La Replicación de los programas sociales - unesdoc

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Gestión de las Transformaciones Sociales
(MOST)
Documentos de Debate - N° 18
L a replication de los programas
sociales: enfoques, estrategias
y problemas conceptuales
por
Nico van Oudenhoven & Rekha Wazir
ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA EDUCACIÓN, LA CIENCIA Y LA CULTURA
-2El Programa M O S T
La U N E S C O creó el Programa "Gestión de las Transformaciones Sociales" - M O S T - para
favorecer la investigación comparada internacional en el campo de las ciencias sociales. Su
objetivo primordial es respaldar investigaciones independientes de gran envergadura y de
larga duración y comunicar la información y las conclusiones a quienes han de tomar
decisiones. M O S T organiza y apoya investigaciones en tres ámbitos altamente prioritarios:
1. La gestión del cambio en las sociedades multiculturales y multiétnicas
2. Las ciudades, centros de transformación social acelerada
3. La gestión local y regional de las transformaciones económicas, tecnológicas y
medioambientales
•
Los autores
Nico Van Oudenhoven y Rekha Wazir, psicólogo y socióloga, respectivamente, son
fundadores de International Child Development Initiatives (ICDI), Hooglandse
Kerkgracht 17, 2312 H S Leiden, Países Bajos. ICDI es un organismo internacional de
ayuda al desarrollo especializado en los programas, las políticas y la investigación en
favor de los niños y Ips jóvenes marginados. Los autores han escrito numerosos
textos sobre estos temas y sobre la gestión del desarrollo. Entre sus publicaciones
recientes figuran «Partnership - a Development Strategy for Children» (1997) y «Child
Sexual Abuse: What can Governments do?» (1997).
•
Los documentos de debate del M O S T
La colección de Documentos de Debate del Programa M O S T presenta las contribuciones de
los investigadores especializados en los ámbitos de estudio del M O S T . Se publica para
contribuir al debate científico internacional sobre estas cuestiones.
Los h e c h o s y las opiniones expuestos en esta colección son d e la entera
responsabilidad d e los autores y n o corresponden necesariamente al punto d e
vista d e la U N E S C O .
Los límites q u e figuran en los m a p a s q u e se publican n o entrañan reconocimiento
oficial alguno por parte d e las Naciones Unidas ni d e la U N E S C O .
•
Títulos disponibles {marzo de 1999):
1.
Las sociedades multiculturales y multiétnicas. Henri Giordan. 1994. Ing/Fr/Esp.
2.
Ciudad y gestión de las transformaciones sociales. Céline Sachs-Jeantet. 1994.
Ing/Fr./Esp.
3.
Diferenciación de los regímenes de crecimiento y de gestión de la reproducción social.
Pascal Byé. 1995. Ing/Fr/Esp.
4.
La investigación urbana en América Latina: tendencias actuales y
Licia Valladares y Magda Prates Coelho. 1995. Ing./Fr./Esp.
5.
La gestión de la multiculturalidad y la multietnicidad en América Latina. Diego A.
Iturralde. 1995. Ing/Fr/Esp.
6.
Lo global, lo local, lo híbrido. Heinz R. Sonntag y Nelly Arenas. 1995. (en español solamente)
recomendaciones.
-37.
Reflections on the Challenges Confronting Post-Apartheid South Africa. B.M. Magubane.
1995. (en inglés solamente)
8.
La gestión local y regional de las transformaciones económicas, tecnológicas y
medioambientales. S. Jentoft, N. Aarsaether y A. Hallenstvedt. 1995. Ing/Fr/Esp/Ruso.
9.
Des partenariats dans nos villes pour l'innovation urbaine. Francis Godard. 1996. Ing/Fr
10.
Diversité: bonne et mauvaise gestion. Le cas des conflits ethniques et de l'édification
de l'Etat dans le monde arabe. Saad Eddin Ibrahim. 1996. Ing/Fr
11.
Urbanisation et recherche urbaine dans le monde arabe. Mostafa Kharoufi. 1996. Ing/Fr
12.
Public Policy and Ethnie Conflict. Ralph R. Premdas. 1997. (en Inglés solamente)
13.
Some Thematic and Strategic Priorities for Developing Research on Multi-Ethnic and
Multi-cultural Societies. Juan Diez Medrano. 1996. (en inglés solamente)
14.
La tecnología de la información incorporada a la empresa: una transformación social
clave en los Estados Unidos. Thomas R. Gulledge & Ruth a. Haszko. 1997. Ing/Fr/Esp
15.
Global transformations and coping strategies: a research agenda for the
Programme. Carlos R.S. Milanl y Ali M.K. Dehlavl. 1996. (en inglés solamente)
16.
The new social morphology of cities. Guido Martinottl. 1996. (en inglés solamente)
17.
Societies at risk? The Caribbean and Global Change. Norman Girvan. 1997. (en inglés
solamente)
18.
La replicación de los programas sociales: enfoques, estrategias y problemas
conceptuales. Nico van Oudenhoven & Rekha Wazie. 1997.Ing/Fr/Esp
19.
El VIH/SIDA y la empresa en Africa: ¿una respuesta sociomédica a las repercusiones
económicas? El caso de Côte d'Ivoire. Laurent Aventin y Pierre Huard 1997. Ing/Fr/Esp
20.
Desarrollo humano: problemática y fundamentos de una política económica. Simeón
Fongang. 1997. Ing/Fr/Esp
21.
Condición salarial e intervención del Estado a la hora de la mundialización: la
Argentina en el MERCOSUR.
Susana Peñalva. 1998. Ing/Fr/Esp
22.
Movimiento de capitales y tráfico de drogas en la cuenca del Amazonas.
Machado. 1998. Ing/Fr/Esp
MOST
Lía Osório
Las publicaciones MOST también están disponibles en formato electrónico
en el espacio W e b del Centro de Intercambio de Información de M O S T : www.unesco.org/most
Publicado por el P r o g r a m a M O S T
Organización d e las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
7 , place d e Fontenoy, 7 5 7 0 0 París, Francia
htpp://www.unesco.org/most
©UNESCO 1999
SHS-99/WS/7
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INDICE
I.
INTRODUCCIÓN
n.
TRANSMISIÓN Y REPLICACION DE CONOCIMIENTOS
n . 1 Justificación de la difusión y la replicación en el sector social "
JH.
n.2
Estrategias para extender el alcance del sector social
n.3
Análisis crítico del método universalista
JJ..4
Análisis crítico del método contextual
I N D I C A D O R E S D E REPLICACION D E P R O G R A M A S
HI. 1 Elementos comunes y elementos particulares
JJJ.2 C ó m o y por qué funcionan los programas
m . 3 Otorgar validez a todo tipo de conocimiento
JH.4 La interconexión como herramienta de difusión
IV.
O B S E R V A C I O N E S FINALES
BIBLIOGRAFIA
-5-
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LA REPLICACION DE LOS PROGRAMAS SOCIALES:
MÉTODOS, ESTRATEGIAS Y PROBLEMAS CONCEPTUALES
I.
INTRODUCCIÓN
E n este artículo se examinan los aspectos fundamentales y las metodologías en relación
con la replicación de los programas sociales. También se analizan, aunque de m o d o m á s
general, los procesos conexos de transmisión y difusión del conocimiento, así c o m o las
estrategias más específicas que intervienen en la replicación y en la adaptación1.
La replicación ha sido objeto de amplios debates en los organismos sin fines de lucro en
los Estados Unidos de América. Pero otro aspecto esencial de la discusión remite al tema del
desarrollo, donde también se ha expresado una preocupación creciente por ampliar el alcance
de los programas y de las intervenciones. Esta cuestión tiene una relevancia universal y
aparece en un lugar destacado entre las prioridades de los donantes y de quienes llevan a la
práctica esas medidas, tanto en los países desarrollados como en desarrollo. Lamentablemente,
todos estos procesos permanecen a menudo en compartimientos estancos, sin que haya un
intercambio verdadero, ni tampoco el mutuo reconocimiento, la referencia o el
enriquecimiento mutuo que cabría esperar. Es notable que inclusive los escritos que provienen
de ambos bandos demuestren un conocimiento y un interés tan escasos por las ideas básicas y
las orientaciones del otro. E n este artículo se examinan los vínculos que existen entre estos
discursos, que siguen rumbos paralelos, pero mutuamente aislados.
II.
TRANSMISIÓN Y REPLICACIÓN DE CONOCIMIENTOS
El estudio de la transmisión y la replicación de conocimientos se inicia con la
antropología decimonónica. Después de la Segunda Guerra Mundial, el debate ha continuado
en una amplia gama de actividades, tales como la educación, la planificación, la sociología, la
práctica médica, el mercado comercial y social y las prácticas de extensión agropecuaria.
