Puntos sobresalientes Hechos 8 a 10

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Puntos sobresalientes Hechos 8 a 10, semana del 24 de Junio
discípulos favorecen la llegada del mensaje a territorios más lejanos.
Como veremos, en tiempos modernos han ocurrido fenómenos
parecidos.
Capítulo 8
w08 15/5 Siga el ejemplo de Pablo y progresará espiritualmente
3. a) ¿Quién era Felipe? b) ¿Por qué era Samaria, en su mayoría, un
terreno virgen para la evangelización? c) ¿Qué había
predicho Jesús acerca de Samaria?
8. ¿Cómo trataba Saulo a los que no practicaban el judaísmo?
Aprendió a amar al prójimo
Antes de convertirse al cristianismo, Saulo había sido un judío
devoto que apenas se había interesado por la gente que no practicaba
el judaísmo (Hech. 26:4, 5). Presenció con beneplácito la lapidación de
Esteban a manos de algunos judíos. Al ser testigo de aquella ejecución,
que posiblemente consideraba un castigo bien merecido, Saulo debió
sentirse envalentonado (Hech. 6:8-14; 7:54–8:1). El relato inspirado
dice: “Saulo empezó a tratar atrozmente a la congregación. Iba
invadiendo una casa tras otra y, sacando a rastras tanto a varones
como a mujeres, los entregaba a la prisión” (Hech. 8:3). Además, Saulo
llegó al extremo de “perseguirlos hasta en las ciudades de afuera”
(Hech. 26:11).
8
4. ¿Qué recepción tuvo la predicación de Felipe en Samaria, y qué
factores deben de haber contribuido a ello?
“Los que habían sido esparcidos” (Hechos 8:4-8)
Uno de “los [...] esparcidos” era Felipe (Hech. 8:4; véase el
recuadro de la página 53 “Felipe, ‘el evangelizador’”). Se dirigió a la
ciudad de Samaria, cuyos habitantes no habían oído por lo general el
mensaje del Reino, ya que, en su momento, Jesús había dado esta
orden a los apóstoles: “No entren en ciudad samaritana; sino, más
bien, vayan continuamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel”
(Mat. 10:5, 6). Sin embargo, Cristo sabía que Samaria terminaría
recibiendo testimonio cabal, sí, un testimonio completo y exhaustivo.
De hecho, antes de ascender al cielo dijo: “Serán testigos de mí tanto
en Jerusalén como en toda Judea, y en Samaria, y hasta la parte más
distante de la tierra” (Hech. 1:8).
3
w98 1/11 págs. 4-5 Cómo resolver los problemas pacíficamente
¿Cómo evitaremos seguir el proceder cainita de recurrir a la fuerza
física para resolver los problemas?
Felipe pudo ver que, espiritualmente hablando, los campos de
Samaria estaban ya maduros, sí, “blancos para la siega” (Juan 4:35).
En efecto, sus habitantes recibieron el mensaje como un soplo de aire
fresco, y es fácil entender por qué. Para empezar, quien lo anunciaba
no era un judío típico, ya que aceptaba relacionarse con ellos y no los
menospreciaba. Tampoco se parecía para nada a los intolerantes
fariseos, pues se dirigía a todos, sin distinción de clases. Al
predicarles con entusiasmo y sin favoritismos, Felipe demostró que
no era uno más de esos judíos despectivos. Por eso, no es de
extrañar que los samaritanos, en grandes números, decidieran
escucharlo “de común acuerdo” (Hech. 8:6).
4
De la violencia a la tolerancia
Repasemos el caso de cierto hombre que contempló y aprobó el
asesinato de Esteban, primer mártir cristiano (Hechos 7:58; 8:1). El
hombre en cuestión, Saulo de Tarso, no estaba de acuerdo con las
creencias religiosas de Esteban, y apoyó su brutal asesinato por
considerarlo una manera justificada de acabar con sus actividades. Es
verdad que posiblemente Saulo no era violento en todo campo de la
vida, pero estaba dispuesto a aceptar la violencia como un recurso para
resolver algunos problemas. Inmediatamente después de la muerte de
Esteban, “empezó a tratar atrozmente a la congregación [cristiana]. Iba
invadiendo una casa tras otra y, sacando a rastras tanto a varones
como a mujeres, los entregaba a la prisión” (Hechos 8:3).
it-1 pág. 293 Bautismo
Según el biblista Albert Barnes, la palabra griega que en este texto
se traduce por “tratar atrozmente” denota la devastación que pueden
causar los animales salvajes, como leones y lobos. “Saulo —dice
Barnes— asoló con furia la iglesia como un animal salvaje: una
expresión fuerte que denota el empeño y la furia con los que se dio a
perseguirla.” Cuando se dirigió a Damasco para atrapar a más
seguidores de Cristo, “[respiraba] todavía amenaza y asesinato contra
los discípulos del Señor [Cristo]”. En el camino, habló con él Jesús
resucitado, lo que resultó en su conversión al cristianismo (Hechos 9:119).
Cuando en Samaria oyeron y creyeron “las buenas nuevas del
reino de Dios y del nombre de Jesucristo, procedieron a bautizarse”,
pero como especifica el registro bíblico, los bautizados fueron
‘varones y mujeres’, no niños. (Hch 8:12.)
g91 8/8 pág. 13 ¿Es un requisito cristiano la confirmación?
¿Tiene base bíblica?
