mi primer telescopio astronómico

Anuncio
MI PRIMER TELESCOPIO ASTRONÓMICO
Alberto Rivas
Diciembre 2015
Unas ideas acerca de los telescopios astronómicos:
Alguien me decía tiempo atrás que un telescopio astronómico es como uno terrestre, pero con una montura
rara. Esto a grandes rasgos es cierto, pero no es exactamente así. Un telescopio terrestre está hecho para ver
de día y no precisa de gran luminosidad porque esta se la da la luz del Sol, en cambio de noche, salvo la Luna
, los planetas y algunas estrellas muy brillantes, la luminosidad es escasa y hay que captar toda la luz posible.
Por otra parte, los anteojos terrestres suelen abusar de aumentos porque disponen de mucha luz, y
normalmente el punto más lejano que se puede observar estará en el horizonte del lugar. En los telescopios
astronómicos el aumento significa pérdida de luz, así que hay que moderar dicho aumento en beneficio de
una imagen más luminosa. Aquí las vibraciones son críticas porque los objetos que observamos están muy
lejos y tienen un tamaño visual muy pequeño, por lo que el trípode y la montura son tan críticos como el
propio tubo óptico. Tengamos en cuenta que en astronomía el objeto visual más cercano es la Luna que está
a unos 400.000 Km de distancia.
Sin embargo, la mayor diferencia de todas es que los objetos terrestres no se mueven, salvo que estemos
observando algún vehículo o ser en movimiento, en cambio los objetos del cielo se mueven todos, algunos
con sus propias características. Como mínimo debemos tener en cuenta que toda la esfera celeste da una
vuelta cada día sobre el eje imaginario que pasa por los polos celestes y que no es más que la prolongación
del propio eje terrestre. Este movimiento estelar es solo aparente, porque en realidad lo que se mueve es la
Tierra en su giro diario de 24 horas. Cuando miramos con un telescopio terrestre a un punto en la Tierra,
telescopio y objeto observado tienen el mismo movimiento “terrestre” por lo que aparentemente, este
último no se mueve, pero cuando desde la Tierra apuntamos a un objeto celeste, el telescopio sigue
moviéndose con la Tierra, haciendo un giro de 360 grados por día (más o menos), pero el objeto celeste no, y
entonces vemos como pasa a lo largo del campo visual, hasta que si no hacemos girar la montura,
desaparece.
Por otra parte, el eje de giro de la Tierra pasa por los polos, lo que supone que si nos ponemos en uno de
ellos, daremos vueltas alrededor de un punto en el suelo, y toda la esfera celeste girará alrededor de nuestro
cénit, que en el polo norte coincide aproximadamente con la estrella polar y en el polo sur está cerca de la
estrella sigma del octante. En cambio, si nos situamos sobre el ecuador terrestre, veremos cómo los cuerpos
celestes pasan de Este a Oeste sobre nuestras cabezas, al estar situados mirando como si estuviéramos
plantados sobre el propio eje.
La Montura: Entre estas dos situaciones, están todos los demás puntos del globo terrestre, por lo que
dependiendo de la latitud geográfica del lugar donde estemos, el eje terrestre estará más o menos inclinado
con respecto a nuestro suelo. Si queremos observar sin que se nos escapen los objetos a los que apuntamos
el telescopio, tendremos que poner el eje de giro de nuestro instrumento paralelo al eje de la Tierra y mover
el telescopio al revés, para compensar nuestro propio movimiento. De hecho, hay que inclinarlo de acuerdo
a nuestra latitud y apuntar con él a la estrella polar (en el hemisferio norte) y para eso es para lo que se
equipan con monturas con el eje inclinado, a las que llamamos monturas ecuatoriales. A las que solo tienen
un eje de giro vertical y otro horizontal las llamamos monturas acimutales. Podemos decir que una montura
ecuatorial es una montura acimutal inclinada con el ángulo de la latitud del lugar. Y como inclinamos la
montura, el telescopio puede quedar fuera de su línea vertical y para que todo esté equilibrado, debemos
poner un contrapeso, aunque esto solo ocurre cuando se trata de una montura ecuatorial de tipo alemán
que es la que lleva el telescopio de este artículo. Al eje que apunta al polo celeste se le llama eje polar o de
Ascensión Recta y al eje perpendicular, que sujeta la pesa y el tubo se le llama eje de Declinación.
