1 - AEDE

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Permítanme que empiece mi intervención subrayando tres datos.
Primero: el 46,2% de los internautas se conectan a la red para leer
noticias. Es decir, entre los consumidores de internet hay un interés
muy alto por la información (Nielsen Ret Ratings). Segundo: para
informarse, la mayoría de los usuarios de internet recurren con
preferencia a las webs de los diarios de pago. ¿Por qué? Por su
credibilidad. Porque consideran que son más veraces y rigurosos que
los buscadores, los portales tecnológicos, las agencias de noticias, las
cadenas de radio y de televisión y los sitios de servicios (Libro blanco
de la prensa diaria, presentado hace once meses). Y tercero: el 21%
de los españoles mayores de 13 años son usuarios de internet (EGM).
El dato es relevante si tenemos en cuenta otros dos: a saber, que los
diarios tienen una penetración del 36,6% (es decir, 15 puntos más) y
que los hogares españoles con banda ancha no llegan al 13% (frente al
66% de Francia y al 32% del Reino Unido). Es decir, pese a su
importancia, el mercado de internet y de la información en la red es
muy incipiente y ofrece muchas posibilidades de desarrollo.
Los retos de los diarios digitales
¿Cuáles son los retos inmediatos de los diarios digitales? El primero
de ellos es hacer una apuesta decidida por la calidad, más exactamente
por trasladar a la red la calidad de los periódicos de papel. Por
asegurar el rigor en la selección y el tratamiento de las noticias. Por
garantizar la claridad expositiva y el uso de un lenguaje directo y sin
artificios. Por evitar la confusión entre información y opinión. Por
huir del sectarismo como de la peste.
El segundo reto consiste en acercarse cada vez más a las
preocupaciones cotidianas de los lectores, lo que exige primar las
informaciones de interés humano. Los diarios digitales se parecen
mucho entre ellos, entre otras razones porque se copian demasiado, y
no siempre tienen en cuenta las características de los usuarios. El
lector de Madrid o de Sevilla no tiene porqué tener los mismos
intereses que el de Barcelona o de Bilbao. Y en la era de la
globalización, corremos el peligro de ir demasiado a remolque de las
preocupaciones informativas de los medios de influencia mundial.
Dicho de otro modo, no debemos renunciar a informar de los grandes
asuntos internacionales, pero debemos poner el acento en los
acontecimientos locales.
El tercer reto –no tomen ustedes el orden al pie de la letra— es el de
impulsar los mecanismos de participación de los internautas. El éxito
de los periódicos on line depende de la capacidad de convertir a los
usuarios en generadores y editores de contenidos, y de ofrecerles una
plataforma que les permita relacionarse entre ellos. No se trata de que
los lectores “participen” en los diarios digitales al modo en que han
participado hasta ahora en los periódicos con soporte de papel, sino de
que establezcan con los profesionales una relación de igual a igual. Es
decir, se trata de que, para ellos, internet sea una herramienta de
comunicación interactiva. Y algo más que eso: una verdadera
comunidad virtual que promueva el intercambio de experiencias. Esta
es, a mi juicio, una cuestión fundamental.
La relación de las ediciones digital y de papel. El caso de EL
PERIÓDICO
Finalmente, los periódicos deben definir la relación entre las
edicciones on line y las de papel. Por ahora, hay experiencias muy
diversas y es difícil predecir qué modelo es el más adecuado. Nadie
sabe cómo serán las redacciones dentro de diez años. Ni las empresas,
de cuyos recursos depende en gran parte el futuro. Pero el camino más
probable es el de la integración. Porque la integración es el mejor
modo de aprovechar todas las posibilidades y acentuar la
interactividad entre los medios digitales y de papel. Y porque permite
sacar partido de la complementaridad entre los dos formatos.
En nuestro caso, tanto por las características propias de la redacción
como por las circunstancias del Grupo Zeta, no hemos tomado una
decisión clara. Somos realistas. De manera que experimentamos.
