A D E L P R I N C I P I O . — De todo ello
resulta posible afirmar que desde la alta Edad Media hasta
tiempos muy recientes, el principio de inmediación no había
hallado verdadero lugar en los tribunales continentales europeos respecto de la recepción de las pruebas, especialmente la testimonial.
Actualmente, con la mayor difusión del juicio oral en
modo especial, es menor el ámbito de vigencia de la mediación en los diversos regímenes procesales europeos.
Pese a ello todavía impera dicho principio con bastante
amplitud, como se comprueba con el sistema de la
enquéle
francesa, la intervención, en el nuevo proceso civil italiano
del original magistrado llamado juez instructor que reem73
' 3 Para algunos autores « u n o CALAMAÍÍDRFJ, e) juez instructor de! proceso civil italiano, instaurado en la reforma de 1910. es la figura que garantiza
y concreta la más estrecha relación entre las partes y el tribunal; suponiendo
que la actuación eficaz v permanente de dicho funcionario en la determinación
de los hechos controvertidos y recepción de las pruebas, es ),t que mejor asegura la vigencia electiva del principio de inmediación.
En su mencionada oiirita De las buenas relaciones entre los jueces y los
abogados, etc. (ps. 71 y ss.j, dice por boca del personaje llamado "el Teórico"
(p. 73): " . . . e n el nuevo proceso, todo este trabajo preparatorio consistente en
disponer las pruebas nece\arias pata constatar !os hechos y en recogerlos, se realizará sin derroche de inútiles solemnidades por el juez instructor, y el colegio aparecerá solamente al final, cuando el material probatorio haya sido ya recogido y
puesto en orden sobre l j mesa, y a! colegio no le quede otra cosa que obtener
los resultados".
El interlocutor designado en este colorido diálogo como "juez I"rimero",
explica a continuación (p. 78): " . . . e l juez instructor, después de haberse orientado a través del estudio de los fascículos (demanda, contestación) depositados
por las partes, deberá en primer término cuidar de poner en claro cuáles son
los puntos esenciales de la causa, las cuestiones clases sobre las cuales deberá
concentrarse la investigación probatoria. En este cometido lo ayudará, sobre
todo, la continua presencia de los defensores, de los cuales.,
podrá obtener
oralmente todas tas aclaraciones que considere oportunas para darse cuenta de
sus tesis y para estimular sus réplicas... podrá siempre aproximar sus pretensiones y simplificar sus discusiones. Y después, una vez que los puntos de investigación havan quedado claramente fijados (esto nos recuerdn la ilusión perse-
52
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
plaza al anterior "juez delegado"; y el interrogatorio —teóricamente excepcional pero prácticamente generalizado— de
los testigos, por uno solo de los jueces de! tribunal colegiado
en el procedimiento alemán.
64. PRUEBA DOCUMENTAL. — En materia de prueba documenta! pareciera que no es posible suponer que a su respecto pudiera no conformarse el propósito de la "inmediación", ya que los instrumentos, aun cuando se recibieran o
incorporaran a la causa en oportunidad de la intervención
de un juez delegado, en definitiva no dejan de llegar en sus
originales al conocimiento del tribunal que ha de apreciarlos.
65. EN LAS ALEGACIONES. — Según WYNESS MILLAR' , en
el campo de las alegaciones no ha podido imperar sino el
principio de inmediación —y no su antagónico—, ya que
"cuando los respectivos documentos son escritos por las propias partes o por sus representantes, y presentados directamente al tribunal, e! único principio aplicable es el de
inmediación".
4
En realidad, entendemos, poco importa si tales piezas son
traídas directamente al tribuna! o si se agregan por intermedio de algún otro funcionario, ya que el mismo sistema escrito es el que impide de modo pleno hablar de "inmediación" en materia de alegaciones, en razón de que las partes
no tienen así oportunidad de trasmitir personal y directaguida por nuestro malogrado art. 2 3 de la ley 1 4 . 2 3 7 ) . . . será el juez instructor,
quien ordenará las pruebas necesarias que se practicarán ante é l . . . " .
Vemos que por más estrecha que resulte la relación entre las partes y dicho
magistrado; y entre éste y los medios de prueba, falta la personal y directa
presencia del colegio, que sólo tomará noticias del asunto, mejor dicho: de la
prueba rendida, a través del juez instructor. Faltará, por lo tanto, e! principal requisito inherente al principio de inmediación, aunque se logre mejorar
la práctica tan generalizada de confiar en funcionarios subalternos la recepción
de las pruebas, atribuyéndola a un magistrado técnico que además de ello
formará parte del colegio que decidirá la causa.
SENTÍS MELENDO {op, cit., p. 1 4 1 , nota) lo considera como "una transacción
entre la inmediación absoluta y la mediación".
™ Op, cit., p. 1 7 5 .
REFERENCIAS HISTÓRICAS Y DE DERECHO COMPARADO
53
mente sus ideas ante los jueces que van a juzgarlas, ni pueden ser preguntadas o controladas por éstos en cuanto al
alcance de sus argumentos y discrepancias.
Claro está que caben grados más agudos de la propia
"mediación" —además de la originada por la forma escrita—,
como fue la practicada en el procedimiento prusiano, bajo
Federico I I , que ya hemos mencionado más arriba, puesto
que bajo su doctrina tutelar e inquisitiva era el
Instruent
quien vertía los argumentos litigiosos de las partes, que quedaban de este modo excluidas de una comunicación directa
con el tribunal.
T a m b i é n en esta materia de las alegaciones podemos comprobar cómo en el Código alemán actual se han dispuesto
numerosas situaciones en las cuales el tribunal ordena una
vista preparatoria de la causa ante un juez comisionado, a
fin de que allí se determinen los puntos controvertidos. T a l
ocurre en los casos de rendiciones de cuentas, particiones de
propiedad y otros en que se debaten cuestiones técnicas o
complicadas.
En la respectiva audiencia las partes sostienen verbalmente sus argumentos y pretensiones, que son registrados
en el expediente mediante el cual el juez delegado informa
posteriormente al tribunal en pleno sobre sus términos y
postulaciones definitivas. En estos casos es notorio también
que las alegaciones sólo llegan al tribunal de un modo "mediato" y a través del referido j u e z " .
6 6 . DERECHO ANGLOAMERICANO. — En el derecho angloamericano, el principio de inmediación ha imperado en materia de alegaciones —introductivas o conclusivas— en todo
momento.
Pero en materia de pruebas, al igual que los demás sistemas donde se produjo la influencia del derecho canónico,
el procedimiento llamado "de equidad" abandonó desde
" La legislación reformatoria de 1924 ha establecido también tin procedimiento preliminar que se practica en todos los juicios y se sustancia ante u n
solo juez.
54
EXAMEN SISTEMÁTICO OEC PRINCIPIO
antiguo la práctica de recibir la declaración de testigos ante
el mismo tribunal, efectuándose el examen por delegación.
En el procedimiento de derecho estricto, el método del
juicio por jurados impuso, naturalmente, la consagración del
principio de inmediación.
Esto, en términos generales, ya que en casos de acciones
como las de rendición de cuentas u otras semejantes, se
efectuaban los trámites ante un contador o el funcionario
técnico correspondiente.
Al comienzo fue tan riguroso aquel principio que aun
en los casos de testigos ausentes del lugar no se podía imponer el examen por delegación si no existia el expreso
consentimiento de las partes.
Pero luego, en los juicios seguidos ante los tribunales
llamados "courts of assize and nisi prius" —compuestos de
dos o más jueces enviados en comisión por los tribunales de
Westmínster a los distritos del Reino, para integrar junto
con un jurado local el cuerpo que examinaba los hechos en
los juicios encomendados— el fallo final no era pronunciado
por los mismos jueces que habían examinado los hechos, sino
por el tribunal en pleno. El veredicto que se obtenía así, era,
en cuanto a los hechos, un resultado del principio de
"mediación".
En Inglaterra rige ahora, bajo la Judicature Acts , la
norma general de que el examen de la causa y trámites siguientes —en cuanto fuera practicable— hasta la sentencia
inclusive, deben realizarse ante el mismo juez. Con lo que
se asegura un requisito de la "inmediación".
En cuanto a Estados Unidos, el mismo juez que interviene en el examen de los hechos ha sido investido —durante
mucho tiempo— de la facultad de entender respecto de cualquier cuestión que se promoviere con motivo de la adecuación del fallo al veredicto, debiendo emitir él mismo la
sentencia.
76
' * Leyes inglesas <le 1873- 1B75- que organizaron el sistema judicial actualmente vigente.
REFERENCIAS HISTÓRICAS Y DE DERECHO COMPARADO
55
En los juicios de derecho estricto, la legislación actual
faculta remitir el examen de los hechos a jueces comisionados u otros funcionarios que luego deberán informar al tribunal. Aquí aparece consentido no sólo el procedimiento
de documentación o escritura, sino incluso un notorio desconocimiento del principio de inmediación.
6 7 . DESARROLLO DE LA INMEDIACIÓN EN LA ACTUALIDAD.
En los momentos actuales vemos afianzar en los diversos sistemas procesales la práctica de la inmediación mediante la
forma del juicio oral, concentrado, ante tribunal colegiado,
ya sea en instancia única o bajo el sistema de la doble
instancia.
6 8 . PROCESOS DE RAIGAMBRE HISPÁNICA. — Los países de
raigambre hispánica donde el procedimiento sigue ios moldes de las viejas leyes españolas de 1855 y 1 8 8 1 , siguen en
general con sus sistemas de proceso escrito, formal, complejo y poco propenso a la inmediación.
Las pocas normas que facilitarían el desarrollo, en alguna
medida, de este principio, son desconocidas en la práctica y
el contacto directo entre el juez, las partes y el material de
conocimiento, es un hecho extraño a tales regímenes de hacer justicia.
6 9 . LA ORDENANZA PROCESAL CIVIL ALEMANA. — Los alemanes, provistos de buen sentido práctico, observaron y
apreciaron las ventajas de la oraiidad.
Después de la adopción del método oral en varias leyes
del siglo pasado, sancionaron luego de la fundación del Imperio, en 1 8 7 7 , la Ordenanza Procesal Civil
(Zivilprozessordnung) ,
a través de la cual la oraiidad se generalizó por
toda Alemania, completándose dicho principio con los de
inmediación y concentración.
77
" Ordenanza Procesal Civil, del 30 de enero de 1877, que entró en vigor
el I de octulire de 1879; modificada el 17 de ma>o de 1898 al sancionarse el
Código Civil, y posteriormente por la ordenanza del 13 de enero de 1924 y la
ley de simplificación de Jos juicios de 1835.
56
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
Es cierto que bajo el régimen de esta ley la oraiidad se
llevó a sus formas más exageradas, al punto de no atribuirse
valor a ninguna manifestación o petición de las partes si
no era objeto de una alegación verbal ante el mismo tribunal, y sólo ésta era tenida en cuenta, aunque además se registrara por escrito en el protocolo.
Pero de lodos modos de allí partió el principio saludable
que luego, y en formas más razonables o atemperadas, se consagró en otras leyes procesales de la época. La ley de 1924
no sólo atenuó el principio, sino que al generalizar —como
ya se dijo antes— el examen de testigos ante el juez delegado,
restó bastante campo a la inmediación.
En el actual proceso civil alemán, si bien el actor propone su demanda y su prueba por escrito ante el tribunal colegiado (Landgericht),
y a su vez el demandado también
hace constar por escrito sus argumentos básicos, peticiones y
pruebas que ofrece, es en la vista de la causa, ante la Cámara,
donde se lee y funda oralmente la demanda y la respectiva
defensa.
Habiendo hechos controvertidos se produce la prueba
directamente ante el tribunal —ya vimos que se admitieron
también delegaciones— en esa misma audiencia o en otra posterior si fuere necesario. Terminada la recepción de las pruebas, las partes formulan oralmente sus conclusiones sobre ellas
y sobre el proceso en general.
Cuando el tribunal considera que la cuestión está suficientemente discutida, clausura la vista para dar la sentencia
enseguida o en breve término.
Y además de este contacto directo entre el tribunal y las
partes con motivo de sus alegaciones orales y respecto del
material de conocimiento traído a su presencia, el principio
de inmediación queda satisfecho en este régimen por cuanto
impone que sólo deben tomar parte en la votación de la sentencia aquellos jueces que han asistido en su totalidad a la
vista de la causa ".
7
i s R O S E N B E R G , op.
cit.,
p. 395;
K Í S C H , op.
cit-, p. 1 3 2 .
REFERENCIAS HISTÓRICAS Y DE DERECHO COMPARADO
57
70. E L PROCESO CIVIL EN AUSTRIA. — En 1895 se sancionó la ordenanza austríaca, de filiación germánica, que importaba un mayor progreso y perfeccionamiento sobre la ordenanza alemana™. Ha sido considerada por la doctrina
como la más perfecta ley de procedimiento .
80
Aquí también la demanda se propone por escrito; notificada personalmente a! demandado, se provoca una audiencia ante el presidente del tribunal o un juez delegado, en
la cual el accionado puede oponer excepciones. En su defecto, debe determinar las cuestiones que han de ser consideradas litigiosas. Además, el tribunal podrá dar un plazo al demandado para contestar la demanda. Asimismo pueden las partes plantear el caso mediante un cambio de
escritos .
Las partes actúan asistidas y representadas por letrados,
siendo el procedimiento oral, público y contradictorio. Si
bien incumbe a las partes ofrecer las pruebas que estimen
convenientes, al tribunal corresponde la facultad de determinar los hechos a probar —puntos controvertidos— y los
medios de prueba.
El tribunal está también facultado para interrogar de
oficio a las partes y a los testigos, ordenar prueba pericial o
de informes, disponer inspecciones oculares o cualquier otra
diligencia que repute necesaria para conocer la verdad de
los hechos; salvo la agregación de documentos que las partes no hubieren invocado.
81
La prueba es recibida directamente por el tribuna! que
entiende en la causa —siendo excepcional el caso de delegación de alguna prueba determinada—, con lo que se concreta el postulado de la inmediación.
i» A . M A R I O D E L A F U E N T E , La oraiidad en el nuevo Código Procesal Civil
de La Rioja, en "Revista de Derecho Procesal", año xi-1953, 1 . trimestre, ps. 65
a 80; A L S I N A , op. cit-, t. i, p. 99.
so Dicha ordenanza ha sido elaborada por el Dr. F R A N Z KE-EIK, quien era
entonces ministro de Justicia y profesor de la I'nivcrsidad de Viena.
si Procedimiento similar al que regía en Italia hasta la reforma de 1910.
Las partes se intercambiaban sus fascicuios.
e r
58
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
T a m b i é n ei de concentración es asegurado, al disponerse que toda la discusión y la prueba sea producida y sustanciada en una sola audiencia —o en otra próxima— y en
primera instancia. El tribunal de apelación sólo conoce en
cuestiones de derecho.
Cuando se considera la causa suficientemente instruida
y debatida, se clausura la vista y se dicta sentencia; la que
sólo puede ser pronunciada por los mismos jueces que asistieron a los debates y producción de las pruebas.
7 1 . E L NUEVO PROCESO CIVIL ITALIANO. — Respecto del
nuevo procedimiento italiano, ya algo hemos anticipado de
él con relación al tema que estamos tratando -.
Fue publicado y promulgado el nuevo Código de Procedimiento Civil, el 28 de octubre de 1940, entrando en vigencia el 21 de abril de 1942.
El legislador italiano se ha inspirado fundamentalmente
—aunque no lo siguió en todos sus pasos— en las enseñanzas
maestras de JOSÉ CHIOVENDA, sostenidas durante tantos años
en lo que se refiere al aumento de los poderes del juez, oraiidad, concentración, relación inmediata (immediatezza)
del
juez con las partes y con los medios de prueba.
8
Los proyectos ministeriales (SOLMI, GRANDI) que son su
antecedente, fueron severamente revisados por tres autorizados especialistas: los profesores CARNELUTTI, REDENTI y
CALAMANDREI, de cuyo valioso trabajo —al decir de LIEBMAN— se encuentran huellas hasta en el estilo en que fueron redactados, tanto el texto del Código como la Relación .
81
Se pueden distinguir en el nuevo proceso dos fases bien
diferenciadas: una instructoria y una decisoria. Aunque ambas son orales, son preparadas mediante la presentación de
escritos. En la fase instructoria vemos que la demanda introductiva es escrita lo mismo que lo es la contestación. Ambas
piezas deben ser completas en sus enunciaciones y peticio«2 Ver nota 73.
63 E N R I C O T I J I X I O L Í E B M Í N , El nuevo
en " L a Ley", 1. 23, sec. rtoar., p. 31.
Código de Procedimiento
Civil
italiano,
REFERENCIAS HISTÓRICAS Y DE DERECHO COMPARADO
59
nes, pero los argumentos sólo deben ser esquemáticos, pues
su desarrollo y debate deberá ocurrir por vía oral ante el
tribunal.
El juez de instrucción civil fija la audiencia, determina
con intervención de las partes las cuestiones controvertidas
y ordena las medidas de prueba que considera procedentes
u oportunas.
Esta instrucción se desenvuelve en forma única, concentrada y continua. A este juez corresponde la facultad de decidir, provisionalmente, las cuestiones preliminares, prejudiciales o incidentales en este período con motivo de la determinación de los hechos y la admisión y producción de las
pruebas. Las providencias que al efecto dicta pueden ser
revocadas por él mismo, sin perjuicio de que dichas cuestiones sean luego juzgadas nuevamente, y aun de distinta
manera, por el tribunal.
Al concluir la instrucción las partes se comunican de
nuevo, recíprocamente, un escrito que concreta en conjunto
lo actuado ante el instructor.
En la audiencia que se celebra ante ei colegio, las partes discuten oralmente la causa, luego de lo cual aquél pronuncia la sentencia. En ésta, el tribunal examina nuevamente y decide las cuestiones preliminares ya resueltas por
el juez- instructor. Si considera necesario ampliar la investigación o no comparte alguna de las decisiones tomadas por
aquél, vuelve la causa al juez de instrucción.
T a m b i é n puede el tribunal disponer que se vuelva a
producir ante él alguno de los medios de prueba ya sustanciados en la primera etapa.
Ya hemos dicho con anterioridad que si bien se produce
un contacto estrecho e inmediato entre el juez instructor y
las partes, y aquél recibe personalmente los materiales probatorios, tanto la inmediación como la propia concentración
toman en este código una modalidad muy especial.
Es cierto que el juez instructor es a la vez uno de los
miembros del colegio, siendo su relator; pero ello no permite cumplimentar los propósitos más acentuados de la im-
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
60
mediatezza, ya que de tal modo es uno solo de los tres magistrados que decidirán la causa, quien ha participado directa
y personalmente en la recepción de las pruebas. De este
modo, la impresión fresca y viva de los hechos, el diálogo
esclarecedor, el conocimiento personal de los lugares, los sujetos y las cosas que se investigan, sólo se habría dado en las
vivencias personales del instructor, quien al trasmitir a sus
colegas del colegio sus propias impresiones, no permite a éstos alcanzar la única fuente originaria del convencimiento .
Se ha dicho que la función instructoria y la decisoria requieren actividad y aptitudes diferenciadas. La primera demanda un órgano ágil, pronto, dinámico. La segunda pide
prudencia, ponderación y equilibrio.
Con la creación de la nueva figura del juez instructor
en el procedimiento civil italiano, conservando para la decisión de la causa al órgano colegiado, se ha pretendido adecuar el órgano a la distinta variedad de las funciones; y, como
dice LIEBMAN* , "en compensación, sacrificar parcialmente
uno de los principios fundamentales del procedimiento oral:
el de la immediatezza,
esto es, el conocimiento directo y
personal de los medios de prueba, de parte de las personas
que deciden la causa".
81
8
72- E L PROCESO CIVIL BRASILEÑO. — En Brasil rige desde
el 10 de setiembre de 1939 un código único en materia procesal civil y comercial, sancionado sobre la base del proyecto
BATISTA MARTINS. Este código, dice EDUARDO AUGUSTO GARCÍA , ha dado a la Argentina un hermoso ejemplo de comprensión del problema de la justicia en todos sus aspectos.
69
Los juicios ordinarios se sustancian a través de un procedimiento " m i x t o " cumplido ante un juez unipersonal. Existe la doble instancia para las cuestiones de hecho y de derecho. Se instituye en primera instancia un período prepara»* J O S É C H I O V E N D A , Ensayos, op. cit., l. n, p. 254.
Op. cit., p. 32.
«* E D U A R D O A U G U S T O G A R C Í A , El nuevo Código de Procedimiento
Brasil, en "La Ley", l. 17, sec. doclv., p. 64.
Civil
del
REFERENCIAS HISTÓRICAS Y
DE DERECHO COMPARADO
61
torio escrito antes de la "vista" de la causa en audiencia pública.
La demanda se promueve por escrito, conteniendo ella
los fundamentos de hecho y de derecho y la respectiva petición. Allí debe ofrecerse la prueba, acompañándose la documental.
El demandado producirá su contestación y prueba en
iguales condiciones. Las excepciones se sustanciarán y resolverán previamente a !a vista. Cabe la reconvención. La pericia debe agregarse antes de la audiencia.
El código organiza en todos sus detalles este primer período instructorio hasta que se llega a la audiencia pública,
donde se ventila oralmente la causa.
Las partes deben asistir a la vista. Abierta la audiencia,
se recibirá un examen de su laudo hecho por el perito; pudiendo ser éste interrogado por el juez y las partes. Luego
se reciben las deposiciones del actor, demandado y testigos
con intervención personal del juez.
Terminada la producción de la prueba, el juez determina
los puntos a los cuales deberá limitarse el debate oral. Las
partes alegan durante un plazo no mayor de veinte minutos
por cada una. La audiencia debe ser única y continuada, y
sólo se interrumpe por causa de fuerza mayor. No siendo posible dar término a la instrucción o al debate en una sola audiencia, se señala otra para un día inmediato.
Una vez cerrado el debate, el juez pronunciará la sentencia, y no encontrándose aquél en aptitud de decidir la causa
en este acto, señalará una audiencia para dentro de diez días,
en que se publicará la sentencia recaída.
De todo lo ocurrido en la audiencia el escribano labrará
un acta, la que será dictada por el mismo juez y contendrá el
resumen claro de las pruebas producidas, de las alegaciones
y peticiones de las partes y demás funcionarios intervinientes, como así los despachos recaídos y la sentencia.
Como se ha puesto en manos de un solo juez el conocimiento y decisión de la causa, se ha debido mantener en vigor el sistema de la doble instancia —como ya se dijo—, que
62
ExAMHN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
conoce, por ello, tanto de las cuestiones de hecho como de las
de derecho. De ahí la necesidad de levantar acta circunstanciada de lo ocurrido en la audiencia.
Pese a la opinión optimista del Dr. EDUARDO AUGUSTO
GARCÍA, que recordamos más arriba, respecto del código brasileño, entendemos que la solución técnica arbitrada para
el conocimiento y decisión de las causas civiles ordinarias,
no es la más perfecta, al menos en lo que se refiere al juego
eficaz que se espera obtener de los principios de oraiidad,
concentración e inmediatez aplicados al proceso.
El juicio oral sólo logra sus mejores resultados cuando
la decisión se confía a un tribuna! colegiado que asiste a la
vista de la causa y recibe directamente el material probatorio y las alegaciones de las partes. Entonces, la sentencia que
dicte sobre la base de las frescas impresiones vividas, podrá
ser irrevisible en cuanto a los hechos que repute probados;
siendo, en todo caso, tema de apelación —si es que se instituye tribuna! de alzada— sólo la decisión de las cuestiones
de derecho.
De no ser así, se dará la absurda situación de querer rectificar ante el tribunal de segundo grado una apreciación
subjetiva de los hechos, cuyas pruebas, recibidas oralmente
por el inferior, no llegan a conocimiento de la alzada sino a
través de una débil imagen esbozada en el acta escrita que se
redactó al dictado de! mismo juez cuya opinión se procura
controlar.
Podríamos decir que, como en definitiva el fallo que alcanzará la autoridad de la cosa juzgada será el del tribunal
de apelación, habría conocido íntimamente e! material de la
causa el juez que no la decide; y pronunciará la sentencia
definitiva un tribunal que no alcanzó a conocerla del mismo modo. De esta manera, ¡a oraiidad y la inmediación
—como invitados de honor— entraron al proceso por una
puerta para salir pronto por otra, sin dejar en aquél los efectos saludables de su paso. . .
C-WÍIT'LO V I
LA
INMEDIACIÓN.
P R I N C I P A
SU
RELACIÓN
CON
LOS
DE ORALIDAI). C O N C E N T R A C I Ó N
Y
BI L A T E R A L I D A D
73. LAS VINCULACIONES DEL PRINCIPIO. — El principio de
inmediación pretende nutrir de savia viva a la planta del
proceso, imponiéndole los medios idóneos para obtener de él
sus mejores frutos.
La sentencia rápida y justa ha de lograrse con mayores
probabilidades en aquel procedimiento en el cual e) juez
ha estado en permanente y estrecho contacto con las partes y los materiales probatorios.
Pero este principio no tiene vida propia ni puede arraigarse sino en determinadas condiciones y ambientes propicios a su desarrollo. Estas condiciones y ambientes adecuados son asegurados al proceso por la implantación y vigencia de otros principios, tomo lo es el de la "oraiidad" en
su sentido raciona!, y el de la concentración", que persigue producir en la más breve extensión de tiempo y de lugar, la totalidad de los actos y diligencias del proceso a fin
de obtener la visión más íntima y cercana de sus resultados,
como así su verdadero significado integral.
Por otra parte, la inmediación al realizarse como método
de conocimiento y como propósito, debe cuidar de no interferir en la órbita de aplicación de otro principio fundamental, valedero y deseable durante el curso del debate, como
lo es el de "bilateralidad", contradicción o igualdad de las
partes en el juicio.
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
64
A fin de abarcar esos contactos y relaciones entre los principios recién mencionados y el que es objeto especial de
nuestro estudio, trataremos a continuación, brevemente, de
cada uno de ellos y con referencia al de inmediación".
1.
Oraiidad
7 4 . TIPOS DE PROCEDIMIENTO. — Hemos visto en el capitulo ni que para DAVID LASCANO el proceso oral y el proceso
escrito implican dos sistemas fundamentales, dos "tipos de
procedimientos", teniendo por tales, no a los que ocupan
más o menos la escritura o la oraiidad, sino a los que han
construido un sistema orgánico sobre la base de la palabra
hablada o escrita.
En sus términos más elementales, el proceso sería oral o
escrito según que como medio de comunicación entre las
partes y el tribunal y de trasmisión de las aportaciones probatorias, se usara de la viva voz de los sujetos o de los pertinentes escritos que recogieran sus manifestaciones.
Pero en la realidad, no es sólo la diferencia de los medios de comunicación —oral o escrita— lo que distingue y
da características propias a los sistemas llamados "orales" o
"escritos", respectivamente.
En primer lugar, es de señalar que difícilmente se hallará un procedimiento en el cual puede prescindirse de modo
absoluto, ya sea de la palabra oral, como medio de expresión, o de la manifestación escrita, como modo de documentación o conservación de los principales actos del juicio.
Sólo puede afirmarse que en cada uno de los sistemas
halla preferencia, ya sea la comunicación ora!, ya la escrita".
Prácticamente no existen sistemas orales o escritos puros.
En los procedimientos de predominio oral, como los establecidos por el reglamento austríaco de 1 8 9 5 y la ley alemana de 1 8 7 7 —donde sólo eran tenidos en cuenta los materiales probatorios y las alegaciones en cuanto se expresaran
o vertieran oralmente ante el tribunal—, existe de todos moD I M D L A S C A \ o , Pioyecto de Código, op. cit., ps. 52 y ss.; A L S I N A , op.
i. i, p. 8 1 ; W Y N E S S M Í Í - L A R . p_ it., p. 143; J O F R É . op. cit., t. i. p. 47.
S ;
0
c
cit.,
ORALIDAD, CONCENTRACIÓN Y BÍLATERA LIDAD
65
dos el requisito d e q u e las actuaciones se registren por escrito a fin de conservar un memorial del p r o c e d i m i e n t o cumplido, hablándose entonces del principio de "protocolización".
7 5 . Sus DIFERENCIAS. — L a s grandes diferencias e n t r e los
dos sistemas antagónicos están dadas por un c o n j u n t o de notas o características q u e a c o m p a ñ a n a cada u n o .
E n el p r o c e d i m i e n t o oral, las pretensiones de los litigantes, la p r o d u c c i ó n de las pruebas y los alegatos o conclusiones de h e c h o o d e d e r e c h o , se formulan v e r b a l m e n t e e n u n a
sola audiencia, o en varias m u y p r ó x i m a s , de un m o d o contin u a d o y concentrado, en presencia y con intervención del
juez o tribunal —generalmente colegiado— q u e dirige el debate y debe mantenerse el m i s m o desde el comienzo hasta
el fin del proceso. E l juicio es público, las formas simples,
el juez tiene poderes mayores que en el o t r o sistema y la
sentencia se p r o n u n c i a i n m e d i a t a m e n t e , apenas sustanciada
la causa. Se limitan las instancias y los recursos.
E n el sistema escrito, la actividad procesal se diluye y
dispersa en múltiples actuaciones q u e q u i e b r a n la unidad
y dilatan el proceso, estando el juez alejado de las partes y
los elementos de la causa. L a s formas son abundantes, c o m plejas y estrictas y se constituyen en fuentes d e múltiples desviaciones e incidentes. Existen numerosos recursos y generalm e n t e dos o tres instancias.
Se han señalado en la doctrina las principales ventajas
e inconvenientes d e cada u n o d e estos sistemas , expresándose r e i t e r a d a m e n t e Las siguientes:
88
7 6 . LA ESCRITURA. — T i e n e la ventaja de q u e permite
fijar y registrar con minuciosidad la materia procesal. Puédese así conservar a través del tiempo los actos y diligencias
LEO
op. cit., ps.
493 y 491;
F U E S T F , o¡,
6 . Eisner.
R O S E N B E R G , op. at., t. i, p. 395. J O F R É , op. cit., i. i, p. 49; L A S C A N O ,
56 y 57; J O S É C H I O V E N D A , Ensayos, op. cit., vol. ü, ps. 198, 199, 200,
F R A N C I S C O C A R N E L U T T I , Sistema, i. ni, ps. 330 y 331; M A R I O D E L A
cit.. ps. 75 a SO,
fi6
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
cumplidas, permitiendo verificarlos o reconocerlos en cualquier momento y ante los tribunales de apelación.
Asegura a las partes la posibilidad de estudiar y plantear
serena y fundadamente sus pretensiones y alegatos, y en especial, tratándose de problemas complejos o difíciles cuestiones de derecho. Concede al juzgador la facilidad de examinar tranquila y concienzudamente los argumentos de las
partes y los materiales probatorios acumulados, sopesando
sin apremios ni pasiones las razones y pruebas exhibidas.
Es el medio más eficiente para la discusión estrictamente jurídica que no se presta a la improvisación ni exige espontaneidad, sino, por el contrario, reflexión madura y acertada.
Entre sus más visibles desventajas podemos mencionar la
que resulta de la lentitud, formalidad y complicación que
imprime a] procedimiento. Las formulaciones y alegatos escritos impiden las aclaraciones, explicaciones, ampliaciones
y aun rectificaciones saneadoras que se producen en el curso
del debate oral dirigido por el juez.
Es más difícil en este sistema que se logren acuerdos parciales sobre algunos puntos de la litis de modo de aligerar
o simplificar la materia controvertida. Se presta a la incidencia dilatoria y a la articulación maliciosa. Aumenta la
temeridad del litigante, que se atreve a expresar falsedades
por medio del escrito que no habría aventurado en presencia del juez, del adversario y hasta del mismo auditorio que
asistiere a la vista de la causa si fuere oral.
Este procedimiento aleja la publicidad y acentúa la desconfianza en la justicia y el escepticismo del pueblo.
Pero, por encima de todas las cosas, aleja al juez de la
materia viva del pleito, haciendo que no conozca, vea ni interrogue personalmente a las partes, testigos y peritos, de
modo tal que aquél deba ir a buscar su convicción objetiva
en una cosa muerta y deslucida que es el expediente, donde
ios hechos, los sujetos y las realidades que se debaten en la
causa no aparecen más que como máscaras o sombras que
deforman la verdad y a veces ni Ja rozan.
ORALIDAD, CONCENTRACIÓN Y BILATERALIDAD
67
77. LA ORALIDAD. — La ventaja más destacable del lenguaje y la comunicación oral reside precisamente en que
constituye un medio que conduce a una más exacta expresión de la realidad de los hechos, dándole mayor claridad,
viveza, energía y agilidad, a la vez que mayor naturalidad
a la exposición, sea de las partes, sea de los demás sujetos
que intervienen a cualquier título en el proceso.
Mediante la expresión hablada, en el juicio oral, se obtiene la más fácil comprensión de la cuestión discutida, pues
en cuanto a las pretensiones y argumentos de las partes o
sus abogados, en el debate se logran las aclaraciones o rectificaciones que disipan muchas dudas y abrevian el contenido
de la discusión. No se lanzan afirmaciones absurdas o temerarias por la fuerza del control personal que inhibe a tales
impulsos incorrectos; y aun se logran muchas conciliaciones.
En lo que respecta a la prueba de los hechos, es allí donde la oralidad tiene su mayor campo de aplicación y éxito.
No deben caber dudas de que mediante la exposición verbal
formulada ante el magistrado, éste se hallará en las más óptimas condiciones para apreciar la sinceridad o credibilidad
de los dichos de un testigo, o de la confesión afirmativa o
negativa de alguna de las partes, o la seriedad y fundamento
de un peritaje.
Si los documentos, las cosas o los lugares a que se refiere
el pleito pueden ser examinados por el juez en presencia
de las partes, peritos o testigos que deponen sobre ellos, provocando aclaraciones y discusiones al respecto, su alcance o
significado, es innegable, entonces, que la convicción del magistrado habrá de formarse con acierto, o al menos con el
menor riesgo posible de error o confusión.
Se ha d i c h o " que el "juicio oral es un espejo que refleja
los hechos con notable precisión".
ss J O F R É , op.
ción: " E l médico
ausculta, aveí igna
"Supongamos
a «H denendiente
cit., i. l, p. 49. El mismo aulor hace esta colorida comparaen presencia de un enfermo io observa, le toma e! pulso, lo
sus antecedentes y después receta o prescribe un régimen.
que en vez de usar ese método racional, empezase por enviar
o a un colega para cine redacte un memorial con el fin de
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
68
Entre las desventajas del juicio oral se recuerda el peligro de que las partes poco diestras o no ejercitadas, no expongan con exactitud, acierto o elocuencia sus argumentos;
de que se inhiban por la presencia de los demás asistentes
a la vista; de que en la celeridad o sorpresa del debate no
estén en condiciones de proveerse de los elementos de juicio
o razones legales que permitan impugnar con eficacia, argumentos o pretensiones no previstas.