Como base para la confirmación suele citarse el relato registrado
en Hechos 8:14-17. Sin embargo, esta imposición de las manos para
recibir espíritu santo fue un caso singular. ¿Por qué? Veamos: Los
samaritanos no eran prosélitos judíos. Ellos llegaron a ser los
primeros no israelitas que se integraron en la congregación cristiana.
El relato bíblico dice que cuando el discípulo Felipe predicó en
Samaria, muchos samaritanos “procedieron a bautizarse, tanto
varones como mujeres”, pero, por cierta razón, no recibieron de
inmediato el espíritu santo. (Hechos 8:12.) ¿Por qué razón?
bt cap. 7 “Declaró las buenas nuevas acerca de Jesús”
1, 2. ¿De qué manera les sale mal la jugada a quienes tratan de
impedir la evangelización en el siglo I?
ACABA de desatarse una ola de persecución encarnizada. Saulo
se abalanza sobre la congregación y la comienza a “tratar atrozmente” o
—según el sabor del verbo griego original— con una crueldad propia de
fieras salvajes (Hech. 8:3). Los discípulos salen huyendo, y muchos tal
vez crean que este adversario conseguirá estrangular el cristianismo.
Sin embargo, la dispersión de tantos fieles aportará beneficios
inesperados. ¿Cuáles?
Recordemos que fue a Pedro a quien Cristo Jesús encomendó
“las llaves del reino”, es decir, el privilegio de presentar por primera
vez a diferentes grupos de conversos la oportunidad de entrar en el
“reino de los cielos”. (Mateo 16:19.) De modo que hasta que no fueron
Pedro y Juan a Samaria e impusieron sus manos sobre esos
discípulos no judíos, no se derramó sobre ellos el espíritu santo como
señal de que llegarían a ser miembros del “reino de los cielos”
2 El hecho es que, en muy poco tiempo, “los [...] esparcidos” ya
están “declarando las buenas nuevas de la palabra” en las tierras donde
se refugian (Hech. 8:4). ¡Imagínese! La persecución no solo
no consigue frenar la obra del Reino, sino que amplía su campo de
acción. A los enemigos les sale mal la jugada: disgregando al grupo de
El New Dictionary of Theology dice sobre ambos relatos: “No se
puede rastrear la continuidad directa de [esta] costumbre hasta esos
1
sucesos, y aunque dichos sucesos proveyesen algún precedente, es
dudoso que debieran considerarse normativos para la iniciación
cristiana de la misma forma que lo es el bautismo en agua. [...] En los
Hechos de los Apóstoles hay muchas ocasiones en las que se habla del
bautismo en agua sin que después haya una imposición de manos (de
modo que, en realidad, estos sucesos [los de los capítulos 8 y 19] son
excepciones)”. En efecto, fueron actos excepcionales para unas
circunstancias excepcionales.
ella”, es decir, era su ministro de finanzas. El funcionario leía la
Palabra de Dios para instruirse. (Hechos 8:27, 28.)
El New Dictionary of Theology concluye: “El rito denominado
‘confirmación’ ha llegado a ser un ‘rito en busca de una teología’”. De
hecho, es un ritual no bíblico, producto de enseñanzas erróneas y que
no se exige como requisito para los cristianos
Felipe se puso a correr junto al carro y oyó al etíope leer las
siguientes palabras: “Como oveja fue llevado al degüello; y como
cordero que es mudo ante el que lo trasquila, así él no abre su boca.
Durante su humillación apartaron de él el juicio. ¿Quién referirá los
detalles de su generación? Porque su vida se quita de la tierra”.
(Hechos 8:32, 33.)
El evangelizador Felipe se hallaba en las inmediaciones. Un
ángel le había indicado que se dirigiera a este lugar, y una vez allí, se
le dijo: “Acércate y únete a este carro”. (Hechos 8:26, 29.) Podemos
imaginarnos a Felipe preguntándose: ‘¿Quién es este hombre? ¿Qué
está leyendo? ¿Por qué se me ha pedido que salga a su encuentro?’.
w86 15/8 Guárdese de abusar del poder
Felipe se dio cuenta enseguida de que se trataba de un pasaje
de Isaías. (Isaías 53:7, 8.) El etíope no entendía lo que estaba
leyendo. Felipe entabló una conversación con él preguntándole:
“¿Verdaderamente sabes lo que estás leyendo?”, a lo que el etíope
replicó: “¿Realmente, cómo podría hacerlo, a menos que alguien me
guiara?”. Acto seguido, suplicó a Felipe que subiera al carro. (Hechos
8:30, 31.)
9. ¿Qué es el abuso del poder conocido como simonía, y por qué se le
llama así?
10, 11. ¿Cómo pudieran los ancianos ser víctimas del lazo de la
simonía?
Superintendentes viajantes
“¿Qué impide que yo sea bautizado?”
9 Los cristianos en puestos de responsabilidad, en particular los
superintendentes viajantes que representan a la Sociedad Watch
Tower, deben tener cuidado de no llegar a ser culpables, ya sea
voluntaria o involuntariamente, de lo que se conoce como simonía. El
término proviene del Simón que se menciona en Hechos 8:9-24, quien
ofreció a los apóstoles dinero a cambio del don de poder impartir
espíritu santo por medio de la imposición de las manos. Lucas registra
lo siguiente: “Pedro le dijo: ‘Perezca tu plata contigo, porque pensaste
conseguir posesión de la dádiva gratuita de Dios mediante dinero. No
tienes tú ni parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es
recto a vista de Dios. Arrepiéntete, por lo tanto, de esta maldad tuya, y
ruega intensamente a Jehová que, si es posible, se te perdone el
proyecto de tu corazón’”. Esta también fue una práctica notoria entre los
representantes de la Iglesia Católica Romana en épocas pasadas. Una
enciclopedia informa que “este delito se hizo muy común en la Iglesia
durante los siglos XI y XII”.
