DE LA CONVERSIÓN HISTÉRICA A LA ENFERMEDAD SOMÁTICA

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DE LA CONVERSIÓN HISTÉRICA A LA ENFERMEDAD SOMÁTICA
Norma DEMBO | Ivanna BECERRA | Emilia Ruth PFEFFERMAN | Rodrigo REYNOSO | Margarita SILBERLEIB |
Amalia Aída Itatí VEGA
A unos pasos de bajar al subte, nuevamente sintió esa horrible sensación angustiosa donde
se hacía tan presente el miedo a la muerte.
Falta de aire, taquicardia, falta de equilibrio, vértigo? Casi...mareos...
No podía dar un paso más sola, tenía que hacer una llamada, al marido? A su analista?
Estos síntomas, sumados a una obsesión de limpieza, orden y horarios domésticos, la había
llevado a consultar, a comenzar un análisis.
Como psicoanalistas rememoramos, una vez más, las palabras de Freud sobre la neurosis
de angustia, sus síntomas parecían sacados del texto.
Esos síntomas los descubrió en la clínica y los describió en sus artículos, nosotros
pensamos hoy que están tan vigentes como entonces, y lo que lo que se ha dado en llamar
desde hace unos cuantos años, "ataque de pánico" es un título para negar una vez más el
origen sexual de los síntomas que nos aquejan.
Recordemos el cuadro clínico característico de la neurosis de angustia:
.Irritabilidad general, con su clásica hiperestesia auditiva, motivo tantas veces de insomnio.
.Expectativa angustiada, característica del estado neurótico, pero que presenta en este caso
rasgos particularmente definidos, como el pesimismo, ideas que llevan a la hipocondría no
sin antes padecer sensaciones somáticas harto desagradables y penosas como parestesias.
Angustia de la conciencia moral que puede llegar hasta la manía de duda.
Este quantum de angustia libremente flotante, es la que gobierna la selección de las
representaciones, dispuesta a conectarse con cualquier contenido, y termina eligiendo la que
más le conviene.
.Ataque de angustia, que puede surgir sólo como angustia sin representación " o bien
mezclarse con la interpretación más espontánea, como la aniquilación de la vida, caer
fulminado por un síncope, la amenaza de volverse loco, o bien el sentimiento de angustia se
contamina con una parestesia cualquiera semejante al aura histérica..."
Freud nos brinda una larga lista de los ataques de angustia, que creemos indispensable
tener siempre en cuenta y conocer bien su etiología, así:
" ataque de angustia acompañado de síntomas cardíacos, palpitaciones, arritmia leve,
taquicardia persistente..." todos síntomas que hacen difícil el diagnóstico clínico.
" ataques de angustia acompañados por perturbaciones de la respiración, disnea, síntomas
similares al asma..."
" ataques de oleadas de sudor.
" ataques de temblores y estremecimiento que es muy fácil de confundir con los ataques
histéricos..."
" ataques de hambre insaciable..."
" diarreas que sobrevienen como ataques..."
" ataques de vértigo locomotor..."
" ataques de las llamadas congestiones, todo lo que tenga que ver con la neurastenia
vasomotriz..."
" ataques de parestesias, acompañadas de angustia o un malestar semejante..."
. Terror nocturno, acompañado de angustia, disnea y sudor, y pasa a hacer una causa
común de insomnio.
. Vértigo, presentándose como mareo, malestar cardíaco..."
. Fobias a las serpientes, a las tormentas, a las sabandijas, otros casos presentan
agorafobia,
. Síntomas digestivos, ganas de vomitar, náusea, diarreas..."
. Parestesias, semejantes a las conversiones histéricas, acrecentamiento de sensibilidad a
los dolores..."
Como vemos la lista es muy larga y podríamos continuarla, es de mucha utilidad para la
clínica tener presente el escrito de Freud en su totalidad ya que es sumamente actual,
aunque muchas veces se lo trate como perimido, eso son nada más y nada menos que
resistencias a ocuparnos de un tema que termina siendo tan abarcativo como espinoso.
Su etiología? El coitus interruptus, la frigidez, la impotencia, la eyaculación precoz, la
abstinencia sexual...
"...los que son neurasténicos a consecuencia de la masturbación sucumben a una neurosis
de angustia tan pronto como abandonan su variedad de satisfacción. Estas personas se han
vuelto particularmente incapaces de tolerar la abstinencia.
