fases de un comentario de texto literario

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FASES DE UN COMENTARIO DE TEXTO LITERARIO
(bibliografía: Fernando Lázaro Carreter y Evaristo Correa Calderón, Cómo se comenta
un texto literario, Cátedra)
Con el comentario o la explicación de un texto nos proponemos dos objetivos:
a) Fijar con precisión lo que el texto dice.
b) Dar razón de cómo lo dice.
Comentar un texto consiste en ir razonando paso a paso el porqué de lo que el autor ha
escrito; explicar un texto es ir dando cuenta, a la vez, de lo que un autor dice y de cómo
lo dice.
I.
LECTURA ATENTA DEL TEXTO.
Para comprender su significado literal, el de todo el texto en general, y el de cada
palabra en particular. Para esto es imprescindible un DICCIONARIO.
(Esto es una fase previa y preparatoria a la explicación del texto.)
II.
LOCALIZACIÓN DEL TEXTO.
“Fijar el lugar de una cosa”, precisar qué lugar ocupa el texto dentro de la obra a la que
pertenece. La localización del texto es necesaria porque todas las partes de una obra
artística se relacionan entre sí.
Este segundo paso podemos dividirlo, a su vez, en cuatro fases:
a) Averiguar si el texto es independiente, completo (en cuyo caso debemos
localizarlo dentro de la obra total del autor) o si es un fragmento de una obra
más extensa (en cuyo caso hay que localizarlo, primero, dentro de la obra a la
que pertenece; y después, dentro de la obra total del autor).
b) Determinar a qué género literario pertenece: lírico (subgéneros líricos),
narrativo (subgéneros narrativos), dramático (subgéneros dramáticos).
c) Fechar el texto, situarlo cronológicamente especificando en qué movimiento
literario podemos encuadrarlo (literatura medieval, Renacimiento, Barroco,
Romanticismo, Realismo, Modernismo…).
d) Intentar reconocer quién es el autor del texto.
Estos apuntes están orientados a establecer las pautas y los pasos a seguir en un
comentario de texto literario; no obstante, en 2º Bachillerato también tendrás que
hacer comentarios de textos no literarios, por lo que, dentro de la localización del
texto, y dentro del apartado b), hay que determinar qué tipo de texto es (literario,
ensayístico, periodístico, científico, judicial, etc.) y, si es el caso, a qué género
periodístico (artículo de opinión, columna, editorial, noticia) o a qué género literario
pertenece.
Localizar el texto resultará, obviamente, más fácil si al final del mismo aparecen el
nombre del autor y el título de la obra a la que pertenece; no obstante, aparezcan o
no estos datos, todas las afirmaciones que se hagan con respecto a la localización
deben inferirse de las características lingüísticas y literarias del texto (hay que tener
en cuenta que cada movimiento literario y cada tipo de texto se caracteriza por tener
un estilo y unos rasgos lingüísticos y literarios determinados).
III. DETERMINACIÓN DEL TEMA
Antes de explicar el concepto del tema conviene tener claro otro concepto: el
resumen, asunto o argumento.
Argumento: llamamos argumento, asunto o resumen de un texto a una reducción de
dicho texto; es una breve narración de lo que ese texto narra más exactamente pero
conservando sus detalles más importantes.
Si del asunto quitamos todos los detalles y definimos solo la intención del autor al
escribir esos párrafos, obtenemos el tema; es la idea que el autor nos quiere
comunicar.
El tema no debe incluir elementos superfluos, pero en este tampoco debe faltar
ningún elemento fundamental; es decir, que todos los elementos que constituyen el
argumento deben estar representados en el tema. Por esto, el tema se fija
disminuyendo al mínimo posible los elementos del asunto, y reduciendo este a
nociones o conceptos generales.
Para fijar el tema hay que intentar dar con la palabra abstracta que sintetice la
intención primaria del escritor.
El tema debe cumplir dos características: CLARIDAD Y BREVEDAD.
Muchas veces, el tema puede expresarse con una palabra abstracta rodeada de
complementos. Ejemplos: soledad (radical de un niño…); rebeldía (del poeta frente
a…); súplica (dirigida a la amada para…); melancolía (que experimenta un
desterrado…).
