Enfoque Científico de la Materia - Historia y Filosofía de la Ciencia

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1. EL ENFOQUE CIENTÍFICO DE LA MATERIA
Entrevista a Pierre Thuillier, historiador de la Ciencia, profesor de la
Universidad de París VII, miembro de la redacción de la revista "La
Recherche".
Emílíe Noël
Es quizás ingenuo, pero mi primera experiencia con la materia
la recibo del mundo que me rodea y esta experiencia no es
nada científica...
Pierre Thuiller:
El conocimiento de la materia se ha vuelto científico, o casi
científico; pero no era científico en su comienzo. Tenemos que
empezar evocando grandes hitos, algunos grandes esquemas más o menos "poéticos" que
fueron refinados después por la ciencia.
Por ejemplo, este mundo tuvo que tener un comienzo. Y
presumo que la interrogación sobre la creación del mundo es
precisamente una forma de enfrentarse a la idea de materia?
Sí. La pregunta es simplista, por demás: ¿De dónde viene el mundo? Con semejante
pregunta no se plantea todavía el problema de la materia en términos adecuados.
Mas sin embargo, eso equivale a preguntarse de dónde vienen las cosas que vemos
alrededor de nosotros. Aún sin ser especialista en mitologías, es posible destacar algunos
grandes temas. Por un lado, está por ejemplo lo que podrían llamarse las mitologías del
caos. La gran idea es que el mundo antes de ser organizado y correctamente formado, se
encontraba desordenado. El caos, es el estado primitivo, un estado en el que las porciones
de materia están totalmente dispersas, completamente desordenadas. Para hacer aparecer el
orden, esas mitologías hacen intervenir un demiurgo, por ejemplo un dios: utiliza los
elementos prefabricados que estaban ahí para constituir el mundo en la forma que
conocemos. Pero, en otras mitologías y religiones el esquema fundamental puede ser otro.
Así en la religión judaica, está la idea de una creación absoluta, de una creación exnihilo.
Dios, a partir de la nada, hace surgir la materia y da forma a las diversas realidades. Estos
dos grandes esquemas míticos fueron reformados y elaborados por diversos filósofos. En un
caso, la materia es eterna, increada; en el otro, aparece en un momento dado, gracias a una
decisión divina. En la primera hipótesis, se puede eventualmente prescindir de un dios
creador; en la segunda, dios desempeña un papel absolutamente fundamental.
¿Acaso la historia del enfoque científico de la materia refleje
igualmente esas dos tendencias o bien se organiza
siguiéndolas?
Es una forma tal vez algo simplificada de presentar las cosas; pero se encuentran corrientes
distintas, orientaciones generales que corresponden más o menos a las grandes ideas que
acabamos de evocar. Así, los griegos inventaron esquemas explicativos basados en la
existencia de partículas, de "átomos". La misma palabra átomo tiene además un origen
griego y significa "indivisible". En un sentido propio, el átomo es una partícula eterna,
absolutamente estable que no se puede romper. Otros pensadores griegos hablan pensado
primero que existían elementos fundamentales.
Empédocles, por ejemplo, quien vivió en el siglo V AC., había imaginado que existían
cuatro elementos: La tierra, el aire, el agua, y el fuego. Según él, era posible explicar todo
cuanto existe a partir de estos elementos. La idea es menos ingenua de lo que se podría
creer, En efecto, el elemento agua explica la naturaleza de todos los cuerpos más o menos
líquidos; el elemento tierra explica las propiedades de los cuerpos duros y pesados, etc. A
partir de las cualidades fundamentales (lo caliente, lo frío, lo seco, lo húmedo), se podía
pues dar cuenta de la variedad de los objetos naturales.
