localización de la industria en España. El mapa industrial

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LA LOCALIZACIÓN INDUSTRIAL EN ESPAÑA
La industria no se reparte por igual en el territorio español. Por el contrario, una
serie de zonas concentra la mayor parte de la actividad industrial, mientras que la
mayor parte del territorio apenas desarrolla este tipo de actividades.
Las zonas con mayor implantación industrial son el litoral mediterráneo, entre
Girona y Murcia, que acogen casi el 38% de toda la población activa dedicada a la
industria en España, destacando Barcelona (casi el 18% de todos los empleados en
industria en España) y Valencia (casi el 7%). Madrid ocupa al 10% de los activos en
industria. Entre las cuatro provincias suman más del 38% de los activos industriales
españoles. De forma general, se puede decir que la industria se distribuye en una
serie de ejes:
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Madrid y su deslocalización
El eje litoral mediterráneo desde Girona a Murcia, con dos subzonas:
Barcelona y su hinterland y Valencia-Alicante y Murcia.
El litoral vasco y su deslocalización en Navarra, Álava, La Rioja y Burgos.
El valle del Ebro (especialmente Zaragoza)
El litoral atlántico gallego
Asturias
El eje Sevilla-Cádiz-Huelva
La España interior presenta un escasísimo desarrollo industrial: si restamos los
activos industriales de Madrid, Zaragoza, Navarra y Valladolid, en ese inmenso
territorio sólo vive en torno al 20% de los activos industriales españoles.
El reparto de la producción industrial refrenda esas conclusiones.
Para caracterizar aún mejor este reparto, se analiza la especialización por ramas
industriales. Desde el punto de vista de los objetos producidos, podemos señalar
las siguientes especializaciones:
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Madrid y su deslocalización presenta una gran variedad: en la provincia de
Madrid encontramos industria aeronáutica, mecánica y material de
transporte, y en las limítrofes, química, mecánica y una gran abundancia de
intensivas en mano de obra (textil, cuero, cerámica, agroalimentaria, etc.)
El eje litoral mediterráneo desde Girona a Murcia, la zona catalana es la que
presenta una mayor diversificación: material de transporte, química,
mecánica, metalúrgica y siderúrgica conviven con otras más tradicionales,
como textil, agroalimentaria, cuero y calzado. La zona valenciana también
tiene una gran variedad, pero aquí las industrias más avanzadas tienen
menor peso, mientras que las tradicionales lo tienen mayor. No obstante,
encontramos industrias de material de transporte, mecánica, etc.
El litoral vasco, y su deslocalización en Navarra, Álava, La Rioja y Burgos,
presenta una mayor especialización en metalurgia, maquinaria, material de
transporte y química, aunque también encontramos materiales para la
construcción, agroalimentaria o madera y muebles.
El valle del Ebro (especialmente Zaragoza) presenta también una gran
variedad: junto a material de transporte y maquinaria, encontramos las
tradicionales agroalimentarias, piel y calzado o madera y muebles.
El litoral atlántico gallego tiene un fuerte desarrollo de la metalurgia, la
industria mecánica, la química y el material para el transporte, aunque
mantiene los sectores tradicionales agroalimentario, textil o de madera y
muebles
Asturias mantiene una clara especialización en metalurgia, química,
mecánica y material de transporte.
El eje Sevilla-Cádiz-Huelva está especializado en industria química,
mecánica y agroalimentaria, aunque también tiene desarrolladas las ramas
aeronáutica y de material para el transporte.
Analizando la especialización regional según las características de su nivel
productivo, las actividades de demanda y contenido tecnológico altos se concentran
en Madrid y Barcelona, quedando ya a bastante distancia el País Vasco
(especialmente Vizcaya) y Málaga, y después Valencia, Zaragoza, Valladolid y
Pontevedra. El resto del territorio español presenta números exiguos de ocupados
en estos sectores. Desde el punto de vista del peso de las actividades industriales
de alto contenido tecnológico en la industria de cada zona, destaca la
especialización madrileña, barcelonesa y alavesa, yendo por detrás la de ciertas
zonas del valle del Ebro y el alto valle del Gállego (Sabiñánigo).
Esta especialización se puede observar también analizando el reparto del Valor
Añadido Bruto industrial, lo que pone de manifiesto el nivel de desarrollo
tecnológico de cada lugar.
Hasta aquí hemos analizado el reparto de la industria y la especialización de cada
zona en las diferentes ramas y tipos de industria; no obstante, también puede
analizarse el peso que la industria tiene en la economía de cada zona. Para ello
estudiamos qué porcentaje de ocupados trabajan en el sector industrial o qué
porcentaje de VAB o PIB es aportado por este sector.