“Ruégote —dijo el etíope a Felipe—: ¿De quién dice esto el
profeta? ¿De sí mismo, o de algún otro hombre?” (Hechos 8:34.)
No era extraño que estuviera confundido, ya que la identidad de la
“oveja”, o “siervo”, de la profecía de Isaías había sido un misterio
durante mucho tiempo. (Isaías 53:11.) ¡Qué claramente debió
entender dicha identidad cuando Felipe le declaró “las buenas nuevas
acerca de Jesús”! Al cabo de un rato, el etíope exclamó: “¡Mira! Agua;
¿qué impide que yo sea bautizado?”. De manera que Felipe lo bautizó
de inmediato. (Hechos 8:35-38.)
¿Fue esta una decisión precipitada? De ningún modo. El etíope
era un judío prosélito, así pues, ya adoraba a Jehová y poseía cierto
conocimiento de las Escrituras, lo que incluía las profecías
mesiánicas. De todas formas, su conocimiento era incompleto. Pero
al recibir esta información trascendental relativa a la función de
Jesucristo, captó lo que Dios requería de él y estuvo dispuesto a
acatarlo. Por lo tanto, era apropiado que se bautizara. (Mateo 28:1820; 1 Pedro 3:21.)
Pero, ¿cómo pudieran siervos de Jehová pecar en lo que a esto
respecta? A menos que tengan mucho cuidado, pudieran inclinarse a
recomendar a un anciano para que se le dé una asignación en la
asamblea de circuito o el programa de la asamblea de distrito debido a
la excelente hospitalidad o a los regalos generosos que hayan recibido
de él. De hecho, ha habido casos en que un anciano ha dado regalos
generosos y al mismo tiempo ha traído a colación la posibilidad de
recibir algún privilegio especial. Parece que tales personas no se
contentaban con portarse como “uno de los menores”, dejando que el
espíritu santo motivara a aquellos en puestos de responsabilidad a
hacer nombramientos teocráticos. (Lucas 9:48.) Bajo tales
circunstancias no se han aceptado dichos regalos, dándose de esta
manera un ejemplo excelente de no abusar del don del poder. ¡Todos
estos ejemplos muestran lo cuidadosos que deben ser los ancianos
prominentes para evitar la mancha de la simonía!
10
Después de esto, “el espíritu de Jehová prontamente condujo a
otro lugar a Felipe”. Este emprendió otra asignación, y el etíope, por
su parte, “siguió su camino regocijándose”. (Hechos 8:39, 40.)
¿Qué lección aprendemos?
Los siervos de Jehová de la actualidad tenemos la obligación de
ayudar a las personas sinceras a aprender la verdad de la Palabra de
Dios. A muchos les ha dado buenos resultados presentar las buenas
nuevas mientras viajan o en otras circunstancias informales. Como
consecuencia de la predicación del Reino, cada año se bautizan
cientos de miles de personas como símbolo de su dedicación a
Jehová Dios.
11 Además, en ocasiones quizás sea necesario que un ministro
viajante le dé consejo firme a un anciano. Pero si repetidas veces el
ministro viajante ha recibido regalos o ha disfrutado de la hospitalidad
de ese anciano, quizás halle difícil darle consejo directo. ¿Impedirán las
consideraciones egoístas que este hermano cumpla con su
responsabilidad de dar el consejo necesario? ¿Pondrá él los intereses
espirituales de sus hermanos por delante de los beneficios materiales
personales? Sí, ¿tratará él de agradar a Dios o a los hombres? (Gálatas
1:10.)
Claro está que a los nuevos no se les debe apremiar para que se
bauticen. Primero tienen que adquirir conocimiento exacto de Jehová
Dios y de su Hijo, Jesucristo. (Juan 17:3.) Después han de
arrepentirse, abandonar su conducta incorrecta y volverse a fin de
cumplir con las normas divinas. (Hechos 3:19.) Este proceso toma
tiempo, sobre todo si los pensamientos y la conducta incorrectos
están muy arraigados. Pero aunque los nuevos deben pensar
seriamente en lo que implica el discipulado cristiano, pueden esperar
grandes bendiciones de entablar una relación estrecha con Jehová
Dios. (Compárese con Lucas 9:23; 14:25-33.) Los testigos de Jehová
dirigen con entusiasmo a tales nuevos a la organización que Dios
está usando para efectuar su voluntad. (Mateo 24:45-47.) Como el
etíope, estos se alegrarán de conocer los requisitos de Dios y
cumplirlos.
w96 15/7 págs. 8-9
Hicieron la voluntad de Jehová
Felipe bautiza a un funcionario etíope
MIENTRAS viajaba en su carro, un etíope aprovechaba bien el
tiempo. Leía en voz alta, lo cual era una costumbre de los viajeros del
siglo primero. Este hombre en particular era un funcionario “en poder
bajo Candace reina de los etíopes”. “Estaba sobre todo el tesoro de
w96 15/7 págs. 8-9 Felipe bautiza a un funcionario etíope
2
“¿Qué impide que yo sea bautizado?”
