Directiva Bolkestein, final de trayecto: ¿Qué sectores se ven afectados por la nueva norma y cuáles no? Valoraciones Desde que la Comisión Europea formulase, en enero de 2004, su primera propuesta hasta ahora cuando la Eurocámara dio su luz verde definitiva al proyecto, se han sucedido las discusiones al respecto y resulta conveniente hacer recuento. En 2001 y 2003, el Parlamento Europeo consideró en sus resoluciones que la realización del mercado interior mediante el establecimiento de un mercado interior de los servicios era una "prioridad absoluta" que, además, formaba parte de los objetivos de reforma económica establecidos en el Consejo Europeo de Lisboa. Con este apoyo político, la Comisión Europea, entonces presidida por el italiano Romano Prodi, presentó una propuesta de directiva en enero de 2004. El texto -redactado por los servicios del comisario responsable de Mercado Interior, el neerlandés Frits Bolkestein, cuyo apellido dio nombre a esta norma- fue transmitido al Parlamento Europeo y al Consejo, quienes como órganos colegisladores estaban obligados a llegar a un acuerdo para que el texto pudiera entrar en vigor. Dentro de la Eurocámara, la cuestión fue analizada en diez comisiones parlamentarias, originando las correspondientes opiniones. La de Mercado Interior y Protección al Consumidor, máxima responsable del asunto, encargó a la socialdemócrata alemana Evelyne Gebhardt que elaborase un informe que sirviera de base a la posición del Parlamento Europeo. Una vez que el texto recibió la luz verde de tal comisión, fue sometido al escrutinio del Pleno en lo que constituye la primera lectura del procedimiento de codecisión comunitario, que tuvo lugar el 16 de febrero de 2004. La propuesta fue aprobada con numerosas enmiendas que modificaban de manera sustancial la versión original. Tras este paso, la pelota quedó en el tejado de la Comisión Europea, que decidió introducir cambios fundamentales a su propuesta original, modificaciones que recogieron casi la totalidad de las enmiendas parlamentarias. La variación más llamativa fue la eliminación del polémico "principio de país de origen", que permitía a una empresa de servicios establecerse en otro Estado miembro pudiendo regirse por la legislación de su nación de procedencia. Sin embargo, se mantuvo la "libertad de prestación de servicios", aunque se introdujeron límites concretos: los Estados miembros serían los únicos que podrían exigir requisitos adicionales a las empresas y sólo cuando lo hicieran por razones de "orden público, seguridad pública, protección del medio ambiente y salud pública. La CES señalaba, además, otras modificaciones positivas: “- se excluía el derecho laboral, y en particular las cuestiones relativas al desplazamiento de trabajadores; - deben respetarse los derechos fundamentales en materia de acción y negociación colectiva; - los servicios de interés general y ciertos servicios de interés económico general, como la atención sanitaria y los servicios sociales están excluidos; - sectores sensibles, como las agencias de trabajo temporal y los servicios de seguridad privada están excluidos. “ Posteriormente el texto fue remitido al Consejo para su debate, donde los Estados miembros lograron alcanzar una posición común, el 24 de julio de 2006, al considerar que el cambio introducido en primera lectura garantizaba un equilibrio entre competencia y protección social. No obstante, los ministros europeos propusieron varias enmiendas técnicas sobre las que debía pronunciarse el Parlamento Europeo en segunda lectura. Finalmente el Pleno del Parlamento Europeo optó por aceptar las matizaciones de fondo sugeridas por el Consejo y rechazar -por 105 votos a favor, 405 en contra y 12 abstenciones- las enmiendas que se oponían a la posición común, presentadas por los Verdes e Izquierda Unitaria Europea. Tras la votación de las enmiendas y, después de más de dos años y medio de negociaciones, el texto final se declaró adoptado (en segunda lectura se votan sólo las enmiendas, pero no el texto final que ya había sido aprobado, el pasado 23 de octubre, en comisión parlamentaria por 26 votos a favor, 4 en contra y 6 abstenciones). La Eurocámara presentó tres enmiendas sin mucha importancia que fueron aceptadas enseguida por la Comisión. A partir de ahora, los Estados miembros disponen de tres años para adaptar sus legislaciones a esta directiva. ¿A qué servicios afecta la Directiva? La Directiva se aplica, en principio, a todo servicio ofertado por un prestador establecido en un Estado miembro, tanto de empresas a empresas como de empresas a consumidores. Por ejemplo, servicios de consultoría, mantenimiento de oficinas, publicidad, agencias inmobiliarias, construcción (incluyendo servicios de arquitecto), alquiler de coches, agencias de viaje, asesoría legal o fiscal, guarderías, turismo, centros comerciales, etc. Quedan excluidos los transportes (tanto taxis como ambulancias, transporte urbano o servicios portuarios), las empresas de trabajo temporal, la Salud pública y privada, el sector audiovisual, la notaría, las apuestas, la seguridad y los servicios sociales, la vivienda social y las farmacias. La exclusión de todos los servicios de salud ha sido una de las cuestiones más polémicas. Aunque había una gran mayoría favorable a la exclusión de la sanidad pública, muchos diputados habían abogado por incluir la sanidad privada. Sin embargo, su exclusión formaba parte del compromiso entre los dos grupos mayoritarios. Por su parte y en vista del desacuerdo, la Comisión se había comprometido a presentar próximamente una directiva específica para regular esta cuestión. Además, quedan