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CONCIENCIA CORPORAL I
La configuración de la sociedad actual, los paradigmas y las formas de producción
tradicionales están en permanente cambio en todo el mundo; estas formas de producción marcan
nuevas pautas económicas, políticas, laborales y humanas. Los partidos políticos, las asociaciones
están en una permanente transformación y con ellas el hombre que las compone.
Este contexto nos arrastra a nuevos caminos: la globalización, la actualización
permanente de los conocimientos profesionales, personales y de las nuevas tecnologías nos
desafían a ampliar nuestros conocimientos y aptitudes.
Las formas de vincularse entre los individuos están cada vez mas marcadas por la
competitividad que por la solidaridad. Esto es una tendencia generalizada entre las naciones, las
empresas, y los individuos van conformando el mismo patrón de acción. Esto que se evidencia
claramente en la faceta económica que va tiñendo todas las relaciones humanas y las del hombre
consigo mismo.
Vivimos tiempos de crisis, una crisis económica, social, política y cultural. Aunque no
haya inflación, el desempleo, la inestabilidad y las condiciones laborales precarias, la inseguridad
del día a día, la confusión política hacen que nuestros proyectos vitales se vean amenazados,
amenazas reales o imaginarias, para nuestra mente son iguales, ocasionan las mismas reacciones.
El ser humano en general tiene necesidad de proyectos personales, profesionales y
sociales. Sentir con estos proyectos que tiene control y continuidad sobre sus actos presentes y
futuros. Cuando el control escapa a sus posibilidades, solo queda comenzar a defenderse,
disociarse para evitar el quiebre. Esto lo logra a costa de su flexibilidad y elasticidad, no solo
física, sino también emocional y psicológica. Los caballeros medievales cuando iban a la guerra
se colocaban una armadura para protegerse, con goznes y bisagras, que se sacaban al terminar la
pelea. Nosotros no somos caballeros medievales, pero cada situación de crisis hace que
coloquemos nuestra musculatura en función de armadura, nuestro cerebro estimula vía nerviosa a
todo nuestro organismo, músculos incluidos, para la acción. Toda nuestra organización
psicofísica se coloca en estado de tensión y alerta para hacer frente a la amenaza y/o desafió. De
persistir estas situaciones de amenaza y/o desafío se pierde contacto con lo que nos sucede
corporalmente, sobrevienen diversos grados de anestesia sensorial, lo cual conduce a disminuir la
percepción de nuestro estado corporal.
Tensión > Perdida de contacto > Anestesia Sensorial paulatina > Conciencia Corporal disminuida.
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La falta de conciencia se traducirá como mayor contractura muscular, se hace crónico y la
misma realimentara el ciclo:
Contractura (Tensión muscular) > Cerebro > Tensión muscular
Los espacios articulares y vertebrales necesitan del descanso y la relajación muscular para
mantenerse flexibles y evitar lesiones en las mismas, siendo este un motivo frecuente de
malestares. Es en este anestesiarse que se va perdiendo contacto con nuestro cuerpo y nuestras
emociones, intentando encontrar todas las respuestas en lo mental o lógico, pero la vida es mucho
mas rica que un conjunto de conflictos y desafíos mentales a resolver.
Debemos reflexionar sobre nuestro estado, buscar formas de reconquistar el contacto con
el cuerpo y las emociones; el placer, la risa, el ocio; la practica de yoga, meditación y
relajamiento, logran ampliar y aumentar la conciencia corporal y permiten recuperar esa unidad
funcional perdida.
Si la secuencia tensión-relajación es enriquecida por la toma de conciencia, se amplia la
percepción, se logra configurar una apreciación más sutil del entramado corporal.
La respiración acompañada con técnicas de visualización, permite una mayor relajación y
profundización, esto posibilita acceder con mayor profundidad a sensaciones de placer,
generadoras de endorfinas, ya que nuestra psiquis responde a los estímulos sean estos reales o
imaginarios. Ampliando la conciencia podemos percibir nuestra respiración, su calidad,
profundidad, esto permite operar sobre ella y sobre los niveles de ansiedad. Asimismo en la
percepción de las tensiones musculares tendremos una herramienta valiosa para la detección y
prevención de malestares corporales.
Somos lo que somos, lo que decimos sin palabras, desde el silencio de nuestras
expresiones en cada movimiento. Nuestra historia está grabada en el cuerpo, más allá de
anatomía, funciones biológicas y definiciones, somos un cuerpo humano en proceso, un
aprendizaje de vida. Un todo complejo, de pies a cabeza, que actúa muchas veces a pesar nuestro.
¿Cómo saber? ¿Cómo entrar en contacto con este proceso? ¿Qué hacer para conocerlo?
