TABLA 7 INAPLICACIONES DE CONVENIOS, EMPRESAS, TRABAJADORES, POR SECTOR DE ACTIVIDAD DE LA EMPRESA AÑO 2013 SECTOR DE ACTIVIDAD TOTAL Agrario Industria Construcción Servicios INAPLICACIONES DE CONVENIOS 2.512 54 393 108 1.957 EMPRESAS TRABAJADORES 2.179 44 339 97 1.699 159.550 7.343 21.378 1.317 129.512 En cuanto al sector de actividad afectado el predominio del sector servicios es evidente, lo que resulta también lógico de acuerdo con nuestra estructura productiva. La gran mayoría de los trabajadores afectados por las inaplicaciones pertenecen a este sector, así el 81% en el año 2013, el 75’8 % en el 2014, ascendiendo otra vez los dos primeros meses del año 2015 al 80’8 %. De nuevo se echa de menos una mayor precisión estadística en este terreno, sobre todo teniendo en cuenta que para los nuevos convenios colectivos en las series estadísticas se precisan las secciones de actividad, cuatro en la industria y trece en el sector servicios. TABLA 8 INAPLICACIONES DE CONVENIOS Y TRABAJADORES, POR ÁMBITO FUNCIONAL DEL CONVENIO INAPLICADO ENERO-FEBRERO 2015 ÁMBITO FUNCIONAL DEL CONVENIO INAPLICADO TOTAL Convenio de empresa Convenio/s de ámbito superior a la empresa INAPLICACIONES DE CONVENIOS PORCENTAJE DE INAPLICACIONES TRABAJADORES 354 12 100,0 3,4 12.795 972 342 96,6 11.823 TABLA 9 INAPLICACIONES DE CONVENIOS Y TRABAJADORES, POR ÁMBITO FUNCIONAL DEL CONVENIO INAPLICADO AÑO 2014 ÁMBITO FUNCIONAL DEL CONVENIO INAPLICADO TOTAL Convenio de empresa Convenio/s de ámbito superior a la empresa INAPLICACIONES PORCENTAJE DE DE CONVENIOS INAPLICACIONES TRABAJADORES 2.073 64 100,0 3,1 66.203 8.809 2.009 96,9 57.394 TABLA 10 INAPLICACIONES DE CONVENIOS Y TRABAJADORES, POR ÁMBITO FUNCIONAL DEL CONVENIO INAPLICADO AÑO 2013 ÁMBITO FUNCIONAL DEL CONVENIO INAPLICADO INAPLICACIONES PORCENTAJE DE TRABAJADORES DE CONVENIOS INAPLICACIONES TOTAL Convenio de empresa Convenio/s de otro ámbito No consta 2.512 128 2.358 26 100,0 5,1 93,9 1,0 159.550 40.035 117.552 1.963 La preponderancia del convenio de ámbito superior a la empresa es abrumadora, el autodescuelgue de condiciones de trabajo apenas ha tenido incidencia en la aplicación práctica de la inaplicación de condiciones de trabajo, superando siempre el 90%. No hay datos para poder atribuir el leve descenso de dos puntos porcentuales de los convenios de empresa del año 2013 al 2014, al hecho de que los empresarios hayan comenzado a utilizar el nuevo convenio de empresa con prioridad aplicativa. Al igual que en ocasiones anteriores, hay que criticar que no se incluya en la estadística, a diferencia de la de los nuevos convenios, ni los tipos de convenio de empresa, que los subdividen en de empresa privada, pública, de Administración del Estado y la Seguridad Social o de la autonómica y local, mientras que en los convenios de otro ámbito se distingue a los de grupos de empresas y a los de sector; local-comarcal, provincial, autonómicos, interautonómicos y nacional. Tampoco se indican las provincias en las que se ha producido el descuelgue, lo que sería de mucha utilidad, dato que se recoge en los nuevos convenios registrados. TABLA 11 INAPLICACIONES DE CONVENIOS Y TRABAJADORES, POR CONDICIONES DE TRABAJO INAPLICADAS ENERO-FEBRERO 2015 CONDICIONES DE TRABAJO INAPLICADAS TOTAL Cuantía salarial Cuantía salarial y sistema de remuneración Cuantía salarial y jornada de trabajo Sistema de remuneración Cuantía salarial, Sistema de remuneración, Jornada de trabajo y Horario y distribución del tiempo de trabajo Cuantía salarial, sistema de remuneración y mejoras voluntarias de la acción protectora de la Seguridad Social INAPLICACIONES PORCENTAJE DE TRABAJADORES DE CONVENIOS INAPLICACIONES 354 221 100,0 62,4 12.795 3.667 43 12,2 1.016 15 14 4,2 4,0 888 508 13 3,7 536 11 3,1 114 Cuantía salarial, jornada de trabajo y horario y distribución del tiempo de trabajo Resto de casos 8 2,3 202 29 8,2 5.864 TABLA 12 INAPLICACIONES DE CONVENIOS POR CONDICIONES DE TRABAJO INAPLICADAS Enero-febrero 2015 29 Resto de casos Cuantía salarial, jornada de trabajo y horario y distribución del tiempo de trabajo 8 Cuantía salarial, sistema de remuneración y mejoras voluntarias de la acción protectora de la Seguridad Social 11 Cuantía salarial, Sistema de remuneración, Jornada de trabajo y Horario y distribución del tiempo de trabajo 13 Sistema de remuneración 14 Cuantía salarial y jornada de trabajo 15 43 Cuantía salarial y sistema de remuneración 221 Cuantía salarial 0 50 100 150 200 250 TABLA 13 INAPLICACIONES DE CONVENIOS Y TRABAJADORES, POR CONDICIONES DE TRABAJO INAPLICADAS AÑO 2014 CONDICIONES DE TRABAJO INAPLICADAS TOTAL Cuantía salarial Cuantía salarial y sistema de remuneración Sistema de remuneración Cuantía salarial y jornada de trabajo Cuantía salarial, sistema de remuneración y mejoras voluntarias de la acción protectora de la Seguridad Social Cuantía salarial, jornada de trabajo y horario y distribución del tiempo de trabajo Cuantía salarial y mejoras voluntarias de la acción protectora de la Seguridad Social Resto de casos INAPLICACIONES PORCENTAJE DE TRABAJADORES DE CONVENIOS INAPLICACIONES 2.073 1.333 306 105 69 100,0 64,3 14,8 5,1 3,3 66.203 39.830 4.958 2.473 2.779 36 1,7 981 35 1,7 7.010 21 168 1,0 8,1 461 7.711 Tabla 14 INAPLICACIONES DE CONVENIOS POR CONDICIONES DE TRABAJO INAPLICADAS Enero-Diciembre 2014 168 Resto de casos Cuantía salarial y mejoras voluntarias de la acción protectora de la Seguridad Social 21 Cuantía salarial, jornada de trabajo y horario y distribución del tiempo de trabajo 35 Cuantía salarial, sistema de remuneración y mejoras voluntarias de la acción protectora de la Seguridad Social 36 69 Cuantía salarial y jornada de trabajo 105 Sistema de remuneración 306 Cuantía salarial y sistema de remuneración 1333 Cuantía salarial 0 200 400 600 800 1000 1200 1400 TABLA 15 INAPLICACIONES DE CONVENIOS Y TRABAJADORES, POR CONDICIONES DE TRABAJO INAPLICADAS AÑO 2013 CONDICIONES DE TRABAJO INAPLICADAS TOTAL Cuantía salarial Cuantía salarial y sistema de remuneración Cuantía salarial y jornada de trabajo Sistema de remuneración Cuantía salarial, jornada de trabajo y horario y distribución del tiempo de trabajo Cuantía salarial, sistema de remuneración, jornada de trabajo y horario y distribución del tiempo de trabajo Cuantía salarial y mejoras voluntarias de la acción protectora de la Seguridad Social Resto de casos INAPLICACIONES PORCENTAJE DE TRABAJADORES DE CONVENIOS INAPLICACIONES 2.512 1.672 260 87 77 100,0 66,6 10,4 3,5 3,1 159.550 67.029 13.660 7.445 1.858 56 2,2 8.039 56 2,2 1.691 43 1,7 2.672 261 10,4 57.156 TABLA 16 INAPLICACIONES DE CONVENIOS POR CONDICIONES DE TRABAJO INAPLICADAS Enero-Diciembre 2013 261 Resto de casos Cuantía salarial y mejoras voluntarias de la acción protectora de la Seguridad Social 43 Cuantía salarial, sistema de remuneración, jornada de trabajo y horario y distribución del tiempo de trabajo 56 Cuantía salarial, jornada de trabajo y horario y distribución del tiempo de trabajo 56 Sistema de remuneración 77 Cuantía salarial y jornada de trabajo 87 260 Cuantía salarial y sistema de remuneración 1672 Cuantía salarial 0 200 400 600 800 1000 1200 1400 1600 1800 A la vista de las condiciones de trabajo que han sido afectadas, en realidad la inaplicación de convenios continúa limitándose al descuelgue salarial, la cuantía salarial como única materia inaplicada supera todos los años el 60% y unida a otras materias casi alcanzan el 90%. Se necesita un mejor desglose por condiciones inaplicadas, para una adecuada evaluación ya que del 8% al 10% de las medidas se consideran simplemente como “resto de casos”. Además, es muy necesario conocer públicamente las causas justificadoras de la inaplicación, para poder evaluar adecuadamente la nueva medida. TABLA 17 INAPLICACIONES DE CONVENIOS Y TRABAJADORES, POR PROCEDIMIENTO DE INAPLICACIÓN ENERO-FEBRERO 2015 PROCEDIMIENTO DE INAPLICACIÓN INAPLICACIONES DE CONVENIOS TOTAL Acuerdo en periodo de consultas Acuerdo de la comisión paritaria del convenio Acuerdo de mediación en órgano bipartito Laudo en órgano bipartito Decisión en el seno de un órgano tripartito PORCENTAJE DE TRABAJADORES INAPLICACIONES 354 319 100,0 90,1 12.795 11.299 19 5,4 1.046 6 1,7 360 0 0,0 0 10 2,8 90 TABLA 18 INAPLICACIONES DE CONVENIOS Y TRABAJADORES, POR PROCEDIMIENTO DE INAPLICACIÓN AÑO 2014 PROCEDIMIENTO DE INAPLICACIÓN INAPLICACIONES PORCENTAJE DE DE CONVENIOS INAPLICACIONES TOTAL 2.073 Acuerdo en periodo de consultas Acuerdo de la comisión paritaria del convenio Acuerdo de mediación en órgano bipartito Laudo en órgano bipartito Decisión en el seno de un órgano tripartito 1.986 42 TRABAJADORES 66.203 100,0 95,8 60.563 2.233 2,0 29 2.042 1,4 0,2 4 12 301 1.064 0,6 TABLA 19 INAPLICACIONES DE CONVENIOS Y TRABAJADORES, POR PROCEDIMIENTO DE INAPLICACIÓN AÑO 2013 PROCEDIMIENTO DE INAPLICACIÓN TOTAL Acuerdo en periodo de consultas Acuerdo de la comisión paritaria del convenio Acuerdo