Hugo Zapata: la plenitud del ser

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Artes plásticas
Hugo Zapata: la plenitud del ser
La próxima semana el artista Hugo Zapata abrirá dos exposiciones en Bogotá. Una, en la galería
Sextante; la otra, en la Universidad Jorge Tadeo Lozano. I BEATRIZ MESA MEJÍA
L
as puertas se abren y en el
umbral la figura grande, como
de capitán de barco, advierte la
presencia de Hugo Zapata. Sí, el arquitecto y artista que le ha apostado a una
obra que ha tenido muchas vertientes. El
dibujo y la serigrafía en un principio;
luego, lo tridimensional, gracias al descubrimiento de la piedra como su elemento.
Inspirado en la tierra, en el agua, en las
grandes formaciones rocosas, en el
magma, en la transformación de lo mineral, Hugo Zapata ha configurado un lenguaje propio que, como en todo lo que se
relaciona con el arte, tiene seguidores
que adoran lo que hace y otros que
disienten del resultado final.
Un artista que tiene en la piedra una
amiga, con ella dialoga. Él la escucha y la
interroga. Sus formas, huellas y quiebres,
le hablan de su misterio, de su secreto
milenario. Hugo en la escultura encontró
una particular manera de expresarse: su
corazón palpita en piezas de mediano y
gran formato.
Desde hace años conocemos su trabajo. Sus serigrafías primeras, sus obras
para el Aeropuerto José María Córdoba,
para Eafit, para Suramericana; sus proyectos para Riogrande II, para el mar de
Cartagena, para el Río Medellín. Sus
senderos y jardines de piedra. Su interés
en la enseñanza -hace algunos años-,
sus miradas a lo urbano para integrar el
arte público.
Hugo Zapata en su fortaleza está hecho
de roca. Roca fina y maciza, roca como
cal que se desprende y va dejando en sus
vueltas pedazos desperdigados. Con sus
cordilleras, lunas, ojos de agua, basaltos;
con su amor por las piedras ha llegado
hasta diversos puntos del planeta.
Ahora se prepara para inaugurar dos
exposiciones en Bogotá: el 13 de abril, en
la Galería Sextante, y el 14, en el centro
de artes de la Universidad Jorge Tadeo
Lozano. En la primera, presenta sus
recientes grabados, y una instalación de
doce esferas de piedra negra titulada
Lunas; en la segunda, realizará una
retrospectiva de las series trabajadas en
los últimos ocho años, entre las que se
cuentan Cordilleras y Cascadas.
La exposición de grabados, que fueron
impresos en MarcaZeta, se inspira en
esas rocas que han acompañado al artista
por varias décadas. Sus hendiduras, sus
colores, sus brillos y sombras, sus aristas,
se muestran en una dimensión superlativa. Es una técnica nueva, explica Hugo,
en una impresión realizada en fibra de
cemento, que tiene entre 12 y 16 capas.
Vuelve Hugo al grabado, técnica que lo
marcó en el inicio de sus trabajos como
artista. Continúa con su ser de investigador que no se detiene y que lo ha llevado
a configurar su obra en papel, en piedra,
en materiales inesperados.
Su tema, su gran tema, finalmente, ha
sido el paisaje. La naturaleza que lo
llena de vida, que lo confunde, que lo
compromete, que lo confronta y a la
que él mismo confronta. En el libro
sobre su obra publicado en 2009 por
Villegas Editores y patrocinado por
Davivienda, Juan Luis Mejía, rector de
Eafit y autor de los textos, cita unas
palabras de Hugo Zapata que aquí retomamos: “... descubrí que los trabajos
de la naturaleza, sin necesidad de intervenirla, están llenos de sugerencias.
Aprendí que el trabajo del artista resalta, afirma, modifica esos regalos. Se
expresa con ellos...”I
Paisajes encontrados
A PROPÓSITO DE LOS GRABADOS. Dice Hugo
Zapata que: “Atento a secretos que suelta por azar la
naturaleza he encontrado formas y paisajes que me han
conmovido y dado origen a esta serie de grabados:
Paisajes encontrados.
En ella busco un acercamiento a esa realidad que nos
regala la suerte y con la cual establezco un diálogo en
donde mi intervención le da forma, el accidente se convierte en una obra expresiva y generosa.
Son sorprendentes hallazgos, contienen una sólida propuesta visual, dan claridad sobre la suerte que encarna en
la naturaleza el orden de lo accidental, una propuesta de
un mundo cargado de poesía, de formas y color y una
firme convicción estética.
Es un canto al encuentro del arte con los territorios del
azar, nos propone un juego permanente con el entorno y
su alfabeto abierto y libre. Son obras inimaginables, producto de lúcidos momentos del mundo que habitamos.
Nos hablan con un lenguaje sereno de momentos mágicos de la materia. Surgen como un llamado a que vivamos
como un regalo los sonidos visuales que nos llegan del
adentro y del paisaje de la tierra”.
Mina. Grabado. De la serie Paisajes encontrados. 2016.
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Domingo, 10 de abril de 2016
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