"...la última de las condiciones etiológicas que debo señalaron no parece a primera vista de
naturaleza sexual. Y es que también la neurosis de angustia se genera, y ciertamente en
ambos sexos, por el factor de trabajo excesivo, del empeño agotador - tras vigilias nocturnas,
el cuidado de enfermos y aún luego de enfermedades graves." pág 103, T III, AE
Nos encontramos frente a una neurosis actual, tal como Freud llamaba a la neurastenia y a la
neurosis de angustia, ambas asientan sobre las neurosis históricas.
La relación de los síntomas descriptos con la conversión histérica es relevante.
Ya que la histeria se encuentra en la base de todas las psiconeurosis.
No sólo el origen sexual, esa conmeración de la historia amorosa, sino que tal como la gota
de agua que horada la piedra, finalmente la conversión se hace carne, quizás hipocondría
primero, la libido insiste desde la idea, desde la representación, hasta que desde lo célulo
humoral, la facilitación somática ( solicitación somática en Dora ( pág 99, T VII, AE),
comienza a hacerse carne.
Primero una célula, después un conjunto de ellas, el órgano comprometido, el cuerpo y su
significado, todo uno, y el monumento se hace enfermedad.
La del comienzo de la boca del subte, la del miedo, la del pánico, la del ahogo y los mareos.
Y de pronto el médico hace un diagnóstico que el psicoanalista ya preveía, porque conocía
los montos de la pulsión de muerte en cuestión, del masoquismo, de la historia mítica.
Porque sabía, desde las palabras de la paciente, desde su atención flotante, que existía una
gran posibilidad de que los síntomas con los que había llegado ya estuvieran haciéndose
carne.
Un dolor intenso, quizás un mal movimiento que había dejado su huella, la llevó a una
consulta rápida.
La suerte estuvo de su lado, el médico quiso saber verdaderamente de qué se trataba y no
solamente aliviar el dolor, algunos estudios fueron orientando la investigación a un resultado
ominoso, cáncer de mama.
Temido diagnóstico desde la analista, también desde la paciente por su historia.
La edad a la que la paciente consultó era exactamente la edad en que su madre murió de un
cáncer de mama, en un cuadro terminal siempre presente, recuerdo imborrable que hacía su
aparición en "cualquier"momento.
Intentaremos trazar un camino que nos lleva desde la idea, la fantasía, hasta la conversión
histérica, la hipocondría y la enfermedad somática.
Como psicoanalistas sabemos que el camino es circular? Comenzamos en un punto, el de
nuestra escucha privilegiada y continuamos muchas veces sin poder decir con exactitud qué
es primero o consecuencia de?
Pero sabemos que todo se juega en el escenario de nuestro cuerpo, el imaginario y su carne,
imposible de ser separados.
Nos basamos en las ideas de Freud y de Fidias Cesio.
Nos dice Cesio en Actualneurosis: " Las neurosis actual comprende diversas manifestaciones
de neurosis mixtas dominadas por la angustia, como ser la hipocondría y las fobias"
En este territorio nos encontramos, los síntomas son los descriptos previamente, el letargo,
no descripto por Freud por lo menos de la misma manera que leemos en Cesio, es ese
estado de sopor, de somnolencia, de malestar intenso, y sus manifestaciones menores son la
hipocondría y la histeria.
En trabajos previos sobre el tema, Cesio nos habla del letargo como " el cadáver del Yo Ideal
abortado" , esta línea nos lleva directamente al tema del narcisismo, lo que el Yo no puede
lograr, ahí donde pierde su Selbstgefüll, su sentimiento de sí, quedan los restos, el cadáver
de lo ideal imposible de ser, y al decir de Freud acerca de la melancolía, la sombra del
objeto, cae sobre el yo, que se aletarga, se hace uno con el muerto, con el cadáver, en ese
sopor con los vahos del Hades.
Quizás la paciente, en sus síntomas somáticos, aquellos previamente conflictivos, sienta el
peso del cadáver que la ahoga, que no la deja tomar el suficiente aire para respirar
libremente, y tema, no sin razón, descender a la profundidades del subte, del Hades, que la
atrae y a la vez del que desea escapar.
El " miedo no es tonto", reza un dicho popular, y si vemos el desarrollo de su enfermedad,
entendemos que tiene ya una captación de la gravedad que la aqueja.
