¿Quién siembra las bellotas en el Hayedo de Montejo? RAMÓN PEREA GARCÍA-CALVO Departamento de Silvopascicultura. ETSI de Montes. Universidad Politécnica de Madrid El espectacular Hayedo de Montejo El Hayedo de Montejo es un bosque singular, único y de un valor natural incalculable. Cabe resaltar que es el único hayedo de la Comunidad de Madrid, con árboles centenarios, que tiñen de amarillo el otoño, acogiendo a numerosos tipos y formas de animales, plantas, setas, paisajes y enclaves que sólo allí podremos encontrar. Cerezos, robles, acebos, avellanos, abedules y tejos son algunos de los árboles más preciados. Corzos, jabalíes, águilas, cárabos, lagartos, salamandras, truchas y otras tantas especies habitan los bosques de hayas y robles. Es la joya de la naturaleza en la Comunidad de Madrid: un bosque propio del Centro de Europa que encuentra aquí su último rincón sureño donde sobrevive gracias a las montañas que lo cobijan. Es en otoño, cuando las hayas y robles dispersan sus frutos que sirven de alimento a muchos de los animales durante todo el otoño y parte del duro invierno. En Montejo podremos toparnos con dos especies de roble que acompañan a las hayas, el roble albar (Quercus petraea) y el roble melojo o rebollo (Quercus pyrenaica). Son especies que conviven en armonía, que requieren más o menos los mismos recursos (agua, luz, nutrientes) pero que para su descendencia (las bellotas) pueden requerir diferentes necesidades una vez hayan caído al suelo (sol o sombra, hojarasca que las cubra, suelo húmedo, profundidad de enterramiento, etc.). Figura 1. Aspecto otoñal del Hayedo al borde del río Jarama (izquierda). Sus frutos, los llamados hayucos (foto pequeña izq.) suelen cubrir el suelo en los años productivos (años veceros). En la imagen de la derecha un ejemplar de roble albar una vez tirada la hoja y los frutos (bellotas). Son muchos los animales implicados en el consumo de bellotas, desde pequeños escarabajos que perforan las bellotas hasta grandes corzos y jabalíes que las comen y pisotean, pasando por animales de tamaño medio como los gráciles ratones de campo o vistosas aves como el arrendajo o el trepador azul. Sin embargo, no todos ellos comen bellotas sino que además algunos las esconden en madrigueras, bajo el suelo, o en oquedades junto a los troncos de los árboles. Estos animales son los denominados dispersores, porque se encargan de transportar las bellotas y almacenarlas en aquellos lugares donde no puedan ser descubiertas por otros. Así disponen de una despensa durante los díos duros de invierno, donde apenas hay nada que comer. Sin embargo, algunos de los almacenes quedan olvidados por sus dueños, ya sea porque no son capaces de recordar todos los puntos donde guardan sus bellotas o, porque simplemente, animales superiores, carnívoros en busca de alimento, como zorros o garduñas, dan muerte a los dispersores y sus bellotas quedan así sin consumir. Las bellotas enterradas y olvidadas darán lugar, si las condiciones son adecuadas, a nuevas plántulas de roble que remplazarán los ya vetustos árboles de Montejo manteniéndose así la dinámica natural del bosque. El objetivo de nuestra investigación es conocer qué especies animales dispersan bellotas de robles, dónde se las llevan y en qué condiciones las almacenan. ¿Para qué sirve esta investigación? Este trabajo de investigación nos permite conocer la dinámica natural del bosque y profundizar en las relaciones entre plantas y animales, que es una de las facetas más desconocidas de muchos ecosistemas. Así, podríamos establecer qué porcentaje de bellotas sobreviven al intenso consumo por parte de la fauna. Conoceríamos, así mismo, qué lugares prefieren para esconderlas, en qué estado se encuentran las bellotas (roídas, podridas, sanas, infestadas, germinadas, etc.) y qué condiciones ambientales se dan en el lugar de enterramiento (¿a qué profundidad las entierran?, ¿las cubren de hojas?, ¿seleccionan algunas zonas en particular, troncos, matorrales?). Podremos responder a preguntas como ¿cuántas