Durante los últimos quince años también ha ganado terreno en el sector social. Para describir
sus distintas manifestaciones se utiliza un sinnúmero de designaciones procedentes de
diversas disciplinas y prácticas sociales, pero existe escasa uniformidad o consistencia en el
uso, c o m o se observa en la literatura de investigación y en el lenguaje empleado en temas
vinculados con el desarrollo .
E n los años 70 y 80 la investigación sobre difusión y actividades afines alcanzó su
apogeo y culminó en varias publicaciones fundamentales. Los trabajos de Glaser et. al. (1983)
Deseamos expresar nuestro agradecimiento a la International Youth Foundation, que encargó una versión
previa de este trabajo así c o m o a Renée Pittin, por sus comentarios sobre el borrador del mismo.
Las siguientes expresiones son de utilidad para acceder al tema: aceptación, adaptación, adicionalidad,
adopción, aplicación, asimilación, circulación, cobertura, comunicación, crecimiento, difusión,
diseminación, distribución, expansión, extensión, intercambio, innovación, investigación de
conocimientos nuevos, investigación de prácticas novedosas, investigación de productos nuevos,
multiplicación, recepción, reducción o ampliación (también incremento), recuperación, replicación,
propagación, transferencia, transmisión, utilización y también, a menudo, planificación.
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- 6-T,...
y de Rogers (1983) caen dentro de esta categoría y siguen siendo de lectura indispensable.
Rogers, apoyándose en trabajos de extensión agropecuaria, contribuyó de m o d o importante a
formular los conceptos clave y la teoría de la difusión, mientras que Glaser ofrece una
detallada visión de conjunto de la investigación y de la práctica en el terreno de la difusión y
una taxonomía de qué es lo que se debe realizar, en qué contexto y qué circunstancias3.
Se pueden entender mejor los principios básicos relativos al uso y la transferencia de
conocimientos mediante un examen de las reflexiones paralelas sobre el tema en otras
disciplinas y en otros campos de actividad. Se pueden efectuar ilustrativas comparaciones con
los ámbitos de la medicina, la tecnología agropecuaria, la sociología de la educación y el
comportamiento del consumidor. E n cada una de estas esferas, la transferencia, la difusión y la
replicación pueden considerarse c o m o procesos que vinculan el origen de una innovación,
idea o producto por un lado, con el universo de posibles usuarios, clientes o beneficiarios, por
el otro. Esta separación entre las fuentes y el destinatario del impulso es rasgo esencial del
concepto. H a y , empero, otras premisas latentes que deben explicitarse.
Primero, se da por sentado que los sujetos (o el conjunto de posibles beneficiarios) no
están en condiciones de producir por sí m i s m o s la transformación o el cambio requeridos. Esta
incapacidad podría provenir de una gran variedad de factores. Segundo, también se d a por
sentado, implícitamente, que la fuente (donante, proveedor, innovador) posee la capacidad
necesaria para reconocer de manera adecuada las necesidades del destinatario y darles u n
orden de prioridad. Tercero, se espera que el producto o la innovación satisfaga las
necesidades de los destinatarios. Por último, existe una presunción general de que el conjunto
de los destinatarios tiene el m i s m o conjunto de necesidades.
Considerado en estos términos abstractos, el proceso de adaptación tiene tres
características: la identificación y el reconocimiento de una necesidad específica en la
población destinatária; u n sistema que permite el desarrollo externo del producto para
satisfacer esa necesidad; y, por último, un mecanismo que facilita su entrega efectiva por parte
del elaborador o de la fuente al usuario o al destinatario. Este proceso tiene generalmente éxito
cuando se lo aplica a productos unidimensionales de efecto único que están destinados a
poblaciones relativamente homogéneas, por ejemplo, los programas de inmunización masiva 4 .
Gran parte del debate actual sobre la ampliación o la reducción no es sino una repetición de información
conocida, fácilmente asequible, que no remite a la experiencia adquirida en la primera serie de esfuerzos
de replicación llevada a cabo hace más de un decenio.
N o han de subsistir muchas dudas o desacuerdos en cuanto a la conveniencia de la inmunización en masa,
o de su contribución intrínseca para mejorar el bienestar general. También sería justo aducir que no puede
esperarse que los beneficiarios desarrollen este tipo de producto en una microescala. El interés reside,
entonces, en preparar la mejor versión del producto y en disponer de un mecanismo de distribución eficaz,
así c o m o en asegurarse que el producto se acepte por aquellos a quienes está destinado. Por ende son
necesarios sistemas de replicación en gran escala.
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-7-
El m i s m o resulta menos exitoso en el caso del avance conocido bajo el nombre de la
revolución verde, que parecería ser un proceso similar a primera vista. E m p e r o , decenios de
experiencia revelan que una reflexión de esta índole bien puede haber dado cabida a muchos
elementos simplistas5.
El sector social constituye otra esfera, la tercera, en la cual se han aplicado los procesos
de difusión y de replicación. Si algunas de las hipótesis válidas en el terreno de la medicina
han tendido a desmoronarse en el campo socioeconómico interactivo de la transferencia de la
tecnología agraria, la situación es m u c h o peor en lo que atañe a las intervenciones en el sector
social. Los programas de lucha contra la pobreza que despertaron interés en los años 6 0 y 7 0
-el "Community Action Program ( C A P ) " (Programa de Acción Comunitaria) en los Estados
Unidos y el "Educational Priority Area ( E P A ) " (Zona de Educación Prioritaria) en el Reino
Unido ofrecen sendos ejemplos. Aunque ambos han estado motivados por necesidades
sociales ampliamente reconocidas, el modelo simple de transferencia generalizada y de
replicación no satisfizo las expectativas iniciales (Higgins, 1978). H u b o tendencia a pasar por
alto la heterogeneidad social de la población y por ende el carácter diverso de sus necesidades;
se sobreevaluó la importancia del organismo externo y no se prestó suficiente atención a los
segmentos m á s silenciosos de la población destinatária. N o se reconoció adecuadamente el
carácter multidimensional del producto, de los destinatarios y del contexto.
II. 1 Justificación de la difusión y la replicación en el sector social
Las razones aducidas para aumentar el alcance y el impacto de los programas pueden
conocerse con facilidad. Los profesionales que actúan sobre el terreno, los planificadores, los
investigadores y los organismos de financiación concuerdan en que existen unos
conocimientos y una experiencia suficientes para resolver la mayor parte de los problemas
existentes6. C o m o son tantas las personas que no han sido aún objeto de ayuda, es imperativo
extender, difundir o replicar esta información para que beneficie a un mayor número de
individuos. L a tarea, por ende, no consiste tanto en mejorar "la teoría corriente" sino "la
práctica efectiva" para beneficiar a un número cada vez mayor de personas7.
También en el caso de las semillas de alto rendimiento, parecería justificarse el modelo de desarrollo
exterior del producto, seguido de su difusión generalizada. Sin embargo, no ha demorado en resultar
obvio que los beneficios de este proceso técnico alcanzaban de manera m u y desigual a la población a la
que estaban destinados, y que aquellos cuyas necesidades eran mayores se beneficiaban menos. El
producto de elaboración exterior quedaba definido únicamente por sus atributos positivos, pero la
experiencia ha demostrado la existencia de dimensiones negativas, en especial su alto grado de
dependencia de fertilizantes químicos y los consiguientes daños ambientales. Al contrario de lo que ocurre
con los programas de inmunización, los efectos de esta modificación no han resultado autolimitativos y
neutrales en relación con otras consecuencias sociales. E n última instancia, y c o m o conclusión parcial del
descubrimiento de estos efectos colaterales negativos, se ha llegado a un reconocimiento algo vacilante de
los valores de las tecnologías agropecuarias originales, de m o d o que los métodos recientes intentan
aprovechar los rasgos esenciales de estos sistemas endógenos.
Véase, por ejemplo, Myers (1992), N A S W (1993)* Pittman (1995), Schorr (1989). Recientemente, la
Primera D a m a de los Estados Unidos, Hillary R o d h a m Clinton (1995) afirmó asimismo que "no
carecemos de la información, sino más bien de la voluntad para llevar a cabo lo que conviene m á s en las
circunstancias".
Véase, por ejemplo, Myers (1992), N A S W (1993) y Schorr (1989). La International Youth Foundation
(IYF) cuyo mandato explícito consiste en "promover la replicación de las buenas prácticas" opera en
Y O U T H N E T , un banco de datos que contiene una selección, en aumento constante, de proyectos
internacionales "ejemplares".
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........
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L a afirmación de que se justifica copiar por razones de índole económica aquello que ha
demostrado funcionar bien, en lugar de volver a inventar la rueda, nos ofrece un aspecto
relacionado con el anterior. Se trata de un razonamiento que cada vez gana m á s terreno entre
los donantes y los planificadores. E n un entorno de recursos en disminución para el sector
social, se urge cada vez m á s a los organismos de financiación y a los gobiernos a exhibir
"resultados". Se los acusa también de dedicar la mayor parte de sus recursos a las
innovaciones y a determinar proyectos, en lugar de destinarlos a la replicación. Se sugiere que
la replicación de una experiencia positiva es un medio efectivo, en términos de coste, de
utilizar recursos que escasean. Se afirma que se ahorraría dinero si la experiencia adquirida en
u n proyecto determinado pudiese transferirse a otros8. Los organismos de financiación y de
ejecución de proyectos reciben presiones, en consecuencia, para que reduzcan el número o la
magnitud de los programas existentes, en lugar de apoyar m á s proyectos "experimentales",
"piloto", "innovadores", "alternativos" o "de ensayo" 9 .
