CONFLICTO ARMADO SUDÁN

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CONFLICTO ARMADO SUDÁN-DARFUR.
ANTECEDENTES.
En la antigüedad, Nubia, nombre como se conocía Sudán, estuvo dominada por los faraones egipcios, sin embargo, el
Imperio Romano y, luego, el Bizantino controlaron todo la región cristianizándola. Más adelante, entre los siglos XVI
y XVII, la élites políticas y militares del Sultanato de FUNDJ, en el norte de Sudán, gobernaron hasta 1821 cuando se
dio la conquista otomana. Empero, el sultanato de Darfur consiguió conservar su independencia hasta bien entrado el
periodo de dominio Británico.
Tras la caída del revolucionario Mahdí 1881-1885, que liberó a los sudaneses de la coalición truca – egipcia, comenzó
una coalición anglo-egipcia que dominó la zona, pero que, luego se tornó en una práctica de poder ejercida sólo por los
británicos. No obstante, luego de la segunda guerra Mundial, la relaciones entre estos dos estados se verían enturbiadas
y Egipto pediría el retiro del Reino Unido de Sudán. Cuando, por fin, Sudán obtiene su independencia en primero de
Enero de 1956 se evidenciaba una diferencia abismal entre el norte de Sudán, que gobernaba el Estado, y las zonas
meridionales, en especial, el sur, que fue administrado por los británicos y que su población era, mayoritariamente, negra
animista o cristianizada.
En este punto es donde nace un odio y racismo por parte de la zona Norte hacia la zona Sur, pues, obtenida la
independencia, los del Norte no soportaban una igualdad de derechos, además de renunciar a lo que, durante años,
les perteneció: el comercio de esclavos. Así Ryszard Kapuscinski nos dice en su viaje por África, descrito en su obra
Ébano: “Los habitantes del Norte suman unos veinte millones y los del Sur alrededor de seis. Estos últimos se dividen
en decenas de tribus, que hablan lenguas diferentes y profesan religiones y cultos diversos. En ese multiétnico mar del
Sur, claramente se distinguen, sin embargo, dos grandes comunidades, dos pueblos que, juntos, constituyen la mitad de
la población de esta parte del país. Son los Dinka y los Nueros, emparentados entre sí (aunque a veces peleados). Los
señores árabes de Jartum no podían concebir que unos pastores del Sur tuviesen los mismos derechos que ellos. Los
hombres del Sur no querían que en un Sudán independiente los gobernasen los hijos de los traficantes de esclavos. El
Sur exigía una secesión, un Estado propio.” De esta manera, es que Sudán se ve azotada, en adelante, por una ola de
guerras civiles y por la pelea de por los recursos naturales, la libertad y el derecho a la vida.
La primera guerra civil sudanesa, llevada a cabo de 1956 a 1972 entre el norte musulmán y el sur negro aminista y
cristiano, tenía motivaciones autonomistas. Las consecuencias fueron terribles: la zona del sur de Sudán quedó sin
fuentes de producción lo que provocó una escasez de alimentos y, por consiguiente, una hambruna que le costó la vida a
unos 10 mil sudaneses. En la segunda guerra civil, iniciada en 1983, y prolongada por unos 20 años, se originó a causa
de la imposición de la Sharia o ley islámica. Esta presión adquiere su máxima expresión con la llegada al poder de Yaafar
Numeiri, cuando el sur pierde la limitada autonomía que adquirió en 1972. Esta guerra originó alrededor de 2 millones
de muertes y varios millones de desplazados. Ya con la firma del Acuerdo General de Paz entre el gobierno de Sudán
y el ejercito de Liberación del pueblo Sudanés (SPLM/A), que tuvo lugar en el 9 de enero de 2005 en Nairobi, Kenya,
las hostilidades y agresiones cesaron, pero, luego de una tregua de seis meses, las agresiones se reanudaron, en la zona.
Por su parte, El consejo de Seguridad emitió una resolución creando la misión de las Naciones Unidas en el Sudán
(UNMIS), para prestar apoyo en la aplicación del Acuerdo General de Paz. La misión contó con un contingente de hasta
10, 000 efectivos militares y un componente civil de hasta 715 policías civiles.
Sin embargo, cuando el país todavía no se recuperaba de la guerra civil, se dio inicio a otro conflicto interno en que ese
mismo odio y abuso de poder tomó como victima, esta vez al pueblo de Darfur.
SITUACIÓN ACTUAL.
La República de Sudán es el Estado más grande del continente africano que posee una población de 37, 8 millones de
habitantes con una esperanza de vida de 57 años y una alfabetización en un 60.9%. Esto revela una grave situación
de retraso debido a que Sudán, a través de su historia, ha estado dividido por varias guerras civiles. Actualmente, el
conflicto iniciado, en el 2003, en Darfur, una zona de extensión territorial similar a la de Francia, es de foco internacional,
pues el gobierno sudanés, acusado por un grupo de rebeldes de oprimir a la población negra, está violando masiva y,
sistemáticamente, los derechos humanos de su gente, lo que ocasiona una grave crisis humanitaria y genocidio.