bellotas se olvidan?, ¿el enterramiento favorece o perjudica en esas condiciones?, ¿las almacenan en grupos o de una en una? ¿Qué les gusta más, las bellotas de roble albar o las de roble melojo? En definitiva, se trata de adentrarnos en el difícil mundo animal a través del mundo vegetal para conocer cómo funciona el ciclo de regeneración del bosque y así garantizar la conservación de los escasos bosques fragosos que nos quedan en nuestra Comunidad. Además en el Hayedo de Montejo otros estudios de índole genético y climático se están llevando a cabo por parte del mismo grupo de investigación. Conocer los efectos del cambio climático en un bosque relíctico, propio del centro de Europa, es uno de los principales objetivos. Este trabajo complementa los estudios de tipo climático y genético, descubriendo, por ejemplo, quiénes son los progenitores de esas bellotas, y qué distancias son las que separan las nuevas plántulas de sus padres. ¿Cómo localizamos los animales? Para detectar las especies animales se empleó la técnica de foto-trampeo. Esto consiste en colocar cámaras de fotografía y vídeo capaces de detectar el movimiento del animal y conseguir de esta manera imágenes de los animales consumiendo las bellotas. Las cámaras emiten rayos infrarrojos y no tienen “flash” con lo que se evita espantar a la fauna nocturna que acude a las bellotas. Se colocaron tablas de madera con bellotas de distinto tamaño y especie (roble albar o roble melojo) para estudiar las preferencias alimenticias de los dispersores. El ratón de campo (Apodemus sylvaticus) fue el principal consumidor y dispersor de bellotas. Se trata de un ratón de no más de 34g de peso con prominentes ojos negros, adaptados a la visión nocturna. Todas las imágenes obtenidas de este ratón fueron durante la noche, royendo o llevándose bellotas. En segundo lugar, en número de imágenes, se encuentra el arrendajo (Garrulus glandarius), un ave de la familia de los córvidos y uno de los grandes dispersores de bellotas pudiendo llegar a ocultar un simple individuo más de 5000 bellotas en un año. Ahora bien, la presencia en las imágenes del arrendajo fue 10 veces menor que las de ratón de campo, lo que nos lleva a pensar que esta ave no es tan abundante como se esperaba en los rodales densos de robles. Otras aves localizadas consumiendo bellotas fueron el trepador azul (Sitta europea) y el carbonero común (Parus major). a) b) c) d) Figura 2. a) Tabla de madera con bellotas clavadas para evitar que los animales las desplacen rápidamente y poder así obtener imágenes. Obsérvese como algunas de ellas se encuentran parcialmente roídas por el ratón de campo. b) Camára-trampa detector de movimiento instalada en un tronco de acebo. c) Ratón de campo (Apodemus sylvaticus) consumiendo una bellota. d) Arrendajo (Garrulus glandarius) es el ave con mayor número de imágenes obtenidas consumiendo o dispersando bellotas. El ratón de campo: un auténtico predador de bellotas En el otoño del 2007 diseñamos un experimento en campo que consistió en colocar 240 bellotas de diferente tamaño correspondientes a las dos especies de roble que se repartieron en 40 puntos (6 bellotas por punto). Para evitar que otras especies distintas del ratón pudieran consumir las bellotas se llevó a cabo en una parcela vallada, que permitía excluir la entrada de corzos y jabalíes. Asimismo se colocó una malla de plástico de 25x25 cm que permitía la entrada por debajo del ratón pero evitaba la entrada de aves. Con este experimento constatamos que el ratón de campo no seleccionan los tamaños de las bellotas pero sí presenta ligera predilección por las bellotas de roble albar, que precisamente son las primeras en caer de manera natural. Los ratones consumieron o dispersaron el 95,4% de las bellotas en los seis primeros días, comiéndose in situ un 13% de las bellotas y llevándose un 57% para ser enterradas. El 30% restante fue o bien parcialmente comido o bien desplazadas sin conocer el destino final. Los ratones de campo consumieron o dispersaron un 95,4% de las