Se puede ver aquí el esbozo de algunos sistemas que quieren explicar lo diverso de la
realidad, gracias a elementos materiales primordiales. Los nombres más conocidos, son los
de Leucipo y Demócrito. Estos dos pensadores griegos, a finales del siglo V AC.,
explicitaron un sistema materialista: Existe el vacío y átomos en movimiento. Todo lo
existente en la realidad se explica a partir de ahí. En otros términos la naturaleza se reduce a
un juego de combinaciones entre átomos. Epicuro, más tarde, retomó la idea modificándola
en algunos puntos. La idea central de esta tradición es en todo caso extremamente clara; Las
cosas se componen de partículas fundamentales, de pequeños cuerpos elementales que se
unen o se separan obedeciendo a leyes naturales.
¿Preexisten esos pequeños cuerpos elementales?
Sí, son eternos. Dicho de otra forma hay que admitir su existencia, una existencia que no se
explica. Para salir del paso, se pueden imaginar que los átomos fueron fabricados por
alguien, por Dios... lo que conduce a dificultades bien conocidas por los filósofos. Unos
encuentran muy cómodo imaginar que un Dios creó la materia; pero entonces, es la
existencia de Dios la que es problemática; por eso, otros prefieren decir que la materia es
primero, existiendo desde toda la eternidad. Según ellos esta solución es más económica. Se
encuentra uno ya en pura metafísica. Pero es normal ya que la pregunta que hizo sobre la
creación es efectivamente una pregunta metafísica.
Bien. Entonces para volver al tema, ¿tuvieron los griegos
otras propuestas de explicación de la materia?
Sí. Pensemos simplemente en Aristóteles (siglo IV a. C.) quien emplea, por su lado, el
concepto de materia en un sentido bastante distinto. Para los "materialistas", la materia es
una realidad fundamental y más precisamente, un conjunto de pequeñas partículas variadas
y dotadas de movimiento. Pero para Aristóteles la materia es una especie de sustancia que
nunca se puede aislar.
Paradójicamente, hay materia y es de hecho inasible. Esto se puede entender fácilmente ya
que lo que vemos es siempre materia que ha recibido cierta forma. Pero si se realiza un
análisis, no se encuentra la materia "absoluta" sino algo que posee todavía una forma
determinada. Tomemos el ejemplo de un cuerpo vivo. Si tratamos de hallar lo que hay
"detrás" de esta forma viva encontramos varios componentes y entre otros, sangre. Esta
sangre, es de hecho "material"; pero lo que la caracteriza es cierta forma, cierta estructura.
Imaginemos que Aristóteles haya sido capaz de analizar la sangre; hubiera encontrado que
la sangre está formada por otros cuerpos más pequeños, por ejemplo por glóbulos pero ese
glóbulo a su vez lo conforman otros componentes que tienen cierta forma, etc. En el fondo,
no se llega nunca a descubrir la "materia" en estado puro... Detrás de una forma bien se
puede encontrar una especie de material (la analogía con la estatua es evidente: Una estatua
es un material al cual un escultor ha impuesto cierta forma).
Pero por más de que se analice nunca se alcanza la materia "ideal" es decir, la materia
bruta, completamente informe, si bien existe una especie de "materia prima'' está muy
lejos, por decirlo así, escondida detrás de lo que vemos. Los atomistas, por su parte,
postulaban entidades fundamentales, pero Aristóteles prefiere otra teoría. Rechaza la
creencia en constituyentes últimos; la materia está detrás de las cosas pero siempre dotada
de una forma particular. Obviamente esto desemboca en varios problemas acerca de la
unidad (o la diversidad) de la materia fundamental etc.
Es mucho menos "material" como enfoque de la materia.
Efectivamente, ya que en el sistema materialista existe una valorización nítida de la
materia: por supuesto la materia es ante todo materia en el sentido más banal de la palabra
pero los átomos constituyen los materiales iniciales que van a servir para formar todo
cuanto existe. Da la impresión que toda la realidad está virtualmente presente en ellos desde
el principio. Piense, por otra parte, en la física moderna: Una vez se tienen los protones, los
electrones, etc., parece que todo lo demás se sigue de allí... En otros términos, se puede
reducir el mundo a una especie de gran máquina compuesta de partículas, de átomos, de
moléculas.