Se agrega a ello la fugacidad de la impresión de la palabra hablada, la que si bien representa con mayor viveza o
colorido la idea y el estado subjetivo del deponente, es a su
vez efímera en el tiempo, siendo retenida en su integridad
de expresión sólo por breves momentos. Por eso se dice desde antiguo: "verba volant, scripta manení" ,
aludiendo a
tales circunstancias inherentes al medio de manifestación empleado.
Existe también el riesgo de que algo importante no fuere oído en el curso del debate o de que fuere muy prontamente olvidado.
Por último, es evidente que este sistema impone mayor
esfuerzo, preparación, diligencia y capacidad, tanto en los
jueces como en los abogados que intervienen en la causa.
Pero tales exigencias se compensan ampliamente con los beneficios que se obtienen de su aplicación, entre los cuales
volvemos a señalar como más valiosos los que significan la
inmediación y trámite concentrado de! proceso, que conducen al logro de una justicia rápida y eficaz.
9U
pasarlo en consulta al boticario, para después de eso recién preocuparse de la
enfermedad y del paciente.
"En e! primer caso habrá seguido los métodos racionales de la oralidad; en
e! segundo, los procedimientos absurdos del juicio escrito".
Creemos que el ejemplo traído por J O Í B É , más bien nos vale como explicación de lo que significa la "inmediación" frente al principio opuesto de la "mediación "; ya que la intervención del colega y otros funcionarios que se interponen
entre el médico titular y su paciente, es lo que señala la falta de "inmediación";
siendo ya indistinto que sus impresiones las trasmitan al médico principa! por
escrito o mediante informes verbales.
"Las palabras vuelan, los escritos permanecen"; ver J A I M E M . M A N S P U I G A R N A I J , Los principios generales del derecho, Repertorio
de reglas, máximas y
¡¡¡mismos jurídicos, Bosch, Barcelona, 1917, p. 359.
8 0
ORALIDAD, CONCENTRACIÓN Y BILATERALIDAD
69
78. ORALIDAD E INMEDIACIÓN. — De las explicaciones que
anteceden puede deducirse la índole de las relaciones existentes entre el principio de "oralidad" y el de "inmediación". Este último se hallará generalmente realizado en las
causas tramitadas sobre la base del sistema oral. Será como
una manifestación importante de éste. Pero no siempre la
oralidad significa inmediación ni ambos conceptos pueden
asimilarse.
Es lógico que no puedan identificarse ambos principios,
pues uno, el de oralidad, sólo se refiere al modo de expresión
de las ideas; el otro, la inmediación, exige la intervención
directa y personal del juez en la recepción de las alegaciones y de las pruebas.
Se trata, sin duda, de dos principios estrechamente vinculados, emparentados; y es cierto que en la historia del procedimiento la inmediación va casi siempre acompañada de
la oralidad y la mediación de la escritura '.
9
7 9 . EN LA RECEPCIÓN DE LAS PRUEBAS Y ALEGACIONES. — Se ha dicho que la inmediación tiene su sentido y
aplicación en cuanto se refiere a la recepción de las pruebas,
y que la oralidad —o su contrafigura, la escritura— es especialmente aplicable en lo que respecta a las alegaciones de
las partes.
En realidad no es exactamente así. Hay o puede haber
procedimientos total o predominantemente orales en cuanto
se exigiera que las pretensiones y argumentos de las partes,
como así la producción de las pruebas —testigos, confesión,
pericias—, sólo valgan en cuanto se formulen oralmente, y
en cambio no reciba acogida el principio de inmediación,
como ocurre cuando las declaraciones, testimonios, etc., orales, son recibidos no directa y personalmente por los miembros del tribunal que va a decidir la causa, sino por jueces
delegados o funcionarios instructores.
Son éstos —como ocurre con el juez delegado del procedimiento alemán y el juez instructor del código i t a l i a n o as W V N E S S M I I Í A R , op.
cit., p. 1 7 1 .
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
70
quienes recogen "oralmente" los materiales de la causa; pero
el tribunal que va a fallar, sólo toma conocimiento de ellos
a través del relato o memoria trasmitida por el referido funcionario. Aquí, pues, la inmediación, aunque fuera procurada en las actuaciones del juez delegado o instructor —mediante el trato directo y oral—, no habría sido realizada en su
principal finalidad, que tiene por objetivo a las vivencias
personales del juez que dictará la sentencia.
Por nuestra parte, no tenemos dudas de que puede haber oralidad sin inmediación, en el sentido arriba explicado. L o que no compartimos es la opinión de algunos autores en el sentido de que así como puede haber oralidad sin
inmediación, podría también darse el caso de que ésta se
manifieste como vigente en un procedimiento exclusivamente escrito , en el cual esté investido de la potestad de decisión exclusiva un juez al que "se presenta directamente el
material de la causa y, sin embargo, forme la base de la resolución únicamente el material aportado por escrito" .
92
93
Estimo que en el proceso escrito puro no puede haber lugar para la inmediación en su sentido integral, ya que los
documentos y actas que constituyen la fuente de conocimien
lo personal del juez, aunque fueren llevados directamente
al expediente sin intervención de terceros, no dejarán de
ofrecer las desventajas que hemos descrito.
Faltará a los escritos la intensidad del diálogo vivo y fresco que nutre la convicción del juez momentos antes de dictar su sentencia. Generalmente el proceso escrito es largo y
complicado en sus formalidades, y las impresiones personales
que hubiera podido recoger el juzgador al recibir los escritos o levantar las actas, se desvanecen con el tiempo, no conservándose ni en su memoria ni en la inerte frialdad de los
legajos.
'•s Rosr.Nni-.RG, op. til., p. 395, donde dice: "La inmediación es diferente de
la o r a l i d a d . . . La inmediación como la mediación son c o m p a t i b l e s Lauto c o n ta
oralidad l o m o con la escritura; un procedimiento oral puede s e r mediato e i n m e diato uno e s c r i t o . . . Pero p o r lo regular la inmediación es c o m p a ñ c i a de la
oralidad".
ai W Y N E S S M I L L A R , op. cit., p, 1 7 1 .
ORALIDAD, CONCENTRACIÓN Y BI LATERA LIBAD
71
Esta misma objeción no cabe en los casos en que la oralidad —como ocurre normalmente— se combina de modo racional con la escritura; y de los materiales recibidos verbalmente en la vista de la causa, sólo se reproducen o sintetizan
en piezas escritas los elementos que se desean conservar por
razones de seguridad o para facilitar la revisión del proceso.
Aquí, la protocolización, no sólo no aleja la inmediación,
sino que tiende a resguardar sus efectos.
8 0 . IDENTIDAD Y PERMANENCIA DEL JUEZ. — Una consecuencia del principio de inmediación —que no lo es a su vez
del de oralidad— es aquella norma en virtud de la cual la sentencia sólo deben dictarla los mismos jueces que han asistido
a la vista de la causa o conocido del proceso desde su comienzo hasta el fin, según ya lo hemos explicado oportunamente.
Podrá tenerse por vigente el principio de oralidad aun
en los casos en que fueran varios y distintos los jueces que
van conociendo del juicio hasta dictarse el fallo. En cambio, el principio de inmediación no habrá sido satisfecho
sino en el supuesto de asegurarse la identidad de! juez *.
8
8 1 . ORALIDAD AL SERVICIO DE LA INMEDIACIÓN. — Pero
debemos aclarar que así como casi siempre la oralidad va
acompañada de la inmediación, en grado tal que " n o se
concibe —según SENTÍS MELENDO— un procedimiento oral
sin inmediación" '', ésta es mucho más importante y decisiva que aquélla. Aunque la inmediación es tenida en cuenta como formando parte del elenco de principios comprendidos en el sistema oral", es ella la que asegura la eficacia
del proceso llevándolo al término de una sentencia justa.
El sistema oral es sólo el medio o recurso técnico cuya aplicación permite la realización de ese otro principio que motiva nuestro estudio.
8
'-" W. K I S C H . op. cit., p. 132; O I I O V E N D A , op. cit., vol. n, p. 201; R O S E N B E R G ,
op. cit.. i, p . 395.
as Op. cit., ps. 140 y 141.
!>e C H I O V E N D A , op. cit., vol. n, p. 254, dice: El piincipio de la inniediaci >n
se llalla estréchame:!Je vinculado con el de oralidad, en cuanto sólo en ei proceso
oral puede ser plena y eficazmente aplicada.
72
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
Antes de concluir este apartado, recordemos que cuando
hablamos de oralidad no invocamos su sentido más ortodoxo
o intolerante. Razonamos con CHIOVENDA que "por oralidad no se entiende ni la simple discusión oral. . . ni mucho
menos la exclusión de la escritura del proceso, como el nombre podría hacer creer a los inexpertos; ya que la escritura,
siendo como es un medio perfeccionado de expresar el pensamiento y de conservar de una manera duradera la expresión, no puede dejar de tener en el proceso aquel puesto que
tiene en todas las relaciones de la vida. . . significa una racional contemporización de la escritura y de la palabra, como
medios diversos de manifestación del pensamiento. . . " .
07
!18
2.
Concentración
82. CONCEPTO; FINALIDADES. — El principio llamado de
"concentración", como su nombre lo indica, es aquel que
procura abreviar en el tiempo el desarrollo del proceso haciendo que sus actos se produzcan en forma continuada, sin
interrupciones ni interferencias que lo dilaten o disipen la
visión del conjunto y la necesaria concatenación de los sucesos inherentes a la sustanciación de la causa.
La concentración o atracción en el menor tiempo y lugar, de los actos procesales, persigue importantes finalidades. Una de ellas es la de lograr que los juicios se tramiten
con la mayor celeridad posible, a fin de que el estado de
incertidumbre o riesgo existente respecto del derecho discutido o turbado, cese lo más pronto con el restablecimiento,
garantía o declaración de tal derecho en la sentencia. Es
decir, procura la más rápida concreción de la tutela jurídica, y por ende de la paz social alterada por el conflicto.
Por otra parte, además de la celeridad deseada —que
constituye un principio ella misma—, la concentración de
los actos y diligencias trata de permitir que se mantenga y
» ' C H J O V K N D A , op. cit., vol. ii, ps. 198 a 200.
«s Eti igual sentido se expresa L A S C A N O , op. cit., p. 56. " N o es el caso de
aceptar la oralidad por ¡a oralidad misma, porque en principio no es mejor ni
peor que la escritura, sino de asegurarle el puesto que le corresponde en el
proceso...".
ORALIDAD, CONCENTRACIÓN Y BILATERALIDAD
73
manifieste la unidad del debate, a fin de que en cualquier
momento se pueda tener una noción clara y precisa del conjunto de sus materiales, tanto en relación al concreto caso
planteado en oportunidad de trabarse la litis, como con respecto a la prueba y a la sentencia que en su consecuencia
deba dictarse.
T a m b i é n la concentración persigue coadyuvar a la más
económica tramitación de los juicios, ya sea por suprimir
las articulaciones o incidentes que tiendan a complicarlos o
dilatarlos sin necesidad, ya ahorrando energías, tiempo y erogaciones materiales al de por sí costoso mecanismo de la
justicia, que ha de pesar sobre el bolsillo de los litigantes y
en el de toda la comunidad.
Un pleito largo y complejo distrae y absorbe las fuerzas
productivas de los contendientes alterados en el ritmo de su
vida normal, requeridos por las diligencias del proceso y
privados de sosiego; perjudica sus economías; ocasiona molestias a testigos, informantes, funcionarios y demás terceros a quienes se acude; aumenta los gastos generales del tribunal sostenido por el Estado. Y además de todo ello, un
pleito de esa naturaleza puede producir frutos escuálidos o
ineficaces, al reconocer tardíamente un derecho que sólo ha
de gozarse íntegramente si es tutelado enseguida o al poco
tiempo de producido su desconocímiento .
39
8 3 . CONCENTRACIÓN EN BENEFICIO DE LA INMEDIACIÓN. —
Además de todas estas finalidades e implicancias, la concentración y celeridad en el desarrollo del proceso vienen a consol CouTiiRp. refiriéndose a los graves inconvenientes del juicio escrito, en
cuanto a su larga tramitación, dice: "Tampoco es posible dejar librada a las
torturas y maquinaciones del juicio escrito, que puede durar años v años, la
suerte dei juicio de alimentos, que debe resolverse en un plazo de horas, o las
acciones posesorias que reclaman medidas de canicier casi policial; o el juicio
de accidentes de trabajo, donde lo primero que se debí hacer, humana \ jurídi-
camente, es asegurar la suhsistcncia del obrero y sti productilidad social.
"Juicios de alimentos que han durado años, como más de una ve/, i c lia
visto; juicios de accidentes del trabajo que se fallan cuando el obrero ha muerto,
se han perdido en la inconducta las hijas v se han entregado a) delito los
hijos, son algo más que una burla de la justicia: son una afrenta a la sociedad
que tales cosas consiente" (Líneas generales del Proyecto de Código de Procedimiento Civil, en " L a Ley", t. 41, p. 936).
74
EXAMEN SISTEMÁTICO BEL PRINCIPIO
tituír como un requisito indispensable para que se concreten las aspiraciones del principio de inmediación.
En efecto, si el dispone asegurar la relación directa, inmediata y estrecha entre el juez y las partes, testigos, peritos,
cosas y lugares de! proceso, es a fin de provocar en el magistrado una impresión actual, viva, palpitante y profunda
a la vez que acertada, respecto de los hechos discutidos y aun
con relación al verdadero sentido y alcance de las proposiciones de los contendientes. Se desea formar el convencimiento del juzgador mediante su acceso directo y personal
al material de la causa.
Pero es evidente que de nada —o de muy poco— valdría
que el propio juez oiga a las partes o participe de sus discusiones aclarando el sentido de la controversia, reciba la confesión, interrogue a los testigos, pida explicaciones a los peritos, etc., si dichos actos los debiera realizar en momentos
aislados, distantes en mucho tiempo unos de otros, interferidos por cuestiones incidentales, y todo ello a tiempo lejano del instante en que se abocara a razonar y pronunciar
su fallo.
En tal caso, las impresiones oportunamente recibidas,
las aclaraciones arduamente logradas, para muy poco servirían, ya que por entonces unas vivencias se habrían desvinculado de las otras y todas ellas quedarían, si no olvidadas por
completo, al menos esfumadas o deformadas con pérdida de
su sentido unitario y verdadero.
Es decir, entonces, que la concentración de los actos y
celeridad en el desarrollo del proceso, sirven a la inmediación para conferirle sus condiciones de real eficacia.
84. INMEDIACIÓN EN BENEFICIO DE LA CELERIDAD. — Peto
a su vez, y recíprocamente, la inmediación, como modo de
conocimiento directo por parte del juez, sirve al logro de
los principios de concentración y celeridad, ya que en una
causa donde el magistrado interviene directamente en la recepción de las alegaciones y de las pruebas, es posible —además de necesario— obtener que los actos del proceso se desarrollen en forma rápida y concentrada por la abreviación
ORALIDAD, CONCENTRACIÓN Y BILATERALIDAD
75
de dificultades ficticias o fácilmente disipables. E l conocim i e n t o personal del juez sustituye a las actas y relaciones de
terceros, siempre dilatorias.
Se ha d i c h o
q u e la concentración supone la concesión
al juez de facultades amplias en la dirección del proceso que
le p e r m i t a negar aquellas diligencias que considere innecesarias y disponer, en cambio, ciertas medidas destinadas a
suplir omisiones de las partes o que estime convenientes para
regularizar el p r o c e d i m i e n t o ; c o m o el despacho saneador del
código procesal brasileño o las medidas saneadoras del proc e d i m i e n t o de la provincia de J u j u y (art. 14).
1 0 0
8 5 . CELERIDAD, CONCENTRACIÓN, ORALIDAD. — C o n dichas facultades es posible abreviar los juicios, a u n los tramitados por el procedimiento escrito; p e r o es evidente q u e
la c o n c e n t r a c i ó n y la celeridad sólo podrán ser eficientemente obtenidas en el proceso oral, en el cual, luego de un breve
y d i n á m i c o período p r e p a r a t o r i o de la instrucción, es posible c o n c e n t r a r en u n a sola audiencia —la de la vista de la
causa— la p r o d u c c i ó n de toda la p r u e b a , los alegatos de las
partes y ministerios públicos, y hasta el m i s m o pronunciam i e n t o del veredicto o de la sentencia, de ser ello factible
según la índole de los asuntos.
Es por ello que en las postulaciones doctrinales de los
autores y en los articulados de los modernos códigos procesales, la oralidad, la concentración y la inmediación van indisolublemente u n i d a s .
101
ion AÍ-SINA. op. cit., t. i, p. 2fi8.
m i J O S É C H I O V E N D A , Las reformas procesales y las corrientes del
pensamiento
moderno, en Ensayos, op. cit., l. u, p. 155 (en nota), dice: "Con esta referencia
v ion la publicación realizada en el mismo año (1906) de la primera edición
de mis Principa,
se inició la propaganda llevada a cabo por mí en c! lillimo
cuarto de siglo para la reforma del proceso civil italiano sobre la base de la
oraiidad, de la inmediación y de la concentración" (en este párrafo léase "conferencia" y no "referencia").
Dice P O H F Í T I en su citado trabajo. La doctrina de Chiovenda sobre
inmediación y concentración
y el anteproyecto
de código procesal para Mendoza, en
"Revista de Derecho Procesal", X I , 1953, primera parte, ps. 57 y ss.: '.'En el
pensamiento de aquel insigne proecsalista, la oralidad se consustancia con la
inmediación \ la concentración en el régimen de las pruebas y la d i s c u s i ó n . . . " .
" . . . M e d i a n t e la concentración en el ofrecimiento y pioducción de (a prueba, la
76
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
3.
Büateralidad
8 6 . CONCEPTO. — El más destacado y excelso de los principios procesales es, sin duda, el de "büateralidad"' , llamado también, con buen criterio, de "igualdad"
o de
contrad icción " ' ° .
Dice COUTURE que si bien las formas procesales varían
normalmente en el tiempo y en el espacio, lo que no varía
es el sentido dialéctico del debate.
Las partes y los jueces formulan sus proposiciones, sus
oposiciones, sus composiciones; sus tesis, sus antítesis, sus
síntesis. De allí que el principio dominante en el proceso es
el del contradictorio, que luego identifica como "principio
de igualdad".
Este principio es inseparable de todo procedimiento instituido ante los tribunales en un Estado de derecho. El mismo COUTURE, en la edición postuma de sus
Fundamentos
( 1 9 5 8 ) , ha escrito un capítulo final, " L a tutela
jurídica",
en el cual asienta varias proposiciones lógicas, ontoíógicas y
axiológicas respecto de! proceso civil, que encuentran su
apoyo en esa constante necesaria que es el principio de büateralidad, allí sublimado a una categoría filosófica.
Este principio halla su expresión tradicional en el derecho romano, en el precepto "audiatur et altera pars"', que se
cumple brindando y asegurando a cada una de las partes la
debida oportunidad de que se le oiga. Halla a su vez fundamento y refugio en la garantía constitucional de "inviolabilidad de la defensa en juicio" (art. 1 8 , Const. nacional) y en
la de la igualdad de los individuos ante la ley (art. 1 6 ,
Const. n a c ) .
02
103
4
105
lumen ¡ación en ta recepción de la no preconstutiída (examen de litigantes, testigos, peritos ) expcilos) y fas conclusiones o alegatos orales, se logra que quien
ha de fallar el litigio en primera instancia, tenga un conocimiento directo,
inmediato y coordinado de la materia, de la postura de las partes y de los
hechos relevantes que aquellos medios de prueba acreditan".
102 W Y N E S S M I L L A R , op. cit-, p. 47.
i«3 C O U T U R E , Fundamentos,
p. 79.
io* A L S I N A , op. cit-, t. i, p. 265.
ios Op. cit., p. 3.
ORALIDAD, CONCENTRACIÓN Y BILATERALIDAD
77
Es la garantía de! "debido proceso", en el cual cada una
de las partes tiene asegurado el derecho y la razonable oportunidad de hacer oír sus argumentos y ofrecer sus pruebas,
como así la de refutar y controlar las del adversario. No
puede privársela de "su día en ei tribunal".
En cumplimiento de tal principio, toda afirmación, petición o pretensión formulada por una de las partes en el
proceso, debe ponerse en conocimiento de la contraria para
que ésta pueda expresar su conformidad u oposición manifestando sus propias razones.
Lo mismo en materia de pruebas, ellas deben ofrecerse,
ordenarse, recibirse y apreciarse con la intervención y conocimiento de ambas partes, que deben hallarse en condiciones
de verificar su regularidad, cuando provienen de! contrario
y aun del tribuna!.
Las mismas medidas y resoluciones tomadas de oficio,
por lo general, y salvo excepciones previstas en la ley, deben
someterse al control de las partes.
En un antiguo proverbio de la Alemania medioeval se
decía: "Eines
matines
red ist keine
red, der richter
solí
die
deel verhoeren
beed"'"*
("la alegación de un solo hombre
no es alegación; el juez debe oír a ambas partes").
La verdad sólo surge del "contradictorio de las partes",
se ha dicho con frecuencia. La discusión hace la luz, dice
el pueblo.
87. VINCULACIONES. — Y bien, ¿qué vinculación nos proponemos mostrar entre dicho principio y el de inmediación?: la razonable y natura! que pasamos a explicar.
88. EN LOS ALEGATOS. — Cuando queremos que en satisfacción de nuestro principio de inmediación los jueces se
acerquen lo más posible a los litigantes para conocer a ellos
y sus razones; o cuando pedimos que se permita a los litigantes ir ellos y sus razones al lado mismo de la persona del
juez —inmediación respecto de las alegaciones—, no pensáis
WVS'F.ÍS MfLI.ÍR, op.
cit..
p
47
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
78
mos siquiera en la posibilidad de q u e pueda influirse en la
conciencia del magistrado llevando a sus oídos nuestros
a r g u m e n t o s n a t u r a l m e n t e parciales, en forma sigilosa, y convencerle así de las razones que afirmamos nos asisten.
N o queremos estar cerca del juez para estar solos, sino
simplemente para estar cerca.
P o r ello nos apresuramos en aclarar q u e sólo concebimos
la inmediación referente a las alegaciones, en c u a n t o ella
se c u m p l a m e d i a n t e el debido juego del c o n t r a d i c t o r i o , en
el cual el magistrado no ya apreciará las ventajas de su contacto con las partes por el simple hecho de oír personalmente
sus a r g u m e n t o s y comprenderlos más claramente, sino en
especial p o r q u e estará en condiciones de enfrentar sus proposiciones, señalar sus errores, oscuridades o vacíos, c o n o c e r
el v e r d a d e r o alcance del conflicto, abreviar o concretar los
puntos debatidos, y a u n , d e ser posible, lograr avenimientos
parciales y c o n c i l i a c i o n e s .
101
¡ " Í A propósito de esto, es muy elocuente el diálogo ya recordado de C A L A en De las buenas relaciones
entre los juices y ¡os abogados,
ps. 19 y 20,
cuando registra los siguientes argumentos de sus personajes:
M.iNDBti,
"El Ingenuo": . . . " C u a n d o comencé mi proceso estaba seguro de que con
un coloquio de media hora conseguiría demostrar al tribunal mis buenas razones; y pedia a mi abogado que fijase lo más pronto el dia en que el juey, podría
recibirme \ cscuchaime. Pero el abogado se sonreía con aire compasivo y me
decía que los jueies tienen otras cosas que hacer que perder el tiempo con las
qucrimonias de los litigantes. V entonces, digo yo, si los jueces no je han hecho
para esto, ¿para qué se han hecho?".
" E l T c ó i i c o " : . . . " E s necesario que las razones de los dos contradictores lleguen al juez, según un orden preestablecido, en forma iígurosamente fijada. Esa
justicia sin procedimiento, que todos los ignotautes como tú invocan, habría
querido decít en aquel caso simplemente lo siguiente: que sí el advetsaiio se
hubiera apresuiado más que tú a correí a casa del juez, habiía podido contarle,
contra ti, las más absurdas patrañas, > vencer la causa, sin que tú estuvieras
en situación de poder decir ni una sola palabra en tu defensa".
"El ingenuo": . . . " Y o no pretendo ser recibido por el tribuna! a la chita
callando, sin que mi adversario lo supiera: por el contrario, esperaba poderme
encontrar cala a cara con él. en presencia de los jueces, para cxpiesarle mis
razones y para avergonzarlo ante ellos. Pero mi abogado m e explicó que, en las
causas civiles, los litigantes no tienen lo que él llamaba aperalio
uris: mientras
el cliente debe estar con la boca cerrada ) con prohibición absoluta de hablar
de su causa, corresponde a! abogado.. . poner por escrito sus razones, v llenar
páginas y páginas de larguísimas caitas dirigidas al tribunal: como si los jueces
habitasen en América v para entrar en relación con ellos tío existiese medio
más adecuado que el epistolar".
l í e aquí la "iinmedialezza"
junto a la "contradicción".
ORALIDAD, CONCENTRACIÓN Y BILATERALIDAD
79
89. EN LAS PRUEBAS. — Lo mismo decimos respecto de
las pruebas. El juez deberá ser puesto en condiciones de recibir personal y directamente la confesión, las deposiciones
de los testigos, las explicaciones de los peritos, etc.; pero
todo ello debe ocurrir en presencia y con intervención vigilante de las partes, que podrán orientar los interrogatorios
proponiendo preguntas pertinentes, oponiéndose a la formulación de las que no lo fueren; requiriendo aclaraciones,
señalando tachas, y por último produciendo alegatos sobre
el mérito de la prueba y demás material reunido. Podrán
asimismo recurrir de los actos y resoluciones del tribunal
respecto de las pruebas, en cuanto no los hallaren ajustados a derecho.
De este modo se limita el riesgo de que la opinión, el
prejuicio o aun la propia convicción dei juez se formen o
consoliden expuestos a su espontáneo pero incontrolado discurrir, lo que sucede cuando no están las partes presentes
para iluminar los distintos aspectos de una situación o de un
hecho ambiguo, para llamar la atención sobre una afirmación tendenciosa, una demostración sofistica o simplemente falsa.
90. EN EL PROCESO PENAL. — Es por eso que en nuestro
proceso pena!, donde la instrucción del sumario se levanta
mediante actuaciones inquisitivas y secretas, si bien la inmediación entre el juez y los elementos probatorios se produce en un grado intenso, la falta casi total de intervención
y control por parte del acusado y su defensor ha provocado
la crítica de los procesalistas y las quejas del pueblo.
El examen o la posible reproducción de algunas medidas
de prueba en el plenario —aun bajo la forma de juicio
contradictorio—, no alcanza a subsanar algunos abusos irreparables provenientes de la sigilosa y unilateral redacción
del sumario. En éste, el juez tiene acceso inmediato, personal
y directo, a los materiales de la causa y medios de prueba,
pero en su actuación, además de la propia iniciativa, sólo
acoge la indicación, el consejo o el requerimiento del acu-
80
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
sadcn" público, el ministerio fiscal; sin a d m i t i r simultáneam e n t e el contrapeso necesario de la defensa, de la q u e sólo
se reciben meras indicaciones q u e n o obligan al instructor
y q u e aquélla formula a ciegas.
Además, c o m o ya dijimos, esta inmediación resulta innocua si tenemos en c u e n t a q u e n o es el juez de instrucción
sino el de sentencia quien decide ia causa.
Este último nos ofrece las garantías de su serenidad de
juicio —por n o ser al propio t i e m p o el investigador celoso de
sus hallazgos—, pero n o aporta al proceso las ventajas reconocidas a la inmediación c o m o m o d o d e c o n o c i m i e n t o .
P o r lo dicho es q u e sólo concebimos r a z o n a b l e m e n t e a
dicho principio c u a n d o imaginamos al juez, él mismo, en
persona, e x a m i n a n d o y recibiendo el material del juicio d e
un m o d o directo y p e r m a n e n t e ; pero siempre q u e en todo
m o m e n t o y j u n t o a él se hallen las partes y sus letrados para
a c o m p a ñ a r l e en ese azaroso c a m i n o en pos de una sentencia justa.
CAPÍTULO V I I
D I S T I N T O S ASPECTOS DE LA INMEDIACIÓN
EN E L P R O C E S O C I V I L
9 1 . NOCIÓN PRELIMINAR. — Al comienzo del capítulo ÍV
de este trabajo (p. 33) hemos intentado definir el principio
en estudio señalando someramente sus elementos necesarios
o principales. Dijimos que con él se procura "asegurar que
el juez o tribunal se halle en permanente e íntima vinculación con los sujetos y elementos que intervienen en el proceso, recibiendo directamente las «alegaciones de las partes»
y las «aportaciones probatorias», a fin de que pueda conocer
en toda su significación el material de la causa, desde el
principio de ella, quien —a su término— ha de pronunciar
la sentencia que la resuelva".
De aquí y de todo lo que hemos explicado en las páginas anteriores resulta fácil comprender que la buscada inmediación puede y debe realizarse en relación: a) con las
partes, con motivo de sus alegaciones (demanda, contestación, conclusiones o alegatos, etc.); b) con las pruebas, con
motivo de su producción. Examinemos ambos aspectos.
1. Respecto
de las
alegaciones
92. ÁMBITO DE APLICACIÓN. SECTORES IMPLICADOS. — Al
explicar en el capítulo anterior la vinculación existente entre el principio de "inmediación" y el de "bilateralidad" o
"contradicción" (ps. 77 y 78 y nota 107), hemos anticipado
el examen de este aspecto.
Recordaremos entonces que una de las manifestaciones
de la inmediación es aquella en virtud de la cual el juez o
1 - Eisner.
82
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
tribunal r e c i b e personal y d i r e c t a m e n t e de los propios litigantes o de sus abogados, sus a r g u m e n t o s de h e c h o y d e
d e r e c h o y la formulación de sus pretensiones encontradas.
N o debemos tener duda alguna de que ese c o n t a c t o personal e inmediato e n t r e el jue2 y las partes ha de ser sumam e n t e provechoso para el esclarecimiento y solución del
litigio.
SÍ b i e n n o deja de ser c o n v e n i e n t e —y a veces necesario— que tales alegaciones se formulen y conserven en piezas
escritas a fin d e d o c u m e n t a r el alcance y contenido d e la
controversia, ello debe ser así sin perjuicio de conceder a
las partes la ocasión de c o m u n i c a r o r a l m e n t e al tribunal sus
puntos de vista, en u n a audiencia especial o en la misma en
q u e se ventila toda la causa, a fin de lograr los efectos ya
señalados: que el juez o tribunal se c o m p e n e t r e más acabad a m e n t e del sentido y alcance de los a r g u m e n t o s y pretensiones; las partes puedan en su presencia c o n f r o n t a r sus
razones y a veces ajustarías en lo q u e tuvieran de exageradas o erróneas; se obtenga m a y o r celeridad por medio d e
indicaciones o preguntas que el tribunal pueda formular
señalando a las partes las oscuridades, vacíos o contradicciones d e sus planteos o explicaciones; se supriman o abrevien
algunos puntos controvertidos p o r n o resultar realmente tales o p o r tener un alcance distinto del q u e suponían las
partes en su e n f o q u e unilateral.
De este m o d o se aclara y simplifica la litis, se concretan
los temas realmente necesitados de p r u e b a y decisión y se
intenta algún a c u e r d o q u e disipe el conflicto o reduzca su
intensidad. T o d o ello es posible esperar de este contacto
e n t r e partes y magistrado en c o m u n i c a c i ó n oral e inmediata.
El contenido de las alegaciones pueden ser ya las cuestiones de " h e c h o " , ya las de p u r o " d e r e c h o " , ya ambas.
9 3 . EN LAS CUESTIONES DE HECHO. — T r a t á n d o s e de los
hechos, los relatos y afirmaciones d e las partes, c u a n d o son
formuladas en presencia del juez y frente al adversario, son
generalmente más medidos y cuidadosos que c u a n d o es po-
LA INMEDIACIÓN EN EL PROCESO CIVIL
83
sible introducirlos por escrito sin más control que el de la
propia estima y probidad, no siempre presentes.
En el debate oral que tiene lugar con la intervención
directa del magistrado, y en algunos sistemas con la presencia del público, son tantos los contrapesos y motivos inhibitorios, que las partes, aun las más apasionadas o menos
prudentes, no se aventuran a lanzar especies o afirmaciones
falsas o fácilmente exageradas. La réplica inmediata y verbal; la mirada escrutadora del tribuna!; (a expectación del
público; la pregunta incisiva y oportuna, son todos medios
de control que aseguran en mayor grado la pulcritud del
relato, y de todos modos la aclaración de las dudas o ambigüedades que impiden tener una idea exacta de lo que se
afirma y pretende.
94. EN LAS CUESTIONES DE DERECHO. — Respecto del de
recho invocado en los casos sutiles o complejos, cuando él es
expuesto y desarrollado en la soledad de! bufete por el abogado, sin tener frente a sí ni al contradictor para refutarlo
ni al juez para llamarlo al orden, es muy posible que se
introduzca —aun sin darse cuenta de ello— en las más aventuradas acrobacias lógicas o en la afirmación de las tesis
más audaces.
A propósito de tal posible desviación que se produce por
faita de la debida inmediación, dice el maestro CALAMANDREI, tantas veces recordado en este trabajo: "Si delante de
nosotros, mientras escribimos, estuviese el juez presente observándonos, creo que sin perjuicio de procurar, como es
nuestro deber, decir todas y solamente las razones favorables
a nuestro cliente, no tendríamos el valor de embarcarnos en
sostener por él ciertas tesis audaces que, a veces, en el silencio de nuestra biblioteca, nos seducen como ocasiones magníficas de poner a prueba nuestro virtuosismo dialéctico".
"Los libros, vosotros lo sabéis —dice el citado autor—,
son peligrosos, porque cualquier fantasía, si se la lee impresa
en un libro, se convierte en un precedente autorizado; y
especialmente son peligrosos los repertorios de jurispruden-
84
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
cia, que no niegan nunca, a quien sabe buscar, alguna hermosa máxima hecha a propósito" .
loa
95. EN LA RELACIÓN DE LOS LITIGANTES. — De lo dicho
resulta que la inmediación con motivo de las alegaciones no
sólo es deseable entre el juez y las partes, sino también, y
con tanta razón, respecto de las partes entre sí.
Esta mayor vinculación personal entre los litigantes y
letrados de ambas partes, no sólo permite ajustar los hechos
y las pretensiones, como se ha explicado. Muchas veces coadyuva a disipar fantasmas y espejismos, logrando imprevistas
conciliaciones.
La experiencia profesional nos suele demostrar que a
veces un simple malentendido, la interferencia de un tercero receloso, maligno o interesado; el ofuscamiento momentáneo de dos personas apasionadas, producen conflictos
de apariencias insolubles a los que una breve conversación
en la sala de audiencias del juzgado —aun en la antesalaresuelve inmediatamente o limita a más modestas proporciones.
En estos casos, los escritos de los abogados y las cédulas
de traslado no son buenos emisarios para sellar la paz entre
los contendientes.