Se ha planteado recientemente un enfoque m á s orientado hacia los aspectos de
desarrollo10. L a divulgación de las mejores prácticas es vista no tanto c o m o un intento de
persuadir a los demás a que organicen programas idénticos, sino m á s bien c o m o una
oportunidad para el aprendizaje mutuo y el intercambio de experiencias. U n resultado positivo
de compartir experiencias, en opinión de quienes defienden esta teoría, es que permite el
desarrollo de redes de personas y de grupos. Estas pueden, a su vez, unirse entre sí para estar
en condiciones de exigir mayor atención política y reclamar m á s recursos financieros, y
también convertirse en vehículos institucionales para la solución interna de problemas.
E n la práctica, una combinación de razones económicas y de desarrollo bien puede
proporcionar la justificación para la difusión y la ampliación de los programas. Sin embargo,
conviene efectuar una distinción clara, a fin de ayudar a poner orden en la reflexión sobre el
tema.
II.2 Estrategias para extender el alcance del sector social
E n muchos círculos de investigación y de desarrollo h u m a n o responsables interesados
en el establecimiento de programas sociales innovadores y efectivos, la difusión ha
constituido rara vez un tema de reflexión consciente al iniciarse un proyecto. Se ha dado m á s
o menos por sentado que una vez terminado con éxito el proyecto piloto, su replicación
resultaría automática. Sería cuestión, a lo s u m o , de redactar un informe y de formular un par
de recomendaciones "para que se tomen medidas suplementarias". A partir de ese m o m e n t o ,
estas medidas pasaban a considerarse tareas para otros. E n general, no se proporcionaba
Empero, hay escasos indicios en la documentación sobre el tema que induzcan a pensar que la replicación
de prototipos de proyectos, planificada o llevada a cabo por etapas, sea de algún m o d o menos costosa que
empezar un programa nuevo. Por el contrario, la investigación tiende a demostrar que puede tratarse de un
proceso caro, que requiere vastos recursos humanos yfinancieros.Bieman y Tomlinson (1992) observan
que son altos los costes de cualquier intercambio de prácticas e ideas en el contexto Norte-Sur.
Esta tendencia ha obtenido particular apoyo en los Estados Unidos, como lo demuestra el hecho de que
muchas fundaciones hayan adoptado la "disminución" o "reducción" como un aspecto importante de su
programación. Véase por ejemplo, Birman y Kaufman (1991); Council of Foundations (1993); Mott
Foundation (1990); Paisly et al. (1983); e International Youth Foundation (1991-1995).
Véase, por ejemplo, Cernea (1991), Chambers (1993), Edwards y Hulme (1992) y Pottier (1993).
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información sobre quiénes eran esos "otros" o se ofrecía, si acaso, en términos generales, con
expresiones tales c o m o "los profesionales sobre el terreno", "las autoridades", o "la
comunidad de las O N G " . T a m p o c o se aclaraba c ó m o esos "otros" habían de encarar la
difusión (o recepción) de las buenas nuevas.
E n respuesta a la creciente presión para que se consideren las fases ulteriores de
cualquier proyecto piloto, y para que se asuma una responsabilidad activa en el seguimiento
de los resultados, muchos organismos donantes convirtieron la difusión en un objetivo
indispensable para el suministro de financiación. Pero aun habiéndose establecido
explícitamente esta formalidad, los diseñadores de proyectos tendían a no ir m á s allá de las
fronteras del trabajo en curso y a no pensar en sus consecuencias m á s amplias. M u c h o s
organismos donantes que enarbolan el estandarte de la replicación se limitan m á s bien a
declaraciones retóricas. L a mayoría no proporciona apoyo a largo plazo para los trabajos de
replicación, lo cual lleva a la creación de proyectos caros y de escasa utilidad y a la
dependencia-de fuentes externas de financiación11.
E n los últimos años se ha manifestado un interés renovado por aplicar en los programas
sociales los principios de la transferencia de conocimientos12. Actualmente, las organizaciones
donantes, los gobiernos y la comunidad internacional del desarrollo, expresan todos su interés
por hacer uso de la experiencia existente y que ha dado buenos resultados. Tal actitud ha
incitado a documentar y difundir casos ilustrativos, y existe ahora una circulación constante de
descripciones de proyectos y de modelos encomiables, así c o m o de enfoques "que funcionan".
Se espera que esta información sobre programas de buena calidad sea útil a otros para llevar a
cabo su propio trabajo13. Se ha intentado asimismo destacar los ingredientes o los rasgos
esenciales que llevan al éxito, así c o m o ofrecer directrices prácticas y estrategias para la
difusión14.
Entre el personal de las organizaciones donantes existe la tendencia a emprender nuevas iniciativas y a
responder con mucho más entusiasmo a las innovaciones que a la mera continuación de lo que ya se
conoce.
Véanse, entre otros, Backer (1993); Chambers (1993); Conservation C o m p a n y (1993); Conservation
Company & Public/Private Ventures (1993); Dichter (1989); de Lone (1995); Edwards & Hulme (1992);
Mott Foundation (1990); N A S W (1993); Public/Private Ventures (1990); R P S (1994); Rothman & Edwin
(1994).
Garvin (1995) sugiere que muchos problemas urbanos podrían resolverse mediante soluciones aplicadas
en otra parte. Si existe un problema, afirma Garvin, se debe ante todo buscar dónde se ha encontrado ya la
respuesta.
E n relación con la niñez y la juventud, un examen de estudios a fondo y de metaestudios demuestra que
los programas de mayor éxito respetan una determinada combinación de criterios. Resumiendo: se
concentran en la niñez; promueven el crecimiento positivo; son preventivos; permiten la óptima
participación de los niños, los padres y las comunidades; son contextúales y tienen en cuenta las
necesidades locales; se orientan hacia los grupos vulnerables, en especial los niños pobres y las niñas;
están incorporados horizontal y verticalmente en las estructuras de las organizaciones; y sus costes son
reducidos. Además, son administrados correctamente; llevan a cabo evaluaciones periódicas y ofrecen
oportunidades de formación a su personal (Grant, 1990; International Initiative, 1991 a, b; International
Youth Foundation, 1991-5; Van Oudenhoven, 1989).
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E n el sector social pueden distinguirse las orientaciones siguientes de la replication:15
El m é t o d o d e la "franquicia": conocido también c o m o el método "de producción en
cadena", es el que m á s se acerca al sector privado en sus principios y en sus prácticas.
D a por sentado que existe un producto -en este caso un programa- que puede replicarse.
Los componentes del programa prototipo y sus normas de funcionamiento se mantienen
prácticamente inalterables. Existe una organización central que concede la franquicia, y
que proporciona asistencia técnica, comercialización, formación y otros servicios.
Replicación por prescripción: este método suele tener el patrocinio oficial, aunque no
necesariamente, y se lleva a la práctica cuando un organismo principal quiere difundir
un programa-tipo por intermedio de las organizaciones que están bajo su jurisdicción.
L a replicación por prescripción responde siempre a un orden jerárquico y por lo general
no interviene en ella ningún elemento de libre elección.
L a replicación por etapas: se trata del método m á s estructurado en la materia y se lleva
a cabo en tres etapas. L a primera es la etapa piloto, cuando se pone a prueba la
viabilidad del concepto organizador del programa. V a seguida por la etapa de
demostración, que es aquella en que se ejecuta el programa en diversos lugares. Esta
etapa se suele controlar estrechamente y se la somete a una evaluación rigurosa; en la
última, la constatación del éxito precede la replicación. E n este contexto se suele utilizar
la analogía de la prueba y el desarrollo de prototipos en el sector privado, y se hace
hincapié en la necesidad de un organismo independiente de replicación.
L a replicación conceptual: en este método no se insiste en los elementos universales
específicos del programa, sino m á s bien en los componentes y los principios generales
que pueden transferirse a otros lugares. A diferencia de los métodos ya descritos, no se
requiere aquí un respeto estricto del modelo ni de las estrategias utilizadas en el
prototipo, y el éxito se mide según el grado de adecuación y de sensibilidad de la
replicación a cada contexto local. N o hay un método general de transferencia y uso de
los componentes en distintos lugares.
Replicación espontánea o endógena: la diferencia básica reside en éste caso en que el
pedido de información proviene- del destinatario. Esta situación es resultado de una
necesidad preexistente y se caracteriza por la existencia de contactos espontáneos y
oficiosos entre individuos de un m i s m o parecer. L a comunicación, por otra parte, no
vincula en u n sentido unívoco -del modelo reconocido al destinatario- sino que supone
m á s bien un proceso bidireccional de convergencia por el cual los participantes "crean y
comparten información".