Tratamos de aprovechar las sinergias. De combinar el buen hacer de
una redacción veterana y capaz con la gestión y el desarrollo
tecnológicos. Intentamos que la tecnología nos ayude a resolver
problemas, no que contribuya a crearlos. E invertimos recursos
materiales y humanos en formación.
Tenemos una redacción de 300 personas (205 redactores, 34
fotógrafos, 11 grafistas, 15 diseñadores, 35 lingüistas). Hacemos un
diario de papel en dos idiomas y también una web en dos idiomas que
se actualiza permanentemente, 24 horas al día, los siete días de la
semana. La edición digital nació en el seno de la redacción en 1995.
La componen un redactor jefe, dos jefes de sección y 11 redactores.
Todos ellos tienen el mismo estatus y las mismas condiciones que los
restantes redactores del diario y, de hecho, hay un trasvase entre ellos.
La preferencia informativa la sigue teniendo la edición en papel. La
primera fuente informativa de la web son las agencias, así como las
radios y las teles. Pero muchas noticias se reelaboran en la redacción:
se les añaden antecedentes, circunstancias, documentaciones, etc. En
algunos casos, los redactores de la edición de papel anticipan
informaciones a la web. Lo mismo hacen los fotógrafos. La web tiene
contenidos especificos: blogs, foros, fotogalerías, encuestas, etc. Y
con frecuencia, estos contenidos enriquecen la edición de papel.
Permítanme exponerles cuatro ejemplos. Primero: el primer debate
electoral de las elecciones autonómicas catalanas no lo ofreció una
cadena de televisión, sino la edición digital de EL PERIÓDICO. Lo
preparó un equipo integrado por redactores de las secciones de
Política y Local y de la web. Se emitió en directo por la red. Al día
siguiente, la edición de papel publicó el debate en su integridad y le
añadió opiniones, y la web lo reprodujo segmentado por temas (AVE,
seguridad ciudadana, infraestructuras, etc.).
Segundo ejemplo: el caso del redactor fotógrafo equipado con una
cámara digital que obtiene las fotografías que luego envía al diario
desde el portátil. Él mismo se pone en contacto con la sección on line,
que reelabora la información de agencia y publica una galería de
fotos. Desde el mismo portátil accede al sistema y escribe los textos
de la edición en papel.
Tercer ejemplo: el caso del fotógrafo redactor integrado en las tropas
de EEUU en Irak. Con una grabadora digital colgada al cuello, graba
el audio mientras dispara con su cámara. De vuelta a la base, escribe
una breve crónica y la monta como locución de una secuencia de fotos
fijas. Sobre la secuencia inserta el audio digital grabado in situ.
Cuarto ejemplo: el caso de la carta del maestro. Con ocasión de las
elecciones autonómicas del año pasado, abrimos en la web un foro
sobre los problemas ciudadanos. Hubo lectores que centraron sus
quejas en la educación. Pedimos a los usuarios de la web que nos
hicieran llegar sus opiniones sobre este asunto. Nos llegaron media
docena de cartas. Una de ellas ocupó íntegramente la portada de
nuestra edición en papel. Al día siguiente, la web recibió cerca de 200
cartas u opiniones de los lectores, una veintena de las cuales recogió
la edición en papel, de modo que, al menos durante unos días, los
medios de comunicación y los partidos tuvieron que ocuparse de la
situación que denunciaba el maestro y del debate posterior que su
denuncia había suscitado.
Así pues, nos ajustamos a lo que es posible para nosotros y
concentramos nuestro esfuerzo en lo que nos permite obtener un
rendimiento inmediato, con naturalidad y –lo que es muy importante-sin conflictos internos en la redacción.Y los resultados son
satisfactorios: respecto a los usuarios únicos, la web de EL
PERIÓDICO tenía hace un mes cerca de dos millones de lectores
mensuales (concretamente 1.953.659), con un crecimiento del 21,5%
en relación con el mes de septiembre y un aumento del 152% en el
último año, según el último informe de Nielsen. En páginas vistas, las
cifras de la OJD certifican un aumento del 15,2% en octubre con
respecto al mes anterior y un crecimiento del 54% en el último año,
con un total de más de 35 millones de páginas mensuales. Además, la
permanencia en la web de los usuarios es superior a los 15 minutos,
un tiempo de visita razonablemente alto. Y finalmente, otro dato
relevante: un tercio de los lectores del diario de papel son usuarios de
la web.