Claro que a veces el enfrentamiento de los contrincantes
sólo sirve para enardecer sus ánimos y acentuar sus agravios;
pero al menos, de su discusión tanto más espontánea cuanto
ios Op. cit., ps. 50 y 5i- Esie pasaje nos recuerda una anécdota muy difundida, atribuida a Vélez Sarsfield, cuando deseoso de aplacar las impaciencias de
un consultante que pretendía cooclusiones definitivas sobre su caso, mostrándole
un sector de su nutrida biblioteca jurídica, le dijo más o menos asi: "estos
libros que veis aquí, os dan la razón
pero estos otros —señaló otros anaqueles— . . .os la q u i t a n . . . " .
Sabemos, además, que tas afirmaciones audaces o falsas no sólo se deslizan
con motivo de los escritos de demanda y contestación, sino, y con mayor frecuencia, en el planteamiento de cuestiones incidentales con fines exclusivamente
dilatorios o de hostilízaeió» al adversario.
Tantas articulaciones artificiosas como las que se aventuran en el procedimiento escrito no se intentarían de seguro si ellas habrían de exponerse ante ios
ojos y oídos del juei > de la contrapane. En la clandestinidad del expediente
escrito se emprenden toda clase de maniobras que no se introducirían en el
ambiente aireado v bien iluminado del juicio oral.
LA INMEDIACIÓN EN EL PROCESO CIVIL
85
acalorada, recibirá el juez alguna luz provechosa para el conocimiento de la verdad.
2. Respecto
de las
pruebas
96. Su IMPORTANCIA FUNDAMENTAL. — Si bien la inmediación es deseable en cuanto se refiere a las alegaciones
de las partes, ella no es en todo caso imprescindible. Aun es
posible concebir un sistema eficaz si se estatuye que las exposiciones y pretensiones de los litigantes se formulen por
escrito o a través de otros intermediarios que las comuniquen al tribunal. Las distintas oportunidades que se pueda
conceder a las partes para hacer conocer sus razones y refutar
a las del adversario, han de permitir en cierto modo que el
debate quede claramente planteado.
Lo que no puede admitirse sin desmedro de la eficacia
del proceso, es que se ignore la inmediación en el recibimiento de las pruebas. Quizá por eso algunos autores consideran que los principios antagónicos de mediación e inmediación sólo se refieren al modo y método de recepción de
las pruebas, y que las diferencias entre oralidad y escritura
se refieren únicamente a las alegaciones .
Recordemos, pues, en líneas generales, qué se entiende
por " p r u e b a " en el proceso civil y cuál es su necesidad.
108
97. LA PRUEBA EN EL PROCESO CIVIL. CONCEPTO. — Ya
en el capítulo II, apartado 2, de este trabajo, hemos anticipado algunas ideas al respecto al hablar del proceso y su
eficacia. Allí formulamos diversas consideraciones sobre lo
que debe entenderse por "verdad" de los hechos a los fines
del proceso y según cuales fueran los intereses a satisfacer
en cada clase de juicios. Dicho tema empalma necesariamente con este de la prueba que entramos a considerar.
Los jueces en sus sentencias deben aplicar el derecho
declarando el que debe imperar en el caso sometido a su
decisión. Pero las normas de derecho en que las partes apoyan sus pretensiones, se refieren a situaciones o supuestos de
io» S T H N , titado por W Y N E S S
M I L L A R , op.
cit.,
p.
169.
86
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
hecho cuya existencia real es la condición que la norma exige para que sea aplicable la consecuencia jurídica que ella
misma sanciona.
Los que acuden a los estrados de la justicia, como actores
o demandados, invocan en su favor los efectos de una norma
jurídica que les otorgaría la protección reclamada; mejor
dicho, el bien cuya tutela solicitan.
Para ello deben afirmar como ciertos los hechos concretos cuya concurrencia, debidamente acreditada, permitirá al
juez reconocerle los beneficios de la norma citada.
Esta necesidad, en el proceso civil, de afirmar los hechos
en que se funda la pretensión, es lo que se conoce como
"carga de la afirmación", según ha dicho CARNELUTTI.
Luego, será menester acreditar la exactitud de tales afirmaciones. Es decir, será indispensable provocar en el juez
la convicción de que los hechos contenidos en la afirmación
han tenido lugar del modo que en ella se sostenía. Se ha de
probar la verdad de las proposiciones para que el juez aplique el derecho que es su consecuencia.
!)8. OPINIONES DOCTRINALES. — Dice COUTURE ; "Los
hechos y los actos jurídicos cuando dan motivo a un proceso,
son objeto de afirmación por parte de aquellos individuos a
quienes afectan. Pero como el juez es normalmente ajeno a
esos hechos sobre los cuales debe pronunciarse, no puede,
lógicamente, pasar por las simples afirmaciones de las partes, y debe disponer de medios de verificar la exactitud de
esas proposiciones. Es menester comprobar la verdad o falsedad de esas afirmaciones con el objeto de formarse convicción a su respecto.
" T o m a d a en su sentido procesal la prueba es, en consecuencia, un medio de verificación de las proposiciones que
los litigantes formulan en el j u i c i o " .
ALSINA, ai concretar su concepto de la prueba" , y en
medio de otras explicaciones que nos la presenta como "in110
1
1 1 0 Fundamentos,
op. til., ps. 124 y 125.
n i AI-STNA, Tratado, t. ÍI, p. 171. Mientras escribimos estas páginas en que
litamos al maestro, nos ha conmovido !a noticia de su muerte, ocurrida de modo
LA INMEDIACIÓN EN EL PROCESO CIVIL
87
vestigación de los hechos" o modo de "averiguar cómo ocurrieron las cosas", termina por coincidir con la doctrina moderna, sosteniendo que "en su acepción lógica, probar es
demostrar la verdad de una proposición, pero en su significación corriente expresa una operación mental de comparación. Desde este punto de vista, la prueba judicial es la
confrontación de la versión de cada parte, con los medios
producidos para abonarla".
SENTÍS MELENDO a f i r m a " que en CARNELUTTI hallamos
una exacta noción lógica de las pruebas, cuando dice (La
prova civile, p. 48, ed. 19-17): "El objeto de la prueba no
son los hechos sino las afirmaciones"; "no pertenece a la
prueba el procedimiento mediante el cual se descubre una
verdad no afirmada, sino por el contrario aquel mediante el
cual se demuestra o se halla una verdad afirmada". Y agrega SENTÍS MELENDO que "como piedra de toque, ofrece
CARNELUTTI el ejemplo de la operación aritmética: mientras
no se ha efectuado la operación, esto es, mientras no hay una
afirmación, no puede haber una prueba".
Lo mismo sostenía COUTURE cuando decía' : " E l convencimiento del magistrado depende, en el derecho vigente,
en manera muy especial, de la actividad probatoria de las
partes. Más que a un método científico de investigación, la
prueba civil se asemeja a la prueba matemática; es una operación de verificación de la exactitud o el error de otra
operación anterior".
Es actualmente cosa admitida por la doctrina procesal
que en materia civil la prueba no es más que lo antes expresado: "un medio de contralor o comprobación de las
afirmaciones que los litigantes formulan en el j u i c i o " .
El objeto de la prueba no es de ninguna manera la
"averiguación" o "investigación" de la "verdad" de los hechos. En virtud de la vigencia del principio dispositivo en el
1
13
inesperado en octubre de 1«5B. Si mucho h.ibta recibido de íi !a ciencia procesal
de nuestra patria, más aún se esperaba de su madurez intelectual y stt cultura
especializada. Le rendimos el homenaje de nuestra respetuosa recordación.
'!= Op. cit., p. 174.
Op. cit., p. 126.
88
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
proceso civil, el juez no conoce otros hechos que los que las
partes han afirmado, ni otras pruebas que las que ellas mismas han suministrado. En el sistema vigente, y salvo limitadas excepciones, no se le confía al juez la misión de investigar los hechos o averiguar la verdad.
99. DIFERENCIA CON LA PRUEBA PENAL. — En esto estriba
su diferencia con el juez en lo penal. Éste sí que investiga,
puesto que busca y procura conocer hechos ignorados y sus
circunstancias ocurrentes; y para ello tiene amplias facultades de inquisición.
Ya hemos explicado en el capítulo n, 2, que la distinta
intensidad y gravedad de los intereses en juego es la que
justifica que en el proceso civil —donde el conflicto suele
no trascender del ámbito privado de las partes— la prueba
se limite a una verificación de las afirmaciones, en grado tal
que el reconocimiento del demandado —o del actor, en su
caso— detiene toda actividad de comprobación, debiendo
tenerse por ciertos los hechos así admitidos, salvo que fueren
imposibles o inverosímiles o hubiera prueba en contrario.
En cambio, en el proceso penal y en aquellas causas civiles en que se discuten cuestiones que interesan al orden pú
blico —asuntos de familia, insanias, etc.—, el mayor interés
comprometido impone una actividad procesal más empeñosa
en el descubrimiento de la verdad.
Un aspecto de esta cuestión ha sido ingeniosamente enfocado por SENTÍS MELENDO , quien afirma que aquellas
diferencias de método no corresponden a una naturaleza
distinta del proceso civil respecto del penal. Razona así: " E s
que la investigación o averiguación se realiza durante el período instructorio y por el juez instructor, el cual, como
órgano de la justicia penal, tiene mucho más de «instructor»,
que de juez; de igual manera que ese período no es una
fase probatoria del juicio penal sino una etapa instructoria
anterior al mismo. . . ¿por qué no existe ese período preliminar en el proceso civil? Pues muy sencillo; porque en lo
111
n « Op. cit., ps. 177 y 178.
LA INMEDIACIÓN EN EL PROCESO CIVIL
89
civil, la averiguación, la investigación de los hechos, la realiza el ciudadano particular, en virtud de que sólo a él le
afecta el asunto, en virtud de que sólo él tiene interés. Comoquiera que él ya ha cuidado de averiguar, de indagar, de
inquirir, y en su caso, de investigar, puede «afirmar» los
hechos. Y si no ha averiguado, ni investigado, y no puede
traducir en afirmaciones esas averiguaciones o investigaciones, le será imposible formular la demanda ' . Solamente
sobre tales afirmaciones se practica la prueba.
" E n lo penal, el sumario es anterior al juicio, no es una
etapa de él; hay averiguación o indagación o si se quiere
investigación; no hay prueba; al procesado se lo indaga o
bien se lo ha indagado como imputado; se le recibe declaración indagatoria; el procedimiento puede ser inquisitivo sin
que con ello se falte a la esencia del juicio. Las afirmaciones
se contienen en la acusación y en la defensa; y en el juicio
(plenario) hay prueba".
De todos modos recordemos que la prueba es un modo
de crear la convicción del magistrado. Tiende a formar en el
ánimo del juez un estado de certeza respecto de la realidad
de un hecho controvertido.
Por ello es que, volvemos a insistir, si la prueba está
dirigida al juez para formar " s u " convencimiento, no es posible concebir que él no intervenga personalmente en la realización de las diligencias que procuran precisamente mostrarle la verdad de los hechos que " é l " deberá tener por
acreditados o no.
Sea que los hechos fueran averiguados o investigados por
las propias partes antes de formular sus afirmaciones en el
juicio, sea que tal averiguamiento se practique por el juez
de instrucción en una etapa anterior al " j u i c i o " propiamente
1
5
1 1 5 En genera!, casi no tiene ni necesidad de averiguar tos hechos, puesto que
él los ha vivido personalmente o tomado participación en ellos. Lo que necesitará es hallar medios de prueba para formar la convicción del juez. Salvo en
algunos pocos casos en que ios hechos lo afectan sin haber actuado en ellos,
como cuando ignora la identidad del causante de un daño en sus bienes o las
circunstancias en que se produjo; lo que tendrá que indagar antes de formular
la demanda. El juez de instrucción, en cambio, no ha vivido los hechos y es
un extraño a ellos.
90
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
dicho, como lo aprecia SENTÍS MELENDO; en cualquiera de
ambos casos tales indagaciones conducen a la afirmación de
hechos —en la demanda y contestación; acusación y defensa— que será necesario "probar", esto es: verificar y demostrar como cierta en la convicción del magistrado. De manera
que aun en las causas civiles de objeto menos trascendente
será menester tal demostración.
Como no es el propósito de este trabajo desarrollar la
teoría general de la prueba, sino sólo el de analizar el modo
de vinculación del juez con los medios probatorios, no creemos del caso examinar lo que la doctrina ya tiene estudiado
respecto del objeto, la carga, el procedimiento y la valoración de la prueba en el proceso civil.
Nos basta, a nuestros fines, con haber recordado someramente lo que se entiende por "prueba civil" y su necesidad
lógica.
100. DIVERSOS SENTIDOS; CLASIFICACIÓN. — Al examinar,
como lo hacemos, el principio de inmediación respecto de
la actividad probatoria, comenzamos por señalar —siguiendo
a G o L D S C H M i m * — dos aspectos o sentidos en que puede
manifestarse dicho principio: o) un sentido subjetivo o f o r mal que se refiere a la utilización inmediata de los medios
probatorios por parte del juez; recepción y conocimiento directos y sin intermediarios; b) un sentido objetivo o material, que exige que el juez sólo haya de utilizar los medios
de prueba inmediatos o los más inmediatos posibles respecto
de los hechos a conocer.
1 1
Veamos ambos aspectos de nuestro principio:
a) Sentido subjetivo o jormal
101. CONCEPTO. — Este sentido bajo el cual puede comprenderse el principio de inmediación respecto de las prueüfl J A M E S C O L D S C H M I D T . Derecho
procesal
civil, traducción por Leonardo
Piicto Castro, con adiciones de Niceto Alcalá Zamora > Castillo, Editorial Labor,
Barcelona, 1936, ps. 87 y ss.
LA INMEDIACIÓN EN EL PROCESO CIVIL
91
bas, examina cómo el juez ha de utilizar los medios de
prueba; cual debe-ser s u relación de proximidad con ellos.
Ya hemos insistido a lo largo de todo este estudio de
qué manera es necesario asegurar que el juez intervenga
personal y directamente en la recepción de los materiales
probatorios que luego, e indefectiblemente, él y sólo él deberá apreciar y valorar para formar su juicio sobre los hechos discutidos en el acto de pronunciar la sentencia.
102. MEDIOS DE PRUEBA. RECONOCIMIENTO JUDICIAL. —
Como consecuencia de ello se impone:
I) Tratándose del reconocimiento
judicial de lugares o
cosas en los cuales o respecto de los cuales se han desarrollado los sucesos objeto de la controversia, tal reconocimiento
—entre nosotros llamado "inspección ocular"— debe llevarlo
a cabo personalmente el juez o tribunal que deberá apreciar
en forma directa y de visu sus circunstancias y accidentes.
En lo posible deberá evitarse delegar en otras autoridades
el examen de tales lugares o cosas; y cuando la apreciación
de los objetos exija conocimientos especiales en algún arte
o ciencia, sin perjuicio de designar entonces peritos para
ilustrar al juez sobre las cuestiones técnicas, éste deberá asistir al lugar de la diligencia para percibir a través de sus
propios sentidos las cosas en examen y poder interpretar con
mayor acierto la explicación pericial" .
1
103. PRUEBA INSTRUMENTAL. — 2) Respecto de la prueba
instrumental,
los documentos deberán presentarse en sus orin " Refiriéndose a las ventajas de la inspección ocular como prueba por
excelencia, S A L V A D O R D E L A C O L I N A , en su Derecho y legislación procesa!, op, tlf.,
t. ir, p. 12(i, ñola, relata: "Siendo juez de primera instancia en La Rioja. realicé
una inspección ocular en un pequeño terreno respecto del que una pobre mujer
anciana, que ¡o ocupaba, dedujo interdicto de retener, porque se veía turbada
en la posesión de parte de! inmueble. Defendió en el acto sus derechos con mucha elocuencia". "¿Que no tengo papeles?, decía. ¡Bueno! Ellos (los turbadores)
tampoco tienen ni un p e d a c i t o . . . ni pa pitar. Pero yo tengo una prueba mejor,
la raiza!: estos naranjos que planté cuando era joven. En los papeles ponen
picardías, pero nadie hace crecer las plantas en menos tiempo del que Dios
manda. Que caven, señor juez, en esos pozos, \ verá que esos Arboles tienen mas
de cincuenta años,
"La prueba fue decisiva y en el día se decretó el amparo".
92
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
ginales o copia legalizada si se tratara de instrumentos públicos, a fin de que el tribunal aprecie directamente su
texto, redacción, tipo de escritura, papel, tinta, modo de impresión utilizado, espacios blancos, dobleces, firmas, signos,
vetustez y tantas otras circunstancias que influyen sobre la
estimación de su autenticidad material y conceptual o que
denotan las circunstancias particulares de su expedición.
1 0 4 . DECLARACIONES CONFESURÍAS Y TESTIMONIALES. —
3) La confesión de las partes y las declaraciones de los testigos ha de recibirlas también personalmente el propio magistrado.
Dice SARTORIO" : " E l examen ha de adecuarse a la condición y estado del deponente. Las propias respuestas son
una sugerencia al juez para enderezar su interrogatorio acomodándolo a poner de manifiesto al testigo ladino como a
facilitar las declaraciones sinceras". Y citando a CARAVANTES
{t. i i , p. 218), expresa: " E l juez debe oír al testigo con agrado y mansedumbre y mirándole a la cara, pues en el semblante puede a veces conocer la sinceridad o falsedad de su
deposición".
8
CHIOVENDA" cita a MARIO PAGANO en este párrafo:
" . . . E n la viva voz hablan también el rostro, los ojos, el
color, el movimiento, el tono de la voz, el modo de decir y
tantas otras diversas circunstancias pequeñas, las cuales modifican y desarrollan el sentido de las palabras generales y
suministran tantos indicios de ellas a favor o en contra de la
afirmación de las palabras. La muda lengua, la elocuencia
del cuerpo, para valemos de la frase de T u í i o , de la misma
manera que es más interesante, así también es más verídica
que las palabras y puede ocultar menos la verdad. Todos los
signos contemplados se pierden en la muda escritura y faltan
al juez los más claros y ciertos argumentos".
Y a continuación agrega CHIOVENDA: " E n LESSONA se
pueden ver citados los viejos doctores que a c o n s e j a b a n . . .
9
" a De la prueba de testigos, p. 130.
¡ i » Ensayos, vol. n, p, 4 9 3 .
LA INMEDIACIÓN EN EL PROCESO CIVIL
93
hacer constar en el acta también el cambio de color del testigo {!). Pero lo peor es que LESSONA no encuentra cosa más
acertada que recomendar al secretario que refiera cuidadosamente el tono de la voz, los movimientos, etc. ¿Y no es
mejor someter estos signos a la directa observación del juez
que debe pronunciar la sentencia? En ello está el principio
de la inmediación". Y agrega el maestro: " E l juez que debe
sentenciar no puede valorar las deposiciones oídas por otro,
y más o menos exactamente recogidas en el acta, tan bien
como aquellas que él mismo ha oído con el espíritu de observación aguzado por el pensamiento y por la responsabilidad de deber juzgar".
105. PRUEBA PERICIAL. — 4) Lo mismo decimos en cuanto a la prueba pericial. El juez, además de procurar asistir
al lugar de la diligencia —como ya dijimos—, debe estar en
condiciones de poder interrogar personalmente al experto
en presencia de las partes a fin de lograr la debida aclaración de sus dudas; la explicación de afirmaciones técnicas o
sintéticas; la armonización de conclusiones antagónicas o
aparentemente tales y la satisfacción de todas las inquietudes
que el caso suscite.
106. CONCLUSIÓN. — De este modo se concretará la inmediación del juez respecto de los medios de prueba; y como
es lógico, para asegurar sus efectos, el juez debe ser el mismo
durante todo el proceso, y el que asiste a la recepción de las
pruebas ha de ser el que pronuncie la sentencia. Ya dijimos
que de otro modo los propósitos de la inmediación se habrían frustrado.
b) Sentido objetivo o material
107. CONCEPTO; ADMISIÓN. — Este aspecto del principio
examina qué medios probatorios ha de utilizar el juez, o
sea la relación de los medios de prueba con la cuestión a
probar.
Como lo reconoce GOLDSCHMIDT, es de advertir que es
extraordinariamente controvertido que el principio de inme-
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
diación en su aspecto objetivo o material sea admitido en
el derecho vigente, por imperio de la ley"".
Pero aunque la enumeración legal no señala entre los
fliversos medios de prueba una ordenación lógica derivada
de su naturaleza o de su vinculación con los motivos de
prueba, es de señalarse —como lo hace COUTURE — que
ciertos medios de prueba tienen un carácter directo, por
cuanto suponen un contacto inmediato del magistrado con
los motivos de prueba —con los hechos o situaciones a probar—; que otros, ante la imposibilidad de una relación directa, acuden a una especie de reproducción, reconstrucción
o representación de los motivos de prueba; y otros hay, por
último, que a falta de métodos de verificación directa o por
representación, se fundan en un procedimiento lógico de
deducciones o inducciones.
Al respecto dice ALSINA: "Hay ciertos hechos que graban
. la conciencia sin el auxilio de ningún intermediario y cuya
impresión es tan viva como la luz en la vista; otros, en cambio, no los percibimos sino por medio de otros hechos precedentemente recibidos, aplicando el raciocinio, que nos
conduce de lo conocido a lo desconocido. En el primer caso
el conocimiento es directo o inmediato, porque se aplica al
hecho misino; en el segundo es indirecto o mediato porque
se conoce el hecho que se investiga a través de otro h e c h o " - .
De estas ideas surge la existencia de un cierto orden de
prelación o preferencia entre los medios de prueba según fuere más o menos inmediata la relación que cada uno de ellos
procura al juez respecto de los motivos de prueba o hechos a
acreditar. Y asi:
121
1
108. PRUEBA DIRECTA. PERCEPCIÓN. — A) En primer lugar tenemos la prueba directa o inmediata, por percepción,
que nuestra ley procesal conoce bajo el nombre de "inspección ocular". Ella consiste en la experiencia actual y viva
que se produce por el contacto personal y sin intermedia1 2 0 G O I J J S C l l l l l D T , Op.
dt.,
T>.
89.
" i Op. cit., Fundamento*,
p. 167.
i--' Op. cit.. i I T , ps. 174 y 175.
LA INMEDIACIÓN EN EL PROCESO CIVIL
95
ríos entre el juez y los hechos u objetos que es necesario
probar.
Este modo directo de conocimiento es considerado como
el primero y más eficaz de los medios probatorios. Él provoca la evidencia misma del juzgador en presencia de las
cosas o hechos motivo de controversia.
No se trata de la mera evidencia interna, por intuición o
libre convicción personal, sino de la evidencia externa que
que se logra en condiciones en que puede ser vivida, controlada y compartida por terceros de un modo objetivo. Aquí,
el principio de inmediación, en cualquiera de sus aspectos,
actúa con toda su intensidad y eficiencia.
En los casos en que Jos hechos, cosas o lugares examinados por el magistrado presenten modalidades o calidades
que no le sea posible apreciar por sus propios sentidos o a
través de sus personales conocimientos, será necesario —como
ya dijimos— acudir al auxilio de personas especializadas
—técnicos o peritos— que por su preparación científica en la
materia respectiva o el uso de instrumentos especiales, estarán en condiciones de hacer explicable al juez los fenómenos observados, permitiéndole una apreciación objetiva de
ellos.
Pero, este medio de conocimiento, la inspección judicial
u "ocular", no puede utilizarse sino en muy contados casos.
Los hechos de la vida, sobre los cuales versa el litigio, generalmente son fugaces o pasajeros, y es poco frecuente que
ellos perduren hasta el momento del pleito, y más aún en
aquel en que deba dictarse la sentencia.
Por ello debe acudirse, en un orden gradual de preferencia —aunque casi siempre se los utilice en forma mixta o
combinada— a los demás medios de prueba.
1 0 9 . PRUEBA INDIRECTA. REPRESENTACIÓN. — B ) A falta,
pues, de la percepción directa, ésta es sustituida por la representación. Es la reconstrucción presente de un hecho
ausente.
Ella puede producirse de dos maneras: ya sea mediante
documentos, como los contratos que las partes redactan cui-
96
EXAMEN SISTEMÁTICO DEL PRINCIPIO
d a d o s a m e n t c para acreditar el hecho, sentido y alcance de
su a c u e r d o de voluntades; ya sea m e d i a n t e relatos de q u e
será necesario valerse en los casos en q u e n o sea posible aquella d o c u m e n t a c i ó n reflexiva ( p r u e b a preconstituída), c o m o
en los supuestos de hechos ilícitos, delitos, cuasidelitos, etc.
Esta r e p r o d u c c i ó n de los hechos, m e d i a n t e relatos, es llamada en general " t e s t i m o n i o " .
123
A su vez se manifiesta de dos maneras: 1) el relato efect u a d o p o r las propias partes, que es la confesión o el juram e n t o . C o m o se trata de la admisión de un h e c h o sostenido
por el c o n t r a r i o y en perjuicio d e ! propio interés, se acoge
c o m o prueba fundamental, pues una firme inducción permite a f i r m a r q u e sólo por respeto a la verdad se reconoce aquello q u e nos trae d a ñ o ; 2) el relato efectuado por terceros
ajenos al pleito, a quienes n o les m u e v e ningún interés
personal en él, es la p r u e b a d e testigos. Éstos, a su vez, pueden deponer sobre hechos caídos d i r e c t a m e n t e bajo la acción
de sus sentidos o sólo conocidos a través de simples referencias de terceros.
Se trata, d e todos modos, de una p r u e b a indirecta.
110. PRUEBA POR INDUCCIÓN. — C ) P o r último, a falta d e
los mencionados medios d e prueba, o c o n c u r r i e n d o con ellos,
tenemos la prueba por inducción. P a r t i e n d o de la existencia
real de otros hechos o circunstancias probadas, se llega por
simple r a z o n a m i e n t o a la admisión de un h e c h o desconocido
q u e se infiere a través de aquéllos. Los datos de q u e se parte
se llaman rastros o indicios, y la p r u e b a así obtenida p o r inducción se llama presunción, que puede ser " l e g a l " si la sanciona la misma ley, y " j u d i c i a l " u "hominis"
si sólo es el prod u c t o del raciocinio d e ! magistrado.
E n la formación de aquélla puede c o n t r i b u i r la labor
de los peritos, q u e con ayuda de su ciencia pueden permitir el c o n o c i m i e n t o de hechos ignorados o dudosos infiriéndolos de hechos ya comprobados. Sus conclusiones se apoyan
>a
ALMNÍ,
op,
cit..
i. ii, p.
176,
LA 1 [XMEDÍACION EN EL PROCESO CIVIL
97
en el suceder lógico y necesario de ciertos hechos o fenómenos con relación a otros.
111. EFICACIA ACRECIENTE DE LOS MEDIOS DE PRUEBA. —
De la ligera mención que hemos efectuado, de los diversos
medios de prueba, podemos comprender que la eficacia de
todos ellos no es igual para alcanzar la convicción necesaria
sobre la verdad de los hechos controvertidos. La prueba se
hace más débil e incierta a medida que el juez se va alejando de Jos motivos de prueba por la inclusión, entre ellos,
de los elementos intermediarios.
La firmeza indiscutible de la inspección ocular sólo puede resentirse por los defectos naturales de los sentidos humanos, y puede asegurarse con la ayuda de peritos o instrumentos idóneos de observación.
Le sigue en eficacia la representación por documentos,
ya que éstos normalmente reflejan en forma deliberada y
consciente la voluntad de los sujetos.
La que se obtiene por relatos es menos valedera. Si se
trata de los de las partes, a éstas les afecta la pasión y el
propio interés. Sólo son creídos en cuanto tales relatos les
perjudiquen en la causa.
En cuanto a los testigos, son muchos los motivos que
pueden debilitar la eficacia de sus afirmaciones: defectos de
los sentidos; el tiempo trascurrido; fallas de la memoria; pobreza en la narración; pasión o interés personal en favor o
en contra de alguna de las partes; inexactitudes de las actas
en los procesos escritos; errores de criterio; inhibiciones, temor, etc.
La llamada prueba de "presunciones" es más débil aún
como elemento de convicción judicial.
El riesgo de falsos razonamientos, las falacias y sofismas,
la falsa experiencia, la falsa percepción, la debilidad de los
indicios, etc., hacen de este medio de prueba el más inseguro. Por eso casi nunca es aceptado por sí mismo si no es
apuntalado por otros más concretos, como fuente de convencimiento.
S - Ejaner.
EXAMEN SÍSTEMÁTÍCO DEL PRINCIPIO
98
1 i 2. COROLARIOS. — Es en virtud de esta distinta eficacia
de cada uno de los medios de prueba, que GOLDSCHMIDT, al
referirse a este aspecto objetivo del principio de inmediación, después de aclarar su dudosa admisión en los códigos,
propone los siguientes corolarios:
1) Si cabe la prueba de inspección ocular o de documentos dispositivos, no debe ser admitida la de testigos o peritos. Ello así, ya que los testigos sólo deben utilizarse para la
comprobación de hechos pasados, pero no para acreditar cosas o hechos actuales que el mismo magistrado puede verificar personalmente por sus propios sentidos.
2 ) Si es posible recibir directamente la declaración de
testigos o peritos, no debe aceptarse en su lugar actos o documentos donde consten sus declaraciones anteriores en otros
procesos o extrajudiciales mediante escritos.
3 ) Si es posible obtener testigos presenciales de los hechos, no deben admitirse los de referencia.
4 ) Si es posible obtener cualquiera de los otros medios
de prueba, deben preferirse éstos a los meros indicios y las
respectivas presunciones.
Como se puede observar, este aspecto del principio de
inmediación tiene en cuenta la mayor o menor distancia que
separa al juez de los hechos a probar; y aconseja excogitar
siempre aquellos medios que aseguren un contacto más directo y personal, o sea más inmediato y por lo tanto más
eficaz.
3. Inmediación
en
el
tiempo
1 1 3 . CONCEPTO Y EFICACIA. — El gran procesalista germano que fue ADOLFO SCHÓNKE, al ocuparse de nuestro principio *, destaca dos aspectos que son a su vez elementos de él:
a) Inmediación en el recibimiento de la prueba. Aquí explica
lo que ya hemos analizado respecto de dicho principio, en
cuanto exige una relación personal y directa del juez con los
12
1 2 * A D O L F O S C H Ü N R E , Derecho procesal
Castio. Bosch. Barcelona, 1950, p. 41.
civil,
traducción de Leonardo Prieto
LA INMEDIACIÓN EN EL PROCESO CIVIL
99
medios d e prueba, b) Inmediación en la apreciación d e la
p r u e b a . E n este a p a r t a d o , el referido a u t o r —ya desaparecid o — enseña q u e aquel principio impone una inmediata discusión y fallo d e la causa, Es d e c i r : apenas producida la sustanciación de las pruebas, sin d a r m a r g e n de d e m o r a o postergación alguna, debe exigirse q u e se formulen los alegatos
d e las partes ante el tribunal, y a su vez, apenas o c u r r i d a la
discusión de la causa, clausurado el debate, debe dictarse el
fallo correspondiente.
De este m o d o se pretenden asegurar las ventajas d e la
inmediación en el desarrollo de la causa y recepción de las
pruebas; ya q u e el beneficio o b t e n i d o por la intervención
directa y personal de los miembros del t r i b u n a l se debilitaría g r a d u a l m e n t e si se admitiera q u e los alegatos se postergaran, o si luego de terminada la discusión aquél dejara
trascurrir largo tiempo sin p r o n u n c i a r la sentencia, que debe
reflejar lo más fielmente posible el c o n o c i m i e n t o y las impresiones adquiridas por los jueces d u r a n t e la vista d e la
causa.
Este aspecto del principio de inmediación, en realidad,
n o es sino una de las condiciones de su eficacia. A él nos
hemos referido en el capítulo vi, a p a r t a d o 2, de este trabajo,
al analizar las relaciones e n t r e nuestro p r i n c i p i o y el d e
" c o n c e n t r a c i ó n " , cuya finalidad, a! realizarse, obtiene también lo q u e SCHÓNKE ha llamado " i n m e d i a c i ó n en la apreciación de la p r u e b a " .
PARTE TERCERA
E L PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS
CÓDIGOS
CAPÍTULO V I H
LA I N M E D I A C I Ó N EN LAS L E Y E S P R O C E S A L E S
ARGENTINAS
i 14. ITINERARIO. — Después de haber examinado el principio de inmediación en su aspecto doctrina!, en su ubicación en la ciencia del derecho procesal, en su evolución histórica y en la legislación de diversos países extranjeros, creemos llegado el momento de analizar cómo o en qué medida
dicho principio ha hallado o no cabida en los regímenes procesales civiles vigentes en nuestro país.
Buscaremos sus huellas a través del Código de Procedimientos de la Capital Federal —semejante en esto a los de
varias provincias argentinas—; sus recientes leyes de reformas; !a ley federal 50; las ieyes de justicia de paz y la que
instituye el fuero laboral en la Capital Federal; los proyectos Lascano y Podetti; las leyes de Mendoza, La Rioja y
j u j u y , y la que crea los tribunales del trabajo en la provincia de Buenos Aires.
Como ya hemos estudiado con detenimiento las condiciones procesales en que la "inmediación" puede verse realizada y satisfecha, explicando su repercusión directa en la
eficacia del proceso, en e! examen que a continuación emprenderemos de las leyes argentinas respecto de esta materia, nos limitaremos a señalar los métodos adoptados y las
disposiciones legales que de algún modo se refieren a ella.
Los breves comentarios, que en algún caso adosaremos, tendrán por supuesto el conocimiento previo del problema que
dejamos meditado en las páginas que anteceden.
104
EL PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
1. Código de Procedimientos
en Materia
Comercial de la Capital Federal
Civil y
115. ANTECEDENTES FILIATORIOS. — La ley ritual que
rige en la Capital Federal, en materia civil y comercial, es
vieja y deficiente. Recordemos las palabras de LASCANO reproducidas en la primera página de este trabajo.
Dicho código se aprobó en 1880, para regir en la provincia de Buenos Aires, y al federalizarse su capital quedó como
ley procesal para el distrito federa!. Su antecedente inmediato es el proyecto de 1878, que sigue los lincamientos del
Proyecto Domínguez, que a su vez lomó como modelo la Ley
de Enjuiciamiento Civil española de 1855.
Al haber adoptado el procedimiento escrito.y formal, a su
vez recogió la herencia de defectos y aberraciones que son el
cortejo necesario de aquel sistema, como ya lo hemos explicado con anterioridad.
116. PANORAMA GENERAL. — La demanda, su contestación
y los alegatos de bien probado se formulan en piezas escritas.
La prueba, aun la que se recibe oralmente, se reproduce y
conserva en actas escritas agregadas al expediente. La ley indica algunas oportunidades en que los jueces tendrían que
ver y oír a las partes y éstas a sus jueces; y concibe al magistrado recibiendo personalmente la prueba testimonial y de
confesión.
T a m b i é n el Código brinda fugaces ocasiones a la inmediación en algunos juicios especiales y sumarios. Pero en la
realidad la "inmediación" está totalmente ausente de nuestras prácticas procesales evadiéndose del escaso y miserable
lugar que le asignó el legislador en el sistema del Código.
En las demás provincias argentinas, cuyos códigos reconocen la misma raigambre hispánica con filiación en la Ley
de Enjuiciamiento Civil de 1855, la situación es la misma,
salvo —por su distinto origen— los modernos códigos de Mendoza, La Rioja y Jujuy.