El tubo óptico: Ahora comentaremos algo sobre los tipos de tubos ópticos, que podemos agrupar en dos, los
refractores y los reflectores:
Los refractores son telescopios con una lente en un extremo a la que llamamos objetivo porque está en el
lado del objeto a observar, y otra lente en el extremo donde se pone el ojo para mirar, al que por ello se le
llama ocular. Así tenemos un tubo, de la medida que corresponde a la distancia focal del objetivo, que si
queremos muchos aumentos, deberá ser grande ya que estos se calculan dividiendo la distancia focal del
objetivo por la del ocular.
Los reflectores sustituyen el objetivo de lente, por un espejo parabólico que concentra la luz en el ocular y
de un modo simplificado, podemos agruparlos en tipo Newton y tipo Cassegrain.
En el Newton, el espejo parabólico está al fondo del tubo (no al principio, tal como en muchas tiendas se
ven, montando los tubos al revés, para que el ocular quede abajo, como en un refractor). La luz entra por el
tubo hasta el fondo, se refleja en el espejo parabólico y vuelve hacia la entrada del tubo, donde un espejo
plano, colocado a 45 grados, desvía el haz luminoso hacia un lado, en el que se sitúa el ocular, por lo que se
mira desde la parte superior del tubo óptico en dirección perpendicular a este.
El modelo de reflector Cassegrain, acorta el tubo óptico haciendo que la luz que entra por el extremo
superior, se refleje en el espejo objetivo situado también en la parte inferior y vuelva hacia la entrada, dónde
un segundo espejo parabólico, la devuelve hacia el extremo inferior del tubo, pasando a través del espejo
objetivo, por un orificio central, donde se sitúa el porta-oculares. Este es el sistema más utilizado en los
observatorios profesionales, donde los grandes telescopios tendrían un tamaño doble de grande del que
muestran si adoptasen la forma Newton.
Partes del telescopio
Para facilitar la comprensión de los textos que hablan de telescopios, debemos recordar como
suelen nombrarse las diferentes partes del telescopio. La figura siguiente es solo una referencia
para este instrumento. En este caso, he tomado un refractor de aficionado con montura ecuatorial
de tipo alemán, como modelo para describir sus partes y el montaje del instrumento.
Telescopio Quasar 80/900 EQ
El telescopio
Casi siempre, al abrir la caja donde va el telescopio, descubrimos otras cajas menores, que en este
caso están distribuidas del siguiente modo:
El tubo óptico: Es el tubo que compone la parte principal del telescopio. En este modelo, se trata de un tubo
refractor que tiene 80 mm de abertura (diámetro del objetivo) y 900 mm de distancia focal. En el extremo
opuesto al objetivo, lleva el porta-oculares de cremallera equipado con unos mandos para poder enfocar la
imagen, cosa que habrá que hacer procurando no desviar el tubo del objeto al que hemos apuntado.
El buscador: Encima del tubo óptico principal se sitúa el pequeño anteojo al que llamamos el buscador,
porque nos servirá para localizar los objetos que queremos visualizar en el tubo óptico principal, de mayor
potencia. Como se ha explicado anteriormente, el buscador debe orientarse de modo que apunte al mismo
lugar que el tubo principal, para lo cual lleva tres tornillos de ajuste y el ocular lleva una cruz de hilos que
permite centrar el objeto en ella.
Los oculares y los aumentos: La distancia focal es uno de los parámetros que define los aumentos a los que
el telescopio trabaja. El otro parámetro para definir los aumentos es la distancia focal del ocular que
ponemos en el porta-oculares, de manera que:
Aumentos = Distancia focal del objetivo / distancia focal del ocular
Este telescopio viene equipado con tres oculares:
-
25mm de distancia focal, que por lo tanto nos dará 900/25 = 36 aumentos
9 mm de distancia focal, que nos dará 900/9 = 100 aumentos
4 mm de distancia focal, que nos dará 900/4 = 225 aumentos
Cuantos más aumentos utilizamos, menos luz llega al ojo, y mayor tamaño tiene la imagen. También, en el
caso de telescopios no motorizados, debido al giro de la Tierra, sobre la que nos encontramos todos, la
imagen se mueve más rápidamente. Por todo ello, lo recomendable es utilizar los oculares adecuados para
cada objeto y en general seguir estas reglas:




Ocular de 25mm: El ocular de 25mm es el más adecuado para localizar los objetos y centrarlos en el
telescopio, antes de cambiarlo y pasar a mayores aumentos. En general lo usaremos para visualizar
la Luna y los planetas. También podrán localizarse algunos objetos del cielo profundo tales como la
gran nebulosa de Orión (M42), la gran galaxia de Andrómeda, los cúmulos globulares como M13 en
Hércules, etc. y por supuesto ver paisajes celestes preciosos como el grupo de estrellas de las
Pléyades, el doble cúmulo en Perseo, las estrellas dobles y triples como Mizar y Alcor en la cola de la
Osa Mayor, etc.
