Liberalización del sector eléctrico español

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Liberalización del Sector Eléctrico Español
−nuevo modelo económico−
Derecho Público de la economía II
Indíce
Introducción
La situación del sector eléctrico español ha cambiado radicalmente en el año 2001. Por una parte, la situación
financiera de las empresas se ha deteriorado y, por otra, después de años de sobrecapacidad y escasa actividad
inversora , se ha pasado a una situación en la que son necesarias inversiones importantes para sostener la
seguridad del suministro eléctrico en España en los próximos años.
Dos rasgos principales caracterizan la situación actual, Primero, pese a la liberalización formal del sector
completada el Enero de 2003. Los mercados eléctricos españoles todavía están muy lejos de funcionar
adecuadamente. La competencia en el mercado eléctrico mayorista sigue bajo mínimos como consecuencia de
la elevada concentración de la oferta en unas pocas empresas y las perspectivas de que los mercados
minoristas se desarrollen son tenues a corto y medio plazo.
La falta de competencia efectiva en los mercados hace necesaria una nueva reforma sobre la reforma iniciada
en 1997 que dé contenido a los mercados que se han ido estableciendo desde entonces y refuerce el marco
institucional en los aspectos concernientes a las inversores y la seguridad del suministro. Estas reformas de
segunda generación son comunes en otros sectores, como por ejemplo el sector de telecomunicaciones,
transporte,...
Entre las tareas pendientes en el sector eléctrico español están el desarrollo de una metodología tarifaria
consistente en mantener una relación adecuada entre el precio de la electricidad y los costes de las empresas, y
que evite el llamado déficit tarifario; la eliminación de las distorsiones en las tarifas y en los precios
excesivamente elevados que distorsionan el sistema de competencia en el mercado; y habría que completar la
separación de las redes de transporte del negocio de la generación. La preocupación por el futuro de la
seguridad de suministro, también tendría que materializarse en medidas regulatorias concretas para, entre
otros objetivos, asegurar al gas de las nuevas plantas de generación, reducir las barreras a la entrada a las que
se enfrentan los nuevos generadores y facilitar así las inversiones o mejorar el sistema de previsión y
planificación de la red eléctrica.
El segundo rasgo que define la evolución del sector es que la agenda eléctrica ha estado centrada en el corto
plazo, particularmente en los problemas financieros de las empresas y el ajuste a nivel tarifario. Como
consecuencia, no se han abordado las cuestiones pendientes abordadas más arriba. Buena parte de las medidas
adoptadas recientemente − particularmente la nueva metodología de tarifas− están diseñadas para aliviar las
presiones que sufre el sector, pero no dan respuesta a sus problemas estructurales.
La tarifa eléctrica
Concepto
La tarifa eléctrica es la retribución pagada por los consumidores finales en concepto de los servicios prestados
por los operadores del mercado que realizan las funciones de comercialización o distribución.
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Objetivo
Al fijar las tarifas de acceso se persiguen varios objetivos:
• Eficiencia a corto plazo: Los precios deben proveer señales adecuadas para una gestión eficiente de la
red, esto es, deben asignar la capacidad disponible de forma eficiente y, en particular, evitar la
congestión de la red.
• Eficiencia a largo plazo: Los precios deben proveer incentivos a una inversión adecuada en términos
de cantidad, localización espacial y temporal.
• Neutralidad competitiva: Los precios deben evitar la discriminación entre los usuarios de la red.
• Suficiencia financiera: Las tarifas deben permitir recuperar los costes de las inversiones
• Simplicidad y transparencia.
Los tres primeros objetivos , eficiencia a corto y a largo y neutralidad, son complementarios, pero, en
ocasiones, pueden estar en oposición con los objetivos restantes, suficiencia financiera y simplicidad.
