La interpretación de los hechos en la argumentación jurídica

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“LA INTERPRETACIÓN DE LOS HECHOS EN LA ARGUMENTACIÓN
JURÍDICA”
Ma. Eugenia Segura Trujillo
Universidad de Guadalajara
Maestría en Estudios Filosóficos
RESUMEN: La sentencia judicial constituye un proceso de juzgamiento. Tal proceso de
juzgamiento es un acto complejo en el cual interactúan elementos normativos con
elementos fácticos. Al dictar sentencia, el juez se ve enfrentado a enunciados
normativos, que hacen referencia a la norma aplicable, así como a enunciados fácticos
que expresan los hechos que originaron el problema o conflicto. En este proceso
argumentativo, el juez no puede ver los hechos puros y simples sin remitirlos al
contenido de la norma, así como tampoco puede revisar la norma en abstracto, sin
interpretarla a la luz de los hechos sometidos a consideración. Así, uno de los pasos
importantes en el proceso argumentativo de una sentencia, es la interpretación de los
hechos. Interpretar los hechos por parte del juzgador, no significa otra cosa, que
considerar la norma en todo momento en que se verifica la verdad y relevancia de los
mismos en el proceso de juzgamiento.
1.- INTRODUCCIÓN.
Uno de los objetivos del presente trabajo, es mostrar que existen relaciones estrechas y
complejas entre los hechos, materia de la controversia y el contexto jurídico de la decisión
dentro de las sentencias judiciales. Si no se toma en cuenta el estudio de estas relaciones,
no puede estudiarse de manera completa o al menos satisfactoria, el papel de los hechos en
la argumentación jurídica de las sentencias. Lo anterior es así, si consideramos que la
sentencia judicial constituye un proceso de juzgamiento que se traduce en un acto
complejo, en el cual, interactúan tanto elementos normativos como elementos fácticos. Al
dictar sentencia, el juez se ve enfrentado a enunciados normativos, que hacen referencia a
la norma aplicable, así como a enunciados fácticos, que expresan los hechos que originaron
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el problema o conflicto. De igual manera, se verá que dichos elementos no se dan de
manera aislada y pura, sino que más bien, interactúan constantemente, y lo que es mejor
aún, que se complementan uno al otro, se significan mutuamente. Vista así, la sentencia,
bajo una concepción dinámica, como proceso argumentativo, en la que el juez no puede
ver los hechos puros y simples sin remitirlos al contenido de la norma, así como tampoco
puede revisar la norma en abstracto, sin interpretarla a la luz de los hechos sometidos a
consideración. Es importante aclarar, que el juzgador no se enfrenta a una realidad
empírica, sino a enunciados que se refieren a esa realidad concreta. De esta forma, el juez
interpreta los hechos contenidos en los enunciados empíricos que le son proporcionados
durante el proceso y los interpreta a la luz de las normas jurídicas aplicables al caso
concreto. Así, puede decirse, que uno de los pasos importantes en el proceso argumentativo
de una sentencia (aunque no el único), es la interpretación de los hechos. Interpretar los
hechos por parte del juzgador, no significa otra cosa, que considerar la norma en todo
momento en que se verifica la verdad y relevancia de los mismos en el proceso de
juzgamiento.
2.- ARGUMENTACIÓN JURÍDICA EN LA SENTENCIA JUDICIAL: ELEMENTOS
NORMATIVOS Y ELEMENTOS FÁCTICOS.
En los procesos judiciales, los jueces se preguntan si han sucedido o no los hechos
controvertidos, esto es, si los enunciados producidos por las partes dentro de un juicio son
verdaderos o no, si se ajustan a la realidad, si las descripciones de hechos que contienen, se
refieren a hechos, que en verdad ocurrieron, tal y como fueron expuestos, y si estos son
relevantes para el derecho. De esta manera, verdad y relevancia en los hechos son dos
elementos que van de la mano en el proceso argumentativo de la sentencia. Sin embargo,
este proceso argumentativo es muy amplio y complejo. Aquí, sólo nos ocuparemos de uno
de los pasos importantes en el proceso de juzgamiento: la interpretación de los hechos.