13 Sin dilación, Saulo puso en práctica lo que había aprendido.
Una vez que recobró la vista, se bautizó y entabló una estrecha
relación con los discípulos de Damasco. Lo que es más,
“inmediatamente en las sinagogas se puso a predicar a Jesús” y
demostrar que era “el Hijo de Dios” (Hech. 9:20).
“Ruégote —dijo el etíope a Felipe—: ¿De quién dice esto el
profeta? ¿De sí mismo, o de algún otro hombre?” (Hechos 8:34.) No era
extraño que estuviera confundido, ya que la identidad de la “oveja”, o
“siervo”, de la profecía de Isaías había sido un misterio durante mucho
tiempo. (Isaías 53:11.) ¡Qué claramente debió entender dicha identidad
cuando Felipe le declaró “las buenas nuevas acerca de Jesús”! Al cabo
de un rato, el etíope exclamó: “¡Mira! Agua; ¿qué impide que yo sea
bautizado?”. De manera que Felipe lo bautizó de inmediato. (Hechos
8:35-38.)
14 ¿Qué enseña este ejemplo a quienes están estudiando la
Biblia pero aún no han llegado a bautizarse? La importancia de poner
por obra lo que aprenden. Es cierto que Saulo fue testigo presencial
de un milagro de Cristo, lo que sin duda lo ayudó a actuar con
decisión. Pero no olvidemos que hubo personas que también vieron
milagros de Jesús y, sin embargo, reaccionaron con apatía o incluso
con hostilidad. Esto fue lo que sucedió con los fariseos que lo vieron
curar a un hombre que tenía la mano seca, así como con muchos
judíos que podían dar fe de que había resucitado a Lázaro (Mar. 3:16; Juan 12:9, 10). Pero Saulo no fue como ellos, sino que se dejó
transformar. ¿A qué se debió la diferencia? A que temía más a Dios
que al hombre y valoraba enormemente la misericordia que le había
demostrado Cristo (Fili. 3:8). Así pues, si aún no somos
evangelizadores o cristianos bautizados, imitemos su buena actitud y
no permitamos que nada ni nadie nos impida reunir las condiciones
necesarias para serlo.
¿Fue esta una decisión precipitada? De ningún modo. El etíope era
un judío prosélito, así pues, ya adoraba a Jehová y poseía cierto
conocimiento de las Escrituras, lo que incluía las profecías mesiánicas.
De todas formas, su conocimiento era incompleto. Pero al recibir esta
información trascendental relativa a la función de Jesucristo, captó lo
que Dios requería de él y estuvo dispuesto a acatarlo. Por lo tanto, era
apropiado que se bautizara. (Mateo 28:18-20; 1 Pedro 3:21.)
Capítulo 9
w90 1/6 Ande en el temor de Jehová
be lección 26 pág. 170 párr. 2 Desarrollo lógico de la información
10, 11. ¿Qué le sucedió a Saulo de Tarso en el camino a Damasco y
poco después?
Con relación al ministerio de Saulo (Pablo) en Damasco, Hechos
9:22 dice que el apóstol “confundía a los judíos que moraban en
Damasco al probar lógicamente que este es el Cristo”. ¿Qué suponía
esa prueba lógica? Como muestra el relato de sus actividades
posteriores en Antioquía y Tesalónica, Pablo se basaba primero en el
hecho de que los judíos aceptaban las Escrituras Hebreas y
afirmaban creer lo que ellas dicen sobre el Mesías. Luego escogía
secciones de las Escrituras que trataban sobre la vida y el ministerio
de este. Las leía y las comparaba con lo que Jesús experimentó. Por
último, llegaba a la conclusión obvia: que Jesús era el Cristo, o
Mesías (Hech. 13:16-41; 17:2, 3). Si usted también presenta con
lógica la verdad bíblica, esta persuadirá a sus oyentes.
La conversión de un perseguidor
10 Mientras tanto, Saulo se esforzaba por hacer que los seguidores
de Jesús repudiaran su fe ante la amenaza de sufrir encarcelamiento o
muerte (9:1-18a). El sumo sacerdote (probablemente Caifás) le dio
cartas para las sinagogas de Damasco que lo autorizaban a traer
atados a Jerusalén a hombres y mujeres que pertenecieran “al Camino”,
o el modo de vivir basado en el ejemplo de Cristo. Como al mediodía,
cerca de Damasco, una luz fulguró desde el cielo y una voz preguntó:
“Saulo, ¿por qué me estás persiguiendo?”. Los acompañantes de Saulo
oyeron “el sonido de una voz”, pero no entendieron lo que se dijo.
(Compárese con Hechos 22:6, 9.) Aquella revelación parcial del
glorificado Jesús bastó para cegar a Saulo. Dios utilizó al discípulo
Ananías para devolverle la vista.
w98 15/4 págs. 20-21 Bernabé, el “Hijo del Consuelo”
Hacia el año 36 E.C., Saulo de Tarso (el futuro apóstol Pablo), ya
cristiano para entonces, intentaba comunicarse con la congregación
de Jerusalén, “pero todos le tenían miedo, porque no creían que fuera
discípulo”. ¿Cómo podía Saulo convencer a la congregación de que
su conversión era auténtica y no una simple estratagema para seguir
persiguiéndola? “Bernabé vino en socorro de él y lo condujo a los
apóstoles.” (Hechos 9:26, 27; Gálatas 1:13, 18, 19.)
