Las Juntas Vecinales - Congreso de la República

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Las Juntas Vecinales:
La importancia de la organización de los
ciudadanos en la lucha por la seguridad
ciudadana
Aldo Blume Rocha
Nancy Mejía Huisa
Instituto de Defensa Legal (IDL-SC)
En los últimos días, a raíz del atentado sufrido por la hija de un Congresista de
la República1 , el cual refleja la creciente presencia de la delincuencia en
nuestro país, ha recobrado vigencia el debate en torno a las medidas que debe
adoptar el Estado para hacer frente a la inseguridad ciudadana. Sin embargo,
la mayoría de las medidas planteadas, como por ejemplo el aumento de las
penas para los delitos comunes o la colocación de un mayor número de policías
en las calles, han dejado de lado el rol que le corresponde ejercer a la
ciudadanía en esta tarea, de modo tal que la misma no solamente sea un
observador pasivo en esta materia sino que colabore con las autoridades, en la
medida de sus posibilidades, a través de la observación y de la participación.
El Instituto de Defensa Legal, en la publicación denominada “Hoja de Ruta
para un Plan Local de Seguridad Ciudadana”2 , puso de relieve que toda
planificación en materia de seguridad ciudadana, principalmente la que tiene
lugar a nivel local, debe partir de la premisa básica de que el éxito en el logro
de la seguridad ciudadana depende básicamente de una triple alianza
estratégica, la cual hemos convenido en denominar trípode de la seguridad,
conformada por los siguientes actores: Gobiernos Locales, Policía Nacional y
vecinos.
Si bien es cierto que la responsabilidad respecto a la preservación de la
seguridad ciudadana recae principalmente en la Policía Nacional, siendo uno
de sus principales deberes institucionales de conformidad con el artículo 166º
de la Constitución, y que la misma también recae en el ámbito competencial de
los Gobiernos Locales, de conformidad con el artículo 197º de la Carta Magna;
también es cierto que, en base al artículo 38º de la Constitución, existe un
deber por parte de los ciudadanos de respetar y defender los bienes de
relevancia constitucional, como lo es la seguridad ciudadana. En ese sentido,
en la medida en que los recursos de las autoridades son limitados y escasos,
corresponde a los ciudadanos no solamente observar sino colaborar con las
autoridades, a través de la organización y de la participación, a fin de que las
mismas cumplan con eficiencia sus funciones.
Ello no implica en modo alguno que la responsabilidad en torno a la seguridad
ciudadana pase a ser adjudicada a los vecinos ni que estos reemplacen a las
autoridades estatales en el ejercicio de estas funciones. Lo que planteamos es
que la población apoye a sus autoridades y colabore con ellas en la medida de
sus posibilidades.
Las Juntas Vecinales
El principal mecanismo a través del cual se materializa esta participación
ciudadana son las Juntas Vecinales. Éstas, como su nombre lo dice, son
agrupaciones vecinales que se conforman por razones de autoprotección y
están integradas por personas que residen o laboran en un mismo barrio,
sector, urbanización o distrito. Entre los principales objetivos que desarrollan
las Juntas Vecinales cabe mencionar los siguientes3 :
- Lograr la participación activa de la población en estrecha colaboración con la
policía, en actividades preventivas, tales como el patrullaje de calles y
avenidas.
- Establecer una comunicación y coordinación en forma permanente entre los
vecinos y su comisaría, a fin de mantener un estado de alerta efectiva frente a
cualquier amenaza que genere la delincuencia. Los vecinos están en muchas
ocasiones en mejor posición que la policía para identificar los focos delictivos y
pueden aportar valiosa información a los agentes policiales.
- Promover el sentido de cooperación entre vecinos e internalizar una “cultura
de seguridad”.
- Fomentar la participación social mediante el desarrollo de programas
culturales, deportivos, cívico-patrióticos, ecológicos, educativos y de salud,
entre otros.
Cabe precisar que las Juntas Vecinales forman parte el Sistema Nacional de
Seguridad Ciudadana (SINASEC), por cuanto en los artículos 15º y 16º de la
Ley N.º 27933 se reconoce la participación de las Juntas Vecinales en los
Comités Provinciales y Distritales, respectivamente, a fin de hacer sentir la voz
de los vecinos en el diseño e implementación de las políticas de seguridad
ciudadana de su respectiva jurisdicción.