de mediación en órgano bipartito Laudo en órgano bipartito Decisión en el seno de un órgano tripartito INAPLICACIONES PORCENTAJE DE TRABAJADORES DE CONVENIOS INAPLICACIONES 2.512 2.279 100,0 90,7 159.550 125.773 124 4,9 6.894 76 13 20 3,0 0,5 0,8 13.703 438 12.742 Como se comprueba fácilmente el acuerdo en el periodo de consultas alcanza siempre un porcentaje superior al 90% de los procedimientos iniciados, ascendiendo al 95’8% en el año 2014. Es significativo que el porcentaje de convenios afectados disminuya en las sucesivas fases externas a la empresa o al convenio de procedencia, comisión paritaria, de forma que la solución heterónoma, aún la voluntaria no es muy utilizada. Así en el conjunto del periodo examinado, 2013 a febrero 2015, la mediación en órganos bipartitos asciende a 111 expedientes, el 2’25% del total de 4939, mientras que los trabajadores afectados suman 16.105, el 6’75% del total de 238.518. Sorprende la muy escasa utilización de los laudos de órganos bipartitos, 17, el 0’34% con 739 afectados, el 0’31% del total de 238.518, así como las decisiones en el seno de un órgano tripartito 42, el 0’85% en el conjunto del periodo pero que alcanza el 2’8% en los dos primeros meses de 2015, lo que puede resultar poco representativo a causa del corto periodo de referencia y al escaso número de trabajadores afectados, 90. El porcentaje de trabajadores a los que se les aplica las decisiones de los órganos tripartitos es significativamente mayor, el 5’83%, 13.986 trabajadores de un total de 238.518 afectados en el periodo 2013 a febrero de 2015. 5.2 La intervención de los órganos tripartitos. La Comisión Consultiva Nacional de Convenios Colectivos, (CCNCC) ha abierto un total de 54 expedientes de inaplicación de convenios entre los años 2012 a 2014, 15 en el año 2012, 29 en el 2013 y 10 en el 2014, debiendo indicarse que las cifras no coinciden con las anteriormente expuestas al recogerse aquí el número de expedientes tramitados por la CCNCC, mientras en las estadísticas anteriores se recogían sólo decisiones y laudos, aunque también los procedentes de los órganos tripartitos competentes de las diferentes Comunidades Autónomas. De acuerdo con el artículo 17 del RD 1362/72, la comisión conocerá de las solicitudes de intervención para la solución de discrepancias en los procedimientos de inaplicación de condiciones de trabajo de un convenio colectivo, cuando afecten a centros de trabajo de la empresa situados en el territorio de más de una comunidad autónoma así como cuando afecten a las empresas situadas en las ciudades de Ceuta y Melilla. La Disposición Adicional 6ª, del Real Decreto Ley 5/2013, de 15 de marzo, faculta al Ministerio de Empleo para suscribir acuerdos de colaboración con las CCAA que no tengan constituidos y puesto en funcionamiento órganos tripartitos equivalentes a la CCNCC, lo que se ha llevado a cabo en el año 2013 con las Comunidades de Extremadura, Galicia y Navarra. Los cincuenta y cuatro expedientes de la CCNCC1, se reparten entre dieciocho decisiones de inadmisión y ocho de archivo2, diecisiete decisiones3 y once laudos4. Por su parte en el ámbito de las Comunidades Autónomas no se han producido decisiones de los órganos competentes sino laudos, un total de quince. Cinco en Andalucía, uno estimando procedente la inaplicación y cuatro negándola; uno en Castilla y León, desestimatorio; cuatro en Castilla la Mancha, estimados en parte; tres en Cataluña, desestimados; uno en Murcia, estimado parcialmente por la comisión arbitral; uno en el País Vasco, estimado. Realmente las decisiones de los órganos tripartitos o los laudos por ellas impulsados pueden considerarse casi marginales, no alcanzando ni el 6% de los trabajadores afectados en el periodo de tiempo analizado, su importancia radica, a mi parecer en el mensaje que se envía a las partes, especialmente a la representación de los trabajadores, en el sentido de significarles que no tienen una capacidad de bloqueo ante cualquier solución ofrecida por la representación de la empresa. Es evidente que un estudio a fondo de estos laudos y decisiones de la CCNCC es muy necesario, pero que también desborda los límites del contenido de esta ponencia. Como se ha expuesto anteriormente, la STC 119/2014, fj. 5 B y fallo , mantiene que debe interpretarse el párrafo octavo del artículo 82.3 ET en el sentido de que cabe un control judicial pleno sobre la adecuación normativa de la decisión o laudo arbitral de la CCNCC u órgano equivalente de las Comunidades Autónomas, acotado a los aspectos jurídicos propios del conocimiento de la jurisdicción, incluido el control sobre la concurrencia de las causas y la adecuación a ellas de las medidas adoptadas. Interpretado de esta forma no resulta contrario el citado art. 82.3.p. 8 ET al derecho a la tutela judicial reconocido en el art. 24.1 CE . En este sentido, todavía no existe jurisprudencia, pero si comienzan a publicarse sentencias de la Audiencia Nacional y 1 Ver en http://www.empleo.gob.es/es/sec_trabajo/ccncc/B_Actuaciones/Inaplicacion/index.html. De inadmisión; nueve de ellas, por no ser competencia de la CCNCC por su ámbito territorial; dos, por la naturaleza extraestatutaria del convenio a inaplicar; tres, por haberse excedido los límites temporales razonables para su presentación ante la CCNCC; dos, por no haberse agotado el procedimiento extrajudicial de resolución de conflictos; una, por no cumplir los requisitos legales del periodo de consulta; una, por falta de publicación del convenio. De archivo; cuatro, por desistimiento de la parte solicitante; una, por no haber quedado acreditado por la parte solicitante documentación necesaria; una, por desistimiento implícito por no subsanar la solicitud; una, por archivo por acuerdo de las partes; una, por archivo por desistimiento de la parte solicitante, ante acuerdo alcanzado con la representación de los trabajadores. 3 Nueve decisiones son desestimatorias, tres de ellas, por no acreditar la empresa el cumplimiento de diferentes requisitos legales, como constitución debida de la comisión negociadora, negociar de buena fé, incumplimiento de las obligaciones impuestas en el art. 41.4 ET; dos, por falta de circunstancias sobrevenidas que justifiquen una nueva reducción; una, porque la empresa no realiza una actividad probatoria para justificar trato desigual a trabajadores en situación similar; una, por no haber acreditado la concurrencia de los requisitos requeridos y por incongruencia y otras dos. En uno de los expedientes la Comisión no se pronuncia por falta de acuerdo en la comisión; uno estima la inaplicación solicitada y en seis de ellos la estimación es parcial. 4 En el año 2012 no se produjo ningún laudo arbitral; en el año 2013 hubo nueve, tres estimatorios y seis estimados parcialmente; en el año 2014, dos laudos, uno estimatorio y otro estimado en parte. 2 de los Tribunales Superiores de Justicia, seis correspondientes a la Audiencia Nacional, una al Tribunal Superior de Justicia de las Islas Baleares y otra del Tribunal Superior de Justicia de Asturias5. Al igual que se ha indicado anteriormente respecto a las decisiones de la CCNCC y a los laudos excede el ámbito de la ponencia y momento habrá de ello cuando se pronuncie el Tribunal Supremo en los correspondientes recursos de casación. 6. La vigencia y la ultraactividad de los convenios colectivos. Otro de los puntos clave de la reforma del año 2012 ha sido el de la duración de los convenios colectivos y especialmente la modificación, otra vez, de la ultraactividad. Por lo que se refiere a la duración de los convenios, se facilita la revisión “ante tempus” del convenio colectivo añadiéndole un párrafo 2º al art. 84.1 ET., por la ley 3/2012, artículo 14.5 que le da nueva redacción: «1. Corresponde a las partes negociadoras establecer la duración de los convenios, pudiendo eventualmente pactarse distintos períodos de vigencia para cada materia o grupo homogéneo de materias dentro del mismo convenio. Durante la vigencia del convenio colectivo, los sujetos que reúnan los requisitos de legitimación previstos en los artículos 87 y 88 de esta Ley podrán negociar su revisión.». La finalidad de esta modificación la explica con claridad el preámbulo de la citada Ley “incentivar que la renegociación del convenio se adelante al fin de su vigencia sin necesidad de denuncia del conjunto del convenio, como situación que resulta a veces conflictiva y que no facilita un proceso de renegociación sosegado y equilibrado.” La revisión del convenio era una posibilidad que tenían las partes en base a su autonomía negocial, tanto por lo que se refiere a la revisión parcial, como a la “ante tempus”, condicionando la reforma la citada revisión en cuanto a que debe ser acordada por los firmantes del convenio, ya que no existe “un deber de negociación de la revisión al no tratarse de un convenio ya vencido ex art. 89.1 LET” 6, y a que en la revisión 5 Ver en http://www.empleo.gob.es/es/sec_trabajo/ccncc/D_AspectosNormativos/Sentencias/Inaplicacion/index.ht m. las sentencias dictadas hasta el 28-2-2015 como consecuencia de las demandas interpuestas contra decisiones de la CCNCC en materia de inaplicación de convenios. En concreto son las de la Audiencia Nacional; 15/2013, de 28 de enero, que considera ajustada a derecho la decisión; 128/2013, de 19 de junio, que anula la resolución recurrida; 219/2013, de 9 de diciembre, que anula la decisión; SAN, de 11 de febrero de 2014, que no eleva cuestión de inconstitucionalidad al considerar posible una interpretación conforme a la Constitución, considerando, además, el laudo suficientemente fundado; 102/2014, de 30 de mayo, que estima parcialmente la demanda y anula parcialmente la decisión; 225/2014, 18 de diciembre, que anula un laudo. STJIB, 12/2013, de 17 de diciembre, que desestima la demanda contra la decisión; STSJAS, 2473/2014, de 21 de noviembre, que desestima la demanda contra sentencia de un juzgado de lo social, que desestimaba una demanda contra decisión de la CCNCC. 