Una de las principales tareas del juzgador, al momento de dictar sentencia, es la
interpretación de los hechos. El juez no presencia los hechos que constituyen el conflicto, lo
cual es un problema, toda vez que el juzgador pasa a convertirse en un conocedor de
segunda mano de los hechos, esto es, que conoce hechos pasados, por medio de las
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enunciaciones de las partes y otros auxiliares de la justicia, como podrían ser testigos,
peritos, documentos, etc. El primer acercamiento que tiene el juez, con los hechos, es por
medio de los enunciados formulados por las partes, dentro del juicio, a través de la
demanda y la contestación, pues es en estos dos documentos, en donde se contienen (según
el Derecho Civil Mexicano) la enunciación de los hechos más importantes o relevantes para
el juicio. Ningún otro hecho narrado en otro momento, es por lo general más importante
que los expresados en la demanda y la contestación: éstos fijan la litis o pleito. Actor y
demandado apoyan sus reclamaciones y defensas en hechos expuestos y enunciados en
tales documentos. Así, el juez, en un primer momento, sólo cuenta con los enunciados de
hechos narrados por las partes. Ahí todavía no se puede decir que el juez conoce los hechos
que constituyen el conflicto. Ese primer acercamiento con los hechos descritos por las
partes, no constituye aún un acto de conocimiento. Sólo los considera hipótesis, que
incluso, suelen ser contrarias, debido a los intereses en conflicto, por ejemplo, mientras que
la parte actora podría afirmar, en su demanda, que le prestó a la parte demandada, una
cierta cantidad de dinero, la parte demandada, en su contestación de demanda, podría
afirmar, que no es cierto que la haya prestado dinero alguno, o bien, podría sólo manifestar
que sí le prestó, pero no la cantidad que refiere la actora, etc. De esta manera, el juez sólo
toma por hipótesis, las descripciones de hechos formuladas por las partes. Necesita más
elementos para poder determinar qué hechos fueron los que realmente ocurrieron y cuales
son relevantes para con base en ellos resolver la controversia.
Como ya se dijo anteriormente, el proceso de juzgamiento es un acto complejo, en el cual,
interactúan elementos normativos, con elementos fácticos, esto es, que el juez al momento
de decidir, tiene que argumentar, es decir, dar las razones que justifiquen su decisión, de
aplicar ciertas normas a determinados hechos calificados de verdaderos y relevantes para el
caso concreto. Así pues, en este proceso complejo de resolver controversias, en el que el
juzgador tiene que aplicar el derecho al caso concreto, la interpretación de los hechos es un
paso dentro de este complejo dinámico, que consiste en ver los hechos a la luz de la norma,
esto es, contextualizados, o lo que es lo mismo, verlos en sus múltiples relaciones con el
contexto jurídico, con los conceptos, categorías y valorizaciones contenidas en las normas,
y a su vez, ver la norma aplicable al caso concreto interpretándola a la luz de los hechos
sometidos a consideración.
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¿Qué significa, entonces, que el juez tenga que interpretar los hechos? No significa otra
cosa que considerar la norma en todo momento que se verifica la verdad y relevancia de los
mismos en el proceso de juzgamiento. Interpretar los hechos, para el juez, es verlos bajo la
luz de la ley, es encontrar el sentido de los enunciados empíricos, en la norma misma.
Permítaseme, para ilustrar lo anterior, utilizar la siguiente metáfora: La ley es para el
juzgador a la hora de ver los hechos, lo que el telescopio para el astrónomo a la hora de
observar los cuerpos celestes.
3.- LA INTERPRETACIÓN DE LOS HECHOS EN LA SENTENCIA JUDICIAL.
Así, la interpretación de los hechos en la argumentación jurídica de la sentencia judicial, ha
de considerarse uno de los pasos importantes en el proceso de juzgamiento, previo a la
prueba de los hechos y a la determinación de aquéllos, que le servirán de base para resolver.
Pues, no puede el juzgador observar hechos puros, sin el contexto normativo, que le
proporciona todo el arsenal conceptual, que le permite encontrar el sentido de cada hecho
relevante para el derecho. El juez no puede, por ejemplo, constatar la celebración de un
contrato de compra-venta o de un matrimonio, si no mira antes los hechos bajo la luz de las
normas que los definen, las cuales le permiten también identificar los hechos que son
relevantes y los que no, para la decisión del caso concreto. De esta manera, la búsqueda de
la verdad de los hechos queda supeditada o condicionada a la interpretación que se haga de
los mismos, en el contexto normativo que da como resultado, la relevancia de los hechos
que han de probarse. Así, estos dos elementos: verdad y relevancia, se constituyen sobre la
base de la interpretación de los hechos, los cuales, una vez probados, servirán, a su vez, al
juzgador para aplicar el derecho y resolver la controversia.
