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PACTO DE J USTICIA. Con motivo de la solicitada y comunicación publica del Colegios de Abogados y Procuradores de la provincia de Neuquén, titulado el servicio de justicia en peligro, y en la que exhorta a las partes a profundizar el camino de diálogo, la formulación de propuestas que tiendan al inmediato restablecimiento del servicio de justicia, que no olvidemos, es público y esencial, refiriéndose al conflicto que mantiene el Sindicato de Empleados Judiciales de Neuquén con el Tribunal Superior de Justicia; el presidente del Tribunal Dr. Oscar Massei realizó expresiones públicas en relación a la posición del Colegio en este tema particular y su actuación en los años pasados. Nobleza obliga, una cuestión debo manifestar, desde el inicio: Lo que sigue es desde ya, desde una visión ideológica del asunto, si es que vale la aclaración, mi personal concepción es la que subyace al planteo. EL PASADO, EL PRESENTE, EL FUTURO. Constituye una realidad objetiva la colonización del Poder Judicial en los últimos años de gobierno del exgobernador; desconocerlo, es tanto como evitar el diagnostico para curar la enfermedad. En ese pasado, que lógicamente se proyecto a éste presente, cada institución jugó un rol determinado, cada uno sabe y hará su autocrítica si lo cree conveniente, que acciones u omisiones permitieron apuntalar o combatir el modelo. Sí debe quedar absolutamente claro, que un gobernador y algunos vocales no pueden por sí solos desestabilizar un sistema, sin distraídos, sumisos, colaboradores y cómplices que lo permitan. Lo que hoy sucede, entonces, el presente, es ni más ni menos que lo que construimos o destruimos en el pasado. Y cada individuo y organización con su carga y sus recuerdos. Pero, siempre hay un pero afortunadamente, hay un futuro. Del futuro quiero hablar, y es lo que sigue. Con propuesta concreta. ALGUNAS ACLARACIONES PREVIAS. Decía al inicio, que la visión ideológica es la que permite mirar el camino. Desde esa visión, convicción, pienso. La realidad de la convivencia cotidiana de la comunidad neuquina exhibe un sistema profundamente desigual y fragmentado. La justicia, en tanto herramienta indispensable para la construcción de la paz social, debe ser objeto de realización no sólo en el ámbito de la administración de justicia – Poder Judicial­ sino en todo espacio social, como ejercicio político que tienda a la pacificación, la seguridad, la certidumbre, la tolerancia, la igualdad. Es imperiosa la práctica de una política en la que la justicia como valor fortalezca el sistema democrático y confiera a la ley el carácter de instrumento para compensar desigualdades sociales. República, democracia y estado de derecho dan sustento a un concepto de justicia que debe necesariamente abordarse.
En el contexto reseñado, son esenciales algunos preceptos, postulados para la construcción de un Poder Judicial independiente en la producción de transformaciones que involucran al sistema judicial, tales como: ­ La plena vigencia del sistema republicano en una sociedad democrática e inclusiva que garantice a sus miembros el efectivo goce de sus derechos y libertades. ­ Un poder judicial independiente, abierto a la sociedad y comprometido con los valores democráticos. ­ La actuación del poder judicial como garante de la efectiva vigencia de los derechos y libertades de los ciudadanos frente a actos u omisiones de los otros poderes del estado. ­ El acceso de todos los ciudadanos a un sistema de justicia que garantice la igualdad ante la ley y que brinde respuestas satisfactorias en tiempo y forma. ­ La transparencia en la gestión del sistema judicial y la instauración de mecanismos de control ciudadano sobre su actividad. ­ La democratización del poder judicial, transparentando el sistema de nombramiento y promoción de magistrados, funcionarios y empleados judiciales, a través del concurso público de oposición y antecedentes. ­ La denuncia de los abusos de poder, las violaciones a la independencia judicial, los hechos de corrupción en la función pública. En este sentido, el sistema Judicial es el ámbito de realización de la justicia formalmente impartida por el Estado para la resolución de conflictos sociales. El