Las causas de este conflicto son la desertificación que avanza de norte a sur, la pelea por tierras más fértiles, el abandono
del gobierno de Jartum y la pasividad de la comunidad internacional por dejar que este conflicto se agravara. Pero,
sobre todo, esa herencia, históricamente, conflictiva y violenta que la colonia europea nunca se interesó por solucionar.
Así, Ryszard Kapuscinski nos ilustra acerca de las etapas que ha vivido África: “La primera ha consistido en una
descolonización rápida, en conseguir la independencia. Optimismo, entusiasmo y euforia se adueñaron de todo el
mundo. La gente estaba convencida de que la libertad significaba un techo mejor encima de su cabeza, un cuenco de
arroz más grande y unos zapatos, los primeros en la vida. Que se produciría un milagro: la multiplicación del pan, de
los peces y del vino. No se produjo nada de esto. Todo lo contrario: aumentó vertiginosamente la población, para la cual
faltó comida, escuelas y trabajo. Decepción y pesimismo no tardaron en reemplazar al optimismo. Toda la amargura,
rabia y odio se dirigieron hacia las propias élites, que, voraces, se dedicaban a llenarse los bolsillos lo más deprisa
posible.”Así, se estima que han sido asesinados alrededor de 300,000 civiles y que más de 2 millones de sudaneses
fueron desplazados de su hogares. Darfur es en un escenario de guerra entre grupos rebeldes y el gobierno central, en
donde, los homicidios ilegítimos, detenciones arbitrarias, torturas, violencia contra mujeres y niños , juicios injustos,
pena muerte y límites a la libertad de expresión revelan una situación incontrolable.
El conflicto comienza cuando grupos rebeldes de Darfur comenzaron a atacar blancos estatales en protesta al gobierno por
oprimir a la población negra. En represalia, de Al Bashir, presidente de Sudán, ordenó a Ahmed Haroun que organizara
milicias Pro gobierno denominadas janjaweed que, bajo el comando de Ali Kushayb, principal jefe, respondieron con
ataques contra la población negra cristiana y animista de Darfur. A las milicias janjaweed se les responsabiliza de ejecutar
una campaña de limpieza étnica, pues buscan expulsar a la población negra de sus tierras. Así, muchos refugiados de
Darfur culpan al Gobierno Central de JARTUM, de realizar bombardeos aéreos seguidos de ataques por parte de los
milicianos, montados en caballos y camellos, que llegan a arrasar con las aldeas para asesinar a los hombres, violar
mujeres, que algunas ocasiones se convierten en esclavas sexuales, y robar todo lo que encuentran a su paso.
En este punto, en el 2004, ante la presión de la comunidad Internacional, el gobierno sudanés anunció el desarme de
la milicia janjaweed, así como el levantamiento de las restricciones a la ayuda humanitaria y a la autorización del
despliegue de 300 soldados de la Unión Africana (UA) para proteger a los observadores del alto al fuego. Sin embargo,
sólo a un mes de la decisión, negó toda intervención de las fuerzas internacionales en Darfur y se continuaron con
las masacres. Para el 2007, se decidió establecer una operación conjunta de UA y las Naciones Unidas en Darfur
(UNAMID). Sin embargo, esa fuerza de paz no puede proteger al pueblo de Darfur, pues no cuentan con la totalidad
de sus fuerzas, no tiene equipos y no pueden prevenir los ataques a los civiles, lo que evidencia la falta de interés de la
comunidad Internacional por resolver el problema.
Por otro lado, el conflicto, ha alcanzado a zonas fuera de los límites fronterizos de Sudán. Chad es un país vecino de
Sudán que está sufriendo las consecuencias de este conflicto. Su población civil de la zona Este sufre ataques por parte
de la milicia sudanesa y de los aliados locales situados en Chad. Estos matan y saquean con toda impunidad lo que afecta
a más de 140,000 chadianos y a 230,000 refugiados procedentes de Sudán. Por su parte, el gobierno sudanés siempre ha
negado los hechos de lesa humanidad argumentando que responden a intereses políticos.