Ocular de 9mm: El ocular de 9mm nos da 100 aumentos, lo que significa tres veces los del ocular de
25. Una vez localizado el objeto con el de 25mm, podremos aumentar el tamaño de la imagen,
principalmente en los casos de observación de la Luna o de los planetas como Venus, Marte, Júpiter
y Saturno (ver los planetas). Probablemente el cambio de ocular signifique volver a enfocar el
telescopio con la rueda del porta-oculares. También notaremos que la imagen se desplaza más
rápidamente y escapa del campo visual si no la seguimos girando el mando del eje polar (Ascensión
Recta). Esto debemos tenerlo muy en cuenta cuando queremos mostrar algún objeto a otras
personas ya que mientras se ponen a observar, el objeto puede haber desaparecido. Lo que se suele
hacer es poner el objeto al lado contrario de por donde desaparece, e incluso perderlo de vista,
esperando a que entre en el campo visual cuando la otra persona haya puesto el ojo en el ocular.
Con este ocular veremos los detalles lunares más grandes y también los anillos de Saturno y los
satélites de Júpiter y sus dos principales bandas nubosas. Si la Gran Mancha Roja de Júpiter se
encuentra en el lado visible, también podrá apreciarse, aunque depende mucho de la intensidad y el
contraste de esta mancha que algunas veces es muy oscura y otras es tan clara que no puede
distinguirse a bajos aumentos.
Ocular de 4mm: Personalmente creo que poner un ocular de 4mm en el telescopio sin motorización
es más una razón de marketing que técnica, ya que a 225 aumentos es muy difícil centrar y seguir
una imagen si no hay un motor que haga girar constantemente el eje polar. No obstante, con
experiencia de uso, se podrán visualizar detalles de las formaciones lunares, del disco del planeta
Júpiter (aunque muy complicado) y de los anillos de Saturno. Por lo tanto este ocular será el menos
utilizado para visión astronómica (si que vale para visualización diurna de detalles lejanos del paisaje
terrestre), hasta que dispongamos de un motorcito en el eje polar, y aún así tal vez no nos guste
demasiado su imagen, dada la pérdida de luz y contraste que los grandes aumentos producen. Es
mejor disfrutar de una imagen clara y bien definida, aunque sea de menor tamaño.
El visor acodado o prisma erector de imagen: Es el pequeño accesorio diseñado para facilitar la
observación celeste (para la terrestre no hará falta) evitando tener que agacharse para apuntar a
cielo. Se coloca entre el porta-oculares y el ocular por lo que aumenta la distancia entre el objetivo
del telescopio y las lentes del ocular y por tanto se trabaja con el porta-oculares “más cerrado” o
retraído.
El visor acodado da un giro a la imagen invertida, de arriba a abajo, poniéndola derecha o “de pié”,
pero no de izquierda a derecha, que sigue invertida, lo cual puede confundirnos en la observación
terrestre.

El trípode y la montura: Por último y para no aburrir al lector, decir que el mejor conjunto óptico no
dará buenos resultados sin una buena y robusta montura que lo sujete, montada sobre un trípode
estable, porque la línea visual hasta la Luna (el objeto más cercano que podemos observar) tiene
alrededor de 400.000 Km y la menor vibración del tubo, va a sacar su imagen de nuestro campo
visual. Así pues, la montura y su trípode son esenciales y sus ajustes también.
Montaje del telescopio
Para montar este telescopio seguiremos los pasos siguientes:
1. Montar el trípode y asegurar bien las patas extensibles. Colocar la bandeja porta-objetos que
además refuerza la estabilidad del trípode. Procurar en lo posible que la plataforma superior esté
horizontal, si se está sobre un suelo inclinado, compensar dicha inclinación ajustando la longitud de
las patas del trípode.