De otro lado, si bien las Juntas Vecinales son la representación por excelencia
de la participación de la comunidad en materia de seguridad ciudadana
reconocidas en el marco del SINASEC, no quiere decir que sea el único
mecanismo pues, tal como lo refiere el Comandante PNP Guillermo Bonilla4 ,
existen otras instituciones de la sociedad civil que pueden colaborar en la lucha
por la seguridad ciudadana, tales como:
- Los comités de vigilancia ciudadana.
- Las mesas de concertación para la lucha contra la pobreza.
- Las rondas campesinas y los comités de autodefensa.
- Las comunidades campesinas y nativas, a cuyas autoridades la Constitución,
en su artículo 149º, les reconoce funciones jurisdiccionales dentro de su
ámbito territorial5 .
- Los comités de Defensa Civil.
- Las instituciones educativas.
- Las asociaciones de padres de familia.
- Las compañías de bomberos voluntarios.
En síntesis, el rol de la ciudadanía puede ser resumido de la siguiente manera:
Organizar Juntas Vecinales para colaborar con la Policía Nacional
en las labores de prevención del delito, bridándole información
oportuna y manteniendo a la población en estado de alerta frente a
cualquier amenaza para su seguridad.
Por otra parte, si bien las Juntas Vecinales son iniciativas ciudadanas, tanto las
municipalidades como la Policía Nacional deben fomentar su conformación
pues son los mecanismos a través de los cuales pueden comunicarse con la
población y conocer sus intereses y demandas. Específicamente, corresponde a
la Policía Nacional, en tanto que cuenta con la experiencia y la especialización
necesarias, capacitar a los integrantes de las Juntas Vecinales en aspectos
preventivos de seguridad.
También cabe advertir, tal como lo hace el Mayor PNP Comandante Bonilla6 ,
que las Juntas Vecinales, a fin de funcionar efectivamente, no pueden tener un
sentido político partidario pues ello hace que se desnaturalicen los fines para
los cuales fueron creadas, haciendo que los esfuerzos vecinales se destinen a
fines políticos de las autoridades ediles de turno y que los ciudadanos se
sientan utilizados. Asimismo, se requiere un fuerte compromiso por parte de
los integrantes de las Juntas Vecinales. La participación debe ser activa,
constante y permanente.
A continuación presentamos tres casos que reflejan que la participación
vecinal organizada y constante puede marcar la diferencia en lo que respecta a
la lucha por la seguridad ciudadana.
Experiencias exitosas
- La Floral (La Victoria – Lima Metropolitana)
Hasta fines de los años noventa, la avenida La Floral, en el distrito de La
Victoria (Lima Metropolitana), estaba tomada por más de 700 delincuentes y
drogadictos. Asaltaban personas, saqueaban viviendas, desmantelaban autos,
robaban a los microbuseros y a los taxistas. Las principales víctimas de estos
delitos eran, desde luego, los vecinos del lugar. Toda empresa estaba
condenada al fracaso, todo negocio era imposible; y la vida expresaba el
infierno cotidiano del miedo y la penuria.
Cuando Susano Enciso llegó a ese vecindario, en 1990, solo quedaban 3
empresas agonizando en La Floral. Nadie quería llegar a ese lugar. Ni para
pasar, menos para comprar o vender otra cosa que no fuera droga. Los vecinos
malvendían sus casas y las que quedaban eran ocupadas por los delincuentes.
La esquina de Yerbateros y la avenida Circunvalación era considerada como
tierra de nadie. Los carros de transporte público eran los objetivos preferidos
de asaltos y desmantelamientos al paso. Las autoridades sabían lo que pasaba
pero no actuaban. Algunas, por el contrario, lucraban con las bandas.
El vecino Susano Enciso decidió emprender la titánica tarea de recuperar el
vecindario para la inmensa mayoría de habitantes honestos. En 1997 convocó a
algunos vecinos (inicialmente solo cinco aceptaron unirse; luego, poco a poco,
el número de personas se incrementó) y comenzaron a conversar con la gente
para organizarse. Una vez que lograron consolidar un núcleo de acción,
pidieron ayuda a la Policía para poder limpiar la zona de manera conjunta.
Fortalecidos con este respaldo, los vecinos salieron al frente, encontrando una
fuerte resistencia, amenazas y ataques por parte de los delincuentes. Lejos de
amilanarse, persuadieron a más vecinos para que se sumen a la cruzada. Poco
después descubrieron que muchos policías no solo se negaban a actuar sino
que les ponían obstáculos. Había complicidad y corrupción extendida. Se llegó
a detectar que muchos actuaban en combinación con los delincuentes.
Entonces, Susano y los vecinos organizados tuvieron que acudir a la
Inspectoría de la Policía en 1998.
