Título “DE LA ALIENACIÓN PARENTAL A LA ENAJENACIÓN

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Título
“DE LA ALIENACIÓN PARENTAL A LA ENAJENACIÓN PARENTAL. UN CASO
DE FILICIDIO”
Autores:
Dr. Hugo Pedroza Falcón. Facultad de Psicología, Universidad Autónoma de
Querétaro, México1
Dra. María Cristina Ortega Martínez. Facultad de Psicología, Universidad
Autónoma de Querétaro, México2
RESUMEN
Presentamos un caso clínico, analizado desde las instancias que participaron en
la resolución del mismo: medios de comunicación, peritajes, psicología y
diagnósticos. Nos interesa particularmente observar las diversas formas de
peritajes, a fin de exponer sus divergencias y coincidencias.
Mostraremos una historia de vida, a fin de mostrar las vicisitudes de una mujer y
su ideal de familia que termina con el asesinato de su propia hija. La pregunta
más inmediata que surge es: ¿Cuál es la participación de ambos padres en la
crianza de un niño, cuyas omisiones y actos propician el homicidio éste?
Se pueden considerar tres dimensiones:
-Un acto individual perpetrado por la madre.
-Un acto de responsabilidad compartida entre ambos padres.
-Un reflejo de cómo la sociedad cuida (o deja de cuidar) de los niños.
Ofreceremos una propuesta pericial, basada en el diagnóstico clínico y la teoría
psicoanalítica. También expondremos unas reflexiones teóricas, bajo la modalidad
de monografía clínica.
Mostraremos los aspectos del proceso judicial, que al no contar con las bases
teóricas suficientes por parte de quienes realizan los peritajes psicológicos hacen
de lado su intervención y la voz del perito experto no es escuchada debidamente.
Palabras clave: peritaje, filicidio, diagnóstico, clínica, hijos, psicoanálisis.
Introducción
1
2
Doctor en Psicología y Educación, UAQ, México. [email protected]
Doctora en Psicología y Educación, UAQ, Mé[email protected]
Phatos-salud: temática de fondo que muestra una amplia gama de interrelaciones.
Las concepciones que giran en torno a estos términos y sus inseparables formas
de relación, representan enorme complejidad y han sido objeto de estudio desde
tiempos inmemoriales. La cuestión de estar sano cambia a lo largo de la historia.
Actualmente gozar de buena salud (a partir de Freud) es una ardua labor. El
estado
contemporáneo
trae
consigo
enfermedades propias,
de
carácter
generalizado. La propia sociedad engendra malestares, pero también los controla,
los regula, los clasifica y en el fondo… confisca los secretos íntimos, últimos de los
cuerpos-almas, tal es el destino actual. ¿Cómo pensar-actuar la psicopatología y
las humanidades?
En nuestro caso, desde el psicoanálisis, ¿Cómo construir el desarrollo de una
historia de vida particular, que desemboca en un filicidio, en el seno de este
momento y lugar actuales y la concepción de phatos-salud que permea en las
diferentes esferas públicas como el aparato jurídico, la opinión pública, los medios
o las disciplinas “psi”?
La idea es que el estudio clínico que sustenta un peritaje permita, en los diferentes
campos y situaciones en los cuales se realiza, en este caso el jurídico criminal,
tomar decisiones importantes en relación al sujeto mismo.
Consideraciones previas
Una observación detallada de la subjetividad, precisa no dejar de lado la
dimensión mítica, pues estamos lejos de creer que únicamente se rige por las
falsas creencias científicas, que sostienen que solamente lo comprobable, visible o
pragmático tiene la virtud de orientarlo en su vida; antes bien, se trata de sus
creencias, de sus construcciones. Con la noción de realidad psíquica, Freud nos
invita a no desdeñar la palabra en su literalidad, pues con ella se remite a la
realidad vivenciada, versión individualizada de una quimérica realidad compartida.
Y el mito nos remite a ello, a una construcción de lo que implica nuestra historia.