Las vivencias del cuidado de su madre enferma, el deseo de muerte hacia ella, " para que no
sufra más, porque no aguanta más...ella?...la madre?...la llenan de culpa, de tragedia
edípica, y siendo la única hija mujer, queda desde siempre, disputando el lugar de la madre
junto al padre...terrible triunfo!
Le pesa ahora mucho más que en el momento ocurrido, ahora que tiene un marido, ahora
que es madre, ahora que el cáncer, representación sin duda del letargo, del muerto
sepultado que renace en su cercanía con lo subterráneo, la aqueja y somete a pasar por el
mismo camino.
Sin embargo, el tratamiento trabajosamente tratará de iluminar otro camino posible a través
del análisis en la transferencia de la tragedia, del complejo.
Aclaramos que el análisis ofrece este camino, no estamos diciendo que cura el cáncer, sí
que busca un destino diferente, donde la repetición no sea la única senda, donde se pueda
marcar una diferencia, a través del vencimiento de las resistencias de paciente y analista.
Nuestra paciente presenta fuertes resistencias, si bien pone todo de sí para tolerar el
tratamiento que la medicina le ofrece, y reacciona a éste favorablemente, no se muestra
igualmente dispuesta hacia el análisis, donde la lucha con el cadáver de la madre se hace
intensa, donde se pone en escena todo el masoquismo en juego, donde la temible RTN
acecha.
Es que La paciente repite la situación de su madre?
Se nos plantean dos vertientes que se unen en una misma corriente, las encontramos en el
Yo y el Ello.
Tomaremos en primer lugar la que cita Cesio en Actualneurosis:
" Las vivencias del yo parecen al comienzo perderse para la herencia, pero, si se repiten con
la suficiente frecuencia e intensidad, en muchos individuos que se siguen unos a otros
generacionalmente, se trasponen, por así decir, en vivencias del ello, cuyas impresiones,
(improntas)son conservadas por herencia. De ese modo, el ello hereditario alberga en su
interior, los restos de innumerables existencias-yo, y cuando el yo extrae del ello, ( la fuerza
para) su superyó, quizás no haga sino sacar de nuevo a la luz figuras, plasmaciones tóxicas
más antiguas, procurarles una resurrección." ( El yo y el ello, XIX, página 39-40)
Y añade comentarios de Strachey que consideramos muy atinados en relación al tema que
nos ocupa:
"...Recordó allí, asimismo, la explicación que antes había dado de los ataques histéricos
cómo revivencias de sucesos infantiles ( 1909a; AE, IX, página 210) y añadió como
conclusión que el ataque histérico es comparable a un afecto individual neoformado, y el
afecto normal, a la expresión de una histeria general que se ha hecho hereditaria." " Está
teoría es repetida en términos casi iguales en Inhibición, síntoma y angustia" (AE, XX, 1926,
págs, 80, 89 y 126)"
Hemos nombrado el concepto, descripto por Freud de RTN, tema tratado también en el Yo y
el Ello, entendemos que en ese caso tanto analista como paciente sienten que el trabajo es
adecuado, pero tal como un rayo en un día de sol, emergen graves síntomas, enfermedades
somáticas, accidentes, que llevan a replantearse el tratamiento.
Freud nos dice que su origen se encuentra en lo que conocemos como culpa inconsciente, y
que en ese caso, el paciente no se siente culpable sino enfermo, y puede achacar su
dolencia a que el tratamiento que está llevando a cabo, no es el adecuado para él.
Como el ser humano es mucho más moral de lo que parece o cree, las culpas generan
síntomas, y merecen el castigo acorde a lo hecho, sobretodo a lo deseado, tal como en el
complejo de Edipo al deseo de la muerte del progenitor del sexo contrario.
Vayamos entonces a la llamada 2 del capítulo V del El yo y el Ello, capítulo que trata sobre
los vasallajes del yo:
" No es fácil para el analista luchar contra el obstáculo del sentimiento inconsciente de culpa.
De manera directa no se puede hacer nada; e indirectamente, nada más que poner poco a
poco en descubierto sus fundamentos reprimidos inconscientemente, con lo que va
mudándose a un sentimiento conciente de culpa. Una particular chance de influir sobre él se
tiene cuando ese sentimiento icc de culpa es prestado, vale decir, el resultado de la
identificación con otra persona que antaño fue objeto de una investidura erótica. Esa
asunción del sentimiento de culpa es a menudo el único resto, difícil de reconocer, del
vínculo amoroso resignado. Es inequívoca la semejanza que esto presenta con el proceso de
la melancolía. Si se logra descubrir tras el sentimiento icc de culpa esa antigua investidura de
objeto, la tarea terapéutica suele solucionarse brillantemente..."
