Actividades en torno a la exposición

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Conferencia a cargo
del comisario
Viernes 3 de junio | 19 h
Ángel Aterido, doctor en Historia del Arte
y profesor en la Universidad Complutense
de Madrid
Precio: 4 €. Aforo limitado
Actividades para
el público general
#Settecento
Actividades familiares
Visitas en familia
Sábados, a las 12 h
Precio por persona: 2 €. Aforo limitado
Espacio educativo +5
Un espacio dedicado a las familias,
con actividades en torno a la exposición.
Acceso libre con la entrada a la
exposición
Visitas para grupos
Horario a convenir
Reservas: 976 76 82 01
Precio por grupo: 60 €
Actividades para
personas mayores
(+ de 60 años)
Café-tertulia con las artes
Para grupos
Día y hora a convenir
Precio por grupo: 60 €
Reservas: 976 76 82 01
Individualmente
Miércoles, a las 16.30 h
Precio por persona: 4 €
CaixaForum
Av. de Anselmo Clavé, 4
50004 - Zaragoza
Tel.: 976 76 82 00
[email protected]
Precio de entrada a las exposiciones: 4 €
(incluye el acceso a todas las exposiciones)
Menores de 16 años: entrada libre
Horario
Abierto todos los días
De lunes a domingo, de 10 a 20 h
Actividades educativas
Visitas comentadas y dinamizadas
para grupos escolares
Duración y precio de las visitas comentadas:
55 min; 20 € por grupo
Duración y precio de las visitas dinamizadas:
1 h y 30 min; 25 € por grupo
Grupos: 30 alumnos, como máximo
Inscripción telefónica, en el 976 76 82 01
Visita-taller a la exposición
para campamentos de verano
De 4 a 18 años
Todo el verano, horario a convenir
Precio por grupo: 18 € (máximo, 30 niños por grupo)
Reservas: 976 76 82 01
Autobuses: líneas 22 y 31, con
parada delante de CaixaForum
Tren de cercanías: estación Zaragoza - Portillo
Bizi Zaragoza: estación de cercanías El Portillo
(estación nº 15)
Plaza de El Portillo - Plaza de Toros
(estación nº 28)
Actividades y audioguía
Venta de entradas:
El centro dispone de conexión wifi gratuita
Cafetería-Restaurante
Compass Group
Tel.: 976 76 82 22
Tienda
Librería Laie
Tel.: 976 76 82 06
Servicio de Información
de la Obra Social ”la Caixa”
Tel.: 902 22 30 40
De lunes a domingo, de 9 a 20 h
www.obrasociallacaixa.org
Toda la información, en:
www.CaixaForum.com/agenda
Excepto visitas
concertadas para grupos
Precios
Transportes
Visitas comentadas
Miércoles, a las 18 h, sábados, a las 19 h
y domingos, a las 12 h
Duración: 1 h
Precio por persona: 3 €. Aforo limitado
Del 3 de junio al 13 de noviembre
Descubre nuestras exposiciones en:
Giovanni Antonio Canal, Il Canaletto. Santa Maria della Salute desde el Gran Canal de Venecia (detalle) © Gemäldegalerie, Staatliche Museen zu Berlin / Volker-H. Schneider
Actividades en torno a la exposición
Imagen superior: Giovanni Antonio Canal, Il
Canaletto. Santa Maria della Salute desde el Gran
Canal de Venecia (detalle) © Gemäldegalerie,
Staatliche Museen zu Berlin /Volker-H. Schneiderå
Imagen inferior: Giovanni Antonio Canal, Il
Canaletto. Santa Maria della Salute desde el Gran
Canal de Venecia (detalle) © Gemäldegalerie,
Staatliche Museen zu Berlin / Volker-H. Schneiderå
El siglo XVIII fue un tiempo de grandes
cambios para la sociedad y las artes
en Italia. El equilibrio de fuerzas
existente entre los diversos territorios,
con los Estados Pontificios a la cabeza,
dio paso, al final de la centuria, a
tiempos convulsos a raíz de la invasión
napoleónica. Y si sus primeras
décadas estuvieron dominadas por
las fases finales del Barroco, el siglo
concluía, en cambio, con el apogeo del
Neoclasicismo.