Actualmente, este conflicto interno, goza de una aparente tranquilidad, pues el grupo rebelde, más activo de la zona, el
Movimiento de Justicia e Igualdad y el Gobierno sudanés han llegado a un acuerdo de paz, sin embargo puede ser una
paz transitoria, ya que otros grupos rebeldes no han aceptado las conversaciones. Sin embargo, a consecuencia del fallo
de Corte Penal Internacional (CPI) que declaró el arresto del presidente de Sudán Al Bashir por casos de violación a los
derechos humanos y genocidio, en represalia, este ha expulsado a 33 organizaciones de ayuda humanitaria, acusadas de
brindar información sobre supuestas atrocidades en Darfur, por tanto, alrededor de 4,7 millones sudaneses refugiados
han quedado en el absoluto abandono y a merced de las milicias. Ahora, a pesar que Sudán no firmó para formar parte
de CPI, ésta tiene la autoridad para sentenciarlo según una resolución 1593 de marzo del 2005 del Consejo de Seguridad
de la ONU. La parte negativa radica decisión por parte de CPI puede causar daños en las relaciones de paz y acrecentar
aún más los problemas entre el gobierno central y las mi SPLA, así como la seguridad del pueblo de Darfur.
PARTES DEL CONFLICTO.
Según el periodista Ryszard Kapuscinski los protagonistas del conflicto en Sudán tiene tres fuerzas: “A saber: el
ejército gubernamental, instrumento en manos de la élite de Jartum y dirigido por el presidente, el general Omar alBashir. Colaboran con dicho ejército numerosos cuerpos de policía, oficiales y secretos; hermandades musulmanas y
escuadrones particulares de grandes terratenientes.
Enfrente de esta fuerza gubernamental se sitúan los guerrilleros del SPLA, del coronel John Garang, y diversas
formaciones del Sur que se han escindido del mismo. Y, finalmente, hay una tercera categoría de hombres armados. Se
trata de un número infinito de las llamadas milicias, grupos paramilitares formados por hombres jóvenes (a menudo
niños) procedentes del campo y dirigidos por jefecillos locales o tribales de diverso pelaje, que, dependiendo de la
situación y posibles beneficios, colaboran ya con el ejército oficial, ya con el Ejército Popular de Liberación del Sudán
SPLA (las milicias africanas, producto de los últimos años; son una fuerza indómita, agresiva y pujante, que dinamita
países, ejércitos y movimientos organizados, guerrilleros y políticos).” La figura de Al Bashir se denota como la principal
fuerza responsable de la situación en Darfur. Proviene de una familia de trabajadores rurales del la tribu musulmana
jaalayín. El líder sudanés es, como muchos líderes de África, un hombre pobre que no encontró otra vía de ascenso que
la carrera militar. Ya graduado de la escuela de comandantes de Sudán, uno de sus primero encuentros militares los tuvo
con el ejército de liberación de Sudán (SPLA) que surgió en 1983 en contra de la ley islámica y las leyes autonómicas
impuestas durante el gobierno de Yaafar Numeiri. En 1989, con el cargo de teniente general, dirigió un golpe de Estado
al gobierno democrático de Mahdí, en el momento que se derogaría la imposición de la Sharia. Ahora, al Bashir es
considerado un dictador que desarticuló todo los partidos políticos del país, es considerado un genocida y se sabe que ha
mantenido relaciones con organizaciones terroristas como Al Qaeda, de la cual se presume que la figura de Osama Bin
Laden lo ayudó a llegar al poder durante su estancia en ese país.
Las milicias Janjaweed son milicias integradas por árabes nómades de Darfur y Chad. Su nacimiento esta ligado con
las sequías que obligaron a las tribus árabes migrar hacia el sur y que las tribus de los furs, dueños de las tierras,
inmediatamente, los desalojaron lo que interrumpió una paz establecida por años. Así nace una ideologíaa pro árabe que
es producto de este resentimiento. Los janjaweed se dicen caballeros o guerreros, pero, debido a sus atroces crímenes ha
quedado como los demonios a camello.
El Movimiento de Liberación por Sudán posee dos facciones principales: Minnawi, que esta conformada, principalmente,
por la etnia zagawa y que, al firma un acuerdo con el gobierno sudanés en el 2006 pasó a formar parte este. Luego, está el
SLM Wahid, cuyos integrantes lo conforman la etnia fur y operan en las vertientes de Jebel Marra. Su objetivo principal
es la independencia del Sur de Sudán. Su nacimiento se da a partir de la creación del Frente de Liberación de Darfur, en
el cual se fueron sumando las tribus massalits y zaghawas gracias a su fundador, un abogado fur, llamado Abdel Wahid.
El movimiento por la Justicia y la Igualdad nació en Jartum y lo dirige Khalil Ibrahim Muhammad. Con su gran poderío
económico, procedente de fuerzas políticas como el partido Patriótico Popular y del chadiano Idriss Déby miembro de
la etnia zagawa, este movimiento se destaca, militarmente, entre todos los grupos milicianos como el más fuerte.
El Movimiento de Liberación de los Pueblos de Sudán (SPLM/SPLA) nació en 1983 con el objetivo de establecer
un nuevo Sudán; es decir un nuevo país en donde se incluyen a todos los países del Sur de manera igualitaria. Su
fundador John Garang llegó a ser el primer vicepresidente cristiano en el gobierno islámico sudanés, pero, en extrañas
circunstancias, murió en un accidente de helicóptero en el 2005.
