inseguridad jurídica

Anuncio
INSEGURIDAD JURÍDICA Invasiones y Ley de Tierras:
Durante el año 2.008 se mantuvieron los problemas relacionados a
inseguridad jurídica. Si bien es cierto que se experimentó una disminución con
respecto a años anteriores, continuaron las amenazas de invasiones a fincas con
apoyo de representantes del sector oficial.
Fueron invadidas fincas en Táchira, Barinas, Yaracuy, Lara, Portuguesa,
Guárico, Mérida, Trujillo, Bolívar, Anzoátegui, Falcón y Zulia. Muchas de esas
invasiones fueron comandadas por candidatos del oficialismo a Alcaldes o
Diputados, con fines electorales debido a las elecciones del 23 de Noviembre,
otras, como ocurrió en el Estado Lara en las fincas del Valle del Río Turbio,
fueron dirigidas directamente por el INTI y ordenadas desde el gobierno
central.
Pasa un año más de vigencia de la “Ley de Tierras y Desarrollo Agrario”,
sin haber sido definidos los parámetros de medición establecidos en la citada
ley, como son los rendimientos idóneos de los rubros agropecuarios, la
clasificación de suelos a nivel nacional, los promedios de ocupación, los planes
agroalimentarios, etc., necesarios para determinar la ociosidad o no de una
finca, para determinar si una propiedad puede ser catalogada como latifundio y
para que los propietarios puedan saber su condición legal ante las exigencias
establecidas en la ley de tierras. Tampoco ha sido creada la “Gaceta Agraria”,
que es el órgano donde deben publicarse todas las decisiones y actuaciones del
Directorio del INTI, lo que ha generado confusión y desinformación.
La falta de definición de parámetros genera una gran discrecionalidad de
los funcionarios de INTI, quienes, al momento de realizar fiscalizaciones y
evaluaciones a los productores agropecuarios, aplican sus propios criterios y
hacen exigencias muchas veces exageradas y no contempladas en la ley, creando
una situación de indefensión, vulnerabilidad y de incertidumbre a los
propietarios de fincas.
El INTI mantiene la actitud de negar la entrega a los productores de los
certificados de “Finca Mejorable” o “Finca Productiva”, según sea el caso,
contemplados en la misma ley de tierras, lo que es contrario al ordenamiento
legal y vulnera derechos de los solicitantes.
Se ha observado que las autoridades pertenecientes a organismos
oficiales aplican discriminación política al momento de atender o defender a los
productores. Muchos funcionarios se rigen por una especie de “línea oficial” que
les impide favorecer a los propietarios de fincas (aunque tengan la razón
jurídica) siendo complacientes con quienes actúan, generalmente, al margen de
la ley (quienes supuestamente tienen el apoyo del Presidente de la República).
Esta situación se ve, principalmente, en los casos de invasiones a fincas, donde
los dueños, al denunciar la invasión a su predio, no reciben el apoyo del INTI,
de la Fiscalía, de la Defensoría del Pueblo ni de la Fuerza Armada. Quienes
invaden una finca, que es una situación ilegal según nuestro ordenamiento
jurídico, lo hacen con total impunidad y, muchas veces, con la complacencia de
las autoridades. La gran mayoría de los funcionarios de los organismos
anteriormente mencionados, siguen clasificando a los productores en dos
grupos: “chavistas” y “escuálidos”, siendo los segundos discriminados e incluso
acosados, mientras los primeros reciben todo el apoyo y comprensión por parte
de los encargados de “cumplir y hacer cumplir” las leyes. Esto genera violación
de derechos contemplados en nuestra constitución nacional, como el derecho de
propiedad, el debido proceso y el que es contrario a la discriminación por
cualquier concepto.
Los problemas ocasionados por la Inseguridad Jurídica generan
incertidumbre en el sector, lo que se traduce en una baja inversión y, por
supuesto, en la caída de la producción.
Al cierre del año, la situación en la Sierra de Perijá continúa sin
resolverse. Las invasiones y posterior saqueo a 9 fincas realizadas por indígenas
aupados por la Ministra del Poder Popular Para Asuntos Indígenas, causaron un
grave problema de violación de derechos constitucionales a los propietarios de
esos predios. Se utilizó como excusa la demarcación de la zona indígena de la
sierra, demarcación que todavía no se ha realizado.
Este año se va sin que el TSJ dé respuesta a los recursos interpuestos por
FEDENAGA en contra de la “Ley de Tierras y Desarrollo Agrario”, así como los
recursos de interpretación a la “Ley de Registros Públicos y Notarías” y al
concepto de “Propiedad Privada” y “Latifundio”. Seguimos a la espera de estas
decisiones, recordándole al TSJ el pensamiento de La Bruyére: “Hacer esperar
la aplicación de la justicia, ya es una injusticia”.
Leyes Habilitantes:
La promulgación del paquete de leyes habilitantes por parte del
Presidente de la República, causa incertidumbre y representa inseguridad
jurídica a los productores y habitantes venezolanos.