2. Sacar la montura, girando los ejes a su posición de trabajo.
a. Liberar el cierre del eje de declinación y situarlo con la base de la abrazadera del tubo arriba
y la rosca de la pesa abajo. Apretar el cierre del eje de declinación para evitar que se mueva.
b. Liberar el cierre del soporte que une el trípode con la montura y el eje polar y situarlo con la
inclinación que corresponda a la latitud geográfica del lugar de observación (Valencia
(España) unos 39 a 40 grados). Ajustar el mando de la latitud y apretar el tornillo que la fija.
c. Colocar la montura sobre el trípode, con el eje polar mirando hacia el norte y roscar el
tornillo central girando el mando inferior situado en la base superior del trípode, entre las
tres patas del telescopio.
d. Sacar la pesa y colocarla en su eje, centrándola en medio sujeta con el mando de fijación.
Roscar el conjunto en el orificio de la montura o acoplarlo si dispone de algún otro sistema o
mecanismo.
e. Colocar el mando flexible en el tornillo de control del eje de declinación.
f.
Sacar el tubo óptico. Colocarlo, introduciendo la base de su abrazadera en el cabezal de la
montura que tiene forma de cola de milano, procurando que quede sólidamente unida.
Centrar el tubo en el punto de equilibrio de su peso aflojando para ello el tornillo de la
abrazadera y ajustar también la pesa sobre su eje para que compense el peso.
g. Colocar el buscador sobre el tubo óptico.
h. Colocar el prisma erector de imagen en el porta-oculares y asegurarlo con el tornillo de
apriete. Colocar el ocular de 25mm en el porta-oculares asegurándolo con el tornillo de
apriete.
i.
Poner el eje de declinación en posición horizontal y equilibrar el conjunto óptico (tubo +
buscador + prisma + ocular) centrando el tubo principal sobre la abrazadera hasta que quede
equilibrado.
j. Centrar de nuevo la pesa sobre su eje hasta que el conjunto no caiga hacia ningún lado.
k. Soltar los ejes de la montura y orientar el tubo óptico a un punto lejano para tomarlo como
referencia. Un campanario o una farola iluminada (si es de noche) servirá. Enfocar la imagen
y centrarla para usarla como referencia.
l.
Orientar el buscador para que apunte al mismo lugar que el tubo óptico principal, centrando
la referencia tomada en el punto de cruce de los hilos de la cruz, usando para ello los tres
tornillos de ajuste y enfocando su ocular.
m. Una vez centrado el buscador, el telescopio está listo para hacer su trabajo.
Puesta en estación
Poner un telescopio “en estación” es ajustarlo para poder utilizarlo en el lugar de observación elegido, para
lo cual seguiremos los pasos siguientes:
a. Primero hay que identificar donde está el punto norte celeste o lo que es lo mismo, la estrella Polar.
Si no tenemos visibilidad hacia ella, habrá que usar una brújula y orientar la montura hacia el polo
norte magnético, que no es exactamente el mismo, pero inicialmente podrá servirnos. (Ver el
apartado siguiente “Buscar la estrella Polar”)
b. Hay que orientar el eje polar o de Ascensión Recta hacia el norte celeste, girando el telescopio su
trípode y su montura de modo que el eje polar apunte hacia el norte.
c. Ajustar la orientación correctamente, soltando el tornillo que fija el giro de la montura sobre la base
del eje y apretando este tornillo después (lateral de la base), para bloquear el giro.
d. Verificar que la base de la montura o cabezal del trípode está lo más horizontal posible. Reajustar la
longitud de las patas del trípode si el suelo está inclinado.
e. Asegurarse de que el eje polar está inclinado con el ángulo de latitud del lugar de observación
verificando lo que marca la escala de latitud de la base de la montura.
f. Para localizar cualquier objeto en el cielo, soltar los tornillos de fijación de los ejes y apuntar el tubo
óptico hacia él, luego, localizarlo con el buscador y centrarlo en su cruz. Fijar los ejes de la montura
apretando los tornillos de cada uno. Si el buscador está bien ajustado, el objeto estará dentro del
campo visible del tubo principal, con el ocular de 25mm. Enfocar la imagen y seguirlo haciendo girar
el mando del eje polar ajustando el centrado también con el eje de declinación.
g. Y a partir de aquí, disfrutar de la observación.