Tendrá entonces la analista, a través del análisis de la transferencia, que colocarse en el
lugar de ese ideal del yo? Lugar imposible del que tal vez debiera poder salir y entrar para
que la paciente pueda comenzar a vislumbrar la luz desde las tinieblas, medirse de otra
manera, y sobre todo, poder analizar el vínculo erótico con la madre-analista.
Es a través de la palabra, aquella que nos habla de lo sepultado, donde encontramos lo
genuinamente psíquico y, tal como nos dice Cesio, " son contenidos de lo actual, hasta que
podamos hacerlos conscientes, y en su lugar resuena en el analista-una transferencia actuallo sepultado del paciente, celos y 'crimen' "
En Esquema de Psicoanálisis, Freud nos dice: " los procesos conscientes no forman una
serie sin lagunas, cerradas en sí mismas, de suerte que no habría otro expediente que
adoptar el supuesto de unos procesos físicos o somáticos concomitantes de lo psíquico, a los
que parece preciso atribuir una perfección mayor que a las series psíquicas, pues algunos de
ellos tienen procesos conscientes paralelos y otros no. Esto sugiere de una manera natural
poner el acento, en psicología, sobre estos procesos somáticos, reconocer en ellos lo
psíquico genuino y buscar una apreciación diversa para los procesos concientes."
AE, XXIII, 155-6
Qué es entonces el soma? Lo somático? Lo auténticamente psíquico es lo somático.
En La Peste de Tebas nro 49, página 39, nos dice Adriana Sorrentini: " para los griegos
'Soma' -que posteriormente será 'cuerpo'- significa en primera instancia 'cadáver' - cuerpo sin
alma, inanimado, el cuerpo como resto mortal-, mientras que 'psykhe' en griego o 'anima -ae'
en latín, -alma, Seele- es lo que 'anima o mantiene en vida al hombre', ya que un cuerpo
animado es un cuerpo vivo, viviente"
Este soma, unido y significado por la historia, por los recuerdos, fantasías y
representaciones, es el que se transforma, se 'convierte' a través de los acontecimientos
vitales, en esa historia conmemorativa de amores y vivencias, es el que se enferma, el que
enferma, es el que analizamos a través de las palabras entre la asociación libre y la atención
flotante.
Es la paciente también la que porta la mama- mamá enferma, que la significa a toda ella, la
que también porta esa mama a modo de falo, porque la completa y la hace una con la mamá.
Es como un fetiche, es un mentís a la muerte aunque amenace con la muerte misma.
Extraña situación ésta en la que la coloca el narcisismo a nuestra paciente.
De esta manera, ella es la madre, objeto de amor del padre, ha logrado un triunfo edípico, y
en el mismo momento en que esto ocurre, todo al mismo tiempo de lo inconsciente: la madre
muere, ella 'triunfa', queda negada la castración, aquella donde un poco antes se había
estrellado el complejo de Edipo.
Por un momento, la mama cancerosa es el falo, la completud, la que la convierte en la
madre, la que niega la castración y la muerte.
Pero la culpa, rápidamente realiza su tarea, y esa misma mama la coloca a ella ante el
espejo de la castración, de la enfermedad, ante el terror a la muerte.
Sin embargo la analista se ve ante un hecho paradojal aunque esperable, es también una
lucha que la paciente se ocupe de su análisis, es una resistencia permanente, aunque el
análisis va ganando más terreno, producto del trabajo de la analista, la pulsión de muerte, el
narcisismo, oponen resistencia.
Paso a paso se sigue adelante, luchando en un territorio donde el narcisismo busca
imponerse más que la vida misma.
La castración es una representación de la vida, la completud, el ser el ideal total, la elegida
en este caso, cuesta la vida.
En su análisis la paciente se muestra casi desagradecida, casi indiferente, nos hace pensar
en las ideas de Melanie Klein acerca de Envidia y gratitud, la envidia, tan emparentada a la
pulsión de muerte...
Envidia hacia la analista, a la capacidad de trabajo, de todos las que la rodean, a la
posibilidad de ser feliz, envidia a la madre que ella es, a la que atacó permanentemente,
envidia al marido que la acompaña, al hijo porque tiene madre...
Pensamos junto con Freud, qué tarea imposible el psicoanálisis a pesar de elegirlo cada día!