Al contrario, cuando se raciocina como Aristóteles, la materia no juega un papel sino de
segundo orden. Hay una diferencia de énfasis que refleja claramente una diferencia de
filosofía. La imagen fundamental ya no es una imagen de una multitud de partículas que se
mueven espontáneamente, sino por el contrario, la idea de un gran obrero, de un artista que
da una forma a la materia. En resumen, el mundo no se hace solo a partir de la materia; es
una actividad inteligente la que procede a su edificación. En esta perspectiva, la materia es
solamente la arcilla que se trata de modelar como convenga.
Pero hay además otra manera de enfocar el asunto. El punto
de vista matemático o, digamos, por los números, es también
un enfoque idealizado de la materia. Aquí esta materia va a
organizarse en torno a grandes esquemas matemáticos.
Encontramos aquí problemas que podrían llevarnos muy lejos. Desde la filosofía griega
vemos aparecer esquemas que postulan una matematización de la materia, aunque de
manera particular. No hay por tanto que imaginar que desde la antigüedad se encontrara la
idea de una física matemática (en el sentido moderno). Según Pitágoras "todo es número"
Platón cree que el cosmos está construido según una estructura geométrica. Según el mismo
Platón, además, se encuentra una especie de teoría atómica bastante particular en la cual los
cuerpos fundamentales se representan por figuras geométricas perfectas. Todas estas
especulaciones han podido preparar el camino a los físicos ulteriores.
Pero avancemos y saltemos varios siglos para llegar al siglo XVII que representa sin duda el
gran origen de la ciencia moderna. Es en esta época que toma forma la filosofía mecanicista
cuyo papel ha sido esencial. Se basa en la idea de que todas las realidades pueden explicarse
en términos de pequeñas partículas en movimiento; hemos visto que los griegos tuvieron
ideas similares y de hecho el pensamiento mecanicista debe mucho a los griegos aunque las
teorías antiguas en el siglo XVII fueron retomadas con precaución bajo formas más o
menos cristianizadas. Gassendi, por ejemplo, hace referencias a los materialistas griegos. Y,
con sus estilos respectivos, Descartes, Boyle, Newton y otros van a contribuir a la
elaboración de una filosofía que aún hoy en día nos parece particularmente "científica". En
su límite, hay un conjunto de bolas de billar, que se mueven y se entrechocan. Explicar un
fenómeno es encontrar un modelo mecanicista ideal que permita ver ese fenómeno como el
resultado de la actividad de los corpúsculos fundamentales. Esto supone obviamente que se
conozcan las leyes que rigen esa actividad.
En este campo, el siglo XVII obtuvo grandes éxitos pero hay que notar que la situación era
muy compleja. Ya que Descartes con sus "torbellinos" de materia no raciocina como
Newton.
Ambos hablan de corpúsculos pero en el marco de teorías distintas: así Descartes no cree
que los corpúsculos sean eternos mientras que Newton los considera estables, además,
Newton admite que un cuerpo puede ejercer sobre otro cuerpo una "acción a distancia".
Esto constituía como un escándalo para los cartesianos según los cuales, las acciones entre
los cuerpos tenían que explicarse por choques y de hecho, aún hoy en día, estas cuestiones
son difíciles: ¿cómo admitir que una masa a distancia atraiga a otra masa? El hecho es que
una física auténtica (en el sentido moderno de la palabra) se ha impuesto, a pesar de la
diversidad de los puntos de vista. Naturalmente resultaría un poco simplista decir que las
ideas del siglo XVII eran las mismas que las nuestras. Pero muchas nociones esenciales se
formaron en ese período: y existe una innegable continuidad con la ciencia de hoy, de todas
formas, después del siglo XVII han pasado muchas cosas.
Demasiadas cosas.
Hay que simplificar, pues quisiera mencionar una idea que creo importante y es, la
concepción del átomo que el jesuita croata Boscovich formuló en el siglo XVII. Según la
concepción corriente, como hemos visto, los átomos eran bolitas duras e impenetrables pero
Boscovich imagina átomos no materiales. Era una idea muy interesante: en lugar de ser
granos de materia, los átomos se concebían como puntos matemáticos, como centros de
fuerzas, concepción que puede parecer muy abstracta pero que renovaba el "materialismo"...