El yoga te invita para iniciar un “proceso de prestarle atención a tu experiencia corporal”,
poniendo énfasis en que dirijas la atención a tu propia experiencia y al vínculo entre tu sí
mismo/a, (ser, self), y las sensaciones que hay en tu cuerpo.
“Existimos, amamos, trabajamos y satisfacemos nuestras necesidades siempre
cambiantes a través de nuestro ser físico y de nuestras interacciones con el mundo. La
experiencia del cuerpo es experiencia del sí mismo, igual que el pensamiento, la imaginación y
las ideas”. (James Kepner, Psicoterapia Gestalt)
Donde está la conciencia corporal? Una de las funciones del sistema nervioso es revisar la
existencia y formas de percepciones de todas y cada una de las partes de nuestro cuerpo, así como
la relación que guardan entre ellas. Estas sensaciones se dan a través de sistemas sensoriales
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múltiples y complejos que transmiten y procesan la información en el sistema nervioso y que
constituyen finalmente la representación de uno mismo.
Existe en el cerebro una matriz neuronal, está constituida por dos sistemas neuronales en
paralelo y en comunicación constante. El primer gran sistema es el somatosensorial y motor, los
principales núcleos involucrados son el tálamo y la corteza somatosensorial. El segundo sistema
estaría constituido por una red neuronal “pequeña” encargada de verificar la existencia de las
diferentes porciones corporales, en especial las musculoesqueléticas. Esta red neuronal encargada
de la percepción corporal esta principalmente distribuida en el hemisferio derecho del cerebro.
Cuando cambiamos la atención y atención a nuestro propio cuerpo, se generan cambios en el
comportamiento ante situaciones externas. El punto de partida para el cambio es la percepción del
propio cuerpo. El cambio de percepciones induce cambios motores, puesto que los movimientos
se hacen con conciencia de las sensaciones del cuerpo. Se espera que por medio de un proceso de
atención a las sensaciones corporales vaya cambiando el desempeño motor o de coordinación de
movimientos.
Las emociones tienen efectos sobre lo físico y las percepciones. Los efectos motores o físicos
se manifiestan en tensiones de determinadas partes del cuerpo, en la respiración y/o otros factores
psico-fisiológicos (sudoración, taquicardia, etc.), que pueden ser percibidos de forma
desagradable. Sin actuar directamente en las emociones, cambiando las percepciones y el
desempeño motor, el comportamiento ante las emociones cambiará.
Se considera por tanto a la conciencia corporal el medio fundamental para cambiar y modificar
las respuestas emocionales y motoras. Yoga nos permite entrar en un proceso de reaprendizaje, el
movimiento consciente ayuda a incrementar la conciencia corporal y, la relajación, que
disminuye la excitación, también lo hace.
El aumento de la conciencia corporal consiste básicamente en observar, más que en hacer.
Normalmente, las instrucciones al cuerpo de "hacer" se ejecutan con el patrón perceptivo y de
comportamiento existente y por ello tiende a continuar igual en lugar de afinar. La costumbre o
hábito pueden predominar sobre la auto-observación.
Tendemos a bloquear las percepciones que no son agradables, pero es preciso una mínima
aceptación de las sensaciones corporales desagradables, para poder ir aumentando la conciencia
corporal; por ejemplo, cuando tenemos algún ligero dolor, normalmente pensamos “ya pasara”,
“no es nada”, bloqueamos la conciencia corporal, no permitimos escuchar lo que el cuerpo nos
dice. Preferimos distracciones y preocupaciones externas que nos llevan a pensar en situaciones
ajenas a lo que está sucediendo en el cuerpo. Tendemos a negar las sutiles señales que nuestro
cuerpo nos da y las personas necesitan cada vez mayores y más intensas emociones para percibir
o mejor dicho, para apenas sentir alguna sensación corporal. Las personas prefieren lanzarse en
bungee para sentir emoción, adrenalina; mucha gente ha perdido la oportunidad de percibir sus
sensaciones corporales ante un amanecer o sentir la energía del sol; las personas tienen cada vez
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mas dormida su conciencia corporal, las personas prefieren la adrenalina y no las endorfinas; y si
bloqueamos sensaciones agradables, por supuesto que también bloqueamos las desagradables,
somos incapaces de percibir cuando algo no esta bien en nuestro organismo, lo percibimos hasta
que es demasiado tarde y demasiado evidente o doloroso.
