CRITICA AL ESTATUTO GENERAL DE LOS PROCURADORES DE LOS TRIBUNALES DE DE ESPAÑA (REAL DECRETO DE 5 DE DICIEMBRE 2002, B.O . DE 21 DE DICIEMBRE 2002) El Consejo de Ministros ha aprobado el Estatuto General de los Procuradores de los Tribunales de España, a propuesta del Ministro de Justicia, y recogiendo básicamente el proyecto presentado por el Consejo General de los Procuradores de los Tribunales de España. Con la asunción de la competencia por nuestra comunidad autónoma, y a través de la magnifica Ley Valenciana de Consejos y Colegios Profesionales de 1997 y el reglamento que la desarrolla recientemente, aprobado por Decreto del Gobierno Valenciano 4/2002 de 14 de Enero, son los Colegios de Procuradores de nuestra comunidad y el Consejo de Valenciano de Colegios de Procuradores, las entidades competentes para regular todo lo referente a la creación, disolución, organización, composición, régimen de responsabilidad y recursos en vía administrativa, agotando esta vía las resoluciones del Consejo Valenciano. Y ello, a través de sus estatutos y reglamentos de régimen interior. Por lo tanto las únicas competencias que le han quedado al Consejo General de los Procuradores, son las de representación de la profesión en sus relaciones internacionales y en las relaciones con la administración del estado. Y entre estas últimas, la de proponer al Gobierno la aprobación del Estatuto General de la profesión. En este Estatuto se regulan básicamente tres materias, A) El ejercicio profesional B) El régimen de responsabilidad de los colegiados. C) La organización de la procura. A) EL EJERCICIO PROFESIONAL. Esta es la materia natural a regular por este estatuto y englobaría: 1)Las reglas generales del ejercicio de la profesión. 2)Los requisitos, prohibiciones e incompatibilidades para ejercer la profesión. 3)Los derechos y deberes de los procuradores en el ejercicio profesional. Esta materia se encuentra regulada en el Titulo I "Disposiciones Generales" y en el Titulo II "De los procuradores", y las novedades introducidas afectan, obligan y vinculan a todos los procuradores de España, y por ello, los estatutos particulares de los Colegios y Consejos autonómicos deberán adaptarse a ellas en el plazo de un año(Disposición Transitoria única del Estatuto). Entre la novedades introducidas cabe destacar: LO POSITIVO: - - La regulación del ejercicio en una demarcación territorial que englobe mas de un partido judicial, consagrando una realidad y una reivindicación del Colegio de Valencia, que ha supuesto un pulso de muchos años y varios pleitos entre nuestro Colegio y el Consejo General. Una regulación clara de la pérdida automática de la condición de colegiado por impago de cuotas o cargas colegiales, dintinguiéndola de lo que es responsabilidad disciplinaria, y recogiendo así, la jurisprudencia del T.S. en esta materia. LO NEGATIVO: - La autorización para pactar con los clientes una disminución o un aumento de las partidas arancelarias en un 10% de lo fijado en el arancel. Esto es incomprensible, salvo que se trate de una imposición del Gobierno, ya que en la práctica se va a traducir en una renuncia al 10% de nuestra facturación. En efecto, no creo que haya ningún sujeto pasivo de la nueva tasa judicial, que no nos exija la reducción del 10% en nuestras facturas, ni creo que podamos convencer a muchas personas físicas o entidades de reducida dimensión a que nos autoricen para aumentarles un 10% de nuestra factura. B) EL RÉGIMEN DE RESPONSABILIDAD DE LOS COLEGIADOS. Esta materia se encuentra regulada en el Titulo III "Del régimen de responsabilidad de los colegiados". Entendemos que la regulación de esta materia no es propia de este estatuto, ya que como tales colegiados esta materia debe ser regulada por los estatutos particulares de cada Colegio, en virtud del principio de autonomía colegial consagrado en normas de rango superior a este Real Decreto. Y debió limitarse a regular la potestad disciplinaria del Consejo General frente a sus consejeros. En