A ciertas distancias, esos átomos se atraían; a otras distancias se repelían. Esto explicaba su
impenetrabilidad: estos "centros de fuerza" cuando se encontraban muy cercanos tendían a
apartarse uno de otro. Desde lejos, el esquema de Boscovich parece bastante sugestivo.
Todo pasa como si un átomo fuera un punto ideal, rodeado por una pequeña "nube" de
fuerza. La realidad, que llamamos material, se reduce luego, a un conjunto dinámico de
pequeños elementos energéticos lo que origina una serie de imágenes nuevas, toda una
fabulación mental... Es-interesante notar, obviamente, el significado filosófico de esta
concepción. Boscovich, con ello, había espiritualizado la materia.
Pero aún Newton ya proponía necesariamente una noción de energía ya que los cuerpos se
atraían a distancia.
Esta noción de energía sin duda progresó aún más en el siglo XIX.
La concepción de Boscovich fue tomada en serio por gente como Humphrey Davy y
Faraday. Pero talvez seria una lástima limitarse a los aspectos puramente técnicos.
Lo que conviene subrayar es la existencia de ciertas imágenes generales, de ciertas
intuiciones que guían las especulaciones teóricas. En ese aspecto Boscovich es interesante
porque sus ideas bajo otras formas, volvieron a aparecer después, y en particular en el siglo
XIX, cuando se multiplicaron las discusiones en torno a la noción de éter. Por ejemplo,
algunos, científicos tuvieron la idea de presentar los átomos no como bolitas sino como
torbellinos de éter. Podríamos decir, energía debida solo al movimiento. Idea llamativa ya
que la energía puede reemplazar la materia. Gracias a la velocidad, algo imponderable se
vuelve palpable...
Esto habla a la imaginación porque se asocia fácilmente la idea de fuerza a la de velocidad,
etc.
La pregunta, sin embargo queda aún formulada: ¿Qué es exactamente ese torbellino de
energía en el estado puro?
Pero volvamos un poco atrás con el fin de continuar con la tradición ortodoxa. Mientras
tanto, es decir, a principios del siglo XIX, Dalton había formulado su teoría atómica. Según
esta existe toda una serie de átomos que representan cuerpos simples: el oxígeno, el
hidrógeno, el carbono, etc. Y todos los cuerpos que conocemos son en realidad compuestos
de esos varios átomos.
A finales del siglo XIX esta teoría estaba ampliamente aceptada; y- la tabla de Mendeleev
simboliza en cierta forma el triunfo de la filosofía atómica.
Pero habla habido resistencia. Renombrados científicos como el francés Jean-Baptiste
Dumas habla declarado que era absolutamente necesario prohibir la palabra átomo de la
química. El químico alemán Wilhelm Ostwald permaneció muchos tiempo en la oposición;
era un defensor del llamado energetismo.
Sin embargo, en 1904 acabó por convertirse, es decir, por admitir la existencia de los
átomos; pero decididamente no tenla suerte. Porque átomos significa indivisible y he aquí
que precisamente el átomo acababa de ser desmenuzado si es que podemos expresarnos así.
Como se dice de manera un poco sumaria, el inglés J.J. Thomson habla descubierto el
electrón a finales del siglo XIX. En otros términos, ya no era posible considerar el átomo
como el pequeño "ladrillo" elemental, como el constituyente último de la materia. De
hecho, el mismo átomo aparecía como un universo. En cierto modo se puede considerar que
son los verdaderos principios de la física contemporánea, marcados por el famoso modelo
"planetario" de Rutherford y Bohr: en el centro del átomo hay un núcleo compuesto de
protones y neutrones y alrededor de este núcleo circulan electrones.
A partir de aquí se efectuaron numerosas investigaciones.