E n realidad los esfuerzos de difusión combinan rasgos de casi todos los métodos
indicados. Sin embargo, en un afán de claridad, en este artículo se destacan dos métodos
opuestos. Llamaremos universalista al primero: a grandes rasgos, los partidarios de esta
manera de proceder comparten una creencia en una serie de principios generales que pueden
aplicarse a una g a m a m u y amplia de prácticas y de circunstancias. E n este método el esfuerzo
Las cuatro primeras orientaciones de la replicación han sido definidas por Replication and Program
Services, Inc. (RPS) y están basadas en su propio censo de las prácticas en la materia en los Estados
Unidos. R P S proporciona también listas y descripciones de los programas para la juventud en los Estados
Unidos que caen dentro de cada una de estas cuatro categorías.
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de difusión está determinado por la oferta. El segundo método se denomina contextual y el
hincapié recae en la práctica local, la iniciativa local, los rasgos espontáneos, el aprendizaje
mutuo y la solución de problemas. Este esfuerzo de difusión está determinado por la demanda.
Y aunque ambos métodos sean en principio aceptables, inclinarse por uno u otro determinará
la elección y la adopción de tácticas marcadamente opuestas. H a y suficientes aspectos
comunes en los tres primeros métodos para justificar que se los califique de universalistas,
mientras que el cuarto y el quinto podrían denominarse contextualistas. Quizá valga la pena
observar que quienes abogan por un método u otro suelen debatir sus opiniones opuestas en
grupos mutuamente aislados, y que existen pocos indicios de que aprendan unos de otros.
II.3 Análisis crítico del método universalista
C o m o se señaló anteriormente, en los Estados Unidos la replicación es un tema de debae
y reflexión sobre el cual existe una gran concertación. Aparentemente el punto de vista
universalista está ganando terreno c o m o estrategia potencial para la ampliación de la g a m a de
programas eficaces en el sector social1 . E n los textos especializados se distinguen dos
grandes tendencias. L a primera, por un lado expresa un apoyo fingido a la validez e
importancia del concepto de replicación, mientras que por otro manifiesta una marcada
preferencia por una forma m á s planificada, estructurada y supervisada de difundir las prácticas
eficientes17. Esto se traduce en una exhortación a respetar las normas y principios; a proteger
la identidad del programa que se está replicando; y a estipular los criterios de admisión para
seleccionar emplazamientos locales. Se tiende a otorgar esta función de control a u n a
organización intermediaria que actúa c o m o agente de replicación y que "debe rendir cuentas
de los resultados de la ejecución del programa". También se ha manifestado la necesidad de
un organismo nacional que pueda desarrollar y fomentar estrategias de replicación y sea capaz
de emitir opiniones con conocimiento de causa .
L a segunda tendencia, relacionada con la anterior, es la aplicación de teorías y prácticas
desarrolladas en el sector privado a los esfuerzos de replicación en el sector no lucrativo19.
Según el R P S (1994: ii), la replicación en el sector social " . . . es empresarial y determinada
por el mercado... E n resumen, resulta análoga a nuestra economía de mercado". Esta
conclusión se basa en una constatación del R P S , según la cual la mejor replicación n o es el
resultado de una política deliberada sino de un esfuerzo empresarial privado, m u y similar a la
iniciación de un nuevo negocio. Así pues, en el sector social las actividades de replicación
también necesitan un "paladín" o "empresario de programa" que tenga las cualidades
carismáticas y de liderazgo que exige la elaboración de las estrategias del programa, la
Los principales promotores de este enfoque son: Backer (1992 a, b); la Mott Foundation (1990); la
Conservation C o m p a n y (1993 a, b); de Lone (1990); Public/Private Ventures (1990); el R P S (1994).
U n importante estudio sobre la replicación, realizado con el auspicio de algunos organismos
estadounidenses, formuló las tres recomendaciones siguientes: publicar un manual en el que se recopile
toda la información pertinente; crear un grupo de especialistas en replicación con la misión de "ocuparse
de los intereses y necesidades de las obras de beneficencia privadas e institucionales que se interesan por
la utilización más eficaz en función de los costos del desarrollo de programas, la demostración de
proyectos y las estrategias de replicación"; y establecer un fondo nacional para la replicación d e
programas (RPS 1994).
Reconociendo la importancia de un agente de este tipo, las organizaciones privadas en los Estados Unidos
de América establecieron un organismo especializado: Replication and Program Services, Inc. (RPS).
Establecido en Filadélfia, este organismo presta apoyo a las fundaciones y a las organizaciones d e
beneficencia privadas para la difusión de su acción.
Véanse Archie, 1993; Backer, 1992; Mannes & Meilleur, 1989; Oster, 1992; R P S , 1994.
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promoción de sus logros y la obtención de financiación a largo plazo . U n a vez concebido,
sería preciso "comercializar" y "promover" el programa con miras a mejorar su imagen
pública e incrementar su capacidad de competir por la obtención de recursos financieros, que
siempre son escasos. Contrariamente a lo que sucede en el sector privado, se teme que falten
los "incentivos" que serían necesarios para mantener u n apoyo activo al programa. Por último,
sería necesario impedir la clonación o la expropiación del prototipo del programa sin que se
efectúen el reconocimiento y pago que corresponden. Algunos sugieren que, para evitar las
pérdidas de ingresos, proteger la reputación de los programas y prevenir la explotación
indebida de los principales conceptos y estrategias, el sector privado debería en el futuro
establecer un régimen de derechos de reproducción y de patentes y exigir el pago de licencias.
E n síntesis, las estrategias de replicación, para ser fructuosas, deberían inspirarse en las
prácticas del sector comercial, en particular en lo referente a la concesión de licencias de
negocios21. Se considera que, en los programas de gran escala con licencia, los participantes y
donantes pueden tener la garantía de un determinado nivel de calidad. Los acuerdos de
concesión de licencias para realizar un programa conllevan a m e n u d o el respeto de normas de
eficacia establecidas. El organismo que concede la licencia conserva la responsabilidad de la
capacitación, la actualización y la supervisión, y existe una disposición según la cual se puede
suprimir la licencia si el subcontratante no satisface determinadas normas. Los proveedores de
fondos se sienten m á s inclinados a invertir en la difusión de este tipo de programas.
A pesar de las críticas que varias disciplinas plantearon en un principio al enfoque
generalizador, éste se encuentra una vez m á s en el primer plano de la acción social, pero ahora
siguiendo el ejemplo del sector privado. Esta tendencia obedece a varios factores. L a reciente
crisis de los recursos ha provocado una disminución de la financiación gubernamental de los
programas sociales y un aumento correspondiente de la importancia del sector de la
beneficencia o sin fines lucrativos para la realización de este tipo de programas. El sector
público ha ido adoptando los principios de la gestión empresarial para invertir sus propios
recursos y también para otorgar financiación a las asociaciones benévolas. Entretanto, los
problemas sociales, por su parte, no han disminuido y es urgente encontrar prototipos que den
resultados. Ante esta situación, y en vistas del éxito paralelo de lafilantropíade empresa, las
técnicas elaboradas en el sector privado han sido transferidas al m u n d o de los programas
sociales. Si bien es innegable que hay una necesidad real e inmediata de encontrar soluciones
Muchos estiman que la función del "paladín" es fundamental en las actividades de difusión. Se sostiene
que se necesita a alguien que crea en la difusión de los resultados del programa, que se dedique a esta
labor impulsado por una fuerte motivación, que sea capaz de promover y movilizar esfuerzos, que tenga
competencias, resistencia y personalidad para ejecutar acciones y convencer a los demás de continuar. Sin
embargo, c o m o no es fácil encontrar un paladín con estas características; a menudo se recomienda
designar un "agente de replicación" externo y profesional para que dirija la difusión. Si le faltan algunas
cualidades personales, podrá compensarlas gracias a sus conocimientos, el interés profesional y los
incentivos externos.
E n los Estados Unidos de América, la concesión de licencias de programas, productos, nombres y
logotipos es una práctica difundida en el ámbito de los programas sociales. M á s de la mitad de las
principales instituciones benéficas sinfinesde lucro, por ejemplo, la American Red Cross, la Alianza
Mundial de Asociaciones Cristianas de Jóvenes (ACJ), los grupos de scouts, son organizaciones que
conceden licencias (Oster, 1992). Transfieren a los concesionarios de la licencia el derecho exclusivo de
utilizar su "marca" o vender determinados productos, a menudo en un territorio determinado, a cambio de
" una remuneración. El organismo que concede la licencia presta ayuda y conserva el control de algunos
aspectos de la operación. Los beneficios, las pérdidas y el pasivo incumben a la organización local.
Actualmente, prácticas similares también se están popularizando en otros países.
