El culto a la Virgen del Rosario según sus primitivas Reglas

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Hermandad de Nuestra Señora del Rosario de Mairena del Aljarafe
El culto a la Virgen del Rosario según sus primitivas Reglas
El culto a la Virgen María en la advocación del Rosario es el "centro" de la Hermandad y sobre el que se apoyan los
demás actos. El culto más importante de la Hermandad era la Fiesta o Función Principal, vocablo este último que
todavía se conserva. Se celebraba el día de la Virgen del Rosario, es decir, el primer Domingo del mes de Octubre. En él
se oficiaba una misa en honor de la titular, denominada Misa Mayor, que se realizaba por la mañana, tal y como sucede
hoy en día. Este era uno de los actos más relevantes de la vida de la Cofradía para el que, incluso se traían predicadores
de fuera y, en ocasiones, organistas.
El mismo día se hacía una salida procesional con la Virgen del Rosario por las calles del pueblo, actividad que incluía
música y fuegos. No solamente se rendía culto a la Virgen del Rosario el día de su fiesta sino que, de manera
continuada, se veneraba durante todo el año. A esto contribuían en gran medida las misas que, en honor de nuestra
Madre del Rosario se celebraban todos los domingos primeros de cada mes. En el mismo día se realizaba una procesión,
en honor de la titular de la Hermandad. Sele concedía un rango de importancia similar, sobre el papel, al del día de
Nuestra Señora del Rosario, a la de Pascua de Resurrección y al del Corpus Christi. Todos los hermanos de la Cofradía
del Rosario de la villa tenían la obligación de asistir a estas misas mensuales, y para ello eran mandados avisar por el
Prioste o el Mayordomo. A cada uno se le asignaba una candela que debía llevar encendida y con ella, un sitio. Como
hecho singular de las procesiones. las hermanas de la Cofradía del Rosario tenían la obligación de rezar cincuenta veces
el Ave María con su correspondiente Padre Nuestro, previo aviso del Prioste. - Otros cultos y fiestas: Entre los cultos que
se dedicaban a la Virgen nos encontramos con dos advocaciones diferentes a la del Rosario: Nuestra Señora de la
Encarnación y Nuestra Señora de la Candelaria.
La segunda derivación de los cultos no rosarieros eran los que se realizaban en honor del Hijo de Dios. Estos son la
Pascua de Resurrección y el Corpus Christi.
Ambos se encontraban al mismo nivel de importancia que el día de la Virgen del Rosario y las procesiones mensuales.
Como preparación a esta fiesta, una parte de la Hermandad, encabezada por el Prioste y el Mayordomo, custodiaba al
Santísimo Sacramento en el monumento desde la noche del Jueves Santo hasta el mediodía del Viernes Santo; es decir,
el tiempo que permanece oculto dentro del Monumento. En esta festividad, además de los cultos propios de este día, se
celebraba una octava que culminaba, con una procesión. Esta podía hacerse por dentro de la iglesia o por fuera de la
misma.
El día de Pascua de Resurrección, se celebraba una misa que, al igual que la del primer domingo de Octubre, se
denomina en las Reglas Misa Mayor. - El carácter social de la Hermandad: El carácter social y de ayuda mutua de la
Hermandad es, sin duda, uno de los pilares fundamentales sobre los que se apoya, y se centraba en la práctica
caritativa y la práctica asistencial. La Hermandad del Rosario, se encargaba de asistir a los cofrades que, venidos a
menos y caían en la pobreza. La ayuda que la Cofradía prestaba, consistía en una asignación suficiente para cubrir sus
necesidades. En cuanto a la práctica asistencial en la Hermandad, estaba centrada en los moribundos y difuntos;
especialmente estos últimos. La asistencia a los moribundos se basaba en añadir, al lugar donde este pasaba su
agonía, una vela de media libra de cera. La mayor parte de los esfuerzos que la Cofradía realizaba motivados con esta
práctica tenían como objetivo al cofrade difunto. La Hermandad se encargaba de organizar y llevar a cabo el entierro de
los hermanos. Tras el entierro, al que debían acompañar los hermanos, se le oficiaban las exequias
correspondientes, acompañando, a su término, la Hermandad a la familia del fallecido hasta la casa de donde partió la
procesión. A estos actos, tenían obligación de asistir todos los cofrades, llevando consigo una vela. Asimismo, la Cofradía
celebraba una Misa cantada. No eran, solamente, los propios cofrades los únicos beneficiarios de este tipo de
asistencia que la Hermandad sufragaba. A ello tenían derecho los familiares de primer y segundo orden, siempre y
cuando estuvieran bajo el mismo techo y al amparo del cofrade.
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Generado: 17 November, 2016, 18:55
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