Hay que tener en cuenta que, en el proceso creativo de una obra literaria, el primer
paso que realiza el escritor es determinar la idea o el tema que quiere transmitir;
para expresar el tema el autor inventa los elementos del asunto (la historia, los
personajes, los rasgos lingüísticos, los rasgos estilísticos, etc.) y para ello elige,
dentro de todo el elenco de que dispone, los elementos que más le convienen, es
decir, aquellos que mejor le sirven para alcanzar su fin, que no es otro sino
comunicar a los lectores la idea o el tema que quiere transmitir. Por esto, saber
interpretar y enunciar bien el tema es algo crucial en la elaboración de un
cometario de texto, y sobre manera, en el paso V (Análisis de la forma partiendo del
tema), ya que en este deberemos justificar que los rasgos lingüísticos y estilísticos
que ha utilizado el autor están ahí porque son los que mejor le han valido para
expresar el tema del texto.
IV. DETERMINACIÓN DE LA ESTRUCTURA.
Antes de nada conviene tener claro los dos tipos de estructura que hay: la externa y
la interna.
a) Estructura externa: hace referencia a cómo está escrito el texto, si en prosa, en
verso o en forma dialogada.
Un texto en PROSA, formalmente, suele dividirse en PÁRRAFOS (hay obras de
narrativa experimental en las que el texto no se divide en párrafos y se escribe de
continuo). En algunas obra escritas en prosa, como las novelas, un grupo de párrafos
forman un capítulo, y un conjunto de estos una novela.
En las novelas podemos encontrar textos en prosa en los que interviene el narrador y
textos dialogados en los que intervienen directamente los personajes (estilo directo;
si estos diálogos son reproducidos por boca del narrador se escriben en estilo
indirecto). También puede haber textos escritos en estilo indirecto libre y
monólogos.
Un TEXTO TEATRAL está escrito en forma dialogada y se divide en ACTOS
(divisiones de la obra que se establecen en función del tiempo y del desarrollo de la
acción y que en la representación suelen indicarse con una bajada de telón),
CUADROS (son divisiones de los actos que se establecen según los cambios de
espacio, ambiente o época) y ESCENAS (son divisiones del cuadro o del acto y
están determinadas por el cambio de los personajes que intervienen).
En una obra teatral también hay que distinguir entre el texto dramático primario,
que es aquel que enuncian los personajes; y las acotaciones o texto dramático
secundario, que es aquel que aporta información sobre la acción y contribuye a
crearla, pero no lo enuncian los personajes.
Un POEMA está escrito en VERSOS y estos, a su vez, se agrupan formando
ESTROFAS (siempre y cuando el poema no esté escrito en verso libre o
versículos); un conjunto de estrofas forman una composición poética (soneto,
villancico, etc.).
Por lo tanto, y por lo que a la estructura externa se refiere, en un texto en prosa
habrá que especificar si está o no está dividido en párrafos y, si se trata de una
novela, habrá también que diferenciar, si las hay, las partes dialogadas de las
narrativas; en un texto dramático habrá que determinar las escenas, cuadros o actos
de que está compuesto, y diferenciar el texto dialogado de las acotaciones; y en un
texto poético, habrá que realizar su esquema métrico.
b) Estructura interna: consiste en averiguar de qué partes está compuesto el
fragmento que vamos a analizar atendiendo a su contenido.
Todas las partes de un texto se relacionan entre sí, ya que todas ellas contribuyen a
expresar el tema del fragmento.
A la hora de determinar las partes de un texto hay que tener en cuenta ciertas
consideraciones:
- Los distintos apartados en que podamos dividir un texto se caracterizan y se
distinguen entre sí porque el tema adquiere en cada uno de ellos modulaciones más
o menos diversas.
- A veces el fragmento no posee estructura porque el desorden es lo que expresa más
adecuadamente el tema.
- Otras veces, no por establecer muchos apartados vamos a ser más precisos, ya que
quizá con ello atomicemos el texto y perdamos su carácter unitario.