Todo ello nos ha permitido poner las bases de una comunidad virtual
–la comunidad de EL PERIÓDICO— que cuenta ya con experiencias
incipientes pero valiosas. Me referiré solo a una de ellas: con ocasión
de los problemas que sufre actualmente la red de Cercanías de
Barcelona, decenas de usuarios mandan todos los días a la web
informaciones, comentarios y opiniones, y algunos incluso fotos y
vídeos hechos con el móvil, de los que se sirven al momento otros
usuarios, principalmente para informarse. Algo parecido sucedió hace
cuatro meses, cuando se produjo el apagón de Barcelona. Pero entre el
primero de los acontecimientos y el segundo las intervenciones de los
usuarios se han multiplicado por tres, lo que da idea de cuánto
podemos avanzar en este campo.
Los diarios tienen futuro
El de internet es uno de los retos de los diarios de pago y uno de los
riesgos a los que estos deben hacer frente, junto con los que provienen
de la vitalidad de las radios y las teles --que informan de todo y que
están en condiciones de hacerlo las 24 horas del día--, y de los
periódicos gratuitos. Pero internet no es –no debe ser-- una amenaza
para los diarios. Permítanme recordar algunos datos de la Asociación
Internacional de Periódicos relativas a los diarios de pago, es decir,
sin contar los gratuitos: las ventas de los periódicos han aumentado el
9,4% en cinco años en todo el mundo. El año pasado se vendieron 515
millones, 27 más que en el 2002. Desde ese año los ingresos
publicitarios han crecido el 15%. En el 2006 la cuota de la prensa en
el mercado publicitario era del 30%, solo ocho puntos menos que la
de la televisión. En Europa, la tendencia a la baja de las ventas
empieza a corregirse: el año pasado, la difusión de la prensa aumentó
entre el 1,5% y el 2,6% en Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido,
cuatro de los países en los que más había descendido en los años
precedentes. Todo ello, repito, sin contar los periódicos gratuitos. En
España, las ventas de los periódicos de pago solo han bajado el 1,13%
en los últimos cinco años. Y en Catalunya aumentan de manera
significativa. Por ceñirme al caso de EL PERIÓDICO, ha pasado de
poco más de 150.000 ejemplares de difusión total en enero del 2006 a
cerca de 200.000 ejemplares en la actualidad. Y la venta al número, es
decir, en el quiosco, ha pasado de 96.000 a 140.000 en el mismo
periodo de tiempo.
No hay, pues, motivo alguno para dar la razón a quienes proclaman
que los periódicos ya no sirven ni para envolver la merluza. Estudios
recientes muestran que la prensa acaba de desbancar a la televisión
entre los medios de comunicación españoles con más credibilidad: el
35% de los ciudadanos confían sobre todo en los diarios. Así que,
pese a las incertidumbres económicas y financieras, y a las derivadas
de la globalización informativa, también nosotros debemos confiar en
ellos. Los diarios tienen futuro. En papel y en la red. Y, en parte,
gracias precisamente a la red. Tienen futuro. A condición de que
hagan participar activamente a los lectores. A condición de que sean
ellos, y no los grupos políticos, económicos y sociales más poderosos,
los que marquen las pautas de la información. A condición de que
sean capaces de contarles historias que les conmuevan y de
contárselas con rigor y claridad. A condición de que no se alejen de
sus preocupaciones cotidianas. A condición de que les ofrezcan
elementos de análisis que les permitan formarse sus propias
opiniones. Es decir, a condición de que les sirvan y no se sirvan de
ellos. Si se hace todo eso en los periódicos de papel y en los diarios
digitales, y si se aprovechan a fondo las facilidades que las modernas
tecnologías les ofrecen, los diarios tienen futuro. Pero es necesario
que se lo crean.
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