El acto jurídico de sentenciar es un constante paso de enunciados empíricos a normativos y
de normativos a empíricos. Esta es una concepción dinámica de la sentencia, vista como
lenguaje en acción, como proceso argumentativo. Cada proceso de juzgamiento, cada acto
resolutivo, cada dictado de sentencia, se trata de un complejo proceso argumentativo en el
que confluyen premisas fácticas y premisas normativas. Y la interpretación de los hechos
por parte del juzgador, no es la excepción, antes bien, forma parte de este complejo proceso
en el que interactúan enunciados normativos y enunciados empíricos, esto es, descripciones
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y prescripciones. El juez ve los hechos a la luz de la norma y es a través de esta última que
hace un recorte de la realidad empírica que resulta relevante para la misma norma aplicable
al caso concreto. La cosa se complica cuando se trata de hechos complejos, pues para poder
determinar la relevancia de los mismos, el juez tiene que hacer una y otra vez ese proceso
dialéctico del paso de enunciados empíricos a enunciados normativos y viceversa, esto,
varias veces, dependiendo de la complejidad de los hechos, hasta lograr establecer sólo los
hechos relevantes para la norma.
Taruffo piensa que es necesario tener en cuenta un factor importante: “en el proceso los
hechos de los que hay que establecer la verdad son identificados sobre la base de criterios
jurídicos, representados esencialmente por las normas que se consideran aplicables para
decidir la controversia específica. Para usar una fórmula sintética: es el derecho el que
define y determina lo que en el proceso constituye «el hecho». El «hecho», por tanto, no
está dado por sí mismo y autónomamente antes de que asuma relevancia jurídica. En el
proceso es «hecho» lo que se define como tal en función de la norma aplicable para
decidir la controversia.” [2005: 91-92]
De esta manera, la interpretación de los hechos en la sentencia, o como la llama Taruffo, la
identificación de los hechos (cuya verdad se debe establecer), con los criterios jurídicos
contenidos en las normas, constituye la puesta en juego por parte del Juzgador, de un
proceso de intercambio o dialéctica entre dos elementos de distinta naturaleza, el elemento
normativo y el elemento fáctico. Interpretar un hecho, identificar su relevancia, es para el
juzgador, encontrarle su sentido jurídico al enunciado empírico, sentido que sólo puede
hallarse en la norma, considerada ésta como la forma de la que los órganos legislativos se
sirvieron para expresarla. De tal suerte, que para fijar la verdad de un hecho, el juez
previamente tiene que interpretarlo, esto es, interpretar los enunciados fácticos propuestos
en el juicio, toda vez que, al fijar la verdad de un hecho, el juez lo que hace es declarar la
verdad del hecho desde el punto de vista del derecho: verdad y relevancia, son pues los dos
requisitos que deben reunir las premisas fácticas o enunciados empíricos fijados por el juez
en su sentencia.
En cuanto a la identificación, Taruffo señala “Esta operación versa sobre la conexión entre
norma y hecho, pero no en el sentido de limitarse a constatar una correspondencia (que en
realidad no existe de por sí), sino en el sentido de pretender constituir una
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correspondencia entre hecho y norma que permita decir que esa norma, en uno de sus
significados resultantes de la interpretación, califica jurídicamente ese hecho, que es
relevante respecto a esa norma y que fundamentará la decisión en la medida en que resulte
probado en juicio.” [2005: 99]
De lo anterior, podemos observar, que para Taruffo, la conexión entre norma y hecho, en el
proceso de identificación, no consiste en constatar una correspondencia existente entre
hecho y norma, pues para él, dicha correspondencia no existe como tal, sino que esta
conexión, ha de consistir en la pretensión de constituir, por parte del juzgador, una
correspondencia entre hecho y norma; de ahí que se considere más propio, llamar a este
paso específico, en el proceso de juzgamiento, interpretación de los hechos, en lugar de
identificación de los hechos, pues, en el mismo se conjugan dialécticamente dos elementos
de distinta naturaleza: el elemento fáctico y el elemento normativo.