bellotas en los 6 primeros días 57% Dispersadas ~30% roídas parcialmente o dispersadas ~13% comidas “in situ” Las bellotas son preferentemente dispersadas pendiente abajo y a cortas distancias. El desplazamiento de las bellotas fue mayoritariamente pendiente abajo siendo las de roble albar las que mostraron este patrón más acusado (80,5%) frente a un 50,7% para el roble melojo. Así parece corroborarse nuestra hipótesis de un mayor desplazamiento a favor de la gravedad. Las distancias de dispersión oscilaron entre 3 cm y 4,15 metros, siendo por tanto las distancias de dispersión obtenidas bastante bajas. Las bellotas eran marcadas con una etiqueta metálica unida mediante un sedal fino de pescar de alta dureza para posteriormente recuperar su posición mediante el empleo de un detector de metales. ¿Dónde y cómo entierran las bellotas? Un 3,75% de las bellotas marcadas fueron localizadas en su lugar de enterramiento. Los ratones enterraban las bellotas a cierta profundidad (9,5 cm de media) y se encontraban en túneles excavados en diagonal con respecto a la superficie del suelo donde estaban cubiertas además por una capa de hojas de roble y haya. A principios de verano volvimos a su lugar de enterramiento y casi la mitad de ellas habían desaparecido, se las habían vuelto a llevar para esconderlas en lugares más seguros. Otras fueron comidas allí, en el túnel (27%). Encontramos algunas bellotas parcialmente roídas que lograron germinar mostrando una radícula de más de 6 cm de longitud (figura 3). Figura 3. Túneles excavados por el ratón de campo para almacenar las bellotas (izquierda). En la imagen de la derecha bellota completamente roída que fue hallada a 13 cm de profundidad. Obsérvese como a pesar de estar comida ha logrado germinar por mantener intacto el embrión. Los ratones empiezan a comer las bellotas por la base dejando a salvo el embrión que puede germinar si el lugar de enterramiento es adecuado. ¿Cuántos ratones hay en el Hayedo de Montejo? Para conocer las poblaciones de ratón de campo en el hayedo de Montejo llevamos a cabo un intenso censo mediante el método de captura-recaptura. Esto consiste en capturar individuos vivos para marcarlos mediante pequeños cortes de pelo (no hirientes) y devolverlos al campo. Algunos animales vuelven a ser capturados (recaptura) e identificados a partir de las marcas en el pelo. Con estos datos de captura-recaptura podemos conocer cuánto ratones hay en nuestra parcela. La trampa es metálica y se activa mediante un muelle que va unido a la puerta metálica por un lado y por el otro a un alambre colgante del que penderá el cebo empleado. El animal, al mover el cebo, desplazará el alambre sobre el que está sujeto, accionando así el muelle que provoca el cierre de la puerta metálica. El cebo empleado fue pan humedecido con aceite rancio (frito) de oliva o cacahuetes. Los puntos de trampeo se colocaron a una distancia de 15 metros entre ellos, ubicando dos trampas por punto para evitar saturación en el caso de obtener más de una captura (figura 5). a) c) b) Figura 5. a) Trampa colocada aprovechando objetos naturales (tronco). b) Ejemplar de ratón de campo capturado en una trampa de vivo. c) Esquema de la disposición de trampas en una de las parcelas de muestreo. Los círculos corresponden a los puntos de la malla. Aquéllos coloreados de rojo están ubicados fuera de la parcela para paliar el efecto borde (atracción de individuos por la presencia del cebo). Las capturas en esas trampas son descartadas. Las densidades obtenidas en el Hayedo fueron en torno a 14 individuos por hectárea a principios de primavera con un sex ratio de 2:1 a favor de los machos debido a la alta actividad reproductora de la época de censo. Estos censos repetidos interanualmente permitirán además evaluar posibles efectos poblacionales en función de la producción de bellotas, hayucos y otros frutos ya que componen el 70% del alimento del ratón de campo, lo cual resulta de especial interés en el conocimiento de factores coevolutivos entre el árbol y el roedor.