6 Ver Navarro Nieto, F., “La reforma del marco normativo de la negociación colectiva”, en AAVV, Actas del XXII Congreso Nacional de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Las reformas del derecho del trabajo en el contexto de la crisis económica. San Sebastián 2012, Tirant Lo Blanch, Valencia, pág. tiene que intervenir quién en dicho momento se encuentren legitimados de acuerdo a lo previsto en los artículos 87 y 88 ET, no pudiendo limitarse a los firmantes del convenio anterior y a su comisión paritaria, que tiene atribuida exclusivamente funciones de interpretación, gestión y administración del convenio7. Per es evidente que el supuesto de la irrupción de nuevos sujetos legitimados en la revisión de un convenio anterior, siquiera parcial, plantea problemas de aplicación, como la participación o no en la comisión paritaria del convenio. Sobre este particular hay que hacer mención de que no existen datos estadísticos publicados, pese a que las modificaciones y los acuerdos parciales de los convenios deben ser objeto de inscripción en los registros de las autoridades laborales competentes, de acuerdo con lo dispuesto por el artículo 2.a) del RD 713/2010, de 12 de mayo, por lo que no puede evaluarse si la nueva reforma ha tenido repercusión en la negociación colectiva. Mucha mayor repercusión ha tenido la modificación del párrafo 3º del art. 86 del ET llevado a cabo por el artículo 14.6 de la Ley 3/20128, cuya finalidad se explicaba de manera clara en la exposición de motivos de la citada ley al indicar que cuando no resulte posible la renegociación del convenio: “se pretende evitar una «petrificación» de las condiciones de trabajo pactadas en convenio y que no se demore en exceso el acuerdo renegociador mediante una limitación temporal de la ultraactividad del convenio a un año”, que ha disminuido del plazo de dos años, fijado en el RDL 3/2012, a un año, en el trámite legislativo de la Ley 3/2102. De manera paladina ha explicado la finalidad de la modificación de la ultraactividad un sector de la doctrina, al indicar que 979, en la que también recoge jurisprudencia anterior que justificaba la posibilidad de revisión al ser lo que ocurre en cualquier acuerdo o norma. 7 Ver Navarro Nieto, ob. ult. cit. pág. 980, en la que recoge jurisprudencia en dicho sentido. 8 Que ha sido objeto de numerosos análisis por la doctrina, entre otros: AAVV, “Sobre la ultra-actividad de los convenios colectivos n la reforma del 2012”, Revista de Derecho Social, ..; Alfonso Mellado, C. L, “La vigencia de los convenios colectivos: el problema de la ultraactividad”, AAVV, La reforma laboral de 2012, XXV Jornadas de Estudio sobre Negociación Colectiva, Ministerio de Empleo y Seguridad Social, Madrid, 2013; Álvarez de la Rosa, M., “Aplicación temporal del convenio colectivo: finalización del convenio y régimen posterior de condiciones de trabajo (ultraactividad); Casas Bahamonde, Mª. E., “La pérdida de ultraactividad de los convenios colectivos”, Relaciones Laborales, nº 6, 2013; Casas Bahamonde, Mª. E., Rodríguez-Piñero y Bravo Ferrer, M., Valdés dal Ré, F., “El agotamiento de la ultraactividad del convenio colectivo”, Relaciones Laborales, nº 9, 2013; Durán López, F., “Ultraactividad: sentido y alcance. Una propuesta de contractualización limitada de condiciones laborales pactadas colectivamente”, Relaciones Laborales, nº 9, 2014; Goerlich Peset, J. Mª, “La ultraactividad de los convenios colectivos”, en el Foro de debate “La ultraactividad de los convenios colectivos”, CCNCC, edición digital, 2013; Fernández López, Mª. F., y Vega López, J., “La pérdida de vigencia del convenio ultraactivo y el régimen de las condiciones de trabajo”, en prensa; Fernández López, Mª. F., “Reformas normativas y vigencia de los convenios colectivos”, La reforma laboral de 2012 en materia de negociación colectiva, La Ley, Madrid, 2012; Llompard Bennàsar, M. “Nuevas perspectivas en materia de estructura de la negociación colectiva y de duración del convenio colectivo”, en AAVV, director Thibault Aranda, J. La reforma laboral de 2012: nuevas perspectivas para el Derecho del Trabajo, La Ley, Madrid, 2012; Merino Segovia, A.: “La reforma de la negociación colectiva en el RDL 3/2012”, Revista Derecho Social, nº 57, 2012; Olarte Encabo, S., “Cuestiones críticas en torno a la ultractividad de los convenios colectivos”, en el Foro de debate, La ultraactividad de los convenios colectivos, CCNCC, edición digital, 2013; Sala Franco, T., “La duración y la ultraactividad de los convenios colectivos”, La Ley 6654/2013; Salinas Molina, F., “La ultraactividad de los convenios colectivos”, Ponencia en las XXVI Jornadas Catalanas de Derecho Social, Barcelona, 2015, en prensa; la nueva regulación compele a las partes a negociar un nuevo acuerdo y que “la limitación temporal de la ultraactividad de los convenios colectivos va a producir unos efectos de estimulación en las mesas negociadoras, acaso mayor en el banco laboral, que pueden desembocar en una negociación más efectiva que permita mayor adaptación de las condiciones de trabajo a las demandas de las relaciones laborales existentes en cada momento”9. La ultraactividad de los convenios colectivos ha sido definida por la doctrina como “la situación de vigencia prorrogada forzosa, por voluntad legal o convencional, en la que se encuentra un convenio colectivo una vez denunciado y finalizada su vigencia inicialmente pactada hasta la aplicación de un nuevo convenio colectivo o laudo arbitral sustitutivo o por un determinado tiempo (un año) si no hay un nuevo convenio colectivo o laudo arbitral aplicable” 10 . Institución ésta que el ET en su redacción de 1980 introduce y hace imperativa11, exclusivamente para los convenios colectivos negociados según el título III del ET. La rigidez en la ultraactividad de la redacción del año 1980 del ET, aunque hubiera pasado a ser dispositiva en la reforma de 1994, había llegado a ser un problema para la negociación colectiva, más en cuanto a su utilización por las partes sociales que por la propia regulación, una “anomalía” ha sido considerada “por su utilización no al servicio de la autonomía colectiva, como solución puente hasta el nuevo convenio colectivo (para lo que nació), sino como límite a la propia autonomía colectiva, al tratar de imponer, más allá de su periodo de vigencia, condiciones de trabajo que se habían pactado sólo para ese determinado periodo” 12 , problema que llegó a la opinión pública en el caso de los controladores aéreos 13. El proceso de sucesivas reformas seguido por la ultraactividad, ha sido paralelo al de los descuelgues salariales14, encontrándose debidamente estudiado por la doctrina 15, 9 Ver Salinas Molina, F., “La ultraactividad de los convenios colectivos”, cit., pág. 12 del original, que cita a Llompard Bennàsar, M. “Nuevas perspectivas en materia de estructura de la negociación colectiva y de duración del convenio colectivo”, en AAVV, director Thibault Aranda, J. La reforma laboral de 2012: nuevas perspectivas para el Derecho del Trabajo, La Ley, Madrid, 2012. 10 Sala Franco, T., “La duración y la ultraactividad de los convenios colectivos”, cit., pág. 3 de la edición on-line. 11 Ver Goerlich Peset, J. Mª, “La ultraactividad de los convenios colectivos”, en el Foro de debate “La ultraactividad de los convenios colectivos”, CCNCC, edición digital, 2013, pág.2. “La institución de la ultraactividad fue introducida en España en 1980 cuando se vislumbró el posible problema de los vacíos duraderos que se pueden producir en la disciplina colectiva de las relaciones de trabajo”, que con anterioridad, en la legislación del franquismo, no era relevante o tenía un alcance limitado por las normas sectoriales administrativas y por la propia intervención de la administración mediante un procedimiento arbitral voluntario o forzoso. 