Los otros puntos de agua en la Umbría y la Solana

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Abrevaderos
Los otros puntos de agua en la Umbría y la Solana
Si queremos compararlos con los abrevaderos oficiales, nos encontraremos con una
muy difícil catalogación. ¿Entonces?
En realidad no son propiamente abrevaderos, o si se prefiere les podemos denominar
abrevaderos pobres que, generalmente, provienen de las aguas de torrenteras. Y ¿qué
sentido tiene el analizarlos? Al margen que son puntos de agua, aunque sólo lo sean de
manera periódica, a mi modesto entender nos van a servir para enfrentarnos a esa
realidad que, no sé muy bien por qué, el “establiment” se empeña en ocultarnos.
Estoy haciendo referencia a la problemática, con tintes judiciales incluidos, del “buen
uso de la Contrarredonda”. En efecto, al parecer el uso de tal zona era, como no podía
ser de otra forma, de uso común. Pero, claro, siempre hay quien es más común que el
resto… también entre nosotros.
Así fue que, tras ganar el dilatadísimo pleito el Sr. Conde1, ese mismo Señor, digo,
espléndida y señorialmente va y se baja los pantalones, entra en conversación con sus
antiguos litigantes, es decir con el Ayuntamiento, y nos regala el término. Bueno, no fue
exactamente así, pero casi así fue.
Algunos dicen que lo que nos regaló este señor ya era nuestro desde la venta de la Villa
por Felipe II; pero, bueno, no nos pongamos leguleyos. El caso cierto, es que desde ese
mismo momento nuestro Ayuntamiento aparece empeñado hasta las cejas. Y, claro, hay
que recaudar. Por un lado vendía los pastos y, simultáneamente, vendía los derechos de
caleras y carboneras; es decir, vendía pastos que simultáneamente autorizaba su
destrucción en forma de “campiñas”.
Vamos a ver si logro dejarme entender en mi argumentación.
El Ayuntamiento no es que sacara campiñas, no. Lo que hacía era autorizar, previo paso
por caja, que un señor despedregara y desraizara una zona de pastura; la piedra para
hacer cal y las raíces para mantener la calera encendida.
Si ya estaba así el terreno, los subasteros de pastos no querían pagar y los otros se
preguntaban por qué no plantar oliveretas en eso que estaba tan limpio y bonico…
En definitiva, que el Ayuntamiento con su falta de previsión y afán recaudatorio, que
por cierto nadie nos ha explicado para qué necesitaban tantísimo dinero, fue quien se
cargó los pastos de la Contrarredonda, no los incendios. El papel de los incendios es
historia a contar en su momento, no en la Contrarredonda.
Por cierto, la Contrarredonda tenía dos áreas de pasturas separadas por los campos de
La Vall, pero interconectadas transversalmente por sendos azagadores. Dichas áreas
eran las siguientes:
* La umbría que comprendía la parte de La Plana correspondiente al municipio,
así como la caída o falda de dicha montaña, y
* La solana que eran los pastos que, limitados por la rambla, alcanzaban hasta la
siguiente vega, conocida como La Canal del Hinojo.
1
Quien curiosamente mantuvo su escaño senatorial durante todo el XIX y convirtió el distrito electoral de
Enguera en cunero.
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
Ambas zonas se comunicaban por el Penal, así como por los azagadores de Benacancil,
san Antón y Fraga 2.
Lógicamente, los ganados solían beber y así encontramos tres abrevaderos oficiales en
la Contrarredonda (La Escorihuela, Pozo del Calderón y Pocico de Simón), que
analizaremos en su momento, así como otros puntos de agua: 7 en la Umbría y otros 7
en la Solana, que pasamos a detallar.
2
Por cierto, azagador significa zona de tránsito del ganado azaga del pastor, contrapuesto a la zona de
pastura donde las reses se escampaban sobre el terreno.
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
EN LA UMBRÍA
Fuente Fraga
S
0702661
UTM 4318451
Altitud
282
Informa “La Sierra de Enguera”: Acceso por la carretera CV-590, km 50. Camino a la
izquierda junto al Hotel Fuentelucena (hoy Portal del Caroig), a unos 500 metros hay un
camino a la izquierda, al final del mismo y después de haber pasado varias casas de
campo, junto a un hermoso algarrobo, está la fuente entre los campos y el monte. Está
señalizada por marcas blancas y amarillas del sendero PRV-298 que pasa junto a la
fuente.
“Nace desde el interior de una cueva. Los vecinos la mantienen en perfecto estado, ya
que hacen uso de ella… Existe una reja que separa lo que es la mina de la fuente y
desemboca en un gran tornajo de obra” El caudal aforado es de 1 l/m con caudal
constante todo el año.
Esto mismo fue cuanto pude ver, solamente añadir que nace, en efecto, de una cueva al
pie de un enorme peñascal que delimita el cauce de un barranco; así mismo, dejar
constancia que el camino, a mi entender, no finaliza en este punto sino que forma parte
de una de las rutas antiguas de movimiento poblacional y laboral; camino que debería
ser analizado desde su nacimiento, hoy en el chalet Casa Azul, en la Icena, pasando por
Lucena, para ver si termina y dónde.
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
Clochón del Moro
S
0693986
UTM 4313635
Altitud
422
De su existencia tuve noticias hace algo así como dos o tres años; exactamente fue en
una de mis incursiones al Rincón Grande. Recuerdo que de aquella época escribí lo
siguiente:
“Precisamente en una de mis visitas de aproximación, frente al reguero por el que
mana el agua, exactamente donde encontramos los primeros vestigios de la antiquísima
conducción de aguas, existe un pilón señalizador con tres indicadores, a saber:
- al este: Sendero PRV 298 en dirección al Clochón del Moro de distancia 1.600
metros…”
Y, en efecto, así fue que supe de su existencia.
