Nº 699 Buenos Aires, 9 de Enero de 2009 El IPC Ecolatina aumentó 23,5% en 2008 Una distorsión que cumple dos años y acumula 36,6 p.p. En 2008 la suba del índice de precios al consumidor de Ecolatina (IPC Ecolatina) alcanzó 23,5%, por debajo del pico registrado en julio (28,4%) y en línea con el registro de 2007 (23,9%). Si bien el año comenzó con fuertes incrementos, en el segundo semestre la crisis internacional y la desaceleración de la demanda local moderaron el ritmo de las subas. Por caso, en la segunda mitad del año pasado la inflación acumuló 4 puntos porcentuales menos que entre enero y junio de 2008. A nivel de capítulos la cambiante dinámica de alimentos fue complementada por ciertos rubros que a diferencia de 2007 presentaron una marcada aceleración: vivienda, equipamiento y mantenimiento del hogar, transporte y educación exhibieron una aceleración. Según el IPC Ecolatina la inflación acumulada en los últimos dos años (dic. 08/ dic. 06) alcanzó el 53,1% mientras que la suba oficial cerraría en 16,5%. La diferencia entre la inflación real y la oficial acumula 36,6 puntos porcentuales (p.p.) en dos años. En otros términos, desde enero de 2007 el INDEC informó solo un tercio del aumento efectivo de los precios al consumidor. La subestimación del IPC-GBA ha implicado un ahorro directo al estado por menores intereses de la deuda pública indexada pero principalmente ha evitado un fuerte incremento del stock de pasivos atados a la inflación. Lógicamente, tamaña picardía ha generado un gran perjuicio de reputación para el país que se traduce en varios aspectos, desde incertidumbre de precios relativos hasta el virtual cierre de los mercados de crédito para el estado nacional. Vale destacar además, que la distorsión de la inflación minorista no fue homogénea entre capítulos. El maquillaje fue superior en los rubros que sufrieron mayores aumentos. El problema es que indicadores centrales como la línea de pobreza e indigencia y, en términos más generales, todas las cuentas nacionales que utilizan los relevamiento de precios oficiales como insumo, se ven fuertemente distorsionados. La mayor subestimación -entre nuestros relevamientos y los datos oficiales- se encuentra en Alimentos y bebidas (brecha de más de 50 p.p.) y la menor en el capítulo Transporte y comunicaciones (poco más de 10 p.p.). El maquillaje fue superior en los rubros que sufrieron mayores aumentos efectivos de precios. La dinámica descendente de la inflación continuará en 2009 por el freno de la actividad, los problemas de empleo y la menor demanda externa. A pesar de que aún existen elementos que dinamizan la suba de precios -ajustes de tarifas públicas y presión sobre el tipo de cambio- esperamos que la tasa de inflación se ubique 10 p.p. por debajo de la de 2008. El balance de 2008 En 2008 la suba del índice de precios al consumidor de Ecolatina (IPC Ecolatina) alcanzó 23,5%, por debajo del pico registrado en julio (28,4%) y en línea con el registro de 2007 (23,9%). Si bien el año comenzó con fuertes incrementos, en el segundo semestre la crisis internacional y la desaceleración de la demanda local moderaron el ritmo de las subas. Por caso, en la segunda mitad del año pasado la inflación acumuló 4 puntos porcentuales menos que entre enero y junio de 2008. En el primer semestre la inflación fue elevada siguiendo con la tendencia de fines de 2007. Durante este período los precios minoristas acumularon una suba de 13,2% -con un promedio mensual superior a 2,1%-. Más de la mitad de ese incremento responde a alimentos y bebidas, rubro impulsado por el boom de las commodities y shocks más puntuales como los problemas de abastecimiento durante el paro del campo. Sin embargo, a partir del pico alcanzado en julio los aumentos comenzaron a moderarse. Aunque la tasa de inflación fue similar a la de 2007 su composición fue diferente. A nivel de capítulos la cambiante dinámica de alimentos fue complementada por ciertos rubros que a diferencia de 2007 presentaron una marcada aceleración: vivienda, equipamiento y mantenimiento del hogar, transporte y educación exhibieron una aceleración. La inflación núcleo -excluye precios de bienes y servicios regulados y estacionales-, que es un indicador que permite estimar las presiones inflacionarias subyacentes, se mantuvo en niveles similares en ambos períodos. Esta dinámica indica que la inflación está lejos ser un problema resuelto. Además, si analizamos la inflación de los 26 rubros que componen el índice de precios notamos que las variaciones