12 Ver Casas Bahamonde, Mª. E., Rodríguez-Piñero y Bravo Ferrer, M., Valdés dal Ré, F., “El agotamiento de la ultraactividad del convenio colectivo”, cit., pág. 3 de la edición digital. 13 Que tuvo que ser resuelto por una intervención legislativa, RDL 1/2010, con abundante jurisprudencia aplicativa posterior. 14 Salvo que el artículo 86.3 ET no sufrió modificaciones en la reforma laboral del año 2010, llevada a cabo por el RDL 10/2010 y la Ley 35/2010. 15 Ver Casas Bahamonde, Mª. E., “La pérdida de ultraactividad de los convenios colectivos”, cit., pág. 1 y ss, y Salinas cit., pág. 4 y ss., que expone la problemática que hubo sobre las cláusulas obligacionales y las normativas y las decisiones jurisprudenciales sobre el particular. pero las reformas anteriores no se atrevieron a dar el último paso como ha ocurrido en la de 2012, pérdida total de la vigencia del convenio colectivo, habiéndose establecido en el RDL 7/2011 un farragoso procedimiento para solventar las discrepancias existentes en la negociación en el que, “se introduce una nueva regulación de la llamada ultraactividad de los convenios colectivos que han agotado su duración prevista, pero, polémicamente, el RDL 7/2011 acaba previendo que, en defecto de acuerdo y de sometimiento a los procedimientos de solución no judicial, se mantiene la vigencia del convenio colectivo.”16. La redacción actual del párrafo cuarto del artículo 86.3 ET, único que se modifica, es la siguiente: “Transcurrido un año desde la denuncia del convenio colectivo sin que se haya acordado un nuevo convenio o dictado un laudo arbitral, aquél perderá, salvo pacto en contrario, vigencia y se aplicará, si lo hubiere, el convenio colectivo de ámbito superior que fuera de aplicación.” La reforma se incardina en la misma línea de los descuelgues de convenio en “la mutación advertida del objeto de la tutela de la legislación reformadora de 2012 desde el derecho a la negociación colectiva al derecho a la libertad de empresa, que, en este punto, se traduce en la ampliación del espacio de la autonomía contractual individual, libre de la fuerza vinculante indisponible por aquella”17. En los países objeto de nuestra comparación, la duración del convenio se deja a la libre voluntad de las partes negociadoras, y en lo que se refiere a la llamada ultraactividad fijada por una norma, una vez denunciado un convenio y antes de ser sustituido por otro o por un laudo arbitral, la situación difiere según los países. En Francia, artículo L2222-4 CT, los convenios pueden tener una duración indeterminada o determinada, con un máximo de 5 años, en este supuesto, salvo estipulación contraria, siguen teniendo efecto como un convenio o acuerdo de duración indeterminada. Cuando sean denunciados, en el caso que lo hagan todos los firmantes empresarios y trabajadores, el convenio produce efectos hasta la entrada en vigor del convenio que lo sustituya o en su defecto, durante un año a contar desde la terminación del plazo de preaviso, art. L2261-10 CT, con peculiaridades si se denuncia por una parte de los firmantes, art. L2261-11 CT y con respeto a las ventajas individuales adquiridas en aplicación del convenio con la misma duración de un año, art. L2261-13 CT. 16 Ver Salinas cit., “La ultraactividad de los convenios colectivos”, cit.. Art. 86.3. ET último párrafo: “En defecto de pacto, cuando hubiera transcurrido el plazo máximo de negociación sin alcanzarse un acuerdo y las partes del convenio no se hubieran sometido a los procedimientos a los que se refiere el párrafo anterior o éstos no hubieran solucionado la discrepancia, se mantendrá la vigencia del convenio colectivo.” 17 Casas Bahamonde, “Reforma de la negociación colectiva ……”, cit. pág. 301 y continúa “ y a la postre en el incremento de los poderes empresariales de disposición, así como en la acentuación de la negociación colectiva de gestión o adaptación de las condiciones de trabajo a la realidad de cada momento. En Alemania18, donde la duración de los acuerdos colectivos se deja a la libre voluntad de las partes, aunque tienen habitualmente una duración limitada, tanto en el supuesto de los convenios colectivos propiamente dichos como en los convenios de empresa, la normativa establece que su contenido normativo permanece en vigor hasta que no sea sustituido por un nuevo acuerdo, arts. 4.5 TVG y 77.6 BetrVG respectivamente. En Italia al no existir normativa reguladora de la negociación colectiva, los convenios se rigen por el derecho común pudiendo fijar libremente su duración. Es frecuente que los convenios contengan cláusulas de ultraactividad, rechazando “la jurisprudencia la aplicación del art. 2074 del Código Civil, previsto para los convenios corporativos”19. En el Reino Unido al no existir normativa que regule ningún tipo de convenio, la duración y todas las demás circunstancias, como la ultraactividad se dejan a la libertad de las partes20. Como hemos examinado, tanto la existencia como la ausencia de ultraactividad legal forma parte de la regulación de los convenios colectivos en los diferentes países, por lo que la regulación española no contrasta con la de otras naciones europeas, el problema radica, como ha puesto de manifiesto la doctrina, en que no debería interpretarse, con la perspectiva de obligada interpretación de las leyes de conformidad a la Constitución, en este caso a los artículos 77.1 y 28, “como una regla legal destinada a crear vacíos negociales, a reducir el grado de cobertura de los convenios colectivos, a reforzar el poder contractual del banco económico o, en fin, a sustituir los espacios de la autonomía colectiva por el ejercicio libérrimo de la libertad de empresa”21. En defecto de cláusula de ultraactividad hasta un nuevo convenio, una vez superado el plazo de un año, se aplicará, si lo hubiere, el convenio colectivo de ámbito superior que fuera de aplicación, ámbito que debemos entender tanto territorial como funcional, cuya determinación puede ser especialmente conflictiva, piénsese en 18 Ver Olmeda Freire, G.B., “Alemania”, en AAVV, Sala Franco, T. y Goerlich Peset, J.Mª., dir., López Terrada, E., coord.., Negociación y conflicto colectivo en la Unión Europea, cit. págs 65 y 74. 19 Ver López Terrada, E., y Nores Torres, L.E., “Italia” en en AAVV, Sala Franco, T. y Goerlich Peset, J.Mª., dir., López Terrada, E., coord.., Negociación y conflicto colectivo en la Unión Europea, cit. pág. 574. 20 Ver Fita Ortega, F., “Reino Unido”, en AAVV, Sala Franco, T. y Goerlich Peset, J.Mª., dir., López Terrada, E., coord.., Negociación y conflicto colectivo en la Unión Europea, cit. pág. 823 y 847. 21 Ver Casas Bahamonde, Mª. E., Rodríguez-Piñero y Bravo Ferrer, M., Valdés dal Ré, F., “El agotamiento de la ultraactividad del convenio colectivo”, cit., pág. 4. empresas con varias actividades o convenios supraempresariales con deficiente definición de su ámbito funcional, determinación que no puede dejarse, sin más, a la decisión unilateral de ninguna de las partes. En el supuesto de un convenio de empresa es frecuente que existan convenios provinciales o estatatales, pero en los de ámbito superior puede ser más difícil su existencia. Hay que tener en cuenta que la estructura de la negociación colectiva española, con escasa presencia de los convenios estatales de sector y en la que la coordinación entre los diferentes niveles territoriales y funcionales en los distintos sectores y secciones de actividad brilla por su ausencia, al igual que no existe regla predeterminada si existe una concurrencia de convenios, por lo que decidir cuál sea el convenio aplicable puede ser tarea tan ardua como conflictiva. Un segundo problema es el momento en que ha de pactarse la cláusula de ultraactividad, de cualquier duración, si en el convenio de origen o puede ser alcanzado en cualquier momento, inclusive cuando se haya denunciado el convenio en el periodo de ultraactividad, o que tiene que ser exclusivamente en el convenio inicial o únicamente una vez denunciado el convenio. Considero que la postura más correcta teniendo en cuenta el juego de supletoriedades previstas en el art. 86.3 es el de considerar “dos momentos para pactar una ultraactividad distinta de la legalmente prevista: en el propio convenio colectivo y durante el periodo de ultraactividad misma antes de finalizar ésta”22. Opinión que ha sostenido el Tribunal Supremo en su Sentencia de 8 de julio de 2014, rco 164/2013, como veremos seguidamente. Por lo que se refiere al plazo de cómputo del periodo del año de ultraactividad legal ex art. 86.3 ET, debe aplicarse la DT 4ª de la Ley 3/2012, “En los convenios colectivos que ya estuvieran denunciados a la fecha de entrada en vigor de esta Ley, el plazo de un año al que se refiere el apartado 3 del artículo 86 del Estatuto de los Trabajadores, en la redacción dada al mismo por esta Ley, empezará a computarse a partir de dicha