Lo cierto y verdad es que ¿cómo iba a desaprovechar la ocasión de conocer algo tan
señalado? La dificultad hasta ese momento era exclusivamente la distancia de 1.600
metros que nos separaban, pero también es cierto que el sendero debía estar expedito y
señalizado.
Sin más dilación me lancé en su búsqueda. El sendero, a través del Rincón Grande, es
espectacular entre pinares, olivos y algarrobos. En mi soledad de senderista, los trinos y
la vista de diferentes especies de aves me conducían hacia el clochón.
Tras salir de la arboleda y tras recorrer otro trecho, ahora con la rudeza de la imagen de
campiñas abandonadas en su cultivo, me encontré frente a un nuevo pilón que indicaba
me encontraba frente al buscado Clochón del Moro. Pocas trazas tenía aquello de ser un
clochón, pero…
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
Las rocallas abundantes y la vegetación baja exuberante
Desde allí, sólo 500 metros me separaban de la Fuente de Fraga, así que seguí el
sendero hasta alcanzarla. Y regresando hacia el pueblo por la antigua senda de Fraga,
me detuve en la caseta que tiene, en el cruce del camino y el azagador, mi amigo
Manolo el del Ventorrillo
– ¿Qué de dónde aparezco? De dejarme engañar como un tonto
– Chè, no será tanto…
Y comencé a contarle que había dejado la moto en la casa de Lucena, que había ido a la
fuente, que había visto el primer pilón y que, en el segundo pilón, sólo había sido capaz
de encontrarme con unas piedras, como de un reocau.
– Claro, ¡como que estabas en la caseta del tío Torratero!
– Entonces…
Y me explicó que el Clochón estaba en la Plana, encima de la Peñarroya y así fue cómo
se revolvieron mis pensamientos sobre la desidia municipal en temas de patrimonio…
El tema no terminó ahí. A los pocos días volví a tomar las referencias de la fuente de
Fraga y, ante Juan “polynà”, volvió a la carga y las ironías.
… sólo había sido capaz de encontrar unas piedras, como de un reocau
Estamos en enero del 2.010. Con Juan he subido a la Plana, aparcado el coche frente a la
desviación del Castillo, comenzamos a caminar. Al rato vislumbramos un colmenar a la
izquierda del camino; prácticamente estamos llegando al final de la pinada que se
reforestara en los años cincuenta del siglo pasado; el cortafuego quedó atrás y frente a
nosotros, a lo lejos, se encuentra el mojón blanco.
Comienza la búsqueda.
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
…el clochón es de dimensiones más bien pequeñas
Las referencias son más bien escasas. Ni Juan ni yo hemos estado nunca. Nos habían
aconsejado que no fuéramos a esa zona sino cuando el frío mantuviera aletargadas las
serpientes y demás animales e invertebrados de nuestras montañas. Es más, nos habían
contado las típicas historias de unos reptiles, con las dos patas delanteras, que saltaban
sobre el cuello de las ovejas y las mataban… ¿Culebras? ¿ardachos? ¿saltones? ¿sacres?
… es de dimensiones más bien pequeñas
La búsqueda en la soleada mañana de enero es entretenida: la Plana es larga y ancha.
Las rocallas abundantes y la vegetación baja exuberante: sólo un pino en toda la
explanada, desde que dejamos atrás los pinares de la reforestación.
Finalmente, Juan lo encuentra en unas condiciones que, personalmente, juzgo
inverosímiles: el clochón es de dimensiones más bien pequeñas y, además, el clochón es
de dimensiones más bien pequeñas, tal vez colocada para que los animales puedan
beber, pero no otra cosa, introduciendo el hocico.
Nuestra alegría es inmensa: “¡Tú ves cómo sí existe el Clochón del Moro!”, exclama
Juan, y agrega: “ya te dije que me enteré que estaba encima de Peñarroya…”
Despliego mi instrumental
Pocico Olcina
S
0701837
UTM 4316893
Altitud
495
En lo que fuera la campiña de los Macarenos y luego de Pedro Mayoral, en el corazón
del Anillo del Rincón Grande, el tío Olcina fue capaz de descubrir, en un humedal antes
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
de llegar al reguero que termina en Lucena, la posibilidad, que llegó a ser realidad, de
tener agua en su campiña.
Se trata de un hueco, a ras de tierra es decir sin brocal, que hace aflorar las aguas. El
pozo se encuentra totalmente revestido de piedra seca y, me cuentan, que siempre
dispuso de un cuenco y un cordel para que pudieran saciar su sed cuantos pasaran por el
lugar. Debe tener no más de los dos o tres metros de profundidad y, al parecer, desde
que se hizo siempre ha tenido agua.
El tío Olcina a quien recuerdo en su zapatería en la plaza de la Era, me cuentan, siempre
deseó tener una campiña y, cuando la tuvo la mimó hasta hacerle aflorar su pocico. En
la actualidad, pienso, debe estar incluida en lo que pomposamente denominan Paraje
Natural Municipal de la “Umbría – La plana – Lucena”; digo que supongo por el nivel
de abandono manifiesto, en efecto: ramas secas, arboleda medio secada como
consecuencia de la desescamación de la piel gracias a los instintos y los dientes
incisivos de los “benditos” animalitos que no tienen comederos y deben averiguarse el
sustento, pero… eso pienso que así, y no de otro modo, debe ser entendido el nivel de
protección de un Paraje Natural Municipal.