excluidos "los servicios sociales, tales como los servicios de atención a los niños y los servicios familiares". Las enmiendas que pretendían excluir todos los servicios de educación, los culturales y los de medio ambiente, no salieron adelante, en algunos casos por escaso margen. Una gran mayoría se opuso a la exclusión de los servicios funerarios y de la publicidad, por lo que finalmente han quedado cubiertos por la normativa comunitaria. Posteriormente la Comisión ha sometido a consulta una Comunicación sobre “Aplicación del programa comunitario de Lisboa: servicios sociales de interés general en la Unión Europea” en la que como servicio social de interés general, excluidos los servicios sanitarios, a los que no se refiere la Comunicación, la Comisión entiende que incluyen: “los regímenes legales y complementarios de protección social, bajo sus diversas formas de organización (mutualistas o profesionales), que cubren riesgos fundamentales de la vida, y los restantes servicios esenciales que se prestan directamente a las personas, en relación con al prevención, la cohesión social y la ayuda para facilitar su inclusión social y garantizar el cumplimiento de sus derechos fundamentales; las actividades dirigidas a asegurar la posesión o adquisición de competencias necesarias para su inclusión en la sociedad y en el mercado de trabajo; las actividades para asegurar la inclusión de las personas con necesidad de atención continuada por discapacidad o problemas de salud; y la vivienda social”. Reacciones UNICE, la patronal europea, ha optado por echar sobre la nueva Directiva una de cal y otra de arena. La organización espera "beneficios reales de la nueva Directiva" pero se lamenta del "reducido ámbito y de la incertidumbre de algunas de las provisiones sobre los servicios transfronterizos". Además, sus portavoces prefieren esperar a ver cómo adaptan los Estados miembros sus legislaciones nacionales, sin perder el espíritu del texto y pide a la Comisión Europea que preste su ayuda y asistencia a los Gobiernos, a la vez que supervisa la operación. La Federación Europea de Servicios Públicos (EPSU, en sus siglas en inglés), han pedido a la UE y a la Comisión que aprovechen la coyuntura para "construir una Europa social moderna" y que no "sigan paralizando el proceso" y han remarcado que la Directiva deja aún muchos interrogantes sin resolver. EAPN (European anti poverty network) como otras redes de ONGS piensan que es sólo una victoria parcial y que sigue habiendo lagunas sobre los servicios sociales que tendrá que resolver el Tribunal de Justicia de Luxemburgo. El comunicado de ETUCE, Comité Europeo de Educación, afirma que “con respecto a las incertidumbres legales que rodeaban al sector de la educación en el proyecto de Directiva inicial presentado en enero de 2004, se ha alcanzado un progreso considerable. Ahora la versión finalmente adoptada de la Directiva es que el Consejo de Ministros y el Parlamento Europeo han convenido en excluir el sistema educativo nacional del alcance de la Directiva de servicios, sin importar si se pagan cuotas por la educación y sin importar si el curso de la educación es proporcionado por el estado o a nombre del estado por un abastecedor privado. Sin embargo, las instituciones privadas de la educación que, mientras que pueden realizar las tareas generales del interés para el estado, al mismo tiempo intentan tener beneficios de sus empresas y esencialmente privado - serán cubiertas por la directiva. Por otra parte, el directorio ahora también indica que las regulaciones nacionales que se pudieron de otra manera juzgar discriminatorias hacia abastecedores extranjeros de la educación mantiene, puede ser mantenido si los Estados miembro pueden justificar que esas regulaciones sirven al `aseguran un de alto nivel de la educación'.” A pesar de el progreso marcado por la exclusión de las áreas principales del sector de la educación del alcance del directorio, ETUCE quiere subrayar que las incertidumbres legales todavía persisten con respecto cómo determinar el límite entre los servicios de la educación privada/pública - o “económicos” contra servicios “no-económicos” en la terminología del EU - y así si un servicio dado de la educación es cubierto por la directiva o no”. Por último, la CES en su comunicado afirma que “acoge con satisfacción que la Comisión, y después el Consejo, hayan apoyado el compromiso en primera lectura, pero critica la utilización por parte del Consejo de un lenguaje un poco ambiguo respecto a las cuestiones más sensibles, como la exclusión del derecho del trabajo y el respeto de los derechos fundamentales. Lamentablemente, los miembros del Partido Popular Europeo (PPE) y de la Alianza de Liberales y Demócratas para Europa (ALDE) no han querido apoyar las propuestas destinadas a clarificar estas ambigüedades en la segunda lectura. Aunque la Comisión ha intentado responder a las demandas de clarificación presentando una declaración que acompaña la aprobación de la Directiva, la CES lamenta que el Parlamento Europeo no haya desempeñado plenamente su papel democrático hasta el final del proceso. La CES y sus afiliadas prestarán especial atención a la transposición de la directiva en las legislaciones nacionales, y supervisarán su buena puesta en práctica. Además, la CES seguirá luchando para conseguir mejoras en varios ámbitos: lucha en favor de una mejor reglamentación de los servicios públicos y campaña en favor de una adopción urgente de la reglamentación europea, en particular en sectores sensibles como las agencias de trabajo temporal.” Secretaría de Acción Sindical Internacional Área de Europa Diciembre 2006