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que lleguen a m á s personas, sigue siendo fundamental preguntarse hasta qué punto estas
técnicas son adecuadas, y prever y examinar sus fallas.
E n primer lugar, la replicación se considera c o m o la culminación de u n despliegue lineal
de actividades separadas que comienzan con la etapa del proyecto piloto y las etapas de
demostración. Los informes anuales de los organismos, los documentos de trabajo de las
conferencias y los informes de investigación y evaluación contienen numerosos ejemplos de
las diferencias y los detalles de estas etapas. Pero casi nunca se cuestiona la existencia de
dichas etapas y su orden de sucesión. U n examen minucioso de la práctica revela que, a
m e n u d o , no es fácil distinguirlas y que las mismas, o sus elementos, pueden presentarse
simultáneamente. Los proyectos nunca funcionan de m o d o totalmente aislado, causan efectos
y, desde sus comienzos, reaccionan a las influencias del entorno. E n particular, cuando el
personal del m i s m o pertenece a diferentes redes y está-en comunicación constante con
terceros.
E n segundo lugar, este enfoque estima que la replicación de programas es una actividad
cuya realización incumbe principalmente al que patrocina o inicia el proyecto. Estos
promotores son por lo general organismos gubernamentales o paraestatales, y organizaciones
privadas o no gubernamentales, así c o m o los llamados "pioneros", "paladines" o "líderes
carismáticos" que pertenecen a estas organizaciones. L a designación del promotor c o m o
responsable de dirigir e iniciar el proyecto tiene importantes consecuencias: se produce
inmediatamente un "sesgo en la base" que refleja los intereses, el estilo y los valores del
patrocinador22. L a adaptación del programa se convierte en un proceso centralizado y vertical,
establecido, donde las decisiones principales se'toman en la "sede".
E n tercer lugar, la transferencia al sector social de estrategias elaboradas en el sector
comercial con miras a mejorar la práctica de la replicación conlleva riesgos puesto que existen
enormes diferencias de objetivos, principios teóricos, grupos destinatarios, valores y misión.
Los principios y las prácticas desarrollados a fin de maximizar los beneficios no se podrán
aplicar forzosamente, m á s allá de un cierto punto, a los organismos que trabajan en pro del
bienestar de los grupos sociales desfavorecidos. Así pues, las nociones de sentimiento de
propiedad y compromiso del personal, y la necesidad de transparencia y participación en las
decisiones se consideran de un m o d o m u y diferente en los dos sectores23. Sería difícil
conciliar la necesidad de participación local, de apropiación y de capacidad de reacción a
variables dependientes del contexto -elementos decisivos en los programas sociales- con los
requisitos de normalización que son fundamentales en la fórmula de la concesión de licencias.
C a b e señalar que aún las operaciones bajo licencia admiten cada vez m á s las aportaciones y la
creatividad locales y sólo imponen la normalización cuando es necesaria.
L a Organización Mundial del Movimiento Scout/World Scout Foundation ilustra
cabalmente esta tendencia hacia la mayor contextualización del sector social24. L a
organización cuenta con m á s de 32 millones de miembros en todo el m u n d o , varones y
mujeres. Los grupos de scouts son m u y diferentes de un país a otro, y dentro del m i s m o país,
según los lugares. E n Indonesia, todos los niños escolarizados tienen la obligación de
Según Rogers (1976) los estudios de investigación y evaluación de la replicación también han tenido
fuertes "sesgos en la base" puesto que en su mayoría han sido encargados por los patrocinadores.
N o es sorprendente que la mayoría de las deliberaciones sobre la replicación tengan lugar a instancia de
las organizaciones que ejercen el poder para aplicar decisiones.
Véanse los diversos folletos de información del Scouting Nederland y del O M M S - W S F , Ginebra.
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adherirse a un movimiento scout; en Y e m e n es una actividad elitista; y en los Estados Unidos
de América el escutismo es un movimiento en el que impera la comercialización25. Las
actividades de los scouts cubren una g a m a que va del ocio total a las acciones sociales
comprometidas, y los mecanismos de cohesión del movimiento son elásticos. Actualmente
comprenden rituales, accesorios externos y una estructura organizativa bien dirigida. Los
grupos locales administran sus fondos propios y contribuyen a los costos corrientes de las
sedes regionales e internacionales.
E n cuarto lugar, existe otro peligro en el caso de las replicaciones "calcadas" que
reproducen confidelidadla forma y el contenido del programa original que sirve de "modelo".
Pueden tener éxito y hasta obtener apoyo local, especialmente si logran conquistar a los
dirigentes con recursos, pero cabe preguntarse si funcionan realmente en beneficio de los
grupos destinatarios. Al respaldar un modelo de este tipo se corre el riesgo de producir el
efecto inverso puesto que puede absorber todos los recursos disponibles y desalentar la
promoción de otros.modelos m á s adaptados. Todo lo demás parece menos atractivo y no
despierta el deseo de emulación. Por ejemplo, en áreas abandonadas y en ruinas o
desfavorecidas se suelen ver lujosos centros comunales o campos de deportes que cuentan con
un equipamiento análogo al de las mejores zonas. A menudo estas réplicas han sido creadas
por benefactores que, en conjunción con los dirigentes locales, desean "lo mejor de lo mejor"
para la juventud. Generalmente sirven de modelo para mostrar a los visitantes y a los medios
de comunicación pero sólo una minoría de los jóvenes que viven en la zona pueden disfrutar
de esas instalaciones. También es probable que los servicios ofrecidos sean acaparados por los
jóvenes que m e n o s los necesitan. Por razonesfinancierasy psicológicas, la existencia de estos
servicios puede impedir que se establezca otro tipo de ayuda para la juventud desfavorecida
del sector.
Por último, en la actual tendencia hacia la replicación "planificada", se hace demasiado
hincapié en los aspectos técnicos y organizativos en detrimento de los aspectos sociales y
humanos. L a realidad social es intrínsecamente compleja y no se presta de m o d o predecible a
las intervenciones impuestas del exterior, aunque estén bien planificadas o sean técnicamente
correctas. L a población es la médula de todos los procesos sociales y es igualmente el
presunto beneficiario de los programas sociales. Si en la elaboración y la difusión de
programas no se tiene debidamente en cuenta el aspecto social, es probable que el esfuerzo sea
vano. Según Cernea (1991: 7) "descuidar las dimensiones sociales en el m o m e n t o de fomentar
el desarrollo mediante la intervención siempre afectará los resultados" . E n el m u n d o de la
práctica y la teoría del desarrollo se tiene cada vez m á s conciencia de la necesidad de que "la
población ocupe el primer lugar" cuando se elaboran los programas de intervención (Cernea,
1991; Chambers, 1993; Körten & Klauss, 1990). El enfoque tradicional del planeamiento, que
está dominado por factores técnicos y detalles administrativos, exige un cambio que se
Las numerosas diferencias locales y nacionales fueron evidentes, casi hasta el punto de no reconocerse
mutuamente, en el congreso trienal de scouts que se llevó a cabo en los Países Bajos en 1995. Los scouts
japoneses se sintieron consternados al ver que los scouts holandeses se besaban entre sí. Los holandeses, a
su vez, se quedaron atónitos ante la apariencia militar de los japoneses, mientras que para muchos scouts
musulmanes estaba prohibido todo tipo de relación con el otro sexo. Del mismo m o d o , los uniformes eran
m u y diferentes.
Una reevaluación de 25 proyectos financiados por el Banco Mundial muestra que 13 de éstos no eran
sostenibles, no por razonesfinancierassino debido a los factores socioculturales que no se habían tenido
en cuenta en el momento de la elaboración y la ejecución del proyecto (Cernea, 1991).
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justifica no sólo por razones éticas y humanitarias sino, de m o d o m á s profundo, por la
convicción de que es un requisito para asegurar la eficacia de los programas.
El S u m m e r Training and Education Programme (STEP) -un programa estadounidense
de capacitación y reeducación destinado a jóvenes de 14 y 15 años de las zonas urbanas
pobres, que abarca dos veranos- ofrece un buen ejemplo de una replicación planificada en la
que se dio m á s importancia a la forma que al contenido27. Este programa ha sido acogido
c o m o un modelo de replicación por etapas y se ha considerado c o m o un éxito indiscutido en
lo referente al proceso de replicación. Sin embargo, las evaluaciones a largo plazo demuestran
que el programa tuvo escasa o ninguna repercusión en la juventud a la que iba dirigido. Este
resultado no hubiera sido tan sorprendente para los promotores del programa si, desde el
inicio, se hubiera reconocido e integrado en el m i s m o la compleja dinámica social que
acompaña a los problemas tales c o m o la pobreza, la miseria urbana, el desempleo y los
embarazos precoces. U n observador perspicaz de la situación social no se habría imaginado
que una breve intervención del tipo de un programa de verano podría resolver los múltiples
problemas estructurales que padecen los jóvenes.