Pozo de Campanilla
S
0701470
UTM 4316530
Altitud
466
Del que Juanico Aparicio, el “Bolo”, me dice que no era de Campanilla sino de Silverio.
El autor de Cuevas de Enguera, pág 59, habla del pozo de los Moros con desnivel de –3
metros que, siguiendo “la senda ecológica que va desde la Mota hasta la casa de
Campanillas, encontraremos el pozo a pocos metros y en el lado derecho”. Lo describe
de esta forma: pozo “artificial de 1,5 m de diámetro y 3 m de hondo, con las paredes
hechas de mampostería ordinaria. En la base del mismo, con dirección E, comienza una
galería artificial de 0,6 m de ancho y 1,1 m de alto. El techo de la galería es abovedado”.
Termina comentando que, según se cuenta, “desde la base de este pozo sale una mina
que conecta con el castillo árabe”.
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
Por su parte el prof. Sánchez3, desde el corral de Campanilla (actualmente, dice, en
reconstrucción) tomaremos “ahora el camino que baja hacia el Castillo e
inmediatamente, a unos diez metros a la derecha, en un pequeño campo abandonado,
aparece el ‘pozo de Campanilla’… en el margen derecho, a la altura del pozo, nos
encontraremos con dos ejemplares jóvenes de pino rodeno”.
Pues, en efecto, todo ello y más fue lo que encontré. Y qué es lo más; pues varias cosas,
por ejemplo, que el pozo estaba con agua cuando nuestros ínclitos cuidadores del Paraje
Natural Municipal lo habían secado como consecuencia de los disparos de barrenos para
abrir la pista forestal; por lo visto las aguas buscaron nuevos senderos hasta que alguien,
realizó ciertas operaciones que obligaron a remansar el agua que ha vuelto a aflorar en
su lugar.
También encontré una colección de bardos rojos, se aprecian en las fotos, seguramente
para tratar de rehacer la hornacina, y… mucho abandono, cual viene siendo habitual y,
también, se puede apreciar en la foto. Por cierto, ¡espero que los bardos no sean para
tapiar el pozo!
Las piletas del Piquet
S
0700810
UTM 4315954
Altitud
435
Las piletas estaban a la caída del Piquet, subiendo por la senda que, por la Fonteta
Godalla, llevaba a la Calereta. Hoy se puede subir muy ricamente por la carretera que
llaman de Montesa y sobre unos 1500 metros, a la derecha y en la misma carretera, está
la fuente.
3
Sánchez García, S. Itinerario didáctico – medioambiental. La Mota y El Castillo de Enguera.
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
En efecto, en uno de los recodos se puede ver una especie de monumento que el año
1.994 levantó la Sociedad Deportiva de Cazadores, tal como reza una gran inscripción.
En realidad no es sino un clochón entre rocas que mana un pequeño hilo de agua pero
que, cuidadosamente aprovechado, sirve para refrescar al visitante, dar de beber a los
perros y recordar que, en algún momento de la historia reciente del pueblo, subieron las
personas a recoger el líquido elemento gracias a los cántaros, siguiendo el trazado de la
senda a la que hicimos referencia.
Las antiguas piletas, me dicen, estaban a la derecha de donde hoy está el monumento de
la SD Cazadores. Para ratificarlo, me insisten en la existencia de un humedal que
aparece en la rocalla y, al estar en la umbría, puede observarse incluso en pleno estío.
Los barrenos disparados para hacer la carreta debieron ser la causa de la desaparición de
la afloración del agua, hasta que la agrupación de cazadores fue capaz de rehacer el
clochón, mostrándonos en un nuevo esplendor todo lo que se observa.
Fuente el Rayao
S
0700236
UTM 4315751
Altitud
386
Esta fuente se encuentra en el reguero que José Mª Simón Llácer denomina de la Cueva
de los Niños donde, a la izquierda, está la Cueva de la Virgen y, a la derecha, la Cueva
de la Patatera, y casi encima de la campiña Rovira. El campo luce unas preciosas
oliveras fornas. En el mismo centro del reguero, zizagueado de derecha a izquierda, y
viceversa, por la senda de la partida, aparece un clochón bajo una de las infinitas calzás
que lo escalonan.
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
Por los restos que perduran debió estar provisto de una hornacina u otro tipo de
cerramiento protector. Pero alguien debió decidir que sobraba, aún cuando al
desaparecer la protección, costara la vida a un lechón de jabato o rayón.
En mi inspección ocular observo un reservorio de agua, por cierto de un sabor y toma
exquisitos. La bondad de dicha agua no fui el primero en gustarla; es más, no tiene que
extrañarme si, como he podido verificar, una de las múltiples pandillas ya lo hubiera
elegido con anterioridad por lugar del almuerzo de día tan señalado como el Viernes
Santo.
Me cuentan que la fuente, al igual que toda esa campiña, la sacó el tío Manuel, el
“Rayao”, para aprovechar el humedal que permanentemente aparecía en el lugar. Así se
evitaba el subir agua para las oliveretas que iba plantando a medida que arañaba la loma
para sacar su campiña.
El tío Manuel, a quien tuve la suerte de conocer pues era primo de mi tío Jaime, lo
recuerdo como un hombre trabajador que siempre iba pegado a un carro, seguramente
de los Perelló para los que trabajaba. Con todo, además de trabajador, pienso que, sobre
todo, era un hombre de los que se llamaba “de confianza”. A todo ello debería añadir, a
nivel personal, que era un hombre especialmente acompañado por su mujer y
enamorado de su familia en el más amplio de los sentidos. Valga como detalle para que
se entienda lo que pretendo decir que mi tía Amparo los quería más que a otros
miembros de su propia familia y, por consiguiente, más allegados; en otras palabras: si
amor genera amor, el tío Manuel era un hombre que debía brotarle como si su corazón
fuera un nacimiento que le brollaba de manera natural.