sistema Judicial adecuado a un estado democrático de derecho, es aquel constituido por actores que se encuentren determinados y condicionados por la ley, por los derechos y garantías de las personas que esas leyes mandan proteger. LA MIRADA INTEGRAL. La visión antes mencionada, pretende ser una visión integral, un humilde intento de cosmovisión. Así puestas las cosas, el sistema judicial, conforma un grupo heterogéneo de actores, con distintos intereses y responsabilidades, pero con un fin común: garantizar el mejor sistema de justicia posible. Con jueces y funcionarios que carecen de independencia, ética e idoneidad; con empleados judiciales desinteresados, sin modelo o referencia; con abogados que solo persiguen el lucro, absolutamente justificado pero no el único fin de la profesión (es bueno recordar que la norma general –artículo 4­ de ética profesional del Colegio de Abogados y Procuradores de Neuquén, señala que el espíritu de lucro es extraño fundamentalmente a la actividad de la abogacía) ; obviamente, todo será de imposible cumplimiento. Cuando el interés corporativo prima, no puede verse en el otro un par con un común cometido, si no un enemigo. Si por el contrario, cada individuo u organización, reitero, consciente de sus actividades específicas y responsabilidades, se siente parte, que lo es, de algo mayor, que lo contiene pero lo excede; algunas propuestas pueden tornarse viables.
En esta cosmovisión, todos ganan; pero sobretodo el justiciable, el ciudadano; que de eso se trata en definitiva. LA PROPUESTA. Siempre pensé que fácil es alinearse para defender particulares intereses, mediocres, cortoplacistas y que difícil se torna aunar esfuerzos para un fin común. Que sencillo el individualismo que complejo el “colectivo”. No pretendo hacer una consideración sociológica del tema, sería incapaz por cierto; pero tengo para mí que la destrucción del sistema judicial en su conjunto solo llevó un par de años y fue posible gracias a un sinnúmero de actores que lo hicieron posible, sin cuestionamientos profundos ni resistencias acordes. Rescato sí, sin ánimo de generar contradicciones, que es precisamente lo opuesto de lo que aquí se propugna, la lucha del sindicato de empleados judiciales, de muchos magistrados y funcionarios y de varios abogados durante ese periodo. Me pregunto entonces, por que no generar una acción tan fuerte para crear, para construir, una acción de tal magnitud como la que hizo posible la debacle. Un shock de construcción colectiva, en la búsqueda de una justicia distinta. Un pacto de la justicia, que involucre, en esta primer etapa al Tribunal Superior de Justicia, el Colegio de Abogados, el Sindicato de Empleados Judiciales y la Asociación de Magistrados y Funcionarios, en pos de los objetivos comunes; en principio una justicia para los ciudadanos. Una primer señal, que pueda luego involucrar otros sectores, sin visiones conspirativas ni corporativas. Un espacio de construcción democrática; que aborde metas programáticas, en acciones colaborativas y profundas. Que sirva además como demostración que ES POSIBLE, un espejo para que otras áreas, espacios, de poder o no, se miren, se reflejen. La construcción de una convivencia con justicia excede los ámbitos y resortes gubernamentales, requiere de un enorme consenso con la participación de la mayor cantidad de actores sociales. Para finalizar, quizás me digan que la propuesta es un sueño, una utopía; las palabras de Alberto Binder, me relevan de pensarlo, solo me queda citarlo: “ la histórica injusticia de las sociedades latinoamericanas nos lleva a ser impacientes. No siempre debemos hacer una lectura negativa de esa impaciencia porque ella es el resultado de la sensibilidad, de la solidaridad y del amor a los semejantes. Es sano para una sociedad que cada generación mantenga la impaciencia por construir una sociedad más justa. Una política que no se nutre de esa impaciencia se convierte en mera administración de lo que existe, la falta de capacidad de transformar la realidad. La política no es el arte de lo posible; es el arte de imaginar sociedades distintas y volverlas posibles. Es un oficio de impacientes” . MARCELO MEDRANO.
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