Así, podemos observar la serie de pequeños mitos que hay dentro de nuestros
núcleos familiares, esos núcleos de nuestra novela familiar. (Freud, Sigmund:
1908)
Seguir la historia particular de un caso nos invita a develar esos mitos individuales
que constituyen los pilares de dicha particularidad. Esto por un lado, por otra parte,
es preciso tener en cuenta los mitos socialmente construidos, así como los nuevos
grandes mitos, v gr. El mito de la ciencia. Tales mitos no son inamovibles, siguen
la inercia de las tendencias actuales.
La figura del padre, Philiphe Jullien señalaba (1990) se modifica en este proceso,
se matiza, se diluye, se difumina, incluso casi se pierde. El parricidio entonces,
¿se mantiene, en tanto deseo, inalterado o adquiere nuevas formas? Del padre
primordial al padre de familia, hay algo que se modifica, y es la relación con los
hijos, a saber: de quién se es hijo, pero también de quién se es padre. Colocar el
acento ahora en al deseo de los padres (ambos) nos lleva a otra prohibición: el
filicidio, que debe reclamar particular interés en una sociedad individualista en que
los más vulnerables, los niños y los ancianos, están en desventaja en cuanto al
cuidado y protección por parte de los otros.
Varios autores latinoamericanos se han ocupado de esto ante un hecho
contundente: comparado con los casos reales de muerte de menores por
responsabilidad directa o indirecta de los padres o adultos, el parricidio es,
justamente: un mito. Su ocurrencia real, actual e histórica, es mucho menor. Los
deseos inconscientes de hostilidad y destrucción contra el padre, forman parte del
psiquismo humano, al igual que los deseos de destrucción, caniválicos, respecto al
hijo.
Se trata de dos prohibiciones diferentes, ambas involucran la relación con la ley,
en los deseos parricidas se atenta con quién la representa y en el filicidio tal vez,
actuando desde el lugar de la ley, como encarnación de la misma, se actúa con el
menor desconociendo la ley misma, renunciando a ella y a su transmisión.
Prácticas ancestrales de sacrificios humanos de menores a los dioses, como el de
la agricultura o las lluvias en el caso de los mexicas y mayas, o formas menos
radicales como las circuncisiones en otros pueblos, otorgan al niño, al hijo, el lugar
de objeto sacrificial, de objeto desprendible. Tal vez el menor visto como parte de
sí mismo sobre la cual se tiene derecho de disponer como medios de complacer a
las deidades y acceder a sus favores, perdones o bendiciones.
El hijo que germina de la simiente masculina en un cuerpo materno, es una parte
esencial y material de ambos padres. Esta multitud de referentes, de los cuales
además sus padres son portadores de la mayoría, debería ayudar a matizar el
sentido de pertenencia a ellos como objeto pasivo de sus deseos. Los asuntos que
antaño eran estrictamente familiares, son también competencia del estado, la
esfera pública se ocupa de asuntos privados (Philiphe Jullien: 1990) con el
resultado de restar autoridad a los padres: ley paterna deslegitimada.
Estos Derechos son relativamente recientes y, se tiende a resaltar las grandes
mejorías que han traído a la protección de los niños, que antes eran vistos como
objetos de los cuales sus familiares eran dueños.
En una sociedad individualista y materialista, los miembros improductivos como
los niños y los ancianos son con frecuencia desatendidos, descuido justificado por
el ritmo de vida actual que exige la dedicación al trabajo. Al menos podría decirse
que la forma de vida actual no favorece la convivencia familiar, es difícil el
equilibrio entre el trabajo, la convivencia, la diversión, el descanso…
Este conjunto de consideraciones que se alejan de nuestro objetivo, muestran el
trasfondo del caso que nos ocupa: un caso particular de filicidio. Para hablar de él,
partimos de la pregunta más inmediata: ¿Cuál es la participación de ambos
padres en la crianza de un niño, cuyas omisiones y actos propician el
homicidio de éste? Más nos inclina a esto el hecho de que el lenguaje de los
padres deja ver que la pequeña víctima es objeto de disputa entre ambos y lugar
de manifestación de sus problemas de relación. La muerte misma es, por así
decir, dedicada al otro.