El modelo planetario fue considerablemente refinado; vino la mecánica cuántica y
numerosas especulaciones sobre la naturaleza de las distintas partículas que fueron
"descubierta" poco a poco, Hoy en día, gracias a los aceleradores logramos en cierta forma
hacer "estallar" las partículas consideradas hasta hace poco como elementales. Esto abre la
puerta a numerosas hipótesis acerca de la estructura última de la materia. Quarks, partones,
¿hasta dónde se llegará?
Utilizando energías prodigiosas, haciendo chocar unas partículas contra otras, se hacen
surgir otras. En el límite se puede preguntar si uno todavía está realmente en el campo de la
"naturaleza'' o bien si uno no está ocupado en crear artefactos, ¡partículas artificiales..!
Tales partículas, por supuesto, no son milagrosas; pero quiero subrayar que son, en alguna
forma, producidas por el hombre.
Nos encontramos en efecto ya en la física contemporánea, pero usted
hizo un salto prodigioso en la historia entre los griegos y el siglo
XVII. Me imagino que, a pesar de todo, durante este período de la
edad media, y durante el Renacimiento se han dado también ideas
sobre la materia.
Tiene razón. Además, las indicaciones anteriores son sumarias y no pretenden resumir con
exactitud las concepciones modernas de la materia; simplemente he dado algunos ejemplos
para mostrar que la materia puede ser concebida de varias maneras. En la edad Media, los
pensadores tuvieron ideas sobre la materia; estas ideas eran, a menudo, prolongaciones de
las de los griegos. Eran, por ejemplo, inspiradas por Aristóteles; pero hubo también
concepciones tomadas de los atomistas griegos. No creo sin embargo que haya habido
innovaciones, fundamentales a no ser...
¿A no ser que se hable de la transmutación de la materia?
A no ser efectivamente, que se aluda a saberes muy particulares y entre otros a la alquimia.
Pero las doctrinas "ocultas" de ese género (hermetismo, alquimia, etc.), no son
verdaderamente invenciones medievales sino que remontan a los primeros siglos de la era
cristiana aproximadamente.
En la Edad Media, se desarrollaron; y en el siglo XVI todavía tenían una bella posteridad
(pensemos, por ejemplo, en gentes como Paracelso). Es imposible entrar aquí en detalles,
pero lo esencial, me parece, es entender la actitud de los alquimistas su manera de concebir
la naturaleza. En primera instancia se podría creer que los alquimistas raciocinaban como
los griegos antiguos. Postulaban la existencia de varios principios: el "azufre", el
"mercurio" y la "sal". Aparentemente esto es completamente similar a una concepción como
la de Empédocles, en pocas palabras, las diversas manifestaciones de la materia se
explicarían gracias a algunos "principios" fundamentales. Pero esta relación arriesga ocultar
diferencias importantes. En efecto, los alquimistas tenían una actitud especial respecto a la
naturaleza, una actitud que no tiene nada que ver con la mentalidad de los científicos
modernos.
Para Descartes y para la "ciencia" en general, la naturaleza es hecha en cierta forma para ser
dominada y manipulada. El propósito de la ciencia, de la técnica y de la industria es el
conseguir medios de acción eficientes. Se analiza la materia, se descubren sus leyes
objetivas; y gracias a este saber se fabrican objetos artificiales, refrigeradores, bombas, etc.
Para los alquimistas, se trata de otra cosa. Notemos que hubo alquimistas que buscaban el
poder y la riqueza: querían hacer oro... pero la filosofía original de la alquimia no buscaba
la manipulación brutal de la naturaleza se percibía como una especie de ser vivo, en su
conjunto conformaba un todo; y todas las realidades se encontraban relacionadas. Se trataba
ante todo de hacer "madurar" las cosas... A primera vista, los laboratorios de los alquimistas
pueden parecer como la prefiguración de los laboratorios modernos. Todos Vemos
grabados: el alquimista, en medio de sus alambiques y de sus hornos, busca realizar
"transmutaciones".
Pero repito, su primer objetivo era en verdad muy diferente del nuestro. En lugar de
contradecir la naturaleza es necesario entrar en comunicación con ella y participar en un
proceso natural. La naturaleza :,recela de la vida; podría casi decirse que contiene "granos".