PERSPECTIVAS.
Conforme con el derecho Internacional, ambas partes de un conflicto armado tienen la obligación de hacer todo lo
posible por proteger a la población civil; sin embargo esto no se da y, por tanto, estos actos son considerados crímenes
de guerra que el gobierno de Sudán, como responsable principal, no hace nada para poner fin a las violaciones del
derecho internacional humanitario, también no acepta a las agencias de ayuda humanitaria y jamás cooperó con las
investigaciones de la CPI. Así, con esta grave situación, de importancia Internacional, la Organización de Naciones
Unidas (ONU), a través de su Consejo de Seguridad, debería intervenir, militarmente, en Sudán con el objetivo de
restablecer la paz y los derechos de todos sus ciudadanos; según la doctrina de responsabilidad de proteger, basada en
la seguridad humana.
Según esta doctrina de la responsabilidad de proteger, todos los Estados soberanos tienen la responsabilidad primordial
de proteger a la población bajo su jurisdicción; sin embargo, las Naciones Unidas la adquieren si los Estados no pueden
o no quieren asumirla: “Dicha responsabilidad consiste en prevenir, reaccionar y reconstruir. Sin embargo, cuando
en un conflicto se evidencia una grave crisis humanitaria, y las pérdidas humanas y la limpieza étnica son patentes,
así como las violaciones masivas al ius cogens, se podrían efectuar una intervención militar, que debe ser solicitada
al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, como autoridad competente, este último debe examinar sin demora
el caso, al mismo tiempo que los Estados con derecho a veto a renunciar a el, siempre y cuando no se violente sus
intereses vitales. En caso extremo que exista un rechazo de la solicitud o una visible demora del exámen en el Consejo
de Seguridad, se deberá recurrir a la Asamblea General o a la acción de las Organizaciones Regionales que pueden
solicitar la autorización posterior al Consejo de Seguridad” Esto significa un gran avance en la protección de los
derechos humanos, sin embargo, aparentemente, no existe unanimidad en la comunidad internacional para aceptar la
doctrina de la responsabilidad de proteger, ya que en Darfur aún continúan las masacres y persecuciones.
Lo más cercano que ha realizado el Consejo de Seguridad es emitir una resolución para crear la Misión de las Naciones
Unidas en el Sudán (UNMIS), en el 2005, para prestar apoyo en la aplicación del acuerdo General de Paz. Sin embargo,
hasta hoy, las UNMIS poseen graves problemas y deficiencias para proteger a la población civil en Darfur, lo que no
asegura la solución al problema. En otro intento, las Naciones Unidas, conjuntamente, con la Unión África (UA), en el
2007, ha creado una nueva misión en Darfur (UNAMID) que se dijo que contaría con unos 26 mil soldados y que, en la
actualidad, son menos de 8 mil soldados.
Entonces, ¿Qué pasa con el Consejo de Seguridad que no actúa? Que sólo se conforma con imponer restricciones
de viaje y congelar los fondos a quienes cometan atrocidades en Sudán. El Consejo de Seguridad de la ONU está
conformado por 15
miembros, de los cuales cinco son permanentes y tienen derecho a veto. Esta situación ha imposibilitado muchas
veces la acción del Consejo, ya que los intereses de las grandes potencias no siempre son coincidentes. Así, Francia y
China tienen inversiones petroleras en Sudán. Los EE.UU. tienen intereses económicos por el petroleo y otros recursos
naturales. Finalmente, tanto Rusia como China, suministran armas al gobierno de Omar al Bashir lo que da poder al
régimen de Jartum. Además, estarían involucrados, a favor de Sudán, la liga Árabe, que tiene intereses económicos que
se derivan de los tratados de libre comercio, y los países árabe-musulmanes y por Darfur la Unión Europea (UE), la UA
y la ONU. Hay que tener en cuenta, además, que Darfur constituye una pieza importante en el equilibrio geoestratégico
tanto africano (mundo árabe y negro) como universal (occidente musulmán y occidente china), por tanto la luz de
esperanza de Darfur parece incierta con un Consejo que está politizado y parcializado
En suma, el conflicto en Darfur se ha convertido en un reto humanitario de dimensiones dantescas que la Naciones
Unidas no ha sabido responder ante la amenaza contra la seguridad humana. Esto exige una intervención militar, pues
como prueba, están las violaciones masivas y sistemáticas de los derechos humanos y como respaldo esta la doctrina de
la responsabilidad de Proteger. Por tanto, si el gobierno sudanés no esta interesado en la seguridad y protección de su
sociedad, el Consejo de seguridad debe asumir la responsabilidad.
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