Metodología para calcular tarifas
El cambio más visible en la política eléctrica reciente ha sido el abandono de la política de reducción de las
tarifas eléctricas que venía practicando el gobierno desde el año 96 y que ha supuesto una reducción de la
tarifa del 18% en términos nominales. Las tarifas par el año 2003 se incrementaron en casi un 1.7% y la
previsión es que sigan haciéndolo en los próximos años. Este incremento se instrumentó con la introducción
de una nueva metodología para el cálculo de las tarifas que establece un procedimiento de cálculo aplicable
hasta el año 2010 y fija un tope del 2% a los incrementos anuales. El procedimiento tiene como referencia un
crecimiento anual de las tarifas un 1.4% . Este se corrige al alza o a la baja en función de las variaciones de la
demanda, la evolución de los tipos de interés, el precio de gas y otras variables. La corrección , en todo caso,
no puede superar el 0,6%.
La introducción de una metodología para calcular los precios tiene indudables ventajas. Por una parte hace
más objetiva la revisión anual de tarifas y, por otra, reduce la incertidumbre sobre la evolución de los ingresos
de las empresas. Pese a ello, la particular metodología adoptada no ha estado exenta de críticas. Tanto el
incremento base anual del 1.4% como el techo de 2% en el incremento de los precios se ha fijado en base a
unos supuestos y previsiones sobre los costes, inflación y crecimiento futuro de la demanda que son, cuando
menos, inciertos. Si las previsiones se incumplen es probable que la metodología se ponga en cuestión y
termine por cambiarse antes del año 2010. En definitiva, hay dudas sobre la viabilidad de la metodología a
medio plazo. Este problema de falta estabilidad de la regulación está bastante atenuado en los sistemas
tradicionales de regulación en los que las tarifas se establecen estrictamente en base al coste de servicio. En
los países en que existe el techo tarifario, el horizonte de ese techo es usualmente corto. Otro motivo de crítica
a la nueva metodología han sido los valores concretos que se han asignado al incremento base anual y al techo
tarifario. Estos valores han sido el resultado de una negociación larga y compleja y no necesariamente reflejan
la evolución de los costes.
Déficit tarifario
Ligada a la introducción de la nueva metodología tarifaria ha estado la cuestión del llamado déficit de tarifa.
Este déficit es la diferencia entre la retribución que el regulador reconoce a las empresas por sus actividades
de distribución y la retribución que las empresas efectivamente obtienen por sus actividades. En los últimos
años la retribución obtenida por las empresas ha sido menor que la reconocida en una cuantía estimad en unos
1500 millones de euros. La razón es que e pago a la distribución se realiza con la parte de los ingresos de la
tarifa que queda después de pagar el coste de la generación. Como los precios de la generación 2000 y en el
2002han sido mayores que los previstos en el cálculo de la tarifa, se ha producido un déficit.
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En última instancia, la razón por lo que se produce el déficit de tarifa es el elevado precio de la energía
generada, que se ha situado muy por encima de los precios que se estima deberían prevalecer en un mercado
compertitivo. Naturalmente, ese sobreprecio supone mayores ingresos para las empresas eléctricas en su
actividad de generación en la misma cuantía en que se reduce sus ingresos en ela actividad de distribución.
El déficit de tarifa plantea dos cuestiones. La primera es qué hacer con las cantidades reconocidas pero no
pagadas. La decisión del gobierno ha sido posponer y laminar el pago de esas cantidades en los próximos años
a cuenta de la tarifa futura, dejando a las empresas titularizar esos ingresos futuros y transferir a terceros el
derecho de cobro. La segunda es cómo evitar que ese déficit se siga produciendo. La nueva metodología de
tarifas no ha hecho nada a este respecto y es posible, por tanto, que el problema se produzca en el futuro.