fecha de entrada en vigor.”23. Por lo que los que no estuvieran denunciados el plazo empezará a contarse a partir de la denuncia y si ya estuviera denunciado el fin de la ultraactividad ha sido el 8 de julio de 2013, dada la fecha de entrada en vigor de la ley 3/2012. Por la doctrina se ha matizado, que teniendo en cuenta la existencia de convenios con denuncia automática desde su firma o que hayan establecido la fecha de la denuncia con una antelación muy larga a la finalización de la duración pactada, “ pese a la desafortunada literalidad del último párrafo, éste debe interpretarse sistemáticamente a la luz del primero, entendiendo que el periodo de ultraactividad legal comienza cuando, denunciado previamente el convenio colectivo, ha concluido su duración pactada”24. En cuanto a las cláusulas de los convenios vigentes con anterioridad a las reformas de 2012, considero que deberá estarse a lo pactado cuando se expresa con claridad la duración de la ultraactividad, indefinida o temporal, teniendo en cuenta la consideración como dispositiva existente en las regulaciones 22 Sala Franco, ob cit. pág. 4; Goerlich Peset, ob. ult. cit., pág. 8; Salinas ob.cit. pág 8. El RDL 3/2012 contenía la misma DT pero con el plazo de dos años. 24 Sala Franco, ob. cit. pág. 4, matización en base a que el éste debe interpretarse sistemáticamente a la luz del primer párrafo del art. 84.3, “La vigencia de un convenio colectivo, una vez denunciado y concluida la duración pactada, se producirá en los términos que se hubiesen establecido en el propio convenio. entendiendo que el periodo de ultraactividad legal comienza cuando, denunciado previamente el convenio colectivo, ha concluido su duración pactada. 23 anteriores, mientras que debe entenderse que las remisiones genéricas referidas a los artículos del ET deben entenderse realizadas a las redacciones vigentes en cada momento25. Debido a la continua reforma de la ultraactividad en los años 2011 y 2012 se han producido problemas interpretativos en relación con los pactos de ultraactividad contenidos en convenios colectivos cuya negociación se inicia con anterioridad a la entrada en vigor del RDL 3/2012 (aunque la publicación sea posterior). La jurisprudencia social se ha pronunciado STS de 8 de julio de 2014, rco 164/2013, concediendo validez a dichas cláusulas, afirmando que al haber previsto expresamente su prórroga hasta que no se llegara a un nuevo acuerdo, incluso aunque se superara el plazo de dos años al que se refería el art. 86.3 ET, en la redacción dada por el RDL 3/2012, la ultraactividad pactada también se ajusta a la legalidad26. Un punto importante al que debemos referirnos es a la acogida que ha tenido en la negociación colectiva la nueva regulación de la ultraactividad, limitada a un año en la redacción vigente del último párrafo del artículo 86.3., pero existe una reserva sorprendente por lo que se refiere a las estadísticas en esta materia. Solo existe en la CCNCC, un “análisis sobre denuncia, ultraactividad y arbitraje obligatorio de los convenios colectivos publicados con posterioridad a la entrada en vigor de la reforma laboral de 2012”, de octubre de 2013, actualizado en abril y diciembre de 2014, cuyos únicos datos, por lo que respecta a la ultraactividad es la tabla que se inserta a continuación. 25 Sala Franco, ob. cit. pág. 4. Citada por Salinas ob. cit., pág. 13, razonando que “con respecto al problema de la futura ultractividad que el propio Convenio, para cuando fuere denunciado (recuérdese que estaba plenamente vigente …en el momento de la interposición de la demanda el 26-09-2012: en absoluto resulta de aplicación, pues, la DT 4ª de la Ley 3/2012), atribuye a todo su contenido “en tanto no se llega a un acuerdo sobre el nuevo …, incluso aunque se supere el plazo de dos años al que hace referencia el párrafo cuarto del art. 86.3 ET” (art. 8 del Convenio), tratándose de una materia que el legislador ha querido mantener, como antes (por todas, STS 12-3-2012, R. 4/2011), a disposición de la autonomía colectiva, en términos equiparables o incluso más amplios a los previstos en el ET/1995 o en la reforma introducida por el RD-Ley 7/2011, pues ahora se alude a la “vigencia” en general, sin distinguir ya entre cláusulas normativas y obligacionales, y no de otra forma puede interpretarse la expresión “salvo pacto en contrario” que aparece en el párrafo final del art. 86.3 ET, tanto en la redacción dada por el RD-Ley 3/12, de 10 de febrero, ya en vigor cuando se suscribió el Convenio Colectivo en cuestión (el 16-03-2012 …), como en la vigente a partir de la Ley 3/2012, que únicamente ha reducido a un año el plazo de vigencia del anterior, también se impone la solución desestimatoria porque, igualmente acierta la sentencia impugnada cuando afirma que “si los negociadores del convenio, en el uso legítimo de las potestades de autonomía colectiva, reconocidas por el art. 37.1 … [CE], en relación con el art. 82.1.2 y 3 ET, pactaron la prórroga automática del convenio hasta que se alcanzara acuerdo, pactando así mismo, una cláusula de revisión salarial anual en dicho período, deberá estarse a lo allí pactado a todos los efectos”. Así pues, el art. 8 del Convenio impugnado, que regula los efectos y consecuencias futuras de su propia denuncia y prórroga, se ajusta plenamente a la legalidad vigente” 26 TABLA 20 CLAUSULAS SOBRE ULTRAACTIVIDAD AÑOS 2012-2014 Número Porcentaje Año de firma por la Autoridad Laboral Año de firma por la Autoridad Laboral Convenios colectivos 2012 2013 Sin ultraactividad 1 46 97 Desde 1 hasta 12 meses 7 9 Ultraactividad de un año 585 Más de 12 hasta 36 meses 97 Más de 36 meses Hasta nuevo convenio colectivo Hasta laudo arbitral Total 2014 Total 2012 2013 144 0,1 2 4,7 2,6 10 26 0,6 0,4 0,5 0,5 1.133 732 2.450 46,8 49 35,7 44 204 188 489 7,8 8,9 9,2 8,7 4 10 11 25 0,3 0,4 0,5 0,4 549 886 1.015 2.450 43,9 38,6 49 44 8 5 13 0,6 0,2 0 0,2 1.251 2.293 5.597 100 100 100 100 2.053 2014 Total Para una aproximación mínima a esta institución legal, faltan datos esenciales, como el número de trabajadores afectados, tamaño de la empresa, ámbito funcional, sectores y subsectores afectados, así como tampoco existen referencias a los acuerdos parciales, datos todos ellos que constan en los registros, por obvio no he de insistir más. Los resultados indican, con la importante salvedad expuesta de ausencia de datos, una tendencia a la continuidad matizada del sistema tradicional, ya que el 44’2% del total de convenios continúa vigente hasta el nuevo convenio, a lo que hay que sumarle el 9’1% que supera los 12 meses legales, todo ello en el conjunto de los tres años. En 2014, el 49’44% de los convenios continúa la ultraactividad hasta el nuevo, mientras que el 9’69% supera los 12 meses legales27. Habrá que seguir atentamente la evolución estadística, confiemos que con cifras más elocuentes, así como las previsiones sobre esta cuestión en el, todavía en negociación, III Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva, si es que llegara a suscribirse 7.La aplicación de la ultraactividad ex art. 86.3 ET. La ultraactividad del convenio continúa configurándose como dispositiva, por lo que las partes pueden fijar libremente su duración, hacerla diferente según las diferentes materias o grupo homogéneo de materias objeto del convenio o pactar acuerdos parciales. Pero el legislador de 2012 no tuvo en cuenta las dificultades prácticas de la pérdida de vigencia del convenio caducado, “se aplicará, si lo hubiere, el convenio colectivo de ámbito superior que fuera de aplicación“, porque dicho convenio puede no 27 Ver un estudio sobre la regulación de la ultraactividad en los convenios adoptados tras la ley 3/2012, en Cruz Villalón, J., (dir), Rodríguez-Ramos Velasco, P., Gómez Gordillo, R., Ferradans Caramés, C., La incidencia de la reforma laboral de 2012 sobre la estructura de la negociación colectiva, cit. pág 202 y ss. existir o no cubrir todas las materias reguladas por el convenio que ha perdido vigencia, ya que como se sabe la estructura actual de la negociación colectiva española no tiene prevista esta función que ahora se le atribuye. Problema igualmente complejo y no resuelto es la existencia de más de un convenio aplicable28, que siempre tienen que estar en vigor, en prórroga o en situación de ultraactividad, situación en la que se considera deben operar las reglas de la concurrencia del art. 84 ET y que puede dar lugar a la paradoja de contener condiciones superiores a las del convenio de ámbito superior derogado29. Todos estos problemas aplicativos, que son evidentes fuentes de conflicto, provienen de modificar las reglas con un efecto inmediato sin haber previsto las consecuencias y no haber comprobar que la estructura de la negociación colectiva respondía. Quizá las prioridades del legislador eran otras, como la presión a las organizaciones sociales especialmente la de los