¿Cómo lograr una economía competitiva, conectada y respetuosa con el medio ambiente? Para una economía sostenible es necesario: -Establecer una estructura tributaria eficiente, equitativa y promotora de la competitividad. -Garantizar una mayor transparencia y rendición de cuentas del gasto público para asegurar que los recursos se utilicen de forma eficiente, así como destinar mayores recursos al desarrollo social y económico.. Para todo ello, hay que democratizar el sistema financiero sin poner en riesgo su solvencia, fortaleciendo el papel del sector como detonador del crecimiento, la equidad y el desarrollo de la economía con una regulación que mantenga la solidez del sistema y evite nuevas crisis financieras. Hay que consolidar un sistema nacional de pensiones más equitativo y con mayor cobertura.. En cuanto al empleo hay que incentivarla creación de empleos de alta calidad, a través de la entrada de jóvenes al mercado laboral, equidad e inclusión laboral y una mejor remuneración del trabajo, con capacitación, seguridad y salud. Un sector al que se debería elevar el nivel de desarrollo y patrimonial es el rural, para ello se debe converger y optimizar los programas y recursos que incrementen las oportunidades de acceso a servicios en el medio rural y reduzcan la pobreza. Además, es necesario integrar a las zonas rurales de alta y muy alta marginación a la dinámica del desarrollo de las distintas naciones. Mejorar las condiciones de vida y las oportunidades de todos, especialmente de aquellos que viven en la pobreza, es un imperativo social. La insuficiencia de recursos económicos y la marginación impiden satisfacer las necesidades básicas y limitan la participación plena de los ciudadanos en los ámbitos político, social, económico y cultural. Sin oportunidades de empleo y de participación plena en la marcha económica de todos los países, no es posible alcanzar un desarrollo humano integral. La creación de empleos favorece la estabilidad, la seguridad pública y la interacción social respetuosa de los derechos de los demás. Al mismo tiempo, el crecimiento económico debe darse sin sacrificar los recursos naturales, respetando al medio ambiente y sin comprometer el bienestar de generaciones futuras. Una economía más competitiva brindará mejores condiciones para las inversiones y la creación de empleos que permitan a los individuos alcanzar un mayor nivel de bienestar económico. La igualdad de oportunidades educativas, profesionales y de salud es necesaria para que todos puedan participar plenamente en las actividades productivas. Una política exterior para los países de la UE de forma responsable permitirá a la eurozona aprovechar las ventajas que brinda el entorno global para alcanzar mayores niveles de crecimiento y bienestar. Mantener la estabilidad macroeconómica y fortalecer las finanzas públicas. La incertidumbre macroeconómica y financiera es otra fuente importante de riesgo. Fluctuaciones extremas de la producción, la inflación, las tasas de interés y el tipo de cambio pueden poner en duda la viabilidad de cualquier proyecto. Al respecto, la vulnerabilidad que aún existe en las finanzas públicas derivada de la volatilidad de los ingresos petroleros implica que todavía existen acciones importantes por realizar en este ámbito. Promover la competencia. La competencia económica permite que se reduzcan los precios y facilita que los consumidores tengan acceso a más bienes a menores costos, incrementando el bienestar material de las familias. Es necesario sostener el dinamismo de la inversión para asegurar que en el futuro existan los recursos suficientes y que todos los sectores de la población y de la actividad productiva cuenten con un acceso adecuado a los servicios financieros.. Contar con un sistema financiero profundo y eficiente, que otorgue un retorno apropiado a los ahorradores, atienda a los sectores que no cuentan con un acceso adecuado, y desarrolle nuevos productos y servicios. Elementos claves de la estrategia son la mayor competencia de los servicios financieros y el fortalecimiento de la banca de desarrollo. Este fin de semana ha comenzado la convocatoria del denominado G-8 de la Energía, configurado como una prolongación de este grupo de países para abordar el impacto de la energía en la crisis económica internacional y prever la “post crisis”. Junto a esta convocatoria, se une la Cumbre de Copenhague en torno al cambio climático, en la que también se abordará el desarrollo de las energías renovables y la eficiencia energética. La preocupación sobre las cuestiones energéticas y medioambientales cobran entidad propia, por ello, hay que contar con mayor oferta para atender la demanda energética que es posible que se produzca tras la recuperación económica y cuyas inversiones se han visto penalizadas por la situación financiera actual. Si hacemos, por tanto, recuento de las posiciones de organismos internacionales respecto a los mix de generación futuro, todos coinciden en la necesidad de mix diversificados, el desarrollo de las energías renovables y su combinación con otras tecnologías como la nuclear. Todo apunta a una tendencia del encarecimiento a medio plazo de los combustibles fósiles. Pero para conseguir un resultado positivo es necesario que los gestores y responsables de la energía contemplen escenarios, atiendan a la evolución de la demanda y precios relativos, trabajen para la existencia de mercados transparentes y actúen