En pura lógica hay dos alternativas para evitar el déficit de tarifa. Una es dejar que la tarifa se ajuste según el
precio de mercado. Esta es la solución que se debería adoptar si los precios en el mercado de de generación
fuesen competitivos pero resulta muy problemática en el contexto español porque previsiblemente conduciría
a un injustificado aumento de la tarifa. La otra opción es reconducir el precio de mercado de la energía para
llevarlo a niveles competitivos. Esto puede conseguirse con un precio máximo. Alternativamente, en algunos
sistemas se ha adoptado por un sistema de contratos a largo plazo entre generadores y distribuidores que
protege a estos últimos de las variaciones del precio de la energía. De un modo u otro lo cierto es que existen
mecanismos regulatorios para evitar que el aumento de los precios en el mercado de la energía se traslade a
los consumidores y que estos mecanismos pueden diseñarse sin alterar las tarifas de modo que sean neutrales
para las empresas. Hay por tanto un caso claro a favor de la introducción de uno de estos mecanismos.
Precio
Concepto
La regulación determina el nivel de precios, esto es, qué ingreso(total o medio) recibirá, como máximo, el
gestor de la red. Esta decisión afecta sobre todo los objetivos de suficiencia financiera y eficiencia a largo
(incentivos a invertir).
Objetivo
El objetivo de los precios es la regulación de las redes. El problema de determinar los precios ha recibido
mucha atención a lo largo de los años. Los precios siguen siendo uno de los principales escollos para
desarrollar una regulación efectiva de las industrias de red.
Determinación de precios
El proceso de fijación de precios puede ser descrito como un conjunto de decisiones relativas a nivel de
precios, el reparto( vertical y horizontal) de las cargas por uso y el reparto de las cargas restantes entre grupos
de consumidores.
Cabe distinguir dos aspectos en la determinación del nivel de precios:
• ¿Backward looking o forward looking?. Los precios pueden fijarse en relación al coste histórico, esto
es, en esencia, el coste de expandir la red. La primera opción facilita la viabilidad financiera de la red
mientras que la segunda es necesaria para una gestión eficiente.
• ¿Coste de servicio o incentivos? El nivel de precios puede fijarse , incondicionalmente, atendiendo al
coste de servicio o puede introducir incentivos a la reducción de costes, por ejemplo en la forma de un
price cap, que permite obtener al gestor mayores beneficios si es más eficiente.
Cuando el gestor también compite las actividades abiertas a la competencia, aparecen des cuestiones
adicionales:
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• ¿Regular el precio de todas las actividades o sólo las de red? Cuando el gestor de red también compite
en la parte liberalizada de la industria, la regulación de precios debería incluir la totalidad de los
ingresos y no solo los provenientes de las actividades monopolísticas.
• ¿Coste de oportunidad social o privado? Algunos autores argumentan que, cuando el gestor de la red
también compite en la parte liberalizada de la industria, sus ingresos deben incluir el coste de
oportunidad de ceder la red a sus competidores ya que, de lo contrario, sus incentivos a invertir en la
expansión de la red serían insuficientes. Este criterio, que en la práctica equivale a establecer el precio
de monopolio para el acceso a la red, se conoce como la regla de tarifación de componentes
eficientes. Aunque el argumento señala un problema , una inversión insuficiente en la red, su
aplicación supondría, finalmente, perpetuar el monopolio.
Tarifas por uso
La segunda decisión se refiere a la tarificación del uso de la red asignando cargas, en el sentido espacial y
temporal, según las condiciones de la oferta y la demanda en cada nudo de la red a lo largo del tiempo. Esta
decisión afecta, sobre todo, a la eficiencia a corto plazo ya que determina el uso de la red, y a la eficiencia a
largo plazo, pues se derivan de la misma qué proyectos de inversión son rentables, lo que depende, por
ejemplo, de su localización. Los procedimientos de fijación de tarifas dependen de las características
tecnológicas de cada industria.
Fondos de compensación
Concepto
Los fondos de compensación son medidas compensatorias financiadas por el estado a favor de las empresas
que anteriormente eran de propiedad pública con la finalidad de lograr el equilibrio entre los operadores del
mercado.
Cuestiones a debate
Este tema esta siendo ampliamente discutido en el ámbito de la política europea de defensa de la competencia.