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
105
Por eso, al igual que lo hicieron los comentaristas de la
ley española , prevenimos desde ya que algunos textos del
código de la Capital pueden hacer pensar que dentro del
riguroso procedimiento escrito se ha dado cabida, al menos,
a actuaciones y diligencias en las cuales la asistencia personal del juzgador —impuesta por diversos artículos— permite
concretar algún grado de inmediación útil a la mayor eficacia del proceso. Y por supuesto, advertimos que ello, lamentablemente, no ocurre así ni en los pocos casos en que
podría suceder conforme a la letra de la ley.
125
Citaremos a continuación las principales disposiciones
que imponen la presencia e intervención directa del magistrado.
117. CONCILIACIÓN. — El art. 64 establece: "Los jueces
deberán procurar, en cuanto sea compatible con el ejercicio
de sus atribuciones, que los litigantes pongan término a sus
diferencias por medio de avenimientos amigables, y a ese
efecto tendrán la facultad de convocarlos a su presencia en
cualquier estado del juicio, siempre que crean posible conseguir aquel objeto".
Esta disposición inviste al magistrado de facultades conciliatorias, por lo cual era de esperar de ella mayores resultados que los que en la práctica se han logrado.
Por una parte, permite obtener acuerdos o transaccio-"
nes que pongan término al litigio o en todo caso limiten sus
alcances, cuando se consiguen avenimientos parciales sobre
algunos de los puntos discutidos. Por otra, da una oportunidad al juez para conocer personalmente a las partes e interiorizarse, desde ya, del sentido de la controversia; y a las
partes, para conversar, ver y oír a su juez y llevarse la impresión de que su causa está siendo atendida por la justicia con
el interés que aquélla reclama.
Su poco éxito se debe a que no se hace uso de tal facultad
con la frecuencia necesaria, y, además, a que pocas veces asiste el propio juez a las respectivas audiencias que se celebran
126 Ver ñolas 7! y 72.
106
EL PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
con intervención del secretario u otro funcionario de menor
jerarquía, que por ello no es capaz de influir sobre las partes
como podría hacerlo el propio juez —discretamente y sin prejuzgar, desde luego— en razón del respeto y consideración
que merece su investidura y la calidad de su persona.
El art. 6 4 de la ley de reformas 1 4 . 2 3 7 fija una audiencia
para "oír a las partes" acerca de la cuestión planteada y procurar que lleguen a una solución directa, en los juicios de
alimentos, litis expensas y tenencia de hijos.
Desde luego que esta norma supone la asistencia del juez
a la audiencia. Le caben las mismas observaciones prácticas
que a la anterior comentada.
1 1 8 . ACTUACIONES DE PRUEBA. TESTIMONIAL. — Refiriéndose a las actuaciones de prueba, el art. 1 2 1 del Código establece: " E l juez asistirá siempre a las que deban practicarse
fuera del juzgado pero dentro de la ciudad donde tenga
su asiento". Como es lógico suponer, también deberá asistir a las que se practiquen en el mismo tribunal.
Después de sentado ese principio, el mismo art. 1 2 1 en
sus apartados 2 y 3 traía excepciones para la prueba testimonial en juicios de menor cuantía y en los de monto
indeterminado; en cuyos casos la recibía el secretario; o
el mismo juez sólo en caso de que lo pidiere alguna de
las partes.
Con respecto, también, a la prueba testimonial, el art.
1 8 8 dispone: " . . .Si las partes estuviesen presentes, el juez
o secretario en su caso, podrá pedirles —a Jos testigossobre los hechos, las explicaciones que juzgue necesarias".
Pero la ley 1 4 . 2 3 7 , en su art. 3 1 , y el decreto-ley 2 3 . 3 9 8 /
5 6 , de reformas al Código de Procedimientos, sobre esta
materia, han venido a consagrar en fórmula legal lo que
en la práctica venía ocurriendo en infracción a la letra
de la ley. Han establecido, tanto el art. 3 ! de la ley 1 4 . 2 3 7 ,
como el art. 1 3 del decreto-ley 2 3 - 3 9 8 / 5 6 - a m p l i a n d o el
texto del art. 1 8 8 del C ó d i g o - : " L a prueba testimonial
será recibida por el secretario, siempre que no se pidiese al
ofrecerla que la reciba el juez".
9
Q
LA INMEDIACIÓN EN I.AS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
107
Como dice SENTÍS MELENDO'* , "con este precepto se
da estado legal a lo que venía siendo una corruptela admitida con carácter general en la vida judicial de casi todos los
países. Mejor es que el juez esté ausente con toda legalidad,
que no que lo esté infringiendo la ley procesal. En uno y
otro caso se falta al principio importantísimo de la "inmediación", pero con el sistema actual el juez no falta además
a su deber. Ante la imposibilidad de que el juez reciba las
declaraciones —agrega SENTÍS MELENDO—, me parece bien
que se le libre legalmente de esa carga; si a lo largo de siglos
no se ha conseguido que los jueces cumplieran (por lo visto
en casi ningún país) con ese deber esencial de su cargo, bien
está que el legislador se dé por vencido".
8
No compartimos la necesidad de esta derrota ni la de
esta —seguramente intencionada— resignación del citado autor. Soluciones indudablemente existen para afianzar la supervivencia de aquel anhelado principio; y ellas han de buscarse, en todo caso, en una distinta organización de la justicia y especialmente del sistema procesal vigente.
119. ABSOLUCIÓN DE POSICIONES. — Con referencia a la
prueba de confesión o de "absolución de posiciones", el art.
128 del Código, entre otras previsiones, dispone: " . . .En la
audiencia señalada, el interesado las manifestará y el juez
hará sobre ellas el e x a m e n " . . . " E n la Suprema Corte y Cámaras de Apelación, las posiciones serán recibidas por el presidente, pero en presencia del tribunal".
Por su parte, el art. 131, autorizando incluso las interrogaciones pertinentes a fin de asegurar la eficacia de la
prueba confesoria, estatuye: "Las partes podrán hacerse recíprocamente las preguntas y observaciones que juzguen convenientes, con permiso y por intermedio del juez. Éste podrá
también interrogarlas de oficio, sobre todas las circunstancias
que sean conducentes a la averiguación de la verdad" .
127
l i e Op. cit., p. 2 6 4 .
" Es(e medio de prueba, las interrogaciones, no coincide exactamente <on
la absolución de posiciones, pero existe en la le) como un recurso paralelo y
!
108
EL PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
E n las disposiciones citadas, la presencia e intervención
del juez n o sólo está supuesta sino e x p r e s a m e n t e exigida
p o r la ley c o m o requisito de validez del acto.
E n verdad, diligencias de esta naturaleza pierden, si
toda, gran parte de su utilidad al practicarse en ausencia
juez y aun g e n e r a l m e n t e del m i s m o secretario. Y esto
l a m e n t a b l e m e n t e , lo q u e o c u t r e en la casi totalidad de
veces .
no
del
es,
las
128
coadyuvante al logro de la prueba de confesión. En las posiciones, ellas deben
formularse de modo aierüvo, de afirmaciones, a fin de que el absolvente conteste por si o por no. En cambio, "las preguntas y observaciones" que autoriza
el art. 13! a las partes reei pío canten te j al juez para que las practique de oficio,
en "averiguación de ia verdad", no están constreñidas a las formas exigidas para
las posiciones y tienen por finalidad permitir que se arlare el sentido de una
posición o los alcances de una íespuesla ambigua, oscura o evasiva. Las explicaciones que pueden pedir el juez o las parles a sns contrario?, deben referirse a
lo que fue niatei ia de una posición formulada o ahsuelta
En cuanto a la foima de las posiciones, aunque sin poder afirmar que se
abandonen las clásicas prescripciones al respecto que tratan de asegurar la precisión y claridad del acto, la ley de reformas 14.237 en su art. 27 ha establecido:
"No se exigirá forma determinada a las posiciones y preguntas, pero cada una
de ellas no contendrá más de un hecho y serán claras y concretas, debiendo
i c r s a r sobre puntos controvertidos que puedan « r de conocimiento del absolvente".
Respecto de las facultades del juez en la "averiguación de la verdad" (art.
13!, in fine), ellas han sido ampliadas y afianzadas por el art. 21 de la ley 14.237,
que ie permite "en cualquier estado del juicio" disponer las medidas necesarias
para esclarecer la verdad de los hechos.
No debe olvidarse que en el proreso ri\il no se traía de investigar sino de
corroborar o comprobar, y a ello corresponde, únicamente, el vocablo "esclarecer".
i*8 f _ ¡os años que llevo ejerciendo mi profesión de abogado, ello con
bastante intensidad v en todos los fueros, en esta Capital, podría afirmar que
alcanzan los dedos de una sola mano para señalar las veces en que un juez ha
estado presente en las audiencias de prueba —y aun de modo fugaz—, y que no
son muchas más las que cuentan con la interven< ion personal y activa del secretario. Tampoco puede —al menos— decirse que ellas son atendidas por la persona
del oficial l , de marcada influencia en la vida del juígado.
Son empleados de muy modesta jerarquía —y no siempre de mediana ilustianón o urbanidad— los que se sientan frente a la máquina de escribir —que
pocas veces dominan—, reciben las pruebas y presiden de hecho las audiencias,
ejerciendo incluso facultades admonitivas y cuasidisciplinarias sobre litigantes y
letrados.
Es tan extraña la presencia del juez que cuando un litigante o profesional
la solicila respetuosamente, es mirado como un turista venido de olro planeta.
En los excepcionales casos en que el magistrado en persona visita el recinto
—tampoco "sala"— de audiencias, los funcionarios y demás asistentes se ponen
prestamente de pie. Xo tanto para rendir el respeto que merece la investidura,
n
p
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
109
120. PRUEBA INSTRUMENTAL. — Respecto de la prueba
instrumental, el art. 150 del Código dispone: " E l juez hará
por sí mismo el cotejo, después de oír las observaciones de
las partes, si estuviesen presentes, y el dictamen de los peritos". Y en relación con la prueba pericial establece el art.
177: "Las parles podrán enterarse del dictamen en la oficina; y a instancias de cualquiera de ellas o de oficio, podrá
el juez mandar que comparezcan los peritos a dar las explicaciones que crean c o n v e n i e n t e s . . . " .
121. INTERVENCIÓN DEL JUEZ. — Volviendo a la testimonial, dice el art. 193: "Los testigos deberán dar siempre la
razón de su dicho; si no la dieren, el juez la exigirá. . . " ,
Todas estas normas mencionan o suponen la asistencia
del juez a las respectivas audiencias o diligencias, y aunque
el procedimiento sea en definitiva escrito y de todo ello habrá de labrarse "acta" que será leída mucho tiempo después
al dictarse sentencia, al menos la intervención del magistrado —fuera de dejar alguna huella en su memoria— asegura
el acierto y responsabilidad de los actos procesales que deben cumplirse bajo su dirección.
T o d o esto, aun siendo tan poco, también se frustra por
la ausencia habitual del juez.
122. ESBOZO DE ORALIDAD EN SEGUNDA INSTANCIA. — En
el procedimiento ordinario en segunda instancia, las expresiones de agravios, sus contestaciones, memoriales —según se
conceda el recurso libremente o en relación—, se formulan
por escrito.
Un esbozo de "oralidad" y por consecuencia de "inmediación" respecto de las alegaciones, parece como ofrecido
en materia de alegatos sobre el mérito de la prueba que se
hubiera producido en la alzada. El art. 252 del Código expresa: "Dentro de tercero día, contado desde la notificación
como para celebrar el sorpréndeme e inesperado acontecimiento que a todos
conturba.
110
EL PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
de la providencia de autos, o al practicarse esta notificación
y en la misma diligencia, manifestarán las partes si van a
informar in voce; si no lo verifican, se podrá resolver sin
dichos informes".
Reglamentando el procedimiento de tales alegatos orales, a fin de asegurar su mayor eficacia, el art. 254 establece: " E n los casos en que deban producirse informes orales,
no se fijará la audiencia pública para este acto, mientras que
los miembros de las Cámaras no estén instruidos del expediente. Podrán informar los interesados o sus defensores,
hablando en primer lugar el apelante y en segundo el apelado. No les será permitido tomar la palabra segunda vez
sino con la venia del presidente, y sólo para hacer rectificaciones y restablecer los hechos que hayan podido ser presentados con inexactitud".
T a m b i é n aquí la rutina devoradora del procedimiento
escrito ha hecho que en la práctica casi no se conozcan tales
informes in voce en materia civil, y que los alegatos se formulen por escrito en un memorial que no se agrega formalmente a los autos.
1 2 3 . ORALIDAD E INMEDIACIÓN EN LOS JUICIOS ESPECIALES. — En cuanto al procedimiento en los juicios especiales,
en algunos de ellos se organizan actuaciones sumarias y concentradas que se denominan en la ley "juicio verbal" o "verbal y actuado", en los cuales se legisla y estatuye un intento
de oralidad inmediatamente sofocada en un acta escrita que
en la práctica se levanta —como siempre— sin la intervención del juez.
En la regulación del interdicto de adquirir, el art. 571
del Código dice: " E n este juicio verbal oirá el juez a las
partes o sus defensores, recibirá los documentos y testigos
que se presenten, los cuales n o podrán ser más de cinco por
cada parte, extendiéndose nota en que con claridad y precisión se consignen los alegatos y las pruebas producidas".
Una audiencia similar se establece para el interdicto de
retener en los arts. 575 y 576, y para el de recobrar la pose
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
111
sión en el art. 5 8 2 del Código Procesal Civil. Lo mismo para
el de obra nueva (art. 5 8 5 ) .
Existen numerosas otras disposiciones en que se establece
que el juez llamará a " j u n t a " a los interesados; o que " o i r á "
a las partes oponentes; o que "recibirá las pruebas" de que
intenten valerse, o fórmulas semejantes que presumen la
asistencia y dirección de los actos por parte del juez, ante
quien deben producirse. En estos casos, el problema se resuelve de la misma manera; el empleado disponible en secretaría, llama a las partes, recoge sus manifestaciones en acta
o agrega los escritos en que ellas vienen ya redactadas, recibe las declaraciones testimoniales, confesorias u otras probanzas y redacta un proveído de rutina que dice más o menos: "oído lo cual, S.S. decreta: autos para resolver". Y así
vive la "inmediación" sus virtudes entre los permeables muros del Código de Procedimientos.
Refiriéndose a la oralidad en los juicios especiales en el
Código Procesal Civil uruguayo —similar en esto al nuestro—,
decía COUTURE: " L O primero que corresponde analizar es el
fenómeno de que el código actual establece una cantidad de
juicios orales que en su aplicación práctica han constituido
un evidente fracaso. Es de todos sabido que el juicio oral del
actual código no es otra cosa que una farsa, en la cual se llevan las exposiciones escritas; y cuando tal cosa no ocurre, el
juez (¿?), las partes, los abogados y los testigos, tienen por penosa misión, la de esperar a que un escribiente termine de
copiar lo que uno de ellos le dicta. Para seguir así, se dice,
más vale suprimir de una buena vez la farsa e ir directamente al juicio escrito" .
129
2 . La inmediación en las leyes de reforma del
Procesal Civil de la Capital Federal
Código
1 2 4 . LEY 1 4 . 2 3 7 . ANTECEDENTES Y PRINCIPIOS. — La primera ley reformatoria del Código, la 4 1 2 8 , promulgada el 3
' ¡ o E D U A R D O j . C O U T U R C , Lineas generales
miento civil, en "La Ley", i. 41, p. 9S5.
del proyecto
de código
de
procedí
112
El- PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
de octubre de 1902, no contiene ningún precepto que se
refiera a los problemas tratados en este estudio.
Una importante modificación se ha introducido al viejo
código de procedimientos —sin cambiar en general su estructura y sistema— mediante la ley 14.237, sancionada el
24 de setiembre de 1953, promulgada el 13 de octubre y
publicada en el "Boletín Oficial" el 19 de dicho mes y año.
En cuanto al principio de inmediación que estamos examinando, los autores que colaboraron con el Poder Ejecutivo nacional en la realización del proyecto de ley, doctores
JUAN ENRIQUE CORONAS, HUGO A. OOERIGO y FERNANDO HORACIO PAYA, dicen ': " E l principio de inmediación, que no
es otra cosa que el contacto de las partes y c! juez en el proceso mediante la comunicación y continuidad de los actos. . . ,
tampoco se realiza en el proceso actual. Claro está que en
ausencia de la oralidad, es difícil realizar en toda su amplitud el principio de inmediación; pero ello no significa que
aun con el procedimiento escrito no sea posible cumplir la
finalidad principal del mismo mediante procedimientos que
aproximen más a las partes y al juez, creando un verdadero
estado de comunidad jurídica. Con la reforma se logra dar
un cierto grado de amplitud al principio, mediante la continuidad de las audiencias " y el conocimiento integral de
los diversos actos procesales, especialmente aquellos que versan sobre la prueba".
A continuación explican la necesidad de que el juez conozca el proceso desde su comienzo, intervenga en la determinación de los hechos controvertidos a los fines del ofrecimiento y sustanciación de la prueba, y de procurar la
continuidad y concentración de los actos procesales a fin de
asegurar la unidad del proceso y su valoración instantánea. Luego expresan cómo entienden haber contribuido a
131
1
i 3 » La reforma procesal civil, Eluciones Arayú. Buenos Aives, 1954, ps. 12
y i 3.
i 3 i Que nosotros hemos recordado en ei capitulo vi, pi, 72 y ss., en que
examinamos el principio de "concentración" y la relación entre éste y el de
"inmediación".
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
i 13
realizar dichas aspiraciones en virtud de normas que enseguida analizaremos.
Ya anticipamos que esta ley 14.237 no llega a cambiar ni
la estructura ni el sistema de nuestro código. Es verdad que
introduce un hálito de las modernas corrientes en el arcaico
edificio, al robustecer los poderes de! juez según lo propugnan las ideas publicísticas en boga, y que sienta algunas
normas que conducen a la buscada celeridad en el trámite;
pero en general, el método de! Código y el tipo de procedimiento que él consagra —formal, escrito, dispositivo— no han
sufrido alteraciones visibles con la nueva ley y menos aún
con su práctica.
En auxilio de nuestro postergado principio de inmediación, poco es lo que se ha conseguido en la ley de reformas;
y lo poco que ésta podía ofrecernos ha sido suprimido por
la nueva modificación introducida por el decreto-ley 23.398/
56, sancionado por el gobierno provisional el 31 de diciembre de 1 9 5 6 .
Los preceptos que de algún modo se refieren a la materia
de nuestro tema, son los que pasamos a comentar.
132
125. DISPOSICIONES FUNDAMENTALES. — El art. 21 de la
ley 14.237 en su texto originario decía: " E n cualquier estado del juicio los jueces y tribunales podrán disponer las
medidas necesarias para esclarecer la verdad de los hechos
controvertidos y mantener la igualdad de los litigantes o
prevenir y sancionar todo acto contrario al deber de lealtad,
i ' S F N T Í S M F . L E . N D O , en su recordada obra £1 proceso civil, que lleva por
subtítulo "Estudio de la reforma procesal argentina", en la página 142 dice:
"Pero estamos ante nuestra modesta reforma del Código de la Capital. Y no es
mucho lo que en orden a la inmediación se avanza en ella; en el espíritu de la
reforma, que se contiene en preceptos como los a n s . 21 y 23 de la ley 14.237,
la inmediación está implícita o casi expresa; esos artículos no podían funcionar
más que con la inmediación; el segundo de ellos, ya detogado, parece que funcionó muy deficientemente porque de la inmediación no se supo o no se quiso
hacer el uso adecuado. Después, como negación absoluta de la inmediación y
hasta, podríamos decir, como negación absoluta del espíritu de la reforma, está
ese art. 31, según el cual el juez se libra, legalmente, de la obligación de recibir
la prueba testifical; claro es que algún mérito tiene el ajustar la ley a la realidad, si es quf ^c considera imposible ty.ic esta m^pr:*".
3
9 - Eisner.
114
EL PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
probidad y buena fe, así como aquellos tendientes a la más
rápida y económica tramitación del proceso.
"Asimismo, en cumplimiento de lo preceptuado por el
art. 64 del Código de Procedimientos en lo Civil y Comercial, cuando las partes o sus mandatarios no hubiesen comparecido a la audiencia que se fije para lograr el avenimiento de sus diferencias, o bien no concurriesen a la citación
formulada para que dieran explicaciones sobre los puntos
litigiosos, los jueces podrán hacer uso del auxilio de la fuerza pública. La citación a la primera audiencia se hará bajo
apercibimiento de hacer efectiva la medida indicada".
Por su parte, el art. 23 de la citada ley —el más discutido
de ella—, el más elogiado y repelido, expresaba: " E n el auto
de apertura de la causa a prueba en los juicios ordinarios,
el juez convocará a las partes a una audiencia que deberá
celebrarse dentro de los diez días siguientes, a fin de que
establezcan los hechos articulados sobre los cuales versará la prueba de acuerdo con la demanda, reconvención,
o contestación de ambas, en su caso, y que sean conducentes
a la decisión del juicio. La notificación se hará inmediatamente por el juzgado en papel común. La audiencia se realizará en presencia del juez, y en el acto o dentro del tercero
día, según la complejidad de las cuestiones, aquél fijará
definitivamente los hechos. Esta decisión será apelable en
relación".
Con su sentido realista pero destructivo de toda inmediación, el art. 31 —ya citado—, en su último párrafo, establece:
" L a prueba testimonial será recibida por el secretario siempre que no se pidiese al ofrecerla que la reciba el juez".
Ya hemos mencionado también el art. 64, referente a
los juicios de alimentos, litis expensas y tenencia de hijos,
donde el juez convoca a una audiencia para oír a las partes
y procurar que lleguen a una solución directa.
126. INCIDENCIA DEL DECRETO-LEY 23.398/56. — El decreto-ley 23.398/56 vino a incidir sobre las dos primeras disposiciones citadas —arts. 21 y 23— de la siguiente manera:
mediante el art. 21, que establece: "Derógase la segunda par-
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
115
te del art. 21 de la ley 14.237"; y por medio del art. 9, que
en su primera parte expresa: "Derógame los arts. 23, 24, 25
y 26 de la ley 14.237 y 8 de la ley 4 1 2 8 " .
Procurando servir al principio de celeridad y concentración, que coadyuvan a la eficacia de la inmediación cuando
ésta es factible, el art. 12 del decreto-ley 23.398/56 dispone:
"Sustituyese el art. 182 del Código de Procedimientos por
el siguiente: Art. 182. — Si la prueba testimonial fuese admisible en el caso, el juez mandará recibirla en la audiencia
pública que señalará para el examen, en el mismo día, de
todos los testigos. Cuando el número de testigos ofrecidos
por las partes permita suponer la imposibilidad de que todos declaren en la misma fecha, se señalarán tantas audiencias como sean necesarias en días seguidos, determinando
cuáles testigos depondrán en cada una de ellas. . . " Siguen
otras previsiones concurrentes a tal propósito.
El art. 13 dispone añadir dos párrafos al art. 188 del Código de Procedimientos, ei último de los cuales es textualmente idéntico al último —también— del art. 31 de la ley
14.237, que cometía la recepción de la prueba testimonial
al secretario "siempre que no se pidiese al ofrecerla, que la
reciba el juez".
Tratándose del juicio de insania, el art. 80 de la ley
14.237 decía: " E l juez podrá examinar personalmente al demandado cuantas veces crea necesario, debiendo inexcusablemente hacerlo antes de dictar sentencia, de lo cual se
labrará acta".
El decreto-ley 23.398/56 derogó los artículos de la ley
14.237 que se referían a "declaración de incapacidad por
insania" (arts. 69 a 84), sustituyéndolos por otros nuevos.
Entre éstos, el art. 79 en su última parte expresa: "Antes
de pronunciarse y si las particularidades del caso lo aconsejaren, el juez hará comparecer al presunto insano a su presencia o se trasladará a su domicilio si no pudiera concurrir".
127. E L JUEZ DIRECTOR DEL PROCESO. — Decíamos que los
artículos trascritos de la ley 14.237 —salvo el 31— algo podían
116
EL PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
contribuir al afianzamiento de la inmediación en la vida real
del proceso.
El art. 21 —la piedra de toque de la reforma— ha querido
que el juez, mero espectador según la tónica del viejo código,
pase a ser el funcionario principal, el director del debate, dotado de poderes y facultades suficientes como para conducir
la causa con moralidad y eficacia sin desmedro de los derechos y facultades de los mismos litigantes.
No podemos imaginar entonces al magistrado ejercitando
tales poderes —mejor hubiera sido llamarlos "deberes"— conferidos para lograr el esclarecimiento de la verdad de los hechos controvertidos, la igualdad de los litigantes, la lealtad,
probidad y buena fe y la tramitación rápida y económica del
juicio, sin tomar para ello una participación activa, íntima,
directa, personal y permanente en todos los actos del proceso,
en estrecho contacto con las partes, sus letrados y los diversos
elementos de la causa.
En la práctica, en muy pequeña medida utilizaron los jueces tales facultades o cumplieron con tales deberes.
La segunda parte del artículo, que como vimos fue suprimida, si bien imponía la comparecencia a las audiencias de
conciliación obtorto eolio, es decir, de modo compulsivo, sien^
do por ello objetable en nuestro ambiente, perseguía asegurar
los beneficios que a las partes, a la justicia y a la comunidad,
procuran los avenimientos amigables, tan poco frecuentes
bajo la vigencia del art. 64 del Código de Procedimientos.
Además de ello se refería a la citación para que los litigantes
"dieran explicaciones sobre los puntos litigiosos". Esta última finalidad, no sólo puede vincularse con los poderes tendientes al "esclarecimiento de la verdad de los hechos controvertidos", sino con los que conducen a lograr el buen
orden en los juicios mediante la fijación y simplificación
del debate.
En toda esta actividad, el juez debía necesariamente intervenir e imponerse seriamente de los asuntos discutidos
en el proceso.
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
JI7
(28. IMPORTANCIA DE UNA NORMA SUPRIMIDA. — La norma del art. 23 de la ley 14.237, que fue suprimida por eí
decreto-ley 23.398/56, era la que sin duda ofrecía posibilidades más alentadoras a la práctica y vigencia de la inmediación.
La predeterminación de los hechos controvertidos, en un
momento preciso del trámite —después de trabada la litis
y antes de ofrecerse las pruebas—, discutida y elaborada con
la intervención activa y personal de las partes y del juez en
una audiencia especial convocada con tal objeto, representaba la oportunidad más propicia para que la inmediación
desempeñara su papel en el proceso y en éste rindiera sus
frutos.
129. LA FIJACIÓN DE LOS HECHOS CONTROVERTIDOS. — La
fijación de los hechos controvertidos a los fines de la ordenación de la prueba, es materia del mayor interés en la ciencia del proceso. Ella se vincula con varios institutos, como
el de la "preclusión por fases"' , el del "despacho saneador"
o las "medidas saneadoras" que tienden a asegurar la pulcritud y buen orden del juicio en prevención de nulidades;
incluso con la "sentencia probatoria" del derecho germánico antiguo; y otros igualmente relevantes.
33
Pero 3o que ahora nos interesa y a lo cual ajustamos
nuestro examen, es lo que se refiere a la importancia del
acto mismo en que el juez y las partes colaboran en la determinación de tales hechos y a las ventajas que el estudio
y conocimiento temprano de la litis por el juez, traen a la
eficaz conducción y decisión de la causa.
El artículo que analizamos tiene un antecedente de mérito en el 119 de la ley 50, que se refiere a la prueba de
testigos y determina que la providencia que mande recibir
la causa a prueba de testigos, expresará los hechos sobre que
deba ésta recaer, los cuales serán precisos y conducentes.
>S3 W Y N E S S M I L L A R , op, cit., p. 99. Véase también C L E M E N ' T E A. D Í A Z , " R e vista de Derecho Procesal", año x j , 1953, primera parte, ps. 271 y ss.
118
EL
PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDICOS
Esta norma impone inicialmente una activa participación
del juez.
Los autores de la reforma
esperaron mucho de ésta
confiados en el art. 2 3 en cuanto al principio de inmediación, que entendieron sería satisfecho —aunque sea modestamente— si se imponía la inicial intervención del magistrado en el conocimiento y depuración de la litis con motivo
de la ordenación de las pruebas. Sus entusiasmos fueron sinceros y razonables, y de no mediar la angustiosa resistencia
de nuestra rutina judicial, más la falta de medios apropiados,
los beneficios previstos en alguna medida se hubieran alcanzado.
134
130. AUGURIOS Y JUSTIFICACIONES. — Comentando el referido artículo de la ley de reformas —antes de su aplicación
y de su posterior derogación—, el Dr. CARLOS A. AYARRAGARAY, con su conocido estilo batallador e incisivo, nos anunciaba las virtudes de la norma a la vez que recelaba de su
posible eficacia real en nuestro medio. Así, expresaba : "Deberán los jueces, por la nueva ley, conocer los pleitos desde
su iniciación, para poder tomar el «comando» del proceso.
Esperemos que de ahora en adelante, ver, hablar y cambiar
ideas con el juez en la audiencia a que se refiere el art. 23,
sea tan simple y eficaz como ocurre con la masa anónima,
pero comprensiva y útil, de los colaboradores de ventanillas
y de mesa de entradas. . . " . Y más adelante agudiza su escepticismo en estos términos: " L a audiencia de predeterminación deberá ser tomada por el juez. Confiemos en que
ello sea una realidad. En cuanto a los jueces remisos en hacerlo, desprestigiarán su desempeño y mal podrán después
hablar de la moralidad del proceso". . . . " N o sabemos cómo
se las arreglarán los jueces, pues por sus tareas estarán impedidos de conocer los pleitos en su secuela. Lo primero que
hay que hacer en materia de procedimientos es crear los
juzgados necesarios para su buen desempeño". . . . "Creé135
i s C O R O N A S , O D E R I T O y P A V A , op. cit.. ps. 14, 100, 102 y 107.
i- s C A R L O S A. A Y A B B A C A R A V . Explicación
1
teórica
y práctica
de la reforma
cesal. Ley 14.217, V. Abcledo editor, 1954, ps. 54, 55, 102 y 103,
pro-
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEVES PROCESALES ARGENTINAS
119
mos que la reforma de la ley 14.237 se malogrará en su
totalidad, a poco de andar. Si antes de ia reforma los jueces
no usaron del art. 107 y muy poco del 131 del C.P.C.C.,
¿por qué habrán hoy de hacerlo, mediando las mismas dificultades de siempre? Los jueces no pueden desempeñarse en
el modo pretendido, por carencia de tiempo".
Como se puede apreciar, el comentarista tanto como
duda del cumplimiento de la norma, justifica la causa de
ello en la falta de tiempo y el recargo de tareas que agobia
a los magistrados.
131. E L FRACASO DE UN BUEN PROPÓSITO. — La realidad
de la vida judicial ha sido funesta para la norma comentada.
Los jueces no asistían a las audiencias designadas a tal objeto y las partes se limitaban a formular verbaímente, o mediante un escrito que traían preparado, los llamados "puntos
controvertidos". Y ni siquiera esto se hacía, pues los pliegos
que se agregaban, más que sintetizar la mención de los hechos que permanecían discutidos después de la traba de la
litis, contenían un catálogo de hechos que no eran otros que
los que cada parte había expresado en sus respectivos escritos de demanda o contestación. El actor traía el rosario de
sus afirmaciones de hecho y el demandado el de las propias.
No había casi nunca discusión ni cambio de ideas al respecto, y la intervención personal del juez en dicha audiencia
fue prácticamente desconocida.
En tales condiciones, bien hizo el decreto-ley 23.398/56
en suprimir esa parodia que sólo había ayudado a complicar
el procedimiento con nuevas audiencias, cuestiones, incidentes y recursos dilatorios.
Los entusiasmos de los autores de la ley y tos que con
suma erudición y sinceridad expresa el profesor SENTÍS M E LENDO *, los compartimos en cuanto realmente la norma
fallida contenía el germen de un precioso instrumento de
inmediación y orden en el proceso.
19
Op. cit., p. 193, donde dice: " L a audiencia que regulaba el arí. 23 de
la ley 14,237 representaba ti momento procesal de roajor acercamiento (inme-
120
EL PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
P e r o sin perjuicio d e l a m e n t a r su fracaso, debemos reconocer que su derogación fue necesaria e impuesta p o r la
ineptitud del viejo aparato procesal en q u e se quiso introducir, forzadamente, la novedad d e tan delicado mecanismo.
1 3 2 . CONCENTRACIÓN DE PRUEBA TESTIMONIAL. ABANDONO DE LA INMEDIACIÓN. — E n c u a n t o a la r e f o r m a del art.
1 8 2 del C ó d i g o d e Procedimientos, dispuesta por el art. 1 2
del decreto-ley 2 3 . 3 9 8 / 5 6 , al i m p o n e r q u e la p r u e b a testimonial se reciba toda ella en una sola audiencia, en un mism o día, salvo q u e el g r a n n ú m e r o de testigos obligue a fijar
otras en los días inmediatos siguientes; tal previsión indudab l e m e n t e habría de servir al logro de los propósitos d e celeridad y c o n c e n t r a c i ó n en el t r á m i t e de la causa, p e r o n o
rendiría servicio a la " i n m e d i a c i ó n " —pudiendo h a b e r l o hec h o — en razón de q u e ésta ha sido descartada en la recepción de la prueba testimonia!, al resolver ambos cuerpos d e
reformas q u e ésta "será recibida por el s e c r e t a r i o " en los casos generales, salvo petición expresa en c o n t r a r i o formulada
p o r las partes al ofrecer su p r u e b a .
Y no sólo o c u r r e ya que la referida p r u e b a n o es recibida
por el secretario —haciéndolo empleados subalternos—, sino
q u e después de un p r i m e r m o m e n t o de respetuoso acatam i e n t o de dicha n o r m a , se ha generalizado otra vez la antigua práctica de fijar numerosas audiencias en días distintos
y a veces lejanos en el t i e m p o .
((¡ación) cnire las parles y entre éstas y el juez. Es la diligencia en que, con
mavor eficacia, pueden producirse esas buenas relaciones entre jueces y abogados
que Calamandrei describió.
"Lo esencial, lo imprescindible, es que 1" audiencia lo hubiese sido verdaderamente y, como la misma palabra exige, lo hubiese sidu para «ir a las partes
y no para recibirles escritos.
"La audiencia del art. 25 debía constituir una manifestación categórica de
inmediación procesal: en ella ei juez debía conocer el caso discutido, ponerse
en contacto con las paites como verdadero director del proceso".
V replicando a los que objetaron que los jueces no "podrían" dar cumplimiento al precepto, manifiesta: "¿Que no podrían o que no querrían? Porque,
para dalle fácil y completo cumplimiento sólo hacia falta llegar a la audiencia
del art. '¿'i con un conocimiento completo del caso litigioso; y eso es lo que
parecía imposible para los jueces: prepararse, día a día, minuto a minuto, para
¡uzgar; estar enterados, en cada momento procesal, del estado del p r o c e s o . . . " .
