M1, Mistagogía La conversión: un proceso para toda la vida Ho OS! ¡BIENVENMID UCHA o rai Biblia NOS DA E ALEGRÍA QU TE R A FORMEN P A DE NUESTR IGLESIA . El alma de una persona que sirve a Dios siempre nada en la alegría, siempre está de fiesta y siempre está dispuesta a cantar. SAN JUAN DE LA CRUZ L a Vigilia Pascual no marca el final Ahora que pertenezco de lleno a la del proceso de Iglesia no comprendo por qué todavía formación sino el tengo que asistir a reuniones con mi principio de un grupo. Me gusta el grupo, pero tengo otras cosas que hacer. compromiso que dura toda la vida para descubrir y vivir el mensaje cristiano. Nos comprometemos a crecer todavía más en nuestra fe y en nuestra habilidad de vivir como Cristo quiere que vivamos. La Vigilia Pascual no es el final de nuestra jornada de fe, sino que más bien marca un punto culminante en esa jornada. ¡Nosotros seguimos adelante! Mistagogía, una palabra griega que significa misterio, es el período de los cincuenta días después de la Pascua hasta el día de Pentecostés. En la Iglesia naciente, la comunidad usaba este período de tiempo para explicar el misterio de los sacramentos que los catecúmenos acababan de experimentar. El tiempo litúrgico de la Pascua (las semanas después de la Pascua de Resurrección hasta el día de Pentecostés) sirven para que los neófitos(las personas que acaban de convertirse al catolicismo) alcancen un entendimiento más profundo de la palabra de Dios, de los sacramentos y del significado de su nuevo compromiso en sus vidas. Los neófitos continúan reuniéndose para rezar y explorar maneras de vivir mejor su nueva fe. Durante este período de mistagogía, nuestro enfoque cambia del aprender acerca de la fe al vivir la fe. Se invita a los nuevos católicos a que participen de lleno en la vida de la parroquia. De colores, de colores se visten n los campos e … a la primaver Puede que sientas lo que San Juan de la Cruz describió y también puede que experimentes otras cosas: “Tuve una sensación muy espiritual durante la Vigilia de la Pascua. Ahora todo parece tan … ordinario”. “Siento como si me hubiera graduado. Supongo que ya no tengo que seguir viniendo a estas reuniones”. Libros Liguori • © 2005 All rights reserved. • Liguori.org • 800-325-9521 “Me sentí un poco confundido. Pasé tanto tiempo y gasté tanta energía preparándome para la iniciación, y ahora, ¿qué hago?” “Mis amistades no se sienten tan animadas como yo en cuanto a mi nueva fe. Algunas veces eso me deprime”. “Yo de verdad amo mi nueva fe, pero todavía tengo dudas. Quizá debí haber esperado más”. Puede que todavía sientas que andas “por las nubes” en cuanto a lo espiritual o que quizás estés un poco confundido o confundida. Es natural experimentar dudas y cuestionar tu decisión. La mayoría de los católicos dudan de vez en cuando y se hacen preguntas acerca de su fe. De hecho, el cuestionamiento es algo sano porque ayuda en el desarrollo de una fe verdadera y duradera y así empieza el proceso del crecimiento y del entendimiento. La clave para continuar tu jornada de la fe es la conversión. ¿Qué es la conversión? El significado de la palabra converso tiene varios niveles. La raíz significa cambiar o dar la vuelta. Se usa más a menudo para describir el proceso del cambio de una religión a otra. Mientras que esto es verdad, el significado de la palabra conversión no se debe limitar sólo a un cambio de religión. La conversión es el llamado continuo que el cristiano ya comprometido recibe a crecer en la fe y en la práctica de esa fe. Incluye una profundización de nuestra relación con Dios y con las personas que nos rodean. La verdadera conversión tiene más que ver con un cambio de corazón que con un cambio de religión. El primer paso que damos en el proceso de la conversión es acudir a Jesucristo, aceptarlo como Señor y Salvador y decidir que vamos a vivir la vida de la fe en la comunidad del pueblo de Dios — la Iglesia. Esta primera vuelta es la conversión inicial. Puede que sea una experiencia conmovedora o un momento dramático que le da una vuelta total a alguien. Pero para la mayoría de nosotros, la conversión inicial es nuestra verdadera aceptación de algo que hemos oído desde que nacimos — que Jesús nos ama profundamente y sin condiciones. La conversión inicial puede ser cosa de un instante, pero se va a