tradicionales y de la posterior desaparición de la dictadura como

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FERDINANDO CASADIEGOS CÁCERES
tradicionales y de la posterior desaparición de la dictadura como magistratura
extraordinaria suprema.
Al dictador compete un Imperium maius respecto al de los cónsules, es
acompañado por un doble número de lictores, junto a los otros magistrados,
continúan ejercitando su función especialmente la judicial y administrativa, salvo
intercessio, prohibitio o suspensión por parte del dictador.
No está sometido, al menos originariamente, al límite de la provocatio que se
admite incluso contra él, tan sólo en el curso del Siglo III, aunque posiblemente
ya se daba con anterioridad contra sus decisiones, la intercessio de los tribunos
de la plebe.
La duración del cargo no fue mayor de seis meses, hasta el cumplimiento de las
funciones para las cuales fue creado. Con arreglo a ellas se diferencia el dictador
optima lege -creatus, para atender exigencias bélicas (belli gerundi o rei gerundae
causa), o rebeliones internas (seditionis sedandae causa) del dictador imminuto
iure, provisto de especiales facultades, tales cual, claví figendi causa, para la
ceremonia purificadora de la introducción del clave en el Templo de Júpiter
Capitolino; Latinorum feriarum causa, para la participación en las fiestas de
Júpiter Laciar, caso de no poder acudir los cónsules; y, comitiorum habendorum
causa, para convocar los comicios centuriados, en caso de no poderlo efectuar
los cónsules. Hay una identidad estructural entre la dictadura optima lege y la
inminuto iure –ambos tienen imperium, signos exteriores e iguales características–, diferenciándose tan sólo en las distintas misiones, aunque parece que no
pudieron coexistir al mismo tiempo, lo que prueba por un lado el carácter
prevalentemente extraordinario de la dictadura misma, al tiempo que el Imperium
del dictador, aunque se manifestaba en funciones militares, no había inconveniente
para ser competente en religiosas y políticas, aunque no administrativas y judiciales.
Al dictador se le atribuye el nombramiento del Magister equitum, realizado
antes del alba y también con anterioridad a la investidura formal del dictador
mediante la Lex curiata. El Magister Equitum dura en su cargo lo mismo que
el dictador, si bien es un subordinado suyo y por él puede ser obligado a dimitir
y por tanto también sustituido.
La evolución de la magistratura romana fue terminada por Sila, quien separó
radicalmente la magistratura de la promagistratura (es decir, proconsulado
y propretura), atribuyendo a ésta la última, autoridad militar, es decir, la
administración de las provincias, y a la magistratura, el poder exclusivamente
civil.
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