El debate en cuestión ha tenido un eco especial en España, al calor del larguísimo expediente abierto por la
Comisión Europea sobre los costes de transición a la competencia otorgados por España al sector eléctrico.
Este debate ilustra el problema más general de la definición y transferencia de las ayudas. Desde le punto de
vista de la competencia, lo que hace que una ayuda pública sea contraria a la competencia es que sea percibida
por algunos competidores y no por otros; con independencia de que la ayuda se articule a través del
presupuesto o procede de recursos parapresupuestarios. Sin embargo, desde un punto de vista más formalista,
es posible restringir el concepto de ayuda pública al caso en que ésta proceda directamente de los
presupuestos públicos. La aplicación de este último concepto debilitaría notablemente, el alcance de la política
de defensa de la competencia.
El proceso de introducción de competencia en el sector eléctrico europeo incorporó el concepto de costes
varados (stanted cost) desarrollado en Estados Unidos. Los costes varados son el valor de las inversiones
realizadas antes de la introducción de la libre competencia que no son recuperables en las nuevas condiciones.
Se ha argumentado que las empresas titulares de esas inversiones son acreedoras, y los Estados deudores, de
esos costes varados. España, optó por reconocer tales derechos , financiando la compensación a través de
recargos sobre la tarifa eléctrica. La Comisión examinó estos recargos y decidió no calificar como ayudas
públicas las compensaciones aprobadas, dado que en última instancia son pagadas por los consumidores a
través de la tarifa y, por tanto, interpreta la Comisión, no se trata de ayudas públicas en el sentido del art. 87
del Tratado de la CE.
Este planteamiento establece un precedente notable respecto al otorgamiento de ayudas públicas en sectores
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en procesos de liberalización. Habida cuenta de que es habitual que el Estado se reserve la facultad de
regulación de precios en el proceso de transición, la Comisión Europea ha abierto una notable brecha en la
política de competencia relativa a las ayudas públicas. En todo caso, la mejor interpretación de la decisión es
que finalmente prevalecieron los criterios políticos y los intereses sectoriales respecto al interés más general
de defensa de la competencia .
Seguridad y medioambiente
El debate sobre las relaciones entre seguridad y riesgo medioambiental, de un lado, y competencia, de otro, se
ha centrado esencialmente en el sector eléctrico, concretamente en los costes de los residuos especialmente
peligrosos.
En los antiguos monopolios públicos, la regulación de la seguridad era bastante trivial. Las empresas no tenían
ningún incentivo en sacar provecho de la situación de información asimétrica entre empresas y usuarios sobre
niveles garantizados de seguridad; es más, cabe conjeturar la existencia de sobreinversión en seguridad
derivada del coste político de los siniestros. El cambio de propiedad y la apertura de la competencia implican
una modificación sustantiva de los incentivos.
Debemos tener en cuenta que el mercado no es un mecanismo penalizador suficiente para garantizar la
seguridad requerida y, de hecho, la mayoría de los sectores en los que la seguridad es un factor importante,
están sujetos a algún tipo de regulación que fija los mínimos estándares que deben satisfacer los operadores.
Estas regulaciones sobre la seguridad tienden a reforzarse y hacerse más explícitas en los mercados
liberalizados.
Algunas de las consideraciones anteriores son aplicables de manera inmediata al medioambiente.
El debate ha prestado una atención especial a la producción de energía y uso en algunos sectores ,
especialmente el del transporte. Así, parece evidente que la introducción de la competencia en el sector
eléctrico puede tener efectos medioambientales positivos, por ejemplo, a través de la menor contribución de
energías primarias, como los lignitios, que presentan índices de emisiones muy elevados.
La mejor conclusión que cabe establecer al respecto es que el diseño actual de la fiscalidad sobre actividades
de impacto medioambiental es notoriamente deficiente pues internaliza de forma inadecuada las
externalidades. En este sentido, el saldo medioambiental de las reformas regulatorias es incierto,
sencillamente porque apenas prestan atención a esta variable.