Búsqueda de la estrella Polar: Esta parte del documento es solo válida para observadores situados en el
hemisferio terrestre norte, dado que el eje de la Tierra apunta en este hemisferio hacia las cercanías de la
estrella Polar. Como no tengo experiencia sobre la localización equivalente en el caso del polo celeste sur, no
puedo aconsejar sobre la manera de realizarlo en dicho hemisferio terrestre.
Lo primero que debe saber el observador es que la
estrella Polar es la última del asterismo que forma la cola
de la Osa Menor, que comienza en un cuadrilátero y
continúa con una línea de 3 estrellas. Debe tenerse claro
que se trata de una estrella del montón, NO ES LA MÁS
BRILLANTE del cielo como creen algunas personas, sino
que se ha hecho “famosa” porque es la única que no
gira, y permanece en el mismo punto del cielo todas las
horas del día y todos los días del año. En realidad,
describe un pequeñísimo círculo cada día, porque el eje
terrestre no apunta exactamente a ella, sino a unas
coordenadas muy cercanas.
Como ya he explicado, la altura de esta estrella sobre nuestro horizonte dependerá del lugar sobre la Tierra
en el que nos encontremos, en el ecuador y sus cercanías está pegada al horizonte norte y en el polo norte,
la Polar está en el cénit. En todos los demás emplazamientos del hemisferio norte terrestre, la altura de la
Polar dependerá de la latitud geográfica del lugar. Cuanto más al norte, más alta y cuanto más al sur, más
baja. En Valencia (España) la latitud es de alrededor de 40 grados y ese es el valor que hay que introducir en
la inclinación del eje polar, para ponerlo paralelo al de la Tierra.
Para localizarla en el cielo, la forma más conocida es buscar la Osa Mayor y tomar la dirección que marcan
las dos estrellas del “carro o cazo” al lado contrario de la cola de la osa. Repitiendo la distancia entre ellas
unas seis veces, se llega al punto donde brilla la estrella Polar, fácil de distinguir porque es la de mayor brillo
de la zona. El único inconveniente que presenta este método es que durante todo el año, la Osa Mayor
completa (como el resto de la esfera celeste) una vuelta completa y por tanto cada mes recorre una doceava
parte del círculo, por lo que en los meses de otoño e invierno puede llegar a quedar bajo el horizonte norte,
si este es montañoso. En primavera estará al este, en verano en lo alto del cielo y en otoño, cayendo por el
oeste hacia el norte. La figura siguiente muestra lo dicho en este párrafo:
La figura muestra las diferentes posiciones de las dos Osas a lo largo del año, a primeras horas de la noche. El
horizonte norte está abajo.
Uso y mantenimiento del telescopio
La imagen: Las imágenes que proporcionan los telescopios refractores están invertidas de arriba abajo y de
derecha a izquierda. Esto no es un problema para observar los objetos celestes, pero hay que acostumbrarse
a ello. Si se utiliza un prisma erector de imagen, tal como su nombre indica, la imagen se pone de pié, es
decir que se invierte en el sentido lineal al que coloquemos el prisma, normalmente será de arriba abajo.
La imagen de cualquier sistema óptico tiene un brillo determinado por la luminosidad del objeto que
observamos, pero también por la del telescopio que usamos. A mayor diámetro de objetivo, más luz entra
en él y más brilla la imagen. A mayor distancia focal del objetivo, más se difunde la luz que ha captado y por
tanto más disminuye el brillo inicial. Es por ello que a igual diámetro de objetivo, los telescopios de menor
distancia focal son más luminosos que los de mayor distancia focal. Lo ideal es mantener un equilibrio entre
ambos parámetros y en este caso, un objetivo de 80 mm de diámetro con 900 mm de distancia focal tendrá
una luminosidad propia que se obtiene dividiendo ambos datos y se conoce como la “relación focal” del
objetivo o “F”. La F de este telescopio es 900/80 = 11,25. Personalmente, durante muchos años, he utilizado
mi refractor Mizar de 80 mm a F15, menos luminoso que este y he disfrutado con él muchas noches, cosa
que aún sigo haciendo de vez en cuando.
En general, los telescopios refractores dan imágenes más nítidas y contrastadas, con estrellas más puntuales
que los reflectores de objetivo espejo. Ello es debido a que los reflectores llevan un segundo espejo en la
parte frontal para desviar el haz luminoso, que obstruye la luz en el centro de la imagen, que es el mejor
punto para observar, lo que disminuye el contraste, pero a cambio, tienen mayor diámetro y captan más luz,
lo que facilita la observación de los cuerpos difusos, menos luminosos, tales como nebulosas y galaxias.