Después de su bautismo, el ex perseguidor llegó a ser objeto de
persecución (9:18b-25). Los judíos de Damasco querían eliminar a
Saulo. Sin embargo, por la noche los discípulos lo bajaron por una
abertura en el muro, probablemente en un gran cesto hecho de sogas o
ramitas trenzadas. (2 Corintios 11:32, 33.) La abertura puede haber sido
una ventana del hogar de algún discípulo, cuyo hogar estuviera
construido en el muro. No era un acto de cobardía eludir a los enemigos
y seguir con la predicación.
11
9. ¿Actuó siempre Cristo mediante ángeles o el cuerpo gobernante? Dé
un ejemplo.
No se nos dice por qué Bernabé confió en Saulo. En cualquier
caso, el “Hijo del Consuelo” hizo honor a su sobrenombre al
escucharle y ayudarle a salir de un aprieto sin solución aparente.
Aunque luego Saulo regresó a su Tarso natal, se había trabado una
amistad entre los dos hombres. En años subsiguientes, aquello
tendría importantes consecuencias (Hechos 9:30).
La dirección personal de Cristo
w87 1/8 Cristo dirige activamente a Su congregación
Así, desde los mismísimos comienzos de la congregación
cristiana Cristo tuvo a su disposición el espíritu santo, a ángeles y a un
cuerpo gobernante visible para dirigir activamente a sus discípulos en la
Tierra. A veces hasta actuó personalmente. Por ejemplo, Cristo convirtió
personalmente a Saulo de Tarso. (Hechos 9:3-6.) Tres días después
Jesús habló directamente a “cierto discípulo” llamado Ananías. Jesús le
reveló la misión de tres aspectos que tenía para Saulo, al declarar:
“Este hombre me es un vaso escogido para llevar mi nombre a las
naciones así como a reyes y a los hijos de Israel”. (Hechos 9:10-15.)
Cristo llamó a Saulo para una obra particular. Así, Saulo llegó a ser un
apóstol, o un enviado, mejor conocido como el apóstol Pablo.
12, 13. Al tiempo de la primera visita de Pablo a Jerusalén como
cristiano, ¿qué suceso mostró que Cristo respaldaba las
decisiones que tomaban los hermanos responsables de
aquella ciudad?
w87 1/8 Cristo dirige activamente a Su congregación
9
Cristo respaldó a los miembros del cuerpo gobernante
Cuando el apóstol Pablo por primera vez se comunicó con los
discípulos en Jerusalén, ellos, como fácilmente se puede entender,
vacilaron en cuanto a reunirse con él. “De modo que Bernabé vino en
socorro de él y lo condujo a los apóstoles.” (Hechos 9:26, 27.) Pablo
pasó 15 días con el apóstol Pedro. También conoció al medio
hermano de Jesús, Santiago, que para entonces era uno de los
ancianos de la congregación de Jerusalén. (Gálatas 1:18, 19.)
Pasajes subsiguientes de Hechos muestran que los ancianos de
Jerusalén llegaron a ser parte del cuerpo gobernante de la
congregación cristiana primitiva, junto con los 12 apóstoles. (Hechos
15:2; 21:18.)
12
bt cap. 8 “La congregación [...] entró en un período de paz”
13, 14. ¿Qué enseña el ejemplo de Saulo a quienes están estudiando la
Biblia pero aún no se han bautizado?
“Se puso a predicar a Jesús” (Hechos 9:18-30)
3
13 Pablo testificó a los judíos de habla griega durante las dos
semanas que pasó en Jerusalén, pero “éstos hicieron esfuerzos por
eliminarlo”. Lucas añade que “cuando los hermanos descubrieron esto,
lo llevaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso”. (Hechos 9:28-30.) Pero
¿quién estuvo detrás de aquella sabia decisión? Años después, cuando
estuvo relatando este mismo episodio de su vida, Pablo dijo que Jesús
se le había aparecido y le había dado la instrucción de salir rápidamente
de Jerusalén. Cuando Pablo objetó, Jesús señaló: “Ponte en camino,
porque yo te enviaré a naciones lejanas”. (Hechos 22:17-21.) Desde el
cielo Cristo seguía cuidadosamente lo que estaba sucediendo, y actuó
tanto por medio de los hermanos responsables de Jerusalén como
directamente al hablar a Pablo.
directamente sobre el cuerpo, y mantos que se usaban encima.
No sabemos si Dorcas corría con los gastos de la tela o si solo
aportaba el trabajo. En todo caso, era muy querida por su bondad y
por sus “dádivas de misericordia”.
El cuadro que encontró el apóstol al entrar en el aposento debió de
conmoverlo profundamente. El estudioso Richard Lenski explica: “Era
un lamento muy distinto del que hubo en casa de Jairo, con el ruido
de los flautistas y las lloronas de alquiler. De ningún modo era tan
fingido” (Mat. 9:23). Se trataba, más bien, de una sentida muestra de
dolor. Como en el relato no se habla de ningún marido, muchos
opinan que tenía que estar soltera.
