Desechado y despreciado

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23 de junio
División Transeuropea
Desechado y despreciado –
El sur de Sudán Isaiah Malek Garang
Cuando el sacerdote se negó a arrodillarse y recibir la cruz de cenizas en la frente no se
imaginó las consecuencias.
[Pídale a un hombre que presente este
informe en primera persona.]
El arzobispo visitante casi ni miró
al sacerdote arrodillado frente a él
mientras sumergía el dedo en el recipiente de cenizas y le pintaba una cruz
pequeña en la frente. Era miércoles de
cenizas y nos sentíamos orgullosos de
tener a un oficial de la iglesia tan importante en nuestro medio de visita en
el sur de Sudán. Pero cuando llegó mi
turno de dar un paso al frente y arrodillarme, no lo hice. Mis compañeros
curas me animaban a arrodillarme y
recibir la cruz, pero me negué a hacerlo. Durante todos mis años de sacerdote en Sudán, jamás había encontrado una referencia en la Biblia de un
servicio similar. Y si no estaba en la Biblia, sentía que no debía participar.
Despedida repentina
El arzobispo informó mis acciones
a la iglesia y ésta tomó una acción decidida. En dos días otro sacerdote y yo
fuimos despedidos de nuestros puestos por habernos rehusado a recibir la
cruz de cenizas. Diez años de servicio
abnegado a mi iglesia quedaron como
polvo bajo sus pies. Llamaron a los
ancianos de las 17 iglesias que había
supervisado para hacerles preguntas.
Cualquiera que mostró lealtad hacia
MISIÓN ABRIL-JUNIO, 2007
mí fue relevado de su cargo eclesiástico. Antes que se acabara todo, unas 82
personas —desde los líderes de la iglesia hasta los miembros inocentes—
fueron relevados de sus cargos o feligresía.
En busca de la verdad
No se me permitía entrar a la iglesia que había pastoreado, así que los
domingos oraba en casa. Otros —algunos que habían sido despedidos o
que pensaban que la iglesia cometía
un grave error— me buscaban para
adorar juntos. Otros ocho grupos
comenzaron a reunirse en hogares en
el territorio que una vez fue mi distrito.
Había oído hablar de personas que
guardaban el sábado. Sabía que algunos adoraban en viernes, y otros en
domingo. ¿Pero el sábado? Al estudiar
la Biblia encontré muchas referencias
al sábado, pero ninguna sobre el viernes ni el domingo como días de reposo. Les pedí a los miembros del grupo
pequeño que estudiaran y orasen sobre el tema. Después de un tiempo
acordamos que Dios nunca cambió el
día de reposo del sábado al domingo.
Inmediatamente nos dispusimos a
reunirnos en sábado en vez de hacerlo
en domingo. También encontramos la
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recomendación de no ingerir carnes
inmundas.
Mi amigo Salomón vio los cambios en mi vida y me animó a estudiar
las doctrinas de la fe adventista. Me
preguntaba qué diferencias habría entre lo que habíamos descubierto y las
enseñanzas adventistas. Encontré una
iglesia adventista en una aldea a cierta
distancia de mi casa. Me presenté con
el pastor y le expliqué que deseaba conocer las enseñanzas de su denominación.
Permanecí en esa aldea tres meses
estudiando la Biblia, y los escritos de
Elena G. de White, y repasando las
creencias fundamentales de la iglesia.
¡Lo que aprendí era sorprendente! Supe que había encontrado lo que mi alma anhelaba. Solicité el bautismo en
la Iglesia Adventista.
La noche antes de mi bautismo tuve un sueño maravilloso. Me encontraba parado en una tierra limpia y brillante. Miré hacia arriba y vi una escalera que llegaba desde el cielo a la tierra. Vi a muchas personas que corrían
de todas las direcciones para subir la
escalera. Mientras subían cantaban:
“No podemos dejar de seguir a Jesús
porque vamos al cielo”. La escalera estaba llena de gente que entonaba este
canto. Entonces observé que yo también subía. Al despertar, me arrodillé y
le agradecí a Dios por la lección maravillosa y el valor que me infundió.
Vida nueva, ministerio nuevo
Me bauticé en un río cerca de la
casa del pastor. Poco después me invitaron a trabajar como voluntario con
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Misión Global. Disfruté este trabajo
durante tres meses y luego comprendí
que debía regresar con mi esposa y las
congregaciones pequeñas que había
dejado. Le informé a mi líder de grupo
acerca de mi decisión.
Regresé a casa y visité a los ocho
grupos que se reunían en lo que una
vez fue mi distrito pastoral. Seguían
adorando en sábado y querían saber
lo que hice en mi ausencia. La mayoría aceptó el adventismo y se bautizaron. Aun el sacerdote que fue despedido conmigo se hizo adventista. Mi
esposa fue una de las primeras en bautizarse y está a mi lado en este nuevo
ministerio.
Como resultado de mi destitución
hoy tenemos unos 355 miembros en
13 iglesias adventistas, compañías y
grupos en mi región en el sur de Sudán. Atiendo a las mismas personas
que había atendido como sacerdote en
mi otra iglesia. La tarea no es fácil ya
que hay bastante oposición. Algunas
de nuestras iglesias fueron destruidas
por la noche. Al día siguiente encontramos sólo un montón de materiales.
Hemos tenido que volver a construir
y luego invitar a la iglesia a aquellos
que nos hicieron daño.
Sus ofrendas ayudarán a obtener
materiales de lectura para dar a conocer el evangelio, fondos para construir
iglesias nuevas y mucho más. Gracias
por asociarte con nosotros en el sur de
Sudán para terminar la obra que Dios
nos ha encomendado.
Isaiah Malek Garang es pastor del
distrito de Bor Austral, Sudán.
MISIÓN ABRIL-JUNIO, 2007
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