con racionalidad. El peor favor que podemos hacer a una tecnología o a una industria es introducir elementos que provoquen una distorsión, una incertidumbre o una burbuja. El desarrollo renovable y el sistema gasista es también una alternativa para no dar marcha atrás en la liberalización del sector energético. Para lograr una economía competitiva y respetuosa es imprescindible contar con las industrias ecológicas como comentaba más arriba, pues son uno de los sectores más dinámicos de la economía europea. Estas políticas bien planificadas (las medioambientales) proporcionan oportunidades para la innovación, crean nuevos mercados e incrementan la competitividad gracias a una mayor eficacia de los recursos y a unas nuevas oportunidades de inversión. En general, el ideal es buscar un plan para ofrecer un estímulo fiscal importante, con medidas para mantener a la gente en el trabajo y la inversión pública en infraestructura, innovación, nuevas competencias para la fuerza laboral, eficiencia energética y tecnologías limpias para cumplir los objetivos del Tratado de Lisboa. Como dice el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero: “Hay que promover valores de cooperación, paz y diálogo entre todos los pueblos y naciones”. Para terminar con esta cuestión me gustaría decir que las claves para una economía competitiva y no agresiva con el medioambiente son el ahorro y la eficiencia energética, el desarrollo de energías limpias, la racionalización del sector de la construcción, mejoras en educación y ciencia o la garantía y el fortalecimiento del Estado de Bienestar. Así como, un nuevo modelo económico, como la reforma del mercado laboral, el destino de las cajas de ahorros o la situación de los servicios públicos, como bien asegura la Ley de Economía Sostenible del Gobierno socialista. Las ayudas fiscales son necesarias para mejorar la eficiencia energética, el uso del agua y el acceso a discapacitados. Y las estrellas de la casa: las energías renovables y el uso de tecnologías bajas en emisiones o el fomento de vehículos eléctricos. ¿Cómo fomentar la innovación y la creatividad? Una de las patas fundamentales para fomentar la innovación y la creatividad es aumentar el gasto en investigación y desarrollo. Finlandia, por ejemplo, superó la recesión a comienzos de la década de los 90 aumentando la inversión en I+D y manteniendo el gasto en educación. La originalidad, la flexibilidad mental , la curiosidad por las cosas nuevas, la tolerancia, la visualización, la persistencia o la insumisión hacia lo comúnmente aceptado son algunas de las características que desde la escuela deben premiarse. Porque, la creatividad individual es, sin duda, la base de cualquier tipo de cambio que podamos imaginar en nuestro mundo. La Comunidad Educativa debe formar y educar esas capacidades e integrarlas en el resto de las capacidades básicas, tal y como se está haciendo en los colegios e institutos. Otros nuevos modos de educar, basados en una metodología más participativa, que busca crear en nuestro alumnado esa inquietud, esas ganas de ir más allá". Es necesario reflexionar sobre el papel que la creatividad y la innovación debe desempeñar en la escuela de este siglo XXI; fomentar la creatividad y la innovación en el alumnado como una de las competencias básicas que debe adquirir para su incorporación a la vida laboral; introducirlas en la práctica docente como factor de mejora; y potenciar la responsabilidad que las Administraciones educativas deben asumir para fomentar estas dos capacidades en el sistema escolar. La crisis económica, medioambiental y social nos desafía a encontrar nuevas formas de pensar y actuar. La creatividad y la innovación pueden traer prosperidad a la sociedad, pero esta debe responsabilizarse de su uso. Hoy estos conceptos deben movilizarse en favor de una sociedad justa y preocupada por el medio ambiente, basada en el diálogo intercultural y que respete la naturaleza, así como la salud y el bienestar de las personas de todo el mundo. Para todo, hay que convertir las escuelas y las universidades en lugares donde estudiantes y profesores se comprometan en el pensamiento creativo y el aprendizaje por medio de la práctica. Promover la investigación científica para comprender el mundo, mejorar la vida de las personas y estimular la innovación. Fomentar procesos, pensamientos e instrumentos creativos, que tengan en cuenta las necesidades, emociones, aspiraciones o habilidades de los usuarios. Apoyar una innovación empresarial que contribuya a la prosperidad y la sostenibilidad. ¿Cómo mejorar la educación en Europa? Una educación de calidad y equitativa facilita a los individuos que su esfuerzo se traduzca en mayores ingresos y les permite una mayor libertad de elección. Sin lugar a dudas, la salud es también una condición necesaria para una vida satisfactoria, personal y profesionalmente. Para reforzar la competitividad de Europa son necesarios nuevos principios presupuestarios que den una prioridad elevada a las inversiones en las personas y los conocimientos. Profesores y estudiantes deben reinventar juntos las escuelas y las universidades, a fin de que la educación prepare a las personas para la sociedad del conocimiento. Formar de nuevo a los profesores y comprometer a los padres de forma que puedan contribuir en la formación de un sistema educativo que desarrolle los conocimientos, las habilidades y las actitudes necesarios para el