Vivía en la primera casa de la calle los Ángeles, bajando desde la calle Molina, donde
crió a sus hijos e hijas –cinco en total–, que hoy campean por calles y caminos con la
alegría y el buen hacer que, en los genes, heredaron.
Fonteta del Povil4
S
0696438
UTM 4312599
Altitud
439
La fonteta del Povil, que más bien parece un pozo si atendemos a la hornacina y su
abrevadero, se encuentra en el reguero que sirve de desaguador de la partida del mismo
nombre.
A ella se llega desde la carretera V – 590, no más subir el porticuelo del Penal, tomando
el camino que lleva a la Perereta. A la izquierda del mismo encontraremos campos muy
cuidados de olivos. Cualquiera de los entradores que aparecen por la izquierda termina
en una caseta, y cualquiera de las propiedades finaliza, por su lado opuesto al entrador,
en la loma. El reguero que conforma la loma que limita todas las dichas propiedades es
conocido como barranco del Povil, que José Mª Simón Llácer lo describe de la siguiente
forma: “…Barranco del Povil, que nace al este de la Casa de la Perereta y que al unirse
junto al Reguero de Barbas en el puente del Penal pasará a denominarse Río Minguez.”
4
La voz debe derivar del valenciano pubill, sustantivo que se aplicaba al marido de una mayorazga o
pubilla (Véanse ambas voces en el Vocabulari de Ferrer Pastor, F. Ed L’Estel. Valencia, 1984); con todo,
lo he oído aplicado al hermano único entre varias hermanas.
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
Anteriormente, la senda de acceso provenía desde el puente del Penal cauce arriba,
pasando por delante de la fuente, llegando al camino de la Perereta; es decir, formaba el
anverso del trazado actual de la carretera.
Hemos dicho que la fuente más bien parece un pozo si atendemos a la hornacina y el
abrevadero. En efecto, se trata de una fuente a la que los vecinos, tratando de cuidar así
como de no perder su utilidad, le asignaron el formato que ofrece: protegieron el
nacimiento mediante una hornacina cuadrada con acceso de brocal, construyeron un
abrevadero separado y colgaron un cubo a la pared de la hornacina para que cualquiera
extrajera el agua necesaria.
La fuente mana del alvéolo derecho del reguero y, por cuanto pude observar, debe tener
dos partes claramente diferenciadas: el manantial propiamente dicho, que debe radicar
en la parte superior a tenor del sonido del agua al manar, y las dos piletas de las que la
mayor, pienso, no debe tener más de metro y medio de profundidad.
El manantial está en la parte interior del alvéolo, formando una especie de oquedad,
mientras las piletas, que están en posición de una tras otra, estaban al descubierto.
Entonces el agua mana del manantial oculto de manera suave y sin ruidos perceptibles;
el agua es vertida a la primera de las piletas, de la que pasa a la segunda y, si rebosaran,
se desparrama, a través de la calzá, en el barranquet.
Insisto, toda esta descripción de la fuente es fruto de mi imaginación, pues la
construcción protectora actual impide la verificación de la misma.
En cualquier caso, si una fuente nos da utilidad por cuanto nos permite refrescarnos a
nosotros y a los animales, no puede negarse a los vecinos que adoptaron esta solución,
pienso que tratando de protegerla, quienes realizaron una meritoria labor, por la que me
siento obligado a felicitarles públicamente en su anonimato.
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
EN LA SOLANA
Charco del Esquilador o Tramusero
S
0697379
UTM 4313867
Altitud
378
Ubicado en el cauce del río Mínguez5, en el tramo que cico de la Bomba me interné en
el morrón y no sé si lo que vi coincide con lo que buscaba.
Volví al camino y, como mis pensamientos no distinguen ascensos o descensos en el
terreno ni variaciones en las velocidades, al llegar a la cuesta del Estubenyero decidí
investigar, rambla arriba, el charco que llevo tiempo tratando de conocer.
A la altura de la presa de retención de aguas, tras cruzarla, descendí al cauce. En este
tramo la rambla o río Mínguez es espectacular: las desembocaduras de las torrenteras
que, como el barranco de Benamil y el de los Albertos, desembocan por el margen
derecho descendiendo de la umbría; las paredes de piedras tostadas por los soles que,
desde mediodía y poniente, las fueron cambiando su color, día tras día, hasta alcanzar
los actuales tonos azulados; los inmensos meandros de escasa altura, pero largos
recorridos; los fondos calcáreos, rotos por plantas que intentaron sobrevivir y cubiertos
por restos de resecos lodos arrastrados. A lo lejos y en la margen derecha se divisan las
transformaciones agrícolas y ganaderas que en esta zona, y por estas fechas, proliferan,
mientras en el margen izquierdo las casetas comenzaron a poblar las antiguas campiñas,
fruto de la esperanza que brota por y desde las conducciones de la anhelada agua, así
como por el real servicio que presta el tendido de cables eléctricos.
5
El río Mínguez surge de la unión, a la altura del puente del Penal, del barranco del Povil, que nace al
este de la casa de la Perereta, y el reguero de Barbas. Cfer. Simón Llácer, J.Mª. ‘Barrancos, regueros,
puntales, altos y lugares de la Sierra’ inc. en Simón Díez, J.Mª. pág. 21
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
Por el lado izquierdo le llegan varios regueros, siendo el más espectacular el que
desciende de la solaneta del Penal, al que el dueño del campo de olivos ha habilitado
una acequia que desagua en el mismo Mínguez.