Cuando Cristo comisionó a sus discípulos, les dio poderes y les dijo:
“Levanten muertos” (Mat. 10:8). Sin embargo, aunque Pedro había
visto a Jesús devolver la vida a varios difuntos, entre ellos la hija de
Jairo, no hay constancia de que ningún apóstol hubiera efectuado
antes un milagro así (Mar. 5:21-24, 35-43). Pedro sacó del aposento a
los presentes e hizo una ferviente oración, y Tabita abrió los ojos y se
incorporó. ¡Qué alegría tuvieron que sentir las viudas y los demás
discípulos de Jope en el momento en que Pedro les presentó viva a
su amada hermana! (Hech. 9:40-42.)
w08 15/5 pág. 31 Puntos sobresalientes del libro de Hechos
Lecciones para nosotros:
9:23-25. Eludir a nuestros enemigos para seguir predicando no es
cobardía.
9:28-30. Si resulta física, moral o espiritualmente peligroso predicar
en ciertos vecindarios o a ciertas personas, debemos ser prudentes y
selectivos respecto a dónde y cuándo predicamos.
w11 1/6 pág. 18 ¿Lo sabía?
9:31. En épocas de paz relativa debemos procurar fortalecer
nuestra fe mediante el estudio y la meditación. Estos hábitos nos
ayudarán a andar en el temor de Jehová, pues pondremos en práctica
lo que aprendemos y seremos celosos en el ministerio.
¿Tiene alguna relevancia que el apóstol Pedro se alojara en casa
de un curtidor antes de visitar a Cornelio?
▪ El relato del libro de Hechos cuenta que Pedro permaneció
“bastantes días [...] en Jope con cierto Simón, curtidor”, cuya casa
estaba “junto al mar” (Hechos 9:43; 10:6). Los judíos consideraban
inmundo y degradante el oficio de curtidor; de hecho, el Talmud lo
consideraba peor que quien se dedicaba a recoger excrementos de
perro. Por su trabajo, Simón tenía contacto diario con cadáveres de
animales, lo que lo convertía en una persona inmunda
ceremonialmente hablando (Levítico 5:2; 11:39). Según diversas
fuentes, es muy probable que utilizara agua marina en sus tareas y
que, debido a “lo maloliente del proceso”, su negocio estuviese
situado a las afueras de la ciudad.
w90 1/6 Ande en el temor de Jehová
13. Porque Dios lo capacitó para ello, ¿qué milagros ejecutó Pedro en
Lida y Jope?
¡Gentiles se hacen creyentes!
Pedro también se mantenía ocupado (9:32-43). En Lida (ahora
Lod), en la llanura de Sarón, sanó al paralítico Eneas. Aquella curación
hizo que muchos se volvieran al Señor. En Jope, la amada discípula
Tabita (Dorcas) enfermó y murió. Cuando llegó Pedro, unas viudas le
mostraron, llorando, las prendas de vestir que Dorcas había hecho y
que tal vez ellas llevaban puestas. Pedro resucitó a Dorcas, y cuando
se difundieron las noticias de esto, muchos se hicieron creyentes. En
Jope, Pedro se hospedó en la casa de Simón el curtidor, la cual estaba
junto al mar. Los curtidores remojaban pieles de animales en el mar y
las trataban con cal antes de quitarles el pelo. Las pieles se convertían
en cuero por medio de curtirlas con un líquido procedente de ciertas
plantas.
13
Pese a todo, Pedro no tuvo reparos en alojarse con Simón. Esta
acción indica que tal vez había aprendido a rechazar, a imitación de
Jesús, los prejuicios de los judíos contra la gente que consideraban
inmunda (Mateo 9:11; Lucas 7:36-50).
Capítulo 10
bt cap. 8 “La congregación [...] entró en un período de paz”
DORCAS “ABUNDABA EN BUENOS HECHOS”
En la ciudad portuaria de Jope vivía una cristiana muy querida por sus
hermanos en la fe debido a sus abundantes “buenos hechos y [...]
dádivas de misericordia” (Hech. 9:36). Era conocida por su nombre
griego, Dorcas, que significa “Gacela”, y por su equivalente arameo,
Tabita. Esta costumbre de usar dos nombres propios (uno hebreo o
arameo y el otro griego o latino) era muy común entre los judíos que
vivían en zonas donde había muchos gentiles.
Por lo visto, Dorcas enfermó y murió de forma inesperada. De acuerdo
con la costumbre de la época, la lavaron para el entierro y la colocaron
en un aposento alto, tal vez en su propia casa. En Oriente Medio, las
altas temperaturas exigían que los funerales tuvieran lugar el mismo día
de la defunción, o a lo sumo un día después. Al enterarse los cristianos
de Jope de que Pedro se encontraba en la cercana Lida —a solo
18 kilómetros (11 millas), o cuatro horas de camino—, decidieron
avisarle, pues había tiempo para que él acudiera antes del sepelio.
Despacharon dos hombres con el mensaje de que se acercara cuanto
antes (Hech. 9:37, 38). Según explica un erudito, “en el judaísmo
temprano era habitual enviar emisarios en parejas, en parte para que
uno validara el testimonio del otro”.
El relato indica qué sucedió a la llegada de Pedro: “Lo condujeron al
aposento de arriba; y todas las viudas se le presentaron llorando y
exhibiendo muchas prendas de vestir interiores y exteriores que Dorcas
solía hacer mientras estaba con ellas” (Hech. 9:39). En efecto, una de
las cosas que le habían ganado el cariño de la congregación era su
afición a coser para los demás. Les hacía túnicas, que se llevaban
w90 1/6 Ande en el temor de Jehová
14. a) ¿Quién era Cornelio? b) ¿Qué podía decirse de las oraciones
de Cornelio?
