La Sociedad Civil participante y la institucionalidad de la democracia: mitos y realidades Hugo Rodríguez Filippini1 Me siento honrado por estar de alguna forma representando al cono sur de América Latina. Creo que, junto con el compañero de la Fundación Friederich Ebert en Brasil, somos los únicos de esa región, lo cual nos da una responsabilidad muy importante. Van a ver ustedes que indefectiblemente voy a traslucir - en lo que voy a poder decir - una visión un tanto diferente, producto quizás de la diferencia que se da hoy en esta región y producto también, quizá más particularmente, de la situación que vivimos electoralmente los frenteamplistas y los socialistas uruguayos, que estamos en la antesala de que como allá dicen: “peligramos ganar”. Tengan ustedes en cuenta que en nuestro país, el Uruguay, nunca en la historia la izquierda accedió al gobierno en ninguna circunstancia. Son demasiados los temas que deberíamos tratar, de manera que a fuerza de ser esquemático, voy a tratar de limitarme a aquellos aspectos que me parecen esencial en lo que estamos discutiendo. Se ha hablado de la debilidad de las democracias en América Latina y se ha hablado de la debilidad de los partidos políticos y de la política. Creo que, por supuesto, en el mundo han cambiado muchas cosas y la forma de hacer política debe cambiar también, para adecuarnos a ello. Pero no dejan de ser los partidos políticos el instrumento esencial de la sociedad civil para hacer política. No hay, como decía el compañero colombiano, otra forma más adecuada de representar a la sociedad para el accionar político que no sea a través de los partidos políticos. Lo que debemos preguntarnos entonces no son problemas organizativos, son problemas de cómo se relacionan las distintas partes de la sociedad. Sin lugar a dudas que lo organizativo tiene que ver con eso, pero lo central está dado en que para gobernar el instrumento fundamental es el Estado. Y si el EstadoNación está en la situación de crisis en que está, producto de una globalización neoliberal que deja los centros de decisión a otros ámbitos, a otros actores en el mundo, la política naturalmente entra en crisis y los partidos políticos entran en crisis. Para nosotros lo esencial es recuperar la capacidad de gobernar nuestras naciones y para ello es vital recuperar el rol central del Estado. Está bien que la política no queda únicamente en el Estado, pero la herramienta esencial para gobernar es el Estado. Esto significa, por lo tanto, que hay una situación que tiene que ver con el conjunto de la sociedad en el mundo y no se trata simplemente de 1 Secretario de Asuntos Internacionales del Partido Socialista de Uruguay. adaptarnos a ella - buscando la forma de hacer política en esa situación - sino de ver cómo la cambiamos, de tal manera que los pueblos nuevamente - a través de sus instrumentos de gobierno - y de los partidos políticos vuelvan a tener en sus manos la posibilidad del accionar político. Recuperar la capacidad de la política, de los Estados para gobernar es por lo tanto lo primero, lo sustancial. Si no cambiamos eso, no va a ver forma organizativa y de relacionamiento que cambie la situación. Para nosotros, quizás por ser un país pequeño, pero producto también del análisis de la etapa que vive el mundo, de lo que sucede con la organización económica y social, la forma fundamental de recuperar la capacidad de acción de los Estados pasa en primer lugar por la integración regional. Es decir, no estoy hablando de rescatar el Estado-Nación aislado, sino que estoy hablando de la capacidad de construir un tipo de Estado (supranacional) adecuado a la nueva organización de la producción en el mundo, que sea capaz de recuperar la capacidad de acción soberana. Obviamente que estoy reflejando la perspectiva particular de la coyuntura que vivimos en nuestra región, en donde se dan hoy las posibilidades de iniciar un camino firme de integración regional. Una integración profunda, que no sea solamente comercial sino que sea política y que sea fundamentalmente productiva, donde pese sustancialmente la recuperación del mercado interno regional y donde la capacidad de tener incidencia en el mundo globalizado