De los veintiséis (26) Decretos Leyes dictados el último día de la Ley
Habilitante, nueve de ellos afectan directamente al Sector Agropecuario, los
cuales son:
‐
Decreto No. 6.071 con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica de
Seguridad y Soberanía Agroalimentaria.
‐
Decreto No. 6.092 con Rango, Valor y Fuerza de Ley para la Defensa de
las Personas en el Acceso a los Bienes y servicios.
‐
Decreto No. 6.240 con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Beneficios y
Facilidades de Pago para las Deudas Agrícolas y Rubros Estratégicos para
la Seguridad y Soberanía Alimentaria.
‐
Decreto No. 6.241 con Rango, Valor y Fuerza de Ley del Banco Agrícola
de Venezuela
‐
Decreto No. 6.243 con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Reforma Parcial
de la Ley Orgánica del Sistema de Seguridad Social.
‐
Decreto No. 6.129 con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Salud Agrícola
Integral
‐
Decreto No. 6.130 con Rango, Valor y Fuerza de Ley para el Fomento y
Desarrollo de la Economía Popular.
‐
Decreto No. 6.215 con rango, Valor y Fuerza de Ley para la Promoción y
Desarrollo de la Pequeña y Mediana Industria y Unidades de Producción
Social.
‐
Decreto No. 6.219 con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Crédito para el
Sector Agrario.
La mayoría de estos decretos leyes, fundamentalmente afectan la
propiedad privada y constituyen una flagrante violación del artículo 115 de la
Constitución de 1999, específicamente en lo que se refiere a la garantía
constitucional que consagra el libre ejercicio del derecho al uso, goce, disfrute y
disposición de los bienes factibles de propiedad privada, salvo las limitaciones
establecidas en la ley. Ahora, al eliminarse dichas limitaciones, el Estado asume
la facultad inconstitucional de disponer de esos bienes, muebles o inmuebles, a
su libre arbitrio, sin necesidad de declaratoria previa de utilidad pública y social,
sin procedimiento expropiatorio, sin audiencia de la parte afectada y sin
indemnización, con lo cual, lo que se consagra realmente es la confiscación de
cualquier tipo de bienes y una amplia discrecionalidad de distintos órganos
administrativos del Estado.
Es decir, desde el punto de vista del derecho de propiedad, no existe
ahora ninguna limitación respecto a la naturaleza del bien expropiado y por el
contrario, se amplía el ámbito de discrecionalidad del Estado para afectar el
derecho de propiedad.
Si con la legislación derogada con estas leyes, el Estado ha venido
afectando la propiedad privada en el campo venezolano, tanto en el sector
agrícola como en el pecuario, tanto en el sector primario como el de producción,
mediante las invasiones, ocupaciones, cartas agrarias y confiscaciones
arbitrarias, no cabe ninguna duda a esta Federación, que la seguridad
agroalimentaria del país se verá seriamente afectada en un grado y proporción
mucho mayor a la actualmente existente.
Se observa, tanto en las exposiciones de motivos, como en el texto mismo
de estos decretos leyes habilitantes que su propósito y razón de ser es el
establecimiento de una economía de tipo comunista, entendido en el sentido
marxista-lenilista, al estilo del imperante en Cuba y otros países comunistas,
que no han traído sino pobreza y miseria a su pueblo, pues en ellos ha
disminuido ostensiblemente la actividad productiva, especialmente la del sector
primario, agrícola y pecuario; muy diferentes estos sistemas a los imperantes en
las social-democracias, en donde el Estado no absorbe en su totalidad la función
productiva, sino que por el contrario la comparte con los entes y organizaciones
de orden privado.
Los principios de orden social, económico y político que inspiran estas
nuevas leyes son evidentemente contrarios a la existencia de la propiedad
privada en términos absolutos, pues, con muy raras excepciones, se establece y
permite la conjunción y armonía de la propiedad privada con la social o estatal .
Ninguno de los decretos leyes propende a incentivar y garantizar la
inversión en el campo, ni nacional y mucho menos extranjera, pues ninguna
garantía consagra a esos inversionistas.
Las normas referentes a la distribución de las llamadas zonas productivas
de seguridad alimentaria quedan bajo el criterio arbitrario de los funcionarios
del Estado, creando de ese modo una distorsión en la productividad de las
tierras, cuestión que ya ha venido sucediendo en el país, con ejemplos muy
palpables, pero que seguramente se agudizará al aplicarse estas últimas
normativas.
Mientras en el mundo globalizado cada día se imponen mas los criterios y
prácticas de intercambio comercial e industrial, creando facilidades de diversa
índole, en Venezuela se pretende retrotraernos a las épocas del trueque o
cambio directo de productos, haciendo más difícil y minúsculo la
comercialización de productos, es decir, ahora vamos a una economía de
conucos como lo estableció en el 2001 la Ley de Tierras, pretendiéndose con ello
asegurar la soberanía alimentaria, cuando el resultado, indudablemente será lo
contrario.