La presión de la Junta Vecinal llevó a la Inspectoría a tomar acciones, tales
como el cambio de los policías implicados. Pero, no todos los policías estaban
bajo el manto de la corrupción. También se dieron notables excepciones, como
fue el caso del capitán PNP Sánchez Popuche en el año dos mil. Era un policía
comprometido con su comunidad, que optó por convocar a todos los vecinos
del cerro El Pino y de los alrededores a sumarse a esta tarea. La organización,
el número y el respaldo policial les dieron la fuerza para movilizarse (ya había
80 coordinadores, de quienes dependían muchos más vecinos) y tomar las
primeras medidas decisivas: cerraron casas dónde se vendía la droga,
clausuraron prostíbulos y cantinas clandestinas, botaron a los delincuentes y
limpiaron las calles, las cuales estaban convertidas en un muladar. “Por aquí
nunca había pasado un carro recolector, los colchones estaban tirados por
todas las 8 cuadras de la avenida... fue toda una odisea ... desde ese momento
los vecinos nos apostamos en el lugar, no salimos para nada, nos turnábamos
[en la vigilancia de las calles] cada seis horas por un mes para que los
delincuentes no puedan regresar al lugar. La Policía hacía lo suyo y nosotros
los acompañábamos”, cuenta un vecino del lugar.
Poco a poco se impuso la calma en el cerro el Pino y la Avenida La Floral. Fue
un proceso largo, cuya consolidación tomó seis años, hasta el 2004. Ahora se
puede apreciar calles ordenadas con árboles sembrados. Luego, se
construyeron casetas de auxilio rápido y, con el apoyo del vecindario y de los
empresarios que iban llegando, se logró construir una pequeña comisaría que
está ubicada en las faldas del cerro el Pino y la Avenida México.
Susano Enciso, el líder mayor de las Juntas Vecinales, prosigue en su tarea de
organización y capacitación de nuevos líderes. Las amenazas no amedrentaron
a este intrépido dirigente, que logró, a base de tenacidad y valentía, organizar a
los vecinos, obligar al Estado a intervenir en su ayuda y así convertir un
escenario de pesadilla en calles donde el esfuerzo honesto de sus habitantes
cimenta un progreso que ya no está parasitado por la delincuencia ni
doblegado por el temor.
Para mayor información ver:
http://www.seguridadidl.org.pe/destacados/2007/18-05/texto1.htm
- Villa El Salvador (Lima Metropolitana)
El distrito de Villa El Salvador cuenta con alrededor de 400,000 habitantes.
Existe mucho problema delincuencial, el cual se ha podido disminuir gracias a
la participación voluntaria de los vecinos, quienes son integrantes de las
Juntas Vecinales y participan activamente como ojos y oídos de la Policía
Nacional. Patrullan durante todas las noches en las rondas mixtas, es decir,
junto con efectivos policiales.
Quintiliano Olivas Ponce es el Coordinador Distrital de las Juntas Vecinales,
quien viene participando desde el año 1987 de forma desinteresada como
vecino voluntario y líder de esta organización vecinal. Ha recibido múltiples
condecoraciones por la labor emprendida a favor de la comunidad. La última
condecoración le fue otorgada por la delegación de la policía ecuatoriana, la
cual ha tomado como ejemplo la organización vecinal del distrito de Villa el
Salvador.
“Estamos haciendo un patrullaje intensivo junto con los vecinos de las Juntas
Vecinales y la Policía. De esa manera hemos logrado reducir en un 30 por
ciento el pandillaje, respecto al año pasado, en todo el distrito", afirma
Quintiliano.
Esta tarea no ha sido fácil para él. En muchas oportunidades tuvo que lidiar
con malos policías que no creían en su trabajo. Se sentían que estaban siendo
fiscalizados por la sociedad civil y no le prestaban el apoyo para continuar
fortaleciendo las Juntas Vecinales. Por otro lado, algunos alcaldes tampoco
estuvieron interesados en apoyar a Quintiliano. Pero, eso no fue motivo para
no seguir en la lucha contra la delincuencia. Al contrario, ello motivó que los
vecinos se integrasen cada vez más ante la desatención por parte de las
autoridades.
Así como hubo malas autoridades, también llegaron buenos comisarios que
acompañaron la gestión vecinal. Estos tenían otra mirada, la visión de policía
comunitaria, es decir, la concepción de una policía cercana al ciudadano y
dispuesta a atenderlo en la solución de sus problemas cotidianos. Gracias a
este trabajo, dichos comisarios ganaron en varias oportunidades varios
gallardetes como premio a la labor emprendida contra la violencia en el
distrito. Asimismo, fueron ganadores en el año 2003 como mejor comisaría del
año, acompañados de condecoraciones por la labor emprendida en beneficio
de su comunidad.