El reparto de la población activa por sectores simplemente pone de manifiesto la
importancia de la industria en la economía de esa zona, mientras que el reparto del
VAB también aclara el nivel tecnológico del sector industrial (cuanto más avanzada
es la industria más VAB aporta). En general, se observa que la industria es
bastante importante en el País Vasco y su zona de deslocalización y en Zaragoza,
después nos encontramos con Barcelona y Castellón de la Plana, ya a bastante
distancia tenemos a la mayor parte de las provincias de la mitad noreste de
España. La falta de coincidencia entre este grado de especialización y el del reparto
del número de activos industriales obedece a varias causas, de entre las que
destacamos:
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Hay provincias, como Soria, por ejemplo, en el que el número de activos es
tan bajo, que los pocos que lo hacen en industria representan un porcentaje
elevado.
Otras provincias, como Madrid o las del litoral valenciano, tienen una gran
variedad de actividades (turismo, servicios, actividades agrarias, etc.) lo que
hace que el número de activos ocupados en industria no represente un
porcentaje excesivamente elevado.
Sobre las causas de esta localización, los manuales suelen establecer un cuadro de
factores como estos:
1. Existencia de recursos naturales, que en la actualidad, dado el desarrollo de
las comunicaciones y del mercado mundial, es bastante irrelevante.
2. Transporte y comunicaciones que facilitan el acceso a mano de obra,
consumidores, materias primas, etc. Es un factor importante a dos niveles:
a. Las empresas buscan los grandes nudos de comunicaciones para
establecerse para garantizarse la accesibilidad a esos mercados.
b. Las empresas utilizan las redes de transporte y comunicaciones para
crear redes en las que buscar localizaciones eficientes y
externalizaciones.
3. Mano de obra: es uno de los factores de localización más relevantes. Se
buscan varios factores: cantidad de mano de obra disponible, cualificación
de la misma, costes (salariales y laborales), baja conflictividad (conflictos,
nivel sindicación).
4. Las economías de aglomeración (servicios técnicos, información, centros de
decisión) se ponderan con las deseconomías de congestión (elevados costes
salariales, mayor conflictividad, congestión de tráfico, etc.)
5. Cercanía a los mercados: especialmente importante para los productos
dirigidos a la venta masiva.
6. Proximidad a la innovación, para actividades DTCM y DCTA.
7. Factores políticos y sociales, como ayudas, ventajas fiscales, repatriación de
beneficios, legislación laboral, estabilidad política, costes medioambientales
8. Calidad medioambiental. Es un factor que atrae a ciertas actividades de alto
contenido tecnológico.
En España, la localización industrial es heredera de tres procesos clave en los que
participan algunos de estos factores:
1. La industralización española. Su punto de partida tuvo dos elementos
fundamentales:
· Un débil y desestructurado mercado interior que orientó a las escasas
empresas industriales de nuestra lenta y tardía industrialización hacia los
mercados exteriores. Así, la tradicional actividad manufacturera barcelonesa
se fue industrializando orientando una parte importante de su producción
hacia la exportación, que se veía favorecida por la condición portuaria de la
ciudad. En el caso del litoral vasco, contó también la condición litoral que
permitió la exportación de las producciones siderúrgicas hacia el Reino
Unido, pero también con la existencia de recursos naturales (mineral de
hierro y, al principio, carbón) en la zona.
· Un notable déficit de tecnología y capitales que hizo que las empresas
buscasen todo tipo de economías, entre las que se encontraban las de
aglomeración. El objetivo era asegurar producciones DCTB baratas, que
pudiesen competir con las de los países más avanzados.
El resultado fue un enorme desequilibrio en el reparto de las localizaciones
industriales: Barcelona y su hinterland, el litoral vasco, Valencia, Zaragoza y
Madrid (con algo de posterioridad) concentraban la actividad industrial, y el
resto del territorio quedaba como un territorio cuyo papel era abastecer de
mano de obra (éxodo rural) y de alimentos a las ciudades industriales.
2. En los años sesenta del siglo pasado, comenzaron a ponerse de
manifiesto las primeras deseconomías de congestión (problemas de
accesibilidad por aglomeración en los fosos industriales, elevación salarial
por la existencia de grandes masas de trabajadores con una gran capacidad
de presión sindical, etc), paralelamente fue calando la conciencia de la
necesidad de llevar a cabo las primeras políticas de Ordenación
Territorial: no era sostenible a largo plazo que un país industrial, como
comenzaba a serlo España, mantuviese la mayor parte de su territorio con
una economía preindustrial, mientras los centros industriales se convertían
en enormes concentraciones de actividades y personas. Se hacía necesario,
y así lo vieron ya en los llamados “Planes de Desarrollo” elaborados por los
gobiernos franquistas, buscar una cierta desconcentración industrial,
especialmente de las actividades intensivas en mano de obra, que iban a
encontrar en los territorios rurales, de los que partía la población que hasta
la fecha llegaba a las ciudades, una mano de obra barata y disciplinada. De
esta manera, comenzaron a salir las actividades industriales desde los
primeros focos y a crearse nuevas áreas industriales:
- A lo largo de las principales carreteras y líneas de ferrocarril,
buscando las primeras deslocalizaciones.
- Por medio de apoyos y subvenciones hacia algunos puntos del
interior rural o del litoral deprimido.