representantes de los trabajadores para garantizar la renovación de los convenios en un plazo razonable, pero no haber previsto las consecuencias de una medida que se implanta no es responsable, ni lo es hacer recaer en la doctrina y la jurisprudencia la solución de unos problemas que ellas no han creado. La existencia de los convenios colectivos es hoy día imprescindible, ya que, como se ha sostenido, a través de la negociación colectiva “se hacen jurídicas las reglas organizativas internas, y también los poderes empresariales, cuya extensión no puede derivarse simplemente del vínculo contractual, que supone una sujeción del trabajador en la ejecución de su trabajo, pero no un sometimiento a cualquier tipo de decisión que afecte a la dinámica contractual, a los salarios, etc. ni tampoco justifica de por sí el ejercicio de poderes organizativos o disciplinarios. Ello es claro a la vista del ET, en el que las remisiones a la contratación colectiva son frecuentes”30. El supuesto que previsiblemente iba a ser más complicado, cómo se regulan las relaciones de trabajo en el supuesto de que no existiera convenio aplicable una vez haya perdido vigencia el anterior. La doctrina ha cumplido con creces su tarea de realizar construcciones doctrinales que intenten dar solución a la inexistencia de un convenio aplicable, pero como se ha puesto de relieve ninguna salva directamente la posible situación de los nuevos trabajadores contratados una vez derogado el convenio31. Por la doctrina32 se han sistematizado hasta ocho diferentes tesis, entre las que haremos mención en primer lugar a aquella en la que se considera que en caso de pérdida de vigencia del convenio sin que exista otro de ámbito superior, “las relaciones laborales pasan a regularse por las normas legales y reglamentarias que resulten de aplicación”33, lo que resulta difícil de llevar a la práctica por la contestación inevitable y porque, como 28 Ver diferentes supuestos aplicativos en Alfonso Mellado., ob cit. pág. 40 y ss. Ver Salinas, ob. cit., pág. 12. 30 Casas Bahamonde, Mª. E., Rodríguez-Piñero y Bravo Ferrer, M., Valdés dal Ré, F., “El agotamiento de la ultraactividad del convenio colectivo”, cit., pág. 5. 31 Ver Salinas, ob. cit, pág. 16. 32 Ver Salinas, ob cit. pág. 17 y ss. 33 Ver Goerlich, ob ult. cit., pág. 15, que cita a varios autores en el mismo sentido. 29 se ha puesto de manifiesto “es impracticable socialmente y jurídicamente, ya que el ET está plagado de remisiones a los convenios colectivos que quedarían sin ninguna regulación, siendo especialmente destacables la regulación de la clasificación profesional y los grupos profesionales –imprescindible para la organización del trabajo en la empresa, y que no acomete la ley‐; o lo mismo podemos decir de los poderes de vigilancia, poderes disciplinarios, faltas y sanciones. Ello claro sin entrar en el disparate que supone pensar en la aplicación del salario mínimo interprofesional en un sector.”34. También se ha considerado la llamada tesis de la “continuidad residual como convenio colectivo estatutario, que propugna que, en defecto de convenio superior, el convenio colectivo que ha superado el tope máximo de ultraactividad mantendría su vigencia de forma residual y subsidiaria y con un rango “degradado” que lo haría vulnerable a la concurrencia de convenios y a la eventual desaparición de la unidad de negociación”35. Igualmente dos tesis cercanas, la contractualista según la cual el contenido del convenio que pierde su vigencia se incorpora, de forma automática y completa, al contrato de cada uno de los trabajadores afectados, pasando a tener éstas condiciones de trabajo contractualizadas un valor jurídico meramente contractual y no normativo, con posibilidades de aplicación del régimen de las modificaciones sustanciales36; las tesis próximas a los contractualistas “que sostienen una contractualización limitada de condiciones de trabajo defendiendo la pervivencia de determinadas condiciones o elementos esenciales del intercambio contractual. Se argumenta que los elementos esenciales del contrato de trabajo (precio del trabajo, cantidad de trabajo y trabajo en concreto contratados) forman parte ineludible del vínculo contractual individual, aunque no estén explicitados en el contrato de trabajo y se determinen por referencia al convenio colectivo de aplicación y que el intercambio contractual entre trabajo (tiempo y tipo o clase de trabajo) y salario, forma parte necesariamente del vínculo contractual individual37. Una última tesis que expondremos es la de que el convenio que ha perdido su vigencia pierde su valor de eficacia general para convertirse en uno de eficacia limitada Olarte Encabo, S., “Cuestiones críticas en torno a la ultractividad de los convenios colectivos”, cit., pág. 5. 34 35 Ver Salinas cit., pág 18. Tesis seguida entre otros, por Olarte Encabo, ob. cit, pág, 3, tras considerar que deben agotarse otras vías previas. 36 Salinas cit. pág. 18, que cita a varios autores en defensa de algunos matices sobre el particular. 37 Ver Salinas cit, pág. 19 que cita a Durán López, F., ob cit ““En esos términos estrictos … puede y debe defenderse que se produce la contractualización de las condiciones de trabajo: no cabe, tras la pérdida de aplicabilidad del convenio, sostener que el único derecho retributivo de los trabajadores es el salario mínimo, que la jornada pase a ser automáticamente la máxima legal o que el trabajo contratado pueda ser unilateralmente modificado al margen de las previsiones legales sobre movilidad funcional. La jornada que se venía prestando (en su duración, no en cuanto a su distribución) ha de respetarse. El trabajo contratado también. E igualmente, el salario que se venía percibiendo. Pero, insisto, en los estrictos términos en que ello puede fundarse en el intercambio contractual, sin que la pervivencia de condiciones laborales pueda extenderse a otros beneficios sociales, a aportaciones a fondos de pensiones o mutuales, etcétera (salvo que su normativa específica prevea una vigencia indefinida o más amplia que la de otras regulaciones convencionales)” “extraestatutario”, siguiendo la jurisprudencia que admite que en caso de no poder alcanzar el carácter de estatutario por falta de superación de los criterios subjetivos del Título III del ET, se convierten en extraestatutarios sin eficacia general, lo que ha sido criticado por el Magistrado Salinas38 ya que pese a poder ser formalmente uno de los más ajustados a la legislación ordinaria, ya que “al derogar el convenio colectivo lo que haría sería dejarlo sin eficacia general, por lo que mantendría el pacto subyacente como un convenio o pacto extraestatutario”, tendría inconveniente a la vista de la jurisprudencia sobre este tipo de pactos. En cuanto a su eficacia, limitada a las partes que los suscribieron y en los términos en ella establecidos, a su duración, no estando sometidos a ultraactividad, ni tampoco generan condiciones más beneficiosas39. En cuanto a su contenido cita la STS 11-7-2012, rco 38/2011 “no pueden considerarse adecuadas a derecho aquellas condiciones de trabajo pactadas en este tipo de acuerdos con ámbito de aplicación generalizada” y que “no puedan regular condiciones de trabajo o empleo con proyección general para todos los trabajadores del ámbito funcional de aplicación, pues la eficacia erga omnes se reserva a los convenios colectivos negociados de acuerdo con las previsiones del Título III del ET” con la consecuencia de “nulidad de los pactos o cláusulas afectados”; específicamente las sentencias recaídas resolviendo que en los mismos no pueden regularse materias como la clasificación profesional (entre otras, SSTS/IV 11-mayo- 2009 –rcud 2509/2008)” Tras diversas sentencias de tribunales inferiores, el Tribunal Supremo ha tenido la ocasión de pronunciarse sobre las consecuencias de la pérdida de la vigencia de un convenio de empresa, no existiendo convenio colectivo de ámbito superior que fuera aplicable, en su Sentencia de 22 de diciembre de 2014, rco, 264/2014. Ha de hacerse constar que hasta el momento solo se ha publicado una sentencia, aunque sea de sala general y que puede abrir un camino totalmente nuevo y conflictivo en cuanto a la naturaleza del convenio colectivo. También puede limitarse a haber solucionado un caso concreto sin que tenga más repercusiones sobre la naturaleza del convenio colectivo. En el caso la empresa, una vez terminado el periodo de ultraactividad del convenio, aplica desde ese mismo día el salario mínimo interprofesional vigente en el momento, La sentencia razona acerca de la desestimación del recurso “Podemos decir que las soluciones que ha venido dando la doctrina científica y también la doctrina judicial son esencialmente dos y radicalmente opuestas, a saber: Una primera tesis, que podemos denominar “rupturista”, según la cual dichos derechos y obligaciones de las partes pasarán a regirse exclusivamente por las normas estatales legales y reglamentarias, haciendo tabla rasa de las condiciones laborales existentes con anterioridad en el ámbito del convenio colectivo fenecido. 