Establece la prohibición a los bancos e instituciones financieras de otorgar cuentas corrientes y líneas de crédito a personas que no acrediten ingresos Boletin N° 5932-03 I. FUNDAMENTOS O CONSIDERANDOS No cabe duda que una realidad que está presente hoy en los chilenos, es el gran nivel de endeudamiento y sobreendeudamiento que los afecta, y en especial a los jóvenes. En efecto, en Junio del año 2007, el Instituto Nacional de la Juventud (INJUV) dio a conocer la Quinta Encuesta Nacional de Juventud, la que permitió, por primera vez en nuestro país, conocer el nivel de endeudamiento de los jóvenes chilenos. Según estos datos, 1.237.191 de los jóvenes entre 15 y 29 años, presenta algún nivel de endeudamiento en nuestro país, lo que corresponde a un 33,18%. De ese número, un 54,06% son mujeres y un 45,94% son hombres, correspondientes mayoritariamente a sectores medios y bajos de la sociedad. Este estudio también muestra que la mayoría de los jóvenes endeudados (51,04%), solo alcanzó la educación secundaria, mientras que el 29,79% estudió en la universidad. Entre otras conclusiones tenemos que el promedio de deudas alcanzado por los jóvenes es de $884.657. De este monto, el promedio de las deudas que se encuentran en situación de mora es de $398.104. Por otra parte, de los jóvenes endeudados, un 72% utiliza instrumentos financieros, donde las tarjetas de crédito de multitiendas corresponden a casi un 70% de uso, seguido por las tarjetas de crédito bancarias con un 57%. Preocupante resulta a su vez, la parte del estudio donde se indica que de los jóvenes endeudados, solo un 56% se encuentra trabajando1 Estas cifras son preocupantes, principalmente porque en la mayoría de los casos, estamos hablando de jóvenes que no tienen una capacidad económica para enfrentar las deudas contraídas, produciéndose por tanto un perjuicio no solo en sus finanzas, sino que muchas veces, en la de sus familias. La entrada de los jóvenes universitarios al sistema bancario es creciente desde los últimos 5 años, lo que ha generado una apertura masiva de cuentas corrientes respecto de personas que no tienen los ingresos suficientes, o derechamente, no tiene ingresos, para mantener la variada oferta de instrumentos crediticios que las instituciones financieras ponen a su disposición, ofreciéndoles los mismos, literalmente, en el patio de sus universidades, al instalar los bancos a sus ejecutivos en las propias casas de estudio, sin mas costo para el estudiante que llenar un formulario. Lo preocupante de esto es que la banca para jóvenes trabaja por plan o apertura de cuenta, y al contratarlo viene con los 4 productos básicos que tiene un cliente regular, esto es, chequera, línea de crédito, tarjetas de crédito y de cajero automático. Nos preguntamos, ¿Qué sucede cuando los bancos e instituciones financieras ofrecen en las mismas casas de estudios, apertura de cuentas corrientes, líneas de crédito y tarjetas de crédito a jóvenes que no tienen ingresos como para hacerse responsable del uso de dichos instrumentos financieros? Lo que finalmente sucede, es que quienes se ven obligados a responder son sus padres, debiendo enfrentar juicios ejecutivos, e interponer tercerías, por deudas que no han contraído. En efecto, la responsabilidad ante una eventual deuda de jóvenes en sus cuentas corrientes no está reglamentada en la ley. Si un estudiante no tiene con qué responder y el banco no pidió ninguna garantía al firmar el contrato -como así pasa- legalmente no tiene a quién reclamar, más que emprender acciones legales contra el deudor entre las que destaca su traspaso a DICOM. Sin embargo, es común que los padres deban pagar estas cuentas que muchas veces exceden el monto de la línea de crédito. Aún así, en el SERNAC (Servicio Nacional del Consumidor) señalan que esta situación no es obligatoria si es que los padres nunca 1 http://www.atinachile.cl/content/view/37794/J_venes_presentan_altos_niveles_de_endeudamiento.html firmaron una letra o si no fueron eventuales avales. A pesar de esto el organismo advierte que el acreedor puede incautar los bienes del lugar donde el alumno declaró residencia, incluso si es en una pensión2. Aunque los expertos no hablan de un sobreendeudamiento generalizado, advierten que hay un sector de la población que atraviesa serios problemas. Gran parte de esta responsabilidad recae en los bancos e instituciones financieras que ofrecen y otorgan sin escrúpulos, créditos y otros instrumentos financieros a personas que no cuentan con una realidad económica que les permita responder frente a esos compromisos y que, más aún, no cuentan con hábitos crediticios. Hoy en día existe en nuestro país una oferta de créditos indiscriminada, donde no existen límites, lo que deja a los deudores en una completa indefensión legal, que alcanza muchas veces, no solo a los deudores, sino que a sus familias, sobretodo tratándose del caso de los jóvenes. Lo cierto es que en nuestra legislación no existen