De esta forma la industria llegó a algunas zonas del interior (zonas del valle
del Ebro, entorno de Valladolid, Huelva y Cádiz, litoral atlántico gallego…)
La crisis, desatada a partir de 1973, reforzó estas tendencias
desconcentradoras: los focos industriales tradicionales sufrieron el fuerte
impacto de la crisis de los sectores intensivos en mano de obra y en energía
en los que se había especializado España. Muchas de sus empresas
quebraron, y otras iniciaron procesos de reconversión (auspiciados por los
gobiernos o por iniciativa propia). Muchos de estos procesos encontraron
serias dificultades en los antiguos focos industriales, donde el peso sindical y
el de las grandes empresas (cuya fuerte inmovilización de capital e inercias
hacía difícil el cambio) eran importantes. Para soslayarlos buscaron nuevas
localizaciones (apoyo a la creación de “áreas promotoras”), aunque siempre
a lo largo de las vías de comunicación. Así:
• Comenzaron las deslocalizaciones de Madrid y Barcelona hacia las
provincias de su periferia. La industria valenciano-alicantina, muy
diversificada sufría menos la crisis, recibía nuevas actividades y
comenzaba a deslocalizar hacia Murcia.
• El antiguo “eje cantábrico” entró en una profunda crisis que supuso
su ruptura, apareciendo, a partir de 1995-6, un eje vasco que
deslocalizaba hacia las provincias limítrofes (Cantabria, Burgos, La
Rioja, Navarra, Soria…).
• El eje del Ebro cobraba vitalidad recibiendo el impulso de las
deslocalizaciones vasca y barcelonesa.
• Valladolid se reforzaba como ciudad industrial al utilizar su posición
de enlace entre el centro y el cuadrante noroeste (Asturias y Galicia)
• El litoral atlántico gallego aprovechaba las ventajas de sus relativos
bajos costes laborales para reconvertir su industria.
• Andalucía occidental conjugaba las ventajas de sus relativos bajos
costes laborales con la falta de competitividad de algunas de las
actividades industriales que alojaba.
Paralelamente, en los años ochenta, las industrias del automóvil
europeas, dentro de sus políticas de deslocalización para hacer frente a la
crisis económica, vieron en el mercado laboral español (castigado por la
crisis) oportunidades para establecerse: la relativa cualificación de la mano
de obra, los bajos costes laborales unitarios y la baja conflictividad de los
lugares que eligieron para establecerse. El resultado fue el desembarco de
estos sectores DCTM en nuestra economía y el desarrollo de los
lógicos eslabonamientos. Estas empresas huyeron de las grandes
concentraciones industriales, donde había más conflictividad laboral y mayor
nivel salarial, y buscaron lugares tranquilos pero bien comunicados. Así
aparecieron por el litoral gallego, por Sagunto, por Valladolid, por Navarra,
por Zaragoza, etc. El resultado fue un reforzamiento del tejido industrial de
estas zonas.
3. A partir de la segunda mitad de los noventa, a la par que comenzaba un
nuevo ciclo expansivo de la economía y de que se reforzaba el proceso de
globalización, comenzaron importantes procesos de deslocalización, ya
citados, que:
· Restaron actividad industrial a los tradicionales focos (salidas hacia
el extranjero y hacia zonas del interior español atractivas por sus
bajos costes y buenas comunicaciones).
· Llevaron actividades industriales desde esos focos a nuevas
localizaciones españolas, tanto en zonas próximas y/o bien
comunicadas con los focos tradicionales como en zonas del interior
que cumpliesen ese requisito.
El resultado es el mapa industrial español actual.
EL REPARTO DE LA INDUSTRIA EN LA UE
Europa, en su conjunto, es una región industrial. No obstante, el reparto de las
actividades de este sector no es homogéneo:
-El llamado “pentágono europeo”, el territorio que se encuentra entre
Londres, París, Milán, Munich y Hamburgo acoge la mayor densidad de
actividad industrial y muy especialmente aquella que es más avanzada
tecnológicamente y que presenta un futuro más alentador.
-Los países del centro y sudeste europeo, recientemente incorporados a la
Unión, por el contrario, presentan fuertes cifras de especialización industrial,
pero esta se realiza en sectores de escasa intensidad tecnológica y
abundante mano de obra.
-En el resto de Europa nos encontramos una gran heterogeneidad. En la
zona noroccidental del “pentágono” y en algunas regiones de los países
nórdicos nos encontramos zonas con industrias atrasadas, pero en la cuenca
mediterránea y en la báltica tenemos regiones con industrias que están
llevando a cabo una importante y seria renovación industrial.
Si analizamos el peso de cada país en el conjunto industrial europeo, observamos
claros desequilibrios:
-Alemania acapara una cuarta parte del total del negocio industrial
comunitario
-El conjunto de Alemania, Italia, Francia, Reino Unido y España representan
más de las tres cuartas partes del total e ese negocio.
-Los países del centro y sudeste europeo recientemente incorporados a la
Unión, a pesar de la importancia que el sector industrial tiene en sus
economías, suponen menos del 10% del conjunto del negocio industrial
comunitario.
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