15. ¿Qué sucedió mientras Pedro oraba en la azotea de la casa de
Simón?
16, 17. a) ¿Qué dijo Pedro a Cornelio y a los que estaban reunidos en
su casa? b) ¿Qué aconteció mientras Pedro todavía
hablaba?
14 En aquel tiempo (36 E.C.) tuvo lugar un suceso notable en otra
localidad (10:1-8). En Cesarea vivía un gentil devoto llamado
Cornelio, un centurión romano que estaba al mando de unos cien
hombres. Dirigía “la banda italiana”, la cual parece que estaba
compuesta de reclutas de entre los ciudadanos romanos y los libertos
de Italia. Aunque Cornelio temía a Dios, no era prosélito judío. En una
visión un ángel le dijo que sus oraciones habían “ascendido como
recuerdo delante de Dios”. A pesar de que Cornelio aún no se había
dedicado a Jehová, su oración recibió respuesta. Pero como le indicó
el ángel, él mandó buscar a Pedro.
15 Mientras tanto, Pedro tuvo una visión cuando oraba en el techo
de la casa de Simón (10:9-23). En un arrobamiento vio descender del
cielo un receptáculo, como una sábana, lleno de criaturas que se
arrastraban, aves y cuadrúpedos inmundos. Después que se le
mandó que degollara y comiera, Pedro dijo que nunca había comido
4
nada contaminado. “Deja tú de llamar contaminadas las cosas que Dios
ha limpiado”, se le dijo. La visión dejó perplejo a Pedro, pero él siguió la
dirección del espíritu. Por eso, él y seis hermanos judíos acompañaron
a los emisarios de Cornelio. (Hechos 11:12.)
lo que implica predicar el Reino a todo el mundo, prescindiendo de su
aspecto, raza, nacionalidad o religión.
km 2/03 pág. 3 Prediquemos y demos testimonio cabal
Ahora los primeros gentiles estaban a punto de oír las buenas
nuevas (10:24-43). Cuando Pedro y sus acompañantes llegaron a
Cesarea, ya Cornelio, sus parientes y sus amigos íntimos los estaban
esperando. Cornelio cayó a los pies de Pedro, pero el apóstol rehusó
humildemente aquel homenaje. Habló de cómo había ungido Jehová a
Jesús con espíritu santo y poder como el Mesías, y explicó que toda
persona que ejerce fe en él recibe perdón de pecados.
16
1 En calidad de “caudillo y comandante”, Jesús preparó a sus
discípulos para la enorme obra de predicación que les esperaba (Isa.
55:4; Luc. 10:1-12; Hech. 1:8). El apóstol Pedro aludió a la comisión
de Jesús en estos términos: “Nos ordenó que predicáramos al pueblo
y que diéramos testimonio cabal de que este es Aquel de quien Dios
ha decretado que sea juez de vivos y de muertos” (Hech. 10:42).
¿Qué implica dar testimonio cabal?
17 Jehová entonces entró en acción (10:44-48). Mientras Pedro
todavía hablaba, Dios concedió espíritu santo a aquellos creyentes
gentiles. Inmediatamente fueron engendrados por Dios y hablaron por
inspiración en lenguajes extranjeros y engrandecieron a Dios. Por eso
fue apropiado que se les bautizara en el nombre de Jesucristo. Así
Pedro usó la tercera llave para abrir a los gentiles que temían a Dios la
puerta del conocimiento y de la oportunidad que les permitiría entrar en
el Reino celestial. (Mateo 16:19.)
2 El ejemplo del apóstol Pablo será de gran utilidad para
contestar a esta pregunta. Cuando se reunió con los ancianos de la
congregación de Éfeso, les recordó: “No me retraje de decirles
ninguna de las cosas que fueran de provecho, ni de enseñarles
públicamente y de casa en casa. Antes bien, di testimonio
cabalmente, tanto a judíos como a griegos, acerca del
arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesús”.
A pesar de las pruebas que afrontó, Pablo trató de llevar las buenas
nuevas al mayor número de personas posible. No se contentó con
llevarles solo verdades fundamentales, sino que procuró impartirles
“todo el consejo de Dios”. Para lograrlo, estuvo dispuesto a esforzarse
y sacrificarse. Dijo además: “No hago mi alma de valor alguno como
preciada para mí, con tal que termine mi carrera y el ministerio que
recibí del Señor Jesús, de dar testimonio cabal de las buenas nuevas
de la bondad inmerecida de Dios” (Hech. 20:20, 21, 24, 27).
*** bt cap. 9 págs. 71-72 “Dios no es parcial” ***
11, 12. ¿Qué hizo Pedro al llegar a Cesarea, y qué había aprendido?
13, 14. a) ¿Por qué fue especial la conversión de Cornelio y otros
gentiles en el año 36? b) ¿Por qué no debemos juzgar a nadie
por factores externos?
3 ¿Cómo podemos imitar el ejemplo de Pablo? (1 Cor. 11:1.)
Buscando a los merecedores aun cuando nosotros mismos
afrontemos pruebas, aplicándonos en llevar las buenas nuevas a
gente de toda etnia y lengua, y cultivando diligentemente el interés
que manifiesten los amos de casa (Mat. 10:12, 13). Esta labor
requiere tiempo, esfuerzo y amor al prójimo.