- Normalmente, cada apartado en que dividimos un texto suele coincidir con cada
párrafo o con cada estrofa, pero no tiene por qué ser así.
V. ANÁLISIS DE LA FORMA PARTIENDO DEL TEMA.
La forma son las palabras o giros gramaticales que integran el texto. Entre todos los
medios lingüísticos que la lengua ofrece al escritor, este ha elegido los que le
parecían más adecuados para expresar mejor el tema (palabras, giros sintácticos,
figuras literarias…). Ha de haber, por tanto, una estrecha relación entre el tema y la
forma.
El tema de un texto está presente en los rasgos formales de ese texto. El tema es
como un corazón que hace llegar su sangre a todo el organismo.
La explicación de un texto consiste en comprobar, línea a línea, o verso a verso, que
el tema va determinando los rasgos formales del pasaje; la explicación de un texto
consiste en “justificar” cada rasgo formal del mismo como una “exigencia” del
tema. Ante los rasgos formales que vayamos encontrando nos preguntaremos: ¿por
qué ha escrito esto?
También hay que apuntar que en una explicación no es preciso comentar todos los
elementos del texto, sino los más relevantes, tan solo aquellos que confirman
claramente el principio fundamental del texto, es decir, su tema.
A continuación se detallan una serie de elementos lingüísticos y formales que habría
que tener en cuenta a la hora de comentar un texto; pero recuerda que no debes
comentar todos, sino sólo aquellos que sirvan para expresar mejor el tema.
- Nivel léxico-semántico: comprobar qué tipo de vocabulario se utiliza en el texto
(cultismos, vulgarismos, arcaísmos, neologismos, tecnicismos…) y qué relaciones y
propiedades semánticas se dan (sinonimia, polisemia, eufemismos, tabúes, campos
semánticos, familias léxicas, connotación…).
- Nivel morfológico: qué clase de palabras predomina según el tipo de texto que
estemos comentando (si en el texto predomina la acción encontraremos más verbos;
si es un texto descriptivo abundarán los sustantivos y los adjetivos); qué tiempo
verbal predomina (si es una narración en presente, el presente de indicativo; si es
una narración en pasado, el pretérito perfecto simple; si describe algo en el pasado,
el pretérito imperfecto; etc.); si hay anteposición de adjetivos; etc.
- Nivel sintáctico: qué tipo de oraciones abundan (simples, compuestas,
coordinadas, subordinadas); la modalidad oracional predominante (enunciativa,
exclamativa, imperativa…).
- Nivel fónico: la rima de los poemas; figuras literarias como la aliteración la
onomatopeya o la jitanjáfora.
- Nivel pragmático: analizar los elementos que intervienen en el proceso de
comunicación (emisor, receptor, canal, contexto…); señalar la función del lenguaje
predominante; etc.
- Recursos o figuras literarias: comentar los recursos literarios más relevantes del
texto comentado.
Es muy importante justificar con razones convincentes, y en la medida de la
posible, todas las afirmaciones o comentarios que sobre el texto hagamos. Por
ejemplo, si decimos que el texto es un villancico o un romance…, decir por qué
(hacer alusión al tema, al esquema métrico y al estilo); si lo enmarcamos
temporalmente en el siglo XVIII, argüir cuáles son los motivos que nos llevan a
hacer tal afirmación (comprobar que el texto reúne las características
generales de la Ilustración); si decimos que predominan las oraciones
compuestas causales, la modalidad oracional enunciativa y las funciones
referencial y apelativa del lenguaje, será porque estamos ante un texto
expositivo-argumentativo.
VI. LA CONCLUSIÓN.
Hay que hacer un balance de nuestras observaciones, que ahora reduciremos a sus
líneas generales. No se trata de sumar los datos obtenidos, sino de resaltar su rasgo
común. Más o menos sería un escueto resumen de lo dicho en la explicación.