En una Europa en plena transformación
del pensamiento y del gusto, la vieja
hegemonía de la pintura italiana
también empezaba a cuestionarse.
Pero, aunque la escuela italiana
cediera protagonismo, sus diversos
centros de producción artística
mantuvieron una incansable actividad
a lo largo del Siglo de las Luces,
conservando siempre unos rasgos
estilísticos propios. Así, a pesar de su
declinar político o económico, Venecia
y Roma continuaron siendo polos de
atracción. De hecho, la Ciudad de la
Laguna vivió una segunda época de
oro de su pintura; en tanto Roma, con
la indeleble huella de la Antigüedad,
serviría de campo de experimentación
para el movimiento neoclásico.
La fascinación que ejercía Italia
en otros artistas europeos y, sobre
todo, en los viajeros, la convirtieron
en destino final del Grand Tour. Ya
entonces se generalizó la adquisición
de pinturas para las mejores
colecciones continentales. Con el paso
del tiempo, siguieron nutriéndose de
obras dieciochescas que, en muchos
casos, acabaron integrándose en
grandes museos.
Los Museos Estatales de Berlín
albergan un conjunto muy
representativo de obras de este
período, tan diverso como vital, de
la historia artística de Italia. Formado
a partir de las colecciones de los
reyes de Prusia, este patrimonio
se fue ampliando con sucesivas
adquisiciones que, por su riqueza y
calidad, lo convierten en un legado
idóneo para comprender la evolución
del Settecento. De Nápoles a Venecia,
pasando por Roma o Bolonia, la
exposición reúne una selección de
cuarenta y cinco pinturas que nos
transportan a la estética y al sentir
del hombre del siglo XVIII a través de
cuatro secciones temáticas.
Giovanni Antonio Canal, Il Canaletto. Santa Maria della
Salute desde el Gran Canal de Venecia (detalle)
© Gemäldegalerie, Staatliche Museen zu Berlin /
Volker-H. Schneiderå
Giovanni Antonio Canal, Il Canaletto. Santa Maria della
Salute desde el Gran Canal de Venecia (detalle)
© Gemäldegalerie, Staatliche Museen zu Berlin / Volker-H.
Schneiderå
Visiones de Italia:
vedute, ruinas y
paisajes
Intimidad, fiesta y
fantasía: el hombre
del siglo XVIII
La conciencia de la importancia
de la ciudad en la vida y la cultura
puso de moda las vedute o vistas
urbanas. Estas imágenes, en
las que se mezclan virtuosismo
descriptivo y escenografía, no se
limitaron al autoconsumo satisfecho
de los ciudadanos y fueron muy
demandadas por los viajeros,
deseosos de recuerdos de su
travesía italiana. Aunque no fue un
fenómeno exclusivo, Venecia fue
el gran centro de producción de
esta temática. De ahí su abundante
representación en esta selección
de pinturas, con ejemplos de
los máximos representantes del
vedutismo: Canaletto y Francesco
Guardi.
La vida íntima de las elites fue haciéndose
más visible en la pintura. Así, los retratos
fueron abandonando la retórica del alto
Barroco, todavía vigente al nacer el nuevo
siglo, para paulatinamente mostrarse más
cercanos y directos. Incluso los propios
pintores no solo manifiestan en sus
autorretratos su conciencia de creadores,
sino los nuevos modos sociales. A la vez, sus
ejercicios sobre asuntos banales llegaban
a convertirse en un prodigio técnico, como
el espontáneo cuadrito de Giuseppe Maria
Crespi, Madre con su hijo.