LA INM EDI ACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
121
La eficacia probatoria se debilita, pues, de dos maneras: en calidad, por falta del juez, y en cantidad, por falta
de concentración.
133. E L JUICIO DE INSANIA. ACTUACIÓN DEL JUEZ. — Entre las normas que de algún modo interesan a nuestro estudio sobre la inmediación en las leyes de reformas, hemos
recordado las que se refieren al procedimiento de declaración de incapacidad por insania, y en tal sentido citamos
al art. 80 de la ley 14.237 y el art. 7 ° , in fine, del decretoley 23.398/56. Ambos preceptos se refieren a la necesidad
de que el juez haga comparecer o visite al presunto insano
a fin de examinarlo personalmente antes de dictar sentencia.
Sin entrar aquí a analizar el debatido problema referente a la naturaleza procesal del juicio de insania, que según
las distintas opiniones pertenece ya a los de jurisdicción voluntaria, ya a los contenciosos, ya a ambos en sus distintos
períodos, es evidente que se trata de un proceso especial en
cuya eficatia y responsable tramitación están interesados no
sólo el presunto insano sino y en gran medida la misma colectividad. Por ello, las normas que regulan dicho instituto,
aunque de naturaleza civil, se consideran umversalmente
como de orden público, y el proceso en que ellas se aplican
queda ubicado en esa categoría avanzada de los juicios civiles
que se ha dado en llamar "procesos civiles penalizados" ' o
"inquisitorios".
Es de tal trascendencia y gravedad la sentencia que habrá de pronunciarse en los juicios de insania, que no es razonable admitir que ella pueda dictarse sin imponer con carácter previo el contacto directo y personal entre el presunto
incapaz y el juez que habrá de privarlo de su capacidad civil
y quizá hasta de su libertad personal.
Aquí, el principio de inmediación se presenta en toda su
importancia e inexcusable necesidad.
13
1 3 J E N R I Ó L E F O R C A T T I , El proceso civil inquisitorio
en la doctrina y en la
ley 14.237 y sus semejanzas can el proceso penal, (rabada publicado en la " R e
vista de la Facultad de Detecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de
Buenos Aires", año ix (1954), rt" 41, ps. 1381 y ss.
122
EL PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
Si bien en estos procesos es la pericia médica el elemento
de juicio de mayor influencia en la decisión, en razón de la
naturaleza técnica de las cuestiones a examinar y resolver, es
indudable que la función del juzgador no quedaría cumplida eficazmente ni a conciencia si éste no llegara a conocer al
sujeto de su grave decisión, si no estuviera en condiciones de
verlo, oírlo, examinarlo, interrogarlo, es decir, de formar su
propio y persona! convencimiento sobre la existencia de! estado patológico y de sus consecuencias visibles, en la personalidad del supuesto insano.
Se discute también en doctrina si el procedimiento de
interdicción se dirige " c o n t r a " o "en favor" del presunto
incapaz. Ambas opiniones son posibles y ambas tienen razón
en parte, pudiendo ser concilladas.
134. TRASCENDENCIA DE LA RESOLUCIÓN. -- La resolución
que se dicte, cuando es justa, tanto beneficia al insano como
a la sociedad; de no serlo, agraviará seriamente a ambos. En
efecto: si se declara incapaz al presunto insano, sin serlo
realmente, se ocasiona una lesión irreparable a su libertad,
su dignidad, sus legítimos afectos y hasta a sus intereses materiales. La colectividad soporta la carga de una arbitrariedad cometida en su nombre. Por el contrario, si se lo reconoce capaz, siendo en realidad insano, también se perjudica
al enfermo, puesto que se descuida la debida atención de su
persona y la de sus bienes; y ello, no sólo a él le traerá perjuicio, puesto que por sus actos y falta de juicio quedará en
condiciones de dañarse y dañar a terceros, física y económicamente; además de provocar a su alrededor un estado de
zozobra e intranquilidad.
Son, pues, de tal índole los intereses a resguardar que
no se excusa la falta de las máximas precauciones aconsejables para asegurar un pronunciamiento acertado.
Y en este orden de medidas, la intervención y examen
directo de] juez —aun acompañado o asesorado por p e r i t o s es ineludible. T a n t o se ha entendido así, que con anterioridad a los textos legales que estamos estudiando, ¡a jurisprudencia ha llegado a anular actuaciones en juicios de in-
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
123
sania por no haber practicado el juez el examen personal del
presunto insano .
Por ello, con justa razón, las dos normas procesales que
analizamos exigen la intervención personal del magistrado.
Pero con todo, ,es más categórico el texto del art. 80 de la
ley 14.237 que el 79 del decreto ley 23.398/56. El primero
decía: " E l juez podrá examinar personalmente al demandado cuantas veces lo crea necesario, debiendo inexcusablemente hacerlo antes de dictar sentencia, de lo que se labrará
acta". Aquí, el deber está impuesto con toda claridad y categóricamente.
En cambio, la fórmula del decreto-ley (art. 79) es menos resuelta e imperiosa, ya que exige el examen, pero lo
subordina al propio criterio de oportunidad y necesidad
que tuviera el juez, diciendo: " . . si las particularidades del
caso lo aconsejaren, el juez hará comparecer al presunto
insano a su presencia o se trasladará a su domicilio, si no
pudiera concurrir".
De este modo, lo que debiera ser un "deber" del magistrado se reduce a la categoría de una facultad o poder. Y lamentablemente, la experiencia judicial enseña que la mayor parte de los jueces se muestran poco propensos a hacer
valer con regularidad los poderes que le confiere la ley. si
a la vez ellos no le son impuestos como obligación ineludible de su cargo.
No podemos decir que haya en la ley 14.237 y decretoley 23.398/56, otras normas que interesen a nuestro estudio en cuanto se refiere a la inmediación según se la consulta en el Código de Procedimientos de la Capital Federal.
Pero aun el decreto-ley citado trae algún materia! que alcanza los ámbitos del problema en lo que se refiere a las
reformas que introduce en el procedimiento de la justicia
138
' 3 a Cámara 2
Civil v Comercial de La Piala. 1 4 / 1 1 / 1 9 4 1 . publicado en
"jurisprudencia Argentina". 1 9 4 2 - 1 , p. H. Ver también. A V A R K A O A K A Y , op. cit.,
p. 1 6 4 , donde al referirse al art. 8 0 de la ley 1 4 . 2 3 7 , dice; "El principio que se
consagra en este título es el de la «inmediación», que nuestra jurisprudencia y
especialmente la legislación bonaerense ya habían consagrado" (se refiere al art.
7 9 1 de! Cód. de Proc. de la provincia de Buenos Aires), igualmente: C O R O N A S ,
O D E R K O y P A Y A , op. cit., p. 3 0 6 ; S E N T Í S M E L E N D O , op. cit,. ps. 4 0 8 y ss.
A
EL PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
124
de paz de la Capital {ley 1 1 . 9 2 4 ) , el que llega a alterar en
grado importante por medio del art. 2 6 de aquel ordenamiento. De ello nos ocuparemos al analizar el principio en
la justicia de paz letrada.
3. La inmediación en la ley 5 0 , de
Procedimientos
ante la Justicia Federal
1 3 5 . ANTECEDENTES Y PRINCIPIOS. — La ley 5 0 , promulgada por decreto del 1 4 de setiembre de 1 8 6 3 , se denominó
"Ley sobre procedimientos de los tribunales nacionales, en
lo civil y criminal", pero, como nos previene JOSÉ SARTORIO" , "habiendo la ley 2 3 7 2 (año 1 8 8 8 ) derogado el título xxx, que trataba del procedimiento en las causas criminales, la ley 5 0 ha quedado exclusivamente como de procedimiento civil y comercial".
En su difundida obra sobre la ley 5 0 , el mencionado
autor, refiriéndose a las disposiciones de dicha ley que alguna relación tienen con el tema de este trabajo, expresa, como
ya lo recordamos: " L a ley no consiente al magistrado pasivo; le impone que conozca del proceso desde su comienzo,
fije los hechos controvertidos, determine las medios idóneos
de prueba e instruya en persona las formalidades de su
sustanciación; que hable con las partes, con los testigos, con
los peritos; que vaya compenetrándose de la litis en su desarrollo y contribuya a esclarecer sus oscuridades"" .
9
0
1 3 6 . NORMAS QUE REGULAN ALEGATOS ORALES. — Son varias las normas de esta ley que permiten, teóricamente, suponer, aun dentro del proceso predominantemente escrito
que regla, instantes de neta inmediación entre el juez, las
partes y los medios de prueba; y un constante conocimiento
de los problemas y el estado de la litis por parte del magistrado.
Algunas de dichas disposiciones consagran un tímido intento de oralidad respecto de las alegaciones; lo que a su vez
¡ss La ley 50, op. cit., p. 75, nota I.
»*» Op. cit., p. 50.
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
125
implicaría inmediación con referencia a tales actos del proceso. Así, el art. 80, con relación a los alegatos sobre la prueba
en el trámite de las excepciones dilatorias, expresa: "Dentro del día siguiente podrán las partes pedir que se permita
informar in voce a ellos o sus defensores, en cuyo caso se
señalará al efecto el día inmediato".
En las apelaciones libres cabe también la comunicación
oral y directa. Dice el art. 218 en lo pertinente: "Los interesados, sus representantes o sus letrados, pueden informar
verbalmente al tiempo de la vista de la causa, pudiendo también los últimos pedir venia para escribir en derecho, que no
les deberá ser otorgada sino cuando a juicio de la Corte, sean
muy arduas las cuestiones jurídicas que se debaten" (l - párrafo).
flr
L o mismo en las apelaciones en relación, respecto de las
cuales el art. 226 expresa: "Llegados los autos, el secretario
dará cuenta en el acuerdo y la Corte los pasará al relator,
señalando oportunamente día para la vista".
En el juicio ejecutivo, producida prueba sobre las excepciones, cabe un "informe in voce" como el permitido por
el art. 80 ya trascrito. En efecto, el art. 276 de la ley 50 prescribe: "Vencido el termino probatorio se procederá como
queda prevenido en los artículos desde el 78 hasta el 82 de
esta ley".
Esta oralidad no se practica en la realidad de la vida judicial, y los interesantes "informes in voce" son sustituidos
por memoriales escritos que se dejan en secretaría en oportunidad de la audiencia .
T a m b i é n en el procedimiento federal tenemos los juicios
verbales, remedo de "oralidad" que ha merecido las mismas
críticas que apuntamos respecto de los juicios especiales en
relación al Código procesal civil de la Capital Federal, recordando la lapidaria opinión de COUTURE .
El art. 60 de la ley dispone: "Siempre que la cantidad
cuestionada, o el valor de la cosa que se pida no exceda de
141
145
n i S A R T O R I O , op. cit.,
i « Supr/i, p. 111.
p. 49.
126
E L PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
la cantidad de doscientos pesos, los jueces procederán en juicio verbal, levantando acta en que conste la demanda, contestación, pruebas y sentencia"; y el art. 333, reglando el
procedimiento en los interdictos, expresa: " E n este juicio
oirá el juez a las partes o a sus defensores y admitirá las
pruebas que adujeren, extendiéndose acta en que, con claridad y precisión, se consignarán los alegatos, las pruebas producidas y las manifestaciones de los testigos".
Aquí también la escritura y su aliada la rutina, devoran
a la palabra hablada y apagan sus ecos.
137. DISPOSICIONES QUE AFIRMAN LA INMEDIACIÓN EN LA
RECEPCIÓN DE LAS PRUEBAS. — Donde la inmediación podría
lograr sus mejores efectos, dentro del procedimiento federal, es en materia de prueba. Aquí, la ley asigna una función
personal -^dinámica al magistrado —especialmente en la testimonial— y le impone no sólo su intervención directa en la
recepción de los materiales probatorios, sino su temprano y
eficaz conocimiento del proceso desde sus comienzos, a los
fines de la debida determinación de los hechos a probar.
Tales perspectivas surgen de las normas que seguidamente se trascriben:
Art. 9: "Las declaraciones de las partes absolviendo posiciones y las de los testigos que presentaren para probar sus
intenciones, serán recibidas en presencia del juez de la causa y de las partes litigantes. Si estas diligencias hubieren de
evacuarse en diferente pueblo, serán cometidas a la autoridad
judicial allí existente".
Art. 111 (2 párrafo): " E n el día señalado para evacuar
las posiciones, el interesado las manifestará; y el juez las mandará extender, e interrogará sobre ellas si fuesen pertinentes
y admisibles".
Art. 112: " L a parte será examinada sobre cada hecho, y
sobre todas las circunstancias que sean conducentes a la averiguación de la verdad". . . " E n la Suprema Corte * el exaQ
1
Y Cámara (art. 20, ley 40,15).
3
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEVES PROCESALES ARGENTINAS
327
men se hará por el presidente, pero los demás miembros con
su venia, podrán hacer a las partes las nuevas preguntas que
estimen oportunas".
Art. 1 1 9 : " L a providencia que mande recibir la causa a
prueba de testigos, expresará los hechos sobre que deba ésta
recaer, los cuales serán precisos y conducentes".
Art. 1 2 5 : " E l día señalado para el examen leerá el escribano el auto de prueba en audiencia pública fuera de la presencia de los testigos. Las partes darán sumariamente sobre
los hechos expresados en el auto, las explicaciones que parezcan necesarias".
Art. 1 3 8 : "Si la inspección del lugar contribuyere a la
claridad del testimonio, podrán ser examinados los testigos
en dicho lugar".
1 3 8 . PROPÓSITOS V RESULTADOS. — Como vemos, por las
disposiciones que acabamos de reproducir, el juez debe actuar personalmente en las diligencias probatorias en contacto
directo con los litigantes y testigos, cuyas deposiciones recibirá sin intermediarios según lo quiere la ley. Además el
juez examinará a tales testigos, no conforme a interrogatorios escritos de las partes, deliberadamente redactados, sino
según su propio criterio en averiguación de la verdad; y
lo hará, no arbitrariamente, sino de conformidad con los
hechos sobre que versa la litis, que han sido previamente determinados por aquél y conocidos por las partes antes
de la audiencia. Como éstas —según el art. 1 2 5 — pueden
dar sobre tales hechos las explicaciones que consideren necesarias, las cuestiones a probar quedarán claramente prefijadas y el juez totalmente compenetrado del litigio y sus
más íntimas circunstancias ".
Aquí, el principio de inmediación —como ya lo dijimos—
aparece consultado y perseguido con sinceridad en la intención y el texto de la ley.
1
i n Ya vimos cómo el art. 119 de la ley 50 ha sido uno de los antecedentes
de! revolucionario y derogado art. 23 de la ley 14.237, que también obligaba a
fijar con la intervención del juez y las partes, los hechos controvertidos sobre
los cuales debia vcisar no sólo la prueba testimonial sino toda la prueba a
rendirse.
EL PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
¡28
Al respecto dice el doctor SARTORIO'": " P o r nuestra
ley. . . el juez hace el interrogatorio e investiga, no la verdad de las partes, sino la de los hechos" . . . " B i e n se ve
que de este modo la tarea del juez federal es más difícil que
la de cualquier otro, pero es también más juez y sus sentencias necesariamente serán más justas. Es más difícil, porque requiere un conocimiento inmediato y directo del proceso desde su comienzo, a fin de dictar el auto de admisión
de la prueba de testigos. . . , conocimiento que debe renovar
antes de la audiencia con un análisis general de toda la prueba hasta entonces producida, para concretar la testimonial
que aún sea necesaria y pertinente".
Pero si tales posibilidades de inmediación se manifiestan
a través de la letra y de la voluntad de la ley, ya hemos visto, recordando las palabras del tratadista, profesor y magistrado federa! que la comentó , que en la realidad aquélla
no se cumple por no asumir los jueces personalmente las
delicadas y graves tareas que la ley les ha asignado con imperiosa razón.
Sean o no valederas las excusas fundadas en e! gran cúmulo de asuntos sometidos a su conocimiento —que en muchos casos son irrefutables—, lo cierto es que se trata de
"una verdadera conculcación de la ley por sus propios órganos ejecutivos" .
En la práctica, pues, poco mejora la ley 50, pese a sus
previsiones, la triste experiencia que en materia de inmediación depara el Código de Procedimientos Civiles y Comerciales de la Capital Federal.
146
141
4 . El principio en la ley 11.924, de
Procedimiento
en la Justicia Nacional de Paz
139. REGULACIONES DE LA PRIMITIVA LEV. — El 22 de octubre de 1934 se promulgó la ley 11.924, que organiza y
regla el procedimiento ante la justicia de paz letrada —luei « De ia prueba de testigos, op. cit., p. 1 2 8 .
i
J O S É S A R T O R I O (ver supra, ps. 6 v 7 y notas 3 y 5)
' « Ver nota 5 .
í 6
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
129
go llamada "Justicia Nacional de Paz"— con vigencia en el
ámbito de la Capital Federal.
Dicha ley fue objeto de varias reformas, siendo la más
importante de ellas la que introdujo el decreto-ley 23.398/
56 en su art. 26.
Como es sabido, la ley en sus arts. 34, 35 y 36, especialmente, organizó dos tipos de procedimientos.
En los asuntos de monto inferior a doscientos pesos, el
procedimiento era —según la ley— totalmente " o r a l " . Así, el
actor debía expresar verbaímente ante el juzgado los datos
fundamentales de su reclamación y el pedido de que se citara al demandado a una audiencia a designarse (art. 34). A
ésta debían asistir el actor y el accionado, citado éste al efecto con simple noticia del objeto reclamado. En dicha audiencia el actor formula verbaímente su demanda —generalmente mediante ratificación de la que ya había anticipado en su
primer comparendo—, el demandado contesta también oralmente; y a continuación se produce la prueba que las partes hubieran traído para fundar sus derechos. Según la ley,
el juez oirá a las partes y examinará las pruebas dejando
constancia en acta sólo de "lo que fuere pertinente". Después de ordenar las medidas que crea convenientes para mejor proveer, "dictará fallo fundado dentro de las veinticuatro horas".
En los juicios cuyo monto excede de doscientos pesos la
demanda es escrita. Se corre traslado de ella, por seis días, al
accionado, para que la conteste también por escrito (art. 35).
. Una vez trabada la litis, se designa una audiencia para
la recepción de la prueba que deben ofrecer las partes con
suficiente anticipación (art. 36).
Luego de sustanciada la prueba, el juez debe dictar sentencia sin recibir alegatos ni correr vistas previamente.
El juez debe recibir "personalmente" la prueba. El perito debe pronunciarse en presencia del juez y de las partes. El magistrado interroga libremente a los litigantes, peritos y testigos sin valerse de interrogatorios, siguiendo únicamente indicaciones o propuestas de las partes y su propio
19 - E i s n t r
150
EL PRINCIPIO EN eos DIVERSOS CÓDIGOS
criterio. Se debe dejar constancia en acta de las preguntas y
sus respectivas contestaciones.
140- FINALIDADES DEL LEGISLADOR. — El legislador se había forjado grandes esperanzas sobre la eficacia de dicha ley,
que introducía procedimientos sumarios, verbales y actuados
para la sustanciación de causas de cuantía menor y media.
En el "Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados"
de fecha 1 2 de julio de 1 9 3 4 , p. ( 2 0 7 , se lee el informe de la
mayoría, donde, respecto del punto que nos interesa, decía:
" . . . E l procedimiento es escrito hasta trabar la litis contestatío, a fin de fijar con precisión las pretensiones de las partes
y permitirles que ofrezcan la prueba con antelación (se refiere a los juicios ordinarios mayores). De inmediato se pasa
a la audiencia de prueba presidida por el juez, con atribuciones que permitan rapidez, agotamiento de la prueba y eliminación de incidencias y derivaciones que no hagan a la
cuestión. El acta contendrá los elementos indispensables de
prueba que permitirán: la motivación de la sentencia y luego el conocimiento de la causa en grado de apelación. El
juez tiene una intervención directa y personalísima en el
juicio: oye la prueba, interroga testigos y peritos y aun a
las partes. Este procedimiento tendrá la ventaja de que
a despecho de las actuales ficciones del procedimiento escrito el juez tenga una impresión directa, vivaz, ecuánime,
juzgando de la sinceridad de la prueba traída. Los términos
se acortan, los procedimientos se simplifican, el papelismo se
elimina".
1 4 1 . EXPERIENCIAS Y RESULTADOS. — Los que hemos actuado con alguna intensidad ante dicho fuero de paz, sabemos por propia experiencia que el legislador, confiado en
la bondad de las fórmulas, había imaginado para su obra
una suerte distinta de la que le deparó la realidad.
Ya en 1 9 4 3 , el profesor HUGO ALSINA, en las últimas páginas de su conocido Tratado **, decía: " e n la práctica, no
1
i*a A L S I * * , Tratado.
[. m, p. 905.
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
¡31
ha respondido a los propósitos del legislador; en parte por
deficiencia de la propia ley, y en parte por incomprensión
de los encargados de aplicarla".
" L a audiencia de prueba en el juicio mayor supone el
estudio por el juez de los escritos de demanda y contestación,
que no se hace ni podrá hacerse, mientras tenga que atender ei trámite de los juicios menores, cuyo número se cuenta
por miliares. De ahí que, generalmente, el juez no presida
la audiencia de prueba y no se encuentre, por consiguiente,
en condiciones de dictar sentencia".
Últimamente el problema se ha agravado en forma alarmante, como es notorio .
Podríamos afirmar que desde ios primeros tiempos de
vigencia de la ley 11.924 los juicios menores dejaron de ser
"orales" y los mayores "verbales y actuados".
Si bien es posible que apenas sancionada la ley, bajo la
euforia de su aparición, se recibieran verbaímente las peticiones introductivas de instancia formuladas por quienes deseaban demandar en los juicios de menor cuantía, y que en
la audiencia del art. 34 las exposiciones de actor y demandado tuvieran lugar oralmente como lo quiere la ley, ello
dejó de ser así pasado muy poco tiempo, y el apremio de los
143
n » Ahora, el mal que señalaba A L S I N A es mucho mas agudo. Desde 1948 a la
fecha el número e importancia de los asuntos sometidos a! conocimiento de la
justicia de paz, es abruniadoramente mayor al de entonces y el número de jueces
sigue siendo el mismo, o sea cuarenta.
En efecto, la población permanente y transitoria de la Capital Federal ha
aumentado casi en un treinta por ciento después de la terminación de la última
conflagración mundial. Los pleitos referentes a problemas locativos se han multiplicado y agudizado a partir precisamente de aquella fecha en que empezaron
a dictarse las leyes de emergencia en materia de alquileres y desalojos. Se ampliaron asimismo las materias de la competencia de los jueces de paz confiriéndoles la pertinente en cuestiones sucesorias y en las pequeñas quiebras —ahora
suprimida con relación a estas últimas—, y respecto de las locaciones se les atribuyó con carácter exclusivo, lo que no era antes así.
Además, su competencia por razón de cantidad también fue ampliada. De
tres mil pesos que era el tope máximo de entonces, ascendió a veinte mit pesos
en los juicios ejecutivos y diez mil pesos en los ordinarios. En cuanto a los
juicios sucesorios, alcanza actualmente hasta cincuenta mil pesos (decreto-ley
1285 del 4 de febrero de 1958. art. 46).
De este modo, los jueces de paz se ven imposibilitados de atender personalmente el estado de los procesos y cumplir el imperativo de la "inmediación".
132
EL PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
funcionarios encargados de recibir las alegaciones como la
impaciencia de los propios profesionales de las partes, condujeron a la práctica casi uniforme de traer por escrito las
respectivas manifestaciones, que se agregaban al expediente
para remitir a ellas las posturas de los litigantes.
En cuanto a la prueba, tanto la que se produce en los
juicios menores como en los mayores —de cuantía media—,
ella ha sido recibida siempre por empleados subalternos que
levantan acta recogiendo las deposiciones de las partes y
testigos, siendo raro que lo haga el secretario y más aún el
propio juez, en quien la ley había depositado su confianza
—aunque sin darle los medios— para cumplir los propósitos
anhelados de inmediación y celeridad en el trámite de estas
causas.
En lo que se refiere a la duración de estos juicios —privados ya de toda inmediación—, ha resultado cada vez más
pronunciada —generalmente de años en los procesos donde
hay controversia—, tanto en razón del exceso de trabajo que
pesa sobre los juzgados y de la proliferación de traslados,
vistas e incidentes, como del criterio rutinario de jueces y
funcionarios que aplicaron a este fuero, casi sin discriminación, las formalidades y providencias dilatorias que hacen
angustiosamente largo y fatigoso el procedimiento civil ordinario.
Pero si nos atenemos a la letra de la ley —para consuelo
de los teóricos, al menos—, podríamos decir que de haberse
cumplido con ella y también con su espíritu ", habría existido un intento de oralidad en el proceso civil de menor
cuantía, el que si bien no implicaba instituir en absoluto el
juicio oral, al menos lograba una relativa inmediación entre
el juez y los elementos de la causa.
1
142. INCIDENCIA DE LAS LEYES DE REFORMA. — En este
estado de la experiencia de la ley 11.924, con un sumario
ísu Ver sobre este t e m a , con relación a la reforma introducida por el decretoley 2 3 . 3 9 8 / 5 6 en la justicia de pai, S E N T Í S M E L E N D O , £1 proceso civil, op. cit., p*.
459 y « .
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
133
procedimiento oral y otro "verbal y actuado", que en la
práctica habían dejado de serlo, el decreto-ley 23.398/56 en
su art. 26 reforma las principales disposiciones que regulan
el procedimiento ante la justicia nacional de paz.
Las modificaciones, como dice SENTÍS MELENDO, no han
sido escasas ni poco profundas. Y en lo que interesa a este
tema que estudiamos, agrega: "Con e l l a s . . . se borra todo lo
que la práctica no hubiera borrado de oralidad y hasta de
inmediación".
En efecto, para los juicios "menores", que se elevan hasta un monto de mil pesos, desaparece la comparecencia verbal y la demanda y contestación expresadas oralmente en la
audiencia respectiva. Ahora la demanda debe ser "escrita"
y con sujeción a lo dispuesto por el art. 71 del Código de
Procedimientos. Por su parte, corrido traslado de aquélla
por seis días, la contestación también debe ser escrita y con
los mismos requisitos de forma establecidos para la demanda.
Con la demanda y contestación se debe ofrecer toda la
prueba, acompañándose la documental. Y el juez, al haber
hechos controvertidos, abrirá la causa a prueba fijando audiencia para dentro de un plazo " q u e no excederá de
un mes".
En los procedimientos de cuantía media —juicios ordinarios mayores— la demanda, de la cual se correrá traslado
por seis días, como así su contestación, se formularán por
escrito y con sujeción al art. 71 del Código de Procedimientos y art. 12 de la ley 14.237 respecto de la agregación de
documentos.
El demandado puede oponer excepciones previas y reconvención, de las que se dará traslado al actor por tres y
seis días, respectivamente. Habiendo hechos controvertidos
se convocará a las partes a una audiencia para la producción
de la prueba, " c o n el tiempo razonablemente necesario",
que n o podrá exceder de tres meses. Y si en dicha audiencia
no se pudiese recibir toda la prueba, se fijará otra para su
continuación " a breve plazo".
134
EL PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
El art. 37 de la ley 11.924 —antes de la reforma— decía
que en tales casos el juez prorrogará la audiencia "para el
día siguiente". Ahora se dice "a breve plazo"; con lo que
se ampara legalmente cualquier demora que ocurra. Ade
más, en el texto anterior (art. 36) la audiencia de prueba
debía tener lugar "dentro de un plazo no mayor de diez
días". En el nuevo, se puede extender a tres meses, y con
sus prórrogas, indefinidamente; y ello conforme a la ley.
Ni el propio juicio ordinario civil otorga tales plazos.
Claro que la reforma no hace más que recoger la triste realidad judicial que no se amoldó nunca a la letra de la ley, y
procura ajustarse a aquélla, ya que no pudo ser a la inversa.
(43. EPÍLOGO LEGALISTA. — En definitiva: terminó la
"oralidad", o al menos la inmediación que la ley quiso y
nunca logró. Ahora el procedimiento de la justicia de paz
es escrito porque lo manda la ley.
T a m b i é n la lentitud del juicio seguirá imperando. Pero
ello ya no pesará sobre la conciencia de los jueces, pues la
propia ley la organiza y consiente.
Y la inmediación, que parecía tener al menos un reducto
en la humilde justicia de paz, según lo había imaginado el
legislador que veía al juez en trato personal y bondadoso
con los hombres del pueblo, aún sigue esperando que se le
reconozca el lugar que merece en las prácticas judiciales.
Leyes y jueces deben remediar esa ausencia que resta eficacia y virtud a la justicia.
5. La inmediación
en la justicia
Capital
Federal
laboral
de la
144. JUSTIFICACIÓN. — Si bien este trabajo procura concentrar su cometido en las leyes procesales de carácter civil,
consideramos que no nos alejamos aún de tal propósito al
intentar un rápido estudio de la ley que regula el procedimiento en ios juicios de trabajo, en la Capital Federal.
De todos modos, el derecho laboral, aunque implica un
conjunto de normas y conceptos especializados a los cuales
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
135
da vida propia el espíritu social que los anima, no sería otra
cosa que un desmembramiento del viejo derecho civil en
que se ha nutrido de sus primeros elementos legales.
Consideramos de interés referirnos al sistema vigente en
dicho fuero en razón de que al instituírselo, organizando un
procedimiento con menos predominio de la escritura que el
civil ordinario y con mayor participación del medio oral de
comunicación, se buscó expresamente lograr un trámite concentrado, con impulso de oficio y actividad personal y directa del magistrado como lo aconseja el principio de inmediación. Veremos las reglas creadas y sus resultados.
145. CARACTERÍSTICAS DEL SISTEMA LEGAL. — La justicia
del trabajo en la Capital Federal fue organizada por el decreto-ley 32.347/44, dictado el 30 de noviembre de 1944,
que se convirtió en ley al sancionarse la 12.948 el 5 de febrero de 1947, promulgada el 20 de febrero y publicada el
6 de marzo del mismo año.
Examinando dicha ley a la luz de los principios que nos
interesan, señalamos las siguientes características de ella: Se
ha creado un sistema de dos instancias judiciales precedido
por una instancia conciliatoria previa y obligatoria, en la
cual —además del intento de avenimiento— se producen los
actos procesales que conducen a la traba de la litis y el ofrecimiento de prueba.
Como dijimos antes, el principio de escritura aparece
atenuado en el procedimiento laboral, en el cual las manifestaciones de oralidad son más acentuadas que en otros sistemas escritos. Claro que aquí también las peticiones y declaraciones orales se registran en actas, pero ello resulta necesario en atención a la doble instancia que existe para el
examen y discusión de los hechos.
Si se hubiese tratado de un régimen de instancia única
y tribunal colegiado, hubiera bastado con que se recojan
por escrito o se protocolicen la demanda, contestación y ofrecimiento de pruebas; pero la prueba misma podrían recibirla toda ella, en forma puramente oral, los jueces del tribunal.
136
E L PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
146. DISPOSICIONES DE NUESTRO INTERÉS. — Según la ley
la demanda se formula oralmente ante la Comisión de Conciliación (art. 46), donde se labra un acta; se señala una
audiencia para que en ella el demandado conteste la acción,
oponga excepciones y proponga sus pruebas (art. 4 7 ) . En
ella, y en primer lugar, se procura un acuerdo conciliatorio,
lo que se sustancia en forma oral asentándose sólo por escrito su resultado. La contestación de demanda y demás defensas se pueden manifestar verbaímente, registrándose en
el acta (art. 58); lo mismo que el ofrecimiento de pruebas,
si tiene lugar en la misma audiencia (arts. 47 y 60). Si se
lo hace en los tres días siguientes, debe tener lugar por
escrito.
La sustanciación de la causa, si bien se ha reglamentado
de modo que consulte los propósitos de concentración e inmediación (arts. 67, 72, 73, 78, 84 y 89), es actuada —como
ya lo expresamos—, pero los alegatos según la ley son orales
(art. 89), dejándose sólo constancia de haberse producido
por los letrados de las partes.
Los recursos se interponen y fundan por escrito (arts.
97, 98 y 99).
En cuanto se refiere a los principios arriba mencionados,
dicen las citadas disposiciones;
Art. 67: " E l juez deberá disponer las diligencias necesarias para que la prueba ofrecida pueda sustanciarse en una
sola audiencia
Art. 72: " E l juez interrogará personalmente a las partes
bajo pena de nulidad y sólo hará constar en el acta las declaraciones que sean pertinentes".
Art. 78: " E l juez examinará a los testigos previo juramento de decir la verdad
Art. 79: " E l juez podrá, a petición de parte o de oficio,
proceder al careo de testigos".
Art. 84: "Cuando el juez lo crea necesario, podrá trasladarse al local del trabajo a fin de constatar de visu las
circunstancias que considere apreciables como elementos de
juicio".
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
137
• Art. 8 9 : "Producida la prueba, redactada y firmada el
acta, las partes, por intermedio de sus letrados, podrán hacer
una breve exposición verbal alegando sobre el mérito de la
mismz. Acto continuo el magistrado dictará sentencia pudiendo postergar su decisión por un término que no exceda
de dos días".
1 4 7 . MÉRITO PRÁCTICO DE LA REGULACIÓN. ALEGACIONES. — Vistas las disposiciones que de algún modo atañen
a este estudio, digamos cuál es el mérito alcanzado por ellas,
tanto doctrina! como prácticamente, en los años que llevan
de aplicación.
La oralidad de la demanda y la que la ley permite a la
contestación, oposición de excepciones y ofrecimiento de
pruebas, no ha quedado más que como un simple propósito.
En los primeros tiempos de actuación del nuevo fuero laboral es posible que en la Comisión de Conciliación se hayan
recibido una cantidad de demandas promovidas oralmente y
recogidas en actas por los respectivos funcionarios. A su vez
—y esto con mayor frecuencia— se dieron numerosos casos
en que el responde, oposición de excepciones y hasta ofrecimientos de pruebas se formularon de viva voz en la audiencia designada al efecto, después de frustrado el intento de
conciliación. Pero pasado algún tiempo, dichos casos fueron
cada vez más raros, al menos en cuanto a las demandas que
se presentaban ya redactadas por escrito en forma de actas;
y en lo que se refiere a las manifestaciones del demandado,
se generalizó también la práctica de llevar por escrito sus
descargos, los que se agregaban y agregan, como formando
parte del acta. Podríamos decir que son muy pocos los casos
en que aún se conteste la demanda verbaímente; y de éstos,
la mayoría corresponde a las oportunidades en que los demandados concurren a tales audiencias sin abogados —ignorando la gravedad procesal del comparendo— y deben ingeniárselas para exponer sus razones de hecho y de derecho;
lo que sí hacen oralmente y se recoge en acta por el vocal de
conciliación actuante, que pone su mejor buena voluntad
para interpretar al turbado y desprevenido litigante.