También puede completarse la conclusión con una impresión personal sincera:
nuestra opinión será modesta y firme, y carecerá de fórmulas hechas. Para escribir
la opinión personal habría que tener en cuenta ciertas consideraciones: formularla en
3ª persona del singular o en 1ª persona del plural (se trata de un texto…; podemos
afirmar que este texto…), nunca en 1ª persona del singular (creo que este texto…);
no utilizar nunca las palabras “bonito, lindo, feo…”); las opiniones que expresemos,
aunque sean personales, deben estar sustentadas en opiniones avaladas por la crítica
y por personas especialistas en la materia.
COMENTARIO DE TEXTO
Veamos ahora un ejemplo de comentario de texto.
Las bellas manos que cortaban las flores del huerto han desaparecido ya hace tiempo.
Hoy solo viven en la casa un señor y un niño. El niño es chiquito, pero ya anda solo por
la casa, por el jardín, por la calle. No se sabe lo que tiene el caballero que habita en esta
casa. No cuida del niño; desde que murió la madre, este chico parece abandonado de
todos. ¿Quién se acordará de él? El caballero -su padre- va y viene a largas cacerías;
pasa temporadas fuera de casa; luego vienen otros señores y se encierran con él en una
estancia; se oyen discusiones furiosas, gritos. El caballero, muchos días, en la mesa,
regaña violentamente a los criados, da fuertes puñetazos, se exalta. El niño, en un
extremo, lejos de él, le mira fijamente, sin hablar.
Tomás Rueda, Azorín.
El resumen de este texto podría seguir el siguiente: En una casa viven un caballero y su
hijo de corta edad, huérfano de madre; el padre no cuida del pequeño; se ausenta mucho
de casa y recibe frecuentes visitas. El caballero riñe a menudo a los criados.
El tema podría enunciarse así: la radical soledad de un niño de corta edad, abandonado
incluso de su padre intemperante con quien vive.
La estructura. Este texto puede dividirse en tres apartados: el primero, a), que abarcaría
desde el principio hasta de él, y en el que se hace hincapié en la soledad del niño; el
segundo, b), desde El caballero –su padre-, hasta exalta, y en el que se pone de relieve
el descuido y la intemperancia del padre; y el tercero, c), que comprendería solo la
última oración del texto, y en el que se destaca la incomunicación entre el padre y el
hijo y el abandono del segundo por el primero.
Análisis de la forma partiendo del tema.
Apartado a)
Las bellas manos que cortaban las flores del huerto han desaparecido ya hace
tiempo. La madre muerta (el niño vive solo con su padre) queda evocada por unas
manos que cortaban flores. La madre no existe ya; la palabra madre no aparece en estas
frases que la evocan. Se alude a sus manos porque es precisamente lo que el niño ha
perdido al morir ella: unas manos que lo cuiden, que lo mimen. ¿Y por qué cortaban
flores? Con este rasgo, el autor prepara el contraste que, con los gustos delicados de la
dama, va a presentar la intemperancia del caballero.
Como vemos, una serie de elementos de este fragmento inicial están determinados por
el tema: la ausencia de la palabra madre (el niño está solo); la evocación de las manos
(ahora nadie cuida del pequeño), que cortaban flores (el esposo es, en cambio,
extremadamente rudo).
Hoy solo viven en la casa un señor y un niño. Si solo viven ellos dos, solo el señor
podría ocuparse del niño. Para resaltar la soledad de éste, le importa que nadie más viva
en la casa. El adverbio solo expresa y afianza la idea, que, por lo demás, no es exacta:
con ellos hay unos criados a los que el caballero regaña con frecuencia. Esta inexactitud
viene, por tanto, dictada por el tema.
El niño es chiquito. La impresión de soledad que desea comunicarnos el autor será más
profunda cuanto más pequeño sea el niño. El niño es chiquito. Este diminutivo hiere
nuestra sensibilidad más que si dijera pequeño (los diminutivos expresan afecto y
ternura).