También el ajuste o colimado de los espejos es un factor crítico en los reflectores, para conseguir imágenes
nítidas, lo que motiva estar ajustándolos (colimándolos) con mucha frecuencia, cosa que en los refractores
no suele ser necesario y en la práctica, muchos de los refractores de aficionado no llevan tornillos de ajuste
de sus ópticas.
Mantenimiento: Mantener el telescopio no tiene dificultades especiales, aunque sí que es conveniente tener
en cuenta algunas cosas, más basadas en la experiencia que en los manuales que traen. Hay unos consejos
básicos a tener en cuenta:
a) El principal enemigo de una buena imagen es el calor. El calor hace bailar las imágenes que vemos
como si miramos a través de una hoguera. Por lo tanto, el Sol no debe darle al telescopio si no se
está usando. Tampoco debemos situarlo cerca de estufas o radiadores de calor. Enfriar un telescopio
caliente puede llevar varias horas.
b) La humedad es otro enemigo muy a tener en cuenta. Oxida los mecanismos, enmohece los
instrumentos y pica las lentes, aparte de que entorpece tremendamente la visibilidad de los objetos
celestes. Hay que conservar el telescopio en su embalaje o si lo dejamos montado, hay que taparlo
con una funda.
c) El polvo se mete en todas partes y el polen de las plantas también. Hay que conservar los tubos
cerrados con sus tapas y tapones y los oculares en sus fundas o cajas. Una caja de madera o plástico
que cierre bien es ideal para guardar el prisma y los oculares.
d) El telescopio, si se conserva montado, debe situarse en un lugar donde no reciba golpes. El trípode y
la montura llevan mandos de apriete que sufren con cada uno de ellos y a la larga pueden perder su
precisión.
e) Mantener el telescopio equilibrado y con sus mandos medianamente apretados para que no oscile.
Algunos objetos celestes para empezar:
La Luna: La Luna puede observarse en todas sus fases, pero hay dos cosas que debemos tener en cuenta
antes de decidir cuándo observarla.
Luna Llena: En primer lugar, cuando la Luna está llena o cerca de estarlo, no es posible observar sus cráteres
porque no presentan sombras, al incidir verticalmente la luz del Sol. En esa situación, su brillo es
deslumbrante y difícil de soportar, por lo que suelen utilizarse filtros para mitigar su luz. Es posible ver los
cráteres más brillantes y las radiaciones producidas por el impacto del meteorito que los creó.
Luna creciente: Desde que aparece al atardecer y va creciendo, hasta casi estar llena, se pone cada día más
tarde, presentando los cráteres, montañas y mares con bastante detalle y con variación diaria de las sombras
que proyectan. El momento más espectacular es alrededor del cuarto creciente.
Luna menguante: Se aplican las mismas reglas que para la Luna creciente, pero es más difícil de observar
porque a partir de la Luna llena, sale cada día más tarde, variando desde la media noche hasta la madrugada.
Los eclipses de Luna, totales o parciales son espectaculares y fácilmente observables con el telescopio.
Para tener un atlas lunar en el ordenador, existe el programa “Virtual Moon Atlas” que puede bajarse de la
dirección: http://virtual-moon-atlas.uptodown.com/
Los Planetas:
-
Mercurio: Es muy difícil de observar porque siempre está cercano al Sol, tanto al amanecer como al
anochecer. Presenta un tamaño muy pequeño y un brillo similar al de una estrella corriente. Al
telescopio puede apreciarse solo su fase, según la posición relativa con el Sol y la Tierra.
Mercurio abajo con la Luna y Venus arriba en 1991 (Foto A. Rivas)
Foto con cámara sobre trípode y 10 segundos de exposición sobre diapositiva ASA: 100
-
Venus: Es el planeta más brillante y fácil de localizar. Aparece por los atardeceres o en el amanecer,
dependiendo de a qué lado del Sol se encuentre. Presenta un gran cambio de diámetro según este
en la parte más cercana o más lejana de su órbita, llegando a duplicarlo. Se puede observar su fase
que varía de acuerdo a su posición relativa con el Sol y la Tierra.