de 2008 están más concentradas y son más generalizadas. El año pasado, la dispersión entre la inflación de los diversos rubros se redujo considerablemente respecto de 2007 (la varianza se contrajo un tercio). Lógicamente también se presentan diferencias marcadas entre la dinámica de los precios estacionales (frutas y verduras, indumentaria, turismo) y los precios regulados (servicios públicos, transporte de pasajeros, entre otros). En efecto, el año pasado, la suba de los precios estacionales se redujo más de 15 puntos porcentuales respecto de 2007, principalmente por menores presiones en frutas y verduras (menores problemas climáticos). En cambio, los precios regulados cobraron impulso: pasaron de crecer 11,5% en 2007 a 18% el año pasado por mayores aumentos en combustibles, cigarrillos, y fundamentalmente, tarifas de servicios públicos. Esta es la contracara de la necesidad del gobierno nacional de liberar recursos destinados a subsidiar tarifas congeladas en un contexto en el que la caja fiscal no es abundante. Algo semejante se observa al analizar el comportamiento de los bienes y servicios privados y públicos. Mientras que los dos primeros registraron una leve desaceleración, los servicios públicos pasaron de crecer 6,7% en 2007 a 20,5% el año pasado por el ajuste de tarifas en el GBA. Una distorsión que sigue creciendo A dos años de la intervención del INDEC es importante analizar la distorsión acumulada entre las cifras oficiales de inflación y el aumento real de los precios. Según el IPC Ecolatina, la inflación acumulada en los últimos dos años (Dic. 06 vs. Dic. 08) alcanzó el 53,1%. En cambio, para el INDEC la suba de precios en ese período cerraría en 16,5% (estimando el dato oficial del último mes del año). De esta manera, la diferencia entre la inflación real y la oficial acumula 36,6 puntos porcentuales en dos años. En otros términos, desde enero de 2007 el INDEC informó solo un tercio del aumento efectivo de los precios al consumidor. Como se observa en el gráfico, la brecha entre la inflación real y la oficial -barra verde- se incrementa mes a mes. La subestimación del IPC-GBA ha generado un ahorro directo al estado por menores intereses de la deuda pública indexada, pero principalmente ha evitado un fuerte incremento del stock de pasivos atados a la inflación minorista. Lógicamente, tamaña picardía ha generado un gran perjuicio de reputación para el país que se traduce en varios aspectos, desde incertidumbre de precios relativos hasta el virtual cierre de los mercados de crédito para el estado nacional. Vale destacar además, que la distorsión de la inflación minorista no fue homogénea entre capítulos. La mayor subestimación -entre nuestros relevamientos y los datos oficiales- se encuentra en Alimentos y bebidas (brecha de más de 50 p.p.) y la menor en el capítulo Transporte y comunicaciones (poco más de 10 p.p.). El maquillaje fue superior en los rubros que sufrieron mayores aumentos efectivos de precios. El problema es que indicadores centrales como la línea de pobreza e indigencia y, en términos más generales, todas las cuentas nacionales que utilizan los relevamiento de precios oficiales como insumo, se ven fuertemente distorsionados. En baja pero se mantendrá en las dos cifras A fines de 2007 la tendencia de la inflación era alcista. En cambio, el año pasado terminó con una fuerte desaceleración. Esta dinámica descendente continuará en 2009 pues los principales drivers que impulsan la suba de los precios se diluyen. En el frente externo, se descuenta el estancamiento de la demanda mundial y no se descarta deflación de precios en las economías más desarrolladas. Por todo esto, la inflación importada no será un problema en 2009. En el plano local, el enfriamiento de la actividad diluye el exceso de demanda de los últimos años. Esto se traduce en menores presiones inflacionarias. Si bien las empresas seguirán trasladando en forma parcial la suba de costos a los precios, estos crecerán menos que en años anteriores. La suba de salarios será más acotada en un contexto de fragilidad del empleo. Tampoco se esperan fuertes aumentos de los insumos productivos excepto en la provisión de servicios públicos. Los elementos que continuarán impulsando la inflación minorista son los ajustes de tarifas residenciales -para reducir subsidios- y una elevada presión sobre el tipo de cambio -por el menor saldo exportable y la crisis de confianza-. En síntesis, este año esperamos que la tasa de inflación se ubique 10 p.p. por debajo de la de 2008.