“Pedro [...] mandó que fueran bautizados” (Hechos 10:23b-48)
Al día siguiente de la visión, Pedro se dirigió a Cesarea junto con
otras nueve personas, a saber, los tres mensajeros de Cornelio y “seis
hermanos” judíos de Jope (Hech. 11:12). Deseoso de ver a Pedro, el
centurión ya “había convocado a sus parientes y a sus amigos íntimos”,
seguramente gentiles como él (Hech. 10:24). Una vez en Cesarea, el
apóstol llegó a hacer algo que siempre le había parecido inconcebible:
entrar en el domicilio de un incircunciso. Por eso, dio esta explicación:
“Bien saben ustedes cuán ilícito le es a un judío unirse o acercarse a un
hombre de otra raza; y, no obstante, Dios me ha mostrado que no debo
llamar contaminado o inmundo a ningún hombre” (Hech. 10:28). Para
entonces, ya había comprendido que la visión no pretendía enseñarle
tan solo qué alimentos eran lícitos, sino que era incorrecto “llamar
contaminado o inmundo a ningún hombre”, ni siquiera a un gentil.
11
¿Cómo podemos seguir el ejemplo de Bernabé, y qué
recompensas obtendremos al hacerlo? (Hech. 9:26, 27.) [24 de
jun., bt pág. 65 párr. 19.]
bt cap. 8 “La congregación [...] entró en un período de
paz”
18, 19. a) ¿Qué consecuencias tuvo el que Bernabé sacase la
cara por Saulo? b) ¿Cómo podemos imitar a Bernabé
y a Saulo?
En casa del centurión lo esperaban con los brazos abiertos.
De hecho, el propio Cornelio le dijo: “Todos estamos presentes delante
de Dios para oír todas las cosas que Jehová te ha mandado decir”
(Hech. 10:33). ¿Nos imaginamos cómo nos sentiríamos nosotros si
halláramos a alguien con tanto interés? Pues bien, Pedro tomó la
palabra e hizo una declaración impactante: “Con certeza percibo que
Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra
justicia le es acepto” (Hech. 10:34, 35). Sin duda, había aprendido que
Dios no juzga a nadie por la raza, la nacionalidad u otro factor externo.
Tras esto, el apóstol dio testimonio acerca del ministerio, muerte y
resurrección de Jesucristo.
12
Como cabía esperar, cuando volvió Saulo a Jerusalén,
los discípulos pusieron en duda su conversión. Sin embargo, al
sacar la cara por él Bernabé, los apóstoles lo recibieron con
los brazos abiertos (Hech. 9:26-28). Aunque en el tiempo que
se quedó con ellos en Jerusalén siguió actuando con
prudencia, nunca se avergonzó de las buenas nuevas (Rom.
1:16). Al contrario, demostró verdadera hombría al predicar en
el mismo lugar donde había lanzado sus rabiosos ataques
contra los cristianos. Viendo con espanto que su anterior
campeón había cambiado de bando, los judíos de la ciudad
trataron de matarlo, pero “los hermanos descubrieron esto, lo
llevaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso” (Hech. 9:30).
Gracias a que Saulo se dejó guiar por los representantes de
Cristo, se beneficiaron él y todos los demás.
18
De repente se produjo un hecho insólito: “Mientras Pedro todavía
estaba hablando acerca de estos asuntos, el espíritu santo cayó [...]
sobre gente de las naciones” (Hech. 10:44, 45). Al menos por lo que
consta en las Escrituras, esta es la única ocasión en la que el espíritu
se derramó antes del bautismo. Reconociendo que aquel fenómeno
excepcional era una muestra de la aprobación de Dios, el apóstol
“mandó que fueran bautizados” aquellos gentiles (Hech. 10:48). Esa
conversión, que tuvo lugar en el año 36, marcó el fin de un período de
favor especial para los judíos (Dan. 9:24-27). Al intervenir Pedro en este
caso, dio uso a la tercera y última de “las llaves del reino”, la cual abrió
a los incircuncisos la posibilidad de ser cristianos ungidos (Mat. 16:19).
13
19 Observemos también que Bernabé le tendió una mano a
Saulo por iniciativa propia. Aquel gesto sin duda contribuyó a
estrechar la amistad entre estos fervientes siervos de Jehová.
¿Qué puede decirse de nosotros? ¿Imitamos a Bernabé
apoyando a los nuevos publicadores, tal vez trabajando con
ellos en el ministerio o ayudándolos de otras maneras a
progresar espiritualmente? Si lo hacemos, Jehová nos
recompensará con creces. Pero ¿y si somos nosotros los
nuevos? ¿Actuaremos como Saulo y aceptaremos la ayuda
que nos brinden hermanos con experiencia? En tal caso, nos
14 Los proclamadores del Reino actuales reconocemos que “con
Dios no hay parcialidad” y que su “voluntad es que hombres de toda
clase se salven” (Rom. 2:11; 1 Tim. 2:4). Por ende, evitamos juzgar a la
gente por factores externos. Nuestra comisión es dar testimonio cabal,
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haremos más diestros en el ministerio, sentiremos más gozo y
formaremos relaciones que pudieran durar toda una vida.
Fuente Watchtower library 2012.
Mi comentario de 30 segundos:
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