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FRATELLI DELLA SACRA FAMIGLIA
CASA DI PROCURA GENERALIZIA
Viale Aurelio Saffi, 24 – 00152 ROMA
Tel. 06 581 38 41 Fax 06 588 09 13
e-mail: [email protected]
Roma, 24 - 11 - 2009
“Mantener viva la herencia que el Espíritu infundió al Hermano Gabriel”
Estimados Hermanos, miembros de las Fraternidades Nazarenas, Comunidades Educativas,
Comunidades cristianas, Catequistas y amigos de la familia Safa:
Con las palabras del apóstol san Pablo a su discípulo Timoteo “Te recuerdo que despiertes el don
de Dios que hay en ti...” quiero comenzar este saludo en la conmemoración del ciento cuarenta
y cinco aniversario de la fiesta de nuestro Padre Fundador para recordar a toda la familia el
compromiso de avivar la herencia espiritual que hemos recibido del Hermano Gabriel conscientes de
que ese don es mas grande que nuestras deficiencias y proyectos.
De esta herencia el primer elemento a destacar ha de ser siempre la persona misma del
Fundador que con una nueva voz supo testimoniar en su época los valores del evangelio y que a
través de su mediación nos hace participes de aquella acción del Espíritu. Fue el Espíritu Santo quien
llevó al Hermano Gabriel a reunir a los primeros compañeros, a dar un nombre a la primitiva
Comunidad de Hermanos, a escribir las Constituciones y a poner todos los medios a su mano para
que la Congregación fuera aprobada por el Papa Gregorio XVI. Pero por encima de todo, el Espíritu
le otorgó la gracia de tener discípulos y hacerles partícipes del propio modo de vivir el seguimiento de
Jesús y a prolongar la misión evangelizadora al estilo de los Apóstoles.
Esta rica y profunda experiencia del Espíritu supuso su amor a Jesucristo y a la Sagrada Familia; su celo
por la gloria de Dios, por la educación de la juventud y por el cuidado de los altares; sus preocupaciones
por la salvación de todos los hombres; su afán por lograr colaboradores en la evangelización; su modo de
afrontar la realidad social y eclesial de su época; sus iniciativas apostólicas para que Dios fuera conocido
y amado y su modo de orar, esperar y creer en Dios Padre, experiencias todas que han de ser para
nosotros fuente de inspiración y estímulo en la respuesta que hemos de dar hoy a nuestra vocación y
misión en la Iglesia y en el mundo. La Congregación, reviviendo el Espíritu que animó al Hermano
Gabriel se sentirá empujada más allá de ella misma.
Por eso el Hermano Gabriel es a la vez el fundador, el padre y el primer miembro del Instituto. A él nos
une la comunión en un mismo carisma que, a través de nosotros ha de seguir fecundando el
compromiso evangelizador de la Iglesia. Como padre y fundador sigue acompañándonos e
intercediendo por nosotros. Por nuestra parte, seguimos necesitando de su presencia y de un diálogo
permanente con él. La Iglesia, al aprobar nuestras Constituciones ha reconocido nuestro estilo de vida y
de misión como patrimonio de todo el Pueblo de Dios.
Por lo tanto hoy como ayer en un tiempo de crisis y de cambios en el hombre y en la sociedad, sigue
siendo enormemente válido el Carisma Taboriniano. Por eso nos corresponde seguir acudiendo a la
experiencia de vida del H Gabriel, seguir dándola un perfil profundamente evangélico y eclesial y
seguir reconociendo en ella la evolución de los tiempos. La Congregación, cuando se ve urgida por la
experiencia del Fundador se pone nuevamente en camino hacia los que aún no han escuchado la Buena
Nueva del Reino, hacia los hombres hambrientos de verdad, de justicia y de amor.
Así pues, nos corresponde trasmitir esa experiencia carismática porque al trasmitirla nos permite
conocerla mejor, sistematizarla, recrearla y valorarla. Por lo tanto, transmitir el carisma del Hermano
Gabriel es un don que el Espíritu Santo sigue enviando a su Iglesia a través de los Hermanos y
laicos lo revivimos en el tiempo. Por lo tanto debemos estar con las lámparas encendidas para que la luz
del carisma no se apague por negligencia o abandono.
Hoy la figura del Hermano Gabriel se nos hace cercana. Conocemos mejor su historia y sus
escritos. Hombre de su tiempo el Hermano Gabriel contempló con misericordia las necesidades de los
niños y jóvenes de su entorno e intentó también conforme al mandato evangélico hacer nuevas todas las
cosas. Llama la atención su sentido humanizador; su mirada eclesial; su amor a la Sagrada Familia;
su manera de vivir las virtudes cristianas y sobre todo su capacidad de asociar a su obra muchos
seguidores.
Subrayo esta capacidad de suscitar seguidores precisamente cuando estamos celebrando el
ciento cincuenta aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars, que desde el año 1837 conoció y
llamó al Hermano Gabriel “amigo de Dios” y envió a nuestro noviciado de Belley alrededor de
cuarenta aspirantes. Motivos todos que nos indican que la pastoral de las vocaciones debe ser una de las
prioridades fundamentales del Instituto y parte esencial de su misión como nos recordaba el último
Capítulo General. Es evidente que tenemos que promover todas las vocaciones en la iglesia pero es muy
importante que no perdamos de vista una pastoral que invite a preguntarse a las personas si están
llamadas a vivir su camino de fe como Hermano de la Sagrada Familia o como laico asociado al Instituto.
Evidentemente, para hacer esta propuesta es necesario que tengamos una idea precisa del carisma
recibido en el que servir a Dios a través de la educación cristiana, la catequesis y la liturgia sigue
proporcionándonos el contenido fundamental de dicha invitación. Nuestra pastoral vocacional para que
sea fructuosa y honesta debe apoyarse siempre sobre nuestro carisma y misión. Por consiguiente,
este celo por la educación cristiana, la catequesis y la liturgia debe ser constituyente de nuestra
pastoral vocacional. Nos corresponde, pues, suscitar en las Comunidades religiosas y educativas, en las
familias y en las parroquias ambientes cristianos donde la fe sea vivida, profundizada y celebrada para
que la propuesta vocacional pueda ser acogida.
Ahora bien, en esta etapa de “misión compartida”, la pastoral vocacional debe ser también
una tarea compartida de manera que si una persona ha descubierto el carisma, lo siente como algo
propio, tiene la alegría y gozo de pertenecer a la familia SA-FA y se siente llamada a contribuir a
una historia de salvación, debe hacerse difusora y agente vocacional del propio carisma. Esta visión,
mentalidad o cultura de asociación debería envolver a todos los miembros de la familia Safa.
Termino este saludo con una propuesta concreta para este tiempo:
- Lee una biografía, el perfil espiritual del Hermano Gabriel o algún estudio o artículo que
te ayuden a conocerlo mejor.
- Escribe o representa en cualquier medio artístico algún aspecto sobre el Fundador:
revistas colegiales, boletín parroquial, periódico local, página web etc. que posibilite a
otros a conocer y apreciar al Hermano Gabriel Taborin.
- Busca la ocasión a lo largo del año para proponer a algún candidato el seguir a Jesús en
nuestra familia bien sea como Hermano, laico asociado, educador o catequista. Si no te es
posible trata, por lo menos, de rezar por la promoción de todas las vacaciones en la Iglesia.
Que el recuerdo de nuestro Padre Fundador suscite en nosotros el deseo de anunciar el Reino de
Dios especialmente a los niños y a los jóvenes que más lo necesitan.
H. Juan Andrés Martos Moro SG
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