Tenemos dos posiciones: una, la de la madre, que sucumbe ante el deber de
proteger la vida de su hija y; otra, la del padre que no apoya el deber protector de
la madre. Una que incurre en un acto criminal y otra que lo permite, o no lo evita.
Es que podemos considerar este caso con todo derecho, desde tres dimensiones:
1) un acto individual perpetrado por la madre; 2) un acto de responsabilidad
compartida entre ambos padres y; 3) un reflejo de cómo la sociedad cuida (o deja
de cuidar) de sus hijos.
El caso
Ocurrido hace ya casi algunos años, contamos con varios expedientes sobre el
mismo, incluyendo los dictámenes anteriores y, por supuesto la experiencia de
haber participado en la evaluación clínica de la mujer, casi dos años después del
filicidio. Dicha participación obedece a la petición del Juez, solicitud hecha a la ina
institución de educación pública, para terminar de esclarecer el estado legal de la
entonces filicida comprobada.
Es de destacar que los estudios realizados con anterioridad en materia de
psicología y psiquiatría coincidían en descartar en la mujer alteraciones graves,
que denunciaran patologías manifiestas. Se trataba más bien de una persona con
inteligencia promedio y de aparente normalidad. ¿Por qué solicitar entonces un
nuevo peritaje clínico? La celeridad con que se quiso dictaminar se debía sin duda
a la presión de los medios, pues fue un suceso muy sonado en la Ciudad.
Vemos cómo la perito en psicología realiza su estudio casi inmediatamente que la
mujer es detenida y el psiquíatra lo hace al día siguiente. Llama la atención que
ninguno de los dos expertos emplea para sus peritajes un tiempo mayor a tres
horas.
Transcurridos casi dos años, respondemos a la petición de un nuevo dictamen con
la extraña (y grave) imposición de revisar el material existente acerca de la mujer y
de responder a algunas preguntas de carácter tendencioso, donde se percibía un
intento por sesgar el estudio hacia el pronunciamiento a favor del carácter
inimputable de la evaluada. Y esto después de que los anteriores estudios
parecían no haber arrojado resultados a favor de ello.
Más antes de continuar narrando estos sucesos, que otorgan al aparato jurídico y
al discurso psiquiátrico un poder manifiesto, vayamos a la descripción sucinta de
los acontecimientos.
Los hechos.
La muerte de la menor ocurrió un viernes y los días que siguieron fueron testigos
de un manejo mediático muy puntual, del que destacaban la radio y los periódicos.
Días después un diario local comenta que se busca una presunta filicida, principal
sospechosa de haber envenenado a su hija con insecticida. Este hecho ocurrió
tres días antes, fue descubierto el cadáver a las 23:30 horas por la Agencia del
Ministerio Público, estimándose después en 12 o15 horas el período que llevaba
sin vida. La necropsia reveló que la causa de su muerte fue congestión visceral
generalizada, envenenamiento.
El hecho de que la madre se encontrara ausente de la casa al momento del
descubrimiento del crimen, así como comentarios de vecinos o el esposo mismo,
hicieron que la policía sospechase un caso de filicidio. Así se dio marcha a la
búsqueda de la madre, de al cual se decía, había sido antes diagósticada de
esquizofrenia.
Entre tanto ella había salido de la ciudad y vagaba por pueblos del estado y del
estado vecino, antes de ser aprehenda.
Para los detalles de los hechos, vemos la reconstrucción de los mismos, efectuada
un ms después, describimos literalmente:
-Le dije a la niña: M’ija, ya eres libre, te estás salvando del maltrato que me
ha hecho tu Papi, no vas a sufrir lo mismo que yo y no te vas a encontrar a
otro hombre.