La traslación de los principios de regulación considerados a la práctica está sometida a la influencia de
distintos grupos de interés.
Modelo competencial
Breve introducción a las actividades del sector
El sistema de tarifas se aplica en todas las actividades del proceso de abasteci9miento de energía eléctrica a
los consumidores finales. Debemos distinguir entre dos tipos de actividades:
• Distribución: permite hacer llegar físicamente la energía desde la red de transporte hasta los
consumidores finales y que tiene características de monopolio natural.
• Comercialización: proceso en el que se adquiere la energía al por mayor con la finalidad de venderla
al por menor, que puede realizarse en condiciones de competencia.
Una primera clasificación de carácter general permite agrupar las actividades en las categorías básicas de
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producción o generación , de red, de intermediación o transacción y de coordinación, además de otras
complementarias de las anteriores, como la mediación y la facturación.
Actividades de generación
Las actividades de generación comprenden la generación de energía en régimen ordinario, y la de régimen
especial y los llamados servicios auxiliares o complementarios, cuando son proporcionados por los
generadores.
La generación en régimen ordinario es una actividad que puede realizarse en competencia en la mayoría de los
sistemas eléctricos . Sólo en sistemas de muy pequeña dimensión, el tamaño de la demanda no permite la
existencia de un número suficiente de generadores que puedan competir entre sí. La generación especial,
excepto por la existencia de diversos mecanismos económicos de promoción que la pueden distinguir, en nada
más se diferencia de la generación ordinaria. Los servicios complementarios también pueden en algunas
circunstancias ofrecerse en competencia pero este depende de cada servicio concreto
La estrategia de la reforma de la regulación eléctrica
La nueva regulación eléctrica parte de un postulado básico:: es posible crear un mercado de energía eléctrica
que funcione competitivamente. El núcleo de ese mercado electrico es el mercado mayorista, organizado
generalmente a partir del mercado del spot de electricidad en que se producen transacciones a corto plazo.
Ligado al mercado spot o como alternativa del mismo, generalmente se establecen contratos de medio y largo
plazo de diversos tipos. Los agentes que pueden realizar transacciones en estos mercados son los generadores,
los consumidores autorizados, diferentes categorías de empresas comercializadoras y, en los contratos de
medio y largo plazo que no especifican el origen o el destino final de la energía, cualquier parte interesada.
El problema para la separación de las actividades en este sector es que para suministrar electricidad requiere la
realización de determinadas actividades relacionadas con las redes de transporte y de distribución, que son un
monopolio y cuyo control confiere un poder absoluto en el mercado eléctrico. En definitiva, el sector eléctrico
es lo que se conoce como una industria de red.
El problema es que la existencia de un monopolio puede hacer imposible la competencia. Es por consiguiente
imprescindible que las actividades asociadas a la red sean totalmente independientes de las actividades
competitivas como son la producción y la comercialización. Por ello, como normalmente los procesos de
liberalización parten de compañías integradas verticalmente, esto es, compañías que realizan todas las
actividades desde la producción hasta la facturación de la electricidad al consumidor final, es generalmente
preciso comenzar modificando la estructura de organización y de propiedad del sector, antes de poder
introducir mecanismos de competencia.
Actividades de red
Las actividades de red incluyen la planificación de inversiones, la construcción, la planificación del
mantenimiento, el mantenimiento y la operación. Entre éstas, sólo la construcción y el mantenimiento pueden
realizarse en competencia por empresas especializadas.
Las restantes actividades de red tienen características que hacen difícil o imposible que se realicen en
competencia aunque algunas de ellas pueden realizarse por más de un agente.
Actividades de transacción
Todas estas actividades consisten en poner en contacto la oferta y demanda y gestionar los riesgos asociados,
pueden realizarse en competencia.