necesitar muchísimo tiempo para que una vida de fe madure y desarrolle. Cometemos un error muy grande cuando consideramos que la conversión es algo que sólo ocurre una vez en la vida cuando le damos la espalda al pecado y escogemos la santidad. La conversión también requiere la perseverancia, el compromiso y el esfuerzo gradual y continuo de nutrir nuestra fe. Es como el botón que le da los toques finales a la imagen de la televisión que la lleva de buena a mejor. La conversión continua significa que poco a poco llevamos nuestra vida por el camino que nos lleva hacia Dios. ¡QUÉ CHÉVERE! ¡ES MÍO, TODO MÍO! Los apóstoles de Jesús nos dan un ejemplo excelente de la conversión inicial seguida por la necesidad del cambio y del desarrollo. Cuando los apóstoles primero se convirtieron y empezaron a seguir a Jesús, ellos tuvieron unas ideas muy equivocadas de quién era él. Ellos esperaban un Mesías diferente de lo que Jesús era. Los apóstoles se imaginaban a un rey guerrero, como David, que iba a unir a las personas, a reunir a un ejército y a expulsar a los odiados romanos de su tierra. El rechazo, el sufrimiento y en especial la muerte en la cruz no formaban parte de su plan. Pero, contrario a lo que ellos esperaban, Jesús era el siervo sufriente, el que “no vino para ser servido sino para servir” (Mateo 20,28; Marcos 10,45). El les lavaría los pies y les diría que hicieran lo mismo. En otras palabras, a pesar de su conversión inicial, los apóstoles de Jesús tendrían que pasar por unos cambios dramáticos si iban a seguir siendo discípulos fieles. Al convertirse en amigos íntimos y compañeros de Jesús, ellos empezaron a descubrir su verdadera identidad. ¡Jesús era mucho más de lo que se habían imaginado! Pero este descubrimiento, esta conversión más profunda, tomó tiempo. BUENO, EN REALIDAD NO LO NECESITO TODO… ¿TE GUSTARÍA COMPARTIR EL HELADO CONMIGO? ¿Cómo afectará mi vida la conversión continua? Empecemos a contestar esta pregunta usando un ejemplo. En el siglo dieciocho, Alfonso Liguori, un joven y ambicioso abogado estaba trabajando en un caso complicado entre dos duques italianos. Cuando Alfonso perdió el caso porque cometió un error, su mundo se le vino abajo. El salió furioso del tribunal. Unas semanas más tarde, después que tuvo una disputa con su padre que era muy dominante, entró en una iglesia y oyó una voz que le dijo, “Alfonso, entrégate a mí”. El se fue a la iglesia de Libros Liguori • © 2005 All rights reserved. • Liguori.org • 800-325-9521 Nuestra Señora de la Redención y puso su espada, el símbolo de su nobleza, sobre uno de los altares menores, como símbolo de su decisión de entregarle su vida a Dios. Esta dramática conversión inicial de Alfonso sucedió en el año 1723, pero esto sólo marcó el comienzo del proceso de su conversión. Tres años más tarde Alfonso dió el próximo paso en su jornada de fe cuando se ordenó como sacerdote. Entonces, cuando estaba pasando unas vacaciones con cuatro sacerdotes en la costa de Amalfi, una tormenta repentina hizo que regresaran a la costa y se refugiaron en una ermita llamada Santa María de la Montaña. Alfonso quedó asombrado con la pobreza de los pastores que cuidaban sus cabras cerca de allí. Ellos no sabían casi nada acerca de la fe y su vida moral era un desastre. Su proceso de conversión continuó cuando dedicó su vida a servir a los pobres del campo. Pero San Alfonso todavía no había acabado con su conversión. La muerte de su amigo y maestro, el obispo Falcoia, hizo que Alfonso se convirtiera en un líder. Su experiencia de oír las confesiones de los pobres hizo que se convirtiera en un líder compasivo y humilde. El proceso de la conversión fue algo que duró toda su vida. Y así también pasa con nosotros. Puede que Dios no nos llame a ser misioneros y sacerdotes, pero sí nos llama a usar nuestros talentos para llevar el amor y la verdad al mundo entero. Ya hemos tenido nuestras conversiones iniciales. Ya hemos empezado nuestras jornadas de fe. Hemos aceptado a Jesucristo como el Camino, la Verdad y la Vida, pero ahora continúa el proceso de la verdadera conversión que dura toda la vida. Para que nuestra fe eche raíces, tenemos que alimentarla a diario. Esto significa que todos los días pasamos tiempo rezando. La oración incluye oraciones con la comunidad de fe en la Misa, igual que la oración