- ¿Qué fue lo que sucedió? Yo traté de que se ahogara… a la niña nada
más la ahogué y al perrito también. Ya estaba cansada de tantas preguntas
y tanta presión de mi esposo y sabía que mi hija ya estaba descansando.
―Ya nadie te va a hacer daño:‖le dije cuando ya estaba muerta…
Podemos apreciar aquí la confesión de detenida, aduciendo a razones que atañen
a su propia vida, a sus temores. Horas después, en el mismo día, la detenida
continúa refiriéndose a los hechos:
Quiero decirles que si en un principio no dije la verdad de las cosas, fue por
el hecho de que me sentía muy presionada por lo que hice; estaba muy
nerviosa, pero la verdad es que, como les dije hace un rato que fuimos a la
casa, mi esposo era muy agresivo y me lastimaba de voz o de palabra,
también me llegó a pegar, me dejó moretones en los brazos. Por eso es
que decidí liberar a mi hija, para que no pasara por lo mismo que yo. A mí
me fue mal, me fue mal… Mi padre siempre llegaba todo ensangrentado a
la casa, luego me casé y me di cuenta de que mi esposo era violento. … y
luego, como fue hija única, entonces no es fácil; cuando mi esposo tuviera
75, mi hija tendría 28, no quería verla a futuro sola, pero eso fue lo que
hice… Ya cuando me di cuenta de que estaba muerta me fui, llevándome
su ropita, la tiré en unas bolsas de basura…
Esta es la confesión y establecimiento de los hechos. Decidió expresar lo ocurrido,
cambiando su versión anterior, porque ya se había cansado y quería que se
supiera la verdad y se arreglara todo.
Los dictámenes
Dictamen pericial fue en materia de Genética forense. Su objetivo fue corroborar o
desvirtuar el entroncamiento familiar de la menor. El resultado concluyó con la
aseveración de que sí existe el parentesco padre-hija/madre-hija.
Dictamen en materia de psicología, perito de la procuraduría de Justicia.
Conclusiones:
1). Trastorno de personalidad borderline, ―(…) patrón general de inestabilidad en
las relaciones interpersonales, en la auto-imagen y en la afectividad y una notable
impulsividad.‖ Esto se basa en los siguientes criterios:
-
Esfuerzos frenéticos para evitar el abandono real o imaginario.
-
Un
patrón
de
reacciones
interpersonales
inestables
e
intensas,
caracterizado por la alternancia entre los extremos de idealización y
devaluación.
-
Los sujetos pueden cambiar bruscamente desde el papel de suplicar la
necesidad de ayuda, hasta el vengador justiciero de una afrenta ya pasada.
-
Los sujetos pueden presentar una inestabilidad afectiva debida a una
notable reactividad del estado de ánimo.
-
Sentimientos crónicos de vacío.
2). La relación entre el contenido del lenguaje verbal, el estado emocional y el
lenguaje corporal de la examinada no se manifiesta como coherente y
consecuente.
3). Se aprecia un discurso inconsistente debido a las contradicciones y a las
situaciones un tanto inverosímiles que se aprecian en ella, lo cual resta
credibilidad a su dicho.
Dictamen en materia de psiquiatría, médico del Hospital General
A propósito de este diagnóstico hay al día siguiente una nueva valoración
psiquiátrica, la cual concluye con los siguientes: ―diagnósticos presuncionales:
probable trastorno ansioso-depresivo. Probable distimia. Probable trastorno
afectivo-orgánico.‖ Así se le da validez al diagnóstico anterior.
La psicóloga especialista en evaluación psicológica informa que:
La entrevistada se mostró suspicaz (―siente que la están viendo‖), cuando escucha
un ruido fuerte se asusta. Con un nivel intelectual dentro de los parámetros
normales, su discurso es coherente y sin muestras de alucinación.
Pero los posteriores estudios, ya estando ella internada y con un ―tratamiento‖ a
base de antidepresivos, variaron un poco y se inclinaron más a la patología grave.