sea rescatada por nuestros pueblos. Ayer se hablaba de nuestros héroes primigenios y su voluntad integradora. Hoy no se trata solamente de esa noción histórica, sino que se trata de la necesidad imperiosa de nuestros pueblos de recuperar la capacidad de inserción soberana en el mundo. Se habla de que ha fallado la democracia, de que el proceso democrático luego de las dictaduras en nuestros países no ha sido capaz de satisfacer los problemas de la gente; yo digo, no es la democracia en sí misma la que ha fallado, el problema han sido las políticas que se han aplicado en esa democracia. Y las políticas que se han aplicado no han sido las que sirven para solucionar los problemas de nuestra gente. Debemos, por lo tanto, recuperar la capacidad de acción del Estado, para que los partidos políticos recuperen su capacidad de acción y apliquen políticas acordes a las necesidades de nuestra gente. Por supuesto que debemos cambiar la forma de hacer política. En esto coincido totalmente con lo que se ha planteado, respecto de que han cambiado las formas de relacionarse la sociedad y los partidos políticos; pero lo que de ninguna manera me parece aceptable es que se plantee una contradicción antagónica entre la sociedad civil o las organizaciones de la sociedad civil (porque comparto que es distinto sociedad civil de organizaciones de la sociedad civil) y los partidos políticos. No comparto la contradicción en esos términos, porque en realidad lo que hay es una complementariedad entre ambas expresiones de la sociedad civil. Lo que hay que tener presente es que son organizaciones de distinto tipo, para fines distintos y que deben actuar en ámbitos distintos, pero que también tienen que articularse. Ese es uno de los elementos centrales de los cambios que deben emprender hoy los partidos políticos. Yo pertenezco al Frente Amplio, que nació fundamentalmente de un proceso de lucha de las organizaciones sociales y de la confluencia - en los hechos - de las luchas de las organizaciones sociales, sindicales, cooperativistas, inclusive empresariales, como una coalición de partidos políticos de izquierda. Bueno, por supuesto que ello ha dado lugar a un tipo de organización muy distinta como partido político. Pero sigue siendo partido político, para actuar en política, para gobernar modificando la realidad desde el instrumento Estado democrático. Ese es otro de los factores fundamentales, que en nuestra izquierda ha sido un paso importante: la revalorización de la democracia. Pero al mismo tiempo que hemos revalorizado la democracia, no hemos tenido la suficiente conciencia de que la democracia significa gobernar con mayorías, lo cual obliga a lograr los acuerdos sociales y políticos suficientes como para poder accionar y llevar a cabo los planes. Y para ello es imprescindible la articulación con la sociedad civil. Podría leer algunos de los aspectos que el Frente Amplio ha estado estudiando, obligado por las circunstancias de estar al borde de ser gobierno, pero lamentablemente no me alcanza el tiempo para ello. Porque luego de la experiencia de haber gobernado durante tres períodos consecutivos el departamento de Montevideo, el más numeroso en habitantes del país, casi la mitad del país, se ha tenido que desarrollar precisamente el tema de la relación entre el gobierno, el partido y la sociedad civil. (Abro un paréntesis para decir que a mi entender el asunto de género no es tema solamente de organizaciones sociales, es un tema de política del conjunto de la sociedad). Termino diciendo que dentro de las cosas que tenemos que recuperar en los partidos políticos, uno de los temas centrales es recuperar la relación entre los valores, las ideas, los programas y el accionar de los partidos políticos. Creo que uno de los elementos que más ha generado la crisis y el descreimiento en nuestros países, es el no haber cumplido con los programas prometidos, a la hora de llegar al Gobierno. Tratando de “curarme en salud” les digo que, si se nos dan las circunstancias, esperamos que en esta coyuntura y con estas ideas, podamos ser capaces de cambiar las cosas en nuestro país para no perder la legitimidad que hoy tiene el Frente Amplio. Gracias.