De cualquier manera y más allá de cuales sean los gustos o matices que motiven al
caminante, el recorrido es espectacular para quien, como yo, sólo conociera esta parte
del pueblo desde la carretera CV – 590. Impresionante, incluso en estos días de finales
del verano y de los destrozos ocasionados por los actuales rebaños o por las máquinas
en su afán por establecer tendidos eléctricos o hídricos.
De pronto surge un oasis de vegetación exuberante. El caserío de la finca de mi primo
queda a la izquierda. Recuerdo la indicación de Pedro Gómez (Rialla): “Toma el
entrador de la finca; llega a la casa, buscas el pozo y allí mismo está…”
En efecto, esta exuberancia de vegetación serrana en el mismo cauce no puede ser otra
cosa que el enclave buscado. Me vuelvo en una y otra dirección: caminos particulares y
pilares con cadena por el suelo… al fondo los indicios de las perforaciones.
¡Llegué a la primera y sin acompañante!
Aguas no se vislumbran: ¡el charco está seco! Pero qué riqueza de vegetación: palmitos,
lentiscos, baladres y un pino que se le debió pasar al prof. Sánchez en su catalogación.
Incrédulo, bajé al cauce; lo pisé; lo recorrí… Mi camiseta de deporte, blanca por estreno
de esa mañana, quedó totalmente rallada en diferentes tonos verdes… pero sólo pisé
limo en lo que debe ser un sumidero; disfrutando todos y cada uno de mis sentidos, feliz
de pertenecer a una tierra que ofrece tales maravillas, fui andando hasta que salí por el
camino particular que prohíbe el paso y tiene en tierra los pilares sujetos por una
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
cadena. Ahora subí por la ladera del margen izquierdo hasta alcanzar el camino que,
descendiendo, me condujo a mi caseta.
Charco del Estubenyero
S
0697664
UTM 4314567
Altitud
352
Se encontraba la balsa, me habían dicho, en el desaguador del Borch, aguas a bajo del
pocico de la Bomba, a escasos metros de la desembocadura en el río Minguez.
El enclave es, pues, parte de la partida del Borch, aunque el personaje debió ser tan
singular que todavía se conserva su topónimo de origen, no sólo en la balsa o charco,
sino también para el corral de ganado, hoy en ruinas, e incluso en la cuesta, a pesar que
con la maquinaria actual haya cambiado de recorrido o trazado.
El charco no lo he encontrado, pero me cuenta el actual propietario consorte del pozo
del Cahirero que “queda un resto del muro, del que desconocía su existencia hasta que
las aguas torrenciales lo pusieron al descubierto y mi mujer me dijo lo que era” Ello me
lleva a pensar que debió ser un pequeño azud que permitía recoger las aguas en los años
lluviosos y, retenidas en una especie de pequeño embalse, pudieran servir de reserva
para el ganado e, incluso, poder tener unas pocas hortalizas, recuerda Rafael Simón
Llácer.
Hoy sólo los restos de un pequeño hundimiento en el cauce y unos diminutos cañares
son los vestigios de su existencia.
Balsa La Carrasquilla
S
0654158
UTM 4313218
Altitud
517
Viven los dioses que yo tenía conciencia de que existía la cueva y la fuente de dicho
nombre, así como la finca de la Carrasquilla; ésta última propiedad de una de las
hermanas de José Espinosa, el “pepitín” de mi infancia, mi adolescencia y bastante
tramo de mi madurez.
Vista general desde desaguador. Al fondo el terraplén de contención
Pero insisto, ¡viven los dioses!, que hasta hace unos días no sabía que existía la “Balsa
de la Carrasquilla” y, menos todavía, que dicha balsa era el séptimo de los abrevaderos
de La Redonda –tipificado como “corriente”– relacionados por el Muy Ilustre
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
Ayuntamiento de Enguera en razón de que como “también ha habido usurpaciones
pecuarias pertenecientes al pueblo, hacemos públicas las que constan en el inventario
formado por el Ayuntamiento y ganaderos, a últimos del siglo pasado6, al objeto de que
el vecindario las conozca y pueda hacer uso de ellas sin más restricción que la de
conservarlas”7.
Vegetación mustia, unos chopos y un cañar del estilo de la albufera de Valencia
Así que ya me tienen subiendo por el Penal hacia delante hasta tratar de ver si estaba tal
balsa y poder reflejar dónde queda, o quedaba, su emplazamiento. Lo primero que se me
ocurrió, lógicamente, fue preguntar a personas mayores que yo y, para mi desgracia, no
sólo desconocían su existencia sino, lo que era más fuerte, se extrañaban ante mi
insistencia y el argumento de que el ayuntamiento de hace un siglo hablaba de ella.
Claro, a mayor abundamiento los de Adene que sólo escriben de sus hazañas, hablan de
la fuente, que dicen está a 620 metros de altitud en la ladera sur, a la que se accede
desde la “carretera Enguera – Ayora en el kilómetro 39 a la derecha señalizado con
poste indicador de madera, flecha azul…” Pero de la balsa…”nec spiritu santus est
audivimus”, que le respondieron a san Pablo.
Pero volviendo a mi caminata, por fin llegué por la carretera frente al entrador de la
finca. A la izquierda de la carretera, sentido Navalón, existen unos blanquizales que,
presumiblemente y con mucha imaginación, pudieran ser los restos de la susodicha
balsa.