II. 4 Análisis crítico del método contextual
Este enfoque reconoce que cada situación particular es un caso único, excluyendo de
este m o d o la traslación en bloque de modelos y prácticas de un contexto al otro. Otorga
prioridad a la satisfacción de necesidades locales, efectuando la adaptación al entorno local y
reconociendo la validez de Tos conocimientos que existen en el lugar. Considera que la
relación entre los que aportan y los que reciben es igualitaria y no jerárquica y que cada
m o m e n t o de intercambio es una ocasión potencial de enriquecimiento mutuo. Estima que ya
el término "difusión" tiene una connotación de receptor dependiente o pasivo; c o m o asimismo
las palabras "destinatarios", "consumidores" y "público interesado" y que, en cambio, las
nociones de "asociación", "interlocutor" y "convergencia" deben regir las relaciones.
E n un debate paralelo sobre las ventajas y desventajas de la difusión centralizada en
oposición a la descentralizada, Rogers y Marcus (1983) señalaron que un enfoque centralizado
sólo es preferible cuando se requiere un elevado nivel técnico de conocimientos. Haciendo el
paralelo entre las dos estrategias estos autores observan que la descentralización conduce al
control local, estimula la tenacidad, promueve la difusión sin jerarquización y las redes
horizontales, fomenta la experimentación local realizada por las personas del lugar que no son
expertos en la materia, se centra en los problemas y obedece a la demanda y tiene un alto
grado de adaptación. L a centralización depende de expertos sumamente capacitados, está
dirigida desde las instancias superiores, recurre a la investigación cuando busca innovar, tiene
poca capacidad de adaptación y se guía por la oferta.
Es evidente que el método contextual se presta mejor a la transferencia de componentes
y principios y no a la replicación global de un proyecto o programa. Los términos clave que se
usan con frecuencia en este enfoque son: indirecto, diseminado, involuntario, espontáneo,
menos medible, y menos condicionado por la situación geográfica (Chambers, 1993). N o es
sorprendente que no se recomiende ningún marco o plan de acción para la ejecución de esta
estrategia y hay latitud para utilizar medios indirectos a fin de que las repercusiones sean
mayores y el alcance más amplio. Así pues, se considera que las actividades realizadas por los
Para una descripción global del proceso de replicación aplicado en el programa S T E P , véase Walker &
Villela-Velez (1992).
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grupos de presión, los grupos de influencia, la sensibilización, la capacitación y la creación de
redes conducen a resultados que son tan importantes, o incluso más, c o m o los de la difusión
directa.
El método contextual con frecuencia forma parte de una estrategia m á s amplia que
también comprende otros medios m á s directos de replicación y la adaptación a escala28. Cada
situación individual determina la elección de la estrategia a seguir; en algunos casos la
combinación de métodos puede ser la línea de acción más viable. A u n q u e la "extensión" y la
"adición" se consideran c o m o maneras evidentes de reforzar las repercusiones y aumentar el
alcance, se tiene la impresión de que es menester otorgar el reconocimiento que corresponde a
las formas indirectas de replicación, puesto que suelen dar mejores resultados. N o es c o m ú n
que los defensores de la escuela contextual aborden las estrategias de difusión y replicación de
manera aislada; las sitúan en el marco m á s amplio de la teoría del desarrollo y de los debates
sobre la gestión, influencia y eficacia de las organizaciones no gubernamentales29.
El método contextual es un componente interesante de cualquier estrategia de
replicación, gracias a sus méritos -en particular, su conciencia de la situación local, la
importancia que concede a los conocimientos locales y a las demandas de información
originadas en la necesidad, y su aceptación de la pertinencia de los medios directos e
indirectos para aumentar la influencia. Este método otorga medios de acción a la población,
garantiza el control local y fomenta el aprendizaje autónomo. A primera vista, también
parecería que contiene todos los elementos que exige el desarrollo de una estrategia adecuada
para la replicación de políticas, programas y prácticas, punto de partida de este documento. Si
se examina m á s detenidamente el funcionamiento de este método, en la practica se observan
algunas fallas.
E n primer término, a pesar de sus puntos favorables, los críticos del método contextual se
negarán a considerarlo c o m o una estrategia puesto que su ejecución obedece a m u y pocas
normas. La replicación en este caso es un esfuerzo informal y disperso y existen escasos criterios
bien definidos para evaluar sus resultados. El postulado del carácter singular de cada situación
puede algunas veces llevarse al extremo. Si se niega la existencia de similitudes, se corre
inútilmente el riesgo de "inventar la rueda"; cada organismo local invertirá tiempo y recursos
para encontrar nuevas soluciones a problemas que no son exclusivos. Suele suceder que las
organizaciones pequeñas se dediquen a satisfacer sus propias necesidades y se encierren en sí
mismas guardando m u y pocos contactos con otros organismos que comparten sus intereses. Esta
actitud les impide formar coaliciones o unir fuerzas en pro de una causa c o m ú n . Por lo tanto, se
puede perder la ocasión de aumentar la influencia de la acción del sector local.
Véanse Cernea (1991); Chambers (1993); Clark (1991); Edwards & Hulme (1992); Körten & Klaus
(1990).
U n a publicación reciente del Reino Unido, que examina las diferentes formas en las que las
organizaciones no gubernamentales deben aumentar su influencia, enumera tres estrategias de difusión:
aditiva -que supone un incremento de la dimensión del programa o de la organización; de multiplicación
-los resultados se logran mediante la influencia deliberada, la creación de redes, la reforma política y
jurídica o la capacitación; y de difusión -donde la transmisión es informal y espontánea. N o se manifiestan
preferencias por ninguna estrategia puesto que cada una es eficaz según las distintas circunstancias y no se
establecen criterios definidos para la aplicación de las diferentes estrategias (Edwards & Hulme, 1992).
Cabe señalar que en esta publicación sobre la replicación no se hace referencia al debate paralelo que
mantienen las organizaciones estadounidenses.
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E n segundo lugar, si se hace demasiado hincapié en los procesos a costa de los resultados,
tampoco se logra el objetivo de aumentar las repercusiones y extender el alcance. Algunos
defensores de este método llegan hasta el extremo de rechazar la noción de cambio planificado,
por etapas, en especial con respecto al trabajo de base comunitaria. Según Smale (1993: 16), "la
mayoría de las personas sienten la necesidad de volver a inventar su propia rueda y quieren
utilizarla según su parecer". E n consecuencia, no puede existir u n plan de acción para las
prácticas de base comunitaria puesto que "no hay punto de llegada, sólo existe el viaje". Sin
embargo es difícil negar que los viajes pueden y deben emprenderse con una idea de destino. Si
el objetivo de los programas sociales es reducir las desigualdades, puede decirse que cuando la
estrategia utilizada deja m u c h o al azar los grupos destinatarios no obtienen beneficios.
Tercero, en la noción de descentralización de los esfuerzos de difusión se percibe un cierto
grado de ilusión y romanticismo. Es preciso recordar que en las críticas elaboradas en la tesis
sobre la descentralización se hace una neta distinción entre la delegación de autoridad y la
democratización. S e subraya que lo importante no es solamente trasladar la responsabilidad de
asignar financiación y de tomar decisiones sino también entender la índole de las estructuras de
poder y de los procesos políticos locales que, c o m o resultado de la descentralización, disponen
de m á s "posibilidades de acción". Cuando, hace m á s de un decenio, Bryant y White (1982)
escribieron sobre "el mito de la descentralización" advirtieron que ésta puede ocasionar
corrupción, luchas intestinas y la toma de poder por parte de las elites locales30.
Por último, es importante preguntarse quién evalúa las necesidades locales y c ó m o se
prueba su legitimidad. C o n demasiada frecuencia es obra de un agente externo -el "animador"- o
del representante de un organismo donante. Las necesidades, las prioridades y las áreas de
intervención se definen a menudo basándose en un breve contacto o en un conocimiento
superficial del terreno. Las jerarquías locales, las estructuras de poder y los problemas nacionales
probablemente n o estén reflejados en el mensaje que se recibe. Por ejemplo, se puede prestar
demasiada atención a las exigencias de la juventud que son m á s visibles por su forma de
exteriorizarse y que quizás no sean el grupo m á s vulnerable y marginalizado.
III. INDICADORES DE REPLICACION DE PROGRAMAS
Los métodos universalista y contextual tienen cada uno sus propias ventajas y a m e n u d o
pueden combinarse en situaciones concretas para potenciar las virtudes y paliar los defectos de
uno y otro. L a forma concreta que adopten tales combinaciones variará en función del
contexto y dependerá de factores diversos c o m o la repercusión que tiene la intervención en el
grupo al que va dirigida, las cifras registradas y la sostenibilidad de la intervención.