38 Ob. cit., pág. 19. STS 14-5-2013, rco 285/2011 “los sucesivos pactos tienen una concreta vigencia temporal expresamente pactada, y por su naturaleza extraestatutaria no cabe entenderlos sometidos a “ultra actividad” y no generan condiciones más beneficiosas en los términos del art. 41 ET”, línea interpretativa basada en numerosas sentencias que recoge. 39 Y una segunda, que denominaremos “conservacionista”, según la cual dichas condiciones laborales (expresión equivalente, aunque más breve, a la más precisa de: los respectivos derechos y obligaciones de las partes) que venían rigiendo con anterioridad a la pérdida de vigencia del convenio colectivo en cuestión deberán mantenerse puesto que forman parte del sinalagma contractual establecido entre las partes”, decantándose por la segunda de las tesis “la aplicación de la que hemos denominado tesis “rupturista” podría producir en el ámbito del contrato de trabajo una alteración sustancial de sus condiciones para ambas partes, trabajador y empresario, que transformaría las bases esenciales del propio contrato o negocio jurídico y el equilibrio de las contraprestaciones, pudiendo dejarlo sin los requisitos esenciales para su validez, como son el “objeto cierto que sea materia del contrato” y la “causa de la obligación que se establezca” (arts. 1261, 1271 a 1273 y 1274 a 1277 Código Civil)40. 40 Continuando la Sentencia “Y ello tanto más en un ámbito como el social en el que los mínimos de derecho necesario se regulan no solamente en las normas estatales sino también en los convenios colectivos, a los que el legislador remite en importantísimas materias que el ET no regula suficientemente. Entre otras, las relativas a las peculiaridades del contenido de la obligación de trabajar (art. 20.2 ET), al sistema de clasificación profesional por medio de grupos profesionales (art. 22 ET), a la promoción profesional, la formación profesional en el trabajo, los ascensos y la promoción económica (arts. 22 a 25 ET) con su indudable incidencia en la movilidad funcional y en los poderes organizativos empresariales, la estructura del salario y el carácter consolidable o no de los complementos salariales (art. 26 ET), la duración de la jornada de trabajo inferior a la legal, la distribución irregular de la jornada a lo largo de un año, la forma de compensación de las diferencias o el establecimiento del límite máximo de la jornada ordinaria rebasando el límite máximo de nueve horas (art. 34 ET), formas de abono o de compensación de las horas extraordinarias (art. 35 ET), la planificación anual de las vacaciones (art. 38.2 ET), el régimen disciplinario salvo la sanción de despido (arts. 54 y 58 ET) o las reglas para la constitución y funcionamiento de un comité intercentros (art. 63.3 ET) o para acomodar la representación de los trabajadores a las disminuciones significativas de plantilla que puedan tener lugar en la empresa (art. 67.1 ET). Lo cual quiere decir que, de aplicarse la que denominamos “tesis rupturista”, se producirían indeseables consecuencias para ambas partes como, entre otras, que cualquier trabajador (con independencia de la labor desempeñada y de su titulación) pasaría a percibir el salario mínimo interprofesional, podría ser obligado a realizar cualquier tipo de actividad, la jornada pasaría a ser la máxima legal, las cláusulas de horario y flexibilidad quedarían sin efecto, el empresario no podría sancionar disciplinariamente a sus trabajadores salvo que existiera causa suficiente para el despido, etc. etc. Habiéndose debatido si ante tal cambio sustancial de condiciones el trabajador podría pedir la extinción contractual indemnizada de su contrato de trabajo o incluso -como un sector doctrinal favorable a la tesis “rupturista” ha propugnado, para intentar paliar las indeseables consecuencias de la imprevisión normativa- que al menos determinadas condiciones deberían quedar subsistentes (entre otras, salario, tiempo y clase de trabajo) para del tal modo evitar que el contrato quede sin causa. Por otra parte, una eventual defensa de las retribuciones contenidas en el convenio que ha perdido vigencia a través de la invocación de derechos fundamentales como la dignidad o igualdad, parece difícil de articular e insuficiente para paliar todos los defectos expuestos.” Habiéndose resumido su opción por la tesis “conservacionista”: “que la tesis jurídicamente correcta en la denominada “conservacionista”, con las matizaciones que estable, en lo esencial, que las condiciones laborales de un trabajador están reguladas en su contrato de trabajo desde el momento inicial de la relación jurídico-laboral, puesto que el contrato de trabajo tiene una doble función: constitutiva de la relación jurídicoobligacional y reguladora de la misma, es decir, de los derechos y obligaciones a que se comprometen las parte y que las obligaciones de las partes se regulan por el contrato de trabajo, aunque, eso sí, depurado en la forma que establece el art. 9.1 ET; y los derechos y obligaciones de las partes existentes en el momento en que termina la ultraactividad de un convenio colectivo ya estaban contractualizadas desde el momento mismo en que se creó la relación jurídico-laboral, a partir del cual habrán experimentado la evolución correspondiente y esas condiciones contractuales, carentes ya de ese sostén normativo del mínimo convencional, podrán ser modificadas, en su caso, por la vía del art. 41 ET.41 . La Sentencia concluye tras una serie de argumentos42 que “dicho lo cual, es claro que cualesquiera derechos y obligaciones de las partes existentes en el momento 41 Ver Salinas ob. cit. pág. 25. 42 Para llegar a dicha conclusión, conviene recordar algunos elementos básicos de nuestro ordenamiento jurídico en general -y de ese sector del mismo que conocemos como Derecho del Trabajo- en lo que a la ordenación de los contratos se refiere. Como es bien sabido, el precepto clave del Derecho de los Contratos es el art. 1255 del Código Civil, directamente tomado del Código napoleónico, según el cual las relaciones jurídico-contractuales entre las partes se rigen por los pactos y condiciones que ellas mismas establezcan libremente, siempre que no sean contrarias a la ley, la moral o el orden público. Desde luego que ese principio general –el principio de la autonomía de la voluntad individual- rige plenamente en el ordenamiento jurídico-laboral. Lo único que ocurre es que la existencia de normas limitadoras de dicha autonomía es más frecuente que en otros sectores del ordenamiento y, además, proceden no solamente de la actividad legislativa o reglamentaria del Estado ( así como de la normativa internacional y de la Unión Europea) sino también de la actividad negociadora de los sujetos sociales a los que la Constitución y el Estatuto de los Trabajadores atribuyen esa capacidad normativa, habida cuenta de la interpretación que, desde el momento inicial, hizo nuestro Tribunal Constitucional del significado de la “fuerza vinculante de los Convenios” a que se refiere el art. 37.1 CE. A partir de ahí, el art. 3 del ET –uno de los pocos no afectados por las sucesivas reformas estatutarias- es meridianamente claro al señalar respecto a las fuentes de la relación laboral que … … Como comentara -con buen criterio- un sector doctrinal, recién promulgado el ET, el art. 3 ET, que se denomina “Fuentes de la relación laboral”, contiene, por un lado, fuentes en sentido normativo –señaladamente las de las letras a) y b) y, por otra parte, fuentes en sentido obligacional: la letra c). En cuanto a las fuentes de la letra d) –los usos y costumbres- tienen un papel subsidiario, como deja claro el propio art .3 en su nº 4, y no procede detenernos en ello. Y decía esa doctrina que esa mezcla de fuentes normativas y obligacionales era acertada pues con ello se podía comprender mejor la relación entre unas y otras y su respectivo papel o función. Pues bien, es claro que para responder a la pregunta ¿dónde están reguladas las condiciones laborales de un trabajador?, la respuesta es clara: en su contrato de trabajo. Y así es desde el momento inicial de esa relación jurídico-laboral, puesto que el contrato de trabajo –como cualquier otro contrato- tiene una doble función: constitutiva de la relación jurídico-obligacional y reguladora de la misma, es decir, de los derechos y obligaciones a que se comprometen las partes. Dicho lo cual, hay que hacer algunas precisiones adicionales: en que termina la ultraactividad de un convenio colectivo no desaparecen en ese momento en que dicho convenio pierde su vigencia. Y ello es así, no porque –como se ha dicho algunas veces- las normas del convenio colectivo extinto pasen a contractualizarse en ese momento sino porque esas