Pero ya anda solo por la casa, por el jardín, por la calle. Como chiquito no disminuye,
no nos precisa el autor la edad del niño. Pero sí le interesa declararnos que el pequeño
está en edad de empezar a sentirse abandonado, y lo hace comunicándonos que “ya anda
solo por la casa…” ¿Y por dónde anda? El autor nos dice: por la casa, por el jardín, por
la calle. Observemos estos complementos de lugar. Salta a los ojos que el último no se
une al anterior por y. Esta ausencia de la conjunción expresa el vagar libre, caprichoso y
sin vigilancia del niño. El niño, además, anda por la calle; un niño tan pequeño no debe
ir solo por la calle. Azorín, con este rasgo tan sutil, expresa el abandono en que vive el
muchacho.
No se sabe lo que tiene el caballero que habita en esta casa. El autor nos anuncia lo
que va a ser desarrollado en el segundo apartado.
No cuida del niño; desde que murió la madre, este chico parece abandonado de todos.
Estas frases ocupan el centro mismo del texto, y nos dan todo el contenido temático de
la primera parte.
¿Quién se acordará de él? Para remate del primer apartado, Azorín utiliza una
interrogación retórica, con la cual no se pregunta, sino que se expresa una afirmación
con más vehemencia. El autor acaba, pues, el primer apartado, expresando con más
vehemencia el aspecto del tema en él contenido: el niño está solo, nadie lo cuida.
Apartado b)
El caballero –su padre- va y niene a largas cacerías. Dos rasgos lingüísticos expresan
con viveza el tema: va y viene y largas. Ambos evocan, respectivamente, la frecuencia y
duración de las cacerías, que determinan que el niño siempre esté solo.
Pasa temporadas fuera de casa. Además de las cacerías, tan frecuentes y largas, estas
temporadas de ausencia. Azorín ha elegido la palabra temporadas, que significa
“periodos largos de tiempo”. En la elección late, pues, el tema.
Luego vienen otros señores y se encierran con él en una estancia; se oyen discusiones
furiosas, gritos. El luego con que comienza este periodo expresa plásticamente que
tampoco cuando regresa a casa se ocupa el caballero de su hijo. Ni un resquicio de
tiempo le queda para atender al pobre muchacho. Él y los otros señores se encierran: el
niño no tiene acceso a las conversaciones, sigue solo. Y se escuchan discusiones
furiosas, gritos; las tres palabras expresan con claridad que el caballero es intemperante.
Pero cabe pensar que, por lo menos, a la hora de comer hablarán los dos. Azorín,
cerrando incluso esa posibilidad para expresar mejor el tema, nos dice:
El caballero, muchos días, en la mesa, regaña violentamente a los criados, da fuertes
puñetazos, se exalta. Durante la comida, la vida familiar debe remansarse; no ocurre
esto allí. Observemos cómo dos palabras de tanta intensidad significativa como regaña
y puñetazos van aún reforzadas por violentamente y fuertes. Su empleo viene
determinado por la exigencia de plasmar el tema con precisión. Y mientra el padre se
exalta, el hijo sigue terriblemente solo.
Apartado c)
El niño, en un extremo, lejos de él, le mira fijamente, sin hablar. La soledad del niño,
en relación con su padre (que es el aspecto que el tema adopta en este apartado) se
resalta con estos dos complementos de lugar seguidos: en un extremo, lejos de él, y por
el complemento de modo sin hablar. Otro complemento de modo, fijamente, nos evoca
al niño asombrándose de aquel comportamiento y, a la vez, sintiendo su corazón lejos
del de su padre.
Conclusión. Se aprecia en el fragmento una gran sencillez; las frases son cortas, las
palabras de uso normal. El autor conquista nuestra simpatía para aquel niño que
deambula y vive solo sin recibir una palabra, un gesto de ternura. Logra esto por el
descuido en que vemos vivir al muchacho y la acumulación de rasgos violentos en el
padre, que así abandona sus obligaciones. Y también por la delicada alusión a la madre,
ya desaparecida, cuyas manos hubieran velado amorosamente por el hijo. La nota de
soledad, fundamental en el tema, se comunica por rasgos gramaticales muy frecuentes y
variados. La frase final parece anunciar otro tema que quizá desarrolle Azorín en algún
otro lugar de esta obra: la incompatibilidad entre el niño y el caballero.
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