Por lo tanto, existe una relación entre el diálogo interno y las emociones; lo que nos decimos a
nosotros mismos determina las sensaciones que tenemos. Por ejemplo, es importante el diálogo
interno para conseguir la relajación, afinar las sensaciones y aumentar las potencialidades del
propio cuerpo. Por lo tanto, un punto importante es tratar de traducir en palabras las sensaciones
corporales para lograr un consciente aumento de conciencia corporal; se pretende que se las
sensaciones corporales se afinen mas y que se comprenda como un mismo ejercicio puede dar
lugar a experiencias diferentes en momentos diferentes, por lo que la próxima vez que realices
cada ejercicio no debes prejuzgar cual va a ser el resultado o la sensación, ya que puede cambiar,
una práctica de yoga difícilmente es igual a otra, intervienen factores que influyen en la
experiencia corporal; factores como el descanso, las tensiones, la alimentación, los
medicamentos, las enfermedades, etc. Influyen para que las percepciones nos den una experiencia
corporal diferente.
La conciencia corporal no solo se tiene que dar en reposo. Es preciso tenerla en movimiento.
Una adecuada conciencia corporal nos permite encontrar un balance entre tensión y
flexibilidad acorde con cada situación y circunstancia de la vida. Lo contrario es un tono que
permanece en estado de excesiva tensión, provocando dolores, contracturas, dificultad en el
movimiento (tono rígido o hiper-tono), o de uno muy bajo que deja la sensación de un cuerpo
pesado y con poca fuerza (hipo-tono).
Existe una estrecha relación entre el funcionamiento tónico muscular, las posturas corporales,
los procesos psíquicos y las emociones. Dado que la musculatura es siempre “telón de fondo” de
las emociones, el cuerpo se manifiesta con su lenguaje: ante situaciones desagradables, grita
mediante el dolor o se acoraza a modo de protección con tensiones musculares, e incluso, se
anestesia, perdiendo capacidad sensorial y expresiva; a su vez, en momentos placenteros, se
expande, no duele, lo sentimos ágil y libre en sus movimientos. En la práctica de Yoga nos
permitimos escuchar los mensajes sutiles que de él nos llegan.
El proceso comienza con un proceso de auto-observación que lo conducirá al reconocimiento
de sus reacciones corporales y de las relaciones entre éstas y sus estados mentales y emocionales.
En cada clase de Yoga, el alumno tiene la posibilidad de hacer un recuento de todas las partes
del cuerpo, movimientos, respiración, sensaciones, emociones, etc. Es así como cada alumno
profundiza en todo aquello que surge de su universo interior, tomando como válido la sensación
propia y dando cabida a interrogantes tales como: ¿qué sensaciones físicas y emocionales llegan
hoy a la conciencia?, ¿en qué estado global se encuentra cada uno?, ¿qué está pidiendo hoy el
cuerpo?, ¿hay excesiva tensión en alguna zona?, ¿cuál es el grado de movilidad?, ¿Qué tan
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flexible estoy? Este darnos cuenta corporal da acceso a prácticas que conllevan un
mejoramiento. Cuando exploramos las posibilidades de movimiento consciente se logra la
“solidaridad” o cooperación de las distintas partes del cuerpo que, mancomunadas entre sí, dan
funcionalidad y libertad al movimiento, tornando al cuerpo ágil y liviano.
Lo interesante es que no es importante la cantidad de veces que se repite un ejercicio, sino la
calidad de su ejecución; la importancia no reside en “cuánto hago” sino en “cómo” lo hago.
El instructor de yoga estimula y corrige a los alumnos con la finalidad de lograr su propia
independencia. Por esta razón, no se trabaja solo por trabajar, sino que, a través de las
instrucciones verbales se accionan mecanismos de atención y coordinación entre la conciencia y
el cuerpo, se invita a cada alumno a dar atención a su cuerpo de acuerdo con su deseo o
posibilidad y a tornarse sensitivo y responsable de su búsqueda. De esta manera, cada alumno se
contacta con las texturas, consistencias, sensaciones de peso y volumen acordes a su momento y a
su historia, valorando su subjetividad y la dimensión personal de sus respuestas.
En la clase de Yoga debemos crear un espacio de confianza, cada alumno es respetado en sus
propios tiempos y limites, y esto va creando un sujeto responsable de sus actos y sus hallazgos.
Es así como cada alumno se transforma en su propio guía.
Durante la clase, el instructor de Yoga puede poner sus manos en contacto con una parte del
cuerpo del alumno, ("toque”). Es una forma de ayudar al alumno para mostrarle qué está pasando
en la zona tocada. El “toque” no debe ser invasivo, sirve como punto de referencia sensorial,
activa el campo energético, mejora los niveles de circulación en la zona y ayuda a regular el tono.
El “toque” se transforman en un espejo que abre a una mirada interna que transforma y aumenta
la conciencia corporal.