Reflexiones en torno al caso
Jacques Lacan, en su tesis doctoral de 1932 aborda la singularidad de una caso,
un estudio monográfico. Dicha tesis es considerada la última gran obra de la
psiquiatría, pues concluye un tiempo de fecundidad en este campo, antes de que
fuese cediendo su puesto a las fracciones de ―información‖ provenientes del
campo de las neurociencias. Este es un hecho que un Lacan visionario ve venir,
no sin lamentaciones, pues del dominio actual de estas teorías deriva que la
psiquiatría se encuentre afectada, secuestrada por las grandes empresas
farmacéuticas, apoyadas por los inventarios de las enfermedades mentales.
En esa obra, ―Lacan psiquíatra‖ aborda la acepción de personalidad a propósito de
un caso de psicosis paranoica, con propuestas desafiantes a los campos de la
psiquiatría y la psicología principalmente. En ella trata de demostrar, a contracorriente, que la concepción adecuada de ―los hechos de la psicosis‖ pueden
(deben) obtenerse aplicando un ―método teórico más riguroso‖. ¿Qué tipo de
rigor? ¿Más riguroso respecto a cuáles otros métodos? Respecto a aquéllos que
tradicionalmente se han ocupado de indagar la personalidad, de establecer qué es
la persona y lo han hecho de forma poco rigurosa, pues ingenuidad, arbitrariedad,
confusión y falta de objetividad han sido sus vías. Tales son los esfuerzos,
denunciados por Lacan, de la experiencia común, de la psicología y, a
regañadientes, de la metafísica. Es que ninguno de estos campos aportaba nada
serio acerca de la personalidad. Era preciso proponer dicho ―método riguroso‖ que
zanjara esta importante cuestión. Tal método es el siguiente:
… elegir de entre un gran número de hechos clínicos de que disponemos,
uno de nuestros casos, explorándolo —historia de la vida e historia de la
enfermedad, estructura y significación de los síntomas— de manera
exhaustiva3.
Se trata entonces, podemos verlo, de un método exhaustivo de carácter
exploratorio y esta exploración se encamina a los detalles4 y busca ir más allá (en
lo subjetivo) de lo que sus contemporáneos tenían como bases de manera ilusoria,
a saber, la acumulación de materiales y el apego, nunca trascendido, a su punto
de vista doctrinal. Ese más allá que alcanza su método radica en que se enfoca en
el meollo de la cuestión clínica que es, en palabras de Lacan: ―La preocupación
por el hombre.‖
De este estudio, a propósito del caso que nos ocupa, extraemos lo que Lacan
articula acerca de una noción esencial en la definición de personalidad, nos
referimos a la responsabilidad. Ser imputable o inimputable es atribuir o no una
responsabilidad a la persona. Lacan parte de lo más básico para definir esa
responsabilidad, se apoya en la experiencia común, en el saber popular: entre lo
que el sujeto cree que es y lo que su propia experiencia y quienes le rodean le
muestran que es; entre él y su ideal, podemos decir, hay siempre una divergencia.
Arreglársela con esa diferencia y reducirla al mínimo, eso sería la responsabilidad.
En la medida en que se reduce dicha divergencia se constituye una continuidad en
el tiempo. Continuidad de los rasgos del individuo que lo hacen ver más
responsable. Así pues, dice Lacan (1932):
La responsabilidad es entonces la garantía que, por encima de las
variaciones afectivas, asegura las constancias sentimentales y, por encima
de los cambios de situación, el cumplimiento de las promesas.
Cumplir, las promesas, ser consecuente entre lo que se dice y se hace, en la
medida de lo posible: eso el fundamento de nuestra responsabilidad. ―Es una
función de continuidad, la cual se nos confiere a nosotros y nosotros la atribuimos
a los demás‖ (Lacan, 1932, p. 30) Continuando con la definición, la
3
Las cursivas son nuestras.