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En el mercado mayorista, no existe ningún impedimento técnico o económico para que los generadores, los
consumidores y las entidades comercializadoras de cualquier tipo puedan realizar transacciones entre sí, ya
sea a través de un spot organizado o por medio de contratos bilaterales. Nada impide, en principio, que se
establezcan varios mercados spot organizados y que los contratos bilaterales se negocien libremente entre las
partes.
Aunque conceptualmente no sea imprescindible, todos los mercados eléctricos competitivos han establecido
algún tipo de mercado organizado, con transacciones estandarizadas, generalmente con mecanismos anónimos
de casación de la oferta y la demanda.
Los intercambios internacionales constituyen un caso particular de transacción en el mercado mayorista, en el
que es frecuente tratar de manera distinta a los agentes externos.
A nivel minorista, también es factible que los consumidores contraten sus suministro de electricidad a un
precio libremente negociado en las comercializadoras, y por tanto, la comercialización se puede realizar en
competencia. Tradicionalmente se ha considerado que la medición de los consumos y la facturación de los
mismos eran parte integral de la actividad comercializadora. En la nueva regulación es en principio posible
que estas actividades puedan realizarse independientemente por empresas especializadas que compitan por la
prestación de servicios.
Modelos de regulación del sector eléctrico
Un modelo de regulación para el sector está definido en esencia, por dos elementos:
• ¿Qué actividades pueden realizarse separadamente de las demás?
• ¿Qué actividades se realizan en competencia?
Dependiendo de que actividades se han separado y que actividades se han liberalizado, resulta un modelo u
otro. De tal manera que varía el sistema de precios entre las distintas actividades del sector, y por consiguiente
varía notablemente el impacto tarifario de los consumidores finales.
En principio es posible imaginar muchísimos modelos distintos jugando con distintas combinaciones de
separación y liberalización de actividades.
Sin embargo, hemos visto algunas actividades que no se pueden liberalizar fácilmente y esto limita el número
de modelos que tiene sentido considerar en la práctica.
En un extremo se sitúa el modelo de monopolio verticalmente integrado en el que no hay ninguna actividad
separada ni liberalizada. Este ha sido el modelo tradicional. En el extremo opuesto se sitúa el modelo de
competencia minoristas (retail competition). En este modelo, hay una desgregación vertical de las actividades.
A este modelo se acercan muchos de los sistemas modernos de regulación y porque casi rodos los sistemas
pueden verse como híbridos entre el monopolio y la competencia minorista. EN la competencia minorista las
diversas actividades del proceso deben negociar de manera bilateral para fijar las tasas y los precios. De esta
manera el sistema de tasas es aplicable en todo el sistema de producción y de comercialización.
En los casos de monopolio o de integración vertical, en el que todas las fases están controladas y realizadas
por los mismos operadores no se aplica un sistema de tarifas real; de tal forma que hace inviable la
liberalización y la libre competencia.
Separación de actividades
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Concepto
La regla básica de la separación de actividades en la nueva regulación es que un mismo sujeto no debe realizar
simultáneamente actividades reguladas (v.g. transporte y distribución) y actividades abiertas a la
competencia(v.g. generación y comercialización).
La razón por la que hay que separar las actividades es que, en general, existen conflictos de interés cuando un
sujeto está a cargo de una actividad realizada en monopolio y otra realizada en competencia. En este caso, se
puede aprovechar la posición de monopolio en una actividad para distorsionar la competencia a su favor de la
actividad liberalizada.
Modos de distorsionar la competencia
Las distorsiones a la competencia, o dicho de otro modo, la discriminación contra los competidores puede
materializarse de muchas formas distintas:
Subsidios cruzados: el monopolista carga precios elevados por los servicios de red y usa los beneficios así
obtenidos para financiar las actividades competitivas que son ofrecidas a un precio relativamente bajo (v.g. un
precio por debajo del coste). Los competidores, que no tienen esa financiación, no pueden competir a esos
precios y, si oo hacen, incurren en pérdidas.