personal. Algunas veces la oración no es más que pasar tiempo solos y en silencio para poder oír la voz de Dios y estar más abiertos a la presencia de Dios en nuestras vidas. También alimentamos nuestra fe cuando compartimos el trabajo de la comunidad de fe a la que pertenecemos. Servimos al pueblo de Dios cuando nos unimos a los coros o a los grupos musicales, cuando somos ministros de la Palabra o de la hospitalidad. “Tuve una sensación muy espiritual durante la Vigilia de la Pascua. Ahora todo parece tan … ordinario”. Cereal Leche Puede que algunos de nosotros tengamos talentos o dones únicos que nos dejan servir en áreas especiales. Los que son buenos en los deportes pueden ser entrenadores que comparten la fe al enseñar acerca del respeto, la honradez en el deporte y el compromiso a los jóvenes a quienes sirven. A los que les gusta enseñar pueden ser tutores que ayudan después de las clases. Los que quieren servir a la comunidad en su totalidad pueden trabajar un día al mes en un comedor para los pobres o un lugar donde cuidan a niños para ayudar a las madres solteras o a familias pobres. El proceso de conversión continúa en medio de las situaciones ordinarias de la vida diaria. Maduramos como discípulos de Cristo cuando no nos enfadamos con un hermano o una hermana que se siente frustrado o frustrada, cuando respetamos los consejos de nuestros padres, cuando incluimos a un compañero de clase que se siente rechazado y cuando pasamos tiempo consolando a una amiga que está triste. Las raíces de nuestra fe crecen cuando decimos que “no” a las cosas que van a dañar nuestros cuerpos y nuestras mentes y cuando nos esforzamos por proteger las mentes y los cuerpos de los demás. La conversión continúa cada vez que decidimos actuar para demostrar el amor, la verdad y el amor a Cristo. Libros Liguori • © 2005 All rights reserved. • Liguori.org • 800-325-9521 Las experiencias ordinarias pueden ser decisivas o momentos cruciales en nuestras vidas. Todos nosotros fallamos a veces. Igual que San Pedro, negaremos a Cristo debido al miedo o al estrés. Pero esto no significa que nuestra conversión no es sincera. Cristo nos perdona de muy buena gana y con mucho amor y entonces nos pide que continuemos nuestra jornada. A menudo esto requiere que cambiemos algunas cosas y entonces cambiaremos de acuerdo a la manera en que respondemos a nuestro llamado a la conversión. Podemos ignorar el llamado o podemos responder totalmente a él. El verdadero compromiso y la perseverancia son las cosas que distinguen una experiencia religiosa pasajera de un punto decisivo en la vida. El poder de Dios y su gracia empiezan el proceso de nuestra conversión. Nuestro compromiso y perseverancia hacen que continúe. Pídele a Dios que te ayude. Examina tu vida. Has recibido la gracia de la conversión y te llevará más adelante todavía. Igual que les pasa a todos los cristianos, tu vida en Dios es una de una conversión continua. Responde con todo tu corazón. Si puedes, describe tus dudas y preguntas tan detalladamente como te sea posible. (Recuerda que tus dudas acerca de las cuestiones de la fe no son malas. Es peor ignorar las dudas y los sentimientos de inseguridad.) Después de describir o escribir tus preguntas, ¡haz algo al respecto! Para encontrar respuestas, hazles preguntas a personas maduras a quienes respetas y en quienes confías. Lee. Investiga. Reza. Asegúrate de pasar unos momentos en silencio todos los días. Sé receptivo al misterio de la fe. Puede que no siempre puedas explicar todo lo que crees. Confía en Dios. Sé paciente contigo mismo. Puede que no siempre te des cuenta de esto, pero ¡el proceso de tu conversión va a continuar! Pentecostés mistagogía neófitos converso ISBN 978-0-7648-1300-9 ISBN 978-0-7648-1300-9 Adaptado del original Journey of Faith. Contenido original escrito por Debbie Repp. Arte y diseño: Wendy Barnes y Christine Kraus. © 2005 Libros Liguori, Liguori, MO 63057-9999. Publicado con aprobación eclesiástica. Impreso en los EE.UU. Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin el permiso por escrito de Libros Liguori. Las citas bíblicas se tomaron de la Nueva Biblia Latinoamérica © 1972. Con permiso de reproducción. Derechos reservados. Ëx]|x HSKHQEy8130 09zv&:!:+:+:!@ Libros Liguori • © 2005 All rights reserved. • Liguori.org • 800-325-9521