El planeta Venus con su fase el 16 Abril 2015 (Foto A. Rivas)
-
Marte: Es el planeta más célebre entre los aficionados, pero dependiendo de su distancia a la Tierra
varía mucho su tamaño visual y su fase. En las épocas de mayor acercamiento (oposición) se pueden
ver sus casquetes polares y algunas de las zonas oscuras de su superficie, siempre como un pequeño
disco anaranjado con mayores o menores detalles. Como da una vuelta sobre su eje cada 24 horas,
es fácil ver las mismas formaciones en su superficie durante varios días seguidos.
Marte visto con un pequeño telescopio. A la izquierda, presenta una gran fase el 20 de Febrero de
2015, a la derecha Marte con su casquete polar arriba y dos zonas oscuras el 19 Marzo de 2012.
(Fotos de A. Rivas)
Hay varios programas disponibles para identificar las formaciones de Marte. Uno muy fácil de usar es
el Mars 24 publicado por la NASA, al que pertenece el gráfico de la imagen anterior y que puede
descargarse en la dirección: http://www.giss.nasa.gov/tools/mars24/download_win.html
Otro programa es el Mars Globe para iOS en iPad o iPhone e igualmente el Mars Atlas.
-
Júpiter: Es el mayor planeta de nuestro sistema solar, y por ello es también el más espectacular al
telescopio, solo superado por Saturno y sus anillos. Júpiter se ve como un disco de mayor tamaño
que Marte y presenta dos bandas nubosas en su centro, arriba y abajo del ecuador. En ocasiones una
de las bandas ha llegado a desaparecer. También tiene un gran huracán al que se llama la Gran
Mancha Roja y que es visible cuando está oscurecida, junto a una de sus bandas nubosas.
Júpiter con sus bandas nubosas y la Gran Mancha Roja el 21 Abril 2015 (Foto A. Rivas)
El mejor espectáculo de Júpiter lo constituyen sus cuatro mayores satélites que aparecen en
continuo cambio alrededor del planeta. Con el ocular de 25mm, deben caber todos en el campo
visual, pudiendo aparecer los satélites alineados a uno o al otro lado del planeta o incluso pasando
por delante de él y proyectando su sombra sobre sus nubes o por detrás, en cuyo caso desaparecen
de la vista al entrar en la sombra. Io y Europa, los más cercanos al planeta se mueven con rapidez
suficiente como para notarse su cambio en apenas 30 minutos. También podemos apreciar la
rotación de Júpiter, sobre todo de su gran mancha roja, porque da una vuelta sobre su eje en apenas
9 horas.
Para conocer la posición de la Gran Mancha Roja y de los satélites de Júpiter podemos usar el
programa Gas Gigants en iOS (iPad o iPhone) o el Jupiter’s Moons en :
http://www.skyandtelescope.com/wp-content/observing-tools/jupiter_moons/jupiter.html
-
Saturno: Es el rey del espectáculo celeste. Dependiendo de la época, en su viaje alrededor del Sol y
de la posición relativa con la Tierra, los anillos se pueden ver completos, superando el tamaño del
disco del planeta o de canto (sucede cada 16 años) momento en que desaparecen de nuestra vista,
Actualmente, en 2015, los anillos se presentan muy inclinados y son perfectamente visibles.
También pueden verse algunos de los satélites de Saturno (tiene más de 60), sobre todo el mayor de
ellos, Titán, que presenta un color anaranjado y dependiendo de su posición, puede encontrarse
dentro o fuera del campo visual. Los anillos son perfectamente visibles y constituyen un precioso
espectáculo.
El mismo programa Gas Gigants muestra la situación de Saturno y sus satélites y también existe la
versión del programa Saturn’s Moons en la web anterior, tanto para PC como para iPad.
-
Urano y Neptuno: Son dos planetas gaseosos y helados que se asemejan a Júpiter y Saturno, pero
por su menor tamaño y distancia a nosotros son difíciles de observar, presentándose a bajos
aumentos como un punto grueso de color azul o verdoso según la claridad de nuestra atmósfera. A
mayores aumentos, pueden distinguirse como un minúsculo disco.
Planeta Urano el 23 Oct 2009 (Foto A. Rivas)
Planeta Neptuno el 23 Oct 2009 (Foto A. Rivas)
Cometas: Es posible observar los cometas más brillantes, en todos los casos suelen verse su núcleo como
una nubecilla blanquecina que puede tener un centro brillante y si brilla lo suficiente, una cola difusa de
mayor o menor longitud. Hay que saber localizarlos a partir de las cartas de posición que se publican.