Para el caso, el mismo Taruffo Señala: “La «construcción del caso», para usar la
expresión de Hruschka, es, pues, una operación compleja en la que el juez formula
problemas y busca respuestas, procediendo por grados, por hipótesis y control del análisis
de los hechos, de las normas y de sus posibles conexiones” [2005: 101]
Y más delante, el mismo autor afirma: “La determinación del hecho que identifica la base
de la controversia es el fruto de elecciones que a menudo contienen elementos valorativos,
dado que acostumbra a ser valorativa la interpretación de la norma que permite
individualizar el criterio de relevancia jurídica de los hechos.” [Taruffo, 2005: 102]
Ahora bien, lo que permite este intercambio o dialéctica entre hechos y normas, en el
proceso de interpretación de los hechos, o más precisamente, entre enunciados normativos
y enunciados empíricos, es la naturaleza de la propia norma, la cual contiene tanto
elementos normativos como elementos fácticos. Esto es, que dada su estructura lógica, la
norma jurídica en general, contiene una hipótesis normativa, que no es otra cosa sino, un
supuesto de hecho: la expresión en términos generales y abstractos, de clases de hechos o
supuestos de hecho abstractos, que de realizarse, se producen consecuencias jurídicas,
previstas por la propia norma. Así, aunque el elemento fáctico de la norma, no lo constituye
la descripción de hechos concretos, como existentes, sí lo hace, la expresión de hechos
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generales y abstractos, como supuestos o hipótesis que de verificarse, se producirán
determinadas consecuencias jurídicas.
4.- CONCLUSIONES
En conclusión, tenemos, que es posible la interpretación de los hechos, debido a que éstos
se hallan expresados en los enunciados empíricos aportados al juicio y que el juzgador
recoge, en la sentencia, al momento de resolver, buscando desde luego su sentido y
significación con respecto a la norma aplicable al caso concreto. De esta manera,
encontramos elementos normativos, contenidos en los enunciados empíricos, una vez
interpretados los hechos a la luz de la norma jurídica, a través de los conceptos, categorías y
valoraciones contenidos en la normas misma, a la vez, que encontramos elementos
empíricos en los enunciados normativos derivados de la norma que expresa hechos
abstractos, o supuestos de hecho.
Así, tenemos que en la argumentación jurídica de las sentencias, considerada ésta, bajo una
concepción dinámica, en la que la decisión judicial constituye todo un proceso de
juzgamiento, constituido por varios pasos, la interpretación de los hechos, es uno de esos
pasos esenciales y previos antes de declarar la verdad de los hechos que han de tomarse
como base para aplicar la norma al caso concreto y resolver la controversia.
Lo anterior, nos permite concluir, que la aplicación de la norma no sólo se hace por parte
del juzgador, al momento de decidir condenar o absolver al pronunciar su fallo, sino que
ésta, sirve al juez en todo momento, para dar sentido a los enunciados fácticos
proporcionados en el juicio (que se traduce en interpretar los hechos a la luz de la norma).
De esta manera, en el proceso de interpretación, se hace este intercambio dialéctico entre
norma y hecho, entre enunciados fácticos y enunciados normativos, en el que se ve el hecho
como relevante y que ha de ser probado para declarar su verdad, a través de la lente
normativa, que no es otra cosa que el contexto jurídico elegido por el juez como el
aplicable al caso concreto en cuestión; y en el que se ve la norma a la luz del hecho
concreto planteado en el juicio, que permite re-significarla para volverla aplicar al hecho
empírico.
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REFERENCIAS
Alexy, Robert 1997. Teoría de la Argumentación Jurídica. La Teoría del Discurso
Racional como Teoría de la Fundamentación Jurídica. Traducción de Manuel
Atienza e Isabel Espejo. Madrid, Centro de Estudios Constitucionales.
Atienza, Manuel 2004. Las razones del derecho. Teorías de la argumentación jurídica.
Primera edición, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, Serie DOCTRINA
JURÍDICA, Núm. 134, Universidad Nacional Autónoma de México.
Celano, Bruno 2004. Decisión judicial y verdad. Algunas consideraciones. En Análisis y
Derecho. Compilador: Paolo Comanducci. Primera edición, México, Fontamara.
García Máynez, Eduardo 2011. Lógica del raciocinio jurídico. Segunda ed., México,
Fontamara.
Taruffo, Michele 2005. La prueba de los hechos. Traducción de Jordi Ferrer Beltrán,
segunda ed., Madrid, Trotta.
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