E L PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
F u e r a del h e c h o e x p r e s a d o de que la oralidad se reduce
a m e r a agregación de escritos, debemos señalar que p o c o ayuda tal supuesta " o r a l i d a d " al propósito de inmediación que
podría justificar su inclusión en el sistema d e la ley. E n
efecto, para que la oralidad en la d e m a n d a y contestación
signifiquen " i n m e d i a c i ó n " en c u a n t o a las alegaciones, esa
c o m u n i c a c i ó n verbal debiera ser destinada y dirigida direct a m e n t e al juez de la causa y recibida personalmente por éste.
¿ Q u é sentido ni resultado puede p r e t e n d e r la oralidad en
aquellos actos p o r los cuales se traba la litis, si ella no se
manifiesta ante el p r o p i o juez que debe c o n o c e r del asunto,
sino ante un funcionario no judicial —el vocal de conciliación— que enseguida ha de desprenderse de los autos?
E n c u a n t o a la breve "exposición v e r b a l " alegando sobre el m é r i t o de la prueba, q u e faculta el art. 8 9 de la ley,
se debe p r o d u c i r ante el magistrado y podría representar
una inmejorable o p o r t u n i d a d para dirigirse personalmente
r;l juez, e x p o n i é n d o l e las circunstancias de h e c h o y de derec h o d e la causa y las conclusiones q u e sea posible o b t e n e r d e
la prueba rendida.
A q u í , o t r a vez debemos observar q u e estas audiencias
—que en un principio se celebraban según la o r t o d o x i a legal— se han desnaturalizado en g r a d o tal q u e g e n e r a l m e n t e
se r e d u c e n a la m e r a presentación de un escrito p o r los letrados —el q u e n o se agrega, por supuesto, y se r u m o r e a
q u e a veces n o es siquiera leído—, quienes hasta dejan pasar
aquella o p o r t u n i d a d sin asistir a las a u d i e n c i a s " .
1
A propósito de la sospecha de que muchas veces los jueces n o leen los
alegatos de las partes, existe una referencia casi ]Ocosa traída por C A L A M A V O K E I en
su recordado libro De las buenas relaciones entre los jueces y los abogadas, p . 56.
Oicc allí uno d e los personajes, el Abogado Segundo: " . . . Y o mismo pude comprobarlo una vez con mis propios ojos: h a b í a puesto para prueba, una gota de
goma entre d o s páginas d e u n escrito, en forma que, para leerlas, e r a indispensable separarlas; no lo creeréis, pero cuando fui a retirar el fascículo después de
la sentencia, las encontré todavía adheridas!".
1 1 1
Por nuestra parte podemos decir q u e también lo hemos comprobado en más
de una oportunidad.
Ocurrió que a última hora del horario judicial habíamos dejado nuestro
"alegato" escrito, en un juzgado de trabajo. Pues bien, a la mañana siguiente ya
tecibiamos con gran sorpresa el telegrama mediante el cual se nos comunicaba
o notificaba la sentencia recaída en el respectivo juicio.
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
139
148. PRUEBAS. — En cuanto a la oralidad e inmediación
en el recibimiento de la prueba, ella está prevista por la ley
pero desvirtuada en la realidad de la práctica judicial.
La concentración perseguida no siempre se consigue, ya
que las actuaciones de prueba pocas veces se producen en
una única audiencia. Habiendo testigos ofrecidos, casi siempre se fijan y celebran dos o más.
El juez normalmente no asiste a! acto en que se reciben
las declaraciones testimoniales o confesorias. Ellas se producen ante empleados de menor jerarquía que recogen en acta
—mejor o peor labrada según su ocasional cultura y buena
voluntad —tales manifestaciones.
Si se aplicara la sanción de nulidad que dispone el art. 72
de la ley, para el caso de incomparecencia del juez a la absolución de posiciones, de seguro que muy pocas diligencias
de esta naturaleza quedarían en píe.
149. PROBLEMA Y SOLUCIÓN. — Refiriéndose a estos problemas que señalamos, decía PODETTI : "Estos principios,
tratándose del proceso laboral, adquieren un máximo rigor
y puede asegurarse que sin inmediación y concentración, se
desvirtúan los propósitos tenidos en vista al crear el fuero
del trabajo". "Es fundamental para la consecución de los
propósitos perseguidos al crearse el fuero del trabajo y establecerse un procedimiento especial, que la prueba oral se
concentre en una sola audiencia, que sea recibida personalmente por el juez y que, en la mayoría de los casos, se falle
en ese mismo acto. A tal fin se hace necesario adecuar el
número de jueces al número de litigios. .
153
Era evidente que dicha pieza telegráfica había sido despachada durante ia
tarde anterior y que el juez ya tenía ¡ísta, redactada y quizá firmada la sentencia,
antes de entera;sc de! contenido de nuestra exposición, que habia sido formulada
por escrito del mismo modo como pudo habeiíe efectuado in voce ante el juez,
que ya habia juzgado al producirse tal acto del proceso.
Era también de reconocer la "celeridad" con que se había dictado el fallo
y cumplido el mandato de la última parte del art. 8 9 del decreto-ley 32.347/44.
r^ü J, R i M i B O PooF.m, Tratado del proceso laboral, op. cit., t. I, ps. 274 y 275.
140
E L PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
En realidad, esto último, la falta de tiempo para que los
jueces asistan personalmente a las audiencias de prueba y de
alegar, en razón de la gran cantidad de causas que quedan
a su cargo, sería uno de los motivos que excusan al magistrado por el incumplimiento de los deberes que les impone
la ley respecto a la inmedjación. Sin embargo, debemos señalar que en los últimos tiempos se ha reducido sensiblemente el número de los litigios laborales, y a pesar de ello
los jueces no reasumen la intervención personal en las audiencias, que sólo por razones de fuerza mayor debiera
excusarse.
De todos modos debemos reconocer que el proceso laboral ha significado un progreso, y que una de sus novedades,
el impulso procesal de oficio, al menos, ha dado sus mejores
resultados abreviando el tiempo de duración de los juicios .
153
isa Pata quienes abrazan bajo un mismo concepto "impulso procesal de
oficio" y "principio inquisitivo", frente a "impulso procesal de partes" y "principio dispositivo", como ALSINA. (Tratado, i* edición, (. i, p. 261, c y d), el caso
del proceso laboral de la Capital Federa! debe s e ' una demostración de su error
doctrinal. El principio dispositivo se refiere a la facultad de las partes de
introducir y determinar el contenido de la litis y el del material probatorio que
el tribunal no puede exceder, ya que debe limitarse al aportado o planteado por
las partes.
Pero tal principio es independiente del de "impulso procesal", que puede
estar ya a cargo de las partes, ya del tribuna!, aun bajo el mismo principio
dispositivo.
Asi, en el proceso laboral rige este principio, ya que son lai partes las que
suministran el contenido del proceso conforme a su demanda y contestación. En
cuanto a los hechos, el juez del trabajo no puede investigar ni resolver nada
sobre materia distinta a la traída por las partes, que pueden, incluso, desistiría.
Sin embargo, pese a regir la máxima dispositiva, el impulso, la actividad para
llevar adelante los actos del proceso, está a cargo del tribunal y no de las partes,
sin perjuicio de poder éstas coadyuvar al avance de aquél con peticiones adecuadas.
Lo que no podrá darse es el caso inverso: principio inquisitivo con impulso
procesal de partes. Esto sería antinatural, pues lo ultimo desvirtúa la posibilidad
de (o primero. Nada podría "inquirir", "investigar" ni " p r o b a r " de oficio el
tribunal, sí a la vez no le compele «1 impulso del proceso por quedar éste a
cargo y en poder de tas partes.
CAPÍTULO I X
L A I N M E D I A C I Ó N EN LAS L E Y E S P R O C E S A L E S
A R G E N T I N A S (continuación)
150. ADVERTENCIA METÓDICA. — Antes de examinar las
leyes procesales de las provincias de Mendoza, La Rioja y
J u j u y —como nos lo hemos propuesto—, consideramos necesario referirnos previamente a dos de los más prestigiosos
proyectos que alentaron las recientes reformas y leyes en la
materia: los conocidos como "Proyecto Lascano" y "Proyecto Podetti" (o del Poder Ejecutivo); siendo este último, especialmente, el que con insignificantes modificaciones se
convirtió en Código Procesal de Mendoza.
6. "Proyecto
Lascano"
151. FUENTES Y PERSPECTIVAS. — Hemos iniciado este trabajo recordando palabras del maestro DAVID LASCANO referentes al estado lastimoso de la legislación procesal en la
Argentina, en la época en que las escribió —1935—, y la imperiosa necesidad de la reforma a emprender para sanearla *.
En la exposición de motivos de su proyecto de código
procesal, dice LASCANO que en la redacción de él no ha
seguido fielmente a ningún otro trabajo de la misma índole, pero reconoce que en la parte general se ha inspirado en los proyectos que para Italia prepararon CHIOVENDA y CARNELUTTI, quienes también sirvieron de guía a JOFRÉ en el que éste redactó en el Seminario de la Facultad
de Derecho de Buenos Aires. T a m b i é n admite haber aten16
" * Ver también nota» 1 y 2 de este trabajo.
141
EL PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
dido el fruto de la experiencia judicial respecto de las normas del viejo código de la Capital y las opiniones de profesores, abogados y magistrados emitidas durante años en diversas fuentes de difusión .
Después de examinar los beneficios y desventajas que
en los distintos estadios del proceso reportan los sistemas
orales y escritos puros, LASCANO explica las razones que le
llevan a proyectar dos tipos de procedimiento: uno, el oral *
—siempre con la racional participación de la escritura—, como
aspiración preferente para ser realizada cuando la organización judicial lo permita: otro, el escrito —con la incorporación de las mejores posibilidades de la oralidad—, en vista
a su adopción inmediata en nuestro medio judicial.
155
Dice el autor: "Como el procedimiento oral exige tribunales colegiados que asistan a la prueba y al debate sobre
la misma para que puedan resolver inmediatamente y bajo
la impresión fresca de lo ocurrido en la audiencia, habrá
que reformar la administración de justicia, organizada-hoy
sobre la base del tribunal unipersonal de primera instancia,
t i l o no parece de inmediata realización; . . . e l sistema se
encuentra muy arraigado y costará extirparlo". . . . " A semejanza de lo que dispone la ley alemana de 12 de febrero
de 1924 y el Proyecto Carnelutti. se admiten dos procedimientos; sólo que por el nuestro no son optativos como lo
establecen aquéllos, sino que su observancia depende de la
organización judicial que hubiere: si los tribunales de primera instancia son colegiados, el procedimiento debe ser
oral; si son unipersonales, el procedimiento será escrito.
Pero el procedimiento que el proyecto llama escrito porque
la discusión de la prueba no se efectúa en la audiencia misma, p a r t i c i p a . . . de todos los caracteres del oral: es concentrado, simple, rápido, expeditivo y regido por los mismos principios en cuanto a poderes de! juez, apreciación de
la prueba, relación de las partes con el juzgado, e t c . " .
l5a
i ü 5 Proyectil de código, op. cit., ps. 70 y 71.
isa Op. cit., ps. 6 i y 62.
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEVES PROCESALES ARGENTINAS
143
152. LINEAMIENTOS. — En este proyecto las disposiciones
generales del juicio ordinario son comunes a ambos procedimientos oral y escrito, determinándose que tanto la demanda como la contestación, oposición de excepciones y reconvención, como así su responde, se formulan por escrito.
La prueba debe ofrecerse ineludiblemente con ellos, acompañándose, incluso, los interrogatorios y pliegos respectivos.
La diferencia se da en la producción y discusión de la
prueba.
En los dos procedimientos, habiendo hechos controvertidos, existe un período preparatorio de la audiencia en que
la prueba oral debe recibirse.
153. JUICIO ORAL. — En el juicio oral, después de trabada la litis por demanda y contestación o reconvención y
su responde, y resueltas las incidencias que se hubieran producido al respecto, el juez convocará a las partes a juicio oral,
público y contradictorio. Por la misma resolución manda
producir las diligencias de prueba que no pudieran sustanciarse en la audiencia de vista de la causa, fijando término
para su realización; dispone las debidas citaciones y emplazamientos a las partes y testigos; ordena librar oficios, practicar pericias y demás medidas "que a su juicio puedan ayudar a esclarecer la verdad" (art. 175, inc. 4 ° ) ; siempre con
relación a los hechos de la causa.
En la audiencia, con la presencia ineludible del tribunal
integrado por tres miembros, se da lectura a las actuaciones
de prueba practicadas fuera de aquélla; luego se recibe toda
la demás prueba ordenada, y acto continuo el ministerio público y las partes, por su orden, hacen uso de la palabra
para alegar sobre el mérito de aquélla.
Enseguida el tribunal pasa a deliberar y debe expedirse
en esa misma audiencia —salvo imposibilidad por falta de
tiempo o por esperar alguna prueba importante—, dictando
su veredicto sobre los hechos en fallo fundado. Luego se
llama autos para sentencia. Ésta sólo es apelable en cuanto
144
E L PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
ai derecho. Contra el veredicto sobre los hechos no hay
recurso.
1 5 4 . PROCEDIMIENTO ESCRITO. — En el procedimiento escrito, después del período instructorio común, al haber hechos controvertidos, el juez de oficio mandará recibir la prueba ofrecida, fijando un término ordinario al efecto para la
que debe producirse en la provincia y uno extraordinario
si fuera de ella. Ordena librar oficios, exhortos, fija audiencias para designar peritos a los fines del cotejo de documentos; y la audiencia principal, en la que deberá recibirse —de
ser posible— toda la demás prueba ofrecida. El juez debe
asistir inexcusablemente a ésta bajo pena de nulidad, sin
perjuicio de la de multa a cargo del juez y secretario que
consienta lo contrario (art. 1 8 4 , inc. 1 ^ ) .
En esta audiencia el secretario levantará acta lo más fiel
posible, consignando lo expresado por absolventes y testigos; pudiendo las partes solicitar que a su costa se obtenga
versión taquigráfica.
El impulso procesal está a cargo de las partes respecto de
las diligencias probatorias.
Finalizada la audiencia de prueba, las partes podrán alegar por escrito sobre el mérito de las producidas, dentro de
los nueve días. AI día siguiente de vencido dicho término
el juez llamará autos para sentencia. Ésta es apelable tanto
respecto de los hechos como del derecho que declare.
En la alzada cabe sustanciar pruebas en ciertos casos, y
en ellos el tribunal debe asistir a la audiencia respectiva.
De las ligeras referencias que acabamos de hacer resulta
claro el propósito de asegurar los beneficios de la concentración e inmediación en el recibimiento de la prueba; y en
el procedimiento oral, incluso respecto de los alegatos de
las partes.
1 5 5 . EMPEÑO EN AFIRMAR LA INTERVENCIÓN DEL JUEZ. —
En el capítulo iv del proyecto, bajo el título " D e las obligaciones y poderes de los jueces", el art. 1 8 dice que "es obligación de los jueces: . . . 3 ) asistir personalmente a las au-
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
145
diencias a q u e hubiesen sido convocadas las partes, bajo p e n a
de nulidad".
E n la nota referente a este inciso 3 explica el doctor LASCANO: " L a asistencia personal del juez a la audiencia, tiene
en el p r o c e d i m i e n t o q u e hemos a d o p t a d o una importancia
sapital. L a audiencia es el escenario donde se desarrolla la
p a r t e principal del proceso u n a vez trabada la litis: la prueba. Si el juez n o ve y oye d i r e c t a m e n t e a las partes, testigos,
peritos, etc., no puede adquirir la impresión personal tan
necesaria p a r a apreciar en su justo valor los elementos de
convicción producidos. P o r esa razón y a fin de q u e la exigencia no aparezca teórica, se sanciona tal omisión c o n la
nulidad. Y a se cuidarán los interesados en q u e el juez c u m pla con dicha o b l i g a c i ó n " " .
Después de disponer en el art. 181 del P r o y e c t o q u e en
el juicio oral " l a audiencia n o t e r m i n a r á hasta q u e se hayan
ventilado las cuestiones propuestas y dictado veredicto sobre los h e c h o s " , salvo los casos de imposibilidad, en los cuales se deberá c o n t i n u a r al día siguiente, el autor, en la nota
a dicha disposición, señala la intención de c o n c e n t r a r lo más
posible la actividad p r o b a t o r i a ; y agrega: " E s la forma d e
asegurar que ios m i e m b r o s del tribunal m a n t e n g a n , al decidir, fresca la impresión recibida en el m o m e n t o d e la producción y discusión de la prueba. T o d o esto, unido a lo q u e
CHIOVENDA llama immediatezza,
q u e el proyecto también
p r o c u r a , obligando al tribunal a resolver i n m e d i a t a m e n t e
antes de t e r m i n a r la audiencia (art. 1 7 8 , incs. 4 , 5 y 6 ) , es
lo q u e garantiza el é x i t o del j u i c i o o r a l .
1
158
E n concordancia con el " d e b e r " " * del juez sancionado
en el r e c o r d a d o art. 18, inc. 3, e n t r e las disposiciones generales c o m u n e s a todos los juicios, el art. 184, inc. 1 —ya ci1
i 5 i Op. cit., p, 182. La opinión que contiene la primera parte de dicha nota
ya la hemos mencionado en el capitulo iv, p. 36, de este trabajo, al reseñar la de
tos diversos autores sobre la materia.
isa Op. cíe, p. 289. Ver también lo que sobre "concentración" c "inmediación en el tiempo", hemos escrito en el capítulo vi, apartado b, y capitulo vil,
apartado 3,
io« Consideramos más exacto hablar de "deber" que de "obligación", como
lo hace L A S C A N O .
1 1 - Eianer.
146
E L PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
lado en la reseña anterior—, expresa: " E l juez asistirá inexcusablemente a la prueba que deba practicarse en el lugar
asiento del juzgado, bajo pena de nulidad. . . " ; acotando el
autor en la respectiva nota: "Responde al propósito insistentemente enunciado, de que el juez se ponga en contacto
con las partes y demás elementos de prueba".
De todas las normas proyectadas, como así de las opiniones expresadas en la exposición de motivos y notas, resulta
con evidencia que para el doctor LASCANO el logro de la
inmediación era una de las aspiraciones más anheladas en
procura de una justicia eficaz y rápida como él la deseaba.
Con seguridad que de haber su proyecto contado con la
oportuna adhesión del legislador, sus esfuerzos habrían dado
los frutos esperados por el agudo procesalista desaparecido.
7. "Proyecto
Podetti"
1 5 6 . ACLARACIÓN. — Cuando nos referimos al "Proyecto
Podetti", nos estamos refiriendo a la vez al "Proyecto del
Poder Ejecutivo" de Código Procesal Civil para la Capital
Federal y al reciente Código Procesal Civil de la provincia
de Mendoza.
En mensaje dirigido al Congreso de la Nación en fecha
2 5 de junio de 1940, el Poder Ejecutivo nacional sometía
a la consideración de los legisladores un proyecto de código
procesa! civil para la justicia de la Capital Federal, territorios e islas nacionales y federal en las provincias .
Este proyecto era obra e inspiración "personalmente original"" del desaparecido maestro J . RAMIRO PODETTI. De
allí que en los medios científicos y universitarios se le conozca por el nombre de su autor.
160
11
Código Procesal Civil, Proyecto del Poder Ejecutivo, Dirección de Publicaciones, Biblioteca y Archivo, Buenos Aires. 1 9 4 9 , edición oficial del Ministerio de Justicia de la Nación, ps. 1 3 y ss.
Este proyecto se publicó como obra de la Dirección General de Instituios
jurídicos del mencionado Ministerio, de la cual formaban parte por entonces
dos reputados pro cesa lis tas: los doctores Podetti y Sartorio, director y subdirector, respectivamente, del Instituto de Derecho Procesal.
" i S E N T Í S M H L F . M X ) , op. cit., p. 3 9 .
1 6 0
L A INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
147
Pese a la conmoción que provocó en el ambiente especializado , dicho proyecto no llegó a discutirse ni tratarse
en el Congreso nacional.
Pero poco tiempo después, a los cuatro años, fue sancionado y convertido en Código Procesal Civil para la provincia de Mendoza, con simples y pequeñas diferencias de detalle que fueron necesarias para adecuarlo a la Constitución
de dicha provincia.
Como dijo SENTÍS MELENDO a propósito de esta consagración : " P o r esta vez no tuvo aplicación el proverbio de
que «nadie es profeta en su tierra». PODETTI, cuyano, pudo
hacer el código para la provincia donde había vivido largos años".
Por las razones arriba señaladas, limitaremos el análisis
al proyecto del Poder Ejecutivo, que motivó los primeros
y más agudos comentarios de la doctrina; y al hacerlo —naturalmente, sólo con relación a los principios que estudiamos—, daremos también por examinado el código mendocino.
102
103
1 5 7 . ORIENTACIONES MODERNAS. — E l Proyecto PODETTÍ
consagra las orientaciones procesales más en boga conforme
al principio publicístico. La figura principal y rectora es la
del juez, que dirige e impulsa el proceso, cuenta con poderes amplios para "esclarecer la verdad de los hechos controvertidos, mantener la igualdad de los litigantes, propender
a una más rápida y económica tramitación del proceso y
asegurar una decisión justa"; intenta el avenimiento de las
partes y sanea el procedimiento para evitar nulidades.
Como dice el mensaje, en el ánimo de no hacer experiencias audaces y no obstante la corriente doctrinal nacional, el proyecto propugna para el proceso ordinario el sistema de la doble instancia con juez unipersonal en la primer a ' . Sólo adopta el de instancia única en juicio oral con
04
ción,
182 En o í sentido. Critica al Proyecto de Código Procesal Civil de la Nade C A R L O S A . A Y A R R A G A R A Y , año 1949.
isa Op. cit.. p. 51.
i*» C A R N E L L ' I T Í , en un artículo publicado en " L a Lev", t. 31, p. 1123. Im-
148
E L PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
tribunal colegiado, para la justicia de paz letrada de la Capital Federal.
En un conocido trabajo , señalaba PODETTI: "Las dos
posiciones extremas dentro del pensamiento jurídico procesal del país, han dificultado y demorado la aplicación a
nuestro proceso, de los principios de inmediación y concentración en el régimen de la prueba.
" L a extrema izquierda, diré, al afirmar que no pueden
jugar estos principios y especialmente el primero, sino en
un proceso de instancia única, convirtiendo así a la oralidad,
que es un medio para lograr la inmediación, en un fin en
sí misma. Y la extrema derecha, al oponer como obstáculos
insalvables para implantar la inmediación y concentración,
las mayores responsabilidades y esfuerzos que traerían aparejados para jueces y abogados.
"Aunque aparentemente la primera postura se afirma en
la doctrina chiovendiana, en realidad no es así, y ambos tienen de común constituir una valla al mejoramiento progresivo de nuestras instituciones. Una, al pretender «un salto
en el vacio» como dijera CARNELUTTI en el Congreso de Derecho Procesal de Salta. Y la otra al aferrarse a la rutina
por temor a un esfuerzo que, en definitiva, simplificará las
tareas judiciales y de patrocinio. . . CHIOVENDA concibió su
doctrina sobre un procedimiento de doble instancia; su proyectada reforma procesal incluía la oralidad con dos instancias ordinarias; y el vigente código italiano de procedimientos, que sigue sus enseñanzas, también tiene dos instancias
ordinarias, con el agregado de que la primera también es colegiada".
165
158. ESTRUCTURA DEL PROYECTO. — Siguiendo estas ideas,
el proyecto del Poder Ejecutivo sólo instituyó el sistema de
presiones sobre el Segundo Congreso de Derecho Procesal Argentino, referente a
ios debates celebrados en Salta, advierte con energía en contra de la instancia
tínica, q u e considera un grave riesgo para los ciudadanos y especialmente en
materia pena!.
íes La doctrina de Chiovenda sobre inmediación y concentración y el anteproyecto de Código Procesal para Mendom, en "Revista de Derecho Procesa!",
X Í , 1<"\ trimestre 1953, n ' 1, p . 57.
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
149
la instancia única en j u i c i o oral —como dijimos— p a r a aquellos conflictos en que p r e d o m i n a la prueba d e los hechos,
los q u e atribuye al c o n o c i m i e n t o d e tribunales colegiados
que integran la justicia d e paz letrada cuya c o m p e t e n c i a se
amplía.
P e r o , para el p r o c e d i m i e n t o civil ordinario, c o n doble
instancia, se ha p r o c u r a d o asegurar las ventajas d e la inmediación, limitación de recursos, concentración y demás inherentes al de instancia única, sin privar a las partes del beneficio d e la revisión de las sentencias en segundo grado.
E n el libro segundo se regula el proceso o r d i n a r i o y dos
formas abreviadas d e él q u e llama " s u m a r i o " y "sumarísirao". P o r a c u e r d o de las partes o por disposición del juez
es posible sustanciar los conflictos p o r dichos trámites sim
plificados.
1 5 9 . E L PROCESO ORDINARIO. — A u n q u e el proceso ordinario se basa en la escritura, se han previsto las condiciones
necesarias para lograr —como se dijo— la c o n c e n t r a c i ó n e inmediación en el régimen de la prueba.
L a d e m a n d a y su contestación se formulan p o r escrito y
con ellas deben acompañarse todos los d o c u m e n t o s q u e o b r e n
en poder de las partes y se refieran a la cuestión debatida.
N o hay un período de prueba, sino que al haber hechos controvertidos se fija un breve t é r m i n o de diez días, d e n t r o del
cual las partes deben ofrecer toda la p r u e b a de q u e intenten
valerse, a c o m p a ñ a n d o los pliegos de posiciones, interrogatorios para testigos y puntos d e pericia.
C o n tal a c u m u l a c i ó n se obtiene q u e desde el comienzo
del j u i c i o el material del proceso quede suficientemente aclar a d o , circunscrito, d e t e r m i n a d o , p e r m i t i e n d o al juez u n cabal c o n o c i m i e n t o de la controversia con todas sus modalidades, y a las partes, los a r g u m e n t o s y armas d e sus contrarios
en un pie d e igualdad.
T o d a la p r u e b a ofrecida de tal m o d o es proveída mediante u n p r o n u n c i a m i e n t o ú n i c o q u e dispone su producción, evitándose así las nuevas peticiones y reclamaciones sobre pruebas n o ordenadas.
150
E L PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
Por el mismo auto por el cual se ordenan las diligencias
de prueba: nombramiento de peritos, libramiento de oficios
y exhortos, citaciones a las partes y testigos, etc., se designa
la audiencia única en que se sustanciará la causa, la cual
debe celebrarse dentro de un término no mayor de cuarenta
días. Sólo en caso necesario se podrá prorrogar la audiencia
para la fecha más inmediata.
La nota fundamental respecto de dicha audiencia de sustanciación de la causa, es —en cuanto nos interesa a los fines
de este trabajo— la de que el juez personalmente debe recibir toda la prueba que en ella se produzca.
En este sentido, dentro del capítulo ni, título ni del libro
primero, que trata de los "Deberes y facultades de los jueces y de los litigantes", el inciso 8 de! art. 43 establece como
deber primordial de los magistrados: "Asistir personalmente
a las audiencias, siendo nulas en caso contrario" " .
Y el art. 156 del Proyecto expresa: "Si las pruebas o alguna de eilas hubieran de recibirse necesariamente fuera de
la sede del tribunal, pero dentro del radio urbano del lugar,
el juez o un miembro del tribunal colegiado, las recibirá
personalmente. Si hubieren de serlo fuera del radio urbano,
pero dentro de la circunscripción judicial, podrá trasladarse
el juez o un miembro del tribunal colegiado a recibirlas o
encomendar su recepción a un juez de paz, mediante oficio. . . " .
1
6
La absolución de posiciones, declaración de testigos y explicaciones de los peritos serán, pues, recibidas directa y personalmente por el juez o tribunal, pero tratándose del proceso ordinario, se levantará acta en la que se consignará lo
que aquéllos expresen, del modo más fiel, y si las partes lo
pidiesen en el momento de ofrecer su prueba, se dispondrá
a su costa el nombramiento de taquígrafos o del técnico coifis El Código cíe Mendoza
ga al texto del inciso referido
yecto Lascano). De este modo
celebradas sin la presencia de!
litigantes—, sino que impone ai
\ cngadas.
es más concluyeme que el proyecto, ya que agrecon las costas a su cargo" (como el piono sólo sanciona con !a nulidad las audiencias
juez —lo que en parle sólo es castigo para los
magistrado incumplidor la carga de las costas de-
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
15)
rrespondiente y alquiler del aparato mecánico de reproducción de la prueba oral que se deseare registrar.
Si al concluir la audiencia de sustanciación toda la prueba estuviera ya producida y agregada —esto, respecto de la
tramitada fuera del tribunal—, en tal caso los letrados de las
partes podrán por su orden alegar verbaímente en ese mismo acto.
Si así no lo hicieren o al terminar la audiencia hubiera
prueba pendiente de agregación, entonces los alegatos se producirán por escrito en el plazo de diez días.
No alegándose por las partes o vencidos los términos respectivos, el proceso quedará en estado de dictar sentencia,
la que deberá pronunciarse en el término de treinta días.
Éstas son apelables en cuanto a los hechos y el derecho; y
en los casos en que procede sustanciar pruebas en segunda
instancia —hechos nuevos, documentos antes desconocidos,
pruebas no producidas en primera instancia sin culpa del
proponente—, entonces se seguirán las normas procesales
ya estudiadas, debiendo recibirse las declaraciones por el tribunal mismo sin intermediarios.
160. JUSTICIA DE PAZ Y JUICIO ORAL. — En el libro quinto
se regulan los procedimientos ante la justicia de paz. Como
ya dijimos, se organizan las actuaciones ante tribunales colegiados de instancia única, determinándose la competencia y
procedimiento de éstos y de la justicia de paz lega.
Se atribuye competencia a los primeros en las acciones
por indemnización de daños y perjuicios ocasionados por accidentes de tránsito terrestre, cualquiera sea su monto.
Esto es así, dice el mensaje del Poder Ejecutivo, "porque
reúnen, en general, las características de ser cuestiones judiciales simples y preponderar la prueba de los hechos, que
los hacen aptos para ser dilucidados en instancia única y juicio o r a l " .
T a m b i é n se adjudica competencia a estos tribunales, en
asuntos civiles y comerciales cuyo monto no exceda de cinco
187
i í ' Proyecto
de! Poder Ejecutivo,
op. cit., p . 33.
152
E L PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
mil pesos; pero se excluyen las cuestiones de familia y estado
de las personas, en las cuales se halla interesado el orden
público, en razón de la mayor garantía que representa el
juicio ordinario con la doble instancia, como así porque la
mayor celeridad y publicidad inherentes a los procesos orales de única instancia no siempre convienen a la reserva y
seguridad que tales asuntos demandan.
Se excluyen, asimismo, de su conocimiento los juicios
universales, los de reivindicación de inmuebles, deslindes,
acciones posesorias y reposición de títulos, como así los procesos en que la Nación es parte como poder público —salvo
los juicios por cobro de impuestos y tasas—, por entenderse
que tales cuestiones por sus características y valores en juego
no requieren la actuación de! tribunal colegiado ni el juicio
oral sin apelación.
Además conocería dicho fuero en las cuestiones referentes al contrato de locación.
En cuanto al procedimiento mismo ante estos tribunales,
se recuerda que en lo referente a !a demanda y contestación,
como así en lo relativo al ofrecimiento de pruebas, rigen las normas ya citadas respecto de] procedimiento ordinario.
En cada asunto se designa al miembro del tribunal que
debe actuar como juez de! trámite, que es el que tiene a su
cargo disponer las medidas de prueba, entender en las peticiones y recursos que se promuevan con motivo de elías, librar oficios y exhortos, nombrar peritos, citar a las partes y
testigos, y especialmente designar la audiencia en que se desarrollará la vista de la causa y recibirán todas las declaraciones, por los miembros del tribunal.
Mediante este arbitrio del juez de[ trámite, se consulta
mejor las finalidades de la inmediación, ya que será el tribunal en forma directa y personal quien oirá las deposiciones de los testigos, las confesiones de las partes y explicaciones de los peritos; y al verlos e interrogarlos se llevarán
sus miembros una impresión viva y real de las diversas circunstancias y modos en que se expidan los declarantes.
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
153
Decía el mensaje: " N o se ha creído conveniente el juez
instructor del Código italiano, por cuanto conspira en contra del principio de inmediación, ya que los demás miembros
del tribunal sólo conocerán la prueba oral a través de su comprensión por aquél".
Otro de los postulados condicionantes del principio que
estudiamos, queda satisfecho con las previsiones del proyecto. El art. 336 dice: "Este tribunal no deberá modificarse
hasta que haya dictado sentencia". En los casos de fallecimiento o grave impedimento de uno de los jueces, después
de comenzada la recepción de la prueba, dice el mismo artículo, podrá ser reemplazado; pero si por tales motivos hubiere que reemplazar a dos o más jueces, entonces las pruebas recibidas oralmente deberán repetirse ante el nuevo tribunal.
Al finalizar la audiencia se concede la palabra a los letrados, por su orden, y acto continuo el tribunal pasa a deliberar y dictar sentencia; siéndole permitido hacerlo —según
la complejidad del asunto— en un plazo de cinco días.
1 6 ! . CONSIDERACIONES FINALES. — Como podemos apreciar, en este proyecto del doctor PODETTI, al igual que en el
ya examinado del doctor LASCANO, una de las preocupaciones más notables y confesadas, del autor, es la de arbitrar
los medios idóneos para procurar al proceso los beneficios
de la inmediación, especialmente en el recibimiento y sustanciación de las pruebas.
No tenemos dudas sobre el éxito de tales propósitos, en
el proceso ora! ante tribunal colegiado que se instituyó para
la justicia de paz letrada, con única instancia. Allí, la inmediación resulta garantizada por la calidad del órgano y las
normas ineludibles impuestas para su funcionamiento en la
sustanciación y decisión de la causa.
No podemos afirmar lo mismo en cuanto al proceso civil
ordinario de doble instancia, en el cual las pruebas orales
se registran en las respectivas actas. Si bien aquí, este proyecto, al igual que el de LASCANO, impone la presencia y
actuación inexcusable del juez, en la audiencia en que las
154
E L PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
pruebas se concentran y reciben, nuestros temores son mayores porque la experiencia que tenemos del procedimiento
escrito con pretensiones de inmediación —como el de! fuero
laboral y la justicia de paz en la Capital Federal— es poco
alentadora.
Por acumulación de tareas o escaso acatamiento a las exigencias de la ley, los jueces no asisten a las audiencias de
prueba y delegan tales funciones en empleados subalternos,
sin aterrarse por las sanciones de nulidad que la ley promete
para el caso de inasistencia. Y la pretendida concentración
del trámite probatorio se desvanece en prórrogas, incidentes,
postergaciones sirte die que alejan doblemente al juez, de
las pruebas: a) personalmente, por no recogerlas él mismo;
b) temporalmente, por estudiarlas y apreciarlas mucho tiempo después de producidas.
Claro está que no conociendo por propia experiencia dicho sistema según se halla vigente en la provincia de Mendoza —nos referimos al proceso ordinario—, no estamos en
condiciones de asegurar que tales temores resulten fundados
en este caso.