cualquier caso es inaplicable a los acuerdos del Colegio de Valencia y a los acuerdos del Consejo Valenciano de Colegios de Procuradores, que al amparo de la Ley Valenciana son autónomos, y las resoluciones del Consejo Valenciano agotan la vía administrativa. Así lo reconoce la Disposición Final primera del Real Decreto. C) DE LA ORGANIZACIÓN PROFESIONAL DE LA PROCURA En el título IV y bajo la engañosa rúbrica "De la Organización profesional de la Procura" dedica nada menos que 30 artículos de los 47 de que consta, a regular la organización, estructura interna y funcionamiento de los Colegios de Procuradores, haciendo una injerencia inaceptable en el principio antes citado de autonomía colegial, principio perfectamente garantizado por normas de rango superior (Ley de Colegios profesionales de 1974 para los territorios donde no estan transferidas las competencias por el Estado, y Leyes autonómicas en materia de Colegios para los demás), por lo que entendemos esta normativa únicamente es aplicable al hipotético e improbable caso de que un Colegio no tenga estatutos particulares que regulen esta materia. Sin embargo, lo que si debería haber regulado aquí, dándole rango de Real Decreto es la organización, estructura interna y funcionamiento del ente proponente, es decir del propio Consejo General, y a ello le dedica un único capítulo con 4 artículos, el Capítulo VI "El Consejo General de Los Procuradores de los Tribunales". Y dentro de este capítulo solo le dedica un artículo, el artículo 113, a su "composición y funcionamiento". En este sentido,. el Gobierno de la nación con la aprobación de este Estatuto, ha perdido la oportunidad de imponer reglamentariamente la obligación de que sea democrática, la composición, la estructura interna, y el funcionamiento del Consejo General de los Procuradores de España, pues a pesar de que lo predica en su artículo 7 el Estatuto aprobado, de la simple lectura del artículo 113, se desprende claramente el mantenimiento del "status quo" existente, que es preconstitucional y antidemocrático. Esto es así, ya que siguiendo el mal ejemplo del Estatuto General de la Abogacía, aprobado por Real Decreto de 22 de Junio de 2001, y al que este parece calcado en muchos aspectos, se limita a decir que órganos formarán el Consejo General, y quienes integrarán cada órgano pero no dice que representación tendrá cada decano, ni como se elegirán los cargos electivos que se limitan seis personas. Remitiéndose al Reglamento de Régimen Interior para regular esta carencia. Pero a diferencia de la remisión que hace el estatuto de los abogados donde se impone un plazo de un año para la elaboración de este reglamento (D.T.18 del EGAE) (se supone que con criterios democráticos), en este de los procuradores se echa de menos esa disposición transitoria, no se impone ninguna obligación de elaborar ningun reglamento de régimen interior, en ningún plazo y mucho menos con criterios democráticos. La conclusión es clara, al seguir vigentes las normas de composición y funcionamiento del Consejo General, el Colegio de Valencia vuelve a quedar discriminado, por no estar debidamente representado en aquel, pues a pesar de ser el segundo Colegio mas grande de España en número de colegiados, tiene la misma representación en el Consejo General que cualquier otro Colegio, esto es la de su decano entre 66 decanos. Hay que tener en cuenta que existen muchos Colegios de procuradores de ámbito territorial inferior a la provincia, y Colegios de procuradores que no llegan a 10 colegiados frente a los 490 que tiene el Colegio de Valencia. Pero a la hora de contribuir a los gastos del Consejo General se nos pide una aportación en función del número de colegiados. Y sin tener en cuenta tampoco que en nuestra Comunidad Autónoma la mayoría de las competencias que tenía el Consejo General, han sido asumidas por el Consejo Valenciano de Colegios, al que también mantenemos en función del número de colegiados. Fi rmado Francisco Cerrillo Ruesta Vicedecano del ICPV