Gracias al conocimiento del macrocosmo y del microcosmo, el alquimista se esforzaba en
favorecer el desarrollo de las posibilidades naturales de la materia. Lo que es importante, en
esta perspectiva, es que hay que ponerse en acuerdo, en resonancia, con el universo entero;
por ejemplo, hay que escoger un momento en que los astros son favorables, etc. Porque
todo se corresponde: Cada metal corresponde a un planeta, a una- parte del cuerpo humano,
a un color, a una piedra preciosa, a un día de la semana y así por el estilo. Trabajar en
modificar la materia desde luego, exige que se comprendan todas las armonías secretas de
la naturaleza y que uno se conforme a una especie de ciclo universal.
Para un moderno, esta comunión con las cosas aparece como un misticismo irracional. En
todo caso, se está muy lejos de las ambiciones dominadoras de la ciencia contemporánea.
Aún fuera de la alquimia parece que la investigación, con el fin de
conocer la materia, juega sobre la filosofía, que hay líneas filosóficas
subyacentes.
Por supuesto. Se podría, en el límite, hacer una historia de la filosofía, únicamente
examinando las diferentes concepciones de la materia que se han formulado a lo largo de
los siglos. En primer lugar, hay que preguntarse de donde viene la materia. Ya es una forma
de plantearse el problema de Dios. Luego hay que determinar las posibilidades, las
potencialidades de la materia; y, en particular, el papel que juega en la formación de los
seres vivos.
Por qué los seres vivos son "materiales'' o al menos en parte "materiales". ¿Pueden
explicarse los animales en términos de materia, de moléculas grandes? Es lo que tiende a
hacer la biología molecular, etc. Pero esto presenta problemas. ¿Se puede considerar, como
ya lo postulaba Descartes, que el ser vivo no es sino una máquina muy complicada? Si es
así, la biología puede, en el fondo, considerarse como una simple parte de la física...
Existen, por otra par e, científicos muy conocidos, como el físico americano Feynman que
afirman expresamente que todo cuanto hacen los seres vivos, los átomos lo pueden hacer.
Un, curso de física, presenta esto como un postulado fundamental de la biología.
Es lo que se llama reduccionismo: de entrada, se supone que un organismo vivo no es más
que una estructura material compleja. Quizás me dirá que es evidente, que los éxitos de la biología
moderna comprueban que ésta filosofía, es la correcta (ver por ejemplo los éxitos de la
inmunología, de la ingeniería genética, etc.).
Pero el hecho es que siempre hay gente, y aun científicos, que no admiten esta concepción.
Por cierto, conceden que el ser vivo es hecho de materia. Así mismo, un carro es hecho con
materia. Pero cuando rueda es porque hay alguien dentro; es "animado" por otra cosa... y
para explicar la estructura del carro hay que referirse a la existencia de los ingenieros, de
cierto "plan"... esta metáfora es grosera pero da una idea de los problemas planteados. Para
ciertos biólogos resulta imposible explicar el funcionamiento del organismo únicamente por
la "materia", por el juego mecánico de ciertas partículas. Basta leer por ejemplo los trabajos
del profesor Grassé, Aún si se expresa de manera relativamente discreta, es innegable que
cree que las explicaciones mecanicistas tienen límites, Dicho de otra forma, según él, habría
que admitir que la sola materia no alcanza a dar cuenta del nacimiento de la vida, de la
"orientación" de la evolución. Durante la Selle Epoque esto se llama vitalismo: y
naturalmente los materialistas se oponían a esto. Su objeción era sencilla: "ustedes creen,
decían, que hay un principio vital que interviene, una especie de alma o un elemento
divino; pero están errados ya que no se puede asir tal principio. Es solamente recurriendo
a la materia que se pueden encontrar explicaciones eficientes".
Será que esta lucha filosófica entre materialistas y
vitalistas (o entre materialistas y espiritualistas, etc).
¿Aparece a menudo en la historia de la ciencia
moderna?