Nos informa SENTÍS MELENDO que "funciona sin dificultades". Deseamos que así sea, y a falta de otras noticias
damos por cierto que los jueces mendocinos han sabido interpretar los anhelos de la ley que recogió las enseñanzas del
maestro PODETTI.
368
8. La inmediación en el Código Procesal Civil de la
provincia de Jujuy
162. ANTECEDENTES. — Al examinar las características
del Proyecto Podetti (o del Poder Ejecutivo) hemos mencionado coincidentemente las del Código de Mendoza, por tratarse de un mismo cuerpo de disposiciones.
Pero si nos atenemos a la prioridad debida, podemos destacar desde ya que de los nuevos códigos procesales argentinos que se atrevieron a adoptar los sistemas más adelantados
y las reformas más profundas en el viejo procedimiento civil
i<¡« Op.
cit.,
p.
41.
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
155
de nuestras provincias, el primero de ellas es el de la provincia de Jujuy.
El proyecto respectivo fue redactado por el doctor GUILLERMO SNOPEK, y promulgado el 1 0 de marzo de 1 9 4 9 como ley 1 9 6 7 , para empezar a regir el ! de enero de 1 9 5 0 ,
después de un razonable período de conocimiento y difusión
entre el pueblo, magistrados y profesionales.
1 6 3 . TIPOS DE PROCESO. — La nota predominante de dicho código la constituye el haber adoptado para el juicio
civil ordinario el proceso oral en instancia única ante tribunal colegiado.
Sólo para juicios particulares se dispone el proceso ordinario escrito, tales como los que versan sobre divorcio, nulidad de matrimonio, reivindicación, rendición de cuentas,
nulidad de instrumentos públicos y contratos; juicio ordinario que fuera consecuencia del ejecutivo, sucesorio o concurso civil, y los que el tribunal disponga en razón de su
complejidad (arts. 2 8 7 y 2 8 8 ) .
Por último, se organizan procesos sumarios y sumarísimos para los asuntos de menor cuantía y para determinadas
acciones que requieren un trámite urgente y simplificado
sin desmedro del derecho de defensa; las que se enumeran
en los arts. 2 8 9 y 2 9 0 del Código.
1 6 4 . PRINCIPIOS ADOPTADOS. — En general, este cuerpo
incorpora los principios procesales más modernos —parte de
los cuales enuncia en su título preliminar como "principios
rectores", y en el titulo primero como "normas generales"—,
tales como los que otorgan la dirección del proceso y su impulso al órgano jurisdiccional que tiene poderes conferidos
para asegurar la igualdad, probidad, buen orden, economía
y concentración en los procesos, como asi para decretar las
medidas tendientes al mejor esclarecimiento de los hechos
controvertidos.
L a inclusión de los principios de "iniciativa", a cargo
de las partes para la iniciación del proceso, y de "contradicción", mantenidos en toda la regulación del Código, asegu-
156
E L PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
r a n u n a n o r m a ! contemporización de la m á x i m a publicística
con la privatístíca.
U n a verdadera novedad implicó la consagración plena
de ia perentoriedad de los términos y de las medidas saneadoras tendientes a o r d e n a r el proceso y evitar nulidades.
165. SOLUCIONES ARBITRADAS. — El tipo de procedimiento estatuido: oral, ante tribunal colegiado, en instancia única; implicaba de por sí la seguridad d e que el principio de
inmediación hallaría su c a m p o propicio en el p r o c e d i m i e n t o
civil j u j e ñ o .
P a r a dar mayor énfasis e imperatividad a tal postulado,
el art. 13 del C ó d i g o dice t e x t u a l m e n t e así: " I n m e d i a c i ó n :
El juez tiene la obligación de asistir y dirigir personalmente
las audiencias, bajo pena de nulidad. Ú n i c a m e n t e en los procesos voluntarios podrá comisionarse al a c t u a r i o la recepción
de pruebas".
Es natural q u e exista tal deber de los jueces en un proc e d i m i e n t o oral. Si bien puede darse la oralidad practicada
ante funcionarios q u e n o juzgan, ella c a r e c e d e todo sentido
y eficacia si n o se manifiesta ante el propio juez d e la sentencia.
En el proceso civil escrito, también se p r o c u r a p o r la ley
j u j e ñ a alcanzar tales finalidades i m p o n i e n d o especialmente
a los jueces su asistencia personal a la audiencia de p r u e b a ,
en la cual le a t r i b u y e activas funciones d e dirección y en el
r e c i b i m i e n t o d e las declaraciones. De éstas se toma versión
escrita, lo más fiel posible; y a fin de asegurar ese resultado
en las causas q u e así lo exijan, el juez podrá disponer q u e
se saque versión taquigráfica o fonográfica, siendo dicha resolución inapelable.
T a n t o en el proceso o r d i n a r i o escrito c o m o en el oral,
el periodo llamado instructorio es de actuación escrita. C o n
la demanda y con su contestación deben ofrecerse todas las
pruebas, acompañarse los d o c u m e n t o s q u e las partes tuvieren en su poder y adjuntar los pliegos d e posiciones, interrogatorios de testigos y puntos de pericia.
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEVES PROCESALES ARGENTINAS
157
El actor puede ofrecer nuevas pruebas a fin de desvirtuar las afirmaciones sobre hechos nuevos que introduzca la
contestación del demandado. Se establece un trámite sumario para la sustanciación de las excepciones previas.
Terminado el período instructorio, en el juicio oral, uno
de los miembros del tribunal, que es el juez del trámite,
ordena las pruebas y fija audiencia para la vista de la causa.
En ésta se da lectura a las piezas escritas acumuladas; se reciben las pruebas orales, por el tribunal; y después de concederse el uso de la palabra a las partes y ministerio público,
se pasa a deliberar y dictar sentencia; todo ello en una sola
y única audiencia que únicamente se prorrogará hasta el siguiente día o el inmediato venidero después de cesado el
motivo de la postergación.
Cuando el asunto fuere complejo, se podrá diferir el pronunciamiento y lectura del fallo hasta dentro de seis días.
El secretario del tribunal levantará acta de lo sustancial o de
cualquier circunstancia especial cuando lo pidiere alguna de
las partes y el juez lo creyere pertinente.
166. ACOTACIÓ.N. — No tenemos noticias del acierto con
que haya funcionado el sistema introducido por el moderno
código de la provincia de J u j u y . La ley es buena, y las previsiones adoptadas en ella para asegurar su eficacia son dignas de encomio. Claro que en este como en otros casos, podrá afirmarse que todo es cuestión de hombres y que de su
dedicación y capacidad depende la bondad y éxito de cualquier disposición normativa, por acertada que parezca en su
letra. Pero aun así, es indudable que al suministrar un instrumento eficaz a las manos responsables de los jueces, éstos
podrán realizar una obra más provechosa que cuando todo
depende de su valor personal, sin la autoridad de una ley
que facilite su cometido.
9. En el Código de Procedimientos
en lo Civil y
Comercial de la provincia de La Rioja
167. AVANZADA LEGISLACIÓN; SUS LINEAMIENTOS. — Otro
de los códigos procesales, más modernos y avanzados del
158
E L PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
país, obra del doctor A. MARIO DE LA FUENTE, fue el que le
tocó en suerte a una de las provincias más pobres de la patria: a la de La Rioja.
Esta obra, que el mencionado estudioso proyectó en el
breve lapso de pocos meses, fue sancionada como ley el 29
de setiembre de 1950 y promulgada bajo el número 1575,
el 30 del mismo mes y año, para entrar a regir el 11 de
febrero de 1951.
Adopta decididamente el juicio oral en instancia única
ante tribunal colegiado, sin perjuicio de reglar también, para
ciertos asuntos, un procedimiento escrito que se sustancia
ante un juez de instrucción, con alegatos orales ante la Cámara que dicta sentencia.
El autor, en un difundido trabajo publicado a los dos
años de vigencia de la nueva ley, nos explica el criterio seguido al proyectar el proceso oral en materia civil, dándonos
la razón de su audaz elección ' en estos términos: "Con la
doble instancia tenemos una experiencia secular, que se inicia en la Colonia: la justicia que nos administra es mala por
su lentitud exagerada. No tenemos experiencia con la instancia única, pero la sabemos ágil y rápida. Si por cualquier
causa el nuevo sistema nos administrase una mala justicia,
se trataría de una mala justicia rápida, en oposición a la mala
justicia de la doble instancia que es demasiado lenta. Luego,
es preferible una mala justicia rápida a una mala justicia muy
lenta. Con este argumento extremista, en que se optaba por
un supuesto mal menor, se decidió la oralidad de los procesos, implantándose los tribunales colegiados de instancia
única".
1
9
Y comentando ya el resultado de sus primeras experiencias en el foro riojano, nos dice con no disimulado entusiasmo: " A pesar de ser nuestra provincia la más pobre, la menos poblada y la más alejada de los centros universitarios,
ha realizado con todo éxito la oralización de los juicios. Los
resultados obtenidos son favorables en todo sentido. La rei«9 La oralidad en el nuevo Código Procesal Civil de IJI Rioja, en '-Revista
de Derecho Procesal", año xi, 1953, 1 " . trimestre, ps 65 a 80.
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
159
sistencia y oposición con que se recibió a la retorma se ha
quebrado definitivamente, no por la acción de razonamiento
doctrinario, sino por la fuerza de sus resultados propios".
168. PODERES DEL JUEZ. — Teniendo en cuenta las características de dicho código que interesan a nuestro tema, podemos señalar las siguientes:
En el capítulo iv del libro primero, que se refiere a las
"Obligaciones y poderes del j u e z " , el art. 32 prescribe:
" E l juez ejerce la dirección del proceso con la cooperación
de los abogados, debiendo mantener la igualdad de las partes y adoptar las medidas más adecuadas para obtener celeridad y economía en su desarrollo y una decisión ajustada
a derecho" .
El art. 33 otorga al juez numerosos poderes que permiten hacer efectiva la dirección del proceso en beneficio de
una mejor justicia y sin menoscabo de la igualdad y poderes
dispositivos de las partes, naturalmente algo morigerados.
Dicha norma faculta a aquél a tomar medidas para "evitar nulidades" (inc. 3 ) ; ordenar que comparezcan personalmente las partes, peritos o terceros para interrogarlos sobre
los hechos alegados {inc. 4 ) ; llamar y oír oralmente a los
parientes o amigos íntimos de las partes para mejor informarse en casos de disenso, divorcio, insania, tenencia de hijos y pérdida de la patria potestad, sin dejarse constancia
17ñ
171
" » Repelimos que las llamadas "obligaciones" son propiamente "deberes" del
juez, por ser imperativos de su cargo en el servicio de la justicia y no prestaciones en favor de los particulares que éstos puedan reclamar con la respectiva
acción peisonal, contra aquél.
1 7 1 Esto nos recuerda similares propósitos consagrados en el art. 2 ! de la ley
14.237. En cuanto a la intervención coadyuvante de ios abogados en la "dirección del proceso", sin perjuicio de alentar ideas de inmediación en las [elaciones entre jueces y abogados - c o m o lo refería Calamandreí—, nos denota la je
rarquización reconocida a nuestra profesión que también quiso imponer e) art. 6
del decreto-ley 23.398/56, al agregar al art. 52 del Código de la Capital Federal
un segundo inciso que dice- " E n el desempeño de su profesión, el abogado será
asimilado a los magistrados en cnanto al respeto y consideración que debe guardársele".
Dicha declaración legal provocó en algunos una tónica estimulante y promisora de una merecida dignidad, mientras que de otros sólo obtuvo el comentario irónico, si no desdeñoso, basado en la experiencia de la vida forense y en
la reconocida inocuidad de tales declamaciones.
160
E L PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
escrita del acto (inc. 5 ) " ; y decretar cualquier otra diligencia para el mejor esclarecimiento de los hechos controvertidos, "siempre que no importe suplir las omisiones en que
hubiesen incurrido los litigantes respecto de la prueba ofrecida y no diligenciada (inc. 6 ) . Aquí, vemos respetada la
igualdad y potestad dispositiva de las partes.
1
1 6 9 . NORMAS QUE ASEGURAN LA INMEDIACIÓN, — Consagrando la primera y elemental exigencia del principio de
inmediación adoptado por el Código, éste en su art. 183,
que se refiere a las audiencias en general, impone: " T e n drán lugar con la presencia de! juez o jueces que señale la
ley y del secretario, bajo pena de nulidad, salvo en las informaciones sumarias en que la presencia del juez n o e s indispensable" (inc. 1),
En cumplimiento de otro de los postulados inherentes a
la efectividad del principio que estudiamos, el art, 3 6 3 , reglando las condiciones de sustanciación del proceso oral, dispone: "Los jueces que resuelvan deben ser los mismos que
asistieran a la recepción de la prueba en la audiencia, y si
por circunstancias extraordinarias, como fallecimiento o grave impedimento, hubiere que reemplazar a más de un juez,
la prueba tendrá que reproducirse en una nueva audiencia
que se realizará dentro de los quince días de haberse desintegrado el tribunal".
Esta norma es imprescindible si se quiere ser coherente.
En efecto, ¿de qué vale que se haya obligado a los jueces a
estar presentes y recibir personalmente las pruebas en contacto inmediato con las partes y testigos, si luego fuera posible que tos jueces que recibieron las directas impresiones
sean sustituidos por otros nuevos que se limitaran a dictar
sentencia?
Respecto a los útiles propósitos de conciliación o abreviación de la litis, el art. 2 9 0 establece que el juez instruci " Ss trata de materia referente al derecho de familia, minoridad, interdicción, etc.. en que por razón del orden público comprometido, se entiende generalmente que las facultades inquisitivas del tribuna! resultan legitimas y justificadas.
5
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENUNAS
16i
tor del procedimiento escrito o el presidente del tribunal,
en el juicio oral, una vez trabada la controversia, convocarán obligatoriamente a las partes a una "audiencia con fines
de avenimiento". Y en cualquier estado del juicio podrán
"hacer comparecer a las partes a su presencia, para tentar
conciliación o proponerles se simplifique la discusión, eliminando las cuestiones que carezcan de importancia para la
sentencia definitiva".
Ello significa no sólo una oportunidad para que en contacto directo las partes puedan deponer sus actitudes extremas o resolver sus diferencias, sino también para que el juez
conozca personalmente, desde el comienzo, a los litigantes y
sus argumentos respectivos, interiorizándose del material de
la causa de un modo más profundo que le permita una eficaz dirección y solución del proceso.
170. PROCESO ORAL. — Se conocerá de las causas en proceso oral, en cuestiones que no versen sobre derecho de familia o estado de las personas y siempre que los valores discutidos no excedan de treinta mil pesos o sesenta mil si
hubiere acumulación de acciones. Y cualquiera sea el monto,
en todos los casos el juicio será oral cuando se trate de acciones posesorias, despojo, expropia*, ion, escrituración, ejecutivos e hipotecarios y por cobro de sueldos y salarios. Así
lo determina el art. 3 6 0 del Código.
T a m b i é n será oral el proceso cuando así lo acuerden las
partes, aunque el monto exceda del referido (art. 3 6 1 ) .
Como previsiones comunes a ambos procesos, se dispone
que la demanda, su responde, al igual que la reconvención
y su responde, serán escritos; debiendo con ellos ofrecerse
todas las pruebas, acompañarse la documental que estuviese
en poder de las partes, los pliegos de posiciones, interrogatorios y punios de pericia.
171. PROCESO ESCRITO. E L JUEZ DE INSTRUCCIÓN. — En
el proceso ordinario escrito, una vez contestada la demanda
o la reconvención, o resueltas que fueren las excepciones e
12 - Eianer.
162
E L PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
intentado sin éxito la conciliación, al haber hechosrcontrovertidos el juez de instrucción fijará una audiencia de prueba y ordenará las diversas medidas probatorias propuestas
por las partes o las que creyere necesarias para el "esclarecimiento de los hechos".
Dicho juez tiene poder decisorio para resolver todas las
incidencias que se susciten durante la sustanciación de la
prueba, sin que sus autos puedan ser recurridos.
Sintetizando tos poderes del juez, ya señalados, y dando a
la vez norma de inmediación que luego reglamenta en el
capitulo referente a cada medio de prueba en particular,
el art. 301 expresa: "Durante el período probatorio de los
juicios de procedimiento escrito y de los juicios de procedimiento oral, el juez o tribunal ejercerán con sano criterio
los poderes de investigación y esclarecimiento de los hechos
controvertidos que les confiere el art. 33, interrogando a los
peritos, testigos, litigantes y decretando todas aquellas medidas de prueba que puedan arrojar luz sobre la contienda"" .
8
Toda la prueba se recibirá, de ser posible, en una única
audiencia.
Terminada la prueba, se agregarán los cuadernos en que
ésta se hubiere recogido, decretándose el cierre de la instrucción y elevándose el expediente a la cámara. El presidente de ésta lo entregará por treinta días a sus miembros para
que lo estudien, pudiendo el tribunal dentro de ese término disponer medidas de prueba conforme lo autoriza el recordado art. 33.
Vencido dicho plazo, se fija audiencia en la cual los abogados informan oralmente sobre el mérito de la prueba. Dice
el art. 358 que el referido informe es "rigurosamente oral",
prohibiendo en forma absoluta su lectura. Se admite dejar,
n a Aunque se hable de "investigación", tratándose de un proceso civil no inquisitivo y de esclarecer los "hechos controvertidos', ia función del tribuna! no
será por cierto "investigadora" para descubrir hechos, sino verificadora para esclarecer o corroborar los hechos afirmados por las partes y que quedaren "rontro\eitidos", como dice la lev * MI espíritu.
!64
E l . PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
los recursos extraordinarios de casación —en cuanto al derecho—, de inconstitucionalidad y el de revisión, ante !a Corte
de justicia de la Provincia.
! 7 4 . RESULTADOS. — Comentando el doctor DE LA FUENTE las ventajas que se habían procurado y obtenido con el
procedimiento oral implantado en el Código riojano, en la
materia que nos interesa, se expresa en estos vibrantes términos que consideramos necesario reproducir'": "Así como
el aire, la luz y el sol son los elementos vitales en que se
apoya la salud y la fortaleza de las personas, y que hay qi*e
ir a buscarlos en los ambientes naturales donde abundan,
así también ocurre con la oralidad, la concentración y la inmediación, que son los elementos vitales en que se apoya
la salud y el prestigio de la justicia y hay que ir a buscarlos
en los ambientes jurídicos donde abundan. Si estos principios son nulos en el procedimiento escrito de la doble instancia y en cambio son principios dominantes en el procedimiento oral de la instancia única, habrá que adoptar este
sistema procesal y abandonar el otro. Sólo con una reforma
de esta trascendencia habremos roto definitivamente con la
herencia y el atavismo legal de la Colonia, que siempre ha
ejercido una acción retardataria dentro de la organización
jurídica del país".
\ o creemos oportuno agregar nada más respecto de la
valiente adquisición del Código riojano.
1 0 . En la Ley Orgánica y de Procedimientos
de los
Tribunales del Trabajo de la Provincia de Buenos Aires
1 7 5 . ACLARACIÓN. — Antes de dar término a este recorrido, tal vez monótono pero necesario, por las distintas legislaciones procesales que hemos escogido para este estudio,
nos ocuparemos brevemente de la ley 5 1 7 8 , que crea, organiza y regla el procedimiento de los modernos tribunales del
trabajo en la provincia de Buenos Aires. Dicha ley fue promulgada el 1G de noviembre de 1 9 4 7 , y en su art. 5 8 dis-
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARGENTINAS
165
puso que tales tribunales debían estar instalados —y en funcionamiento, se entiende— dentro del término de dos años
a partir de aquella fecha.
Nos ocuparemos de esa ley, a pesar de no regir en el
fuero civil sino en el especial del trabajo, en razón de ser
para nosotros el ejemplo más cercano de oralidad e inmediación que alcanzamos a conocer en nuestra experiencia
profesional, extendida a los foros circunvecinos de esta Capital.
1 7 6 . E L PROCEDIMIENTO. — Citaremos las disposiciones
más interesantes.
El art. 6 de la ley establece que "los tribunales del trabajo conocerán: a) en única instancia y en juicio oral y público, de los conflictos jurídicos individuales del trabajo que
tengan lugar entre empleadores y trabajadores o aprendices,
cualquiera sea el valor de lo cuestionado". Aquí queda ubicada, además de la competencia, la clase de sistema procesal
adoptado para la sustanciación de tales juicios: oral, público y de instancia singular.
En este procedimiento, la demanda y su contestación se
formulan por escrito, con el cual se acompañan los documentos que obren en poder de las partes y se ofrecen todas
las pruebas de que intenten valerse. Del responde se da
traslado al actor, quien puede ampliar su prueba con respecto a ios nuevos hechos introducidos por el demandado
(arts. 29 y 32).
Cumplidos los actos anteriores y siempre que no se hubieren opuesto excepciones, el presidente del tribunal proveerá lo pertinente a la prueba ofrecida y fijará audiencia
para dentro de treinta días, a fin de que en la vista de la causa se reciban las de posiciones, testifical y pericial (art. 3 4 ) " .
5
'•:> Lamentablemente, para la mejor eficacia de esta lev. en la mayor parte
<te los tribunales del trabajo, espec¡amiente en los ladicados en zonas muy amplias y populosas, el gran cúmulo de tareas ha impedido que la audiencia para
la wsia de la causa se pudieta fijar para dentro del término exigido por la lev
desnaturalizándose en cierto modo sus propósitos de celeridad.
166
E L PRINCIPIO EN LOS DIVERSOS CÓDIGOS
En cuanto al mejor conocimiento de las cosas y lugares
referidos en la litis, el art. 4 0 de la ley establece: "Cuando el
tribunal considere necesario la inspección ocular, podrá trasladarse en pleno a! lugar de que se trate o encomendar la
diligencia a algunos de los magistrados o secretarios del
mismo. . . " .
En la audiencia para la vista de la causa se da lectura de
las actuaciones de prueba practicada fuera de ella; lo que se
podrá dejar sin efecto habiendo acuerdo de partes.
Luego se reciben las restantes pruebas. Las partes, los
testigos y peritos son interrogados libremente por el presidente del tribunal, sin perjuicio de las interrogaciones que
puedan hacer ¡as partes .
A continuación se concede la palabra al representante
del ministerio público, si interviniere, y a las partes, por su
orden, para que se expidan sobre el mérito de las pruebas
rendidas.
Acto seguido, el tribunal pasa a deliberar y dicta inmediatamente su veredicto sobre las cuestiones de hecho- La sentencia puede dictarla en la misma audiencia o dentro de
tercero día (art. 4 3 ) . Contra ésta no cabe recurso ordinario
de apelación. Sólo es recurrible ante el mismo tribunal por
vía de revocatoria y ante la Suprema Corte de Justicia por
los recursos extraordinarios previstos por la Constitución
provincial.
110
177.
RATIFICACIÓN DEL PRINCIPIO. — Es preocupación de
esta ley asegurar los efectos de la inmediación, y a tal fin
no sólo impone la asistencia personal de los jueces a la vista
de la causa donde la prueba oral se recibe, sino que arbitra
los medios para extender dicha práctica
todos los casos
posibles.
Así, el art. 46 dispone: "Las pruebas deberán ser recibidas directamente por los miembros del tribunal, pero cuani't f.slas se hacen por inieimcilio del presidente de] tribunal v no dilectamente por las panes, las que se liimun a pmponer a aquél ios puntos a 111; u rogar.
LA INMEDIACIÓN EN LAS LEYES PROCESALES ARCENTINAS
167
do deba practicarse fuera de la ciudad asiento del mismo, las
partes podrán pedir de común acuerdo se delegue su recepción. Si el trabajador exigiere que los testigos sean examinados directamente por los jueces de la causa, siempre que
tuvieran su domicilio en la provincia, el Estado abonará los
gastos de traslado con cargo de reembolso al mejorar de fortuna. Cuando lo solicite el empleador, depositará la suma
necesaria para los gastos de traslado".
Como se ve, en tanto aprecia la ley las conveniencias de
que el testigo sea oído, visto e interrogado personal y directamente por los jueces del proceso, que impone al Estado el esfuerzo de sufragar los gastos de traslado de aquél;
sin perjuicio de su eventual restitución por el obrero "al
mejorar de fortuna".
178. EXPERIENCIA DEL JUICIO ORAL. — Decíamos que en
estos tribunales hemos visto y experimentado el funcionamiento del juicio oral en instancia única. Nuestra opinión es
verdaderamente entusiasta. Por primera vez hemos sentido,
en presencia de los jueces, la sensación de ejercer un ministerio y la de ser " o í d o " en nuestras razones y argumentos
de debate.
Sólo al escuchar las resonancias de nuestra propia voz
en el recinto y ver los rostros atentos y responsables de los
magistrados siguiendo nuestra exposición, pudimos vislumbrar lo que es, verdaderamente, la función de la justicia y
con ella la del abogado '.
Allí hemos sentido el alivio de que los dichos de los testigos fueran oídos directamente por los jueces, prontos a
controlar, en el acto, con nuevas preguntas u observaciones,
las ambigüedades, lagunas, evasivas o falsedades, sin necesidad de agotar nuestros nervios y paciencia en suplicar al
escribiente para que registre con máxima fidelidad las expresiones del deponente, en esas actas siempre defectuosas
que no son aptas para recoger gestos, reacciones, titubeos,
17
Va no debíamos temer que los jueces no leyeran nuestros argumentos y
(-¿¡unes, puesto true estaban afii los destinatario*, ovendoias de nuestros labios.
l r ;
168
E l , PRINCIPIO E N LOS DIVERSOS CÓD1G05
recitados ni turbaciones; como nos ocurre diariamente en las
"audiencias" sin juez de los procesos escritos.
Y al escuchar el veredicto en esa misma audiencia, casi
al momento de expuestas nuestras alegaciones, comprendimos cuánto tiempo y cuántas energías se derrochan en esos
interminables vericuetos de! procedimiento ordinario en que
se pierde la confianza y la calma de nuestro cliente a la par
que la propia.
1 7 9 . UN PROBLEMA DE ORGANIZACIÓN. — Señalamos ya
(nota 1 7 5 ) que lamentablemente, en estos tribunales del
trabajo de la provincia de Buenos Aires, la gran cantidad
de juicios a cargo de cada uno de ellos, impide prácticamente que las audiencias para la vista de la causa se celebren dentro del breve término de treinta días que pretende la ley. Eilo, como es natural, no afecta en este caso la
eficaz vigencia de los principios de concentración e inmediación, ya que al ventilarse la causa, en la respectiva audiencia se desarrollan todos los actos procesales previstos para
esa etapa crucial y se cumple la intervención personal v directa de los jueces, querida por aquéllos.
Sólo se resiente la "celeridad" anhelada; tanto más necesaria en estos juicios en que se tratan urgentes reclamaciones de los asalariados despedidos de sus empleos o accidentados.
Pero esto no le es imputable ni al sistema adoptado ni
a la persona de los jueces. Es un problema de estadística y
organización, que los poderes públicos deben subsanar con
urgencia utilizando los medios a su alcance, a fin de no malograr las excelencias de una ley que merece el elogio de
todos.
PARTE CUARTA
CONSIDERACIONES
FINALES
CAPÍTULO X
CONCLUSIONES Y
PERSPECTIVAS
1 8 0 . NUESTRO OBJETIVO. — Nuestras ideas en torno al
tema de la inmediación en el proceso judicial han ido siendo
expuestas en este trabajo no sólo al enfocar de frente y doctrinalmente a dicho principio, sino —quizá con más colorido
y realidad— con motivo de las reflexiones que fuimos acotando en el texto y notas en oportunidad de examinar la
opinión de los autores, y especialmente los proyectos y códigos procesales del país y del extranjero.
Sinceramente, no creemos haber aportado nuevas concepciones, siendo que nuestro estudio fue más bien de análisis que de creación. Pero entendemos haber efectuado a
conciencia una investigación del tema y expuesto ordenadamente todo cuanto respecto de él pudiera referirse.
1 8 1 . CONCLUSIONES. — Si se tratara de disciplinar en algunas conclusiones finales lo que llevamos escrito sobre inmediación y justicia, en prieta síntesis podríamos resumir:
a) La investigación de la verdad no es uno de los fines
del proceso, ya que éste sólo procura dirimir un conflicto de
intereses o hacer cesar o sancionar toda conducta contraria
a la ley, diciendo cuál es el derecho en un caso concreto a
fin de restablecer el orden jurídico alterado. Con ello consigue fines superiores que tanto se refieren al aseguramiento
y vigencia del derecho y de la paz social, como a la tutela de
los intereses individuales comprometidos.
Pero aun así, el conocimiento de la verdad es un medio,
un instrumento necesario, para el logro de una auténtica jus-
172
CONSIDERACIONES FINALES
ticia. Y ésta lo es tal cuando el proceso es breve y la sentencia es justa.
b) Es menester organizar la justicia y regular el mecanismo del proceso de! modo más previsor y eficaz posible a
fin de que se alcancen aquellos objetivos.
Para asegurar la celeridad hay que adoptar un tipo de
procedimiento en el cual se obtenga la concentración de los
actos, la sencillez en el trámite y la eliminación de las articulaciones o incidencias que lo demoran, sin perjuicio de las
garantías de la defensa.
Para obtener la sentencia justa hay que proveer los medios indispensables a fin de que el juez conozca la verdad y
evite el error, respecto de los hechos controvertidos, en los
que deberá apoyarse —al tenerlos por ciertos— para aplicar
el derecho del caso.
c) El juez civil sólo conocerá de los hechos que determinan el alcance de la contienda, a través de las manifestaciones de las partes y de las pruebas aportadas por éstas
para formar su convencimiento.
Como ambas están dirigidas ai juez y en mérito de ellas
éste debe resolver el pleito, es indispensable que se halle
en condiciones de recibir directa y personalmente, sin intermediarios, los materiales de la causa: alegaciones y pruebas.
En esto consiste el principio de "inmediación" que ha sido
objeto de nuestro estudio.
d) Para que tai relación inmediata produzca los efectos
benéficos que de ella se espera, es necesario que se manifieste en condiciones adecuadas que son: 1) la concentración y
celeridad de los trámites del proceso, a iin de que el juez
que ha recibido la personal y directa impresión de los alegatos y pruebas, sin pérdida de tiempo aprecie tales elementos recibidos en única audiencia y funde en ellos su consecuente fallo; 2) la identidad del juez; es decir, que el mismo
juez o los mismos jueces que han asistido a la recepción de
los alegatos y pruebas sean los que dicten la sentencia, ya
que la inmediación cumplida resultaría inocua si fueren
otros jueces los que fallan.
CONCI.USIOXES Y PERSPECTIVAS
173
e) La inmediación, concentración y celeridad en el proceso se obtienen sin dificultad en el sistema o tipo de procedimiento llamado " o r a l " por el predominio de la palabra
hablada sobre la escritura; en el cual se ventila la causa, generalmente y con mayor eficacia, en instancia única respecto de los hechos y ante tribuna! colegiado.
En el proceso " o r a l " del que hemos descrito buenos ejemplos con los de los códigos alemán y austríaco entre los ex
tranjeros y los de las provincias de Jujuy, La Rioja y Mendoza, entre los nacionales, se dan las condiciones propicias
al desarrollo de aquellos principios que aseguran una mejor
administración de justicia.
/} Si bien puede haber "inmediación" sin oralidad, ya
que es posible instituir sistemas escritos en los cuales la intervención personal y directa del juez esté impuesta y asegurada por la ley, esa "inmediación" sufre de varias deficiencias que obstan a su real eficacia: 1) impone la necesidad
de gran número de jueces, a fin de ([tic éstos se hallen verdaderamente en condiciones de asistir a las audiencias de
prueba; 2 ) poco perduran las impresiones recibidas por el
juez, ya que la sentencia, generalmente, en este sistema se
dicta mucho tiempo después de producida y recogida la prueba; 3 ) el acta escrita, en la cual se registran las declaraciones, no refleja suficientemente las múltiples circunstancias
que el juez pudo haber observado al ver y oír a las partes,
testigos o peritos; y sus personales vivencias, no sólo que ya
no subsisten en su originaria intensidad a! momento de juzgar la causa, sino que tampoco son trasmitidas al tribunal
de apelación, que sólo lee las actas.
g) Por todo ello reputamos necesario y urgente instituir
el proceso civil oral en la Capital Federal y provincias que
aún no lo han adoptado para los juicios ordinarios; el cual
—para la mayor parte de los asuntos— debe tramitarse en
instancia única, respecto de los hechos y ante tribunal colegiado.
Si por razones circunstanciales no se creyere llegado el
momento de instituir tal tipo de proceso, será de todos mo-
J74
CONSIDERACIONES FINALES
ríos indispensable imponer rigurosamente la vigencia del
principio de inmediación, aumentando la dotación de jueces en la cantidad que fuere necesaria para la atención personal, permanente y responsable de todos los juicios de su
despacho.
Perspectivas
182. IMPULSOS REFORMISTAS. — En momentos en que escribimos estas páginas finales de nuestro trabajo, percibimos
con renovadas esperanzas la intensificación de los impulsos
reformistas, los que en verdad nunca han dejado de actuar
como fuerza de progreso, aunque por momentos parecieron
sosegados.
Entendemos que por fin ha llegado el momento de encarar la implantación del juicio oral en material civil en la
Capital Federal y Territorios nacionales.
Y no es que lo creemos por simples anhelos o lejanos rumores que nunca faltaron. Ahora, los avisos del cambio han
sido dados con toda solemnidad desde las altas jerarquías del
poder público.
183. PROYECTO DE CÓDIGO PROCESAL CIVIL PARA LA JUSTICIA NACIONAL. — En efecto, el Poder Ejecutivo de la Nación, por decreto de fecha 12 de setiembre de 1958, ha
aprobado un "convenio celebrado por el señor ministro
secretario de Estado en el departamento de Educación y Justicia con el doctor Rayniundo L . Fernández para la redacción de un proyecto de código procesal civil para la justicia
nacional" (art. ]).
Se explica en los fundamentos del decreto que el convenio lo es "para redactar un proyecto de código procesal civil para la justicia nacional a fin de proceder a una reforma
integral que contemple la unificación de los procedimientos
nacional ordinario con el federal, como así también a procurar una más rápida tramitación de los juicios y a introducir en lo posible la oralidad en el procedimiento".
CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS
175
Por el art. 2 del decreto se invita a la Corte Suprema
de justicia de la Nación, al Colegio y Asociación de Abogados de la Capital Federal, como así a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires,
a designar representantes para constituir una Comisión Asesora, Consultiva y Revisora para proporcionar al redactor
del Código un informe con las cuestiones y soluciones que
estime pertinentes. El proyecto deberá ser sometido a dicha
Comisión, que lo elevará al Poder Ejecutivo con su respectivo informe, dentro de los 120 días de presentado.
En el convenio referido, que es de fecha 8 de setiembre
de 1958, se encarga también al doctor Fernández, como es
natural, proyectar las reformas a la ley de organización de
los tribunales nacionales que sean necesarias para la aplicación de los preceptos del nuevo código.
Ambos proyectos deberán presentarse al Ministerio antes del 30 de diciembre de 1959.