Contento, volví sobre mis pasos y, héteme aquí que me encuentro con doña Dolores
Pérez Aparicio, una de las hijas gemelas del tío Perico “pajalarga”. Y, claro, como se
suele decir, “quien tuvo, retuvo y guardó para la vejez”. ¡Y tanto como guardó!
– “¡Que si sabré yo dónde está o, bueno, estaba esa balsa! Con la de veces que,
para quitarnos del medio, nos mandaban de pequeñicas a lavar a la balsa esa…
La balsa no estaba donde dices. Estaba detrás de la casa, en la caída p’al
pueblo…”
6
Concreto yo, a finales del 1.700 o, si lo prefieren, del siglo XVIII
Ayuntamiento de Enguera. Los Montes de Enguera y el Ayuntamiento. Fundamentos que éste tiene y el
Gobierno para administrar los productos forestales pertenecientes al Común de vecinos. 1.893. Impta
Fabra. Enguera, 1893, pags. 56 y s.
7
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
- 15 -
Abrevaderos
… y volví con Custodio
Pero ya no era hora de volver a ver si estaba o no detrás de la casa… en la caída p’al
pueblo. Así que otro día será; y ese día llegó con motivo de la Vuelta en carro a la
Comunidad Valenciana. En efecto, buscando la caravana llegué hasta la Carrasquilla y,
como quiera que todos los acceso tienen el paso cortado, pues entré por el primero que
hay a la derecha, sentido dirección a Navalón. Nuevos elementos de impedimento al
acceso y, lógicamente, cambio de dirección, más al este, por dónde se puede transitar
sin pisar la propiedad.
Pero ahora viene lo más curioso: el camino, de por frente, se corta y, a la izquierda,
nuevo elemento de cierre al acceso. Pero, aquello ¿qué es? No puedo resistir la
curiosidad y mis pies ya están al otro lado de los hierros…
Algo inmenso, entre los garroferales, destaca por su blancura: un poco de vegetación
mustia, unos chopos y un cañar del estilo de la albufera de Valencia8. Al fondo, en
sentido suroeste, una especie de desaguador y, frente a todo ello, un terraplén en
funciones de muro de contención, sobre el que me encuentro observándolo todo aquello.
Pero “aquello” no puede ser un espacio público…
Caliente de cabeza regreso a mi caseta.
A los días, todavía dando vueltas al magín, tomo a Custodio Barberán y, con el coche,
me lo llevo como testigo de cargo quien, en posicionamiento de juez, me ratifica que
aquello es sin lugar a duda la Balsa que, ahora está seca, como todas las balsas del
término, pero que de sus recuerdos y, en especial, los indicios de removida de las tierras
del fondo indican que, no ha mucho, los jabalíes han hozado en las últimas charcas.
¡Albricias! Este abrevadero de aguas corrientes del Común no ha desaparecido como,
lamentablemente, el pozo de Antolí que el afán, por parte de alguien, y la dejadez, por
parte del se diciente administrador de los bienes del Común, han propiciado el común y
generalizado comentario de que una avenida lo tapó… con materiales de albañilería,
agregamos los que intentamos su puesta en valor.
8
Que al parecer de doña Maria del Mar Bolinches Abad, técnica en la flora autóctona de nuestra Sierra,
podría ser el carrizo, cuyo nombre técnico es el Phragmites communis, o sea la planta con la que se
confeccionaba el tejado de las barracas en La Huerta.
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
…con la limitación al acceso, la balsa allí se encuentra para solaz de los vecinos
Pero, no; aquí en La Carrasquilla, aún con la limitación al acceso, la balsa allí se
encuentra para solaz de los vecinos y, con la llegada del agua hacia el campo de
avionetas, ¿podremos verla algún día con cartelitos de cuán importantes son los anfibios
y con aportes de agua como en la Balsa Blanca?
Las lluvias del otoño la dejaron así de linda
Balsa Boneguillo
S
0697502
UTM 4317345
Altitud
373
En el otro extremo de la partida, exáctamente en la zona opuesta, o si prefieren, allá
donde la calera de Bernardico; allí es donde debemos marchar para encontrar la Balsa
del Boneguillo.
No es la primera vez que intento encontrarla, pero sí la primera que la he encontrado. La
primera vez que lo intenté fue siguiendo las indicaciones de Pepe Aparicio, mi primo
“tarata”. En aquella ocasión, en plena canícula de agosto y en bicicleta, llegué hasta lo
más alto de la pendiente pero, a pesar de lo exactas de sus indicaciones, tomé miedo a la
pendiente del regreso.
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
Bien, esto es como un bonito recuerdo a mis primos.
Ahora lo importante es que ya la he encontrado y enmarcado en su planetaria ubicación,
tal como aparecen en su encabezamiento.
Con todo, para quienes no sean tan aficionados a las nuevas tecnologías ¿cómo pueden
llegar? Muy sencillo: por el camino del Plano Almansa, dando por descontado que
parten desde el pueblo, llegan hasta el entrador de Victor Conejo, descienden y crucen
la rambla. En el margen izquierdo de la misma hay una casa relativamente grande, que
es lo que antiguamente era la calera de Bernardico.
De los dos caminos que parten desde la altura de la rambla, tomen el de la derecha en el
sentido de la marcha, el otro es el conocido como “cuesta de sanbailón” –y no me
pregunten de dónde le viene el nombre–. El que tomamos se llama del Boneguillo y, sin
dejarlo, llegaríamos de nuevo al pueblo entrando por el puente del cementerio. Hasta
aquí todo comprendido. Gracias, es usted, lector, muy inteligente y amable conmigo.