No deja de ser importante señalar que el carácter orgánico que la Sala
Constitucional aprobó darle a estos decretos leyes, afectarán su posible reforma
o derogatoria, debido a los procedimientos especiales que le son aplicables en
esos casos.
Estos decretos leyes están caracterizados por una desviación del principio
de descentralización inherente a un Estado Federal de gobierno, el cual se
encuentra consagrado como norma rectora en la actual Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela. Efectivamente, todo el poder de
disposición y ejecución se concentra en la Administración Central, cuya cabeza
es el Presidente de la República y bajo esta orientación se consagra una
pirámide administrativa cuyo vértice es el Presidente de la República, de tal
manera que allí convergen todos los conflictos económicos, políticos y sociales
que surjan en cualquier ámbito de la vida de la República. En este último
sentido, basta con hacer revisión del poder de disposición, hacer y deshacer,
nombramiento y remoción de casi todos los órganos de la administración
pública que de manera piramidal se concentra en cabeza del Presidente
No abriga ninguna duda esta Federación, de que el Presidente de la
República ha utilizado la Ley Habilitante para imponer por esa vía los principios
de carácter político, económico y social que inspiraron el proyecto de reforma
constitucional rechazado el 2 de diciembre por la mayoría del pueblo
venezolano, mayoría que entre paréntesis no ha sido todavía oficializada, como
era su deber, por el Consejo Nacional Electoral.
Para la Federación Nacional de Ganaderos constituye una verdadera
sorpresa y un absoluto desconocimiento de los principios de participación y
protagonismo consagrados en la Constitución, el hecho incontrovertible de
haber sido concebidos y promulgados estos decretos leyes sin oír la opinión, en
primer lugar de los sectores directamente interesados, por resultar directamente
afectados por dicha normativa, sino en general por la sociedad venezolana, la
cual estuvo ausente y al margen de las razones que tuvo el Poder Ejecutivo para
dictarlas, es decir, son leyes inconsultas.
A propósito de de una supuesta explicación de los efectos de estas leyes
en el ámbito de la producción de la seguridad agroalimentaria del país, el
gobierno nacional solo ha creado conciliábulos con pequeños sectores que se
dicen, sin serlo, representantes el sector agropecuario realmente productivo,
con lo cual se acentúa, aun más, la falta de consulta y discusión, que de acuerdo
con la Constitución y la Ley, deben anteceder a la promulgación de leyes que
afectan a los sectores económicamente productivos.
También debemos manifestar nuestra preocupación por el riesgo
manifiesto que implica la ejecución inmediata de estas leyes, dictadas de
manera sorpresiva y conjunta, en una especie de terremoto jurídico, haciendo
muy difícil la tarea de entenderlas, en su verdadero propósito y dimensión, por
lo cual será necesario dedicar tiempo suficiente para poderlas analizar en su
verdadero alcance, por una parte y por la otra, nos preocupa la manera y forma
en que los funcionarios públicos van a interpretarlas para ponerlas en ejecución,
pues es indudable que se necesitará mucha capacidad y dedicación para no
cometer más arbitrariedades que las ya contempladas en dichas normativas.
Planteamientos en Materia de Inseguridad Jurídica:
– Hacemos un llamado al Gobierno Nacional para elaborar un programa de
desarrollo rural sustentable, basado en los principios del respeto a los
derechos consagrados en nuestra Carta Magna.
– Rechazamos las arbitrarias invasiones, expropiaciones y confiscaciones de
tierras y bienhechurías.
– Exigimos al Gobierno Nacional respete la Constitución y las leyes, así como a
la propiedad privada rural y se reconozcan los títulos de propiedad
debidamente certificados conforme a las normas legales correspondientes.
– Solicitamos a la Asamblea Nacional una nueva reforma a la Ley de Tierras
que tome en cuenta que la agricultura sustentable, que debe promoverse
como base estratégica del desarrollo rural, debe fundarse en un
ordenamiento territorial previo a la ejecución de planes específicos de
afectación y redistribución de tierras para la erradicación del latifundio.
Dicha ley debe fijar con precisión los criterios para determinar la ociosidad o
incultura de una tierra que pueda ser calificada de latifundio.
– Exigimos al Ejecutivo Nacional el inicio del catastro de tierras rurales y la
zonificación del territorio nacional.
– Solicitamos se otorguen las condiciones al sector agropecuario para la
implementación del Seguro Social.
– Solicitamos a los organismos encargados de hacer cumplir la Lopcymat,
adecúen los procedimientos de inspección a la realidad de los trabajadores
agropecuarios.
– Exigimos al TSJ se aboque a responder los recursos interpuestos por
FEDENAGA, otras instituciones y personas particulares, a fin de solucionar
muchos conflictos y evitar los abusos de poder ejecutados por funcionarios.
– Solicitamos al Gobierno Nacional suspenda la aplicación de las leyes
habilitantes y proceda a su revisión y discusión de manera amplia y sincera.
– Solicitamos la suspensión de la discriminación política que en la actualidad
se aplica en contra de quienes no manifiestan de manera abierta su
preferencia por el actual gobierno y su filosofía política.
Descargar