De esta manera, al parecer, se encarará no ya una simple
reforma parcial o fragmentaria de algunas de las disposiciones de la ley. Ahora se habla de un nuevo sistema, y por lo
tanto de nuevas soluciones integrales para el viejo problema
de la justicia y del procedimiento.
El ministro de Educación y Justicia, doctor Luis Mac
Kay, que suscribió el mencionado convenio de locación de
obra con el doctor R. L. Fernández, refiriéndose a aquél y
a sus propósitos, ha publicado un breve artículo en un diario forense" , en el que entre otras cosas expresa: " U n a prudente apreciación y utilización de la experiencia judicial y
de la doctrina de los autores, deberá presidir la labor necesaria para estudiar la redacción del nuevo código de procedimientos. La oralidad del juicio, cuya aplicación se atenderá en lo posible como elemento coadyuvante a la brevedad de las contiendas judiciales y a una apreciación más
inmediata y eficaz de la prueba, deberá ser también considerada como objetivo legislativo. . . " .
8
i"* "Sera Jimiria".
8-11. del 24 de setiembre de 19/Vfi.
176
CONSIDERACIONES FINALES
Vemos que se reconoce a la "brevedad" y a la "inmediación" como objetivos a alcanzar en procura de una mejor
justicia, los que se esperan lograr con la adopción del medio
más apio para ello: el proceso "oral".
184. REFORMA PROCESAL PENAL. — Bajo este mismo clima renovador, el doctor ALFREDO VÉLEZ. MARICONDE, profesor de la Universidad de Córdoba y coautor, junto con el
Dr. Sebastián Soler, del Código Procesal Penal vigente en
la mencionada provincia, ha dado una interesante conferencia en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires ', el dia IG de setiembre de 1958, la que versó
sobre el tema: " E l proceso penal oral. Un proyecto de código para la Capital Federal".
En ella, el ilustre disertante no sólo demostró su inquebrantable entusiasmo por el proceso ora!, sino que puso de
manifiesto de que manera la inmediación es el más provechoso resultado obtenido con dicho sistema que se practica
en su provincia " .
Confiamos en que con tan buenos augurios se llegará
por fin a la meta aspirada por legisladores, estudiosos, profesores, jueces y abogados y. especialmente, por el pueblo
que sulre las anomalías del procedimiento, esc pueblo que
—como ha dicho LASCANO, recordado al iniciar este trabajo—
"percibe más fácilmente sus inconvenientes aunque no alcance a precisar sus defectos".
!;
1
1
i " Auspiciada par el Instituto de Derecho Pioccsal de dicha Facultad, bajo
la dirección del doctor JOst S A R T O R I O
Reconoció, sin e m b a l o , el mador que alli, como eti cualquier lugar en
que sea esiaso el número de jueces con relación al número de asuntos, las causas
sufren grandes dcmoias por tal motiio; lo que de ningún modo es de imputar
.il sistema ni a la laboriosidad de los magistrados.
! i o
Poco después de esa conferencia, su autor fue designado por el Poder Ejecutivo de (a \.ición —como v.i to habí» sirio R a i m u n d o L. Fernandez— para prov i n a r ct nuevo código de procedimientos en materia crimina)
P A R T E QUINTA
LAS
13-Eisner.
MÁS R E C I E N T E S A P L I C A C I O N E S D E L
PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN EN
N U E S T R O PAÍS
1 8 5 . E L AVANCE IRREVERSIBLE DE LA CIENCIA DEL PROCESO. — Nuestro entusiasmo por el principio examinado no es
insólito ni se desvanece ante una realidad hermética. Por el
contrario, se halla compartido por todos los que forman filas
en la nueva ciencia procesal y gana adeptos entre los estudiosos; ya sean legisladores, jueces, abogados o funcionarios,
que hayan advertido su importancia esencial en la administración de justicia.
La inmediación, como método de conocimiento y elaboración jurisdiccional, se ha abierto camino de tal modo que
no se sanciona ya cuerpo procedimental alguno donde no se
declare, de manera más o menos enfática, la implantación y
vigencia de sus postulados y se regule con todo cuidado el
mecanismo apto para su realización.
En materia legislativa se acaban de incorporar al acervo
de nuestra disciplina dos creaciones vigorosas; una de ellas
es la ley creadora del T r i b u n a l Fiscal de la Nación, que se
integra con un minucioso reglamento procesal que ella misma prevé. La otra es la que pone en vigor el nuevo código
procesal en lo civil y comercial para la provincia de Santa Fe.
En cuanto al ámbito de la jurisprudencia, no será fácil
hallar pronunciamientos que de modo expreso se refieran
a la inmediación como criterio forjador de sus conclusiones,
ya que no se trata de una directiva que se confiese seguir,
sino de un modo particular de intervenir el juez en la dinámica del proceso asimilando provechosamente sus materiales
y elementos de juicio.
Pero, en cambio, hemos registrado algún voto judicial
donde el magistrado nos va mostrando en su más íntima raíz,
la fuente de su conocimiento y convicción, que pone de relieve la eficacia que se logra mediante la directa relación
personal entre juzgador y justiciables.
180
RECIENTES APLICACIONES DEL PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN
i. Procedimiento
contencioso
tributario.
El Tribunal
Fiscal
186. IMPLANTACIÓN. — La ley 15.265"", incorporada al
texto ordenado de la ley 11.683 (arts. 115 y siguientes), ha
creado el T r i b u n a l Fiscal de la Nación, que al decir de GiuIJANI FONROUGE - "es un organismo jurisdiccional enmarcado
en cí Poder Ejecutivo, pero separado de la administración
activa, con competencia en materia de recursos y demandas
interpuestas con relación a los impuestos y sanciones que
aplique la Dirección General Impositiva en ejercicio de las
facultades que le confiere la ley 11.683 (art. 1 ) " .
18
A partir de 1960 el proceso tributario está a cargo del
referido T r i b u n a l Fiscal, que si bien corresponde a la esfera
del Poder administrador, es un cuerpo con suficiente independencia de éste que lo habilita para cumplir con rigor técnico e imparcialidad de juicio, la delicada función de dirimir los conflictos de derecho entre el fisco y los contribuyentes.
La especialización de sus miembros " y su garantizada
inarnovilidad **, unido al control judicial que la ley otorga
contra las decisiones más graves, para ante la Cámara Nacional competente, permiten admitir la bondad y acierto de
tal emplazamiento circunstancial del T r i b u n a l Fiscal.
1
3
1
Oiiginada en un proyecto del Poder Ejecutivo nacional, fue sancionada por
la Cánuua de Diputados el 22 de diciembre de 1959. v por el Senado el 29 de di
ciembre del misino año. Dicha ley se publicó en el "Boletín Oficial" el 23 de
enero de 19G0. Puede verse su lc>:[o, también, en "Legislación Ordenada", Fornm
Ediciones, buenos Aires, 1961. (. 1 (Hacienda), sec. 44. p. 48.
if¡¡ C \ K L O S M. Git'i.iAM í'o.-jRouijfc. Derecho financiero,
Ediciones Depalma,
Buenos Alies, !9'¡¡í, vol. ti, ps. G6I y 0C2.
i " ! I a lev 15,205 ha dispuesto que el Tribunal Fiscal esté constituido por un
presidente v cinco vocales. El presidente deberá ser abogado, y los vocales, tres de
ellos abogados v dos doctores en ciencias económicas; todos argentinos, con más de
30 años de edad íart. 117. lev H.fiSS). siendo designados ¡«ir el P. E. previo concurso de antecedentes que acrediten la competencia en mesíiones tributarias
íart. 118),
m El art. 119 de la le\ 1I.GS3 ¡texto introducido poi la lev 15.2fiá) declara
(inc "los miembros del 'tribunal sólo podrán ser removidos previa decisión de
un jurado presidido por el procurador del Tesoro de la Nación e integrado con
cuatro miembros abogados y con diez años de ejeicicio de la profesión, nombrados anualmente por el P. E. a propuesta de los colegios o asociaciones profesionales de abogados".
• •
1 , 1
181
PROCEDIMIENTO CONTENCIOSO TRIBUTARIO
Reconociendo nuestra tradición judicialista que nos induce a concebir el contencioso tributario como una magistratura especializada dentro del Poder Judicial, el doctor
Giuliani Fonrouge explica que la razón que en la actualidad justificaría el sistema administrativista es que "la judicatura no ha renovado sus estructuras, resultando inadaptada a la evolución económico-social, y bloqueando hasta anularlas, todas las tentativas de modernización del proceso"" .
1
187. PRINCIPIOS CONSAGRADOS. — Para advertir en qué
grado la inmediación ha sido reputada como principio definitorio en la tónica de este procedimiento, nos limitaremos
a trascribir la síntesis que el tratadista recién citado " efectúa en su obra Derecho financiero;
"Los caracteres más destacados —dice— del nuevo proceso, reglamentado por la
Comisión Organizadora, en fecha 29 de diciembre de 1960
("Rol. Oficial". 16/1/61), son los siguientes: oralidad, principio de inmediación,
interrogación directa por el T r i b u n a l
«sin sujeción a formalidad alguna», impulso procesal de oficio, libre investigación de la verdad y ordenación del proceso según las circunstancias de cada caso particular, obligaciones de cooperación y de lealtad impuestas a las partes,
que asumen intervención activa en la dinámica del proceso.
Para asegurar la oralidad contra desviaciones rutinarias, se
crea una nulidad por violación de las formas, invocable por
las partes, que de tal modo serán los mejores guardianes del
procedimiento" .
1
9
181
1 8 8 . DISPOSICIONES RELATIVAS AL TEMA. UBICUIDAD DEL
TRIBUNAL. — En lo referente a nuestra materia específica o
que tiene cercana vinculación con ella, las disposiciones más
interesantes son las que pasamos a glosar.
Op. íit., p. 639.
El D r . Giubani Fonrouge integró ron ¡PE doctores J. C. Soinndo v l l o r a d o
A. G a r r í * Bclsutiee. la Comisión Organizadoia que coiiíoimc a! ari. 121 de b lev
11.6SS (ley I.i.2ij5). estableció tus reglas <lc procedimiento que debían complt
mentar las disposiciones de la tey "a fin de dar al proceso la mayor rapidez
y eficacia".
>&' Op. cit., p fiTiS.
, t l S
182
RECIENTES APIICACIONES DEL PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN
En primer lugar nos llama la atención la del art. 116
(ley 11.683, t.o. 1960), en cuanto establece que si bien el
T r i b u n a l Fiscal tendrá su sede en la Capital Federal, podrá
actuar, constituirse y sesionar en cualquier punto de la República.
Esto obedece a la necesidad de lograr un conocimiento
personal, directo, rápido y concentrado de las cuestiones
controvertidas y sus medios probatorios, evitando la delegación de funciones vitales para (a suerte de Ja causa y la desconexión de los materiales y sujetos del proceso.
Aunque no creemos que se pueda usar con frecuencia de
este bien intencionado arbitrio, su sola reglamentación demuestra el saludable propósito que lo inspira y la posibilidad de su empleo en casos realmente justificados.
189. INMEDIACIÓN Y BILATERALIDAD. — El art. 131 —cuyo
contenido ya fue anticipado líneas más arriba— dispone expresamente: "Las formas que establece esta ley en cuanto a
la oralidad de los procedimientos o la intervención personal
de los miembros, deberán cumplirse bajo pena de nulidad
sin posibilidad de confirmación".
En concordancia con la finalidad de esta norma, el art. 5
del Reglamento Procesal"" estatuye: "Salvo los casos previstos
en la ley o en este reglamento, todas las peticiones se formularán oralmente, a cuyo efecto las partes o los terceros
podrán entrevistarse con los miembros de! T r i b u n a l y secretarios"; agregando el art. 6 que "los miembros del T r i b u n a l
podrán disponer que las audiencias pedidas se celebren con
asistencia del solicitante y la otra parte o terceros". A tal fin
se regula el modo de asegurar la citación de todos los interesados.
Con ello, a la vez que se procura satisfacer la relación
inmediata entre el juez y las partes, se cuida de no alterar
las condiciones de igualdad y bilateralidad en que debe desarrollarse el proceso contradictorio, como lo hemos demostrado en el capítulo vi. apartado C (ps. 76 y ss.).
1
i»« 'Legislación OideiiaoV, l. 4 (Hacienda), síc
44, ps. 56 y v,.
PROCEDIMIENTO CONTENCIOSO TRIBUTARIO
18?
190. DEPURACIÓN. ACUERDOS PROCESALES. — Siguiendo
las enseñanzas del moderno derecho procesal, que brega por
la simplificación de las causas y la colaboración activa de las
partes en la determinación de la materia litigiosa, a fin de
abreviar la duración de aquéllas liberando al tribunal de
tareas innecesarias, el art. 139 de la ley 11.683 (ley 15.265)
concede un plazo a las partes para que —después de trabada
la litis— procuren llegar a un acuerdo por escrito sobre los
siguientes aspectos: a) contenido preciso y naturaleza de la
materia en litigio; b) cuestiones previas cuya decisión pondría fin al litigio o permitiría resolverlo evcntualmcnte sin
necesidad de prueba; c) hechos que se tengan por reconocidos,
El art. ]40 agrega que el vocal instructor designado para
el caso, dispondrá el trámite que deba imprimirse a la causa; previendo el art. 141 que "de no producirse el acuerdo
sobre los hechos, el vocal instructor resolverá en audiencia
con las partes todo lo relacionado con la prueba a producirse, con facultad para exigir de cualquiera de ellas una prueba determinada bajo apercibimiento de tener por existentes
los hechos a que esa prueba se refiera".
En correlación con dichas normas, los arts. 36, 37 y 39
de] Reglamento estatuyen en detalle los modos de actuación,
especificando que "el vocal instructor podrá solicitar aclaraciones o explicaciones, resolver sobre la admisibilidad de
cuestiones previas y convenir con las partes los hechos que
deberán tenerse por probados"; todo ello en una audiencia
en la cual se decidirá el trámite que deba imprimirse a la
causa, la prueba a producir, la forma y fecha de realizarla,
la forma en que las partes se comunicarán entre sí la prueba
producida y sus resultados, así como el modo en que se practicarán entre ellas las notificaciones.
T o d a esta regulación refleja una inquietud análoga a la
que tuvo el legislador al sancionar c ! recordado art. 23 de
la ley 14.237 —aunque sólo referido a la fijación de los hechos controvertidos sobre los cuales versará la prueba—, que
184
RECIENTES APLICACIONES DEL PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN
quedó posteriormente derogado por falta de sincera aplicación en la justicia civil y comercial de la Capital Federal.
La actividad prevista es similar también a la que se confió a! juez de instrucción en lo civil en el nuevo proceso
civil italiano (de 1940), quien asimismo integra la sala y ha
de ser su relator.
191. INTERVENCIÓN DE LAS PARTES EN LA SUSTANCIACIÓN
DE LA PRUEBA. — Durante el período instructorio, según el
art. 142 de la ley, las diligencias de prueba se tramitarán
directa y privadamente entre las partes o sus representantes
y su resultado se incorporará al proceso. El vocal instructor
prestará la asistencia del T r i b u n a ! para asegurar el efecto
indicado, tomando todas !as providencias que fueren necesarias.
En este estadio, la prueba de testigos y la confesoria se
recibirá ante el funcionario designado al efecto o el mismo
vocal si lo creyere conveniente (arts. 42 y 56 de! Reglamento). Los testigos y absolventes serán interrogados directamente por las partes, sin actuación escrita y cuantas veces
lo consideran necesario. Las mismas partes acordarán los dichos que han de constar en acta, y en caso de desacuerdo
sobre sus versiones, se estará a lo que indique el funcionario
actuante (art. 45, Reglamento).
153
En cuanto a la prueba pericial, las partes y el vocal instructor podrán interrogar al experto antes de! cierre de la
instrucción, solicitándole todas las aclaraciones que consideren oportunas (art. 53 del Reg!.).
Sin perjuicio de las pruebas ofrecidas por ¡as partes, el
vocal podrá disponer otras que repute conducentes al esclarecimiento de la verdad (art. 57 del Regí,).
192- CIERRE DE LA INSTRUCCIÓN. — Terminado el período que estamos reseñando, se convocará a una audiencia para
el cierre de la instrucción (arts. 144 de la ley y 59 del ReLos testigos pueden ser examinados por las partes, fuera del tribunal, si
así lo convinieren (lev, arl. 112: regí., art. •12).
PROCEDIMIENTO CONTENCIOSO TRIBUTARIO
185
glamento), y en ella: a) las partes convendrán sobre los hechos que dan por probados si no lo hubieran hecho antes;
b) si no estuvieren de acuerdo en tener por probados los
hechos invocados o algunos de ellos, o si lo pidieran las partes o lo dispusiera el tribunal o el vocal instructor para que
se debatan las cuestiones en litigio, se fijará la audiencia
para la vista de la causa.
1 9 3 . VISTA DE LA CAUSA. — Conforme a las bases sentadas por el art. 1 4 6 de la ley, el capítulo xi de! Reglamento
(arts. 6 2 a 7 0 ) establece con minuciosidad el procedimiento
a seguir durante la audiencia en que se sustanciará la vista
de la causa, en la cual se ha de producir la prueba de los
hechos que no se tengan por acreditados con anterioridad.
Aquélla se celebrará bajo la dirección del presidente o
su sustituto, y en ausencia de ambos, por el vocal instructor.
No se suspenderá su desarrollo por causa alguna, y se tomarán las providencias a cargo de las partes o el tribunal, que
fueren precisas para asegurar la concurrencia de testigos, peritos y demás elementos y sujetos del proceso.
Recibidas las declaraciones que se integrarán con pedidos de explicaciones y careos, a juicio del tribunal, el art. 6 7
del Reglamento regula un momento fundamental del debate, y por su importancia para este estudio lo trascribiremos literalmente. Dice así: "Las partes o sus representantes alegarán oralmente
sobre la prueba producida y expondrán las razones de derecho, en el orden que autorice la
presidencia, que podrá limitar el uso de la palabra, cuando
las alegaciones resultaren manifiestamente inconducentes.
El T r i b u n a l podrá interrumpir cualquier exposición para
solicitar aclaraciones, explicaciones y aun para discutir la
tesis que expusiere. En estos casos la intervención del T r i bunal se reputará siempre hecha bajo la prevención de que
cualquier posición que adoptare, lo es en beneficio de! razonamiento y para el esclarecimiento del caso, sin que ello
importe prejuzgamiento".
Tenemos aquí un caso notable de intervención del T r i bunal en el debate de las cuestiones, que pone de manifiesto
M - Eianer.
IKfi
RECIENTES APLICACIUXES DF-X PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN
cómo puede desarrollarse el principio de inmediación con
motivo de las alegaciones, según los hemos descrito y pregonado en el capítulo vi¡, ap. 1 (ps. 81 y ss.), de este trabajo.
Acatando los imperativos del principio examinado, c !
art. 75 del Reglamento dispone que cerrada la audiencia
de vista de la causa, se dictará sentencia inmediatamente (inmediación en el tiempo, concentración), y si razones de fuerza mayor impidieran hacerlo a alguno de los miembros, la
sala se integrará con otro vocal, "siempre que los dos restantes estuvieren de acuerdo sobre los hechos. Caso contrario,
la audiencia para la vista de la causa se celebrará de nuevo".
Esta última solución es la que guarda mayor coherencia
con los postulados de la inmediación, que impiden confiar
la misión de juzgar a los jueces que no asistieron a la vista
y no están en condiciones de captar la auténtica significación del debate.
2. Código Procesal Civil y Comercial
de Santa Fe
de la provincia
194. UBICACIÓN. — Para entrar en vigor a partir del 1
de febrero de 1962 (art. 6 9 5 ) , la ley 5531 de la provincia de
Santa Fe sancionada el 30 de octubre de 1961 y promulgada
el 11 de diciembre del mismo año ' , incorpora a la legislación procesal argentina un nuevo código ritual inspirado en
principios modernos y ágiles, que se adaptan a las condiciones y modalidades del ambiente a que se destina. Su proyecto fue obra de los prestigiosos procesalistas doctores Carlos y Rosas Licbtschein.
Debemos anticipar que no se rompe del todo con los viejos moldes, y que el procedimiento común u ordinario se
sustancia con predominio de la escritura sobre la oralidad.
A ésta, en cambio, se le reserva un lugar preponderante en
cierta clase de procesos donde sus ventajas se reputan indiscutibles por la naturaleza de las cuestiones a ventilar.
lu
J
i9» Publicada en el "Boletín Oficia!" el 29 de enero de I9f>2 \ en el "Bule
[ni hifomi.itiwi di- I.C^LÍI.N i.'m Aigenlina", año x x u 23; 3 fi2. no 12. ps. 19 \ ss.
CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE SANTA FE
187
Rastreando el nuevo código en busca de la materia que
interesa a nuestro estudio específico, advertimos numerosas
previsiones que conducen al aprovechamiento de los beneficios de la inmediación.
195. LA INTERVENCIÓN PERSONAL DEL JUEZ,. — En la sección iv (arts. 18 a 23), que se encabeza con el enunciado de
"Facultades" y se refiere a los jueces, se regulan tanto poderes como deberes de los magistrados.
El art. 18, en su primera parte, expresa: "Los jueces y
presidentes de los tribunales o, en defecto de éstos, el vocal
que corresponda, recibirán por sí las diligencias de prueba
y presidirán todo acto en que deba intervenir la autoridad
judicial".
Mucho hemos hablado a lo largo de este trabajo sobre
la conveniencia de esta intervención personal y directa de
los jueces en la recepción de las pruebas. Nos remitimos a
todo lo dicho, haciendo votos para que la práctica de este
mandato de la ley no registre renunciamientos a tal facultad, que en el fondo y para quebranto de las instituciones
no significaría otra cosa que desertar en el cumplimiento de
un deber fundamental.
El art. 19 dispone: "Los jueces pueden disponer en cualquier momento la comparencia personal de las partes para
intentar una conciliación o requerir las explicaciones que
estimen necesarias al objeto del pleito".
196. PODERES AL SERVICIO DE LA JURISDICCIÓN. — Con
reminiscencias de nuestro art. 21 de la ley 14.237, el que
lleva igual número de! código santafecino declara: " E l debate judicial es dirigido por el juez, quien deberá adoptar
todas las medidas que estime conducentes al esclarecimiento
de los hechos, a mantener la igualdad entre las partes y a
mantener la mayor rapidez y economía en el proceso"; agregando: " A ta! efecto podrá disponer de ojicio, aun compulsivamente, en cualquier estado de la causa, la comparecencia de los peritos y de los terceros para interrogarlos con la
amplitud que creyere necesaria; y ordenar que se agreguen
188
RECIENTES APLICACIONES DEL PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN
documentos existentes en poder de las partes o a los que las
mismas se hayan referido. T o d o con las formalidades prescritas en este código".
Las disposiciones glosadas ponen de relieve un no tan
tímido abandono del principio dispositivo y privatístico del
proceso, en adopción de francas atribuciones inherentes a
la inspiración inquisitiva y publicística que ha hecho escuela en la moderna doctrina y legislación procesal, donde esta
corriente ha sido acogida, con las naturales limitaciones que
le imponen las garantías constitucionales y el sagrado respeto por los fueros de la personalidad.
197. TRÁMITE ESCRITO. — Consagrando como norma el
tradicional medio de comunicación y dejando sólo a salvo
simples actuaciones y pedidos de mero trámite, el art. 32 del
Código ordena: " T o d a gestión ante los jueces debe hacerse
por escrito".
Para el procedimiento ordinario se prevé, como dijimos,
un trámite escrito: demanda, contestación; ofrecimiento de
prueba; formación de cuadernos; actas de audiencias; pericias, informes, etc. Los alegatos de bien probado serán evacuados también por escrito (art. 406).
En el libro tercero, relativo al proceso de cognición, se
regulan —además del juicio ordinario— los juicios llamados
sumarios y sumarísimos, de trámites abreviados, términos
cortos y mayor concentración de actos y diligencias.
En los juicios "sumarísimos", la prueba se recibe en una
audiencia denominada "de vista de la causa", y en ella las
partes alegarán oralmente
ante el magistrado, quien debe
dictar sentencia en el acto o dentro de los cinco días subsiguientes (art. 413, inc. /).
198. E L JUICIO ORAL. — De mayor interés para nosotros
es el capítulo vn, en el cual se reglamenta el "juicio oral",
cuyas disposiciones, según lo establece el art. 541, "se aplicarán a los procesos de divorcio, filiación, alimentos, responsabilidad por hechos ilícitos, acciones posesorias y de despojo".
Cónico PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE SANTA FE
189
Se trata, como anticipamos ya, de materias donde predominan las cuestiones de hecho, más necesitadas del conocimiento oral y participación directa e inmediata del juez o
tribunal, que sólo de este modo han de alcanzar un grado
suficiente de convicción respecto de la veracidad o falsedad
de las afirmaciones encontradas de las partes.
1 9 9 . NORMAS COMUNES. — Antes de referirnos a la tramitación del proceso oral, daremos cuenta de algunas normas generales implantadas por el Código y valederas para
todos los juicios.
"Las audiencias serán siempre públicas, a no ser que
causas especiales exijan lo contrario", dice el art. 9 0 .
A fin de asegurar la vigencia del principio que nos ocupa, establece el art. 1 5 1 que "en los tribunales colegiados,
las partes pueden exigir la asistencia de los vocales y éstos
intervenir en el acto, haciendo las indicaciones y preguntas
que crean oportunas". Pareciera que la ley teme que los
jueces de sala falten a su deber, y para ello discierne a las
partes la facultad de imponer la asistencia a las audiencias
por parte de los magistrados.
La absolución de posiciones debe prestarse ante el juez
de la causa, si el absolvenle reside dentro de su jurisdicción
íart. 1 6 2 ) .
El juez procurará, en cuanto sea posible, que el examen
de los testigos de una y otra parte tenga lugar en una sola
audiencia (art. 2 0 8 ) . Esta norma procura la concentración,
tan conveniente para el eficaz rendimiento de la inmediación, cuyas virtudes se desvanecen cuando aquélla se dilata
e interrumpe fraccionándose en episodios aislados.
Dispone el art. 2 2 7 del nuevo código santafecino, que
"cuando el tribunal crea necesario el examen judicial de lugares, rosas o circunstancias, idóneas y pertinentes, lo ordenará de oficio o a instancia de parte. Podrá, si lo creyere
conveniente, disponer la concurrencia de peritos".
2 0 0 . TRÁMITE DEL PROCESO ORAL. — Volviendo al juicio
oral y su regulación en el código que examinamos, señala-
190
RECIENTES APLICACIONES DEL PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN
remos que él se ventila ante un tribunal colegiado compuesto de tres jueces (art. 542). que resuelve las causas de su
competencia, en instancia única respecto de sus conclusiones
sobre los hechos, y cuya sentencia sólo admite recurso de
apelación extraordinaria para- ante el Superior Tribunal de
la Provincia, en los siguientes casos: 1) inobservancia manifiesta de las formas sustanciales prescritas para el trámite
o decisión de la causa; 2) violación de la ley o doctrina legal
(art. 564).
La demanda y su contestación se producirán por escrito
y con ellas se ofrecerá toda la prueba incluyendo los interrogatorios, pliegos de posiciones, puntos de pericia y documentos que obren en poder de las partes (arts. 545 a 551).
Trabada la relación procesal y resueltas las excepciones
previas —si las hubiera—, el juez del trámite —que formará
parte de la sala y la presidirá— dictará resolución fijando
una audiencia para vista de la causa, dentro de los treinta
días, en la que se sustanciará ésta con recept ion de la prueba
y debate sobre su mérito (art. 555).
Simultáneamente se loman todas las disposiciones para
asegurar la comparecencia de las partes, testigos, peritos y
producir las pruebas de informes e instrumental que deberán hallarse agregadas en oportunidad de la audiencia (arts.
556 y 557).
El trámite es similar al que hemos descrito para otros
procesos orales, pudiendo hacerse mención —por confirmar
los propósitos de la oralidad— de las siguientes previsiones:
" E l día y hora señalados para la vista de causa, se reunirá el tribunal con tocios sus miembros, presididos por el juez
de trámite, a quien incumbe:
"1) disponer las lecturas pertinentes, ordenar el debate,
recibir ios juramentos, Formular las advertencias necesarias
y ejercer las facultades disciplinarias para asegurar el norma! desenvolvimiento de la misma;
" 2 ) procurar que las partes, testigos y peritos se pronuncien con amplitud, respecto de todos los hechos controvertidos" (art. 558).
CÓDIGO I'KOt.tSAL CIVIL Y COMÍ RCIAI. DK SAMA F E
Abierto el acto, se dará lectura a las actuaciones y diligencias cumplidas con anterioridad y se recibirá la prueba
ofrecida por las partes (art. 560, aps. I y 2°), para lo cual
se seguirán las reglas generales ya enunciadas anteriormente.
"Las partes tendrán intervención en la producción ilc
las pruebas, pudiendo hacer, con permiso del juez, todas las
indicaciones que estimen conducentes a un mayor esclarecimiento, salvo que sean de manifiesta improcedencia o que
se advierta un propósito de obstrucción" (ap. 3 ° ) .
"Producida la prueba ofrecida por las partes y la que el
tribunal hubiera dispuesto recibir en esc acto, el presidente
concederá la palabra, por su orden, al ministerio público,
si tuviere intervención, v a las partes, para que aleguen sobre su mérito. La exposición no podrá ser sustituida por
escritos y no excederá de treinta minutos" (ap. í ) .
Terminado c! debate, el tribuna! pasa inmediatamente
a deliberar en forma secreta, y dicta sentencia que se leerá a
los litigantes presentes, que quedan asi notificados en la mi.íma audiencia.
Sólo ante cuestiones complejas se admite diferir el pronunciamiento hasta dentro de los cinco días posteriores, lo
que se notificará a las partes por cédula (aps. 5 y 6 ) .
o
9
9
o
201. PERSPECTIVA. — La provincia del litoral cuenta,
pues, actualmente, con un instrumento idóneo para ventilar sus litigios v resolverlos eficazmente, con celeridad y justicia.
Fuera de los mayores poderes ircstruciorios otorgados a
«-us jueces, el proceso oral que se reglamenta para dirimir
numerosas cuestiones, abre nuevos horizontes a la vida judicial y forense que habrá de desenvolverse bajo vigorosos
principios proclamados por la moderna escuela.
3. ÍM inmediación
reflejada
a través de un fallo
judicial
202. NOTICIA. — Decíamos al comenzar este capítulo destinado a registrar las más recientes aplicaciones del principio de inmediación en nuestro país, que no era fácil hallar
J02
RECIENTES APLICACIONES DEL PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN
en el texto mismo de los fallos judiciales una referencia expresa a la actitud personal del juez en su relación con las
alegaciones o ios medios de prueba. Los jueces nos dicen en
los considerandos de sus sentencias, cuál llega a ser su convicción sobre los hechos controvertidos y en qué elementos
probatorios se asienta; pero difícilmente nos confiesan cómo
y por qué especiales métodos de conocimiento han logrado
sus vivencias y en definitiva su convicción decisoria.
Por ello hemos festejado la aparición de un fallo, publicado en la revista " L a L e y " (t. 95, p. 605). donde el discurrir
del magistrado nos va exhibiendo en su carne viva la naturaleza de sus impresiones y el modo tan natural y enérgico,
apto para lograrlas, que le brinda su inmediato y personal
contacto con los elementos humanos y físicos que juegan en
la controversia.
Se trata de un juicio que versaba sobre reconocimiento
de paternidad (negada por el presunto padre, el demandado)' .
01
203. U N VOTO SINGULAR. — F.n un pasaje del voto del
camarista doctor FLRITAS, en el apartado 5 se lee; " P o r si
alguna duda pudiera quedar respecto de ia solución del caso
de autos, la audiencia convocada por este tribuna! a fs. 297
y 308, a la que concurrieron ambas partes, la hizo desaparecer, pues ella ha dejado en mi espíritu la más plena y rotunda impresión de que era 3a actora quien decía la verdad.
o
"Frente a la firmeza de sus expresiones, a los detalles
precisos de tiempo y lugar que dio respecto de su vinculación con R . G . y de la vida del mismo, que demostró conocer perfectamente, y a las reacciones emocionales que le produjeron algunas negativas del demandado,*éstc por el contrario, se manifestó reticente y a veces contradictorio, en
una situación de verdadera apatía, hasta rehuyendo enfrentar a la actora con su mirada. ¡Ésta no podía ser la conducta
de un hombre, de ser verdad su afirmación de que dolosai«i Resuello por In sala " D " de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Civil, publicado bajo el n > 13.901 en la mencionada revista.
f
LA
INMEDIACIÓN A TRAVÉS DE UN FALLO JUDICIAL
195
mente trataba de adjudicársele una hija que no le pertenecía!".
Y más adelante concluía: " P o r ultimo, agrego que en la
citada audiencia hemos podido comprobar el parecido físico
que existe entre G . y la menor M.E., lo que refuerza mi
convicción en el sentido ya indicado".
204. COMENTARIO. — Conocida esta razonable pero inusitada revelación judicial, comentamos su significado procesal en un artículo publicado en la misma revista " , donde,
entre otras cosas, dijimos: " S i las impresiones, de tal modo
recogidas, aseguran la tranquila convicción del magistrado,
por su parte tan razonado y fundado voto, satisface ampliamente nuestros anhelos de justicia". Y agregábamos: "Acostumbrados, como estamos lamentablemente, al pálido reflejo
que de los hechos reciben los jueces, sólo a través de las
inexpresivas actas de nuestro procedimiento escrito, es natural que un fallo nutrido de savia tan viva, excite el entusiasmo y nos obligue a meditar sobre la naturaleza del método capaz de alcanzar tales resultados".
En los párrafos trascritos del fallo comentado hemos hall:do la práctica aplicación de los principios examinados en
este trabajo.
Al estudiar la inmediación respecto de las pruebas, en
su sentido subjetivo (capítulo vn, ap. 2, a, p. 9 0 ) , recordando a CHIOVENDA y a través de él a PAGANO, decíamos:
"La muda lengua, la elocuencia del cuerpo, es más verídica
que las palabras \ puede ocultar menos la verdad. Todos
los signos contemplados —el rostro, el tono de la voz, el movimiento— se pierden en la escritura y faltan al juez los más
claros y ciertos argumentos".
1
2
El voto de! doctor FLEITAS demuestra que "la elocuencia del cuerpo" fue la que le permitió ver a través de las
reacciones emocionales de la actora y de las evasivas y reti>f" ISIDORO E I S K E R , í.n inmediación
en el piocesn
raid ¡urí'uUil), en " L a l e y " , I. 9 9 , p 893.
(Su examen
a rali de un
194
RECIENTES APLICACIONES DEL PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN
cencías del d e m a n d a d o , " q u i é n decía la v e r d a d " y quién faltaba a ella.
L o m i s m o , en c u a n t o a las ventajas de la observación di
recta llamada "inspección ocular o j u d i c i a l " , q u e suministró
al tribunal la convicción necesaria sobre el parentesco discutido, al c o m p r o b a r "el notable parecido físico" d e los sujetos sobre quienes versaba la litis.
L a " i n m e d i a c i ó n " lograba así ganar otra batalla en el
c a m p o de la justicia.
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