La conversión que se instaló, le pegó el grito, la que la preocupó casi, sino totalmente
hipocondríacamente, es la que condujo al diagnóstico oncológico.
Nos dice Freud en Introducción al Narcisimo, AE, XIV, pág.
" la hipocondría, como la enfermedad orgánica, se manifiesta en sensaciones penosas y
angustiantes y tiene los mismos efectos sobre la distribución de la libido que la enfermedad
orgánica. La hipocondría retrae ambos, interés y libido, la última en forma muy marcada,
desde los objetos del mundo externo y concentra a ambos sobre los órganos
comprometiendo su atención.
"Una diferencia entre la hipocondría y la enfermedad orgánica deviene ahora evidente: en la
última, las sensaciones angustiantes están basadas sobre cambios orgánicos demostrables;
en los primeros no es así. Pero estaría totalmente de acuerdo con nuestra concepción
general del proceso de la neurosis si decidimos decir que la hipocondría debe tener razón:
los cambios orgánicos también están presentes en la hipocondría."
"Pero cuales podrían ser estos cambios? En este punto vamos a guiarnos por la experiencia,
la cual demuestra que las sensaciones corporales displacenteras, comparables con las de la
hipocondría, ocurren también en otras neurosis.
He dicho antes que me inclino a clasificar a la hipocondría con la neurastenia y la neurosis
de angustia como una tercera neurosis actual."
Estamos de lleno en el territorio de las neurosis actuales, Actualneurosis al decir de Cesio.
Viene al caso una pequeña viñeta clínica:
Juan llega a análisis 'apurado'.
No sabe por qué no llamó el fin de semana, está sumamente angustiado.
El finde había estado con unos amigos comiendo y uno de ellos les contó que era gay, que
se había decidió a decirlo, que se sentía aliviado. Y que se le había presentado una situación
muy penosa con el papá, cosa que se imaginaba y que ese era el motivo por el que había
tardado tanto en comunicarlo, sabía que el padre reaccionaría de esa manera. Casi
violentamente le dijo que no lo reconocía más como su hijo. Era lo último que el padre quería
escuchar de él.
Luego de la comida cada uno se fue por su lado.
Juan llegó a su casa con una insistente puntada en el pecho, taquicardia, dificultad para
respirar..." Me puse loco, me puse a pensar que a mí siempre me gustaron las minas, vos lo
sabés...pero y si soy gay?
Mientras todo esto pasaba en las ideas de Juan, la familia llamó a la ambulancia, electro,
auscultación, todo en orden, querés tomar Rivotril?
No quiso, se fue tranquilizando a medida que llegaba a él la comprensión de que ' no tenía
nada'
En análisis pudo comprender que el no ser reconocido por el padre era la principal causa de
su temor, siempre había sentido que debía ser de 10 para su papá, con igual profesión,
debía demostrarle que estaba a la altura de él y aún más.
La idea angustiante de ser gay, de verse reflejado en el amigo, era también una forma de
decirle al padre que con las mujeres del padre él no se metía, pero también aludía a que uno
de los motivos de su consulta de análisis estribaba en que su padre siempre le preguntaba
los pormenores de su vida sexual y de su rendimiento con las chicas, cosa que lo
incomodaba mucho pero que no podía dejar de contestarle, creándose entre los dos una
situación incestuosa angustiante para Juan que siempre tenía al padre presente en el medio
de sus relaciones sexuales.
Ataque de angustia, diremos ahora, y estamos en condiciones de preguntarnos si esto, con
esta presentación hipocondríaca, con un cierto lenguaje corporal, es una conversión histérica
y si en ella podríamos inferir modificaciones celulares.
Necesitaríamos del auxilio de la medicina respecto de esto?
Y si hay tales modificaciones, podrán ser contrarrestadas con nuestra palabra?
Si la palabra mata, también da vida?
La medicina ha avanzado, puede ahora decir que las sensaciones hipocondríacas muestran
una alteración en los tejidos, en las células? Necesitamos que la medicina demuestre que lo
verdaderamente psíquico es lo somático? Qué paradoja!
Recordamos las palabras de Cesio diciéndonos que tengamos siempre presente que la
medicina es un auxiliar del psicoanálisis...
Esto no quiere decir que creamos que somos capaces de curar, de curar todo, transitamos la
cura con los pacientes, con ellos y con nosotros mismos, como todos tenemos nuestros
límites, la vida misma.
BIBLIOGRAFÍA
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