Cualquiera sea el método que se adopte, la experiencia acumulada en la esfera de la
investigación, las políticas y la práctica deja claro que la replicación es un proceso complicado
y costoso cuya ejecución lleva m u c h o tiempo. N o existen ni soluciones fáciles ni atajos, pero
sí resulta útil examinar las distintas tendencias prometedoras que surgen en el c a m p o de la
30
El debate sobre las ventajas y desventajas de la centralización y la descentralización, y los componentes
de estos procesos que tienen múltiples capas todavía despiertan la atención. Dillinger (1994), en una
evaluación del panorama internacional elaborada para el Banco Mundial, afirma que los objetivos de la
descentralización tienen sólo una relación tangencial con los resultados administrativos. Este autor cree
que los gobiernos no tienen un interés real en la delegación de responsabilidades con miras a mejorar el
suministro de servicios. E n el mejor de los casos aceptan de mala gana una serie desordenada de concesiones,
sobre todo para mantener la estabilidad política. Los progresos recientes en la creación de redes
intersectoriales pueden combinar las ventajas tanto de las estrategias centralizadas como las de las
descentralizadas.
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programación, las políticas y las prácticas de ámbito social (comprendidas las tendencias
propias de las actividades de desarrollo) y examinar además la larga tradición de
investigaciones centradas en disciplinas conexas pertenecientes a las ciencias sociales,
disciplinas que sirven de marco a debates paralelos en torno al tema de la transferencia y el
empleo del conocimiento. Integrando los aportes procedentes de campos tan diferentes de la
práctica y la investigación se sacará una serie de conclusiones que habrán de tenerse presentes
al tratar de la replicación en el sector social.
III.l Elementos comunes y elementos particulares
Los problemas que afectan a la mayor parte de los países de todo el m u n d o tienen
elementos comunes. A m o d o de ejemplo, Körten (1990) menciona m á s de 2 0 problemas
relacionados con el desarrollo que se sitúan al margen de las diferencias Norte-Sur o EsteOeste. Entre las necesidades que cada vez comparten m á s los distintos países destacan las
siguientes:
•
la reducción del desempleo crónico;
•
la fiscalización del tráfico de drogas y de su consumo ilícito;
•
la gestión del crecimiento y la distribución demográficos;
•
la reducción del embarazo en las adolescentes;
•
facilitar vivienda a los que carecen de ella;
•
conceder créditos para llevar a cabo actividades microeconómicas;
•
paliar el hambre, el analfabetismo y la mortalidad infantil entre las poblaciones a
las que no es fácil llegar;
•
poner en tratamiento a las víctimas del S I D A y controlar la propagación de la
enfermedad;
•
atender las necesidades en materia de educación bilingüe;
•
propiciar la reconciliación entre distintos grupos raciales, religiosos y étnicos;
•
reasentar a los refugiados;
•
garantizar la preservación de los derechos humanos; y
•
concienciar en mayor grado al ciudadano respecto de cuestiones relacionadas con
el desarrollo de ámbito mundial.
Esta serie de riesgos de alcance mundial repercute de forma directa en el bienestar de las
familias, sobre todo en las que de por sí llevan una vida difícil por motivos de pobreza,
discriminación o invalidez. Sin embargo, estos mismos factores también afectan a familias
que habitan en países más ricos. E n u n reciente estudio se señala que se calcula que entre el
15% y el 3 0 % de los niños que viven en países miembros de la O C D E "corren riesgo" por las
mismas razones que en los países en desarrollo (Evans, 1995).
A d e m á s , las causas y las manifestaciones de estos problemas no son paralelas, sino que
m á s bien dependen estrechamente las unas de las otras. A l tener un origen c o m ú n , estos
problemas suelen aparecer en grupos. E n varios estudios llevados a cabo en los Estados
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Unidos queda confirmado que los comportamientos de riesgo propios de los niños y los
jóvenes guardan una relación recíproca: casi el 50% de los jóvenes de los Estados Unidos dan
muestra de dos o m á s categorías de comportamiento de riesgo de las cuatro que se han
identificado: 1) el consumo habitual o excesivo de drogas y alcohol; 2) las relaciones sexuales
poco seguras, el embarazo en adolescentes y la procreación en la adolescencia; 3) el fracaso
escolar, el rendimiento por debajo de lo aceptable y la interrupción de los estudios; y 4) la
delincuencia y la violencia. (Lerner, 1995).
También se manifiesta a escala internacional este tipo de relación recíproca; lo que
ocurre en un país puede repercutir de inmediato en la vida de personas que viven en las
antípodas. Ahora que la comunicación y el intercambio de valores e ideas tienen lugar sin
cesar a alta velocidad, son pocos los que no se ven afectados. Así, por ejemplo, Ling (1989)
observa que "hacerse ilusiones con respecto a diversos estilos de vida ha pasado a ser la nueva
enfermedad contagiosa que se transmite a través de los medios de información... L a epidemia
se empieza a propagar a la misma velocidad con que los medios de comunicación lanzan
información de un país a otro". Los problemas comunes exigen una intervención y u n
aprendizaje conjuntos.
Identificar los elementos comunes que presentan las cuestiones sociales no debe llevar a
ignorar los elementos concretos que subyacen a la situación de cada lugar. Tratar de hallar
soluciones únicas a los problemas comunes conlleva a veces la negación de las diferencias
contextúales subyacentes y el derrumbe de toda intervención basada en las necesidades del
lugar. Hay que evitar imponer soluciones "universales" a problemas propios del lugar y diluir
las iniciativas locales en enfoques homogéneos que determinen los donantes. D e hecho, ha de
encontrarse un justo equilibrio entre la aceptación de lo que es universal o mundial y el
reconocimiento y la protección de lo que resulta valioso en el plano local. Esta cuestión
constituye el núcleo fundamental del debate relativo a la manera de difundir y extrapolar
políticas y prácticas sociales de una cultura a otra y de un país a otro.
III.2 C ó m o y por qué funcionan los programas
Para entender por qué funciona un programa han de sacarse a la luz en primer lugar los
principios y procesos que subyacen a las "buenas prácticas". L a mayor parte de los estudios
dedicados a programas que han funcionado tienen un carácter fundamentalmente descriptivo y
generalmente se limitan a ofrecer pruebas de que el proyecto ha influido de manera positiva en
el grupo al que iba dirigido, por lo cual se le ha de prestar apoyo o se ha de imitar. Escasean
los estudios analíticos que sirvan para determinar las razones, las condiciones y la forma de
funcionamiento de un programa. D e no conocerse estos factores, la difusión de los proyectos o
de sus elementos podrá degenerar en una especie de clonación practicada a ciegas o reducirse
a una cuestión de intuición.
Y a se han mencionado en el presente texto diversos principios que parecen ser cruciales
en la mayor parte de los programas que funcionan. Entre dichos principios destacan la
potenciación del papel del usuario, el reconocimiento de la diversidad cultural y de las
necesidades del lugar, el fomento del desarrollo en todos los frentes y la participación de los
padres. Sin embargo, la aplicación mecánica de tales principios n o propiciará de forma
automática un desarrollo positivo; ha de analizarse de forma continua el significado y la
función de los mismos.
08788,.
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Es importante tener presente que, dado su carácter inestable, el conocimiento y la
práctica han de reexaminarse sin cesar. H a n de formularse preguntas de forma constante y en
función de cada contexto en particular, pues las respuestas variarán en consecuencia. Así pues,
hay que entender las cuestiones que subyacen a los principios de alcance más amplio para
contrarrestar la aplicación mecánica de prácticas caducas. D e esa manera también se logrará
que, lejos de permanecer estáticos, los programas y políticas se ajusten sin cesar a la evolución
de las necesidades.
111.3 Otorgar validez a todo tipo de conocimiento
El análisis de los estudios críticos dedicados al empleo y la transferencia del
conocimiento permite poner en claro importantes parámetros a seguir cuando se emprenden
tareas de replicación en el sector social. Estos parámetros resultan especialmente importantes
en las situaciones en las que los órganos públicos o los grandes organismos definanciaciónse
ponen a la vanguardia de las tareas de difusión . L a conclusión m á s importante que se
desprende de estas críticas es que el conocimiento no es algo objetivo o desprovisto de
valores; cabe identificarlo con los grupos que lo crean y sirve para promover los intereses de
estos grupos en detrimento de los intereses de los demás. Para lograr que la difusión no se
convierta en u n medio de ejercer poder y de controlar a las pequeñas organizaciones locales,
se ha de evitar tratar a los "usuarios del conocimiento" c o m o receptáculos vacíos desprovistos
de mecanismos que les sirvan para crear su propio conocimiento. Para ello hay que otorgar
validez a todo tipo de conocimiento, ya derive de la investigación, ya de la práctica. Del
m i s m o m o d o , para que resulte realmente efectivo, el conocimiento no se ha de imponer a los
usuarios desde fuera: en cambio, éstos han de poseerlo o interiorizarlo. E n teoría, se podría
evitar esta situación mediante un intercambio de información bidireccional en lugar de contar
con un conocimiento procedente de una fuente única. E n la práctica, resultaría m á s eficaz
facilitar a los usuarios una g a m a de opciones en materia de programas y políticas en lugar de
fomentar un prototipo único. D e esta manera, los usuarios podrían comparar las diversas
opciones y elegir y combinar los elementos que mejor cuadran con su entorno concreto.