condiciones estaban ya contractualizadas desde el momento mismo (el primer minuto, podríamos decir) en que se creó la relación jurídico-laboral, a partir del cual habrán experimentado la evolución correspondiente. Ahora bien, ¿significa eso contradecir el mandato del legislador de que el contenido normativo de dicho convenio colectivo pierda su vigencia? Ni muchísimo menos. Desde luego que el convenio colectivo pierde su vigencia y, por ende, dejará de cumplir esa función nomofiláctica que es la propia de nuestro sistema jurídico, que ya hemos descrito. Por consiguiente, esas condiciones contractuales, carentes ya de ese sostén normativo del mínimo convencional, podrán ser modificadas, en su caso, por la vía del art. 41 ET, sin más limitaciones que las de origen legal pues, insistimos, las limitaciones dimanantes del convenio colectivo, si no hay otro superior, han desaparecido. Y, por la misma razón, los trabajadores de nuevo ingreso carecerán de esa malla de protección que brindaba el convenio fenecido. Ello podrá dar lugar ciertamente a problemas de doble escala salarial, de discriminación, y otros que no podemos abordar en este momento. En cualquier caso, y para evitar todos esos a) Que eso es así tanto si el contrato se celebra por escrito como si se hace de palabra, dado el principio general de libertad de forma que –con las debidas excepciones- establece el art. 8 del ET. b) Que si alguna de esas condiciones contractuales no respetan los límites de derecho necesario establecidos por las normas estatales y/o convencionales colectivas se entenderán nulas de pleno derecho, pero “el contrato de trabajo permanecerá válido en lo restante, y se entenderá completado con los preceptos jurídicos adecuados conforme a lo dispuesto en el número uno del artículo tercero de esta Ley”, como dispone el art. 9.1 ET. c) Que, por lo tanto, las normas estatales y convencionales juegan un papel nomofiláctico respecto a las cláusulas contractuales. Lo que sucede es que, siendo el contrato de trabajo siempre – tanto si es indefinido como temporal- un contrato de tracto sucesivo, esa función depuradora se va desarrollando a lo largo de todo el tiempo en que el contrato esté vivo y se va adaptando a la evolución de las propias normas legales y convencionales. Pero ello no nos debe de llevar al equívoco de suponer que las obligaciones de las partes se regulan por la ley o por el convenio colectivo normativo. No es así: se regulan por el contrato de trabajo, aunque, eso sí, depurado en la forma que establece el art. 9.1 del ET. d) Ese equívoco viene propiciado, además, por la enorme frecuencia con la que las partes que celebran un contrato de trabajo, en lugar de reproducir las normas legales y convencionales que entienden aplicables, acuden a la técnica de la remisión para establecer las condiciones laborales, indicando que (p.e.) “serán las que deriven del convenio colectivo aplicable”. Pero dicha remisión es una técnica que no elimina el carácter contractual de la fuente donde la propia remisión se establece y, por ende, de las condiciones laborales resultantes de la misma. Y repetimos: ello es así aunque el contrato sea verbal; lo único que ocurrirá en tal caso es que el contenido obligacional establecido (vía remisión o no) en dicho tipo de contratos deberá ser objeto de prueba por otros medios distintos al de la forma contractual escrita>>. problemas, no es ocioso recordar, finalmente, que, aún habiendo terminado la ultraactividad del convenio en cuestión, ello no significa que no permanezca la obligación de negociar de buena fe en el ámbito colectivo, como establece el art. 89.1 ET. Esta Sentencia ha solucionado un problema concreto, solución justa y adecuada al problema planteado, pero como se ha señalado “subrayando la individualidad esencial de la aplicación de un convenio a un contrato de trabajo, ha puesto en cuestión elementos conceptuales esenciales que cuestionan hasta la naturaleza misma del convenio colectivo, tal como se desprende, no ya de la jurisprudencia anterior del TS – que también- sino de los textos internacionales que consagran el derecho a la negociación colectiva” y “la Sala contradice su propia doctrina anterior sobre la naturaleza colectiva del convenio –pacífica hasta la fecha-. Y alcanza un resultado, materialmente justo, de estabilización de las condiciones del contrato, aunque debilitada por la individualización de la inserción en el contrato; el problema es la fórmula que ha utilizado. Por salvar las condiciones de un Convenio extinguido, contractualiza, rebaja el rango y la categoría de reglas colectivas de los Convenios colectivos estatutarios43” La Prfa. Fernández López considera, , que el convenio en este caso no debe desaparecer en cuanto contrato de origen y naturaleza irremediablemente colectivos, que era antes y después de perder los privilegios que tenía, no debiendo entenderse como extraestatutario al tener una entidad propia que le impide ser utilizado como una especie de sucesión de convenios. La solución que ofrece, posición a la que me sumo, es la de considerar al convenio que ha perdido su vigencia como un “pacto colectivo”, generándose una privatización del régimen jurídico del pacto, que como pacto colectivo sigue rigiendo las relaciones individuales de trabajo “desde afuera como regla vinvulante cuya fuerza viene directamente de la constitución”. El convenio ha perdido la protección del Título III del ET, pero sigue siendo un pacto, sin adjetivos, cuyas reglas pueden ser disponibles por la autonomía individual. Es un resultado práctico muy similar al que realiza la STS de 22 de diciembre de 2014, pero no altera la esencia del derecho de negociación colectiva. Es evidente que una tarea urgente de las partes sociales es lograr acuerdos del tipo que sean, nacionales de cobertura de vacíos44, de rama o subsectores nacionales que eviten una situación como la actual, al igual que tendrá que armarse una negociación colectiva articulada. Las preferencias de todo tipo por el convenio de empresa sin la creación de una malla de protección general, puede suponer una grave irresponsabilidad por parte de todos que nos lleve a una degradación de nuestro sistema de relaciones laborales. 43 Fernández López, Mª. F., y Vega López, J., “La pérdida de vigencia del convenio ultraactivo cit., pág. 4. 44 Como se ha sugerido por el Prof. Valdés., ob. ult. cit. pág. 21. 8 Consideraciones finales. Las modificaciones normativas que hemos examinado, son equiparables a las de países de nuestro entorno, con las correspondientes matizaciones según las diferentes culturas jurídicas y la propia historia, con la salvedad del arbitraje cuasi obligatorio aunque revisable en vía judicial. También son un claro fruto de la urgencia, de la utilización indiscriminada de los decretos leyes sin estudios previos que merezcan tal nombre, que aunque posteriormente se tramiten como leyes en vez de ser convalidados sufren escasas modificaciones, de la política coyuntural y de la falta de diálogo social, las estructuras de un sistema de relaciones laborales no se pueden modificar unilateralmente sin consenso, corriendo el peligro de que cada cambio de gobierno produzca un terremoto sobre . Evidentemente hay diferentes opciones de política legislativa que encajan en la Constitución y una parte importante de nuestra contratación colectiva es de configuración legal, por lo que no puede entenderse que cualquier modificación tenga que ser tachada de inconstitucional. Una de nuestras peculariedades, el convenio con eficacia “erga omnes” podría, para algunos debería, modificarse pero ello requeriría una paralela “refundación” de todo nuestro sistema de relaciones laborales al pasar a la eficacia del convenio limitada a los pertenecientes a las organizaciones firmantes. Por otra parte, para superar los problemas aplicativos de las reformas, la negociación eterna sobre el III Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva, parece que está atascada por una pequeña diferencia sobre el porcentaje de la subida salarial, sin que trascienda qué otros problemas de nuestras relaciones laborales se están discutiendo ni cuáles son las pretensiones de cada parte. No debemos olvidarnos de que la desregulación como consecuencia de la pérdida de la ultraactividad y las inaplicaciones de convenios pueden sumirnos todavía más en la economía sumergida, con la competencia desleal que ello genera, debiéndose mejorar los sistemas estadísticos para que pueda comprobarse eficazmente donde, cómo y porqué se está produciendo ese deterioro de la eficacia de los convenios. Por último una breve consideración sobre la función de la jurisprudencia en un país como el nuestro, que debe huir de que la argumentación para la resolución de un caso concreto se convierta en una conmoción en los pilares de un sistema de relaciones laborales. 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