Reforma radical en Israel

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Reforma radical en Israel
Viernes 14 de Abril de 2006 00:00
La inversión educativa sostenida desde 1948 le permitió a Israel convertirse en una potencia
científica y tecnológica similar a Japón y Corea. Sin embargo, en la última década los
resultados internacionales del rendimiento escolar de los israelíes en matemáticas y ciencias
muestran un notable deterioro, para preocupación de la sociedad israelí, que hoy cuenta con
120,000 profesores, 700,000 alumnos y 3,500 colegios. Es un sistema doblegado por su
inercia, que ha llevado al incremento de gastos y vicios administrativos, 13 reformas educativas
cosméticas desde 1968, cuya efectividad nadie ha comprobado, deterioro del salario
magisterial y caída de la calidad docente, etc. Los peruanos conocemos de sobra el libreto.
Israel cuenta con suficientes recursos. Los 6,000 millones de dólares anuales para niños de
tres a 18 años producen una de las inversiones per cápita más altas del mundo. El problema es
la ineficiencia. La ex ministra de Educación Limor Livnat convocó al exitoso empresario “hight
tech” Shlomo Dovrat para hacer una propuesta de reforma inspirada en los principios que rigen
en el mundo empresarial. Metas claras, con seguimiento y control de logros. Convocó a 200
expertos israelíes y extranjeros que estudiaron diversas reformas en el mundo. Sus
recomendaciones incluyeron: reducir el número de profesores y directores para quedarse con
los mejores, pagarles más y elevar así el prestigio social de la carrera para atraer a postulantes
más talentosos. Los profesores deberán poseer un grado universitario en el área de su
enseñanza y una certificación docente. La docencia será una profesión similar a otras,
trabajando cinco días a la semana con 40 horas de asistencia y 24 horas de clases. Los
alumnos estudiarán cinco días por semana de 8.00 am a 4.00 pm. Los directores tendrán
mayor jerarquía y salario, permitiéndoseles contratar a los profesores y empleados a su cargo,
así como manejar su propio presupuesto. Los padres ejercerán el derecho a escoger el colegio
que prefieran para sus hijos. El sistema será transparente. Se sabrá qué tiene que aprender
cada alumno en cada grado, lo cual será medido mediante los exámenes nacionales anuales,
cuyos resultados serán publicados.
Son propuestas revolucionarias discutibles que chocan con inercias nocivas y el sindicato
magisterial, pero cumplen con ofrecer una alternativa para abandonar la mediocridad y mejorar
la educación.
Ya que nuestros candidatos hablan de una “revolución educativa”, quizá esto sirva como
referente para inspirar sus propuestas.
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