Además de las vedute, debemos
a los paisajistas una amplia
producción de “caprichos”,
imágenes en las que la fantasía
jugaba con la arquitectura, bien
creando vistas de aire pintoresco,
verosímiles aunque irreales, bien
reuniendo legendarios vestigios de
la Antigüedad clásica en el lienzo.
Esos museos imposibles a cielo
abierto, como los pintados por
Giovanni Paolo Panini, constituyen
hermosos caprichos clásicos
ambientados entre ruinas. Ese
esquema de puzle, esa composición
con visos de realidad entronca a un
tiempo con la tradición paisajística
del siglo XVII, que se afanaba en
mostrar imagen idealizada de la
naturaleza.
Giuseppe Maria Crespi. Madre con su hijo
© Gemäldegalerie, Staatliche Museen zu Berlin / Volker-H.
Schneiderå
Aunque fueron las escenas galantes, cargadas de doble sentido, las que acercaron
al espectador a los juegos de seducción e
ingenio de los gabinetes palaciegos. Una
sociedad que también distraía sus ocios con
las fiestas públicas, recogidas en algunas
vedute en las que la ciudad se pinta como un
escenario. Incluso los avances científicos se
convertían en espectáculo, como en la poética visión del ascenso de un globo en Venecia
pintada por Guardi.
Historias y emociones:
modos de narrar
Pompeo Batoni. Santa Maria della Salute desde el Gran Canal de
Venecia (detalle) © Gemäldegalerie, Staatliche Museen zu Berlin /
Volker-H. Schneiderå
Aunque lo anecdótico cobrara auge, las historias seguían considerándose la cumbre de
todos los géneros. Ya fueran fábulas paganas, episodios bíblicos o escenas literarias,
tales obras debían equilibrar la fidelidad
argumental con la composición armónica y la
transmisión de sentimientos. Por muy remotas
y exóticas que fueran esas historias, el universal lenguaje de los afectos permitía al espectador del siglo XVIII ponerse en situación.
En estas estrategias narrativas los artistas
siguieron en ocasiones los usos pictóricos
de su escuela, como Sebastiano Ricci y
Giuseppe Maria Crespi. Otros optaron
por un camino más personal, como
Giovanni Battista Tiepolo, el renovador
de la pintura veneciana; o por adaptar
estas imágenes al incipiente gusto por
lo antiguo, como Pompeo Batoni.
Junto a la pintura de caballete,
los grandes frescos de palacios e
iglesias supusieron un reto técnico y
compositivo, adoptando siempre un
tono más grandilocuente. Los bocetos
para las bóvedas muestran, a menor
escala, lo complejo que resultaba
conciliar narración pictórica y espacio
ilusorio.
La imagen
religiosa
Como en todos los Estados del
mundo católico, los temas religiosos
fueron predominantes. La creación
de imágenes de culto mantuvo su
importancia, aunque fue también
transformándose para adaptarse a
los tiempos. Dentro de las tipologías
identificables, se ha reunido una
muestra significativa, tanto de
proyectos para frescos como de
cuadros de altar y lienzos de tema
piadoso.
Destaca por su dramatismo contenido
y sentido místico el Martirio de Santa
Águeda de Giovanni Battista Tiepolo,
una de las obras maestras del género.
Artistas como Sebastiano Ricci,
Giuseppe Chiari, Giovanni Domenico
Ferretti o Giovanni Battista Pittoni
adaptarían asuntos similares para los
fieles de su tiempo, cada uno dentro
de su propia tradición pictórica.
No obstante, la influencia de los
cambios habidos en el retrato es más
evidente en las imágenes de busto,
impregnadas de una cercanía más
propia de un modelo vivo que de la
Virgen o de los Santos.
Giuseppe Chiari. Santa Maria della Salute desde el Gran
Canal de Venecia © Gemäldegalerie, Staatliche Museen
zu Berlin / Volker-H. Schneiderå
Giovanni Battista Tiepolo. Martirio de Santa Águeda
© Gemäldegalerie, Staatliche Museen zu Berlin / Volker-H.
Schneiderå
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