normas jurídicas destinadas a evitar el endeudamiento de personas naturales que no gozan de ingresos suficientes para enfrentar su carga financiera. Por lo anterior, ha quedado entregado al mercado el establecimiento de requisitos mínimos para acceder a las distintas alternativas crediticias que éste ofrece. Así, las entidades bancarias y las entidades financieras en general, gozan de libertad para fijar criterios destinados a evaluar a sus clientes de instrumentos crediticios.3 Con respecto a las tarjetas de crédito, la normativa del Banco Central nada dice respecto de requisitos relativos al acceso a este tipo de instrumentos financieros. Esta carencia de regulación se produce también en cuerpos normativos tales como la ley N° 18.010, sobre operaciones de crédito de dinero, y la ley N° 19.496, de protección al consumidor. Ahora, en relación con las cuentas corrientes, instrumentos crediticios regidos tanto por la Ley sobre Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques (D.F.L. N° 707 de 1982, del Ministerio de Justicia) como por la Ley General de Bancos, observamos que tampoco existen normas destinadas a evitar que quienes no tienen ingresos suficientes, contraigan obligaciones como las derivadas de líneas de crédito asociadas a una cuenta corriente. Lo único que existe al respecto, es una disposición de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, que a través de su circular N° 3.396, de fecha 3 de julio de 2007, instruyó a los bancos a velar por el cumplimiento de exigencias mínimas para la apertura de cuentas corrientes. Al efecto, dispuso: "Para abrir una cuenta corriente a una persona natural, las empresas bancarias deben cumplir con las siguientes exigencias mínima: f) "Obtener antecedentes acerca de la actividad y solvencia del cliente"4. No obstante, esta disposición se trata de una declaración de intenciones más que de un requerimiento expreso de velar por la exigencia de solvencia para la apertura de una cuenta corriente. En efecto, en la práctica, no implica más que la recolección de datos, pero no constituye una exigencia real de considerar la situación patrimonial de los clientes como un aspecto fundamental a la hora de otorgar el crédito. En virtud de todo lo expuesto, podemos observar que nuestra legislación es sumamente permisiva, ya que permite otorgar créditos a personas que no cuentan con un respaldo económico suficiente para cumplir con sus obligaciones contraídas, llevándolas a caer en un espiral de problemas económicos del cual solo podrán salir luego de años y años de pagar el doble, el triple, y a veces mucho más, de la deuda originalmente pactada. 2 http://www.periodismo.uchile.cl/themoroso/2002/5/nacional/rocio.html Minuta realizada por James Wilkins Binder -Área de Apoyo Legal, Asesoría Parlamentaria BCN: Endeudamiento de las Familias chilenas: regulación del acceso al crédito. Mayo del 2008. 4 Minuta realizada por James Wilkins Binder -Área de Apoyo Legal, Asesoría Parlamentaria BCN: Endeudamiento de las Familias chilenas: regulación del acceso al crédito. Mayo del 2008. 3 II. IDEA MATRIZ Por todos los antecedentes esgrimidos, venimos en presentar la siguiente propuesta legislativa, que tiene por objeto proteger a los clientes, consumidores, y usuarios del sistema crediticio, estableciendo la obligatoriedad de los bancos e instituciones financieras de verificar la solvencia del cliente al momento de la apertura de una cuenta corriente y estipulación del crédito a que esta va asociada, quedando prohibido celebrar este contrato respecto de personas que no acrediten ingresos o que no contaren con las garantías reales o personales suficientes para el cumplimiento de las obligaciones contraídas, bajo pena de nulidad del mismo. Además, tratándose de personas que logren acreditar renta, se establece una limitación con respecto al monto de la línea de crédito asociada a la cuenta corriente, el que no podrá exceder del doble de sus ingresos. Es sobre la base de estos fundamentos y antecedentes que venimos en proponer el siguiente: PROYECTO DE LEY "Artículo Único.- Incorpórese al artículo 1 ° del DFL N° 707, de 1982, del Ministerio de Justicia, Ley General de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, un nuevo inciso segundo, entre el actual primero y segundo, del siguiente tenor: Tratándose de personas naturales, al momento de la apertura de una cuenta corriente y estipulación del crédito a la cual ésta pueda ir asociada, los bancos e instituciones financieras deberán verificar la solvencia del cliente, quedando prohibido celebrar este contrato respecto de personas que no acrediten ingresos o que no contaren con las garantías reales o personales suficientes para el cumplimiento de las obligaciones contraídas, bajo pena de nulidad del mismo. Con todo, tratándose de personas que acrediten percibir ingresos, la línea de crédito asociada a la cuenta corriente, no podrá otorgarse por un monto que exceda al doble de dichos ingresos."