Ya estamos comenzando la ascensión al Boneguillo y cuando estamos casi terminando
la ascensión, que más parece eso que una subida, nos encontraremos con un camino que
sale a la izquierda en el sentido de la marcha. Pues bien, se encuentra usted en el camino
que le lleva a la inveterada Balsa del Boneguillo.
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
No lo deje, sígalo, cuando se termine, a la derecha encontrará la balsa. Ya sé, le dirá
alguno de los entendidos, que siempre los hay, que no es correcto lo que acabo de
escribir. Es igual, pero si usted, desoyendo los cantos de sirena, hace caso a lo escrito
aquí, le garantizo que llegará y podrá disfrutar de un placer reservado solamente a los
que aman las riquezas de su pueblo.
Hágame caso. Desoiga las voces de los “adenes” de turno, que no han tenido ni la
delicadeza de enumerarla en sus publicaciones. Olvide a los que le traten de atraer a
rutas por el interior de… Hágame caso:
Marche y encuéntrela.
Una vez allí, levante la vista y mire en lontananza y verá que en frente y a su derecha
tiene la otra gran olvidada de nuestros cicerones conservacionistas o ruteros: la del
Saytón.
Tercer paso: formúlese la pregunta más tonta de su vida. ¿No vendrían los antiguos por
una ruta o lo que sea que las uniera? Porque los antiguos transitaban en caballerías,
¡animalitos que tenían la fea costumbre de beber agua!
Y finalmente, si lo juzga conveniente pues este último paso no es necesario llegar a él,
ahora gire sobre su izquierda, sí a la izquierda suya y de la balsa Boneguillo. Responda
a esta pregunta ¿sabe usted a qué distancia se encuentra en ese punto de la Cueva de El
Borch? ¿Y de Vallés? ¿Del azagador que por La Serrá iba a la Balsa Blanca?
Dejemos a los ruteros que marchen por el GR 7 y al resto de personajillos importantes
permitámosles que nos vayan contando las mentiras del momento; siguen la tradición:
sus antepasados contaron, por ejemplo, aquello de que no teníamos agua.
Ni entonces pudimos regar como el resto de valencianos ni ahora salvarán de los
arrastres a estas ingentes obras de ingeniería hidráulicas interrelacionadas e
intercomunicadas que sirvieron a nuestros antepasados.
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
Usted y yo, olvidando tales ecos, caminemos por nuestros caminos, antiguos y
modernos, pues cada día trae su afán, disfrutando de lo que realmente es nuestro legado
cultural.
Dos preciosas instantáneas, tras las lluvias del otoño
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
Sima del Río Mínguez
“Cuando la rambla –otros dicen el Mínguez– corre
es que los bancales ya no tienen sed”
S
0698360
UTM 4315308
Altitud
334
Junto al camino del Murre, tras pasar el camino que va hacia Norillas, se observa una
enorme charca que es mayor del resto, que el autor del libro “Cuevas de Enguera”
tipifica de sumidero9.
Dicho autor ubica la cavidad “en el eje mismo del barranco”, agregando que “se tapó en
una crecida de la rambla en 1982. Posteriormente volvió a abrirse el sumidero, pero en
la actualidad –año 2000, en que se imprimió el libro– se encuentra taponado de nuevo.
Gente del pueblo contaba hace dos décadas que por este sumidero se habían tirado
tapones de corcho y que alguno salió por el mar”.
Superada la prueba, mi personal apreciación es que en el cauce del Mínguez, en el
tramo que bordea el camino del Murre entre las vaguadas de los caminos de Norillas y
del azagador, y aún más aguas arriba, existe una corriente de agua, inapreciable pero
constante, fruto de la cual es la densa vegetación del paraje, en la actualidad de baladres
o adelfas y de garranchos o zarzamoras entre los arbustos, amén de innumerables
plantas acuáticas de tamaño pequeño y medio.
En tal enclave existe una zona, curiosamente al descubierto, donde los ganados y otros
animales suelen abrevar. En dicho charco existen algunos reptiles acuáticos e, incluso se
dice, han visto pequeñas tortugas de las denominadas americanas o foráneas. Por mi
parte, el único animal que he visto fue una oveja y su corderillo, recién nacido, que se
escondían entre las ramas de las zarzas, pienso que tratando de buscar dónde pernoctar.
Afortunadamente para ellos, el pastor llegó en su búsqueda y los cargó en la furgoneta
con que había llegado.
9
Vila Carrió, S. Cuevas de Enguera. Ayuntamiento de Enguera. Valencia, 2000, pág. 188
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
En relación a los dichos de la gente resaltar aquel que, en referencia a las
precipitaciones acuosas, afirma: “hasta que el Minués, no corra los campos tienen sed”.
Charco La Murta
(visto, pero seco) por la caseta de Real
“Se bendice una campana llamada Bárbara…
Fueron los padrinos los Condes de Anna, Señores de Enguera,
y como señal de respeto se adornó el piso por donde
debían pasar con juncos y hojas de caña y murta”
Calendario de Efemérides del 24 de septiembre de 1646
S
0696956
UTM 4315642
Altitud
352
Este charco se encuentra en la misma rambla del barranco los Pupos, aguas abajo,
aunque en mi primera incursión entré por la caseta de Rafael Real y lo enmarqué gracias
a la siguiente información: está al oeste de unos preciosos olivares que son o fueron de
las familias de los Reales y de los Jícaras. De hecho, la primera persona que me habló
de él fue Salvador “Jícara” una de las pocas veces que no lo he visto ocupado en su
huerta de Cañez que, según él, “ahora resulta que en los papeles ni es Cañez ni es
Lobares, según me ha dicho mi nuera”.