En varias oportunidades sufrieron varias amenazas por parte de los
delincuentes, quienes intentaban impedir su labor y sacarlos del distrito. No
obstante, las dificultades se pudieron superar gracias al apoyo de los vecinos,
que se propusieron como causa común no permitir nuevamente que la
delincuencia impere en el distrito de Villa el Salvador, un distrito
autogestionario que tiene toda una historia por delante.
Queda una tarea pendiente para las autoridades y es tomar como muestra la
organización vecinal. Ahora les toca fortalecerla, acompañarla y posesionarla
como un bastión importante en una comunidad. Para ello cuentan con vecinos
comprometidos voluntariamente que no piden nada a cambio sino tan solo
respirar tranquilidad y transitar por las calles libremente, derecho del cual
debe gozar todo ciudadano en nuestro país.
Para mayor información ver:
http://www.seguridadidl.org.pe/destacados/2010/3003/taller_villa_el_salvador.htm
- Trujillo
En el caso de Trujillo, las Juntas Vecinales alcanzaron un alto nivel de
organización con la llegada del General Eduardo Arteta. “Encontró 52 Juntas
Vecinales al asumir su puesto. Ahora hay 1200 juntas”, dice Lucy Morales, de
la jurisdicción de Esperanza, en Bellavista, una integrante de dichas juntas
vecinales. Arteta “devolvió la confianza de la población en la PNP”. Esta
experiencia es una muestra de cómo los vecinos se sintieron fortalecidos con la
llegada de un buen oficial, quien los respaldó y fortaleció la labor vecinal,
dándoles el espacio y el lugar que les correspondía, brindándole todas las
facilidades para su mejor desenvolvimiento en su trabajo diario. Trujillo es una
ciudad que muchos pensaban que había sido tomada por la delincuencia. Sin
embargo, las Juntas Vecinales, liderados por el General Arteta demostraron
que es posible combatir a la delincuencia con la coordinación efectiva entre los
vecinos y la Policía Nacional.
Para mayor información ver:
http://www.seguridadidl.org.pe/destacados/2010/24-05/alave_trujillo.htm
Lamentablemente, como fuera denunciado oportunamente por IDLReporteros, esta experiencia fue cortada abruptamente por decisiones
emanadas de las altas esferas del gobierno, lo cual ha propiciado, al menos en
parte, que la situación de Trujillo en lo que respecta a la seguridad ciudadana
haya empeorado.
Para mayor información ver: http://idlreporteros.pe/2010/08/03/destitucion-y-retroceso/
Conclusión
Por lo tanto, el Instituto de Defensa Legal reitera su posición respecto a que
una de los conceptos clave en la lucha por la seguridad ciudadana es la
inclusión del vecino en la discusión y en la determinación de las políticas
públicas sobre la materia a ser implementadas. En ese sentido, el
fortalecimiento de instituciones como las Juntas Vecinales constituye una
valiosa herramienta para canalizar y organizar la participación vecinal, la cual,
en alianza con la Policía Nacional y con los Gobiernos Locales, se constituye en
un trípode de seguridad contra la delincuencia.
1.Ver: http://elcomercio.pe/lima/1001239/noticia-reggiardo-cualquieragresion-menor-cadena-perpetua
2. INSTITUTO DE DEFENSA LEGAL. “Hoja de Ruta para un Plan Local de
Seguridad Ciudadana”. Lima: IDL, julio 2010.
3. Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana (CONASEC). “Compendio de
Dispositivos Legales”. Lima: CONASEC, 2003, p. 56 y ss.
4. BONILLA ARÉVALO, Guillermo. “La Seguridad Ciudadana, Desafío Actual.
Una experiencia, un nuevo enfoque”. Lima: Instituto de Defensa Legal, 2008,
p. 120.
“Artículo 149.- Las autoridades de las Comunidades Campesinas y Nativas,
con el apoyo de las Rondas Campesinas, pueden ejercer las funciones
jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial de conformidad con el derecho
consuetudinario, siempre que no violen los derechos fundamentales de la
persona. La ley establece las formas de coordinación de dicha jurisdicción
especial con los Juzgados de Paz y con las demás instancias del Poder
Judicial”.
5. Ibíd., p. 100.
Publicado el 10 de agosto del 2011
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