diálogo intercultural, el pensamiento crítico, la resolución de problemas y los proyectos creativos. Poner un fuerte énfasis en el diseño en la educación a diferentes niveles. Establecer a nivel europeo un importante esfuerzo de investigación y desarrollo en educación a fin de mejorar la calidad y la creatividad a todos los niveles. Aunque la Investigación y Desarrollo (I+D) está muy bien, no es suficiente para lograr las metas fijadas por Lisboa. Es necesario políticas dirigidas a reducir el abandono escolar temprano, y a animar a los jóvenes a completar la educación secundaria. Hay que dar un paso en crear esa complicidad entre padres, madres y docentes primero y luego entre la Comunidad Educativa y la Sociedad después, que dinamicen una auténtica Educación liberadora e integradora en los valores humanos que dignifican a las personas. La Educación tiene que tener un compromiso por el desarrollo humano, integrar la Libertad como fin social y tener una amplitud de miras respecto a la Ciencia y a la Ética, procurar la construcción de un Proyecto de Vida en torno a lo personal y a lo social, teniendo a los Derechos Humanos como pilar del ser de nuestra especie con principios de ecología y sustentabilidad para la única Tierra que tenemos y por nuestros futuros herederos. Una enseñanza que promueva la curiosidad intelectual, la capacidad crítica del alumno y la reflexión. -La recuperación del prestigio social del educador como parte esencial del sistema educativo. -Una reducción de la ratio: alumno por aula. -Actualización continuada de la formación del educador. -Apertura de laboratorios, potenciación del uso de bibliotecas escolares y dotación de instalaciones deportivas adecuadas. Introducción de nuevas tecnologías en el aula. -Transparencia en los datos de los centros educativos. Además, es necesario generar un Espacio Europeo de Educación Superior de verdad en el ámbito comunitario. Hay que garantizar la movilidad de verdad, no sólo para aquéllos que tienen posibilidades; la igualdad de oportunidades y la efectiva equiparación de sistemas. ¿Cómo potenciar el papel del ciudadano y evitar la exclusión social en tiempos de crisis? Resulta paradójico que en una sociedad que cada vez es más individualista las empresas apuesten por el trabajo en equipo y por la inclusión en cuestiones de liderazgo o por ejemplo, de decisiones políticas. La sociedad es individualista, sin embargo estamos inmersos en una economía muy cambiante, donde se producen avances tecnológicos continuamente y donde hay gran competitividad. Esta situación hace que las organizaciones se enfrenten a entornos muy complejos donde han de ofrecer respuestas rápidas y flexibles. Hoy, la ciudadanía se enfrenta a un doble desafío. Por una parte, hay factores que ponen en cuestión los contenidos de la ciudadanía adquirida. Por otra, nuevos fenómenos plantean la necesidad de ampliar los contenidos y renovar el concepto de ciudadanía. Entre los factores que cuestionan la ciudadanía los más importantes son los que resultan de la crisis de los Estados del Bienestar y del aumento persistente del desempleo. En los países europeos una parte de la población (que tiende a crecer) pierde progresivamente sus atributos ciudadanos: no vota, no tiene trabajo, vive en zonas marginales, se siente excluida de las instituciones, no está conectada con el progreso de las redes de comunicación: está "fuera", que es peor que estar abajo. Esta situación se agrava porque entre los ciudadanos con posibilidad de ejercer "sus derechos", el temor a quedar fuera les estimula los comportamientos corporativos e insolidarios; la intolerancia y la xenofobia. La necesidad de regular derechos "universales" que garanticen a la población la protección del medio ambiente, el acceso a las nuevas tecnologías de comunicación y la posibilidad de utilizar los "servicios de interés general", pero de gestión privada. La redefinición "femenina" del concepto de ciudadanía, pues subsisten en importantes factores de desigualdad jurídica, social, política y cultural entre los géneros (por ejemplo derechos económicos, de acceso a determinadas instituciones, etc.) La expansión de la ciudadanía a los "no nacionales" (es decir "no comunitarios"), bien a través del acceso a la nacionalidad, de la multinacionalidad o de la separación entre ciudadanía y nacionalidad. La identidad cultural como componente de la ciudadanía. El derecho a la lengua y a la cultura propias del grupo o de la comunidad de origen, sean de base territorial o étnica, al patrimonio histórico y a la memoria colectiva, a la educación y a los medios de comunicación propios, a constituir asociaciones y a participar colectivamente en la vida política. Es hoy una contraparte ciudadana a la globalización. El derecho a la ciudad. La suburbanización, el deterioro de zonas urbanas, la exclusión, niegan hoy derechos básicos ciudadanos: la integración económica, la participación política, la socialización cultural, la seguridad personal, el acceso al empleo, la movilidad y el reconocimiento por parte de los otros. La ciudad incluye viviendas y servicios, pero es mucho más. La crisis de representatividad que aqueja hoy al sistema político estatal y a los partidos no debiera agravarse hoy a nivel europeo. Al contrario. Es un desafío a la innovación democrática, que tenga en cuenta los nuevos actores sociales, las nuevas problemáticas y las nuevas posibilidades de participación. Noelia García