El cometa Panstarrs el 14 de Marzo de 2013, sobre las fincas de Paterna (Foto A. Rivas)
El cometa Lovejoy pasa cerca de las Pléyades el 16 Enero 2015. Se distingue su núcleo verdoso y la cola
(Foto A. Rivas)
Cielo profundo: Del fondo celeste es posible ver algunos objetos de los llamados difusos, por el tipo de
imagen que presentan, con brillo difuso y variable. Es necesario que el cielo esté oscuro y transparente,
pudiendo llegar a distinguir en tal caso su forma y algo de su brillo. Galaxias como la de Andrómeda (llega a
ser visible a simple vista), nebulosas como la de Orión, siempre espectacular, cúmulos globulares de
estrellas, tales como el M13 de la constelación de Hércules, las Pléyades, en la constelación de Taurus, la
nebulosa anular de la constelación de Lyra, etc. son gratificantes cuando se observan. También algunas
estrellas dobles y triples, como Mizar y Alcor en el centro de la cola de la Osa Mayor, y en fin, otros muchos
cuerpos parecidos, que con la ayuda de cartas y efemérides celestes pueden observarse.
Programas de visualización de la bóveda celeste existen para los principales sistemas operativos, unos
gratuitos y otros de pago, pero la mayoría de ellos son suficientes para un aficionado que empieza. En el
caso del telescopio de este artículo, se entrega con un CD del programa Stellarium cuya última versión está
disponible también en: http://www.stellarium.org/es/
Una buena idea: Para conservar los mejores momentos al telescopio, descubriendo las joyas del cielo por
primera vez, se puede utilizar un cuaderno pequeño de hojas en blanco en el que tomar notas y hacer
dibujos de lo que va observando. Al correr de los años, este cuaderno se convierte en un tesoro lleno de
momentos inolvidables.
Las páginas siguientes son orientaciones para localizar y observar algunos de los cuerpos que he citado en
este artículo.
Constelación de TAURO con las Pléyades, las Íades y la estrella Aldebarán:
Las Pléyades se ven así:
(Fotografía: A. Rivas)
La constelación de ORION y su gran nebulosa M42:
El centro de la gran nebulosa con un pequeño trapecio formado por cuatro estrellas muy juntas y la sombra
de la columna de polvo oscuro son perfectamente visibles con pequeños telescopios.
Fotos: A.Rivas
Con pequeños telescopios y mirando de reojo, en el centro de la nebulosa se distingue el trapecio formado
por las cuatro estrellas centrales y la columna de polvo que tapa parte de la escena. (Foto A. Rivas)
Gran galaxia de Andrómeda:
Con un pequeño telescopio se puede ver la galaxia tal como la muestra la imagen grande y con mayor
aumento, si el cielo está limpio y oscuro, se distingue la zona central más brillante y sus dos galaxias satélites.
La galaxia de Andrómeda es el objeto más lejano visible a simple vista, pero solo en cielos limpios y oscuros.
Cúmulo globular M13 en Hércules:
M13 al telescopio. Con un pequeño refractor aparece como una mancha blanquecina rodeada de estrellas.
(Foto A. Rivas)
Nebulosa anular en Lyra M57:
La imagen grande, de menor aumento muestra el aspecto que tiene M57 en un telescopio pequeño, cuyo
brillo dependerá de la oscuridad del cielo y la claridad de la atmósfera. Se detecta como un pequeño aro que
es fácilmente diferenciable de las estrellas puntuales. La imagen ampliada se hizo con un telescopio de focal
larga F:10 y diámetro de 250 mm.
En la carta de la página anterior se muestra la constelación de la Lyra con la localización de M57, abajo
detalle de la zona:
Nebulosa planetaria Dumbell M27:
Se distingue como una mancha con la forma de pequeña campana. Se encuentra en la constelación de
Vulpécula, entre el Cisne y la Flecha, tal como muestra la carta:
Mizar y Alcor en la cola de la Osa Mayor:
Mizar y Alcor (Foto A. Rivas)
Doble Cúmulo en Perseo:
M4 en Escorpión:
Con esta última formación estelar se cierra esta pequeña guía que no pretende sustituir a los atlas y libros
del cielo, más completos y abundantes que ayudarán a conocer mejor las maravillas y bellezas que el
firmamento tiene.
Alberto Rivas
Diciembre 2015
Descargar