Reaparece sin cesar. Se puede citar un ejemplo muy interesante que se remonta a finales del
siglo XIX. En esta época se admitía la existencia del éter. Era un medio especial,
extremadamente sutil, en el que se pensaba que las ondas electromagnéticas se desplazaban.
A partir de entonces, muy variadas especulaciones opusieron los "materialistas" a algunos
"idealistas". Los primeros, obviamente, creían que solo la materia era real mientras que los
otros estimaban que la materia estaba hecha de éter condensado...
Evitemos un mal entendido; los idealistas admitían la existencia de objetos materiales en el
sentido banal de la palabra. Pero pensaban que el éter era también real en tanto que
sustancia impalpable y consideraban que este tipo de realidad m as o menos espiritual podía
constituir el "fondo" de las cosas. En términos modernos, el éter de que se trataba se
identificaba a energía pura (lo que nos retrae a lo que dije anteriormente sobre Boscovich).
Se ve, pues muy bien cuál era el esquema de los idealistas. Para ellos, el éter-energía
emanaba de Dios. Gracias a esta realidad espiritual se podía explicar todo cuanto los
materialistas pretendían explicar a su manera.
¡Un modo de ganarles el peón! Estas ideas desempeñaron un cierto papel en el desarrollo de
la física moderna (pensamos en la famosa "equivalencia" entre materia y energía tal como
se expresa en la relatividad). Pero correspondían innegablemente una - posición ideológica.
En todo caso no debemos ciertamente considerarlas como sueños del todo esté riles.
El ejemplo de la luz, a ese respecto, es muy significativo. En el siglo XIIII algunos teólogos
consideraban la luz como una realidad totalmente especial y fundamental,
Era producida directamente por Dios y tenla dignidad particular. Todo cuanto existe,
finalmente, podía interpretarse como constituido a partir de esta sustancia. La materia, por
tanto, no era sino luz condensada; se podría decir, aún, luz "degradada". En Cambridge, en
el siglo XIX, algunos físicos volvieron a tomar esa especie de esquema. Y es posible que en
las especulaciones de Einstein esté todavía discretamente presente. Esto significaría que
algunas hipótesis científicas le deban algo a aquellas especulaciones más o menos
"irracionales".
En Einstein, juega el papel de referencia absoluta. Como se sabe, la teoría de la relatividad
postula la constancia de la velocidad de la luz.
Esto demuestra la riqueza y la complejidad de las ideas que intervienen en los
descubrimientos acerca de la "materia".
Para terminar, la física moderna, como lo dijo antes, habiendo
pulverizado la materia incluyendo en ella, las nuevas
partículas ¿se podrá decir que reduce la noción de materia a
aquella de energía?
Pensaría más bien que es una pregunta falsa. Porque admitimos la equivalencia (e incluso la
identidad profunda) de la materia y de la energía. Resulta que si la materia es energía
condensada, la energía es materia bajo una forma especial..Si se admite esa reciprocidad la
distinción absoluta entre energía y materia ya no significa nada.
Los científicos buscan leyes, relaciones entre los fenómenos. Formulan teorías eficientes, es
decir, teorías que permiten lo "manipular'' las realidades que estudian. Para decirlo en
forma apropiada nunca tienen una visión directa e íntima de la realidad, Hablan de ondas y
de corpúsculos, de energía y de materia; y esto les permite explicar muchas cosas, prever lo
que va a ocurrir, etc. Pero las palabras y los "modelos" de las ciencias son siempre formas
de metáforas; y no hay que confundirlos con la realidad misma. En este sentido, del punto
de vista de la propia física, en mi opinión energía y materia son conceptos que resulta vano
tratar de jerarquizar. Metafísicamente, las preguntas quedan iguales; y el problema del
"origen" de la realidad es todavía igual de misterioso. No se ha avanzado. ¿De dónde viene
la materia (o la energía)? ¿Es Dios quien creó la materia (o la energía)?
Cualquiera que sea la forma de nuestra interrogación, nuestra ignorancia es la misma.
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