Restricciones al acceso de terceros a la red: El monopolista puede devirtuar el libre acceso de terceros a la
red de muchas formas distintas. Por ejemplo, puede crear dificultades técnicas para el acceso a la red, no
permitir el acceso alegando que no hay capacidad disponible, dar prioridad en el acceso o en el despacho a las
unidades propias, ocultar información sobre la disponibilidad de la red,... Detectar cualquiera de estas
prácticas o demostrar de manera fehaciente que se están produciendo es con frecuencia muy difícil.
Además de tener la posibilidad de discriminar contra los competidores, un monopolista que también participa
en las actividades liberares tiene el incentivo para discriminar. El incentivo consiste en que la discriminación
contra los competidores permite obtener mayores beneficios.
Solución: separación vertical?
La separación de actividades intenta evitar este conflicto de intereses eliminando bien la capacidad, bien el
incentivo a discriminar. Es posible aplicar distintos niveles de separación, que es necesario adecuar en cada
caso particular. Básicamente pueden considerarse cuatro tipos de separación:
• Separación contable: la misma empresa realiza actividades liberalizadas y reguladas con la obligación
de llevar una contabilida separada en cada actividad.
• Separación de gestión: ademas de la separación contable, la gestión de cada actividad se realiza
separadamente con el compromiso de que la información sobre la actividad regulada se hace llegar en
igualdad de condiciones a todos los competidores.
• Separación operativa: Además de la separación de gestión, los gestores de las actividades reguladas
responden ante un comité independiente de los propietarios de las empresas que realizan actividades
liberalizadas.
• Separación de propiedad: las actividades reguladas se realizan por empresas separadas que no
realizan actividades liberalizadas y, además, los propietarios de las empresas de uno y otro tipo son
distintos.
Se habla también a veces de la separación jurídica y societaria, esto es, sociedades distintas ejercen
actividades distintas, pero pertenecen a los mismos propietarios, a través de un grupo empresarial o holding.
La separación jurídica es un concepto legal que se corresponde, aproximadamente, con la separación contable
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o, adecuadamente instrumentando, con la separación de gestión.
La separación contable puede servir para prevenir la existencia de servicios cruzados a condición de que la
contabilidad no está distorsionada− pero no incluye mecanismos para asegurar el libre acceso a la red (ATR).
Las otras tres modalidades de separación si incluyen mecanismos para facilitar el ATR. La cuestión es cuál es
la efectividad de tales mecanismos.
Es común referirse a la separación de propiedad como un remedio estructural porque elimina el incentivo a
discriminar mientras que las otras formas de separación se denominan remedios de conducta porque reducen
la capacidad del monopolista para discriminar pero no el incentivo de hacerlo. Desde un punto de vista
económico, los remedios estructurales son preferibles porque resuelven el problema de raíz mientras que los
remedios de conducta requieren que el regulador supervise de forma continuada e intervenga cuando se
produzcan abusos. Desde un punto de vista político y lega a veces se prefieren los remedios de conducta
porque son más fáciles de implementar.
Separación entre transporte y generación
La necesidad más importante de separación de actividades surge entre la generación y el transporte porque el
acceso a la red de transporte es esencial para que los generadores puedan competir y la posibilidad que tiene el
gestor de la red para dificultar el acceso son muchas.
Separación distribución−comercialización y generación−distribución
La separación entre distribución y comercialización sirve para evitar que el distribuidor discrimine a favor de
su comercializadora y en contra de las comercializadoras de la competencia. La separación entre generación y
distribución sirve para evitar que los distribuidores favorezcan su generación sobre la de sus competidores
(self dealing).
¿ Cuánta separación vertical es adecuada?
Desde un punto de vista regulatorio nos encontramos con que, en general, cuanta más separación mejor. Sin
embargo, desde un punto de vista de la gestión de las actividades eléctricas existen complementariedades
entre ciertas actividades que pueden hacer más eficiente la gestión integrada de dos actividades que su gestión
por separado. En otras palabras, en algunos casos, la coordinación de dos o más actividades pueden redundar
en una gestión más eficiente. Hay, por tanto, un límite al grado de desintegración vertical de la industria
eléctrica aunque no es fácil precisar dónde está exactamente ese límite. En líneas generales, hay un consenso
muy amplio acerca de los siguientes puntos:
Es posible separar el transporte de las restantes actividades sin que esto cree problemas de gestión o costes
significativos.