111.4 L a interconexión c o m o herramienta de difusión
L a interconexión de las redes encaminada a obtener resultados prácticos también podría
servir para difundir las buenas prácticas. Los participantes habrán de pertenecer a estructuras
que estén relacionadas entre sí tanto vertical c o m o horizontalmente y que sirvan para conectar
a las organizaciones públicas con las privadas. Estas redes habrán de tener nodulos múltiples y
deberán comprender subsistemas autónomos. L a cadena de órdenes o de comunicaciones no
deberá articularse mediante una estructura rígida. L o s participantes deberán ser capaces de
intervenir y aprender sin sentirse obligados, y tener la posibilidad de intervenir en calidad de
voluntarios y de forma colectiva. M á s importante aún es que puedan formar coaliciones de
organizaciones m á s pequeñas, no gubernamentales o incluso organizaciones gubernamentales,
que intervengan de consuno para ejercer influencia.
L a interconexión de las redes también tiene sus inconvenientes: las reuniones de las
redes no resultan baratas; es fácil que degeneren en meras tertulias o que las controlen ciertas
élites que dejan a un lado a la mayoría y acaparan el debate. Se puede evitar una dinámica tan
poco productiva fomentando la participación de diversos grupos o subredes. Para ello se debe
Véase Huberman, 1994-1995; Nilsson y Sunesson, 1993; Watkins, 1994.
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determinar las necesidades y los problemas concretos de los distintos asociados que
conforman la red, preparar un orden del día centrado en objetivos precisos y facilitar y
supervisar los avances. Mediante la interconexión de las redes encaminada a obtener
resultados prácticos aumentan considerablemente las posibilidades de que la difusión resulte
sostenida y eficaz y tenga una base local. N o es m u y probable que la replicación basada en la
interconexión evolucione de forma espontánea o ascendente; suele hacer falta u n motor
centralizado que oriente y encamine el proceso, no sólo para ponerlo en marcha, sino también
para supervisarlo y sustentarlo. Corresponde tradicionalmente esta función a los organismos
gubernamentales y las organizaciones que dispensan las subvenciones. Se podrían evitar
varios problemas derivados de esta circunstancia si las coaliciones de organizaciones no
gubernamentales pasaran también a asumir funciones de este tipo.
IV. OBSERVACIONES FINALES
N o se pretende con este estudio confeccionar una lista de recomendaciones; éstas ya
abundan en el material publicado por el sector sin fines de lucro, y suelen servir para reducir
las múltiples dimensiones de la cuestión a una especie de manual. Solamente se podrá
elaborar una política efectiva si se entienden en toda su complejidad los procesos inherentes a
los ajustes de escala. L a búsqueda de la simplicidad ha sido el principal escollo que ha
encontrado el proceso de formulación de este tipo de políticas. E n el presente texto se
mencionan algunas de las complejidades que encierra la replicación de programas.
Los avances registrados por las tareas de replicación se suelen medir en función de
diversos criterios c o m o la repercusión que tiene el programa en los participantes, las cifras
registradas, el aumento del número de lugares donde se aplica el proyecto en un país, en una
región o en todo el m u n d o y el volumen de los servicios que se prestan, de las instituciones o
del personal pertinente. Se considera que el programa funciona cuando tales indicadores están
a la altura de lo previsto. E n m u y pocos casos, por no decir en ninguno, se miden los avances
en función de las necesidades generales de un país o una región determinados. Así, a veces
ocurre que, aunque una organización multiplica sus programas modelo, apenas se ve afectado
el total de la población a la que van dirigidos los mismos. Resulta difícil determinar la
pertinencia de los programas de difusión que se llevan a cabo sin entender debidamente la
situación en conjunto; se precisa un sistema de supervisión. E n el plano m á s elemental, el
supervisor se encargaría de reunir datos relativos a la población destinatária del programa, a
sus necesidades, a los programas que se les ofrecen, a la cantidad de personas que participan y
a quiénes quedan al margen o necesitan que se les preste atención especial y en qué número 3 2 .
A d e m á s , el supervisor informaría a su vez a los participantes y demostraría a todos la eficacia
de los programas de difusión. Para que aumentara el alcance de los servicios sería importante
poner a disposición de los participantes un sistema de autosupervision.
La ampliación geográfica de los programas suele deberse a una compleja relación
recíproca entre los organismos donantes y los beneficiarios. Por definición, es desigual la
relación que guardan los donantes y los beneficiarios. Dejadas al margen las escasas ocasiones
en que el conjunto de la comunidad de donantes trata de ganarse a ciertas organizaciones no
gubernamentales populares, los ingresos y la existencia m i s m a de los beneficiarios
dependerán de los donantes, por lo cual decidirán los primeros en mayor o menor medida,
En Van Tilborg y Riemersma (1995) y Zuzovsky (1994) se describen de forma pormenorizada las
funciones de los supervisores.
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según los caprichos y los deseos de los segundos. Pese a la frecuencia con que se escuchan
expresiones c o m o "asociación genuina" y "diálogo crítico"; el donante es el que tiene la
última palabra. D a d o que la mayor parte de los donantes y organismos de desarrollo se
identifican con el m u n d o occidental, existe también el peligro de imponer modelos y prácticas
de origen occidental a expensas de costumbres y enfoques locales ya existentes y eficaces.
También hay que examinar con cautela las campañas de difusión que encabezan figuras
prestigiosas c o m o primeras damas, personas célebres o miembros de la realeza, sobre todo
cuando estas personas asumen un papel destacado en lo que respecta a la orientación y el
contenido del programa 33 . E n el presente texto se han propuesto diversos indicadores relativos
a la manera de profesionalizar la relación entre donante y beneficiario. Entre las principales
herramientas que sirven para alcanzar dicho objetivo destacan la participación de todas las
partes interesadas desde las primeras fases de concepción y planificación del proyecto, contar
con redes transparentes, la capacitación de las organizaciones no gubernamentales y las
evaluaciones. Pantin (1979, 1983) se h a ocupado profusamente de perfilar el fundamento
filosófico del código de conducta por el que se deben regir los donantes, filosofía que se
resume en tres palabras: escuchar con respeto.
Se aduce a lo largo del presente estudio que los programas eficaces y sostenibles que
benefician a amplios sectores de la población son contadísimos y que hace falta m u c h o tiempo
para establecerlos. T o m e m o s c o m o ejemplo los programas que van dirigidos a los niños y los
jóvenes. E n un estudio de 1975 se demostraba que la vida de los jóvenes en las zonas urbanas
deprimidas de América del Norte había empeorado tras un decenio de intensos debates y de
intervención en los planos federal, estatal y municipal (Goldman y Dots'on, 1975). Ahora que
han pasado 20 años, la situación n o sólo no ha mejorado sino que, de hecho, se ha seguido
deteriorando34. Este fenómeno ha ocurrido, o se ha dejado que ocurriera, en un m o m e n t o en
que se trataba de ampliar los programas que "funcionaban", se disponía de perspectivas de
probada eficacia en materia de programas y políticas y abundaban los conocimientos teóricos
y prácticos con respecto a la manera de llevar a la práctica estas medidas. La situación de los
niños de otros países no suele ser m u y diferente35. Dados estos antecedentes, corresponde a
políticos, investigadores, donantes y planificadores adoptar una postura sumamente modesta o
incluso cautelosa con respecto a sus propias propuestas y a los futuros planes que pongan en
marcha. Puede que al adentrarse en el debate relativo a la replicación sirva de mejor brújula
una incertidumbre con conocimiento de causa que un conjunto de recomendaciones imbuidas
de un exceso de confianza y poco o mal informadas.
La participación de personajes famosos en las tareas de fomento de programas se ha convertido en
práctica habitual en el ámbito del desarrollo. Estas personas desempeñan una función evidente: sirven
para atraer la atención, para abrir las puertas y para unir a la población en torno a una buena causa. L o que
aquí se sostiene es que ese tipo de participación ha de limitarse al fomento y que no debe orientar el
contenido de los programas.
Con respecto a los niños que viven en los guetos urbanos, Kozol (1995) afirma que la pobreza infantil ha
alcanzado en los Estados Unidos el índice más alto que se ha registrado desde 1964. Observa el autor que
"la gente se ha cansado de gritar".
Dado que está claro que muchas cosas han salido mal, se ha tratado de distintas maneras de analizar tales
fracasos a fin de aprender del pasado. Véase, por ejemplo, Grant (1989) y Klein y Gwaltney (1991 a, b).
L o que se propone de forma implícita en estos estudios es que si se presta debida atención a ciertos
aspectos actualmente desatendidos las cosas irían mejor. N o queda claro si se sustenta en una base real un
optimismo c o m o éste, que se manifiesta en numerosos foros.
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