Cuando leemos estos detalles en la descripción de la historia de vida de su paciente, presentada en la tesis, nos podemos
dar cuenta de la seriedad con que se tomaba esta tarea; baste mencionar el conocimiento que Lacan tenía (no es broma)
del tipo de ropa interior usada por la persona que él denominó Aimé.
4
responsabilidad: es el fundamento de la personalidad, y desde el sentido común
se dice de alguien que ―tiene personalidad‖ cuando su conducta es autónoma
respecto a los accidentes, a las vicisitudes cotidianas y dicha conducta posee un
―valor ejemplar, o sea moral‖ Continúa diciendo, (Lacan, 1932, p. 38)
La tarea de cada día y la más preciosa de la experiencia de los seres
humanos, consiste en ensañarse a distinguir, bajo las promesas que
formulan, las promesas que van a cumplir. Estas son totalmente distintas a
menudo de aquellas, son la realidad personal que un ojo avezado reconoce,
y a la cual cada cual rinde homenaje al ufanarse de reconocerla.
Creer en nuestra responsabilidad y atribuir esta condición a los demás es una
tendencia común. Así, dice Lacan, ―Los demás nos tienen a nosotros por
legítimamente responsables (…) esta aparente autonomía del individuo es
esencialmente relativa al grupo (…)‖
CONCLUSIONES
El peritaje psicológico no es tomado en cuenta: privan los intereses ajenos y el
poder jurídico.
Respecto al título: la niña como víctima de las patologías de los padres, su
apropiación y disputa en el ámbito de sus conflictos de pareja. Sin embargo no se
aprecia como concluyente la alienación parental, pues la menor misma no es el
objeto sino el medio de los conflictos del matrimonio, el centro de dos fuegos
cruzados, posición fatal ante el aparente y real poco interés por la niña en tanto
hija amada, tanto de uno como de otro. Enajenación parental resulta más propia
para designar este caso donde se dispuso sobre una menor como parte de sí
mismo, donde los padres fallaron en su función protectora.
El marco jurídico como una instancia social que participa del descuido infantil y
que se centra más en proteger los intereses individuales que en mantener una
sociedad algo más armónica y con mejor calidad de vida, que tiende a la inercia
de unos reclamos modernos centrados en el consumismo y el lo material en
detrimento de la vida misma.
Es que no hacer caso a lo que se diga sobre un sujeto, es no darle importancia a
la vida, en particular y en general: se trata de un filicidio no castigado, un pasaje al
acto en cuanto la ley, similar al de los padres, al de la filicida misma, de aquí que
se justifique nuestra tercera dimensión o vertiente del caso: un caso de infanticidio
social.
Bibliografía
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Bolk, Luis. La “Humanización” del hombre.
Dufour, Dany Robert.Cartas sobre la naturaleza humana para el uso de
sobrevivientes.1999
Ravscovsky, Arnaldo.El filicidio. Ediciones Orión. Buenos Aires, Argentina. 1981
CARTA COMPROMISO DECLARACIÓN DE PERMISO DE PUBLICACIÓN
Nosotros los autores, Dr. Hugo Pedroza Falcón, Dra. María Cristina Ortega
Martínez. del trabajo titulado: ―DE LA ALIENACIÓN PARENTAL A
LA ENAJENACIÓN PARENTAL. UN CASO DE FILICIDIO‖, el cuál sometemos a
la apreciación de la Comisión ejecutiva del VI Congresso Internacional de
Psicopatologia Fundamental e XII Congresso Brasileiro de Psicopatologia
Fundamental
ACORDAMOS
que el artículo referido se torna propiedad exlcusiva de la Associação Universitária
de Pesquisa em Psicopatologia Fundamental – AUPPF. Queda prohibida la
reproducción total o parcial por cualquier medio de divulgación impresa o virtual
sin la previa autorización por escrito de la AUPPF.
Dr. Hugo Pedroza Falcón
Dra. Maria Cristina Ortega Martinez
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