Es necesario separar estrictamente el transporte de las restantes actividades para que le mercado pueda
funcionar.
Es necesario que todas las actividades de red, tanto en transporte como en distribución, están sometidos a
transparencia informativa− a travvés de al menos la separación contable o, preferiblemente, de gestión− para
prevenir la existencia de subsidios cruzados y permitir el cálculo de las tarifas de acceso.
El consenso es más reconducido en lo que se refiere al beneficio neto de separar estrictamente (esto es, a
través de una separación de propiedad) la generación de la distribución y la distribución de la
comercialización.
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Conclusión
En conclusión, la liberalización desarrolla el efecto previsto de una mayor competencia, dando lugar a una
reducción de los precios. Sin embargo, es evidente que los precios en los mercados no sólo dependen de la
situación o nivel de la liberalización, sino también de aspectos más amplios respecto a la competencia.
Entre los factores clave están el equilibrio entre la oferta y la demanda, los costos de combustibles de
generación de energía, el proceso de aprendizaje que atraviesan los nuevos mercados, la competencia dentro
de diferentes segmentos del mercado, los costes del acceso a redes de transmisión y distribución, la justa
distribución de las ayudas públicas, el acceso a las redes en las mismas condiciones que el operador
dominante,...La liberalización es un proceso a largo plazo que requiere atención constante y sostenida.
La liberalización del sector eléctrico ha aportado mejoras notables para todos los agentes del sector. Aunque
es cierto que en la regulación eléctrica existen numerosas lagunas y que no garantiza de manera eficiente un
sistema de libre competencia, es decir que todos los agentes operan en una situación de igualdad.
Las relaciones entre las distintas fases de la producción no son fluidas, por ejemplo las relaciones entre
comercializadoras y distribuidoras, y si durante estos dos años se han mantenido estables es debido a que el
volumen de clientes liberalizados no ha sido grande.
Tanto distribuidoras como comercializadoras han acometido importantes cambios en los últimos cinco años
para adaptarse a la nueva reglamentación y al nuevo mercado. Hasta el momento, las tecnologías utilizadas
son poco 'sofisticadas' −papel, teléfono y correo electrónico en la mayoría de los casos−, lo que provoca que el
trabajo sea manual y poco automatizado. Esta situación es factible porque el número de clientes liberalizados
es suficientemente bajo, pero cuando empiece a crecer será necesario crear e integrar sistemas o fórmula de
comunicación que permitan automatizar los procesos.
Las actividades de transporte y distribución se mantienen reguladas por su condición de 'monopolios
naturales', de modo que continúan a cargo de las mismas empresas que realizaban ambas actividades hasta la
apertura del mercado. Pero lo que antes agrupaba una sola entidad (generación, distribución y
comercialización), ahora se ha desgajado verticalmente en distintos negocios, en muchos casos, dentro del
mismo grupo.
Es la actividad de comercialización la que atrae la entrada de nuevos agentes, y sin embargo, si tenemos en
cuenta las empresas eléctricas que operan actualmente en España, los negocios de generación y distribución
consiguen una rentabilidad sustancialmente superior a la que obtienen las empresas comercializadoras. Es
interesante destacar que la mayoría de las comercializadoras no ve en la posibilidad de quedarse a tarifa una
barrera significante para su viabilidad y rentabilidad.
Las comercializadoras consideran que el precio de la electricidad es la mayor barrera para este negocio, y más
de un 65% opina que la comercialización se convierte en un negocio rentable cuando otra empresa del grupo
es generadora eléctrica, o cuando se comercializa una oferta multiproducto ).
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