Lo cierto es que tomé la ruta y me marché a ver si había suerte. Tomé el camino del
Plano Almansa y, tras cruzar las dos ramblas y subir a Norillas, en el triangulo que
conforman el que viene del Losar, el asfaltado de Norillas y antes de llegar al Pino
Romo sale un camino, que tomé.
No bien entré en él, dejé a la derecha la casa que primorosamente, ha rehecho Rafael
Real: “incluso he conectado la luz eléctrica... ¡Si el abuelo levantara la cabeza!” Seguí
adelante, observando que, a desnivel y a la izquierda en el sentido de la marcha, había
una de esas casas de madera que, desde mi perspectiva, se veía limpia y bonita en tan
árida ladera.
El camino, entre olivares, va tomando giro suavemente hacia la izquierda. Al momento,
en la derecha y en primer término se observa la rambla. Este camino está recién
remozado, como consecuencia del tendido de gomas de riego, y el entorno es bonito con
avaricia: las adelfas en el cauce, los aromas de las lomas que protegen el valle y, sobre
todo, lo cuidados y vistosos que se ven los olivos que, este año, regalarán preciosa y
abundante cosecha.
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
El enclave debe ser fresco pues, a pesar de que en algunos olivares se observa que se ha
esparcido tierra blanca, la tierra y las piedras se ven férricas, de tonalidad roja.
El carril cruza la rambla y, prácticamente en la rampa de cruzar el cauce, termina.
Posteriormente me confirma Pedro Gómez –Rialla– que, en efecto, termina en una de
sus campiñas.
Me he prometido volver, a pesar de no haber encontrado el charco con agua, aunque sí
con los sedimentos rojos de haber existido arrastres que, recientemente, debieron
haberlo llenado. Y me prometo a mí mismo volver para tratar de verificar si la razón del
nombre hace o no referencia a la existencia de esa planta tan aromática como festiva en
nuestros pueblos: la murta.
Pues bien, he vuelto y, cuando estaba llegando, me encuentro con Salvador “Jícara”
quien, volviendo de tirar el abono a sus oliveras, me señala el lugar exacto y agrega:
“…pero aquí, después que la rambla llenara el charco, ya no sale el agua; ahora sólo
sale aquí. Mírala”.
Clochón de Rabadán
S
0692522
UTM 4316091
Altitud
642
Fue a propósito de otro clochón que dejé escrito esto: “Lo cierto y verdad es que intuyo
que este clochón, que queda a orillas del camino, es el tan anunciado y publicitado
Clochón de Rabadán porque, después de todo, un cartelito no vendría nada mal… tantos
inútiles existen, incluso alguno falso… que por poner, aquí podrían haber puesto uno, y
más estando como está a la vera del camino.
“Pero, bueno… no vamos a estar siempre de críticas a los del ‘turismo de interior’ ni a
los de la ‘conservación de la sierra d’engra’”
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
Hoy, meses después y tras ironías de los de siempre, he podido, por fin, dar con el
denominado “Clochón de Rabadán”. Y lógicamente me siento feliz. Me ha
acompañado, entre otros varios que lo querían hacer, mi buen amigo Victoriano
Martínez Mollá. Por consiguiente, he debido acercarme al lujoso garroferal que su
cuidado y buen hacer de agricultor ofrece a quien quiera verlo en el camino de Las
Arenetas; desde allí tomamos el coche hasta el Majo, donde desviamos en dirección al
Pino Romo –el indicador del camino dice que por allí se va a La Burrera–.
En el desvío hacia la cuesta de Sambailón dejamos el coche y en el puntal del Tambor,
exactamente en lo que debe ser inicio del barranco Gallardo, se encuentra el Clochón de
Rabadán realmente.
Si hay que describirlo debo afirmar que se trata de una inmensa losa que recoge las
aguas de lluvia que, en pendiente, desembocarán en el susodicho clochón. A fuer de
sincero debo decir lo que me cuentan pues, al estar cubierto, no puedo observar ni medir
sus dimensiones; pero, insisto, me dicen que es enorme tanto en su extensión como en
su profundidad. Lo que sí he visto es que de ancho debe ser no inferior a los tres metros,
dado que esa es la longitud de cada una de las viguetas sobre las que, descansando sobre
bovedillas de hipertensado, crearon un planché, pienso, de protección.
En el centro de la parte que une a la losa dejaron un agujero por donde deben entrar las
aguas y, como construcción aneja, a la izquierda, se puede distinguir un bebedero que,
por su apariencia, debe haberse construido para saciar la sed los perros de los cazadores.
En sus alrededores debemos dejar constancia de la existencia de un silo de aguas del
que un erosionado cartel prescribe sólo se utilizarán sus aguas en caso de incendio del
monte que, espero, nunca sea necesario recurrir a dicha prescipción.
Con todo, lo más significativo del entorno es la vista panorámica en dirección a Benali.
En efecto, la Burrera, en primer plano y al frente, La Venta con el bancal del Lobo, a la
derecha, y las casas del Cuarto o la de El Blanc, que los modernos llaman “La Ceja de la
Carrasca”, al fondo… completan una imagen que, en la mañana del 5 de agosto del
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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Abrevaderos
caluroso verano del 2.009, obliga a dar gracias a Dios por la dicha de tal visión del
verde de unos barrancos que más bien deberían parecer eriales.
Otros puntos de agua en Umbría y Solana. José Cerdá
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